Promoción de la autonomía del paciente: Alcances y ...

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Promoción de la autonomía del paciente: Alcances y posibilidades desde la práctica clínica en urgencias. Caso del servicio de urgencias del Hospital Universitario San Ignacio, Bogotá, Colombia. Sandra Patricia Rodríguez Aguiar Trabajo de grado para optar por el título de Magistra en Bioética Pontificia Universidad Javeriana Instituto de Bioética Bogotá, marzo de 2020

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Promoción de la autonomía del paciente: Alcances y posibilidades desde la práctica

clínica en urgencias. Caso del servicio de urgencias del Hospital Universitario San

Ignacio, Bogotá, Colombia.

Sandra Patricia Rodríguez Aguiar

Trabajo de grado para optar por el título de Magistra en Bioética

Pontificia Universidad Javeriana

Instituto de Bioética

Bogotá, marzo de 2020

Promoción de la autonomía del paciente: Alcances y posibilidades desde la práctica

clínica en urgencias. Caso del servicio de urgencias del Hospital Universitario San

Ignacio, Bogotá, Colombia.

Sandra Patricia Rodríguez Aguiar

Trabajo de grado para optar por el título de Magistra en Bioética

Dirección: Eduardo Díaz Amado

Pontificia Universidad Javeriana

Instituto de Bioética

Bogotá, marzo de 2020

“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar

con nuevos ojos”

Marcel Proust

A Sebastián, quién me ha enseñado a desafiar mis paradigmas de ser mamá.

A Rienzi, por su amor, su apoyo incondicional y por construir conmigo una “Vida Buena”.

Agradecimientos

A mi director de trabajo de grado, por sus consejos y orientación clara y concreta.

A los profesores y personal administrativo del Instituto de Bioética, por su apertura y

generosidad al acompañarme en mi proceso de aprendizaje.

A la Dra. Paula Prieto, por compartir sus experiencias de Bioética en la práctica clínica.

A la Dra. Nathalia Rodríguez, por ofrecerme una lectura inspiradora.

A Rubén Gómez, por su excelente disposición para la búsqueda de recursos bibliográficos.

Tabla de Contenido

Lista de figuras ....................................................................................................................... 8

Introducción .......................................................................................................................... 10

Primer capítulo: El concepto de autonomía .......................................................................... 16

Orígenes ............................................................................................................................ 16

Ética Kantiana y autonomía .............................................................................................. 17

La autonomía desde el concepto de libertad de John Stuart Mill ..................................... 19

La autonomía en la fundamentación de la ética del discurso de Jürgen Habermas .......... 20

Biopolítica, cuidado de sí y autonomía ............................................................................. 21

Los principios de ética biomédica de Tom L. Beauchamp y James F. Childress ............. 23

La autonomía en el principialismo .................................................................................... 26

Consentimiento informado................................................................................................ 29

Relación médico-paciente desde la autonomía del paciente ............................................. 34

El concepto de autonomía desde el feminismo ................................................................. 36

Conclusiones ..................................................................................................................... 39

Segundo capítulo: Autonomía relacional ............................................................................. 41

Modelos relacionales ........................................................................................................ 41

La autonomía relacional como resultado de una reconfiguración del concepto ............... 43

Autonomía relacional vs autonomía tradicional ............................................................... 46

Conceptos relacionales de autonomía en el cuidado de la salud ...................................... 47

Cómo promover la autonomía de los pacientes en el ámbito médico............................... 50

La autonomía del paciente en las urgencias médicas........................................................ 51

Toma de decisiones compartidas TDC como alternativa para la promoción de la

autonomía del paciente ..................................................................................................... 52

Consentimiento informado y la perspectiva relacional de la autonomía .......................... 57

Conclusiones ..................................................................................................................... 61

Tercer capítulo: Análisis cualitativo ..................................................................................... 62

Descripción del campo de estudio .................................................................................... 62

Resultados y análisis ......................................................................................................... 64

Conclusiones ..................................................................................................................... 95

Cuarto capítulo: Conclusiones finales .................................................................................. 98

Referencias ......................................................................................................................... 103

8

Lista de figuras

Figura 1. Nemotecnia para la evaluación de la capacidad de toma de decisiones y la provisión

del tratamiento de emergencia.

Figura 2. Visión tradicional y relacional de la autonomía, similitudes y diferencias.

Figura 3. Cuatro espectros condicionales de la autonomía relacional.

Figura 4. Modelo del proceso de desarrollo de la HATD digital en mujeres con cáncer de

mama.

Figura 5. Percepciones sobre la autonomía del paciente.

Figura 6. Co-ocurrencia del código explicar el consentimiento y las categorías proceder del

médico con el consentimiento informado y percepciones de la autonomía del paciente.

Figura 7. Influencia del sistema de salud.

Figura 8. Evaluación de la capacidad de toma de decisiones del paciente.

Figura 9. Consentimiento informado.

Figura 10. Variables que afectan la toma de decisiones del paciente.

Figura 11. Factores asociados al respeto de la autonomía en urgencias.

Figura 11 (a). Códigos que se repiten en la categoría factores asociados al respeto de la

autonomía en urgencias.

Figura 12. Co-ocurrencia del código en urgencias las decisiones se toman muy rápido sin

tiempo de explicar el consentimiento y las categorías factores asociados con el respeto de la

autonomía y el consentimiento informado.

Figura 13. Toma de decisiones cuando el paciente tiene alterado su nivel de conciencia.

9

Figura 14. Co-ocurrencia de los códigos cuando está alterado el nivel de conciencia la

decisión la toma la familia o el médico y se indaga si hay voluntades anticipadas previas del

paciente en las categorías factores asociados con el respeto de la autonomía y la toma de

decisiones cuando el paciente tiene alterado su nivel de conciencia.

Figura 15. Proceder del médico con el consentimiento informado.

Figura 16. Co-ocurrencia del código médicos paternalistas en las categorías: factores

asociados al respeto de la autonomía del paciente en urgencias y el proceder del médico con

el consentimiento informado.

Figura 17. Aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía.

Figura 18. Servicio de ética clínica.

Figura 19. Co- ocurrencia del código creencias y valores del paciente con las categorías

servicio de ética clínica, aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la

autonomía del paciente y variables que afectan la toma de decisiones de los pacientes.

Figura 20. Toma de decisiones compartidas con el paciente.

Figura 21. Co-ocurrencia del código fortalecer la relación médico paciente, que permita

deliberaciones en las categorías aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la

autonomía del paciente y toma de decisiones compartidas con el paciente.

10

Introducción

La inclusión del concepto de autonomía en el campo de la bioética surge en respuesta a la

gran presión social ocurrida en la década de los años 70 en contra de los abusos y malas

prácticas realizadas por investigadores médicos en experimentos con seres humanos, es

entonces que se da paso a la regulación de la investigación y a la reivindicación del

protagonismo de las personas en la toma de decisiones en el ámbito biomédico. Un hito en

este proceso fue el Informe Belmont "Principios éticos y pautas para la protección de los

seres humanos en la investigación", documento realizado por la Comisión Nacional para la

protección de sujetos humanos de investigación científica en áreas de la biomedicina y de las

ciencias del comportamiento de los Estados Unidos, el cual incluyó tres principios:

beneficencia, justicia y respeto por las personas. Un año más tarde con la publicación de los

principios de la ética biomédica de Beauchamp y Childress se modifica el principio del

respeto de las personas por el principio del respeto a la autonomía.

Estos hechos trajeron cambios en la relación médico paciente, llevándola desde el

paternalismo tradicional en el que se privilegiaba la capacidad y la autoridad del médico,

actuar justificado por el principio de beneficencia y que dejaba por fuera la autonomía del

paciente; hasta la postura extrema de considerar a la autonomía como el principio y el fin de

toda decisión médica. En palabras de Pellegrino (1990): “la autonomía ha desplazado a la

beneficencia como primer principio de la ética médica. Esta es la reorientación más radical

ocurrida en la larga historia de la tradición hipocrática” (p.379) La reivindicación de la

autonomía de los pacientes ha dado protagonismo al rol del paciente, sin embargo, a veces

11

es considerada en términos de individuos racionales y aislados, según O'Neill (2002) la

autonomía ha sido muy a menudo entendida como autonomía individualista.

Ante las posturas individualistas surgen los conceptos relacionales de autonomía que

consideran que la autonomía se define y se promueve en un contexto social y que ese contexto

influye significativamente en las oportunidades que un agente tiene para desarrollar o

expresar su competencia de autonomía, lo que hace necesario analizar las implicaciones de

los contextos y las relaciones en el desarrollo de la autonomía de los agentes. (Mackenzie y

Stoljar, 2000).

No se trata entonces de negar la autonomía como un principio fundamental en la bioética

clínica, sino de permitir ver el punto medio, abandonando las posturas extremas, absolutas y

excluyentes en que se ha ubicado la autonomía, revisar las circunstancias en que se toman

las decisiones en salud, reconocer al paciente en su rol de agente moral desde su

vulnerabilidad, sus relaciones, sus valores y preferencias, su contexto social y por supuesto

entender y reconocer el papel que tiene el equipo médico en la promoción de la autonomía

de sus pacientes.

Es precisamente en el marco de la reflexión acerca de lo que significa el concepto de

autonomía del paciente, sus alcances y limitaciones en la práctica clínica en urgencias, lo que

da lugar al objetivo general de esta investigación: Identificar de qué forma perciben y

promocionan la autonomía del paciente los médicos urgenciólogos del servicio de urgencias

del Hospital Universitario San Ignacio. El estudio es una exploración específica con los

médicos urgenciólogos, no pretende ser una investigación exhaustiva en la que se tenga en

cuenta la perspectiva de otros profesionales del servicio de urgencias, ni de los pacientes; por

lo que esos aspectos se podrían incluir en estudios posteriores.

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La motivación para realizar esta investigación surge de mis propias experiencias como

paciente, familiar de paciente, profesional de la salud y coach para líderes y profesionales del

sector salud. Mis experiencias como paciente me han permitido estar en estado de

vulnerabilidad, de dependencia de los otros y de incertidumbre; he entendido mi

responsabilidad para asumir posiciones frente a mi estado de salud y darle un sentido distinto

a la vida desde la proximidad de la muerte. En ese camino he conocido profesionales de la

salud que me han empoderado en relación con mi estado de salud y que me han acompañado

en la toma de decisiones y otros por el contrario, me han dejado sola con mis inquietudes,

miedos y decisiones; como familiar de paciente he acompañado a mis seres queridos a

entender, aceptar y afrontar enfermedades que han cambiado en uno de los casos su plan de

vida y en otros los han llevado a la muerte; y como coach he podido identificar y entender

algunos de los dilemas y miedos a los que se enfrentan los profesionales de la salud al atender

a sus pacientes. A estas motivaciones se le suman las reflexiones que sobre estos temas han

surgido durante el desarrollo de mi maestría en bioética.

El campo de acción de la investigación la delimité mediante la siguiente pregunta de

investigación:

¿Cómo perciben y promocionan la autonomía del paciente los médicos urgenciólogos del

Hospital Universitario San Ignacio?

Los objetivos específicos que se plantearon fueron:

− Reconocer la percepción que tiene el médico urgenciólogo sobre el concepto de

autonomía del paciente.

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− Identificar cuál es el rol que el médico urgenciólogo asume en relación con el fomento

de la autonomía del paciente.

− Identificar qué posibilidades y limitaciones percibe el médico urgenciólogo en la

participación de los pacientes en la toma de decisiones en el servicio de urgencias.

− Identificar si existe un proceso de toma de decisiones compartidas en el servicio de

urgencias.

− Aportar a la producción intelectual en Bioética, con la publicación del material de

investigación.

En este trabajo se utilizó el método cualitativo de investigación cumpliendo con los

requisitos del Comité de investigaciones y ética institucional del Hospital Universitario San

Ignacio. La obtención de la información se hizo por medio de tres grupos focales y dos

entrevistas semi estructuradas. Se considera que es un estudio no probabilístico a

conveniencia, lo que no requiere contar con un cálculo de tamaño de la muestra.

Para los grupos focales se definieron los siguientes criterios de inclusión y exclusión:

− Criterios de inclusión: médicos urgenciólogos que están contratados en el Hospital

Universitario San Ignacio para el servicio de urgencias.

− Criterios de exclusión: se excluyeron los médicos generales, médicos de otras

especialidades diferentes a urgencias, estudiantes y médicos urgenciólogos que no

desearan participar en el estudio.

A los grupos focales asistieron 8 médicos urgenciólogos y las entrevistas se realizaron al

director del servicio de urgencias y al coordinador del servicio de ética clínica. La

participación fue voluntaria y se elaboró un formato de consentimiento informado que

firmaron todos los participantes. Las sesiones de los grupos focales y de las entrevistas se

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grabaron con previa autorización de los asistentes, material que fue transcrito para el

análisis.

Mediante los grupos focales se identificó la percepción que tienen los médicos

urgenciólogos sobre la autonomía del paciente y se identificaron barreras y oportunidades

para la promoción de esta en el servicio de urgencias. Las entrevistas permitieron

complementar la información y considerar las perspectivas del director del servicio y del

coordinador del servicio de ética clínica sobre el tema estudiado.

Para el análisis cualitativo se contó con la herramienta Atlas - ti 7.1 que está diseñada

bajo la teoría fundamentada, metodología descriptiva que se utiliza para estudiar la realidad

social y se diseña con los discursos de las personas.

La presentación del documento de este trabajo se estructuró en tres capítulos.

En el primer capítulo se revisa el concepto de autonomía desde sus orígenes, la inclusión

de la autonomía como principio bioético en la propuesta de Beauchamp y Childress y la

reconfiguración del concepto desde una perspectiva relacional.

En el segundo capítulo se presenta el concepto de autonomía relacional, su aplicación en

la atención en salud y el modelo de toma de decisiones compartidas.

En el tercer capítulo se describe el campo de estudio, la metodología, los resultados, el

análisis y las conclusiones del estudio cualitativo realizado en el servicio de urgencias del

Hospital Universitario San Ignacio.

En el último capítulo están las conclusiones y recomendaciones finales del trabajo.

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Consideraciones Éticas

Este estudio se considera de riesgo mínimo según la resolución 8430 de 1993 del

Ministerio de Salud “Son estudios prospectivos que emplean el registro de datos a través de

procedimientos comunes consistentes en: exámenes físicos o sicológicos de diagnóstico o

tratamientos rutinarios, entre los que se consideran: pesar al sujeto, electrocardiogramas,

pruebas de agudeza auditiva, termografías, colección de excretas y secreciones externas,

obtención de placenta durante el parto, recolección de líquido amniótico al romperse las

membranas, obtención de saliva, dientes deciduales y dientes permanentes extraídos por

indicación terapéutica, placa dental y cálculos removidos por procedimientos profilácticos

no invasores, corte de pelo y uñas sin causar desfiguración, extracción de sangre por

punción venosa en adultos en buen estado de salud, con frecuencia máxima de dos veces a

la semana y volumen máximo de 450 ml en dos meses excepto durante el embarazo,

ejercicio moderado en voluntarios sanos, pruebas sicológicas a grupos o individuos en los

que no se manipulará la conducta del sujeto, investigación con medicamentos de uso

común, amplio margen terapéutico y registrados en este Ministerio o su autoridad delegada,

empleando las indicaciones, dosis y vías de administración establecidas y que no sean los

medicamentos que se definen en el artículo 55 de esta resolución” (p.3)

16

Primer capítulo: El concepto de autonomía

En el ámbito de la medicina la autonomía ha sido un factor fundamental en la

comprensión de los cambios que han ocurrido en las últimas décadas, particularmente en la

relación clínica y la toma de decisiones.

La autonomía es un concepto que ha sido tan debatido y estudiado que carece de un

significado unívoco; en este capítulo haré una revisión de algunos de sus significados

incluyendo sus orígenes y su inclusión como uno de los principios de la ética biomédica. La

revisión del principio del respeto de la autonomía la haré desde la propuesta clásica de

Beauchamp y Childress y un elemento central para la medicina contemporánea que es el

consentimiento informado el cual se reconoce como una expresión de este principio. De

otra parte, teniendo en cuenta que los cambios ocurridos en la medicina afectan la manera

en cómo se relacionan los médicos con los pacientes se revisarán los modelos de relación

médico - paciente propuestos por Emanuel y Emanuel. Al final del capítulo se introduce, lo

que han llamado las críticas feministas, la reconfiguración del concepto de autonomía que

busca pasar de una perspectiva individual de la autonomía a una perspectiva relacional.

Orígenes

El concepto autonomía parte de la Grecia Antigua, este se comprendía como

independencia política, una independencia sin sentido moral (Gracia, 2012a) referida al

autogobierno. La palabra autonomía procede del griego autos, que significa propio, y nomos

de regla, aludiendo a la regulación de la persona sobre sí misma, una idea que se originó de

la teoría política y perfiló la noción de individuo. La falta de sentido moral presente en la

autonomía, parte de la relación intrínseca entre moralidad y Dios de la antigüedad. Pero esta

17

relación no daba solución a problemas prácticos, por lo que en la modernidad la moralidad

se entendió en tres etapas, a saber: 1) la construcción de forma de vivir por encima de la

moralidad, 2) la defensa de la filosofía moral de la concepción de autonomía individual, y 3)

la filosofía moral dentro de las problemáticas de la moral pública (Schneewind, 1995).

Las filosofías morales de Reid (1788), Bentham (1789) y Kant (1785) constituyeron el

camino para articular la creencia normativa de la dignidad y la valía del individuo, dando

origen a las concepciones de la moralidad como autogobierno. Entre las tres teorías, “la

explicación que daba Kant era la más completa y radical. Él fue el único en proponer un

planteamiento verdaderamente revolucionario para la moralidad. Sostenía que nosotros nos

autogobernamos porque somos autónomos” (Schneewind, 2009, p. 26).

Ética Kantiana y autonomía

El filósofo alemán Immanuel Kant (1724) pretendió fundar una ética universal que fuera

válida para todos los seres humanos, por lo que la basó en el imperativo categórico formulado

como un elemento de la voluntad. Según el pensamiento kantiano, “la ley moral no es una

exigencia de hacer el bien a los demás, más bien nos dice que hemos de obrar sólo de manera

que pudiésemos acordar racionalmente debería obrar cualquiera” (Schneewind, 1995, p.

222). Así, el imperativo muestra que somos nosotros los que decidimos ser nuestros propios

legisladores morales, expresando la autonomía como un agente que se autogobierna.

Para Kant, la autonomía se identificaba con la personalidad propia del ser humano. En su

crítica de la razón práctica, Kant (2003) amplia esta idea:

No puede ser nada menos que lo que eleve al hombre por encima de sí mismo

(como parte del mundo sensible), lo que lo enlace con un orden de cosas que

18

sólo pueda pensar el entendimiento, y que al mismo tiempo tenga bajo sí todo

el mundo de los sentidos, y con él la existencia empíricamente determinable

del hombre en el tiempo y el conjunto de todos los fines (lo único que a título

de moral se conforme a esas leyes prácticas absolutas). No es otra cosa que la

personalidad, es decir, la libertad e independencia respecto del mecanismo de

toda la naturaleza, pero considerada al propio tiempo como facultad de un ente

que está sometido a leyes prácticas puras peculiares, a saber, que le han sido

dadas por su propia razón, la persona, pues, como perteneciente al mundo

sensible sometida a su propia personalidad, en la medida en que al mismo

tiempo pertenezca al mundo inteligible; entonces no es de extrañar que el

hombre, perteneciendo a ambos mundos, no tenga que considerar su propio

ente respecto de su segunda y suprema destinación de otro modo que con

veneración y sus leyes con el máximo respeto (p.77).

Según Diego Gracia el gran hallazgo metafísico de Kant en la crítica de la razón pura es

que, el deber puro identifica al ser humano como persona, con fin en sí mismo, y esto es

debido a su autonomía. Aquí el sentido de autonomía es ontológico como una característica

que corresponde sólo a la naturaleza humana, por lo que tiene un sentido superior (Gracia,

2012b). Existe en Kant un doble sentido para el concepto de autonomía; de una parte, está la

autonomía pura que se relaciona con la libertad y de otra parte la autonomía empírica que

puede estar afectada o condicionada. Para Kant, todos los conceptos y leyes morales tienen

su origen en la razón, de tal forma que ser autónomo es una facultad esencialmente humana

que coincide con la racionalidad.

19

La autonomía desde el concepto de libertad de John Stuart Mill

La autonomía se evidencia en la defensa de la libertad individual según el filósofo británico

Mill (1806). La libertad es la que le permite al individuo realizarse dentro de la vida social y

la vida privada. En la vida social está la vida con los demás en la que el estado establece

normas de comportamiento para los ciudadanos. En el ámbito privado se desarrolla por

completo la libertad del individuo, pues en este se encuentran los pensamientos, deseos,

sentimientos y creencias. Ante esta noción de libertad en el ámbito privado, Mill (1971)

afirma que:

La única libertad que merece este nombre es la de buscar nuestro propio bien

a nuestra propia manera, en tanto que no intentemos privar de sus bienes a

otros, o frenar sus esfuerzos para obtenerla. Cada cual es el mejor guardián de

su propia salud, sea física, mental o espiritual. La especie humana ganará más

en dejar a cada uno que viva como le guste más, que en obligarle a vivir como

guste al resto de sus semejantes. (p. 29).

La libertad de la que habla Mill no se refiere al concepto del libre albedrío, sino a la

libertad social, entendida como la no intervención del Estado en los asuntos propios del

individuo. Estos asuntos se pueden entender de las siguientes formas, a saber: 1) la libertad

de conciencia en el sentido más amplio, es decir pensar y de sentir, 2) la libertad absoluta de

expresar y publicar opiniones sobre cualquier asunto, 3) la libertad de gustos y de

inclinaciones, de organizar la vida siguiendo el propio modo de ser, de hacer lo que le plazca

a cada quien, sujetos a las consecuencias de sus actos, sin que sus semejantes se lo impidan

y 4) la libertad de asociación entre los individuos. (Mill, 1971).

20

Estas libertades del individuo dan cuenta de la independencia de pensamiento, de la

expresión y elección de valores y preferencias, y de la forma en que cada persona se hace

cargo de su proyecto de vida. O’Neill (2002) sostiene: “John Stuart Mill, cuyos escritos

contienen, en mi opinión, el más profundo intento de establecer la autonomía dentro de un

relato naturalista de la acción humana” (p.30).

La autonomía desde la teoría de Mill considera que todos los individuos deben ser libres

de conducir sus propios asuntos mientras que estos no afecten los intereses de los demás.

Para Mill, la libertad es necesaria para que los individuos puedan cultivar su propia

individualidad y carácter, y así contribuir al bienestar personal y social.

La autonomía en la fundamentación de la ética del discurso de Jürgen Habermas

Habermas, filósofo y sociólogo alemán (1929), considera que las cuestiones morales

pueden decidirse racionalmente por medio del ejercicio argumentativo del discurso. Para la

realización de este se exige como norma la suposición de la racionalidad, la cual implica que

los participantes del discurso se encuentran en un proceso de diálogo que tiene unas

características de inclusión, relaciones de simetría, veracidad de los participantes, acceso a

la participación y ausencia de coerción para las decisiones.

El diálogo promueve las decisiones racionales, lo que favorece que los participantes no se

vean sometidos a abandonar su valores, intereses, sentimientos y deseos individuales, sino

que se expresen y sometan a debate los intereses particulares. En el diálogo prima la

aceptación general, por lo que las decisiones tomadas son soportadas por las mismas razones

para todos. Es precisamente en ese ejercicio argumentativo que la autonomía del individuo

se ve realizada, pues no hay un sacrificio moral del individuo, este puede expresar un interés

21

personal con carácter de interés general y que tiene la posibilidad de ser reconocido como tal

en el debate público (Habermas, 1991).

Esta autonomía se legitimiza en el campo del derecho al ser garantizada para cada

ciudadano (Habermas, 1999). De esta forma la autonomía privada y la pública se presuponen

la una a la otra, pues para que la autonomía privada sea plena se requiere de la autonomía

pública, así una persona tiene el derecho tanto a su autonomía privada como a su autonomía

pública y viceversa. La autonomía pública tiene para la autonomía privada un papel

fundamental, ya que en lo público se definen una serie de bienes sociales fundamentales

como por ejemplo la educación, la salud, la cultura. Estas condiciones son necesarias para la

realización del plan de vida del individuo, por lo que no se pueden garantizar derechos

individuales sin garantizar los derechos a la participación. Así, para que la autonomía pública

pueda ser autonomía pública plena se requiere la garantía de la autonomía privada.

La autonomía pública requiere como condición de posibilidad de un desenvolvimiento

pleno, que los ciudadanos tengan la garantía de poder conformar sus puntos de vista

individuales y exponerse a las experiencias sociales con plena libertad, para llevar a la

asamblea pública las opiniones que van a para la toma de decisiones. Por estas razones, en

un estado de derecho se tienen que proteger de la misma forma los derechos individuales y

los derechos a la participación, debido a su correspondencia mutua.

Biopolítica, cuidado de sí y autonomía

El filósofo francés Michel Foucault (1926) se preocupa por la libertad de los individuos

bajo el análisis de las estructuras de poder dentro de los discursos en los sistemas sociales,

como los hospitales, las cárceles y los asilos. Para Foucault, estos sitios son instrumentos

22

para reafirmar el poder de las estructuras sociales, en donde la verdad es construida por unos

grupos de poder que controlan la voluntad y el pensamiento de los individuos bajo un proceso

de normalización. Esta, se realiza por medio del lenguaje (Foucault, 2002a) que crean las

practicas sociales para definir cada saber técnico.

En el caso de la medicina, los médicos como los sujetos de los saberes son quienes definen

a los enfermos; esta relación entre el médico y el paciente es un ejemplo de la biopolítica. La

biopolítica implementa acciones políticas sobre la vida a nivel de las personas y la sociedad,

de tal forma que, en instituciones como los hospitales por medio de los procedimientos,

normas y el ejercicio de los médicos se puede ejercer control sobre las personas impidiendo

su autonomía. Esta biopolítica o biopoder es la gestión total de la vida, en el que el orden y

la relevancia de los discursos son determinados por relaciones de poder. En este esquema los

individuos no ejercen ningún rol, desde esa perspectiva se pierde la libertad porque el

ejercicio del poder de las instituciones restringe las libertades individuales, y, por lo tanto, la

autonomía.

En una etapa más tardía, Foucault trabaja en la forma en que los sujetos pueden reconstruir

su propia subjetividad, su sí mismo, pues como dice Foucault “la inquietud de sí mismo es

una especie de aguijón que debe clavarse allí, en la carne de los hombres, que debe hincarse

en su existencia y es un principio de agitación, un principio de movimiento, un principio de

desasosiego permanente a lo largo de toda la vida” (2002b, p. 24). Así, aparece la noción del

cuidado de sí mismo, es decir conocerse, asistirse y regirse. Este cuidado de sí mismo es una

expresión de un conjunto de prácticas que potencian la relación del sujeto consigo mismo,

cultivan la existencia, la verdad y la subjetividad moral.

23

Para el cuidado de sí mismo, Foucault retoma un principio filosófico del pensamiento

griego, helenístico, y romano de épiméleia. Este, hace referencia a: 1) una actitud general,

una forma de enfrentarse al mundo, de comportarse y de establecer relaciones con los otros;

2) una manera determinada de atención hacia sí mismo, de vigilancia sobre lo que se piensa;

3) una forma de comportarse que se ejerce sobre uno mismo, a través de la cual uno se hace

cargo de sí mismo, se modifica y se transforma y 4) a la capacidad de cambiar la

contemplación del afuera hacia el adentro, como posibilidad de mirarnos, de tal forma que

implique una acción sobre sí. (Foucault, 2002b).

Desde el pensamiento de Foucault, la libertad llevada a cabo desde el cuidado de sí mismo,

le permite al individuo ocuparse de sí mismo, conocerse y decidir sobre su propia vida. Esta

libertad se entiende como una autonomía reconstruida, en donde los sujetos habitan no solo

los discursos de otros sino los propios. El cuidado de sí mismo aplicado en la medicina se

puede ver en el rol que el paciente asume respecto al cuidado de su salud; de tal forma que

además del discurso del médico, el paciente puede incluir en el propio, dudas, preferencias,

temores y valores, lo que requiere autoconocimiento; y así en conjunto con los discursos

médicos y las alternativas terapéuticas disponibles puede tomar las decisiones sobre su propio

estado de salud, haciéndose cargo de sí mismo.

Los principios de ética biomédica de Tom L. Beauchamp y James F. Childress

La forma de entender la atención en salud en las últimas décadas ha tenido un cambio

fundamental, pasando de un enfoque centrado en el principio de beneficencia y prácticas

paternalistas, a un modelo que respeta más el derecho de los individuos de tomar las

decisiones que les conciernen. A partir de este cambio se realiza el principio del respeto a la

autonomía que Beauchamp & Childress formularon.

24

El respeto a la autonomía como principio se da en el año 1974 a partir de los abusos

cometidos contra humanos en experimentos realizados por investigadores médicos: como la

investigación sobre la sífilis realizada en una comunidad negra en Tuskegee (Alabama) entre

1932 y 1972, la investigación en busca de una vacuna contra la hepatitis realizada en la

escuela estatal de niños con retrasos mentales Willowbrook en New York entre 1956 y 1970,

la investigación de cáncer en Jewish Chronic Disease en el hospital de Nueva York entre

1963 y 1964 (Bioeticawiki, 2015).

Con el propósito de identificar los principios éticos básicos que se deberían tener en cuenta

para este tipo de investigaciones, el Congreso de Estados Unidos estableció la ley nacional

para la investigación científica qué a su vez creó la Comisión Nacional para la protección de

sujetos humanos de investigación científica en áreas de la biomedicina y de las ciencias del

comportamiento1, cuyo trabajo produjo cuatro años más tarde el informe Belmont el cual

incluyó tres principios fundamentales: beneficencia, justicia y respeto por las personas.

Además de dos aspectos éticos: 1) que todos los individuos deben ser tratados como agentes

autónomos, y 2) que todas las personas cuya autonomía está disminuida tienen derecho a la

protección (The National Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical

and Behavioral Research, 1979).

Los filósofos norteamericanos Tom Beauchamp y James Childress desarrollaron los

principios generales de la ética de la investigación formulados en el informe Belmont,

modificando el principio de respeto por las personas, por el principio de respeto a la

autonomía, añadiendo el principio de “no maleficencia” y ampliando el alcance de los

1 Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research

25

principios a toda la actividad biomédica. La propuesta de estos principios según Beauchamp

(2010) “estaba sostenida en la preocupación … de la atención médica con un modelo de

cuidado de la salud basado en la beneficencia para ser argumentado por un modelo de

autonomía, que incorpora […] preocupaciones sociales, particularmente aquellas centradas

en justicia social”. (p. 36).

Como resultado del trabajo de los autores, se definieron cuatro principios de ética

biomédica que más adelante serán reconocidos como principios de la bioética, a saber: el

principio del respeto a la autonomía que sostiene que una acción autónoma es actuar

intencionadamente, con conocimiento, sin influencias externas. El principio de no

maleficencia que obliga a no hacer daño intencionadamente, el principio de beneficencia que

es una obligación moral de actuar en beneficio de los otros y el principio de justicia que

aborda el tema de distribución equitativa de los derechos y de responsabilidades o cargas en

la sociedad2 (Beauchamp & Childress, 1999).

Entre las principales críticas a los principios de Beauchamp y Childress se encuentran: 1)

la ausencia de una teoría ética de base, 2) la necesidad de ser especificados ya que son

conceptos generales y pueden llegar a ser insuficientes en las decisiones de la práctica clínica,

3) la carencia de una jerarquización entre los principios y 4) la primacía que se le ha dado al

principio del respeto por la autonomía sobre los demás principios. Así mismo Gert y Clouser

(1999) consideran que se generan muchas contradicciones o confusiones cuando se pretende

guiar la práctica médica con estos principios, especialmente con el de autonomía ya que este

principio carece de contenidos concretos.

2 Estos principios se describieron en el libro Principles of Biomedical Ethics, cuya primera edición fue en 1979, que ha sido

reelaborado, reordenado y ha integrado muchas de las críticas que se habían hecho a las ediciones anteriores (Tubau, 2011);

desde entonces se han hecho siete ediciones, la última en el año 2013.

26

A pesar de las críticas, la obra de Beauchamp y Childress, después de 40 años de haber

sido publicada, sigue siendo un texto de referencia en el estudio de la bioética. Entre las

ventajas que el principialismo brinda a la bioética está la claridad conceptual en los debates

morales en el ámbito biomédico, la introducción de un lenguaje accesible al mundo médico

y de un lenguaje común en una sociedad norteamericana y europea dividida por el pluralismo

moral (Tubau, 2011).

La autonomía en el principialismo

La autonomía desde la perspectiva de Beauchamp y Childress se basa en el análisis de

cómo se toman decisiones en el ámbito de la salud, estos autores concluyen que las teorías

sobre la autonomía tienen dos condiciones: la libertad, entendida como la ausencia de

influencias externas, y ser agente, lo que implica contar con la capacidad para actuar desde

una intención determinada. La autonomía y ser agente se implican, en ambas hay

intencionalidad, información e independencia de influencias externas. Aunque estas dos

últimas no son absolutas, existe una gama de posibilidades que puede afectar su

cumplimiento y en consecuencia las acciones pueden tener diferentes niveles de autonomía.

Para que una acción sea autónoma no se necesita que la información y la independencia sean

completas, pero sí requiere de cierto grado de suficiencia, lo que implica hacer una

evaluación de esta para asegurar si la autonomía es suficiente en cada contexto. En relación

con la compatibilidad de la autonomía con la autoridad, un sujeto puede ejercer su autonomía

para decidir aceptar y cumplir las exigencias de una institución o comunidad; sin embargo,

en el campo de la medicina pueden ocurrir dificultades, especialmente cuando la autoridad

del profesional de la salud no ha sido debidamente aceptada o delegada. (Beauchamp &

Childress, 1999).

27

¿Qué implica respetar a un agente autónomo? asegurar al sujeto autónomo las condiciones

necesarias para que el derecho a opinar, elegir según sus valores y creencias sean

consideradas. Ignorar, transgredir o disminuir la autonomía de las personas implicaría

irrespetar al sujeto autónomo. Beauchamp & Childress retoman a Immanuel Kant y John

Stuart Mill para desarrollar la idea del respeto de la autonomía. Kant (como se citó en

Beauchamp y Childress 1999) considera que “el respeto a la autonomía deriva del

reconocimiento de que toda persona tiene un valor incondicional y la capacidad de determinar

su propio destino”. Mill por su parte habla de la individualidad como determinante en la vida

de las personas, en donde se le debe permitir a los ciudadanos desarrollarse en función de sus

convicciones personales siempre que no interfieran con la libertad de los demás.

El principio de respeto a la autonomía tiene valor prima facie, no es absoluto, puede estar

subordinado por otras consideraciones morales y no es la única fuente de obligaciones y

derechos morales. En la aplicación, la formulación positiva de este principio obliga a los

profesionales a ofrecer información, asegurando la comprensión, la voluntariedad y a

fomentar la toma de decisiones autónomas, pues como Beauchamp & Childress (1999)

afirman: “muchos actos autónomos no serían posibles sin la cooperación activa de otros que

permita que las opciones sean viables”. (p. 119)

En cambio, la formulación negativa, a saber: las acciones autónomas no deben ser

controladas ni limitadas por otros.

Es preciso tener en cuenta que el principio del respeto de autonomía establece que la

elección de ser informado es un derecho, no un deber de los pacientes, de tal forma que no

pretende imponer la elección de las decisiones a los pacientes. Es necesario entender que en

el campo de la salud no todas las personas desean profundizar en la información sobre su

28

estado de salud, y prefieren no tomar decisiones. Beauchamp & Childress (2009) dicen que

el principio de respeto de la autonomía que defienden es “un derecho correlativo de elegir (y

no un deber imperativo de elegir)” (p. 105)

En el mundo biomédico, la introducción del principio de autonomía trajo cambios en la

forma de entender la relación médico-paciente. En esta nueva relación el respeto a la

autonomía reconoce la capacidad de decisión, el autogobierno, el sistema de valores y el

proyecto de vida del paciente, lo que deja de lado el paternalismo de antaño. Sin embargo, la

evolución a esta nueva forma de relación ha traído inconvenientes, según Feito (2011) “los

médicos perciben una pérdida de poder y sienten, en algunos casos, un cuestionamiento de

la labor […] al tener que aceptar las decisiones de los pacientes incluso cuando consideran

que no son adecuadas, o no coinciden con su sistema de valores” (p.5).

El principio de autonomía presenta otras dificultades, a saber: en relación con el principio

de beneficencia ya que, al no encontrar un acuerdo entre el médico y el paciente sobre lo que

es apropiado para el paciente, es necesario establecer cuál decisión se respeta, la del paciente

o la del médico. Acerca de la primacía que se le ha otorgado a este principio, Callahan (1984)

reconoce el valor del respeto por la autonomía como un medio para establecer la

independencia moral del individuo y advierte del peligro de hacer de la autonomía el objetivo

moral de una sociedad o de un sistema de atención médica. Así mismo hay críticas que hacen

énfasis en el carácter de independencia de la autonomía y quizás esto se deba a que para la

bioética norteamericana “la autonomía se concibe como un acto de independencia y libre

albedrio por parte de un individuo aislado” (Feito, 2011, pg. 6.).

29

Consentimiento informado

La forma como se usa actualmente el consentimiento informado en el campo de la

medicina surge en la década del 70, momento en que paralelamente se discute la interacción

entre los médicos y sus pacientes. (Beauchamp & Childress, 1999). Con la introducción del

consentimiento informado, la ética médica pasa “de un enfoque limitado a la obligación del

médico o investigador de divulgar información a la calidad de la comprensión de la

información por parte del paciente o sujeto y el derecho a autorizar o rechazar una

intervención biomédica”. Beauchamp (2010, p. 50).

Quizás la expresión más reconocida del principio del respeto a la autonomía ha sido el

consentimiento informado y así lo reitera la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos

Humanos de la Unesco de 2005 en su artículo 63, en donde expresa que en el ámbito de la

medicina existe la obligación de contar con el consentimiento libre, expreso e informado de

manera previa a todos los procedimientos diagnósticos, terapéuticos y de investigación.

Para Beauchamp & Childress hay dos formas de entender el concepto de consentimiento

informado: de una parte, en función de la elección autónoma acerca de una intervención o

participar en una intervención, y, de otra parte, en función de las reglas sociales de las

instituciones que necesitan la aprobación del paciente antes de un procedimiento o

investigación. El consentimiento tiene una parte informativa, que implica exponer la

información y asegurar su comprensión y la del consentimiento mismo que implica la

3 “1. Toda intervención médica preventiva, diagnóstica y terapéutica sólo habrá de llevarse a cabo previo

consentimiento libre e informado de la persona interesada, basado en la información adecuada. Cuando proceda,

el consentimiento debería ser expreso y la persona interesada podrá revocarlo en todo momento y por cualquier

motivo, sin que esto entrañe para ella desventaja o perjuicio alguno. 2. La investigación científica sólo se debería

llevar a cabo previo consentimiento libre, expreso e informado de la persona interesada. La información debería

ser adecuada, facilitarse de forma comprensible e incluir las modalidades para la revocación del consentimiento

(p. 1).

30

decisión voluntaria de someterse a un procedimiento. Aunque Beauchamp & Childress

reconocen que en la literatura se habla de cinco elementos que constituyen el consentimiento

informado: competencia, voluntariedad, exposición de la información, comprensión, y

consentimiento, los autores amplían los elementos a siete4:

A pesar de que el consentimiento informado está compuesto por los elementos descritos,

en ocasiones la exposición a la información es la única condición que se considera para que

el consentimiento sea válido, lo cual según Beauchamp & Childress desvirtúa su verdadero

significado. “Desde el punto de vista moral el consentimiento informado está menos

relacionado con la obligación de los profesionales de revelar la información que con el hecho

de que las decisiones de los pacientes y los sujetos sean autónomas”. (Beauchamp &

Childress, 1999, p. 139).

En la práctica del consentimiento informado se requiere definir la información que se debe

dar a los pacientes por lo que es necesario reconocer en cada caso cuál es el objetivo del

consentimiento, cuál es la información relevante y suficiente sobre los procedimientos,

riesgos, beneficios y recomendaciones. Para determinar qué información se debe proveer al

paciente existen 3 criterios: 1) la práctica profesional: el profesional que atiende al paciente

es el encargado de dar la información; sin embargo no existen parámetros claros y

estandarizados para saber con precisión cual es la cantidad y tipo de información que se

requiere; 2) la persona razonable: en este caso la información se determina basándose en la

4 “La enorme importancia que las autorizaciones tiene en nuestro análisis nos ha llevado a sustituir el

“consentimiento”, quinto elemento de la lista anterior, por lo elementos 6 y 7. I. Elementos iniciales

(condiciones previas): Competencia (para entender y decidir), Voluntariedad (al decidir). II. Elementos

informativos: Exposición (de la información material), Recomendación (de un plan), Comprensión (de 3 y 4).

III. Elementos de consentimiento: Decisión (a favor de un plan), Autorización del plan elegido” (Beauchamp

& Childress, 1999, p. 138).

31

información que requeriría una hipotética persona razonable para tomar una decisión sobre

un procedimiento y 3) el subjetivo: la información se debe determinar en relación de las

necesidades particulares de información que tenga cada persona. Este último criterio es

considerado el mejor criterio moral para proveer información ya que es el único que tiene en

cuenta las necesidades específicas del paciente. Una vez se define y se provee la información

al paciente, el reto para los profesionales de la salud está en asegurar su comprensión y en

ese proceso se tienen que reconocer los límites relacionados con la patología, el tipo de

paciente y sus conocimientos previos (Beauchamp & Childress, 1999). Además, la

evaluación de la competencia de los pacientes para tomar decisiones se presenta como un

tema complejo debido a las variables del sujeto. Simón (2008) afirma que “el juicio sobre la

capacidad de un paciente siempre será probabilístico y prudencial, no de certeza científica,

por eso ninguna de las herramientas o protocolos de evaluación de la capacidad nunca podrá

ser un Santo Grial” (p. 327).

El término competencia tiene varios significados, sin embargo, hay un concepto común:

“pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo” Real academia de la lengua (2019). Los

criterios de la competencia dependen las decisiones que se vayan a tomar, por esta razón en

el contexto de la toma de decisiones en salud no se debería hablar de competencia global sino

de competencia específica. Así, en una situación particular una persona competente debe

poder entender la información, hacer un juicio sobre ella, pretender alcanzar un objetivo y

exponer sus deseos.

En el contexto de la salud, los juicios que hacen los profesionales de la salud sobre la

competencia de los pacientes sirven para: 1) identificar a los individuos competentes cuyas

decisiones deben ser respetadas, 2) identificar los individuos cuyas decisiones deben ser

32

supervisadas, 3) ayudar a determinar la necesidad de un tutor que proteja los intereses del

paciente en caso de que este sea incompetente para tomar una decisión acerca del

procedimiento o intervención requerida e 4) identificar en caso de incompetencia, si esta se

puede recuperar. La dificultad de la evaluación está en cómo clasificar a las personas que

tienen capacidad disminuida para entender, reflexionar o decidir, por lo que se necesita tener

más criterios para establecer las incompetencias. Al respecto, Beauchamp & Childress

retoman los criterios derivados del trabajo realizado por los psiquiatras norteamericanos

Appelbaum y Roth en 1982 sobre la capacidad de los sujetos de experimentación. Estos

contemplan en qué medida el paciente es capaz de expresar las preferencias, comprender las

situaciones y consecuencias, entender información relevante, dar razones de riesgo, beneficio

y la capacidad para tomar decisiones razonables. Para la evaluación de los criterios se debe

seleccionar una prueba que establezca el nivel requerido de la competencia del paciente.

(Beauchamp & Childress, 1999). Así mismo pueden surgir conflictos cuando un paciente

con una capacidad de decisión cuestionable toma una decisión que pone en riesgo su

bienestar, y que desde el punto de vista médico no satisface el mejor interés. En estos casos

Chow, Czarny, Hughes y Carrese (2010) plantean que se revise si el paciente tiene una

capacidad de toma de decisiones adecuada y si se cumplen los requisitos para que el médico

proporcione tratamiento de emergencia sin consentimiento informado. Esta propuesta se hace

mediante un esquema llamado CURVES5, para ayudar en la evaluación de emergencia y la

gestión de tales conflictos.

5 CURVES, por sus siglas en inglés: elegir y comunicar, entender, razón, valor, emergencia, suplente.

33

Figura 1

Nemotecnia para la evaluación de la capacidad de toma de decisiones y la provisión del

tratamiento de emergencia.

Traducido de (Chow, et.al, 2010)

Según este esquema un paciente tiene capacidad para tomar decisiones si cuenta con las

habilidades para elegir y comunicarse, comprender, razonar o valorar una decisión, por el

contrario, no tendrá capacidad para tomar decisiones si carece de alguna de esas habilidades.

En ese caso se acude a un sustituto quien tomará las decisiones en nombre del paciente y si

no hay un sustituto disponible y hay un riesgo inminente para el bienestar del paciente se

realiza la intervención terapéutica sin el consentimiento informado.

A pesar de la importancia de evaluar la capacidad de toma de decisiones de un paciente,

no existe en la actualidad un estándar totalmente aceptado de cómo evaluarla, ni un consenso

entre los profesionales. Por ejemplo, en el caso de Colombia un estudio realizado en el año

2013 con 16 hospitales y 61 médicos especialistas de neurología y psiquiatría, cuyo objetivo

era la identificación de la metodología y criterios para evaluar la competencia mental en

pacientes médico quirúrgicos hospitalizados, identificó que “los profesionales entrevistados

carecían de unos lineamientos claramente estructurados, basaban sus conceptos en criterios

34

clínicos no unificados, sin hacer referencia a lo establecido en la literatura” (Sucerquia, 2013,

p. 4).

Relación médico-paciente desde la autonomía del paciente

La exaltación del paciente como un sujeto autónomo en el ámbito biomédico ha traído

cambios en la relación médico-paciente, lo que ha generado discusiones acerca del rol del

paciente en la toma decisiones y conflictos entre los valores del médico y del paciente. Ante

esas discusiones surge la pregunta: ¿cómo debe ser la relación médico paciente? Esta

pregunta es abordada por Emanuel y Emanuel (1992) quienes plantean cuatro modelos de

relación médico paciente: paternalista, informativo, interpretativo y deliberativo. Estos

modelos se diferencian en la cantidad y calidad de la información brindada al paciente, en el

rol que asume el médico en la relación y en la concepción de la autonomía del paciente.

En el modelo paternalista, que ya desde la medicina hipocrática existía, el médico actúa

como el tutor del paciente y decide por él las pruebas diagnósticas y tratamientos requeridos.

En consecuencia, el médico selecciona la información que da al paciente para el

consentimiento de la intervención. En este modelo, la autonomía del paciente se ve como un

asentimiento a lo que el médico considera que es lo mejor.

En el modelo informativo o técnico, el propósito es brindar al paciente toda la información

relevante sobre su enfermedad, intervenciones terapéuticas, beneficios y riesgos de estas para

que éste pueda elegir la intervención, de tal forma que el médico tiene un rol de experto

técnico que brinda la información. En este modelo se concibe la autonomía del paciente como

el control del mismo paciente sobre la toma de decisiones de su salud.

35

En el modelo interpretativo el propósito es identificar los valores del paciente, definir lo

que realmente quiere y ayudarlo en que la elección de las intervenciones médicas disponibles

se ajuste a sus valores. El médico brinda la información sobre la enfermedad, alternativas de

intervención, beneficios y riesgos de estas, además le ayuda al paciente a aclarar sus valores

y a comprender cuál de las intervenciones médicas interpretan mejor esos valores. El rol del

médico en este tipo de relación es de consejero. En este modelo la autonomía del paciente se

considera como una autocomprensión, ya que permite un mayor conocimiento del paciente

sobre sí mismo y cómo su identidad puede afectarse por las alternativas médicas.

Por último, está el modelo deliberativo cuyo propósito es apoyar al paciente a identificar

y a elegir los mejores valores relacionados con su salud para que se apliquen en su situación.

En este caso hay un proceso deliberativo entre el médico y el paciente en el que el médico

brinda información sobre la situación clínica y le ayuda a aclarar los valores en las

alternativas existentes. El médico actúa como un maestro indicando al paciente que puede

hacer, que debe hacer y qué decisión sería la más adecuada para la situación clínica, evitando

la coacción ya que es el paciente finalmente el que toma la decisión. En este modelo la

autonomía del paciente se concibe como:

un autodesarrollo moral ya que el paciente está capacitado, no solamente para

seguir unas preferencias irreflexivas o unos valores establecidos, sino también

para analizar, a través del diálogo, los distintos valores relacionados con la

salud, su importancia, y sus implicaciones en el tratamiento (Emanuel y

Emanuel, 1992, p. 2222).

Ahora bien, retomando la pregunta por cómo debe ser la relación médico paciente, podría

decirse que depende del paciente y de las circunstancias en las que se dé esta relación. Hay

36

pacientes que demandan gran cantidad de información mientras que otros, no sólo porque no

la quieren, sino porque prefieren que sea el médico quien tome todas las decisiones. Por lo

que el médico podría indagar al paciente qué tipo y cantidad de información prefiere y de

qué forma se tomarán las decisiones. De otra parte, están los escenarios de las emergencias

en salud en los que no hay un tiempo para la deliberación entre el paciente y el médico y el

modelo paternalista estaría justificado.

El concepto de autonomía desde el feminismo

Además de las críticas expuestas anteriormente, el feminismo ha analizado el concepto

tradicional de autonomía, pues las fallas que se han presentado en la aplicación de la

autonomía parecen estar vinculadas a las prácticas de opresión de género. Las críticas

feministas se pueden entender desde cinco categorías, a saber: una crítica simbólica,

metafísica, del cuidado, postmodernidad y de la diversidad.

La crítica simbólica se refiere a la abstracción o el carácter ideal del hombre autónomo,

que se ubica en el centro de la obsesión por la autonomía de la cultura occidental

contemporánea. Lo fundamental de este carácter es el concepto de independencia

autosuficiente, sobre la noción de que los seres humanos son capaces de liderar vidas

autosuficientes, aisladas e independientes y que el objetivo de la vida humana es la

realización de la autosuficiencia y la individualidad. Si bien este carácter ideal es una

abstracción que los teóricos consideran que no es posible alcanzar, en la práctica conduce a

puntos de vista problemáticos: a) apoya la valorización de la independencia sustantiva

sobre todos los demás valores, en particular sobre los que surgen de las relaciones de

interdependencia, como la confianza, la lealtad, la amistad, el cuidado y la responsabilidad;

b) promueve una concepción en la que la diversidad y la complejidad de los agentes se

37

reducen y los agentes son reducidos a una similitud intercambiable y, c) sugiere que los

valores, las prácticas sociales, las relaciones y las comunidades que se basan en la

cooperación y la interdependencia amenazan, o al menos comprometen, la autonomía. La

crítica simbólica no rechaza por completo el concepto de autonomía, sugiere que una mejor

comprensión de la evaluación crítica debe comenzar rechazando la concepción de la

"autonomía hiperbolizada" y reemplazándola con una visión relacional de la subjetividad,

centrada en el reconocimiento de que las personas son "segundas personas" que sólo se

convierten en personas en las relaciones con los demás. Esta crítica deja abierta la pregunta

¿cómo desarrollar modelos de reflexión crítica que sean coherentes con una concepción

relacional de la subjetividad? La contribución de esta crítica recoge esta pregunta al

examinar el papel que pueden desempeñar la promoción y el testimonio para promover la

autonomía de los individuos y grupos oprimidos; 2) crítica metafísica: estas críticas

suponen que atribuir autonomía a los agentes implica que los agentes son separados o

radicalmente individualistas, y si atribuir la autonomía a los agentes es, de hecho,

presuponer el individualismo, entonces parece que el intento de articular la autonomía,

descansa en un error. Dentro de éstas críticas hay cuatro posiciones correspondientes a

diferentes formas de entender el individualismo, así: a) los agentes están aislados

causalmente de otros agentes; b) el sentido de los agentes es independiente de las relaciones

familiares y comunitarias en las que participan; c) las propiedades esenciales de los agentes

son todas intrínsecas y no están comprendidas, ni siquiera en parte, por las relaciones

sociales en las que se sitúan; y, d) los agentes son individuos metafísicamente separados; 3)

críticas de cuidado: según estas, los ideales tradicionales de autonomía dan primacía

normativa a la independencia, la autosuficiencia y la separación de los demás, a expensas

de un reconocimiento del valor de las relaciones de dependencia e interconexión. Ya que

38

tales relaciones han sido históricamente centrales para la vida de las mujeres y se asocian

simbólicamente con la feminidad, se argumenta que las concepciones tradicionales de la

autonomía no sólo devalúan la experiencia de las mujeres y los valores que surgen de ella,

como el amor, la lealtad, la amistad y el cuidado, sino que también se definen en oposición

a la feminidad. Las concepciones tradicionales desde estas críticas son, por tanto,

concepciones masculinas. Las críticas del cuidado recomiendan que se reconceptualice la

autonomía para que no se defina en oposición tanto a la feminidad como a las relaciones de

dependencia y conexión; 4) críticas posmodernistas: estas críticas resultan de las

perspectivas de diferentes teorías: psicoanalíticas, Foucauldianas del poder y la agencia y

las feministas de diferencia sexual y se dirigen hacia los supuestos que están impliciticos en

el ideal de la autonomía de estas teorías; por ejemplo, la suposición ideal de que los agentes

son transparentes, psíquicamente unificados y capaces de lograr el auto-dominio. Estas

críticas tampoco rechazan del todo la noción de autonomía. Las críticas posmodernistas son

saludables en la medida que alertan sobre la necesidad de desarrollar nociones de

autonomía basadas en concepciones más ricas, más psíquicamente complejas y más

diversas de los agentes; y 5) críticas de la diversidad: son críticas posmodernistas paralelas

al desafiar la suposición de que los agentes son cohesionados y unificados; estas críticas

afirman que cada individuo tiene una "identidad múltiple", que refleja los múltiples grupos

a los que pertenece el individuo. La idea de interseccionalidad puede parecer incompatible

con las presunciones de las teorías de autonomía; esto implica que debido a que las

identidades de grupos diferentes y a veces contradictorias se cruzan en la formación de la

identidad individual, muchas personas no tienen un sentido unificado o integrado de sí

mismo. (Mackenzie y Stoljar, 2000).

39

Otras críticas que han sido discutidas en la literatura feminista sobre autonomía son: 1) la

abnegación o excesiva deferencia a los deseos de los demás; 2) formación de preferencias

adaptativas en las que las elecciones y preferencias se acomodan inconscientemente a

condiciones sociales opresivas; y 3) las decisiones de los agentes para adoptar lo que pueden

parecer prácticas de opresión de género (Stoljar, 2018).

La noción de autonomía es fundamental para el trabajo feminista de entender la opresión,

sujeción y el albedrío. El reto al que se enfrentan los teóricos feministas es recurrir a aspectos

de la crítica feminista de la autonomía para reconceptualizar y reconfigurar el concepto de

autonomía individual desde una perspectiva feminista. La reconfiguración del concepto de la

autonomía se pretende hacer por medio de la "autonomía relacional", término que no se

refiere a una sola concepción unificada de la autonomía, sino que es genérico, que acoge una

serie de perspectivas conexas que comparten la convicción de que las personas están

socialmente incrustadas, que las identidades de los agentes se forman en el contexto de las

relaciones sociales y de los determinantes sociales como la raza, clase y género, de tal forma

que los enfoques relacionales incluyen en su análisis las implicaciones de las dimensiones

intersubjetivas y sociales de la individualidad y la identidad para las concepciones de la

autonomía individual y la agencia moral y política (Mackenzie y Stoljar 2000).

Conclusiones

En la revisión de los conceptos de la autonomía se encuentran diferentes perspectivas: la

política, la filosofía, la ética, y su aplicación al campo de la medicina.

Con el informe Belmont en 1978 se incluye el respeto por las personas como principio

de la bioética, que luego es modificado por los filósofos norteamericanos Tom Beauchamp

40

y James Childress por el principio de respeto a la autonomía, hecho que provoca cambios

en la relación de los médicos con sus pacientes desde un modelo paternalista a otro

centrado en la autonomía del paciente. El principio del respeto por la autonomía exige que

se haga lo necesario para favorecer y promover el ejercicio de la autonomía de los otros,

colaborándoles a conseguir sus fines y defendiendo su capacidad de agencia.

Tradicionalmente la autonomía se asocia con el consentimiento informado y aunque se

reconoce que ha sido una forma de expresar el principio del respeto a la autonomía, el

concepto de autonomía no debe reducirse al consentimiento informado.

Algunas interpretaciones del concepto de autonomía le han dado un carácter

individualista lo que ha generado críticas y también una búsqueda de nuevos significados

que incluyen aspectos relacionales.

41

Segundo capítulo: Autonomía relacional

En el capítulo uno se planteaba que entre las dificultades que tiene el concepto de

autonomía es su visión individualista, lo que influye en la forma de interpretar, comprender

y aplicar el principio del respeto a la autonomía. La introducción de este principio se ha hecho

sobre todo por la influencia de la tradición norteamericana o anglosajona lo que al parecer le

ha dado esa visión individualista en contraposición con los países europeos dónde tiene un

carácter más relacional que individual.

En este capítulo se presenta una perspectiva relacional de la autonomía como resultado de

una reconfiguración de esta. Lo anterior desde la aplicación de conceptos relacionales de la

autonomía en la atención en salud y el modelo de toma de decisiones compartidas. Modelo

que a mi juicio representa una forma de promocionar la autonomía del paciente.

Modelos relacionales

Stephen Mitchell (1946) doctor en psicología clínica fue un precursor de la orientación

relacional en psicoanálisis, creó el concepto de matriz relacional y ha sido llamado por

algunos como el padre del psicoanálisis relacional. Por medio de su propuesta pretende

integrar las dimensiones externas e internas de la relación con los otros. En la teoría social

de la mente, Mitchell postula que “la mente utiliza lo que le proporcionan la anatomía y la

fisiología, pero […] la estructura fundamental de la experiencia y sus significados profundos

se derivan de modelos relacionales, de su papel por establecer y conservar espacios con los

demás”. (Mitchell, 1993, p. 15).

El modelo relacional concibe a la persona como una matriz de relaciones con los demás.

La mente del individuo es un producto de la matriz cultural y lingüística. Se considera que

42

las relaciones sociales tienen raíces biológicas que están codificadas genéticamente y que se

constituyen en procesos motivacionales esenciales; es la naturaleza social del hombre lo que

lo mueve a buscar relación con otros, seguridad, dependencia, protección. Mitchell plantea

que:

Las teorías del modelo relacional…no nos describen como un conglomerado

de impulsos de origen físico, sino como si estuviéramos conformados por una

matriz de relaciones con los demás, en la cual estuviéramos inscritos de

manera inevitable, luchando simultáneamente por conservar nuestros lazos

con los demás y por diferenciarnos de ellos. Según este punto de vista, la

unidad básica de estudio no es el individuo como entidad separada, cuyos

deseos chocan con la realidad exterior, sino un campo de interacciones dentro

de la cual surge el individuo y pugna por relacionarse y expresarse […]. La

mente está compuesta de configuraciones relacionales. La persona solo es

inteligible dentro de la trama de sus relaciones pasadas y presentes. (1993, p.

14).

Los modelos relacionales se pueden agrupar de varias formas: 1) por la naturaleza

intrínseca de las relaciones, 2) por el propósito y 3) por implicación. Acerca del primer tipo,

muchos estudios han revelado que somos sociales por naturaleza, el sentido de sí mismo se

forma en el contexto de las necesidades y pensamientos de los otros. El segundo tipo, expresa

la búsqueda y mantenimiento de un vínculo emocional fuerte con otro. El tercero, la

implicación dice que tenemos conciencia de sí mismos, nos formamos imágenes de nosotros

y sentimos estima por nosotros mismos.

43

El modelo relacional implica entonces que todos los fenómenos de la mente y los

comportamientos humanos son entendidos como experiencias interactivas, en las que los

otros ocupan un lugar esencial y constitutivo.

Al llevar esta perspectiva al campo de la medicina es preciso tener en cuenta que el

proceso de toma de decisiones no es un asunto absolutamente individual, sino que es

necesario considerar también a los otros y las relaciones con ellos.

La autonomía relacional como resultado de una reconfiguración del concepto

En el desarrollo de un enfoque relacional se insiste que un análisis de las características y

capacidades del yo no puede llevarse a cabo adecuadamente sin prestar atención a los

complejos contextos sociales e históricos en los que los agentes están integrados. La

autonomía como característica de los agentes, los reconoce como seres emocionales y

racionales, destacando las formas en que los agentes se diferencian interna y socialmente de

los demás. Así, la autonomía se identifica con la integración, la reflexión crítica y

autorrealización teniendo en cuenta las relaciones sociales.

Los contextos y las relaciones afectan a la autonomía en 1) la formación de deseos,

creencias y actitudes, 2) el desarrollo de capacidades de auto reflexión, auto dirección y

autoconocimiento y 3) la capacidad de actuar sobre los deseos o decisiones autónomas. Las

reflexiones de las teorías relacionales indican que los agentes y sus capacidades deben

considerarse relacionalmente, lo que puede entenderse desde dos perspectivas: 1) que los

agentes son intrínsecamente relacionales porque sus identidades o autoconcepciones están

constituidas por elementos del contexto social en el que se encuentran y 2) los agentes

considerados como causalmente relacionales porque su naturaleza es producida por ciertas

condiciones históricas y sociales (Mackenzie y Stoljar, 2000).

44

La autonomía vista desde un sentido de independencia también tiene un componente

relacional. Álvarez (2015) parte de la definición de autonomía como la capacidad de la

persona que depende de unas condiciones internas: su racionalidad e independencia, y unas

condiciones externas, en tanto que tiene en cuenta el contexto y las relaciones. Respecto a la

independencia tiene una doble dimensión, de una parte, está la interna que es la aptitud para

tomar distancia de elementos externos y tomar decisiones sobre la base de sus propias

preferencias, es decir que, “la independencia es en este sentido la aptitud para decidir por uno

mismo, para no dejar en manos de otras personas elecciones relevantes” (pg. 17). Así mismo

la independencia tiene una dimensión externa, que se refiere a la postura que tiene la persona

frente a su entorno y al entramado de relaciones en el que se desarrolla, es decir una

dimensión relacional. En consecuencia, ser independiente no es estar aislado, sino que

precisamente el considerar los contextos y las relaciones de la persona le permite definir la

forma en que se posiciona frente a ellos.

Para ejercer la autonomía es necesario contar con una serie de alternativas significativas

ya que de no ser suficientes o adecuadas se corre el riesgo de que la persona no cuente con

la oportunidad de expresar sus propias preferencias. Estas opciones son condiciones que se

establecen teniendo en cuenta todos los factores que hacen parte del entorno y de la red de

relaciones en las que se encuentra el sujeto y que las convierte en opciones relevantes.

(Álvarez, 1999)

Los enfoques relacionales de la autonomía requieren que la autonomía se entienda no sólo

en términos de las decisiones que las personas toman, sino también en términos de sus

relaciones, sus deseos y sus valores. Las personas autónomas deben ser capaces de plantear

y responder las preguntas acerca de lo que quieren, necesitan, creen y valoran. “Deben ser

45

capaces de actuar en función de las respuestas y corregirse a sí mismos cuando obtienen la

respuesta equivocada” (Meyers, 2008, p. 76). La habilidad de auto direccionarse de forma

autónoma da alcance a cuestiones generales del plan de vida como la forma en la que se

quiere vivir la vida o sobre las situaciones específicas que se presentan.

La reconceptualización de la autonomía es presentada como un giro relacional en la

bioética, en la medida que es una forma de corregir el énfasis excesivo de las perspectivas

individualistas, alejándola del individualismo, pero no del valor de la individualidad. Así

mismo, se requiere para la Bioética actual pensar y concebir la autonomía en un sentido más

amplio, de tal forma que los sistemas de salud y los proveedores de la atención amplíen su

mirada para promover el desarrollo de la autonomía de los pacientes en la relación médico-

paciente. Sobre esto Jennings (2016) dice:

Puede que sea hora de desfamiliarizar la autonomía, sea tiempo para que los

que estamos en bioética de librarnos de la seguridad de lo que significa y lo

que requiere... no se debe dar por sentado el poder discursivo continuo de la

autonomía para promover la justicia y la emancipación mediante argumentos

razonados. Las medidas adecuadas para proteger o promover la autonomía en

las personas a las que se les niegan las circunstancias para participar en su

práctica, en el pasado pueden ya no ser suficientes para hacerlo. Y esto es

cierto incluso si no lo redefinimos o reconceptualizamos. Sin embargo, puede

requerirse mayores esfuerzos para proteger y promover la autonomía —en el

discurso ético, en la ley, en la política pública y en la práctica profesional—

si ampliamos el alcance y radicalizamos el contenido de nuestra comprensión

de lo que requiere la autonomía. Por último, las medidas de respeto de la

46

autonomía en las transacciones interpersonales pueden tener que ir

acompañadas de transformaciones de empoderamiento de la autonomía a nivel

institucional y social estructural (p.15).

Autonomía relacional vs autonomía tradicional

Al revisar las características de los conceptos tradicional y relacional de la autonomía se

encuentran algunas similitudes y diferencias. Entre las similitudes se encuentran la

racionalidad, que capacita a la persona para pensar, evaluar, entender, actuar y tomar

decisiones; la libertad, lo que permite decidir con independencia de las influencias externas;

contar con la información sobre lo que se va a decidir, y por último los valores y preferencias

de las personas. Acerca de las diferencias, para la perspectiva relacional es fundamental tener

en cuenta los contextos, las relaciones en los que los agentes están integrados y contar con

opciones relevantes.

Entender estas diferencias en el campo biomédico es importante porque permite tener en

el contexto de la socialización donde las personas ejercen su capacidad de tomar decisiones.

En la figura 2 se muestran las diferencias entre la visión tradicional y relacional de la

autonomía.

47

Figura 2

Visión tradicional y relacional de la autonomía, similitudes y diferencias. Autoría propia

Conceptos relacionales de autonomía en el cuidado de la salud

La aplicación de los conceptos relacionales de autonomía al cuidado de la salud busca

cambiar el enfoque exclusivo y estrecho de las condiciones de elección hacia una evaluación

de las condiciones para el desarrollo de las habilidades que abarcan la competencia de

autonomía. En la discusión en bioética sobre la protección, la promoción y el respeto de la

autonomía personal en la atención de la salud se debe enfocar la atención a la amplia gama

de contextos de atención de la salud que pueden impedir el desarrollo de la competencia de

autonomía (Dodds, 2000).

Onora O’Neill (1941) como una figura importante en relación con la noción de autonomía,

no ve a esta última como una forma de independencia. El enfoque de O’Neill articula

aspectos de la ética kantiana con sus propias ideas sobre la confianza a nivel individual y

social de la bioética, mostrando como una visión no individualista de la autonomía Kantiana

48

basada en principios proporciona una base más sólida para un enfoque de la medicina, la

ciencia y la biotecnología. Así, O’Neill (2002) afirma que:

Kant nunca habla de una persona autónoma o de personas autónomas, sino de

la autonomía de la razón, de la autonomía de la ética, de la autonomía de los

principios y de la autonomía de voluntad… La autonomía kantiana se

manifiesta en una vida en la que se cumplen los deberes, en las que hay respeto

hacia los demás y sus derechos, más que en una vida liberada de todos los

lazos (p. 83)

Los entornos de atención médica son entornos sociales que pueden ejercer un papel

socializador en el desarrollo de la competencia de autonomía o pueden inhibir de manera

significativa el desarrollo de las habilidades que constituyen la competencia de autonomía.

Aquellas personas que reciben atención a largo plazo pueden socializarse significativamente

en el entorno de atención médica, por ejemplo, niños nacidos con discapacidades o

enfermedades crónicas, adolescentes y adultos con enfermedades crónicas o psiquiátricas y

pacientes geriátricos.

Un ejemplo de la influencia de los entornos sociales y de las relaciones en la toma de

decisiones es un estudio realizado en el cuidado de la enfermedad mamaria. Los resultados

de este estudio se agruparon en cinco temas, a saber: identidad y recursos relacionales,

relación médico paciente, negociación de valores compartidos, falta de aclaración de los

valores y desarrollo de experiencia y autorreflexión en el tiempo. (Shih et al., 2018).6

6 Estudio cualitativo de las condiciones contextuales y sociales de la capacidad de los pacientes para la toma

de decisiones. Muestra una descripción empírica de cómo se fomentan las opciones de tratamiento para las

mujeres que reciben atención de enfermedades de la mama dentro de la dinámica de sus relaciones con médicos, miembros de la familia y otros aspectos de su entorno social. (Shih et al. 2018)

49

El primero se relacionó con la identidad social y fue valorada desde el rol de ser madre,

esposa, pareja o abuela. Se destacó que las pacientes que tenían cáncer, a medida que

aprendieron sobre su enfermedad encontraron importante el apoyo emocional de su familia

y las pacientes que tenían una carrera profesional, la valoraban como parte de su identidad

personal y un estímulo durante su tratamiento. En el segundo tema se encontró que lo más

relevante era el conocimiento del médico y la información relacionada con la enfermedad y

tratamiento. Acerca del tercer tema, tener un espacio establecido para la comunicación

permitió a los médicos y pacientes trabajar y negociar las decisiones de tal manera que sus

valores se alinearan mejor. Sobre la falta de aclaración de los valores, esta afectó el

escenario de toma de decisiones. El quinto tema mostró que con el tiempo los pacientes

desarrollaron una mejor conciencia de sus propias preferencias y valores en relación con las

opciones de su tratamiento y en la medida que adquirieron experiencia y conocimiento de la

enfermedad su autoconfianza se fortaleció.

Este estudio mostró que las condiciones sociales que limitan y facilitan la capacidad de

autonomía se conceptualizan mejor como un segmento de interacciones fluidas entre

elementos restrictivos y habilitadores de autonomía.

El entorno relacional de una persona se compone de: 1) relaciones e identidades familiares

y otras relaciones personales; (2) relaciones profesionales de atención; 3) el contexto social

y situacional de la enfermedad y el tratamiento; y (4) la autorreflexión y el crecimiento

personal de los pacientes durante el tratamiento. Los ejemplos empíricos de estas

condiciones, tal como se examinan en este estudio, se describen en las casillas

correspondientes contra cada uno de los segmentos y se representan en la figura 3.

50

Figura 3

Cuatro espectros condicionales de la autonomía relacional.

Nota: Cada espectro representa condiciones que están limitando y permitiendo interactuar

para limitar/desarrollar la capacidad autónoma de una persona para la toma de decisiones de

su tratamiento. Los ejemplos empíricos de las condiciones identificadas en este estudio con

mujeres sometidas a tratamiento para la enfermedad mamaria se enumeran en los cuadrados

correspondientes contra cada segmento condicional. La flecha de cuatro vías en el centro de

la figura denota la naturaleza interrelacionada de los cuatro espectros. (Shih et al., 2018)

Esta investigación permite evidenciar cómo la autonomía de los pacientes se puede afectar

por los contextos sociales, los entornos relacionales y las condiciones particulares de salud y

así mismo cómo la autonomía puede promoverse desde las instituciones de salud.

Cómo promover la autonomía de los pacientes en el ámbito médico

Los proveedores de salud pueden ayudar a generar entornos que fomenten la autonomía,

en el caso de los niños, animarlos a participar en la toma de decisiones, a hacer preguntas

sobre su cuidado, a expresar sus sentimientos y deseos, y a asumir la responsabilidad del

51

autocuidado. Así mismo ayudar a los padres y cuidadores a comprender las preocupaciones

y la condición del niño pueden desafiar las ideas preconcebidas de los padres y cuidadores

que pueden oprimir el desarrollo de la autonomía del niño. Los niños en estos entornos

tendrán mayores posibilidades de convertirse en seres autónomos, más adelante podrán tomar

decisiones médicas autónomas.

En el caso de los adolescentes y adultos con enfermedades crónicas o psiquiátricas se

podría reforzar el asesoramiento médico y la terapia para ayudar a comprenderse mejor a sí

mismos, sus enfermedades y sus deseos, en lugar de simplemente proveer tratamientos para

mantener el control de sus enfermedades. En el caso de hogares de ancianos se puede contar

con políticas y modelos de atención en los que prime el bienestar social de los residentes

sobre los regímenes de atención, de tal forma que se establezcan entornos que ayuden a los

residentes a preservar las habilidades de autonomía que la persona aún conserva para evitar

su rápido deterioro desarrollo mental y físico (Sherwin y Winsby, 2010).

La autonomía del paciente en las urgencias médicas

Ahora bien, es necesario preguntarse por la autonomía en una urgencia médica. Los

servicios de urgencias mantienen un ritmo rápido y en ocasiones caótico, allí los médicos

urgenciólogos se enfrentan a dilemas éticos e igualmente deben actuar teniendo en cuenta los

principios éticos, la normatividad vigente y el Código de Ética del Colegio Americano de

Médicos de Emergencia que incluye obligaciones éticas específicas para la práctica médica

de emergencia. Las limitaciones de tiempo e información inherentes a la práctica médica en

los servicios de urgencias hacen que la reflexión sobre principios y valores éticos

fundamentales sea un desafío. (American College of emergency physicians, 2017). Los

médicos urgenciólogos generalmente no tienen una relación previa con los pacientes y los

52

pacientes con alguna frecuencia no pueden participar en las decisiones relacionadas con su

atención médica.

Por otro lado, las decisiones en salud muchas veces se toman en un estado de confusión,

el paciente puede estar afectado por influencias internas y externas, incluyendo dolor,

incertidumbre, preocupación por sí mismo y preocupación por los demás, sentimientos de

impotencia y de subordinación respecto del personal médico. Incluso una persona totalmente

autónoma con habilidades para afrontar cambios importantes en la vida, ante un caso de

urgencia médica o el diagnóstico de una patología compleja se verá obligada a una

reevaluación de la autocomprensión, lo que puede afectar su autonomía. Así mismo, en esas

circunstancias el suministro de información y alternativas posibles mejorarían la elección

autónoma. La afectación de la autonomía de una persona en situaciones de urgencias médicas

depende no solo del grado de competencia de autonomía que tenga sino también de la

naturaleza y las circunstancias de la crisis, y de los recursos7 que tenga disponibles para la

toma de decisiones.

Toma de decisiones compartidas TDC como alternativa para la promoción de la

autonomía del paciente

El proceso de toma de decisiones médicas muchas veces se convierte en un desafío,

especialmente cuando hay situaciones de incertidumbre en las que existen varias opciones de

tratamiento y dónde cada alternativa ofrece ventajas y desventajas en términos de resultados,

bienestar para el paciente, costos y tiempo. La toma de decisiones compartidas se plantea

como una opción ideal para la toma de decisiones médicas; este modelo implica una relación

7 Los recursos disponibles tienen que ver con los otros, es decir con los proveedores de la salud, y son ellos

los que pueden ayudar en la promoción o el fomento de la autonomía de los pacientes.

53

entre el profesional de la salud y el paciente en la que comparten todas las etapas del proceso

de toma de decisiones simultáneamente. Aquí, la preocupación por la participación del

paciente en la toma de decisiones va más allá del consentimiento informado, se incluyen

principios más amplios de autonomía del paciente y mayor control y desafío frente a la

autoridad del médico.

La toma de decisiones compartidas se podría ver como un mecanismo para disminuir la

asimetría de la información y de poder entre los médicos y los pacientes mediante el control

sobre las decisiones de tratamiento que afectan el bienestar del paciente. Este modelo integra

la mejor evidencia disponible sobre riesgos y beneficios, la pericia clínica y las preferencias

del paciente y tiene en cuenta el contexto social, familiar, económico, cultural y científico

asistencial (Charles, Gafni y Whelan ,1997). Este modelo de TDC puede verse como una

alternativa intermedia entre el modelo paternalista y el modelo de decisiones informadas. En

este, el profesional de la salud brinda información basada en la evidencia, el paciente expone

sus dudas, preferencias y valores, y el profesional responde ante ellas aclarándolas o

facilitando nueva información, de tal forma que permite encontrar la decisión que mejor se

ajuste a cada caso, promoviendo así que los pacientes sean participantes activos e informados.

La toma de decisiones compartidas tiene las siguientes características: 1) existencia de por lo

menos dos participantes, médico y paciente, 2) participación de las dos partes, 3) el

intercambio de información y 4) se toma una decisión de tratamiento compartida o acordada.

El hecho de que ambas partes están de acuerdo en la opción de tratamiento no significa

que estén necesariamente convencidas de que es el mejor tratamiento posible para el paciente,

sino que ambos lo avalan como el tratamiento a implementar. Es posible que el médico sienta

que el paciente realmente estaría mejor con otro tratamiento, pero como resultado de un

54

acuerdo negociado respalda la elección del paciente; es precisamente por medio de la

aceptación mutua que ambas partes comparten la responsabilidad de la decisión final.

La toma de decisiones compartidas busca ayudar a los pacientes a empoderarse en las

decisiones que conciernen a su salud, se propone como un modelo para promover la

autonomía del paciente, el control sobre la toma de decisiones y la adherencia con la decisión

tomada. (López, Molina, Roca, Escuriet, Galera y Rubio, 2018). Para enfermedades como el

cáncer, este modelo entre el paciente y el medico se vuelve particularmente relevante, en

primer lugar porque hay momentos clave para la definición de tratamiento que pueden ocurrir

sólo una vez y surgen temprano en el curso de la enfermedad que tienen consecuencias

importantes para el paciente, no hay respuestas claras o correctas y de otra parte el impacto

de los tratamientos puede variar en el bienestar físico y psicológico del paciente condiciones

que en las que cobra relevancia conocer las preferencias del paciente.

En el caso de pacientes con enfermedades crónicas la toma de decisiones compartidas es

una opción para considerar dado que la enfermedad se convierte en un elemento que hace

parte de su identidad. La relación con los médicos pasa a ser una relación más de mediano y

largo plazo en la que se favorece el ambiente para compartir información, preferencias y

valores del paciente y se toman decisiones sobre la calidad de vida. De otra parte, la

abundancia de medicamentos disponibles requiere que los médicos trabajen en estrecha

colaboración con sus pacientes para desarrollar la solución farmacológica óptima, un proceso

que lleva tiempo, monitoreo continuo y ajuste de los tipos y niveles de medición. (Charles,

Gafni y Whelan ,1997).

55

En el caso de los servicios de urgencias es posible adoptar un modelo de toma de

decisiones compartidas a pesar del ritmo rápido y a menudo caótico en el que operan. Hess,

Grudzen, Thomson, Raja y Carpenter (2015) sostienen que en una encuesta reciente los

médicos de urgencias informaron que había más de una opción de manejo razonable para

más del 50% de sus pacientes y que adoptaban un enfoque de toma de decisiones compartidas

en el 58% de dichos pacientes. En el caso de implementar este modelo de toma de decisiones

compartidas en los servicios de urgencias el objetivo debe ser “garantizar que los valores,

preferencias y objetivos del paciente se incorporen a las mejores prácticas clínicas para llegar

a un consenso sobre la mejor evaluación y tratamiento del paciente individual”. (Kraus y

Marco, 2016, p. 1671).

En el modelo TDC se han desarrollado herramientas de ayuda que pueden incluir

diferentes formatos como folletos, vídeos, aplicaciones informáticas y que constituyen una

forma de intervención complementaria para informar y asesorar a los pacientes desde la

evidencia científica. Aunque, es necesario aclarar que estas herramientas no son suficientes

para los pacientes, sino que también se requiere una forma de pensar sobre cómo la toma de

decisiones les ayude a centrarse en cuestiones clave y evaluar las opciones pertinentes de

tratamiento.

Un ejemplo de estas ayudas es la aplicación digital para mujeres con cáncer de mama y

con indicación de mastectomía y posibilidad de reconstrucción que fue diseñada por un

equipo de profesionales vinculados a la Universidad Rovira en Tarragona; la aplicación se

realizó con el propósito de ayudar y empoderar a las mujeres en el proceso de elección de la

opción terapéutica más acorde con sus preferencias, valores y expectativas. (López, Molina,

Roca, Escuriet, Galera y Rubio, 2018).

56

Figura 4

Modelo del proceso de desarrollo de herramientas de ayuda para la toma de decisiones

compartidas (HATD) digital en mujeres con cáncer de mama

Nota: basado en el informe publicado por la Agencia de evaluación, tecnologías y

prestaciones del Sistema Nacional de Salud (SNS) para la evaluación y validación de una

HATD. (López, Molina, Roca, Escuriet, Galera y Rubio, 2018)

Otra experiencia a destacar es la de la Clínica Mayo en Minnesota, donde un grupo de

médicos desde hace quince años trabaja en el desarrollo de ayudas para tomar decisiones

compartidas en prevención cardiovascular primaria, depresión, osteoporosis, enfermedad de

graves, intervención coronaria percutánea, tabaquismo, anticoagulación y artritis

reumatoide. (Theimer, 2016).

Dadas las características del modelo de toma de decisiones compartidas, este se convierte

en una alternativa para que los profesionales de la salud contribuyan con la promoción de la

autonomía del paciente, identifiquen sus preferencias y valores, reconozcan los contextos

57

sociales, históricos, culturales, de raza, género en que están inmersos y enfoquen sus

esfuerzos en todas las etapas del proceso de toma de decisiones.

Consentimiento informado y la perspectiva relacional de la autonomía

El consentimiento informado ha sido fundamental para las discusiones sobre la práctica

médica y se ha considerado como una justificación ética necesaria para tratamientos médicos

y la investigación en sujetos humanos. En Colombia, la Corte Constitucional en la sentencia

T401/94 afirma que:

Toda persona tiene derecho a tomar decisiones que determinen el curso de su

vida. Esta posibilidad es una manifestación del principio general de libertad,

consagrado en la Carta de Derechos como uno de los postulados esenciales

del ordenamiento político constitucional (C.P. arts.13, 16 y 28). Del principio

general de libertad emana el derecho específico de la autonomía del paciente

que le permite tomar decisiones relativas a su salud…La efectividad del

principio de autonomía está ligada al consentimiento informado. La medicina

no debe exponer a una persona a un tratamiento que conlleve un riesgo

importante para su salud, sin que previamente se haya proporcionado

información adecuada sobre las implicaciones de la intervención médica y,

como consecuencia de ello, se haya obtenido su consentimiento. (Corte

Constitucional, sala 3, T-401/94, 1994)

En el campo de la bioética se ha hecho énfasis en la conducta moral de los proveedores

de la atención en salud y de otra parte se ha reconocido el respeto por la autonomía como un

requisito previo a los tratamientos médicos, el cual es materializado en el consentimiento

58

informado. Debido a esto se piensa la autonomía en términos de los deberes y acciones que

dichos proveedores deben tener en cuenta para evitar obstrucciones en las decisiones de los

pacientes, brindar información necesaria, ofrecer opciones sobre su atención médica, y

respetar las decisiones que toman. Así las cosas, la preocupación ética parece centrarse más

en las acciones del médico para la obtención del consentimiento que en el proceso de toma

de decisiones del paciente. Considerar la autonomía en términos exclusivos de los deberes

de los proveedores de atención de la salud con los agentes autónomos y vincularla con

elección y consentimiento reduce la visión del concepto de autonomía. (Dodds, 2000).

En el ámbito biomédico se asume muchas veces que el consentimiento informado es

necesario y suficiente para la autonomía del paciente, según Stoljar (2011) “el consentimiento

informado es un concepto de "oportunidad", mientras que la autonomía es un concepto de

"ejercicio” (p. 381). De acuerdo con este pensamiento, el consentimiento informado es un

requisito de dar a conocer a los pacientes lo que una persona razonable quisiera saber sobre

los daños y beneficios asociados con un procedimiento en un momento específico de la

atención médica, lo cual no garantiza la autonomía del paciente.

Además de asegurar el consentimiento informado por medio de la autorización y firma

que “valida el consentir” la realización del procedimiento, los proveedores de atención

médica tienen un rol importante que desempeñar en la promoción de la autonomía del

paciente. Por ejemplo, deben estar atentos a las condiciones sociales que afectan a las

capacidades de los pacientes para el razonamiento autónomo o que la elección de la persona

esté basada en sus creencias y valores (Stoljar, 2011). De otra parte, el consentimiento

informado en lugar de fortalecer la relación de los proveedores de salud con sus pacientes los

ha distanciado, pues como dice O’Neill (2003):

59

Los entendimientos y la confianza en gran parte tácita solían encontrarse en

las relaciones personales cara a cara entre médicos y pacientes han cedido a

las relaciones entre pacientes y extraños a la cabecera. El cambio se ha

acelerado porque las instituciones y los profesionales ven cada vez más la

obtención del consentimiento informado como protección contra las

acusaciones, litigios y reclamaciones de indemnización (p. 4).

Ahora bien, es necesario preguntarse en qué contexto se da el consentimiento informado.

Este se da en la relación del paciente con los profesionales de la salud, sin embargo, dado el

enfoque que se le ha dado al consentimiento lo convierte en un acto casi exclusivamente

individual, se reclama el reconocimiento de los aspectos relacionales que están presentes

entre los agentes sociales, que como dice Franco (2005):

La interacción de dos agentes sociales […] define la vida diaria de cada

persona y sus expectativas para el mañana. La articulación de la vida social y

de la racionalidad a través del lenguaje, remite a una estructura relacional

caracterizada por la posibilidad de compartir argumentos, razones, intereses y

la manera de percibir las emociones, la posibilidad de disentir, la posibilidad

de intercambiar puntos de vista y adoptar nuevas opiniones o actitudes, la

posibilidad de proyectar estrategias de presente y de futuro, la posibilidad de

coordinar la acción de varios (muchos) sujetos en función de determinados

objetivos (p. 51).

Si bien es cierto que la implementación del consentimiento informado ha ayudado a dar

respuesta a algunos problemas bioéticos, se debe tener en cuenta que tiene limitaciones y que

en la práctica médica pareciera que lo importante no es la toma de decisiones del paciente

60

sino el proceso transaccional para asegurar el cumplimiento de los requisitos documentales.

Entender el marco relacional en el que ocurre el consentimiento informado podría favorecer

la toma de decisiones del paciente, ya que las relaciones del paciente con los proveedores de

la atención en salud cobrarían relevancia en la medida que se comparten los valores,

preferencias y alternativas.

61

Conclusiones

La reconceptualización de la autonomía es un camino para dar respuesta a las críticas al

individualismo excesivo de las perspectivas individualistas y a favorecer el desarrollo y la

promoción de la autonomía de las personas.

Los enfoques relacionales de la autonomía advierten de la necesidad de considerar las

relaciones y los contextos sociales e históricos en los que los agentes están integrados, dado

que éstos influyen significativamente en las oportunidades que un agente tiene para

desarrollar o expresar la competencia de autonomía.

En el campo de la Bioética se propone mirar la autonomía en un sentido más amplio

considerando las características y condiciones de todos los actores, de tal forma que se tenga

presente el rol del equipo médico en la promoción de la autonomía del paciente y a la hora

de tomar decisiones médicas no se concentre solo en la parte documental o transaccional del

consentimiento informado.

El carácter que se le da al consentimiento informado lo ha convertido en un acto

exclusivamente individual a pesar de estar situado en un contexto relacional.

Es preciso reconocer que los entornos de atención en salud son sociales y pueden ejercer

un papel socializador en el desarrollo de la competencia de autonomía bien sea

promoviéndola o inhibiéndola, de tal forma que los proveedores de la atención deben estar

atentos a estas circunstancias.

La toma de decisiones compartidas se ve como una alternativa para que los profesionales

de la salud contribuyan con la promoción de la autonomía del paciente.

62

Tercer capítulo: Análisis cualitativo

Descripción del campo de estudio

El Hospital Universitario San Ignacio (HUSI) es un hospital fundado y regentado por la

Compañía de Jesús que lleva 76 años prestando servicios de salud. La historia del hospital

comienza en el año de 1942 momento en el que el Padre Félix Restrepo S.J, junto con un

grupo de padres de familia y un grupo de médicos fundan el hospital como un centro de

formación, práctica e investigación para los estudiantes y profesores de la Facultad de

Medicina. La prestación de servicios se inició con los servicios de urgencias y consulta

externa.

Actualmente el hospital es un referente nacional en Neumología, Neurociencias, Urología,

Gastroenterología, Gineco-obstetricia, Trasplante de Órganos y Tejidos; la Clínica de Errores

Innatos de Metabolismo (que estudia y trata enfermedades huérfanas), el Centro Javeriano

de Oncología, el Centro de Memoria y Cognición Intellectus, el Centro de Atención Integral

en Cuidados Paliativos, la Clínica de Falla Cardíaca y el Laboratorio Clínico.

Durante la realización de la investigación se contó con la información de gestión del

servicio por parte del director y se realizó una visita de observación siguiendo el recorrido

que hace un paciente a su llegada al mismo, esta observación fue guiada por la

coordinadora de enfermería lo que fue de mucho valor para entender la estructura y

organización. El servicio de urgencias del HUSI cuenta con las siguientes especialidades:

Medicina de Urgencias, Medicina Interna, Pediatría, Cirugía General, Ortopedia,

Neurología, Neurocirugía, Psiquiatría. Ginecología y Medicina General; atención que se

presta con un equipo de 303 personas entre médicos, enfermeras, personal técnico y

63

administrativo. Existen consultorios para valoración de pacientes adultos y pediátricos,

salas de procedimientos menores y mínimos, salas de toma de muestras de laboratorio,

áreas de observación para adultos y para pediatría, área de unidad de cuidados críticos,

área de reanimación, laboratorio clínico e imágenes diagnósticas.

Cuando el paciente ingresa a la sala de espera del servicio de urgencias el personal de

admisiones hace el registro y verificación de derechos y toma un turno para ser atendido

en el área de triage; durante la espera un orientador de servicio le entrega un folleto

informativo del proceso de atención de urgencias y de la clasificación del triage. En el área

de triage el paciente es valorado por una enfermera especialista quien realiza una

clasificación de acuerdo con su condición de salud, establece la prioridad de atención y

determina el tiempo de espera aproximado para la valoración médica. Posteriormente el

paciente pasa a la consulta médica dónde luego de la valoración, el médico define la

conducta a seguir y la comunica al paciente y / o familia. Para todos los procedimientos

médicos y de enfermería se cuenta con el consentimiento informado, documento que ya

ha sido “anunciado” al paciente y familiares en el folleto de ingreso.

“Señor Usuario recuerde que es su derecho como paciente exigir el consentimiento

informado de cada uno de los procedimientos que le realizan en el Hospital, así como

también es el deber del personal que lo atiende, entregárselo” (HUSI, 2020)

Si bien es cierto que la clasificación del triage va desde el triage 1 hasta el triage 5, “los

recursos del servicio están enfocados en la atención de pacientes con urgencias de alta y

moderada complejidad, es decir los pacientes clasificados en los triage 1, 2 y 3” (HUSI,

2020), cuya valoración médica es responsabilidad de los médicos especialistas entre ellos

los médicos urgenciólogos.

64

El total de consultas del servicio de urgencias del HUSI para el año de 2019 fue cerca

de 150.000 con un promedio de 12.500 consultas por mes. La enfermedad general

representó el 86.6% de las atenciones y la accidentalidad representó el 10.25%. El 90% de

pacientes vistos durante el año 2019 fueron clasificados en baja y moderada complejidad.

En relación con el triage, el total de consultas de urgencias (excluyendo las urgencias de

ginecología) fue la siguiente:

Triage 1 = 0,2% que corresponde a 227 pacientes

Triage 2= 7.0% que corresponde a 9183 pacientes

Triage 3 = 49,9% que corresponde a 65618 pacientes

Triage 4= 41.8% que corresponde a 54989 pacientes

Triage 5 = 1,1% que corresponde a 1512 pacientes (HUSI, 2019)

Resultados y análisis

Para el desarrollo de la investigación se realizaron tres grupos focales con médicos

urgenciólogos del Hospital Universitario San Ignacio y dos entrevistas semi estructuradas.

La invitación a los grupos focales se hizo al 100% de los médicos urgenciólogos (18) y la

participación fue voluntaria y anónima. A los grupos focales asistieron 8 médicos

urgenciólogos y las entrevistas se realizaron al director del servicio de urgencias y al

coordinador del servicio de ética clínica. Los grupos focales se realizaron en un salón del

Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana y fueron dirigidos por el Doctor Eduardo

Diaz, director del Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana, quien también hace parte

del equipo de profesores del Instituto de Bioética. En los grupos focales no participé tenido

65

en cuenta que existe un conflicto de interés por ser consultora y coach para el Hospital

Universitario San Ignacio desde hace 8 años.

El desarrollo del análisis cualitativo con el Atlas- ti implicó hacer un ordenamiento

conceptual y realizar una codificación abierta y axial. En la codificación abierta se realiza un

proceso analítico que se lleva a cabo directamente con los discursos de los participantes del

estudio, se identifican conceptos, propiedades y dimensiones, lo que permite examinar y

comparar los datos para ver diferencias, similitudes y relaciones entre los datos. La

codificación axial permite agrupar los códigos abiertos, que corresponden dentro de este

trabajo a las categorías.

La presentación de los resultados se hizo por categorías, donde cada una está representada

en una figura con la agrupación de los códigos abiertos asociados. Cada código tiene dos

números, el número de la izquierda corresponde a la frecuencia del código (discursos de los

participantes) y el número de la derecha es la cantidad de ocurrencias, es decir apariciones

del código en las diferentes categorías. Adicionalmente se presentan figuras que representan

las co – ocurrencias, es decir, ocurrencias de códigos en diferentes categorías. Los resultados

se acompañan con algunos comentarios de los participantes.

Las categorías identificadas fueron las siguientes:

1. Percepciones sobre la autonomía del paciente

2. Influencia del sistema de salud

3. Evaluación de la capacidad de toma de decisiones del paciente

4. Consentimiento informado

5. Variables que afectan la toma de decisiones de los pacientes

66

6. Factores asociados al respeto de la autonomía del paciente en urgencias

7. Toma de decisiones cuando el paciente tiene alterado su nivel de conciencia

8. Proceder del médico con el consentimiento informado

9. Aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía del paciente

10. Servicio de ética clínica

11. Toma de decisiones compartidas con el paciente

1. Percepción sobre la autonomía del paciente

De acuerdo con la figura 5, los médicos definen la autonomía como la capacidad que tiene

un paciente para decidir lo que quiere, mediante la prestación de un servicio de salud (4).

“la autonomía quizás es lo más importante que tenemos como médicos. El

paciente es el que decide o no sobre algunas de las acciones que realizamos.

En la práctica en urgencias es muy importante lo que el paciente quiere, es

muy respetable para la vida del paciente, por ejemplo, si tiene unas voluntades

anticipadas”

“nosotros nos enfrentamos muy a menudo con pacientes con autonomía de

decisión. La autonomía es la capacidad de uno para decidir lo que uno quiere

obtener mediante una prestación de un servicio de salud. Por ejemplo, yo

quiero que me hagan todo lo que tenga que ver para que esté mejor, excepto

que me pasen una sonda vesical, entonces pues nadie me tendría porque

obligar”

Algunos de los médicos incluyen en la definición de autonomía las variables

socioculturales y expectativas del paciente (2)

67

“creo que la autonomía del paciente es un proceso complejo e interesante en

donde el médico le exprese de forma clara al paciente el concepto técnico de

lo que está ocurriendo y lo que puede hacer con palabras sencillas para que el

paciente lo entienda y a partir de esos conceptos el paciente sumando sus

creencias, bagaje cultural pueda tomar una decisión de forma conjunta con lo

que el médico en este caso le está proponiendo”

“el paciente puede tener unas creencias previas, si no las tenemos en cuenta

entonces podemos destruirlas y esa unión familiar que trae y puede tener unas

consecuencias graves para el ambiente de la familia como tal”

Figura 5

Percepciones sobre la autonomía del paciente

68

Uno de los participantes ante la pregunta sobre el significado de autonomía del paciente

manifiesta “no tengo información acerca de la autonomía”

Adicionalmente los médicos urgenciólogos relacionan la autonomía del paciente con el

consentimiento informado, específicamente con explicar el consentimiento, riesgos y

complicaciones (4), evidenciando una co-ocurrencia en las categorías del proceder del

médico con el consentimiento informado y la percepción de la autonomía del paciente (Ver

figura 6).

Figura 6

Co-ocurrencia del código explicar el consentimiento y las categorías proceder del médico

con el consentimiento informado y percepciones de la autonomía del paciente

69

2. Influencia del sistema de salud

Como se puede observar en la figura 7, uno de los códigos que se repite es centro médico

saturado (4), los médicos hacen referencia a que las situaciones con alta demanda en el

servicio de urgencias afectan el tiempo de la atención y motiva en algunas ocasiones el retiro

de los pacientes del servicio sin recibir atención médica.

“la demanda alta de urgencias y la falta de rotación de camas en el hospital

favorece la sobre ocupación del servicio, entonces las condiciones se juntan y

los pacientes con enfermedades de baja o mediana complejidad que llegan a

urgencias toman la decisión de irse, diciendo que prefieren irse así se mueran

en la casa”

“un paciente sentado seis horas en una silla incomoda mientras le toman

exámenes, con todo el mundo gritando pide un retiro voluntario y dice que no

quiere que le hagan nada, pero finalmente no es que no quiera, sino que las

barreras estructurales hacen que se sienta incomodo o incluso indigno de estar

ahí y a lo mejor se va y no consulta en otro lado, porque piensa que le va a

pasar lo mismo. Entonces el paciente termina tomando la decisión de no

recibir un tratamiento indicado por una barrera estructural”

70

Figura 7

Influencia del sistema de salud

Otro código que se repite es estructura del sistema de salud (4) el cual hace referencia a

las dificultades y a los paradigmas del sistema de salud.

“el otro problema es que cuando el paciente decide no tratarse entonces para

el sistema ahí termina la atención. Una cosa es que el paciente no se quiera

operar y otra que no tenga derecho a rehabilitación, terapia ocupacional o a

acciones paliativas y el sistema no entiende eso porque el paciente si no quiere

tratarse entonces el asegurador hasta ahí deja el tratamiento y eso no hace parte

del oficio de uno que muchas veces de tratar de ser un navegador en el sistema

con el paciente”

71

“el problema es que como médicos y como sistema de salud pensamos que

somos como un nicho independiente de todas las ciencias y que nosotros

somos los que evaluamos la competencia del paciente y que pasaría si se

hiciera la pregunta al revés ¿sí el sistema tiene las competencias para atender

pacientes? … nosotros tenemos que evaluarle la competencia del paciente, eso

hace parte del error. Si se le pregunta a un paciente el no necesita disminuir el

tiempo de espera sino una relación empática con el médico… pero cuando

somos pacientes o familiares del paciente tenemos otra manera de

comportarnos. ¿Qué pasaría que se empezara a pensar cuando nosotros somos

los pacientes?”

El código indicadores ligados al consentimiento informado (2) se ve relacionado con la

influencia del sistema; los urgenciólogos sostienen que la elaboración de indicadores tiene

que ver con las exigencias del sistema para cumplir metas y lograr acreditaciones.

“es un indicador de estructura y de proceso, pero no de resultados. Para nadie

es un secreto que en hospitales universitarios el consentimiento informado no

lo diligencia el médico tratante sino los residentes…pero si usted se va a los

indicadores de calidad o acreditación van a decir que tenemos una adherencia

del 90 %. La pregunta es si lo que dice en ese papel realmente lo dijo quien

firmo y si lo que dice en ese papel realmente el paciente lo entendió o uno solo

estaría cumpliendo con un indicador”

“ese es un indicador de acreditación…lo que uno hace es cumplir con el

indicador porque por ejemplo en urgencias hay que cumplir el tiempo de

oportunidad en triage 2 pero el problema es que pasa con el paciente adentro,

72

porque no hay indicador para trazar ese paciente adentro, pues hasta ahí llega,

yo cumplo es lo que me pide la norma porque como no me miden, pues hasta

ahí llegó el proceso”

El código debería existir una sala para hablar con los familiares y los pacientes (2), es

un factor que los participantes consideran necesario para la interacción de los médicos con

los pacientes y sus familiares y así poder hablar del estado de salud del paciente y el plan de

tratamiento.

3. Evaluación de la capacidad de toma de decisiones del paciente

En esta categoría se asociaron aspectos relacionados a la forma en que los médicos

urgenciólogos evalúan la capacidad de toma de decisiones de los pacientes. De acuerdo con

la figura 8, el código que más frecuencia tiene es la autonomía del paciente es determinada

por la experiencia del médico (6), donde los participantes relatan que la forma de evaluar la

conciencia de los pacientes depende de las habilidades y experiencia del médico.

“la experiencia es muy importante porque uno afina su ojo clínico, su

diagnóstico es diferente a cuando estaba recién egresado y la experiencia

influye mucho”

“la manera de evaluar la autonomía del paciente es de acuerdo con cada

médico, lo que trato de aplicar es lo que he leído en los libros, uno lo tiene en

cuenta si el paciente no tenga alguna presión interna o externa, que no tenga

un delirium, que no esté alterada su esfera mental que pueda afectar la toma

de decisiones”

73

Por otro lado, en el código grado de conciencia evaluado por un médico (5) los

participantes relataron que cualquier médico tiene las herramientas para evaluar el nivel de

conciencia de un paciente y que cada quién usa su propio criterio.

“cualquier médico tiene las herramientas para hacerla”

“cada uno evalúa si el paciente es autónomo o no con su propio criterio”

Figura 8

Evaluación de la capacidad de toma de decisiones del paciente

En el código cuando está alterado el nivel de conciencia la decisión la toma la familia o

el médico (4) los médicos relataron que cuando el paciente presenta alteraciones en su nivel

de conciencia y no puede tomar decisiones, la decisión se toma con un familiar del paciente

o en su ausencia el médico toma la decisión buscando siempre lo mejor para el paciente.

74

4. Consentimiento informado

En cuanto a las preguntas relacionadas con el consentimiento informado (Ver figura 9),

el código que más se repitió fue en urgencias las decisiones se toman muy rápido – sin tiempo

de explicar el consentimiento (9), los médicos manifestaron que esta es una constante que se

presenta en el servicio de urgencias debido a la alta demanda de pacientes, lo que los obliga

a actuar rápido y de otra parte las condiciones del paciente pueden afectar la forma de

entender la información y de tomar decisiones.

“en urgencias tenemos decisiones para tomar en muy corto tiempo… nuestras

patologías comprometen la vida en minutos, segundos, horas.”

“no sé si alcance el tiempo para formular medicamentos, explicarle al paciente

y a los familiares y hacer un proceso de toma de decisiones, que al fin de

cuentas el que está expuesto es posible que no tenga las condiciones mentales

y físicas de entendimiento que le permita decir hasta qué punto desea o no las

intervenciones médicas en consulta externa, urgencias y hospitalización”

Por otro lado, en relación con el código los pacientes muchas veces no entienden el

consentimiento informado (3), los médicos sostienen, que, aunque se les explica a los

pacientes ellos no entienden la información porque no es su área de dominio.

“otra limitante es lo que el paciente entiende de lo que uno le explica. Uno

asume que le está entendiendo lo que uno le está diciendo, pero si hiciéramos

un estudio yo creo que el 60 % de lo que les transmitimos a ellos, ellos lo

comprenden de otra manera”

75

“muchas veces el paciente puede ser una persona estudiada, pero de medicina

no sabe nada, muchas veces no pueden tomar una decisión acertada porque no

saben del tema.”

Adicionalmente se relaciona el consentimiento informado con la protección legal del

médico y que se usa para la autorización de los procedimientos médicos.

Figura 9

Consentimiento informado

5. Variables que afectan la toma de decisiones del paciente

En esta categoría se evidencia la influencia que tienen los contextos, las relaciones y las

condiciones individuales del paciente en la toma de decisiones del paciente. Como se puede

76

observar en la figura 10, uno de los factores que está relacionado con la toma de decisiones

de los pacientes es el tipo de creencias y los valores del paciente (6), que pueden ser religiosas

o que han sido instauradas por las comunidades. Los médicos relataron casos de pacientes

provenientes de comunidades indígenas en los que, aunque la vida del paciente esté de por

medio, se resisten a la autorización de procedimientos quirúrgicos y transfusiones, lo que

pone en conflicto los valores de los pacientes y los de los médicos. Adicionalmente los

médicos narraron casos en los que, a partir de la intervención del servicio de ética clínica, los

médicos especialistas encontraron alternativas terapéuticas diferentes que permitieron el

respeto de las creencias de los pacientes y a la vez la recuperación de su salud.

“donde yo llegue con la niña amputada la comunidad la ahoga en el rio,

entonces no la puedo dejar amputar”

“nos preguntamos… ¿si por tratar de beneficiar a los pacientes pasamos por

encima del arraigo cultural? Por salvarle la vida a la gente, no respetamos sus

creencias…”

Otro código que se repite es el relacionado con los aspectos psicológicos (4). En este caso

se refieren al papel de las emociones en la toma de decisiones. De una parte, están las del

paciente frente a su condición de salud y de otra, las del médico.

“una persona no toma la misma decisión si tiene un soporte importante

familiar o no lo tiene. Una persona no toma la misma decisión si esta triste o

si no lo está. Esas emociones afectan la decisión y eso puede cambiar en el

tiempo si llega algo por lo que tenga sentido”

“las emociones del médico pueden estar comprometidas por el mismo stress

y eso puede chocar entre lo que el paciente quiere y lo que el médico quisiera

77

hacer y esas emociones obviamente van a interferir en aceptar la decisión por

parte del paciente.”

Figura 10

Variables que afectan la toma de decisiones del paciente

Otros códigos que se relacionan con la toma de decisiones de los pacientes son los

aspectos sociales (3) que están relacionados con la historia de aprendizaje e influencia social

que ha tenido el paciente a lo largo de su vida y las condiciones fisiológicas (3) que se

presentan en el contexto de su estado de salud.

6. Factores asociados al respeto de la autonomía del paciente en urgencias

En la figura 11 se muestran todos los códigos relacionados con los factores asociados al

respeto de la autonomía del paciente en urgencias y en la figura 11 (a) se muestran los códigos

que se repiten en esta categoría.

78

Figura 11

Factores asociados al respeto de la autonomía en urgencias

79

Figura 11 (a)

Códigos que se repiten en la categoría factores asociados al respeto de la autonomía en

urgencias.

Como se puede observar en la figura 11 (a), uno de los códigos con más frecuencia fue

médicos paternalistas (9), el cual hace referencia a que el médico dependiendo del caso

adopta conductas paternalistas, actuando de acuerdo con lo que es mejor para el paciente, sin

entrar en un proceso deliberativo con el paciente o indagar sobre sus valores o preferencias.

“hay que trabajar en el grupo medico porque ese es un tema cultural que

seguramente alguno no ha migrado y sigue el paternalismo”

80

“el consentimiento informado va más a firme acá para que le pueda hacer el

procedimiento, la parte de información es muy poca, no es el proceso

deliberativo con el paciente que nosotros pensamos que debe ser y que

culmina en el documento eso no, no es frecuente y no solo es en urgencias, es

en todo el hospital. No digo que no existan médicos que lo hagan, pero son

pocos los médicos que hacen un proceso deliberativo con el paciente”

“es que es menos desgastante desde el punto de moral no hablar que hablar,

me quedo callado…Entonces a veces no les damos (como médicos) a los

pacientes la opción de ser autónomos porque nos da susto, no nos gusta que el

paciente nos cuestione, nos da pereza a entrar en esos procesos”

El código choque de opinión entre médicos (6) hace referencia a que en ocasiones no

coinciden los criterios de los médicos especialistas y los médicos de urgencias frente a las

conductas a tomar con los pacientes, lo cual unido a que los médicos relatan diferentes

consecuencias a los pacientes (1) afecta la autonomía de los pacientes.

“en otras especialidades hay santos de los imposibles, luchan por salvaguardar

su propio pensamiento por encima de lo que piense el resto”

“…el paciente empieza a recibir información opuesta y entonces alega que

cada médico le dice cosas diferentes y empieza a chocar en la decisión que va

a tomar y finalmente en su autonomía, porque ya cuando no puede decidir está

totalmente confundido ...

81

“…lo que pasa es que a veces nos vamos por las vías más fáciles y también

hay fallas en la comunicación entre los médicos, entre las especialidades

médicas”

De otra parte, cuando la situación del paciente es crítica el médico actúa sin conocer la

voluntad del paciente, esta situación ocurre con alguna frecuencia en el servicio de urgencias

en los casos en que la vida del paciente está en juego y el paciente tiene alguna alteración en

su nivel de conciencia, primando el principio de beneficencia dónde el médico actúa

procurando el mejor interés del paciente.

El otro código con mayor frecuencia en los factores asociados con el respeto de autonomía

en urgencias es en urgencias las decisiones se toman muy rápido sin tiempo de explicar el

consentimiento (9), lo que contrasta con el código de explicar y escuchar al paciente para

saber que quiere (6), dónde algunos de los médicos consideran que sí es posible tener en

cuenta la opinión del paciente.

“en escenarios de urgencias moderadas y bajas cabe el concepto de

autonomía, a uno como paciente tienen que explicarle muy bien lo que tiene,

las opciones terapéuticas que existen y tomarse el tiempo de explicarle

posibles eventos adversos de lo que se pueda pasar y presentar otras

alternativas y con eso tomar decisiones”

De otra parte, el código en urgencias las decisiones se toman muy rápido sin tiempo

de explicar el consentimiento (9), ya había sido asociado en la categoría consentimiento

informado, co-ocurrencia que se muestra en la figura 12.

82

Figura 12

Co-ocurrencia del código en urgencias las decisiones se toman muy rápido sin tiempo de

explicar el consentimiento y las categorías factores asociados con el respeto de la autonomía

y el consentimiento informado.

7. Toma de decisiones cuando el paciente tiene alterado su nivel de conciencia

Como se observa en la figura 13 el código que tiene mayor frecuencia es indagar acerca

de las voluntades anticipadas previas del paciente (6).

“cuando el paciente no tiene el juicio conservado recurrimos a la voluntad

anticipada, que es hablar con la familia acerca de la percepción de ese paciente

en esa determinada situación”

“preguntamos si el paciente en algún momento de su vida expresó algún

sentimiento acerca de que no le gustaría que le pasara o que le seria indiferente

que le pasara, ejemplo una diálisis y que diga yo toda la vida dije que yo no

quería una diálisis entonces para nosotros es una voluntad anticipada”

Adicionalmente los participantes reportaron que cuando se altera el nivel de conciencia la

decisión sobre el procedimiento la toma el médico o los familiares (4)

83

“si no se cuenta con el juicio conservado o voluntad anticipada ya nos toca

recurrir a otros mecanismos de percepción médica y de la familia de que

desearíamos nosotros si fuéramos el paciente”

Figura 13

Toma de decisiones cuando el paciente tiene alterado su nivel de conciencia

Adicionalmente los códigos se indagan si hay voluntades anticipadas previas al

paciente y cuando está alterado el nivel de conciencia la decisión la toma la familia o el

médico aparecen en las categorías toma de decisiones cuando el paciente tiene alterado el

nivel de conciencia y factores asociados al respeto de la autonomía en urgencias, dicha co-

ocurrencia se presenta debido a que el servicio de urgencias es un escenario en el que llegan

pacientes en condiciones de salud críticas y en el que su nivel de conciencia puede estar

afectado (Ver figura 14).

84

Figura 14

Co-ocurrencia de los códigos cuando está alterado el nivel de conciencia la decisión la toma

la familia o el médico y se indaga si hay voluntades anticipadas previas del paciente en las

categorías factores asociados con el respeto de la autonomía y la toma de decisiones cuando

el paciente tiene alterado su nivel de conciencia.

Co-

8. Proceder del médico con el consentimiento informado

Como se puede observar en la figura 15 el código: médicos paternalistas (9) es el que más

se repite, discurso asociado a conductas paternalistas como se explicó anteriormente.

Además, se encuentra una co-ocurrencia en las categorías factores asociados al respeto de

la autonomía del paciente en urgencias y el proceder del médico con el consentimiento. (Ver

figura 16)

85

Figura 15

Proceder del médico con el consentimiento informado

Figura 16.

Co-ocurrencia del código médicos paternalistas en las categorías: factores asociados al

respeto de la autonomía del paciente en urgencias y el proceder del médico con el

consentimiento informado.

86

Además, los médicos urgenciólogos reportan que sus decisiones pueden ser alteradas por

las emociones que les generan casos específicos (3) ya sea con niños o con adultos mayores.

“en ocasiones tenemos pacientes que dependiendo por ejemplo de su edad…y

esa emoción de sacar al paciente adelante de cualquier forma compromete el

hecho de hasta dónde voy a llegar”

“el impacto que uno tiene con el paciente es inevitable lo que pasa es que uno

se pone el caparazón, pero eso lo toca uno. Más que médicos somos personas”

En relación con el código explicar el consentimiento, beneficios, riesgos y complicaciones

(4) éste se refiere a los aspectos que los médicos incluyen en el consentimiento informado

para los procedimientos que realizan con los pacientes, sin embargo, aunque son conscientes

de la importancia de explicar el contenido del consentimiento manifiestan que no siempre es

posible hacerlo.

“en el grupo de urgencias todos los procedimientos sobre todo lo invasivo se le

explica y se pide la autorización. Se mira el beneficio, riesgo y complicación de

manera multidisciplinaria… cada persona le va explicando lo que se está

determinando en urgencias.”

“depende, si es en una condición aguda que se está comprometida la vida, le

aseguro que por el estrés como médico de un paciente no le doy tanta vuelta, le

explico lo que tiene, lo que se va a hacer y las consecuencias rápido y le

pregunto si está de acuerdo o no, en algunos casos sobre pasa la decisión y le

decimos firme, firme porque uno sabe a lo que se está enfrentando”

87

9. Aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía

En esta categoría se relacionaron los aspectos que los médicos urgenciólogos

consideran que deben mejorar en su práctica clínica para promover la autonomía del

paciente en el servicio de urgencias.

Figura 17

Aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía

88

En general los médicos participantes consideran que es necesario fortalecer la relación

médico- paciente que permita tener deliberaciones (8), para promover la autonomía del

paciente, esto implica que en esa relación debería haber un proceso deliberativo de tal forma

que las decisiones sean compartidas con el paciente, además, se resalta que los médicos deben

ser empáticos y que deben asegurar que el paciente tenga la información necesaria para tomar

decisiones.

“actuamos siempre en beneficio del paciente y todas las decisiones que

tomamos son pensando en que el paciente se recupere y que tenga adecuada

atención en el servicio, pero como tal no tenemos un proceso o un lineamiento

de como promover la autonomía del paciente”

“eso lo podríamos corregir, como médicos tenemos como un espacio gris que

no conocemos muchos de los pacientes que llegan a este hospital, porque no

tienen convenios en este hospital y entonces lo primero es la empatía para

mejorar esa relación del médico y el paciente y va a influir en las decisiones

acertadas, porque un paciente tranquilo y una familia tranquila tienen

seguridad de lo que uno está haciendo, favorece las decisiones y ellos tienen

confianza porque ven que uno hace lo mejor por el paciente y tienen seguridad

en lo que uno está haciendo... un paciente informado tiene una mejor

autonomía que otro que no esté informado”

Un código que se repite en esta categoría es recibir entrenamiento en bioética (7), los

médicos manifiestan que ni en el pregrado ni en la especialidad ven bioética y que sería

importante complementar ese conocimiento en el servicio de urgencias. Dos de los médicos

urgenciólogos están considerando realizar una maestría en bioética. De otra parte, en las

89

entrevistas se pudo verificar que la formación relacionada con bioética no está incluida en

todos los programas de la especialidad de medicina de urgencias y que en el servicio de ética

clínica se están haciendo esfuerzos para reforzar esos temas en el HUSI.

“hay que educar a los médicos en estos temas. En la facultad de medicina es

necesario incluir bioética”

“a los médicos no se nos enseña a hablar, entonces uno tiende a no hablar, a

no decir, a decir lo menos”

El código creencias y valores de los pacientes (6), se repite en el discurso de los médicos

urgenciólogos, ellos consideran que son aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de

interactuar con los pacientes y de plantearles alternativas terapéuticas, sin embargo, no

siempre se tienen en cuenta.

“siempre he notado que la gente o tiene la religión o tiene la familia. La gente

cuando está enferma y con enfermedades crónicas se basan más en la fe que

en la parte clínica”

“hay algo que violamos muchísimo en nuestra educación en medicina es no

respetar la religión y las ideologías de las personas…entonces hay que respetar

las etnias, las religiones y las creencias de las personas sin que yo las encaje

en mis creencias, en mi cultura y en mi forma de ver la medicina o de ver la

sanación como nosotros aprendimos en la universidad”

Registrar datos significativos en la historia clínica: oficio, es mencionado en el discurso de

los participantes, aspecto que a pesar de ser relevante en la vida de las personas no se indaga

ni se consigna en la historia clínica.

90

10. Servicio de ética clínica

En esta categoría se relacionaron aspectos de la asistencia que presta el servicio de ética

clínica en el HUSI; en general los médicos urgenciólogos aprecian el apoyo que brinda el

servicio de ética clínica y cada día hay realizan más interconsultas a este ser

Figura 18

Servicio de ética clínica

Como se observa en la figura 18, los médicos reportaron que realizan interconsultas

frecuentemente (9), al servicio de ética clínica cuando hay un dilema ético o casos complejos

para definición de conductas terapéuticas, resaltando que tratan de resolverlo primero con

sus colegas en el servicio.

91

En relación con el código creencias y valores del paciente (6) los médicos manifiestan que

ocurre especialmente en pacientes de comunidades indígenas y personas con algunas

afiliaciones religiosas, con quienes se crean situaciones de conflicto entre el mejor interés del

paciente desde el punto de vista médico y el mejor interés del paciente de parte del mismo

paciente. Estas situaciones motivan en parte las interconsultas con el servicio de ética clínica.

Además, en este código se encuentra una co-ocurrencia con otras dos categorías: aspectos

que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía del paciente y variables que

afectan la toma de decisiones de los pacientes (Ver figura 19).

Figura 19

Co- ocurrencia del código creencias y valores del paciente con las categorías servicio de ética clínica, aspectos

que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía del paciente y variables que afectan la toma de

decisiones de los pacientes

92

11. Toma de decisiones compartidas con el paciente

En esta categoría se indagó a los participantes sobre el conocimiento acerca del proceso

de toma de decisiones compartidas con el paciente y su aplicación en el servicio de urgencias.

En general los médicos urgenciólogos no tienen claridad sobre el proceso de toma de

decisiones compartidas con el paciente, en las entrevistas se encuentran más discursos

relacionados con que se requiere fortalecer la relación médico paciente mediante un proceso

deliberativo.

Figura 20

Toma de decisiones compartidas con el paciente

93

El código que tiene más frecuencia es fortalecer la relación médico paciente, que permita

tener deliberaciones (8) donde se evidencia una co- ocurrencia en las categorías aspectos que

pueden mejorar los médicos para promover la autonomía del paciente y toma de decisiones

compartidas con el paciente (ver figura 21).

“uno puede participar para que el paciente ejerza su propia autonomía eso sería

respetar la relación médico paciente, hacerlo responsable de su propia

enfermedad. Uno tiene que estar prestándose … uno es el medio para que el

paciente logre su autonomía y de su visión de lo que quiere el en un servicio

cuándo se está enfermo”.

Figura 21

Co-ocurrencia del código fortalecer la relación médico paciente, que permita deliberaciones

en las categorías aspectos que pueden mejorar los médicos para promover la autonomía del

paciente y toma de decisiones compartidas con el paciente.

94

Los médicos desconocen el proceso de toma de decisiones compartidas con el paciente.

Algunos lo relacionan con las discusiones que realizan con otros especialistas para discutir y

definir la conducta a seguir con algunos casos de pacientes y otros no lo relacionan con el

sector salud.

“no, además no se hace porque ni siquiera ese concepto nace de salud sino del

mapa de experiencias del cliente. Eso es de otro sector donde usted si puede

decir cómo fueron sus intervenciones. En salud no existe eso…eso parte es de

relaciones con el cliente”

“¿aplican el concepto de toma de decisiones compartidas en el servicio de

urgencias? No”

95

Conclusiones

En general los médicos urgenciólogos perciben la autonomía del paciente en términos

de capacidad para tomar decisiones en salud, la relacionan con el consentimiento

informado e identifican que hay factores internos y externos al paciente que la puedan

afectar.

Los modelos de relación médico paciente que predominan en el servicio de urgencias

coinciden con los modelos informativo y paternalista; el modelo informativo aparece en el

servicio de urgencias cuando la autonomía del paciente se concibe como el control del

paciente sobre la toma de decisiones de su salud y el médico le brinda información sobre

su enfermedad, intervenciones terapéuticas, beneficios y riesgos y el modelo paternalista

se justifica en casos de criticidad del paciente, en ausencia de capacidad del paciente para

tomar decisiones y en ausencia de un sustituto.

Los médicos urgenciólogos consideran que existen barreras para el desarrollo de la

autonomía del paciente, estas se relacionan con la estructura del sistema de salud, la

congestión de los servicios de urgencias, la rapidez con que se tienen que atender los

pacientes en urgencias, los diferentes criterios médicos sobre el mismo caso del paciente e

informaciones contrarias dadas a los pacientes.

Hay una cultura de los médicos urgenciólogos para solicitar el consentimiento

informado, práctica que se tiene en el servicio de urgencias para todos los procedimientos

médicos y de enfermería, sin embargo, no es una práctica común acompañar al paciente

en la explicación del consentimiento informado, ni asegurar el entendimiento de la

información que allí se consigna.

96

Si bien es cierto que el consentimiento informado puede ser una expresión de la autonomía

del paciente, en muchas ocasiones en la práctica clínica tiene solo un valor legal y el

consentimiento se reduce al documento en el que está la autorización del procedimiento y

siendo aún más simplistas a la “firma del paciente”. Estas prácticas parecen alejarse del

propósito mismo del consentimiento informado dónde el protagonismo es del paciente y no

de los proveedores de la atención en salud.

Aunque los médicos urgenciólogos manifiestan no conocer el concepto de autonomía

relacional, son conscientes de la influencia que tienen los contextos, las relaciones y las

condiciones individuales del paciente en su autonomía y manifiestan la importancia de

considerar los aspectos psicológicos, fisiológicos, creencias y valores, contextos sociales, y

familiares en la toma de decisiones del paciente. Esto confirma la perspectiva relacional de

la autonomía descrita en la revisión de la literatura del capítulo dos de este trabajo.

En el servicio de urgencias no se hace un proceso de toma de decisiones compartidas

con el paciente y hay un desconocimiento sobre este proceso. Algunos lo relacionan con las

discusiones que realizan con otros especialistas para analizar y definir la conducta a seguir

con algunos casos de pacientes.

En general los médicos urgenciólogos consideran que se pueden tener estrategias para

promover la autonomía del paciente, lo que implica que en la relación médico- paciente

debería haber un proceso deliberativo de tal forma que las decisiones sean compartidas con

el paciente, es decir que haya una interacción entre el médico, el paciente y si se considera

necesario la familia, además, se resalta que los médicos deben fortalecer sus habilidades de

comunicación y ser más empáticos.

97

Aunque el servicio de urgencia del HUSI tiene una alta demanda, son los pacientes de

moderada complejidad clasificados en el triage 3 donde se concentra la mayor atención del

servicio y es precisamente con estos pacientes, dónde a pesar del ritmo de urgencias los

médicos urgenciólogos consideran que pueden tener un proceso deliberativo, de tal forma

que se pueda fortalecer su autonomía.

Con el propósito de fortalecer la promoción de la autonomía del paciente se evidencia la

necesidad de reforzar en los médicos conceptos y temas relacionados con bioética y

habilidades que les permitan establecer un proceso de toma de decisiones compartidas con

los pacientes que lo requieran; de tal forma que se incorporen en ese diálogo los valores,

preferencias y expectativas del paciente que junto con la medicina basada en la evidencia se

llegue a un consenso sobre la mejor opción terapéutica.

98

Cuarto capítulo: Conclusiones finales

La revisión teórica y el trabajo de campo realizados durante el desarrollo de este trabajo

de grado me ha confirmado que no estamos solos, que vivimos, queramos o no, en

condiciones de interdependencia, que la expresión de nuestra autonomía no obedece solo al

libre albedrio y a nuestro ser racional e individual, sino que está influenciada por nuestras

circunstancias particulares, nuestros contextos y relaciones. En consecuencia, el hacer más

conscientes estas consideraciones favorecerá el desarrollo de nuestra capacidad para tomar

decisiones y de esa forma dar respuesta a las situaciones cotidianas. A continuación, las

conclusiones y recomendaciones finales.

En la concepción tradicional de autonomía se entiende que un paciente es autónomo

respecto a una elección cuando cumple los siguientes criterios: si es competente respecto a

la decisión específica, si elige entre un conjunto de opciones disponibles, si tiene información

y la comprende adecuadamente y si la elección la hace de manera voluntaria, es decir, libre

de presión externa; sin embargo, estos criterios tienen dificultades. En primer lugar, la

competencia de una persona puede verse afectada por varios factores, entre ellos, la misma

condición de salud, las prácticas no unificadas para la evaluación de la competencia por parte

del personal médico y los juicios del médico sobre la capacidad del paciente cuando se siente

cuestionado por sus interrogantes. La disponibilidad de las opciones puede verse limitada por

las características del sistema de salud, los planes obligatorios, complementarios y de

medicina prepagada, los recursos disponibles para la atención y las prácticas institucionales.

En relación con la información que se ofrece a los pacientes, ésta depende de lo que

determinen los profesionales de la salud, quienes no siempre exploran las expectativas o

preferencias de los pacientes en cuanto a la especificidad de la información, o puede generar

99

confusión en el paciente cuando le brindan alternativas terapéuticas contrarias por desacuerdo

entre los especialistas. Por último, la condición de tomar decisiones libres de presión no

siempre se garantiza, debido a que no es fácil la identificación de las fuentes de presión y de

otro lado; en el afán por obtener la firma del paciente para el consentimiento informado, no

se le da el tiempo suficiente para leer, entender, hacer preguntas y tomar la decisión. Ahora

bien, entender que el ejercicio de la autonomía del paciente solo se da mediante la elección,

hace pensar que esa es la única forma de respetar la autonomía y justificaría los esfuerzos

para garantizar que se cuente con el consentimiento informado para todos los procedimientos

médicos, sin embargo, en la práctica el consentimiento informado no garantiza la autonomía

del paciente y con frecuencia lo que prima es la protección legal del personal de la salud.

De otra parte, la perspectiva relacional considera que una comprensión adecuada de la

autonomía no debe limitarse al respeto de las elecciones del paciente que se dan en el marco

del consentimiento informado, sino que se requiere promover su desarrollo. Esta perspectiva

reconoce que no solo tomamos decisiones como individuos aislados y racionales, sino que

los contextos y las relaciones en que nos encontramos inmersos como agentes, afectan

nuestra autonomía bien sea fomentándola o limitándola. Así las cosas, la promoción de la

autonomía del paciente se puede dar en diferentes niveles: en el sistema de salud mediante el

acceso equitativo a todas las personas, en las instituciones prestadoras de salud, estableciendo

lineamientos dentro de sus modelos de atención aprovechando así su papel socializador y con

los proveedores de salud, quienes pueden establecer relaciones más simétricas con los

pacientes, favoreciendo un proceso deliberativo para la toma de decisiones, que tenga en

cuenta las expectativas, los valores, las emociones y las inquietudes, en la búsqueda de la

100

mejor alternativa terapéutica posible, y finalmente identificando la existencia de factores que

limitan el desarrollo de la autonomía del paciente.

La realización de este trabajo me permitió tener un acercamiento a la realidad del

servicio de urgencias a través de la forma en que los médicos urgenciólogos perciben la

autonomía del paciente, logré identificar algunas barreras, dilemas y desafíos a los que se

enfrentan en la atención de los pacientes, tener una aproximación a cómo ellos establecen

vínculos con los pacientes que llegan al servicio, conocer la afectación emocional del

equipo médico, traducida muchas veces en frustración, impotencia, miedo, satisfacción o

alegría por los casos particulares de los pacientes, validé la importancia del servicio de ética

clínica en los casos de dilemas éticos, pude también evidenciar la manera en que los

contextos y las relaciones afectan, no solo la autonomía de los pacientes, sino la de los

mismos médicos y servicios hospitalarios. Encontré respuestas a las inquietudes que me

motivaron para realizar este trabajo en mis diferentes roles: paciente, familiar y coach.

Como paciente validé que el médico también se encuentra en estado de vulnerabilidad y de

impotencia, que sus creencias y emociones influyen en la forma de atender a sus pacientes

y que, aunque procuran lo mejor para el paciente, no siempre coinciden esas acciones con

lo que yo como paciente creo que es lo mejor para mí, en ese sentido como paciente puedo

participar, preguntar, proveer información para dar pistas de cómo esas decisiones médicas

afectan mi plan de vida. Como familiar, puedo acompañar a mis seres queridos en la

promoción de su autonomía para la toma de decisiones en salud, escuchando, indagando,

aclarando dudas, haciendo entendible el lenguaje médico y alertando sobre como las

relaciones y los contextos pueden convertirse en barreras que afectan sus decisiones. Como

coach, encuentro posibilidades para desarrollar el potencial del equipo médico mediante el

101

fortalecimiento de habilidades individuales y relacionales en áreas de comunicación,

gestión emocional, coordinación de acciones y, de otra parte, acompañar procesos de

reflexión sobre los temas revisados en el presente trabajo.

Reconozco que en los estados de emergencia médica se requiere un esfuerzo mayor para

el acompañamiento por parte del equipo médico en el proceso de toma de decisiones del

paciente, en consecuencia, hago las siguientes recomendaciones: 1) promover espacios de

reflexión y discusión para definir lineamientos que contribuyan a la promoción de la

autonomía de los pacientes; en esa discusión se debe tener en cuenta el modelo de atención,

el perfil epidemiológico, la caracterización de los pacientes y la identificación de las barreras

para el ejercicio de la autonomía, 2) revisar la posibilidad de la implementación de un proceso

de toma de decisiones compartidas, como estrategia para la promoción de la autonomía de

los pacientes, 3 ) generar estrategias para que las especialidades médicas actúen de manera

articulada y lograr un manejo integral de los pacientes , 4) capacitar y reforzar en el equipo

médico los principios bioéticos, ampliando la perspectiva tradicional de la autonomía e

identificar su rol respecto a la promoción y protección de la autonomía de los pacientes, 5)

reforzar el acompañamiento de los pacientes para el consentimiento informado, definiendo

estrategias para que ellos expresen sus expectativas, inquietudes, dudas y valores, 6)

fortalecer en el equipo médico las habilidades de comunicación, inteligencia emocional,

trabajo colaborativo dentro del servicio y con los demás servicios y especialidades médicas,

7) incluir en futuras investigaciones relacionadas con este tema a las demás especialidades

médicas, equipo de enfermería y pacientes del servicio de urgencias con el fin de ampliar y

complementar el presente estudio.

Finalmente, entendiendo que el fomento de la autonomía del paciente se puede dar en

102

diferentes niveles, hago la siguiente propuesta para la promoción de la autonomía del

paciente en el servicio de urgencias del HUSI:

− Institucional: explicitar los lineamientos éticos - homologar significados, establecer

acuerdos sobre el modelo de relación médico paciente ¿qué se va a privilegiar? ¿en

qué circunstancias?, definir protocolos por grupos de triage y / o patologías, revisar

lineamientos institucionales del consentimiento informado, asegurar el registro de

datos del oficio y/ o actividad que desempeña el paciente en la historia clínica y

definir lineamientos con los pacientes de comunidades indígenas y grupos religiosos.

− Equipo médico: trabajar articuladamente con las demás especialidades médicas y

médicos generales del servicio, capacitar al equipo en herramientas comunicativas y

en fundamentos de bioética, implementar un proceso de toma de decisiones

compartidas, acompañar el proceso del consentimiento informado, identificar

estrategias para acompañar al equipo (stress moral) e integrar la información que el

equipo de enfermería tiene acerca del paciente y la familia.

− Paciente o sustituto: implementar estrategias educativas para el fomento de la

autonomía, identificar fuentes de apoyo y barreras para la autonomía, fomentar la

expresión de expectativas, valores y preferencias e indagar la existencia de voluntades

anticipadas.

103

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