Quinta Columna Cultural

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Quinta columna cultural por Ignacio San Miguel A los "progresistas" no les preocupa la decadencia occidental y su posible desaparición como civilización, más bien lo desean. Su odio enfermizo a Occidente, a la Religión, al Orden, que les lleva a recrearse en el nihilismo de la contramoral y la contracultura, les obliga a converger con el Islam, que también odia a Occidente. Simpatizan con él (aunque esto resulte paradójico, pues bajo el Islam no iban a tener ni la centésima parte de la libertad que disfrutan en la civilización que aborrecen y que desean debilitar y disolver). Los progresistas son una gigantesca quinta columna que nos entregará, que nos está ya entregando, a las fuerzas adversarias El antiguo ministro de Cultura de Nicaragua, Ernesto Cardenal, acaba de publicar el tercer volumen de sus memorias. En este trabajo acusa a sus compañeros gobernantes, Daniel Ortega, Humberto Ortega y Tomás Borge, comandantes sandinistas, de haber sido unos corruptos que "acabaron con los sueños y los ideales de todo un pueblo". "El partido gobernante se corrompió y dejó de ser revolucionario". Se trata de un nuevo caso de estrepitoso fracaso del marxismo. De nuevo, la corrupción acabó con los presuntos ideales. Esto ha ocurrido en todos los países en que se ha establecido un régimen marxista. Corrupción, miseria y subdesarrollo ha sido el precio que pagaron. Pero no sólo eso. También, la eliminación física a niveles sin precedentes. Solo en la Unión Soviética se calculan cuarenta millones de víctimas. Y en China, sesenta millones. No hace muchos años declaraba un comentarista político que en Rusia no existía propiamente gobierno, sino un reparto de poder entre mafias, siendo el Kremlin una de las más importantes. El alcoholismo está extendido a prácticamente toda la población. La esperanza media de vida es quince o veinte años inferior a la de los países occidentales. Las perspectivas son tan malas que, de tres embarazos, dos terminan en aborto voluntario. En esto no llegan al nivel de Rumania, que fue país satélite comunista, pues el número de abortos en esta nación llega al setenta y cinco por ciento de los embarazos.

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Estudio de sociología de la cultura

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Quinta columna cultural

Quinta columna culturalpor Ignacio San MiguelA los "progresistas" no les preocupa la decadencia occidental y su posible desaparicin como civilizacin, ms bien lo desean. Su odio enfermizo a Occidente, a la Religin, al Orden, que les lleva a recrearse en el nihilismo de la contramoral y la contracultura, les obliga a converger con el Islam, que tambin odia a Occidente. Simpatizan con l (aunque esto resulte paradjico, pues bajo el Islam no iban a tener ni la centsima parte de la libertad que disfrutan en la civilizacin que aborrecen y que desean debilitar y disolver). Los progresistas son una gigantesca quinta columna que nos entregar, que nos est ya entregando, a las fuerzas adversarias

El antiguo ministro de Cultura de Nicaragua, Ernesto Cardenal, acaba de publicar el tercer volumen de sus memorias. En este trabajo acusa a sus compaeros gobernantes, Daniel Ortega, Humberto Ortega y Toms Borge, comandantes sandinistas, de haber sido unos corruptos que "acabaron con los sueos y los ideales de todo un pueblo". "El partido gobernante se corrompi y dej de ser revolucionario".

Se trata de un nuevo caso de estrepitoso fracaso del marxismo. De nuevo, la corrupcin acab con los presuntos ideales. Esto ha ocurrido en todos los pases en que se ha establecido un rgimen marxista. Corrupcin, miseria y subdesarrollo ha sido el precio que pagaron. Pero no slo eso. Tambin, la eliminacin fsica a niveles sin precedentes. Solo en la Unin Sovitica se calculan cuarenta millones de vctimas. Y en China, sesenta millones.

No hace muchos aos declaraba un comentarista poltico que en Rusia no exista propiamente gobierno, sino un reparto de poder entre mafias, siendo el Kremlin una de las ms importantes. El alcoholismo est extendido a prcticamente toda la poblacin. La esperanza media de vida es quince o veinte aos inferior a la de los pases occidentales. Las perspectivas son tan malas que, de tres embarazos, dos terminan en aborto voluntario. En esto no llegan al nivel de Rumania, que fue pas satlite comunista, pues el nmero de abortos en esta nacin llega al setenta y cinco por ciento de los embarazos.

No explica este fracaso del comunismo el hecho de que los rusos tengan una especial idiosincrasia. Esta circunstancia existe y puede haber coadyuvado en algn grado. Pero que sta no es la explicacin nos lo demuestra el hecho del subdesarrollo de la antigua Alemania Oriental que, an a estas alturas, sigue resultando una rmora muy importante para el desarrollo del conjunto de Alemania.

Esta realidad del asombroso fracaso del comunismo apenas es comentada en la mayor parte de los medios de comunicacin, que exhiben un significativo pudor al tratar del desastre econmico y criminosidad intrnseca de los regmenes marxistas. Y es que la mayor parte de estos medios est en manos progresistas.

El progresismo es la expresin del marxismo cultural en guerra con la moral "burguesa". Hubo idelogos marxistas (Lukcs, Gramsci, Marcusse etc.) que pensaron que el mejor camino para destruir el capitalismo era comenzar por la cultura, la moral, las costumbres burguesas (la superestructura). El pensamiento de estos idelogos est detrs de la revolucin de los sesenta. Y no se puede decir que no hayan tenido xito, pues si bien la estructura capitalista permanece intacta, la moral y las costumbres tradicionales (que los marxistas llaman "burguesas") se han desplomado.

El progresismo es, pues, un complejo ideolgico que proviene del marxismo. Por ello, hablar de progresismo de derechas parece un contrasentido. Lo que ocurre es que, viviendo como vivimos en pleno auge de esta ideologa, las derechas se han contaminado, mxime cuando los dos colectivos que constituyen las columnas sociales del progresismo, los homosexuales y las feministas, suponen unos viveros de votos muy importantes. Las derechas han abjurado en gran parte de sus ideas morales para no ser tachadas de retrgradas por los medios en manos de sus enemigos y para congraciarse con esos colectivos. De ah su pasividad, su falta de beligerencia, en temas tales como el aborto y los matrimonios de homosexuales, las metas que se marcaron desde hace dcadas homosexuales y feministas. Creen las derechas que obran hbilmente adoptando esta postura de inhibicin o aceptacin, pero habrn de reconocer que esto no supone ms que la rendicin ante un enemigo muy poderoso, el marxismo cultural, que triunfa en toda regla.

La situacin empeora cuando la frustracin que la izquierda siente en lo ntimo por su impotencia para derrotar al capitalismo y por el enorme fracaso de la Unin Sovitica y satlites, se ceba con furia revanchista en lo cultural, espoleada ante la actitud medrosa de la derecha

Es natural, pues, que los fracasos y crmenes de los regmenes marxistas sean prcticamente ocultado por estos medios de comunicacin, que siempre hablan del fascismo, pero apenas del marxismo, creando una enorme deformacin del criterio popular.

No es extrao tampoco que un escritor como Jos Saramago denuncie los crmenes que se han ejecutado en nombre de Dios y nunca los realizados por regmenes ateos, que son muchsimo ms grandes en crueldad y nmero. Este siniestro personaje de opaca mirada, amigo de Fidel Castro, no se inmuta ante las barbaridades de Stalin, pero, como todos sus congneres, exhibir una aparatosa clera ante un dictador como Pinochet.

Tan grande y grotesca deshonestidad intelectual apenas llama la atencin, ya que la constante repeticin de una falsedad termina con su aceptacin por parte de la gente, que apenas recibe muestras de un criterio opuesto para contrastar.

Es tremendo el odio que el progresista siente por los valores tradicionales del Occidente cristiano. En efecto, sobre ellos hace recaer su resentimiento por su impotencia en otro campo. Y no es casualidad que este complejo ideolgico est compuesto por ideas y pensamientos cada una de los cuales ha realizado, y sigue realizando, una prominente labor de socavamiento del antiguo orden intelectual y moral.

El relativismo iguala todas las ideas, manteniendo que, o bien todas son parte o aproximaciones de una verdad superior, o bien la verdad absoluta no existe y todas las presuntas verdades son relativas. El resultado es el escepticismo, la carencia de ideas firmes, el advenimiento del "pensamiento dbil".

Con el igualitarismo conseguimos que la educacin rebaje su nivel para adaptarse a los menos inteligentes. Vase lo que ha ocurrido con la educacin en Espaa, su fracaso por su falta de exigencia, su tmida reforma y la subsecuente anulacin de sta con la llegada de los socialistas al poder.

El pacifismo nos lleva a dirimir todos los conflictos con mtodos pacficos, es decir, haciendo las concesiones que hagan falta a quien sea. Ah tenemos la guerra antiterrorista en Espaa, llena de intentos de dilogo, y nuestro comportamiento en la guerra de Irak.

El falso humanitarismo nos conduce a ms concesiones. Concesiones a las feministas, legalizando el aborto y aceptndolo socialmente. Concesiones a los homosexuales, aceptando como normal su condicin y preparando la legalizacin de sus matrimonios contra natura. Concesiones a los criminales, aceptando la teora de que la sociedad es la culpable de sus crmenes, por lo que debe cuidarlos y educarlos para reinsertarlos lo ms rpidamente posible; nunca castigarlos. Concesiones a los inmigrantes, admitindolos indiscriminadamente, sin tener en cuenta ni raza ni religin. Ya tenemos el resultado: La nacin plagada de mezquitas y de grupos radicales, dispuestos a cometer tremendos atentados, como as lo han hecho.

El sexo libre proveniente de la "revolucin sexual" de los sesenta, nos ha abocado a la presencia abrumadora de la pornografa en todos los medios de comunicacin, al aumento de las violaciones y a los embarazos de adolescentes. Y otra cosa que no se nombra es el hecho de que la plaga de nuestro tiempo, el sida, la trajeron los homosexuales.

Pero fijmonos nicamente en unos datos. Desde que se legaliz el aborto en Estados Unidos, cuarenta millones de vidas humanas han sido suprimidas, al tiempo que esta nacin ha recibido una inmigracin de ochenta millones de personas.

En Espaa, desde que se aprobaron las leyes abortistas, se han eliminado ochocientos mil seres humanos. Durante este tiempo, hemos acogido aproximadamente a un milln seiscientos mil inmigrantes.

Aunque resulte crudo decirlo as, lo cierto es que matamos compatriotas y el hueco dejado lo cubrimos con inmigrantes. Con la agravante de que nuestros compatriotas haban de ser cristianos, y los inmigrantes son mayormente musulmanes. Bonita y limpia operacin. Y muy inteligente, como se est comprobando.

Estos datos nos conducen fatalmente a la constatacin de nuestra decadencia y nuestra posible desaparicin como civilizacin en no muy lejanos tiempos.

Pues bien, a los progresistas esto no les preocupa, ms bien lo desean. Su odio enfermizo a Occidente, a la Religin, al Orden, que les lleva a recrearse en el nihilismo de la contramoral y la contracultura, les obliga a converger con el Islam, que tambin odia a Occidente. Simpatizan con l, aunque esto resulte paradjico, pues bajo el Islam no iban a tener ni la centsima parte de la libertad que disfrutan en la civilizacin que aborrecen y que desean debilitar y disolver. Esta simpata se transparenta en la actitud de las feministas, que siempre estn dispuestas a pelear por sus presuntos derechos en las naciones occidentales, y continuamente se quejan de la discriminacin que sufren, pero se guardan bien de condenar la situacin de la mujer en los pases musulmanes, hallando explicaciones o excusas para la misma.

Por todo lo dicho, no podemos ver a los progresistas sino como una gigantesca quinta columna que nos entregar, que nos est ya entregando, a las fuerzas adversarias.

No hay duda de que el marxismo econmico ha fracasado por completo. Sin embargo, los proyectos marxistas sobre la cultura occidental "burguesa" alcanzaron su objetivo.

Siendo conscientes de quines controlan los media, no resulta extrao que leer algo sobre el marxismo y sus fracasos monumentales en el plano econmico y poltico resulte difcil. Ni sorprende que apenas se hable de las masacres de cristianos que estn realizando los musulmanes desde hace muchos aos en Nigeria o Sudn, por ejemplo. Y si se ven obligados a tratar de estos temas, se las ingeniarn para hacer recaer las culpas sobre Occidente.