Reflexiones

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EL BUEN SAMARITANO Arnaldo Pangrazzi Encontramos 3 mapas de lectura del Buen Samaritano, entendiendo como mapas aquellos ítems que nos sirven para el viaje y nos guían durante el camino. A. Mapa bíblico B. Mapa cultural C. Mapa personal- relacional A. MAPA BÍBLICO (Lc 10) Hallamos en el relato bíblico seis huellas principales: 1.a CONCIENCIA (“al verlo...”) Otros habían pasado y no habían sido conscientes. Cada uno ve según su propia sensibilidad pero es necesario educar la sensibilidad, para no pasar de largo. La conciencia requiere formación, es necesario prepararse tanto desde el punto de vista profesional, ético, humano y pastoral. La fragilidad humana pide (y exige) respeto y formación. ¿Somos suficientemente concientes, sensibles? ¿O pasamos de largo hacia “nuestras obligaciones? 2.a COMPASIÓN (”se compadeció ...”) ¿Por qué se paró el samaritano? Quizás porque también él estaba herido (samaritano = marginado). La herida o le hace a uno más amargo o le hace más humano, pues cuando uno ha estado tocado por el sufrimiento, puede haberlo transformado en amor. Somos sanadores heridos, con nuestras propias heridas que si las hemos sabido integrar van a fortalecernos. ¿Cómo llevamos nuestras propias heridas? 3.a CERCANÍA (“se acercó ”) Momento de ruptura de las distancias, no solo físicas, sino culturales. La cercanía sería el calor humano. Hay muchas formas de acercarnos “al otro”: con el silencio, los gestos, la comunicación no verbal. Pangrazzi nos recordaba que para enfadarnos necesitamos 73 músculos de la cara, para sonreír solo 14. 4.a CUIDADO (“le vendó las heridas echándoles aceite y vino”) Son cuidados tanto por fuera (aceite) como por dentro (vino). Los cuidados requieren recursos, por lo que es importante identificar los recursos que disponemos y que el enfermo dispone (físicos/materiales, psicológicos, cognitivos, espirituales)

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EL BUEN SAMARITANOArnaldo PangrazziEncontramos 3 mapas de lectura del Buen Samaritano, entendiendo como mapas aquellos ítems que nos sirven para el viaje y nos guían durante el camino.A. Mapa bíblicoB. Mapa culturalC. Mapa personal- relacional

A. MAPA BÍBLICO (Lc 10)Hallamos en el relato bíblico seis huellas principales:

1.a CONCIENCIA (“al verlo...”)Otros habían pasado y no habían sido conscientes. Cada uno ve según su propia sensibilidad pero es necesario educar la sensibilidad, para no pasar de largo.La conciencia requiere formación, es necesario prepararse tanto desde el punto de vista profesional, ético, humano y pastoral. La fragilidad humana pide (y exige) respeto y formación.¿Somos suficientemente concientes, sensibles? ¿O pasamos de largo hacia “nuestras obligaciones?

2.a COMPASIÓN (”se compadeció ...”)¿Por qué se paró el samaritano? Quizás porque también él estaba herido (samaritano = marginado). La herida o le hace a uno más amargo o le hace más humano, pues cuando uno ha estado tocado por el sufrimiento, puede haberlo transformado en amor.Somos sanadores heridos, con nuestras propias heridas que si las hemos sabido integrar van a fortalecernos.¿Cómo llevamos nuestras propias heridas?

3.a CERCANÍA (“se acercó ”)Momento de ruptura de las distancias, no solo físicas, sino culturales. La cercanía sería el calor humano. Hay muchas formas de acercarnos “al otro”: con el silencio, los gestos, la comunicación no verbal. Pangrazzi nos recordaba que para enfadarnos necesitamos 73 músculos de la cara, para sonreír solo 14.

4.a CUIDADO (“le vendó las heridas echándoles aceite y vino”)Son cuidados tanto por fuera (aceite) como por dentro (vino). Los cuidados requieren recursos, por lo que es importante identificar los recursos que disponemos y que el enfermo dispone (físicos/materiales, psicológicos, cognitivos, espirituales)

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“Ven para ser sanado; si no sanado, curado; si no curado, consolado”

5.a ACOMPAÑAMIENTO (“ y montándolo en su propia cabalgadura lo llevó a una posada”)Aquí Pangrazi nos habla de un actor de la parábola en el que yo nunca había pensado: en el burro, pues el samaritano se ayuda del burro para acompañar al herido a la posada; sin burro quizás no lo hubiera podido hacer.Los “burros” (sin ofender a nadie) son aquellas estrategias que nos facilitan la ayuda, pueden ser herramientas o pueden ser personas olvidadas que llenan aquellos agujeros en los que no llegamos, los que “se hacen cargo de...” para convertirlo en un recorrido de esperanza.Sin “burros” no habría acompañamiento. Ellos no piden protagonismo, en silencio asumen la parte de la carga y son imprescindibles...Con la de veces que habré leído la parábola y ¡¡¡nunca pensé en el burro!!!

6.a COLABORACIÓN “Cuida de él...”El samaritano implica al posadero, “cuida de él”, la importancia del trabajo en equipo, uno de los grandes retos presentes.Una compañera de paliativos comenta a menudo: “¿Trabajas en equipo? Enséñame tus cicatrices”. Trabajar en equipo supone roces, tensiones, pero es importante, aprendes a...Han cambiado los tiempos, los contextos y las circunstancias, sin embargo las seis pistas trazadas por el Buen Samaritano mantienen toda su actualidad y verdad.

B. MAPA CULTURALSomos hijos de nuestra cultura, igual que los protagonistas de la parábola son hijos de unos tiempos y una cultura determinada. El cura y el levita no podían “ensuciarse” pues se dedicaban a cosas sagradas. Respetaron su cultura.Muchas personas viven condicionadas por su propia cultura y se olvidan del amor.Ninguna cultura es sagrada, somos hijos de nuestra cultura, no esclavos. Es preciso discernir/evaluar el valor o no de ciertas actitudes culturales para no pasar de largo.

C. MAPA PERSONAL-RELACIONALJesús como “sanador herido”: con sus heridas nos sana y sana a la humanidad.Para ayudar al otro es necesario descubrir e integrar nuestro propio “sanador herido”. Cada uno lleva sus heridas y límites, pero tambien es portador de sus recursos y potencialidades.La relación de ayuda serviría para identificar estos recursos:- Contacto con la herida: la vulnerabilidad nos lleva a la humildad- Contacto con sanador: la capacidad de reaccionar nos lleva a la esperanzaDoble paradigma: en cada ayudante hay un herido (vigilar el orgullo que no permite sanar heridas); y en cada herido hay un sanador.Por ello es importante acoger, escuchar, comprender las heridas del otro, en un diálogo constructivo.1. SER: la presencia, hacerse próximo al que sufre.2. COMUNICAR: entrar en su mundo, con lenguaje verbal y no verbal3. APRENDER: descubrir sus preocupaciones, necesidades, recursos...4. HACER/ACTUAR: ofrecer ayuda desde lo observado y escuchado.Hemos de vigilar el orden. Muchas veces empezamos con el hacer/actuar antes de habernos acercado, escuchado, entendido...Del itinerario del Buen samaritano al itinerario cristiano: aprender a reconciliarnoscon la fragilidad humana.

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Oración

Señor Jesús, Buen Samaritano,salido de las entrañas del Padre

a recorrer los caminosdel sufrimiento humano.

Amigo cercano,que amaste sin límites

y con tu amor irradiastevida y esperanza por doquier.

Infunde en nosotrostus sentimientos y actitudes,para que también nosotros

salgamos a diarioal encuentro del que sufre,

sin pasar de largo.Educa nuestros ojos,

nuestra mente y corazón,afina nuestra sensibilidad,vuelve atento nuestro oído,

para que contagiemosvida en la muerte,

aliento en la aflicción,alivio en todo sufrimiento.

Amen.

A

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Salud de os enfermos Delegación Episcopal de la Salud ¡Ruega por nosotros! Diócesis de

Jaén

MONICIÓNJesús nos invita en su Evangelio a dos movimientos que parecen contradecirse, pero que en realidad responden al núcleo más profundo del ser creyentes: “permaneced en mí” y “anda y haz tú lo mismo”.“Permanecer” en su amor responde a la exigencia de detenerse, de contemplar, de absorber el amor; “anda” pon en juego todas las energías reforzadas en la fuente. Sin el permanecer, el “anda” puede derivar en activismo no alumbrado por el fuego de la caridad.“la fe que actúa por el amor se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre” (Benedicto XVI, Carta Ap. Porta fidei,nº5).“Permanecer en mí y yo en vosotros. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis y se realizará” ( Jn 15,4.7.9.)

REFLEXIÓNDice Juan Pablo II: “es hermoso permanecer unos momentos con él y, recostados sobre su pecho como el discípulo amado, ser tocados por el amor infinito de su corazón. Permaneced en mí como yo en vosotros. Esta reciprocidad es el fundamento mismo de la vida cristiana. Realizada en nosotros por el Espíritu Santo, nos abre a través de Cristo y en Cristo, a la contemplación del rostro del Padre”

Meditemos y recemos el salmo 136Dad gracias al Señor porque es bueno:porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses: porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:porque es eterna su misericordia.

Sólo Él hizo grandes maravillas:porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los pueblos:porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:porque es eterna su misericordia.

Haz tú lo mismo. En todo “hacer”, pero particularmente en éste, está en juego la identidad personal y la verdad del ser persona. Cuando me aproximo al otro, mi propio “yo” resulta un “tú” para el otro; y de este modo es con más verdad “yo”. Así es como surge la verdad de mi ser y la del otro.

¿Qué hace? Se le acerca, empieza una nueva manera de obtener la vida eterna, ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna, es decir, la vida verdadera? Y Jesús

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responde: “haz esto y vivirás”.

Oremos y digamos: Haznos fuertes, Señor.Señor, en la escuela del Buen Samaritano, enséñanos a aliviar, a vendar y a cuidar las heridas del cuerpo y del espíritu, y que nuestra cercanía respete siempre a quien sufre, respete siempre la dignidad del otro, oremos:

R/. Haznos fuertes, Señor.

Señor, me siento abandonado y solo en el camino, envíame buenos samaritanos que sean un apoyo en mi dolor, para que descubramos juntos el valor de la vida, oremos:

R/. Haznos fuertes, Señor.Señor, dame unos ojos atentos y un corazón sensible, para que nos demos cuenta de las verdaderas necesidades de los hermanos y que en este mutuo mirarnos percibamos que el yo y el tú se funden en un “nosotros”, rico en promesas de vida, oremos:

R/. Haznos fuertes, Señor.Señor Jesús, que nos has dicho que no hay amor más grande que el de dar la propia vida, nosotros sufrimos y hacemos ofrendas por nuestros hermanos, ayúdanos a intercambiarnos la vida, en una donación recíproca que tiene en ti la fuente, oremos:

R/. Haznos fuertes, Señor.

Hacerse prójimoSeñor, aumenta en nosotros la fe como raíz de todo amor verdadero al hombre. ¿cómo podemos dar testimonio de tu amor?Tú nos has hablado de un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó y que fue asaltado por unos malhechores.Señor, ese hombre nos está llamando.Ayúdanos a no quedarnos entre las paredes del Cenáculo.Jerusalén es la ciudad de la cena, de la Pascua, de Pentecostés.Por eso nos empuja hacia fuera para ser el prójimo de cada hombre en el camino de Jericó.

Oremos:Señor, concédenos la gracia de conocer y practicar siempre el bien, y, pues sin ti

no podemos ni siquiera existir, haz que vivamos siempre según tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

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ORACIÓN

Jesús, Buen Samaritano,que viviste aliviando el sufrimiento

de quienes encontrabas en el camino,como expresión de la misericordia del Padre.Nuestro mundo arde en deseos de eternidad,pero el camino de la vida es largo y tortuoso:

hay violencia, desgracia y desesperanza.Nuestro mundo sufre.

Ayúdanos a bajar a lo profundo del corazón,donde habitan las carencias

y se descubren las necesidades,donde se escucha el grito del dolor,

la voz de quien sufre y necesita.Danos entrañas de misericordia,

para que no demos rodeos ante los que sufreny sepamos caminar con los ojos del corazón abiertos

para ayudar a quienes nos necesitan.Haznos, Señor, buenos samaritanos

para que el mundo descubra en nuestra vidael rostro misericordioso del Padre.

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Reflexión

El tema que ha elegido el Santo Padre Benedicto XVI para el día del enfermo es “Anda y haz tú lo mismo” .Estas palabras antiguas y actuales a la vez que Jesús dirige a su interlocutor nos lleva a dos preguntas: ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna? Y ¿quién es mi prójimo?La parábola evangélica no pierde su comprometedora actualidad, sobre todo para quienes viven en su carne el misterio del dolor y de la soledad, y que encuentran en su camino personas que han respondido positivamente a la invitación de Jesús de ir y hacer lo mismo, haciéndose así continuadores y testigos de Aquel que en primer lugar y para todos es el BUEN SAMARITANO, que venda las heridas del cuerpo y del espíritu con el consuelo que brota de la cercanía infundiendo paz, serenidad y esperanza.“Anda y haz tú lo mismo”Jesús dice: “anda”… para encontrarse con el otro hay que salir de la propia tierra… es necesario andar, hay que desplazarse.Andar es ir hacia el otro y para ir, ante todo hay que dirigir la mirada. Si no se acepta mirar al otro tal como es, en la condición en que se encuentra, la relación no se inicia y no se convierte nunca en comunicación e intercambio. Por eso dice el Señor: “no apartes del indigente tu mirada” Tobías 4,7Una vez que se acepta dirigir la mirada, el otro se hace presente y adquiere consistencia en nosotros. Es un primer paso hacia una comunicación más plena, el otro pasa a ocupar un sitio en mí.

Y continúa diciendo “haz tú lo mismo” ¿Cuál es el contenido de este actuar que se nos pide? En la parábola lo primero que hace es acercarse… porque es a partir del acto de aproximarse por lo que el otro se convierte en prójimo. Después echa aceite para aliviar sus heridas, el vino para purificarlas y las venda. El aliviar, curar y el vendar indican que la medida del actuar se define por las necesidades del otro.En este encuentro se hace necesario levantarlo, luego llevar no solamente sus bultos, sino el peso de su cuerpo, conducirlo a la posada y gastar, primero el tiempo y segundo dinero y estando dispuesto a gastar más dinero si hiciera falta.El término que resume todo esto es MISERICORDIA, por lo que podríamos decir que Jesús nos dice :” haz también tú misericordia” el origen de esta misericordia que se nos pide está en el amor que Dios nos ha tenido primero, un amor gratuito hacia mí.Todo esto tiene un origen que aparece en la parábola, es la pregunta”Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” Jesús dice: “haz esto y vivirás” porque la invitación de Jesús es a que nos acerquemos y a practicar la misericordia es una invitación a donar vida.La misericordia y la vida se reclaman la una a la otra, de hecho no hay amor más grande que dar la vida (Jn 15,13) y también aquel que recibe esa misericordia puede ofrecer su dolor como una ofrenda de vida.¿Cuál es el camino espiritual de la persona cristiana enferma en el que puede ser ayudado por una cercanía humana? La actitud frente a la enfermedad y el sufrimiento se caracteriza por dos momentos: la lucha contra las causas y sus consecuencias físicas y al mismo tiempo, un camino de aceptación de la situación.El primer momento puede caracterizarse por el dolor físico de la enfermedad y el segundo momento puede ser igualmente doloroso marcado por la sensación de no haber merecido esta situación y por la dificultad de ver la bondad del Señor. Es un camino que se basa no sólo en las fuerzas humanas, porque Cristo viene siempre al encuentro del hombre enfermo.La ayuda más valiosa que se puede dar a los otros es el “estar”.Cuando uno realmente está presente ante alguien que sufre, se participa de su dolor. La

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persona amiga, que es capaz de permanecer en silencio, juntos en un momento de confusión o de desesperación, en una hora de luto o de pesar, sin pretender saber, cuidar, curar, sino viviendo la cercanía como testimonio del amor de Dios, ES DE VERDAD QUIEN ESTÁ CUIDANDO.Esta capacidad de cuidar, propia también del agente de pastoral, del familiar y del voluntario, fue expresada ya por San Agustín: “yo no sé cómo sucede que cuando un miembro sufre, su dolor se vuelve más ligero si los demás miembros sufren con él” (carta 99,2).Ésta es la actitud fundamental. No se trata, por tanto, de la abundancia de palabras y consejos, sino de disponibilidad para la escucha, el escuchar es el acto espiritual que hace percibir no sólo las palabras sino también los pensamientos, el estado de ánimo, etcUna relación de comunicación está hecha también de silencio. Las pausas de silencio caracterizan los encuentros entre personas que se comunican a nivel profundo, y Dios habla precisamente en el silencio.A veces la curación física es inalcanzable, el cuerpo va en declive, pero el espíritu puede crecer, en el programa mesiánico de Cristo el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor hacia el prójimo, para transformar toda la civilización en la civilización del amor.