QUEBRANTADOS PARA SER BENDECIDOS

Pasaje: Jeremías 18:1-6

Objetivo: Que cada persona pueda comprender que el Quebrantarse es dejar que algo se rompa, para que luego se pueda hacer nuevamente, pero mucho mejor que antes.

Introducción: Este mes estudiaremos como Dios necesita quebrantar nuestro “viejo yo” para moldearnos a su imagen.

Hagamos algunas preguntas al grupo:

1. ¿Qué hacemos generalmente cuando algo está roto? (lo arreglamos)

2. ¿Crees que Dios te valora lo suficiente como para “arreglarte” cuando estás roto? (Por supuesto que sí)

3. ¿Cómo nos arregla Dios? (Va cambiando lo que es defectuoso en nuestra vida)

4. ¿Puede usarse un aparato electrónico cuándo está roto? (No)

5. ¿Puede usarse cuando se lo ha arreglado? (Sí)

6. ¿Piensas que Dios desea que permanezcamos “rotos”, o quiere usarnos?

Desarrollo:

Es necesario ir a la casa del alfarero: (vs. 1-2), “vete a la casa del alfarero y allí te haré oír mis palabras”. La casa del alfarero es la presencia de Dios, no es sólo venir a las reuniones, es buscar el rostro de nuestro Creador cada día.

Hay diferentes tipos de personas:

a) Las que no quieren cambiar: están conformes así como son, quieren seguir igual.

b) Las que quieren cambiar, pero a su manera: hacen esfuerzos humanos inútiles para mejorar.

c) Las que quieren cambiar con la ayuda de Dios: se dejan moldear por el alfarero.

Para cambiar hay que ser humilde: (vs. 3) “descendí a la casa del alfarero”. La palabra “descender” nos habla de humildad, de sencillez, de un reconocimiento de la necesidad de Dios.

También hay que pagar un precio, hay que ir a la casa del alfarero. Jeremías “fue” a la casa del

alfarero, sólo allí se arreglan las vasijas.

Dios quiere hacer una vasija nueva: (vs. 4) “pero él volvió a hacer otra vasija, según le pareció mejor hacerla”. Dice la Biblia que somos como vasos de barro en las manos de Dios.

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” (2° Corintios 4:7)

Nuestro corazón es la tierra donde Dios tiene que trabajar. Si la “tierra” está demasiado dura, no se puede moldear. Esto se refiere a una persona que es muy orgullosa y no acepta los cambios que Dios quiere hacer en su interior. Si la “tierra” está demasiado blanda, no toma forma. Aquí nos referimos a las personas que se guían mucho por las emociones; siempre están buscando una experiencia espiritual, pero su vida no tiene ningún cambio.

Dios busca vasijas dispuestas a ser transformadas: “No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?” (Vs. 5-6). Dios sólo moldea nuestro carácter si se lo permitimos, si estamos dispuestos a ser moldeados.

Es distinto ser “golpeado” a ser “roto”. Los golpes de la vida nos lastiman, pero no nos ayudan a cambiar. Cuando somos quebrantados sufrimos en ese momento, pero luego Dios hace algo mucho mejor con nuestras vidas

Unas palabras: Cada uno de nosotros como cristianos vemos impedimentos en nuestra relación con Dios. Caemos una y otra vez en pecado, vemos como nuestra alma y espíritu no están en armonía, pues ambos se dirigen a puntos opuestos.

Nuestro espíritu busca lo espiritual y el alma lo carnal, la satisfacción de nuestra carne. Muchos cristianos no somos capaces de hacer ni aun las tareas elementales, leer la palabra de Dios, orar cada día.

Deberíamos estar capacitados por el Espíritu Santo, pero sin embargo debido a las distracciones del hombre exterior (alma), nuestro espíritu no parece funcionar bien. Esto es porque el alma no ha sido tratada, no ha sido sometida a la autoridad de Cristo juntamente con nuestro espíritu. Esta es la razón de porque nuestras oraciones llegan al techo y nuestra lectura de La Biblia son letra y nada mas.

Hay un tratamiento para que el hombre pueda ser efectivo en Cristo, esto es: el quebrantamiento.

Hombre exterior vs. Hombre Interior; Leer: Romanos 7:22 Efesios 3:16 2° Corintios 4:16

Cuando Dios viene a morar a nuestro interior, El entra a nuestro espíritu, fuera del espíritu esta el alma donde funcionan nuestros pensamientos, emociones, y voluntad. El espíritu humano es donde Dios mora, donde su Espíritu Santo se amalgama con nuestro espíritu.

La dificultad básica del cristiano yace en el fracaso del espíritu para abrirse paso a través del alma. Nuestro espíritu parece estar envuelto en una cáscara dura de modo que no puede abrirse paso fácilmente.

Nuestra vida va a ser fructífera de acuerdo al quebrantamiento de nuestra alma. Cuando el espíritu es liberado, tanto los inconversos como los creyentes serán bendecidos de una manera sorprendente.

En Juan 12:24 y 25 dice que la vida esta en el grano de trigo pero hay una cáscara dura en su exterior, mientras no se rompa, el trigo no puede crecer. Tiene que morir. Para que el espíritu salga, el alma tiene que quebrarse. Es necesario que seamos quebrantados por el Señor. No es que el no pueda bendecir a la Iglesia sino que esa bendición puede estar en nuestro espíritu, aprisionada sin salida. Si nuestra alma no es quebrantada, y permanece intacta nunca podremos ser usados en la magnitud que EL quiere usarnos.

Conclusión: Oren por cada persona, para que Dios le muestre las áreas en que debe transformarlo, y para que le muestre como puede usarlo si permite que “lo arregle” en esas áreas.

QUEBRANTANDO NUESTRAS DESICIONES

Objetivo: Que cada persona pueda entender que luego de ser moldeado por Dios puede ser más efectivo en todas las áreas de su vida.

Pasajes: Jueces 7:16- 19; Marcos 14:3; Mateo 14:19- 20; 1° Corintios 11:24

Introducción: En esta lección veremos cómo es necesario perder para ganar. Al tomar una decisión, no debo mirar el presente nada más, sino comprender que si decido hacer lo que Dios me pide, podré obtener mejores resultados.

Desarrollo:

Cuando se quebraron los cántaros vacíos pudo verse la luz: Jueces 7:16- 19. Gedeón se estaba por enfrentar a los madianitas sólo con 300 hombres; a cada uno de ellos le dio una trompeta y un cántaro vacío, para que en su interior se escondiera una antorcha ardiendo y no se viera la luz. Cuando Gedeón dio la señal rompieron los cántaros, y se vieron las antorchas encendidas, y los enemigos asustados por ello, se mataron los unos a los otros.

Enseñanza: Al romper el cántaro obtuvieron la victoria. Cuando en nuestra vida rompemos “el cántaro” (el orgullo, el desinterés), la luz de Jesucristo ilumina nuestra vida y nos permite tener victoria sobre el pecado y las circunstancias adversas.

Cuando se quebró el vaso de alabastro, se derramó el perfume: (Marcos 14:3) Jesús es ungido en Betania por esta mujer, que llevaba en un vaso de alabastro un perfume de nardo puro de mucho valor. Cuando la mujer rompe ese vaso, todo el ambiente se llena de ese perfume.

Enseñanza: Al romper el vaso, el ambiente de ese lugar cambió y dio una sensación placentera a los que allí estaban. Dios quiere que seamos “grato olor de Cristo” (2° Corintios 2:15). Cuando el Señor moldea nuestra vida, en cualquier lugar que estemos somos de bendición para otros.

Cuando se partió el pan, los hambrientos recibieron alimento (Mateo 14:19-20). En medio del desierto, Jesús encontró a un muchacho que tenía cinco panes y dos peces, y tomándolos los bendijo, los partió, y alimentó a la multitud.

Enseñanza: Cuándo nuestra vida es quebrantada muchas personas que tienen “hambre” del Señor son bendecidas; podemos alimentar a muchos hambrientos espirituales. La condición es dejar que el Señor nos quebrante, para que luego seamos de bendición para otros.

Cuando Jesús quebrantó su cuerpo se produjo la salvación del mundo (1° Corintios11:24) “Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí”

Enseñanza: Jesús nos dio un modelo de vida. Así como el se quebrantó para salvar a la humanidad, debemos quebrantarnos nosotros para ser fieles instrumentos en sus manos. Conclusión: Orar por cada persona para que aprenda a renunciar a todo aquello que le impide ser utilizado por el Señor.

QUEBRANTANDO NUESTROS PENSAMIENTOS

Objetivo: Lograr que cada persona lleve cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Pasaje: 2° Corintios 10:3-5

Introducción: No importa lo que digamos o hagamos, sino lo que pensamos es lo que revela quiénes somos realmente.

Hacer algunas preguntas reflexivas (no tienen que contestar, sino para que piensen):

1. ¿En qué piensas más que en cualquier cosa ?

2. ¿Cuánto tiempo pasas pensando en cosas malas o equivocadas ?

3. ¿Cuánto tiempo pasas pensando en Dios ?

4. ¿Llenas tu mente sólo con la TV ?

Desarrollo:

a) Los malos pensamientos nos traen futuros sufrimientos: David en lugar de salir a la batalla se dedicó a observar a Betsabé, que era la mujer de uno de sus oficiales (2 Samuel 11); esos pensamientos luego se convirtieron en acciones: se produce un embarazo no deseado (2 Samuel 11:5), se asesina a Urías (2 Samuel 11:15-17), a David lo persigue la culpa (2 Samuel 12:7), hay un mal testimonio ante los enemigos de Israel (2 Samuel 12:14), ese hijo finalmente muere (2 Samuel 12:14,18).

b) Nuestra mente es un campo de batalla (2° Corintios 10:3-5). En nuestra mente se libra una batalla espiritual entre el cielo y el infierno, que buscan cautivar nuestros pensamientos. Solos no podemos ganar esa batalla. Si estamos perdiendo esa batalla en la mente es muy peligroso, porque es muy probable que luego en la vida real hagamos eso que estamos pensando.

c) Lo terrenal debe morir en nuestra mente: (Colosenses 3:5-10). La mente antigua no debe resurgir, sino debemos despojarnos del viejo hombre y revestirnos del nuevo, conforme a la imagen del que lo creó.

d) Debemos inundar nuestra mente de cosas sanas: (Filipenses 4:8-9). Tenemos que orar de esta manera: “Dios ayúdanos a concentrarnos en ti. Aunque estamos en este mundo, ayúdanos a concentrar nuestros pensamientos en las cosas que son puras, amables, verdaderas, buenas, honestas. Ayúdanos a ver esas cualidades en las demás personas y en nuestras circunstancias, porque en estas cosas podemos regocijarnos y alabarte por ellas”.

Conclusión: Ore por cada persona de la célula, para que Dios limpie todo pensamiento contrario a Filipenses 4:8-9.

QUEBRANTANDO NUESTRO CARACTER

Objetivo: Que cada persona comprenda que su carácter debe ser moldeado día a día por el Señor.

Pasaje: Gálatas 5:22-23

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, fe, templanza”

Introducción: La palabra griega “templanza” (dominio propio) proviene de una raíz que significa “atrapar” o “asir”. Esta palabra se refiere a personas que están dispuestas a tomar las riendas de su vida y controlar aquellas cosas que pueden traerles éxito o fracaso.

Reflexión: Leer en la célula el poema titulado “Tu competidor”:

“Un enemigo tenía yo, cuyo rostro ansiaba conocer.

Porque sin descanso perseguía mis pasos, sin que yo los pudiera ver.

Desbarataba mis planes y me impedía alcanzar mis metas: era una roca en mi camino.

Cuando yo pugnaba por alcanzar un fin elevado, me decía inflexible: No.

Una noche logré atraparlo y aferrándolo, quité de su rostro el velo.

Y al ver finalmente su rostro descubrí... que era el mío”

(Que las personas de la célula hagan una reflexión sobre este poema, y la necesidad de trabajar con nuestro carácter, para que no se transforme en nuestro peor enemigo)

Desarrollo:

Todo lo que esté fuera de control puede dañar nuestras relaciones. Proverbios 25:28 “Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda”. Esto se refiere a una persona descontrolada, que no deja a Jesucristo moldear su carácter.

La ira descontrolada es de los necios: Proverbios 29:11. El enojo nos hace tomar pésimas decisiones y lastimar a personas cercanas que nos aman mucho.

El insensato todo lo pierde: Proverbios 21:20. La persona que no domina su carácter termina perdiéndolo todo: familia, amigos, dinero.

Dios nos dio espíritu de dominio propio: 2 Timoteo 1:7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. No podemos poner como excusa que nuestro carácter es de tal o cual manera. El espíritu que Dios puso en nosotros nos capacita para tener un buen carácter.

En la presencia de Dios somos transformados: 2° Corintios 3:18 “Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor”.

Pasos para quebrantar nuestro carácter:

Identificar cuáles son los puntos débiles en nuestro carácter

Tomar la decisión de cambiarlos

Trabajar para el cambio

Pedir a Dios que complete su obra

Tener una íntima comunión con el Espíritu Santo.

Conclusión: Ore por cada integrante de la célula para que Dios forme un carácter semejante al de Jesucristo, nuestro modelo de vida.

QUEBRANTANDO NUESTROS DESEOS

Objetivo: Que cada persona entienda el Señorío de Jesucristo en sus vidas, en el sentido de poner a Dios antes que a nosotros mismos, permitiendo que El sea nuestro dueño.

Pasajes: Mateo 8:1-3; Mateo 6:33; Mateo 22:37; Mateo 25:14-30; Mateo 7:21-27; Juan 21:15-23

Introducción: Debido al precio que pagó en la cruz Jesús es nuestro dueño; por eso somos suyos; sin embargo hay muchos creyentes que le dicen Señor, pero que no se comportan como sus siervos, ni hacen lo que Dios les manda.

Desarrollo:

El Señorío de Cristo es someterse a su voluntad: (Mateo 8:1-3). El leproso se acercó a Jesús y le dijo que si quería, que limpiara su enfermedad. Así debemos acercarnos a Dios, de una manera incondicional. Debemos pedirle que haga en nosotros así como el quiera, aunque a veces no entendamos su propósito. Jesús antes de ir a la cruz, ora al Padre, pidiéndole que si es posible pasara de El esta copa tan amarga, sin embargo culmina diciendo, “hágase tu voluntad” (Mateo 26:42).

El Señorío de Cristo es colocar a Dios primero en la vida (Mateo 6:31-33 y 22:37). Dios debe ser lo más importante en nuestra vida; en la escala de valores de un creyente, lo primordial es agradar a Dios, amarle con todo el corazón y las fuerzas. Cuando tenemos este orden de prioridades, nuestra vida tiene un verdadero propósito. Nuestros deseos muchas veces se contraponen con este orden divino, y lamentablemente Dios queda relegado a un segundo plano.

El Señorío de Cristo es aceptar responsabilidades y dar cuenta de sus actos. – (Mateo 5:14-30). En la parábola de los talentos encontramos a un grupo de siervos fieles que administraron bien lo que su amo les había encargado; en cambio uno de ellos tuvo temor, y escondió el talento bajo la tierra. Todos los creyentes han recibido por lo menos un don de parte de Dios; es su responsabilidad, desarrollarlo, para beneficio del reino celestial.

El Señorío de Cristo es hacer su voluntad en toda circunstancia. (Mateo 7:21-23).Dios tiene un propósito para cada vida. No tenemos que hacer lo que nos parece bien a nosotros en el reino, sino aquello a que hemos sido llamados. Muchos van a profetizar, realizar milagros, expulsar demonios y sin embargo Dios les dirá “nunca os conocí”.

Conclusión: Termine orando por su grupo y que cada persona pueda examinar su vida en relación a lo estudiado. Anime a las personas a confesar a Dios sus faltas, si hay áreas en su vida, en la cual todavía predominan sus deseos personales, antes que la voluntad del Señor.