Prólogo a Murena
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8/17/2019 Prólogo a Murena
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Prólogo
El arte y el lugar
En el ingreso al enigmático ensayo que se titula La metáfora y lo
sagrado –y hablar de “ingreso” quizás sea también una metáfora, un
exceso, uesto que no entramos a un recinto cerrado–, !urena
ro one desarrollar un arte que de alguna manera se o ondr"a al
gesto moderno or excelencia# $e trata del “arte de %ol%erse
anacrónico”# &$erá un arte osible o tan sólo algo ensable' En
cierto modo, este bre%e libro de !urena odr"a ser una muestra, unroducto de la mirada anacrónica, de una as iración a lo intem oral
en sus temas y en sus frases# (ablar de lo sagrado, como si fuera no
un conce to sino una ex eriencia antro ológica fundamental y
%elada, es decir, e%idente en todas las rácticas religiosas, im lica ya
e%itar el roblema de las é ocas# )al cuestión –& or qué nac" en esta
é oca, cómo me de*nió el resente y su origen en un asado
inmediato, tan contingente como inamo%ible'– indica una intenciónde !urena, que se ex resar"a as"+ no de arse ensar or la é oca,
resistirse a ser ensado or lo que está dado# - dec"a que de alguna
manera este ensayo, con su gesto de adiós al de%enir de un
ensamiento que antes hab"a asado or rofec"as hechas al
resente y sobre todo al lugar de nacimiento y sus ausencias de
sentido, odr"a cum lir con el rece to del anacronismo, o al menos
de lo inactual# &. quién se le ocurre hablar de ex eriencias m"sticasen relación con el arte, negando su historicidad y sus condiciones de
realización, en la .rgentina de rinci ios de los a/os 01'
En sus momentos más cerrados, el ensayo busca salirse del
im erio del tiem o y de la contingencia, de la %acua ansiedad de
no%edades, or %"as esotéricas+ la alquimia o un orientalismo dudoso
a arecen entonces ara onerles may2sculas a elementos
resocráticos transformados en conce tos or el 2ltimo *lósofo
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alemán# Pero también el anacronismo de !urena debe e%itar ese
salto de una *losof"a historicista hacia un gesto que retornar"a a lo
oculto y a lo im ensado en el interior de la historia del ensamiento,
ya que dicho mo%imiento no de a de ser un dictado de la é oca# Por
eso el de%enir intem oral debe abrirse a lo sencillamente inactual,
darle un sentido menos aleatorio a las obras de la tribu que nos hizo
nacer# Entonces se iluminan los más %aliosos asa es del libro, en su
recurso a la cita arbitraria y su aráfrasis, en su recuerdo de la
ex erimentación estética como memento mori , lo que al *n y al cabo
es una memoria de la materia y los cuer os de este mundo# 3a
metáfora, a ariencia enigmática del arte, arece trans ortar a otro
lugar, a un más allá de su ro ia *gura# Pero !urena tendrá que
aclarar que esa o eración, aunque sagrada en su forma y en su
origen, no se ol%ida de la materia# El arte, originado una %ez en la
religión, como abundantemente escribió (egel, no es una a arición
de lo di%ino, sino a enas la romesa de que lo existente no sea
absoluto# 4i literal ni trascendental, habr"a que entender la metáfora
como el liegue de lo literal que du lica su a ariencia ara construir,
crear algo dicho de otro modo, en una doble metonimia tan a egada
a sus rimeras lecturas que im osibilita la usura de la comunicación#
- as" como en la ex eriencia se insin2a, dramática o
melancólicamente, en la acción o en la im otencia ara actuar, la
osibilidad de no haber existido, %ale decir+ el misterio de un
nacimiento que es lo inmemorial y lo im ensable, or"genes de la
memoria de las alabras5 del mismo modo, el ensayo %acila ante elabismo de las dicotom"as, ante lo que no odrá ex resar# . mitad de
camino, dice !urena+ “3o ex resado hasta ahora uede ser cierto#”
Pero si creyéramos demasiado en lo que dice, se %ol%er"a falso# El
eligro de lo dogmático es entonces sorteado or el ensayista que,
como un artista siem re deses erado del triunfo, de una obra
de*niti%a, oscila entre la *delidad a sus materiales, a la di%ersidad
de las cosas y los seres articulares, y la ostulación de una urezaque redima al mundo de su misma articularidad# - esa na%egación
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en el estrecho de la designación y la ambig6edad, entre 7aribdis o la
alabra de urada y Escila o la alabra disuelta, es el camino
bamboleante del ensayo#
!urena, como (egel, dice que 8ios es el contenido del arte# Pero,&a qué se re*ere cuando enuncia el nombre abstracto de “8ios”' 4o
es un conce to, ya que lo ilustran arábolas y adi%inanzas chinas,
árabes, ud"as# )am oco es una ex eriencia, ya que sólo el %ac"o de
alabras uede indicar su lugar y su ausencia simultáneos# Por
momentos, ser"a como el blanco en la ágina toda%"a no escrita,
como el silencio en el l"mite de la m2sica que se detiene o grita o
gime antes de su ro io *n# 9inalmente, en el %értigo in*nito de losnombres, 8ios se aseme a a la unidad de todas las lenguas antes de
:abel, aquello que odr"a ser lo designado en todos los idiomas de
toda la historia del mundo# $ólo que no existe esa designación, ues
cada idioma siem re fue y sigue siendo metáfora, deslizamiento de
aguas incesantes# - la metáfora du lica el mundo, como ya di e, ara
a*rmar que lo más cercano es lo más distante, que 8ios es la mosca
que zumba a mi alrededor, o bien que lo sagrado uede intuirse enun disco de %inilo grabado ara reser%ar, estetizar y acaso rofanar
una ráctica religiosa# 3a oes"a, dirá !urena, sufre y goza con esa
du licación# “.quiles es un león”, frase que une dos seres del mundo
ara roclamar que la distancia es una ilusión del ensamiento# 8os
metonimias que se acercan al centro del %alor, la fuerza, la cólera,
ero que en el fondo se/alan la inadecuación de toda alabra y
as iran a redimir de esa falta a todas las alabras# 8igo “.quiles” yla oes"a, los %ersos innumerables em iezan de una %ez y ara
siem re# 3a oes"a dice que el mundo no está di%idido en cosas,
conce tos y nombres, como ret"culas más o menos recisas, sino que
el %erso canta la unidad erdida, re2ne lo dis erso, extrae e%idencia
de la casualidad# !urena, sin nombrarlo, cita al autor del famoso
endecas"labo+ “el "ntimo cuchillo en la garganta”# 4o es más que un
truco al que ya los griegos llamaron “hi álage”, o sea transferircualidades de un ser a otro, de una ersona a una cosa, de un
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nombre a otro# El moribundo, cuya metonimia es la garganta
acuchillada, sentirá en el 2ltimo instante la intimidad, la
co ertenencia entre el arma y el *nal de su %ida# Pero esta sencilla
modi*cación de una lógica rememora el misterio inex licable de una
existencia, a2na ser, acontecimiento y lengua e# 4o es el menor de
los com onentes del misterio de la ex resión que esa medida r"tmica,
el %erso, nada tenga que %er con la lógica ni sus modi*caciones, y
acaso tam oco se re%ele en el sentido, en la osible alteración del
sentido or la obediencia al ritmo#
En un ar de momentos, !urena recuerda –;qué locura inactual,
qué anacronismo acordarse de esto ara hablar de las condicionesdel arte y de la %ida de quien lo hace o lo adece y lo disfruta en la
modernidad
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calculado# !urena, siguiendo la manera más misteriosa de glosar la
:iblia que udo a render de un :en amin resistente a su ro ia
re roducción técnica en la estulticia uni%ersitaria, escribe+ “=ol%er a
hablar en %erso, igual que en el Para"so, re resenta la ca acidad de
recordar en forma acti%a la .usencia+ no buscarla en el asado ni
es erarla en el futuro, sino hacer %i%ir el recuerdo en nuestro
instante resente#” El %erso, entonces, recuerda la ausencia del
silencio, la materia sin nombre, el momento que no tiene miedo de
asar# Esa ausencia, iedra escrita en un idioma indescifrable, es una
denominación de 8ios, su le an"a tan grande que se %uel%e, aqu" y
ahora, in*nitamente róxima, una desnudez cuya cercan"a no le
im ide brillar como si estu%iera a la distancia de una estrella en el
cielo nocturno# El arte, el %erso, 8ios, metáforas de la ausencia5 la
re resentación sensible, el ritmo, el %ac"o, metonimias del instante
resente#
4o obstante, el mito de .dán que descubre el lengua e sólo ara
hablar en %erso areciera referirse a la infancia ol%idada de
cualquier antro oide arlante, un tiem o en que no hay res uestassino a enas reguntas que son siem re la misma+ & or qué' &Por qué
nacer en un idioma, en un sexo, en un lugar' >na infancia que habrá
de terminar cuando las res uestas tengan que ser rechazadas#
$chelling, el idealista menos in?uyente, más necesario, dec"a que si
los er"odos ol%idados de la infancia resultan los más determinantes
ara la %ida del indi%iduo, de igual modo deber"amos ensar que los
or"genes ol%idados, inmemoriales de la historia humana habrán sidolos más determinantes# .llá entonces, con .dán o la tribu de
hom"nidos, en el comienzo del habla, se de*n"a una forma de
existencia que ya nada odr"a de%ol%er a su ambiente, a su lugar#
4ac"a algo que no era naturaleza y que a la %ez de*n"a a la
naturaleza como su o uesto, como los seres que han de ado de
hablar# El %erso inicial fue una nostalgia y una b2squeda del silencio
erdido, un resente de hambre y saciedad, de ansia y goce que yano odr"an salir de la red de las alabras# 3a cercan"a de la muerte,
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su re%isión osible gracias al lengua e, trae metáforas de ese
acallamiento a los %ersos de .dán que ronto deberá em ezar a
hacer cosas con sus alabras, como ro a y armas# !urena, en su
refacio melancólico, cuando se han abandonado el oema, la
no%ela, el ensayo de inter retación nacional, cuando ninguna
res uesta es admisible y ni siquiera las reguntas arecen más que
charlataner"a, “all" donde existiendo arece de arse de existir”,
escribe que siente algo, y el sentimiento o el resentimiento se
con%ierten en el 2ltimo suelo donde ensarse, una orilla antes del
agua, su rumor que es silencio ara el lengua e humano# &)iene
alg2n contenido ese resentimiento' “>na suerte de %ago recuerdo,
el recuerdo de la orilla anterior, cuando a2n no se exist"a, orilla que
en a ariencia hab"amos ol%idado antes de rozar esa fran a#” Por
su uesto, no es osible recordar la ro ia inexistencia sino como una
a arición de lo ol%idado, como si el fondo negro sobre el cual titilan
los recuerdos más remotos de ronto asara al rimer lano y se
%ol%iera la orilla lena de anfractuosidades, e/ascos y layas,
im onente or encima de los co os de es uma en el agua que
recordamos a duras enas# Esa orilla, como los %ersos de .dán o las
%oces de un dios o los conse os de un animal en cualquier fábula, no
ertenece al ámbito de lo que uede ser dicho, no es, como casi nada
en el mundo inhumano, de naturaleza ling6"stica# $in embargo, en
las alabras, en sus momentos de detención o en sus excesos de
%elocidad, es donde se a unta hacia la orilla de lo ol%idado#
Por otro lado, también la %ida limitada, ef"mera que se descubre enel %ac"o de reguntas y res uestas, en el recuerdo de la ausencia,
uede se/alar como el dedo de un ni/o que a rende a hablar hacia lo
que no tiene l"mites, eso que anacrónicamente !urena sigue
llamando “eternidad”# 7antando, recitando como un .dán del
anacronismo, la %ida cualquiera que %a a morir ele%a su limitación a
la nada y a la resencia de la materia callada, a lo ilimitado que es
inaccesible a una descri ción# !urena+ “3o ef"mero alcanza aqu" sulenitud orque ha ace tado hasta el *nal su condición y la ele%a en
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alabanza de la eternidad en que se re?e a#” 4o im orta que el re?e o
no sea de%uelto, que no exista otro mundo sino en el es e eo de lo
ilusorio que forma arte de la materia existente, de todas maneras el
hablante ef"mero encuentra en su de"xis deses erada de aquello que
lo excede, en sus ol%idos y en la anunciación de su *n, la osibilidad
de %i%ir de otro modo# -a la romesa de lo osible tiene ese matiz
religioso que !urena se dedica a subrayar, con un énfasis que uede
incluso resultar incómodo ara un resente donde la inmanencia de
las cosas y los seres ha adquirido un rigor insoslayable# Porque el
resente incluye la e%asión del resente como su rece to
fundamental y entonces la actitud anacrónica ser"a tocar las iedras,
el agua, escuchar lo que no se entiende, nombrar lo que hay# - en esa
distracción con lo tangible, las alabras al mismo tiem o se detienen
y se redis onen a cantar, quieren como salir del hilo que las ata a lo
anterior y a lo futuro, salir de un yo que las enlazar"a# 3a man"a del
yo es el resultado de una atención al discurrir de las alabras en
busca de lo que siem re faltó y de lo que faltará más adelante# Es la
rosa del tiem o sintáctico que sume al yo en la melancol"a de ser un
ronombre %ac"o# $i fuera osible %i%ir el resente, ol%idarse de las
faltas que ti/en de nostalgia las alabras rosaicas, entonces
existir"a el %erso, el lado luminoso de un lengua e que a*rmar"a lo
que hay, ero en el re%erso en el que se des liega un tiem o
ersonal, su discurso, no es osible sino or ra tos, o or la fe que es
una forma de la locura# El loco, como el hombre de fe que !urena
trae de %ie as leyendas, se consume "ntegramente en el resente, “en
el instante indi%isible, incesante e ina rehensible”# Por ese unto,
incisión de una totalidad sin %oluntad y sin razón, lo inhumano “entra
en el hombre” y se insin2a una uerta or la que en cada minuto
uede redimirse el tiem o, seg2n la cita de :en amin que !urena
arafrasea# Pienso en .rtaud, totalidad desa asionada, lengua e
quebrantado, es erando la redención del cuer o en cada arrebato de
una alabra absoluta, como .dán en el in*erno, como el rebelde en
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el cielo que quiere caer ara no seguir ba o la felicidad de la
obediencia#
)al %ez siguiendo el ensamiento estético de (egel, ara quien
toda la historia del arte habr"a tenido como contenido lo di%ino, hastael momento en que llega a su *n, cuando las e o eyas son burguesas
y la l"rica es sentimental, !urena también sostiene que el arte surge
de ese des rendimiento de un contenido sagrado, cuyas formas
siguen ?otando como emblemas o uestos al mundo de la realidad
efecti%a# En un rinci io, en la u%entud de su entusiasmo, !urena
se reguntaba también cómo ser hegeliano en el mundo erdido
donde hab"a nacido, fuera del sentido de la historia# Pero ahora ellugar resulta a su %ez lo negado, lo que encubr"a un ol%ido general
del origen# 4o habr"a otro nacimiento que el de la alabra, no habr"a
arte sino en la negación del habla comunicati%a, de su ro%echo y de
sus metas rácticas# 7uando el arte, seg2n (egel y !urena, ya no
ex resa a 8ios y asume su ausencia de*niti%a, a2n sigue negándose
a la utilidad, al fetichismo de la materia intercambiable, mediante un
sentido aralelo# El arte, %estigio de una derrota, tiene grabadosobre cada ruina que uebla esa región gélida adonde fue exiliado el
lema+ “Esto no es lo 2nico osible#” Por su uesto, el otro mundo que
as" se romete no tiene rasgos a*rmati%os, no es el ara"so, sino que
consiste en la ex resión de la insu*ciencia de toda a*rmación,
incluyendo la a*rmación estética del hombre# @ue lo di%ino sea
idéntico al ser hablante im lica la destrucción de cada cuer o que
habla en el resente# Este contenido *losó*co, su carácter re?exi%o,será el contenido del arte cuando la idea de 8ios haya sido su rimida
en la ecuación de una relación con la %erdad# 3a libertad interior de
cada uno, la su uesta libertad del arte secular como instrumento
ex resi%o, se reduce a la absurda %erdad de $ade, seg2n consigna
!urena, en ese goce libre de un yo argumentati%o y ansioso# &@ué
hacer entonces' &Por qué los %estigios rofanados del arte siguen
manteniendo un “aura” que los caracteriza' $i no hay ya es "ritus,disuelto el es "ritu absoluto del cual emanaba la es iritualidad como
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un fantasma sobre%olando durante siglos las cosas, entonces se trata
de du licar la materia o sim lemente leer su falta absoluta de
sentido, su degradación entró ica rumbo a la nada aunque liberando
otencia# 3a iedra, s"mbolo del residuo y de la cosa abandonada or
toda es iritualización, una étrea resistencia al ensamiento, se
%uel%e condición de la obra# )ocar de nue%o la materia como si fuera
el %estigio de un sentido, nombrar las cosas, los datos insigni*cantes
alrededor de una %ida, son actos que dan testimonio de su resencia#
3a obra se constituye, sin arquitectura re%ia, alrededor de una
iedra sin sentido, como cantos rodados que signi*caran hitos en
una existencia ero que circundan algo im osible de marcar y de
recordar# - si la regunta or el lugar, la eriferia cultural, hab"a
deses erado al o%en !urena, el %ie o y desencantado meditador que
ersigue en un mundo desdi%inizado las metáforas de lo sagrado se
regunta ahora or la é oca, regunta que está en el comienzo del
anacronismo+ “& or qué hemos nacido en este momento'”
.hora bien, &en qué consistir"a el momento que hace osible esa
regunta im osible de res onder' Es el momento de los restos, delas obras como %estigios de una as iración resignada# $in embargo,
sigue habiendo oemas, m2sica, imágenes, orque insisten un
silencio detrás de las alabras, un blanco entre las notas, un %ac"o
que hace temblar el %elo de la imagen sin hacerse nunca %isible# El
anacronismo de !urena le one a ese blanco el rótulo del “misterio”#
@uizás se trate de que en todo %estigio hay algo irreductible, el resto
del residuo, el signo de la ausencia que indica toda%"a la instancia dela indicación# .lgo se hace resente hasta en las más desencantadas
formas del arte, en su des edazamiento de un sentido, algo que no
es la mera ambig6edad de los signos sino que abraza al signo con su
cosa, y al cuer o con sus reguntas y su ritmo# “&Por qué nac"'” no
es una regunta que el lengua e se haga a s" mismo, tam oco se
re*ere a la certeza de las sensaciones de un yo que ercibe el
mundo# En el silencio que sucede a la regunta se da la ace taciónde un nombre# !isteriosamente, !urena sentencia+ “3a oes"a
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redime el ecado ace tándolo#” En el %erso, que se aró sonido y
sentido aunque nunca estu%ieran unidos, se reunir"a la designación y
la resencia, la imagen, su s"mbolo, y el cuer o mortal# Aesulta
incre"ble que la conciliación de lógica y sensaciones, su eto y ob eto,
ueda ostularse or la sim le o eración del %erso, originaria y no
instrumental ara el ser m"tico recién llegado al habla# Es una
cuestión de fe, dirá !urena, como si la oes"a sólo udiera ser
cre"da, no contem lada ni en uiciada, mucho menos gozada# Pero
también la fe im lica un goce y ninguno se arece más, en la historia
de las contingencias de las é ocas, a una ex eriencia de la oes"a,
donde no se distinguen roducción y re roducción, ins iración y
admiración# “7ada cual busca lo que busca y nada distinto le
con%iene”5 si el arte debe ser autónomo, metáfora de su ro ia
sacralidad, es orque recisa negar aquello que no le concierne y
que incluso quisiera su rimirlo o al menos encerrarlo en el limbo de
lo interesante# Pero no sólo indaga or las “cosas im ortantes de la
%ida”, que le interesan también a las argumentaciones de la *losof"a,
la ciencia y la religión, sino que reintroduce esas indagaciones en
formas materiales, en iedras, en alabras que im ortan más que el
sentido# Porque la %oz que regunta, que se interrum e
abru tamente como el árabe de !urena ante el silencio –&8ios, un
resentimiento de la muerte, el ol%ido de s"'–, no ertenece al reino
del es "ritu, ni al saber ni al ensamiento, ues donde hay %oz
siem re se trata de un cuer o# $in embargo, la %oz no es ersonal,
ermite que en su %acilación o en sus cesuras se insin2e el silencio,
al que !urena, metafóricamente, llama “8ios”# 4adie es autor de la
%oz#
Bnteresar no es el ob eti%o del arte, tam oco transmitir, en este
sentido también el %erso ser"a su modelo originario, su matriz de
multi licación de las formas y de indeterminación del sentido# 8e all"
que las obras no interesen sino en su surgimiento o en su otencia
de multi licarse, orque lo que im orta es ese mo%imiento, la ca"dade un %erso en el siguiente, el encabalgamiento de los sentidos
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interrum idos or el ritmo# . ese mo%imiento de interru ciones y
continuidades, de su er*cies y simulacros de *guras cambiantes
uede llamárselo “redención”# &- qué se redime si no la misma
fugacidad de los cuer os, la belleza que los ata a la muerte'
Aes uesta de !urena+ “El arte, a tra%és de la metáfora, %iene a
cambiar todos los lugares y criaturas del mundo, ara que cada cosa
%i%iente, al com render que no es lo que cre"a, ueda ser más, ueda
ser cualquier otra cosa, todo lo que debe# El arte %iene a sal%ar al
mundo#” El deber de atestiguar lo inexistente, lo osible que antes
formaba arte de lo incre"ble, es decir, del uicio razonable, contiene
la romesa de redención que es el n2cleo libre en la materia que
llamamos arte# 4o se trata sólo de sus ender nuestra incredulidad
gracias a una %oluntad que se entrega al sue/o del arte, como un
descanso ara su incesante determinación de lo que existe y es 2til,
mera sus ensión del traba o racional, sino de que en cada *gura o
%erso se re%ele una fe más antigua que la incredulidad de la
conciencia, un deseo de existir en el resente como absoluto, que lo
cuenta, lo canta y lo inta sin ninguna otra *nalidad ráctica que su
celebración y su *esta#
$in embargo, también la *esta anuncia la sensación de un fracaso#
3a historia del arte es una sucesión de fracasos, huellas del fracaso
en la redención de los cuer os# Era ues necesario el %aciamiento de
toda fe en el arte del resente, la abstracción del %erso como una
forma que ya no ex resa todo lo que no habla ni el destino mudo con
que *naliza cualquier %ida# Entre la *gura o la frase y la cosa o el serhablante hay una distancia que se traduce en la tristeza de cada obra
encerrada en su l"mite, reducida también a cosa, ero no natural5 la
tristeza de una obra, dir"a (egel, or ser 2nicamente un edazo de
materia# 3a necesidad del fracaso obedece además a que si el
es "ritu udiera ser traducido a un cuer o, éste se sustrae, no hay
más arte, cosa fabricada# 3a 2nica es iritualidad concedida
antiguamente al arte está en su mo%imiento, el des lazamiento desus materiales# El %erso, las re resentaciones deben traducir una
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%ida osible, inexistente, al reino de las cosas# Por eso !urena uede
ro oner la tarea del traductor como un modelo, una metáfora de la
o eración del arte, que es una o eración oética con más de un
lengua e# )al di%ersi*cación, la continuidad de su mo%imiento se
deben a que lo intraducible ermanece en el origen# “&7ómo se hace
osible la im osible %ida humana'” –se regunta !urena# Es decir+
&cómo es osible el habla que %uel%e intraducible la resencia muda
de lo %i%iente' Esa %ida que cada %erso, ca"do del sentido,
encabalgando la nada y la fugacidad, intenta traducir está ya
com rometida en las alabras que le fueron dadas# 7um le su
destino al aludir a su ro ia intraducibilidad# 4o obstante, que las
falibles traducciones, los oemas, los cuadros, la m2sica existan,
sur an como de una necesidad tan antigua que se confunde con el
origen de todo deseo, se/ala que algo de lo intraducible, de la
unidad, asa a lo traducido, a su dis ersión en fragmentos limitados#
9inalmente, or un instante al menos, la gracia llega a la obra, como
romesa hecha a la fe que le diera origen# “)odos los caminos
conducen”, concluye un tanto roféticamente !urena# Pero no dice
adónde, sal%o que se trata de un lugar toda%"a or %enir, unión
so/ada, como esadilla o como goce, entre el oema in*nito de .dán
cantado en el idioma 2nico y no di%idido y los estruendos del
. ocali sis cuando la naturaleza de e de merecer ese nombre y
%uel%a al silencio eterno de lo inorgánico# 4acimos sin orqué, como
la rosa#
$il%io !attoni
7órdoba, C de abril de D1