Primero Veamos Que Es Una Cizaña y Un Trigo

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Primero veamos que es una cizaña y un trigo EL TRIGO: Es un cereal que nos ha dado Dios de donde el hombre hace la harina para luego elaborar el pan. El trigo nos da alimento. Sus espigas nos nutren. El trigo es vida.LA CIZAÑA: Es una planta que al igual que el trigo, posee granos...pero esos granos son venenosos, y si hacemos harina de esos granos, esta harina será veneno.Crece junto a otras plantas. Se mezcla. Donde hay plantíos de trigo, allí está la cizaña.Busquemos en nuestras Biblias MATEO 13: 24-30 "Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante (igual) a un hombre que sembró buena semilla en el campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿quieres pues, que vayamos y la arranquemos?Él les dijo: no, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega (cosecha) yo diré a los segadores (a los que recogen la cosecha): Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.Jesús explica la parábola del trigo y la cizaña en MATEO 13:36-43 JESÚS: Es el sembradorLA BUENA SEMILLA (EL TRIGO): los hijos de Dios que tienen a Jesús en el corazónLA CIZAÑA: Los hijos de Satanás que viven en el mundo y se mezclan en la iglesia.EL MUNDO: El campo que hay que sembrar.Jesús nos habla a todos. Él es el que siembra la buena semilla que es LA PALABRA DE DIOS, en todos los corazones. Él siembra y habla a todo el mundo. El mundo, lleno de personas, lleno de criaturas de Dios, reciben la semilla buena... pero también reciben la mala que siembra el enemigo. Por eso crece el trigo (la buena semilla) y también la cizaña (la mala semilla).El trigo son los hijos de Dios, los verdaderos cristianos, los que tienen frutos.La cizaña son los hijos del malo, los que han matado la buena semilla, la han arrancado de algunos corazones y en esos corazones ha crecido la semilla venenosa. Seguimos leyendo:MATEO 13: 39-43Transcribir estos versículos y explicar las palabras difíciles. Todo irá con dibujos simples que ayuden a la comprensión del Sordo.

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Primero veamos que es una cizaña y un trigo

EL TRIGO: Es un cereal que nos ha dado Dios de donde el hombre hace la harina para luego elaborar el pan. El trigo nos da alimento. Sus espigas nos nutren. El trigo es vida.LA CIZAÑA: Es una planta que al igual que el trigo, posee granos...pero esos granos son venenosos, y si hacemos harina de esos granos, esta harina será veneno.Crece junto a otras plantas. Se mezcla. Donde hay plantíos de trigo, allí está la cizaña.Busquemos en nuestras Biblias MATEO 13: 24-30

"Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante (igual) a un hombre que sembró buena semilla en el campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿quieres pues, que vayamos y la arranquemos?Él les dijo: no, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega (cosecha) yo diré a los segadores (a los que recogen la cosecha): Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.Jesús explica la parábola del trigo y la cizaña en MATEO 13:36-43

JESÚS: Es el sembradorLA BUENA SEMILLA (EL TRIGO): los hijos de Dios que tienen a Jesús en el corazónLA CIZAÑA: Los hijos de Satanás que viven en el mundo y se mezclan en la iglesia.EL MUNDO: El campo que hay que sembrar.Jesús nos habla a todos. Él es el que siembra la buena semilla que es LA PALABRA DE DIOS, en todos los corazones. Él siembra y habla a todo el mundo. El mundo, lleno de personas, lleno de criaturas de Dios, reciben la semilla buena... pero también reciben la mala que siembra el enemigo. Por eso crece el trigo (la buena semilla) y también la cizaña (la mala semilla).El trigo son los hijos de Dios, los verdaderos cristianos, los que tienen frutos.La cizaña son los hijos del malo, los que han matado la buena semilla, la han arrancado de algunos corazones y en esos corazones ha crecido la semilla venenosa.

Seguimos leyendo:MATEO 13: 39-43Transcribir estos versículos y explicar las palabras difíciles. Todo irá con dibujos simples que ayuden a la comprensión del Sordo.

EL FIN DE SIGLO: El juicio. Cuando Jesús separe a los buenos de los malos.LOS SEGADORES: los ángeles del Señor que apartarán a los buenos de los malos.

HIJO DEL HOMBRE: JesúsSU REINO: La iglesiaHORNO DE FUEGO: Infierno

LLORO Y CRUJIR DE DIENTES: Sufrimiento eterno

EL REINO DE SU PADRE: El cielo

Esta parábola del trigo y la cizaña es para la iglesia. El bien y el mal crecen juntos aún dentro de la misma iglesia. El maligno, ese gran enemigo de las almas, no ha dejado nunca de sembrar cizaña. La cizaña crece siempre en medio del trigo. Muchos falsos cristianos pueden llegar a mezclarse con los hijos de Dios, pero el Señor dice que por los frutos les conoceremos y nosotros ya hemos estudiado los frutos del Espíritu.Pero todos podemos cambiar y es nuestro deber darle todo nuestro amor a aquellas personas que nos hacen mal porque tal vez el Señor pueda algún día cambiarlos si ellos abren sus corazones. Si esas personas difíciles que nos hacen sufrir ven que nosotros somos buenos con ellos y les damos toda nuestra comprensión y amor como hacía Jesús con todas las personas, ellos desearán ser como nosotros. El amor de Dios se reflejará en ellos porque nosotros le hemos dado ese amor.LA CIZAÑA Y EL TRIGO

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“El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga, apareció también la cizaña. Entonces fueron los esclavos a decirle al amo: Señor, ¿ No sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña? ¿Quieres que vamos a arrancarla? Pero él les respondió: No, porque podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega…” (Mateo 13, 24-30)El mundo, los seres humanos, cada uno de nosotros en particular y como grupo, vivimos entre el bien y el mal.Somos hijos de Dios que nos creó a su imagen y semejanza, y por lo tanto, el bien y la bondad son parte esencial de nuestro ser y nos atraen poderosamente.

Sin embargo y por nuestra condición de criaturas, también la debilidad, la fragilidad, hacen parte de nuestra vida y de nuestra historia, y se manifiestan de una manera o de otra, en nuestro obrar de cada día, como origen del mal. Lo podemos ver con toda claridad y sin mucho esfuerzo, mirando a nuestro alrededor, y entrando en nuestro propio corazón.Trigo y cizaña crecen en nuestro corazón – en el de todos y en el de cada uno -, uno al lado del otro.Trigo y cizaña crecen juntos, allí donde hay hombres y mujeres, sea cual sea su edad, su condición social, su situación económica, su desarrollo intelectual, sus creencias religiosas.Constantemente escuchamos la llamada a llevar nuestra vida por el camino del bien, y también la tentación del mal, que aparece incluso, muchas veces, escondida bajo una apariencia de bien. Esta es una realidad de la que no podemos escaparnos, por mucho que lo queramos, y mucho el esfuerzo que hagamos. San Pablo nos lo dice refiriéndose a sí mismo, en la Carta a los creyentes de Roma: “Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco… puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero… El pecado habita en mí” (Romanos 7, 15.19.20)Pero Dios es infinitamente paciente con nosotros, porque nos ama. Permite que la cizaña crezca junto al trigo, que el mal y el bien convivan hasta el tiempo de la siega, porque no quiere que ni un solo grano de trigo se pierda, enredado en la mala hierba. Conoce nuestras limitaciones y sabe que necesitamos tiempo y esfuerzo para afianzarnos en el bien; por eso permite que éste transcurra sin afanes, y que ponga a cada uno en el lugar que le corresponde. Su voluntad es esencialmente una voluntad salvadora.Ninguno de nosotros, sea quien sea, tiene derecho a decir quién sirve y quién no sirve para el Reino de Dios, o por qué este sí y aquel no, aunque muchas veces – más de las que estamos dispuestos a aceptar – lo hacemos. Esta tarea es propia y exclusiva de Dios, y nosotros no podemos apresurarla, cambiarla, y menos aún obstaculizarla. Sólo nos corresponde aceptar lo que Dios, en su infinita sabiduría, decida .

Avancemos en nuestro caminar por la vida, con la mirada puesta en Dios, de quien procede todo bien, seguros de que al hacerlo, él nos dará las fuerzas que necesitamos para vencer el mal que se nos presenta de tantas maneras, y para crecer en el buen obrar que nos une misteriosa e indisolublemente a él.

Que el Señor nos ayude en este propósito de vida.