Prólogo a Murena

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  • 8/17/2019 Prólogo a Murena

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    Prólogo

    El arte y el lugar

    En el ingreso al enigmático ensayo que se titula La metáfora y lo

    sagrado –y hablar de “ingreso” quizás sea también una metáfora, un

    exceso, uesto que no entramos a un recinto cerrado–, !urena

    ro one desarrollar un arte que de alguna manera se o ondr"a al

    gesto moderno or excelencia# $e trata del “arte de %ol%erse

    anacrónico”# &$erá un arte osible o tan sólo algo ensable' En

    cierto modo, este bre%e libro de !urena odr"a ser una muestra, unroducto de la mirada anacrónica, de una as iración a lo intem oral

    en sus temas y en sus frases# (ablar de lo sagrado, como si fuera no

    un conce to sino una ex eriencia antro ológica fundamental y

    %elada, es decir, e%idente en todas las rácticas religiosas, im lica ya

    e%itar el roblema de las é ocas# )al cuestión –& or qué nac" en esta

    é oca, cómo me de*nió el resente y su origen en un asado

    inmediato, tan contingente como inamo%ible'– indica una intenciónde !urena, que se ex resar"a as"+ no de arse ensar or la é oca,

    resistirse a ser ensado or lo que está dado# - dec"a que de alguna

    manera este ensayo, con su gesto de adiós al de%enir de un

    ensamiento que antes hab"a asado or rofec"as hechas al

    resente y sobre todo al lugar de nacimiento y sus ausencias de

    sentido, odr"a cum lir con el rece to del anacronismo, o al menos

    de lo inactual# &. quién se le ocurre hablar de ex eriencias m"sticasen relación con el arte, negando su historicidad y sus condiciones de

    realización, en la .rgentina de rinci ios de los a/os 01'

    En sus momentos más cerrados, el ensayo busca salirse del

    im erio del tiem o y de la contingencia, de la %acua ansiedad de

    no%edades, or %"as esotéricas+ la alquimia o un orientalismo dudoso

    a arecen entonces ara onerles may2sculas a elementos

    resocráticos transformados en conce tos or el 2ltimo *lósofo

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    alemán# Pero también el anacronismo de !urena debe e%itar ese

    salto de una *losof"a historicista hacia un gesto que retornar"a a lo

    oculto y a lo im ensado en el interior de la historia del ensamiento,

    ya que dicho mo%imiento no de a de ser un dictado de la é oca# Por

    eso el de%enir intem oral debe abrirse a lo sencillamente inactual,

    darle un sentido menos aleatorio a las obras de la tribu que nos hizo

    nacer# Entonces se iluminan los más %aliosos asa es del libro, en su

    recurso a la cita arbitraria y su aráfrasis, en su recuerdo de la

    ex erimentación estética como memento mori , lo que al *n y al cabo

    es una memoria de la materia y los cuer os de este mundo# 3a

    metáfora, a ariencia enigmática del arte, arece trans ortar a otro

    lugar, a un más allá de su ro ia *gura# Pero !urena tendrá que

    aclarar que esa o eración, aunque sagrada en su forma y en su

    origen, no se ol%ida de la materia# El arte, originado una %ez en la

    religión, como abundantemente escribió (egel, no es una a arición

    de lo di%ino, sino a enas la romesa de que lo existente no sea

    absoluto# 4i literal ni trascendental, habr"a que entender la metáfora

    como el liegue de lo literal que du lica su a ariencia ara construir,

    crear algo dicho de otro modo, en una doble metonimia tan a egada

    a sus rimeras lecturas que im osibilita la usura de la comunicación#

    - as" como en la ex eriencia se insin2a, dramática o

    melancólicamente, en la acción o en la im otencia ara actuar, la

    osibilidad de no haber existido, %ale decir+ el misterio de un

    nacimiento que es lo inmemorial y lo im ensable, or"genes de la

    memoria de las alabras5 del mismo modo, el ensayo %acila ante elabismo de las dicotom"as, ante lo que no odrá ex resar# . mitad de

    camino, dice !urena+ “3o ex resado hasta ahora uede ser cierto#”

    Pero si creyéramos demasiado en lo que dice, se %ol%er"a falso# El

    eligro de lo dogmático es entonces sorteado or el ensayista que,

    como un artista siem re deses erado del triunfo, de una obra

    de*niti%a, oscila entre la *delidad a sus materiales, a la di%ersidad

    de las cosas y los seres articulares, y la ostulación de una urezaque redima al mundo de su misma articularidad# - esa na%egación

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    en el estrecho de la designación y la ambig6edad, entre 7aribdis o la

    alabra de urada y Escila o la alabra disuelta, es el camino

    bamboleante del ensayo#

    !urena, como (egel, dice que 8ios es el contenido del arte# Pero,&a qué se re*ere cuando enuncia el nombre abstracto de “8ios”' 4o

    es un conce to, ya que lo ilustran arábolas y adi%inanzas chinas,

    árabes, ud"as# )am oco es una ex eriencia, ya que sólo el %ac"o de

    alabras uede indicar su lugar y su ausencia simultáneos# Por

    momentos, ser"a como el blanco en la ágina toda%"a no escrita,

    como el silencio en el l"mite de la m2sica que se detiene o grita o

    gime antes de su ro io *n# 9inalmente, en el %értigo in*nito de losnombres, 8ios se aseme a a la unidad de todas las lenguas antes de

    :abel, aquello que odr"a ser lo designado en todos los idiomas de

    toda la historia del mundo# $ólo que no existe esa designación, ues

    cada idioma siem re fue y sigue siendo metáfora, deslizamiento de

    aguas incesantes# - la metáfora du lica el mundo, como ya di e, ara

    a*rmar que lo más cercano es lo más distante, que 8ios es la mosca

    que zumba a mi alrededor, o bien que lo sagrado uede intuirse enun disco de %inilo grabado ara reser%ar, estetizar y acaso rofanar

    una ráctica religiosa# 3a oes"a, dirá !urena, sufre y goza con esa

    du licación# “.quiles es un león”, frase que une dos seres del mundo

    ara roclamar que la distancia es una ilusión del ensamiento# 8os

    metonimias que se acercan al centro del %alor, la fuerza, la cólera,

    ero que en el fondo se/alan la inadecuación de toda alabra y

    as iran a redimir de esa falta a todas las alabras# 8igo “.quiles” yla oes"a, los %ersos innumerables em iezan de una %ez y ara

    siem re# 3a oes"a dice que el mundo no está di%idido en cosas,

    conce tos y nombres, como ret"culas más o menos recisas, sino que

    el %erso canta la unidad erdida, re2ne lo dis erso, extrae e%idencia

    de la casualidad# !urena, sin nombrarlo, cita al autor del famoso

    endecas"labo+ “el "ntimo cuchillo en la garganta”# 4o es más que un

    truco al que ya los griegos llamaron “hi álage”, o sea transferircualidades de un ser a otro, de una ersona a una cosa, de un

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    nombre a otro# El moribundo, cuya metonimia es la garganta

    acuchillada, sentirá en el 2ltimo instante la intimidad, la

    co ertenencia entre el arma y el *nal de su %ida# Pero esta sencilla

    modi*cación de una lógica rememora el misterio inex licable de una

    existencia, a2na ser, acontecimiento y lengua e# 4o es el menor de

    los com onentes del misterio de la ex resión que esa medida r"tmica,

    el %erso, nada tenga que %er con la lógica ni sus modi*caciones, y

    acaso tam oco se re%ele en el sentido, en la osible alteración del

    sentido or la obediencia al ritmo#

    En un ar de momentos, !urena recuerda –;qué locura inactual,

    qué anacronismo acordarse de esto ara hablar de las condicionesdel arte y de la %ida de quien lo hace o lo adece y lo disfruta en la

    modernidad

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    calculado# !urena, siguiendo la manera más misteriosa de glosar la

    :iblia que udo a render de un :en amin resistente a su ro ia

    re roducción técnica en la estulticia uni%ersitaria, escribe+ “=ol%er a

    hablar en %erso, igual que en el Para"so, re resenta la ca acidad de

    recordar en forma acti%a la .usencia+ no buscarla en el asado ni

    es erarla en el futuro, sino hacer %i%ir el recuerdo en nuestro

    instante resente#” El %erso, entonces, recuerda la ausencia del

    silencio, la materia sin nombre, el momento que no tiene miedo de

    asar# Esa ausencia, iedra escrita en un idioma indescifrable, es una

    denominación de 8ios, su le an"a tan grande que se %uel%e, aqu" y

    ahora, in*nitamente róxima, una desnudez cuya cercan"a no le

    im ide brillar como si estu%iera a la distancia de una estrella en el

    cielo nocturno# El arte, el %erso, 8ios, metáforas de la ausencia5 la

    re resentación sensible, el ritmo, el %ac"o, metonimias del instante

    resente#

    4o obstante, el mito de .dán que descubre el lengua e sólo ara

    hablar en %erso areciera referirse a la infancia ol%idada de

    cualquier antro oide arlante, un tiem o en que no hay res uestassino a enas reguntas que son siem re la misma+ & or qué' &Por qué

    nacer en un idioma, en un sexo, en un lugar' >na infancia que habrá

    de terminar cuando las res uestas tengan que ser rechazadas#

    $chelling, el idealista menos in?uyente, más necesario, dec"a que si

    los er"odos ol%idados de la infancia resultan los más determinantes

    ara la %ida del indi%iduo, de igual modo deber"amos ensar que los

    or"genes ol%idados, inmemoriales de la historia humana habrán sidolos más determinantes# .llá entonces, con .dán o la tribu de

    hom"nidos, en el comienzo del habla, se de*n"a una forma de

    existencia que ya nada odr"a de%ol%er a su ambiente, a su lugar#

    4ac"a algo que no era naturaleza y que a la %ez de*n"a a la

    naturaleza como su o uesto, como los seres que han de ado de

    hablar# El %erso inicial fue una nostalgia y una b2squeda del silencio

    erdido, un resente de hambre y saciedad, de ansia y goce que yano odr"an salir de la red de las alabras# 3a cercan"a de la muerte,

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    su re%isión osible gracias al lengua e, trae metáforas de ese

    acallamiento a los %ersos de .dán que ronto deberá em ezar a

    hacer cosas con sus alabras, como ro a y armas# !urena, en su

    refacio melancólico, cuando se han abandonado el oema, la

    no%ela, el ensayo de inter retación nacional, cuando ninguna

    res uesta es admisible y ni siquiera las reguntas arecen más que

    charlataner"a, “all" donde existiendo arece de arse de existir”,

    escribe que siente algo, y el sentimiento o el resentimiento se

    con%ierten en el 2ltimo suelo donde ensarse, una orilla antes del

    agua, su rumor que es silencio ara el lengua e humano# &)iene

    alg2n contenido ese resentimiento' “>na suerte de %ago recuerdo,

    el recuerdo de la orilla anterior, cuando a2n no se exist"a, orilla que

    en a ariencia hab"amos ol%idado antes de rozar esa fran a#” Por

    su uesto, no es osible recordar la ro ia inexistencia sino como una

    a arición de lo ol%idado, como si el fondo negro sobre el cual titilan

    los recuerdos más remotos de ronto asara al rimer lano y se

    %ol%iera la orilla lena de anfractuosidades, e/ascos y layas,

    im onente or encima de los co os de es uma en el agua que

    recordamos a duras enas# Esa orilla, como los %ersos de .dán o las

    %oces de un dios o los conse os de un animal en cualquier fábula, no

    ertenece al ámbito de lo que uede ser dicho, no es, como casi nada

    en el mundo inhumano, de naturaleza ling6"stica# $in embargo, en

    las alabras, en sus momentos de detención o en sus excesos de

    %elocidad, es donde se a unta hacia la orilla de lo ol%idado#

    Por otro lado, también la %ida limitada, ef"mera que se descubre enel %ac"o de reguntas y res uestas, en el recuerdo de la ausencia,

    uede se/alar como el dedo de un ni/o que a rende a hablar hacia lo

    que no tiene l"mites, eso que anacrónicamente !urena sigue

    llamando “eternidad”# 7antando, recitando como un .dán del

    anacronismo, la %ida cualquiera que %a a morir ele%a su limitación a

    la nada y a la resencia de la materia callada, a lo ilimitado que es

    inaccesible a una descri ción# !urena+ “3o ef"mero alcanza aqu" sulenitud orque ha ace tado hasta el *nal su condición y la ele%a en

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    alabanza de la eternidad en que se re?e a#” 4o im orta que el re?e o

    no sea de%uelto, que no exista otro mundo sino en el es e eo de lo

    ilusorio que forma arte de la materia existente, de todas maneras el

    hablante ef"mero encuentra en su de"xis deses erada de aquello que

    lo excede, en sus ol%idos y en la anunciación de su *n, la osibilidad

    de %i%ir de otro modo# -a la romesa de lo osible tiene ese matiz

    religioso que !urena se dedica a subrayar, con un énfasis que uede

    incluso resultar incómodo ara un resente donde la inmanencia de

    las cosas y los seres ha adquirido un rigor insoslayable# Porque el

    resente incluye la e%asión del resente como su rece to

    fundamental y entonces la actitud anacrónica ser"a tocar las iedras,

    el agua, escuchar lo que no se entiende, nombrar lo que hay# - en esa

    distracción con lo tangible, las alabras al mismo tiem o se detienen

    y se redis onen a cantar, quieren como salir del hilo que las ata a lo

    anterior y a lo futuro, salir de un yo que las enlazar"a# 3a man"a del

    yo es el resultado de una atención al discurrir de las alabras en

    busca de lo que siem re faltó y de lo que faltará más adelante# Es la

    rosa del tiem o sintáctico que sume al yo en la melancol"a de ser un

    ronombre %ac"o# $i fuera osible %i%ir el resente, ol%idarse de las

    faltas que ti/en de nostalgia las alabras rosaicas, entonces

    existir"a el %erso, el lado luminoso de un lengua e que a*rmar"a lo

    que hay, ero en el re%erso en el que se des liega un tiem o

    ersonal, su discurso, no es osible sino or ra tos, o or la fe que es

    una forma de la locura# El loco, como el hombre de fe que !urena

    trae de %ie as leyendas, se consume "ntegramente en el resente, “en

    el instante indi%isible, incesante e ina rehensible”# Por ese unto,

    incisión de una totalidad sin %oluntad y sin razón, lo inhumano “entra

    en el hombre” y se insin2a una uerta or la que en cada minuto

    uede redimirse el tiem o, seg2n la cita de :en amin que !urena

    arafrasea# Pienso en .rtaud, totalidad desa asionada, lengua e

    quebrantado, es erando la redención del cuer o en cada arrebato de

    una alabra absoluta, como .dán en el in*erno, como el rebelde en

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    el cielo que quiere caer ara no seguir ba o la felicidad de la

    obediencia#

    )al %ez siguiendo el ensamiento estético de (egel, ara quien

    toda la historia del arte habr"a tenido como contenido lo di%ino, hastael momento en que llega a su *n, cuando las e o eyas son burguesas

    y la l"rica es sentimental, !urena también sostiene que el arte surge

    de ese des rendimiento de un contenido sagrado, cuyas formas

    siguen ?otando como emblemas o uestos al mundo de la realidad

    efecti%a# En un rinci io, en la u%entud de su entusiasmo, !urena

    se reguntaba también cómo ser hegeliano en el mundo erdido

    donde hab"a nacido, fuera del sentido de la historia# Pero ahora ellugar resulta a su %ez lo negado, lo que encubr"a un ol%ido general

    del origen# 4o habr"a otro nacimiento que el de la alabra, no habr"a

    arte sino en la negación del habla comunicati%a, de su ro%echo y de

    sus metas rácticas# 7uando el arte, seg2n (egel y !urena, ya no

    ex resa a 8ios y asume su ausencia de*niti%a, a2n sigue negándose

    a la utilidad, al fetichismo de la materia intercambiable, mediante un

    sentido aralelo# El arte, %estigio de una derrota, tiene grabadosobre cada ruina que uebla esa región gélida adonde fue exiliado el

    lema+ “Esto no es lo 2nico osible#” Por su uesto, el otro mundo que

    as" se romete no tiene rasgos a*rmati%os, no es el ara"so, sino que

    consiste en la ex resión de la insu*ciencia de toda a*rmación,

    incluyendo la a*rmación estética del hombre# @ue lo di%ino sea

    idéntico al ser hablante im lica la destrucción de cada cuer o que

    habla en el resente# Este contenido *losó*co, su carácter re?exi%o,será el contenido del arte cuando la idea de 8ios haya sido su rimida

    en la ecuación de una relación con la %erdad# 3a libertad interior de

    cada uno, la su uesta libertad del arte secular como instrumento

    ex resi%o, se reduce a la absurda %erdad de $ade, seg2n consigna

    !urena, en ese goce libre de un yo argumentati%o y ansioso# &@ué

    hacer entonces' &Por qué los %estigios rofanados del arte siguen

    manteniendo un “aura” que los caracteriza' $i no hay ya es "ritus,disuelto el es "ritu absoluto del cual emanaba la es iritualidad como

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    un fantasma sobre%olando durante siglos las cosas, entonces se trata

    de du licar la materia o sim lemente leer su falta absoluta de

    sentido, su degradación entró ica rumbo a la nada aunque liberando

    otencia# 3a iedra, s"mbolo del residuo y de la cosa abandonada or

    toda es iritualización, una étrea resistencia al ensamiento, se

    %uel%e condición de la obra# )ocar de nue%o la materia como si fuera

    el %estigio de un sentido, nombrar las cosas, los datos insigni*cantes

    alrededor de una %ida, son actos que dan testimonio de su resencia#

    3a obra se constituye, sin arquitectura re%ia, alrededor de una

    iedra sin sentido, como cantos rodados que signi*caran hitos en

    una existencia ero que circundan algo im osible de marcar y de

    recordar# - si la regunta or el lugar, la eriferia cultural, hab"a

    deses erado al o%en !urena, el %ie o y desencantado meditador que

    ersigue en un mundo desdi%inizado las metáforas de lo sagrado se

    regunta ahora or la é oca, regunta que está en el comienzo del

    anacronismo+ “& or qué hemos nacido en este momento'”

    .hora bien, &en qué consistir"a el momento que hace osible esa

    regunta im osible de res onder' Es el momento de los restos, delas obras como %estigios de una as iración resignada# $in embargo,

    sigue habiendo oemas, m2sica, imágenes, orque insisten un

    silencio detrás de las alabras, un blanco entre las notas, un %ac"o

    que hace temblar el %elo de la imagen sin hacerse nunca %isible# El

    anacronismo de !urena le one a ese blanco el rótulo del “misterio”#

    @uizás se trate de que en todo %estigio hay algo irreductible, el resto

    del residuo, el signo de la ausencia que indica toda%"a la instancia dela indicación# .lgo se hace resente hasta en las más desencantadas

    formas del arte, en su des edazamiento de un sentido, algo que no

    es la mera ambig6edad de los signos sino que abraza al signo con su

    cosa, y al cuer o con sus reguntas y su ritmo# “&Por qué nac"'” no

    es una regunta que el lengua e se haga a s" mismo, tam oco se

    re*ere a la certeza de las sensaciones de un yo que ercibe el

    mundo# En el silencio que sucede a la regunta se da la ace taciónde un nombre# !isteriosamente, !urena sentencia+ “3a oes"a

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    redime el ecado ace tándolo#” En el %erso, que se aró sonido y

    sentido aunque nunca estu%ieran unidos, se reunir"a la designación y

    la resencia, la imagen, su s"mbolo, y el cuer o mortal# Aesulta

    incre"ble que la conciliación de lógica y sensaciones, su eto y ob eto,

    ueda ostularse or la sim le o eración del %erso, originaria y no

    instrumental ara el ser m"tico recién llegado al habla# Es una

    cuestión de fe, dirá !urena, como si la oes"a sólo udiera ser

    cre"da, no contem lada ni en uiciada, mucho menos gozada# Pero

    también la fe im lica un goce y ninguno se arece más, en la historia

    de las contingencias de las é ocas, a una ex eriencia de la oes"a,

    donde no se distinguen roducción y re roducción, ins iración y

    admiración# “7ada cual busca lo que busca y nada distinto le

    con%iene”5 si el arte debe ser autónomo, metáfora de su ro ia

    sacralidad, es orque recisa negar aquello que no le concierne y

    que incluso quisiera su rimirlo o al menos encerrarlo en el limbo de

    lo interesante# Pero no sólo indaga or las “cosas im ortantes de la

    %ida”, que le interesan también a las argumentaciones de la *losof"a,

    la ciencia y la religión, sino que reintroduce esas indagaciones en

    formas materiales, en iedras, en alabras que im ortan más que el

    sentido# Porque la %oz que regunta, que se interrum e

    abru tamente como el árabe de !urena ante el silencio –&8ios, un

    resentimiento de la muerte, el ol%ido de s"'–, no ertenece al reino

    del es "ritu, ni al saber ni al ensamiento, ues donde hay %oz

    siem re se trata de un cuer o# $in embargo, la %oz no es ersonal,

    ermite que en su %acilación o en sus cesuras se insin2e el silencio,

    al que !urena, metafóricamente, llama “8ios”# 4adie es autor de la

    %oz#

    Bnteresar no es el ob eti%o del arte, tam oco transmitir, en este

    sentido también el %erso ser"a su modelo originario, su matriz de

    multi licación de las formas y de indeterminación del sentido# 8e all"

    que las obras no interesen sino en su surgimiento o en su otencia

    de multi licarse, orque lo que im orta es ese mo%imiento, la ca"dade un %erso en el siguiente, el encabalgamiento de los sentidos

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    interrum idos or el ritmo# . ese mo%imiento de interru ciones y

    continuidades, de su er*cies y simulacros de *guras cambiantes

    uede llamárselo “redención”# &- qué se redime si no la misma

    fugacidad de los cuer os, la belleza que los ata a la muerte'

    Aes uesta de !urena+ “El arte, a tra%és de la metáfora, %iene a

    cambiar todos los lugares y criaturas del mundo, ara que cada cosa

    %i%iente, al com render que no es lo que cre"a, ueda ser más, ueda

    ser cualquier otra cosa, todo lo que debe# El arte %iene a sal%ar al

    mundo#” El deber de atestiguar lo inexistente, lo osible que antes

    formaba arte de lo incre"ble, es decir, del uicio razonable, contiene

    la romesa de redención que es el n2cleo libre en la materia que

    llamamos arte# 4o se trata sólo de sus ender nuestra incredulidad

    gracias a una %oluntad que se entrega al sue/o del arte, como un

    descanso ara su incesante determinación de lo que existe y es 2til,

    mera sus ensión del traba o racional, sino de que en cada *gura o

    %erso se re%ele una fe más antigua que la incredulidad de la

    conciencia, un deseo de existir en el resente como absoluto, que lo

    cuenta, lo canta y lo inta sin ninguna otra *nalidad ráctica que su

    celebración y su *esta#

    $in embargo, también la *esta anuncia la sensación de un fracaso#

    3a historia del arte es una sucesión de fracasos, huellas del fracaso

    en la redención de los cuer os# Era ues necesario el %aciamiento de

    toda fe en el arte del resente, la abstracción del %erso como una

    forma que ya no ex resa todo lo que no habla ni el destino mudo con

    que *naliza cualquier %ida# Entre la *gura o la frase y la cosa o el serhablante hay una distancia que se traduce en la tristeza de cada obra

    encerrada en su l"mite, reducida también a cosa, ero no natural5 la

    tristeza de una obra, dir"a (egel, or ser 2nicamente un edazo de

    materia# 3a necesidad del fracaso obedece además a que si el

    es "ritu udiera ser traducido a un cuer o, éste se sustrae, no hay

    más arte, cosa fabricada# 3a 2nica es iritualidad concedida

    antiguamente al arte está en su mo%imiento, el des lazamiento desus materiales# El %erso, las re resentaciones deben traducir una

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    %ida osible, inexistente, al reino de las cosas# Por eso !urena uede

    ro oner la tarea del traductor como un modelo, una metáfora de la

    o eración del arte, que es una o eración oética con más de un

    lengua e# )al di%ersi*cación, la continuidad de su mo%imiento se

    deben a que lo intraducible ermanece en el origen# “&7ómo se hace

    osible la im osible %ida humana'” –se regunta !urena# Es decir+

    &cómo es osible el habla que %uel%e intraducible la resencia muda

    de lo %i%iente' Esa %ida que cada %erso, ca"do del sentido,

    encabalgando la nada y la fugacidad, intenta traducir está ya

    com rometida en las alabras que le fueron dadas# 7um le su

    destino al aludir a su ro ia intraducibilidad# 4o obstante, que las

    falibles traducciones, los oemas, los cuadros, la m2sica existan,

    sur an como de una necesidad tan antigua que se confunde con el

    origen de todo deseo, se/ala que algo de lo intraducible, de la

    unidad, asa a lo traducido, a su dis ersión en fragmentos limitados#

    9inalmente, or un instante al menos, la gracia llega a la obra, como

    romesa hecha a la fe que le diera origen# “)odos los caminos

    conducen”, concluye un tanto roféticamente !urena# Pero no dice

    adónde, sal%o que se trata de un lugar toda%"a or %enir, unión

    so/ada, como esadilla o como goce, entre el oema in*nito de .dán

    cantado en el idioma 2nico y no di%idido y los estruendos del

    . ocali sis cuando la naturaleza de e de merecer ese nombre y

    %uel%a al silencio eterno de lo inorgánico# 4acimos sin orqué, como

    la rosa#

    $il%io !attoni

    7órdoba, C de abril de D1