_Que Fue La Corona de Aragon_ - Jose Luis Corral

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Originada en 1137 tras los esponsales de

Petronila, reina de Aragón, y Ramón Berenguer

IV, conde de Barcelona, la Corona de Aragón fue

un heterogéneo y cambiante conjunto de reinos,

condados, se�oríos y dominios unidos bajo la

soberanía del rey de Aragón. Durante casi seis

siglos, cada uno de los Estados que la

configuraron mantuvo sus propias

instituciones políticas, sus leyes y normas

legales privativas, su cultura identitaria y la

integridad de su territorio.

Floreció en la Baja Edad Media, se extendió por

el Mediterráneo y comenzó una lenta

decadencia en el siglo XV, hasta su final a

comienzos del siglo XVIII.

La Corona de Aragón fue una de las

formaciones políticas más peculiares de la

Historia de Europa y un ejemplo de convivencia

entre territorios diversos, unidos en una idea

común que superó los intereses particulares de

cada uno de los territorios que la integraron.

Autores:Capítulos 1, 8 y 9: José Luis Corral

LafuenteCapítulo 2: Juan Fernando Utrilla

UtrillaCapítulo 3: Esteban Sarasa SánchezCapítulo 4: J. Ángel Sesma MuñozCapítulo 5: Enrique Solano CamónCapítulo 6: Alberto Montaner FrutosCapítulo 7: Guillermo Redondo

Veintemillas

INTRODUCCIÓN

Originada en 1137 tras losesponsales de Petronila, reina deAragón, y Ramón Berenguer IV, condede Barcelona, la Corona de Aragón fueun heterogéneo y cambiante conjunto dereinos, condados, señoríos y dominiosunidos bajo la soberanía del rey deAragón. Durante casi seis siglos, cadauno de los Estados que la configuraronmantuvo sus propias institucionespolíticas, sus leyes y normas legalesprivativas, su cultura identitaria y laintegridad de su territorio.

La Corona de Aragón floreció en laBaja Edad Media, se extendió por elMediterráneo y comenzó una lentadecadencia en el siglo XV, hasta su finala comienzos del siglo XVIII.

Fue una de las formaciones políticasmás peculiares de la Historia de Europay, aunque con problemas graves enocasiones, constituyó un ejemplo deconvivencia entre territorios diversos,unidos en una idea común que superó losintereses particulares de cada uno de losterritorios que la integraron.

En este libro, los profesores AlbertoMontaner, Guillermo Redondo, EstebanSarasa, Ángel Sesma, Enrique Solano y

Juan Fernando Utrilla y José LuisCorral, destacados especialistas de launiversidad de Zaragoza, han trazado laslíneas maestras de la historia de laCorona de Aragón, de sus símbolos y desus instituciones, en un esfuerzo poracercar a los aragoneses las raíces de suidentidad colectiva, resolviendo dudas yprecisando conceptos y situaciones nosiempre bien explicadas.

Porque conocer la historia propia esla mejor manera de entender lo quesomos y de poder mejorar lo queseremos.

José Luis Corral, coordinador

I. LOS ORÍGENESDE LA CORONA DEARAGÓN (1136-1162)

LA SUCESIÓN DEAFONSO I (1134)

En octubre del año 1131, mientrassitiaba la ciudad de Bayona, en el sur dela actual Francia, el rey Alfonso I deAragón, el Batallador, carente dedescendencia, dictó un asombrosotestamento según el cual legaba su reinoa las Órdenes de Hospitalarios,Templarios y Santo Sepulcro, que sehabían fundado en Tierra Santa. Fueratificado el 4 de septiembre de 1134,tras la batalla de Fraga de julio de ese

mismo año, por el propio rey Alfonso,derrotado y a punto de morir, lo queocurrió tres días después en la localidadde Poleniño (Huesca). Desde luego, eltestamento era inviable, de modo que losaragoneses hicieron caso omiso y el 11de septiembre, sólo cuatro días despuésde la muerte del Batallador,proclamaron rey a su hermano Ramiro,que era clérigo y acababa de sernombrado obispo de Barbastro.

Según el derecho sucesorio navarro-aragonés, Alfonso I no podía disponerlibremente del patrimonio heredado desu linaje, es decir, de los viejoscondados de Aragón, Sobrarbe y

Ribagorza, aunque sí lo podía hacer conlas tierras conquistadas por él en vida,los llamados "acaptos", en este casotodo el territorio del reino musulmán deZaragoza.

Aunque Ramiro II, llamado elMonje, no podía reinar dada sucondición de clérigo, asumió el reino yentre el 11 de septiembre y mediados deoctubre de 1134 recorrió todas sustierras para recibir juramento defidelidad de sus súbditos, que loreconocieron como soberano legítimo.

Entre tanto, el reino de Pamplona,cuyo trono había ocupado el rey deAragón en 1076, proclamó a su propio

monarca en la figura del noble GarcíaRamírez, llamado el Restaurador, y sesegregó de los dominios del rey deAragón, sumando a las de Pamplona lastierras de Tudela, configurando así elnuevo reino de Navarra. En mayo de1135 ambos soberanos firmaron el pactode Vadoluengo por el cual se fijaron loslímites fronterizos entre Aragón yNavarra.

Ramiro II no era ni un político ni unsoldado; desde su niñez había vivido enconventos, sometido a las reglasmonásticas y a la vida religiosa. Niestaba preparado ni, probablemente,quería gobernar el reino, de modo que

buscó deprisa un heredero quegarantizara la sucesión legítima de sulinaje al frente de Aragón, para lo cualdebía concebir un hijo nacido dematrimonio legítimo.

Se buscó una esposa para el rey, y laelegida fue Inés de Poitou, una viuda de30 años de edad que había sido madrede tres hijos varones, con lo cualquedaba garantizada su fertilidad.Además, Inés era hermana del duque deGuillermo IX de Aquitania, y sobrina dePedro I de Aragón, el hermano deRamiro II, con lo cual se cerraba unaalianza con este poderoso señorío cuyoduque había participado en la

reconquista aragonesa en tiempos deAlfonso I.

La boda de Ramiro II e Inés dePoitou se celebró en Huesca el 13 denoviembre de 1135, y enseguidadespertó reticencias debido a lacondición eclesiástica del rey, y por ellofue denunciado ante el Papa.

La situación del reino de Aragón eracomplicada, pues a los problemas conNavarra se sumó la presencia enZaragoza del rey Alfonso VII de León yCastilla, que la ocupó con la excusa dedefenderla ante un posible contraataquemusulmán, dejando en el emblema de laciudad el símbolo del león, signo de su

ambición imperial comoautoproclamado emperador de León yCastilla.

Todavía surgieron más problemas,pues el 10 de junio de 1136 el papaInocencio II pidió que se cumpliera eltestamento de Alfonso I y se entregara elreino a las tres Órdenes religiosas.

Justo nueve meses después de laboda real, el 11 de agosto de 1136, lareina Inés dio a luz a una niña, a la quellamaron Petronila; en esa lecha elmatrimonio de sus padres todavía nohabía sido admitido como legítimo porel Papa.

Ramiro II había cumplido con sumisión, la de dotar al reino de unheredero, pero en este caso se trataba de

una niña, que podía transmitir a travésde su sangre la realeza, la "potestasregia" pero no podía reinar, lo quesuponía un nuevo problema.

Inés de Poitou también habíacumplido; la aquitana nada tenía quehacer ya en Aragón, de modo quemarchó a sus tierras de Aquitania,probablemente a finales de 1136,cuando Petronila apenas tenía unosmeses de edad. Murió en la abadíafrancesa de Fontevrault en 1159; nuncamás volvió a ver a su hija.

LOS ESPONSALESDE LA REINA

PETRONILA Y ELCONDE RAMÓN

BERENGUER

El nuevo reto que se planteaba aRamiro II era buscar un esposo para suhija. En esta ocasión el elegido fueRamón Berenguer IV, que era conde deBarcelona desde 1131. Nacido en 1113,tenía entonces 25 años, seguía soltero yera cuñado de Alfonso de León y

Castilla.Tras las pertinentes negociaciones,

el 11 de agosto de 1137 Ramiro II, reyde Aragón, y Ramón Berenguer IV,conde de Barcelona, firmaron en laciudad de Barbastro unas capitulacionesmatrimoniales basadas en una institucióndel derecho privado aragonés,denominada "el matrimonio en casa",mediante las cuales Ramiro II entregabaa su hijita Petronila, de poco más de unaño de edad, como futura esposa aRamón Berenguer IV. El documento,conservado en el Archivo de la Coronade Aragón (sección de Cancillería,pergaminos de Ramón Berenguer IV,

núm. 86), dice así: "… Yo, Ramiro, reyde los aragoneses por la gracia de Dios,te doy a ti, Ramón, conde y marqués delos barceloneses, con toda la integridad,el reino de los aragoneses, como mipadre el rey Sancho y mis hermanosPedro y Alfonso de mejor manerahubieron y tuvieron, estos hombres porellos o del otro sexo, salvados los usosy costumbres que mi padre Sancho o mihermano Pedro tuvieron en su reino. Y teencomiendo a todos los hombres dedicho reino bajo homenaje y juramentopara que sean fieles a tu vida y a tucuerpo y a todos los miembros que tienetu cuerpo, sin fraude ni engaño, y que te

sean fieles por todo el predicho reinotodos los hombres pertenecientes a esereino, salva sea la fidelidad a mí y a mihija".

Ramiro II añadía que si moríaPetronila antes de tener descendencia, elconde de Barcelona tendría el reino"libre e inmutable, sin impedimentoalguno" tras la muerte también deRamiro II, el cual se reservaba elderecho de señorío y el título de rey enel reino de Aragón y en todos loscondados de Ramón Berenguer mientrasle placiera".

Con estas capitulaciones, RamónBerenguer IV se convertía en eladministrador del reino de Aragón, perosin asumir el título de rey, que conservóRamiro II para sí. Petronila aportaba elviejo reino de Aragón (los territorios deAragón, Sobrarbe y Ribagorza), el

condado de Aran y el reino musulmán deZaragoza, incorporado ahora al reino deAragón; por su parte, Ramón BerenguerIV lo hacía con los condados deBarcelona, Gerona, Ausona, Besalú yCerdaña sur. Entre estos territorios noexistía continuidad territorial, pues loscondados de Pallars y Urgel seinterponían entre ambos dominios, yeran autónomos, al igual que loscondados de Ampurias, Rosellón yCerdaña norte, que disponían de suspropios soberanos.

Ramiro II hacía donación del reinoal conde de Barcelona, el cual loaceptaba sumiso con el símbolo feudal

de imposición de las manos ("pones tusmanos entre mis manos", le dijo el rey) yse comprometía a no enajenar el reinode Aragón, a transmitirlo en lageneración de los hijos de su hija, esdecir, de Petronila, y a que RamónBerenguer aceptara a Ramiro durantetoda su vida "como padre y señor". Leentregaba el reino, sí, pero el rey Monjeno renunciaba a su dignidad real.

Tras los esponsales, el condeBarcelona regresó a su tierra, la reinaPetronila quedó al cuidado de los noblesaragoneses y el rey Ramiro se retiró a lavida monástica. El acuerdo firmado enBarbastro parecía muy frágil, pero dio

origen a una de las formacionespolíticas más estables y longevas de lahistoria de Europa, la llamada Coronade Aragón.

En noviembre de 1137, finalizadosya los esponsales, Ramiro II manifestabaa todos los aragoneses que habíaentregado a su hija al conde deBarcelona "a la vez que con toda lahonor de mi reino" y mandaba "a todosmis hombres, caballeros, clérigos ypeones, que los castillos yfortificaciones y las otras honores quetienen, de este modo los posean por eldicho conde Ramón, como por rey sehan de tener y poseer. Y que lo

obedezcan como rey en todas las cosasbajo permanente fidelidad…". RamónBerenguer IV no recibía el título de rey,pero actuaba de hecho como tal; desdeentonces y hasta su muerte, se intitularíaconde de Barcelona y príncipe deAragón.

Y así lo hizo. Desde 1137 RamónBerenguer IV tuvo que resolver lasdemandas de las Órdenes quereclamaban sus derechos al reino deAragón por el testamento de Alfonso I,lo que se solventó mediante grandesdonaciones y privilegios a hospitalarios,templarios y Santo Sepulcro, y continuóel avance en territorio musulmán,

conquistando Lérida, Fraga, Tortosa y elBajo Aragón.

En 1149 un acontecimiento noprevisto estuvo a punto de desbaratar loacordado en Barbastro en 1137 y dar altraste con la unidad dinástica del reinode Aragón y el condado de Barcelona.El 1 de julio de ese año RamónBerenguer IV firmó con el rey GarcíaRamírez de Navarra el compromiso dematrimonio con su hija, la princesaBlanca. El acuerdo lo firmó como"conde de Barcelona y señor deAragón", no lo hace como "príncipe", loque era hasta entonces habitual; elmatrimonio se fijó para el día el 29 de

septiembre de 1149. Pero el acuerdo seincumplió, no hubo boda y Blanca secasó con el príncipe Sancho, futuro reyde Castilla.

Ramón Berenguer seguía soltero y,ahora sí, acató su palabra y se casó conPetronila. La reina de Aragón cumplió14 años, la edad legal para contraermatrimonio canónico en las mujeres, el11 de agosto de 1150. Pocos díasdespués Ramón Berenguer IV yPetronila celebraron su boda en Lérida;él tenía 37 años.

LA UNIÓNDINÁSTICA DEL

REINO DE ARAGÓNY EL CONDADO DE

BARCELONA

Hubo que esperar más de un año,pero, al fin, en abril de 1152, la reinaPetronila, que no había cumplido aún los16 años, dio a luz a un niño. Poco antesde parir, y para prever que pudierafallecer durante el parto, Petronila hizotestamento. En el documento, fechado el

4 de abril de 1152 y conservado en elArchivo de la Corona de Aragón(sección de Cancillería, pergaminos deRamón Berenguer IV, núm. 250), lareina de Aragón concede a su hijo, delcual dice que todavía está en su útero, ypor tanto ni había nacido ni se conocíasu sexo, "todo el reino de Aragón, contodas sus posesiones", con la condiciónde que lo poseyera su marido RamónBerenguer de por vida. Tras la muertedel conde de Barcelona, el reino deAragón quedará para su hijo. En eltestamento se tiene en cuenta laposibilidad de que el futuro vástago realfuera una niña; en ese caso, la reina

precisa que su esposo la dote y despuésdisponga del reino de Aragón como leparezca. El nacido fue un niño al que sele puso el nombre de Pedro, pero muriópoco después, antes de 1158.

En el mes de mayo de 1154 murió enHuesca Ramiro II, que había pasado sumadurez recluido entre los monasteriosde San Pedro el Viejo y San Urbez deSerrablo; hasta el mismo momento de sumuerte, el Monje mantuvo su título derey de Aragón, del que nunca quisoabdicar.

Ramón Berenguer IV y Petronilatuvieron más hijos; en marzo de 1157nació en Huesca Alfonso Ramón

Berenguer, el futuro Alfonso II, en 1158lo hizo otro Pedro, después Sancho ypor fin una niña llamad Duce, futuraesposa del rey Alfonso I de Portugal. Lacontinuidad del linaje de los reyes deAragón y condes de Barcelona parecíaasegurado.

A mediados de 1162 RamónBerenguer IV se encontraba en el nortede Italia en un viaje para resolverasuntos diplomáticos. El 4 de agosto,estando cerca de la ciudad de Turín, sesintió muy enfermo y decidió dictartestamento en presencia de algunos desus consejeros. En su última voluntaddejaba todo su honor de Aragón y de

Barcelona y cualquier otra cosa quepueda poseer, citados por este orden, asu hijo mayor, al que llama Ramón.Excluyó de esta donación el condado deCerdaña, que donó a su hijo Pedro, y elseñorío sobre Carcasona. Establecióademás el orden de sucesión, primeroRamón (Alfonso II) luego Pedro y porfin Sancho, y ordenó a su hijo Pedro queprestara fidelidad y homenaje a suhermano mayor. La hija pequeña, Duce,ni siquiera es citada en el testamento,que se conserva en un traslado en elArchivo de la Corona de Aragón(sección de Cancillería, pergaminos deRamón Berenguer IV, núm. 42).

Tres días después, el 7 de agosto,moría Ramón Berenguer IV, el únicosoberano que se intituló conde deBarcelona y príncipe de Aragón; tenía49 años.

Alfonso II se intituló rey de Aragóny conde de Barcelona. Sólo tenía 5 añosy medio cuando fue proclamado rey yaún tuvo que esperar casi dos años máspara que su madre renunciara a susderechos al trono y se los otorgara a suhijo. Ocurrió el 18 de junio de 1164;Petronila, que se denomina reina de losaragoneses y condesa de losbarceloneses, concedió a su hijoAlfonso, "rey aragonés y conde

barcelonés", el reino de Aragóníntegramente. En su último testamento de14 de octubre de 1173 la reina ratificóesta donación.

Acababa así la larga etapacomenzada en el verano de 1137,cuando un rey a su pesar y un jovenconde sellaron un acuerdo que dioorigen a una formación política queduraría 577 años y que se convertiría enuna de la más firmes institucionespolíticas de la historia de Europa: laCorona de Aragón.

II. FORMACIÓNTERRITORIAL,EXPANSIÓN Y

ARTICULACIÓNPOLÍTICA DE LA

CORONA DEARAGÓN (1162-1410)

LA FORMACIÓNTERRITORIAL

(1162-1213)

La Corona de Aragón, entendidacomo el conjunto de territorios y gentessobre los que el rey de Aragón ejercíasu soberanía y jurisdicción, fue unanueva formación política, supranacional,surgida como consecuencia de la unióndinástica de mediados del siglo XIIentre Petronila, hija del rey de Aragón, yRamón Berenguer IV, conde deBarcelona, es decir entre la casa real de

Aragón y la casa condal de Barcelona.La monarquía, a partir del reinado deAlfonso II, servirá de nexo común frentea la diversidad de Estados, y será quienorganice el conjunto de sus dominiosproponiendo, además, un proyectocompartido y una única política exterior,dotando a los diferentes territorios de uncomplejo entramado institucional propioy distinto del de la Corona. Desdeentonces, el reino de Aragón, queejerció siempre su primacíaprotocolaria, y el condado de Barcelonaestuvieron dirigidos por un mismosoberano, el de la Corona de Aragónque, en su momento de máximo apogeo,

a mediados del siglo XV, llegó agobernar sobre siete reinos (Aragón,Mallorca, Valencia, Sicilia, Cerdeña,Córcega y Nápoles), tres condados(Barcelona, Rosellón y Cerdaña), elducado de Atenas y Neopatria, elmarquesado de Provenza y el señorío deMontpellier, entre otras plazas yprotectorados más, alcanzando de estaforma una gran importancia en elcontexto peninsular y, especialmente, enel internacional.

Alfonso II el Casto (1162-1196), apesar de no haber sido coronadosolemnemente por el Papa —lo será suhijo Pedro II el Católico, en la iglesia

de San Pancracio de Roma en 1204 porInocencio III— es considerado como elprimer monarca de la Corona deAragón. En su tiempo todavía noexistían fronteras interiores entre losEstados, y los territorios estaban aúnpor configurarse definitivamente,incorporando la Extremadura turolensetodavía en los años setenta del siglo XII.

A la muerte del rey, acaecida enPerpiñán en abril de 1196, Alfonso IIdejaba a su primogénito Pedro comoheredero "en todo el reino de Aragón, enlos condados de Barcelona, Rosellón,Cerdaña, Conílent, Pallars, en todaCataluña y en todas las tierras desde la

ciudad de Béziers hasta el puerto deAspe", mientras que a su segundo hijovarón, Alfonso, le dejaba comoheredero en los condadosultrapirenaicos de Provenza, Millau,Gavaldan y Rouvergue.

La importancia política de la Coronaaragonesa a comienzos del siglo XIII erabien distinta de aquella aureola anteriorde pequeños condados pirenaicos, yaque se empezaba a convertir en unapotencia occidental capaz de rivalizarcon la monarquía francesa de los Capetoy con la anglosajona de los Plantagenetpor dominar la Francia meridional, viejaaspiración de la dinastía de los condes

de Barcelona, que deseaban extender sudominio en Occitania y consolidar asílos dominios ultrapirenaicos (desde elRódano hasta el Ebro) de la dinastía.Con Pedro II el Católico (1196-1213)los intereses políticos de la Coronaestuvieron centrados en el Mediodíafrancés, máxime al proclamarse señorde Montpellier tras su matrimonio conMaría de Montpellier, continuando deesta forma la secular dirección política.Finalizada la configuración territorialtanto de Aragón como de Cataluña, yconseguido el control político del surfrancés, la Corona adquiría unascaracterísticas geoestratégicas

excepcionales, pues no debemos olvidarque sus dominios, a uno y otro lado delos Pirineos, se encontraban en el ejeprincipal del tránsito comercial entre elmundo islámico y el cristianooccidental. Será, no obstante, a partir dela derrota del ejército de Pedro II enMuret (1213), en las cercanías deToulouse (el propio monarca falleció enla batalla), cuando la políticaultrapirenaica fracase estrepitosamente yobligue a la Corona a virar el rumbo desu política exterior que, a partir deahora y de forma definitiva, se va aorientar hacia la expansión por elLevante peninsular y el control de las

islas del Mediterráneo.

LA EXPANSIÓNPOR EL LEVANTEPENINSULAR Y ELMEDITERRÁNEO

(1213-1327)

Así, durante el reinado de Jaime I elConquistador (1213-1276) la Coronaproseguirá con su política expansionistagracias a la rápida desintegración delImperio Almohade en al-Andalus,derrotado en las Navas de Tolosa(1212), y se verá ampliada con la

incorporación de dos nuevos reinos,Mallorca (1229) y Valencia (1238), trasprolongadas campañas militares noexentas de acciones devastadoras. Laconquista de Mallorca e Ibiza se planteócomo una empresa real y contó con lacolaboración de los gruposaristocráticos catalanes y, en menormedida, aragoneses; el propio monarcala calificaba como "la mayor empresaque se haya llevado a buen término decien años a esta parte". La conquista deValencia, tras una prolongada ofensivamilitar (1232-1245), fue una empresa dela Corona, en la que tomó la iniciativa lanobleza aragonesa y contó con la

colaboración de las Órdenes Militares yel apoyo de las milicias concejiles deTeruel, Calatayud y Daroca, siendo lainmigración aragonesa muy numerosa,tanto en la zona norte de Castellón,repoblada a fuero de Aragón, como en lapropia Valencia donde no menos de 600casas y explotaciones agrícolas fueronconcedidas a aragoneses. Años después,en 1266, se ocupaba el reino de Murciaque, aunque repoblado con contingentesaragoneses y catalanes, era entregado almonarca castellano Alfonso X el Sabio.La Cancillería real se hacía pronto ecode los nuevos reinos incorporados porel Conquistador y así, en los diplomas

reales, lo designan con los siguientestítulos: Jaime, por la gracia de Dios, reyde Aragón, de Mallorca y de Valencia,conde de Barcelona y de Urgel, y señorde Montpellier. Todavía en 1304 laCorona de Aragón se anexionaría laribera izquierda del Segura y la cuencadel Vinalopó, con Alicante, Elche,Orihuela y Vülena.

La firma de dos tratados distintos, elde Almizra (1244) con Castilla y el deCorbeil (1258) con Francia propiciaránun cambio de rumbo en el devenirhistórico de la Corona de Aragón. Enefecto, el pacto suscrito con elprimogénito del monarca castellano, el

futuro Alfonso X, limitaba la progresiónterritorial de la Corona en suelopeninsular a las tierras alicantinas. Porotro lado, las tensiones con el monarcafrancés culminaron en el pacto deCorbeil, que suponía la pérdida de todoslos territorios ultrapirenaicos de laCorona en el Mediodía francés, exceptoel señorío sobre la ciudad deMontpellier. De esta forma los avancespor esa arteria vital que fue la cuencamediterránea iban a ser la única salidaviable para una sociedad guerrera enexpansión.

La Corona de Aragón, que contaba,además, con una poderosa flota, dirigirá

su política expansiva hacia elMediterráneo, unas veces de formapacífica, como las relacionesdiplomáticas y de protectoradoestablecidas durante el reinado de JaimeI con Marruecos, Tremecén y Túnez, yque tanto ayudaron a los intercambioscomerciales, otras, mediante la luchaarmada, como la ocupación de las islasde Sicilia (1283) y Cerdeña (1323) quepermitieron a la Corona controlar lasprincipales rutas marítimas. La políticamediterránea que convenía, además, alos intereses mercantiles de la nobleza yla burguesía catalanas, añadió, noobstante, nuevos conflictos y luchas de

carácter internacional (con Francia, conel Papado, con las Repúblicas-estadoitalianas como Pisa y Génova, con lafamilia de los Anjou) para hacerse conel control del Mediterráneo, no sólo enlos aspectos políticos sino tambiéneconómicos y mercantiles.

A fines del siglo XIII y comienzosdel XIV, coincidiendo con los reinadosde Pedro III el Grande (1276-1285),Alfonso III el Liberal (1285-1291) yJaime II el Justo (1291-1327), seprodujo la gran expansión de la Coronapor el Mediterráneo. Una carta de JaimeII dirigida al Papa en 1311 refleja elideario político del monarca aragonés:

"…una vez que conquistemos Granada,procederemos hacia Oriente por víamarítima, apoyándose nuestra armada enlas islas cristianas, esto es: Mallorca,Menorca, Cerdeña, Sicilia, de las queobtendremos con regularidad víveres,provisiones y hombres para vigorizar elviejo ejército y poblar nuevas tierras, yademás podremos llegar a Tierra Santa".En apenas unos decenios se habíaconquistado un vastísimo territorio quepermitía controlar las rutas comercialesmás importantes del momento. Bienpodía el almirante Roger de Lauria, en1285, tras la ocupación de Sicilia,responder con legítimo orgullo al conde

de Foix —representante del monarcafrancés—: "Señor, no sólo no piensoque navío alguno intente navegar por elmar sin salvoconducto del rey deAragón, ni siquiera galera, bajel o leño,sino que no creo que pez alguno seatreva a asomarse a la superficie delmar si no lleva un escudo en la cola conla enseña del rey de Aragón comosalvoconducto".

Será precisamente a lo largo delsiglo XII cuando los diferentes reinos ycondados peninsulares que conformabanla Corona de Aragón comiencen aindividualizarse, perfilándosenítidamente los distintos territorios en

los que los grupos dirigentes del reinolograrán definir una nueva formulaciónconstitucional, el pactismo, quepermitirá estabilizar las propiasestructuras de poder. Destaca además eneste periodo el nacimiento de lasinstituciones propias de la Corona y lasprivativas de cada uno de los Estadosque la formaban (como el Justicia deAragón), la promulgación de losdiversos códigos legislativos (Usatges,Decretales y Conmemoraciones deCataluña, los Fueros de Aragón y losFurs de Valencia) así como laconsolidación de las Cortes, tanto de lasllamadas Generales de la Corona como

de las específicas de cada uno de losEstados que la componían. Las Cortes,que fueron una de las instituciones demayor interés político, seinstitucionalizan en 1283, cuando eldeber de reunión se convierte ya en elderecho de reunión.

La distinta personalidad eindividualización de los reinos semanifiesta, sobre todo, en la asimetríaen las estructuras sociales de cadaEstado que impidieron que se produjerauna mayor convergencia, y se concretatambién en la fijación de fronterasinteriores entre Aragón con Cataluña ytambién con Valencia, reforzando cada

territorio su personalidad conconcepciones de carácter nacional, y lasexteriores con Castilla. El monarca, endefinitiva, organizaba sus territoriosrespetando las identidades políticas decada uno de ellos, propiciando cambiosestructurales profundos y dotándolos deinstituciones privativas y deadministraciones autónomas, si bien sedio una cierta simetría en lasinstituciones de cada territorio: Cortes,Diputaciones, instituciones financieras einstituciones locales eran muy parecidasen los distintos Estados y, por encima deellos, las Cortes Generales, una políticaexterior unitaria y la bandera real o

senyera que simbolizan el principio deunidad.

EL PERIODO DECRISIS: DE LA

PLENITUD A LAEXTINCIÓN DE LA

DINASTÍA REAL(1327-1410)

En los primeros años del siglo XIV,mientras que Jaime II reestructura laorganización financiera y administrativade la Corona y se convierte en soberanonatural de la comunidad política, los

distintos Estados de la Corona organizansus espacios nacionales, con territoriosperfectamente definidos y con suspeculiares instituciones políticas,jurídicas y administrativas, con unasCortes y parlamentos propios, unasleyes específicas y unos funcionariosdistintos a los de la Corona que, noobstante, siempre permanece unida en lafigura del monarca, el rey de Aragón,quien, en 1319, había establecido elprincipio de indivisibilidad de lamisma.

Alfonso IV el Benigno (1327-1336),proclamado rey, declarabasolemnemente en Cortes que Aragón

sería siempre la cabeza protocolaria detodos sus reinos "y lo principal de suEstado". Su breve reinado apenas lepermitió otra cosa que proseguir el yaconsolidado proyecto dinástico dedominio del Mediterráneo, esgrimidocomo argumento para la afirmación delautoritarismo regio que fuedesarrollado, sobre todo, por su hijoPedro IV (1336-1387) conocido como elCeremonioso, y ello porque hizopromulgar en 1344 unas Ordenanzas queregulaban la administración y elceremonial por el que los reyes deAragón, y por tanto titulares de laCorona, se harían consagrar por el

arzobispo de Zaragoza en la catedral deLa Seo. En su extenso reinado una seriede circunstancias excepcionales iban atener una honda repercusión en losterritorios y en sus gentes: además de lacontinuidad de la política mediterráneade la Corona, hay que señalar episodiostan señalados como la peste negra(1348-1350), con sucesivos rebrotes enaños posteriores y las profundasrepercusiones en el descenso de lapoblación, y, por otra, la larga ydevastadora guerra (1356-1369) contraCastilla, conocida como guerra de losdos Pedros, en la que se debatía lahegemonía peninsular y que se saldó a

favor de Castilla.En este escenario de guerras y

calamidades naturales, los grupos quedominaban el escenario político,monarquía y grupos socialesprivilegiados (nobleza y oligarquíaurbana), mantendrán posturasenfrentadas que ponen de manifiesto lasdistintas concepciones que se tenían delestado: autoritario o pactista. Laprimera, de acuerdo con la evolución delas monarquías occidentales queríaimponer una monarquía de carácterabsolutista; la segunda, tradicional y decarácter feudal, defendía los privilegiosde clase, enmascarados no obstante con

la defensa del bien común e inclusoagudizando las posturas nacionalistas.Las diversidad de posiciones llevó auna situación de verdadera guerra civilque se saldó con el triunfo de la fórmulaautoritaria de gobierno monárquico quereafirmaba, así, su autoridad en losdistintos Estados de la Corona.

La presencia de catalanes yaragoneses en el Mediterráneo siguiósiendo una constante a lo largo del sigloXIV, ya que se ocuparon las islas deMalta, Gozzo, Gelves, las Querquenas,Rodas y Castelorazzo, documentándoseademás la presencia activa de gentes dela Corona en Alejandría y Rodas,

Constantinopla y Albania, y seguíansometidas a protectorado las plazas deTúnez, Tremecén y Bujía, entre otras.Existían, también, consulados de laCorona en Alejandría, Damasco yArmenia que velaban por los interesesde sus súbditos. Destacaron, entre otros,los almogávares, compañía demercenarios formada por guerrerosprofesionales al mando de un capitán,cuyas hazañas fueron narradas en laCrónica de Ramón Muntaner;participaron en la ocupación de Sicilia yluego llevaron una azarosa vida enescenarios de Asia Menor y Grecia; algrito de ¡Aragón, Aragón!, portando

como emblema la enseña de San Jorge, ytras diversas escaramuzas en Anatolia yArmenia, ocuparon Atenas y elprincipado de Morea, incorporando losducados de Atenas y Neopatria a lasoberanía aragonesa, aunque seperdieron definitivamente en 1388. En1380 Pedro IV, que aún controlabaambos ducados, hacía un encendidoelogio de la Acrópolis de Atenas "yaque dicho castillo es la más rica joyaque hay en el mundo, y tal que ni entretodos los reyes cristianos del mundopodrían hacer algo semejante". Comohecho anecdótico cabría señalar losreiterados esfuerzos diplomáticos

realizados por Jaime II, Pedro IV yMartín I para recuperar el cuerpo deSanta Bárbara, enterrada en El Cairo.

Respecto a la política peninsular eraya evidente que la Corona de Castillahabía alcanzado una notable hegemonía.Será de nuevo la política ultramarina laque exija una mayor actividad de laCorona en todos los frentes, bélicos ydiplomáticos. El Mediterráneo ya no eraun lago controlado exclusivamente porla Corona: a los viejos y grandes actores(Pisa, Genova, Barcelona, Mallorca…)se sumaba la aparición de nuevoscompetidores, como Castilla y Portugal,dueños de unas grandes armadas. La

Corona de Aragón bastante hacía congobernar en Sicilia y dominar, a duraspenas, Cerdeña.

A la muerte de Pedro IV el reino, yla Corona, vivieron una situación decrisis generalizada, agudizada por uncierto fracaso de la políticamediterránea y la enajenación delpatrimonio real, sucediéndole sus hijosJuan I el Cazador (1387-1395) y MartínI el Humano (1395-1410), cuyosreinados se verán inmersos en unaenconada lucha de bandos. Estos dosfueron los últimos monarcas de laCorona de la dinastía barcelonesa,trocada en el linaje de los Aragón. En la

Corona de Aragón de comienzos delsiglo XV se vivía una coyunturadecisiva en la formulación de unasnuevas estructuras políticas quepermitieran superar las dificultades dela crisis y la situación de permanenteinestabilidad política y social queafectaban a los distintos estados queconfiguraban la Corona, y de formaespecial, a Cataluña, en la que losgrupos políticos estaban fracturados endos bloques antagónicos aún antes deladvenimiento de la nueva dinastía: losTrastámara castellanos.

III. ELCOMPROMISO DECASPE (1412) Y LA

CORONA DEARAGÓN

LA CORONA DEARAGÓN SIN REY

La llamada sentencia arbitral oCompromiso de Caspe de junio de 1412,acabó con un período de incertidumbreen la Corona de Aragón tras la muertesin heredero legítimo del rey Martín elHumano en 1410, e hizo de Caspe elcentro de atención de los Estadoseuropeos durante la primavera del año1412, hasta la proclamación deFernando de Trastámara, entre loscandidatos con derechos en juego, por

uno de los compromisarios, VicenteFerrer, el 28 de junio y a la puerta de lacolegial de Santa María.

Al fin y al cabo, el cambioproducido con la apuesta por una nuevadinastía, la castellana de los Trastámara,en la persona de Fernando, "el deAntequera", distinguido con todos loshonores en la toma de aquella plazafronteriza con el reino granadino, fuenotable para toda la cristiandad, porqueestaba también en juego elmantenimiento de la fidelidad europea alpapa, en la obediencia de Aviñón,Benedicto XIII, el aragonés PedroMartínez de Luna, frente al papa

romano. El papa Luna había apoyadoincondicionalmente la candidaturafernandina entre las del resto delegítimos aspirantes, con lo quepretendía garantizarse la obediencia delas dos poderosas coronas peninsulares:Castilla y Aragón. Tan magnoacontecimiento había tenido lugar en larecóndita villa de Caspe, en el reino deAragón, cabeza de una poderosa corona:la del rey de Aragón y conde deBarcelona, además de rey de Mallorca,Valencia, Sicilia, Cerdeña…, entreotros títulos condales y señoriales.

Ahora bien, pese a ser, en principio,suficientemente conocidos los entresijos

de los encuentros, concordias yacuerdos que culminaron con laproclamación solemne de Fernando deTrastámara como nuevo rey de Aragónen aquella fecha histórica de 1412, sinembargo, la historiografía al uso hainterpretado de manera distinta elresultado; más por sus consecuenciasque por el hecho en sí.

En este sentido, y sin mencionarautores ni obras, en conjunto, lahistoriografía castellana se hapreocupado en su caso de analizar elproblema del Compromiso según lascorrientes de pensamiento de cadamomento, incluso desde las primeras

crónicas procedentes de dicho ámbitopolítico, creando una manifiesta opiniónal respecto que ha enderezado suspostulados hacia la constatación de una"causa justa y trascendente". A pesar delo cual, se ha oscilado, en general,desde la alabanza a la personalidad deFernando de Antequera hasta laimputación de determinados fracasospara los intereses de Castilla.

En cuanto a la historiografíacatalana, sin desdeñar opinionesprecedentes, incluso desde el siglo XIX,en la segunda mitad del XX, Joan Regla,en su Introducció a la historia de laCorona d'Aragó (1973) insiste en la

importancia de enmarcar los hechosdentro de la influencia decisiva delCisma de Occidente, de Benedicto XIIIy de San Vicente Ferrer, y lo contemplacomo una intervención e interferencia dela Iglesia en la marcha hacia la unidadespañola. Lo que sopesa la visióntradicional de la inconveniencia delresultado caspolino y la deslealtad haciael candidato catalán por excelencia, elconde de Urgel. Mientras que JaumeVicens Vives, por su parte, señala que lasolución de Caspe fue históricamentejusta en cuando designó al candidatomás universalmente aceptado por lasdiversas estructuras de los países de la

Corona de Aragón. La carencia deoposición violenta al resultado y laestéril rebelión del Conde de Urgel lodemuestran. Cataluña, según este ilustrehistoriador, recibió la dinastía que ellamisma se había impuesto al perder elsentido de la acción histórica (LosTrastámara y Cataluña).

En cuanto a la visión de lahistoriografía aragonesa, se ha tratadode contrarrestar la interpretaciónantifernandina de los hechos, y para ellose ha insistido en la claridadindiscutible de la solución jurídica,acudiendo a los testamentos de algunosmonarcas y a las titulaciones de los

reyes de Aragón desde Alfonso II,reafirmándose en el hecho de que laelección en Caspe de Fernando deTrastámara no obedeció sino a laaplicación del derecho sucesorioaragonés y a la preserva del principiode "standum est carte" (se debe cumplirlo pactado por escrito). Este fue unprincipio muy querido por losaragoneses, quienes trataron decumplirlo siempre, respetándolo yhaciéndolo respetar a los monarcas y asus representantes en el reino.

LOS ACUERDOS DECASPE

No obstante, la cuestión delCompromiso de Caspe es ineludible encualquier manual de Historia Medievalo de Historia en general, así como en lassíntesis sobre los siglos XIV y XV,resucitándose lo que de polémico puedetener el asunto a tenor de las diversastomas de conciencia sobre ideasnacionalistas o particularismosregionales. Pero, finalmente, hay queacudir, primero al conocimiento de los

hechos, luego a su análisis según lasdiversas perspectivas (políticas,sociales, económicas o religiosas) ydespués a la interpretación que elhistoriador reconstruya en cada caso.

Porque, en definitiva, los hechos sonincontestables y son conocidos desde elmismo tiempo del acontecimiento: lamuerte en 1410 del rey Martín elHumano sin sucesión directa, al haberfallecido prematuramente su herederoMartín el Joven de Sicilia. Así, seprodujo la apertura de un bienio deinterregno en el que los representantesde Aragón, Cataluña y Valenciaconvocaron sucesivos parlamentos para

reconducir la situación y frenar losintentos de alteración del orden y laintromisión de influencias ajenas a lacausa que se dirimía. Durante esos dosaños tuvieron lugar conversaciones,audiencias y concordias, como la deAlcañiz que fue decisiva para lasolución del Compromiso, y surgieronrecelos entre los tres estados principalesde la Corona, además de la intromisiónde Benedicto XIII en defensa de sucausa cismática.

Entre tanto, se sucedieron maniobrasde los diversos candidatos y aspirantesal trono, maquinaciones de algunosnobles, como Antón de Luna en Aragón,

el asesinato del arzobispo de Zaragozaal regresar de un consejo aragonés enCalatayud al comienzo del proceso, lareclamación de los aragoneses de supreeminencia a la hora de tomardecisiones definitivas y amenazas deasumir unilateralmente iniciativas si losrepresentantes catalanes y valencianosseguían dilatando las posturasfavorables a la resolución más adecuadadel conflicto, etc.

Finalmente, la descarga de laresponsabilidad se centró en nueveelegidos, de honrada y formada opinióny de reconocido criterio. Se designarontres por cada uno de los estados

peninsulares: Domingo Ram, Berenguerde Bardaxí y Francés de Aranda, porAragón; Pedro de Sagarriga, Guillermode Vallseca y Bernardo de Gualbes porCataluña; y los hermanos Bonifacio yVicente Ferrer, más Pere Bertrán, quesustituyó a Giner Rabasa, por Valencia.Los nueve sellaron el compromiso de,tras las negociaciones oportunas,seleccionar a la persona que, a su juicio,contase con los mayores derechos altrono y garantizase una salida pacífica alvacío sucesorio.

La elección de Fernando deTrastámara, que reinaría apenas cuatroaños (1412-1416) como rey de Aragón y

sumando el resto de titulaciones de susantepasados inmediatos de la Corona, sepuede interpretar como la del candidatoque mejor preparó la estrategia, el quecontó con los apoyos decisivos en sumomento, quien satisfizo los intereses dela mayoría y el que abrió un nuevohorizonte adecuado al siglo renacentistay humanista que se estaba alumbrando acomienzos del siglo XV. Y si bien suascendencia sucesoria y legítima conPedro IV (1336-1387) le venía por víafemenina, era en justicia el pariente máspróximo de la dinastía aragonesa, comonieto del Ceremonioso a través de suhija Leonor, casada con Juan I de

Castilla (muerta en 1382), y sobrino deJuan I de Aragón (1387-1395) y deMartín el Humano (1395-1410), amboshermanos entre sí.

LA SOLUCIÓNDINÁSTICA

Así pues, en el Compromiso deCaspe se sentaron las bases de la doblepolítica de uniones personales ydinásticas dentro de una misma familia(los Reyes Católicos, Fernando e Isabel,eran primos y necesitaron un permisopapal para su casamiento), así como labúsqueda de la unidad religiosa, queconcluiría entre los siglos XV y XVI conla expulsión de los judíos y laconversión de los mudéjares.

Y al margen de lo que se hapresentado habitualmente como "ocasiónque vieron los siglos" de resoluciónpacífica de lo que en otros Estados yépocas se había resuelto por las armas,así como también de lo ejemplificanteque se ha mostrado como paroxismo delideario pactista y conciliador en laCorona de Aragón, puede concluirse, enprincipio, que, sin desdeñar ambasvaloraciones, los hilos de los interesespolíticos se movieron al compás de losintrigantes del momento, de las fuerzasconvergentes y de los objetivospersonales y de grupos oligárquicos yprepotentes. Así, el papa en la

obediencia en Aviñón se interesó porgarantizarse con Fernando la fidelidadde las coronas hispánicas a su causa, deahí el apoyo directo o a través deinterpuestos (como Vicente Ferrer, unode los compromisarios por Valenciajunto con su hermano) que le prestó; laburguesía catalana apostó, con parte dela nobleza, por quien impedía el paso alconde Jaime de Urgel, de cortearistocratizante y feudal, que ya no seaconsejaba para solventar lasdificultades todavía demoledoras de lascrisis del principado; y, por poner unejemplo aragonés, los dirigenteseconómicos vieron en el castellano una

posibilidad de introducir en loscircuitos europeos a través de Castillasu principal producto de exportación,una vez que flaqueaba la demanda de losmercados italianos, es decir la lana,para dirigirla hacia Flandes e Inglaterra.

Por tanto, fue una conjunción deintereses dinásticos y familiares,políticos y sociales, económicos ymercantiles, así como también eclesialesy de reparto de influencias sobre eltablero europeo, lo que condujo alresultado de Caspe. Resolución que fueel fruto de precedentes negociaciones alo largo de dos años (1410-1412) y quese reflejó en la votación (tres

aragoneses, dos valencianos y uncatalán) de los nueve compromisarios, afavor de don Fernando. Semejanteconjunción de intereses se produjo peseal desequilibrio estructural de los tresEstados peninsulares de la Corona deAragón en un momento de diacronía enlas crisis y recuperaciones de dichosEstados entre los siglos XIV y XV.

Tras el Compromiso, don Jaime, elconde de Urgel no aceptó el resultado yse levantó en armas con la ayuda deseguidores también aragonesesencabezados por don Antón de Luna,cayendo en crimen de lesa majestad. Elnuevo rey tuvo que esperar a coronarse

solemnemente con la reina Leonor enZaragoza en febrero de 1414 hasta haberacabado con la revuelta y encarcelado alpertinaz pretendiente. Desde entonces secreó toda una hagiografía laica sobre elmalhadado don Jaime, especialmente encierta historiografía catalana, o la visiónmás castellanista que castellana deltriunfo del Trastámara desde la mismacrónica de Juan II de Castilla, que abreun largo paréntesis para contar condetalle el interregno aragonés y eltriunfo del de Antequera, o lareafirmación aragonesa sobre el derechosucesorio y la legalidad y legitimidaddel resultado.

No obstante, tras el Compromiso,hubo un nuevo rey y la Corona deAragón continuó su andadura históricaunida bajo un mismo soberano.

IV. LOSTRASTÁMARA, UNA

NUEVA DINASTÍAPARA UNA

CORONA GASTADA(1412-1516)

LA CORONA DEARAGÓN SIN REY

EL CAMBIO DEDINASTÍA

La decisión adoptada por loscompromisarios en Caspe al elegir aFernando de Antequera como rey deAragón fue una solución política a unproblema político; debe considerarsejusta, en cuanto su candidatura reunía

derechos similares a los de las otrascuatro, oportuna porque fue aceptadapor las diversas estructuras de lospaíses de la Corona y, además, comohizo notar el arzobispo de Tarragona enel momento de la proclamación, era laopción más útil para los interesesgenerales.

La llegada de la nueva dinastíasupuso un alivio para todos, algo queseguramente no hubiera ocurrido dehaberse elegido al conde de Urgel. Sehabía superado el riesgo de ruptura de laCorona y garantizada la continuidad deuna monarquía única. El procedimientoseguido para la elección suponía un

cierto quebranto para el poder y laimagen real, mientras los grupospolíticos salían fortalecidos, pues aldemostrar su capacidad para elegir alrey, podían reclamar mayorparticipación en el gobierno.

Fernando I tenía 33 años, 5 hijosvarones y gran experiencia comogobernante; por herencia y pormatrimonio formaba parte de la altanobleza castellana, era un hábildiplomático y un buen estratega militar.Cualidades que puso en práctica antes ydespués de Caspe, con objeto de templarlos ánimos en sus reinos a la espera dela oportunidad para recomponer su

poder.Así hay que entender sus primeros

gestos, como aguardar fuera delterritorio aragonés el fallo de loscompromisarios, despedir a todos susacompañantes castellanos antes deentrar en Aragón y hacerlo junto a suesposa y sus hijos, convocar Cortes enZaragoza y atender las peticiones de losbrazos. En los meses siguientes, cerrócon los demás candidatos y susseguidores los resentimientosproducidos por su elección,respetándoles los honores ypropiedades, les compensó por losgastos hechos en la defensa de sus

derechos y perdonó a los partidarios delos otros pretendientes, salvo a losinvolucrados en el asesinato delarzobispo de Zaragoza.

Sólo entonces, en 1414, organizó sucoronación real en La Seo de Zaragoza,rodeado de un cortejo formado por losprincipales prelados, ricos hombres,barones y ciudadanos de Aragón,Cataluña y Valencia, así comonumerosos caballeros castellanos,navarros y sicilianos llegados paraparticipar en el acto. Elevó a su hijoprimogénito, Alfonso, a la dignidad dePríncipe de Gerona y lo hizo proclamar,según establecían los Fueros del reino,

su heredero y lugarteniente. El pueblovolvía de nuevo a contemplar elesplendor de un monarca y una dinastía.

LAS GRIETAS DEUNA CORONA

La recuperación de la imagen novino acompañada de la reconstruccióndel poder real. Ni Fernando I (que murióen 1416) ni su hijo y sucesor Alfonso V(1416-1458), pudieron resistir lapresión de los grupos de poder de losestamentos de cada uno de los reinos.Desde hacía tiempo se arrastraba laquiebra del patrimonio y de las rentasreales. El soberano de la Corona deAragón era pobre y, además, estaba

arruinado. La capacidad económica dela monarquía dependía de las ayudas ypréstamos otorgados por las Cortes demanera voluntaria, que obligaban a losreyes a aceptar condiciones y hacerconcesiones muchas veces contrarias asus deseos e intereses.

El precio pagado por los reyes de ladinastía Trastámara en estasnegociaciones consistió en permitir quese desgajaran parcelas del gobiernopropio de la monarquía para cederlas alos estamentos que controlaban lasinstituciones de los reinos, es decir,quitar poder centralizador al rey parapotenciar a las fuerzas internas de los

territorios.Las Cortes Generales, como órgano

que representaba la voluntad conjunta dela Corona, que durante más de un siglose habían reunido y tomado decisionesen los asuntos que afectaban a todos —solventar los levantamientos de laUnión, reformar el sistema fiscal,decidir guerras y, la última, la soluciónde Caspe—, dejarán de convocarse. Laexistencia de una Hacienda Real única,con un Maestre Racional encargado deadministrarla, se fragmentará en tresHaciendas con sus propios oficialespara realizar la gestión en cada uno delos estados; las Diputaciones dejarán de

depender de las Cortes y se constituiránen gobiernos autónomos y estamentales.Las funciones del antiguo lugartenientese separarán y se repartirán entre losvirreyes y los gobernadores de cadareino. La Audiencia real y la Cancilleríaterminarán, igualmente, por organizarseen función de los tres territorios y conpersonal oriundo de cada uno de ellos.

Como último símbolo de estafragmentación, se pasa de la existenciade una archivo real instalado enBarcelona por Jaime II, cuyas primerasordenanzas fueron dadas por Pedro IVen 1384 con una clara intencióncentralizadora, a la creación de sendos

archivos reales en cada una de lascapitales.

Con los Trastámara, la Corona deAragón dejará de estar constituida portres Estados con intereses compartidos yarticulados por un aparato monárquicocomún, para convertirse en tres Estadoscon tres estructuras monárquicas y tresproyectos más o menos coincidentes,que cuentan con un mismo rey.

LA GRANDEZAEXTERIOR DE LA

DINASTÍA:CASTILLA Y

NÁPOLES

La Corona de Aragón como fuerzageopolítica había adquirido poder yprestigio en el Mediterráneo desde elsiglo XIII y la monarquía aragonesaestaba bien asentada en el equilibriopeninsular. La coyuntura económica a lallegada de la nueva dinastía y sus

conexiones castellanas podían significarque la acción política en ambos frentesfavoreciera la economía productiva,mercantil y financiera que interesaba ala sociedad. Aragón y Valencia podíansalir especialmente beneficiados,porque Cataluña padecía seriosproblemas sociales en el campo y en lasciudades e iniciaba un decliveeconómico que tardará mucho enremontar.

Es posible que Fernando I,consciente de los obstáculos delgobierno interior de la Corona, diseñaraun proyecto dinástico para intervenir enla política exterior. Su programa pasaba

por colocar a sus hijos en lugaresprecisos: Alfonso, el primogénito, comosu sucesor en Aragón, Juan en Nápoles,como posible marido de la reina Juana;Enrique, Sancho y Pedro como maestresde Santiago, Alcántara y Calatrava,controlando la nobleza en Castilla;María, casada con Juan II sería reina deCastilla y Leonor, reina de Portugal porsu matrimonio con don Duarte.

De hecho, Fernando liquidó susvínculos con Benedicto XIII y, trasentrevistarse con el emperadorSegismundo, retiró su apoyo al papaLuna y optó por el fin del Cisma a travésde la vía del Concilio, lo que le permitía

introducirse en el centro de la políticaeuropea y reclamar un puestoprivilegiado al frente de los asuntosmediterráneos.

No todo salió como estaba pensado.Fernando murió muy pronto. Juan nocasó con Juana de Nápoles, sino conBlanca de Navarra, heredera de CarlosIII, lo que le convirtió en 1425 en rey deNavarra. El mayor, Alfonso, siendo yarey de Aragón, procedió a controlarSicilia y Cerdeña y, aburrido de losproblemas con las Cortes de sus reinos,embarcó en 1432 rumbo a Italia paraintervenir en los asuntos de Nápoles;tras sufrir una gran derrota (Ponza,

1435) entró en alianza con Milán, frentea la liga formada por el Papa, Venecia yFlorencia, logrando la conquista delreino napolitano (1442), donde instalósu corte para no regresar a Aragón en elresto de su vida.

Los desacuerdos entre los hermanos

menores, enfrentados a Álvaro de Luna,hicieron fracasar la intervención de ladinastía en los asuntos castellanos,siendo el propio Juan, que era rey deNavarra y actuaba de lugarteniente de suhermano en la Corona de Aragón, quienmantuvo vivo un partido aragonés enCastilla, lo que permitió, un tiempodespués, lograr el matrimonio de su hijo,Fernando, con la princesa Isabel.

La política exterior de losTrastámara, excesivamente guerreada,no era la que más podía interesar a sussúbditos de Aragón, Cataluña yValencia, pero el impulso de lasactividades financieras y mercantiles

que produjo significó una revigorizaciónde las economías y, sobre todo, elprestigio alcanzado por el rey y la Casade Aragón quedó establecido durantemucho tiempo. Cuando el papa Pío IIquiso organizar la defensa deConstantinopla ante la inminenteconquista turca, fue al rey de Aragón,que lo era también de Sicilia y Nápoles,al que pidió que encabezase la nuevacruzada

EL INTENTO DEQUIEBRA DE LA

UNIDAD: JUAN IIILA SUBLEVACIÓN

DE CATALUÑA

A la muerte de Alfonso V en 1458,llegó al trono de Aragón su hermanoJuan, mientras el de Nápoles recayó ensu hijo napolitano Ferrante (Fernando).

Juan II tenía en ese momento 61años. Castilla, Navarra y los estados dela Corona de Aragón habían sido

escenarios de su prolongada acciónpolítica y en todos ellos teníapartidarios y detractores. Elenfrentamiento arrastrado en Navarracon su hijo Carlos (Carlos de Viana),que le reclamaba el trono de su madre,provocando una verdadera guerra civil,se trasladó a Aragón, donde por Fuero aCarlos le correspondía elreconocimiento de heredero ylugarteniente del rey, a lo que su padreno estaba dispuesto, sino que parasucederle en la Corona pensaba enFernando, nacido en 1452 de sumatrimonio con la castellana JuanaEnríquez.

La difícil situación familiar fueaprovechada en Cataluña, donde lacrisis social y económica ya vieja sesolapaba con una alteración políticaprovocada por la división interna de losestamentos en pugna constante por elcontrol de las instituciones de gobierno,levantando la figura del infante, al queno conocían, frente a la del nuevo rey,que había actuado como lugarteniente deAlfonso.

En septiembre de 1461 el príncipeCarlos murió en extrañas circunstanciasy en Barcelona se produjo unmovimiento popular, alentado porpredicadores iluminados que esgrimían

mensajes como Sant Karles, primogenitd'Arago e de Sicilia, Jesús beneytnol'as lexat regnar y acompañado decuraciones milagrosas atribuidas alcuerpo del infante, al que seincorporaron algunos barones, miembrosdel clero y del patriciado barcelonés,que convirtieron la revuelta en unaguerra civil contra Juan II, al queprohibieron permanecer en territoriocatalán.

La guerra abierta tuvo su primeraexpresión de violencia en julio de 1462,cuando las tropas enviadas por laGeneralidad de Cataluña y el gobiernomunicipal de Barcelona atacaron con

artillería la fortaleza de Gerona dondeestaban la reina Juana y el príncipeFernando, declararon enemigos públicosde Cataluña a los tres miembros de lafamilia real y entregaron la titularidaddel condado a Enrique IV de Castilla. Launidad de la Corona de Aragón estaba,de hecho, rota.

Juan II tuvo que recurrir a comprarel apoyo militar de Luis XI de Francia;el joven infante Fernando se hizo cargode dirigir el ejército facilitado porvalencianos y aragoneses, con el reyanciano y enfermo (fue operado decataratas con setenta años), y la reinatambién enferma (falleció en 1468). Los

grupos catalanes más radicalizados seconcentraron en Barcelona; cuandoEnrique IV de Castilla renunció,eligieron como príncipe a Pedro dePortugal, heredero de los Urgel delCompromiso y a su muerte a Renato deAnjou, representante de la dinastíaenemiga de la Corona en los asuntos deItalia.

Con ayuda de las Cortes de Aragón yValencia, Juan II maniobró pararecuperar la iniciativa. En 1469concertó el matrimonio del príncipeFernando con la infanta Isabel deCastilla y abrió una línea de alianza conInglaterra y Borgoña para aislar a

Francia, cuyas tropas habían invadidoCataluña. Finalmente, el triunfo militardel rey reintegró el territorio catalán a laobediencia real, pero las secuelas de tandura guerra tardarían mucho endesaparecer.

LA EFÍMERARECONSTRUCCIÓNDE LA UNIDAD CON

FERNANDO II

Con la muerte de Juan II en 1479moría, en realidad, el último rey de laCorona de Aragón. Su hijo y sucesor,Fernando II, tenía 27 años de edad,llevaba cinco años como rey de Castillapor su matrimonio con Isabel y tenía unproyecto político que superaba lasposibilidades que podía obtener de los

estados aragoneses. Éstos seincorporaban, por tanto, al ámbito de lamonarquía hispana constituida por launión de las dos principales dinastíaspeninsulares.

La monarquía aragonesa, alconvertirse en hispánica, emprenderá unproceso de fortalecimiento, pero almismo tiempo se irá alejando de sustierras patrimoniales. El absentismo realtambién es manifiesto. De los 37 añosde reinado, Fernando sólo estuvo enAragón 1.118 días, mucho menos enCataluña, donde acudió únicamente enseis ocasiones y la estancia másprolongada, de once meses seguidos, fue

por el período de recuperación tras elatentado sufrido en Barcelona endiciembre de 1492; en Valencia aúnpermaneció menos tiempo, a pesar deser el territorio de mayor vitalidad ymás dispuesto a atender las demandasdel rey. A Mallorca no llegó a ir nunca.

Pero esta realidad no implica que laidea de la Corona desapareciera ni quese extinguiera su influencia en la nuevaconstrucción estatal. El modeloinstitucional adoptado por la monarquíahispánica era una continuidad del que sehabía desarrollado en la Coronaaragonesa, es decir, separación de lasdos coronas, Castilla y Aragón, con

respeto a las identidades y los órganosde gobierno, leyes, aparato judicial,Cortes, Diputación, régimen fiscal,moneda, pesos y medidas, funcionarios yun largo etcétera en cada uno de losterritorios. Sólo la política exterior, quequedaba reservada al rey, puedeconsiderarse hasta cierto punto común,aunque el mayor peso económico ydemográfico de Castilla puso enocasiones mayor atención en esa corona,si bien el mantenimiento de la políticamediterránea y la enemistad conFrancia, que fueron las principaleslíneas de actuación, provenían de latradición aragonesa.

A la muerte de la reina Isabel (1504)y la exclusión de Fernando del gobiernode Castilla (1505), la Corona de Aragónrecuperó su monarquía. El matrimoniodel rey con Germana de Foix (1506), losintentos de engendrar un heredero y lapresencia personal de Fernando al frentede las tropas que conquistaron Nápoles(1507), revelan sus deseos de recobrarpara el futuro la esencia de la Casa deAragón. Las pocas horas que vivió elinfante Juan (3 de mayo de 1509), fueronla última oportunidad para prolongar laexistencia de la Corona de Aragón. Elnieto de los Reyes Católicos, Carlos deAustria, será emperador. Los estados

aragoneses quedaron diluidos en unasoberanía tan extensa, que en laintitulación de los sucesores deFernando el reino de Aragón ocupará elsegundo lugar, tras Castilla y antes queLeón, Valencia será el décimo tercero,Mallorca el décimo quinto y el condadode Barcelona el trigésimo sexto.

V. LA CORONA DEARAGÓN EN LA

EDAD MODERNA(1516-1707)

LA CORONA DEARAGÓN EN LAMONARQUÍA DELOS AUSTRIAS

La muerte de Fernando el Católico(1516) y la llegada al trono de su nietoCarlos I de Habsburgo (1516-56), pocodespués emperador de Alemania (1519),diluyó prácticamente la Corona deAragón, cuya imagen, no obstante, semantuvo durante toda la época de losAustrias (ss. XVI-XVII), exteriorizada

por el Consejo Supremo de Aragón conrepresentantes de Aragón, Cataluña,Valencia, Mallorca y Cerdeña. Algunosaños después, en 1555, la creación delConsejo de Italia representaba paraSicilia y Nápoles su separación de lavaga entidad política que seguía siendola Corona de Aragón. Los Estadosaragoneses continuarían manifestándosecada uno con su propia organizaciónadministrativa, política, judicial, fiscal yeconómica, así como con claraconciencia de su individualidad frente alos demás. Aragón, Cataluña y Valenciamantendrían sus respectivas Cortes, adiferencia de Mallorca, en donde el

Consell General tendría atribucionesgenerales. También habría parlamentosen Sicilia y en Cerdeña.

Pero los monarcas habsburgueses,educados en el absolutismo, prontotenderían a sustraerse de laslimitaciones de las peculiaridadesforales e "inmunidadesconstitucionales", derivadas delpactismo, y a defender su vastopatrimonio, por lo que cada territorioaragonés no tardó en aprender que susupervivencia pasaba necesariamentepor distinguir entre él y el rey, soberanode otros reinos y sujeto a múltiplesintereses. Una dialéctica, en conjunto,

que iba a condicionar sus relaciones conlos Austrias.

Tras haberlo hecho en lascastellanas celebradas en Valladolid, enlas Cortes realizadas en Zaragoza(1518-1519), tras no pocas dificultades,Carlos I juraba los fueros como rey,después de que, finalmente, accediera acompartir el trono con su madre doñaJuana, en lo que se convertía en lasegunda Diarquía de las Españas, algoque no iba a limitar el ejercicio de supoder. Lo mismo ocurrió en las Cortesde Barcelona, aunque también con lascorrespondientes salvedades. Sinembargo, ya no llegaría a inaugurar el

parlamento valenciano comoconsecuencia de la muerte de su abueloMaximiliano, emperador de Alemania, ysu marcha desde La Coruña paraacceder a la corona imperial. Estacircunstancia, sin duda, coadyuvó a que,tras el estallido de las Comunidades enCastilla, se produjera, también, elmovimiento de las Germanías en losreinos de Valencia y Mallorca entre1520 y 1523.

La actuación del monarca, a pesar desus irregularidades, no levantó grandesresistencias y se vio con frecuenciaacompañada por la convocatoria deCortes para los tres reinos aragoneses

peninsulares, tal y como ocurrió en1528, 1533, 1537, 1542, 1547 y en elaño 1552. El objetivo era conseguir unservicio económico, pero para losaragoneses esos contactos con su reyservían para renovar su compromisoconstitucional, sentir la presencia regia,legislar y reparar agravios. Tras unaprimera etapa, que se extiende hasta losaños 40, hija de la tolerancia y deloptimismo que todavía transmiten losúltimos rescoldos de un humanismo cadavez más acosado por las corrientesreformadoras, sucederá otra, coincidentecon el periodo de intransigencia que seabre en Europa, en la que el deterioro en

las relaciones entre la Monarquía y cadauno de sus reinos aragoneses, aunquecon ritmos diferentes, se hará presente.Cuando en 1563 su hijo Felipe II (1556-1598) convoque, por fin, CortesGenerales en Monzón, aragoneses,catalanes y valencianos acudirán enmedio de un descontento general quedará a la asamblea un tono de dureza.Unas Cortes en las que en suprolongación en cada uno de los tresreinos, como privativas, se trataránasuntos tocantes a la defensa y el ordenpúblico; se verterán quejas contra laInquisición y sus notorias actuaciones"fuera de la fe"; o se aplicarán reformas

a la Audiencia en los respectivosterritorios, que contribuirán a sufortalecimiento al quedar sometido alservicio de la Monarquía.

Durante los años subsiguientes, lasrelaciones políticas e institucionales delreino de Aragón con la Monarquíafueron experimentando in crescendo unclima de tensión. En las Cortes deTarazona de 1585 se resolvían asuntosque afectaban al reino de forma grave,sin embargo, más allá del sosiegopretendido se daba paso a una espiral deconflictividad, mientras el poderquedaba definido por dos sensibilidadesbien distintas: la del rey y su autoridad y

la del reino y sus prerrogativas forales.Pocos años después, la rebeliónzaragozana de 1591, momento culmen delas llamadas Alteraciones de Aragón,daba paso a las Cortes de Tarazona de1592 y con ello a determinantesreformas de la "constitución" aragonesa.Así, el cese del cargo de Justicia deAragón quedaba en lo sucesivo enmanos del soberano; los diputados nopodían convocar al reino sinautorización previa del monarca; o seestablecía el sobreseimiento del pleitodel "virrey extranjero", dejándose almonarca la libre elección del cargo sinatenerse a su posible condición foránea.

Es así como la Monarquía afianzabamuy significativamente su poder enAragón.

Mientras tanto, si en Cataluña lasCortes de año 1585 se habían destacado—como apunta R. García Cárcel— porsu neta agresividad hacia el rey y susrepresentantes en Cataluña, E. Salvadorsintetiza perfectamente lo ocurrido enValencia: En ellas los estamentospretendieron, "sobre todo, defendersedel propio monarca". Ya bajo elgobierno de Felipe III (1598-1621) unhecho resulta especialmentesignificativo por su repercusión: laexpulsión de los moriscos, decretada en

Valencia en 1609 y para Aragón en1610, circunstancia que no hará sinoanunciar la disposición de la Cortemadrileña hacia los territoriosaragoneses. Algunos años después lapretensión del Conde-Duque deOlivares, valido de Felipe IV (1621-1665), de poner en marcha su proyectode "Unión de Armas" (1625) para que secontribuyera en el coste de guerra que lapolítica militar de los Habsburgo enEuropa reclamaba, elevaba la tensiónhasta el punto de que en Cataluña lasCortes a tal fin convocadas —también lohabían sido para Aragón y Valencia—,quedaban inconclusas, sancionando el

fracaso de los propósitos que las habíaninspirado.

En 1635 estallaba la guerra entreFrancia y España. Pocos años después,la explosiva situación creada enCataluña por el alojamiento desoldados, en el ámbito de una situaciónya de por sí insostenible, derivaba en el"corpus de sang" (7 de junio de 1640),en el que el virrey de Cataluña, SantaColoma, era asesinado en Barcelona.Suponía el comienzo de la Guerra deSecesión catalana que se prolongaríahasta el año 1652. Un momento, pese aello, de sumo interés para valorar elpapel de los reinos de Aragón y

Valencia en sus relaciones con laMonarquía, pues el alineamiento de suscapas dirigentes a la causa de Felipe IVterminará por configurar un nuevohorizonte, patente ya en las Cortes de1645-46, celebradas en las ciudades deZaragoza y Valencia, últimas de la etapaforal en este último reino. Cuando porfin la Paz de los Pirineos (7 denoviembre de 1659) acalló el ruido dearmas entre Francia y España, loscondados del Rosellón y la Cerdañaquedaron incorporados definitivamentea la Corona francesa.

En 1677 Juan José de Austria, queen 1669 había sido nombrado vicario

general de la Corona de Aragón consede en Zaragoza, conseguía hacerse conel poder al servicio del joven monarcaCarlos II. Ocasión que nos sitúa en unescenario en el que las distintasactitudes políticas, económicas ysociales, que caracterizaban lasrelaciones entre el interior y la periferiaen la España de Carlos II plantearon unsugestivo debate, en torno al llamado"neoforalismo". Lo cierto es que alfinalizar el siglo XVII aragoneses,valencianos y catalanes llegarán aadmitir la superioridad de la Monarquíasobre sus respectivos ordenamientosjurídicos, aunque sean pocos los que

piensen en una Monarquía común bajolos postulados de las instituciones yleyes castellanas. Incluso en ciertossectores se mantendrá el viejo espírituconstitucional.

EL FINAL DE LACORONA DE

ARAGÓN

La muerte de Carlos II, sindescendencia, el 1 de noviembre de1700, planteó la sucesión al trono deEspaña. Poco antes de morir, influidopor el cardenal Portocarrero,preocupado por mantener la unidad delos dominios de la Monarquía, habíalegado sus posesiones a un miembro dela Casa de Borbón, lo que eraconsiderado como un apoyo decisivo a

la Corte de Versalles. Esto explica quela cuestión sucesoria españoladesembocara en un conflictointernacional, en el que, frente alpretendiente francés Felipe de Anjou,las potencias rivales (Inglaterra yHolanda) apoyaron al archiduque Carlosde Austria, que en España pasaba arepresentar el federalismo político de laCorona de Aragón, amenazado por elcentralismo racionalista de cuñofrancés. Lo que implicaba, además, unaguerra civil. La victoria de Almansa (27de abril de 1707) permitió a Felipe deAnjou (Felipe V) recuperar Aragón yValencia, y durante el verano dictar el

primer Decreto de la Nueva Plantaponiendo fin al viejo ordenamientojurídico de los dos reinos, asimiladosdesde entonces a las leyes einstituciones castellanas. El R.D. de 29de julio de 1707 suavizó algo la rigidezinicial de la Nueva Planta al manteneren Aragón su Derecho Civil; lo que noocurrió en el reino de Valencia. En abrilde 1711 se dictaba un II Decreto deNueva Planta tras ser derrotado CarlosIII, que en 1710 había alcanzado denuevo Madrid, aunque la reacciónborbónica (batallas de Brihuega yVillaviciosa, en diciembre de 1710)entonces haría irreversible la victoria de

Felipe V, consumada con la caída deBarcelona el 11 de septiembre de 1714.Mucho más ligada a los interesesitalianos, aunque influida en suscostumbres por la presencia aragonesa,la isla de Cerdeña, ocupada por unejército anglo-holandés en 1708, pasó amanos austríacas en 1713, tras la firmadel Tratado de Utrecht. El 28 denoviembre de 1715 se promulgaba laNueva Planta en Mallorca y, por RealCédula, el 16 de enero de 1716 enCataluña. En ambos territorios la NuevaPlanta borbónica manifestó más madurezy templanza.

Con los decretos de la Nueva Planta

(1707-1716) fueron suprimidas lasinstituciones seculares propias de losreinos y territorios de la Corona deAragón, que representaban susingularidad y autonomía. Es el caso del a Diputación del Reino, en Aragón; laDiputado del General o Generalitat, enValencia y Barcelona; y el JusticiaMayor de Aragón. Los virreyes fueronreemplazados por los comandantesgenerales (pronto denominadoscapitanes generales), que presidieron lasAudiencias; mientras que el Consejo deAragón quedó integrado en el Consejode Castilla. Los corregimientos seconvirtieron en las nuevas divisiones

administrativas y al frente de losgobiernos municipales los juradospasaron a convertirse en regidores,presididos por un corregidor, lo quesupuso la intervención de la burocraciadel Estado en los mismos. Lasprincipales ciudades de los territoriosaragoneses quedaron integradas en lasCortes Generales del Reino, siendoliquidada la iniciativa y la oposiciónsistemática a los deseos del monarca. Sesuprimieron las aduanas y puertos secos(Reales Cédulas de 1714 y 1717) y sesuspendió el sistema propio de medidasy pesas; también se ordenó el cierre delas cecas y la supresión de sus monedas.

Sólo desde entonces se puede hablarde una España unificada administrativay económicamente.

VI. LOSEMBLEMAS: LA

BANDERA DEARAGÓN

El emblema aragonés porantonomasia es el constituido por lastradicionalmente denominadas "barrasde Aragón", expresión documentada yaen el siglo XVI y que designa a cuatrofranjas rojas sobre fondo amarillo, lascuales se disponen en sentido vertical enel escudo de armas y horizontal en labandera. Técnicamente, la actualbandera aragonesa consiste en un pañoamarillo con cuatro bandas horizontalesrojas equidistantes, cuya anchura es deun noveno de la altura de la bandera.Como tal fue adoptada oficialmente porla Comunidad Autónoma ya en 1978,

decisión que se consolidódefinitivamente cuando el Estatuto deAutonomía de Aragón de 1982estableció en su artículo 3.1 que "labandera de Aragón es la tradicional delas cuatro barras rojas horizontalessobre fondo amarillo" (disposición quese mantiene igual en la actual versión,de 2007). Sus particularidades técnicasquedaron fijadas mediante la Ley2/1984, de 16 de abril (BOA de 18 deabril y BOE de 11 de mayo), sobre usode la Bandera y el Escudo de Aragón yel Decreto 48/1984, de 28 de junio(BOA de 14 de julio) de la DiputaciónGeneral de Aragón, por el que se hace

público el modelo oficial del Escudo deAragón, y se establecen las normasprecisas sobre confección ycaracterísticas materiales de laBandera de Aragón. Se culminaba asíun proceso de identificación entre esteemblema y la comunidad territorial ypolítica aragonesa iniciado ocho siglosantes, pero en cuyos orígenes no sedaba, sin embargo, una vinculacióndirecta entre ambos.

Como se verá con más detalle en elcapítulo consagrado al Escudo deAragón, las barras aragonesas (palos degules en campo de oro, en la lengua delblasón) surgieron en el siglo XII como

emblema familiar del Casal de Aragón,la dinastía titular del reino homónimo ydel condado de Barcelona, más losrestantes territorios que se fueronincorporando a la Corona de Aragón. Ladesignación de este linaje regio se basóen el hecho de que "Aragón es nuestronombre y título principal", comoexpresaba en el siglo XIV el rey PedroIV, al regular el ritual de coronación delos monarcas aragoneses. Sin embargo,esta denominación no debe enmascararel hecho de que el emblema no pretendíaen modo alguno, en su concepciónoriginal, representar al Reino ni a laCorona de Aragón, careciendo de todo

valor territorial o institucional, ya quese trataba de las armas y enseña de lafamilia reinante, llevadas por quien eraen un momento dado el soberano de losterritorios englobados en la Corona,pero también por sus parientes máscercanos (hijos, hermanos, tíos, primos,sobrinos). No obstante, al ser ante todoel emblema del monarca, se produjo unapaulatina equiparación de las barras deAragón con el propio titular del reino,por lo cual, a la larga, aquéllasadquirieron la consideración de armasde dignidad, es decir, la de un emblemaespecífico de la condición de rey deAragón. Por ello, las barras se

conocieron de forma oficial durante todala Edad Media como el Senyal Reyald'Aragón o, simplemente, el SenyalReyal.

Resulta revelador, en este sentido, eltratamiento dado a los emblemas de laCorona de Aragón en la seccióncorrespondiente del Armorial de Gelre,una recopilación de escudos de armasrealizada en Flandes por Claes Heinen,heraldo del duque de Gelre (o Gueldre),entre 1370 y 1395, si bien la partearagonesa tiene que datarse entre 1372 y1380, período durante el cual el infantedon Martín (posteriormente el reyMartín I el Humano) trajo las armas que

allí se le atribuyen. Este armorial es elprimero que acoge una secciónimportante destinada a la heráldicaaragonesa, por lo que no podía limitarsea copiar más o menos correctamentefuentes anteriores, sino que tuvo quebuscar información de primera mano y,en consecuencia, actualizada. Pese a loque pudiera parecer a simple vista, estono le plantearía a su autor muchosproblemas, pues el siglo XIV fue unmomento de frecuentes contactosnobiliarios y caballerescos entre laPenínsula Ibérica y el resto de Europa,lo que supone una garantía sobre lavalidez de las armas allí compiladas,

que parecen responder bastante bien a loque se ha llamado la "doctrinaheráldica" del rey Pedro IV, no en vanoconocido por el sobrenombre de "elCeremonioso". Pues bien, en dichoarmorial, al igual que en otroscoetáneos, las armas personales, aunquepuedan serlo al mismo tiempo dedignidad, se distinguen de las quepertenecen únicamente a esta últimacategoría, mediante la representación delas primeras en escudos (en general conyelmos y cimeras) y de las segundas enguiones o banderas cuadradas.

En el caso concreto de Aragón, lasección correspondiente representa en

gran tamaño las armas personales delrey Pedro IV, un escudo con el SeñalReal sobre el que aparece un yelmocoronado, parcialmente cubierto por unmantelete o paño de protección azul conla cruz de Íñigo Arista en blanco yrematado por la cimera del dragón. Aeste escudo, a la vez armas de linaje yde dignidad, le siguen unas banderas dedignidad que representan cuatro de lostítulos reales que el monarca poseía:Aragón (representado no por las barras,emblema personal, sino por la citadacruz de Íñigo Arista), Cerdeña,Mallorca y Córcega (falta Valencia, asícomo los condados de Barcelona,

Rosellón y Cerdaña). Debajo aparecenlos emblemas del infante don Martín,conde de Luna (un escudo con las armasde los Luna y otro con las suyas propiascomo hijo del rey, las barras de Aragónsumadas de un lambel). Al pie de estacomposición, aparecen en fila las armasde los magnates de la Corona, el señorde Moneada, el marqués de Villena y loscondes de Urgel, Ampurias y Prades. Seadvierte aquí cómo los emblemas queimplican un titular netamente personal,aunque se vinculen a un título nobiliario(según sucede con el condado de Luna),se representan en forma de escudos dearmas, mientras que los que se vinculan

ante todo a la ostentación de un título lohacen en banderas. Por esta razón eneste caso las barras aragonesas aparecensólo en el escudo y no en la enseña, peseque ambos elementos aparecenidentificados con la rúbrica Aragón.

Esto no implica que el Señal Realcareciese ya entonces de aplicación alas banderas, sino que todavía carecíade cualquier vinculación territorial. Porello, cuando las barras aragonesasfiguraban en una enseña, tenían unsignificado especial. Mientras que losescudos de armas eran llevados porcualquier miembro de un linaje (almenos en el caso de la heráldica

hispánica), las enseñas, en sus diferentesformas, estaban ligadas a la jefatura delejército y, como emblema feudal, alejercicio del señorío sobre un territoriodado. Por eso, la bandera u otroselementos textiles con las barrasaragonesas fueron de uso privativo delrey, cuando salía en campaña oparticipaba en determinados actossolemnes.

Como parte de su equipo bélico, elmonarca aragonés llevaba en el extremode la lanza un pendón o banderolatriangular con las barras de Aragón, loque se atestigua ya en un sello deAlfonso II de 1186, donde aparece la

bandera más antigua documentada en elreino, aunque sin duda hubo otrasdistintas anteriormente, pues eran unelemento indispensable para laconducción de un ejército. Ese pendónde la lanza regia muestra los mismospalos o barras que aparecen en elescudo del rey y en las gualdrapas ocoberturas de su caballo. Se produce, noobstante, una diferencia entre ellos y esque dicho emblema aparece en las armasy en la indumentaria en forma de listasverticales, mientras que en el pendónéstas son horizontales. Estatransformación ilustra bien lassemejanzas y las diferencias entre el

lenguaje heráldico o de los escudos dearmas y el vexílico o de las banderas.En efecto, lo que en el escudo sigue uneje longitudinal (por ser más alto queancho y por asimilarse la parte superiordel mismo a la cabeza de quien lolleva), en las banderas, habitualmenteapaisadas, se adapta a un eje latitudinal(donde predomina lo ancho sobre lo altoy la parte superior se identifica con laque está pegada al asta de la que pende).De este modo, el mismo emblema,conservando su composición básica abase de franjas doradas o amarillas yrojas, adoptará una disposición u otrasegún las circunstancias materiales y

funcionales en las que se represente.Esto incluye también la variación de sunúmero, al menos hasta la época dePedro IV el Ceremonioso, que escuando aquél se fija en cuatro barrasrojas sobre fondo amarillo o dorado, sibien esa fórmula era ya la más frecuentecon anterioridad.

Medio siglo más tarde de queAlfonso II lo representase en su sello, sunieto, el rey Jaime I, salía al frente desus tropas llevando el mismo tipo dependón en la lanza y de gualdrapas en sucaballo, a lo que añadía una sobrevesteo túnica portada sobre la cota de malla,que también mostraba el Señal Real. Así

aparece representado en una de lasminiaturas de la versión aragonesa delos fueros compilados bajo su reinado,e l Vidal Mayor. En dicha ilustracióncabalga al lado del monarca su alférez oabanderado, que lleva una banderarectangular que, pese a ser más alta queancha, refleja la misma disposiciónhorizontal de las barras. No obstante, enalgún tipo especial de enseña, como elguión, las mismas pueden aparecertambién en vertical, según se aprecia,por ejemplo, en los frescos del castillode Alcañiz. Tal disposición es la que,como se ha visto, se adopta también enla indumentaria, tanto en la sobreveste

del rey como en la dalmática o túnicasin mangas de la que se revestía en laceremonia de su coronación, segúnaparece en las iniciales iluminadas delCeremonial de consagración ycoronación de los Reyes de Aragón(1353) ordenado por Pedro IV.

Un resultado de la conversión de lasbarras de Aragón en armas de dignidadfue que, aun sin perder durante muchotiempo su carácter familiar, se fueronidentificando con un emblema específicode la condición de rey de Aragón, loque, a la larga, permitiría su uso porquien ocupase el trono conindependencia de su pertenencia directaal Casal de Aragón como linaje familiar.A su vez, esto haría posible desvincularel emblema del titular de la corona yadjudicárselo a ésta misma, concebidaprimero de forma institucional y mástarde de manera territorial. El final deese proceso había de ser la

identificación del Señal Real no con elrey, sino con el reino. Sin embargo, estono llegó a suceder durante la plenitud dela Corona de Aragón como entidadindependiente y sólo sería posible conla relativa pérdida de personalidadpropia de la misma en el seno de laMonarquía Hispánica bajo la Casa deAustria. Es entonces cuando, endeterminadas ceremonias, la banderacon las barras pasará a representar alreino de Aragón (concebido aún, eso sí,como título portado por los reyes deEspaña) y no al monarcacorrespondiente. Será, en fin, este usoderivado de la decadencia institucional

de la Corona de Aragón el que,paradójicamente, le permitirá al reinoque le da nombre tener una banderapropia, aunque esta vinculación de lasbarras y la comunidad aragonesa sólollegase a alcanzar pleno refrendoinstitucional, como se ha visto, ennuestros propios días.

VII. LOSEMBLEMAS: EL

ESCUDO DEARAGÓN

El Escudo de Aragón queconocemos en nuestros días, con suscuatro cuarteles, es el resultado de unproceso de construcción emblemática alo largo de siglos, en cuyos orígenes secombinaban realidades, ilusiones yleyendas.

En ese tiempo al que loshistoriadores denominaron. Edad Media,la sociedad estaba constituida por sereshumanos en una situación distinta de laactual: desde gentes viviendo ensemiesclavitud, hasta soberanos quetomaban las decisiones importantes, y,por tanto, los que elaboraban o

autorizaban los emblemas que losrepresentaban, tanto a ellos como aquienes estaban en diversos grados desumisión, ya que eran las gentesprincipales, los privilegiados.

Los reyes de Aragón crearon y sedistinguieron con lo que se dio en llamarlas "Barras de Aragón", lo quetécnicamente se describía como "encampo de oro cuatro palos de gules"(rojos), lo que apareció con precisiónbajo el reinado de Alfonso II de Aragón(1162-1196) y conde de Barcelona,según se advierte en las improntas desus sellos, y de quien la Crónica de SanJuan de la Peña (siglo XIV) dice que

tras la victoria de Cuenca, ayudando alrey de Castilla, prendió bastones,aunque parece ser que antes empleó esteemblema el Príncipe de Aragón y Condede Barcelona Ramón Berenguer, supadre, e incluso, antes, los pontífices deRoma, como parecen demostrar los hilosde las cintas que sujetaban los sellospapales a los documentos en el siglo XI.De cualquier manera, tanto el color rojocomo el amarillo (u oro), separados ocombinados, han sido objeto de estimade la Humanidad por su vinculación conla vida (la sangre) y la riqueza (el oro),con lo que no es extraño verlos endiversas representaciones a lo largo de

los tiempos.Si, como se ha indicado, se observan

las improntas de los sellos de Alfonso IIde Aragón, tal emblema se adviertedesde la banderola de su lanza, hasta lasgualdrapas de su caballo y en suvestimenta personal.

Bien, hasta aquí los orígenes delcuartel más antiguo —el Señal Real—,pero sucedió que los reyes aragonesescrearon otros emblemas, según fue elcaso de Pedro III (1276-1285), quienincluyó hacia 1280 en el reverso de susello de plomo un escudo con una cruzcantonada de cuatro cabezas de moro, loque posteriormente sería interpretado

como un emblema que representaba alreino de Aragón, como dijo Pedro IV(1336-1387) en sus Ordinacionespalatinas (1344). Este mismo soberanoconsideró que la cruz patada y aguzadaen su parte inferior, de plata, en campode azur (azul) había sido el emblemaantiguo de Aragón, que también esconocido como la Cruz de Iñigo Arista.

Ésa parece ser la razón de que alrealizarse la representaciónemblemática de Aragón en las piedrasarmeras de las recién construidas (1437-1450) Casas del Reino o Diputación delReino en Zaragoza (junto al palacioArzobispal de Zaragoza), se labraran los

tres escudos: el Señal Real ("Barras deAragón") en el centro y más elevado(con yelmo coronado y con un dragóncomo cimera, en un caso, y en el otrocon una corona), la Cruz de Íñigo Aristaa su derecha, y la Cruz de Alcoraz a suizquierda; este último emblema con lascabezas de moros encintadas, cuando ensus orígenes carecían de adorno, y mástarde fueron mostradas con coronas.

Por último, se incorporó al conjunto,y por deseo e inspiración de loscronistas, el Árbol de Sobrarbe,aparecida a su cruz, según la leyenda, enuna batalla mantenida en aquel míticoreino de Sobrarbe que habría precedido

al de Aragón, con lo cual se hacían másantiguos los orígenes y, por tanto, másadmirado y estimado el reino de Aragón.

El Escudo de Aragón recibió laorganización de sus emblemas —de loscuatro cuarteles, porque también hubomenos y más y en otro orden—, tal ycomo hoy lo conocemos, en la bellalámina de la portada de Coronica dearagon ("Crónica de Aragón"), deGauberto Fabricio de Vagad, publicadapor primera vez en 1499 (el 12 deseptiembre se terminó en la Imprenta dePaulo Hurus), en Zaragoza. Por ello, en1999 se cumplió el V Centenario delescudo con los cuatro emblemas, que en

esa celebración de otro símboloaragonés —San Jorge— las Cortescontemporáneas recordaron yconmemoraron con toda solemnidad.

Sin duda, la creación de estosemblemas había dado lugar a laformación del Escudo de Aragón, quefue, seguramente, el resultado de laconfluencia de emblemas de la realezaaragonesa con la rica imaginación eilusión de los aragoneses. El orden dadoen la obra de Vagad fue el quepredominó y se mantiene en nuestrosdías. Los tres primeros emblemas sonclaramente legendarios, ya que elprimero se atribuye a una aparición de

la cruz sobre un árbol en una batalla quetuvo lugar en el territorio que recibiríapor ello el nombre de reino deSobrarbe, considerado el origen deAragón; el segundo se refiere a otra cruzque se apareció a Íñigo Arista cuandoluchaba en "Arahuest"; el tercero setoma de otra batalla, protegida por sanJorge (la cruz roja lo representa), dondeperecieron cuatro reyes moros (batallade Alcoraz); el cuarto fue un emblemaque adoptaron los reyes de Aragón, conseguridad, según se ha visto alprincipio, desde Alfonso II (1162-1196), y que con el tiempo se convirtióen el Señal Real de Aragón (que se

recoge en la bandera de Aragón),representando, por tanto, al reino deAragón, en especial, por ser el nombreprincipal de sus reyes, como dijo PedroIV en su Ceremonial de consagración ycoronación de los Reyes de Aragón:

"On, como los reyes dAragón sianestreytos de prender el dito sanctosagrament de unción en la ciudat deCaragoga, la qual es cabega del regnode Aragón, el qual regno es titol enombre nuestro principal, conuinentcosa es e razonable que assín mismo enaquélla los reyes dAragón prendan lacorona e las otras honores, insignias,senyales reyales, assin como veemos

que los emperadores prenden en Romala principal corona, la ccual ciudat escabega de su imperio" (20 de enero de1353), dejando bien claro que Aragónera su título y nombre principal.

En realidad, y según lasinvestigaciones realizadas hasta elmomento, el emblema más antiguo es elde las "Barras", con origen en el sigloXII y perteneciente a la Casa Real deAragón, como hemos visto; en el sigloXIII parece que se ideó el de la Cruz deSan Jorge y las cuatro cabezas, y esemblema compartido actualmente conCerdeña y Córcega (aunque, en estecaso, con una sola cabeza); el de Iñigo

Arista, consta en el siglo XIV; porúltimo, el Árbol de Sobrarbe seincorporó a fines del siglo XV. Ésta esla razón de que aparezcanindividualizados, en escudos de trescuarteles y finalmente de cuatro, convariantes en su orden hasta que se fijó elque llega hasta nuestros días.

La lectura técnica del mismo nosindica que se trata de un escudocuartelado en cruz: 1º, de oro, encinadesarraigada, de siete raigones, sumadade cruz latina, de gules (que hacereferencia a una batalla en el míticoreino de Sobrarbe con su rey —año 724— García Jiménez); 2º, de azur, cruz

patada, aguzada en su brazo inferior, enel cantón diestro del jefe, de plata (querecuerda a Iñigo Arista, tenido tambiénpor rey de Sobrarbe, si bien era un jefecristiano pamplonés fallecido en 851, oal lugar de Aínsa, también por unabatalla); 3º, de plata, cruz plena, degules, cantonada de cuatro cabezas demoro, de sable, tortiliadas de plata(Alcoraz, con la victoria de Pedro I deAragón en 1096 y la legendariaaparición de san Jorge); 4º, de oro,cuatro palos, de gules (con diversidadde interpretaciones hasta fijarse como elSeñal de los Reyes de Aragón y SeñalReal de Aragón).

A partir de 1499, según se haindicado, el escudo fue apareciendo endiversas publicaciones oficialesaragonesas, coexistiendo con otrasformas de ordenar los cuarteles,mostrado en portadas de anales ycrónicas hasta que, a fines del sigloXVII, fue colocado en la fachada de laIglesia de Santa Isabel (Zaragoza),mandada construir por los diputados delReino de Aragón, y alcanzó un valor deconsagración oficial.

Su adopción por la DiputaciónProvincial de Zaragoza y otrasinstituciones en el siglo XIX, comosigno de peculiaridad y autonomía frente

al absolutismo, permitió lasupervivencia del emblema, llegando alos inicios del siglo XX en los que diocomienzo una polémica para averiguarqué escudo era el verdadero, cerrándoseel debate con un informe favorable a ladisposición de 1499 que fue sancionadopor un informe favorable de la RealAcademia de la Historia en 1921.

Con todos los problemas existentesno hubo gran dificultad en que fueraadoptado, en régimen de libertades, porla Diputación General Aragón en 1978,junto con la bandera:

"Se acuerda declarar que labandera de Aragón es la constituida

por las cuatro barras rojashorizontales sobre fondo amarillo.

El escudo de Aragón, que podráincorporarse en el centro de labandera, es el constituido por suscuatro cuarteles tradicionales: laencina de Sobrarbe, la cruz de IñigoArista, la cruz de San Jorge,circundada por las cuatro cabezas demoro, y las barras de Aragón."

La legislación posterior fueprecisando la forma que debían adoptarlos dos símbolos aragoneses, de modoque la Ley 2/1984, de 16 de abril (BOAde 18 de abril y BOE de 11 de mayo),sobre uso de la Bandera y el Escudo de

Aragón indicaba que "Las nueve franjasde la Bandera tendrán el mismo tamaño"y que "Las proporciones de la Banderaserán las de una longitud equivalente atres medios de su anchura", debiendo"ondear junto a la Bandera de España,ocupando lugar preferenteinmediatamente después de ésta"; elescudo, "estructuralmente, un escudoespañol" (forma cuadrilonga con la baseconvexa porque así eran los escudospropiamente heráldicos más antiguosque emplearon los reyes de Aragón), sedescribe tal y como lo conocemos,timbrándolo con una corona de estiloantiguo, "abierta de ocho florones,

cuatro de ellos visibles, con perlas, yocho flores de lis, cinco visibles, conrubíes y esmeraldas en el aro".

El Decreto 48/1984, de 28 de junio(BOA de 14 de julio) de la DiputaciónGeneral de Aragón, por el que se hacepúblico el modelo oficial del Escudo deAragón, y se establecen las normasprecisas sobre confección ycaracterísticas materiales de laBandera de Aragón concretó losmodelos y dimensiones, de modo que elescudo situado en la bandera debe tener"una altura de cinco novenos de laanchura de la Bandera de Aragón,preferentemente en ambas caras de

ésta", y que cuando tenga la proporciónnormal "el eje del Escudo se colocará auna distancia de la vaina de mediaanchura de la Bandera. Si la longitudfuera menor de la normal o la Banderatuviera forma cuadrada, el Escudo seemplazará en el centro de la enseña"; ensu forma de gala, el escudo tendrá querepresentarse en seda, plata y oro.

De ello resulta la imagen solemneque emplean las instituciones de laComunidad Autónoma de Aragón,además del logotipo de la "banderaondeante" para ciertas ocasiones. LasCortes de Aragón muestran los cuatrocuarteles del escudo de Aragón en su

medalla, adaptándolos a laspeculiaridades de la misma, así como enlugares destacados, como puede verseen el Espacio de Interpretación de laBandera y el Escudo, en la Aljafería deZaragoza.

La Institución del Justicia deAragón, valedor de los derechos de losaragoneses, ha conservado el escudo deVagad con el ángel como tenante, debidoal significado de vigilancia y protecciónque se le atribuye al mismo.

El Señal de los Reyes de Aragón;esto es, de la Casa Real de Aragón —las "Barras de Aragón"— constituye unelemento común a todos los territorios

que conformaron la Corona de Aragón yése es el sentido que tiene en el escudode España y en el de su soberanoreinante.

Con tales antecedentes, conocidos entodos los territorios de la Corona deAragón y en el mundo, no es extraño quelos reyes privativos de la misma, asícomo sus sucesores, hicieran posibleque su "Señal Real de Aragón", presentepor doquier, identificara no sólo a lossoberanos sino también a todos los"reinos y señoríos" de la Corona deAragón, lo que se ha entendido, entiempos recientes, como que todosaquellos territorios que la conformaron

tienen algún derecho a poseer suscolores para representarlos, mostrandotambién así su carácter de hermandad, loque sin duda debe servir para mantenery fomentar las relaciones positivas a lasque obliga una historia comúnreconocida y querida, en la actualEspaña constitucional.

VIII. LAS CORTESARAGONESAS Y LA

CORONA DEARAGÓN

Las Cortes fueron durante la EdadMedia, y hasta comienzos del sigloXVIII, una de las tres principalesinstituciones del reino de Aragón, juntocon el Justicia Mayor y la Diputacióndel General.

Su origen radica en las curias regias,asambleas de notables que los reyesreunían de vez en cuando para

solicitarles consejo en las cuestionesimportantes que atañían a la gobernacióndel reino.

Algunos historiadores, entre ellos elprimer cronista de Aragón, JerónimoZurita, en el siglo XVI, citan laexistencia de Cortes, con ese mismonombre, ya en el siglo XII, como las quese celebraron en Borja en 1134 paraaceptar a Ramiro II como rey de Aragóno las de Daroca de 1196 para conminaral monarca a que jurara y respetara losFueros aragoneses.

Pero no será hasta el siglo XIIIcuando estas asambleas alcancen enverdad la consideración de Cortes del

reino. Las asambleas celebradas enHuesca en 1247 con motivo de lacompilación de los Fueros en el textoconocido con el nombre de Vidal Mayory en Ejea en 1265 para dilucidar lascompetencias del Justicia Mayor hansido consideradas por algunoshistoriadores como las primeras Cortes,aunque otros dudan sobre si fueronrealmente tales.

Pero, desde luego, es a fines delsiglo XIII cuando ya puede hablarse conpropiedad de Cortes, en el sentido plenodel término. A partir de 1283, y conmotivo de las querellas que enfrentarona los nobles y a algunas ciudades y

grandes villas con la monarquía, seconsideró necesario constituir las viejasasambleas y curias reales enparlamentos a los que asistieranmiembros de todos los estamentospolíticos donde las partes pudierandirimir sus diferencias mediante eldiálogo.

Así, en las dos últimas décadas delsiglo XIII se perfiló la configuración delas Cortes aragonesas, que en el reino deAragón tuvieron una peculiaridaddiferenciada del resto de las cortes yparlamentos europeos de la época. Entoda Europa donde existían, losparlamentos se constituyeron a partir de

la agrupación de los delegados en tressecciones o brazos: el nobiliario, eleclesiástico y el burgués; pero lasCortes de Aragón fueron las únicas quelo hicieron en cuatro: el eclesiástico, elde las universidades (procuradores deciudades, villas y Comunidades), y dosmás para la nobleza, que se dividió enuno para los miembros de la altanobleza y otro para los caballeros,escuderos e infanzones, es decir, paralos nobles de menor rango.

Las convocatorias a Cortesconstituían una prerrogativa exclusivadel rey, que era el único competentepara hacerlo y la única persona que

podía presidirlas. Las Cortes de Aragónno tenían una sede parlamentariaestable, ni siquiera fechas ni plazosprefijados para la celebración de sussesiones. Se convocaban a convenienciadel rey, sin periodos de sesionesestablecidos. Habitualmente se reuníanen las ciudades y villas más grandes delreino, y por tanto con mayor capacidadde infraestructuras para acoger a todoslos procuradores, asistentes, ayudantes,acompañantes y criados que a ellasacudían. Zaragoza, como principalciudad y más poblada, fue la que acogióun mayor número de sesiones, aunquetambién se reunieron en Calatayud,

Daroca, Tarazona, Alcañiz, Monzón,Teruel o Ejea, y en algunas ocasiones lohicieron en localidades más pequeñas,pero con población notable, comoValderrobres, Tamarite, Cariñena oMaella.

Una vez seleccionada por el rey lalocalidad y la fecha donde se iban areunir, era preciso disponer de un lugaradecuado para ubicar a los trescentenares de personas que solíanasistir, y los únicos espacios apropiadospara ello eran las catedrales y lasgrandes iglesias. Así, la catedral de laSeo de Zaragoza, las colegiatas de SantaMaría de Calatayud y Daroca o la

iglesia de Santa María de Monzón,edificios con suficiente capacidad,fueron los que acogieron las sesiones delas Cortes.

Las Cortes eran convocadas por elrey mediante una circular que se enviabaa todos los miembros con derecho aasistir a las mismas, en la que erancitados en un lugar y en una fechaconcretos. Cada uno de los procuradoresdebía correr con sus gastos, que en elcaso de las universidades pagaban losconcejos urbanos o de las Comunidades.

Tenían derecho a asistencia a lasCortes, divididos en los cuatro brazosindicados, los siguientes diputados:

Por el brazo eclesiástico los obisposde las diócesis aragonesas (Tarazona,Huesca, Zaragoza y Albarracín), losmaestres de las Órdenes eclesiásticasdel Reino (castellán de Amposta, elmaestre de Calatrava, el comendador deMontalbán, el prior del Santo Sepulcro,el prior de Santa Cristina), los capítulosde las catedrales y los abades de losgrandes monasterios (Montearagón, SanVictorián, Piedra, Veruela, etc.).

Por el brazo de la alta nobleza, losmiembros de las grandes familias de laaristocracia aragonesa, a título personal,entre otros el conde de Ribagorza, elconde de Urgel, los Luna, los Alagón,

los Urrea, los Híjar, etc.Por la baja nobleza, infanzones y

caballeros como los Urriés, los Heredia,los López de Sessé, etc.

Y por las universidades, los nunciosde las ciudades del reino (Zaragoza,Calatayud, Daroca, Teruel, Albarracín,Teruel, Tarazona, Barbastro, Jaca,Huesca, y Borja desde 1442), las tresComunidades de aldeas (Comunidad deCalatayud, Comunidad de Daroca yComunidad de Teruel), y las grandesvillas (Montalbán, Alcañiz, Aínsa,Almudévar, Tauste, Uncastilo, Sádaba,Ejea, Sos, Alagón, Ariza, Cetina,Tamarite).

Las reuniones no tenían un plazo fijopara la duración de las sesiones, que aveces se podían prolongar durantevarios meses, aplazarse e inclusocambiar de sede en el transcurso de unasmismas Cortes.

En las Cortes se dirimían cuestionescomo los agravios que el rey y susoficiales podían haber cometido sobrelos derechos y fueros del reino, sedecidían aportaciones económicasextraordinarias para sufragar gastos delreino o de las guerras, o levas de tropas,se establecían los censos fiscales parala distribución de impuestos, sediscutían quejas diversas, o problemas

de límites y competencias.Había dos tipos de Cortes: las

específicas de Aragón, a las que sóloacudían los procuradores aragoneses yen las que se dirimían asuntos referentesa este reino; y las Cortes Generales, alas que acudían los aragoneses y losnuncios de los demás Estados de laCorona (catalanes, valencianos ymallorquines). Por su centralidadgeográfica y su equidistancia, las CortesGenerales de la Corona solíancelebrarse en la villa de Monzón.

Tras su génesis y consolidación a lolargo del siglo XIII fueron los siglosXIV y XV los de mayor brillantez e

importancia en la historia de las Cortesde Aragón. A partir de finales del sigloXV su papel fue decayendo y todavía lohizo más con el triunfo del autoritarismomonárquico con los Reyes Católicos.

En la segunda mitad del siglo XVI yen el XVII apenas se reunieron, y cuandolo hicieron, en situacionesextraordinarias, fueron atenazadas por lamonarquía de los Austrias.

Por fin, en 1707, Felipe V deBorbón derogó las institucionesprivativas de Aragón, y entre ellas lasCortes; algunas ciudades aragonesasacudieron a lo largo del siglo XVIII alas Cortes de Castilla, cuyas leyes se

aplicaron a todo el territorio de lamonarquía española a partir de 1714.

Sólo en una ocasión muy especial,en junio de 1808, el general Palafoxconvocó una sesión de las Cortes deAragón en Zaragoza con motivo delinicio de la Guerra de la Independencia.La convocatoria tuvo lugar en elayuntamiento de la ciudad, pero laasistencia fue muy menguada, y tuvomucho más efecto propagandístico quepráctico.

Aragón tuvo que esperar hasta 1983para que, tras la aprobación del Estatutode Autonomía con la recuperación de lademocracia, se convocaran elecciones a

las primeras Cortes democráticas de suhistoria. La sesión constitutiva, tras lasprimeras elecciones autonómicas, tuvolugar en la Lonja de Zaragoza el día 28de mayo de 1983. Las propias Cortesfijaron más tarde que su sedepermanente estaría ubicada en la ciudadde Zaragoza, en el palacio de laAljaferia, aunque pueden celebrarsesesiones en cualquier localidad deAragón (las habido, por ejemplo, enTeruel, Calatayud y Ejea). Desde 1983 yhasta 2010 se han sucedido sieteperiodos legislativos de maneraininterrumpida, cada cuatro años.

Pese a su trascendencia, Aragón era

la única Comunidad histórica que notenía editadas las Actas de sus Cortesmedievales. María Luisa Ledesma, LuisGonzález Antón, Esteban Sarasa y ÁngelSesma habían editado algunos textos.Desde el año 2006 e impulsado por lasCortes de Aragón, con patrocinio delGobierno de Aragón y de Ibercaja, elgrupo de investigación del Centro deEstudios Medievales de Aragón,coordinado por Ángel Sesma, vieneeditando las actas medievales de lasCortes del reino de Aragón, en unproyecto que finalizará con la edición detodas ellas en unas dos decenas devolúmenes.

En la actualidad, las Cortesdemocráticas de Aragón representan lavoluntad popular de los aragoneses, enla figura de sus diputados y diputadas,eligen al presidente del Gobierno deAragón y aprueban las leyes y lospresupuestos de sus competenciasautonómicas.

En 1983 se retomó el nombre de lasoriginadas en la Edad Media paradesignar al parlamento autonómicoaragonés, pero ya nada tienen que vercon aquéllas, salvo la continuación deuna historia y una memoria, en el deseode acercar las instituciones a losciudadanos.

IX. LA CORONA DEARAGÓN: UNAVALORACIÓN

HISTÓRICA

La Historia es una materia propiciapara la manipulación. Hasta el sigloXIX la crónicas, anales e historias delpasado se escribieron al dictado dequien las encargaba, que solían seremperadores, reyes, papas u obispos,interesados en que la memoria delpasado no fuera otra cosa que lajustificación de sus intereses presentes.

Las cosas han cambiado mucho, perosiguen existiendo demasiados interesespolíticos que intervienen en la distorsiónde los hechos históricos y a comienzosdel siglo XXI se sigue haciendopresentismo con la historia; es decir, seproyecta una idea política del presenteen el pasado aunque para ello seapreciso alterarlo y adulterarlo hasta elridículo.

En este sentido, el caso de lahistoria de la Corona de Aragón esparadigmático.

A mediados del siglo XIX unmovimiento cultural, y político, nacidoen Barcelona y denominado "la

Renaixenga", se empeñó en cambiar lahistoria a base de alterar definiciones yde imaginar símbolos y espacios quejamás existieron.

En su desvarío historiográfico,algunos eruditos de ese movimientocomenzaron a acuñar conceptos como"la Corona catalana-aragonesa", "loscondes-reyes", "los reyes-condes", "losreyes de Cataluña", la "Confederacióncatalano-aragonesa" y otrasdenominaciones falsas por el estilo, queculminó con la peregrina y ahistóricadenominación, ya en el siglo XX, de "elsPaïsos Catalans" para definir uninexistente territorio común en el que se

incluían los actuales Cataluña, Rosellóny Cerdaña, las comarcas orientales deAragón, la Comunidad Valenciana y lasIslas Baleares.

Proyectando ideas políticasnacionalistas del presente en el pasado,se alteró el ordinal dinástico de lossoberanos de Aragón, de modo queAlfonso II el Casto pasó a ser "Alfons I"y Pedro II el Católico, "Pere I deCatalunya"; y así siguen siendodenominados estos soberanos en losficheros del Archivo de la Corona deAragón y en las denominaciones dealgunos políticos ultranacionalistascatalanes.

Aunque para ser precisos, losordinales deberían referirse a suverdadera referencia espacial ytemporal; así, Alfonso el Casto deberíaser "Alfonso II, rey de Aragón", y "I,conde de Barcelona". Claro que, en esecaso, habría que denominar a Pedro elCeremonioso como "Pedro IV, rey deAragón", "II, rey de Valencia", "I, rey deMallorca" y "III, conde de Barcelona".Por eso es más fácil recurrir a lohabitual, salvo en Cataluña, y denominara los monarcas en función de su ordinalsegún el rango más antiguo en categoría,y, por tanto, en el ordinal que lescorresponde como "reyes de Aragón".

Desde esas torcidas posiciones, nose dudó en distorsionar la unióndinástica forjada en el siglo XII entre elreino de Aragón y el condado deBarcelona en una especie de nebulosahistórica que enmascaró la realidad y latrufó con mitos, leyendas y fabulacioneshasta confundir la historia con la ficción.

Claro que en Aragón no faltaronquienes, tal vez a rebufo de lafalsificación perpetrada por algunoseruditos catalanes, que tenían suscorrespondientes homólogos en Castilla,hablaron de que Aragón era el centro dela Corona y Cataluña apenas unapéndice del mismo.

Afortunadamente, historiadoressensatos y documentados, fieles alanálisis documental y a la veracidadhistórica, lo han dejado muy claro,aunque todavía haya quienes pretendenmodelar la historia al gusto de susconveniencias políticas coyunturales.

La Corona de Aragón tuvo su origenen una unión dinástica basada en unaalianza matrimonial, siguiendo elderecho medieval aragonés y el derechocanónico, que Antonio Ubieto explicóasí en 1987: "Lo que ocurrió con losdesposorios es que se produjo una uniónpersonal, mediante unos esponsales, quemás tarde se tradujeron en matrimonio

canónico, que originaron una unión entales personas de territorios que tenían—y siguieron teniendo— unasinstituciones políticas, jurídicas,administrativas, económicas, culturales,etc., a veces muy diferentes. Con todo,resulta cómodo designar con el nombrede 'Corona de Aragón' la serie deterritorios que formaron unconglomerado político, que giró en tornoal territorio patrimonial del 'reino deAragón', al que luego se unió en sustítulos el de 'conde de Barcelona'".

En función de la documentación y dela historia, y en palabras de EstebanSarasa en 2001, "La Corona de Aragón

fue el conjunto de reinos, condados,señoríos y dominios gobernados por lasoberanía del rey de Aragón: en la quela personalidad política, jurídica,cultural y territorial de todos y cada unode ellos se mantuvo desde su creación,en el siglo XII, hasta su desaparición acomienzos del XVIII".

Recientemente, Ángel Sesma lo hadejado muy claro en su libro sobre laCorona de Aragón del año 2000.

La Corona de Aragón no se llamóasí desde el principio. En el siglo XII nilos reyes de Aragón ni los condes deBarcelona tenían como distinción de surango una corona. El primero de ellos en

ser coronado fue Pedro II, y lo hizo enRoma de manos del papa Inocencio III.Para ser rey legítimo de Aragón se hizonecesario haber nacido de matrimoniocanónico, jurar los fueros de Aragón, yluego los de los demás territorios de laCorona, y ser coronado en la catedral deLa Seo de Zaragoza. El papa dispusoque en su ausencia debía ser elarzobispo de Tarragona, la mayordignidad eclesiástica en todos losEstados del rey de Aragón, quienimpusiera la corona, pero esto jamásocurrió. Los reyes de Aragón secolocaron la corona ellos mismos ofueron coronados por obispos de

Zaragoza o de Huesca.Y es que desde 1168 los reyes de

Aragón eran vasallos de la Santa Sede, ydebían juramento de homenaje a lospapas. Por ello, la monarquía aragonesaadoptó sus colores heráldicos, el rojo yel amarillo, copiando los de su señorfeudal, el papado, pues esos mismosfueron los que usaron los pontífices enla Edad Media.

La Corona de Aragón se sostuvo ensus soberanos y en la continuidad de sulinaje, y ello a pesar de que los tresprimeros, Alfonso II, Pedro II y Jaime Iaccedieron al trono en minoría de edad,causando por ello algunas dificultades.

Los Estados fundacionales de laCorona de Aragón fueron el reino deAragón y el condado de Barcelona, cuyotitular lo era además de los de Ausona,Cerdaña, Besalú y Gerona. A lo largodel Medievo se fueron sumando otrosterritorios; en algunos casos porincorporación pacífica como elmarquesado de Provenza o los condadosde Pallars y Urgel; en otros porconquista a los musulmanes, comoLérida y Fraga, Tortosa, el reino deMallorca y el de Valencia; y otrosdurante el proceso de expansiónmediterránea, como los reinos deSicilia, Cerdeña, Nápóles o los ducados

de Atenas y Neopatria.Desde luego, y aunque por diversas

circunstancias, todas las conquistasquedaron adscritas al reino de Aragón, aCataluña o al reino de Valencia, losterritorios ocupados tras la unióndinástica de 1137 no fueron legalmenteni conquistas aragonesas, nibarcelonesas o catalanas, sinoconquistas de los reyes de Aragón. Así,Ramón Berenguer IV, conde deBarcelona, conquistó Fraga y Alcañiz,que se incorporaron a Aragón, perotambién Lérida y Tortosa, que lohicieron a Cataluña. Teruel fue unaconquista de Alfonso II, que quedó para

Aragón, y Mallorca y Valencia,conquistas de Jaime I, fueronconstituidos como reinos autónomos, ydotados con sus fueros e institucionesprivativos. Pedro III conquistó elseñorío de Albarracín, que se incorporóa Aragón, y también el reino de Sicilia,donde se creó un reino propio.

En ocasiones, algunos territorios dela Corona se desvincularon del troncocomún, como el reino de Mallorca en1276, aunque luego fue reincorporado, yen otros casos, como los ducadosgriegos de Atenas y Neopatria, seperdieron a fines del siglo XIV, muchoantes de que desapareciera toda la

Corona.Sus soberanos nunca se intitularon

"reyes de la Corona de Aragón", sinoque lo hicieron con todos y cada uno desus títulos privativos. Así, Petronila fuereina de Aragón, como heredera deRamiro II, y condesa de Barcelona, porsu matrimonio con Ramón Berenguer IV;Alfonso II rey de Aragón, conde deBarcelona y marqués de Provenza;Jaime I rey de Aragón, rey de Valencia,rey de Mallorca, conde de Barcelona yseñor de Montpellier; y Pedro IV rey deAragón, rey de Valencia, rey deMallorca, conde de Barcelona y duquede Atenas y Neopatria, e incluso rey de

Jerusalén, entre otros títulos. Y cuandose abreviaban los títulos y sólo quedabauno, siempre prevalecía el más antiguo eimportante en el orden protocolario: reyde Aragón.

Desde luego, los soberanos de laCorona nunca se intitularon como "reyeso condes de Cataluña", pues aunquedesde fines del siglo XII ya aparece estemacrotopónimo, la idea de un territoriollamado Cataluña, de extensión similar ala actual Comunidad Autónoma españoladel mismo nombre, que englobara a lamayoría de los condados cristianosaltomedievales del noreste hispano y alas tierras de Lérida, Tarragona y

Tortosa, no se concretó hasta el reinadode Jaime I, ya en el siglo XIII, cuandocomenzaron a definirse las fronteraspolíticas entre Aragón, Cataluña yValencia, que no quedaron perfiladasdefinitivamente hasta el siglo XIV.

La Corona de Aragón superódificultades considerables, como elinterregno de 1410 a 1412, consoluciones pactadas e imaginativas(diríamos hoy) tal cual las acordadas enel Compromiso de Caspe en junio de1412, en donde Aragón, Cataluña yValencia decidieron seguir unidos alelegir a un monarca común para todoslos territorios.

Ni siquiera la unidad dinástica delas dos grandes monarquías hispánicascon el matrimonio de Fernando II deAragón e Isabel l de Castilla supuso elfinal de la Corona, que, aunquedebilitada, siguió existiendo en lossiglos XVI y XVII como referenciapolítica.

Sólo la unificación jurídica impuestapor Felipe de Borbón entre 1707 y 1714con los Decretos de Nueva Plantasupuso el final de esta extraordinariainstitución medieval, fruto del derechofeudal en el que la tierra es del rey, elseñor natural del territorio,convenientemente aderezada con normas

del derecho burgués emergente en elsiglo XII, en una amalgama que funcionógracias los intereses comunes de susintegrantes y a no pocas dosis de sentidocomún.

Dentro de la unidad de Corona, cadaEstado mantuvo su autonomía fiscal, sulengua, sus derechos, sus costumbres,sus normas cívicas y su cultura, en unejemplo de convivencia y toleranciaque, en su propia historia, puede dejarno pocas enseñanzas a la España y a laEuropa contemporáneas.

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CRONOLOGÍA

1131, octubre, testamento deAlfonso I

1131, julio 13, Ramón Berenguer IVhereda del condado de Barcelona

1134, julio 19, Alfonso I esderrotado en Fraga

1134, septiembre 7, Alfonso I muereen Poleniño

1134, septiembre 8, Ramiro II esreconocido como rey de Aragón

1135, noviembre 13, boda deRamiro II e Inés de Poitou

1136, junio 10, Inocencio II pide que

se cumpla el testamento de Alfonso I1136, agosto 11, nace Petronila, hija

de Ramiro II e Inés de Poitou1137, agosto 11, capitulaciones

matrimoniales de Petronila y RamónBerenguer IV; origen de la Corona deAragón

1150, agosto, boda de Petronila yRamón Berenguer IV

1154, mayo, Ramiro II muere enHuesca

1157, marzo, nace Alfonso, futurorey de Aragón

1162, agosto 7, Ramón Berenguer IVmuere cerca de Turín

1164, junio 18, Petronila renuncia a

sus derechos al trono a favor de AlfonsoII

1172, el condado de Rosellón seincorpora a la Corona de Aragón

1173, octubre 14, Petronila dicta suúltimo testamento

1174, enero 18, boda de Alfonso IIde Aragón y Sancha, hija de AlfonsoVIII de Castilla 1204, Pedro II escoronado en Roma por el papaInocencio 111

1213, Pedro II es derrotado enMuret; fin de las aspiracionesaragonesas en el sur de Francia

1229-1235, Jaime I conquista elreino de Mallorca

1231, el condado de Urgel seincorpora a la Corona de Aragón

1238, 28 septiembre, Jaime Iconquista Valencia

1239, Jaime I crea el reino deValencia y lo dota de fueros privativos

1244, Jaime I de Aragón y FernandoIII de Castilla firman el tratado deAlmizra

1258, Jaime I de Aragón y Luis IXde Francia firman el tratado de Corbeil;Jaime renuncia a sus derechos sobre losterritorios del sur de Francia y Luis alos de Francia sobre los condadoscatalanes

1276, Jaime I segrega el reino de

Mallorca y el señorío de Montpellier dela Corona de Aragón

1282-1283, Pedro III de Aragónconquista Sicilia

1284, el señorío de Albarracín seincorpora a la Corona de Aragón

1286, Jaime, hermano de Alfonso IIIde Aragón, es coronado rey de Sicilia

1295, tratado de Agnani; Jaime IIrenuncia ante el papa Bonifacio VIII aSicilia a cambio de los derechos sobreCórcega y Cerdeña

1300, se define la frontera entreAragón y Cataluña

1319, Jaime II decreta el principiode indivisibilidad de la Corona de

Aragón1323-1325 Cerdeña y Córcega se

incorporan de derecho a la Corona deAragón

1343, Pedro IV recupera el reino deMallorca y los condados de Rosellón yCerdaña para la Corona de Aragón

1344, Pedro IV dicta las Ordenanzasde corte y el ceremonial de lacoronación de los reyes de Aragón

1351, Pedro IV crea el título depríncipe de Gerona para su hijo Juan

1356-1366, guerra entre Aragón yCastilla

1388-1390, la Corona de Aragónrenuncia a los ducados de Atenas y

Neopatria1392, Sicilia se reintegra a la

Corona de Aragón1409, Juan I recupera el reino de

Sicilia1410, la Corona de Aragón se queda

sin rey1412, junio 28, Compromiso de

Caspe; Fernando de Trastámara elegidorey de la Corona de Aragón

1432, Alfonso V comienza laconquista el reino de Napóles

1442, Alfonso V culmina laconquista del reino de Napóles y seproclama rey de las Dos Sicilias

1458, Fadrique, hijo de Alfonso V,

se proclama rey de Napóles bajo latutela de la Corona

1462, Cataluña se rebela contra JuanII

1469, Fernando, rey de Sicilia ypríncipe de Aragón, se casa con Isabelde Castilla

1472, se firman las capitulacionesde Pedralbes y concluye la guerra deCataluña

1474, Isabel y Fernando de Aragón,reyes de Castilla

1479, Fernando II, rey de Aragón yde Castilla

1493, Fernando II recupera elRosellón y la Cerdaña

1504, muerte de Isabel I; Fernando IIdeja de ser rey de Castilla

1506, Fernando II nombrado regentede Castilla

1516, Juana la Loca, reina deAragón

1519, Carlos I, rey de Aragón1562, Zurita publica la primera parte

de los Anales de la Corona de Aragón1591, decapitación de Juan de

Lanuza V, Justicia de Aragón1592, Felipe II, I en Aragón, recorta

los privilegios de Aragón a favor de lamonarquía

1640-1652, guerra de secesión deCataluña

1700, Felipe V de Castilla, IV enAragón, jura los Fueros de Aragón

1703, comienza la guerra deSucesión; la Corona de Aragón apoya aCarlos de Austria

1706, Carlos de Austria esproclamado rey de Aragón

1707, Decretos de Nueva Planta,Felipe V deroga los Fueros de Aragón yde Valencia

1711, se amplían los Decretos deNueva Planta para Aragón

1714, Felipe V ocupa Barcelona; finde la Corona de Aragón

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