PSICOLOGÍA POSITIVA EN LA EMPRESA -...

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JORGE AURICH CORNEJO Noviembre 2016 Optimismo, esperanza y satisfacción con la vida EN EJECUTIVOS PERUANOS PSICOLOGÍA POSITIVA EN LA EMPRESA

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JORGE AURICH CORNEJO Noviembre 2016

Optimismo,esperanza ysatisfaccióncon la vidaEN EJECUTIVOSPERUANOSPSICOLOGÍA POSITIVA EN LA EMPRESA

Los objetivos de la investigación fueron medir el nivel de optimismo, esperanza y satisfacción con la vida en ejecutivos peruanos utilizando como herramientas el test de optimismo de Martín Seligman y la escala de satisfacción con la vida de Ed Diener; profundizando el análisis mediante la distinción de segmentos como: sexo, grupo generacional (Millennials y Generación X), mandos altos y medios, estado civil; así como también determinar la relación entre optimismo y esperanza con la satisfacción con la vida, algunas variables como el IMC (Índice de Masa Corporal) y el estado de salud.

Palabras clave: optimismo | esperanza | satisfacción con la vida | ejecutivos peruanos

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a vida del ejecutivo típico está sometida a un constante estrés; la meta de ventas, losmovimientos de los competidores, las relaciones laborales difíciles con el jefe, directores y compañeros de trabajo.

De la mano con lo anteriormente indicado, se suma el miedo derivado de los cambios propios de las organizaciones tales como reingenierías, fusiones y adquisiciones, cambios en la estructura, nuevos jefes, nuevos equipos, entre otros.

Situaciones como las descritas llevan a los ejecutivos a vivir en una constante “prueba de esfuerzo” que deberán superar si su objetivo es continuar siendo “empleables” y vigentes en el mundo laboral.

Por otro lado, los propietarios y accionistas se esfuerzan por contratar ejecutivos que puedan asegurar la buena conducción de sus compañías y negocios en este turbulento y crispado entorno empresarial que ha dejado a no pocas compañías hundidas en el mar de los naufragios. ¿Con qué características personales deberá contar un ejecutivo para lidiar con el día a día y salir airoso de estas situaciones? ¿Es posible que un ejecutivo pueda desarrollar algunas capacidades personales clave que le permitan navegar en este turbulento “mar empresarial”? ¿Qué tan importante es ser optimista y esperanzado en este contexto? ¿Cómo puede ser de utilidad? ¿Cuál es el diagnóstico a nivel de optimismo, esperanza y satisfacción con la vida en los ejecutivos peruanos?

La Psicología Positiva

La psicología positiva es un movimiento científico cuyo hito fundacional está en el manifiesto de Akumal de 1999 (Ibañez, 2011), un año después de que Martín Seligman asumiera la presidencia de la APA (American Psychological Association) y en cuyo primer discurso declaró la necesidad de que la ciencia psicológica enriqueciera su mirada a partir del estudio científico de las fortalezas y emociones positivas del ser humano, cuyo estudio había sido postergado durante muchos años por razones históricas y posturas, en cierta forma, filosóficas.

La psicología positiva quedó definida en el manifiesto de Akumal como el estudio científico del funcionamiento óptimo del ser humano. Su objetivo es descubrir y promover los factores que permiten a los individuos, las organizaciones y comunidades prosperar (Ibañez, 2011).

El optimismo y el pesimismo

En esta investigación emplearemos los conceptos y planteamientos desde la visión de Martín Seligman, es decir, el optimismo como pauta explicativa o estilo de pensamiento de las personas (Seligman, 1990). De acuerdo con Seligman, el optimismo y el pesimismo tienen que ver con las explicaciones que los seres humanos le dan a las diversas situaciones que se presentan en la vida; así, propone tres niveles (Seligman, 1990) de interpretación: la permanencia, la amplitud y la personalización (este elemento no lo hemos incorporado en la presente investigación, y cuyos motivos explicaremos a continuación).

EL PRIMER NIVEL, la permanencia es la consideración temporal (poco tiempo o mucho tiempo) del suceso (adverso o favorable) experimentado por la persona; así, si un evento adverso se presenta, la persona con estilo explicativo pesimista tenderá a pensar que las causas de los contratiempos estarán allí por mucho tiempo, y que no cambiará la situación. Los optimistas, por el contrario, se explican las adversidades como algo temporal, pasajero, y que podrán superar. La otra cara de la moneda, es decir, ante la vivencia de un evento favorable, el pesimista lo atribuirá a la suerte, al azar, y por lo tanto no repetible; mientras que el optimista lo interpretará como un resultado de sus habilidades y características, y lo considerará como algo permanente. En conclusión, los estilos explicativos pesimista y optimista son opuestos.

EL SEGUNDO NIVEL, la amplitud, tiene que ver con el alcance de los sucesos y su impacto más allá o no de la situación específica, en otras esferas de la vida de la persona. Los pesimistas llevan las causas de la adversidad hacia otros contextos, así por ejemplo, si una persona pesimista se topare con un profesor injusto, concluiría “todos los profesores son injustos”, su mirada es catastrofista. Por el contrario, el optimista limita el evento adverso a la situación específica, en el ejemplo, concluiría “el profesor García es injusto”. En el caso contrario, ante un evento favorable, el pesimista lo limitará únicamente a la situación particular, el optimista en cambio, ampliará el efecto hacia otras áreas de su vida. En resumen, el optimista amplifica el alcance de lo positivo, el pesimista lo focaliza.

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a vida del ejecutivo típico está sometida a un constante estrés; la meta de ventas, losmovimientos de los competidores, las relaciones laborales difíciles con el jefe, directores y compañeros de trabajo.

De la mano con lo anteriormente indicado, se suma el miedo derivado de los cambios propios de las organizaciones tales como reingenierías, fusiones y adquisiciones, cambios en la estructura, nuevos jefes, nuevos equipos, entre otros.

Situaciones como las descritas llevan a los ejecutivos a vivir en una constante “prueba de esfuerzo” que deberán superar si su objetivo es continuar siendo “empleables” y vigentes en el mundo laboral.

Por otro lado, los propietarios y accionistas se esfuerzan por contratar ejecutivos que puedan asegurar la buena conducción de sus compañías y negocios en este turbulento y crispado entorno empresarial que ha dejado a no pocas compañías hundidas en el mar de los naufragios. ¿Con qué características personales deberá contar un ejecutivo para lidiar con el día a día y salir airoso de estas situaciones? ¿Es posible que un ejecutivo pueda desarrollar algunas capacidades personales clave que le permitan navegar en este turbulento “mar empresarial”? ¿Qué tan importante es ser optimista y esperanzado en este contexto? ¿Cómo puede ser de utilidad? ¿Cuál es el diagnóstico a nivel de optimismo, esperanza y satisfacción con la vida en los ejecutivos peruanos?

La Psicología Positiva

La psicología positiva es un movimiento científico cuyo hito fundacional está en el manifiesto de Akumal de 1999 (Ibañez, 2011), un año después de que Martín Seligman asumiera la presidencia de la APA (American Psychological Association) y en cuyo primer discurso declaró la necesidad de que la ciencia psicológica enriqueciera su mirada a partir del estudio científico de las fortalezas y emociones positivas del ser humano, cuyo estudio había sido postergado durante muchos años por razones históricas y posturas, en cierta forma, filosóficas.

La psicología positiva quedó definida en el manifiesto de Akumal como el estudio científico del funcionamiento óptimo del ser humano. Su objetivo es descubrir y promover los factores que permiten a los individuos, las organizaciones y comunidades prosperar (Ibañez, 2011).

El optimismo y el pesimismo

En esta investigación emplearemos los conceptos y planteamientos desde la visión de Martín Seligman, es decir, el optimismo como pauta explicativa o estilo de pensamiento de las personas (Seligman, 1990). De acuerdo con Seligman, el optimismo y el pesimismo tienen que ver con las explicaciones que los seres humanos le dan a las diversas situaciones que se presentan en la vida; así, propone tres niveles (Seligman, 1990) de interpretación: la permanencia, la amplitud y la personalización (este elemento no lo hemos incorporado en la presente investigación, y cuyos motivos explicaremos a continuación).

EL PRIMER NIVEL, la permanencia es la consideración temporal (poco tiempo o mucho tiempo) del suceso (adverso o favorable) experimentado por la persona; así, si un evento adverso se presenta, la persona con estilo explicativo pesimista tenderá a pensar que las causas de los contratiempos estarán allí por mucho tiempo, y que no cambiará la situación. Los optimistas, por el contrario, se explican las adversidades como algo temporal, pasajero, y que podrán superar. La otra cara de la moneda, es decir, ante la vivencia de un evento favorable, el pesimista lo atribuirá a la suerte, al azar, y por lo tanto no repetible; mientras que el optimista lo interpretará como un resultado de sus habilidades y características, y lo considerará como algo permanente. En conclusión, los estilos explicativos pesimista y optimista son opuestos.

EL SEGUNDO NIVEL, la amplitud, tiene que ver con el alcance de los sucesos y su impacto más allá o no de la situación específica, en otras esferas de la vida de la persona. Los pesimistas llevan las causas de la adversidad hacia otros contextos, así por ejemplo, si una persona pesimista se topare con un profesor injusto, concluiría “todos los profesores son injustos”, su mirada es catastrofista. Por el contrario, el optimista limita el evento adverso a la situación específica, en el ejemplo, concluiría “el profesor García es injusto”. En el caso contrario, ante un evento favorable, el pesimista lo limitará únicamente a la situación particular, el optimista en cambio, ampliará el efecto hacia otras áreas de su vida. En resumen, el optimista amplifica el alcance de lo positivo, el pesimista lo focaliza.

LA PERMANENCIA

EVENTO/ESTILO

Adverso

Favorable

Durará largo tiempo Es temporal

Las causas son permanentes

Es casual, circunstancial

PESIMISTA OPTIMISTA

LA AMPLITUD

Adverso

Favorable

Lo amplía y lleva a otras áreas

Lo focaliza restringiendo su

efecto

Lo amplía y dispersa

Lo limita a un aspecto de su vida

EVENTO/ESTILO PESIMISTA OPTIMISTA

Finalmente, EL TERCER NIVEL, el de la personalización, tiene que ver con a quién o a qué se responsabiliza por los eventos experimentados; así, si ocurriere algo negativo, el pesimista tenderá a culparse, mientras que el optimista culpará a las circunstancias o a otros. Seligman afirma que la autoestima proviene, por lo general de esta pauta explicativa. Como ya habíamos adelantado, este tercer nivel no ha sido considerado en la investigación y hay tres razones para ello:

1) El test fue aplicado vía online, lo que llevó a la necesidad de reducir el número de preguntas o ítems a responder.

2) La permanencia y la amplitud son las dimensiones más importantes y difíciles de manipular por el entrevistado (Seligman, 1990).

3) En personas no depresivas se pueden generar distorsiones en la evaluación.

La sustancia esperanza

Una resultante del análisis es la “Sustancia Esperanza”, definida por Seligman como la capacidad para “…hallar causas permanentes y universales para los eventos positivos, y causas transitorias y específicas para la adversidad” (Seligman, 2002), de esta forma, se pueden clasificar a las personas en dos estilos, el esperanzado y el desesperanzado. Las conductas o comportamientos de uno u otro estilo, en el ámbito personal y

profesional son bastante predecibles. El ejecutivo con estilo esperanzado y optimista no se rendirá, buscará nuevas alternativas y soluciones ante los retos laborales y desafíos de la vida; por el contrario, un ejecutivo con estilo desesperanzado y pesimista, será proclive a abandonar y a no generar soluciones a los problemas y obstáculos cotidianos. En otras palabras, el optimista y esperanzado no deja de poner en marcha sus fortalezas y talentos y aplicarlos creativamente. Mientras que los talentos y fortalezas de la persona pesimista y desesperanzada quedarán postergados, en estado latente como consecuencia de su manera de apreciar e interpretar la adversidad.

Charles Snyder fue uno de los expertos más renombrados en el estudio de la esperanza, de acuerdo con él, la esperanza es un estado motivacional positivo que se basa en la sensación de logro de dos áreas fundamentales:

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Determinación para alcanzar metas (agency):es decir la habilidad para fijarse metas y querer alcanzarlas.

Planeación para lograr las metas (pathways):como habilidad para alcanzar las metas propuestas, venciendo los obstáculos sobreponiéndose a las adversidades que se presenten (Zarate et al, 2015). Contar con un alto nivel de esperanza permite a las personas elaborar estrategias para el futuro, enfrentar mejor la ambigüedad y la incertidumbre; es decir, la esperanza activa la resiliencia en las personas.

Asimismo, la esperanza muestra una relación positiva con los 12 atributos clave de los colaboradores (Zarate, 2015), descritos por la “teoría del arcoíris de los colaboradores” de Antelo, Prilipko y Sheridan Pereira en 2010 (Zarate, 2015).

Estos 12 atributos son:

Facilidad para las relaciones interpersonales.

Facilidad para las relaciones y funciones en grupo.

Tolerancia.

Entendimiento conceptual.

Facilidad para aprender y enfrentar el cambio.

Facilidad para la comunicación efectiva.

Facilidad para hacer contribuciones al grupo.

Consistencia como miembro de un grupo.

Inteligencia emocional.

Facilidad de apoyar a otros.

Flexibilidad.

Motivación hacia el logro de los resultados.

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El estilo esperanzado por ende correlaciona con los atributos de un liderazgo efectivo, ya que este es una relación simbiótica entre el líder y los liderados (Prilipko et al, 2011). Los líderes contribuyen al 20% del éxito organizacional, los liderados al 80% (Kelley, 1992). De esta manera podemos entender que los individuos altamente esperanzados experimenten con mayor frecuencia emociones de confianza y alegría, mientras que aquellos con un nivel de esperanza bajo vivencian emociones negativas y de baja energía (Ibañez, 2011).

Muchos estudios muestran el impacto positivo de la esperanza en aspectos del bienestar humano como por ejemplo la salud física, mental y las relaciones interpersonales (Ibañez, 2011).

Indefensión aprendida y pesimismo

La indefensión ambién conocida como impotencia o desesperanza adquirida consiste en el convencimiento del individuo acerca de la imposibilidad de conseguir un resultado que le permita superar una situación adversa o difícil, cayendo en el abandono y la desesperanza, en la inacción. Seligman propone que el origen del estilo explicativo pesimista es la indefensión aprendida, y este pesimismo a su vez es la cuna de la depresión, situación personal que posee un conjunto de signos, síntomas y características distintivos que la convierten en una enfermedad (Lyubomirsky, 2008).

De acuerdo con Sonja Lyubomirsky son 9 los síntomas clásicos de la depresión: tristeza la mayor parte del día, desinterés y pérdida del disfrute, sentimiento excesivo de culpa, falta de energía, dificultad para concentrarse, insomnio, problemas alimenticios (aumento de peso o pérdida de peso), sensación de agitación o de flojera generalizada y pensamientos suicidas. La vivencia de estos síntomas limita los recursos de la persona afectando su vida en diferentes dimensiones, incluyendo por supuesto la laboral. La depresión genera problemas económicos debido a la incapacidad de la persona afectada para realizar su trabajo, además de la de los responsables del cuidado del individuo (Jenkins et al).

En los EE.UU. la pérdida de productividad por depresión cuesta 33 mil millones de dólares por año en salarios (Lyubomirskty, 2008).

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El test de satisfacción con la vida

El test o escala de satisfacción con la vida de E. Diener y R. Emmons consta de 5 frases referentes a la satisfacción con la propia vida evaluadas cada una en una escala del 1 al 7.

Podemos aproximarnos a conocer la felicidad de una persona analizando el pasado, presente y su visión de futuro; cada una de estas dimensiones temporales abordadas desde el ángulo de las emociones positivas correspondientes. La escala de Diener, toma en cuenta la opinión de la persona acerca de su pasado, sus resultados y la evaluación de los mismos.

De acuerdo con el puntaje obtenido, los resultados posibles del test son los siguientes:

Metodología

La prueba aplicada en esta investigación estuvo compuesta de tres partes: 1) los datos del entrevistado y variables de análisis, 2) el test de optimismo y esperanza sin el componente personalización de Seligman, y 3) el test de satisfacción con la vida de Diener. En total fueron 9 preguntas de perfil, 32 items del test de Optimismo/Esperanza y 5 preguntas del test de Satisfacción con la Vida. Se obtuvieron 200 casos entre hombres (119) y mujeres (81), ejecutivos de distintas edades y posiciones dentro las principales compañías peruanas siguiendo un muestreo no probabilístico. El test se aplicó vía online tomando el trabajo de campo 24 días. La información recolectada se analizó utilizando el programa SPSS. Para el test de optimismo y esperanza se aplicó como indicador de confiabilidad la prueba Kuder, específica para test dicotómicos, el valor obtenido fue 0.488 (confiabilidad media). En el caso de la escala de satisfacción con la vida se aplicó el alfa de Cronbach obteniendo 0.856 (alta confiabilidad).

PUNTAJE RESULTADO

Sumamente satisfecho

Muy satisfecho

Bastante satisfecho

Ligeramente insatisfecho

Insatisfecho

Muy insatisfecho

35 – 30

29 – 25

24 – 20

14 – 10

19 – 15

9 – 15

Sobre las Variables de Salud

Las variables de salud se obtuvieron indagando el peso y talla de la persona, además de la pregunta sobre el estado de salud del individuo en los tres meses previos a la aplicación del test.

Con las variables peso y talla se calculó el IMC (índice de masa corporal), también llamado Índice de Quetelet (IQ) o Body Mass Index, que es una medida de presión (kg/m2) que se emplea como indicador de adecuación del peso para una determinada talla (Mataix et al). El índice se define como: IMC=Peso (Kg)/Talla(m)2

El IMC se ha adoptado como medida de la obesidad por su facilidad de cálculo y por la buena correlación que tiene con el porcentaje de tejido adiposo. Este indicador varía con la edad y es independiente del sexo de la persona (Mataix et al)

Los tres estados posibles de la persona bajo la mirada de esta herramienta son: déficit de peso, normopeso y sobrepeso. El primer caso corresponde a valores por debajo del rango especificado en el cuadro anterior. Los casos dentro del rango se catalogan como peso normal o normopeso; y aquellos resultados por encima del rango

corresponden a individuos con sobrepeso (en donde hay niveles como ligero sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida).

La utilidad del IMC radica en su facilidad de cálculo y la determinación del sobrepeso y obesidad, factores que incrementan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial y problemas derivados (Alvarez Dongo, 2012). En la ciudad de Lima el sobrepeso en adultos jóvenes (20 – 29 años) llega al 45.0%, mientras que en el caso de

los adultos mayores (30 – 59 años) esta cifra llega al 70.4% (Alvarez Dongo, 2012).

Respecto de la condición de enfermedad, se distinguieron dos grupos, el primero de ellos conformado por aquellos que en los últimos tres meses habían sufrido alguna infección bronquial, gripe, fiebre o infección; y el segundo grupo compuesto de aquellas personas que no habían padecido ninguno de los problemas de salud mencionados.

Existen diversas investigaciones que avalan la relación directa entre optimismo/esperanza y la salud. Los estudios de Madelon Visintainer demostraron la estrecha relación entre el estado psicológico de impotencia adquirida o desesperanza aprendida, es decir, el estilo de pensamiento pesimista con la salud de las personas.

De acuerdo con estas investigaciones, hay tres vías de impacto en la salud (Seligman 1990); la primera vía que explica esta relación tiene que ver con que el optimismo previene a las personas de caer en el desamparo aprendido y alerta su sistema inmunológico. La segunda vía es el seguimiento de hábitos saludables y tomar por válidos los consejos médicos; el optimista cree en que tiene futuro pese a la enfermedad y por tanto cuida de su salud. Y, finalmente, la tercera vía funciona por la disposición a luchar contra la adversidad y por ende a superar los contratiempos y momentos difíciles de la vida.

Estadísticamente se ha demostrado que quien más contratiempos enfrenta más enfermedades tendrá (Seligman, 1990). Las personas optimistas poseen un mejor estado de salud, los pacientes optimistas que padecen enfermedades terminales tienen una mayor esperanza de vida, sus resultados postoperatorios son más favorables y tienen una mejor calidad de vida (La Rosa,2014).

Metodología

La prueba aplicada en esta investigación estuvo compuesta de tres partes: 1) los datos del entrevistado y variables de análisis, 2) el test de optimismo y esperanza sin el componente personalización de Seligman, y 3) el test de satisfacción con la vida de Diener. En total fueron 9 preguntas de perfil, 32 items del test de Optimismo/Esperanza y 5 preguntas del test de Satisfacción con la Vida. Se obtuvieron 200 casos entre hombres (119) y mujeres (81), ejecutivos de distintas edades y posiciones dentro las principales compañías peruanas siguiendo un muestreo no probabilístico. El test se aplicó vía online tomando el trabajo de campo 24 días. La información recolectada se analizó utilizando el programa SPSS. Para el test de optimismo y esperanza se aplicó como indicador de confiabilidad la prueba Kuder, específica para test dicotómicos, el valor obtenido fue 0.488 (confiabilidad media). En el caso de la escala de satisfacción con la vida se aplicó el alfa de Cronbach obteniendo 0.856 (alta confiabilidad).

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GRUPO DE EDAD IMC (KG/M2) RANGO NORMOPESO

19 – 24

20 – 25

21 – 26

22 – 27

23 – 28

24 – 29

19 – 24

25 – 34

35 – 44

55 – 64

45 – 54

Mayores de 65

Sobre las Variables de Salud

Las variables de salud se obtuvieron indagando el peso y talla de la persona, además de la pregunta sobre el estado de salud del individuo en los tres meses previos a la aplicación del test.

Con las variables peso y talla se calculó el IMC (índice de masa corporal), también llamado Índice de Quetelet (IQ) o Body Mass Index, que es una medida de presión (kg/m2) que se emplea como indicador de adecuación del peso para una determinada talla (Mataix et al). El índice se define como: IMC=Peso (Kg)/Talla(m)2

El IMC se ha adoptado como medida de la obesidad por su facilidad de cálculo y por la buena correlación que tiene con el porcentaje de tejido adiposo. Este indicador varía con la edad y es independiente del sexo de la persona (Mataix et al)

Los tres estados posibles de la persona bajo la mirada de esta herramienta son: déficit de peso, normopeso y sobrepeso. El primer caso corresponde a valores por debajo del rango especificado en el cuadro anterior. Los casos dentro del rango se catalogan como peso normal o normopeso; y aquellos resultados por encima del rango

corresponden a individuos con sobrepeso (en donde hay niveles como ligero sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida).

La utilidad del IMC radica en su facilidad de cálculo y la determinación del sobrepeso y obesidad, factores que incrementan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial y problemas derivados (Alvarez Dongo, 2012). En la ciudad de Lima el sobrepeso en adultos jóvenes (20 – 29 años) llega al 45.0%, mientras que en el caso de

los adultos mayores (30 – 59 años) esta cifra llega al 70.4% (Alvarez Dongo, 2012).

Respecto de la condición de enfermedad, se distinguieron dos grupos, el primero de ellos conformado por aquellos que en los últimos tres meses habían sufrido alguna infección bronquial, gripe, fiebre o infección; y el segundo grupo compuesto de aquellas personas que no habían padecido ninguno de los problemas de salud mencionados.

Existen diversas investigaciones que avalan la relación directa entre optimismo/esperanza y la salud. Los estudios de Madelon Visintainer demostraron la estrecha relación entre el estado psicológico de impotencia adquirida o desesperanza aprendida, es decir, el estilo de pensamiento pesimista con la salud de las personas.

De acuerdo con estas investigaciones, hay tres vías de impacto en la salud (Seligman 1990); la primera vía que explica esta relación tiene que ver con que el optimismo previene a las personas de caer en el desamparo aprendido y alerta su sistema inmunológico. La segunda vía es el seguimiento de hábitos saludables y tomar por válidos los consejos médicos; el optimista cree en que tiene futuro pese a la enfermedad y por tanto cuida de su salud. Y, finalmente, la tercera vía funciona por la disposición a luchar contra la adversidad y por ende a superar los contratiempos y momentos difíciles de la vida.

Estadísticamente se ha demostrado que quien más contratiempos enfrenta más enfermedades tendrá (Seligman, 1990). Las personas optimistas poseen un mejor estado de salud, los pacientes optimistas que padecen enfermedades terminales tienen una mayor esperanza de vida, sus resultados postoperatorios son más favorables y tienen una mejor calidad de vida (La Rosa,2014).

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RESULTADOS

La esperanza

De acuerdo con el test de Seligman, la esperanza se mide usando la siguiente escala:

PUNTAJE RESULTADOSumamenteesperanzado

Moderadamenteesperanzado

Normal

ModeradamentedesperanzadoSeriamente

desperanzado

16 – 10

9 – 6

5 – 1

menos de -5

-5 – 0

La esperanza promedio se situó en 5.03, correspondiendo al nivel “normal” de esperanza.

La investigación encontró que el 9 % de los ejecutivos peruanos son “sumamente esperanzados”. No hubo ejecutivos en el extremo “seriamente desesperanzados”.

Los “moderadamente esperanzados” alcanzaron al 37%. En el nivel normal de esperanza está el 43.5% y finalmente los “moderadamente desesperanzados” totalizan el 10.5%.Ver gráficos 01 y 02.

El optimismo

Con el mismo instrumento (test Seligman) se midió el optimismo usando la siguiente escala: muy optimista, moderadamente optimista, normal, moderadamente pesimista, muy pesimista. El optimismo en la dimensión amplitud fue más alto.

Para la amplitud mala, es decir, extender a otras áreas de la vida los eventos adversos, el 24% de los ejecutivos resultaron ser “muy optimistas” (personas que evitan caer en dicha pauta limitando la adversidad al suceso puntual) y el nivel de optimismo promedio fue 2.45 (moderadamente optimista). En amplitud buena, cuando se amplía el resultado positivo a diferentes aspectos, el 28.5% de los ejecutivos fue muy optimista, y el promedio de optimismo tuvo un nivel 5.35 (optimismo normal).

En la dimensión permanencia el optimismo de los ejecutivos fue menor, y solo el 14.5% se ubicó en el rango “muy optimista” para la permanencia mala (cuando se espera que lo adverso permanezca en el tiempo, es decir, no tenían dicho estilo explicativo). Por otro lado el nivel de optimismo promedio fue de 3.01 (moderadamente optimista); mientras que el 13% de los individuos para la permanencia buena (cuando se considera que lo bueno permanecerá) fue muy optimista y el promedio llegó a 5.13 (optimismo normal). Ver gráfico 03.

Los resultados muestran que un porcentaje importante de los ejecutivos peruanos considera que las causas de los eventos favorables en ciertos ámbitos de su vida, son replicables en otras esferas de su vida; mientras que por otro lado, los eventos adversos son limitados y circunscritos a la situación particular.En una perspectiva laboral y empresarial esto tiene importantes consecuencias ya que la conducción de proyectos, el lanzamiento de productos, la conquista de nuevos mercados, la innovación de procesos, productos y servicios, la adquisición de nuevos negocios son esfuerzos que no están

exentos de sufrir reveses que pueden ser difíciles de procesar y de un aprendizaje difícil de obtener. Una postura optimista en la dimensión amplitud favorece la resiliencia y el aprendizaje en los negocios creando condiciones para el desarrollo de empresas y sectores económicos más sólidos y estables en tiempo contribuyendo al crecimiento económico del país.

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Ejecutivos versus ejecutivas

¿Se diferencian los hombres de las mujeres desde la mirada de la esperanza?

La esperanza promedio es mayor en los hombres, llegando a 5.24, mientras que en las mujeres es 4.72; ambos promedios pertenecen al nivel normal de esperanza y no hay diferencias estadísticamente significativas.

Asimismo, la investigación muestra que el 49.6% de los hombres se ubican en el grupo “sumamente y moderadamente esperanzados”, mientras que las mujeres solo suman el 40.7%. La diferencia de 9 puntos porcentuales no es estadísticamente significativa. Ver gráfico 04.

Sin embargo, se encontró diferencia significativa en la dimensión permanencia buena. Los hombres obtienen un optimismo promedio de 5.33 versus las mujeres con 4.84; la prueba ANOVA dio una significancia de 0.013. Esto podría indicar que los hombres propenden, en mayor medida que las mujeres, a explicarse los eventos adversos debido a causas temporales y los eventos positivos como consecuencia de causas permanentes.

La diferencia generacional

Se analizaron los resultados distinguiendo dos segmentos generacionales: “Millennials” y “Generación X”. El primer grupo está compuesto por personas que nacieron entre los años 1981 – 1995, la “Generación X” comprende a los individuos nacidos en el periodo 1960 – 1980.

¿Es posible que la edad, la velocidad de los cambios tecnológicos y el acceso a la educación e información sean causa de diferencias en la esperanza de los ejecutivos?

La esperanza promedio en los Millennials alcanzo un valor de 4.91 mientras que en la Generación X 4.96, aunque no se hallaron diferencias estadísticamente significativas.

El 50.8% de los “Millennials” se encuentran en el rango “sumamente y moderadamente esperanzado”, mientras que la “Generación X” solo lo consiguen el 42.3%. Ver el gráfico 05.

En cuanto a la dimensión amplitud buena los resultados entre ambos grupos tenían diferencias significativas, así, el 63.2% de los “Millennials” son “muy optimistas y moderadamente optimistas” versus solo el 46% de los ejecutivos de la “Generación X”. De alguna manera, esta diferencia nos indica que los más jóvenes llevan mejor la adversidad en el sentido de no “catastrofizar”, centrando y limitando lo negativo; mientras que

ante la buena fortuna, tienden a visionar las demás áreas de su vida con esta misma mirada.

La “Encuesta Anual de Millennials 2016” realizada por la consultora Deloitte en varios países de América Latina, reflejó el particular comportamiento de este segmento; asimismo, mostró que los millennials peruanos ocupaban el primer lugar en la expectativa de abandono de sus actuales empleos en los siguientes 5 años. La misma investigación concluyó que los “Millennials” consideran como motivos más fuertes para permanecer en una organización: las oportunidades para asumir posiciones de liderazgo (19.8%), capacitación y desarrollo (12.1%), clima laboral (12.1%), sentido de propósito de la empresa (8.1%), flexibilidad de horario y lugar de trabajo (7.6%), encontrar sentido en el trabajo realizado (7.4%) e impacto de la empresa en la sociedad (6.4%).

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La posición en la empresa

El análisis se hizo separando mandos altos (propietarios, gerentes generales y gerentes de área) de mandos medios ( jefes, supervisores, analistas y asistentes) lo que permitió establecer algunas interesantes distinciones entre dichos segmentos.

Los mandos altos alcanzaron una puntuación de esperanza promedio de 5.56 mientras que los mandos medios 4.64. Asimismo, el 52.6% de los mandos altos corresponde a un estilo “sumamente y moderadamente esperanzado”, mientras que solo lo consiguen el 38.9% de los mandos medios;

aunque no hay diferencias estadísticamente significativas. Ver gráfico 06.

En el nivel “sumamente esperanzados” se ubica el 17.5% de los mandos altos y solo el 6.5% de los mandos medios existiendo diferencias significativas.

¿Qué podría explicar esta diferencia? Es posible, que la posición de mando alto, vista como resultado, sea consecuencia de comportamientos específicos dentro de la organización, caracterizándose por el cumplimiento de metas y objetivos, resultado de una trayectoria de los individuos, de la gestión de carrera; en este sentido, la conclusión más plausible acerca de este punto es que la posición de mando alto obedece a un estilo optimista caracterizado por una visión esperanzada; ambas situaciones invitan al individuo a la lucha y superación de obstáculos y adversidades tanto en el plano personal como empresarial. Así, para el joven ejecutivo interesado en desarrollar una carrera profesional resulta muy importante trabajar sobre la construcción del estilo optimista.

IMC, optimismo y esperanza

La investigación indagó sobre el peso, talla y edad de los 200 individuos participantes y con estas variables se calculó el índice de masa corporal de cada uno de ellos. Este indicador se complementó con la edad haciendo posible agrupar a los ejecutivos en tres niveles: déficit de peso, normopeso (peso normal) y sobrepeso.

La esperanza promedio más alta la alcanzaron los ejecutivos con peso normal, con un puntaje de 5.35; aquellos con sobrepeso obtuvieron un promedio de 4.70 y el grupo con déficit de peso llegó a 4.42.El sobrepeso alcanzó al 41.5% de los ejecutivos. La investigación mostró además que el 59.7% de

los individuos “sumamente y moderadamente esperanzados” mantenían un peso normal, el 35.8% mostraba sobrepeso y solo el 4.3% tenía peso insuficiente.

El resultado anterior contrasta con el grupo de ejecutivos “seriamente y moderadamente desesperanzados” dentro del cual solo el 38.1% mantenía un peso normal, 52.3% dio sobrepeso y 9.5% peso insuficiente, es decir, los individuos con mayor optimismo y esperanza mostraron menores desórdenes en el peso. Ver gráficos 07 y 08.

11

El estado de salud física

La vida laboral exige mantener un buen nivel de energía, estar sanos y contar con los recursos físicos que permitan mantener el ritmo del negocio, los cambios, estrés y demás desafíos cotidianos.

El método seguido en la investigación fue preguntar a los ejecutivos si habían tenido algún problema de salud (gripe, fiebre, dolor de garganta, faringitis, alguna otra infección u otros) en los últimos tres meses; aunque no se trata de una prueba médica, la investigación apela al juicio del individuo respecto de su propio estado de salud por lo que bajo esta mirada se trata de una apreciación con grado de fiabilidad.¿Existe alguna relación entre la salud y bienestar físico y el mantener un estilo optimista y esperanzado, o en caso contrario, el estilo pesimista y desesperanzado tendrá algún efecto sobre la salud?

Existen muchos estudios que muestran que así como los factores físicos provocan efectos en la salud, también lo hacen el optimismo y el pesimismo (Seligman, 1990). Los optimistas contraen menos enfermedades infecciosas que los pesimistas, tienen mejores hábitos sanitarios y viven más (Seligman, 1990).

La investigación mostró que el 58.7% de los ejecutivos “sumamente y moderadamente esperanzados” no había enfermado, y que el 41.3% del mismo grupo si había enfermado.

Asimismo, del grupo “seriamente y moderadamente desesperanzado” el 23.8% dijo no haber enfermado mientras que el 76.2% manifestó haber tenido algún problema de salud.La prueba estadística de proporciones de estos resultados mostró diferencias significativas.

Desde otro ángulo, la esperanza promedio en el grupo de los ejecutivos que si enfermaron fue de

4.44; mientras que en el grupo que no enfermó fue de 5.59; la prueba ANOVA arrojó una significancia de 0.018. Ver gráfico 09.

En suma, existe una clara relación entre el estilo optimista y esperanzado y el estado de salud, convirtiéndose en una especie de “escudo protector”, como otras investigaciones muestran al respecto.

El estado civil

Se encontraron diferencias significativas en el promedio de esperanza entre los ejecutivos casados y convivientes (5.55) respecto de los solteros (3.97). La prueba ANOVA obtuvo una significancia de 0.09.

Posiblemente el hecho de experimentar la vida junto a alguien, compartir una visión común a pesar de los retos que supone la convivencia, signifiquen a la larga una mayor dotación de esperanza y optimismo en el grupo de personas casadas y convivientes. Ver gráfico 10.

La satisfacción con la vida

La aplicación del test de satisfacción con la vida de Ed Diener dio por resultado que el 22.5% de los ejecutivos peruanos está sumamente satisfecho con su vida, el 44.5% se encuentra muy satisfecho y el 27.5% se encuentra bastante satisfecho.

La satisfacción promedio de los ejecutivos es de 26.06 correspondiendo en la escala al nivel “muy satisfecho”, resultado que se encuentra por encima de la media de la población estadounidense (Seligman, 2002). Ver gráfico 11.Por otra parte, la investigación muestra una relación baja entre el estilo optimista y esperanzado con la satisfacción con la vida, el índice de correlación de Pearson alcanzó solo 0.311. Ver gráfico 12.

La satisfacción con la vida es ligeramente mayor en las mujeres, aunque no existen diferencias significativas. Ver cuadro 13.

El estado de salud física

La vida laboral exige mantener un buen nivel de energía, estar sanos y contar con los recursos físicos que permitan mantener el ritmo del negocio, los cambios, estrés y demás desafíos cotidianos.

El método seguido en la investigación fue preguntar a los ejecutivos si habían tenido algún problema de salud (gripe, fiebre, dolor de garganta, faringitis, alguna otra infección u otros) en los últimos tres meses; aunque no se trata de una prueba médica, la investigación apela al juicio del individuo respecto de su propio estado de salud por lo que bajo esta mirada se trata de una apreciación con grado de fiabilidad.¿Existe alguna relación entre la salud y bienestar físico y el mantener un estilo optimista y esperanzado, o en caso contrario, el estilo pesimista y desesperanzado tendrá algún efecto sobre la salud?

Existen muchos estudios que muestran que así como los factores físicos provocan efectos en la salud, también lo hacen el optimismo y el pesimismo (Seligman, 1990). Los optimistas contraen menos enfermedades infecciosas que los pesimistas, tienen mejores hábitos sanitarios y viven más (Seligman, 1990).

La investigación mostró que el 58.7% de los ejecutivos “sumamente y moderadamente esperanzados” no había enfermado, y que el 41.3% del mismo grupo si había enfermado.

Asimismo, del grupo “seriamente y moderadamente desesperanzado” el 23.8% dijo no haber enfermado mientras que el 76.2% manifestó haber tenido algún problema de salud.La prueba estadística de proporciones de estos resultados mostró diferencias significativas.

Desde otro ángulo, la esperanza promedio en el grupo de los ejecutivos que si enfermaron fue de

4.44; mientras que en el grupo que no enfermó fue de 5.59; la prueba ANOVA arrojó una significancia de 0.018. Ver gráfico 09.

En suma, existe una clara relación entre el estilo optimista y esperanzado y el estado de salud, convirtiéndose en una especie de “escudo protector”, como otras investigaciones muestran al respecto.

El estado civil

Se encontraron diferencias significativas en el promedio de esperanza entre los ejecutivos casados y convivientes (5.55) respecto de los solteros (3.97). La prueba ANOVA obtuvo una significancia de 0.09.

Posiblemente el hecho de experimentar la vida junto a alguien, compartir una visión común a pesar de los retos que supone la convivencia, signifiquen a la larga una mayor dotación de esperanza y optimismo en el grupo de personas casadas y convivientes. Ver gráfico 10.

La satisfacción con la vida

La aplicación del test de satisfacción con la vida de Ed Diener dio por resultado que el 22.5% de los ejecutivos peruanos está sumamente satisfecho con su vida, el 44.5% se encuentra muy satisfecho y el 27.5% se encuentra bastante satisfecho.

La satisfacción promedio de los ejecutivos es de 26.06 correspondiendo en la escala al nivel “muy satisfecho”, resultado que se encuentra por encima de la media de la población estadounidense (Seligman, 2002). Ver gráfico 11.Por otra parte, la investigación muestra una relación baja entre el estilo optimista y esperanzado con la satisfacción con la vida, el índice de correlación de Pearson alcanzó solo 0.311. Ver gráfico 12.

La satisfacción con la vida es ligeramente mayor en las mujeres, aunque no existen diferencias significativas. Ver cuadro 13.

12

De otro lado, los ejecutivos de la “Generación X” están más satisfechos con su vida, así los “sumamente satisfechos y muy satisfechos” llegan al 71.5%. Mientras que en el mismo grupo los “Millennials” solo alcanzan al 57.9%; sin embargo, las diferencias no son estadísticamente significativas. Ver gráfico 14.

Respecto del estado civil, la investigación muestra mayores niveles de satisfacción con la vida en el grupo de los ejecutivos casados y convivientes llegando al 75.8%. El menor nivel de satisfacción corresponde a los solteros con o sin relación en donde se alcanza al 51.5%. Las diferencias son estadísticamente significativas. Ver gráfico 15.

El estudio muestra además que los mandos altos tienen un mayor nivel de satisfacción. El 77.2% estaría muy satisfecho mientras que en los mandos medios este porcentaje llegaría al 59.3%. Es posible que dicha diferencia se explique por el mayor sentido de realización personal y profesional en el grupo de mandos altos.Ver gráfico 16.

CONCLUSIONES

El nivel de esperanza y optimismo en ejecutivos peruanos está dentro del rango normal y en promedio se encuentran muy satisfechos con su vida. Los resultados son positivos, la desesperanza y pesimismo son muy limitados, solo alcanza al 10.5%, es decir, hay un importante grupo de funcionarios y gerentes de empresa con el estilo explicativo propicio para la puesta en marcha de sus talentos y a disposición de sus equipos y empresas; con un estado emocional alineado

con los retos del entorno económico, la exigencia de la competencia y los vaivenes empresariales.

Aquellos ejecutivos con relaciones de pareja consolidadas como el matrimonio o la convivencia estables experimentan un mayor nivel de esperanza y optimismo; que tendría que ver con la mayor confianza derivada del apoyo social de la pareja que redunda en un mayor sentimiento de seguridad clave en la resiliencia y capacidad para superar obstáculos (Siegrist, 2011).

Finalmente, desarrollar y gozar de un estilo de pensamiento y explicativo optimista y esperanzado, significa tener un mejor estado de salud. Esto tendría relación con el mejor procesamiento del estrés que es propio de la persona optimista, reduciendo la presencia excesiva de glucocorticoides que perjudican el sistema inmunológico, el aprendizaje y la memoria, propician la aparición de cuadros de síndrome metabólico entre otros problemas de salud (Sapolsky, 2008).

Referencias

1. Ibañez, C. (2011). Nuestro lado luminoso.

2. Seligman, M. (1990). Learned optimism.

3. Seligman, M. (2002). The authentic happiness.

4. Snyder, C. (1994). The Psychology of hope.

5. Zarate, R., Acosta, J. (2015). Esperanza y atributos de los colaboradores.

6. Prilipko, E., Antelo, A., Henderson, R. (2011). Rainbow of followersʼ attributes in a leadership process.

7. Lyubomirsky, S. (2008). The how of happiness.

8. Jenkins, R. El impacto económico de la depresión.

9. Mataix, J., García, L., Llopis, J. Evaluación del estado nutricional.

10. Alvarez, D., Sánchez, J., et al., (2010). Sobrepeso y obesidad: prevalencia y determinantes sociales del exceso de peso en la población peruana (2009-2010).

11. La Rosa, E. (2014). De la felicidad a la salud.

12. Deloitte. (2016). The 2016 Deloitte Millennial Survey Winning over the next generation of leaders.

13. Siegrist, U., Luitjens, M. (2011). 30 minuten resilienz.

14. Sapolsky, R. (2008). Why zebras don´t get ulcers?

13

9.00%

37.00%

43.50%

10.50%

0.00%0.0%

5.0%

10.0%

15.0%

20.0%

25.0%

30.0%

35.0%

40.0%

45.0%

50.0%

Esperanza

Sumamente Esperanzado Moderadamente Esperanzado

Normal Moderadamente Desesperanzado

Seriamente Desesperanzado

GRÁFICO 1 La esperanza (distribución % de los ejecutivos)

La esperanza (promedios, escala Seligman)

Escala Esperanza Seligman

GRÁFICO 2

10.8

7.2

3.5

- 1.5-2

0

2

4

6

8

10

12

Sumamente esperanzado

Moderadamente esperanzado

Normal

Moderadamente desesperanzado

Seriamente desesperanzado

X5.03

N 18 18 18 18

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

14

GRÁFICO 3 Optimismo y pesimismo

Esperanza: Ejecutivos y EjecutivasGRÁFICO 4

14.50% 13.00%

24.00%

28.50%

49.50%

28.00%

56.00%

23.50%22.00%

47.00%

13.50%

33.00%

13.50%

9.00%6.50%

11.50%

0.50%3.00%

0.00%3.50%

0.00%

10.00%

20.00%

30.00%

40.00%

50.00%

60.00%

Permanente Malo Permanente Bueno Amplitud Mala Amplitud Buena

Muy Op�mista Moderadamente Op�mista Normal Moderadamente Pesimista Muy Pesimista

El mayor nivel de optimismo se observa en la dimensión amplitud.

ANOVA 0.013 en dimensión PmB: hombres 5.33, mujeres 4.84

40.74%

49.58%48.15%

40.34%

11.11% 10.08%

0.00%

10.00%

20.00%

30.00%

40.00%

50.00%

60.00%

Mujeres Hombres

SEXO

Sumamente esperanzado y Moderadamente esperanzado %

Normal %

Seriamente desesperanzado y Moderadamente desesperanzado %

Escala Esperanza Seligman

N

E81

4.72

119

5.24

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

15

GRÁFICO 5 Esperanza Millenials y Generación «X»

Esperanza Mandos altos y Mandos mediosGRÁFICO 6

50.88%

42.34%36.84%

47.45%

12.28% 10.22%

0.00%

10.00%

20.00%

30.00%

40.00%

50.00%

60.00%

Millennials Generación X

GENERACION

Sumamente esperanzado y Moderadamente esperanzado %

Normal %

Seriamente desesperanzado y Moderadamente desesperanzado %

Diferencia significativa en dimensión AmB: millennials 63%, generación X 43%Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivosDS en sumamente esperanzados: M. altos 17.5%, M. medios 6.5%

Escala Esperanza Seligman

N

E57

4.91

137

4.96

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

52.6%

38.9%38.6%

49.1%

8.8%12.0%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Mandos altos Mandos medios

Sumamente esperanzado y moderadamente esperanzadoNormalSeriamente desesperanzado y moderadamente desesperanzado

Escala Esperanza Seligman

N

E108

5.56

57

4.64

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Las diferencias no son significativas

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

16

GRÁFICO 7 Índice de masa corporal (IMC) y la esperanza

Índice de masa corporal (IMC) y la esperanzaGRÁFICO 8

Escala Esperanza Seligman

N

E92

7.90

87

3.50

87

3.50

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Escala Esperanza Seligman

N

E12

4.42

105

5.35

83

4.70

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

59.8%

48.3%

38.1%35.9%

44.8%

52.4%

4.3%6.9%

9.5%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

70.0%

Sumamente esperanzado y moderadamente esperanzado

Normal Seriamente desesperanzado y moderadamente desesperanzado

Normopeso Sobrepeso Peso insuficiente

33.3%

52.4%

39.8%

50.0%

40.0%

47.0%

16.7%

7.6%

13.3%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

Peso Insuficiente Normopeso Sobrepeso

Sumamente y Moderadamenteesperanzado

Normal

Seriamente y moderadamentedesesperanzado

Hay DS, ANOVA 0.09

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

Esperanza: Casados y Solteros

Escala Esperanza Seligman

N

E92

7.90

87

3.50

21

(-1.5)

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

17

GRÁFICO 9 Estado de salud y la esperanza

GRÁFICO 10

41.3%

51.7%

76.2%

58.7%

48.3%

23.8%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

70.0%

80.0%

Sumamente y moderadamente

esperanzado

Normal Seriamente y moderadamente desesperanzado

Si enfermo

No enfermo

51.7%

34.9%38.8%

50.0%

9.5%

15.2%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

Casados y convivientes Solteros y Solteros en relación

Sumamente esperanzado ymoderadamente esperanzado

Normal

Seriamente esperanzado ymoderadamente esperanzado

Escala Esperanza Seligman

N

E116

5.5

66

3.97

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Escala Esperanza Seligman

N

E45

6.56

89

4.91

6

3.00

S 31.62 26.83

55

4.51

22.40 17.50

5

1.40

12.80

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

Satisfacción con la vida y esperanza

18

GRÁFICO 11 La satisfacción con la vida

GRÁFICO 12

22.50%

44.50%

27.50%

3% 2.50%0%

0.00%

5.00%

10.00%

15.00%

20.00%

25.00%

30.00%

35.00%

40.00%

45.00%

50.00%

Sumamente sa�sfecho

Muy sa�sfecho Bastante sa�sfecho

Ligeramente sa�sfecho

Insa�sfecho Muy insa�sfecho

-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

X26.06

-6

-1

4

9

14

19

8 13 18 23 28 33 38Correlación

Pearson0.311

Satisfacción

N 81 119

S 26.21 25.96

N 57 137

S 25.3 26.37

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

Satisfacción con la vida: Millennials y Generación «X»

19

GRÁFICO 13 Satisfacción con la vida: Ejecutivos y Ejecutivas

GRÁFICO 14

70.4%64.7%

28.4%31.9%

1.2%3.4%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

70.0%

80.0%

Mujeres Hombres

Sumamente sa�sfecho y MuySa�sfechos

Bastante sa�sfechos yLigeramente insa�sfechos

Insa�sfechos y MuyInsa�sfechos

30 - 35 Sumamente sa�sfecho

Muysa�sfecho

Bastantesa�sfecho

Ligeramenteinsa�sfecho

Insa�sfecho

Muyinsa�sfecho

Escala Sa�sfacción con la Vida de Diener

25 - 29

20 - 24

15 - 19

10 - 14

5 - 9

30 - 35 Sumamente sa�sfecho

Muysa�sfecho

Bastantesa�sfecho

Ligeramenteinsa�sfecho

Insa�sfecho

Muyinsa�sfecho

Escala Sa�sfacción conla Vida de Diener

25 - 29

20 - 24

15 - 19

10 - 14

5 - 9

57.9%

71.5%

40.4%

25.5%

1.8% 2.9%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

70.0%

80.0%

Millennials Generación X

Sumamente sa�sfecho y muysa�sfecho

Bastante sa�sfechos yLigeramente insa�sfechos

Muy insa�sfecho e insa�sfecho

N 116 66

S 26.95 24.50

N 57 108

S 26.86 25.58

Muestra: 200 ejecutivos

Muestra: 200 ejecutivos

Satisfacción con la vida: Mandos altos y Mandos medios

20

GRÁFICO 15 Satisfacción con la vida: Casados y Solteros

GRÁFICO 16

30 - 35 Sumamente sa�sfecho

Muysa�sfecho

Bastantesa�sfecho

Ligeramenteinsa�sfecho

Insa�sfecho

Muyinsa�sfecho

Escala Sa�sfacción conla Vida de Diener

25 - 29

20 - 24

15 - 19

10 - 14

5 - 9

30 - 35 Sumamente sa�sfecho

Muysa�sfecho

Bastantesa�sfecho

Ligeramenteinsa�sfecho

Insa�sfecho

Muyinsa�sfecho

Escala Sa�sfacción conla Vida de Diener

25 - 29

20 - 24

15 - 19

10 - 14

5 - 9

75.9%

51.5%

0.2%

04%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

70.0%

80.0%

Casados y convivientes

Solteros y Solteros en

relación

Sumamentesa�sfecho y muysa�sfecho

Bastantesa�sfechos yLigeramenteinsa�sfechosMuyinsa�sfecho einsa�sfecho

Hay DS, 75.9% Casadosvs 51.5% Solteros

Hay DS, 77.2% M. altosvs 59.3% M. medios

77.2%

59.3%

22.8%

38.0%

0.0%2.8%

0.0%

10.0%

20.0%

30.0%

40.0%

50.0%

60.0%

70.0%

80.0%

90.0%

Mandos Altos Mandos Medios

Sumamente sa�sfecho y muysa�sfecho

Bastante sa�sfechos yLigeramente insa�sfechos

Muy insa�sfecho e insa�sfecho

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