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R. Montoya: El peso de una visión de salud que ignora la diversidad peruana Published on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org) Imprimir articulo Exportar a PDF Volver R. Montoya: El peso de una visión de salud que ignora la diversidad peruana Un rasgo constante de los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti frente a la pandemia "es que estuvieron y están siempre detrás de los acontecimientos, se movieron y mueven a remolque". "No hay signo alguno de que con la experiencia ganada estén en condiciones de adelantarse a los hechos" puntualiza el antropólogo Rodrigo Montoya Rojas en un artículo donde analiza el terrible impacto que empieza a manifestarse en la segunda ola de la pandemia. Uno de los problemas de fondo que advierte Montoya es la coexistencia de dos sistemas de salud, divorciados entre sí, y que no responden a las necesidades de las mayorías del pueblo. Por un lado está el sistema de salud privado, articulado en un conjunto de clínicas y por otro un sistema de salud público "que es una suma de fragmentos dentro de un complejo sistema de hospitales (...) sin unidad ni voz colectiva". A continuación compartimos el décimo artículo sobre la pandemia del antropólogo sanmarquino y además quechua y puquiano. Segunda ola, peso de una concepción de salud que no tiene en cuenta la heterogénea realidad peruana Evolución del promedio diario de contagios en Perú desde inicios de la Page 1 of 7

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R. Montoya: El peso de una visión de salud que ignora ladiversidad peruana

Un rasgo constante de los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti frente a la pandemia "esque estuvieron y están siempre detrás de los acontecimientos, se movieron y mueven a remolque".

"No hay signo alguno de que con la experiencia ganada estén en condiciones de adelantarse a loshechos" puntualiza el antropólogo Rodrigo Montoya Rojas en un artículo donde analiza elterrible impacto que empieza a manifestarse en la segunda ola de la pandemia.

Uno de los problemas de fondo que advierte Montoya es la coexistencia de dos sistemas de salud,divorciados entre sí, y que no responden a las necesidades de las mayorías del pueblo.

Por un lado está el sistema de salud privado, articulado en un conjunto de clínicas y por otro unsistema de salud público "que es una suma de fragmentos dentro de un complejo sistema dehospitales (...) sin unidad ni voz colectiva".

A continuación compartimos el décimo artículo sobre la pandemia del antropólogo sanmarquino yademás quechua y puquiano.

Segunda ola, peso de una concepción de salud que no tiene encuenta la heterogénea realidad peruana

Evolución del promedio diario de contagios en Perú desde inicios de la

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pandemia hasta hoy, según la Universidad Johns Hopkins.

Por Rodrigo Montoya Rojas*

7 de febrero, 2021.- Para describir el momento que vivimos con la segunda ola a cuestas, vienen ami memoria las nubes cargadas de lluvia que en los Andes a veces repentinamente bajan de lasalturas, oscurecen el cielo y siguen bajando. Como sabemos que la tempestad hace mucho daño,nos queda el consuelo de ver si hay vientos suficientes para llevarse esas nubes más lejos. Si no esasí, la tempestad es inevitable. Si el virus está cargado de nuevas variedades y cepas, la tempestadserá inevitable y no tenemos vientos para desviarlo. Estamos al borde de la cornisa y es preferibleno mirar hacia abajo para evitar el riesgo de caer.

Un rasgo constante de los gobiernos de Vizcarra y Sagasti frente a la pandemia es queestuvieron y están siempre detrás de los acontecimientos, se movieron y mueven a remolque

Un rasgo constante de los gobiernos de Vizcarra y Sagasti frente a la pandemia es que estuvieron yestán siempre detrás de los acontecimientos, se movieron y mueven a remolque, no imaginaron quela metáfora de la ola suponía también la llegada de una más y de otras, si como dicen los expertos,el corona-virus y sus variaciones conocidas y por conocer vinieron para quedarse. Cuando lasevidencias eran ya visibles, el ministro de economía dijo con toda seguridad que no habría unasegunda ola, que era solo un rebrote y que a la economía peruana ya le estaba yendo muy bien. Erael gobierno que se expresaba en su voz. Luego, la ministra de salud dijo que ya la segunda olaestaba con nosotros.

No hay signo alguno de que con la experiencia ganada estén en condiciones de adelantarse alos hechos

No hay signo alguno de que con la experiencia ganada estén en condiciones de adelantarse a loshechos. Los resultados están a la vista: se repiten los dramas de falta de oxígeno, de camas UCI apesar de las promesas, de camas hospitalarias, de médicos, enfermeros y técnicos intensivistas, yde ayuda a los diez millones de pobres del país. Los 600 soles prometidos para cuatro millones apartir de la segunda mitad de febrero, serán absolutamente insuficientes, habría más hambre yvolverán las banderas blancas que ya conocimos con la primera ola.

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Uno, Empresarios e iglesia, co-responsables de la segunda ola

Con nuestra peruanísima tradición de cantar victoria antes de tiempo, al ver que la primera olaperdía fuerza, que el número de fallecidos había llegado a menos de 50 por día, y que pronto llegaríaa cero, los grandes, medianos, pequeños y mini empresarios, así como las cristianísimas ycatoliquísimas familias, y los jóvenes ávidos de recibir el año con grandes celebraciones paracelebrar anticipadamente la cercana libertad, tuvieron el placer de comprar, regalar y recibir,convertir la crisis del coronavirus en una oportunidad de mayor ganancia, celebrar en la noche denavidad el reencuentro familiar, y cerrar el ciclo bebiendo y bailando en el primer día del año. Comoescribí en su momento, carecía de sentido recomendar o esperar que los empresarios privados novendan nada y que por una vez se cancele la celebración de navidad no solo en las iglesias sino enlas casas.

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El resultado fue muy simple: como la muestra el último gráfico de la Universidad de Johns Hopkins,la flechita maravillosa del número de contagios que bajaba se detuvo, volvió a subir, sigue subiendocasi verticalmente, sin que nadie sepa cuándo se detendrá. Fueron los pobres con hambre que salena las calles a comprar algo para vender y ganar algún dinero para dar de comer a sus familias, losúnicos que tenían razones serias de correr el peligro de llenar algunas calles clásicas de Lima yprovincias y contagiarse con el virus que muta, se transforma, contagia y mata más. A mitad deenero, la estadística fúnebre multiplica el número de víctimas y supimos por primera vez quefamilias enteras empezaron a caer contagiadas, que las hospitalizaciones parecen más breves ymueren más jóvenes. Volvimos con gran rapidez a los días duros de agosto y el pico mayor de laprimera ola.

Dos. Insistir en la perspectiva hospitalaria como principal y única opción

Casi once meses después de la aparición de la pandemia, pasada la primera ola, y al final de laprimera semana de la cuarentena especial en pleno ascenso vertical de la segunda ola, con laesperanza de detenerla, el gobierno del señor Sagasti toca la misma puerta de la soluciónhospitalaria. Es el camino recorrido por el Sr Vizcarra, y sus ministros de salud, sin variaciónimportante alguna.

Desde mayo o junio de 2020, voces de médicos con un firme pensamiento crítico advirtieron que esasolución hospitalaria impuesta desde arriba no resolvería los problemas. Propusieron que eraindispensable partir desde abajo, atendiendo a los pacientes desde sus casas para evitar que lleguenmasivamente a los hospitales y produzcan el colapso que ya conocimos y que ahora volvemos a veren solo las primeras 5 semanas después de las fiestas de navidad y año nuevo. Todas las esperanzasestán puestas en la llegada de vacunas, vendrán poco a poco, más tarde que oportunamente porquenuestro país no está al comienzo de la cola por razones suficientemente conocidas. Es ciertotambién desde el comienzo, que los médicos con responsabilidades oficiales, anunciaban tibia yfríamente que darían la atención en los centros primarios de salud, siguiendo ese viejo principio dela burocracia estatal: sí, pero no. ¿Se trataba simplemente de una falta de voluntad? No lo creo.Hubo y hay razones serias para que la opción hospitalaria fuese y sea, en última instancia, su únicaopción.

Se trata de la misma perspectiva médica en los últimos 40 años, en la que coexisten unamedicina privada unida y coherente en un conjunto de clínicas; y otra, pública, que es unasuma de fragmentos dentro de un complejo sistema de hospitales que dependen de Essaludo del Ministerio de Salud, sin unidad ni voz colectiva

Se trata de la misma perspectiva médica en los últimos 40 años, en la que coexisten una medicinaprivada unida y coherente en un conjunto de clínicas; y otra, pública, que es una suma defragmentos dentro de un complejo sistema de hospitales que dependen de Essalud o del Ministeriode Salud, sin unidad ni voz colectiva. No es un atrevimiento decir que es el bloque de clínicasprivadas el que marca el horizonte del conjunto por sus recursos propios, su acceso a la tecnologíallamada de punta y su extraordinaria seguridad económica dada por las compañías de seguros querespaldan a sus pacientes. No en vano los presidentes, altos funcionarios del Estados y congresistas,todos se atienden en clínicas privadas y ninguno (a), salvo algún caso excepcional, en hospitalespúblicos. Otra sería la realidad si todos esos funcionarios se atendiesen únicamente en hospitalespúblicos. Es visible el ejemplo de las clínicas dentro del sector público porque muchos de loshospitales privatizan sus servicios y han creado pequeñas clínicas para favorecer a los pacientes conmás recursos y, al mismo tiempo, sin tantos para atenderse en las grandes clínicas privadas.

Otra sería la realidad si todos esos funcionarios se atendiesen únicamente en hospitalespúblicos.

Las clínicas forman cadenas, atadas a compañías de seguros, a grupos empresariales

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multinacionales y nacionales, a grandes cadenas de farmacias, laboratorios y centros de exámenesmédicos con la tecnología de última generación. En esta opción, cuenta más el espíritu empresarial yde búsqueda de fortuna de un reducido número de médicos que su vocación médica para curar ysalvar vidas de los pacientes sin distinción entre una minoría con seguros de empresas privadas y elresto sin seguro alguno o solo afiliados a alguno de los sistemas públicos.

Son todos públicos los hospitales, con la obligación de atender a pacientes que se multiplican todo eltiempo sin que eso implique disponer de recursos suficientes para ofrecerles la atención debida. Elcaso del reciente Sistema Integral de Salud (SIS) es el mejor ejemplo de esta política de salud que noparece tener horizonte.

Tres, Un sistema de salud (desde abajo) a partir de la casa familiar comoopción a la propuesta esencialmente hospitalaria

El Dr. Elmer Huerta, suele repetir en la radio y en TV con mucha frecuencia uno de sus consejos:“consulte con su médico”. Dos preguntas parecen inevitables: ¿cuántas familias tienen en Perú hoyel privilegio de tener su médico o uno de cabecera?, ¿En cuántas de las postas médicas existentesen el país hay médicos que cumplen esa labor? Un consejo como ese en barrios populares de Lima,en pueblos jóvenes, asentamientos humanos de las ciudades, en comunidades indígenas andinas yamazónicas, en centenares de distritos de todos los pisos de nuestra geografía vertical, suena a unabroma de mal gusto.

Hace no más de dos siglos, se llamaba en la historia europea “médico de familia o de cabecera”, alúnico Dr. al alcance de las familias, en sectores principalmente urbanos, cuando las ciudades eranmedianas y pequeñas, las familias se conocían, sabían quiénes eran el médico, el policía y el cartero.Ese modelo viajó por el mundo y llegó a Perú y, como siempre, era solo parcialmente repetibleporque las poblaciones indígenas y campesinas de las tres regiones, tenían sus propios saberes yprácticas de medicina y se negaban a ser llevados a los pocos hospitales en los que eranmaltratados porque los sabios médicos universitarios los trataban de ignorantes.

Con el tiempo, los médicos de cabecera fueron disminuyendo hasta desaparecer, sustituidos por losservicios hospitalarios y los consultorios privados de los nuevos doctores.

En el mundo de varios sistemas de salud privados y públicos de hoy, los médicos de cabecera noexisten. No obstante, hay en el mundo sistemas de salud que privilegian la salud pública en Europa(Suecia, Noruega, Finlandia, Francia, Inglaterra, Alemania, incluso España) y también en Américalatina especialmente Cuba y Costa Rica. Son inevitables y necesarias las comparaciones, sobre todoahora, cuando los medios de comunicación más importantes controlados por grandes empresasinternacionales y nacionales, estamos cayendo en un provincialismo lamentable. Las noticias delmundo no cubren ni el 5 % de la información. Por lo menos el 50% tiene que ver con las páginaspoliciales.

Consagraré a Cuba un párrafo particular. Allí, el sistema Nacional de Salud está dirigido por elMinisterio de Salud Pública que ofrece atención médica a toda la población de alrededor de 12millones de personas: con el sistema primario de atención (médicos y enfermeras de cabecera) ypoliclínicos de apoyo se atiende el 80 % de los problemas de salud; con el sistema secundario, seatiende en hospitales municipales y provinciales el 15 %; finalmente, en el sector terciario, formadopor hospitales de alta especialización se atiende al 15 % restante. La atención médica es universal ygratuita porque dispone del 12.5 del presupuesto nacional y tiene, además, una virtud especial:contingentes de médicos cubanos son enviados a países que requieren ayuda. (No olvidemos que losúltimos gobiernos dictatoriales de Brasil y Bolivia echaron del país a los médicos cubanos que hoy entiempos de pandemia serían de gran utilidad. Recuerdo también que el Colegio médico peruanopidió que los colegas venidos de la isla se vayan para no dejar sin empleo a los médicos peruanos).

En una visita a Cuba, invitado a un Congreso de intelectuales de América Latina, visité el Hospital delos hermanos Ameijeiras, antes que se convirtiese en Hospital Clínico Quirúrgico de hoy con elmismo nombre. Me explicaron lo que era el sistema de salud, que entonces tenía cinco niveles y notres como los de ahora, y quedé conmovido al ver que en el piso de enfermedades mentales y en los

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patios del hospital, jóvenes con serios problemas, desarrollaban sus gustos artísticos, no estabaninternados ni encerrados: los músicos formaban pequeños grupos y bandas que animaban fiestas, ylos amantes de jardines y flores preparaban ramos y coronas de flores, recibiendo un pago por sutrabajo y disfrutando de la alegría personal y de sus familiares.

Nunca los dos gobiernos peruanos durante la pandemia pudieron responder a las demandasde reforzar o atender prioritariamente el nivel primario

Nunca los dos gobiernos peruanos durante la pandemia pudieron responder a las demandas dereforzar o atender prioritariamente el nivel primario, tanto para curar a tiempo en los primeros díascomo para seguir los casos de los contagiados y aislarlos. Aun si las autoridades de salud quisieranhacerlo, no podrían, porque no se trata simplemente tener voluntad o no. Este es un problemaestructural que no puede ser resuelto en un plazo corto y menos sin los recursos humanos yeconómicos que se requieren. ¿Contamos con médicos para ese servicio primario?, no; ¿cuántosmédicos estarían dispuestos a aceptar un empleo como el de médico de cabecera?, ¿con quérecursos implementar policlínicos para la atención primaria? si nos detenemos solamente ahí, lasdificultades serían enormes. No nos queda más remedio que aceptar la realidad y esperar que lasolución hospitalaria en tan precarias condiciones y las vacunas en el más corto plazo posible,contengan la intensidad esta segunda ola.

Para terminar esta sección, debo agregar dos puntos necesarios. Debemos seguir los buenosejemplos, vengan de donde vengan. No se asusten lectoras y lectores de mi mención al sistemacubano de salud pública. Seguir los buenos ejemplos significa seguir la lección dejada por el amautaJosé Carlos Mariátegui: el socialismo no será en Perú calco ni copia sino creación heroica. Cuba yPerú tienen más diferencias que semejanzas; se trata solo de seguir algunas ideas claves a partir dela originalidad de nuestra realidad heterogénea y pluricultural.

Finalmente, con esta sección acabo de abrir una ventana que conduce a imaginar más tarde elsistema de salud pública que el Perú necesita y tomar el toro por las astas para responder a laspreguntas: ¿debe continuar la salud pública sometida a la locomotora de medicina privada de losgrandes grupos internacionales y nacionales, de un auge nunca visto en nuestra historia?, ¿en quécondiciones sería posible la coexistencia entre las clínicas privadas y los hospitales públicos? Yallegará el momento de abordar la cuestión de las lecciones que la pandemia nos deje para saber siqueremos que lo nuevo se parezca al pasado o sea algo significativamente distinto.

Cuatro, “No sabemos comunicar”, piadosa autocrítica de los gobiernos

Con aparente inocencia, recientemente el señor Alejandro Neyra, Ministro de Cultura, reconoció “Nosabemos comunicar”. En mi artículo Pandemia: enorme distancia que separa al gobierno del pueblo,(n° 7 de la serie sobre la pandemia, agosto de 2020) ofrecí una primera aproximación a un malendémico del Estado peruano y sus gobiernos: no dirigirse nunca a todos los segmentos que lacategoría pueblo cubre, sino a los periodistas en conferencias de prensa que ellos y ellas debenexponer y/o traducir a quienes los leen o ven. Entre los presidentes y ministros, de un lado; y losperiodistas, de otro, hay un lenguaje relativamente común, eso que en Lingüística se llama uncastellano estándar. Para comunicarse con los segmentos de las culturas y pueblo del Perú serequiere de un dominio mínimo de los modos de pensar y expresarse de quienes están aprendiendoel castellano partiendo de matrices lingüísticas indígenas enteramente diferentes, o, simplementerecurrir a traductores.

Las decenas de segmentos de la categoría pueblo, saben muy bien que las conferencias de prensano están pensadas para hablar con ellos, por el lenguaje diferente, y a veces incomprensible. Ven enla TV de señal abierta los programas especialmente pensados para ellos: telenovelas, programascómicos y están cautivados por las vedetes, sus chismes, cuernos, sus programas de concursos paralucir los cuerpos de las mujeres y los músculos de los jovencitos aspirantes a estrellas, también paraesconder los cerebros, llamados “calabacitas”, con el debido perdón de las calabazas que no tienenresponsabilidad alguna de las carencias de esos jovencitos. Ninguno de ellos y ellas sale del pueblo.

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No ven los programas políticos que son para iniciados, y en los noticieros, las pocas informacionesno permiten entender lo que ocurre; sí están atentos a los informes policiales sobre robos, muertes,accidentes, violaciones, feminicidios.

Por su parte, los periodistas toman de las conferencias de prensa la información que los dueñosnecesitan para llevar el agua a sus molinos de intereses. En el proceso de interpretar las noticias ydeclaraciones de personajes, funciona eso que se conoce como el teléfono malogrado: cada quienoye lo que quiere y difunde lo que le parece haber entendido. Los llamados técnicos y sabios enmarketing y los especialistas en publicidad conocen muy bien los gustos de los empresarios paravender sus productos y saben “lo que el pueblo quiere”. Tienen poco o nada que enseñar estosespecialistas para que la distancia entre los funcionarios estatales y los segmentos del puebloacorten la enorme distancia de lenguaje y actitudes que los separa.

---*Rodrigo Montoya Rojas es antropólogo y escritor peruano, nacido en Puquio, Ayacucho. ProfesorEmérito de la Universidad de San Marcos, de Lima, por la que se doctoró en 1970. También obtuvoun doctorado en Sociología en la Universidad de París, y es profesor visitante en varias universidadesde Europa y América.

----Fuente: Columna: Navegar río arriba, artículo n°10 sobre la PANDEMIA, publicado el 5 de febrero de 2021 en elportalLamula.pe: https://navegarrioarriba.lamula.pe/2021/02/06/segunda-ola-peso-de-una-concepcion-de-salud-que-no-tiene-en-cuenta-la-heterogenea-realidad-peruana/rodrigomontoyar/ [1]

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