Rafael Cansinos Assens

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Rafael Cansinos Assens Nace el día de Nochebuena de 1882 en la ciudad de Sevilla, donde residirá hasta los quince años. Recibe una educación religiosa (escolapios). A primeros de enero de 1898 llega a Madrid. A los diecisiete años entra en contacto con el Modernismo leyendo a Salvador Rueda y Julián de Casal. Pedro González-Blanco le introduce en el mundo de Villaespesa, Pío Baroja, los Machado… Tiene varios empleos, que abandona porque quiere ser poeta. En 1900 empieza a investigar el pasado de sus ancestros. Participa intensamente en la bohemia literaria de la mano de Manuel Molano. El alcohol y la prostitución serán sus compañeros de viaje hasta 1905, año en el que empieza a trabajar en La Correspondencia de España. En ese mismo año entra en contacto con el doctor Pulido y participa en la campaña filosefardí para recuperar la memoria judía de España. En 1911 frecuente El Colonial y otras tertulias de café. Se relaciona con Francisco Villaespesa, Juan Ramón Jiménez, Emilio Carrere, Felipe Trigo, Rubén Darío, Rafael Lasso de la Vega, Gregorio Martínez Sierra, Carmen de Burgos, Ramón Gómez de la Serna, Antonio y Manuel Machado, etcétera. En 1914 publica su primera obra, el libro de salmos El Candelabro de los siete brazos.

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Rafael Cansinos AssensNace el día de Nochebuena de 1882 en la ciudad de Sevilla, donde residirá hasta los quince años. Recibe una educación religiosa (escolapios).

A primeros de enero de 1898 llega a Madrid. A los diecisiete años entra en contacto con el Modernismo leyendo a Salvador Rueda y Julián de Casal. Pedro González-Blanco le introduce en el mundo de Villaespesa, Pío Baroja, los Machado… Tiene varios empleos, que abandona porque quiere ser poeta. En 1900 empieza a investigar el pasado de sus ancestros. Participa intensamente en la bohemia literaria de la mano de Manuel Molano. El alcohol y la prostitución serán sus compañeros de viaje hasta 1905, año en el que empieza a trabajar en La Correspondencia de España.En ese mismo año entra en contacto con el doctor Pulido y participa en la campaña filosefardí para recuperar la memoria judía de España.En 1911 frecuente El Colonial y otras tertulias de café. Se relaciona con Francisco Villaespesa, Juan Ramón Jiménez, Emilio Carrere, Felipe Trigo, Rubén Darío, Rafael Lasso de la Vega, Gregorio Martínez Sierra, Carmen de Burgos, Ramón Gómez de la Serna, Antonio y Manuel Machado, etcétera.

En 1914 publica su primera obra, el libro de salmos El Candelabro de los siete brazos.

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Alef

Cuando pienso lo que he querido ser y lo que soy, el llanto hincha las venas de mi garganta, y mil sueños malogrados gritan como víctimas dentro de mí. ¡Oh, el corazón de un hombre que ha pasado de la juventud es semejante al de un asesino! Con la conciencia turbada, recuerdo los años que pasaron; los sueños malogrados claman dentro de mí como víctimas amordazadas, y la juventud pura y resplandeciente, se alza ante mis ojos como una virgen abandonada, silenciosa y patética. ¡Oh, el corazón del hombre que ha pasado de la juventud, es semejante al de un malhechor!

He

También a ti la vida te ha cogido entre sus fuertes brazos, y entre sus fuertes brazos te ha estrujado. También a ti la vida te ha seducido con sus grandes senos, y sobre sus grandes senos te ha doblado tu cuello y ha hecho desflorarse tus labios. También a ti la vida, ¡oh corazón!, como a cualquier otro, te ha puesto sobre su falda y te ha reblandecido con sus besos y te ha dislocado en el torno de sus caderas.

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En 1918 entra en contacto con Vicente Huidobro. Influido por él, proclama el fin del Modernismo y propone un nuevo movimiento poético, el Ultra.

Manifiesto ULTRAUn manifiesto de la juventud literaria

Los que suscriben, jóvenes que comienzan a realizar su obra, y que por eso creen tener un valor pleno, de afirmación futura, de acuerdo con la orientación señalada por Cansinos-Asséns en la interviú que en diciembre último con él tuvo X. Bóveda en "El Parlamentario", necesitan declarar su voluntad de un arte nuevo que supla la última evolución literaria: el novecentismo.Respetando la obra realizada por las grandes figuras de este movimiento, se sienten con anhelos de rebasar la meta alcanzada por estos primogénitos, y proclaman la necesidad de un "ultraísmo", para el que invocan la colaboración de toda la juventud literaria española.Para esta obra de renovación literaria reclaman, además, la atención de la Prensa y de las revistas de arte.

Nuestra literatura debe renovarse; debe lograr su "ultra" como hoy pretenden lograrlo nuestro pensamiento científico y político.Nuestro lema será "ultra", y en nuestro credo cabrán todas las tendencias, sin distinción, con tal que expresen un anhelo nuevo. Más tarde estas tendencias lograrán su núcleo y se definirán. Por el momento, creemos suficiente lanzar este grito de renovación y anunciar la publicación de una Revista, que llevará este título de Ultra, y en la que sólo lo nuevo hallará acogida.

Jóvenes, rompamos por una vez nuestro retraimiento y afirmemos nuestra voluntad de superar a los precursores.Xavier Bóveda. - César A. Comet. - Guillermo de Torre. - Fernando Iglesias. - Pedro Iglesias Caballero. - Pedro Garfias. - J. Rivas Panedas. - J. de Aroca.

La parte de incitación inspiradora que en ese manifiesto se me atribuye, me incita aún más -sin esa circunstancia, todo movimiento nuevo tendría más simpatías- a auspiciar esas tendencias renovadoras, desde las páginas de esta Revista, mientras la hermana anunciada Ultra cumple su período de gestación. Hasta ahora la nueva tendencia propulsora se ha manifestado exclusivamente en la Revista sevillana Grecia, cuyo nombre debe marcar un largo e interesante momento en los anales de las evoluciones literarias. Ahora ya el grito de unión está lanzado y todas esas tendencias que hasta aquí se denominaron con diversos nombres, pueden acogerse a este lema "Ultra", que, como dice el manifiesto, no es el de una escuela determinada, sino el de un renovador dinamismo espiritual.

Rafael Cansinos Assens, Cervantes, enero de 1919. En Juan Manuel Rozas, ed., La generación del 27 desde dentro, Madrid: Istmo, 1986, pp. 168-170.

En 1919 abandona el periodismo para dedicarse por completo a la literatura, aunque continúa con las colaboraciones literarias. Asiste a las tertulias del Café Levante, La Colombine, Pombo, etcétera.

Dirige la tertulia en El Colonial y la revista Cervantes.

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Número 6 de la revista Dada, donde se cita a Cansinos como "president" español del dadaísmo.

Rafael Cansinos Assens: de una entrevista de 1919

Las tendencias superatrices de Nietzsche, D'Annunzio, Walt Whitman, Emerson, Verhaeren; el futurismo de Marinetti, el dinamismo manifestado en la lírica con los temas de las conquistas de la mecánica, la vida intensa, los aeroplanos, Guillermo Apollinaire, en su conjunción con el arte abstracto e ideal; las obras de Mallarmé, Pedro Reverdy, el creacionismo de Vicente Huidobro, Tristán Tzara, Max Jacob, F. Picabia, Jean Cocteau, la revista Antología Dadá de Zúrich, y el Nord-Sud de París..., han producido el Ultra, que es algo que está más allá del novecentismo. Busca sus motivos en la vida intensa y el arte abstracto; utiliza el verso libre; admite todas las posibilidades. Extrae elementos del futurismo, del dinamismo, del creacionismo que trajo Vicente Huidobro a Madrid en su valija diplomática de novedades líricas el año 1918.

De una entrevista en Grecia, en noviembre de 1919. En José Luis Bernal, El ultraísmo ¿Historia de un fracaso?, Cáceres: Universidad de Extremadura, 1988. pp. 30-31.

En 1921, en El movimiento V.P, hace un retrato cruel de los protagonistas de la vanguardia española.

Se convierte en un reputado crítica literario. Trabaja para el periódico La libertad.

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En 1928, publica La nueva literatura y se despide prácticamente del mundo literario, y no vuelve a publicar obra original más que de forma muy esporádica.

En marzo de 1926 había conocido a Josefina Megías, mujer que tuvo una enorme influencia en su vida. Tendrá una relación amorosa hasta 1946, año de la muerte de Josefina.

Los siguientes años los dedicará a la traducción.

Durante la Guerra Civil bombardean su casa del Viaducto. Se traslada primero a la calle Ramón y Cajal, y en 1939 a la Avenida Menéndez Pelayo, donde transcurrirá el resto de su existencia en el llamado exilio interior.

Es acusado por la dictadura del militar Franco de judío. Consiguió posteriormente un carné de Prensa, pero no publicó nada en España a partir de 1939.

Frecuenta a algunos escritores y periodistas como Casas Bricio, Sotomayor y José Altabella. En diciembre de 1943 la censura ordenó retirar del mercado una edición de Dostoievski: el editor, Manuel Aguilar, tenía que suprimir de la portada el nombre del traductor y eliminar el prólogo.

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En 1944 comienza a traducir Las mil y una noches, que termina en los primeros meses de 1945.En 1946, a raíz de la muerte de Josefina, deja de llevar sus diarios.

«[…] Todas estas fotos se las hacían para el carnet de Prensa. Ella figuraba con él y podía utilizar los médicos de la Asociación de la Prensa. […] Él nunca se fue al destierro porque tenía miedo de dejar a sus hermanas. Eso me lo contó muchas veces, y yo creo también que porque él era muy miedoso para una aventura así .»

Extracto de una conversación con Braulia Galán, viuda de Cansinos

En septiembre de 1950 comienza a trabajar como criada en el domicilio de Menéndez Pelayo, 57, Braulia Galán Lancha, nacida en San Pablo de los Montes (Toledo) el 26 de marzo de 1924. La foto es de 1952, aproximadamente, cuando ella tenía veintiocho años, se convierte en la compañera de Cansinos, que andaba entonces por los sesenta y nueve.

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En diciembre de 1958 tienen un hijo al que llaman Rafael Manuel. La foto fue tomada hacia la primavera de 1960 por la propia Braulia Galán con una cámara con retardo. El 4 de diciembre de 1962, Rafael y Braulia contraen matrimonio en el domicilio familiar.

Rafael Cansinos Assens falleció en el Sanatorio Ruber de Madrid el 6 de julio de 1964, sobre las ocho de la tarde, con ochenta y un años.

Su vida diaria era siempre la misma. Todos los días lo mismo, sábados y domingos también, los mismos paseos, todo igual: se levantaba a las doce o a la una largas. Le preparaba un vaso de café con leche enorme, se duchaba y se ponía a trabajar hasta las seis o las siete de la tarde. A esa hora le tenía preparada la comida. Después se marchaba y volvía a las seis o las siete de la madrugada, cenaba lo que yo le dejaba preparado la noche anterior y se ponía a leer hasta que se dormía. Así todos los días durante años y años. […] Por casa venía poca gente: Mario Molano, que solía venir por la tarde y se estaba allí sentado en la sala, leyendo revistas, porque le llegaban muchísimas, hasta que él terminaba con su trabajo y la comida, y a eso de las siete se marchaban. Molano nunca comía. Estaba muy mayor y al pobre le atropelló un coche en el año 57. Iban al Comercial y a un café que no me acuerdo cómo se llama que estaba en Goya esquina con Narváez. Dío Valdivieso, que era un señor muy mayor que también venía por casa, había sido vecino suyo en el Viaducto y seguía visitándole. También venían escritores jóvenes a verle, pero eso no le hacía mucha gracia y tampoco les hacía mucho caso […] El cura Rey Soto también vino algunas veces, hasta que un día se enfadó por cuestiones de política y no volvió más.[…] Borges también vino una vez, pero no le sentó bien la visita, no por nada, porque estuvo muy bien con él, sino porque no le gustaba que viniera gente a visitarle. Le ponía de mal humor . […] También vino alguna vez Manuel Aguilar y sus sobrinos, y Arturo del Hoyo. Venía muy poca gente a casa también por sus horarios: sólo recuerdo que se levantara antes de la una un día que vino Aguilar, y porque era Aguilar. Luego trabajaba y a las siete se iba. Así no podía verle nadie. Yo no podía con sus horarios y a sus hermanas les pasaba lo mismo. Y luego tenía otra manía: en pleno invierno dormía con los ventanales abiertos, con el Retiro enfrente. Yo no sé cómo se han conservado los cuadros, los libros, los manuscritos...(…) A él le gustaba mucho el tabaco bueno, que lo liaba, y el café. Y el cine, el cine le gustaba mucho. Pero nunca se le ocurrió ir a ver a Rita Hayworth cuando vino a Madrid, que también era de la misma familia . Yo no sé lo que le hubiera costado ir a verla y saludarla y comentar algo. Con él no iban esas cosas.»

Extracto de una conversación con Braulia Galán, viuda de Cansinos

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En los últimos cuatro años de su vida ya no salió de casa. Siempre estaba con nosotros. Nunca, ni siquiera al Retiro. No quería saber nada de nadie; se escribía con César Tiempo. Aguilar le dio para traducir una cosa policiaca para que se entretuviera; él sabía que era para eso y para pagarle un dinero. Él quería trabajar en algo importante. De todas formas seguía con los mismos horarios. No salía de casa, pero no se dormía antes de las seis de la madrugada. Leía mucho. En el mes de marzo del 64 tuve que ingresarlo en el Ruber. Le llevé en un taxi porque no quería subir de ninguna forma en una ambulancia. Lo del taxi ya fue para él un esfuerzo tremendo porque jamás montaba en coches. Le traía recuerdos de la guerra, cuando se llevaban a la gente en coches para darles el paseíllo. Era muy miedoso. En el hospital tuve un problema porque los gastos eran muy elevados, pero la Asociación de la Prensa se portó muy bien y siguió estando en una de las mejores habitaciones. Yo vivía allí con él. Le trataron muy bien.[…] Al hospital ya no iba nadie. Sólo estuvieron allí Aguilar y sus sobrinos, y otro día también dos señores de Israel, no fue nadie más, y las cartas de César Tiempo que le llegaban ya casi todos los días. Al entierro sólo fuimos siete personas, Altabella y Gerardo Diego entre ellos. Ruano estuvo hablando conmigo en el hospital pero no fue al entierro. […]»

Extracto de una conversación con Braulia Galán, viuda de Cansinos

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Guimel

Como la abeja ama los jardines, así amo yo la multitud: ¿acaso podría hacerse un panal con una sola flor? Como abeja industriosa, así amo yo la multitud y clavo mi aguijón en los corazones; y de la locura del loco y la necedad del necio, sé hacer un panal maravilloso. Y hasta el hombre opaco, que es como un guijarro ennegrecido, sirve a mi alma como sirve una hoja verde para adornar un fruto. Como abeja industriosa, así revuelo entre la multitud; pero, luego, cuando la turba se retira, este panal prodigioso, sólo a ti te lo ofrezco, ¡oh alma mía maravillosa!

Del libro Cantos a mi corazón.