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    9Persona y sociedad / Uv al Hu

    Vol. XXIV / N 3 / 2010 / 9-29

    * Doctor en sociologa EHESS-Pars. Proesor de sociologa Universidad Pars Descartes, Facultad de Ciencias

    Humanas y Sociales Sorbonne; investigador en CERLIS-CNRS. E-mail: [email protected].

    L vu lg l gul

    Danilo Martuccelli*

    resUmen

    Este artculo parte por reconocer la creciente importancia del individuo para la com-

    prensin de las sociedades actuales a causa de la expansin de un proceso estructural de

    singularizacin, al mismo tiempo que subraya ciertos impassespresentes en la sociologa

    a la hora de estudiar la singularidad. En este contexto, y una vez ormuladas una serie de

    crticas a estas vas, el artculo presenta y desarrolla las maneras en que es posible desde la

    individuacin dar cuenta, por un lado, a escala del individuo, de las principales pruebas

    de un tipo de sociedad, y, por el otro, analizar concretamente las maneras como en este

    marco los individuos se singularizan.

    Pl lvIndividuo singularizacin individualizacin individuacin pruebas

    ivu: lg f gulz

    abstract

    Tis article rst ocuses on the signicant increase o the conception o the Individual in order

    to understand contemporary societies, because o the structural process o singularization,while emphasizing some impasses present in sociology to study the singular. In this context,

    the article presents and develops the ways in which it is possible to use individuation as

    a study strategy to give account, on the one hand, o the most relevant trials in a specic

    society, and on the other hand, to analyze how the individuals constitute themselves as

    singular subjects.

    KwIndividual singularization individualization individuation trials

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    10 La individuacin como macrosociologa de la sociedad singularista

    Danilo Martuccelli

    La tesis que sostiene que el individuo es una va relevante para entender las sociedadescontemporneas, ha adquirido una creciente importancia en las ciencias sociales. Sin

    embargo, si el individuo debe ser colocado en el vrtice del anlisis, ello no supone enabsoluto una reduccin del anlisis sociolgico al nivel del actor. Por el contrario, estasituacin plantea dos grandes interrogantes. Por un lado, es importante comprender porqu es preciso que la sociologa contempornea le otorgue una tal centralidad analtica;y por el otro, es indispensable sealar cul, de entre las distintas estrategias intelectualesposibles, es la ms idnea para responder a este reto histrico.

    Desarrollaremos este razonamiento en tres etapas. En un primer momento, presen-taremos rpidamente un conjunto plural de procesos estructurales de singularizacin(en la produccin industrial, las instituciones, la sociabilidad) que generan una nueva

    sensibilidad social que invita a acordar un inters particular a las experiencias individua-les a la hora de analizar los enmenos colectivos. En un segundo momento, y rente aesta realidad, subrayaremos ciertos lmites presentes en los estudios sobre la socializaciny la individualizacin. Por ltimo, en un tercer momento, nos esorzaremos en mostrarcmo desde la individuacin es posible desarrollar una perspectiva macrosociolgicasusceptible de responder a este desao.

    i. el p uul gulz

    Desde hace dcadas, las sociedades contemporneas han sido atravesadas por una ten-dencia estructural central de singularizacin. Un proceso que alimenta una sensibilidadsocial especca que desestabiliza muchas de las maneras habituales de practicar la so-ciologa y de comprender los enmenos sociales. La expansin de la singularidad enel mundo actual es el resultado no intencional, y sin embargo central, de un conjuntodispar de procesos estructurales (Martuccelli 2010). Dentro de los lmites de este art-culo, presentaremos rpidamente algunos de los principales actores estructurales que laengendran.

    1. Singularizaciones

    Comencemos por lo que ha sido, en el corazn de la sociedad industrial, uno de losprincipales actores de oposicin a la singularidad: el dominio de la produccin. rasun perodo de estandarizacin de productos (es necesario recordar laboutadede HenryFord al armar, en la dcada de 1930, que los americanos pueden comprar un autom-vil del color que quieran a condicin de que sea negro?), vivimos en sociedades que

    tienden a desestandarizar e incluso a personalizar los productos de consumo. La trans-ormacin es radical. El ordismo ue el reino de la produccin de masa estandarizada.El crecimiento de la productividad estuvo asociado a una economa de escala que oper

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    por homogeneizacin de los productos, descalicacin del trabajo, salarios uniormes y,por supuesto, un consumo masivo de productos estandarizados.

    Progresivamente hemos roto con este universo. El movimiento es bien visible, porejemplo, y para seguir en el ramo de la produccin, en la industria automovilstica enla que la combinacin de piezas o de accesorios dentro de ciertos lmites tcnicosincrementa la dierenciacin de los productos ms all, por supuesto, de la simpleexpansin de las gamas cromticas. Pero es sin duda en los servicios donde la economade las singularidades se desarrolla (Karpic 2007), a travs de una uerte personalizacinde la actividad econmica.

    Este cambio a nivel de la produccin encuentra por supuesto su corolario a niveldel consumo. La dialctica de un nuevo cuo se instaura: es necesario que la indus-

    tria detecte acompae y oriente la volatilidad de los consumidores, lo que implicala produccin de pequeas gamas, en constante renovacin, lo que a su vez acenta ladierenciacin entre los consumidores. Para satisacer en verdad, para coproducir estademanda cada vez ms singular, la industria se ha visto obligada a revolucionar sus mo-dos de produccin, aumentando sus capacidades de reactividad rente a la fuctuacinde la demanda (Coriat 1991). Este proceso conduce a su vez a una serie de cambios conel n de aumentar la oerta a la que cada cliente tiene acceso, algo que el e-comercio,las compras por catlogo y sobre todo en la net, han incrementado considerablemente.La diversicacin de la produccin de masa se articula con prcticas de consumo ms

    singulares.Sin embargo, no es suciente producir pequeas series, sin stocksexcesivos o pro-

    ductos dierenciados adaptados a los gustos variables de los consumidores. ambin espreciso actuar en los dos extremos de la demanda. Por un lado, se trata de prolongar ellazo con el cliente tras la venta, o sea, una vez que la compra ha sido eectuada hay quedelizarlo, aprender a conocerlo mejor con el n de garantizar una personalizacin delservicio. Por otro lado, en el origen de la demanda, tambin es preciso escrutar la per-sonalidad del consumidor, con el n de dirigirle una publicidad personalizada, lo queestimula la generalizacin de nuevas tcnicas de estudio como por ejemplo el estudiominucioso de las prcticas de consumo de los clientes a partir de los ticketsde caja de unsupermercado, y todo lo que estos revelan de cada uno de nosotros (solteros o viviendoen amilia, enermedades, nivel de ingreso, dietas, prcticas religiosas). La singulariza-cin trabaja en concierto con la masicacin.

    Se trata de una nueva revolucin industrial en el corazn del capitalismo contempo-rneo (Womack et al. 1992, Veltz 2000), insucientemente reconocida por una crticaque se centra exclusivamente en las derivas nancieras. Ayer, la produccin industrialue un poderoso actor de homogeneidad y masicacin; hoy, ella es una de las uentes

    estructurales de expansin de la singularidad. La dicultad en comprender esta transor-macin proviene de la asociacin exclusiva que tiende a establecerse entre la singularidady una etapa particular de la produccin el artesanado, lo que impide ver hasta qu

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    punto nuestra poca asiste, luego de una primera y larga ase de industrializacin demasa, a un nuevo avatar en la produccin industrial de la singularidad.

    Lo que es constatable a nivel de la produccin industrial tambin lo es a nivelde las instituciones. Muchas de entre ellas prescriben cada vez ms a los individuosreapropiarse de su pasado (bajo la orma de balances de competencias o entrevistasbiogrcas), con el n de responsabilizar a los actores de sus dicultades o racasos ascomo a administrarles ayudas personalizadas. Estas prcticas son particularmente ac-tivas en los servicios sociales, en donde se asiste desde hace varias dcadas a una uertepersonalizacin de las intervenciones, ya sea a travs de los protocolos individualizadosde acompaamiento de los enermos o en tanto que ideal pedaggico (la pedagogadierenciada).

    Esta transormacin trae consecuencias importantes en lo que concierne a nuestrarelacin con las organizaciones. Ah donde tradicionalmente se trataba de asegurar latranserencia de competencias personales hacia la organizacin, muchos actores vivenhoy en da en organizaciones que uncionan al revs. Durante siglos, recordmoslo, laprincipal preocupacin del pensamiento poltico ue orientar el uncionamiento de lavida social desde los actores hacia las instituciones. Lo importante no era la existenciade individuos virtuosos sino la construccin de instituciones justas. La vida social debaapoyarse sobre organizaciones racionalizadas y ecaces. El proceso de singularizacin alcual asistimos impone progresivamente un principio dierente: se trata de buscar tam-

    bin las maneras de asegurar la continuidad organizacional sobre las singularidades in-dividuales. La importancia de las nociones de proyecto, implicacin, excelencia,peror-mance, ms all de sus aspectos ideolgicos, testimonian esta inversin managerial lasorganizaciones deber ser sostenidas desde los esuerzos individuales. Muchas organiza-ciones se convierten, as, en sus componentes administrativos (equipos, programas),en realidades biodegradables puesto que dependen de las temporalidades de implicacinde los actores individuales.

    Bajo la impronta de la expansin de la singularidad, progresivamente todas las rela-ciones sociales son percibidas y reducidas a relaciones humanas, esto es, entendidasnicamente como relaciones entre individuos (un aspecto particularmente bien abor-dado en la novela rancesa contempornea, cr. Barrre y Martuccelli 2009). La percep-cin de la vida social no cesa de personalizarse: los confictos de inters se conviertenen problemas entre personas. Esta tendencia no es solamente visible en el mundo deltrabajo; lo es tambin a nivel poltico, en donde progresivamente la representacinpor identicacin subjetiva con la persona de un lder (y por extensin con un grupoparticular, como es el caso con las polticas de armative action) se convierte en algotanto o ms importante que la representacin de los intereses objetivos. O, dicho de

    otra manera: los segundos seran garantizados por la primera.La expansin de la singularidad tambin se maniesta a nivel de nuestras exigenciasde justicia. Lo que ayer simboliz lo propio de la justicia el hecho de que esta deba

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    ejercerse con los ojos vendados se convierte en uno de los criterios posibles de la in-justicia: cada vez que las sentencias no toman sucientemente en cuenta las variantes

    interpersonales y contextuales. Para muchos de nuestros conciudadanos, puesto quelos individuos son dierentes es preciso practicar tratamientos dierenciados de unosy otros, con el n justamente de lograr la equidad. Lo importante no es entonces (y aveces no lo es en absoluto) subsumir lo particular en lo general, pero, casi al contrario,lograr acuerdos justos que se adecen perectamente a una situacin singular (Rosan-vallon 2008). Esta actitud, proundamente ambivalente, es bien visible entre los ado-lescentes que si, por un lado, no cesan de denunciar la arbitrariedad de una decisinque no trata de la misma manera a todo el mundo, por el otro reclaman y al mismotiempo por una modulacin de las sanciones en uncin de la personalidad de unos y

    otros odo cuestionamiento de la igualdad es juzgado como insoportable y, asimis-mo, la aplicacin institucional de criterios homogneos aparece como proundamenteinsuciente, e incluso abusiva (Dubet y Martuccelli 2000).

    Evoquemos, para terminar, en una lista no exhaustiva, la expansin de la singulariza-cin a nivel de nuestra sociabilidad. Pensemos, por ejemplo, en lo que se observa a nivelde los intercambios entre generaciones (entre nietos y abuelos que, gracias a los IC,autonomizan sus relaciones de la generacin intermedia de los padres), en los cuales esvisible la armacin de lgicas anitarias en detrimento de lgicas estatutarias. Inclusoen el seno de una misma amilia, las relaciones interpersonales priman sobre las estrictas

    obligaciones de parentesco, personalizndose las relaciones. Los expertos no han por lodems rebautizado a la buena madre como aquella que pasa momentos singulares decalidad con sus hijos en detrimento de una concepcin normativa que valorizaba en elpasado la cantidad de tiempo dedicado a los hijos? Y si la idea de relaciones de paren-tesco electivas es sin duda excesiva, lo que se arma claramente es la tendencia a poderelegir por doquier nuestras relaciones sociales (Singly 2003).

    2. Un nuevo horizonte analtico

    Por supuesto, estas tendencias societales son contrabalanceadas por contratendenciashacia la estandarizacin. Pero, enunciada de esta manera, uno pierde de vista la novedadde la tensin actual. Georg Simmel (1986) hizo de una oposicin de este tipo uno de losprincipales rasgos de la modernidad, al subrayar la importancia creciente y simultneade actores cuantitativos y cualitativos en la vida social. Sin embargo, en vista de lastransormaciones actuales, esta ormulacin es insuciente. La dinmica entre los dostrminos ha evolucionado. Por un lado, la ranca oposicin de ayer cede el paso a todauna serie de situaciones en las cuales complejas articulaciones son posibles entre ellas,

    situaciones en las que la estandarizacin puede convertirse, paradjicamente, en unauente de la singularidad, y en donde, por el contrario, la inquietud de la singularidadpuede dar paso, al radicalizarse, a ormas estereotipadas como ello es bien visible en el

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    consumo (Bauman 2005). Por el otro lado, y desde un punto de vista axiolgico, hemos

    entrado en un perodo en el que, progresivamente, la signicacin de la estandarizacin

    no es por lo general percibida ms que en trminos crticos. La estandarizacin nuncaue plenamente un valor a tal punto que siempre estuvo envuelta en sentimientos am-

    bivalentes. Pero la ambivalencia que le iba asociada no por ello dej de entrever en ella

    la consecuencia necesaria de un modo de industrializacin que transmita benecios evi-

    dentes al asegurar una cierta expansin de la igualdad. Hoy, la ambivalencia de antaocede el paso a juicios ms unvocos y crticos. La estandarizacin es percibida, antes que

    nada, como un obstculo a la realizacin de la singularidad.

    Conclusin: en contra de lo que denuncian tantas perspectivas a propsito de la uni-

    ormizacin del mundo, es preciso, por el contrario, interrogarse por los nuevos desaos

    que el proceso de singularizacin plantea para el anlisis sociolgico.1 Una disciplinaque, a lo largo de su historia, no ha cesado de hacer gala de grandes dicultades a la hora

    de analizar la singularidad.

    Es pues una nueva composicin social y poltica que invita a desplazar el centro de

    gravedad del anlisis sociolgico de la idea de sociedad hacia el proceso de individua-

    cin, y sobre todo, a desarrollar una sociologa que sea capaz de proponer una inteligibi-lidad de los ennemos sociales a escala de los individuos (Martuccelli 2006, 2010). Es

    en este sentido que el individuo se convierte en el horizonte liminar de los enmenos

    sociales en la sociedad. El inters de la sociologa por el individuo procede, pues, del

    reconocimiento de que las sociedades contemporneas estn atravesadas por un movi-

    miento estructural mayor de singularizacin que produce una prounda transormacinde nuestras sensibilidades sociales.

    Ahora bien, si la dinmica histrica central es la expansin de la singularidad, por

    qu otorgarle un rol decisivo a los individuos? Porque la singularizacin, a dierencia

    de otras grandes tendencias societales (la racionalizacin, la dierenciacin, la moviliza-

    cin) slo obtiene su plena signicacin a escala de los individuos. La singularizacin,a causa de su indisociable dimensin cualitativa, exige acordar una atencin particular

    a las experiencias individuales. Por supuesto, como venimos de indicarlo, el proceso desingularizacin en su produccin estructural excede a los meros individuos. Pero si los

    individuos no son en absoluto la razn primera de esta expansin, la singularidad slo

    logra comprenderse, con todas las complejidades y matices, a escala de estos. El estudio

    1 Realidad mayor del mundo actual, incluso la teora de los sistemas sociales, en apariencia bien alejada de unapreocupacin de este tipo, se ve obligada a reconocer la importancia de la categora de individuo en las so-

    ciedades contemporneas a medida que los distintos sistemas sociales, al dierenciarse entre s, individualizansus comunicaciones dirigindose sucesivamente a ciudadanos, consumidores, trabajadores, estudiantes, etc.

    (Luhmann 1995, 2007; Nassehi 2002). Sin embargo, este nivel el de los individuos queda por denicinexcluido de esta perspectiva, puesto que los individuos pasan a ser considerados como el entorno de los siste-mas sociales, lo cual no slo mutila la comprensin analtica sino que, sobre todo, no responde a uno de los

    grandes desaos polticos que se plantean hoy al anlisis socilogico.

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    de la expansin estructural de la singularidad articula pues, a la vez, un anlisis histricosocietal y un modo de percepcin de la realidad social. El objetivo es lograr una com-

    prensin unitaria de los enmenos sociales a la escala en la cual obtienen hoy su plenasignicacin.

    ii. el f l gul: l l

    El desao de la singularizacin, al otorgar una centralidad analtica indita al indivi-

    duo, desestabiliza muchas estrategias sociolgicas tradicionales.2 Pero el desao es talque tambin desestabiliza perspectivas que, en un primer momento, aparecen como

    respuestas pertinentes a este desao. Es sobre todo el caso de ciertos estudios sobre lasocializacin y la individualizacin.

    1. Singularidades y socializacin

    Uno de los grandes mritos de la matriz de la socializacin ue su capacidad de interpre-

    tar un nmero importante de situaciones y conductas sociales, desiguales y diversas, conla ayuda de un modelo casi nico de relaciones sociales. Ningn otro modelo resumimejor este proyecto que la nocin de personaje social (Martuccelli 2007). El personaje

    social no design solamente la puesta en situacin social de un individuo, sino queapunt a hacer inteligibles las acciones y las experiencias en uncin de la posicin social,a veces bajo la orma de correlaciones estadsticas, otras veces por medio de una descrip-

    cin etnogrca de los contextos de vida.Cada individuo ocupa una posicin, y su posicin hace de cada uno de ellos un

    ejemplar a la vez nico y tpico de las dierentes capas sociales. El individuo se encuentrainmerso en espacios sociales que generan, a travs de un conjunto de uerzas socia-

    les, conductas y vivencias (y poco importa la nocin empleada para dar cuenta de este

    proceso sistema, campo o conguracin) (Parsons 1951, 1964; Bourdieu 1979; Elias1991). En breve, la ms venerable vocacin de la sociologa reside en el esuerzo inago-

    table por hacer de la posicin ocupada por un actor, el principal actor explicativo desus conductas.

    Esta articulacin entre una posicin social y un tipo de actor, gracias a la teora de la

    socializacin, ue tanto ms exitosa en cuanto se apoy, durante dcadas, en torno a unaidea de la sociedad concebida como la articulacin entre dierentes niveles de la realidad

    2 Sobre todo esta dinmica histrica desestabiliza denitivamente la manera como la sociologa, a travs de laidea de sociedad, intent dar cuenta en el pasado de la articulacin entre los sistemas y los actores. Para die-rentes argumentaciones acerca de la crisis analtica de la idea de sociedad, ver: ouraine 1981 y 2005; Urry

    2000; Bauman 2002; Martuccelli 2005; Outhwaite 2006; Dubet 2009.

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    social. Entre el actor y el sistema la usin ue incluso, en apariencia, de rigor; a tal pun-to uno y otro parecan ser como las dos caras de una misma moneda (Dubet 1994). El

    triuno de la idea de sociedad, ya sea por sus articulaciones uncionales entre sistemas ocampos (o por la determinacin en ltima instancia de la cultura por la inraestructura),y la nocin adjunta de personaje social, no signic pues la liquidacin del individuo,sino la imposicin hegemnica de un tipo de lectura del individuo. Fue alrededor de estapareja como se orj el autntico corazn analtico de la sociologa.

    Es este proyecto intelectual el que ha entrado progresivamente en crisis desde hacedcadas. El modelo aparece cada vez menos pertinente a medida que la nocin de unasociedad integrada se deshace y que se impone (por lo general sin gran rigor) la represen-tacin de una sociedad contempornea (bajo mltiples nombres postindustrial, mo-

    dernidad radical, segunda modernidad, posmodernidad, hipermodernidad) marcadapor la incertidumbre y la contingencia.

    Es en este contexto que debe comprenderse la crisis de la idea del personaje social enel sentido preciso del trmino la homologa ms o menos estrecha entre un conjunto deprocesos estructurales, una trayectoria colectiva (clasista, genrica o generacional) y unaexperiencia personal. Si muchos socilogos continan an trabajando, incluso implci-tamente en el marco de este modelo, progresivamente, empero, esta elegante taxinomiade personajes revela un nmero creciente de anomalas y de lagunas. Los individuosno cesan de singularizarse y este movimiento de ondo se independiza de las posiciones

    sociales, las corta transversalmente, produce el resultado imprevisto de actores que seconciben y actan como siendo ms y otra cosa que aquello que se supone les dicta suposicin social. Los individuos, ante la sorpresa de muchos analistas, se rebelan contralos casilleros sociolgicos (Bourdieu 1993, 1997).

    Por supuesto, la corrupcin de la taxonoma general es un asunto de grados y jamsun asunto de todo o nada. Sin embargo, la infexin es lo sucientemente uerte comopara invitar a que se cuestione la voluntad de entender, si no exclusivamente, por lomenos mayoritariamente, a los individuos desde una estrategia que otorga un papelinterpretativo dominante a las posiciones sociales (en verdad, aun sistema de relacio-nes sociales), en el seno de unaconcepcin particular del orden social y de la idea desociedad.

    La perspectiva de la socializacin no sale indemne de este proceso. Si los individuossiguen siendo socializados a travs de actores culturales, la socializacin opera en uncontexto social en el cual la cultura posee cada vez ms un rol ambivalente. Ella ya no esms solamente la garante del acuerdo durable entre el actor y la sociedad (como lo ue enmucho en las sociedades culturalmente cerradas o en la tesis del personaje social), sinoque aparece como un agente permanente de dierenciacin.

    Nada atesta mejor esta infexin que el cambio de rol analtico que se le otorga pro-gresivamente y a veces subrepticiamente a la socializacin. A travs de etapas analticasdiversas, tiende a reconocerse no solamente la idea de la existencia de una pluralidad de

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    culturas en el seno de una misma sociedad, sino tambin que esta disimilitud de orienta-ciones culturales no pueden ms que hacer de la socializacin el pivote de la integracin

    de la sociedad. En uncin de sus grupos de pertenencia, subculturas, generaciones, sexoy trayectorias personales, los individuos son abricados de manera muy dismil por lasocializacin. Destaqumoslo: es la toma en cuenta de las acetas diacrnicas de la socia-lizacin en el marco de sociedades altamente dierenciadas (Berger y Luckmann 1968),lo que est en la raz de las concepciones ms abiertamente confictuales de la socializa-cin, en los estudios sobre la neurosis de clase (Gaulejac 1987) o las infexiones recientesque conoce en Francia el disposicionalismo, en especial bajo la orma de un conjuntoheterogneo de hbitos sociales con uerte variacin interindividual (Kaumann 2001,Lahire 1998).

    Esquematizando en exceso, es posible armar que a dierencia de la versin cannicadel personaje social, estas miradas sociolgicas, sobre todo cuando se centran a nivel delindividuo, no pueden sino constatar un sinnmero de anomalas o de disonancias. Ladiversidad prima sobre la homogeneidad. El estudio de la socializacin conoce un cam-bio analtico sustancial y tal vez denitivo. Ayer la socializacin ue concebida como unode los principales mecanismos de la integracin de la sociedad (era gracias a ella que seproduca la adecuacin entre el actor y una posicin social); hoy, la socializacin aparececomo un ormidable mecanismo de ragmentacin cada individuo es el ruto de unaserie cada vez ms contingente de dierentes experiencias de socializacin. La singulari-

    dad se impone como una evidencia.Sin embargo, rente al proceso de singularizacin, la socializacin aparece, rpida-

    mente, como una va sin salida. Y en el ondo terriblemente tautolgica. Qu hay denuevo en armar que en una sociedad altamente dierenciada los individuos son plu-rales? Pero, sobre todo, qu es lo que una estrategia de estudio en proundidad de losindividuos de este tipo es capaz de ensearnos acerca de la sociedad? Si esta perspectiva,en sus versiones ms radicales, abre a un conjunto de interesantes discusiones con la psi-cologa, e incluso al estudio exhaustivo de retratos altamente personalizados, todo ello sehace en detrimento de una mirada macrosociolgica. Aqu, cmo no advertirlo, el riesgoes bien real de que la sociologa termine reducindose al solo nivel de los individuos. Enverdad, a los procesos de incorporacin y transmisin cultural.

    2. Singularidades e individualizacin

    Curiosamente, y a pesar de lo que la denominacin parece indicar, tambin es posibleobservar serias dicultades analticas cuando se trata de dar cuenta de la singularizacinestructural en curso desde el modelo de la individualizacin.

    La nocin de individualizacin tiene dos acepciones. La primera, de uso corrien-te, y sin duda la ms recuente, designa el proceso de dierenciacin creciente de lastrayectorias personales, esto es, la nocin es descriptiva y observable por ende en un

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    plano emprico. Se habra pasado de trayectorias altamente estandarizadas (la trada:ormacin, trabajo, jubilacin) a trayectorias cada vez ms dierenciadas entre s. La

    segunda acepcin, de consonancia ms analtica, asocia el proceso de individualizacincon el advenimiento de la modernidad y se interesa dentro de esta visin general por laaparicin desde hace dcadas de un nuevo modelo de produccin institucional. Es estasegunda acepcin del trmino la que debe, por supuesto, retener nuestra atencin.

    Por la nocin de individualizacin, especialmente en Alemania e Inglaterra, y de unamanera un poco dierente y menos consensual en Francia, se enuncia la idea de que enla medida en que la sociedad (en verdad las instituciones) no pueden ya transmitir demanera armoniosa normas de accin, le corresponde a los individuos darle un sentido asus trayectorias sociales, por medio de la refexividad (Beck 1998; Giddens 1991; Beck

    y Beck-Gernsheim 2001; Bauman 2001). Para Ulrich Beck, la individualizacin estligada a la segunda modernidad y a la emergencia de lo que, retomando la expresinde alcott Parsons, denomina un nuevo individualismo institucional. Las principalesinstituciones de la sociedad (el trabajo, el empleo, la escuela, la amilia) estaran cadavez ms orientadas hacia el individuo, obligando a cada persona a desarrollar y asumirsu propia trayectoria biogrca. Al calor de este nuevo individualismo institucional y delas prescripciones a las que se ve sometido, el individuo debe constituirse como indivi-duo, dando orma a una sociedad de individuos. La sociedad industrial de la primeramodernidad produjo estatus sociales asignados como la clase, el sexo, la nacin. Con el

    trnsito a la segunda modernidad, estos intermediarios perdieron consistencia. Esto noimplica que los individuos sean ms libres en s mismos, sino que estn sometidos a unnuevo proceso histrico de socializacin que los abrica a partir de nuevos actores so-bre todo desde otras prescripciones institucionalizadas. Lo que permanece en el coraznde este anlisis es el hecho de que el individuo es solicitado y producido de maneraparticular por un conjunto de instituciones sociales que lo obligan a desarrollar unabiograa personal bajo la impronta de prescripciones institucionales. Como lo resumeBeck, los individuos deben dar soluciones biogrcas a contradicciones sistmicas, queen mucho son el resultado imprevisto de la primera modernizacin (como lo testimo-nian, por ejemplo, los retos ecolgicos inducidos por la industrializacin especca a laprimera modernidad, cr. Beck et al. 1994). Pero esta perspectiva, logra dar cuenta delos procesos de singularizacin en curso?

    En primer lugar, es dicil no expresar una sorpresa. Una de las principales consecuen-cias del proceso descrito por Beck es que los cambios sociales son ms visibles desde lasbiograas personales que desde las sociograas de grupos o las clases sociales (a causa,entre otras cosas, de la individualizacin emprica de las trayectorias). Beck enunci estepunto explcitamente. Sin embargo, jams puso realmente en prctica esta perspectiva.

    No se trata solamente (lo que tambin es) de un mero asunto de metodologa losprincipales autores de la teora de la individualizacin, tanto en Alemania como en Ingla-terra, producen sus anlisis ms bajo la orma de ensayos que desde verdaderos trabajos de

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    campo. Sin embargo, esta actitud no impide, en principio, producir anlisis que bajo laorma, por ejemplo, de retratos singulares describan las consecuencias personalizadas del

    proceso de individualizacin. Sin embargo, no lo han hecho. Y no lo han hecho porquesimplemente su proyecto intelectual carece, a pesar de lo que en apariencia deja entreverla nocin de individualizacin, de alguna sensibilidad hacia la singularidad. Al contrario,bien vistas las cosas, la tesis de la individualizacin propone un estudio homogneo de losprocesos contemporneos.

    La descripcin eectuada remite a una sola gran realidad la transormacin insti-tucional y el proceso de produccin de los individuos se eecta as en el ondo bajolas coordenadas tradicionales del proceso de socializacin. Por un lado, en eecto, ladependencia es tal con respecto al modelo clsico que es incluso legtimo preguntarse si

    estamos en presencia de una mera innovacin terminolgica o delante de una verdaderanovedad conceptual. A lo ms habra un cambio de grado, pero no de naturaleza: es eladvenimiento de la modernidad lo que implica el trnsito de laadscription al achievement.La segunda modernidad sera un avatar dentro de este proceso.

    Por otro lado, y a consecuencia del privilegio exclusivo acordado a las dimensionesinstitucionales, la tesis tiene dicultades para dar cuenta de muchos otros enmenosestructurales que, como lo hemos visto, participan activamente en el proceso de singula-rizacin. Por supuesto, las instituciones, como lo hemos evocado, tambin participan eneste proceso, pero lo hacen al lado de otros actores sin duda ms amplios, plurales y con-

    tradictorios. Procesos que no pueden estudiarse desde la sola ptica de la socializacin(que subyace en el modelo del individualismo institucional) puesto que se trata de pro-cesos que no son necesariamente internalizados por los actores y que, al ser descuidados,terminan haciendo del primado del individuo una maniestacin ideolgica que ocultaotros enmenos como el rol especco del capital en su advenimiento (Zizek 2001).

    An ms, la armacin de una modalidad de prescripcin individualizadora enla segunda modernidad, en tanto que rasgo central de muchas instituciones actuales,termina por imponer una representacin asombrosamente homognea de la sociedaddescuidndose las variantes que esta prescripcin individualizadora toma en distintosmbitos sociales. En los trabajos sobre la individualizacin todos los gatos son pardos:curiosamente, la prescripcin a la individualidad termina siendo la misma en la escuelao la amila, el trabajo o la religin. Incluso la heterogeneidad institucional es negada poresta perspectiva. La razn aqu tambin es evidente. El objetivo central de esta perspec-tiva no es lograr una descripcin singular de los enmenos sociales, sino mostrar cmolas instituciones producen, sobre nuevas bases, la homogeneidad social. Ello, al punto deque a veces no slo la singularidad sino incluso la diversidad escapan a esta perspectiva.

    Para describir el proceso estructural de singularizacin en curso, es preciso pasar por

    una doble distancia crtica. Por un lado, reconocer los impassesde un proyecto que inten-ta describir la singularidad en curso a travs de una galera interminable de socializacio-nes plurales. Por el otro, reconocer los lmites de una perspectiva que, partiendo de una

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    prescripcin central de individualizacin institucional, se revela incapaz de dar cuenta delas dierencias observables en la vida social. Lo que una y otra perspectiva no logran asir

    es la proundidad estructural del desao producido por la expansin de la singularidad.La primera perspectiva, altamente sensible a la singularidad, en la medida en que slola estudiaen los individuos, es incapaz de dar cuenta, desde una mirada histrica, de lasverdaderas razones de la singularizacin en curso. La segunda, que tiene el indudablemrito de proponer un diagnstico histrico, se revela empero curiosamente incapaz dedar cuenta de la individualizacin eectiva de las experiencias, o sea, de la produccinestructural de la singularidad.

    iii. H l p l vu

    res grandes indicaciones se desprenden de estas rpidas evocaciones crticas. Uno: espreciso conservar un vnculo entre el individuo y las dimensiones estructurales de la so-ciedad so pena de reducir la sociologa a una galera ilimitada de retratos individuales.Dos: es indispensable que en el estudio de la singularidad se subraye el carcter socio-histricamente situado y encarnado de todo individuo. res: es importante dar cuenta,desde una concepcin renovada de la agencia, del trabajo que en este contexto eectansobre s mismos los individuos.

    Este conjunto de puntos invita a colocar la estrategia de la individuacin en el centrodel estudio del proceso de abricacin de los individuos, y a hacer incluso de esta el eje dela macrosociologa. Esto supone autonomizar radicalmente esta perspectiva de los traba-jos sobre la socializacin. En el pasado, la mayor parte de los autores que tomaron la vade la individuacin lo hicieron en el ondo a travs de una actitud bicala. Por un lado,armaban que el individuo es indisociable de un conjunto de procesos estructurales queexplican justamente sus dierentes perles histricos (urbanizacin, monetarizacin).Por el otro, cada vez que abandonaban el nivel macrosociolgico para interesarse en losmecanismos eectivos y ms singularizantes a travs de los cuales se abricaban indivi-dualmente los actores, lo hacan movilizando inevitablemente las teoras de la socializa-cin. Desde Simmel hasta Giddens, este ha sido el verdadero lmite de las teoras de laindividuacin (Martuccelli 1999). Cmo autonomizar analticamente la perspectiva dela individuacin de la socializacin?

    1. La individuacin por las pruebas

    La individuacin es una perspectiva particular de estudio que se interroga por el tipo de

    individuo que es estructuralmente abricado por una sociedad en un perodo histrico.De acuerdo a la caracterizacin de Charles Wright Mills, se trata de comprender elteatro ampliado de la historia en uncin de las signicaciones que ella reviste para la

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    vida interior y la carrera de los individuos (1997:7), una ecuacin que exige la puesta enrelacin entre los enmenos de la estructura social y las experiencias de los individuos.

    En la sociologa clsica, y bajo la impronta de la idea de sociedad, pocos procesossociales han sido movilizados con tanto ahnco para dar cuenta de la emergencia delindividuo como el grado de dierenciacin social alcanzado por una colectividad. Elrazonamiento ha pasado a ser cannico: a una sociedad homognea, poco dierencia-da, con escasos crculos sociales, corresponde un individuo dbilmente singularizado (ysometido a la tradicin), en tanto que una sociedad compleja, altamente dierenciada,produce individuos uertemente singularizados (el actor de la modernidad). El indivi-duo aparece as como la consecuencia de una sociedad proundamente dierenciada; elactor, cada actor, pertenece a una pluralidad de crculos sociales e intercambia con un

    nmero cada vez ms elevado de personas desconocidas (Simmel 1986). Dicho de otromodo, en este primer momento, el anlisis est ms centrado sobre los actores de indi-viduacin (como los llamaba Durkheim) que sobre la signicacin de estos cambios anivel de las experiencias individuales.

    El actual proceso de singularizacin exige, sin perder de vista la relacin entre la his-toria de la sociedad y la biograa del actor, que la sociologa singularice sus anlisis. Paraello, creemos, es preciso dar cuenta del proceso de individuacin desde un conjunto depruebasestructurales comunes a todos los miembros de un colectivo, pero desde posi-ciones diversas y a travs de experiencias dismiles. Las pruebas son desaos histricos,

    socialmente producidos, culturalmente representados, desigualmente distribuidos, quelos individuos estn obligados a enrentar en el seno de un proceso estructural de indivi-duacin (Martuccelli 2006, 2010).

    La nocin de prueba propone, pues, una articulacin entre los procesos societales ylas experiencias personales, pero ah donde la teora de la socializacin busca establecervnculos necesarios (y a veces incluso inerir conclusiones microsociolgicas desde consi-deraciones macrosociolgicas), el estudio de la individuacin por las pruebas deja siem-pre abierta, y por ende problemtica, esta relacin. Un proceso que, como lo veremos,tiene repercusiones decisivas a la hora de describir el trabajo singular que cada individuoeecta para abricarse como sujeto.

    Las pruebas poseen cuatro grandes caracterstica analticas. En primer lugar, la no-cin es inseparable de una dimensin narrativa. La prueba supone en eecto un meca-nismo de percepcin desde el cual los actores leen sus vidas como estando sometidasa un conjunto de desaos. Segn esta narrativa, los actores se enrentan menos a unmomento decisivo (como ue el caso en las antiguas visiones picas), pero deben hacerrente a un sinnmero de experiencias en las que son justamente puestos a prueba.Describir las pruebas supone recurrir a una estructura narrativa particular desde la cual

    se comprende la propia vida como una sucesin permanente de puestas a prueba. Estanarrativa, propia a la modernidad (Berman 1991), hace que la vida se viva como unaaventura permanente.

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    En segundo lugar, las pruebas suponen una concepcin del actor, quien se encuentraobligado, por razones estructurales, a enrentar estos desaos. Esta concepcin es lo su-

    cientemente abierta como para permitir operalizaciones desde dierentes conceptualiza-ciones del individuo, aun cuando en todas ellas debe acordrsele una atencin particulara lo que el individuo resiente. Ello, no en el sentido de dar acceso a su subjetividad, sinoporque interesarse por esta escala permite dar cuenta, desde una perspectiva distinta,de los enmenos colectivos. En todo caso, la vida social est cada vez ms marcada poruna serie de desaos estructurales (escolares, laborales, relacionales) que producenexperiencias tanto ms diciles que tienden a ser vividas como siendo irreductiblementepersonales en sus resultados.

    En tercer lugar, las pruebas se vinculan a la generalizacin de los procesos de evalua-

    cin. Las pruebas implican la existencia de un sistema de seleccin de personas que, sininvalidar el peso de las posiciones sociales y los dierenciales de oportunidades que lesson asociados, subraya la contingencia de los resultados. En relacin a todas y cada unade las pruebas, los actores pueden, midindose con ellas, aprobar o desaprobar, tener xi-to o racasar. Lo importante, en la aplicacin analtica de la nocin de pruebas no es, sinembargo, cuanticar en abstracto los recursos (o dierentes capitales) disponibles por elactor, sino estudiar in situ y en acto, en uncin del tipo de pruebas enrentadas y de losdierenciales de respuestas de unos y otros, las modalidades especcas de movilizacinde estos recursos. La nocin de prueba restituye en este sentido al proceso de seleccin

    de personas su contingencia, pero evita explicar el dierencial de resultados en uncinde las capacidades intrnsecas de los actores (como lo hacen, por ejemplo, los trabajossobre la resiliencia).

    En cuarto y ltimo lugar, las pruebas no designan cualquier tipo de desao o pro-blema vivencial, sino que circunscriben un conjunto de grandes retos estructurales,particularmente signcativos, en el marco de una sociedad. Para describir el modo deindividuacin propio de una sociedad es pues necesario identicar un nmero reducidoy signicativo de pruebas. En eecto, aunque sea posible identicar una gran diversidadde mecanismos sociales, el estudio debe restringirse al examen de un nmero limitado depruebas, consideradas particularmente signicativas para una realidad histrica y socialconcreta. A veces, y en uncin de las sociedades, habr que privilegiar pruebas de ndoleinstitucional (escuela, trabajo, amilia); otras veces deber drsele ms peso a pruebasrelativas al lazo social (relacin a los colectivos, a las normas, a los otros); pero, en todoslos casos, las pruebas tienen una orma especca y distintiva para cada sociedad. Dichomuy concretamente, describir el conjunto comn de pruebas de individuacin equivalea describir una sociedad histrica en su unidad. Un modo de individuacin no existesino en la medida en que est vivo el sistema de pruebas que lo orja.

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    2. La difusin de las pruebas

    Si el objetivo de la teora de la individuacin por las pruebas es dar cuenta de los proce-sos macrosociales a escala de los individuos, an queda por ver cmo, desde esta pers-pectiva, es posible dar cuenta, concretamente, del trabajo de singularizacin. El desaoconsiste en delimitar los criterios que permiten establecer una relacin entre la historia yla biograa de otra manera que a travs de una articulacin inmediata y directa entre laestructura social y la estructura de la personalidad. Una actitud que invita a complejizarlos procesos de diusin.

    Estudiar en detalle el proceso de diraccin obliga a reconocer que no todos los acto-res estn igualmente expuestos a las pruebas. Armacin evidente a los ojos de cualquier

    socilogo, esta verdad primera tendi, empero, en la prctica, a ser limitada a un conjun-to estanco de grandes posiciones, por lo general descritas en trminos de clases sociales.La situacin actual y la renovacin de nuestras miradas sociolgicas invitan a una mayorprecisin. No todos los actores sociales estn, por ejemplo, igualmente expuestos a losriesgos de la globalizacin, lo que implica un amplio juego de declinaciones posibles,ya sea en uncin de la sociedad en la que se vive (del sur o del norte), de gnero (losdierenciales entre hombres o mujeres), de la posicin social (en los sectores populares oen las capas medias y altas), etc.

    Si bien las pruebas son comunes a todos los actores de una sociedad, estas se dirac-

    tan y se singularizan en uncin de los dierentes contextos de vida. Este equilibrio es larazn principal por la cual rente a la globalizacin, por ejemplo, no son admisibles ni latesis de los escpticos ni la tesis de los hipermundialistas (Held et al. 1999). S, existentendencias hacia una economa global, pero estas son indisociables de la mantencin deuna serie de elementos propiamente nacionales e incluso regionales. odo no es global(y, sin duda, no lo ser en un uturo prximo), nada es ya solamente local. Pero lo un-damental es que todos los mbitos de la vida social no tienen una dinmica semejante;segn los sectores de actividad o los grupos estudiados, hay que observar, empricamen-te, los grados de lo global o local. El gran problema es entonces mostrar la imbricacinin situ de los procesos globales y su articulacin local (Giddens 1994, Beck 2000).

    En adelante, salvo verdaderamente para algunas posiciones extremas, en las cuales laprogramacin de las etapas de la vida es siempre de rigor, la mayor parte de las trayecto-rias tienden a singularizarse. No es ms posible en eecto estudiar directamente la histo-ria a nivel de la biograa: transormar, sin mediaciones, las tensiones sociales e histricasde una poca en pruebas morales y psicolgicas. Si las semejanzas posicionales estnsiempre presentes, el proceso de individuacin es irreductible a esta nica consideracin.Guardando la disimilitud de posiciones presente en el espritu, debe reconocerse que

    existe, detrs de la aparente similitud estructural de las posiciones, una gran diversidadde situaciones y contextos reales que, durante mucho tiempo, una visin muy piramidaldel orden social ha impedido observar. Por supuesto, siempre es necesario considerar la

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    existencia de grandes actores estructurales que ordenan lo esencial de la distribucinde oportunidades y recursos. Pero ellos no explican, sino de manera a lo ms indicativa,

    los estados reales ni las mltiples variaciones a travs de las cuales se desarrollan eec-tivamente las vidas personales. El proceso de individuacin contemporneo se eectaen una multitud de contextos que no se pueden inerir a partir de una simple lgicadescendente desde la sociedad y la historia.

    La toma en consideracin de las mltiples maneras en que se diractan las coercionesen la sociedad, implica una reorientacin de ondo en nuestra comprensin de la reali-dad social. Es imposible, en todo caso, dar cuenta de la singularizacin actual observableen el proceso de individuacin si no se toma nota de las consecuencias, decisivas y encascada, que implica esta transormacin. Deducir directamente consecuencias micro-

    sociolgicas de una visin macrosociolgica aparece ms que nunca como un error.La lgica descendente no permite comprender ni la orma como un actor individualexperimenta un cambio macrosociolgico ni cmo, sobre todo, enrenta una prueba. Eneste punto, y tras la crisis de la idea de sociedad, es indispensable insistir en el hecho deque ya no existe un vnculo estrecho y unidireccional entre los dierentes niveles sociales(Latour 2006; Urry 2003; Martuccelli 2005, 2009). Si algunas situaciones se articulanms o menos directamente con acontecimientos globales lejanos, otras, a pesar de sugran interdependencia global, mantienen mrgenes de maniobra, no despreciables. Pero,cmo delimitar concretamente la individuacin en este proceso? Proponiendo, por un

    lado, una conceptualizacin ms contingente del posicionamiento de los actores y, porel otro, integrando una lgica temporal (Martuccelli 2006).

    En lo que concierne el posicionamiento de los actores, es preciso razonar a travsde dos peldaos. Por un lado, distinguir entre grandes posiciones estructuralesque seconsolidan en la interseccin entre las relaciones de mercado y las polticas pblicasuna lectura que, con importantes variantes y denominaciones, tiende a imponerseactualmente a la hora de describir la estructura de plazas en la sociedad actual. Sinembargo, el movilizar exclusivamentela idea de una pirmide posicional conduce a unconjunto de atolladeros. La multiplicacin de posiciones intermedias hace cada vez msdicil saber quin est verdaderamente arriba o abajo. Los posicionamientos hbridosse incrementan y los actores pueden conocer de manera simultnea y contradictoria,movilidades ascendentes o descendentes en diversos mbitos sociales. En muchassituaciones, por ejemplo, ya no hay una rontera clara entre los asalariados colocadosdenitivamente del lado bueno o malo, porque las ronteras entre el ncleo y la peri-eria del empleo (incluso en el seno de una misma empresa) son casi siempre movedizasy fuidas, y las condiciones de paso del uno a la otra (de la proteccin a la vulnerabili-dad) estn en permanente redenicin (Durand 2004). No obstante, el problema no

    es complejizar la jerarqua posicional. El anlisis debe distinguir siempreun nmerolimitado de posiciones estructurales, a partir de algunos ejes, que establecen una distri-bucin desigual de los principales recursos. Pero este reconocimiento no debe olvidar

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    la iniciativa que queda en manos de los actores. Junto con reconocer su importancia,hay pues que mirar este nivel slo como un instrumento provisorio de trabajo, al que es

    necesario agregar otro nivel.A alta de una mejor denominacin, se puede designar este segundo peldao como

    los estados sociales. Ellos no se pueden superponer a un anlisis piramidal de la estructurasocial porque se deslizan, de manera transversal, entre las diversas posiciones estructura-les. Para delimitarlos, no basta con complejizar los sistemas de relaciones sociales o su-mar los atributos de los actores (clase, edad, sexo, etnia). Ms bien es necesario aprendera construirlos a partir de anlisis empricos tratando de comprender, lo ms cerca posiblede las experiencias individuales reales, las maneras como los actores logran o no orjarseespacios sociales protegidos.

    odo depende entonces de lo que se busca. Siempre es posible colocar en un extre-mo a todos los que disrutan de buenas conexiones (en trminos de empleo, ganancias,protecciones institucionales) y que mantienen, antes que nada, un control activo de susituacin, tanto desde un punto de vista econmico como poltico. En el otro extremo,todos los que se denen por tener conexiones malas (ingresos escasos), raras (pobredensidad relacional), perversas (ligadas a actividades inormales o ilegales) y, sobre todo,sin el ejercicio de un control activo sobre ellas (porque son ampliamente dependientesde decisiones sobre las cuales estos actores tienen dbil incidencia). A un alto nivel degeneralidad, sera posible encontrar, en apariencia sin gran dicultad, un lazo jerrquico

    poco problematizado entre las dierentes posiciones.Sin embargo, un anlisis ms detallado corrige de inmediato esta primera lectura.

    Excepto para una minora durable y globalmente protegida, la mayor parte de los indivi-duos en la mayor parte de las sociedades siente que su posicin ya no es impermeableal cambio ni al deterioro social. Las prcticas ms diversas aparecen en todos los mbitosde la vida social. Si limitamos el anlisis a este solo registro, el resultado, por ejemplo, esuna dinmica particular entre las conexiones econmicas globales y la transormacinde los principios y mecanismos de proteccin social nacional. De hecho, en este marco,ms que los cambios cuantitativos, es la creciente capacidad de los actores para arontary anticipar los riesgos sociales lo que es relevante. anto ms que rente a la talla de losdesaos de la globalizacin, lo importante no es muchas veces intervenir directamentesobre los acontecimientos, sino aprender a protegerse de las conmociones del mundo.Ms que a un juego de suma cero, nos vemos conrontados a eectos en cascada, de partede actores sociales que se protegen y exponen en orma dierente. Las dierencias entreactores provienen de competencias cognitivas distintas (entre los que son susceptibleso no de anticipar los riesgos), de la diversidad de recursos prcticos de que disponen,del control por lo menos indirecto que tienen sobre esos procesos al abricarse reugios

    (nichos, diques o escudos), pero tambin de la calidad de sus soportes.

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    3. Hacia el trabajo singularizado de los individuos

    Los estados sociales, transversales a las posiciones estructurales, no modican la ubi-cacin social objetiva de un individuo, sino que sealan las maneras y los contextosen que los actores eectan realmente su proceso de individuacin. El objetivo de unestudio de este tipo es llegar a describir de manera concreta y singular el eecto de lasestructuras sobre las acciones individuales a travs de una pluralidad de ormas dediraccin. A veces, evidentemente, nada impide la superposicin entre una posicinestructural y un estado social. Pero, en muchos otros casos, los estados sociales debenser denidos de manera transversal a la mayor parte de las posiciones estructurales.

    A esta lgica posicional an es preciso aadirle, como lo hemos anticipado, una

    lgica temporal. Las pruebas se declinan tambin temporalmente a lo largo de unavida, lo que implica que a medida que los individuos avanzan en edad, se encuentranobligados a enrentar nuevas pruebas o antiguas pruebas desde los resultados obte-nidos hasta ese momento. Por lo dems, la sucesin de estas pruebas es ms o menosestandarizada en las sociedades actuales (sobre todo en lo que concierne al vnculo en-tre escuela-trabajo-amilia-inactividad). Pero a nivel individual, este proceso pasa portrayectorias que tienden cada vez ms a singularizarse: etapas en las que se combinanlos errores y los xitos, el destino y la ortuna, las oportunidades y las dominaciones,los accidentes y los condicionamientos. En este sentido, y una vez ms, no hay trnsito

    directo entre los niveles. Por un lado, es necesario reconocer y respetar lo que aparececomo contingente a nivel de una vida personal (el resultado de las pruebas para cadaactor en la singularidad irreductible de su experiencia personal), y por el otro lado,tener en cuenta el perl socio-temporal estructural de la sucesin de pruebas a nivelde la sociedad.

    As movilizada, la nocin de prueba permite singularizar el anlisis sociolgico sinromper con una visin estructural. El objetivo es dar cuenta de los dierenciales deresultados observables a nivel de las pruebas desde un anlisis macrosociolgico (sin re-currir a consideraciones intrapsquicas o disposicionales). O sea, se trata por un lado dereconocer la importancia de las variaciones interpersonales (incluidas por supuesto en elseno de una misma posicin social), y por el otro, de esorzarse en aprehender estas va-riaciones desde la pluralidad de consistencias especcas a los distintos emplazamientossociales (en trminos tanto espaciales como temporales).

    Por supuesto, en ltimo anlisis, una interpretacin de este tipo otorga una uncinimportante al trabajo del individuo. Pero solamente en ltimo anlisis. En la bsquedade las razones que singularizan a los actores rente a pruebas estructurales comunes, loimportante es mostrar cmo y bajo qu procesos, individuos que disponen de los mis-

    mos recursos, y cuyas posiciones sociales son en apariencia similares, pueden conocerdicultades muy dierentes a la hora de enrentarlas. Ello, ya sea por sus caractersticaspersonales, como Amartya Sen (1992) lo ha mostrado ehacientemente a propsito de

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    las personas discapacitadas, o bien porque estn inmersos en situaciones sociales que sonen verdad diversas (lo que supone describir namente ecologas sociales personalizadas

    gracias a estudios pormenorizados).

    * * *

    La individuacin, el estudio del tipo de individuo que es abricado estructuralmente enuna sociedad, aparece como una va posible para reundar una macrosociologa tras lacrisis de la idea de sociedad y en medio del actual proceso estructural de singularizacin.

    Describir el conjunto comn de pruebas lleva a describir la arquitectura estructural deuna sociedad desde y a escala de los individuos. Si las pruebas son comunes a todos losmiembros de una sociedad, los actores las enrentan a partir de ecologas sociales perso-nalizadas.

    En el seno de la sociedad industrial, los individuos ueron societalmente produci-dos de manera uertemente homognea. Era recuente que las vidas se desarrollaran enuniversos homlogos. ras nacer en un pueblo, los actores recuentaban la escuela delvillorrio, se casaban con un vecino, trabajaban en la principal brica del sector, poseanuna sociabilidad restringida y consuman productos altamente estandarizados. Hoy en

    da, sin que este tipo de experiencias haya desaparecido del todo, es imperioso reconocerla singularizacin creciente de las situaciones. Es cada vez menos probable encontrarnoscon clones sociolgicos, o sea, con individuos que han tenido las mismas experiencias,en los mismos lugares, en los mismos momentos; en breve, con individuos que poseentrayectorias gemelas a las nuestras. La dierenciacin de experiencias es la regla y trasella se arma la expansin de la singularidad. Ningn dierencial de genio sociolgicoexiste entre nuestros antepasados y nosotros: hoy como ayer, los individuos estn bajo laimpronta de condiciones sociales e histricas, pero all donde ayer el proceso de indivi-duacin acentuaba la estandarizacin, hoy consolida la singularizacin.

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