Psr Pedro Sáez Cruz - Seminario Biblico de la Iglesia ... · Y él respondió: Heme aquí, Señor....

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Psr Pedro Sáez Cruz

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Psr Pedro Sáez Cruz

Mi vida es Cristo

En densa oscuridad vagué Perdido en el error

La senda vana del placer A muerte me llevó

Siendo rebelde a Tu voz Quisiste amarme así

De no haber sido por Tu amor Aún huiría de Ti

En rumbo a mi perdición Indiferente aún

De mí tuviste compasión Me guiaste a la cruz

Y contemplé tu gran bondad Sufriste Tú por mí

Al Tú morir en mi lugar Tu gracia recibí

¡Aleluya!

Mi vida es Cristo ¡Aleluya!

Jesús es mi todo

Ahora, Señor, Tuyo seré Y viviré por Ti Tus mandamientos seguiré

Por Tu poder en mí Usa mi vida, oh Señor

Como lo quieras Tú Y que sea siempre mi canción

“Mi gloria eres Tú

s

La Gracia soberana en un relato.

Hechos 9: 1-15

1Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo

sacerdote, 2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos

hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3Mas yendo por el camino,

aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del

cielo; 4y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5El

dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces

contra el aguijón. 6El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor

le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban

con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se

levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le

metieron en Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

10Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión:

Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se

llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él

ora, 12y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima

para que recobre la vista. 13Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de

este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14y aun aquí tiene autoridad de

los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15El Señor le dijo: Ve,

porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y

de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi

nombre.

Se dice que dos acontecimientos históricos son los más grandes testimonios de la veracidad del

cristianismo. La resurrección de Cristo y la conversión de Pablo hoy nos enfocaremos en este

último acontecimiento como una obra divina que tomo al enemigo declarado de la fe y le perdono

para transformarlo en el Apóstol de los gentiles.

El cristianismo es la religión de la Gracia, del favor inmerecido obrado por Dios hacia los

pecadores, esta idea no está presente en ninguna otra religión, no existe ninguna divinidad en las

diferentes religiones que haga el bien voluntariamente a sus seguidores, sino que todas están

dispuestas a pagar el mal merecido pero ninguna de ellas es capaz de hacer el bien

inmerecidamente, por eso todos los hombres que se postran ante ellas lo hacen por terror. La

Gracia es una maravillosa revelación única y exclusiva del cristianismo, un pilar de su fe y origen de

muchas doctrinas fundamentales que dan identidad propia al cristianismo y le ponen a océanos de

distancia de cualquier otra expresión religiosa del mundo.

En este relato vemos la Obra de Cristo y con una claridad de mediodía comprendemos como Dios

salva al hombre, la experiencia de Pablo no es un caso especial, no es una experiencia rara e

irrepetible que aconteció como un acto de privilegio. Así es como Dios salva al hombre, así obra

Dios cuando le da vida a un, muerto, es el ejemplo del milagro obrado en todo hombre nacido de

nuevo.

Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su

clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. 1 Timoteo 1.16

Por eso quise llamar a este sermón, “La Gracia Soberana en un relato”, para que podamos ver

como Dios salva. Hoy hay muchos que piensan en su salvación como algo que recibieron por lo

que han hecho y que seguirán salvos dependiendo de lo que están haciendo, cuando la salvación

no se trata de lo que yo haga para Dios, sino por lo que Dios hizo por mí, no podemos ignorar

acerca del poder de Dios para salvar, el poder del evangelio.

La Gracia Soberana es necesaria dada la condición perdida del hombre. La Biblia (Romanos 3:10-

12) enseña que las personas son completamente incapaces de seguir a Dios o escapar de la

condenación delante de él y que solamente por intervención divina drástica, en la cual Dios,

cambiando la naturaleza misma del creyente (nuevo nacimiento), quitando el corazón de piedra y

poniendo uno de carne, pueden las personas ser convertidas de rebelión a obediencia voluntaria.

Desde este punto de vista, todas las personas dependen enteramente de la misericordia de Dios, a

quien le sería justo el condenarlos a todos por sus pecados, más ha escogido ser misericordioso

con muchos para dar gloria a su propio nombre. Una persona es salvada mientras que otra es

condenada, no por causa de la voluntad, fe o alguna otra virtud en la persona, sino por causa de la

elección soberana de Dios para tener misericordia de él. Aunque la persona debe actuar para creer

y ser salvo, esta obediencia de fe es el regalo de Dios según las Escrituras, y por esto Dios

completa la salvación de pecadores. Como fue con Pablo es con cada uno de nosotros, Cristo

escribió un hermoso relato de Gracia con su sangre sobre el papel de nuestras vidas. Así salva

Dios.

1.- Pablo un hombre entregado al mal.

Podemos comenzar el relato leyendo la descripción de la condición espiritual de Saulo.

1Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo

sacerdote, 2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos

hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Hechos 9.1-2

Saulo, había nacido en Tarso, ciudad de Cilicia y había heredado de su padre la tan estimada

ciudadanía romana. Tanto su padre como su madre eran hebreos de raza, por lo que él se llama a

sí mismo hebreo de hebreos, de la tribu de Benjamín como el otro Saúl, primer rey de Israel. Tarso

era una ciudad importante y allí es probable que Saulo aprendiese las primeras letras, pero su

educación rabínica fue obtenida en Jerusalén a los pies de Gamaliel. Era persona de amplia

cultura, tanto hebrea como griega, y había aprendido también el oficio de fabricar lonas para

tiendas de campaña, cosa frecuente entre judíos letrados.

Pero a pesar de su condición social, religiosa prominente el respiraba el mal, amenazas y muerte

contra los discípulos, odio total hacia Cristo.

El un fariseo ejemplar, observador irreprensible de la ley, hacedor de justicia humana, lleno de

convicción, a tal punto que para el perseguir y matar cristianos era un servicio a Dios.

Todo lo que Pablo era y tenía le podía enorgullecer, pero más tarde en su vida reconoció que todo

aquello era basura, toda la razón de su vida era basura.. Porque él era una basura, su corazón

estaba contra Dios.

Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en

cuanto a la ley, fariseo; 6en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia;c en cuanto a la justicia que

es en la ley, irreprensible. 7Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como

pérdida por amor de Cristo. Filipenses 3.5-7

Cuando se habla de depravación total, sin embargo, no se refiere a que cada hombre es tan

malvado como pueda ser, ni a que el hombre sea incapaz de reconocer la voluntad de Dios; ni

tampoco a que sea incapaz de hacer algún bien hacia su prójimo o aún dar lealtad externa a la

adoración de Dios. Lo que sí se quiere decir, es que cuando el hombre cayó en el Huerto del Edén

cayó en su ‘totalidad’. La personalidad completa del hombre ha sido afectada por la caída, y el

pecado se extiende a la totalidad de las facultades, la voluntad, el entendimiento, el afecto y todo

lo demás.

Así como todos nacemos muertos en pecado, con incapacidad de hacer lo necesario para estar en

paz con Dios, nacidos en carne, moriremos en carne y resultaremos para corrupción, como éramos

ciegos pensábamos que Dios no tendría ninguna razón para esta en contra nuestra, pero la verdad

es que el sepulcro estaba dentro de nosotros, el mal era nuestro aire, y toda buena obra estaba

contaminada con el tufo del pecado, nuestro interior hedía a muerte, y el infierno era nuestro

destino eterno. Totalmente depravados, incapaces de obrar para nuestra salvación.

Pablo fue a las autoridades religiosas a pedir cartas para seguir persiguiendo Cristianos,

demostrando que en él no había ningún conflicto interno al hacer lo que hacía, él pesaba que eso

era lo correcto, él no tenía ninguna necesidad económica, emocional o espiritual.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son

locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente 1 Corintios 2.14

Así todos nosotros, éramos absolutamente ciegos, completamente sordos, radicalmente opuestos

a la verdad, ni la más fuerte crisis podría hacernos tambalear en nuestro orgullo, así, como

cuantos hay que en medio de su más terrible condición no buscan a Dios, desprecian el evangelio,

y creen que no necesitan ayuda como Pablo respirando amenazas, muerte, viviendo en el pecado.

Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia

porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. 1 Timoteo 1.13

2.- En el camino una luz, una Gracia irresistible.

Pablo se encamino a Damasco, capital de Siria a unos 256 km al norte de Jerusalén, al parecer

contaba con una población judía importante que incluía a muchos creyentes que huyeron de

Judea por causa de la persecución.

Tomo su camino a su destino, pero antes de ejecutar ese gran mal, Cristo quiso hacerle un gran

bien, Un resplandor de luz le rodeo cuando iba de camino a Damasco y cayó a tierra, desde el

suelo, oyó una voz poderosa que le llamo por su nombre Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él

dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces

contra el aguijón.

Pablo no tenía planes de encontrarse con Jesús ese día, pero Jesús sí tenía ese día decretado

encontrar al perdido Pablo, en su gracia soberana quiso escoger a Pablo, ese día le confronto, le

dejo ciego con su luz, pero a la vez le abrió los ojos a la verdad de su condición, Jesús le declaro

que no estaba haciendo la voluntad de Dios, que mostro que era como aquellos que dicen “Señor,

Señor”, pero le declaro lo que estaba haciendo realmente con su vida era dar coces contra el

aguijón. El aguijón era una especie de lanceta usada para azuzar el ganado mientras tiraba de una

carreta, Cuando el animal era soberbio, generalmente él se lanzaba contra la lanza hiriéndose más.

Pablo al igual que todo hombre en su condición natural es pecador y no puede regenerarse a sí

mismo, no puede salvarse a sí mismo.

Hombres y mujeres son levantados de su muerte espiritual “nacidos de nuevo” como lo proclama

el evangelio según San Juan; y como son incapaces de llevar a cabo esta obra por ellos mismos, se

puede concluir que es Dios quien los levantó.

No hay ningún conflicto en la condenación eterna de los pecadores, pero si lo hay en el perdón de

los pecadores, Pablo debía ir a la condenación, al igual que nosotros, pero Cristo mismo tuvo que

intervenir, porque así lo había determinado desde antes de la fundación del mundo, el quiso salvar

a Pablo para la gloria de su nombre.

Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin

mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por

medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia,

con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón

de pecados según las riquezas de su gracia. Efesios 1.4-7

Pablo no buscaba a Cristo, pero Cristo si lo buscaba a Él, pues el perdido no era Cristo era Pablo.

La actitud de Pablo cambió, y su odio fue transformado en un “Señor, que quieres que haga”. Los

hombres que iban con Pablo también escucharon la voz, pero no paso con ellos lo que paso con

Pablo.

Porque el llamado era para Pablo, así muchos mas oyeron el evangelio contigo, pero solo tu

respondiste, porque Dios te estaba llamando a ti, ese era tu día, el día de tu salvación, Fue

irresistible simplemente caímos ante su voz, y ya nada volvió a ser como era, él se propuso

salvarnos y nos salvó irremediablemente para su gloria y para nuestro beneficio

Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos

saciados del bien de tu casa, De tu santo templo. Salmo 65.4

¿Qué quiere decir gracia irresistible? Cuando el evangelio sale fuera en una Iglesia, o al aire libre, o

por medio de leer la Palabra de Dios, no todos atienden a esa llamada. No todos son convencidos

del pecado y de su necesidad de Cristo. Esto explica el hecho de que hay dos llamamientos. Hay un

llamamiento externo; y un llamamiento interno. El llamamiento externo puede ser descrito como

“palabras del predicador”; y este llamamiento, cuando sale, puede obrar un resultado de

diferentes formas pero no obrará la salvación en el alma de un pecador. Porque una obra de

salvación para ser labrada debe ser acompañado por el llamamiento interior del Espíritu Santo de

Dios. Porque él es quien, “redarguye de pecado, justicia y juicio”. Y cuando el Espíritu Santo llama

a un hombre, o mujer, o una persona joven por su gracia, ese llamamiento es irresistible: no puede

ser frustrado; es la manifestación de la gracia irresistible de Dios.

Su poder nos derribó de nuestra cabalgadura de pecado, interrumpió nuestra carrera a la muerte

eterna y sin proponernos comenzamos un día en muerte y lo terminamos en vida eterna. Porque

Cristo tiene poder para salvar al hombre muerto en delitos y pecados, él tiene poder para entrar a

la tumba y resucitarlo. Así fue con Pablo, y así fue con cada uno de nosotros. No le escogimos

nosotros a Él, Él nos escogió a nosotros.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y

llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,

él os lo dé. Juan 15.16

3.- Un destino trazado, una vida de perseverancia

Luego de este episodio, Pablo fue llevado de la mano hasta Damasco, pues no podía ver, su

corazón desfalleció y no comía ni bebía, fue despojado de todo vestigio de orgullo humano y

reducido a lo que siempre fue un débil y dependiente hombre, expuesto a su mal comprendió que

no era nada, y que necesitaba ahora por sobre todas las cosas vivir en la voluntad de Dios.

La señal más contundente de que alguien ha nacido de nuevo es que no le causa placer aquello

que antes amaba si está en contra de la justicia de Dios y ahora su deseo en todo es hacer la

voluntad de Dios.

Pero Dios que comenzó la buena obra será fiel en terminarla en todos los detalles necesarios, por

eso encomendó a un varón llamado Ananías a que fuera a orar por Pablo especialmente por el

propósito que el tenia para él. Instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en

presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es

necesario padecer por mi nombre.

Ese propósito declarado por Dios para Pablo, demuestra que Dios tiene poder para salvar y tiene

poder para guardar en salvación aquellos que salvo. Muchos piensan que son sus obras los que los

mantienen en la salvación, y eso es rebajar la eficacia de la obra de Dios, en un hombre salvado

realmente por Dios se manifestara la perseverancia como una evidencia de una real salvación.

Pablo iba a padecer, pero su vida seguiría en servicio a Dios a pesar de la oposición por Dios ya lo

había escogido y por lo tanto su obra seria total en él.

No debemos creer que supuestamente alguien se convirtió y luego no resistió la tentación o la

prueba y retrocedió a un punto de pecado como el que vivía antes de haberse “convertido”, no

perdió la salvación, simplemente porque no se puede perder algo que nunca se ha tenido. Un

verdadero salvado será siempre salvo, porque Dios le guarda en salvación y manifestara

permanentemente frutos dignos de arrepentimiento que acreditaran la obra de Dios en él,

además nadie puede arrebatar de la mano del Señor aquellos que él llamo.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán

jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y

nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos Juan 10.27-29

Pablo seria llevado a un estado de obediencia y fe ejemplar por Dios mismo. Este es el distintivo

del creyente, que pertenece a Cristo; que está perseverando en las cosas de Cristo; “que está

dando toda diligencia para hacer su llamada y elección segura”. El creyente en Cristo puede caer

en tentación, pero el Señor no lo dejará ser tentado más de lo que pueda resistir, sino que con la

tentación dará también la salida; para que el creyente vaya adelante, y siga adelante otra vez en

las cosas pertenecientes a su salvación para la gloria de Cristo. Esos versos de Romanos 8:28-39

enseñan la lógica divina en la salvación eterna de Dios. Al igual que el hijo pródigo, por mucho que

avergonzó a su padre pidiéndole su parte de la herencia (no estando muerto el padre), por mucho

que haya gastado su dinero en el pecado y no importando lo bajo que llegó a estar, con todo,

nunca dejó de ser hijo de su padre. La lógica es que la salvación que empieza en la mente y

propósito de Dios debe terminar en el cumplimiento de su infrustrable propósito de que esos “a

quienes antes conoció” están eternamente unidos con su Salvador.

Hermanos nosotros estábamos muertos en delitos y pecados, incapacitados de hacer algo para

salvarnos, pero Dios en su infinita gracia vino a nosotros y pago el precio de nuestro rescate, nos

salvó por su gracia, nos cambió y nos guarda en su salvación, hemos sido beneficiados por esa

Gracia soberana, ayer éramos enemigos, mas hoy somos hechos hijos de Dios, las deudas han sido

canceladas y somos llevados por su mano, si no creyera en la soberanía de Dios en la salvación

estaría completamente agobiado, pues nunca tendré los méritos para ser merecedor de su

perdón, ni la perfección para hacer el bien que quisiera, ni tendré las fuerzas para mantenerme en

este camino, pero a Él le plació escogerme y si me escogió, quiso salvarme, y si me salvo, el me

guardara, y si me guarda, sea lo que sea que venga en la vida nada me apartara de su amor, su

gloria es mi destino. La historia de cada uno de nosotros es el relato de la gracia soberana de Dios

en nuestras vidas.

Relatos de la gracia Soberana, quebrantamiento y gozo

Salmo 51:1-12

1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

2 Lávame más y más de mi maldad,

Y límpiame de mi pecado.

3 Porque yo reconozco mis rebeliones,

Y mi pecado está siempre delante de mí.

4 Contra ti, contra ti solo he pecado,

Y he hecho lo malo delante de tus ojos;

Para que seas reconocido justo en tu palabra,

Y tenido por puro en tu juicio.

5 He aquí, en maldad he sido formado,

Y en pecado me concibió mi madre.

6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;

Lávame, y seré más blanco que la nieve.

8 Hazme oír gozo y alegría,

Y se recrearán los huesos que has abatido.

9 Esconde tu rostro de mis pecados,

Y borra todas mis maldades.

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11 No me eches de delante de ti,

Y no quites de mí tu santo Espíritu.

12 Vuélveme el gozo de tu salvación,

Y espíritu noble me sustente.

¿Cómo obra la Gracia de Dios en la vida de un hombre nacido de nuevo? está presente en cada

paso del caminar del hombre salvado hacia el cielo. Y eso incluye también aquellos días oscuros en

que las reminiscencias de la caída del hombre se hacen presentes, y el pecado resurge en la vida

del creyente.

¿Puede un creyente pecar?, sin duda que sí, ¿de qué forma actúa la Gracia de Dios cuando un

creyente peca?

Dios salva a hombres caídos en su naturaleza, les regenera y pone en ellos nueva vida, y nace con

el hombre nuevo una nueva relación con el pecado. Aquello que antes era el ambiente natural de

vida del hombre hoy se ha vuelto algo tan repulsivo, que le resultaría imposible vivir en una

condición permanente de práctica de pecado.

Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él;

y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos

del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su

hermano. 1 Juan 3:9-10

Vemos que la práctica de la maldad es algo antinatural en la vida del creyente, ¿eso significa que el

creyente es perfecto y nunca cometerá un acto de pecado?, ¿hasta dónde la maldad puede aflorar

en un hombre que tiene comunión con Dios?

Lamentablemente nuestra carne y su naturaleza caída estarán siempre acechando en nuestra

caminata de salvación, pero gracias a Dios no somos salvos por obras nuestras, pero aun así no es

un juego nuestra pecaminosidad, tenemos certeza de salvación, pero aun así, no podemos bajar la

guardia ante nuestra debilidad.

Entre una vida de pecado con un acto de pecado hay una gran diferencia, pero la mayor diferencia

producida por la obra de la Gracia en la vida del creyente no es tanto por el volumen de maldad

cometido, sino por la obra del Espíritu Santo ejercida sobre el creyente en medio del fracaso

devocional.

Si los creyentes tuvieran inmunidad al pecado no estaría en las Escrituras la sentencia:

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10.12

Ni el apóstol Pablo hubiera dejado el excelentísimo capítulo 7 de Romanos donde magistralmente

plantea desde un punto de vista muy personal la lucha contra el pecado que existe en el creyente.

23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva

cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de

este cuerpo de muerte? Romanos 7.23-24

La gran diferencia entre un hombre nacido de nuevo y el inconverso ante el pecado es que el

creyente al cometer transgresión siente un dolor punzante en el corazón por haber ofendido al

único Ser que le ha amado como nunca lo mereció, en cambio el hombre natural, se revuelca en

su maldad como si fuera una fuente de placer, la cual nunca dejara, e inventara razones para

justificar su comportamiento y desprecio a la ley santa de Dios.

Tomo una frase del gran predicador Tim Keller: “Somos más pecadores de lo que realmente

pensamos, pero somos más amados de lo que creemos.”.

Este salmo es tremendamente grafico acerca de cómo el creyente verdadero reacciona ante su

traición a Dios, como es movido a un arrepentimiento genuino por la obra del Espíritu Santo.

Este salmo está considerado dentro de la sección llamada los salmos penitenciales, compuesto por

David luego de que el profeta Nathan le reprendiera por su horrendo pecado cometido con la

mujer de su prójimo Urías.

David había perdido el gozo de la salvación, su vida se hundió en amargura, él no busco justificar

su conducta, es la cordura que vuelve a su mente luego se serle completamente borrada su

capacidad de razonar ante la maldad, conducido por su deseo de mal, que arrecio con ímpetu al

descuidar su vida devocional a Dios. En momentos de ocio espiritual somos más vulnerables al mal

que mora en nuestro ser, si no lo mantenemos ahogado con oración, devoción y una vida de

práctica de la santidad podemos ser arrastrados por nuestras propias concupiscencias.

Pero la Gracia de Dios nunca falla, nunca deja de sostenernos, y la confesión de David es la guía de

como un hombre puede caer, pero puede ser levantado de su pecado.

1.- Por la Gracia de Dios clamamos por perdón.

David aquejado por su pecado, acude a Dios con un corazón quebrantado buscando el perdón del

Señor.

Comienza con una petición muy particular, “ten piedad de mí”, la expresión piedad en el hebreo

quiere decir, inclínate a escuchar a alguien inferior a ti,” ten compasión de mi”.

David reconoce que Dios es alguien infinitamente superior en toda su naturaleza y atributos y él es

alguien definitivamente inferior. Vuelve a hacer referencia a la grandeza de Dios en contraste con

su pequeñez al pedir que su compasión sea conforme a su misericordia. Un Dios tan grande puede

tener gran misericordia.

Notemos que su clamor está basado en un conocimiento de la persona de Dios, esto es una obra

propia de la Gracia, la auto revelación de Dios a los que ha escogido es garantía de perdón pues en

su Palabra sabemos que su obrar es de magnanimidad, él se da a conocer como un Dios amplio en

misericordia.

18Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión,

aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres

sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos. Números 14.18

David se aferra a la revelación como fuente de esperanza, y por eso su clamor por perdón va

ligado a que Dios obre en su favor, pero ese favor no está enfocado en una restitución de su honor

personal o a un escape de las consecuencias temporales que le puede acarrear la maldad

cometida, la mayor necesidad de David están centradas en su relación con Dios, el por sobretodo

no quiere perder a Dios en su vida. El dolor más profundo en el corazón de un creyente que ha

pecado es ver que su comunión con Dios se ha fracturado.

Por eso ora por una obra de Dios en el:

.- Que borre sus rebeliones

.- Lave más y más de su maldad

.- Que lo limpie de su pecado

Un verdadero arrepentimiento siempre estará centrado en la relación con Dios, como más de una

vez lo hemos dicho, no se trata de simple remordimiento, o vergüenza es una desesperada

condición de búsqueda del favor de Dios aunque eso implique una total humillación de parte del

hombre, David está pidiendo a Dios que lo lave, en hebreo ese verbo es kabas, que representa la

acción de poner algo sucio bajo los pies y pisotearlo fuertemente una y otra vez hasta sacar la

mugre de entre las telas, una forma de lavar la ropa muy propia de oriente.

La gracia de Dios siempre obrara en la mente del hombre dándole una sed y hambre por Dios tan

grande que no será prioritario el orgullo humano con tal de alcanzar perdón. Pues no se busca un

perdón temporal ni tampoco aquel creyente verdadero puede considerar la reincidencia en su

maldad, una vez aprendida la lección David pide al Señor que lo limpie más y más de su maldad, en

hebreo el verbo tajer, significa dejar algo tan limpio que llegue a brillar, figurativamente está

pidiendo que Dios que restaure en el pureza moral, sabe que Dios tiene el poder le restablecerle a

una condición en la que pueda tener nuevamente comunión con El.

La Gracia de Dios es la que nos lleva a doblegar nuestras vidas cuando hemos fallado, si no fuera

por esa obra de Dios estaríamos aun de pie en medio de un pantano de soberbia, no desearíamos

ni buscaríamos perdón, como muchos hombres que hacen de la maldad su hábitat, no les interesa

ni les preocupa su condición ante Dios, pero nosotros temblamos ante un juez implacable y

perfecto que escudriña nuestros corazones, al cual no podemos engañar. Pero su gracia abunda y

nos lleva al quebrantamiento para perdón.

2.- Por la Gracia de Dios sabemos quiénes somos y quien es Dios

David acaba de vivir el más grande fracaso de su vida y no fue contra un ejército de filisteos o

contra un gigante, fue contra sí mismo.

El continúa su oración llena de dolor y sinceridad reconociendo su culpa y absoluta

responsabilidad en todo su pecado. Esa culpa no le deja, pero sentir culpa en cierta forma es sano,

suena extraño, pero sería más peligroso pecar y no sentir el aguijón de la culpabilidad, pues así es

el patrón de comportamiento del hombre natural, no sentir culpa, auto justificarse, y si es posible

gloriarse de la maldad cometida. En fin, es esperanzador sentir culpa, como lo expresa David, mi

pecado esta siempre delante de mí, pues una conciencia que está constantemente recordándole

su mal a alguien es una conciencia viva. Los hombres naturales pecan y pecan y no tienen ningún

tipo de remordimiento, más aun cuando ese pecado es “legal”, y hoy para legalizar algo en nuestra

sociedad solo basta que eso produzca placer.

David es llevado a un reconocimiento de su condición y débil naturaleza y Lo más notable de este

versículo es que, al haber pecado directamente contra Urías y su mujer Betsabé, diga a Dios:

«contra ti solo he pecado»; pues está en total conformidad con la mentalidad bíblica de que todo

pecado, aun contra el prójimo, es, ante todo y primordialmente, una ofensa a Dios, por ser una

transgresión de su santa ley.

David reconoce que sus obras han sido reprobadas por Dios pues han sido un acto de directa

rebeldía contra El, por lo tanto no puede esperar sino rechazo. Además admite que la justicia de

Dios no puede obviarse, pues Dios es justo y debe ser reconocido como tal siempre, Dios no es

sobornable ni mira para el lado aun cuando uno de sus hijos más ilustres es el infractor. El pecado

siempre exigirá castigo, así es la ley.

He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el

alma que pecare, esa morirá. Ezequiel 18.4

Confiesa su congénita corrupción (v. 5): « en maldad he sido formado». Aquí dice que fue formado

(o, más exactamente, que fue dado a luz) en iniquidad, para dar a entender que, desde su

nacimiento, estaba inclinado al pecado. No es así como salió el hombre de las manos de Dios,

pero, desde la caída original, cada uno de nosotros viene a este mundo con una naturaleza

corrompida, degenerada de su prístina pureza y rectitud. Esto es lo que llamamos pecado original,

porque es tan antiguo como el origen del pecado primero y porque es el origen de todas nuestras

actuales transgresiones. Es algo que nos inclina, desde la cuna, a ir contra la ley de Dios.

El hombre no se hace pecador porque comete pecado, el hombre comete pecado porque es

pecador, entonces ¿Que esperanza tiene el hombre si por naturaleza es un rebelde y obrara

siempre contra Dios y como consecuencia solo puede esperar la justa ira de Dios contra él?

Solo puede esperar en la Gracia de Dios, esa buena voluntad de Dios que hace que un pecador

ciego pueda ver, y comprender lo que de otra forma nunca podría entender. Es todo por una obra

de Dios:

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,

Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

La verdad y la sabiduría contribuyen grandemente a hacer de un hombre un buen hombre y esto

nunca lo podrá producir solo el hombre, todo aprecio por la verdad y todo destello de sabiduría en

el hombre provienen de una obra de Dios, de hecho el hombre es incapaz de comprender la

verdad de Dios, podrá explicar cómo funciona un átomo, o un intrincado mecanismo, pero nunca

podrá apreciar la justicia de Dios, y esto no por falta de oportunidad o de testimonio, sino porque

la ignorancia espiritual es propia de su condición caída en total depravidad.

2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,

Para ver si había algún entendido,

Que buscara a Dios.

3 Todos se desviaron, a una se han corrompido;

No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Salmo 14.2-3

Por eso nunca una religión falsa podrá llevar al hombre a la seguridad eterna, sino que lo sumirá

más y más en la incertidumbre que produce la confianza en sus propias obras, el hombre debe

buscar a Dios, pero por si solo nunca le buscara y estará irremediablemente condenado, pero

nuestro maravilloso y sabio Dios quiso glorificar su misericordia al obrar en nuestros corazones

para que le buscáremos.

37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Juan 6.37

Lo que Dios requiere de nosotros lo obra Él mismo en nosotros.

Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Filipenses 2.13

La huella de la obra de la Gracia de Dios en nosotros va desde el momento en que nuestro

entendimiento es iluminado y podemos dimensionar realmente la gravedad de nuestros actos y

luego continúa poniendo en nosotros la sabiduría que hace al pecador temer a Dios y correr en

busca de reconciliación con El. Esto no puede ser logrado sino solo por iniciativa de Dios.

Si no fuera por la Gracia de Dios todos nosotros todavía estaríamos corriendo locamente hacia la

muerte eterna, ¡maravillosa Gracia que nos mostró el peligro pero que también nos mostro la

cruz, donde Cristo pago nuestra condena. Cuán grande es el amor de Dios, cuan asombrosa es su

Gracia!!

David era consciente de que su corazón estaba ahora recto con respecto a Dios, pues estaba

arrepentido y, por tanto, no dudaba de que era aceptado por Dios y esperaba que Dios le

capacitaría para hacer buenas sus resoluciones y, para ello, le haría conocer la sabiduría necesaria

para discernir y evitar en lo sucesivo los designios del tentador. Hoy somos guiados en nuestro

caminar, el Espíritu Santo nos guía a toda verdad y a toda justicia, o sea nos va mostrando lo que

Dios aprueba y lo que Dios rechaza a través de una comprensión de la sabiduría y verdad de Dios

revelada por las Escrituras y por eso podemos estar seguros que no por nuestras fuerzas sino por

su gracia podemos tener entrada en su reino.

3.-Por la gracia de Dios hoy tenemos esperanza

En los días más oscuros de la vida de David, él fue testigo de uno de los más grandes milagros de

Dios, el milagro del perdón.

Ruega a Dios que le limpie de sus pecados y de la contaminación que ha contraído con ellos (v. 7):

«Purifícame con hisopo». La expresión alude a la ceremonia legal de purificar a quien ha tenido

contacto con un cadáver (Nm. 19:6) o al leproso (Lv. 14:4). Con un ramo de hisopo se rociaba a la

persona con agua o con sangre (o con ambas), y así era descargada de las restricciones que la

contaminación. Así es como David desea ser purificado para restablecer la comunión con Dios, el

pedía que Dios le purificara para poder estar otra vez en sus atrios.

Además confía en la obra perfecta e integra de Dios al perdonar a uno de sus hijos, una total

restitución de su condición ante él, una vez que el pecado, la amarga raíz de la tristeza, ha sido

arrancada, puede pedir con fe: «Hazme oír gozo y alegría». El dolor de un corazón

verdaderamente quebrantado por el pecado bien puede compararse al de un hueso quebrado y el

mismo Espíritu que golpea y hiere, también cura y venda.

11 ¿Por qué te abates, alma mía,

y por qué te turbas dentro de mí?

Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez.

¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! Salmo 42.11

Ese consuelo, el gozo y la alegría no provienen de ser librado de las consecuencias del pecado, sino

por la condición en que el hombre por la Gracia queda ante Dios, Dios no mira más la falta de sus

hijos ni condenara por algo que ya perdono, el legalmente ve todas las faltas como canceladas,

Nuestro Dios es poderoso para perdonar,

22Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo

te redimí. Isaías 44.22

David pide que Dios obre profundamente en su ser, confirmando su perdón a través de una obra

regeneradora, que transforme con su poder todo vestigio de carnalidad que quede en su persona

«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu firme (esto es, que sepa resistir los

embates de la tentación) dentro de mí». Pide firmeza y constancia, pues había experimentado

antes gran inconstancia e inconsistencia en sí mismo. Por eso decimos los cristianos somos

perdonados no para reincidir sino para crecer ante Dios en carácter santo.

Luego lleva su clamor a una restauración total de la comunión con Dios al pedir: No me eches de

delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu

noble me sustente.

No me eches de delante de ti como si me aborrecieses, como un cortesano que ha incurrido en el

desagrado de su soberano y es excluido de su presencia, y no retires de mí tu santo Espíritu».

Estamos perdidos si Dios retira de nosotros el Espíritu Santo. David conocía bien esto por la triste

experiencia de Saúl.

Y ora por la restitución de la única y gran fuente de gozo del hombre, el perdón de Dios, el saberse

salvado y en comunión con Dios

Esto se cumple perfectamente en el pacto de gracia pues es la sangre de Cristo, llamada en

Hebreos 12:24 «la sangre del rociamiento», la que purifica nuestras conciencias de obras muertas

(He. 9:14), es decir, de culpas que nos separan de la comunión con Dios como por el contacto de

un cadáver, de manera semejante a la separación de los atrios de la casa de Dios en la

dispensación de la ley, Hoy la gracia de Dios actúa en medio de los creyentes, los creyentes

pueden pecar, hasta no ser glorificados estaremos siempre propensos al pecado, pero la Gracia de

Dios no nos dejara permanecer en esa condición, estará llevándonos constantemente al

quebrantamiento por nuestra maldad. Al que no siente sed ni sufre por estar lejos de Dios le

tengo una mala noticia: estás muerto, pero si hoy tus faltas te agobian y sufres anhelando la

comunión con Dios ese maravilloso privilegio de tener a Dios como compañía todos los días, te

animo a clamar por perdón, a los que añoran tiempos que fueron mejores en su peregrinar con

Cristo, no te detengas en la búsqueda del perdón, su Espíritu Santo te constriñe, no te detengas,

su Gracia te ha traído hasta aquí para restaurar tu corazón, esos huesos abatidos serán sanados,

ese corazón sombrío volverá a tener gozo y su Espíritu volverá a hacer de tu corazón su habitación.

Esa es la Gracia soberana de Dios actuando en medio de sus hijos.

Relatos de la Gracia Soberana, la vida de fe una obra de Dios.

2 Corintios 4.7-17

7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no

de nosotros, 8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no

desesperados; 9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10llevando

en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se

manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a

muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne

mortal. 12De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.

13Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual

hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14sabiendo que el que resucitó

al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con

vosotros. 15Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la

gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.

16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el

interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación momentánea

produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros

las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las

que no se ven son eternas.

Hemos venido compartiendo estas semanas como Dios está presente en la vida de sus hijos, como

los escogidos son guardados por Dios en toda la carrera de la vida.

Conocimos la obra de Dios en la salvación, la transformación de Pablo, vimos a David quebrantado

por su pecado y como la Gracia de Dios obro allí, no dejándolo ahogarse en su maldad sino que fue

conducido al arrepentimiento. Hoy quiero invitarles a reflexionar como la Gracia de Dios está

presente también en los momentos de aflicción de esta vida temporal.

Pablo ha defendido su ministerio ante los cuestionamientos de los Corintios, quienes le acusaban

de no ser sincero en su ministerio, respondiendo que nunca ha predicado por interés, ocultando

su real condición de vida, él está consciente de que Dios le ha llamado, y le ha dado este

ministerio, por misericordia, lo que le impide desmayar, esto quiere decir que él ha llegado a

sentirse a tal punto apremiado, cual soldado rodeado en el campo de batalla.(v1), pero aun así no

se rendido.

Los hijos de Dios no estamos exentos de sufrimientos en la vida, como vimos la semana pasada,

que no estamos libres del pecado, hoy veremos que aun viviendo en santidad no estamos libres

del sufrimiento, pero nuevamente la Gracia de Dios está presente en nuestras vidas, en los

momentos más oscuros y difíciles solo la Gracia de Dios nos puede sostener.

Ante esta realidad podemos tener total seguridad que Dios guarda a los suyos, el manifiesta su

obra y propósitos en nosotros y ese obrar nos da seguridad, que nuestra carne puede ser desecha

pero aun hemos de alabar a Dios, pues el dolor o el quebrantamiento de las circunstancias que

vivamos puede matar nuestro cuerpo pero nunca podrá quitarnos la convicción de tener a Dios,

pues su Gracia nos sostiene.

1.- La permanente realidad que rodea nuestra naturaleza humana y la permanente realidad de

la presencia de Dios en nuestras vidas.

Continuando la defensa de su apostolado Pablo, quiere hacer entender a sus detractores que las

principales marcas de su llamamiento no es el éxito terrenal, si no que continuando la paradoja de

la vida cristiana declarada por Cristo en el sermón del monte, su falta de éxito temporal, es el sello

de que Dios está presente en su vida.

¿Cómo alguien que dice ser llamado por Dios sufre tanto?, La respuesta la da Pablo en el primer

verso que acabamos de leer.

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no

de nosotros,

Este tesoro, es una referencia al versículo 1 de este capítulo, donde expone que el ministerio al

que fue llamado le fue concedido por misericordia, que se le permitió participar del evangelio no

por su habilidad o alguno de los muchos atributos intelectuales o sociales que de hecho Pablo

poseía de los cuales podía gloriarse, si él es apóstol y predicador es por la Gracia de Dios, esa

buena voluntad manifestada por el Soberano de todo hacia su vida solo porque él quiso.

Manifestó su misericordia al salvarlo y buscarlo cuando él no le buscaba, le encontró cuando iba

locamente hacia el pecado e interrumpió con poder su vida ajena a su verdad y le salvo.

Por lo tanto no hay otra forma de expresar lo que es ser llamado de Dios y la razón de su vida sino

como un tesoro, un depósito de riqueza que Dios quiso poner en él, su evangelio, el llamado de

Dios en un vaso de barro, lo único grande en su vida es Dios que le llamo. El sigue siendo barro, y

de acuerdo a la idea de Pablo en este texto él se refiere a una vasija que normalmente sería

destinada a usos viles, pero que Dios aun así quiso usar para poner algo excelente y poderoso en

su interior, el sigue siendo algo frágil, débil y vil, pero porta algo tan maravilloso y eterno, que le

llena de gozo aunque él no reciba ningún reconocimiento o gloria, pues esa expresión de

misericordia de Dios hace que la prioridad de su vida solo sea dar toda la Gloria a Dios.

Aunque la realidad que le ha tocado vivir en su ministerio cerca de 20 años ya predicando pueden

haber sido duras y especialmente en el ministerio de Corinto en menos de 6 años había

experimentado las fases más oscuras del ministerio, creo que más doloroso que los azotes de los

perseguidores son para un ministro del evangelio los sinsabores que provienen de dentro de la

misma iglesia. A tal punto fue cuestionado Pablo en Corinto, que incluso llegaron a poner en

dudad su apostolado, y como evidencia hicieron notar que sería difícil de creer que Dios respalda a

un ministro que más sufre que prospera en el ministerio.

Pablo argumenta que más que una permanente buena fortuna, el tesoro del evangelio en su vida

le garantiza algo mucho más maravilloso.

En una serie de cuatro frases paradójicas, el apóstol (vv. 8, 9) contrasta lo que le ocurre a una frágil

vasija de barro con la manifestación del sublime poder de Dios en las más difíciles circunstancias:

En cualquier situación, por penosa que sea, los hijos de Dios tienen en Él y de Él consuelo, ayuda y

fuerzas; siempre hay un «pero no» que hace llevadera, y aun consoladora, la situación más difícil y

peligrosa.

(A) atribulados en todo, mas no angustiados En el primer par de participios, parece ser que Pablo

tiene en mente la imagen de un soldado que se ve cercado de enemigos por todos los lados, pero

no le ponen en tal estrechura que le quiten toda libertad de acción. Es corriente en los Salmos la

metáfora de ser sacado a espacio amplio para indicar la liberación de un piadoso israelita, o del

propio salmista, de la estrechura en que le habían puesto sus enemigos.

(B) en apuros, mas no desesperados En el segundo par se comparan dos verbos de la misma raíz,

siendo el segundo compuesto del primero (gr. aporúmenoi all’ ouk exaporúmenoi). El primero

indica perplejidad; el segundo lleva esta perplejidad hasta la desesperación. «El énfasis recae en

los limitados medios que, humanamente hablando, estaban al alcance de Pablo. Se halla sin las

adecuadas provisiones, pero no del todo» (Tasker).

(C) perseguidos, mas no desamparados El tercer par nos presenta al apóstol como a un

perseguido que se está a punto de ser cazado, pero no hasta el punto de sentirse desamparado (el

mismo verbo de Mt. 27:46; Mr. 15:34).

(D) derribados, pero no destruidos En el último par vemos el contraste entre ser echado abajo

(lit.) esto es, derribado en tierra, y el no ser destruido (gri apóllumi).

Pablo está absolutamente consciente de su condición natural, limitada y frágil, el ser un como vaso

de barro, con todas las tristes realidades que se manifiestan, principalmente en dolor, fatiga,

tristeza, que no son otra cosa que el medio para hacer más fuerte el contraste que resaltara la

Gracia de Dios en su vida. Pues a pesar de las circunstancias: atribulado, en apuros, perseguido y

derribado, nunca llego al extremo total de la desgracia sino que siempre hubo un límite que

impidió una desgracia más grande, y todo esto es por la gracia de Dios que preserva.

Dios nos ha salvado y nos guardara en salvación eternamente, y aun es más la Gracia será nuestro

sustento que no permitirá que nuestra muerte llegue antes de nuestro tiempo, si bien la Gracia de

Dios opera principalmente para la vida eterna, también se manifiesta en nuestro tiempo de vida

en la morada terrestre. Nunca Dios permitirá que algo pueda llegar a tal punto de calamidad en

nuestras vidas si eso va contra sus propósitos en nosotros. Notemos que nunca seremos

desamparados, nunca Dios quitara su rostro de favor hacia nosotros. Cristo fue desamparado en la

cruz para nosotros siempre tuviéramos la compañía de nuestro Dios con nosotros. Nuestra

naturaleza limitada permite que tengamos una permanente conciencia de la Gracia de Dios en

nuestras vidas, somos unos simples vasos de barro que no tenemos poder por nosotros mismos

sino que todo lo bueno que nos alcance es por Dios que vive en nosotros Nuestros cuerpos

perecederos están sujetos al pecado y al sufrimiento pero Dios nunca nos abandona. Como Cristo

obtuvo la victoria sobre la muerte, tenemos vida eterna. Todos nuestros riesgos, humillaciones y

pruebas son oportunidades para demostrar el poder y la presencia de Cristo en y a través de

nosotros.

2.- La gracia de Dios permite morir para seguir viviendo.

Pablo continua demostrando que a pesar de todo lo que pudiese sufrir, su debilidad no lo limitaba

en su caminar de obediencia a Dios, sino que le permitía ganar más de Dios en él. Da razones del

porque aun en medio de situaciones extremas él vive para Cristo.

Entregados a muerte es la transferencia de un condenado cuando sale de la cárcel para ser

ejecutado, esto era algo absolutamente probable en el contexto de Pablo, pero aun así, él podía

constatar la obra de Dios en su vida.

Paradójicamente en el evangelio se advierte que para ganar la vida primero hay que perderla. Esta

sentencia Pablo la está viviendo, el por la gracia de Dios lleva siempre en su cuerpo la muerte de

Cristo, esto significa que su vida está regida por el constante morir a sí mismo, soportando todo

sufrimiento y viviendo en medio de cualquier oposición a costa de que su yo muera con tal de que

Cristo en su debilidad sea magnificado.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora

vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Gálatas 2.20

La Gracia soberana actúa en la vida del cristiano logrando que aquello que de otra manera seria

imposible de lograr, hacer morir el dominio de la carne en el hombre, a través de circunstancias

que para el común de la gente son contradictorias, pero por la gracia de Dios logran darle un

propósito mayor de vida.

Esto Dios lo trabaja a través del sufrimiento, justamente ese sufrimiento en la vida de Pablo fue un

punto de cuestionamiento al discipulado de Pablo. Pero en medio de aquello que el hombre

natural no comprende Jesús manifestaba su vida en él. Era posible distinguir a Cristo en la vida de

Pablo, porque a pesar de toda oposición el seguía en pie, o si caía se levantaba, porque como

llevaba la muerte de Cristo en su cuerpo, recibía fortaleza de aquel que había resucitado y ahora

vivía en El, por lo tanto. Aun en medio de cualquier sufrimiento siempre habrá victoria para los

que mueren para sí y viven para Cristo.

Los creyentes deben consolarse que cuando a veces su carne se ve aguijoneada por el dolor de

alguna prueba o circunstancia triste esto producirá en ellos una imagen mejor lograda de Cristo, se

les verá como a hombres de fe inquebrantable, que pueden adorar en medio del dolor, que su fe

no es algo artificial sino que es algo vivo que Dios ha entregado a sus escogidos. No temamos ante

las tristezas Dios siempre lograra algo para su gloria a través de aquello.

3.- Somos sostenidos por la Gracia de Dios, nunca seremos abandonados

Pablo dirigiéndose ya al final de su argumentación el da testimonio que su convicción nunca se vio

alterada por las pruebas. El cita un texto de los salmos 116.1

Creí; por tanto hablé, Estando afligido en gran manera. Salmo 116.10

Esto no es una mera confesión positiva, sino una absoluta confianza en la Palabra de Dios, aquello

que creyó, nunca será silenciado en él, Pablo no buscaba la aprobación de los hombres, algo que

podría haber logrado con facilidad si hubiera acomodado el mensaje ahorrándose muchos

sinsabores, pero su fe, le sostenía, no solo proveyéndole confianza, sino también convicción que

en medio de toda persecución y angustia.

La convicción que Pablo menciona como sustento de su vida, es primero la resurrección de Cristo,

donde el poder de Dios obro levantándolo de entre los muertos también obrara levantándole a el

cuándo lo necesite. Esperanza no podía estar mejor fundada, ya que el Dios que resucitó a Cristo,

la cabeza, también había de resucitar a los miembros.

La otra convicción presente en el corazón de Pablo es que no hay sufrimiento en vano en la causa

de Cristo, si su sufrimiento era útil para llevar el mensaje de salvación, entonces él estaba

dispuesto a soportarlo, todo provechosa para cosecha, porque no se trata del poder humano

operando en el reino de los cielos, sino el Poder de Cristo y su Palabra que nunca volverá vacía y

que se manifestara siempre como algo útil.

Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las

aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; Colosenses 1.24

La gracia de Dios provee amor para sobrellevar las aflicciones y nos da un propósito mayor e

irresistible que nos sostiene en todo tiempo sea de sol, o sea tormenta, la claridad de que ya no

vivimos para nosotros mismos sino para la Gloria de Dios le da sentido a todo.

Ante esta convicción, no hay tiempo para desmayar a pesar de que nuestra carne se va

desgastando, los años van pasando y las pruebas dejan cicatrices en nuestra carne, no

renunciaremos porque nuestras vidas no se sostienen en nuestras fuerzas sino que se sostienen

en Dios que por su Gracia nos guarda y nos tiene en pie, hasta en día de nuestra glorificación.

La vida de fe es una obra de Dios, por lo cual Dios guarda a su iglesia y la sostiene y aunque los

padecimientos vienen, son momentáneos, la gloria que nos espera no tiene comparación a los

sufrimientos temporales. Por lo tanto confiemos que la Dios en su soberanía decidió guardarnos

en esta travesía hacia el cielo, no nos abandonara nunca, siempre nos sostendrá, si hasta aquí

hemos llegado solo fue por su Gracia.

13sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también

en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría 1 Pedro 4.13

Relatos de la Gracia Soberana, fuerzas para ser fieles

Hebreos 4:14-16

14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,

retengamos nuestra profesión. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda

compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra

semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para

alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Como la gracia de Dios se manifiesta en nuestro favor constantemente, nos debe alentar en

nuestras vidas.

Hemos visto que la Gracia de Dios se manifiesta al convertir un incrédulo en creyente, al llevar al

creyente que ha pecado al arrepentimiento y al sostener al creyente en el sufrimiento. Podemos

vivir nuestras vidas en completa seguridad porque por la Gracia de Dios hoy mismo en este

minuto, cada uno de nosotros cuenta con una intercesión eficaz que nos guarda hasta la

eternidad.

El autor que escribe la carta a los hebreos, le escribe a alguna comunidad de judíos que se habían

convertido al cristianismo, algunos con todo el corazón, pero también hay otros que habían

aceptado intelectualmente el cristianismo y a otro grupo de hombres que definitivamente sentían

alguna cercanía con los planteamientos del cristianismo pero no tenían ningún compromiso de

vida con él. Todos viviendo circunstancias de persecución. Por eso el escritor escribe para alentar a

estos grupos de hermanos a permanecer en la fe, ya que las persecuciones habían comenzado y

muchos judíos se verían tentados a librarse del dolor y la perdida material si solo renunciaran al

cristianismo y volvieran al judaísmo farisaico tradicional, el cual no sufría de ninguna persecución

pues estaba aprobado por las autoridades judías y romanas. Pero el autor advierte que Jesús es

mejor y superior a todo lo que el judaísmo ofrece, y para eso usa una serie de elementos que son

propios de la cultura religiosa judía, elementos que no podrían ser entendidos y aplicados por

gentiles y da a entender que cada elemento representativo de la religión judía es una tipología de

Jesucristo, el cual fue anunciado y deseado por cada santo varón de los tiempos antiguos, por lo

tanto aun a pesar de la persecución debían permanecer firmes y los que se veían tentados a

deslizarse por su inmadurez, debían saber que no es cosa fácil, haber sido expuesto al evangelio,

para luego descuidar ese llamamiento, pues Dios no les tratara como a inocentes.

Inserto en este contexto, hace un llamado a no abandonar la fe y da una advertencia acerca del

escrutinio de los corazones que Dios hace a través de su Santa Palabra, anima a no desalentarse y

a mantener la profesión de fe, esa respuesta del hombre a Dios que es salvo por Gracia.

No debemos desmayar ni sentirnos olvidados en ningún momento, tenemos todo en Cristo, su

obra eterna a nuestro favor y eso nos debe sostener y llevar a una vida plena de fe permanente.

Sabemos que muchas veces tememos fallar, no terminar la carrera, quizás caer, sobre todo

cuando las circunstancias son adversas, tememos que se repita con nosotros lo que ocurrió con

tantos israelitas que no confiaron en la promesa de Dios de la tierra prometida y sembraron el

desierto con sus cadáveres… pero la Gracia de Dios es suficiente para sostenernos día a día, lo que

nos toca a nosotros es guardar nuestra profesión de fe, que es la parte más fácil de la tarea, Cristo

ha logrado la victoria total para nosotros.

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que

prometió. Hebreos 10.23

Cuando se habla de profesión de fe en gr significa jomologueo que “es confesión, decir lo mismo»

La «confesión» es el testimonio de vida del creyente acerca de su fe en Cristo y su fidelidad para

vivir por Cristo y obtener la bendición prometida, por eso en la vida cristiana no es victorioso el

que más se esfuerza, sino el que más confía, pues nuestro Señor es el provee todo lo que

necesitamos para vivir en perseverancia. La gracia de Dios nos da la fuerza para ser fieles. La obra

sacerdotal de nuestro Señor es nuestra garantía.

1.- Nuestro Señor traspaso los cielos.

Decíamos que el libro de hebreos contiene los anti tipos de varias tipologías mesiánicas

manifestadas en el libro de Levíticos, principalmente, relacionadas con el ministerio sacerdotal, y

que podrían ayudar al lector de esta carta a entender por qué ellos debían afirmarse en la obra de

la Gracia. Según este libro, si Cristo es superior a los ángeles, a Moisés, a Josué y más adelante en

el capítulo 5 a Aarón, ellos a pesar del tiempo de pruebas que enfrentaban podrían mantener la

evidencia de haber sido salvados y con ello una convicción de la obra permanente de Cristo desde

la eternidad para favorecer a sus hijos.

¿Por qué el autor de Hebreos cita a toda la galería de los héroes de la fe? porque cada uno de ellos

había perdido algo de esta vida terrenal por aferrarse a una gracia futura, a una promesa por

venir, y por ese ejemplo, cuanto más ellos los destinatarios de esta carta, debían ser fieles, debían

ser resueltos, debían ser perseverantes en retener su profesión de fe, pues para ellos la promesa

dejo de ser promesa y se había tornado en realidad. El anhelado de los héroes de la fe, había sido

dado como cordero de sacrificio para pagar sus deudas y para llevarlos de la esclavitud a la

libertad. Habían ganado en Cristo mucho más de lo que perderían por Cristo.

El anti tipo se da primero es donde al Señor se le señala como “nuestro Gran Sumo Sacerdote”

quien traspaso los cielos, haciendo alusión al día de la expiación, donde el sumo sacerdote debía

traspasar todos los atrios del tabernáculo: el atrio exterior, el lugar santo hasta llegar al lugar

santísimo para ofrecer la propiciación por el pueblo y reconciliarlo con Dios. Cristo al levantarse de

entre los muertos y ser llevado en gloria a las alturas ante la mirada atónita de todos sus

discípulos, traspaso todos los cielos y se presentó como El sacrificio perfecto y permanente por los

pecados de los hombres, y ofició reconciliación entre el pecador arrepentido y Dios y tomo el lugar

santísimo en el santuario celestial, para suplir de una vez y para siempre la necesidad de sacrificio

por el pecado, aquí en esta declaración, las palabras de la cruz “consumado es” adquieren un

sentido eterno.

Continuamos revisando que Nuestro Gran Sumo Sacerdote es llamado “Jesús, el hijo de Dios”, El

uso de este título es significativo porque tiene una intención maravillosa cada vez que se une los

títulos: humano “Jesús” y divino “El Hijo de Dios”, es para hacer referencia la sacrificio expiatorio

de Cristo por los pecados de su pueblo. Se hace mención al mediador entre Dios y los hombres. A

Jesús como nuestro justo y digno intercesor

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de

Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1.7

Cuando muchas veces sentimos que no seremos capaces de cumplir las expectativas del Señor y

nos sentimos tentados a caer, miremos con fe la obra que se ha hecho en nuestro favor, Jesús

pago por nuestros pecados, su sangre se llevó nuestras transgresiones y todos nuestros delitos

fueron purgados por El su muerte, ninguno de nosotros debe confiar en su propia fuerza para

mantenerse firme en la fe, pues nadie puede tener la osadía de atribuirse la habilidad suficiente

para no pecar, nuestra seguridad está en la obra de Cristo, el nos limpió de nuestros pecados, su

sangre tiene poder suficiente para hacernos puros, el cruzó los cielos, yo no, él fue al lugar

santísimo hoy yo puedo entrar porque Él, Jesús el Hijo de Dios, entró primero con sus manos, pies

y costados traspasados, dando testimonio de que su obra había sido consumada, el Juez estaba

satisfecho y yo perdonado.

Puedo sostenerme en la verdad de que Cristo con su muerte pago por mi reconciliación con Dios, y

me llevo donde yo no podía llegar.

2.- Un Sumo sacerdote compasivo

¿Cómo la mediación de Cristo puede ser tan eficaz? Porque tenemos un Sumo Sacerdote

completamente capacitado para compadecerse de nosotros, (gr acompañarnos en nuestros

sentimientos de dolor) esto porque el mismo sufrió lo que nosotros sufrimos. Tenemos un sumo

Sacerdote que conoce nuestras tentaciones y debilidades, que soportó las pruebas que nosotros

debemos soportar día a día.

Fue tentado en todo significa que él tuvo que pasar por diferentes tipos de pruebas, pero de todas

salió victorioso pues se declara “pero sin pecado”, mostrándonos que su victoria también es

nuestra.

4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al

mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de

Dios? 1 Juan 5.4

Nuestras mayores preocupaciones a veces son tan lejanas a lo realmente importante, ¿cuantos

cristianos oran para que Dios le dé la sabiduría y la fuerza espiritual para no fracasar y doblegarse

a la tentación? Pues debemos hacerlo, no confiando en que podemos vencer sino en que Cristo

venció. Las áreas de tentación son amplias.

15No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del

Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de

los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2.15-16

Desde esos tres flancos fueron tentados nuestros primeros padres y sucumbieron (v. Gn. 3:6,

«bueno para comer… agradable a los ojos… codiciable para alcanzar la sabiduría», ¡ser como Dios!,

según el consejo de la serpiente en el v. 5). Desde esos tres flancos fue tentado Jesús (v. Lc. 4:3–

12, «pan… poderío… «Ostentación vanidosa») y venció. Pero su victoria no le quita compasión,

sino que se la aumenta, al condescender desde la altura de su fuerza para ponerse al nivel de

nuestra debilidad… y socorrerla

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de

buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de

Cristo 2 Corintios 12.9

Tenemos un sumo Sacerdote que conoce nuestras tentaciones y debilidades, que soportó las

pruebas que nosotros debemos soportar y las venció. Cuando vienen los tiempos de prueba

necesitamos acudir al trono de la gracia por el auxilio que solamente Cristo puede dar. El autor de

esta carta pone esta exhortación aquí no sea que sus lectores por las circunstancias a las que

están expuestos se desanimen y digan: «¡Es imposible que sigamos adelante! Simplemente no

contamos con lo que se necesita!» ¡Por supuesto que no lo tenemos! ¡Ningún creyente tiene

fuerza suficiente para cruzar el Jordán y conquistar al enemigo! Pero tenemos un gran sumo

Sacerdote que tiene en abundancia misericordia y «gracia para ayudar en el momento preciso».

Tu Señor ya ha caminado por los mismos caminos tortuosos que tú vas transitando, ha subido los

mismos montes que tú debes subir, y ha cruzado el desierto que tendrás que cruzar, no hay lucha

que él no haya peleado y de la cual no haya salido victorioso, y como el venció dará victoria a

todos los que confíen en El.-

3.- Acerquémonos al trono de la Gracia

Continuando con la tipología del tabernáculo, la cual es muy recurrente en este libro, simplemente

el lugar del trono es identificable con el propiciatorio del antiguo testamento, donde se sentaba

Dios a gobernar sobre Israel desde donde hablaba a Moisés, y perdonaba los pecados del pueblo,

desde siempre este lugar era absolutamente inaccesible para el hombre, solo el sumo sacerdote

podía llegar hasta allá una vez al año, con el riesgo de morir si no estaba cubierto su pecado por la

sangre de un sacrificio acepto.

Pero aquí por los méritos de nuestro Sumo sacerdote podemos acercarnos confiadamente al trono

de la gracia. Muchos creyentes viven atemorizados ante la probabilidad de perder la salvación,

este texto nos da seguridad, el escritor está hablando a un grupo de creyentes que habían sido

alcanzados indudablemente por la Gracia de Dios y a los cuales se les alentaba a tomar un lugar

que estaría absolutamente vedado para un hombre caído en su naturaleza.

«La ley por medio de Moisés fue dada, más la gracia y la verdad vinieron por medio de

Jesucristo» (Jn 1.17).

Cristo es nuestra Propiciación el aplacó la ira santa de Dios que provocamos con nuestro pecado,

el bebió la copa por nosotros él fue molido y tenido por desechado para que nosotros podamos

habitar en el lugar santísimo permanentemente.

Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por

los de todo el mundo. 1 Juan 2.2

El lugar del trono de Gracia podemos hallar misericordia, o sea el perdón para nuestros pecados y

Gracia para el socorro oportuno, o sea la intervención de Dios a nuestro favor cuando vengan las

debilidades, las pruebas y la aflicción.

Cuando venimos a Él, lo hacemos a un trono de gracia, uno de favor, de compasión de amor de

paz con Dios, no a uno de juicio; y Él nos recibe, habla y fortalece. Porque ya no hay condenación

ni juicio para los que están en Cristo Jesús, su sangre es poderosa para hacernos salvos de una vez

para siempre. Nuestros temores deben quedar a un lado, Él es Poderoso para tomar a un inepto

que apenas puede caminar y hacerlo volar sobre sus alas. ¡Oh su Gracia, hermosa Gracia soberana!

él Señor nos quiso amar, perdonar, y rescatar cuando aun éramos pecadores, y aquí nos tiene

adorándole, reconociéndole en cada paso que damos en cada aliento, pues su sangre preciosa nos

ha lavado y redimido. Cuando nos sintamos débiles y cansados en el camino de la fe, Él ha ofrecido

renovación para nuestra fe en el caudal de su Gracia, allí saciará nuestra sed y nos dará fuerza para

ser fieles. Yo nunca lo dejaré, porque Él nunca me dejará

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