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381 I. GÉNESIS, EVOLUCIÓN Y SITUACIÓN ACTUAL EN CHILE 1. CREACIÓN DE UNA JUSTICIA ESPECIAL. Una justicia especial para los asuntos derivados de un contrato de trabajo nace en Chile con la Ley Nº 4.056, de 8 de septiembre de 1924, que creó las juntas permanentes de conciliación, que en ese entonces conocían tanto los conflictos individuales como co- lectivos que se suscitaran entre patrones y obreros. Posteriormente fueron creados los Tribunales de la vivienda, que tenían competencia para conocer de ciertos juicios de arrendamiento, según la cuantía de la renta, y de la salubridad de las habitaciones. Todos estos organismos fueron refundidos en uno solo por el Decreto Nº 2.100, de 31 de diciembre de 1927, del Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión Social. Este decreto estableció en primera instancia los Juzgados del Trabajo y, en segunda, los Tribunales de alzada del trabajo. Los primeros, de carácter unipersonal, servidos por jueces letrados, y los segundos, colegia- dos, compuestos de un ministro de la Corte de Apelaciones, que lo presidía, y de vocales que representaban los intereses en juego. La Ley Nº 7.726, de 23 de noviembre de 1943, vino a establecer la estructura definitiva de estos Tribunales, manteniendo en primera instancia a jueces letrados especiales y sustituyendo en segunda a los Tribunales de alzada, que eran de carácter mixto, por Cortes de Trabajo, compuestas de miembros letrados. La Ley Nº 11.986, de 19 de noviembre de 1955, en su artículo 28 dispone que la Judicatura del Trabajo formará parte del Poder Judicial, la que se seguirá rigiendo por las normas del Título I del Libro IV del Código del Trabajo de 1931, con excepción de los artículos 504, 505, 506, 508 y 512, que se derogan, y, en cuanto le sean aplicables, se regirá por las disposiciones de los Títulos I, V, VII, X –con excepción del párrafo 3º y del artículo 313–, XI, XII, XIII y XVI del Código Orgánico de Tribunales. 2. SU JUSTIFICACIÓN. Dentro de la actual orientación social del Derecho, se nota una clara tendencia en casi todos los países del mundo a entregar a CAPÍTULO XXII DE LA JURISDICCIÓN LABORAL

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I. GÉNESIS, EVOLUCIÓN Y SITUACIÓN ACTUAL EN CHILE

1. CREACIÓN DE UNA JUSTICIA ESPECIAL. Una justicia especial para los asuntos derivados de un contrato de trabajo nace en Chile con la Ley Nº 4.056, de 8 de septiembre de 1924, que creó las juntas permanentes de conciliación, que en ese entonces conocían tanto los conflictos individuales como co-lectivos que se suscitaran entre patrones y obreros.

Posteriormente fueron creados los Tribunales de la vivienda, que tenían competencia para conocer de ciertos juicios de arrendamiento, según la cuantía de la renta, y de la salubridad de las habitaciones.

Todos estos organismos fueron refundidos en uno solo por el Decreto Nº 2.100, de 31 de diciembre de 1927, del Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión Social. Este decreto estableció en primera instancia los Juzgados del Trabajo y, en segunda, los Tribunales de alzada del trabajo. Los primeros, de carácter unipersonal, servidos por jueces letrados, y los segundos, colegia-dos, compuestos de un ministro de la Corte de Apelaciones, que lo presidía, y de vocales que representaban los intereses en juego. La Ley Nº 7.726, de 23 de noviembre de 1943, vino a establecer la estructura definitiva de estos Tribunales, manteniendo en primera instancia a jueces letrados especiales y sustituyendo en segunda a los Tribunales de alzada, que eran de carácter mixto, por Cortes de Trabajo, compuestas de miembros letrados.

La Ley Nº 11.986, de 19 de noviembre de 1955, en su artículo 28 dispone que la Judicatura del Trabajo formará parte del Poder Judicial, la que se seguirá rigiendo por las normas del Título I del Libro IV del Código del Trabajo de 1931, con excepción de los artículos 504, 505, 506, 508 y 512, que se derogan, y, en cuanto le sean aplicables, se regirá por las disposiciones de los Títulos I, V, VII, X –con excepción del párrafo 3º y del artículo 313–, XI, XII, XIII y XVI del Código Orgánico de Tribunales.

2. SU JUSTIFICACIÓN. Dentro de la actual orientación social del Derecho, se nota una clara tendencia en casi todos los países del mundo a entregar a

CAPÍTULO XXII

DE LA JURISDICCIÓN LABORAL

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Tribunales especiales el conocimiento de las materias de carácter también especial, como sucede, entre otras, con las leyes sociales.

Al crear Juzgados especiales del trabajo se tiene en vista un doble ob-jetivo: a) dar mayor rapidez a la tramitación de estos juicios, en que una parte, la asalariada, carece de base económica que le permita sustentarse mientras se ventilan los derechos que reclama, y b) asegurar una justicia más eficaz por medio de jueces especialistas, que tienen la facultad de apreciar de acuerdo a la sana crítica la prueba que se rinda ante ellos.

Estos mismos principios han orientado a nuestro legislador para llevar a la práctica la idea de contar con Tribunales especiales del trabajo.1

3. SUS CARACTERÍSTICAS. La Judicatura del Trabajo, organizada en Chile con las finalidades señaladas, tenía las siguientes características: a) proce-dimiento rápido (predominio de la oralidad, concentración de los trámites en el comparendo de estilo, el Juez podía proceder de oficio, se limitaba la apelación durante la tramitación del proceso, se disminuía el número de testigos que podían declarar sobre cada punto de prueba, se acortaban los plazos, se suprimían trámites, se facultaba al Juez para dictar medidas para mejor resolver); b) el Juez podía apreciar la prueba en conciencia; c) existía el trámite esencial del avenimiento; d) se suprimían formalidades, y e) se suprimían recursos.

Con las innovaciones anotadas, que son las principales, se daba mayor agilidad a los juicios del trabajo y se permitía que los jueces especializados pudieran apreciar en conciencia la prueba rendida.

4. JURISDICCIÓN DE ESTOS TRIBUNALES. Debemos recordar que el artículo 5º del Código Orgánico de Tribunales estatuía: “A los Tribunales que estable-ce el presente Código estará sujeto el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en el orden temporal dentro del territorio de la República, cualquiera que sea su naturaleza o la calidad de las personas que en ellos intervengan, con las solas excepciones siguientes... 5º) Las causas cuyo conocimiento corresponda a los Tribunales del trabajo”.2

Jurisdicción (jure dice o juris dictio) es, según los procesalistas, la facultad que tienen los Tribunales de administrar justicia o declarar derechos, ya que jurisdicción significa, precisamente, decir el derecho.

La jurisdicción es la facultad de administrar justicia en abstracto, sin referirse a determinado Tribunal.

La competencia, que es el grado de jurisdicción, debemos concluir que con respecto a los Tribunales del Trabajo se extiende a todos aquellos

1 Incluso, el Presidente de la Excma. Corte Suprema, don Urbano Marín Vallejo, en un discurso pronunciado con motivo de la puesta en marcha de la segunda fase de la Reforma Laboral en las Regiones I, IV, V y XIV, en la ciudad de Valparaíso el día 3 de noviembre de 2008, manifestó que sería conveniente la creación de una Corte especializada en la Región Metropolitana, así como de Salas especiales en las demás Cortes, “que permitan que los asuntos laborales puedan conocerse y fallarse con la rapidez que exige su naturaleza”.

2 Esta disposición fue derogada por el artículo 48 del Decreto Ley Nº 3.648, de 10 de marzo de 1981.

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asuntos cuyo conocimiento les entregaban los artículos 497 y 498 del Código del Trabajo de 1931, materia que trataremos al examinar la competencia de los mismos Tribunales.

5. JUZGADOS DEL TRABAJO. Señalamos ya que desde la dictación del Decreto Ley Nº 2.100, la Judicatura del Trabajo se había organizado sobre la base de dos instancias a cargo de jueces letrados: los Juzgados del Trabajo, en primera, y los Tribunales de Alzada, en segunda instancia.

El Código del Trabajo de 1931, que incorporó a su texto el Decreto Ley Nº 2.100, conservó la misma organización hasta la dictación de la Ley Nº 7.726, de 23 de noviembre de 1943, que vino a reemplazar los Tribunales de Alzada, presididos por un Ministro de la Corte de Apelaciones e integra-dos por dos Vocales que representaban a empleadores y trabajadores, por Cortes del Trabajo, integradas por tres Ministros especiales, aun cuando conservó, en calidad de Vocales, a los aludidos representantes.

El artículo 495 del Código empezaba por decir que habría Juzgados del Trabajo en los Departamentos y lugares que él mismo determinara y que cada Juzgado tendría como distrito jurisdiccional el del Departamento en que funcionaba. Agregaba el artículo 496 que en los Departamentos en que no hubiera Juez especial del Trabajo, el o los Jueces de Letras de mayor cuantía sustanciarían y fallarían los procesos laborales que se suscitaran dentro de sus respectivos territorios jurisdiccionales.

En los Departamentos en donde hubiere más de un Juez de Letras, el ejercicio de la jurisdicción laboral se dividiría entre todos ellos, en la forma que disponía el artículo 175 del Código Orgánico de Tribunales.

En seguida el Código de 1931 señalaba las diversas categorías de los Tribunales del Trabajo, y según su asiento los clasificaba en primera, segun-da y tercera categoría. La segunda instancia correspondía a las Cortes del Trabajo, compuestas por tres Ministros y de las cuales restaban sólo tres: Valparaíso, Santiago y Concepción, con jurisdicción en todo el país según su asiento; además, se integraban con Vocales con derecho solamente a voz, que representaban los intereses patronales y de los trabajadores.

6. INTERVENCIÓN DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Ya anteriormente, durante la vigencia del Código de 1931, se había discutido la intervención de la Corte Suprema en materia del trabajo y, así, el Decreto Ley Nº 2.100, de 31 de diciembre de 1927, que organizó la justicia del trabajo en dos instancias, dispuso que en contra de lo fallado en única o segunda instancia no procedía recurso alguno.

El Decreto con Fuerza de Ley Nº 178, antiguo Código, sentó este prin-cipio en su artículo 483, al decir lo mismo.

Sin embargo, el 5 de abril de 1933 se dictó la Ley Nº 5.158, que agregó al artículo 108 (hoy 540) del Código Orgánico de Tribunales, un inciso final por el que extendió la jurisdicción de ese alto Tribunal que ejercía sobre los Juzgados comunes a los Juzgados del Trabajo, en materia correccional, disciplinaria y económica, por lo cual podía llegarse a la Corte Suprema a través del recurso de queja.

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Para afianzar aún más este control, debemos recordar que la Ley Nº 11.986, de 19 de noviembre de 1955, dispuso que la Judicatura del Trabajo se regiría por las normas que daba el Código y por la mayoría de los títulos del Código Orgánico de Tribunales y que formarían parte del Poder Judicial, correspondiendo a la Corte Suprema la calificación del personal y al Ministerio de Justicia las facultades de tipo administrativo que correspondían al Ministerio del Trabajo.

Hoy día, como ya lo señalamos, la Judicatura del Trabajo forma parte del Poder Judicial, según el artículo 417 del Código del Trabajo.

Los Tribunales del Trabajo son Tribunales especiales integrantes del Poder Judicial, se les considera en la categoría de asiento de Corte de Apelaciones, teniendo sus magistrados la categoría de Jueces de Letras, y les son aplicables las normas del Código Orgánico de Tribunales en todo aquello no previsto en el Título I del Libro V.

7. PERÍODO INTERMEDIO. Entre la vigencia de la Judicatura del Trabajo independiente y autónoma del año 1927, hacia adelante, con las vicisitu-des que hemos señalado, y el Código del Trabajo, han sucedido diversos acontecimientos.

El Decreto Ley Nº 32 (D.O. 4.10.73) creó Tribunales especiales y es-tableció causales y procedimientos singulares para la aplicación de los despidos que se regían en aquel entonces por la Ley Nº 16.455, los que estarían compuestos por el Juez del Departamento competente, por un representante de las Fuerzas Armadas, designado por el Intendente o Gobernador respectivo, y por un Inspector, designado por el Director del Trabajo, quien actuará como relator y secretario del Tribunal; posterior-mente dicha normativa fue derogada.

El 10 de marzo de 1981 se dictó el Decreto Ley Nº 3.648, que transformó los Juzgados del Trabajo existentes en Juzgados de letras de mayor cuantía y agregó que en los Departamentos en que la Jurisdicción en materia civil y criminal sea ejercida separadamente, los Juzgados del Trabajo se sumarán a los de mayor cuantía en lo civil, con lo cual de hecho la segunda instancia pasó a ser ejercida por la respectiva Corte de Apelaciones.

La Ley Nº 18.510, de 14 de mayo de 1986, modificada por Ley Nº 18.571, de 6 de noviembre de 1986, recreó los Juzgados del Trabajo, mantenien-do, sí, la segunda instancia a cargo de las Cortes de Apelaciones. Ambas disposiciones han sido acogidas por el Código del Trabajo, cuyo texto fue fijado por la Ley Nº 18.620, de 6 de julio de 1987.

II. DE LOS JUZGADOS DE LETRAS DEL TRABAJO SEGÚN EL CÓDIGO DEL TRABAJO VIGENTE HASTA 2008 Ó 2009, SEGÚN LA

REGIÓN DEL PAÍS DONDE SE APLICA

1. ORGANIZACIÓN. Se establece un Juzgado del Trabajo en los Departa-mentos de Iquique, Antofagasta, La Serena, Rancagua y Magallanes, y dos en las comunas de Valparaíso y Concepción.

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Se creó en la comuna de San Miguel dos Juzgados y en la comuna de Santiago nueve, con el carácter de Tribunales especiales del Poder Judicial, teniendo sus jueces la categoría de asiento de Corte, siéndoles aplicable el Código Orgánico de Tribunales en todo lo no previsto en el Código del Trabajo.

La Ley Nº 18.752, publicada en el Diario Oficial de 28 de octubre de 1988, y el Nº 1 del artículo 8º de la Ley Nº 18.776 (D.O. de 18-1-1989) mo-dificaron el Código del Trabajo en esta materia y fijaron un nuevo texto del artículo 416 del Código, que vino a establecer la actual organización de los Juzgados del Trabajo.

2. SU COMPETENCIA. Al considerar la jurisdicción de los Tribunales del Trabajo, dijimos que ésta era la facultad abstracta de administrar justicia y que la competencia era un valor dentro de ella, ya que se la define como la facultad que tiene cada Juez o Tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones o bien como el grado o medida de jurisdicción.

Al analizar la competencia en Derecho procesal, se acostumbra clasificarlas de varias maneras, y así se dice que la competencia puede ser: a) absoluta y relativa; b) natural o prorrogada; c) propia y delegada; d) contenciosa y no contenciosa, y e) en única, primera y segunda instancia.

De estas clasificaciones, la que nos interesa para nuestro estudio es la primera: competencia absoluta y relativa. La competencia absoluta es aquella que determina la jerarquía del Tribunal que debe conocer de un asunto determinado y atiende a tres factores bien específicos: materia, cuantía y fuero. La competencia relativa permite determinar qué Tribunal, entre los de una misma jerarquía, debe conocer de un asunto determinado.

Estudiaremos a continuación cómo operan las reglas de la competencia absoluta y relativa en los juicios del trabajo.

3. COMPETENCIA ABSOLUTA. Las reglas de la competencia absoluta que acabamos de señalar y que sirven para determinar la jerarquía del Tribu-nal que debe conocer de un negocio no tienen mayor aplicación en los juicios del trabajo, ya que en los Tribunales del Trabajo no existe jerarquía respecto de los factores que la determinan (materia, cuantía y fuero) y todos los Tribunales de primera instancia tienen la misma competencia para conocer de las materias que señala el Código, cualquiera que sea su cuantía, sin que exista tampoco fuero alguno para los litigantes.

Hoy día, que ha desaparecido la clasificación de los Juzgados en pri-mera, segunda y tercera categoría y que, por el contrario, el Código del Trabajo dice que todos ellos se consideran como de asiento de Corte, es indudable que cualquier asunto de trabajo, sin importar su cuantía, puede ser de conocimiento de cualquiera de ellos y su determinación quedará entregada a las reglas de la competencia relativa.

4. COMPETENCIA RELATIVA. En Derecho procesal, para señalar cuál Tribu-nal es el competente entre varios de una misma jerarquía para conocer

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de un determinado asunto, se atiende a si el asunto es contencioso o no contencioso.

Si no es contencioso, la regla general en materia civil es que es Juez competente para conocer de la acción el del domicilio del solicitante. La misma regla cabe aplicar en materia del Trabajo.

Si el asunto es contencioso, el Código Orgánico de Tribunales distingue primeramente si la acción ejercida es mueble o inmueble. Como la acción que se ejercite ante los Tribunales del Trabajo será siempre mueble, nos referiremos únicamente a las reglas que da el Código Orgánico de Tribu-nales para las acciones muebles. Dice dicho cuerpo legal que cuando la acción ejercida es mueble, es competente para conocer de ella el Juez del lugar donde debe cumplirse la obligación, es decir, dentro de la legislación social, el lugar donde se prestan o han prestado los servicios.

El artículo 422 del Código del Trabajo da una regla determinante al decir que será Juez competente para conocer de estas causas el del domi-cilio del demandado o el del lugar donde se presten o hayan prestado los servicios, a elección del demandante, sin perjuicio de lo que dispongan leyes especiales.

5. NORMAS ESPECIALES. El artículo 421 dice que en las comunas en que no existan Juzgados de Letras del Trabajo, conocerán de estas materias los Juzgados de letras en lo civil.

Agrega el artículo 423 que si hubiere más de uno, se estará, para distri-buirlas entre ellos, a las normas sobre distribución de causas que indican los incisos 1º, 2º y 4º del artículo 175 y el artículo 176 del Código Orgánico de Tribunales, según corresponda.

Finalmente, y con el fin de dar un orden lógico a esta materia y sus modificaciones, el artículo 424 estatuye que las referencias que las leyes o reglamentos hagan a las Cortes del trabajo o a los Juzgados del Trabajo se entenderán efectuadas a las Cortes de Apelaciones o a los Juzgados de Letras del Trabajo, respectivamente.

Del mismo modo, las referencias que hagan las leyes al procedimiento del Código del Trabajo, entendiéndose por tal el Decreto con Fuerza de Ley Nº 178, de 1931, del Ministerio de Bienestar Social –antiguo Código del Trabajo–, se entenderán hechas a las normas procesales que establece el Título I del Libro V.

El número 4 del artículo 1º de la Ley Nº 19.447 (D.O. 8/2/96), estableció que le correspondería al secretario letrado del Juzgado tramitar los juicios ejecutivos y los procedimientos incidentales de cumplimiento del fallo, debiendo dictar todas las resoluciones que procediere hasta que la causa quede en estado de fallo. En todo caso, correspondería al Juez de la causa dictar las sentencias definitivas y las interlocutorias que pongan término al juicio o hicieren imposible su continuación, pudiendo intervenir en el proceso cuando lo estimare necesario. Posteriormente fue derogada.

6. SUBROGACIÓN DE FUNCIONARIOS. Esta materia está determinada por los artículos 417 a 419 del Código y sus disposiciones pueden resumirse así: 1) si en la comuna hay dos o más Juzgados de Letras del Trabajo, los jueces son

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subrogados por el respectivo secretario, siempre que éste fuere abogado; en caso contrario, un Juez subrogará al otro por orden numérico y el primero reemplazará al último de ellos; 2) si estas normas no pudieren aplicarse por cualquier causa, los jueces serán reemplazados por los jueces de letras en lo civil, según el mismo orden numérico; 3) si tampoco ello pudiere aplicarse, la subrogación se hará por los secretarios, siempre que fueren abogados, en el mismo orden señalado, y 4) si existiere un solo juzgado, el Juez será subro-gado por el secretario si éste fuere abogado y, en su defecto, por el Juez de letras en lo civil, y en caso de inhabilidad de éstos, pasará el conocimiento del asunto al Juez de Letras del Trabajo de la comuna más cercana, tanto al que lo sea del trabajo como al de letras en lo civil que conozca causas laborales. Se considerará más cercana la comuna con la cual sean más fáciles y rápidas las comunicaciones, aunque dependan de distintas Cortes de Apelaciones, sin alterarse por ello la competencia de la primitiva Corte.3

7. COMPETENCIA ABSOLUTA DE LOS JUECES DE LETRAS DEL TRABAJO. Está deter-minada por el artículo 420 del Código y ella corresponde a todo Juzgado del Trabajo, cualquiera sea su ubicación, o al Juez civil que haga las veces de tal.

Este artículo reza así: “Serán de competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo:

a) las cuestiones suscitadas entre empleadores y trabajadores por apli-cación de las normas laborales o derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos individuales o colectivos del trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en materia laboral;

b) las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas sobre organi-zación sindical y negociación colectiva que la ley entrega al conocimiento de los Juzgados de letras con competencia en materia del trabajo;

c) las cuestiones y reclamaciones derivadas de la aplicación o inter-pretación de las normas sobre previsión o seguridad social, cualquiera que fuere su naturaleza, época u origen y que fueren planteadas por los trabajadores o empleados referidos en la letra a);

d) los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cuales las leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo;

e) las reclamaciones que procedan contra resoluciones dictadas por autoridades administrativas en materias laborales, previsionales o de se-guridad social;

f) los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes del trabajo o enfermedades profesiona-les, con excepción de la responsabilidad extracontractual, a la cual le será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la Ley Nº 16.744;4

3 La Ley Nº 18.705, de 24 de mayo de 1988, derogó por su artículo 4º los artículos 387 y 389 del Código del Trabajo, con lo cual la subrogación de los secretarios de Juzgados se rige por las normas generales del Código Orgánico de Tribunales.

4 Esta letra fue agregada por el Nº 3 del artículo 1º de la Ley Nº 19.447 (D.O. 8/2/96).

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g) todas aquellas materias que las leyes entreguen a Juzgados de letras con competencia laboral”.

8. COMPETENCIA RELATIVA DE LOS JUZGADOS DEL TRABAJO. Ya indicamos que conforme al artículo 422, la elección del Tribunal, sea donde se prestaron los servicios o el del domicilio del demandante, corresponde exclusivamente al demandante, sin perjuicio de lo que dispongan leyes especiales.

III. DEL ANTIGUO PROCEDIMIENTO

1. REGLAS COMUNES. Antes de entrar a estudiar los diversos procedimien-tos que señala el Código del Trabajo para la tramitación de juicios entre partes, de jurisdicción voluntaria o de denuncias, es preciso dilucidar un punto que ha sido muy debatido, sin que exista una opinión unánime al respecto; éste es la aplicación del Código de Procedimiento Civil a los juicios del trabajo.

Sobre el particular encontramos tres teorías bien definidas. Según la primera de ellas, el Código del Trabajo es un texto completo de disposicio-nes procesales, al cual debe ceñirse el Juez sin que le sea dable aplicar, por ningún concepto, disposiciones de otros cuerpos legales. Otros sostienen que, como el Código del Trabajo no contempla todas las circunstancias que pueden presentarse en un juicio, es preciso, por razones de equidad, analogía o mejor protección de las garantías procesales de los litigantes, aplicar el Código de Procedimiento Civil en ausencia de disposiciones expresas del Código del Trabajo; y, por último, una tercera tesis dice que el Código de Procedimiento Civil debe aplicarse supletoriamente ante el silencio de la ley procesal del trabajo, en atención a lo dispuesto en los artículos 1º, 3º y final de este último Código.

Nosotros participamos de la tercera tesis, o sea, que el Código de Procedimiento Civil debe aplicarse supletoriamente cuando el Código del Trabajo no contemple normas que rijan la materia, siempre que, al aplicarlas, no se violen las características y fines con que fueron creados los Tribunales del Trabajo y especialmente no se prive de la agilidad y rapidez al procedimiento del trabajo.

Este asunto ha quedado claramente determinado en el Código del Trabajo al decir en su artículo 426 que “Sólo a falta de norma expresa es-tablecida en este texto o en leyes especiales, se aplicarán supletoriamente las disposiciones de los Libros I y II del Código de Procedimiento Civil”, lo que está complementado por el art. 425, que dispone que “Las causas laborales se substanciarán de acuerdo con el procedimiento que establece este título, el que será aplicable en todas aquellas cuestiones, trámites o actuaciones que no se encuentren sometidas a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza”.

2. GESTIONES PREVIAS A LA TRAMITACIÓN DE UN JUICIO. Cuando se produce un conflicto individual de trabajo, y decimos así porque en su oportunidad

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nos preocuparemos de los conflictos colectivos, el o los interesados deben recurrir primeramente en busca de soluciones a la Inspección del Trabajo.

Sabemos ya que la Dirección del Trabajo tiene organizado a través de todo el territorio nacional su servicio inspectivo y que las inspecciones se dividen en regionales, provinciales y comunales, según el lugar de su asiento. Le corresponde al Departamento de Inspección de la Dirección del Trabajo el estudio y control de las condiciones y sistemas de trabajo en uso, como asimismo resolver los diferendos que la aplicación de las disposiciones legales, reglamentarias o contractuales puedan hacer surgir entre los interesados.

Los artículos 18, 20 y 23, especialmente, del Decreto con Fuerza de Ley Nº 2, Orgánico de la Dirección del Trabajo, señalan las disposiciones que los inspectores del trabajo deben observar frente a un conflicto in-dividual del trabajo, las que resumimos a continuación. Corresponde a los inspectores del trabajo la fiscalización del cumplimiento de las leyes sociales; en el ejercicio de tal facultad deben conocer, dentro de sus límites jurisdiccionales, de los reclamos por infracción a las leyes sociales que sean sometidos a su consideración, procurando solucionarlos en forma satisfac-toria; para hacer efectivo este procedimiento conciliatorio pueden citar a los patrones o asalariados, bajo apercibimiento de multa, por medio del Cuerpo de Carabineros, y ante la no comparecencia sin causa justificada, pueden sancionar con multa al rebelde.

La comparecencia ante el inspector del trabajo tiene por objeto pro-curar una solución al reclamo presentado. Si la solución se produce se levanta un acta, y los acuerdos que allí se estampen deben considerarse como parte integrante del contrato de trabajo. El finiquito, como se llama a dicha acta, tiene pleno valor probatorio en juicio, para el caso de que no se cumpla o posteriormente se viole por las partes; así lo ha establecido la Dirección del Trabajo, basada en lo dispuesto en el artículo 23 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 2, ya que son declaraciones hechas voluntariamente por las partes ante autoridad competente –inspectores del trabajo–, que tienen el carácter de ministros de fe para todas las actuaciones que realicen en el ejercicio de sus funciones.

Dos observaciones debemos agregar sobre este trámite previo al juicio. La primera es que, desde luego, este trámite de avenimiento extrajudicial no está establecido con carácter obligatorio en esta legislación, o sea, los interesados pueden plantear sus dificultades ante la Inspección del Traba-jo o ir directamente al juicio. La segunda se refiere a que en esta gestión previa las partes pueden asistir personalmente o por medio de apoderado, bastando al efecto una carta-poder, sin formalidades, para acreditar la personería.5

Es digno de anotar que el Decreto Ley Nº 1.228, de 5 de noviembre de 1975, que establecía normas sobre la manera en que los interesados podían

5 La interposición del reclamo implica una extensión del plazo para interponer el reclamo judicial, el que se eleva desde 60 a 90 días, por mandato del artículo 1º de la Ley Nº 19.447 (D.O. 8/2/96).

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obtener dictámenes de la Dirección del Trabajo, relativos a la aplicación de la legislación laboral en situaciones particulares, fue derogado tajante-mente por el Decreto Ley Nº 2.058, de 30 de noviembre de 1977, el que sólo mantuvo en pie lo dispuesto en el artículo 8º, hoy 2º, que establece que las sumas que los empleadores adeudaren a los trabajadores del sector privado por concepto de remuneraciones, indemnizaciones o cualquier otro, devengadas con motivo de la prestación de servicios, se pagarán re-ajustadas en el mismo porcentaje en que haya variado el Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a aquel en que debió efectuarse el pago y el precedente a aquel en que efectivamente se realice.

Idéntico reajuste experimentarán los anticipos, abonos o pagos parciales que hubiere hecho el empleador.

El Decreto Ley Nº 676, de 9 de octubre de 1974, estableció que el Director del Trabajo puede rebajar las multas o desistirse de la acción ejecutiva cuando hubiere mérito para ello.6

3. COMPARECENCIA ANTE EL TRIBUNAL. El artículo 427 del Código expresa que las partes deben comparecer con patrocinio de abogado y represen-tadas por personas legalmente habilitadas para actuar en juicio, todo ello de acuerdo con la Ley Nº 18.120, de 18 de mayo de 1982.

Dicha ley dispone que toda presentación ante los Tribunales de la República debe ser patrocinada por abogado habilitado para el ejercicio de la profesión. Como tal se entiende el que tiene el título profesional otorgado por la Corte Suprema de Justicia y tiene su patente municipal al día, la cual se paga por semestres; antiguamente se exigía estar inscrito en el Colegio de Abogados, obligación que desapareció cuando los colegios profesionales se transformaron en asociaciones gremiales (Decreto Ley Nº 3.621, de 7 de febrero de 1981).7

La representación puede estar a cargo del mismo abogado, por pro-curador del número o por estudiantes actualmente inscritos en 3º, 4º o 5º año de la Facultad de Derecho de alguna de las universidades autorizadas o por egresados de las mismas cuando hubieren cursado el 5º año y hasta tres años después de haber rendido los exámenes correspondientes.

El artículo 2º de la ley citada agrega que, atendidas la naturaleza y cuantía del litigio, el Juez puede autorizar a las partes para comparecer y defenderse personalmente.

Dice el artículo 427 del Código que los consultorios jurídicos de las corporaciones de asistencia judicial, o los abogados de turno, asesorarán gratuitamente a los trabajadores que gocen del privilegio de pobreza. Este es un documento que otorgan dichas corporaciones, previo estudio de la situación socioeconómica del solicitante y que le da gratuidad en sus ac-

6 El sueldo vital hoy no existe y sólo se hace mención de él en ciertas materias previsio-nales; su valor actual equivale a $ 22.846 a junio de 2009.

7 Por Auto Acordado de 5/12/94 de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago (D.O. 6.6.95), al momento de entregar los antecedentes a distribución deberá acompañarse o exhibirse la cédula de identidad o RUT en original o fotocopia del demandante y del abogado patrocinante respectivo.

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tuaciones en el juicio, sea en cuanto a impuestos, derechos arancelarios de receptores, procuradores del número, notarios y conservadores de bienes raíces. Lo que confirma el artículo 436 cuando dice que las notificaciones que practiquen los receptores o los empleados del Tribunal serán gratuitas para aquellos que gocen del privilegio de pobreza.

El mismo artículo establece que, asimismo, serán gratuitas para aque-llos trabajadores cuyos ingresos mensuales sean inferiores a cinco ingresos mínimos.

Si el trabajador obtuviere sentencia favorable en el juicio, las costas personales a cuyo pago fuere condenada la contraparte pertenecerán a la Corporación de Asistencia Judicial o al Abogado de Turno que lo hubiese defendido.

4. PRÓRROGAS DE JURISDICCIÓN. En las causas laborales, los Juzgados del Trabajo de Santiago podrán decretar diligencias para cumplirse directamen-te, sin necesidad de exhorto, en las comunas de San Miguel, San Joaquín, La Granja, La Pintana, San Ramón, La Cisterna, El Bosque, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, San Bernardo, Calera de Tango, Puente Alto, San José de Maipo y Pirque.

El mismo precepto se aplica a los Juzgados de San Miguel y a los Juzga-dos Civiles con competencia laboral de San Bernardo y Puente Alto, para actuaciones que deban practicarse en Santiago, o en cualquiera de ellos.

La misma norma rige para los Juzgados de La Serena y Coquimbo; de Concepción y Talcahuano; de Osorno y Río Negro, y de Puerto Montt, Puerto Varas y Calbuco.

5. PLAZOS. En un cambio de envergadura, la Ley Nº 19.250 estableció en un inciso nuevo del artículo 420 del Código, que los plazos que se establecían en el Título I del Libro V del Código son fatales, cualquiera que fuere la forma en que se expresen, salvo aquellos establecidos para la realización de actuaciones propias del Tribunal; como consecuencia de ello, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extinguirá por el solo ministerio de la ley al vencimiento del plazo respectivo. Agrega el legislador que en estos casos el Tribunal –de oficio o a petición de parte– proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo.

Reiterando una norma ya existente, el citado artículo señala que los plazos de días que se establecen en el mismo título ya mencionado se sus-penderán los días feriados, o sea, son de días hábiles, salvo que el Tribunal, por motivos justificados y mediante resolución fundada, haya dispuesto expresamente lo contrario. Asimismo, durante el feriado de vacaciones, se aplicará a los asuntos laborales lo dispuesto en el artículo 314 del Código Orgánico de Tribunales.

6. NOTIFICACIONES. El Código contempla las diversas formas de notifica-ción del procedimiento ordinario: personal, por cédula, por cédula laboral o cedulón –como se llama en jerga procesal–, por el estado diario y por avisos en los diarios.

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De acuerdo con el artículo 430, la primera notificación al demandado debe hacerse personalmente, entregándose copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído.

Esta notificación se practica por un receptor o por un empleado del respectivo Tribunal, designado por el Juez, de oficio o a petición de parte. Excepcionalmente, y por resolución fundada, podrá practicarse por Ca-rabineros de Chile.

La segunda aplicación de la notificación personal la encontramos en relación a cuando se practique la demanda a un trabajador en el lugar donde ordinariamente preste sus servicios: ésta deberá efectuarse siempre en persona si dicho lugar corresponde a la empresa, establecimiento o faena que dependa del empleador con el cual litigue.

La tercera actuación que se notifica personalmente es cuando el Tribunal, en casos calificados, así lo disponga, según el inciso 4º del artículo 435.

Los lugares hábiles para practicar la notificación personal del demandado son el oficio del secretario, en las dependencias del Tribunal, en la morada, residencia o domicilio del demandado o en el lugar en que habitualmente ejerza sus labores, con la sola excepción de los jueces, que no pueden ser notificados en el local donde desempeñan sus funciones (artículo 430); en los lugares de libre acceso al público, la notificación personal se podrá efectuar en cualquier día y hora, salvo el caso del requerimiento de pago en el juicio ejecutivo.

En la morada o lugar de trabajo, o en cualquier recinto privado en que se permita el libre acceso del ministro de fe, la notificación podrá hacerse cualquier día, entre las 6 y las 22 horas.

La notificación por cédula laboral o cedulón tiene lugar luego de que, efectuadas las búsquedas que ordena el artículo 431, el demandado no es habido; en dicho caso, y previa certificación del ministro de fe de que la persona se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su morada o lugar de trabajo, el Tribunal ordena se practique esta notificación.

Ella se efectuará entregando las copias a cualquier persona adulta del lugar, y si ello no fuere posible, se fijará el aviso respectivo; la ley inclusive ha previsto que se trata en la especie de un edificio o recinto al que no se permita el libre acceso, en cuyo caso las copias y el aviso pertinente se en-tregarán al portero o encargado. El ministro de fe debe dar aviso a ambas partes acerca de esta notificación, mediante el envío de carta certificada.

Debe advertirse que, por expreso mandato legal, esta clase de no-tificación no es posible de aplicar cuando se notifica la demanda a un trabajador en su lugar de trabajo, y éste dependa de la empresa, faena o establecimiento con la cual litigue, ya que en dicho caso siempre deberá revestir el carácter de personal.

Del envío debe dejarse constancia además en los autos, pero la omi-sión de este trámite no invalida la notificación y sólo hace responsable al infractor de los perjuicios que origine.

Cuando la demanda deba notificarse a personas cuya individualización o domicilio sean difíciles de determinar, o que por su número dificulten considerablemente la práctica de la diligencia, el Juez podrá, con cono-

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cimiento de causa, autorizar que la notificación se efectúe por medio de un aviso en el Diario Oficial, conforme a un extracto redactado por el secretario, que contendrá un resumen de la demanda y copia íntegra de la resolución recaída en ella. La publicación debe hacerse en la edición del 1º ó 15 de cualquier mes o al día siguiente hábil si en esas fechas no apareciere, aviso que además se publicará en un diario o periódico del lugar o de la cabecera de la provincia si allí no lo hubiere.

Agrega en su inciso final que si la notificación fuere solicitada por el o los trabajadores, la publicación en el Diario Oficial será gratuita.

La notificación por cédula se usa para notificar la sentencia definiti-va de primera instancia, la resolución que recibe la causa a prueba, y las resoluciones que ordenen la comparecencia personal de las partes; para estos efectos, todo litigante debe designar un lugar conocido dentro de los límites urbanos de la ciudad en que funcione el Tribunal y esta designación se considerará subsistente mientras no se haga otra, por las personas y en la forma ya indicada. En casos calificados, el Tribunal puede disponer que cualquiera resolución sea notificada por cédula.

Las demás resoluciones se notificarán por el estado diario, en la for-ma que señala el artículo 50 del Código de Procedimiento Civil y que no es otra cosa que una lista de los procesos en curso, individualizados por su número y nombre de las partes, en la cual se incluyen las resoluciones dictadas y que normalmente se fija en la sala de comparecencia y atención al público del Tribunal.

7. COSTO DE LA NOTIFICACIÓN. Las notificaciones que se practiquen para las partes por los receptores o por un empleado del Tribunal serán gra-tuitas para quienes gocen del privilegio de pobreza o cuyos ingresos sean inferiores a 5 ingresos mínimos mensuales.

En los demás casos, los funcionarios –y los receptores, agregamos nosotros– están facultados para cobrar a quien encomiende la diligencia los derechos que fije el arancel vigente, sin perjuicio de lo que resuelva el Tribunal respecto al pago de las costas.

8. CORRECCIÓN DE ERRORES. El Juez puede corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso y tomar, asimismo, las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento.

9. CONSTANCIA EN AUTOS. De toda actuación que se practique se dejará constancia en el expediente.

III-A. PROCEDIMIENTO DE APLICACIÓN GENERAL

1. DEMANDA, CONTESTACIÓN Y RECONVENCIÓN. El contenido de la demanda estaba señalado en el artículo 439 del Código: “La demanda se interpondrá por escrito y deberá contener:

1) la designación del Tribunal ante quien se entabla;

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2) el nombre, apellidos, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y naturaleza de la representación;

3) el nombre, apellidos, domicilio y profesión u oficio del demanda-do;

4) la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya, y

5) la enunciación precisa y clara de las peticiones que se someten a la resolución del Tribunal”.

Admitida la demanda a tramitación, se conferirá traslado de ella al de-mandado para que la conteste por escrito. Se notificará al afectado según las normas recién señaladas y éste tendrá el plazo de 10 días fatales para hacerlo, plazo que puede aumentarse de acuerdo con la tabla de emplazamiento a que se refiere el artículo 259 del Código de Procedimiento Civil.

La contestación a la demanda deberá contener:1) La designación del Tribunal ante quien se entabla;2) El nombre, apellidos, domicilio, profesión u oficio del demanda-

do;3) Todas las excepciones dilatorias y perentorias que se oponen a la

demanda y los hechos en que se fundan. No se admitirá la interposición posterior de excepciones omitidas, y

4) La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se sometan a la resolución del Tribunal.

La Ley Nº 19.250 estableció que todas las excepciones deberían trami-tarse conjuntamente y fallarse en la sentencia definitiva, pero el Tribunal podrá acoger las dilatorias de incompetencia, de falta de capacidad o de personería del demandante o aquella en que se reclame el procedimiento, siempre que aparezcan manifiestamente admisibles, una vez contestado el traslado respectivo o vencido el término que establecía el artículo 441 del Código.

En la contestación el demandado puede deducir reconvención cuando el Tribunal sea competente para conocer de ella como demanda y siem-pre que tenga por objeto enervar la acción deducida o esté íntimamente ligada con ella, y que, en caso contrario, no se admitirá a tramitación. La reconvención debe cumplir las mismas exigencias que para la demanda, y se tramitan conjuntamente.

Si al contestar la demanda se deduce reconvención o se han inter-puesto excepciones dilatorias, se concederán 5 días fatales para contes-tarla y esta contestación debe contener las menciones a que se refería el artículo 440.

2. RECEPCIÓN DE LA CAUSA A PRUEBA. Contestada que sea la demanda, de no interponerse reconvención o excepciones dilatorias, o evacuado el traslado conferido –de haberse interpuesto éstas– o vencido el térmi-no legal para ello sin que hayan sido contestadas, el Tribunal recibirá de inmediato la causa a prueba, fijará los puntos sobre los cuales ésta deberá recaer y resolverá sobre las diligencias de prueba que hubieren solicitado las partes.

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Expresa asimismo que, de no haber hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, citará a las partes a oír sentencia y, además, a una Audiencia de conciliación.

De esta manera, el legislador ha pretendido darle un nuevo impulso procesal al juicio, concentrando la tramitación del mismo.

3. AUDIENCIAS DE CONCILIACIÓN Y PRUEBA. El Tribunal deberá citar a una Audiencia de conciliación y prueba para un día no anterior al octavo ni posterior al decimoquinto de la fecha de notificación de la resolución, pudiendo disponer la comparecencia personal de las partes, las cuales se encuentran facultadas para hacerlo de dicha forma o bien mediante mandatario especialmente facultado para transigir, sin perjuicio de la asis-tencia de sus apoderados y abogados, todo ello con la finalidad de facilitar la obtención de una conciliación o avenimiento.

Cabe señalar que la resolución que cite a esta Audiencia se notifica tan sólo por el estado diario, procediendo en su contra tan sólo el recurso de reposición, el cual deberá interponerse dentro de tercero día de practicada la notificación y fallarse antes de la celebración del comparendo.

4. LA CONCILIACIÓN O AVENIMIENTO. La conciliación puede definirse como el llamado que hace el Tribunal a las partes para tratar de solucionar, sobre bases de equidad, las diferencias que han motivado el juicio.

La Audiencia se lleva a cabo con las partes que asistan y el Tribunal someterá a éstas las bases sobre las cuales estima que es posible arribar a un acuerdo, debiendo el Juez instarlas personalmente a ello; debe señalarse que como una excepción calificadísima, las opiniones que el Tribunal emita a este efecto no serán causal de inhabilitación del mismo.

Al ser ofrecido el avenimiento, pueden producirse tres resultados: 1º) que el avenimiento sea rechazado; 2º) que se produzca, pero sólo en forma parcial, y 3º) que se produzca el avenimiento total.

Si el avenimiento no se produce y habiéndose recibido la causa a prueba, se procederá a su recepción inmediata; si el avenimiento que se alcance es sólo parcial, debe proseguirse el juicio en la parte que no se hubiere obtenido acuerdo. Por el contrario, si el avenimiento que se alcance fuere total, se estará a lo que establece el artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, esto es, se la estimará como sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales.

5. PRUEBA. Si no se produce avenimiento, pueden ocurrir dos circunstan-cias: 1º) que no existan hechos substanciales y pertinentes controvertidos, y 2º) que ellos existan.

Si no hay avenimiento y no existen hechos substanciales y pertinentes controvertidos, sea porque se discute un punto de derecho o porque las partes están de acuerdo sobre los hechos del pleito y no existen otras in-cidencias o recursos pendientes, procederá que el Juez cierre el proceso y dicte la sentencia de inmediato o a más tardar dentro del decimoquinto día. Si existieren tales hechos, el Tribunal debe proceder a recibirla a

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continuación, en la misma Audiencia única. Con dicho fin, debe tenerse presente que la parte que desee rendir prueba testimonial deberá haber presentado –dentro del tercer día siguiente a la notificación de la resolución que citó a las partes a la Audiencia única– una lista en la que expresará el nombre y apellidos, profesión u oficio y domicilio de los testigos; sólo en dicho escrito podrá solicitar la citación de todos o algunos de los testi-gos, debiendo el Tribunal decretarla por una sola vez, la que se hará bajo apercibimiento de arresto, mediante carta certificada enviada al domicilio indicado en la respectiva lista.8

Esta citación se entiende practicada al tercer día hábil siguiente a la fecha de entrega de la carta a la oficina de Correos; la parte respectiva podrá efectuar la notificación por cédula, a su costa. Cabe hacer notar que la citación implica la concurrencia a la Audiencia de prueba y a toda la continuación de ésta, hasta que el testigo haya prestado su declaración.

Del mismo modo, en dicho escrito deberá solicitarse la absolución de posiciones, y acompañarse o solicitarse la exhibición de toda la prueba documental que no se hubiese presentado con anterioridad. La remisión de oficios, informes de peritos y la inspección personal del Juez, podrán solicitarse en esta misma oportunidad o en la Audiencia de prueba, a elec-ción de la parte interesada.

En la aludida Audiencia se procederá además a recibir como prueba cualquier otro elemento de convicción que a juicio del Tribunal fuere pertinente y que las partes hubiesen ofrecido con anterioridad.

Como puede observarse, el legislador ha hecho un esfuerzo para con-centrar la etapa de la prueba, de manera tal que su producción sea pronta y no se preste para dilatar innecesariamente el proceso.

En concordancia con lo anterior, se establece un orden consecutivo legal para la recepción de la prueba, señalando que primero se rendirá la documental, luego la confesional y a continuación la testimonial, pero el Tribunal está facultado para modificarlo por causa justificada.

Si la prueba no alcanzare a rendirse en el día fijado a tal efecto, el Tribunal continuará recibiéndola al día siguiente hábil y si ello no fuere posible, en los días hábiles más próximos hasta su conclusión. Cabe hacer notar en este aspecto que, siendo loable la intención del legislador, ella se encontraba bastante limitada en su alcance, ante la evidente falta de un número adecuado de Juzgados que se ocupasen de las materias de orden laboral.

6. PRUEBA INSTRUMENTAL. Como ya se ha señalado, la prueba documental ha de acompañarse en el escrito en que se presenta la lista de testigos y se pide la absolución de posiciones, siempre que no se hubiere presentado con anterioridad. Los instrumentos deberán acompañarse en parte de

8 La Ley Nº 19.447 (D. Oficial de 8/2/96) modificó el inciso 4º del artículo 442 del Código del Trabajo, de modo tal que la resolución que recibe la causa a prueba y cita a las partes a la Audiencia de conciliación y prueba debe ser notificada por cédula a las partes, y no por el estado diario como se hacía anteriormente.

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prueba y bajo los apercibimientos legales que se establecen en el Código de Procedimiento Civil.

En cuanto a su impugnación, cabe señalar que los instrumentos acom-pañados en la demanda y en la demanda reconvencional, deben serlo en la respectiva contestación o en el plazo conferido para ésta. En todo caso, el plazo para impugnarlos podrá exceder la Audiencia de prueba y si estu-viere pendiente a la fecha de su realización, la impugnación deberá tener lugar precisamente en ella.

Sólo por excepción y causa muy justificada, el Tribunal –en la Audien-cia única– podrá admitir prueba instrumental adicional o suplementaria a la ya acompañada; en dicho evento, la impugnación deberá efectuarse en la misma Audiencia o, a petición fundada de parte, dentro de tercero día. Las resoluciones que al efecto dicte el Tribunal, tendrán el carácter de inapelables.9

7. PRUEBA CONFESIONAL. Esta clase de prueba –que suele tener una gran incidencia– puede pedirse por una sola vez en el juicio por cada parte, debiendo absolverse las posiciones en la Audiencia única de prueba; ella debe pedirse en el escrito relativo a la lista de testigos, pero el pliego co-rrespondiente deberá entregarse al Tribunal al momento del inicio de la respectiva Audiencia.

Las posiciones deberán ser atingentes a los hechos materia de la prueba y deberán ser redactadas en términos precisos y claros, a fin de permitir fácilmente su comprensión; el Tribunal goza en este caso de la espacialísi-ma facultad de modificar, aclarar o, inclusive, declarar improcedentes las preguntas que se formulen.

La resolución que cite a la absolución debe ser notificada por cédula con una anticipación no inferior a tres días hábiles a la fecha fijada para la Audiencia; debe destacarse aquí la importancia que reviste para el litigante el hecho de fijar domicilio, ya que si no lo ha hecho, esta notificación se efectuará a través del estado diario.

La persona citada a absolver posiciones está obligada a concurrir per-sonalmente a la Audiencia, a menos que designe especialmente un man-datario con tal objeto, lo cual deberá constar por escrito y efectuarse con antelación a la Audiencia de prueba; esta absolución “delegada” se consi-derará como si hubiese sido hecha personalmente por quien se decretó debía concurrir, pero ella será improcedente cuando se trate de absolver sobre hechos propios.

Si el absolvente no comparece a la Audiencia, o bien lo hace, pero se niega a declarar, o bien da respuestas evasivas, se presumirán efectivos los hechos categóricamente afirmados en el pliego respectivo; se establece

9 Cabe hacer notar, a este respecto, que existen dispares criterios en cuanto a si la prueba documental debe ser acompañada a la demanda o su contestación, o bien si existe la posibili-dad de hacerlo en el escrito en que se pide citación de testigos o absolución de posiciones; o bien si es posible realizarlo en el comparendo de conciliación y prueba. Algunos jueces se han inclinado por la primera tesis, opinión que compartimos.

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que, en ningún caso, habrá lugar a lo establecido en el inciso segundo del artículo 394 del Código de Procedimiento Civil, esto es, darlo por confeso.

8. PRUEBA TESTIMONIAL. Las partes también pueden valerse de testigos para acreditar los hechos del juicio, y aunque es considerada la prueba de menos valor, dentro del procedimiento laboral es la más utilizada.

Como ya se ha dicho, la parte que desee rendir prueba testimonial deberá presentar, dentro de los tres días siguientes a la notificación de la resolución que recibe la causa a prueba, la lista de testigos, pudiendo pedir su citación.

Los testigos sólo pueden declarar ante el Tribunal de la causa y sólo son admitidos hasta dos, por cada parte, sobre cada uno de los puntos de prueba fijados en la resolución respectiva.

Sus declaraciones se regirán por las normas que establecía al efecto el Código, y las resoluciones que adopte el Tribunal sobre el particular serán inapelables.

Las tachas que se deduzcan se resolverán en la sentencia definitiva, no admitiéndose a su respecto la prueba testimonial; las partes podrán acompañar los antecedentes que las justifiquen hasta la citación para oír sentencia.

El hecho de ser el testigo dependiente de la parte que lo presenta o bien de litigar o haber litigado en juicios de la misma naturaleza con la parte contraria, no invalida de por sí su testimonio; con ello se ha puesto fin a innumerables discusiones que se producían en los procesos laborales en torno a este punto y que solían inhabilitar a los testigos que habían presenciado los hechos motivo del litigio.

Del mismo modo, expresa la ley que el Tribunal podrá otorgar el va-lor de presunción judicial a los dichos de los testigos inhabilitados por las causales que establece el artículo 358 del Código de Procedimiento Civil, otorgándole así una indudable mayor latitud al alcance de esta clase de prueba; así, por ejemplo, podrá darle dicho carácter a la declaración de un testigo tachado por tener íntima amistad con la persona que lo presenta.

9. OTRAS PROBANZAS. Se establece que se podrá solicitar la exhibición de instrumentos que existan en poder de la otra parte o de un tercero, en los términos que lo establecen los incisos 1º, 2º y 4º del artículo 349 del Código de Procedimiento Civil; si el Tribunal accede a tal petición, al determinar el día, hora y lugar en que esta diligencia haya de llevarse a cabo, aperci-birá con arresto a la persona obligada a efectuar la exhibición, si hubiere negativa o dilaciones injustificadas.

En todo caso, el Tribunal habrá de velar por la celeridad del proce-dimiento.

El Tribunal podrá dar lugar a la petición de oficios, pero sólo cuando se trata de requerir información objetiva sobre los hechos materia del juicio y se solicite respecto de autoridades públicas o representantes de instituciones o empresas públicas o privadas, todo ello con el fin de evitar dilaciones innece-

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sarias que sólo buscan alargar el juicio. Se exige que el oficio deberá señalar específicamente el o los hechos sobre los cuales se pide informe, debiendo ser respondido dentro de los 30 días hábiles siguientes a su fecha de recep-ción, todo ello también con el fin de cautelar la celeridad del proceso; este plazo podrá ser ampliado a petición de parte o del requerido, cuando existan antecedentes fundados. Vencido dicho término, el Tribunal fijará un plazo último de 5 días para evacuar el informe, bajo apercibimiento de arresto.

El mismo plazo, su posible ampliación y el apercibimiento indicado regirán para los informes de peritos.

10. CONSTANCIA EN ACTAS. De todo lo obrado en la Audiencia ha de levan-tarse acta, dejándose constancia clara y precisa de lo expuesto por las partes, de la prueba recibida y de las diligencias de prueba realizadas en ella.

11. PERÍODO POSTERIOR A LA PRUEBA. Vencido el término de prueba y dentro de los 5 días siguientes, las partes podrán hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera; expirado este plazo, se haya o no pre-sentado escrito y existan o no diligencias pendientes, el Tribunal citará para oír sentencia, la que deberá dictarse dentro de los 15 días siguientes. Ocurrido esto último, no se admitirán pruebas ni escritos de ningún género.

No será motivo para suspender el curso del juicio ni del fallo el hecho de existir alguna diligencia de prueba pendiente, a menos que el Tribunal –por resolución fundada– la estime estrictamente necesaria para la acer-tada resolución de la causa; en este caso, la reiterará como medida para mejor resolver.

En caso de que la medida para mejor resolver consista en reiterar un oficio, el Tribunal fijará un plazo prudencial para su respuesta, bajo apercibimiento de multa de hasta 10 UTM, la que podrá reiterar hasta el debido cumplimiento de lo ordenado; siendo ello oportuno, podrá esti-marse que habría sido más eficaz el establecer en este caso como sanción la prescindencia del oficio pedido.

12. MEDIDAS PARA MEJOR RESOLVER. El Tribunal de oficio podrá, a partir de la recepción de la causa a prueba, decretar para mejor resolver cual-quiera de las medidas a que se refiere el artículo 159 del Código de Pro-cedimiento Civil u otras diligencias encaminadas a comprobar los hechos controvertidos.

Toda medida que decrete deberá cumplirse en el plazo de 10 días, contado desde la fecha de la resolución que la decreta. El Tribunal, por resolución fundada, podrá ampliar este plazo prudencialmente, pero sin exceder de 10 días contados desde la citación para oír sentencia; nunca podrá decretar estas medidas transcurridos que sean 10 días desde que citó a las partes para oír sentencia.

13. INCIDENTES. Los incidentes de cualquiera naturaleza que se promuevan en el juicio no suspenderán el curso de éste y se substanciarán en ramo separado.

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La sentencia definitiva se pronunciará sobre las acciones y excepciones deducidas y sobre los incidentes, o sólo sobre éstos cuando sean previos o incompatibles con aquéllas.

14. APRECIACIÓN DE LA PRUEBA. En doctrina se distinguen diversos métodos acerca de la valorización de la prueba, o sea, apreciar su eficacia.

La principal clasificación de la apreciación de los medios probato-rios, según la doctrina, es la que distingue diversos métodos acerca de la valorización de la prueba, o sea, diversos sistemas para apreciar la eficacia probatoria de los medios de prueba.10

Los dos principales sistemas probatorios son: el de la Prueba Legal y el de la Prueba Libre o Moral. El segundo sistema se caracteriza porque el legislador no fija los medios probatorios; las partes acreditarán los he-chos en la forma que mejor les acomode, y el Juez en su sentencia, por consiguiente, no está atado a regla alguna en cuanto a la valorización o ponderación de la prueba.

El primer sistema, contrario al anterior, se caracteriza porque el legisla-dor enumera taxativamente los medios probatorios que las partes pueden utilizar en juicio y señala, al mismo tiempo, al Juez la eficacia probatoria que cada medio probatorio posee en particular.

Un sistema intermedio entre los anteriores, el cual se ha abierto camino en la doctrina y en la legislación, es el de la sana crítica, que se caracteriza porque entrega siempre al legislador la función de enumerar los medios probatorios; pero, en cambio, faculta al Juez para valorar tales medios probatorios de acuerdo a la lógica, al buen sentido y a las normas de la experiencia. Se trata de colocar el tema de la prueba dentro de un concepto intelectual, y de restarle todo carácter de función mecánica para llegar, a la postre, a un mejor descubrimiento de la verdad.

Ya hemos indicado que supletoriamente a las normas del Código del Trabajo o leyes especiales, deben aplicarse a la tramitación de estos juicios las disposiciones de los Libros I y II del Código de Procedimien-to Civil, de lo cual podría deducirse a simple vista que la apreciación de la prueba sería legalista. Mas no ocurre así, porque el artículo 455 señalaba que el Tribunal apreciará la prueba conforme a las reglas de la sana crítica y que las presunciones legales también se apreciarán en la misma forma.

En seguida, el artículo 456 explicitaba el concepto de sana crítica, prescribiendo al efecto que el Tribunal deberá expresar las razones ju-rídicas y las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud les asigne valor o las desestime. Agrega que, en general, tomará en especial consideración la multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso que utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador.

10 MARIO CASARINO VITERBO, Manual de Derecho Procesal, tomo IV, página 75, Editorial Jurídica de Chile, 1984.

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El Código del Trabajo de 1931 preceptuaba que la prueba se apreciaba en conciencia y que las tachas a los testigos se fallaban de la misma manera. En el tiempo intermedio, el Decreto Ley Nº 3.648 estableció que ambas materias se apreciaban en conciencia.

Conciencia, según el Diccionario de la Real Academia Española, es el co-nocimiento interior del bien que debemos hacer y del mal que debemos evitar, o el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas.

Debemos dejar bien establecido que apreciar la prueba en conciencia no significa, como muchos creen, fallar en conciencia. Si el Juez fallara en conciencia, se podría apartar de lo sostenido por las partes, de la prueba producida, del mérito del proceso, y dar la razón a quien cree que la tiene, aun cuando no lo haya acreditado en el juicio. Eso no estaba autorizado para hacerlo, salvo en las tachas en el texto primero.

Si la ley autoriza para apreciar la prueba en conciencia, tendrá que respetar los hechos del juicio, los derechos alegados por las partes y la prueba producida legalmente, y dentro de ese marco valorar la prueba de cada parte –en conciencia–, con conocimiento interior del bien que debe hacerse y del mal que debe evitarse, en la forma más exacta posible, para decidir en seguida quién tiene la razón.

El Código ha tomado un camino intermedio: ni el rigurosamente legal, ni el sistema de prueba libre o moral, ya que indica prolijamente los medios de prueba, aplica supletoriamente las normas que sobre el particular da el Código de Procedimiento Civil y, por último, señala que la prueba se apreciará según las normas de la sana crítica.

Sana crítica, si bien se parece a la apreciación en conciencia, se dife-rencia en que ya no existe una apreciación tan subjetiva de parte del Juez y, además, precisa los elementos para analizar la prueba, lo que también favorece a las partes en cuanto a interponer recursos posteriores, o sea, se sigue el sistema de la sana crítica, implementado y reglamentado por el legislador.11

Este es un sistema que se encuentra, a juicio del profesor Juan Colombo Campbell, más cercano a la prueba reglada que al de la libre convicción; señala al efecto el profesor Colombo que “el Juez, no obstante su libertad, tiene un padrón comparativo del cual teóricamente no puede salirse. Y si bien los factores objetivos son cambiantes, debido a su contingencia y variabilidad, ellos son estables y permanentes en cuanto a los principios lógicos sobre los que debe sustentarse”.

Este sistema permite al sentenciador “una libertad conducida” como dice el eminente Couture: “el legislador determina ciertos elementos objetivos invariables tanto para el sentenciador o el intérprete y que son elementos que todos podemos fácilmente distinguir, que no dependen de nuestra sola

11 La jurisprudencia ha señalado que dichas reglas son aquellas que conducen al descu-brimiento de la verdad por la recta razón y el criterio racional puesto en juicio; ello significa que los hechos del juicio deben establecerse por la convicción íntima del juzgador, formada por el conocimiento exacto, razonado y reflexivo de los mismos, sin sujeción a las normas reguladoras de la prueba.

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voluntad, que son compartidos y que el matiz en las diversas interpretacio-nes que pudieren efectuarse frente a una situación determinada, radica única y exclusivamente en la conexión y concordancia que se realice de las pruebas rendidas, pero siempre conduciendo ellas en forma lógica a la conclusión que ha convencido al sentenciador”.

Cabe tener presente, al efecto, que un somero examen de la evolución de la apreciación de la prueba en materia laboral, demuestra palmaria-mente que el legislador ha ido restringiendo en forma paulatina y clara la libertad del Juez Laboral para apreciar la prueba, desde la libre convicción a la sana crítica.

Ello se materializa con toda nitidez a contar del año 1986, cuando así lo estableció el artículo 40 de la Ley Nº 18.510, aunque complementada con presunciones legales, pero en forma absoluta se instaura con la entrada en vigencia de la Ley Nº 19.250, del año 1993.

Pero ello no puede conducir a fallos como el recurrido, ya que implicaría simplemente desconocer el claro mandato del legislador nacional; la ex Jueza del Trabajo y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, doña Tita Aránguiz, explicita que “el sistema de valoración de la prueba consagrado en el Código del Trabajo corresponde a una valo-ración judicial sujeta a control externo, que no puede quedar sujeta a la liberalidad del sentenciador”.12

15. CONTENIDO DE LA SENTENCIA. La sentencia definitiva debe contener:1) El lugar y fecha en que se expida;2) La individualización completa de las partes litigantes;3) Una síntesis de los hechos y de las alegaciones de las partes;4) El análisis de toda la prueba rendida;5) Las consideraciones de hecho y de derecho que sirvan de funda-

mento al fallo;6) Los preceptos legales o, a falta de éstos, los principales de equidad

en que el fallo se funda;7) La resolución de las cuestiones sometidas a la decisión del Tribunal

con expresa determinación de las sumas que ordene pagar, si ello fuere procedente, y

8) El pronunciamiento sobre el pago de costas y, en su caso, los motivos que tuviere el Tribunal para absolver de su pago a la parte ven-cida.

Cabe señalar que la sentencia que se dicta a raíz de que en la Audiencia única no se ha producido la conciliación y no existen hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, ha de cumplir solamente con los requisitos establecidos en los numerales 2, 5, 6, 7 y 8 del artículo 458.

12 Numerosos fallos de la Cuarta Sala de la Excma. Corte Suprema se han pronunciado en idéntico sentido.

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III-B. DEL JUICIO LABORAL DE MENOR CUANTÍA

En una de las innovaciones de mayor envergadura introducidas por la Ley Nº 19.250 y mediante un solo artículo, se creó un nuevo procedimiento, al que podían optar todos aquellos litigantes de aquellos juicios en que la cuantía de lo disputado no excediere de 4 ingresos mínimos. Para estos efectos, la ley otorga al demandante la opción de tramitar su libelo por este procedimiento o bien por el ordinario; si nada dice en su demanda, se entenderá que opta por este último.

Si opta por el procedimiento de menor cuantía, las partes podrán comparecer personalmente, sin necesidad de patrocinio de abogado.

La tramitación de esta clase de juicios puede esquematizarse en los siguientes puntos:

1) Presentada la demanda, el Tribunal citará a las partes a una Audiencia de discusión, conciliación y prueba, a la cual éstas deberán concurrir con todos sus medios de prueba, dentro de los diez días siguientes.

2) La notificación de la demanda se deberá hacer personalmente por un receptor o un empleado del Tribunal o excepcionalmente por Ca-rabineros de Chile, la cual deberá realizarse con no menos de 5 días de anticipación a la Audiencia; pero de no encontrarse al demandado en su domicilio, se dejará copia de la demanda y de su resolución, enviándosele además carta certificada comunicándole el hecho de la demanda y la fecha de comparecencia al Tribunal.

3) La Audiencia se llevará a efecto con las partes que asistan, en la cual el Tribunal las instará a una conciliación; de no producirse ésta, se recibi-rán en el mismo acto todas las pruebas que las partes ofrezcan y que sean atingentes al caso; terminada la prueba, el Tribunal citará de inmediato a las partes para oír sentencia, la que dictará en el acto o dentro de tercero día. Si la prueba no alcanza a rendirse en la Audiencia, deberá proseguir al día siguiente hábil y así hasta terminar.

4) La prueba se aprecia en conciencia, lo que constituye una diferencia notable con el juicio ordinario.

5) La sentencia debía contener las menciones que se consignan en los numerales 1, 2, 6, 7 y 8 del artículo 458 del Código del Trabajo, siendo notificada en la misma forma que lo es la demanda, y

6) La sentencia definitiva sólo era susceptible del recurso de apelación, el cual será conocido por la Corte de Apelaciones en Cuenta, sin aguardar la comparecencia de las partes y gozaba de preferencia para su resolución.

III-C. EJECUCIÓN DE LAS RESOLUCIONES

DEL JUICIO EJECUTIVO. Como su nombre lo expresa, esta acción tiene por objeto dar cumplimiento cabal y efectivo a las resoluciones que dicte el Tribunal y dice especial relación con la aplicación práctica del título ejecutivo.

Tal título, sin embargo, no sólo es la sentencia definitiva en juicio or-dinario controvertido; también lo son el acta del comparendo en que las

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partes llegan a un avenimiento, que tiene su mismo mérito; la resolución ejecutoriada que dicte el Juez del Trabajo por aplicación administrativa de multas por infracciones legales; y, finalmente, las actas firmadas ante la Inspección del Trabajo.

En conclusión, cualquiera de estos documentos ejecutoriados ante el inspector del trabajo y autorizados por éste y que contengan la existencia de una obligación laboral da lugar a este juicio especialísimo, con la sola salvedad de que, tratándose de la multa por infracción legal, es el propio Juez quien, de oficio, debe perseguir el cumplimiento de su resolución.

En las causas del trabajo las resoluciones se ejecutarán de acuerdo a los trámites señalados en el Título XIX del Libro I del Código de Procedi-miento Civil, con las siguientes modificaciones:

a) El procedimiento incidental de que tratan los artículos 233 y siguien-tes del Código de Procedimiento Civil tendrá lugar siempre que se solicite el cumplimiento de una sentencia ante el Tribunal que la dictó, dentro de los sesenta días contados desde que la ejecución se hizo exigible;

b) La notificación de las resoluciones se practicará por los funciona-rios que se señalaban en el inciso 2º del artículo 430, salvo aquellas que corresponda notificar por el estado diario;

c) Al proceder a trabar embargo sobre bienes muebles, el funcionario respectivo debía efectuar una tasación prudencial de los mismos, y consig-narla en el acta de la diligencia. Tales bienes no podrán ser vendidos, en una primera subasta, en un valor inferior al 75% de la respectiva tasación. Si los bienes embargados no se vendieren serán rematados, sin mínimo, en una segunda subasta. El ejecutante podrá participar en la subasta en las condiciones antes señaladas e incluso adjudicarse en pago el bien em-bargado, y

d) Los receptores y el empleado del mismo Tribunal que el Juez designe en cada caso serán los funcionarios habilitados para practicar el embargo y demás diligencias de la ejecución.

El juicio ejecutivo derivado solamente de asuntos laborales –y debemos entender por tales las cuestiones señaladas en la letra a) del artículo 420, o sea, suscitadas por la interpretación y aplicación de los contratos individuales o colectivos de trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en materia laboral– se regirá, en lo pertinente, por las disposiciones de los Títulos I y II del Libro III del Código de Procedimiento Civil con las modificaciones de las letras b), c) y d) recién señaladas.

III-D. DE LOS RECURSOS PROCESALES

1. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN. Se definen como los medios de que disponen las partes para representar al Juez las resoluciones que no se conformen a derecho o como el modo de fiscalizar la justicia de lo resuelto.

En los juicios laborales sólo proceden los recursos de aclaración, de rectificación o enmienda, de reposición, de apelación y de revisión, recur-

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sos que en el sistema procesal se llaman ordinarios; pero también existen, confirmados por una antigua y reiterada jurisprudencia, los recursos de hecho, de inaplicabilidad por inconstitucionalidad y de queja, que se co-nocen como extraordinarios.

El artículo 463 –cuya vigencia fue postergada hasta el 1º de noviem-bre de 1994 por el artículo único de la Ley Nº 19.272– modificado por la Ley Nº 19.250,13 expresaba que en los juicios laborales tendrían lugar los mismos recursos que proceden en los juicios ordinarios en lo civil y se les aplicarían las mismas reglas en todo cuanto no se encuentre modificado por las normas del párrafo 5º del Capítulo II del Libro V del Código del Trabajo. En virtud de lo establecido en la letra f) del artículo 13 transitorio del Código, sólo procedieron, hasta dicha fecha, los recursos de aclaración, rectificación o enmienda, reposición, apelación y revisión.

Ello implicó un cambio importante de la legislación, tendiente a dar más coherencia a las normas del Código del Trabajo con aquellas que rigen el derecho común; al mismo tiempo, buscó evitar la desnaturalización de recursos como el de queja, el que, a falta de otro, se había transformado en un verdadero “cajón de sastre” en la materia. Debe destacarse a este respecto la incorporación de un recurso de derecho estricto, como lo es el de casación.14

2. ACLARACIÓN, RECTIFICACIÓN O ENMIENDA. En cuanto al primero de estos recursos podemos decir que, dictada la sentencia por el Tribunal, no pue-de éste entrar a alterarla, según lo dispone el artículo 182 del Código de Procedimiento Civil, que consagra la institución llamada el desasimiento del Tribunal, pero puede, de oficio o a petición de parte, salvar los errores materiales en que puede haber incurrido, como son los numéricos, de copia o de referencia, o aclarar los puntos que resulten oscuros o dudosos. Para tal objeto el Código de Procedimiento Civil contempla los recursos de rectificación o enmienda y de aclaración o interpretación. Ellos proceden en contra de sentencia definitiva o interlocutoria, y las partes no tienen plazo para interponerlos. El Tribunal, por su parte, puede, dentro del plazo de 5 días contados desde la primera notificación del fallo, hacer las correcciones o aclaraciones que estime convenientes. En ambos casos, o sea, cuando actúa a petición de parte o motu proprio, no puede llegar a alterar lo substancial de la decisión.

13 La Ley Nº 19.344 (D. Oficial de 31/10/94) postergó la entrada en vigencia de esta disposición hasta el 1º de noviembre de 1995.

14 Véase la Ley Nº 19.374 (D. Oficial de 18/12/95), que modificó el Código Orgánico de Tribunales y el de Procedimiento Civil, en lo relativo al recurso de queja y al de casación; de igual modo debe tenerse presente el Auto Acordado de la Excma. Corte Suprema, referido a las materias que tratarán las Salas especializadas de dicha Corte, conforme a la ley antes señalada.

En la Revista Laboral Chilena consta un interesante artículo del abogado integrante de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago, profesor don Fernando Román Díaz, acerca de las implicancias de esta ley en el plano laboral (número de abril de 1995, páginas 82 a 84, “Adiós al recurso de queja”).

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3. REPOSICIÓN. El segundo, la reposición, es el más simple de todos y de más ordinaria frecuencia, y se lo define como aquel que tiene por objeto intentar ante el mismo Tribunal que deje sin efecto un auto o decreto. De acuerdo con las normas del Código de Procedimiento Civil, habría un plazo de 5 días para interponerlo, aunque con la limitación que señalaba el artículo 464 del Código, que dice que la solicitud de reposición de una resolución pronunciada en un comparendo, deberá interponerse y resol-verse en el acto, siguiendo con ello la línea de oralidad y rapidez que debe imperar en estos juicios.

4. APELACIÓN. El recurso de apelación, dice el artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, tiene por objeto obtener del Tribunal superior res-pectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del inferior. Este recurso, según lo señalamos, debe interponerse dentro de quinto día, contado desde la notificación de la parte que lo entable. Como todo recur-so, debe interponerse por la parte agraviada y debe reunir dos requisitos esenciales: a) debe el apelante fundarlo someramente, y b) debe formular peticiones concretas respecto a la resolución apelada. Dictada una senten-cia definitiva o interlocutoria por el Tribunal del Trabajo y transcurrido el plazo de 5 días para interponer el recurso sin que él se haya formulado, la sentencia queda a firme. Si se apela dentro del plazo y la apelación llena las exigencias señaladas, el Tribunal debe conceder el recurso, pudiendo el apelado hacer las observaciones que le parezcan convenientes antes de la remisión del proceso.

Sólo son apelables las sentencias definitivas de primera instancia, las resoluciones que pongan término al juicio o hagan imposible su continua-ción y las que se pronuncien sobre medidas precautorias, y en cuanto a estas últimas, la apelación de la resolución que otorgue una medida o rechace su alzamiento se concederá en el solo efecto devolutivo.

Los autos deben enviarse a la Corte de Apelaciones al tercer día de notificada la resolución que concede el último recurso de apelación, de haber más de uno, y las partes se consideran emplazadas en segunda ins-tancia por el solo hecho de notificárseles la concesión del recurso.

En segunda instancia, se aplican las normas que el Código de Procedi-miento Civil establece para la tramitación de la apelación con la salvedad de que no es necesaria la comparecencia de las partes, ni es admisible prueba alguna. No obstante ello, el Tribunal de alzada podría admitir prueba documental, siempre que la parte que la presente justifique haber estado imposibilitada de presentarla en primera instancia.

Sin embargo, el Tribunal de segunda instancia podía decretar, como medidas para mejor resolver, las diligencias probatorias que estimare indispensables para el acertado fallo del recurso. Estas dili-gencias podían ser practicadas por uno de sus miembros designado para este efecto, pero no podían extenderse a la prueba testimonial ni a la confesional.

Las causas del trabajo gozaban de preferencia para su vista y conocimien-to, la que debía ajustarse estrictamente al orden de ingreso. Sin perjuicio

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de lo dispuesto en el inciso 3º del artículo 69 del Código Orgánico de Tri-bunales, debía designarse un día a la semana, a lo menos, para conocer de ellas, completándose la tabla, al no haber número suficiente, en la forma que determine el Presidente de la Corte de Apelaciones.

Si el número de causas en apelación hiciere imposible su vista y fallo en un plazo no superior a 2 meses, el Presidente de la Corte que funcione dividida en más de 2 salas, determinará que una de ellas se aboque ex-clusivamente al conocimiento de estas causas por el lapso que se estime necesario para superar el atraso.

5. OMISIONES. El artículo 472 contemplaba las diversas omisiones que pue-den haberse cometido en la substanciación y fallo del juicio, y dice: a) que si de los antecedentes de la causa apareciere que el Tribunal de primera instancia ha omitido pronunciarse sobre alguna acción o excepción, la Corte se pronunciará sobre ella; b) que asimismo podrá (en realidad debió decir deberá) fallar las cuestiones tratadas en primera instancia y sobre las cuales no se haya pronunciado la sentencia por ser incompatibles con lo resuelto, y c) deberá, en todo caso, invalidar de oficio la sentencia apelada cuando aparezca de manifiesto que se ha faltado a un trámite o diligencia que tenga el carácter de esencial o que influya en lo dispositivo del fallo. En tal caso, señalará el estado en que debe quedar el proceso y devolverá la causa dentro de segundo día de pronunciada la resolución, salvo que el vicio que diere lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los contemplados en las causales Nos 4, 6 y 7 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil y en haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el artículo 458 del Código del Trabajo, en cuyo caso el mismo Tribunal deberá, acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, dictar la sentencia correspondiente.

6. PLAZOS. La sentencia debía pronunciarse dentro del plazo de 5 días desde el término de la vista de la causa y la Corte debía hacerse cargo en ella de las argumentaciones formuladas por las partes en los escritos que al efecto presenten. En realidad, debía considerar no sólo esos elementos, sino las probanzas y las diligencias para mejor resolver decretadas.

Dictado el fallo, el expediente es devuelto dentro del segundo día al Tribunal de origen para el cumplimiento de la sentencia.

Cabe consignar que las causas laborales gozaban de preferencia para su vista y conocimiento por parte de la Corte Suprema, según lo dispuso la letra h) del artículo único de la Ley Nº 19.630 (D.O. 4.09.99).

7. RECURSO DE REVISIÓN. Este recurso no existía primitivamente en el procedimiento laboral y aunque desconozcamos cuál ha sido la finalidad que guió a crearlo al legislador (art. 46 de la Ley Nº 18.510), pensamos que tuvo por objeto evitar que a la Corte Suprema sólo se pudiera llegar por la vía del recurso de queja.

Nada decía el Código del Trabajo sobre el recurso mismo, pero se entien-de comprendido entre los que se pueden interponer en las causas laborales

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(art. 463), y aun cuando en estas materias se aplicaban las disposiciones de los Libros I y II del Código de Procedimiento Civil, este recurso quedaría fuera de ellas por estar contemplado en el Título XX del Libro III del mis-mo, artículos 810 a 816; no obstante, opinamos que frente a la ausencia de normas específicas y siendo un recurso tan extraordinario y especial, del cual sólo la Corte Suprema puede conocer, su tramitación y fallo deben sujetarse a esas disposiciones. Como características de él podemos señalar la ya dicha –compete exclusivamente a la Corte Suprema rever –; debe tratarse de una sentencia firme; las causales aparecen taxativamente señaladas; el plazo para interponerlo es de un año; debe acompañarse consignación y, si lo acoge, debe anular la sentencia impugnada, en todo o en parte, e indicar el estado a que debe volver la tramitación del juicio.

8. RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA Y EN EL FONDO. La interposición de estos recursos denominados de “Derecho Estricto” tienen un historial de reciente data en la jurisprudencia nacional, pero que cada vez se hace más relevante, sobre todo por el accionar de la Cuarta Sala de la Excelen-tísima Corte Suprema, la que ha ido estableciendo una muy interesante jurisprudencia en materia laboral.

Los recursos que se interpusieren deberían ajustarse a lo previsto en los artículos 463 del Código del Trabajo, y al Título XIX del Código de Procedimiento Civil, a fin de deducir el que corresponda, ya sea en contra de sentencias definitivas de primera instancia o bien dictadas por la Ilus-trísima Corte de Apelaciones.

9. RECURSOS EXTRAORDINARIOS. A pesar de no señalarlos el Código del Trabajo entre los recursos que pueden interponerse en el procedimiento ordinario del trabajo, su aplicación resulta de las normas que sobre la apelación da el Libro I del Código de Procedimiento Civil, al tratar de esta materia, o sea, como un apéndice del mismo; éste es el recurso de hecho. Además, hay otros dos recursos extraordinarios que no emanan ni de uno ni de otro de los Códigos citados, sino de la Constitución Política y del Código Orgánico de Tribunales; éstos son el recurso de queja y el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. De ellos pasamos a ocuparnos.

10. RECURSO DE HECHO. Se le define como aquel que tiene por objeto ob-tener del Tribunal superior respectivo del que dictó la resolución apelada, la enmienda de la providencia recaída en dicha apelación.

Según el Código de Procedimiento Civil, la enmienda puede tener las siguientes causales: a) si se ha denegado una apelación que ha debido concederse; b) si se ha concedido una apelación que ha debido denegarse; c) si se ha concedido una apelación sólo en el efecto devolutivo, debiendo también concederse en lo suspensivo, y d) si se ha concedido una apelación en ambos efectos, debiendo únicamente otorgarse en lo devolutivo.

El recurso se interpone directamente ante el superior jerárquico del que dictó la resolución, dentro del plazo de tres días, que es el plazo

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que para hacerse parte en segunda instancia existe en el procedimiento ordinario.

El Tribunal superior debe pedir informe al inferior, pudiendo solicitar el envío del proceso y dar al mismo tiempo orden de no innovar.

En la oportunidad, debemos hacer presente que el recurso de apela-ción en los juicios del trabajo no se usa con la frecuencia que en los juicios ordinarios civiles, ya que el artículo 465 del Código del Trabajo preceptúa que en estos juicios las resoluciones que se dicten durante la substancia-ción del proceso son inapelables, excepto las que concedan o denieguen medidas precautorias y las que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación. Tratándose de medidas precautorias, las apelaciones solo deben concederse en lo devolutivo.

En consecuencia, por regla general el recurso de apelación procederá únicamente en contra de la sentencia definitiva, salvo que durante el proceso se haya dictado alguna interlocutoria sobre las materias recién señaladas, y solamente frente a estas escasas situaciones procederá el recurso de hecho para obtener del Tribunal superior la enmienda de lo resuelto sobre la apelación por el Tribunal que conoce directamente del pleito. Dadas estas explicaciones, volvemos sobre el recurso de apelación.

En segunda instancia, una vez recibidos los autos la Corte del Trabajo debe proceder a la vista del recurso dentro de los 5 días siguientes a la recepción del expediente y debe fallarlo dentro del término de 5 días contado desde la vista.

11. RECURSO DE QUEJA. Este recurso no emana directamente de la forma en que un Juez resuelve un asunto sometido a su decisión, ya que es so-berano para hacerlo, puesto que es base de la administración de justicia la independencia con que obra dentro de la ley cualquier Tribunal, por mínima que sea su categoría.

El recurso de queja se ha instaurado para asegurar el cumplimiento por parte de los jueces de sus deberes y obligaciones, y de hacerles presente que no deben infringir las prohibiciones que la ley señala, situación que, en conjunto, constituye la buena conducta ministerial de los jueces. En caso que los jueces dejen de observar esa buena conducta ministerial, sea por omisión de sus deberes y obligaciones o por infracción a las prohibiciones que le han sido impuestas, se puede hacer uso por el Tribunal superior de las facultades llamadas disciplinarias.

No obstante, esas facultades disciplinarias pueden ejercerse también para sancionar los abusos o arbitrariedades que los jueces cometan, ya que si bien todo Juez es soberano para aplicar la ley no está facultado para proceder en forma arbitraria o abusiva, ya que debe aplicar la ley en forma racional. A fin de corregir esta falta o abuso del Juez, los Tribunales pueden proceder de oficio, o bien a petición de parte, solicitud que constituye precisamente el recurso de queja.

Anticipamos que el recurso de queja no emana ni del Código del Tra-bajo ni del de Procedimiento Civil, sino de la Constitución Política de la República y del Código Orgánico de Tribunales. En efecto, el artículo 82

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de la primera establece que la Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los Tribunales de la nación, con arreglo a la ley que determine su organización y atribuciones; concepto que es repetido con iguales términos por el artículo 540 del Código Or-gánico de Tribunales, que, en su parte final, dice que el ejercicio de esta jurisdicción regirá también respecto de los Tribunales del Trabajo.

Se define el recurso de queja como aquel recurso extraordinario que tiene por objeto modificar, enmendar o invalidar las resoluciones judiciales en que se ha cometido una falta o abuso ministerial. Procede en contra de toda clase de resoluciones, siempre que sean abusivas y que no existan otros recursos ordinarios o extraordinarios para corregirlas.

De acuerdo con el artículo 549 del Código Orgánico de Tribunales, el Recurso de Queja debe interponerse dentro del plazo fatal de 5 días hábi-les contado desde la fecha en que se notifique la resolución considerada abusiva. Debe ir acompañado de consignación, que el mismo artículo 549 establece. El recurso se interpone directamente ante el superior jerárquico del Tribunal que dictó la resolución considerada abusiva.

En cuanto a su trámite, el artículo 536 del Código Orgánico de Tribuna-les expresa que el recurso de queja se verá y despachará sumariamente, sin forma de juicio, con previa Audiencia del Juez recurrido, y que el Tribunal superior dictará las medidas convenientes para poner pronto remedio al mal que motiva la queja. Es usual que al interponerse el recurso de queja se solicite orden de no innovar, a fin de que no se vean burlados los derechos del recurrente, ya que si mientras se ventila el recurso debe dar cumplimiento a la resolución estimada abusiva, puede existir la imposibilidad material de que se repongan las cosas al estado anterior al recurso.

12. RECURSO DE INAPLICABILIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD. Este recurso extraordinario está contemplado en el artículo 93 Nº 6 de la Constitución Política de la República, que expresa que el Tribunal Constitucional re-solverá, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya aplicación, en cualquier gestión que se siga ante un Tribunal ordinario o especial, resulte contrario a la Constitución.

III-E. PROCEDIMIENTO ESPECIAL

1. PROCEDIMIENTOS ESPECIALES. En el Código de 1931 existían diversos procedimientos especiales en la tramitación de los procesos laborales, entre ellos el del juicio ejecutivo, actualmente inserto dentro del procedimiento ordinario, como hemos visto; otro para las denuncias por accidentes del trabajo y otro para las sanciones por infracción a la legislación social.

La denuncia cada vez que ocurría un accidente del trabajo y que de-bía ser hecha por el empleador al respectivo juzgado, desapareció desde que se dictó la Ley Nº 16.744, del 1º de febrero de 1968, que trasladó la responsabilidad del accidente del empleador al sistema de seguro obliga-torio, con lo cual hizo innecesaria la denuncia, que tenía como principal

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objetivo que la autoridad conociera el hecho y, en su caso, determinara la obligación del dador del trabajo de indemnizarlo.

Hoy en día el artículo 76 de dicha ley obliga al empleador a denunciar al organismo administrador del seguro, inmediatamente de producido, todo accidente del trabajo o enfermedad que pueda ocasionar incapacidad para el trabajo o la muerte de la víctima. Incluso el derecho también le asiste al médico que practica el examen o al Comité Paritario de Seguridad, señalado en el artículo 65 de la misma ley respecto de las empresas que ocupan más de 25 personas.

Por supuesto que si no se cumplen estas normas y, en general, las se-ñaladas por la Ley de Accidentes del Trabajo, fuera de la competencia que sobre la materia tengan la Dirección del Trabajo y la Superintendencia de Seguridad Social, el asunto debía ser llevado a los Tribunales del Trabajo y las cuestiones que allí se discutan deberán ajustarse al procedimiento ordinario, de acuerdo al artículo 420 del Código del Trabajo.

Así las cosas, el único procedimiento especial que subsistía, con carac-terísticas y normas propias, era el destinado a sancionar las infracciones que se cometan a la legislación y reglamentación de la legislación laboral y de seguridad social, materia de la que entramos a preocuparnos.

2. PROCEDIMIENTO POR INFRACCIONES A LEYES Y REGLAMENTOS. Este proce-dimiento, de que trataba el Título II del Libro V del Código del Trabajo, se iniciaba con el artículo 474, que dice que las sanciones por las infraccio-nes que se cometan en materia laboral o de seguridad social se aplicarán administrativamente por los respectivos inspectores o funcionarios que se determinen en el reglamento correspondiente. Dichos funcionarios actuarán como ministros de fe.

Se agregaba que por el inciso 2º en todos los trámites a que diere lugar la aplicación de sanciones, se regiría por la norma del artículo 4º del Códi-go, o sea, quien se entiende que representa u obliga al empleador, como el gerente, administrador, capitán del barco y, en general, el que ejerce habitualmente funciones de dirección o administración en la empresa.

La resolución que aplique la multa administrativa era reclamable ante el Juez del trabajo, dentro del plazo de 15 días de notificada por un fun-cionario de la Dirección del Trabajo o de Carabineros de Chile, previa consignación de la tercera parte de la multa.

Una vez ejecutoriada la resolución que aplicase la multa administrativa, ella tenía mérito ejecutivo, persiguiéndose de oficio su cumplimiento por el Juzgado del Trabajo.

El inciso final del artículo 474 hacía responsable del pago de la multa a la persona natural o jurídica propietaria de la empresa, predio o esta-blecimiento y subsidiariamente a los directores, gerentes o jefes de los mismos.

3. COMPETENCIA EN UNA O DOS INSTANCIAS. Es una duda que surge frente a una materia que puede revestir enorme importancia por la cuantía de las multas y a la que el legislador sólo dedicaba el artículo 474, recién se-

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ñalado, y el 475, que establecía que a los funcionarios a quienes se acredite que han aplicado sanciones injustas y arbitrarias, calificadas así por el jefe superior del Servicio, se les castigará con alguna de las medidas disciplina-rias del artículo 116 del Estatuto Administrativo, que van desde la simple amonestación a la destitución.

La duda surge porque antiguamente el Código de 1931 decía, en su artículo 558, que las normas del procedimiento general se aplicaban su-pletoriamente a este procedimiento especial.

El Código nada decía, y como la materia la trata, aunque en forma tan escueta, en el Título II del Libro V, parecía que, en ningún caso, po-día aplicarse el artículo 426, que señalaba la aplicación supletoria de los Libros I y II del Código de Procedimiento Civil, pero al juicio ordinario o general y no a este especialísimo y que en realidad no reviste la forma de un juicio sino de un reclamo judicial-administrativo.

Nosotros nos inclinamos a pensar que de estas causas, multas por infracciones legales (aunque resulta más propio y significativo decir por infracciones a las legislaciones laboral y de seguridad social), el Juez del trabajo conocía y resolvía en única instancia y ello porque se trata, lo reiteramos, de una materia específica, que no contemplaba la aplicación supletoria ni de las normas generales del procedimiento del trabajo ni del Código de Procedimiento Civil y que tampoco establecía que en ella proceda recurso alguno; o sea, sería esta materia una de las pocas que los Tribunales del Trabajo conocerían en única instancia.

Además de las razones señaladas, debemos tener presente que desde que se dictó la Ley Nº 14.972, de 21 de noviembre de 1962, que se amplió por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 238, de 17 de mayo de 1963, se fa-cultó al Presidente de la República para sustituir las multas en pesos por sueldos vitales (que era un elemento reajustable); también se facultó a los inspectores del trabajo para aplicar directamente las sanciones, de las cuales se podía reclamar ante el Juez del Trabajo en los mismos términos que ahora, y en dichas disposiciones se establecía en forma expresa que los Tribunales conocerían de esa materia en única instancia, y a pesar de haber sido derogada la Ley Nº 14.972 por el artículo segundo de la Ley Nº 18.620, nada decía de la vigencia del Decreto con Fuerza de Ley Nº 238, que por lo tanto debía entenderse vigente.

¿Ello significa que no hay recurso alguno en contra de lo que resuelve el Tribunal y sólo procede el reclamo por arbitrariedad ante la autoridad administrativa? Creemos que no.

4. RECURSOS. Consideramos que podía intentarse, frente a la condena del Tribunal, el recurso de reposición, que se basa en el principio general del Derecho en cuanto al derecho de petición que asiste a toda persona frente a cualquier autoridad de cualquier orden.

En segundo término, podía interponerse el recurso de queja ante la respectiva Corte de Apelaciones por el abuso o arbitrariedad que pueda haber demostrado el Juez en esta única instancia y que emana del Código Orgánico de Tribunales y de la Constitución Política de la República.

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Asimismo, creemos que cabía el recurso de inaplicabilidad por in-constitucionalidad, que resulta de la aplicación del artículo 93 Nº 6 de la ya citada Constitución.

Es del caso consignar recientes fallos de la Excma. Corte Suprema, la que al conocer de recursos de protección, ha determinado que las funcio-nes de la Dirección del Trabajo no comprenden la decisión de cuestiones controvertidas en materias laborales entre empleadores y trabajadores, ya que tales pronunciamientos corresponden a la competencia de los Tribu-nales del Trabajo, ante quienes los inspectores deben denunciar las irre-gularidades que constaten en sus visitas inspectivas; lo contrario implica la realización de actos que resultan arbitrarios e ilegales, situación que infringe la garantía constitucional contemplada en el artículo 19 Nº 3 inciso 4º de la Constitución Política (en tal sentido véase Gaceta Jurídica Nos 162 y 163, de noviembre y diciembre de 1993).15

JURISPRUDENCIA JUDICIAL

Domicilio y prórroga de competencia. Sentencia de la Corte Suprema de Justicia. Recurso de queja Nº 9.861, de 27 de julio de 1990, causa Primer Juzgado de Letras de Rancagua. Si un trabajador ha convenido un domicilio especial en un contrato de trabajo, con lo cual prorroga la competencia de los Tribunales y posteriormente es trasladado a un lugar distinto, debe entenderse que las partes han modificado tácitamente el contrato respecto al domicilio, máxime cuando éste coincide con su lugar de desempeño.

IV. EL NUEVO PROCEDIMIENTO ORAL

1. SITUÁNDONOS EN LA REALIDAD. Nuestro procedimiento que estaba vigente tenía ciertas características básicas que son las siguientes:

Primeramente, se trataba de un procedimiento escrito - demanda escrita, contestación, todas las pruebas se intermedian con el actuario, quedan en el expediente, se cosen, subían a la Corte y sigue exactamente el mismo procedimiento, con la única diferencia de los alegatos en la Corte, pero el resto era todo por escrito.

¿Cuáles eran sus deficiencias? Desde luego, una falta de inmediación. Si se revisan sus procedimientos, se podía apreciar que señala que el Juez estará personalmente presente tomando todas las Audiencias, pero sabemos que eso no ocurría en la realidad, porque hay una tremenda

15 En este mismo sentido se pronunció la Tercera Sala de la Excma, Corte Suprema el año 2008, al fallar los recursos de protección interpuestos por CODELCO Chile en contra de la Dirección del Trabajo, con motivo de la actuación de inspectores de ésta en relación a la interpretación de contratos y relaciones laborales efectuados por éstos, atribuyéndoles el carácter de una subcontratación.

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sobrecarga de trabajo. Materialmente es imposible que lo pudieren hacer. ¿Quién hacía esa labor? El actuario, que intermediaba todas las causas laborales.

Además, existía un insuficiente número de juzgados; es bueno recordar al efecto un par de cifras. El año 1932, se crearon 31 juzgados del trabajo; cuando habían trascurrido más de 70 años, existían 20, en circunstan-cias que la fuerza de trabajo quintuplicaba a la de aquella época, con muchísimas más regulaciones y un mundo laboral y previsional bastante más complejo. Debemos decirlo con claridad: esa cantidad de juzgados era una vergüenza. Y eso, indudablemente, coadyuvaba notablemente a producir una recarga de trabajo notable, la que era imposible de asumir por los jueces.

A esta absoluta insuficiencia de juzgados había que agregarle la amplí-sima competencia que se les había asignado, absolutamente inadecuada para los tiempos actuales. El solo aspecto provisional así lo acreditaba; en efecto, la gran cantidad de juicios de cobranza saturaba los juzgados, con una tramitación fundamentalmente burocrática –la que, realmente, no requiere ninguna gran experiencia ni decisión de parte de un Juez–, pero que ocasionaba un recargo increíble, y eso colapsaba a los juzgados, acentuando el fenómeno de la crítica escasez de éstos.

Ello representaba una clara deficiencia y su consecuencia: 8.000 causas por Tribunal, lo que derivaba en que el trámite de un juicio laboral en promedio en Chile era de dos años, y algunos algo más también; afortuna-damente, los jueces y las Cortes realizaron un gran esfuerzo en los últimos años por estar al día, pero ello no era suficiente, ante una dura realidad que los superaba con largueza.

Por ello, la percepción que tenía la gente común, sobre todo el traba-jador, era que contábamos con una justicia lenta, burocrática e ineficiente. Muchos trabajadores pensaban que estaban sometidos a una verdadera y real denegación de justicia, porque ante la demora de estos juicios –sobre todo en el caso de los de terminación de contrato– muchos de ellos optaban por transar sus derechos y llegar a otro tipo de acuerdos, dado que por esa vía no tendrían una solución rápida.

Algunos porcentajes eran muy decidores: el 25% de las causas termina-ban en sentencia, el 15% en conciliación y el 60% archivadas. Esto no era un buen resultado, no hablaba bien de nuestro sistema de justicia laboral; este aspecto fundamental fue el que tuvo en consideración el Gobierno cuando convocó al Foro Laboral para esta reforma.

Esta realidad fue lo que llevó en su oportunidad al gobierno a examinar otras experiencias extranjeras para ver si esta situación podía tener una visión distinta, como fue la española, modelo que tuvo una fuerte influencia en el sistema que finalmente se aprobó.

2. FORO DE LA REFORMA PROCESAL LABORAL. Ante esta realidad que sucintamente hemos reseñado, el Gobierno convocó a un Foro de la Reforma el año 2000 hasta el 2002. A éste asistieron Ministros de las Corte Suprema (representada por el señor Libedinsky), de Apelaciones

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de Santiago (representada por los señores Juica y Cisternas); Jueces del Trabajo de Santiago (señora Elsa Barrientos) y San Miguel (señora Ana María Arratia), unos 50 abogados especialistas, más funcionarios de los Ministerios de Justicia y del Trabajo, bajo la dirección del recordado Profesor don Patricio Novoa Fuenzalida –cuya presencia nos ha hecho mucha falta y a quien le rindo mi homenaje–, quien con su gran sapiencia y característica prudencia, realizó una labor extraordinaria.

La idea básica fue discutir hacia qué, cuándo y cómo debía cambiar este juicio laboral que ya conocemos. Durante los dos años de debate no en todas las materias existió siempre acuerdo entre los especialistas.

Los principales acuerdos en materia orgánica fueron el aumento muy substancial –y destacado el “muy”–, de la cantidad de juzgados del trabajo. Se señaló en esa oportunidad de 60 u 80 por lo menos en Santiago; hago esta cuenta porque en España, donde se aplica un procedimiento del todo similar al que se instauró en Chile, la cantidad de juzgados del trabajo supera los 300.

Podría señalarse al efecto que es bastante mayor la cantidad de tra-bajadores españoles que la chilena –es el doble–, pero la reforma inicial ni siquiera consideró a un 20% de esa cantidad; luego de largos debates, postergaciones de la entrada en vigencia de la ley y representaciones for-males de la Corte Suprema (ex. Oficio Nº 2346 del año 2005), se logró un aumento sustancial de los mismos, aunque continúa la duda de si serán suficientes, lo que sólo se despejará cuando entre en vigencia la Reforma en todo el país. Éste puede ser el talón de Aquiles más formidable de esta reforma: la insuficiente cantidad de juzgados del trabajo.

Se analizó también la opción de tener Tribunales de primera instancia colegiados, con dos o tres jueces; incluso se pensó en la reinstalación de las antiguas Cortes del Trabajo e, inclusive, contar en ellas con vocales, como antaño.

En lo que sí existió acuerdo absoluto fue en la necesidad de crear juz-gados de cobranza previsional especiales para sacar esa tremenda cantidad de juicios que hoy por hoy saturan los juzgados del trabajo, y permitirles a éstos que se dediquen a discutir causas de fondo y no temas de cobranza, que son bastante simples.

En la parte técnica se concordó en la conveniencia de crear unidades administrativas, vale decir una unidad que administre juzgados –similar a la Reforma Procesal Penal– y con varios jueces por unidad, a fin de simplificar los trámites, y mejorar la gestión de los Tribunales; también existió acuerdo en cuanto a aumentar la capacitación de los jueces, porque la reforma va a requerir de ellos una gran cantidad de conocimientos y técnicas que hoy día en Chile se desconocen.

En la propuesta básica se concordó en que lo más relevante era tener un procedimiento oral concentrado, siguiendo la línea que se ha impuesto hoy día en Chile y en todo el mundo; oral, porque es más transparente, más rápido y, yo diría, más que nada porque está más cerca de lo justiciable. Los justiciables sienten más cerca un juicio oral más que uno escrito.

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Se produjo acuerdo asimismo en establecer una competencia acotada, dejando de lado la parte de la cobranza previsional. Se trató asimismo el tema de segunda instancia, señalándose la necesidad de que los Abogados Integrantes debían ser especialistas, no como ocurre hoy día en la Corte, en que los abogados cambian de Sala, y no todos son especialistas.

Asentado como principio del nuevo procedimiento la oralidad, se optó también por darle una gran preeminencia al de la Inmediación. Se destacó que en estas causas el Juez siempre debía estar presente en todo el juicio, so pena de nulidad del mismo; esa es la pena, la sanción que tiene esta nueva ley; ya no es posible que el Juez delegue esta tarea en un actuario, él debe estar personalmente tomando todas las pruebas, y decidiendo sobre la marcha todo tipo de situaciones.

Por lo tanto, el Juez debería recobrar su papel rector en el juicio; los jueces del trabajo en Chile van a experimentar un cambio radical en sus labores, porque hoy día el Juez tiene mucho trabajo, pero en la realidad, en la mayoría de los juicios está lejano, se acerca a ellos fundamentalmente en la sentencia, en el fallo; pero ello no ocurre mientras transcurre el juicio y las Audiencias, donde algunos escuchan e intervienen, pero la realidad es que quien llevaba materialmente el juicio era el actuario, un actor relevante en un juicio y con mucho poder de decisión.

También se analizó el principio de la Concentración, siendo un tema en el cual no existió pleno, en cuanto a si se debía realizar el juicio en una Audiencia, o en dos o tres. Prosperó, en definitiva la primera tesis y fue parte del proyecto de ley, pero, a la larga, se demostró en el Parlamento que eso ocasionaba una gran cantidad de problemas y finalmente se impuso la tesis de la doble Audiencia.

En cuanto al principio de la Celeridad, debería traducirse en eliminar pruebas inconducentes. El Juez del Trabajo tiene ahora facultades extraor-dinarias para eliminar las pruebas que estime que no son pertinentes a un juicio ni relevantes para su acertada resolución; esto también debería conducir a evitar las actuaciones dilatorias. Se expresó en el Foro que esto significaba evitar el fraude a la ley, terminar con actitudes dilatorias para ganar un poco de tiempo.

Esta discusión en el Foro duró dos años, dos años y medio, realmente. Sus resultados se plasmaron en un documento en el cual en varias par-tes de él había conclusiones contrapuestas, pero no en lo fundamental: que si se requería un cambio fundamental en aras de una mejor justicia laboral.

3. LA REFORMA. El Proyecto a que se ha hecho referencia lo hizo suyo el Gobierno, y lo estableció en tres proyectos de ley que sometió a dis-cusión parlamentaria, lo que fue complementado mediante cuatro leyes posteriores, según se puede apreciar en el recuento que se explicita a continuación:

a) El primero de ellos se tradujo en la Ley Nº 20.022, publicada el 30 de mayo de 2005, mediante la cual se crearon los nuevos Tribunales del

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Trabajo; esta ley aumentó el número de jueces a 40; recalcó que son jueces, no juzgados, porque están agrupados entre 5 y 6 jueces por Juzgado... Y creó 9 juzgados de cobranza.

En consecuencia, inicialmente se duplicó la cantidad de jueces en Chile, de 20 a 40, y se constituyeron 9 juzgados de cobranza. Sin embargo, una norma transitoria de esta ley difirió la entrada en vigencia de la normativa y prescribió que de estos 40 jueces laborales entrarían en vigencia el 1º de marzo de 2007 solamente 26 de ellos. Y de los de cobranza, entrarían 7, no los 9. ¿Por qué?, por la escasez de recursos asignados. Sólo cuando la Corte Suprema estimase que ello fuese insuficiente, debía hacerlo presente y en ese instante se tomarían las medidas que fueren pertinentes; no produjo ningún efecto esta disposición, porque realmente era del todo claro que los recursos asignados iban a ser insuficientes. No había para qué esperar a que la Corte Suprema se pronunciase al respecto, cuando era tan evidente que ello iba a ser así; la evidencia de los Tribunales de Familia estaba a la vista.

b) Un día después, el 31 de mayo de 2005, se publicó la Ley sobre Cobranza Judicial, la Nº 20.023, que modificó la Ley Nº 17.322, intro-duciendo varias normas interesantes para agilizar lo que es la cobranza de cotizaciones; al mismo tiempo, el Legislador acotó la competencia de los Juzgados del Trabajo, creando los Juzgados de Cobranza, espe-cializados, junto con introducirle innovaciones al procedimiento de cobranzas;

c) Luego, el día 3 de enero de 2006, se dictó la Ley Nº 20.087 sobre Procedimiento Laboral, la que reemplazó el Libro V del Código del Trabajo y debía entrar en vigencia el 1º de marzo del año 2007;

d) No obstante, la Ley Nº 20.164 (D.O. de 6 de enero de 2007), postergó dicha entrada en vigencia para el 8 de marzo del año 2008;

e) Posteriormente se dictó la Ley Nº 20.252 (D.O. de 15 de febrero de 2008), mediante la cual se elevó cantidad de Tribunales especializados en materia laboral;

f) A continuación, se publicó en el Diario Oficial de fecha 30 de marzo de ese mismo año 2008, la Ley Nº 20.260, mediante la cual se introdujo la regionalización de la Reforma, se aumentó sustancialmente el número de jueces y se le introdujeron diversas reformas de carácter procedimental, y

g) Finalmente, el día 17 de julio de 2008, se publicó en el Diario Oficial, la Ley Nº 20.287, mediante la cual se introdujeron nuevos ajustes finales al procedimiento.

Tal diversidad de leyes secuenciales (7 en tres años) da lugar a pensar que algo no se estudió bien técnica y pragmáticamente desde el inicio, lo que provocó muchas confusiones y retardos en el despacho de las leyes citadas, siendo éstas una clara y contundente demostración de ello.

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Quizá uno de los mayores talones de Aquiles en dicho sentido lo ha constituido la falta de asignación adecuada de recursos, lo que ya constituye una premisa crónica de lo laboral; para muestra de aquello sólo baste con señalar datos de tipo histórico: inicialmente a la reforma en lo penal le fueron asignados MM$ 341.000, a la de familia, MM$ 40.000 (35%) y a la laboral apenas escasos MM$ 13.000 (¡4%!). ¿Qué justifica tamaña desproporción? En la Ley de Presupuestos del año 2009 se corrigió la asimetría, pero en lo fundamental ella se mantiene, como se puede apreciar a continuación: MM$ 68.390 para la reforma penal, MM$ 61.873 para la de familia y MM$ 20.980 para la laboral, incluyendo la Defensoría Laboral.

Me parece que fue y continúa siendo vergonzoso que no se asignen los recursos necesarios para implementar una adecuada reforma. Se en-tiende que la parte penal es más relevante, la gente la siente más cerca, es más urgente, pero esto también es urgente. Hay una gran y creciente fuerza activa de trabajo en Chile, lo que redunda en aumento de índices de conflictividad y más juicios del trabajo. ¿Qué justifica que estos recursos no hayan sido asignados como corresponde?

Ojalá en el curso del tiempo este fenómeno sea superado, a fin de que lo laboral pueda contar con los recursos que le sean suficientes para lograr su adecuado desarrollo, con eficiencia y dignidad.

En el Foro se hizo un fuerte hincapié en este punto, pero algo ocurrió que no se le otorgó importancia suficiente al hecho de que si no había suficiente cantidad de jueces laborales esta Reforma iba camino a ser un fracaso. Para ello bastaba con tener a la vista un solo dato: el juicio antiguo, si se observa el Código del Trabajo, debería demorar 59 días, y el de la re-forma debería demorar 60 días la tramitación. O sea, los plazos proyectados eran prácticamente idénticos.

Pero una diferencia importante es que, en el juicio oral, el Juez del Trabajo va a estar presente en todas las Audiencias, viendo la prueba, aqui-latándola, tomando decisiones en ese instante, y eso implica una mayor lentitud que la tramitación anterior, porque en dicho tipo de proceso entre cuatro o cinco actuarios, era posible tomar varias causas en la Audiencia; pero un Juez que esté dedicado a estas Audiencias orales no va a poder realizar más de tres o cuatro en el transcurso de ellas.

Ello ponía en grave riesgo al conjunto de la reforma procesal laboral; afortunadamente primó la cordura y se tomaron las medidas adecuadas para dotarla de mayores recursos, lo que permitió, al menos, dotarla del doble de la cantidad de jueces.

En definitiva, el sistema quedó establecido sobre las bases que se pue-den apreciar en la siguiente lámina proporcionada por la Oficina de la Defensoría Laboral.

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4. LOS PRINCIPIOS DEL NUEVO PROCEDIMIENTO. Veamos a continuación cuáles son los principios básicos de este nuevo procedimiento.

a) La publicidad. Se dice ahora que este juicio es oral y público, a diferen-cia del anterior, que era de tramitación escrita y privada. En consecuencia, todas las personas que lo deseen van a poder entrar a la Sala de Audiencias, y los jueces van a tener público común, periodistas, simpatizantes de las partes, etc.

b) La celeridad. El impulso procesal de oficio lo tiene el Tribunal, el que puede tomar bastantes medidas en esta materia para que el juicio sea suficientemente expedito. Así, el Juez podrá rechazar algunas pruebas si estima que no son pertinentes al juicio; también puede corregir errores de oficio, etc.; en buenas cuentas, les bastará a las partes con interponer la demanda, el resto lo va a hacer el Juez. Esa es la verdad, a diferencia de lo existente con anterioridad, en que si las partes no activaban el expediente, ahí quedaba el proceso.

Debe tenerse presente al respecto que no es posible decretar el aban-dono del procedimiento, poniéndose término así a la discusión tan anti-gua que tenían los especialistas en cuanto a si procedía o no, aplicando supletoriamente las normas del Código de Procedimiento Civil; aquí no hay abandono, lo dice expresamente la ley.

Dotaciones

Dotaciones Instituciones según Reforma

Antes de la Reforma Poder Judicial Jueces Especializados 20

Después de laReforma

Poder JudicialJueces Especializados 84

Apoyo Profesional 494

DefensoríaDefensores 138

Apoyo Profesional y Administrativo 108

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Las Audiencias se van a llevar a efecto con las partes que asistan, y los incidentes se resolverán todos en la misma Audiencia, no quedando para posteriori; por ende, todas las resoluciones deben adoptarse en forma inmediata.

La Audiencia no puede suspenderse bajo ningún respecto; bajo el antiguo procedimiento, en muchas ocasiones en los juzgados las partes acordaban suspender la causa, por diversos motivos o circunstancias; ello ahora no es posible, es todo de inmediato.

c) La bilateralidad de la audiencia. Se le encomienda al Juez que este principio lo lleve a efecto siempre y cuide que esto no se vaya a desvirtuar, a fin de guardar el debido proceso y equilibrio procesal.

d) La buena fe. La buena fe es un punto central en este procedimiento y el Juez nunca debe perderlo de vista. Él siempre debe tenerlo presente, y tiene que tratar de evitar el fraude procesal bajo cualquier respecto; si observa alguna maniobra dolosa o algo encubierto, algo que no está encaminado a obtener el objetivo que definieron tanto la demanda o su contestación, debe objetarlo y dejarlo de lado.

e) La gratuidad. Se mantiene la gratuidad. Señala la ley que todas las actuaciones son gratuitas. Pero aquí hay un punto bien interesante porque sucede que esta gratuidad es para la gente que carece de recursos suficientes, existiendo hasta el instante de entrar en prensa esta edición, dos canales de atención: un oficial y otro extraoficial.

En efecto, hasta la fecha esta defensa recaía en la tan conocida Cor-poración de Asistencia Judicial, cuya base crítica la componen egresados de Derecho de las diversas Universidades. Pero al establecer la Reforma que las defensas deben estar a cargo de abogados, se generó en el hecho –a la espera de una ley definitiva sobre la materia– una nueva entidad especializada estatal, denominada Defensoría Laboral, con colegas de dedicación exclusiva, los que se encargan de la defensa del que no tiene medios. Ello constituye, sin duda alguna, una diferencia relevante, ya que se le ha dotado de medios (ha contratado a la fecha 136 abogados para las 5 Regiones en que ha entrado en vigencia la Reforma), siendo su primer Director el abogado y ex parlamentario don Zarko Luksic, lo que se ha traducido en muy buenos resultados para ella (en los casos en que ha intervenido), ya que ha obtenido un 95% promedio de éxito. Nos parece que a muchos empleadores ello les implicará un cambio de relevancia; cabe preguntarse si dicha entidad también defenderá a empleadores que carecen de los recursos suficientes como para con-tratar defensa letrada, como puede ser el caso de una Mipyme o Pyme. La respuesta pareciera debe ser afirmativa, a base del Principio de la Igualdad ante la ley.

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Fuente: Oficina Defensoría Laboral.

Eficacia Defensoría

RESULTADO DE DEFENSA

JUZGADO DEL TRABAJO DE COPIAPÓ 92%

Términos/Resultado Favorable Primer Trimestre 2008

Corte ApelacionesCopiapó

Corte ApelacionesPunta Arenas

Corte Tribunal Pretensión

Acogida

JUZGADO DEL TRABAJO DE PUNTA ARENAS 100%

Cobertura Defensoría

DEFENSORIZACIÓN

JUZGADO DEL TRABAJO 91 61 67%

DE COPIAPÓ

Ingresos Tribunales/Defensoría Primer Trimestre 2008

Corte Apelaciones Copiapó

Corte Apelaciones Punta Arenas

Corte Tribunal Nº Defensoria Cobertura

ingresos Laboral

JUZGADO DEL TRABAJO 84 43 51%

DE PUNTA ARENAS

Cobertura Defensoría

DEFENSORIZACIÓN

JUZGADO DEL TRABAJO 91 61 67%

DE COPIAPÓ

Ingresos Tribunales/Defensoría Primer Trimestre 2008

Corte Apelaciones Copiapó

Corte Apelaciones Punta Arenas

Corte Tribunal Nº Defensa Cobertura

ingresos Laboral

JUZGADO DEL TRABAJO 84 43 51%

DE PUNTA ARENAS

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f) La inmediación: Bajo este principio de la inmediación, toda la causa debe desarrollarse ante el Juez Laboral. Las Audiencias las preside él, no puede dejarlas de lado e, inclusive, hay una norma que señala que si el Juez que estuvo en la Audiencia de Juicio, por algún motivo no puede dictar el fallo, hay que repetir la Audiencia del juicio. Ellas pasan a ser absolutamente nulas, no sirven de nada, es como si nunca hubieran existido.

5. MANIFESTACIONES CONCRETAS DE ESTOS PRINCIPIOS. En el proyecto de ley que se presentó al Parlamento constaba que la respuesta a la deman-da era oral. Y sólo en el Senado, en el último trámite, se concordó que ella podía ser oral o escrita; la prueba es totalmente oral, igual que los incidentes.

El Juez puede tomar medidas cautelares; inclusive las puede decretar antes de la notificación de la demanda. Puede también tomar precautorias prejudiciales; la ley establece los plazos durante la cual las partes tienen que actuar para que estas medidas no queden sin efecto: las cautelares se notifican al quinto día y las precautorias deben notificarse antes del décimo.

Una vez que se notifica la demanda, el Juez tiene una facultad especia-lísima: puede requerir información, dice la ley, a cualquier persona natural o jurídica que piense que le puede servir para ilustrar el caso que tiene en sus manos. Esa constituye una facultad extraordinaria que tiene el Juez del Trabajo a virtud de lo prescrito en esta ley.

La actividad se concentra en dos Audiencias, públicas y registradas; debe tenerse presente que la ley señala que éstas serán registradas en cualquier medio que sea suficiente para dar cuenta de ello. Respecto del acta hay dos normas contradictorias en la ley: una dice que debe ser registrada y lo que protocoliza el acta es muy breve, y no está claro qué es lo que realmente queda constancia en el acta. Las partes, si recurren de Nulidad, van a tener bastante trabajo para poder fundamentar el recurso, ya que no va a existir una constancia escrita fidedigna; nos parece que deberá efectuarse funda-mentalmente en base a los respectivos registros de audio. Los Tribunales han puesto en práctica una suerte de formularios uniformes para registrar los datos básicos de las Audiencias, variando en el resto del contenido; pareciera de la esencia que deberían adoptarse las medidas conducentes a que las partes tengan acceso a un registro que acredite fidedignamente lo ocurrido en las Audiencias.

El Juez, como se señaló, debe presidir personalmente la Audiencia del juicio; la ley dice expresamente que debe presidir las dos, la Audiencia preparatoria y la del Juicio. Pero la nulidad sólo está prevista solamente para la del juicio. Y el Juez podría ser diverso en ambas, lo que tiene as-pectos favorables (la absoluta independencia de juicio) y desfavorables (la desvinculación de la generación con la producción de la prueba).

Por último, expresa la ley que se aplicarán supletoriamente los Libros I y II del Código de Procedimiento Civil, pero agrega luego que “salvo que contraríen los principios del procedimiento laboral”, vale decir, aquellos seis que analizamos anteriormente. En consecuencia, el Juez va a tener

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que decidir si alguna norma de ese Código está en contradicción con un principio de los que señalamos: celeridad, buena fe, etc., y también po-dría dejarlo de lado, si estimase que está contrariando un principio de lo establecido en esta ley. Adquiere, pues, mucha relevancia el tema de los principios, como base, como fundamento de la acción del Juez.

6. ORGANIZACIÓN. Se establecieron Juzgados del Trabajo en todas las Regiones del país, con asiento en 24 diferentes Comunas del país, las que a su vez agrupan a una serie de ellas: Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Copiapó, La Serena, Valparaíso, San Felipe, Rancagua, Curicó, Talca, Chillán, Concepción, Los Ángeles, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Castro, Coyhaique, Punta Arenas, Santiago, San Miguel, y San Bernardo,

A su vez, se crearon Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional en 4 diversas Comunas del país, con competencia sobre una serie de ellas: Santiago (6); San Miguel (1), Valparaíso (1), y Concepción (1).

Estos juzgados integran el Poder Judicial, sus magistrados tienen la categoría de jueces de letras, y les son aplicables todas las normas del Có-digo Orgánico de Tribunales en lo no previsto por el Título I del Libro V del Código del Trabajo, y a su organización administrativa se les aplican, en la medida que fueren compatibles, las mismas normas que regulan dichas materias para los Juzgados de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal.

En cuanto a la subrogación de los jueces, el Código del Trabajo pres-cribe que se aplicarán las normas de los Juzgados de Garantía.

7. COMPETENCIA RELATIVA. Se establece que cada Juez ejercerá su juris-dicción en forma unipersonal respecto de los asuntos que las leyes les encomienden; en cuanto a su competencia, a más de lo ya explicitado anteriormente al tratar de la antigua organización de los Tribunales Laborales,

El artículo 423 del Código del Trabajo reitera la regla anterior ya co-nocida, en cuanto dispone que será Juez competente para conocer de estas causas el del domicilio del demandado o el del lugar donde se presten o hayan prestado los servicios, a elección del demandante, sin perjuicio de lo que dispongan leyes especiales, advirtiendo que la competencia territorial no podrá ser expresamente prorrogada por las partes; no obstante, pres-cribe que podrá interponerse la demanda ante el Tribunal del domicilio del demandante cuando el trabajador haya debido trasladar su residencia con motivo del contrato de trabajo y conste dicha circunstancia en el res-pectivo instrumento.

A su vez, el artículo 422 del Código del Trabajo prescribe que en las Comunas en que no existan Juzgados de Letras del Trabajo, conocerán de estas materias los Juzgados de Letras en lo Civil.

Agrega el artículo 418 que la Corte de Apelaciones de Santiago de-terminará anualmente las normas que regirán para la distribución de las causas entre los Juzgados de Letras del Trabajo de su Jurisdicción.

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Finalmente, y con el fin de dar un orden lógico a esta materia y sus modificaciones, el artículo 424 estatuye, al igual que la normativa anterior, que las referencias que las leyes o reglamentos hagan a las Cortes del tra-bajo o a los Juzgados del Trabajo se entenderán efectuadas a las Cortes de Apelaciones o a los Juzgados de Letras del Trabajo o de Cobranza Laboral y Previsional, respectivamente.

8. COMPETENCIA ABSOLUTA DE LOS JUECES DE LETRAS DEL TRABAJO. Está determinada por el artículo 420 del Código y ella corresponde a todo Juzgado del Trabajo, cualquiera sea su ubicación, o al Juez civil que haga las veces de tal, según lo señala el artículo 422.

El citado artículo reza así: “Serán de competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo:

a) las cuestiones suscitadas entre empleadores y trabajadores por apli-cación de las normas laborales o derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos individuales o colectivos del trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en materia laboral;

b) las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas sobre organización sindical y negociación colectiva que la ley entrega al co-nocimiento de los Juzgados de Letras con competencia en materia del trabajo;

c) las cuestiones y reclamaciones derivadas de la aplicación o inter-pretación de las normas sobre previsión o seguridad social, planteadas por pensionados, trabajadores activos o empleadores, salvo en lo referi-do a la revisión de las resoluciones sobre declaración de invalidez o del pronunciamiento sobre el otorgamiento de licencias médicas. Las inno-vaciones contenidas en esta letra, respecto de la competencia anterior, radican en la incorporación, como legitimados activos de los pensionados y exclusión de ciertas materias, las que entendemos deben remitirse a la justicia en lo Civil. En efecto, es necesario precisar que si bien se res-tringió la competencia en materia de cobranza previsional, se amplió en lo relativo a las causas previsionales de los pensionados; así ellos hoy día pueden demandar sus prestaciones en juicios del trabajo, con exclusión de los juicios sobre calificación de invalidez y sobre apelación de licencias médicas.16 El Tribunal Constitucional expresó al efecto que la ley era per-fectamente constitucional, pero que en relación a este punto, se aprobaba el precepto en el entendido que las materias que quedaban excluidas del conocimiento del Juzgado del Trabajo, vale decir, causas de invalidez o de licencias médicas, eran de competencia de los Tribunales Ordinarios de Justicia que correspondan, puesto que no puede privarse al afectado de la facultad que la Constitución Política de la República le reconoce. En consecuencia, estas causas deberán ser conocidas por los Juzgados Civiles, saliendo definitivamente de la de la esfera del juzgado laboral.

16 Sentencia Rol Nº 463.12 de 2005, del Tribunal Constitucional.

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d) los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cuales las leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo;

e) las reclamaciones que procedan contra resoluciones dictadas por autoridades administrativas en materias laborales, previsionales o de se-guridad social;

f) los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes del trabajo o enfermedades profesiona-les, con excepción de la responsabilidad extracontractual, a la cual le será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la Ley Nº 16.744.

g) todas aquellas materias que las leyes entreguen a Juzgados de Letras con competencia Laboral”.

A su turno, el artículo 421 del Código del Trabajo establece que serán de competencia de los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cuales las leyes laborales y de previsión social o seguridad social otorguen mérito ejecutivo y, especialmente, la ejecución de todos los títulos ejecutivos de que da cuenta la Ley Nº 17.322, sobre cobranza judicial de cotizaciones previsionales; no obstante, dichas materias corresponderán a los jueces de letras del trabajo en aquellos territorios jurisdiccionales en que no existan Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional, que son la mayoría de los casos, aunque los más relevantes en cuanto a la carga de trabajo cuentan con esta clase de juzgados especializados, como ya se pudo apreciar anteriormente.

9. DE LAS REGLAS COMUNES. Se indican al efecto las normas de uso común, algunas similares al antiguo procedimiento y otras no tanto; se examinan a continuación:

a) Tal como lo venía sosteniendo la legislación anterior, se establece que, en lo no regulado por este Código o en leyes especiales, se aplican en forma supletoria las normas contenidas en los Libros I y II del CPC, pero ahora se establece que ello será así en la medida que no sean contrarias a los Principios que informan este procedimiento, debiendo, en tal caso, disponer el Tribunal como se practicará la actuación respectiva. Tiene, pues, mucha importancia práctica el tema de los Principios, pudiendo ser determinante al momento del fallo.

Establece también el legislador que respecto de los procedimientos especiales, se aplicarán primeramente, en forma supletoria, las normas del procedimiento general que se explicitan en el siguiente acápite de esta obra.

b) Indica asimismo la ley que, a petición de parte, el Tribunal podrá acceder a realizar ciertas actuaciones procesales mediante medios elec-trónicos, con la expresa salvedad de que ello no podrá comprender a las respectivas Audiencias.

c) A ningún juicio pueden comparecer sin patrocinio de abogado y representadas por personal legalmente habilitado entendiéndose que una vez constituido en el Juzgado del Trabajo, habilita igualmente para

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el Juzgado de Cobranza. Ello implica que se ha puesto término a la in-tervención de los egresados de derecho en los juicios del trabajo, en los que actuaban en virtud del ius postulandi por medio de las Corporaciones de Asistencia Judicial, debiendo ahora asumir dicha representación abogados pertenecientes a la Defensoría Laboral.

d) Los plazos tienen el carácter de fatales, salvo los establecidos para actuaciones propias del Tribunal, por lo que la oportunidad para ejercer los derechos o realizar actos, se extingue por el solo ministerio de la ley, con el vencimiento del plazo, debiendo el Tribunal, de oficio o a petición de parte proveer lo que convenga para la prosecución del juicio; los tér-minos de días se entienden suspendidos durante los días feriados, y como es tradicional, por la urgencia de muchas de las causas laborales, no rige a su respecto el feriado que contempla el artículo 313 del Código Orgánico de Tribunales.

e) Sobre las notificaciones, el Código contempla las diversas formas de notificación del procedimiento ordinario: personal, por cédula laboral o cedulón –como se llama en jerga procesal–, por el estado diario y por avisos en los diarios.

De acuerdo con el artículo 436, la primera notificación al demandado debe hacerse personalmente, entregándose copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído; al demandante se le notifica por el estado diario.

Esta notificación se practica por un funcionario del respectivo Tribu-nal, designado por el Juez. Excepcionalmente, la parte interesada podrá encargarla a un Receptor Judicial.

En los lugares y recintos de libre acceso público, la notificación personal se podrá efectuar en cualquier día, y a cualquier hora, procurando causar la menor molestia posible al notificado.

En su morada o lugar donde pernocta el notificado, en el lugar donde ordinariamente ejerce su industria, profesión o empleo o en el recinto del Tribunal, la notificación se podrá efectuar en cualquier día entre las 6 y las 22 horas; por motivos fundados, el Juez podrá ordenar que la notificación se practique en horas diferentes a las indicadas.

Cuando la notificación se lleve a efecto en día inhábil, los plazos co-menzarán a correr desde las cero horas del día hábil inmediatamente siguiente.

La notificación por cédula laboral o cedulón tiene lugar luego de que, efectuadas las búsquedas respectivas, el demandado no fuere habido; en dicho caso, y previa certificación del ministro de fe de que la persona no se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su morada o lugar de trabajo, el Tribunal ordena se practique esta notificación.

Ella se efectuará entregando las copias a cualquier persona adulta del lugar, y si ello no fuere posible, se fijará el aviso respectivo; la ley inclusive ha previsto que se trata en la especie de un edificio o recinto al que no se permita el libre acceso, en cuyo caso las copias y el aviso pertinente se entregarán al portero o encargado. El ministro de fe debe

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dar aviso a ambas partes acerca de esta notificación, mediante el envío de carta certificada.

Debe advertirse que, por expreso mandato legal, esta clase de no-tificación no es posible de aplicar cuando se notifica la demanda a un trabajador en su lugar de trabajo, y éste dependa de la empresa, faena o establecimiento con la cual litigue, ya que en dicho caso siempre deberá revestir el carácter de personal.

Del envío debe dejarse constancia además en los autos, pero la omi-sión de este trámite no invalida la notificación y sólo hace responsable al infractor de los perjuicios que origine.

Cuando la demanda deba notificarse a personas cuya individualización o domicilio sean difíciles de determinar, o que por su número dificulten considerablemente la práctica de la diligencia, el Juez podrá, con conoci-miento de causa, autorizar que la notificación se efectúe por medio de un aviso en el Diario Oficial, que contendrá un resumen de la demanda y copia íntegra de la resolución recaída en ella; si la notificación fuere solicitada por el o los trabajadores, la publicación en el Diario Oficial será gratuita.

Las resoluciones que ordenen la comparecencia personal de las par-tes, que no hayan sido expedidas en el curso de una Audiencia, se noti-ficarán por Carta Certificada, entendiéndose éstas practicadas al 5º día siguiente a la fecha de entrega de la carta en la oficina de correos, de lo que se dejará constancia. Para los efectos de esta clase de notificación, las partes deberán designar en su primera actuación un lugar conocido dentro de los límites urbanos de la ciudad en que funcione el tribunal respectivo y esta designación se considerará subsistente mientras no haga otra la parte; si así no lo hicieren, las resoluciones les serán notificadas por el estado diario.

Por este mismo medio se efectuará la notificación de las restantes resoluciones. Como una innovación de importancia, se ha establecido que, a petición de la parte interesada, le podrán ser efectuadas todas las notificaciones en forma electrónica o por cualquier otro medio que ésta señale, salvo aquella correspondiente a la primera que se efectúe al demandado. Nos parece que es muy interesante, pero esto requiere, al instaurarlo, hacerlo bien, y tener certeza de que esto se produjo; será un buen desafío el resolver el tema de la certeza jurídica, de tal modo que se otorgue suficiente seguridad acerca de que realmente se llevó a efecto la notificación.

f) En esta clase de causas, los Juzgados de Letras del Trabajo de San-tiago podrán decretar, sin necesidad de exhorto, medidas para cumplirse directamente en las Comunas de San Miguel, San Joaquín, La Granja, La Pintana, San Ramón, La Cisterna, El Bosque, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, San Bernardo, Calera de Tango, Puente Alto, San José de Maipo y Pirque. Idéntica premisa se aplicará respecto de los Juzgados de San Miguel y en los juzgados con competencia laboral de las Comunas de San Bernardo y Puente Alto, respecto de las actuaciones que deban practicarse en Santiago o en cualquiera de ellos.

Asimismo, la facultad ya reseñada al inicio de este acápite regirá también entre los juzgados de La Serena y Coquimbo; Valparaíso y

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Viña del Mar; de Concepción y Talcahuano; de Osorno y Río Negro; y de Puerto Montt, Puerto Varas y Calbuco. En otra innovación de im-portancia, el Código establece ahora que en cualquier Región del país, el Juez podrá decretar diligencias para ser realizadas sin necesidad de exhorto, si apreciare que la cercanía y conectividad de las Comunas lo hacen aconsejable.

g) Ciñéndose a los principios que orientan estos nuevos procedimientos, se ha establecido igualmente que los incidentes de cualquier naturaleza deberán promoverse preferentemente en la Audiencia respectiva y resol-verse en forma inmediata.

h) En una innovación de trascendencia, el Código establece que en el ejercicio de su función cautelar, el Juez podrá decretar las medidas precautorias que estime necesarias para asegurar el resultado de la acción, así como la protección de un derecho o la identificación de los obligados y la singularización de su patrimonio en términos suficientes para garantizar el monto de lo demandado; éstas, en todo caso, deberán ser proporcionales a la cuantía del juicio. Esta clase de medidas tam-bién podrán llevarse a efecto incluso antes de notificarse a la persona contra quien se dicten, siempre que existan razones graves para ello; transcurridos 5 días sin que la notificación se efectúe, estas diligencias perderán su valor.

Estas medidas se pueden disponer en cualquier estado del Juicio, inclu-sive antes de que esté contestada la demanda o antes de su presentación, en el carácter de prejudiciales, debiendo acreditarse su fundamento y la necesidad del derecho que se reclama; si presentada la demanda, dichas circunstancias persistieren, las medidas se mantendrán como precauto-rias, y si no se presentare la demanda en el término de 10 días contado desde que la medida se hubiere hecho efectiva, ésta caducará de pleno derecho.

Con todo, el Juez tiene la facultad, cuando medien motivos fundados y se acredite por el demandante el inminente término de la empresa o su manifiesta insolvencia, para prorrogar las medidas prejudiciales precautorias por el plazo que estime como prudencial para asegurar el resultado de la litis; asimismo, el Juez tiene, una vez que haya sido notificada la demanda, la facultad de requerir información a los organismos públicos, empresas u otras personas jurídicas o naturales sobre cualquier antecedente que, a su criterio, contribuya al objetivo perseguido.

i) Respecto a las costas, el Código señala que en toda resolución que ponga término al juicio o resuelva un incidente, el Juez deberá pronun-ciarse sobre el pago de las costas, tasando las procesales y regulando las personales

10. DEL PROCEDIMIENTO DE APLICACIÓN GENERAL. La Tramitación se suje-ta a un esquema claramente predeterminado, según se puede apreciar a continuación.

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No está de más señalar también que este nuevo esquema representa un cambio en profundidad no solo para los jueces sino también para abogados, ya que tendrán éstos una intervención muy activa en las Audiencias en esta clase de juicios. El abogado deberá procurar ser muy convincente con su exposición ante el Juez, razonar ante él y con él, lo que se acentuará en la producción de las prueba, sobre todo en la testimonial y en la confesional. En consecuencia, estarán enfrentados a un cambio, obligados a interactuar mucho con las partes y procurar tener un adecuado manejo estratégico de la causa, si desean que su cometido sea exitoso.

A) La demanda. Al igual que en el antiguo procedimiento, la demanda deberá interponerse por escrito, y contener las siguientes menciones:

1. La designación del Tribunal ante quien se entabla;2. El nombre, apellidos, domicilio y profesión u oficio del demandante

y de las personas que lo representen, y naturaleza de la representación;3. El nombre, apellidos, domicilio y profesión u oficio del demanda-

do;4. La exposición clara y circunstanciada de los hechos y consideraciones

(no fundamentos, como antes) de derecho en que se apoya, y5. La enunciación precisa y clara de las peticiones que se someten a

la resolución del Tribunal.

ESQUEMA DEL JUICIO ORAL DEL TRABAJO

Medidas cautelares y Prejud. Prec.

Demandaescrita

sentencia en 15º día

Contestación escrita

* ofr. docum. y req. dilig.

*pronunc. sobre hechos

* excepciones* reconvención

Audiencia preparatoria

conciliaciónauto de prueba

determinación de prueba

Audiencia de juiciose rinden pruebasobservaciones a

pruebaemisión sentencia

Recurso Unificación de Jurisprudencia

(Ante C. SUPREMA)

Recurso Apelación

Recurso nulidad(Ante CAP)

Notificación

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Agrega el Código que deberá presentarse conjuntamente con la de-manda aquella prueba documental que dé cuenta de de las actuaciones administrativas que se refieran a los hechos contenidos en ella.

De igual modo, cuando se demande a una Institución de Previsión o de Seguridad Social, deberá acompañarse la Resolución final de la respectiva entidad o de la institución fiscalizadora que se haya pronun-ciado sobre la materia objeto de la demanda, lo que viene a constituir el cumplimiento de un prerrequisito para demandar. Cuando se deman-dan períodos de cotizaciones de Seguridad Social impagas, el Juez de la causa, al conferir el traslado de la demanda, deberá ordenar que ella sea notificada a la o las Instituciones a las que haya correspondido percibir la respectiva cotización.

En la línea de propender a la economía procesal, el Código establece que el Juez del Trabajo, cuando se estime incompetente para conceder la demanda, así debe declararlo, de oficio, y señalar el Tribunal que estima competente al efecto, debiéndole remitir los antecedentes del caso. De igual modo, si del examen de los datos aportados a la demanda se desprende claramente la caducidad de la acción, debe igualmente declararlo así de oficio, no debiendo admitir a tramitación la demanda respecto de dicha acción.

En la búsqueda de la obtención del mismo efecto, se dispone que el actor podrá (es por ende una facultad que se le otorga al efecto) acumular en su demanda todas las acciones que le competen en contra de un mismo demandado; cuando se trate de procedimientos diversos, deberá deducir las demandas de acuerdo a ellos y si uno dependiere de la otra, no correrá en su contra el plazo para ejercer aquella hasta que esté ejecutoriado el fallo de ésta. Igualmente, si ante un mismo Tribunal se tramitaren varias demandas contra un mismo demandado y las acciones fueren idénticas –aun con actores diversos– el Juez actuando de oficio o a petición de parte podrá decretar la acumulación de causas, siempre que se encuentren en un mismo estado de tramitación y no implique retardo para alguna de ellas. Si se solicita la acumulación, se otorga un plazo de 3 días a la parte que no ha peticionado en tal sentido, para que emita su opinión al respecto, transcurrido el cual se deberá fallar, sin perjuicio de la facultad del Juez de desacumular las causas cuando lo estime necesario.

B) El procedimiento propiamente tal. Éste se debe desarrollar mediante la ejecución de dos etapas claramente delimitadas: una “Audiencia Prepa-ratoria” y una segunda denominada “De Juicio”, las que se desarrollarán a continuación.

B.1) La Audiencia Preparatoria: La secuencia anterior al desarrollo establece que admitida la demanda a tramitación, el Tribunal debe de inmediato citar a las partes a una Audiencia Preparatoria a realizarse dentro de los 35 días siguientes a la fecha de la resolución, fijando a tal efecto el día y la hora precisa de su celebración; entre la notificación

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de dicha resolución y la realización de la Audiencia respectiva, deben mediar, a lo menos, 15 días.

En la citación respectiva deberá indicarse que dicha Audiencia se llevará a efecto con las partes que asistan, afectándole a la que falte todas las reso-luciones que se dicten en ella, y que ambas partes, durante la realización de dicha Audiencia, deberán señalar al Tribunal los medios de prueba que pretendan hacer valer en la respectiva Audiencia de Juicio (originalmente la Reforma permitía acompañar instrumentos y solicitar pruebas); por ende, las partes tienen la obligación solo de enunciar sus medios de prueba en la Audiencia Preparatoria y están obligados a aportarlas en la Audiencia de Juicio. También deben requerir en esta oportunidad las diligencias de prueba atinentes a sus alegaciones, a fin de que el Tribunal examine su admisibilidad.

Luego de ello, se conferirá traslado de ella al demandado para que la conteste por escrito; cabe señalar que originalmente se estableció que esta respuesta podía ser escrita o bien oral, en la Audiencia Preparatoria; creemos que la rectificación de exigirla por escrito tiene la ventaja de dar una mayor certeza a ambas partes y al mismo Tribunal en cuanto a los planteamientos efectuados por el demandado.

Se notificará al afectado según las normas precedentemente señaladas y éste tendrá el plazo de 5 días fatales para hacerlo, plazo inferior a los 10 del antiguo procedimiento, pero superior a las 24 horas que originalmente contemplaba el nuevo procedimiento, lo que era muy exiguo y ponía en una difícil situación a la parte demandante.

La contestación a la demanda, según el Código, deberá contener:1) una exposición clara y circunstanciada de los hechos y fundamentos

de derecho en los que se sustenta;2) las excepciones y/o demanda reconvencional que se deduzca; esta

última solo será procedente cuando el Tribunal sea competente para co-nocer de ella como demanda y siempre que esté íntimamente ligada a ella, debiendo contener las menciones de una demanda y se tramitará conjuntamente con la que esté interpuesta.

3) también deberá pronunciarse sobre los hechos contenidos en la demanda, aceptándolos o negándolos en forma expresa y concreta.

Nada dijo acerca de la designación del Tribunal ante quien se entabla, su propia individualización, como tampoco acerca de la enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se sometan a la resolución del Tribunal, como rezaba el antiguo proce-dimiento; no obstante, nos parece que en aras de un debido proceso, ello así debe ser, sobre todo para un mejor desarrollo de la Audiencia Preparatoria.

Luego tiene lugar la Audiencia Preparatoria.

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Ella se encuentra sometida a las siguientes reglas:– Se dará comienzo a ella con relación somera que realiza el Juez

de la causa acerca del contenido de la demanda y su contestación, de la demanda reconvencional –si la hubiere– y de las excepciones deducidas; si ninguna de las partes asistiere a la Audiencia, éstas podrán solicitar por una sola vez, en forma conjunta o separada y dentro de 5º día, nuevo día y hora. Debe anotarse aquí que esto implica poner fin a la antigua práctica de suspender indiscriminadamente los comparendos, posibilidad que se restringe ahora notablemente. A continuación, el Juez deberá conferir traslado para la contestación de la demanda reconvencional y de las ex-cepciones, si las hubiere.

Evacuado el citado traslado por la parte demandante, el Tribunal deberá pronunciarse de inmediato acerca de las excepciones de incompetencia, falta de capacidad o personería del demandante, ineptitud del libelo, caduci-dad, prescripción o aquella en que se reclame del procedimiento, siempre que su fallo pueda fundarse en antecedentes que consten en el proceso o que sean de pública notoriedad, todo ello en aplicación del principio de celeridad del procedimiento y actividad que se le solicita al Juez de la causa. La resolución del Tribunal que se pronuncie sobre las excepciones de incompetencia, caducidad y prescripción debe ser fundada y solo será susceptible de recurso de Apelación aquella que las acoja; de concederse, lo será en ambos efectos y será conocido “en cuenta” por la Corte, esto es, sin que puedan producirse alegatos de las partes.

De detectar el Juez que existen defectos u omisiones, y siempre que sea procedente, podrá suspender la Audiencia a fin de que ellos sean subsanados

EL JUICIO ORAL: AUDIENCIA PREPARATORIA (II)

Medidas Demanda Citación Contestación

AudienciaPreparatoria (II)

Etapa de discusión

Llamado a conciliación

Causa a prueba

Prueba documental

Medidas cautelares y probatorias

Juez fija los hechos a probarse

ofr. documental yreq. deligencias

Juez resuelve aplicación de

medios de prueba

ACTA

14444244443

1442443

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dentro del plazo de 5º día, bajo apercibimiento de no continuarse adelante con el juicio. Las restantes excepciones se tramitarán conjuntamente y se fallarán en la sentencia definitiva.

Cuando el demandado no contestare la demanda, o de hacerlo, no negare los hechos aseverados en la demanda, el Juez podrá estimarlos como tácitamente admitidos en la sentencia de rigor; asimismo, si se allanare a parte de la demanda y se opusiere a otra, la demanda solo continuará respecto de aquella parte en que hubo oposición, estimándose la resolu-ción respectiva del Juez como una sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales.

– En seguida, el Juez va a llamar a conciliación, de un modo activo. El antiguo procedimiento también lo ordenaba, expresando, al igual que el nuevo, que el Juez debe sentar las bases del acuerdo (sin que las opiniones que vierta lo inhabiliten) e instar a las partes a la conciliación, pero en la gran mayoría de las ocasiones, ello constituía un simple trámite frente al actuario. Si dicha conciliación se produce debe dejarse constancia de ello en el Acta respectiva, lo que se estimará como sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales.

– Luego de ello, el Juez deberá recibir la causa a prueba, si fuere procedente ( si no hubiere hechos sustanciales, pertinentes y controver-tidos, debe el Juez proceder a dictar fallo), fijando los hechos sobre los que ésta deberá rendirse; cabe hacer notar que en contra de dicha reso-lución solo cabe el recurso de reposición, el que, además, debe fallarse en forma inmediata; se ha eliminado, pues, la posibilidad que existía de apelar en subsidio, lo que si bien apunta al principio de la celeridad, deja expuesto este aspecto tan importante a un criterio unipersonal, lo que parece discutible.

– A continuación, debe proceder el Juez a determinar la prueba que se va a rendir, decidiendo acerca de su pertinencia; ello implica entregarle una plena atribución al Tribunal en cuanto a determinar qué clase de prueba le parece que debe rendirse en el proceso, lo que es un vuelco considerable respecto del antiguo procedimiento, en las que las partes tenían plena libertad a tal efecto. Por ende, no es lo que las partes pretendan como prueba lo que va a prevalecer, lo que ofrecieron, sino lo que el Juez decida en cuanto a citar testigos, o a confesar, determinando él si lo ofrecido como prueba es eficiente y busca el objetivo real y central de obtener la verdad en este juicio. Y si él estima que esa prueba ofrecida no es conducente a esa finalidad, la podrá desechar, no existiendo recurso alguno en contra de esa decisión, ya que ella es de su resorte exclusivo.

Con ello, va adquiriéndose la convicción de la idea inicial que señalamos, en cuanto a que el Juez tiene un rol activísimo en este juicio del trabajo, a diferencia de como se desarrollaba el anterior procedimiento.

Señala el Código que solo serán admisibles aquellas pruebas que tengan una relación directa con el asunto sometido al conocimiento del Tribunal, y siempre que sean necesarias para su resolución, careciendo de valor pro-batorio aquellas pruebas que se hubieren obtenido por medios ilícitos o a través de actos que impliquen violación de derechos fundamentales. El tema de la

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prueba ilícita abre un amplio campo en la materia, bastante inexplorado en Chile en la parte laboral, siendo su aplicación de efectos muy vastos e importantes.17 Se ha seguido muy de cerca aquella norma que contempla el nuevo proceso penal, mediante la que se señala que el Juez va a poder excluir las pruebas que provengan de actuaciones o diligencias que hubieran sido declaradas nulas, y aquellas hubiesen sido obtenidas con inobservancia de las garantías fundamentales.

¿A qué se puede estar refiriendo aquí el legislador?, ¿podríamos, por ejemplo, estimar que si el empleador obtuvo una prueba abriendo un locker del trabajador, dicha prueba es ilícita?, ¿o si el empleador intervino el computador del trabajador y vio su correo electrónico, también puede dicha actuación y su resultado ser calificados como ilícitos?

El punto central en esta materia radica en las denominadas “Garantías Fundamentales”, en cuya virtud se le asignan al Juez facultades espacialísimas, ya que él podrá definir que cierto tipo de prueba –que estimamos pueda ser esencial para la resolución del juicio– tiene el carácter de ilícita, y, por ende, sea susceptible de rechazo, lo que equivale a como si no existiera para ese juicio.

Ese es un punto bastante relevante que hoy día no está en nuestra legis-lación laboral, constituyendo una innovación fundamental; según señala la ley, el Juez se encuentra imposibilitado de apreciar esta clase de pruebas.

– La prueba instrumental, como ya se adelantó, deberá ser exhibida en la respectiva Audiencia de Juicio, pero su pertinencia se decide en esta Audiencia Preparatoria.

– Debe también fijarse en esta Audiencia la fecha de realización de la Audiencia de Juicio, la que deberá llevarse a efecto en un plazo no superior a 30 días, entendiéndose citadas las partes a ésta por el solo ministerio de la ley, lo que implica que no se requiere de nuevas notificaciones a tal efecto.

– También se procederá a decretar las medidas cautelares que se esti-men pertinentes al efecto, en caso de no haber sido ellas solicitadas con antelación al inicio del juicio; en este último caso, ésta constituye la ocasión para decidir acerca de su mantención.

– Deberá también el Tribunal, en esta ocasión, despachar todas las cita-ciones y oficios que correspondan, pudiendo recurrir a cualquier medio que estime idóneo para ello; de igual modo, la citación a absolver posiciones –la que solo puede ser solicitada por una vez– debe ser notificada en el acto al absolvente y la citación a los testigos deberá practicarse por carta certificada, despachada con 8 días de antelación a la Audiencia de Juicio.

17 Al efecto, debe destacarse el criterio sustentado por la Dirección del Trabajo en rela-ción a la nula posibilidad que tiene el empleador de aportar como prueba correos electró-nicos que hayan sido enviados desde el servidor que puso a disposición del trabajador para que éste efectuase sus labores en la empresa. En dicho sentido puede revisarse el Dictamen Nº 260, de enero de 2002, mediante el cual se concluyó que sobre la base de las disposiciones constitucionales y legales pertinentes, y a las facultades con que cuenta el empleador para administrar su empresa, éste puede regular las condiciones, frecuencia y oportunidad de uso de los correos electrónicos de la empresa, pero en ningún caso podrá tener acceso a la correspondencia electrónica privada enviada y recibida por los trabajadores.

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– Cuando se determine la rendición de prueba pericial, el informe respectivo deberá ser puesto en conocimiento de las partes con 3 días de antelación a la celebración de la Audiencia de Juicio, pudiendo el Juez de la causa, con acuerdo de las partes, eximir al perito de la obligación

PLANTILLA DE ACTA DE AUDIENCIA PREPARATORIA

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de concurrir a prestar declaración, admitiendo en dicho caso el informe parcial como prueba; cabe señalar que la declaración de los peritos estará sujeta a las mismas regalas que la de los testigos.

– Respecto a los oficios, ellos solo se estimarán como procedentes cuando se trate de requerir información objetiva, pertinente y específica sobre los hechos materia del juicio, y cuando ella sea solicitada a entidades públicas, su respuesta deberá estar disponible con 3 días de antelación a la celebración de la Audiencia de Juicio.

También en esta Audiencia, el Juez podrá determinar la realización de otras diligencias probatorias, finalizando la Audiencia con el levantamiento de un Acta, la que contendrá:

– Lugar, fecha y Tribunal;– partes comparecientes;– hora de inicio y término de la Audiencia;– resolución de excepciones opuestas;– hechos que deberán acreditarse;– individualización de testigos;– si procede, resolución sobre allanamiento parcial a la demanda;– si procede, resolución relativa a Conciliación, parcial o total.

Con ello culmina esta etapa de la tramitación, por lo que ahora proce-deremos a analizar la que sigue, esto es, la Audiencia de Juicio.

Previo a ello, parece del caso recordar que el Juez que levanta la Audien-cia Preparatoria puede ser diverso del que dirige la Audiencia de Juicio, lo que tiene la ventaja de independizar el criterio de selección de la prueba del de su adopción y la desventaja de que se diluye la percepción inicial en relación a la final. Debemos esperar la experiencia que proporcione el desarrollo de este procedimiento a lo largo del tiempo y los resultados obtenidos para tener una visión clara sobre el particular.

B.2) La Audiencia de Juicio

EL JUICIO ORAL: AUDIENCIA DE JUICIO

Medidas Demanda Citación Contestación

Audienciade juicio

documental

abs. posiciones

testimonial

otras pruebas alegato de clausura

144424443

AudienciaPreparatoria

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Culminada la etapa anterior, que comprende un lapso no superior a 35 días desde que se haya admitido la demanda a tramitación, se debe llevar a cabo la segunda Audiencia, denominada de Juicio, en la que se van a rendir las pruebas “decretadas”, la testimonial, la documental, la confesional, la pericial u otra que el Juez estime pertinente. Constituye pues, la rendición de la prueba el tema central de esta Audiencia, cuyas principales reglas se exponen a continuación:

– Comenzará dicha rendición con la prueba del demandante, pero hay que señalar, desde luego, que, como ya se aplicaba en el antiguo procedi-miento, en caso de despido, se altera el orden de la rendición de la prueba, por lo que el que primeramente debe probar en dicho caso es el demandado. En dicho sentido, debe tenerse presente que el Código señala que, en este caso, lo que corresponde acreditar es la veracidad de los hechos imputados en las comunicaciones relativas al despido, no pudiendo las partes alegar en el juicio hechos diversos a los que se configuraron en las comunicaciones o cartas de despido. Cobra pues, muchísima importancia, el tema del aviso del despido, porque lo comunicado pasará a ser después un hecho inamovible, no pudiendo las partes modificarlo; era frecuente observar en las aludidas cartas o comunicaciones diversos errores, los que se estimaba eran suscepti-bles de ser corregidos a posteriori, en el transcurso del juicio. En este nuevo procedimiento eso no se podrá realizar; lo que está en la carta de aviso, quedó para siempre, lo que implica una gran responsabilidad para el empleador que adopta la decisión de despedir, el que debe cuidar que la carta en cuestión refleje lo más fielmente posible los hechos motivos del despido.

El Código determina también un orden de rendición de las pruebas similar al que estaba establecido, esto es, documental, confesional, tes-timonial y otros medios, pero el Tribunal podrá modificarlo por causa justificada.

– En una innovación acorde el nuevo esquema, el Código establece que la impugnación de la prueba instrumental acompañada, puede hacerse tanto en la Audiencia Preparatoria como en esta de Juicio, pero siempre en forma oral. Ello implica dejar de lado las impugnaciones escritas que con mucha frecuencia se daba en el antiguo procedimiento; ahora son efectuadas en forma oral y ante el Juez de la causa.

– En cuanto a la prueba confesional, ésta tiene un cambio trascendental, porque ya habiéndose citado a la Audiencia preparatoria, el abogado se verá enfrentado a realizar él mismo, en forma directa, las preguntas a la contraparte; el Juez, estará dotado de la facultad de impedir preguntas, modificarlas, exigir respuestas, en síntesis, una intervención bastante re-levante, que lo llevará a una real conducción de esta prueba y no a una simple observación de la producción de la misma, como ocurría en el antiguo procedimiento.

El deponente está obligado a concurrir personalmente a la Audiencia, a menos que designe de manera especial un mandatario a tal efecto; es de hacer notar que en el caso del empleador dicha facultad tiene una limi-tante, por cuanto establece el Código que en dicho caso deberá tratarse de una de las personas a que se refiere el artículo 4º del Código, esto es,

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un Gerente Administrador, Capitán de barco, o bien, una persona que ejerza habitualmente funciones de dirección o administración por cuen-ta o representación de una persona natural o jurídica; el trabajador, en cambio, no tiene limitación alguna, pudiendo delegar en quien estimare conveniente. ¿Podría tratarse de un tercero totalmente ajeno al Juicio?, ¿o de su abogado? No pareciera lo más conveniente, pero ello, a la luz de la norma, nos parece probable.

En esta materia es posible observar una nueva facultad otorgada al Juez, como es la de reducir el número de deponentes cuando éstos fueren varios, si estimare que sus declaraciones pudieren resultar una reiteración inútil sobre los mismos hechos; en virtud de esta facultad de apreciación soberana del Juez se podrán evitar los abusos que se producían sobre esta materia, cuando los demandantes eran un gran número, lo que daba pie a una gran demora en la materialización de esta diligencia.

El Código dispone que si el llamado a confesar no comparece a la Audiencia sin causa justificada, o bien compareciendo, se niega a declarar o proporciona respuestas evasivas, podrán presumirse como efectivas –en relación a los hechos objeto de la prueba– las alegaciones de la parte con-traria en la demanda o contestación, según corresponda; ello otorgar una importancia capital a la ausencia del deponente o a su evasiva conducta en relación a esta prueba.

El Código establece que si una de las partes alegare entorpecimiento en caso de la imposibilidad de concurrir de un deponente, deberá acreditar, al invocarla, hechos sobrevivientes y de carácter grave, debiendo resolverse el incidente en la Audiencia misma; si el Juez lo estimare plausible, deberá en el acto citar a otra Audiencia de Prueba a fin de que se lleve a efecto dicha prueba, notificándose de ello a las partes en el mismo instante.

Debe también tenerse presente que las posiciones se harán verbalmente, con lo que se deja de lado la práctica de los denominados “pliegos de posi-ciones” (inventario de preguntas escritas formuladas por el abogado de la contraria), debiendo las preguntas ser pertinentes a los hechos que motivan de la prueba, y ser formuladas en términos claros y precisos, teniendo el Tribunal la espacialísima facultad de rechazar las preguntas que estime no cumplan con tales exigencias; en el anterior procedimiento solo se aceptaba la oposición de la contraparte, la que era aceptada por el Tribunal solo cuando estimaba que no hacía relación con los puntos de prueba.

Además, el Juez tiene otra muy especial facultad en relación a esta prueba, cual es la de poder formular él, directamente al deponente, las preguntas que estimase pertinentes.

– En cuanto a la prueba testimonial, los testigos solo pueden declarar ante el Juez de la causa, a fin de respetar acendradamente el principio de la inmediación. Debemos recordar que en el antiguo procedimiento los testigos posibles eran dos por cada punto de prueba; la ley en comentario los limita a cuatro testigos por cada parte y dice que el Juez está facultado para aumentar ese número, si es que realmente lo amerita la causa, o lo puede rebajar también, o prescindir de ellos, cuando estimase que sus declaraciones “pudieren constituir una inútil reiteración” sobre hechos fehacientemente establecidos. Excepcionalmente y mediante resolución

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fundada, podrá el Juez aumentar el número de testigos, cuando lo considere indispensable para una adecuada resolución del juicio. Por ende, estamos ante otro aspecto probatorio en el cual el Juez se encuentra dotado de facultades decisivas y determinantes.

No existen las tachas de testigos, como en el antiguo procedimiento –lo que estimamos constituye un notable avance en aras de evitar trámites burocráticos que a poco o nada conducen–; pero, en nuestra opinión, un testigo podría resultar inhabilitado por sus dichos en la Audiencia, aplican-do el Código de Procedimiento Civil, a menos que el Juez estime que con dicha posición se está contrariando un principio de Derecho Laboral.

Las partes y el Tribunal podrán preguntar directamente. Vale decir, tanto el Juez como los abogados podrán interrogar en forma personal al testigo. Ello representa una gran posibilidad para los abogados, porque constituye una mayor probabilidad para tratar de obtener la verdad de un modo bas-tante más eficiente a como lo era con anterioridad, en que esta materia se conducía a través de la intermediación de un actuario, reiterándose así la idea de que el abogado pasará a tener un rol mucho más activo.

Las preguntas no podrán formularse en forma asertiva, ni contener elementos de juicio que determinen la respuesta, ni referirse a hechos o circunstancias ajenas al objeto de la prueba; todo ello será calificado por el Tribunal, de inmediato y sin más trámite, lo que reitera la fuerza del grado de decisión del Juez en la producción de la prueba.

La asistencia del testigo a la Audiencia constituirá justificación suficiente para ausentarse de sus obligaciones y no debería acarrearle consecuencias adversas de ninguna índole.

– En cuanto a otros medios de prueba, determina el Código que si el informe de peritos no fuere allegado al proceso antes de la Audiencia y su contenido fuere estimado relevante para la resolución del asunto, el Juez deberá dentro de ella adoptar las medidas inmediatas que fueren necesarias para su aportación; si ellas no se hubieren cumplido al finalizar esta Audiencia, el Juez podrá –como una excepción connotada– fijar una nueva Audiencia de Prueba, lo que viene a significar una ampliación del esquema básico planteado.

– Asimismo, cuando se rindieren otras pruebas no reguladas en la ley, el Tribunal determinará la forma de su incorporación al juicio, adecuándola, en lo posible, al medio de prueba más análogo; en esta situación pueden enmarcarse pruebas consistentes en grabaciones videos, elementos com-putacionales, u otros que la tecnología vaya colocando a disposición de las personas, lo que suele producirse con suma rapidez en el ámbito laboral.

– Señala el Código que una vez practicada la prueba, las partes formu-larán –en forma oral, breve y precisa– las observaciones que les merezcan las pruebas rendidas y sus conclusiones, pidiendo el Juez el esclarecimiento de hechos que a su juicio no lo estuvieren suficientemente, lo que involucra un cambio de envergadura en relación al antiguo procedimiento, y viene a reemplazar el conocido escrito de “observaciones a la prueba” que común-mente era utilizado en dicho procedimiento con la finalidad señalada. En el hecho, esto representa la formulación de un breve alegato, en el que el

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abogado procurará otorgar una visión favorable a los intereses de su parte, a la luz del mérito de la prueba rendida en el proceso.

– Finaliza esta Audiencia con la extensión de un “Acta”, en la que constará:

– Lugar, fecha y Tribunal;– partes comparecientes;– apoderados y abogados;– toda otra circunstancia que el Tribunal estime necesaria incorporar.Esta última mención –conocida como la protocolización de la Audien-

cia– significa que se le otorga al Juez una facultad con alcances ilimitados, en cuanto a lo que estima pertinente debe constar en dicho instrumento, lo que puede tener suma relevancia tanto para el fallo mismo de la causa, como para los eventuales recursos que deseen interponerse a su respecto.

¿Dónde se encuentra el límite de dicha afirmación? El Juez lo va a decidir en ese minuto.

Lo que se había determinado en el Foro Laboral era más completo: resumen de conciliación, resumen de las alegaciones, la prueba confesional, testimonial, circunstancial e instrumentos de todos los incidentes. Nos parece que la ley fue demasiado crítica en este punto y tememos que ello pueda ser fuente de numerosos problemas, ya que no va a existir uniformidad y este problema lo vamos a sufrir los abogados, enfrentados a un Acta que puede ser demasiado escueta.

La experiencia tenida a la fecha ha seguido el camino de estandarizar esta Acta, según se puede apreciar en el modelo que se inserta en página siguiente.

C) La sentencia. El fallo lo pronuncia el Juez al terminar la Audiencia de Juicio, o lo anuncia y lo emite dentro del decimoquinto día, entendiéndose las partes notificadas de la sentencia, sea en la Audiencia de Juicio o en la actuación prevista a tal efecto, hayan o no asistido a ellas.

Al apreciar la prueba, el Juez seguirá los mismos lineamientos que estaban establecidos en el antiguo proceso, no habiéndose producido innovación alguna en tal sentido; nos remitimos, en dicho sentido, al apartado 14 del acápite IV dedicado al procedimiento antiguo en esta misma obra.

Se mantiene así, pues, el artículo 456 del Código, que explicita el concepto de sana crítica, prescribiendo al efecto que el Tribunal deberá expresar las razones jurídicas y las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud les asigne valor o las desestime. Agrega que, en general, tomará en especial consideración la multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso que utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador.

– La sentencia definitiva deberá pronunciase sobre las acciones y ex-cepciones deducidas que no se hubieren resuelto con anterioridad y sobre los incidentes, en su caso, o sólo sobre éstos cuando sean previos o incom-patibles con aquéllas.

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– Deberá contener, además:1) el lugar y fecha de expedición;2) la individualización de los litigantes;3) una síntesis de los hechos y de las alegaciones de las partes;

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4) el análisis de toda la prueba rendida, los hechos que estime probados y el razonamiento que conduce a esta estimación;

5) las preceptos constitucionales, legales o los contenidos en tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes; las consideraciones jurídicas; y los Principios de Derecho o de Equidad en que el fallo se funde;

6) la resolución de las cuestiones sometidas a la decisión del Tribunal, con expresa determinación de las sumas que ordena pagar o las bases ne-cesarias para su liquidación, si ello fuere procedente, y

7) el pronunciamiento sobre el pago de costas y, en su caso, los motivos que tuviere el Tribunal para absolver de su pago a la parte vencida.

En caso de que este fallo se dicte en la Audiencia Preparatoria, solo le son exigibles los numerales 1, 2, 5, 6 y 7, anteriormente señalados.

– Esta clase de sentencia contiene una importante innovación en relación al procedimiento antiguo, ya que la ley nos señala que debe contener las normas Constitucionales o Legales infringidas, o de Trata-dos Internacionales ratificados por Chile, o de los Principios de Dere-cho en que se fundamenta; en consecuencia, el Juez posee una amplia gama de razones o fundamentos en los cuales basarse. Puede señalar, por ejemplo, que se han vulnerado normas legales, o bien un tratado internacional –como el Pacto de Derechos Civiles– o algún principio del Derecho Laboral, como el Principio de la Realidad, u otro Principio, no solamente los que informan el procedimiento, debiendo tenerse presente al efecto que es sabido que no existe un catálogo preciso de los Principios de Derecho. A lo más, se puede encontrar clasificaciones; así, algunas doctrinas distinguen entre los que devienen del Derecho Natural –primacía de la persona frente al Estado, la igualdad ante la ley, respeto y autonomía privada– y otros del Derecho Positivo, que los conceptualiza como que la prueba y las obligaciones, o su extinción, corresponden a quien las alega, etc.

¿Cuál es, pues, el catálogo que va a utilizar el Juez? Este es un tema de una amplitud extraordinaria. Creemos que el fundamento a la sentencia en este juicio va a tener una importancia fundamental y le da al Juez una latitud bastante remarcable. Los jueces del trabajo han pasado a ser así depositarios de una responsabilidad muy grande: fundar su fallo de un modo que responda a un lineamiento establecido y clarificador para sus justiciables, quienes deben entender certeramente por qué les dio la razón o se les negó la misma.

– Cabe reiterar lo que ya señaláramos anteriormente en cuanto a que si el Juez que presidió la Audiencia de Juicio, por algún motivo, no pudiere dictar el fallo, se debe repetir la Audiencia, lo que implica producir toda la prueba otra vez.

D) Cumplimiento de la sentencia. Dispone el Código que la tramitación de los títulos ejecutivos laborales se desarrollará de oficio y por escrito por el Tribunal correspondiente; el cumplimiento de la sentencia se sujeta a

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las normas del Código y, a falta de disposición expresa en este texto o en leyes especiales, se aplicarán supletoriamente las normas del Título XIX del Libro I del C.P.C., siempre que dicha aplicación no vulnere los principios del procedimiento laboral.

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¿Cómo se tramita la ejecución de la sentencia? En esta materia se mantiene la escrituración; por tanto, no se introduce la oralidad en este particular procedimiento.

Otra característica de interés es el notorio impulso procesal que se le otorga al tribunal. En efecto, en la regulación de la tramitación de oficio por el tribunal se manifiesta en forma muy clara el principio de la inmediación del tribunal; las facultades que tiene y la gran libertad para decretar ciertas actuaciones y diligencias, y –por supuesto– para darle impulso procesal de oficio a las actuaciones.

Tienen el carácter de Títulos ejecutivos laborales:– las sentencias ejecutoriadas;– la transacción, la conciliación y el avenimiento que haya sido otor-

gado con las formalidades previstas por la ley;– los finiquitos que cumplan con dichas formalidades;– las actas firmadas por las partes autorizadas por la Inspección del

Trabajo, que den cuenta de acuerdos ante ellas o que contengan el reconocimiento de una obligación laboral o de Seguridad Social;

– los originales de instrumentos colectivos del trabajo, respecto de cláusulas que contengan obligaciones líquidas y actualmente exi-gibles, como asimismo sus copias auténticas, y

– cualquier otro título a que las leyes laborales o de Seguridad Social otorguen fuerza ejecutiva.

Una vez ejecutoriada la sentencia, el Tribunal Laboral la enviará dentro de 5º día al Tribunal de Cobranza Laboral y Previsional, a fin de que éste continúe con la ejecución una vez que la reciba junto con sus antecedentes, ordenará la liquidación del crédito, la que la Unidad respectiva deberá practicar dentro de 3º día, notificándosela a las partes vía carta certificada, junto con el requerimiento al ejecutado para que proceda a pagar dentro de 5º día. En caso de que la ejecución comprendiese a un tercero, la noti-ficación señalada deberá ser personal.

Iniciada que sea la ejecución, el Tribunal, ya sea de oficio o bien a petición de parte, podrá ordenar a la Tesorería General de la República la retención de las sumas a restituir por concepto de impuesto a la renta del deudor, equivalentes al monto objeto de la ejecución, con sus intereses, reajustes y multas.

Las partes podrán acordar una forma de pago del crédito perseguido, el que necesariamente deberá ser ratificado ante el Tribunal de la causa, luego de lo cual éste adquirirá mérito ejecutivo para todos los efectos legales; el no pago de una o más cuotas de este acuerdo hará inmediata-mente exigible el total de la deuda, teniendo el acreedor el plazo de 60 días para solicitar su pago ante el mismo Tribunal, quien podrá, en dicho caso, incrementar la deuda hasta en un 150%. Recargo que se tramitará incidentalmente.

Notificada la liquidación, las partes podrán objetarla dentro de 5º día, solamente si de ella apareciere:

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– que existen errores de cálculo numérico;– alteración en las bases de cálculo o elementos, o– incorrecta aplicación de los índices de reajustabilidad o de

intereses.El Tribunal resolverá de plano la objeción planteada, teniendo la

facultad de oír a la contraria, si lo estimare pertinente a la luz de los antecedentes existentes en la causa, de dicha oposición deberá dar traslado a la contraria, y con o sin ella, resolverá, siendo dicha sen-tencia solo apelable en lo devolutivo; cabe consignar que las restantes resoluciones que se dicten en este procedimiento tienen el carácter de inapelables.

El no pago del crédito liquidado en tiempo oportuno, provocará la orden de embargo de parte del Tribunal, quien lo decretará sobre los bienes suficientes como para obtener el íntegro cumplimiento de la ejecución y sus costas.

Si no hubiere existido oposición oportuna o ésta hubiese sido desecha-da, se ordenará sin más trámite hacer debido pago al ejecutante con los fondos retenidos, embargados o cautelados; en caso de procederse al remate, éste no podrá hacerse por un valor inferior al 75% de la tasa-ción en primera subasta y del 50% en segunda, estándole permitido al ejecutante participar en ambas, y adjudicarse los bienes respectivos con cargo a su crédito.

Todos los trámites y diligencias de esta fase de apremio, serán fijados por el Tribunal en concordancia con los Principios propios de la Judicatura laboral, y guardando referencia con las reglas de la ejecución civil, en la medida que ello sea conciliable.

Si se trata de liquidar títulos ejecutivos diversos a los señalados con antelación a este acápite, su ejecución se regirá por las normas que a con-tinuación se reseñan, y, a falta de norma expresa, por las disposiciones de los Títulos I y II del Libro III del C.P.C., en la medida que dichas normas no vulneren los principios que informan el procedimiento laboral:

– El Juez, una vez despachada la ejecución, deberá ordenar la liquidación del crédito, la que deberá efectuarse dentro de 3º día.

– El requerimiento de pago se efectuará personalmente, como asimis-mo la notificación de la liquidación; si el ejecutado no fuere habido, se practicará la notificación por cédula –previas las búsquedas de rigor– con las constancias del caso.

– En lo demás, se aplicarán, en general, las normas precedentemente analizadas.

La utilización de las diferentes clases de procedimientos que estableció el Legislador pueden observarse en estas primeras aproximaciones elabo-radas por la Oficina de la Defensoría Laboral:

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Ingresos Efectivos

JUZGADOS ESPECIALIZADOS 4 MESES

ORDINARIO 60 48,5%

MONITORIO 47 37,9%

Copiapó TUTELA 3 2,4%

RECLAMO ORDINARIO 7 5,6%

RECLAMO MONITORIO 7 5,6%

TOTAL 124 100%

JUZGADO MATERIA TOTAL INGRESOS PORCENTAJEESPEC.

ORDINARIO 61 59,2%

MONITORIO 32 31,1%

Punta Arenas TUTELA 3 2,9%

RECLAMO ORDINARIO 3 2,9%

RECLAMO MONITORIO 4 3,9%

TOTAL 103 100%

JUZGADO MATERIA TOTAL INGRESOS PORCENTAJEESPEC.

Estimaciones contra Resultados

MONITOREO ESTIMACIÓN DE DEMANDA 4 MESES

ORDINARIO 60 177 34%

MONITORIO 47 17 276%

Copiapó TUTELA 3 103 2,9%

RECLAMO ORDINARIO 7 120 5,8%

RECLAMO MONITORIO 7 120 5,8%

TOTAL 124 537 23%

JUZGADO MATERIA TOTAL ING. PROV. % CUMP. INGRESOS

JUZGADO MATERIA TOTAL ING. PROV. % CUMP. INGRESOS

ORDINARIO 61 99 62,0%

MONITORIO 32 9 356.0%

Punta Arenas TUTELA 3 41 7,3%

RECLAMO ORDINARIO 3 62 4,8%

RECLAMO MONITORIO 4 62 6,5%

TOTAL 103 273 38%

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Sentencias Dictadas

EJECUCIÓN DEL NUEVO SISTEMA 4 MESES

ORDINARIO 60 29 48,3%

MONITORIO 47 32 68,1%

Copiapó TUTELA 3 1 33,3%

RECLAMO ORDINARIO 7 6 85.7%

RECLAMO MONITORIO 7 4 57.1%

TOTAL 124 72 58.1%

JUZGADO MATERIA TOTAL TOTAL % INGRESOS TÉRMINOS TÉRMINO

JUZGADO MATERIA TOTAL TOTAL % INGRESOS TÉRMINOS TÉRMINO

ORDINARIO 61 31 50,8%

MONITORIO 32 23 71,9%

Punta Arenas TUTELA 3 1 33,3%

RECLAMO ORDINARIO 3 0 0%

RECLAMO MONITORIO 4 3 75%

TOTAL 103 58 56,3%

Duración Causas

DURACIÓN PROMEDIO CAUSAS TERMINADAS

ORDINARIO 29 52,8

MONITORIO 32 52,5

Copiapó TUTELA 1 8

RECLAMO ORDINARIO 6 52,7

RECLAMO MONITORIO 4 60

TOTAL 72 52,4

JUZGADO MATERIA TOTAL Tpo. Promedio en Días TÉRMINOS

JUZGADO MATERIA TOTAL Tpo. Promedio en Días TÉRMINOS

ORDINARIO 31 51,8

MONITORIO 23 39,7

Punta Arenas TUTELA 1 58

RECLAMO ORDINARIO 0

RECLAMO MONITORIO 3 56,3

TOTAL 58 47,3

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E) De los Recursos: Esta materia fue notablemente restringida en el nuevo procedimiento, no sin reproche, a nuestro juicio; en efecto, se quiso imitar el sistema procesal penal, pero olvidando que el fallo de primera instancia –muy poco impugnable– obedece al criterio de un solo Juez –no 3–, lo que deja a las partes prácticamente sin posibilidad de impugnar los fallos. Estamos acordes en que estos juicios deben ser céleres –dado sus impli-cancias sociales–, pero la solución no pasa, creemos, por transformarlos prácticamente en juicios de única instancia. La solución lógica va por es-tablecer Cortes del Trabajo, como lo ha solicitado el propio Presidente de la Corte Suprema, y establecer una Sala altamente especializada en dicha Corte; como se podrá apreciar a continuación, el Recurso de Apelación se ha restringido a situaciones muy particulares, se ha creado un Recurso de Nulidad de Derecho Estricto y se ha establecido un Recurso de Unificación de Jurisprudencia que muy escasamente cumplirá con el objetivo para el cual fue diseñado.

Los recursos se rigen por las normas que al efecto establece el Código del Trabajo, y, en forma supletoria, por aquellas del Libro I del Código de Procedimiento Civil que les resulten aplicables.

Cabe señalar que las causas laborales gozarán de preferencia para su vista y su conocimiento deberá ajustarse estrictamente al orden de su ingreso al Tribunal. En las Cortes de Apelaciones se fijará un día a la semana para conocer de ellas; agrega el Código que si el número de causas pendientes hiciere imposible su vista y fallo en un plazo inferior a 2 meses, contado desde su ingreso a la Secretaría, el Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva determinará que una de ellas, al menos, se aboque exclusiva-mente al conocimiento de estas causas por el plazo que estime necesario para superar el atraso.

E.1) El Recurso de Reposición: Procede en contra de los autos, decretos de las sentencias interlocutorias que no pongan término al juicio o hagan imposible su continuación.

El Código distingue al efecto en relación a aquellas resoluciones dictadas en Audiencia, en contra de las cuales la reposición deberá interponerse en forma verbal, luego de pronunciada, y se resolverá en forma inmediata; respecto de las dictadas fuera de la Audiencia, deberá ésta presentarse den-tro de 3º día de notificada la respectiva resolución, a menos que dentro de dicho término tenga lugar una Audiencia, en cuyo caso deberá interponerse a su inicio y será resuelta también en forma inmediata.

E.2) El Recurso de Apelación: Cabe consignar que, primitivamente, el nuevo procedimiento oral contemplaba la del Recurso de Apelación. ¿Cuá-les eran las causales de Apelación? En primer término, haberse dictado la sentencia de primera instancia con infracción legal o constitucional que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo; en segundo lugar, pretender revisar los hechos probados en primera instancia cuando se advirtiese que en su determinación, se habían infringido, en forma manifiesta, las normas sobre apreciación de la prueba, conforme a las reglas de la sana crítica; y por último, cuando se pretendía obtener la

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alteración de la calificación jurídica de los hechos, sin alterar las conclu-siones fácticas del Tribunal. Si se observan con detención estas causales, se podía constatar fácilmente que esto era una verdadera fusión entre la casación en la forma y la apelación laboral, tal como las conocemos hoy en día.

Cuando se trató este tema en el Proyecto de Ley y luego se le discutió en la Cámara de Diputados, se analizó la posibilidad de instaurar un Recurso de Nulidad; dicho recurso se interponía ante la Corte Suprema, por causa-les de fondo. Ese recurso de nulidad, solamente se eliminó en el Senado, a cambio de ampliar las posibilidades de apelación; en consecuencia, así quedó un recurso de apelación que se podría decir fue parte de una tran-sacción que se hizo en el Senado.

En una innovación de importancia, y en relación a los juicios de ter-minación de contrato de trabajo, el legislador expresaba que las partes podrían producir prueba sobre las circunstancias que constituyeron la causal invocada, siempre que se hubiere ofrecido ésta en el escrito de in-terposición del recurso, y un avance lo constituyó la derogación de aquella norma que, primitivamente, exigía “garantía suficiente respecto del monto sobre el que ella versa” para interponer el recurso, lo que constituía un claro obstáculo para ejercer este legítimo derecho. El fallo en la Corte de Apelaciones se debe emitir dentro del quinto día de la vista de la causa, debiendo ésta hacerse cargo en su fallo de las argumentaciones formuladas por las partes.

Posteriormente, esta opción del Recurso de Apelación fue desestimada, dando paso así al denominado “Recurso de Nulidad”, el que analizaremos a continuación.

La apelación quedó así, restringida en su aplicación, y el que se conocía como tal en el antiguo procedimiento, se ha extinguido; hoy en día solo son apelables:

1) las sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación;

2) las que se pronuncien sobre medidas cautelares, y3) las que fijen el monto de las liquidaciones y reliquidaciones de

beneficios de Seguridad Social; cabe anotar que contra aquellas que concedan medidas cautelares, la apelación solo se concede con efecto devolutivo.

E.3) El recurso de nulidad. Este nuevo recurso, que viene a constituir uno de Derecho estricto, y que se interpone para que sea conocido por una Corte de Apelaciones, solo será procedente por las siguientes causales, las cuales, en caso de servir varias de ellas como fundamento del recurso, deberá señalarse si se invocan conjunta o subsidiariamente:

a) cuando en la tramitación del procedimiento o en la dictación de la sentencia definitiva se hubieren infringido sustancialmente derechos o garantías constitucionales;

b) cuando la sentencia definitiva se hubiere dictado con infracción de ley que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo;

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c) cuando la sentencia haya sido dictada por Juez incompetente, legal-mente implicado, o cuya recusación se encuentre pendiente o haya sido declarada por Tribunal competente;

e) cuando haya sido pronunciada con infracción manifiesta de las normas sobre la apreciación de la prueba conforme a las regalas de la sana crítica;

f) cuando sea necesaria la alteración de la calificación jurídica de los hechos, sin modificar las conclusiones fácticas del Tribunal inferior;

g) cuando en el juicio hubieren sido violadas las disposiciones esta-blecidas por la ley sobre la inmediación o cualquier otro requisito para los cuales la ley haya previsto expresamente la nulidad o la haya declarado como esencial expresamente;

h) cuando la sentencia:– se hubiere dictado con omisión de cualquiera de los requisitos estableci-dos en los artículos 459, 495 ó 501, inciso final del Código del Trabajo;– contuviese decisiones contradictorias;– otorgare más allá de lo pedido por las partes;– se extendiere a puntos no sometidos a la decisión del Tribunal, sin perjuicio de las facultades para fallar de oficio que la ley expresamente le otorgue;i) cuando la sentencia haya sido dictada contra otra pasada en autoridad

de cosa juzgada y hubiere sido ello allegado oportunamente en el juicio.La Corte, de acoger el respectivo recurso fundado en las causales

señaladas en las letras e), f) y g) anteriores, deberá dictar sentencia de reemplazo; en los demás casos, determinará el estado en que queda el proceso y ordenará la remisión de sus antecedentes para conocimiento del Tribunal correspondiente. El Código aclara que no producirán nulidad aquellos defectos que no influyen en lo dispositivo del fallo, sin perjuicio de las facultades de corregir de oficio que tiene la Corte durante el cono-cimiento del recurso, como asimismo, tampoco la producirán los vicios que, conocidos, no hayan sido reclamados oportunamente por todos los medios de impugnación existentes.

El recurso debe interponerse por escrito ante el Tribunal que dictó el fallo recurrido, dentro del plazo de 10º día contado desde la notificación respectiva; una vez interpuesto, la causal no podrá ser sustituida por otra, sin perjuicio de las facultades del Tribunal de poder acogerlo por una causal diversa cuando o aquél corresponda a algunos de los señalados en las letras c) a la g) anteriormente invocadas.

El Tribunal recurrido deberá pronunciarse en forma previa acerca de la admisibilidad del recurso, declarándolo así si cumple con los requisitos formales anteriormente señalados; luego de ello deberá remitir los ante-cedentes a la Corte respectiva dentro de 3º día de notificada la concesión del recurso, remitiéndole copia de la resolución impugnada, del registro de audio y los escritos relativos al recurso deducido.

La interposición del recurso suspenderá los efectos de la sentencia recurrida, y si una o más partes entablaren el recurso, la decisión favorable que se dicte aprovechará a los demás, a menos que los fundamentos fueren

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exclusivamente personales del recurrente, debiendo el Tribunal declararlo así expresamente.

Ingresado el recurso a la Corte correspondiente, éste se pronunciará en cuenta nuevamente acerca de su admisibilidad, declarándolo inadmi-sible si no concurrieren los requisitos formales, careciere de fundamento de hecho o de derecho o de peticiones concretas o, en los casos que co-rresponda, el recurso no se hubiere preparado en forma oportuna. En la audiencia respectiva, las partes efectuarán sus alegaciones sin previa relación, no pudiendo exceder el alegato de cada parte de 30 minutos, y sin que fuera posible a ésta la rendición de prueba alguna, salvo la que fuere estimada como necesaria para probar la causal alegada; si alguna de las partes no compareciere a la audiencia, dará lugar al abandono del recurso a su respecto.

El fallo del recurso deberá pronunciarse dentro del plazo de 5 días contados desde el término de la vista de la causa; si no fuere procedente la dictación de sentencia de reemplazo, la Corte de Apelaciones, al señalar el estado en que queda la causa, deberá proceder a devolver el proceso al Tribunal respectivo dentro del plazo de 2 días de pronunciado el fallo respectivo. Si los errores de la sentencia recurrida no influyeren en su parte dispositiva, la Corte podrá corregir los que advirtiere durante el conocimiento del recurso.

Contra el fallo de la Corte de Apelaciones no procederá recurso algu-no, como así tampoco en contra de la sentencia que se dictare en el nuevo juicio realizado como consecuencia de la resolución que hubiere acogido el recurso de nulidad; solo excepcionalmente podrá interponerse un “Recurso de Unificación de Jurisprudencia”, como se analizará a continuación.

E.4) El Recurso de Unificación de Jurisprudencia: En el origen de este pro-cedimiento, el legislador indicó que “en contra de la sentencia definitiva no procederán más recursos” (que el de apelación), afirmación bastante categórica y que no debería prestarse a ninguna clase de dudas; no obs-tante, la misma ley al final del párrafo correspondiente señalaba que “las causas laborales gozarán de preferencia para su vista y conocimiento en la Corte Suprema”.

Ello dio a pensar que esta última norma correspondía a un traspa-pelamiento de las normas del Código actual (que así lo considera), pero revisando las actas de la discusión ocurrida en las Comisiones del Senado fue posible constatar que cuando se dejó de lado el Recurso de Nulidad que se pretendía instaurar, como ya hemos comentado, se señalaba que se le debía dar preferencia para ser visto en la Corte Suprema.

Como ya hemos dicho, se eliminó el citado recurso, lo que debería haber llevado consigo la eliminación de la preferencia para la vista; no obstante, consta en actas que un senador propuso mantener esta norma de la preferencia, la Comisión la aprobó y la Sala también.

Siendo así, se tenían normas contradictorias. Ello habría dado pie para que se interpusiese ante la Corte Suprema un Recurso de Casación en el Fondo, y habrían existido motivos. Primero, porque si hay norma es

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porque que está vigente, y segundo, porque si se hubiere dictado sentencia en la Corte de Apelaciones con infracción legal o constitucional, ¿no era causal de Casación en el Fondo de conformidad a lo que prescribe el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil?, ¿habría sido aplicable dicha norma? En efecto, la misma ley señalaba que “en todo lo no regulado en este Código o en Leyes Especiales”, ¿serán aplicables supletoriamente los normas contenidas en los Libros I y II del CPC?; claro que es de notar que el Recurso de Casación se encuentra regulado en el Libro III.

Pero si se deseaba avanzar un paso más, ¿en qué quedaba la función primordial y básica de la Corte Suprema de uniformar la jurisprudencia? Porque si se concluía que la Casación en el Fondo era improcedente, ¿qué pasaba con las sentencias emanadas en esta materia de las 17 Cortes de Apelaciones que existían en Chile...? Podríamos entrar en una espiral de con-tradicciones bastante nefasta. Éste constituía un tema de envergadura.

Al parecer, pretendiendo zanjar esta situación, se cambió la línea di-rectriz del recurso de última instancia, reemplazándose esta confusa nor-mativa por otra, que en nuestra opinión no ha solucionado de un modo claro esta materia.

En efecto, siguiendo de cerca al modelo español, se ha instaurado un recurso desconocido a la fecha en Chile, al que se ha denominado como de “Unificación de Jurisprudencia”, el que se ha señalado procede-rá cuando respecto de la materia de derecho objeto del juicio, existieren distintas interpretaciones sustentadas en uno o más fallos firmes emanados de Tribunales Superiores de Justicia. La legislación española contempla un recurso del todo similar como es el caso del Recurso de Casación para la Unificación de Jurisprudencia, de la Ley Española de Procedimiento Laboral, contenido en el Real Decreto Legislativo 2/1995, el que en sus artículos 216 y 217 establece lo siguiente:

Artículo 216: “Son recurribles en casación para la unificación de doctrina las sentencias dictadas en suplicación (apelación en la ley chilena) por las Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia (C. de Apelaciones en Chile)”.

Artículo 217: “El recurso tendrá por objeto la unificación de la doctrina con ocasión de sentencias dictadas en suplicación por las salas de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia, que fueran contradictorias entre sí, con la de otra u otras salas de los referidos tribunales superiores o con sentencias del Tribunal Supremo, respecto de los mismos litigantes u otros diferentes en idéntica situación don-de, en mérito a hechos, fundamentos y pretensiones sustancialmente iguales, se hubiere llegado a pronunciamientos distintos”.

Pero a diferencia del caso nacional, nótese que se trata de un recurso de “casación para unificar jurisprudencia”, dictadas por Tribunales Supe-riores de Justicia y que fueren contradictorias entre sí, ya fuere entre los mismos litigantes o bien respecto de otros, en que en base a antecedentes similares se hubiere allegado a pronunciamientos diversos; de verdad, en

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este recurso si se busca la unificación de la jurisprudencia, objetivo que se hace sumamente deseable desde todo punto de vista, tanto doctrinario como práctico. Nos parece que, en ese sentido, lo legislado en Chile sobre el particular no ha venido a ser sino una mala copia de éste.

En efecto, este recurso se debe interponer ante la Corte de Apela-ciones correspondiente en el plazo de 15 días desde la notificación de la sentencia que se recurre, para que sea conocido por la Corte Suprema, debe ser fundado y contener una relación precisa y circunstanciada de las distintas interpretaciones respecto de las materias de derecho objeto de la sentencia, sostenidas en diversos fallos emanados de los Tribunales Superiores de Justicia. Igualmente, se deben acompañar al recurso copia del o de los fallos que se invocan como fundamento; una vez interpuesto, no podrá efectuarse en él variación alguna.

Si el recurso se interpusiere fuera de plazo ante la Corte de Apelacio-nes, ésta lo declarará inadmisible, resolución que solo se puede reponer dentro de 5º día, fundado en error de hecho. Esta última resolución tendrá el carácter de inapelable.

La interposición del recurso no suspende la ejecución de la resolución recurrida, a menos que su cumplimiento haga imposible llevar a efecto la que se dicte, si se acoge; con todo, la parte vencida podrá exigir que rinda fianza de resultas a satisfacción del Tribunal, derecho que deberá ejercer al instante de interponer el recurso, mediante solicitud separada; su reso-lución sigue el mismo camino señalado en el párrafo anterior.

Enviados todos los antecedentes a la Corte Suprema, ésta también se pronunciará acerca de su inadmisibilidad, mediante resolución fundada, la que solo podrá ser objeto de una reposición, interpuesta dentro de 5º día. Si el recurso fuere declarado admisible, el recurrido podrá hacerse parte y presentar las observaciones que estime convenientes, dentro de 10º día.

En la vista de la causa se observarán las reglas establecidas para las apelaciones, sin que los alegatos de las partes pudieren superar los 30 minutos por cada una de ellas.

El Código señala que el fallo que se pronuncie sobre el recurso solo tendrá efecto respecto de la causa respectiva, y en ningún caso afectará a las situaciones jurídicas fijadas en las sentencias que le sirven de antecedentes. De acogerse el recurso, la Corte Suprema dictará acto continuo y sin nueva vista de la causa, pero separadamente, la sentencia de reemplazo que pro-ceda; este fallo así como la sentencia de reemplazo no son susceptibles de recurso alguno, salvo de aclaración, rectificación o enmienda.

Como visión crítica cobre el particular, nos parece del caso señalar que este recurso es sin duda un recurso extraordinario, que procede sólo en contra de la sentencia de las Cortes de Apelaciones que fallan un recurso de nulidad, y no procede respecto de los procedimientos monitorio y de reclamación de multas, y no es, por ende, un recurso ordinario que pro-ceda, en general, contra todas las resoluciones.

Además procede cuando se acredite que existen sentencias con dis-tintas interpretaciones sobre un punto de derecho sostenido en uno o

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más fallos de los Tribunales Superiores de Justicia, conoce de él en forma privativa la Corte Suprema y es un recurso de derecho y de nulidad. Pero a diferencia del español, la sentencia que se dicte sólo tiene efectos relativos, lo que sí guarda consonancia con la aplicación del artículo 3º del Código de Procedimiento Civil.

Por consiguiente, si bien el recurso guarda cierta similitud con lo dis-puesto en artículo 780 del Código de Procedimiento Civil –sustentando la idea de que es deseable que exista cierta uniformidad en la interpretación de derecho, emanada de nuestros tribunales de justicia, lo que a no dudarlo contribuiría grandemente a la certeza jurídica– no puede olvidarse que en Chile la sentencia opera solo para un caso particular, lo que desvirtúa fuertemente el sentido del recurso.

De igual manera, se han planteado ciertas interrogantes en cuanto a la aplicación práctica del referido recurso. Lo que acarreará, al menos, las siguientes dudas de procedimiento:

– El inciso 2º del artículo 483 del Código del Trabajo establece que pro-cederá el recurso de cuando existieren distintas interpretaciones sostenidas en uno o más fallos firmes emanados de Tribunales Superiores de Justicia; no está claro si dichos fallos podrán ser de fecha anterior o posterior a la entrada en vigencia de la reforma procesal, toda vez que muchas de las materias sustantivas del derecho del trabajo vigente han sido objeto de una regulación similar durante décadas, cambiando solamente el cuerpo legal o el articulado en el que se encuentran contenidas. Nos parece que constituiría un grave error prescindir de la jurisprudencia producida con anterioridad, ya que ello supondría que la totalidad de ella dejaría de tener toda relevancia, desapareciendo de la vida jurídica. Dicha interpretación implicaría eliminar, sin más, décadas de decisiones judiciales en materia laboral.

– Otra inquietud hace relación con aquellas materias respecto de las cuales no existieren distintas interpretaciones sostenidas en uno o más fallos firmes emanados de Tribunales Superiores de Justicia. Se produciría, en los hechos, una discriminación entre aquellos litigantes que pleitean sobre un asunto que no ha sido conocido previamente por los tribunales superiores de justicia, y aquellos que pleitean sobre un asunto que sí ha sido conocido previamente por dichos tribunales, en abierto perjuicio de los primeros. Esta situación podría significar, inclusive, una vulneración de la garantía constitucional de la igual protección de ley en el ejercicio de los derechos y del debido proceso, contempladas en el artículo 19 Nº 3 de nuestra Carta Fundamental;

– De igual manera surge la inquietud por establecer quién determina lo que deben entenderse por Tribunales Superiores de Justicia. Ello se plantea acorde con la experiencia de que, en algún momento, la segunda instancia de los juicios laborales fue conocida por las Cortes del Trabajo, las que, obviamente, dictaron fallos sobre materias que aún se encuentran vigentes. Esas sentencias, ¿se considerarán también como fallos de Tribu-nales Superiores de Justicia?, y

– También se han planteado aspectos esencialmente prácticos, pero de no menor importancia al instante de plantear adecuadamente esta

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clase de recursos. En efecto, el Código exige que al escrito de interposi-ción del recurso se acompañe copia del o de los fallos que se invoquen como fundamento del recurso…, ¿dichos fallos se deben acompañar en copia autorizada por la Corte de la cual emanan, o basta copia simple obtenida en la página web del Poder Judicial, o fotocopia de las diversas publicaciones donde constan? ¿Se debe acompañar copia íntegra del fallo o sólo de la parte que trata sobre las decisiones contradictorias? Situaciones como éstas requieren ser precisadas para evitar así que los recursos sean desestimados por razones de forma.

En razón de lo anterior, y a fin de salvar los inconvenientes anotados, se ha solicitado a la misma Corte Suprema analice la posibilidad de com-plementar a través de un Auto Acordado la tramitación de este Recurso de Unificación de Jurisprudencia, especialmente en lo que dice relación con los requisitos de admisibilidad, precisando las resoluciones respecto de las cuales es procedente el recurso; especificando qué se entenderá por Tribunales Superiores de Justicia, etc.

Creemos que no debe descartarse, asimismo, la posibilidad de que se salven omisiones como las reseñadas por la vía legislativa, y sobre la base de un proyecto elaborado por abogados laboralistas y procesalistas, se mo-difique la regulación de este recurso, transparentando que se trata de una casación, como la conocíamos hasta la entrada en vigencia de este nuevo procedimiento laboral oral.

11. DE LOS PROCEDIMIENTOS ESPECIALES

A) El procedimiento de reclamo de multas y de las demás resoluciones administrativas

En general, la tramitación de este procedimiento se rige por las mismas normas que rigen para los trámites procesales del nuevo procedimiento ordinario laboral, pero con algunas diferencias básicas.

Tal como en el antiguo procedimiento, se establece por el Código que las sanciones por infracciones a la legislación laboral y de Seguridad Social y a sus reglamentos serán aplicadas en forma administrativa por los Inspectores del Trabajo; la resolución de los mismos será reclamable ante el Juez de Letras del Trabajo dentro de los 15 días hábiles contados desde la notificación de la misma, debiéndose recordar al efecto que antes se presentaba el dilema de interpretar si se trataba de días hábiles o de días corridos.

De igual modo, debe recordarse que con anterioridad se establecía la obligación de consignar, en forma previa a la formulación del reclamo judicial, un tercio del monto de la multa, obligación que se ha eliminado, en consonancia con diversas sentencias que estimaron que ello atentaba en contra de la igualdad ante la ley, vulnerando así, inclusive, preceptos constitucionales.

Admitida que sea a tramitación la reclamación pertinente, su substan-ciación se regirá, como ya se indicó, por el procedimiento de aplicación general, a menos que su cuantía sea igual o inferior a 10 Ingresos Mínimos

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Mensuales, en cuyo caso deberá tramitarse de conformidad al procedimiento denominado Monitorio.

En cuanto a la controversia que se presentaba, en torno a si procedía o no el recurso de apelación respecto de la resolución que ordenaba el pago de la multa, en el nuevo procedimiento ésta también queda aclarada. En efecto, ahora se señala claramente que procede este recurso, aunque en los términos más restrictivos que ya se han explicitado en relación a ella.

Debemos entender asimismo, siguiendo las bases del nuevo procedi-miento ordinario, que la sentencia de segunda instancia no es recurrible en ningún aspecto.

También se han incorporado otras singularidades, como es el caso del cambio en el legitimado pasivo de la acción, ya que en este nuevo proce-dimiento de reclamo por multa, la demanda se interpone directamente en contra del Inspector Provincial o Comunal respectivo, no en contra del Director del Trabajo como se hacía antes; esta medida tiende a evitar dilaciones de reenvíos entre autoridades del mismo Servicio, de modo de lograr concretar el principio de la celeridad.

También debe resaltarse que han desparecido dos normas: una es aquella que otorgaba mérito ejecutivo a la resolución ejecutoriada de la multa, y la segunda es la que adjudicaba responsabilidad subsidiaria a los ejecutivos de la empresa sancionada; estas normas no se incorporaron en el nuevo texto por la razón de que hoy en día los cobros ejecutivos de las multas están en poder de la Tesorería General de la República, lo que hacía carecer de sentido el dejar subsistente estas normas en el nuevo procedi-miento. En efecto, la Tesorería es el organismo que se encarga de hacer la cobranza, lo que realiza en forma eficiente y segura, principalmente por la medida de compensación con la devolución de los impuestos, lo que esta institución hace directamente.

Por último, establece el Código que tratándose de otros reclamos en contra de resoluciones pronunciadas por la Dirección del Trabajo –que no sean multas– o bien aquella que corresponda un pronunciamiento administrativo de la multa, deberán sustanciarse de conformidad al pro-cedimiento denominado Monitorio.

B) El Procedimiento Monitorio

La denominación misma de este procedimiento sugiere algo rápido, con-centrado que libere de tareas a los tribunales ordinarios.

Se aplica fundamentalmente en relación a dos materias: las contien-das por término de la relación laboral cuya cuantía sea igual o no supere los diez ingresos mínimos mensuales y a las contiendas que derivan del artículo 201 del Código del Trabajo, esto es, a las contiendas vinculadas al fuero maternal; esta norma busca que exista un procedimiento rápido para las trabajadoras a quienes no se les ha respetado su fuero maternal, de modo que éstas tengan una acción fácil y rápida para poder requerir el cumplimiento de este beneficio del cual ellas gozan.

Podría suceder que otras personas se encontrasen también con la posibilidad de accionar en virtud de esta norma, por cuanto la remisión

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que hace el Código al artículo 201 –el que se refiere a otros aspectos tales como la adopción, el fuero del hombre, la reincorporación de la mujer cuando el empleador no sabe que está embarazada, etc.– podría dar lugar a que se les considere también como legitimados activos para accionar por esta vía.

Este procedimiento tiene dos etapas: la primera es la fase adminis-trativa que se tramita ante la Inspección del Trabajo, ante la cual recurre el trabajador y la que cita a un comparendo de conciliación, solicitando expresamente que las partes asistan a esta audiencia con los medios pro-batorios de que dispongan (contratos de trabajo o contratos colectivos o liquidación de remuneraciones, libro de asistencia, etc).

De dicho comparendo se levanta un acta, y si hay acuerdo, el procedi-miento finaliza, lo que ocurre igualmente si el trabajador no comparece a la audiencia; debe quedar claramente establecido que el trabajador tam-bién puede recurrir judicialmente de acuerdo a las normas generales, por lo que el inicio de este procedimiento no lo inhibe de ejercer acciones ordinarias.

Si no se produce el acuerdo en esta fase administrativa, el inspector tiene la obligación de remitirlo al Tribunal correspondiente, adjuntando el Acta respectiva con todos los documentos que hayan sido aportados por las partes; con ello se da inicio a la segunda fase.

Si el Juez estima que de los documentos que le han sido acompañados se deduce con claridad el derecho de una o de otra, puede acoger o rechazar el reclamo derechamente, en su primera resolución, dictando sentencia en forma inmediata, con lo que se pone término al juicio.

Si alguna de las partes no quedan conforme con la resolución del Juez, puede reclamar dentro del décimo día, sin que proceda en contra de ella ningún otro tipo de recurso; de esa forma se entra así a la fase ju-dicial propiamente tal, donde tendrá una Audiencia única de conciliación y prueba, en lugar de las dos audiencias habituales del procedimiento ordinario, a celebrarse dentro de los 15 días siguientes a la presentación del respectivo Reclamo. Las partes deben asistir a ella con todos sus medios de prueba y si lo hace un mandatario por alguna de ellas, debe comparecer con poder suficiente para transigir; cabe destacar que la Audiencia se llevará a efecto con la parte que asista, y que el Juez dictará fallo al término de la misma.

Contra dicho fallo se podrá interponer Recurso de Nulidad, mas no el de Unificación de Jurisprudencia.

C) El Procedimiento de Tutela

Este es el procedimiento más resaltante de los procedimientos especiales.Muchos de los denominados “Derecho Fundamentales”, tales como la

libertad de trabajo, la justa remuneración, la no discriminación, la libertad de sindicalización, etc., ya habían sido resguardados por la acción de pro-tección. Sin embargo, por múltiples razones, se había ido restringiendo la posibilidad de realmente utilizar esta acción como el cauce normal para

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mantener vigentes las garantías constitucionales, lo que llevó a generar otra instancia de resolución, por la vía de los Tribunales ordinarios, no a través de la Corte de Apelaciones.

De lo que se trataba, era ampliar el arco de protección de las garantías constitucionales laborales consignadas en el numeral 16 del artículo 19, ya que existen en la Constitución Política otros derechos y otras garantías conocidos bajo la denominación de “inespecíficos”; se trata de aquellos que no tienen un carácter netamente laboral, que corresponden al ser humano por el solo hecho de ser tal, y que son exigibles respecto de cualquier persona. Estos derechos “siguen” al trabajador al interior de la empresa, conservando éste la plenitud de sus derechos como persona, como ciudadano, con la totalidad de sus derechos garantizados por la Constitución, no obstante su carácter de subordinado o dependiente al interior de la empresa.

Pero dicha situación de subordinación y dependencia, justamente, tan típica del contrato o relación de trabajo, es la que da origen a que el trabajador perciba que no están siendo suficientemente respetados estos derechos inespecíficos; por la vía ejemplar se cita el caso: nos estamos refiriendo, por ejemplo, a la libertad de opinión, libertad de religión, la dignidad, la intimidad, etc. Por ende, el tema se concentra en torno al conflicto que puede conflictuar los intereses jurídicamente protegidos por la Constitución Política por un lado, y por el contrato de trabajo por el otro, principalmente respecto del sujeto trabajador.

La nueva acción que se crea pretende dar efectiva protección a dichas garantías, ya que el recurso de protección no procede respecto de todas las garantías constitucionales.

La Reforma Laboral del año 2001 ya otorgó una mayor posibilidad de eficacia a estos derechos inespecíficos, cuando señaló que el límite del poder de dirección del empleador es el respeto a las garantías constitucionales del trabajador, luego modificó el procedimiento de las prácticas desleales y antisindicales, reforzando fuertemente su tenor protector.

Según el texto expreso de la ley, este nuevo procedimiento se aplica:a) a las cuestiones suscitadas por aplicación de normas laborales que

afecten los derechos fundamentales de los trabajadores. En lo referido a esta materia, el Código se remite, en primer lugar, al numeral uno del inciso primero del artículo 19 de la Constitución, es decir, el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona; se ha agregado una condición, que consiste en que la vulneración debe ser consecuencia directa de actos ocurridos en la relación laboral.

Sin embargo, hay una variedad grande de temas que tienen relación con esta garantía constitucional, como, por ejemplo, todos aquellos que comprenden aspectos de la dignidad, intimidad y la libertad del trabajador en el ejercicio de su trabajo (la no violencia en el contexto laboral o más bien, la tranquilidad, tanto física como síquica del trabajador; el acoso sexual; el “mobbing” u hostigamiento psicológico o psicoterror; los dere-chos de higiene y seguridad, etc.), lo que da una visión de la amplitud de la norma comentada.

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A su vez, el número cuarto del artículo 19 de la Constitución se refiere al respeto y protección de la vida privada y de la honra de la persona y su familia, la dimensión laboral de esta garantía constitucional se vincula con la protección de la intimidad del trabajador, y su honor y dignidad frente a ciertas órdenes, medidas de revisión, etc. Cabe recordar, en lo referido a las medidas de control de los trabajadores, que la Dirección del Trabajo tiene un criterio establecido al respecto en cuanto a cuáles deben ser condiciones necesarias para implementar las medidas de control por parte del empleador, las que se traducen, en términos generales, en tener un adecuado resguardo a la dignidad del trabajador, y que los medios sean idóneos en relación con el objetivo perseguido por el empleador (el control).

Del mismo modo, el número quinto del artículo 19 de la Constitución se refiere a la inviolabilidad de toda forma de comunicación privada, lo que como ya se señaló anteriormente cobra muchísima relevancia en rela-ción con la utilización de las nuevas tecnologías de información, que con periodicidad creciente la empresa coloca a disposición del trabajador, a fin de que éste pueda realizar con mayor eficiencia su trabajo, como es el caso de los correos electrónicos, la Internet, etc., todo lo cual carece de una normativa que regule estos temas.

En cuanto a la protección del número seis del artículo 19 de la Cons-titución Política, la nueva norma se refiere sólo al inciso primero, en lo concerniente a la libertad de conciencia y culto, y al número doce, inciso primero, se encuentra referida a la libertad de opinión y de información, que es lo que todos conocemos como la libertad de expresión.

Por último, en lo referido al numeral 16, referente a la libertad de trabajo, se debe consignar que no son todos los derechos del numeral 16, sino los vinculados a la libertad de trabajo, la libertad de elección del trabajo por parte del trabajador, la libertad de afiliación y, eventualmente, a la negociación colectiva, ya que aunque la norma legal no se refiere es-pecíficamente a ella, también se conocen en virtud de este procedimiento las prácticas desleales y antisindicales.

En todo caso, debe tenerse presente que la interposición de un Re-curso de Protección imposibilita efectuar una denuncia por Tutela en esta materia.

Cabe preguntarse: ¿pueden resultar lesionadas las garantías funda-mentales de los trabajadores en virtud del ejercicio de los derechos que la ley reconoce al empleador relativos a la gestión y administración de la empresa? La respuesta es que sí, porque la ley laboral reconoce al emplea-dor el poder legítimo de dirigir la empresa, pero esa potestad jurídica de mando no es ilimitada, sino que tiene como límite el contenido esencial de alguna garantía constitucional que puede resultar vulnerada y que ahora viene siendo protegida por este nuevo procedimiento, ya que las garantías constitucionales tienen un núcleo central que no puede ser invadido en ningún caso, ni siquiera en virtud del ejercicio de otro poder legal.

Por lo tanto, el juez tendrá que determinar, en conformidad al prin-cipio de proporcionalidad, si el ejercicio del poder de dirección del em-pleador ha causado o no una limitación sustancial y arbitraria a la garantía

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constitucional del trabajador, o si no ha respetado el contenido esencial de ella, o si la limitación que implica para el trabajador el ejercicio de ese derecho por parte del empleador es desproporcionada en relación con el objetivo perseguido y la medida empleada por éste. Deberá, pues, sopesar los intereses jurídicamente protegidos.

b) a las cuestiones suscitadas por actos discriminatorios; la lesión de estos derechos los entiende referidos al Código a cuando el empleador ejerce sus derechos sin justificación suficiente, en forma arbitraria o desproporcionada, o sin respeto a su contenido esencial, entendiéndose en igual sentido las represalias ejercidas en contra de trabajadores en razón o como consecuencia de la labor fiscalizadora desarrollada por la Dirección del Trabajo o bien por el ejercicio de acciones judiciales.

c) a las cuestiones sobre prácticas antisindicales: ello por aplicación expresa de lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 292 del Código del Trabajo que efectúa una clara remisión a la aplicación de esta clase de procedimiento especial para estas materias.

En cuanto a la legitimación procesal, existe tanto una legitimación como parte principal, como tercero coadyuvante; en efecto, la pueden intentar durante la vigencia de la relación laboral cualquier trabajador o la organización sindical, siempre que tenga un derecho o un interés legítimo, sin perjuicio de su derecho también a hacerse parte, y la puede ejercer la Inspección del Trabajo, previa mediación.

Ahora bien, en el caso de la acción por despido, sólo tiene la acción el trabajador afectado por el despido; por ende, en este caso no puede ser ni la organización sindical ni, por supuesto, la Inspección del Trabajo.

También la Inspección del Trabajo puede actuar denunciando cuando tome conocimiento de una vulneración de derechos fundamentales, acom-pañando a dichos efecto el informe de fiscalización correspondiente.

La Inspección del Trabajo, a requerimiento del Tribunal, deberá emitir un informe acerca de los hechos denunciados, y en dicho caso, hacerse parte en el proceso.

En cuanto al plazo para iniciar este procedimiento debemos señalar que éste es de 60 días desde la vulneración de la garantía o en caso de que haya habido un despido, desde la separación del trabajador.

Este procedimiento no es acumulable con acciones de otra naturaleza o con idéntica pretensión, basada en fundamentos diversos, y la tramitación de estos procesos gozará de preferencia de todas las demás causas que se tramiten ante el Tribunal; de igual preferencia gozarán los recursos que se interpongan en su tramitación.

En relación con la acción especial por despido, ésta deberá interponerse en forma subsidiaria y su no ejercicio, como al igual que en el caso de otras acciones que emanaren de los mismos hechos de naturaleza laboral y una de ellas fuere la de tutela, implicará su renuncia.

En el caso del despido, se reitera el plazo existente para la acción general, entendiéndose suspendidos los plazos en idéntica forma; debe destacarse que, en caso de ser acogida la denuncia por el Juez de la causa de Tutela, al fijar éste la indemnización del caso, deberá recargarla en un

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monto no inferior a los 6 meses ni superior a 11. Además, si el Juez determina-se que el despido fue discriminatorio y grave, por resolución fundada, se abre la opción para el trabajador de reincorporarse a la empresa o bien que le paguen su indemnización, a su voluntad, ello implica una vigencia del sistema de estabilidad absoluta en el empleo, ya que el empleador no puede resistirse a ello; si el trabajador optase por la indemnización, la fijará incidentalmente el Juez de la causa.

En la primera resolución que dicte el Juez, ya sea actuando de oficio o a petición de parte, y cuando aparezca de los antecedentes acompañados al proceso que se trata de lesiones de especial gravedad, o bien cuando la vulneración denunciada pueda causar efectos irreversibles, podrá decretar la suspensión de los efectos del acto impugnado, bajo apercibimiento de multa de 50 a 100 UTM, la que podrá repetirse hasta obtener el debido cumplimiento de la medida decretada; similar medida deberá adoptar en cualquier tiempo, desde que cuente con los antecedentes suficientes. Es de destacar que contra esta clase de resoluciones no procede recurso alguno.

La aplicación de esta normativa tan especial y decisiva, se basa en la denominada “prueba indiciaria”, es decir, que basta un indicio de prueba para que se estime que está suficientemente probado por el trabajador o por la persona afectada, teniendo que explicar el denunciado los funda-mentos y la proporcionalidad de la medida que él adoptó, en relación con el objetivo de ella. La Inspección del Trabajo también tiene un rol activo en este procedimiento.

Con el mérito del Informe de Fiscalización, cuando corresponda, lo expuesto por las partes y demás pruebas allegadas al proceso, el Juez pro-cederá a dictar sentencia en la misma Audiencia o dentro de 10º día.

La sentencia deberá contener en su parte resolutiva:a) La declaración de existencia o no de la lesión de derechos funda-

mentales denunciada.b) En caso de que ello sea afirmativo, deberá ordenar, en caso de

persistir el comportamiento antijurídico, su cese inmediato.c) La indicación concreta de las medidas a que se encuentra obligado

el infractor dirigidas a obtener la reparación de las consecuencias derivadas de la vulneración de derechos fundamentales.

d) La aplicación de multas a que hubiere lugar.Copia de la sentencia deberá enviarse a la Dirección del Trabajo, para

su registro, o publicación, lo que corresponde en el caso de las denuncias por prácticas antisindicales.

Asimismo, el Juez debe velar porque la situación se retrotraiga al estado inmediatamente anterior al de producirse la vulneración denunciada y se abstendrá de autorizar cualquier tipo de acuerdo que mantenga indemne la conducta lesiva de derechos fundamentales.

En esta clase de sentencia es posible apreciar una concreción del prin-cipio de celeridad, ya que la oportunidad para dictarla es breve y su con-tenido bastante complejo.

Lo más novedoso de este procedimiento radica en la posibilidad de que exista una orden de aplicar medidas concretas de reparación, también bajo

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apercibimiento de multa, es decir, indemnizaciones por el perjuicio que ha sufrido el trabajador. Es del caso señalar que la norma que pretendía incluir al daño moral dentro de las materias de las cuales eran competentes los tribunales del trabajo concernientes, no se incluyó en el proyecto defini-tivo de la ley, pero es claro que por esta vía de la indemnización adicional el Juez va a poder ordenar una indemnización que pueda cubrir el daño moral, aunque el legislador así no lo haya dicho.

Si la lesión del empleador consistió en un despido, la sentencia va a ordenar el pago de las indemnizaciones laborales y de multas también bastante elevadas, ¿cuáles indemnizaciones?, las que ya conocemos, la sustitutiva del aviso, la indemnización por años de servicios, si proceden, pero, además, como ya se señaló, una adicional entre seis y once meses de remuneración.

Asimismo, y como ya se señaló, el Juez, si determina que el despido fue además de discriminatorio, grave, esto es, podrá decretar la reincorporación o las indemnizaciones ya señaladas, a elección del trabajador; por tanto, aquí puede el trabajador no sólo obtener un pago de indemnizaciones, resarcimiento de los daños, etc., sino que también, eventualmente, lograr la mantención de su fuente de empleo.