Radiografía social y laboral de los jóvenes en Argentina
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RADIOGRAFÍA SOCIAL Y
LABORAL DE LOS JÓVENES EN
ARGENTINA
Septiembre de 2016
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RADIOGRAFÍA SOCIAL Y LABORAL DE
LOS JÓVENES EN ARGENTINA
Septiembre de 2016
CONTENIDO
Introducción ............................................................................................................................................ 2
1. Perfil sociodemográfico ....................................................................................................................... 2
2. Perfil educativo y laboral ..................................................................................................................... 5
Perfil educativo ................................................................................................................................... 5
Deserción educativa ............................................................................................................................ 8
Perfil laboral ........................................................................................................................................ 9
No estudian ni trabajan ..................................................................................................................... 13
3. Salud ................................................................................................................................................. 16
4. Hábitat y vivienda ..............................................................................................................................17
Consideraciones finales ......................................................................................................................... 19
Referencias ........................................................................................................................................... 20
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INTRODUCCIÓN
El Día Nacional de la Juventud se instituye el 16 de septiembre por la Ley 27.002 de 2014, en
conmemoración a lo ocurrido en la Noche de los lápices, que involucró a estudiantes menores de 18
años en la ciudad de La Plata durante 1976.
Por este motivo, y dada la importancia de este grupo poblacional en tanto población objetivo del
Ministerio de Desarrollo Social, el presente informe describe la situación social y laboral de los jóvenes
en Argentina según los datos disponibles más recientes, correspondientes a la Encuesta Anual de
Hogares Urbanos de 20141.
En este sentido, resulta importante recordar los derechos de los jóvenes reconocidos por la normativa a
nivel nacional, como también a nivel internacional. Si bien en la normativa nacional no se ha dado una
norma general de protección a los jóvenes mayores de edad, de entre 18 y 29 años, existen leyes
específicas que los amparan ante cuestiones particulares. Es el caso de la Ley de Salud Sexual y
Procreación Responsable, la cual afecta a los jóvenes en cuanto a la planificación familiar, y al
diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades de transmisión sexual, como a otras
vinculadas al sistema reproductivo.
Asimismo, Argentina es parte de la Organización Iberoamericana de la Juventud, quien ha establecido
la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, el primer tratado internacional dirigido a
este sector de la población, suscrito en 2005. Aquí se ratifican derechos tales como a la vida, a la
integridad, a la objeción de conciencia, a la justicia, a la identidad, a la libertad de expresión, a la
participación, entre otros derechos económicos, sociales y culturales (OIJ, 2005).
A continuación se dará cuenta de la situación socioeconómica de esta población, según sus
características demográficas, educativas, laborales, sanitarias y del entorno donde habitan sobre la
base de la última Encuesta Anual de Hogares Urbanos, tercer trimestre de 2014.2
1. PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO
Argentina se posiciona en la región de América Latina como un país de transición demográfica
avanzada, a partir de los ‘60, en relación a otros como pueden ser Brasil o Colombia. Este fenómeno
demográfico plantea cambios significativos en la estructura etaria de la población en el país desde ese
1 La encuesta anual es representativa del total urbano nacional: aproximadamente 90% de la población total. Mientras que la Encuesta Permanente de Hogares (disponible hasta el 2º trimestre de 2015) solo lo es de los grandes aglomerados urbanos (algo más del 60%). 2Si bien el mismo año se realizó la Encuesta Nacional a Jóvenes, acorde a la población bajo estudio, no se encuentra disponible dicha base de datos. Por este motivo se recurre a la EAHU, de modo de realizar los análisis estadísticos correspondientes.
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momento, dando lugar a un “bono demográfico”, esto es, un decrecimiento de la población
dependiente, particularmente la infantil, y un simultáneo incremento de la población potencialmente
activa, entre 15 y 59 años. Si bien esto supone oportunidades de desarrollo económico para el país,
plantea a la vez exigencias en cuanto a la calidad de la educación secundaria y superior, como también
en lo referente a la generación de empleo adecuado para la inserción de esta mano de obra creciente y
cada vez más calificada(OIJ, 2012).
En relación a la estructura etaria actual, en el tercer trimestre de 2014 la población de jóvenes de entre
18 y 29 años equivalía al 19,2% de la población urbana, los más jóvenes (entre 18 y 24 años)
representaban el 11,9% (4.559.576 jóvenes),y el grupo de 25 a 29 años el 7,3% %restante (2.815.992
personas).
El 54,9% de estos jóvenes habitaba, en 2014, en hogares pertenecientes a los dos estratos de ingresos
más bajos (quintil 1 y 2). Esta proporción era superior en el caso del grupo etario de 18 a 24 años (58,1%,
frente al 49,8% del grupo de 25 a 29. La pobreza -que afectaba al 9,9% del total de estos jóvenes– es un
poco más elevada en la cohorte de menor edad (10,6% frente al 9% de los de mayor edad).3
Cuadro 1. Distribución de jóvenes por grupo etario según quintiles de IPCF y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC
La proporción de jefes y jefas o cónyuges del hogar era del 29,1% de los jóvenes. Entre los 25 y 29 años
esta condición abarcaba al 49,4%, mientras que entre los jóvenes de entre 18 y 24 años esta proporción
era del 16,6%. La mayor parte de este grupo eran hijos del jefe de hogar (70%).
3 Las estimaciones que arroja el informe son provisorias dado el cuestionamiento generalizado a las mediciones de INDEC para los años 2007-2013, la emergencia estadística vigente y hasta tanto el INDEC publique oficialmente las nuevas canastas e incidencias. La medición de pobreza e indigencia aquí presentada se realizó sobre la base de la actualización de las canastas de INDEC de diciembre de 2006 a partir de la evolución de los precios que informan los institutos de estadísticas de la provincia de San Luis (diciembre de 2006 hasta julio de 2012) y de CABA (desde julio de 2012 en adelante), respetando la metodología vigente (CEPA-INDEC).
18 a 24 25a 29
Quintil 1 31,7 25,9 29,5
Quintil 2 26,4 23,9 25,4
Quintil 3 20,2 15,4 18,4
Quintil 4 12,8 17,8 14,7
Quintil 5 8,8 17,1 12,0
% en condición de pobreza 10,6 9,0 9,9
Tramo etarioTotalQuintiles del IPCF
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Entre los jóvenes de 25 a 29 años en situación de pobreza, la proporción de personas cónyuges o jefes y
jefas de hogar alcanzaba al 54,1%. Son sobre todo las mujeres bajo la línea de pobreza (LP) de este
grupo etario las que se ubican en esta posición del hogar, 61,9% frente al 43,1% de varones.
Cuadro 2. Jóvenes de 18 a 29 años por sexo según posición en el hogar y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC
Si bien en el grupo de menor edad las diferencias son menos pronunciadas, es posible vislumbrar entre
las mujeres una mayor tendencia a la autonomía de la familia de origen. Aproximadamente un 20% del
total de ellas eran jefas o cónyuges en el hogar, lo que entre los varones de este grupo etario era
cercano al 12%.
Asimismo, los jóvenes casados o unidos representaban el 30,4% del total de esta población, lo que
entre los 25 a 29 años es del 48,4%, y se eleva al 53,1% entre las mujeres. Entre los jóvenes de 18 a 24
años la unión conyugal alcanza al 19,2%, siendo, una vez más las mujeres las que están mayormente
casadas o unidas (24%).
De todos modos, aun cuando las mujeres presenten más altas tasas de uniones conyugales y sean ellas
las que en mayor medida se independicen de sus familias de origen, las jefaturas de los hogares
(independientes) en los que residen continúan siendo preponderantemente masculinas. El 18,6% de las
Varón Mujer Varón Mujer
Jefe 10,9 8,6 9,8 37,9 17,5 27,8
Cónyuge/Pareja 1,2 12,4 6,7 5,9 35,9 20,7
Hijo/Hijastro 73,4 65,4 69,5 44,3 36,0 40,2
Yerno/Nuera 2,0 4,6 3,2 4,0 4,8 4,4
Nieto 5,5 3,5 4,6 2,4 1,2 1,8
Otros 7,0 5,4 6,2 5,5 4,7 5,1
Jefe 11,1 6,9 9,0 36,9 23,9 29,3
Cónyuge/Pareja 2,4 13,6 7,9 6,3 38,0 24,7
Hijo/Hijastro 75,6 68,4 72,1 46,1 30,7 37,1
Yerno/Nuera 2,7 3,8 3,2 3,0 3,7 3,4
Nieto 3,7 2,3 3,0 1,8 1,5 1,6
Otros 4,5 4,9 4,7 5,9 2,3 3,8
Jefe 11,0 8,2 9,7 37,8 18,6 28,1
Cónyuge/Pareja 1,5 12,7 7,0 6,0 36,2 21,3
Hijo/Hijastro 73,8 66,0 70,0 44,5 35,0 39,7
Yerno/Nuera 2,1 4,4 3,2 3,8 4,6 4,2
Nieto 5,1 3,3 4,2 2,3 1,2 1,8
Otros 6,4 5,3 5,9 5,5 4,3 4,9
Relación de
parentesco
Condición
de pobreza
Total
Bajo la LP
SexoTotal
Sobre la LP
SexoTotal
18 a 24 25 a 29
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jóvenes de entre 25 y 29 años fueron reconocidas como jefas del hogar, mientras que entre los varones
del mismo grupo etario el 37,8% ostentan ese reconocimiento.
2. PERFIL EDUCATIVO Y LABORAL
PERFIL EDUCATIVO
El acceso a la educación es uno de los derechos que asisten a los jóvenes. Y resulta una condición
esencial en su preparación para afrontar las exigencias de la vida adulta. La escolaridad básica está
desde hace tiempo universalizada en la Argentina y el acceso al nivel medio ha registrado un fuerte y
sostenido aumento en las últimas décadas. Sin embargo, en este último caso, existen aún brechas en
perjuicio de los adolescentes pertenecientes a los estratos de ingresos más bajos.
Y si bien el acceso al nivel medio creció fuertemente, la terminalidad del mismo no ha seguido igual
evolución. Persisten importantes problemas de deserción en dicho nivel, que nuevamente afectan en
mayor medida a los jóvenes provenientes de los hogares situados en los estratos bajos. En el caso de los
varones la razón más frecuente es la inserción precoz en el mercado de trabajo. Mientras que entre las
jóvenes, se suele vincular más frecuentemente a la maternidad adolescente.
Por ello, en lo tocante al nivel superior (terciario y universitario), los progresos han sido mucho menores
aunque también se ha incrementado el acceso. En parte, como ha sido dicho, debido a la falta de
terminalidad del nivel medio.
Asimismo, en las generaciones jóvenes existe una ventaja educativa a favor de las mujeres, que –en
parte debido a su ingreso más tardío a la actividad económica– logran terminar con mayor frecuencia el
nivel medio y prologan su permanencia en el sistema educativo.
En relación a la población total joven, 3 de cada 10 formaban parte del sistema educativo. Entre los 18 y
24 años, un 40% de los varones y algo más de la mitad de las mujeres sobre la LP asistían a un
establecimiento educativo. En cambio, cuando se trataba de jóvenes pertenecientes a un hogar bajo la
LP (en situación de pobreza) estas proporciones descendían a 37% y 40%, respectivamente. A esas
edades es presumible que una parte importante ha sobrepasado ya la educación media y cursa estudios
de nivel superior.
Comprensiblemente, en el siguiente tramo de edad la tasa de asistencia desciende fuertemente: ya sea
por haber culminado los estudios o por la interrupción de los mismos. Solamente 17% de los varones de
entre 25 y 29 años sobre la LP continuaban estudiando, mientras que la proporción aumentaba a 21%
entre las mujeres. Pero si se trataba de los jóvenes que habitaban hogares en situación de pobreza, los
asistentes eran 10% y 14%, respectivamente.
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Cuadro 3. Tasas de asistencia escolar por tramos de edad según sexo y pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC
El 58,1% del total había finalizado en 2014 el nivel secundario. Entre los jóvenes de 18 a 24 años sobre la
LP, 55% de los varones y 65% de las mujeres habían terminado el nivel medio y, asimismo, 28% de los
varones y 45% de las mujeres estaban cursando o incluso habían terminado estudios superiores. Tanto
en lo que respecta a la terminalidad del nivel medio como en el pasaje al nivel superior, pues, las
jóvenes mostraban una ventaja en relación con sus pares masculinos.
No obstante, estas performances declinaban entre los jóvenes de ambos sexos que provenían de los
hogares en situación de pobreza. En este caso, entre los varones, la terminalidad del ciclo medio
decrecía a un tercio y solamente 15% transitaban al nivel superior. Y en el caso de las mujeres estas
proporciones eran de 40% y 24% respectivamente.
18 a 24 25a 29
Varón 40,8 16,7 31,2
Mujer 52,9 21,3 40,1
Total 46,7 18,9 35,6
Varón 36,6 10,4 29,6
Mujer 40,1 14,2 31,2
Total 38,3 12,6 30,4
Varón 39,9 15,8 30,9
Mujer 50,1 20,0 38,3
Total 44,9 18,0 34,6
Total
TotalTramo etario
Sobre la LP
Bajo la LP
Condición
de pobrezaSexo
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Cuadro 4. Jóvenes de 18 a 24 años máximo nivel educativo alcanzado por sexo según condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU 2014/INDEC
En el siguiente tramo de edad (25 a 29 años) la distribución no era muy diferente: 61% de los varones y
76% de las mujeres sobre la LP habían completado estudios medios. Y las proporciones de quienes
habían transitado al nivel superior eran de 31% y 48%, respectivamente. Y en estas edades, asimismo,
ya eran significativos los porcentajes de terminalidad de estos estudios superiores: 12% en el caso de
los varones y 23% entre las mujeres. La brecha a favor de estas últimas se mantenía.
Cuando se trataba de los jóvenes provenientes de hogares bajo la LP, sin embargo, estos desempeños
declinaban fuertemente: apenas un tercio de los varones y 40% de las mujeres alcanzaban a terminar el
secundario. Y la continuidad al siguiente nivel solamente la consumaba alrededor de 15% sin mayores
diferencias por sexo. En este caso, la terminalidad de los estudios superiores era muy poco frecuente:
poco más de 2%, tanto entre mujeres como en los varones.
Varón Mujer Varón Mujer
S/instr. y primaria incomp. 4,1 3,6 3,9 4,6 2,0 3,3
Primaria Completa 6,6 4,8 5,7 8,2 6,2 7,2
Secundaria Incompleta 34,7 26,8 30,9 26,1 16,0 21,2
Secundaria Completa 26,1 19,9 23,1 30,4 28,2 29,3
Superior o Univers.
Incompleta 26,2 41,8 33,8 18,3 24,4 21,3
Superior o Univers. Comp. 2,2 3,0 2,6 12,5 23,2 17,7
S/instr. y primaria incomp. 10,8 6,1 8,5 8,5 5,4 6,7
Primaria Completa 16,6 10,3 13,5 24,6 21,0 22,5
Secundaria Incompleta 40,4 41,7 41,0 32,7 34,3 33,6
Secundaria Completa 16,6 17,7 17,2 20,3 23,6 22,2
Superior o Univers.
Incompleta 15,0 23,4 19,1 11,4 13,6 12,7
Superior o Univers. Comp. 0,6 0,7 0,6 2,5 2,2 2,3
SexoTotal
18 a 24 25 a 29Condición
de pobrezaNivel máximo educativo Sexo
Total
Sobre la LP
Bajo la LP
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DESERCIÓN EDUCATIVA
Cuando los jóvenes se han incorporado al sistema educativo –prácticamente la totalidad de ellos lo ha
hecho- y lo han abandonado antes de completar el nivel medio, cuya obligatoriedad está establecida
por ley, sólo en ese caso pueden ser considerado como desertores del sistema. Como ya se ha dicho, la
accesibilidad del mismo –al igual que la transición del nivel primario al secundario– se ha expandido
sostenidamente y está prácticamente garantizada. Pero subsiste el abandono en el nivel medio.
Cuadro 5. Tasas de deserción por tramos de edad según sexo y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC
La tasa de deserción para el total de jóvenes fue de 30,9%. Entre los jóvenes de 18 a 24 años sobre la LP,
la proporción de quienes habiendo ingresado al sistema educativo lo había abandonado sin completar
el nivel secundario alcanzaba a 29% en el caso de los varones y a la quinta parte entre las mujeres. Pero
estos porcentajes aumentaban fuertemente en el caso de los jóvenes de los hogares bajo la LP: 45% y
39%, respectivamente. En conjunto, solamente seis de cada diez lograban alcanzar esa meta
legalmente fijada.
En el caso de los que tenían entre 25 y 29 años las cifras desmejoraban más: 36% de los varones y 22%
de las mujeres sobre la LP desertaban del sistema. Y cuando se trataba de aquellos bajo la LP, esto
sucedía con casi dos terceras partes de los varones y más de la mitad de las mujeres.
El desempeño comparativamente más favorable en el tramo de menor edad habilita, sin embargo, una
perspectiva optimista respecto del logro educativo en los años recientes: la tasa de deserción se ha
reducido –para ambos sexos– alrededor de 15% en la cohorte más joven (de 34% a 29%) y en el caso de
aquellos bajo la LP esta reducción ha sido aún más significativa: alcanza a casi una tercera parte (de
60% a 40%).
18 a 24 25 a 29
Varón 29,0 36,2 31,8
Mujer 21,5 22,3 21,8
Total 25,3 29,4 26,9
Varón 44,7 64,2 49,9
Mujer 39,3 55,9 45,0
Total 42,1 59,4 47,4
Varón 32,3 39,8 35,1
Mujer 25,4 28,3 26,5
Total 28,9 34,0 30,9
TotalTramo etario
Sobre la LP
Bajo la LP
Condición
de pobrezaSexo
Total
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PERFIL LABORAL
En estas edades se da comienzo, habitualmente, el desempeño laboral. El ingreso al mercado de
trabajo suele ser difícil y conflictivo para los jóvenes, privados de experiencia y muchas veces con
perfiles educativos poco ajustados a las demandas del sistema productivo. Los comienzos de las
trayectorias laborales suelen, así, estar signados por la informalidad y la precariedad de los vínculos
laborales.
Asimismo, en el devenir de los ciclos económicos, los trabajadores más jóvenes suelen llevar la peor
parte: son los primeros de los que se prescinde en los momentos de depresión y los últimos en ingresar
en las etapas de auge.
La tasa de actividad general fue de a 61,5%. En el primer tramo de edad, cuando gran parte de los
jóvenes todavía se encuentran incorporados al sistema educativo, las tasas de actividad alcanzaban
65% entre los varones y 44% en el caso de las mujeres sobre la LP. Pero cuando se trataba de jóvenes
bajo la LP, descendían significativamente: a 55% y 28% respectivamente.
Cuadro 6. Jóvenes de 18 a 24 años Tasas de actividad, empleo y desempleo según sexo y condición de pobreza. 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC
En cuanto a las tasas de empleo, el nivel general de empleo joven fue de 52,7%.
Nuevamente, en el primer tramo resultó en 58% y 36% para varones y mujeres sobre la LP. Y entre
aquellos bajo la LP descendían a 37% y 15%, respectivamente. Esta menor inserción laboral de los
jóvenes que habitaban en hogares en situación de pobreza se combinaba, como ya se ha visto, con una
también menor permanencia en el sistema educativo.
La tasa de desempleo general para los jóvenes de entre 18 y 29, que expresa a los jóvenes que no tienen
empleo y están buscando activamente su inserción en el sistema productivo, fue de 14,2%.
Varón Mujer Varón Mujer Varón Mujer
Actividad 65,4 43,9 55,0 92,9 66,7 80,0 76,3 53,1 65,0
Empleo 57,6 35,7 46,9 87,2 60,9 74,3 69,3 45,8 57,9
Desempleo 12,0 18,7 14,6 6,1 8,6 7,2 9,2 13,6 10,9
Actividad 54,7 27,9 41,5 84,1 40,5 58,7 62,6 32,2 46,7
Empleo 37,2 14,8 26,2 59,9 29,3 42,1 43,2 19,8 31,0
Desempleo 32,0 46,8 36,9 28,8 27,7 28,4 30,9 38,6 33,6
Actividad 63,1 40,4 52,1 91,8 62,1 76,7 73,8 48,9 61,5
Empleo 53,3 31,2 42,5 83,7 55,3 69,3 64,6 40,6 52,7
Desempleo 15,6 22,9 18,4 8,8 10,8 9,6 12,5 16,9 14,2
SexoTotal
Total 18 a 29
SexoTotal
18 a 24 25 a 29Condición
de pobrezaTasa
Total
SexoTotal
Sobre la LP
Bajo la LP
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En el primer tramo, estas tasas de desempleo resultaban muy elevadas en este grupo de edad: 12%
para los varones y 19% para las mujeres sobre la LP. Y en el caso de los jóvenes bajo la LP la situación se
agravaba visiblemente: casi un tercio de los varones y casi la mitad de las mujeres económicamente
activos eran desocupados. Los comienzos de la trayectoria laboral son muchas veces dificultosos y en
forma particular para los jóvenes provenientes de los estratos más bajos, que cuentan con menos redes
relacionales.
La situación mejoraba en el siguiente tramo de edad, cuando las trayectorias ocupacionales tendían a
consolidarse. En el caso de aquellos sobre la LP, la tasa de actividad crecía a 93% en el caso de los
varones y a 67% entre las mujeres (que en mayor proporción permanecían todavía insertas en el
sistema educativo a estas edades). Entre aquellos en situación de pobreza o bajo la LP, sin embargo, la
menor predisposición a insertarse en la actividad económica se mantenía en estas edades: las tasas de
actividad caían a 84% y 40%, respectivamente.
En cuanto a la inserción efectiva en un empleo, entre aquellos sobre la LP alcanzaba a 87% en los
varones y a 61% en el caso de las mujeres. Pero cuando se trataba de jóvenes en situación de pobreza,
las tasas de empleo caían a 60% y 29% respectivamente, reflejando el mantenimiento de su desventaja
relativa.
De resultas de ello, el desempleo también mostraba diferencias: las tasas de desocupación eran de 6%
para los varones y 9% para las mujeres sobre la LP. Pero crecían drásticamente a alrededor de 28%
entre aquellos bajo la LP, casi sin diferencia entre varones y mujeres. En este tramo de edad, ya
transitando la adultez joven y frecuentemente con responsabilidades familiares, estas dificultades de
inserción laboral entre los jóvenes bajo la LP resultan especialmente graves. Y son a la vez causa y
consecuencia de la situación de pobreza: en los hogares bajo la LP se cuenta con menos recursos de
tipo relacional para facilitar la inserción laboral. Pero a la vez, la dificultad para obtener ingresos
aumenta la probabilidad de permanecer en la pobreza.
Cuando los jóvenes estaban ocupados, la mayor parte de ellos se desempeñaba en relación de
dependencia. La ocupación autónoma resulta menos accesible, en particular entre los más jóvenes:
tanto por la falta de experiencia laboral como por la no disponibilidad de capital propio.
En el tramo de 18 a 24 años casi nueve de cada diez de los ocupados sobre la LP eran asalariados. Casi
ocho de cada diez se desempeñaban en esa condición en el sector privado: la mayor parte (cinco de
cada diez ocupados) sin aportes jubilatorios. Poco más de 30% de estos ocupados eran asalariados
registrados del sector privado y un 9% lo eran del sector público. En el caso de las mujeres se veían
incrementado en no registro entre las dependientes del sector privado. Y la cuarta parte se
desempeñaban en el servicio doméstico (que generalmente tampoco cuenta con aportes a la seguridad
social).
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Cuadro 7. Jóvenes de 18 a 24 años ocupados: categoría ocupacional por tramos de edad según sexo y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
Cuando se trataba de jóvenes de hogares bajo la LP o en situación de pobreza, el perfil ocupacional
variaba. La proporción de no asalariados se duplicaba (alcanzaba a 22%): debe suponerse, en este caso,
que se trataba principalmente de ocupaciones “refugio”, generalmente de muy baja productividad e
ingresos, producto de la imposibilidad de obtener un trabajo asalariado. Este tipo de ocupación era más
frecuente en el caso de los varones. Entre las mujeres, la mitad se desempeñaba en el servicio
doméstico.
El empleo privado registrado en la seguridad social era poco frecuente: apenas 7% de los varones y 11%
de las mujeres, que se mostraban en ventaja en este aspecto. El empleo asalariado en negro, en
cambio, era el destino de dos tercios de los jóvenes varones de hogares bajo situación de pobreza.
Entre los 25 y 29 años –cuando ya se cuenta con el capital de una mayor experiencia laboral–
aumentaba un poco el empleo autónomo entre aquellos sobre la LP: alcanzaba a 14% sin diferencias
por sexo. Y también se incrementaba el acceso a puestos de trabajo de mayor calidad: 43% de los
varones y 36% de las mujeres tenían un trabajo asalariado registrado en el sector privado. Asimismo, la
quinta parte de las mujeres y 14% de los varones estaban ocupados en el sector público.
Varón Mujer
No asalariados 11,4 10,5 11,1
Asalariado sector público 9,0 7,9 8,6
Asalariado sector privado registrado 31,4 24,5 28,8
Asalariado sector privado no registrado 47,9 32,3 42,2
De hogares particulares 0,2 24,8 9,3
No asalariados 23,5 19,4 22,3
Asalariado sector público 3,0 4,3 3,4
Asalariado sector privado registrado 6,6 11,3 8,0
Asalariado sector privado no registrado 66,7 16,2 52,5
De hogares particulares 0,1 48,8 13,8
No asalariados 13,2 11,4 12,6
Asalariado sector público 8,2 7,5 7,9
Asalariado sector privado registrado 27,8 23,1 26,1
Asalariado sector privado no registrado 50,7 30,6 43,5
De hogares particulares 0,2 27,3 9,9
Total
SexoTotal
Sobre la LP
Bajo la LP
Condición
de pobrezaCondición ocupacional
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Los asalariados no registrados representaban 28% de los varones sobre la LP ocupados en estas edades
y 18% de las mujeres de igual condición. En el caso de estas últimas, el empleo en el servicio doméstico
se reducía a menos de 12%.
Pero nuevamente, resultaba menos auspiciosa la inserción laboral en el caso de aquellos bajo la LP,
mostrando que la segmentación inicial al ingreso al mercado de trabajo tiende a perpetuarse. La
pobreza disminuye la probabilidad de iniciar la trayectoria laboral en condiciones favorables y el
comienzo condiciona fuertemente el desempeño futuro. A la vez, el ocupar lugares marginales en el
mercado de trabajo tiende a perpetuar la situación de pobreza que, así, se reproduce a sí misma y se
vuelve crónica y estructural.
Cuadro 8. Jóvenes de 25 a 29 años ocupados: categoría ocupacional por tramos de edad según sexo y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
Tres de cada diez de estos jóvenes eran no asalariados (proporción que aumentaba a más de un tercio
de los varones) con iguales presunciones referidas a las desfavorables condiciones de productividad e
ingresos de estas ocupaciones.
Más de la mitad de los varones y casi un tercio de las mujeres desempeñaban puestos asalariados no
registrados. Y entre estas últimas, cuatro de cada diez ocupadas trabajaban en el servicio doméstico.
Varón Mujer
No asalariados 14,3 13,7 14,0
Asalariado sector público 14,2 20,7 16,8
Asalariado sector privado registrado 43,5 36,1 40,5
Asalariado sector privado no registrado 27,8 17,6 23,7
De hogares particulares 0,2 11,9 4,9
No asalariados 35,2 16,6 27,6
Asalariado sector público 2,2 6,5 3,9
Asalariado sector privado registrado 10,0 6,8 8,7
Asalariado sector privado no registrado 52,5 31,6 44,0
De hogares particulares 0,1 38,5 15,7
No asalariados 16,2 13,9 15,3
Asalariado sector público 13,1 19,4 15,6
Asalariado sector privado registrado 40,4 33,4 37,5
Asalariado sector privado no registrado 30,1 18,9 25,6
De hogares particulares 0,2 14,4 5,9
Bajo la LP
Total
Condición
de pobrezaCondición ocupacional
SexoTotal
Sobre la LP
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Los puestos de trabajo asalariados de mejor calidad –tanto en el sector público como en el privado–
apenas cobijaban entre 12% y 13% de estos trabajadores jóvenes y bajo la LP.
NO ESTUDIAN NI TRABA JAN
Las dificultades que experimenta el sistema educativo para retener a los jóvenes hasta su egreso en
tiempo y forma, así como los obstáculos que ellos deben afrontar y superar para incorporarse a la esfera
productiva, a veces se manifiestan en situaciones de marginalidad y exclusión de ambos ámbitos. Se
trata del fenómeno reiteradamente señalado de los jóvenes que no trabajan ni estudian.
Hay que tener en cuenta, no obstante, que en estas edades las trayectorias suelen caracterizarse por las
intermitencias, tanto en el aspecto laboral como en el educativo. De manera que la situación puntual
que captan las encuestas muchas veces es coyuntural y no necesariamente duradera4.
Dentro de la población total joven, 42,3% sólo trabajaba, 24,3% sólo estudiaba, y 10,3% realizaba
ambas actividades simultáneamente. El porcentaje de quienes no trabajaban, no estudiaban no eran
amas de casa (condición que incluye también a los varones) era de 11,8%.
Entre los 18 y 24 años, más de un tercio de los jóvenes sobre la LP solo trabajaba, proporción que
aumentaba a 47% entre los varones y disminuía a 22% en el caso de las mujeres. Una proporción casi
idéntica solamente estudiaba: esta situación era más habitual en el caso de las mujeres (casi cuatro de
cada diez) y declinaba entre los varones (tres de cada diez). Algo más de uno de cada diez –con mayor
asiduidad en el caso de las mujeres– desempeñaba las dos actividades en forma simultánea. La
condición de ama de casa apartaba a 16% de estas jóvenes mujeres del trabajo y del estudio. Y, por fin,
la situación más conflictiva (no desarrollar actividad laboral ni educativa ni tampoco tareas de
reproducción doméstica) alcanzaba a 11% entre los varones y 9% entre las mujeres.
4 Existe alguna evidencia empírica al respecto, obtenida mediante paneles de la EPH.
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Cuadro 9. Jóvenes de 18 a 24 años Condición de estudio y trabajo según sexo y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
En el caso de los jóvenes provenientes de los hogares bajo la LP la proporción de los que solamente
trabajaban descendía a 33% entre los varones y a 12% entre las mujeres. En cambio, las de los que sólo
estudiaban se apartaban poco del promedio general: aumentaban ligeramente en el caso de los
varones (33%) y descendían entre las mujeres (37%). La actividad simultánea (trabajo y estudio)
resultaba en este caso menos habitual (apenas 4%). Las actividades de reproducción doméstica
demandaban al 28% de estas jóvenes y, por fin, 27% de los varones y casi 20% de las mujeres de estas
edades no reportaban ninguna de estas actividades: se trataba de proporciones que casi duplicaban las
correspondientes al promedio.
Entre los 25 y 29 años más de seis de cada diez jóvenes sobre la LP solo trabajaba: esta proporción
crecía a tres cuartas partes entre los varones mientras que bajaba a menos de la mitad entre las
mujeres. La proporción de quienes solamente estudiaban no alcanzaba el 8% y era ligeramente más
elevada entre las jóvenes. Un 12% desempeñaba ambas actividades a la vez con escasas diferencias por
sexo.
Varón Mujer
Solo trabaja 47,0 21,9 34,9
Solo estudia 30,3 39,1 34,6
Estudia y trabaja 10,5 13,7 12,0
Es ama de casa 1,4 15,8 8,4
No estudia, no trabaja ni es ama de casa 10,8 9,4 10,1
Solo trabaja 32,9 11,6 22,4
Solo estudia 32,7 36,9 34,7
Estudia y trabaja 4,0 3,2 3,6
Es ama de casa 3,4 28,9 15,9
No estudia, no trabaja ni es ama de casa 27,0 19,4 23,3
Solo trabaja 44,0 19,7 32,2
Solo estudia 30,8 38,7 34,6
Estudia y trabaja 9,1 11,4 10,2
Es ama de casa 1,8 18,6 10,0
No estudia, no trabaja ni es ama de casa 14,3 11,6 13,0
Condición
de pobrezaCondición de estudio y trabajo
Total
SexoTotal
Sobre la LP
Bajo la LP
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Cuadro 10. Jóvenes de 25 a 29 años Condición de estudio y trabajo según sexo y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de tercer trimestre de 2014/INDEC.
La actividad destinada a la reproducción doméstica mantenía fuera del mundo laboral y educativo a
algo más de la quinta parte de las mujeres en estas edades. Y apenas uno de cada diez –sin diferencias
muy destacables por sexo– declaraba no estudiar ni trabajar sin estar a cargo de tareas domésticas.
Nuevamente se apreciaban algunas diferencias al interior del subconjunto de los jóvenes bajo la LP. La
dedicación exclusiva al trabajo declinaba en ambos sexos (55% entre los varones y 24% entre las
mujeres). En cambio, la condición de solo estudiante no arrojaba diferencias apreciables con respecto al
promedio. Sí el desempeño simultáneo de ambas actividades, que bajaba de 10% en general a 4% entre
aquellos bajo la LP sin diferencias por sexo.
Entre las mujeres, aumentaba fuertemente la dedicación plena a las actividades domésticas, que
ocupaban a casi la mitad (45%). Y también en este tramo de edad crecía la proporción de quienes no
estudiaban ni trabajaban: un tercio de los varones y la cuarta parte de las mujeres.
En ambos tramos de edad, la diferencia entre aquellos bajo y sobre la LP la hace la inserción laboral más
que el estudio. Parece ser principalmente la dificultad de incorporación al mundo del trabajo lo que
margina a los jóvenes. En parte, puede obedecer a la falta de credenciales educativas adecuadas, ya que
según se ha visto, las tasas de deserción del sistema educativo aumentan fuertemente entre los
jóvenes bajo situación de pobreza de ambos sexos. Esta segregación resulta duradera, puesto que
persiste entre los 25 y 29 años, cuando ya se transita la primera parte de la adultez y –entre los
Varón Mujer
Solo trabaja 75,9 49,0 62,7
Solo estudia 5,5 9,6 7,6
Estudia y trabaja 11,1 11,6 11,4
Es ama de casa 0,6 22,0 11,1
No estudia, no trabaja ni es ama de casa 6,8 7,7 7,3
Solo trabaja 55,0 24,2 37,0
Solo estudia 6,0 9,4 8,0
Estudia y trabaja 4,4 4,8 4,6
Es ama de casa 1,4 44,5 26,5
No estudia, no trabaja ni es ama de casa 33,2 17,1 23,8
Solo trabaja 73,2 44,6 58,7
Solo estudia 5,6 9,6 7,6
Estudia y trabaja 10,2 10,4 10,3
Es ama de casa 0,7 26,0 13,5
No estudia, no trabaja ni es ama de casa 10,3 9,4 9,8
Total
Sobre la LP
Bajo la LP
Condición
de pobrezaCondición de estudio y trabajo
SexoTotal
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provenientes de hogares bajo situación de pobreza– alrededor de cuatro de cada diez varones y seis de
cada diez mujeres han abandonado ya el hogar de origen y conformado su propia familia.
3. SALUD
El acceso a la atención de la salud es un derecho de los jóvenes. En el caso de las mujeres, cobra
especial importancia en esta etapa, en que suele iniciarse la vida reproductiva.
La cobertura pública abarcó en este período a más de 4 de cada 10 jóvenes.
Entre los jóvenes de hogares sobre la LP la cobertura de salud más usual era la provista por una obra
social: más de la mitad de los varones –en ambos tramos de edad y con poca diferencia– contaban con
ella. En el caso de las mujeres, la cobertura de obra social aumentaba entre los 25 a 29 años por encima
del 60%. En esas edades, gran parte de ellas están incorporadas al mercado de trabajo y asimismo,
cuando no lo están, muchas mantienen una relación conyugal y reciben esa cobertura por parte del
cónyuge.
Le seguía en importancia la cobertura provista por el sistema público, que alcanzaba a alrededor de
40% de los jóvenes en el primer tramo de edad y tendía a reducirse en el segundo, especialmente entre
las mujeres (en este caso debido al mayor acceso a la cobertura de una obra social).
Cuadro 11. Jóvenes de 18 a 29 años: Tipo de cobertura de salud según sexo y condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
La cobertura de una mutual o prepaga estaba poco difundida entre los jóvenes, aunque se
incrementaba con la edad: entre los varones de 25 a 29 años contaba con ella uno de cada diez.
En el caso de los jóvenes de los hogares bajo la LP, previsiblemente, casi ocho de cada diez solamente
accedían a la cobertura provista por el sistema público de salud. Esta proporción aumentaba con la
edad y era –en ambos tramos– algo más alta en el caso de los varones.
En cuanto a la cobertura de una obra social, la misma alcanzaba a una proporción situada entre 15% y
20% de estos jóvenes. Descendía en el tramo de edad más elevado y se mostraba algo más alta en el
Varón Mujer Varón Mujer
Solo cobertura pública 38,3 40,3 39,3 35,0 30,8 32,9
Obra social 56,5 53,7 55,1 54,5 62,0 58,2
Mutual o prepaga 5,2 6,0 5,6 10,5 7,2 8,9
Solo cobertura pública 77,7 75,6 76,7 82,2 80,3 81,1
Obra social 20,6 22,7 21,7 14,5 16,5 15,7
Mutual o prepaga 1,7 1,6 1,7 3,4 3,2 3,2
SexoTotal
18 a 24 25 a 29
Tipo de coberturaCondición
de pobrezaSexo
Total
Sobre la LP
Bajo la LP
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caso de las mujeres. Es que algunos jóvenes cuentan con la cobertura de una obra social paterna
mientras asisten a la educación pública y tienden a perderla al ser mayores, cuando han abandonado el
sistema educativo. En el caso de las mujeres, puede suceder que –aun cuando no tengan un empleo
formal– algunas reciban la cobertura de una obra social a través de sus cónyuges.
La incidencia de una mutual o prepaga resultaba marginal en el caso de los jóvenes de los hogares en
situación de pobreza.
4. HÁBITAT Y VIVIENDA
Contar con un hábitat adecuado constituye una necesidad que se relaciona estrechamente con la
preservación de la salud física y mental. Asimismo, esta necesidad se refuerza en una etapa de la vital
en que se suele conformar la propia familia –abandonando el hogar de origen– y se da comienzo a la
vida reproductiva.
Por otra parte, el acceso a la vivienda es uno de los esfuerzos de mayor envergadura que deben afrontar
las personas en términos económicos. Requiere generalmente de un período prolongado de
acumulación que se dificulta en los sectores de más bajos ingresos: especialmente en el caso de los
jóvenes, que están comenzando sus trayectorias laborales.
De resultas de ello, frecuentemente la vivienda no reúne las características adecuadas, ya sea por sus
dimensiones en relación con el grupo familiar o bien por sus características deficitarias en términos de
construcción.
Más de la cuarta parte de los jóvenes que habitaban hogares sobre la LP padecía, sin embargo, algún
grado de hacinamiento en la vivienda, casi sin diferencias por tramos de edad. Y en uno de cada diez
casos, se trataba de hacinamiento crítico. Ello refleja claramente la dificultad de acceso a la que se
aludió más arriba.
Cuadro 12. Jóvenes de 18 a 29 años: Condición de hacinamiento de la vivienda según condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
Cuando se trataba de jóvenes en situación de pobreza, esta problemática se agravaba severamente. En
estos casos el hacinamiento afectaba a más de la mitad, nuevamente sin diferencias por edades, al
tiempo que en la cuarta parte de los casos asumía carácter crítico.
Sobre la LP Bajo la LP Total
Sin hacinamiento 73,1 45,8 67,3
Moderado 18,1 28,8 20,3
Crítico 8,9 25,4 12,4
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El hecho de que la problemática persista con igual intensidad en el segundo tramo de edad revela que
se trata de una dificultad duradera, cuya resolución no siempre está al alcance de los jóvenes con el solo
concurso de su propio esfuerzo y aun con el apoyo familiar. En los sectores de más bajos ingresos esto
generalmente no puede hacerse efectivo.
En cambio, resultaba mucho menor la proporción de jóvenes que habitaban una vivienda construida
con materiales inadecuados (en pisos o techos). Apenas el 4% de los jóvenes –nuevamente sin
diferencias de uno a otro tramo de edad– padecían este tipo de déficit habitacional cuando se trataba
de aquellos sobre la LP.
Cuadro 13. Precariedad de materiales en la vivienda por tramo etario según condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
Pero en cambio, esta proporción más que se duplicaba en el caso de los que habitaban hogares bajo la
LP, llegando a uno de cada diez. Y la incidencia aumentaba en los que contaban entre 25 y 29 años: a
esas edades una proporción elevada de estos jóvenes ya han constituido su propia familia y al
abandonar el hogar de origen se ven obligados a habitar una vivienda precaria.
Las condiciones sanitarias deficientes se definen como la falta de un baño de uso exclusivo en la
vivienda dotado de inodoro con descarga de agua o bien la falta de acceso a una red pública para la
eliminación de excretas.
Estas carencias afectaban a casi 8% de los jóvenes que habitaban en hogares sobre la LP, sin diferencia
alguna por tramos de edad.
18 a 24 25 a 29
Materiales no precarios 96,5 96,1 96,3
Materiales precarios 3,5 3,9 3,7
Materiales no precarios 91,7 89,2 91,0
Materiales precarios 8,3 10,8 9,0
Materiales no precarios 95,4 94,9 95,2
Materiales precarios 4,6 5,1 4,8
Total
Total
Tramo etario
Sobre la LP
Bajo la LP
Condición de
pobrezaPrecariedad
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Cuadro 14. Déficit en las condiciones sanitarias por tramo etario según condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
En los hogares bajo la LP, en cambio, la incidencia de este tipo de déficit se triplicaba, al tiempo que se
tornaba más elevada entre los 25 y los 29 años: nuevamente, cuando la necesidad de abandonar la
familia de origen fuerza situaciones de precariedad habitacional.
Se consideran deficitarias las fuentes de agua cuando la misma no proviene de red pública o de pozo
con bomba a motor, o bien –cualquiera sea su proveniencia– si la fuente está fuera del terreno que
ocupa la vivienda.
Cuadro 15. Déficit en las fuentes de agua por tramo etario según condición de pobreza 3er trimestre 2014
Fuente: SIEMPRO, en base a EAHU tercer trimestre de 2014/INDEC.
La incidencia de esta situación de privación alcanzaba a 4% en el caso de los jóvenes sobre la LP, sin
establecer distinción alguna por tramo de edad.
En el caso de aquellos en situación de pobreza casi se duplicaba y –una vez más– mostraba un
agravamiento en la etapa más adulta, sin duda por las mismas razones aludidas en el caso anterior.
CONSIDERACIONES FINALES
La juventud marca el inicio de la trayectoria vital independiente: el final de la etapa formativa y la
asunción de responsabilidades relacionadas con la inserción laboral para proveer al propio sustento, la
18 a 24 25 a 29
No deficientes 92,3 92,4 92,3
Deficientes 7,7 7,6 7,7
No deficientes 78,2 75,7 77,4
Deficientes 21,8 24,3 22,6
No deficientes 88,9 89,6 89,2
Deficientes 11,1 10,4 10,8Total
Tramo etario
Sobre la LP
Bajo la LP
Condición de
pobrezaCondiciones sanitarias Total
18 a 24 25 a 29
No deficientes 95,9 95,8 95,9
Deficientes 4,1 4,2 4,1
No deficientes 93,3 91,5 92,7
Deficientes 6,7 8,5 7,3
No deficientes 95,3 95,1 95,2
Deficientes 4,7 4,9 4,8
Sobre la LP
Bajo la LP
Total
Condición de
pobrezaFuentes de agua Total
Tramo etario
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formación de la propia familia y la procreación. El modo en que se inicie esta etapa suele establecer,
marcar y condicionar el desempeño futuro.
El acceso a la educación –que debe brindar elementos para el desempeño posterior– se ha ampliado
considerablemente en las últimas décadas. Sin embargo, paralelamente también han aumentado las
exigencias y demandas planteadas por el sistema productivo. La mayor parte de los jóvenes se
incorporan al nivel medio, pero en cambio no todos logran sobrepasarlo con éxito: persisten las
trayectorias educativas truncadas.
Y el acceso y terminalidad de estudios de nivel superior siguen dejando fuera a muchos jóvenes,
especialmente cuando provienen de los estratos de ingresos más bajos. Lo cual disminuye severamente
sus chances de superar por su propio esfuerzo las condiciones deficitarias provenientes del hogar de
origen.
Estas desventajas iniciales se manifiestan luego en las trayectorias laborales, con dificultades de
ingreso al mercado de trabajo o inserciones precarias e inestables en empleos de baja calidad, privados
de protección legal.
La protección de la salud está fuertemente condicionada por los recursos económicos disponible y por
el estatus laboral. Gran parte de los jóvenes solo cuentan, en consecuencia, con el sistema público de
salud.
La dificultad de acceder a buenos empleos con ingresos suficientes impacta fuertemente en las
posibilidades de acceso a una vivienda adecuada cuando se debe hacer abandono del hogar paterno e
iniciar la vida independiente. Ello demanda esfuerzos de acumulación que –con bajos ingresos– resultan
incompatibles con las necesidades de la subsistencia y fuerzan a soluciones precarias.
En todos estos aspectos las políticas públicas tienen algo que decir. Deben encaminarse a propiciar la
terminalidad del nivel medio y a ampliar las posibilidades de continuidad de las trayectorias educativas.
Asimismo, es importante facilitar el acceso de los jóvenes al mundo del trabajo, a través de empleos de
calidad, que brinden experiencias y ofrezcan la necesaria protección legal.
El sistema de salud pública debe procurar prestaciones de calidad para que no estén en desventaja en
este aspecto esencial quienes no disponen de otros recursos.
El acceso a la vivienda, esencial para poder desarrollar la vida independiente y conformar la propia
familia, debiera facilitarse a través de una oferta de créditos a la que puedan acceder las familias de
ingresos medios, combinada con una adecuada política de vivienda social encaminada a los sectores de
ingresos más bajos.
REFERENCIAS
OIJ. (2005). Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes. OIJ.
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OIJ. (2012). Juventud y bono demográfica en Iberoamérica. Madrid: Organización Iberoamericana de la
Juventud.