Psicología de la Personalidad Tema 12 - uned

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Cari Muñoz Personalidad – Tema 12 TEMA 12.- La identidad personal El Autoconcepto puede ser considerado como una estructura cognitiva compleja, que se mantiene relativamente estable y unitaria a lo largo de nuestra vida. Y también como un conjunto de contenidos mentales, articulados y flexibles, que varían en función de las experiencias que tengamos, de nuestras metas y necesidades, y del modo como valoremos e interactuemos con los diferentes contextos en los que nos desenvolvemos. Profundamente ligada a la evaluación y el contenido del Autoconcepto se encuentra la autoestima, que viene dada por el nivel de valoración positiva y por el sentimiento de afecto y reconocimiento hacia uno mismo. James estableció una diferencia fundamental entre el yo como sujeto consciente (yo mismo) y el yo como sujeto que puede ser pensado (lo que es mío). Desde una perspectiva más moderna: Yo como sujeto: el sí mismo, el self. Un sistema dinámico y coherente de representaciones cognitivas y afectivas, que, de forma consciente e inconsciente, registra nuestras experiencias, capaz de planificar y ejecutar nuestra conducta. Yo como objeto: conjunto de percepciones, creencias y evaluaciones que el individuo tiene y hace en relación consigo mismo, siendo equivalente a su autoconcepto (el conocimiento que la persona tiene sobre sí misma). El autoconcepto se concibe como una estructura nuclear fija y consistente, resistente al cambio. Otro planteamiento lo entiende como un sistema dinámico, flexible y multifacético: cada persona es capaz de construir diferentes autoconceptos, que varían en función de los contextos en que se desenvuelva, los roles que asuma, las relaciones que establezca, etc. (como soy yo como amigo, como era yo antes de mi enfermedad…) . Según la teoría del apego, el modelo mental que cada persona construye acerca de sí misma viene modulado por la experiencia con sus cuidadores en las primeras etapas de la vida. En esta etapa es cuando el autoconcepto resulta más moldeable. Este aspecto Autoconcepto 1

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TEMA 12.- La identidad personalEl Autoconcepto puede ser considerado como una estructura cognitiva compleja, que se mantiene relativamente estable y unitaria a lo largo de nuestra vida. Y también como un conjunto de contenidos mentales, articulados y flexibles, que varían en función de las experiencias que tengamos, de nuestras metas y necesidades, y del modo como valoremos e interactuemos con los diferentes contextos en los que nos desenvolvemos.

Profundamente ligada a la evaluación y el contenido del Autoconcepto se encuentra la autoestima, que viene dada por el nivel de valoración positiva y por el sentimiento de afecto y reconocimiento hacia uno mismo.

James estableció una diferencia fundamental entre el yo como sujeto consciente (yo mismo) y el yo como sujeto que puede ser pensado (lo que es mío).

Desde una perspectiva más moderna:

Yo como sujeto: el sí mismo, el self. Un sistema dinámico y coherente de representaciones cognitivas y afectivas, que, de forma consciente e inconsciente, registra nuestras experiencias, capaz de planificar y ejecutar nuestra conducta.

Yo como objeto: conjunto de percepciones, creencias y evaluaciones que el individuo tiene y hace en relación consigo mismo, siendo equivalente a su autoconcepto (el conocimiento que la persona tiene sobre sí misma).

El autoconcepto se concibe como una estructura nuclear fija y consistente, resistente al cambio. Otro planteamiento lo entiende como un sistema dinámico, flexible y multifacético: cada persona es capaz de construir diferentes autoconceptos, que varían en función de los contextos en que se desenvuelva, los roles que asuma, las relaciones que establezca, etc. (como soy yo como amigo, como era yo antes de mi enfermedad…) .

Según la teoría del apego, el modelo mental que cada persona construye acerca de sí misma viene modulado por la experiencia con sus cuidadores en las primeras etapas de la vida. En esta etapa es cuando el autoconcepto resulta más moldeable. Este aspecto representa un componente básico en la formación de la autoestima insegura y condicionada.

El autoconocimiento construido mediante las experiencias sociales funciona como un mecanismo que guía la conducta: una persona con un autoconcepto negativo tenderá a ponerse metas excesivamente bajas y fácilmente alcanzables.

El contenido del AutoconceptoEn relación con lo que una persona cree que es, podemos hablar de dos tipos de conocimientos:

El conocimiento procedimental: abarca el conjunto de reglas que el individuo aplica cuando infiere, recuerda y evalúa la información relacionada consigo mismo (p.ej, el sesgo hedonista).

El conocimiento declarativo, el cual incluye la representación mental de los diferentes atributos y peculiaridades que describen a la persona (tengo habilidad para la cocina). Está

IntroducciónAutoconcepto

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formado por aspectos físicos, sociales, emocionales, cognitivos y comportamentales, así como los recuerdos de las vivencias (memoria autobiográfica).

La memoria autobiográfica está conectada con el autoconcepto: conforme más accesibles y nítidos sean los recuerdos positivos, y mayor distancia se establezca con respecto a los negativos, más protegido parece estar el autoconcepto y mejor autoestima presenta la persona.

Otra dimensión es la valoración que haga el individuo respecto al contenido del autoconcepto. Esta valoración puede ser diferente según el aspecto o la faceta considerada, y positiva o negativa para diferentes roles.

La propuesta de Markus

Markus propone 2 tipos de representaciones en los individuos:

● periféricas: resultan menos definitorias de su personalidad, están menos elaboradas cognitiva y emocionalmente, son características de la persona solo en determinadas situaciones y son poco importantes para el individuo (soy perezoso sólo para madrugar, cómo soy en las reuniones de vecinos).

● Centrales: lo más peculiar y esencial del individuo, constituyen aspectos nucleares del autoconcepto (esquemas), y son de naturaleza cognitiva y afectiva.

Características de los esquemas: pese a ser bastante resistentes, presentan cierto grado de flexibilidad; proporcionan al individuo información sobre sus capacidades o atributos asociados a contextos particulares (soy bueno aprendiendo idiomas), aunque puede no tener información sobre algún ámbito que considere menos importante, o en situaciones nuevas.

Dimensión temporal del autoconcepto. Markus propone otra posible diferenciación entre los diversos tipos de “yoes” o autoconceptos:

● Ligado al pasado: (cómo era yo cuando mis hijos eran pequeños). Se hace más sobresaliente cuando la persona ha cambiado algún rasgo o atributo.

● Autoconcepto actual: (como soy cuando estoy con mi familia). Se activan dependiendo de la historia de aprendizaje de la persona, y de las situaciones en las que se encuentre. Los cambios temporales en el autoconcepto actual son menos estables y profundos que otros.

● Los posibles yoes: hace referencia al futuro, conjunto de esperanzas, temores y deseos del individuo (yo con algunos kilos menos). Representan la capacidad del individuo para reconstruir partes de su autoconcepto, y son particularmente sensibles a los cambios. Cumplen 2 funciones: incentivo de conductas futuras y proporcionar un estándar de referencia para evaluar las propias conductas.

La complejidad del autoconcepto: El modelo de LinvillePara Linville, la complejidad del autoconcepto depende de dos factores: del número de aspectos o facetas que contenga, y de lo diferenciados que estén estos elementos (cuanto más diferenciados, más independencia entre ellos).

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Un autoconcepto complejo estará organizado en torno a numerosas dimensiones, las cuales a su vez serán independientes, en el sentido de estar muy poco o nada solapadas entre sí. Estas dimensiones, o facetas, pueden referirse a rasgos personales, habilidades, las características físicas, las conductas, las metas, los roles o las relaciones interpersonales.

Según el modelo de Linville, la complejidad del autoconcepto se adquiere a partir del aprendizaje y

la experiencia social de la persona, y no tiene que ver con el contenido de las dimensiones, o la valoración que se haga de ello. La complejidad del autoconcepto es una característica bastante estable.

Cada faceta del autoconcepto presenta una cualidad emocional. Las respuestas emocionales pueden darse de forma separada o por el contrario covariar. Si el grado de dependencia emocional entre las facetas es muy bajo, o nulo, los posibles altibajos afectivos que se detecten en una faceta apenas afectará, o no lo hará en absoluto, al tono afectivo que tenga el resto.

Propagación emocional: si, por el contrario, entre las facetas existe un alto grado de interrelación emocional, la activación de una de ellas activará las demás con las que esté conectada; adoptando todas ellas la misma cualidad emocional que la primera.

Cuanto más simple sea el autoconcepto, mayor propagación emocional se producirá de un componente a otro, y cuanto más complejo, menos se propagará.

La relación entre la complejidad del Autoconcepto y la propagación emocional llevó a Linville a plantear dos hipótesis:

Hipótesis de la extremidad afectiva: las personas que tengan un autoconcepto con baja complejidad presentarán una mayor variabilidad en su estado de ánimo. Ante un acontecimiento negativo, la afectividad negativa se propagará a los demás ámbitos, afectando al resto del autoconcepto; lo mismo sucederá ante un acontecimiento positivo.

Hipótesis amortiguadora. La complejidad del autoconcepto actúa como un moderador en la relación del estrés con la salud física y psicológica del individuo.

La organización evaluativa del autoconcepto: el modelo de ShowersEl modelo de Showers comparte con el de Linville sus supuestos, con la diferencia que Showers piensa que es necesario considerar la valoración que hace el individuo sobre sus propias descripciones (positiva o negativa). En función de esta valoración, el autoconcepto puede organizarse de 2 formas:

Organización evaluativa compartimentalizada: el autoconcepto se compone de categorías separadas donde cada una de ellas engloba, exclusivamente, descripciones valoradas, bien de forma positiva (compartimento positivo), o bien de forma negativa (compartimento

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negativo). Si en un autoconcepto compartimentalizado los compartimentos más accesibles son los positivos, bien porque resulten ser los más importantes o centrales para la persona, o bien porque un acontecimiento externo los active, se habla de una “compartimentalización positiva”. Si por el contrario los compartimentos más accesibles son los negativos, el Autoconcepto presenta una “compartimentalización negativa”.

Organización evaluativa integrada: el autoconcepto se compone de categorías separadas, conteniendo cada una de ellas una serie de descripciones valoradas simultáneamente de forma positiva y negativa. Si los atributos positivos poseen más activación: integrada positiva. En caso contrario: integrada negativa.

Predicciones y evidencia empírica del modelo

Cuando el autoconcepto es de tipo compartimentalizado, si los compartimentos que se activan con mayor frecuencia son los positivos, el estado de ánimo del individuo será más positivo y su autoestima más alta. Lo contrario sucederá si la compartimentalización es negativa. Se ha asociado a cambios más drásticos en la autoestima, dependiendo de los sucesos que ocurran. Constituye un factor de vulnerabilidad en individuos con autoestima alta pero frágil.

Cuando el autoconcepto es integrado: la presencia conjunta de creencias positivas y negativas tenderá a moderar el estado de ánimo, evitando extremos y contribuyendo a mantener el nivel de autoestima. Este tipo de autoconcepto se ha asociado con una autoestima más estable, menos proclive a influencia de los acontecimientos diarios.

Estas predicciones han sido contrastadas en diversas investigaciones.

En personas con trastorno depresivo o con desórdenes en la alimentación, un autoconcepto integrado resulta más ventajoso que el organizado en compartimentos negativos.

Compartimentalización positiva, organización integrada y ajuste psicológico

El autoconcepto flexible sería aquel en el que prevaleciera la compartimentalización positiva, y fuera capaz de recurrir a la organización integrada; representa el mejor indicador de ajuste psicológico.

La posibilidad de cambiar de un autoconcepto con una compartimentalización negativa a otro de tipo integrado, resulta particularmente eficaz cuando los atributos negativos se hagan muy accesibles para el individuo (p.ej, en una depresión). Solución: generar mayor volumen de rasgos positivos que contrarresten la importancia de los negativos.

La organización integrada del autoconcepto ofrece una visión más realista y equilibrada de uno mismo.

El autoconcepto con una compartimentalización positiva requiere un esfuerzo cognitivo bajo, ya que simplemente consiste en negar o minimizar los atributos negativos. Sin embargo, la organización integrada del autoconcepto implica una mayor inversión y elaboración de los recursos cognitivos.

Además, para poder mantener este tipo de organización, la persona ha de ser capaz de manejar adecuadamente el afecto negativo que supone reconocer, de forma relativamente continua, aspectos personales que no son agradables.

Autoconcepto integrado función más protectora.

Compartimentalización positiva podría estar más dirigido al autoensalzamiento.

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Motivaciones relacionadas con el autoconceptoLas motivaciones que se relacionan con el self, pretenden conseguir dos metas fundamentales: minimizar la presencia del afecto negativo (promoviendo una evaluación favorable de la imagen personal) y reducir la incertidumbre que puede generar la falta de conocimiento con respecto a uno mismo, a los demás o a lo que sucede en el entorno.

Hay diferentes tipos de motivaciones relacionadas con el self: dirigidas a la búsqueda y el mantenimiento de la autoestima, a la autoafirmación, o al ensalzamiento de las características personales favorables (emociones positivas) y otras encaminadas a reducir la ansiedad, la incertidumbre o la ambigüedad (emociones negativas). La persona intenta que el conocimiento que posee sobre sí misma sea lo más claro y consistente posible.

La motivación de autoensalzamiento

Necesidad de resaltar las cualidades y los aspectos positivos de uno mismo, y de mantener este tipo de valoración.

Esta motivación se ha asociado con: mayor determinación en el logro de las metas, un uso más constructivo de las estrategias de autorregulación, mayor perseverancia, mayor autoestima, mayor bienestar emocional.

Estas relaciones son recíprocas: las personas con alta autoestima tienen más motivación hacia el autoensalzamiento. Presentan ante los demás un estilo más arriesgado y ambicioso, agrandando sus aspectos positivos y exhibiendo sus logros.

Existen dos tipos de comparaciones sociales:

● La comparación “hacia abajo”, a las cualidades personales se colocan en un plano superior a las de los demás, o se exageran los atributos y las capacidades personales mediante la devaluación de las cualidades de los demás.

● La comparación “hacia arriba”, mediante la cual comparamos los atributos o las circunstancias personales con las de otras personas que pensamos están mejor que nosotros.

Costes del autoensalzamiento: desaprobación social, pueden resultar personas arrogantes y poco creíbles.

La motivación de consistencia

Necesidad que tienen las personas de preservar el concepto que tienen de sí mismas. Para ello tienden a seleccionar y a procesar, de forma selectiva, aquella información que perpetúa el contenido de su autoconcepto (aunque éste sea negativo), para mantener la coherencia.

Motivación de autoverificación. Reformulación de la necesidad de consistencia, pone el énfasis en buscar la confirmación de aquellos contenidos cognitivos y afectivos del autoconcepto, que estén sólida y claramente definidos.

Ante una evaluación recibida que desconfirme las creencias propias, puede aparecer un estado de temor, pensando que no se conoce tal como es. Como consecuencia, la persona puede distorsionar la información recibida, o mostrar resistencia a la influencia de esa información externa, y mantener estable su autoconcepto.

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Cuando el autoconcepto sea positivo, la persona buscará y seleccionará aquella información que confirme sus creencias positivas. Y, cuando sea negativo, elegirá aquella información que también confirme sus contenidos desfavorables.

Se ha observado que las personas con un autoconcepto negativo, cuando reciben un feedback negativo, lo consideran más descriptivo de sí mismas (aunque hace que, al mismo tiempo, se sientan mal consigo mismas). Sin embargo, si el feedback que reciben es positivo, aun siendo incongruente con su autoconcepto, hace que se sientan mejor.

No hay una definición homogénea.

Para unos autores: es el componente evaluativo y afectivo del autoconcepto.

Rosenberg lo considera como la actitud positiva o negativa que se tiene en torno a uno mismo (constructo unidimensional). Otros autores lo consideran una visión simplista, y argumentan que la autoestima debe estar conectada con las habilidades y acciones que realice el individuo, y las metas que alcance.

Para James: relación entre los éxitos conseguidos y las pretensiones: Autoestima = Exitos / Pretensiones. James establecía como componentes de la autoestima, por un lado, los deseos, las metas o las aspiraciones de la persona; y por otro, su propia capacidad para poder alcanzarlos o llevarlos a cabo.

El actuar de forma competente va ligado a un sentimiento de valía personal (concepción bidimensional).

Medición de la autoestimaUna gran parte de los instrumentos que miden la autoestima, lo hacen de forma directa y autoinformada (consideran la autoestima unidimensional y estable) escala de Rosenberg. Una escala de 10 items, 5 positivos, 5 negativos.

Trabajos de revisión posteriores han apoyado la concepción bidimensional de la autoestima, basada en la competencia y la valoración positiva inventario SLCS. Dos escalas, cada una de 10 ítems: una mide la competencia, otra la valoración positiva.

Tipos de autoestimaAutoestima alta o baja

Un criterio comúnmente empleado para medir la autoestima es el que se basa en el nivel; esto es, en el grado en el que los sentimientos de valía personal y autoaceptación son altos (o positivos), o bajos (o negativos).

Personas con alta autoestima: se sienten valiosas y a gusto consigo mismas; tienen poca dificultad en aceptar a los demás, considerando que están al mismo nivel que ellos; relativamente abiertas a tener nuevas experiencias; creen que disponen de los recursos necesarios para conseguir sus objetivos y proyectos vitales. Suelen implicarse en tareas que requieren iniciativa y perseverancia; intentan causar buena impresión, para incrementar su valor social; tienden a atribuir los éxitos a causas internas, mientras que los errores o los fracasos los atribuyen a causas externas; tono afectivo “hedónico”, ya que la sensación de sentirse a gusto y aceptado por uno mismo produce sentimientos de placer y bienestar.

Personas con baja autoestima: tienen la necesidad de pensar sobre sí mismas de forma positiva, y de valorarse en términos favorables, aunque consideran que tienen pocas razones para hacerlo; son

Autoestima

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menos capaces de atender y resaltar los aspectos positivos; ausencia de una visión positiva de sí mismos (más que presencia de visión negativa); suelen describirse de una forma difusa, empleando términos neutrales y poco comprometidos; utilizan menos el sesgo de autoensalzamiento; tienden a comprometerse en objetos mal definidos, o excesivamente elevados; repertorio más reducido de habilidades de afrontamiento; desaprovechan oportunidades en las que podrían alcanzar resultados positivos; y suelen dar más importancia a los ámbitos en los que saben que su actuación es más limitada; consideran que la autoestima es un recurso valioso pero escaso (sus actuaciones van dirigidas a protegerla antes que a ensalzarla); tratan de evitar aquellas situaciones en las que se pueden poner de manifiesto sus limitaciones o donde exista el riesgo de fracaso (entornos competitivos); su estilo de presentación social es cauto, evitan ser el centro de atención; revelan poca información personal. La baja autoestima se ha relacionado con diversos desórdenes psicológicos y estados afectivos negativos, como la ansiedad, la depresión, la hostilidad o la alineación, así como con otros indicadores de desajuste, como la evitación, el conflicto y el aislamiento.

Autoestima segura o frágil

Actualmente se está cuestionando que la autoestima alta se asocie, por sí sola, con un mayor ajuste psicológico (p.ej, personalidad narcisista, trastorno antisocial). Esto ha llevado a proponer otro tipo de clasificaciones.

La autoestima segura se caracteriza por los siguientes aspectos:

Es auténtica y verdadera: los sentimientos positivos que se mantienen hacia uno mismo provienen de la expresión de valores profundos para la persona, así como de la satisfacción de sus necesidades psicológicas centrales.

Es genuina, está abierta a integrar y aceptar los aspectos negativos del autoconcepto.

Es congruente con otros sentimientos que reflejan consideración positiva hacia uno mismo, pero que son implícitos o inconscientes.

Es estable, es decir, su nivel fluctúa muy poco en función de las experiencias que acontecen en el día a día.

La autoestima frágil también puede estar acompañada de sentimientos positivos hacia uno mismo. Y por ello podría ser considerada como alta. Sin embargo este tipo de autoestima presenta otras particularidades:

Es contingente: depende de un proceso constante de evaluación para ser validada.

Es defensiva: esto es, vulnerable ante la obtención de resultados negativos o el posible rechazo de los demás.

Es incongruente y discrepante con los sentimientos implícitos de autoestima: conscientemente la persona tiene sentimientos positivos hacia sí misma, mientras que, de forma inconsciente, dichos sentimientos son negativos.

Es inestable: fluctúa con gran frecuencia e intensidad en función de la evaluación que se haga de los acontecimientos.

Autoestima auténtica y autoestima contingente

Paradoja de la autoestima (quien la necesita, no la tiene; y quien la tiene, no la necesita): debido a que la autoestima segura y auténtica está anclada en la consideración incondicionalmente positiva de uno mismo, la autoestima deja así de ser un objetivo que haya que perseguir. En contraposición,

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cuando la autoestima resulta contingente, se produce un esfuerzo y una motivación constantes para ser alcanzada.

Dos dominios sobre los que suele construirse una autoestima contingente:

la aprobación social: suelen haber vivido experiencia temprana de negligencia o abandono emocional por alguna de las figuras de apego y buscan constantemente la validación social.

el éxito: suelen haber tenido experiencias con las figuras de apego en las que la aprobación y amor se facilitaron de forma condicional. En la adultez, suelen mantener una actitud severa y crítica hacia sí mismas. Puede ocurrir que se autoafirme ante los éxitos, pero niegue o minimice su responsabilidad ante los resultados negativos. Este sesgo impide una evaluación realista, tanto de las metas que se desean alcanzar, como del punto en el que se encuentra el individuo. También puede poner en marcha estrategias de autorregulación ineficaces.

Si la persona actúa con el objeto de conseguir, a toda costa, un mayor nivel de autoestima, su relación con los demás puede verse deteriorada. En el caso de una autoestima basada en la competencia, se puede ver a los demás como competidores o enemigos, obviando sus necesidades y sentimientos. Si la autoestima se apoya, por el contrario, en la necesidad de aprobación, la persona va a tratar de confirmar su sentimiento de valía y aceptación a través de las relaciones, en lugar de generar ella misma dicho sentimiento; lo cual puede derivar en el establecimiento de vínculos inseguros, ansiosos y dependientes.

Autoestima genuina y autoestima defensiva

Otra característica propia de una autoestima segura es que es genuina, lo cual significa que la persona es capaz de exhibir sus cualidades positivas sin necesidad de agrandarlas; y de aceptar y mostrar sus propias limitaciones, sin que ello le genere malestar emocional o invalide su sentimiento de valía personal. Son capaces de aceptar sus errores y la posible evaluación social negativa, sin por ello recurrir a estrategias que protejan o ensalcen continuamente su autoestima.

Los individuos que presentan una autoestima que no es genuina, responden con mayor defensividad cuando perciben algún tipo de amenaza a su autoestima: pueden utilizar estrategias con las que exagerar sus cualidades positivas; actuar de forma hostil o violenta; o devaluar las conductas y características favorables de los demás. De esta forma van generando y perpetuando una dinámica con la cual no lograr evaluar, de forma realista y neutral, qué aspectos de su comportamiento pueden cambiar o mejorar en el futuro; ni tampoco llegan a asumir, como meras limitaciones, algunas de las características negativas de su personalidad.

Autoestima implícita y autoestima explícita

Autoevaluaciones y sentimientos referidos a uno mismo, que se originan de manera intuitiva y automática en un plano preconsciente o inconsciente, constituyen la autoestima implícita (proviene del sistema experiencial). En contraposición, los sentimientos y las valoraciones que la persona tiene y hace en torno a sí misma, y que se generan de un modo consciente, racional y reflexivo, configuran la autoestima explícita (proviene del sistema cognitivo).

Una forma rápida y fácil para medir la autoestima implícita la proporciona el test de las letras del nombre (el grado de autoestima se basa en la elección de las letras del propio nombre).

La autoestima implícita y explícita correlacionan moderadamente (0,30).

En una misma persona puede haber discrepancia entre ambas, debido al modo de procesar los acontecimientos. De las posibles formas de discrepancia, la más frecuente es alta autoestima

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explícita – baja autoestima implícita, la cual se considera también como una forma de autoestima frágil.

El mantenimiento de una alta autoestima implícita se ha asociado con efectos beneficiosos desde el punto de vista autorregulatorio y emocional.

Cuando la autoestima implícita y explícita son congruentes y favorables, se considera que la persona dispone de una autoestima más segura.

Autoestima estable y autoestima inestable

Una cierta fluctuación en el nivel de autoestima, en consonancia con los acontecimientos diarios o con la ocurrencia de sucesos vitales más relevantes, es algo normal y adaptativo. Por lo general, cuando el efecto de estos eventos se atenúa o desaparece, la autoestima suele volver a su línea base.

Si los cambios en el estado de la autoestima son muy frecuentes, y poseen una gran magnitud se trata de una autoestima inestable o variable. La inestabilidad en la autoestima se ha apreciado tanto en individuos con autoestima alta como en baja, siendo distintos los efectos en cada uno de ellos.

Autoestima alta e inestable: la persona va a intentar que los sentimientos hacia sí misma sean lo más positivos y se mantengan el mayor tiempo posible, reaccionando de forma excesiva para acontecimientos positivos y de forma agresiva y defensiva para los negativos (para proteger su autoconcepto).

Autoestima alta y estable: las posibles reducciones momentáneas que puede sufrir su autoestima, no representan para ella una amenaza potencial ante la que se sienta particularmente vulnerable. Reacciones moderadas y neutrales.

Autoestima baja y estable: experimentan habitualmente pocos sentimientos positivos hacia sí mismas, responden de una forma más desadaptativa, generalizando las consecuencias negativas de sus errores e infravalorándose más. Sensaciones de incompetencia e indefensión.

Autoestima baja e inestable: presentan una mayor resistencia ante los acontecimientos negativos, optando por excusarse más ante los errores. De este modo logran reducir su impacto y generalizan menos las consecuencias desfavorables.

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