Problema de los géneros literarios
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El problema de los géneros literarios en las literaturas griega y latina
En la Unidad I del programa de la Asignatura se propone abordar una serie de
planteos teóricos que atraviesa el estudio de las literaturas griega y latina. Uno de ellos
es la problemática de los géneros literarios, que supone una discusión que se inicia en
la Antigüedad clásica –con Aristóteles y, siglos más tarde, Horacio– y se prolonga y
redefine a lo largo de la historia de los estudios literarios. De esos primeros textos en
los que se inicia un abordaje sistemático de esta problemática, revisaremos aquí la
Poética de Aristóteles, del año 334 a.C. Allí el filósofo plantea –con el sesgo
sistemático y metódico que identifica su escritura– dos cuestiones fundamentales: la
determinación de la naturaleza de la “poética en sí misma” y el deslindamiento de sus
especies (I, 1447a).
Para Aristóteles el arte supone una operación mimética, esto es, una imitación
de carácter transformativo y constructivo de la que resulta un producto poético con
esencial autonomía respecto de un supuesto referente real1. Esta categoría le permite
al filósofo establecer un criterio para observar qué tienen en común y en qué difieren
determinados textos. Así, mientras lo que comparten todos los géneros y las especies
del campo artístico es su naturaleza mimética, difieren entre sí en tres cosas: el medio
a través del cual imitan, el objeto al que imitan y el modo en que imitan. Sobre la base
de estas distinciones, Aristóteles establece subdivisiones en el campo artístico
mediante las cuales distingue, en primer lugar, las artes plásticas, las artes fónicas y
las artes poéticas –que se distinguen de las otras por sus medios de imitación: la
armonía, el ritmo y el lenguaje– de las que se ocupará en el tratado en cuestión.
Este sistema abstracto de distinciones combinadas le permite al filósofo
establecer una red de clasificaciones teniendo en cuenta a su vez las formas poéticas
ya existentes (la epopeya, la poesía trágica, la comedia, el ditirambo, etc.). De esta
manera, establece una distinción genérica según las combinaciones entre medio,
objeto y modo a partir de las que se configura el producto poético en cada caso.
Estas definiciones y clasificaciones sistemáticas son esbozadas en los
capítulos I, II y III, que constituyen la primera parte dentro de la estructura general de
la Poética. En un segundo momento, en los capítulos IV y V, se establecen los
fundamentos antropológicos de la poesía en general y se reconstruye el origen
histórico y la evolución de las formas poéticas. Posteriormente, desde el capítulo VI
hasta el XXII, Aristóteles realiza un desarrollo pormenorizado de la forma de la
tragedia; y, en la sección final de la Poética, de los capítulos XXIII al XXVI, refiere a la
1 Ver el apartado Mímesis en el que Sinnot desarrolla ampliamente el concepto (Sinnot, 2006: XXIII)-
épica –y, en particular, al modelo de la poesía homérica– siempre en comparación con
la forma de la tragedia. Finalmente, cierra su tratado con el planteamiento de una serie
de problemas respecto de la épica, y dedica el último capítulo al debate respecto de
cuál de las dos formas, épica o tragedia, se presenta como más valiosa.
Abordar una lectura atenta2 de este tratado implica la posibilidad de revisar el
modo en que se inicia allí una reflexión metapoética sobre el objeto artístico poético
que, junto a la Retórica, ha ejercido una gran influencia en la tradición de los estudios
literarios. En ese marco, el problema de los géneros literarios surge como una de las
primeras formas en que se manifiesta la voluntad de realizar un abordaje teórico
sistemático sobre el objeto literario.
Otro de los textos que se proponen en el marco de la asignatura para abordar
la problemática de los géneros literarios es el ya clásico texto “Interpretación y análisis
de la obra literaria”, de 1958, en el que Wolfang Kayser desarrolla una serie de
categorías operativas para la lectura de las obras literarias que define como conceptos
analíticos. En esta línea, en el capítulo X del texto se ocupa del problema de los
géneros literarios y realiza un repaso por los diferentes abordajes de este concepto a
lo largo de la historia.
En un primer momento, esboza una definición que le permite plantearse una
serie de preguntas respecto del problema. Así, al plantear los géneros como
“designaciones de estructuras determinadas por una ley de construcción inmanente y
uniforme” (Kayser, 1958: 520) se pregunta por el modo en que operan esas
designaciones. Kayser parte de la premisa de que los llamados géneros son
designaciones de grupos cuyos principios de formación están regidos por diversos
criterios basados tanto en la forma exterior como la interior. Por lo tanto, no se puede
establecer dogmáticamente una noción de género definitiva, sino que, por el contrario,
se trata de una noción vacía, que está determinada además según los conceptos de
época. De esta manera, desarrolla una historización de las diversas
conceptualizaciones que ha adquirido la categoría de género: en sentidos más
generales en relación a la forma o a las funciones del lenguaje, y en sentidos más
restringidos que refieren a determinadas estructuras estables. Así, Kayser desarrolla
las consideraciones respecto de los tres grandes géneros que se han establecido –la
2 Cuando iniciamos una primera lectura de la Poética debemos considerar una serie de problemas que el texto presenta. En primer lugar, se trata de una de las llamadas “obras acroamáticas” del autor, escritos sobre los cuales Aristóteles basaba sus lecciones en el Liceo, por lo cual no era una obra pensada para ser publicada. Asimismo, es un texto que nos ha llegado muy fragmentado, a través de múltiples manuscritos, que presenta interpolaciones que podrían sugerir interpretaciones disímiles. De este modo, sugerimos la edición de editorial Colihue por Eduardo Sinnott (2006), cuya traducción, notas e introducción, están pensadas para orientar el trabajo de lectura del lector universitario y que permiten, asimismo, dar cuenta de los problemas que implica el abordaje de un texto con tales características.
épica (dentro de los que incluye la epopeya, la novela y el cuento), la lírica y el drama–
y los caracteriza según sus actitudes y formas, a la vez que menciona los elementos y
las estructuras constitutivos de cada uno.
En este análisis pormenorizado que parte del aspecto genérico, no se
vislumbra una voluntad de taxonomización dogmática, sino –contra los postulados
clasicitas– un esfuerzo por delimitar aquellos elementos que en la obra se constituyen
y actúan conjuntamente. Kayser construye sus razonamientos –descriptivos y no
prescriptivos– desde una perspectiva teórica que considera que el aislamiento de las
partes de una obra se produce en función del análisis e interpretación de “la obra en sí
misma”, pero cuya fragmentación no constituye la “naturaleza de la obra”. Esto es,
propone desarrollar una perspectiva científica de la literatura que permita la
compresión de “la verdadera esencia de la obra”, contra un abordaje en el que “la
obra de arte fuese arrebatada por el remolino de un relativismo psicológico o histórico
o nacional” (Kayser, 1958: 621). En este sentido, refiere que la noción de género
permite delimitar las “leyes externas por las que se rige la obra poética” (op. cit.).
De esta manera, la lectura de este capítulo se vuelve un aporte crítico para
pensar las configuraciones de las obras y las formas en que las distinciones genéricas
operan sobre la lectura de los textos. Tal como afirman Wellek y Warren, el problema
de los géneros discursivos “plantea cuestiones centrales de historia y crítica literaria y
de su recíproca relación” (1948: 285).
Por último, uno de los aportes más significativos en el siglo XX en la discusión
respecto de la teoría de los géneros, ha sido el del teórico ruso Mijail Bajtín, ya que
establece una apertura respecto al enfoque desde el que se venía desarrollando el
concepto. Bajtín no sólo ha pensado las problemáticas que ofrecen los textos literarios,
sino que sus textos recorren diferentes problemáticas que se interrelacionan, e
incluyen el análisis de las manifestaciones del lenguaje en el marco de una teoría
general de los discursos. Así, en “El problema de los géneros discursivos”, texto
reunido en uno de sus libros clave para pensar la literatura como lo es “Estética de la
creación verbal” (1982), abre la discusión en torno a los géneros, ya no pensados
específicamente dentro de los estudios literarios, sino desde una dimensión discursiva.
Para Bajtín, las diferentes esferas o espacios de nuestra vida social están
todas relacionadas con el uso de la lengua. Este uso, se lleva a cabo en forma de
enunciados (orales o escritos) concretos o singulares que pertenecen a los
participantes de una u otra de las esferas de la praxis humana. (1999:248) Los
enunciados, menciona, son productos del uso de la lengua y por su misma condición
de ser elaborados en diferentes ámbitos sociales son heterogéneos. La
heterogeneidad es una de las principales características de los géneros discursivos,
definidos por Bajtín como tipos de enunciados relativamente estables. Entonces, las
diferentes actividades humanas elaboran enunciados concretos y particulares, que
pueden analizarse a partir de tres aspectos: contenido temático, estilo verbal y por
sobre todo, composición o estructuración. A su vez, Bajtín, establece una distinción
entre géneros primarios, de carácter más simple, y secundarios, más complejos, ya
que generalmente absorben a los primarios. Al igual que Kayser, destaca también que
los tipos de enunciados que reconocemos como géneros son históricamente
determinados.
Revisitar este texto ya trabajado en la asignatura Introducción a los estudios
literarios, a partir de una asignatura abocada a la enseñanza de las literaturas griegas
y latinas, se vuelve relevante en la medida que permite reflexionar sobre las
interrelaciones entre la literatura y el contexto en que es producida. Es decir, cómo
diferentes géneros discursivos discurren en un texto literario y de qué manera se da la
absorción de la que da cuenta Bajtín, entre los géneros primarios y secundarios.
Hemos reseñado hasta aquí tres insumos teóricos para pensar la teoría que
organiza las obras literarias en el programa de la cátedra, los textos de Aristóteles,
Kayser y Bajtín. Uno de los aspectos comunes entre estas propuestas teóricas
aparentemente tan disímiles, tiene que ver con que la reflexión en torno a los géneros,
no se propone como una taxonomización prescriptiva, sino que supone una reflexión
descriptiva profunda, a partir de las mismas manifestaciones del lenguaje.
Además, debemos mencionar que el carácter de las “discusiones” en torno a la
teoría de los géneros, es decir, la preocupación por elaborar un análisis sistemático de
las obras literarias, no es un problema de los textos literarios, sino que se trata de
justamente “discusiones teóricas”. Es decir, se trata de problemas que apelan a las
teorías o críticas que se hacen a partir de las obras literarias. Y si la problemática de
los géneros literarios se instala ya en Aristóteles y hoy día nos resulta actual y todavía
productiva para una lectura crítica, es porque la misma pluralidad de sentidos y formas
que caracteriza a los textos literarios, la que moviliza constantemente a la teoría y
crítica, continúa interpelándonos.
Bibliografía:
- ARISTÓTELES “Poética”. Trad. de Eduardo Sinnott Buenos Aires:
Colihue, 2006.
- BAJTÍN, Mijail (1979) “El problema de los géneros discursivos”, en Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI, 1982.
-KAYSER, Wolfgang. “Interpretación y análisis de la obra literaria”. Trad. de María V. Mouton y V. García Yebra. Gredos, 1961
- WELLEK, R y WARREN, A. (1959) “Teoría literaria”. Madrid: Gredos.