Rafael Zabaleta: El pintor campesino

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DEKGOIA 9 Rafael Zabaleta: El pintor campesino Durante todo el mes de marzo y hasta el 16 de Abril la Sala de Exposiciones de la Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa, situada en Gran Vía 32, presenta las pinturas y dibujos de Rafael Zabaleta. El conjunto total de las obras expuestas procede del Museo de Quesada en Jaén, centro donde se conserva la mayor colección del pintor Campesinas, 1952 E ^ RA un hombre pe- queñito, tímido, de ojos atónitos..., vestía J siempre trajes de paño grueso y gastaba poco y miraba mucho". Camilo José Cela des- cribe así al pintor Rafael Zabale- ta de quien ahora se presenta una exposición monográfica en la Sa- la de Exposiciones de la Funda- ción Bilbao Bizkaia Kutxa de Bilbao compuesta por óleos de todas sus épocas y algunos dibu- jos representativos de su estilo personal. El mismo Cela conclu- ye “Era muy fino y comedido en la expresión ..., un solitario que jamás se sintió sólo ni a solas consigo mismo Nació un 6 de noviembre de 1907 en Quesada, Jaén, y falleció en 1960 en la misma villa situada en las estribaciones de la Sierra de Cazorla. Y según escribió Juan Antonio Gaya Ñuño en 1955 éste pintor “menudillo, cal- vo con infantiles ojos azules y bi- gotillo fino, vivió en su Quesada y, más dificil todavía, en calle con su propio nombre, en la calle del Pintor Zabaleta. Que a este detalle alcanza la fineza de su pueblo". Agradecido con sus paisanos “el pintor ha converti- do el nombre de Quesada en algo universal y mitológico como Pont Aven o Batgnolles. Yya son unidad Zabaleta y su Quesada". No le falta razón al historiador pues la unión con su pueblo se mantiene viva hoy en <üa gracias a la existencia del museo que lle- va su nombre y conserva en buen lugar la mayor colección que existe actualmente sobre ei pin- tor Rafale Zabaleta. Precisamen- te, este centro es quien ha presta- do generosamente las pinturas y dibujos mostradas ahora en Bil- bao, en colaboración con el ayuntamiento de la villa de Que- sada. Dicho museo fue un pro- yecto impulsado en vida por el propio Zabaleta y a pesar de mo- rir sin testamento, sus familiares más próximos apoyaron la dona- E1 beso ción de óleos, acuarelas y nume- rosos dibujos al municipio. Así el Museo, que se fimdó de forma oficial en 1963, consta de dos plantas y una sala dedicada a los amigos de Zabaleta donde se pueden ver obras de grandes ar- tistas como Picasso, Miró, Gutié- rrez Solana, Manolo Hugué, Benjamín Falencia y Tápies, en- tre otros. Rafael Zabaleta era hijo único del matrimonio compuesto por María Juliana Fuentes e Isidoro Zabaleta, un hombre de origen vasco aunque nacido en La Rio- ja, propietario de numerosas fin- cas en la villa de Quesada. Esta circimstancia permitió al pintor vivir con holgura de las rentas de sus tierras y dedicarse por com- pleto a la pintura. “Vivo de los beneficios de la agricultura ”, se- ñaló él mismo en una entrevista realizada en 1951, “y eso me per- mite hacer la pintura que hago. De no ser así hubiera tenido que claudicar como artista”. De joven, Zlabaleta era peque- ño de estatura, pelirrojo y de ojos azules con mirada aguda y pene- trante. Según cuenta su biógrafo “se crió flaco y desganado ”, tu- vo dos o tres amas de cria, y a los diez años quedó huérfano de pa- dre por lo que su madre decidió Niña sentada y niflo de pie con sombrero, 1943 La muestra es interesante porque permite conocer la evolución y los periodos creativos de su pintura que estudiase en el Colegio de Santo Tomás de Jaén. En este centro, que enseñaba a los niños de familias acomodadas, estudió el bachillerato, entre 1919 y 1925, para trasladarse después a Madrid para ingresar, tras dos in- tentos fallidos, en la entonces Es- cuela Especial de Pintura, Escul- tura y Grabado de la Academia de Bellas Artes de San Femando. De aquella época de formación académica conocemos su partici- pación en tertulias habituales del ambiente cultural madrileño y su conocimiento de la pintura de Benjamín Falencia, Vázquez Díaz, Solana, Zuloaga y Sorolla. Cuando terminó los estudios ar- tísticos, Zabaleta regresó a su Quesada natal para ocuparse de la administración de sus tierras y dedicarse a la pintura. Lo que no quiere decir que el pintor queda- se aislado en la vida rural pues fueron numerosos los viajes que realizó a Madrid y Barcelona, a Granada y Almería, localidad és- ta donde se refugiaba de los fríos inviernos de Quesada. También y como era habitual en aquellos tiempos Zabaleta viajó en diver- sas ocasiones a París, ciudad que anhelaba conocer desde muy pe- queño como él mismo confesaba. “Las ganas de conocer París me las contagió mi madre mientras me daba el pecho viendo la “Ex- posición Internacional" en los grabados de la “Ilustración Es- pañola y Americana " y luego en las películas “Gaumont", “La Esfera", “La Guerra Europea”, “Les Couplets ”, y en las postales que un día vi en los bolsillos de la americana de mi padre ". Fue en París donde conoció a Picasso en 1949 y entabló amis- tad con el genio malagueño y con otro gran pintor jienense, Manuel Ángeles Ortiz quien recuerda bien el encuentro. “Rápidamente nos hicimos muy buenos ami^ gos... era una persona extraordi- naria y de una gran simpatía, de una intensa gracia campesina. Yo lo veía siempre como a un pintor campesino, un gran pintor y, a la vez, un labriego ”. Es cierto que la obra más cono- cida de Rafael Zabaleta es aque- lla que representa paisajes rura- les con labradores y campesinos, escenas “zabaletianas ” como al- guien las ha denominado, pinta- das preferentemente en los años cincuenta y que se caracterizan por los personajes de tamaño^ grande y contomos marcados, por la simetría y desarrollo radial de las imágenes, y por el hieratis- mo y frontalidad de las figuras. Sin embargo, también es cierto que Zabaleta realizó otro tipo de pinturas como las de su etapa for- mativa, que son herederas de los temas surrealistas, los paisajes exóticos y las escenas circenses; y que en la década de los años cuarenta pintó retratos y cuadros cubistas, paisajes de Quesada con rincones o plazas y desnudos de mujer como “Pintor y modelo Tumbada" (1942). Todo lo ante^ rior puede comprobarse en esta exposición que refleja a grandes rasgos la trayectoria plástica de Rafael Zabaleta. Alicia Fernández

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Rafael Zabaleta: El pintor

campesinoDurante todo el mes de marzo y hasta el 16

de Abril la Sala de Exposiciones de la Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa, situada en Gran Vía 32, presenta las pinturas y dibujos de Rafael Zabaleta. El conjunto total de las

obras expuestas procede del Museo de Quesada en Jaén, centro donde se conserva la

mayor colección del pintorCampesinas, 1952

E^ RA un hombre pe-

queñito, tímido, de ojos atónitos..., vestía

J siempre trajes de paño grueso y gastaba poco y miraba mucho". Camilo José Cela des­cribe así al pintor Rafael Zabale­ta de quien ahora se presenta una exposición monográfica en la Sa­la de Exposiciones de la Funda­ción Bilbao Bizkaia Kutxa de Bilbao compuesta por óleos de todas sus épocas y algunos dibu­jos representativos de su estilo personal. El mismo Cela conclu­ye “Era muy fino y comedido en la expresión ..., un solitario que jam ás se sintió sólo ni a solas consigo mismo

Nació un 6 de noviembre de1907 en Quesada, Jaén, y falleció en 1960 en la misma villa situada en las estribaciones de la Sierra de Cazorla. Y según escribió Juan Antonio Gaya Ñuño en 1955 éste pintor “menudillo, cal­vo con infantiles ojos azules y bi- gotillo fino, vivió en su Quesada y, más dificil todavía, en calle con su propio nombre, en la calle del Pintor Zabaleta. Que a este detalle alcanza la fineza de su pueblo". Agradecido con sus paisanos “el pintor ha converti­do el nombre de Quesada en algo universal y mitológico como Pont Aven o Batgnolles. Y ya son unidad Zabaleta y su Quesada".

No le falta razón al historiador pues la unión con su pueblo se mantiene viva hoy en <üa gracias a la existencia del museo que lle­va su nombre y conserva en buen lugar la mayor colección que existe actualmente sobre ei pin­tor Rafale Zabaleta. Precisamen­te, este centro es quien ha presta­do generosamente las pinturas y dibujos mostradas ahora en Bil­bao, en colaboración con el ayuntamiento de la villa de Que­sada. Dicho museo fue un pro­yecto impulsado en vida por el propio Zabaleta y a pesar de mo­rir sin testamento, sus familiares más próximos apoyaron la dona-

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ción de óleos, acuarelas y nume­rosos dibujos al municipio. Así el Museo, que se fimdó de forma oficial en 1963, consta de dos plantas y una sala dedicada a los amigos de Zabaleta donde se pueden ver obras de grandes ar­tistas como Picasso, Miró, Gutié­rrez Solana, Manolo Hugué, Benjamín Falencia y Tápies, en­tre otros.

Rafael Zabaleta era hijo único del matrimonio compuesto por María Juliana Fuentes e Isidoro Zabaleta, un hombre de origen vasco aunque nacido en La Rio- ja, propietario de numerosas fin­cas en la villa de Quesada. Esta circimstancia permitió al pintor vivir con holgura de las rentas de sus tierras y dedicarse por com­pleto a la pintura. “Vivo de los beneficios de la agricultura ”, se­ñaló él mismo en una entrevista realizada en 1951, “y eso me per­mite hacer la pintura que hago. D e no ser así hubiera tenido que claudicar como artista”.

De joven, Zlabaleta era peque­ño de estatura, pelirrojo y de ojos azules con mirada aguda y pene­trante. Según cuenta su biógrafo “se crió flaco y desganado ”, tu­vo dos o tres amas de cria, y a los diez años quedó huérfano de pa­dre por lo que su madre decidió

Niña sentada y niflo de pie con sombrero, 1943

La muestra es interesante porque permite conocer la evolución y los periodos creativos de su pintura

que estudiase en el Colegio de Santo Tomás de Jaén. En este centro, que enseñaba a los niños de familias acomodadas, estudió el bachillerato, entre 1919 y 1925, para trasladarse después a Madrid para ingresar, tras dos in­tentos fallidos, en la entonces Es­cuela Especial de Pintura, Escul­tura y Grabado de la Academia de Bellas Artes de San Femando.

De aquella época de formación académica conocemos su partici­pación en tertulias habituales del ambiente cultural madrileño y su conocimiento de la pintura de Benjamín Falencia, Vázquez

Díaz, Solana, Zuloaga y Sorolla. Cuando terminó los estudios ar­tísticos, Zabaleta regresó a su Quesada natal para ocuparse de la administración de sus tierras y dedicarse a la pintura. Lo que no quiere decir que el pintor queda­se aislado en la vida rural pues fueron numerosos los viajes que realizó a Madrid y Barcelona, a Granada y Almería, localidad és­ta donde se refugiaba de los fríos inviernos de Quesada. También y como era habitual en aquellos tiempos Zabaleta viajó en diver­sas ocasiones a París, ciudad que anhelaba conocer desde muy pe­

queño como él mismo confesaba. “Las ganas de conocer París me las contagió mi madre mientras me daba el pecho viendo la “Ex­posición Internacional" en los grabados de la “Ilustración Es­pañola y Americana " y luego en las películas “Gaumont", “La Esfera", “La Guerra Europea”, “Les Couplets ”, y en las postales que un día vi en los bolsillos de la americana de mi padre ".

Fue en París donde conoció a Picasso en 1949 y entabló amis­tad con el genio malagueño y con otro gran pintor jienense, Manuel Ángeles Ortiz quien recuerda bien el encuentro. “Rápidamente nos hicimos muy buenos a m i^ gos... era una persona extraordi­naria y de una gran simpatía, de una intensa gracia campesina. Yo lo veía siempre como a un pintor campesino, un gran pintor y, a la vez, un labriego ”.

Es cierto que la obra más cono­cida de Rafael Zabaleta es aque­lla que representa paisajes rura­les con labradores y campesinos, escenas “zabaletianas ” como al­guien las ha denominado, pinta­das preferentemente en los años cincuenta y que se caracterizan por los personajes de tamaño^ grande y contomos marcados, por la simetría y desarrollo radial de las imágenes, y por el hieratis- mo y frontalidad de las figuras. Sin embargo, también es cierto que Zabaleta realizó otro tipo de pinturas como las de su etapa for- mativa, que son herederas de los temas surrealistas, los paisajes exóticos y las escenas circenses; y que en la década de los años cuarenta pintó retratos y cuadros cubistas, paisajes de Quesada con rincones o plazas y desnudos de mujer como “Pintor y modelo Tumbada" (1942). Todo lo an te^ rior puede comprobarse en esta exposición que refleja a grandes rasgos la trayectoria plástica de Rafael Zabaleta.

Alicia Fernández