propuesta

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El Señor este con ustedes. Frase a la que contestamos con singular familiaridad e ímpetu. Las lecturas que acabamos de oír nos ofrecen justamente el trasfondo teológico de esta frase. ¿Qué significa que el Señor este con nosotros? ¿Cómo es posible que el Señor este conmigo, con tu espíritu, con nosotros? El cardenal Von Baltasar decía que: “La Iglesia, mujer salida del costado de Cristo, de su costilla que es el Espíritu Santo…”, nos hace patente la promesa del Señor para estar con nosotros. Al participar de su vida divina, por el bautismo, cada uno de nosotros podemos ser desde ahora los mártires, los testigos, del maestro que esta por volver al Padre. El mismo Balthasar decía que, el misterio que estamos por celebrar, el de Pentecostés, no es un misterio cerrado como el de una secta, sino que es una apertura y revelación para todos. Hemos visto y conocido al Señor. El conocimiento, como hemos venido estudiando en estos años de filosofía que estamos a punto de concluir, es similar al que tiene Jesús respecto a nosotros. “El conocimiento que Jesús tiene de los hombres podría ser la consumación de esta luz que desciende de Dios. Por una parte, descubre el corazón hasta los últimos recovecos, pues tal es la finalidad de la Palabra divina, que es «más tajante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y espíritu, de articulaciones y tuétanos y discierne las intenciones del pensamiento

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se nos habla en este documento de aquellas ideas necesarias para cmprender el descenso del espíritu santo

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El Señor este con ustedes. Frase a la que contestamos con singular familiaridad e ímpetu. Las lecturas que acabamos de oír nos ofrecen justamente el trasfondo teológico de esta frase. ¿Qué significa que el Señor este con nosotros? ¿Cómo es posible que el Señor este conmigo, con tu espíritu, con nosotros?

El cardenal Von Baltasar decía que: “La Iglesia, mujer salida del costado de Cristo, de su costilla que es el Espíritu Santo…”, nos hace patente la promesa del Señor para estar con nosotros. Al participar de su vida divina, por el bautismo, cada uno de nosotros podemos ser desde ahora los mártires, los testigos, del maestro que esta por volver al Padre. El mismo Balthasar decía que, el misterio que estamos por celebrar, el de Pentecostés, no es un misterio cerrado como el de una secta, sino que es una apertura y revelación para todos. Hemos visto y conocido al Señor.

El conocimiento, como hemos venido estudiando en estos años de filosofía que estamos a punto de concluir, es similar al que tiene Jesús respecto a nosotros. “El conocimiento que Jesús tiene de los hombres podría ser la consumación de esta luz que desciende de Dios. Por una parte, descubre el corazón hasta los últimos recovecos, pues tal es la finalidad de la Palabra divina, que es «más tajante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y espíritu, de articulaciones y tuétanos y discierne las intenciones del pensamiento del corazón», con Jesús, con su espíritu, nosotros no nos hacemos solo presentes en una región del ser, sino que estamos presentes en el ser mismo, estamos con Dios y en Dios.

El Señor Jesús está por regresar a donde está el Padre, pero no deja a los suyos solos, enviará al Paráclito cuando esté junto a su Padre. Envía al Espíritu de verdad, que procede del Padre que dará testimonio del él. Ya poseemos su Espíritu y éste está con nosotros, no al estilo Hegeliano, sino en verdad lo hemos recibido. Sin duda el Señor Jesús nos invita a dar testimonio de él ante los demás y medio de nosotros mismos.

Pidamos, con y al Señor Jesús, que envié al Espíritu consolador que procede del Padre y del Hijo: espíritu de sabiduría y de inteligencia, de consejo y fortaleza, de ciencia, de piedad y de santo temor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.