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REFLEXIONES DESDE LA HISTORIA AMBIENTAL

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REFLEXIONES DESDE LA HISTORIAAMBIENTAL

Un lugar para relatos:naturaleza, historia y narrativaWilliam Cronon ~ 12

Niños, solamente los animales viven completamente en el aquí y en el ahora.

Únicamente la naturaleza no conoce ni de memoria ni de historia. Pero elHombre -déjenme ofrecerles una definición- es el animal que cuenta

historias. Donde quiera que él va quiere dejar tras de sí, no una huellacaótica, ni un espacio vacío, sino las confortantes marcas y signos de lahistoria. El tiene que andar contando historias. Tiene que mantenerseconstruyéndolas. En la medida en que hay una historia, todo está bien. Aúnen sus últimos momentos, es decir, en el fragmento de segundo de una caídafatal -o cuando está cerca a naufragar- él ve, pasando rápidamente ante sí, la

historia de su vida entera.

Craham Swift, Watcrland (Ncw York, 1983),53-54.

Al principio fue el relato. O más bien: muchas historias, de muchos lugares,en muchas voces, apuntando hacia muchos finales.

En 1979, fueron publicados dos libros acerca de la larga sequía que golpeó lasGrandes Planicies durante los treintas (1930s). Los dos ejemplares tenían títuloscasi idénticos: uno, de Paul Bonnifield, fue llamado The Dust Bowl (El tazón

••• Profesor departamento de historia, Universidad de Wisconsin, Madison.

Este texto es la traducción del artículo de William Cronon " A Place for Stories: Nature, History, andNarrative" publicado en The Journal of American History, Vol. 78, No. 4. (Mar., 1992), pp. 1347-1376.Se reproduce con el permiso de "The Organization of American Historians". Traducido por JorgeAlberto Palacio Castañeda.

Quiero agradecer a muchos amigos y colegas que han leído y criticado varias versiones de este ensayo.David Laurence fue responsable de convencerme, más bien en contra de mi voluntad, que laperspectiva que he adoptado aquí no puede ser ni ignorada ni evadida y me ofreció generosa guíacuando traté de adquirir el vocabulario crítico que me permitiría enfrentar estos problemas. Comosiempre, David Scobey ha sido mi guía más confiable para ayudarme a encontrar el camino a travésde la densa espesura de la teoría literaria. Los comentarios y sugerencias de Thomas Bender, EliseBroach, Robert Burt, Michael P. Cohen, James Davidson, David Brion Davis, Car Erikson, Ann Pahian,Peter Ca y, Amy Creen, Michael Coldberg, Ramachandra Cuha, Revee Huston, Susan Jonson, HowardLamar, Jonathan Lear, Patricia Limerick, Arch McCallum, Ceorge Miles, Katherine Morrisey, JimO'Brien, Robert Shullman, Thompson Smith, Alan Taylor, Paul Taylor, Sylvia Tesh, Thompson WebbIlI, Timothy Weiskel, Richard White, Bryan Wolf, Donald Worster, y dos lectores anónimos,igualmente ayudaron a dar forma a mis pensamientos en este tema. Finalmente tengo una deudaespecial con David Thelen y Steven Stowe por su persistencia para animarme a convertir en ensayo loque yo había abandonado. Le agradezco a todos.

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polvoriento)3; el otro, de Donald Worster, fue titulado Dust Bowl (Tazónpolvoriento)4. Los dos autores abordan virtualmente el mismo tema, haninvestigado en gran parte los mismos documentos y están de acuerdo en lamayoría de sus hechos, y sin embargo sus conclusiones difícilmente habríanpodido ser tan diferentes.

El argumento concluyente de Bonnifield es como sigue:

En el análisis final, la historia del "Dust Bowl" era la historia de la gente,

gente con habilidad y talento, gente con recursividad, fortaleza y coraje ....

La gente del "Dust Bowl" no era gente derrotada, gente empobrecida sinesperanza. Ellos fueron constructores para el mañana. Durante esos durosaños continuaron construyendo sus iglesias, sus negocios, sus escuelas, suscomunidades. Ellos crecieron más cerca del Dios que dio origen a la tierra.Años difíciles fueron comunes en su pasado, pero el futuro perteneció a

aquellos que fueron capaces de aprovechar el momento ... Debido a que

permanecieron durante esos años trabajando la tierra y cultivando susrecursos naturales, millones de personas han comido mejor, trabajado enlugares más saludables y disfrutado de hogares más cálidos. Debido a esagente determinada a no huir del área azotada durante una crisis, la nación

disfruta hoy un mejor nivel de vida5 .

Worster, de otra parte, presenta un cuadro más desolado:

El "Dust Bowl" fue el más oscuro momento en la vida del siglo XX en las

planicies sureñas. El nombre sugiere un lugar -una región cuyos límites sontan inexactos y cortantes como una duna de arena. Pero también fue unevento de significación nacional y aún planetaria. Una autoridadampliamente respetada en el mundo de los problemas alimenticios, GeorgeBorgstrom, ha ranqueado la creación del "Dust Bowl" como uno de los trespeores desatinos ecológicos en la historia .... No puede ser atribuido alanalfabetismo, a la sobrepoblación o al desorden social. Sucedió debido a que

la cultura estaba operando precisamente en la forma en que se suponía debíahacerlo ....EI "Dust Bowl" ...fue el resultado inevitable de una cultura que

deliberadamente, auto-concientemente, se asignó la tarea de dominar y

explotar la tierra para todo el que la mereciera' .

3 BONNIFIELD, Paul. The Dust Bowl: Men, Dirt, and Depression. University nf New mexico Press.Albuquerque. 1979;

4 WOR5TER, Donald. Dust Bowl: The 50uthern Plains in the 1930s. Oxford University Press. New York,1979. Acerca de la historiografía en general del 'Dust Bowl', véase la colección de ensayos en CreatPlains Quaterly, 6 (5pring, 1986).

BONNIFlELD. Op. Cit. 1979. Pp.202.

6 WOR5TER. Op. Cit. 1979. Pp. 4.

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Para Bonnifield, las tormentas de polvo de los 1930s fueron principalmenteun desastre natural. Cuando la lluvia cesó, la gente tuvo que esforzarse por susgranjas, sus casas y su supervivencia. Su éxito en tal esfuerzo es un triunfo delespíritu individual y comunitario: la naturaleza armó un revoltijo y los sereshumanos lo limpiaron. La versión de Worster difiere dramáticamente. Aunquelas lluvias cayeron durante los 1930s, su desaparición expresó el clima cíclico deun ambiente semiárido. La historia del "Dust Bowl" se acentúa en las fallas delos seres humanos para acomodarse a la naturaleza, más que en las fallaspropias de la naturaleza en sí misma. Una larga serie de voluntariosos asaltos eincomprensiones humanas produjeron finalmente un colapso cuyos orígenesfueron principalmente culturales.

Independientemente de nuestra inclinación frente a cualquiera de estas dosinterpretaciones, la existencia de dicha dualidad plantea un dilema para losacadémicos que estudian los cambios ambientales del pasado; constituyeverdaderamente, un dilema para todos los historiadores. Como frecuentementesucede en la historia, dicha dualidad nos lleva a preguntarnos cómo dos autorescompetentes, que revisan materiales idénticos derivados del mismo pasado,pueden llegar a conclusiones tan divergentes. Pero no son solamente sus tesisfinales las que difieren; aunque ambas narran la misma serie de eventos conpersonajes esencialmente similares, cuentan dos historias completamentedistintas. En ambos textos la historia está inextricablemente ligada a susconclusiones y el análisis histórico deriva buena parte de su fuerza del barridodescendente y ascendente de su trama. Así que nosotros debemoseventualmente preguntar algo más básico: ¿de dónde provienen estas historias?

El asunto es más intrincado de lo que parece, ya que nos lleva al másdiscutido terreno entre la ciencia social tradicional y la teoría críticaposmoderna. Así como un historiador ambiental que trata de ligar lastradiciones analíticas de la historia con aquellas de la ecología, la economía, laantropología y otros campos, no puedo dejar de sentirme incómodo frente alterreno teórico cambiante que parecemos ocupar ahora. De una parte, unapremisa fundamental de mi campo, es que los actos humanos ocurren dentro deuna red de relaciones, procesos y sistemas que son tan ecológicos comoculturales. A tales categorías históricas básicas como género, clase y raza, loshistoriadores ambientales añadirían un vocabulario teórico en el cual plantas,animales, suelos, climas y otras entidades no humanas, llegan a ser los ca actoresy codeterminantes de una historia no sólo de la gente sino de la tierra misma.Para los académicos que comparten mi perspectiva, la importancia del mundonatural, sus efectos objetivos sobre la gente y las formas concretas en que "laspersonas lo afectan a su vez, no están en discusión; son el corazón mismo del

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proyecto intelectual. Nosotros entonces, ligamos nuestro trabajo histórico conaquel desarrollado por nuestros colegas en las ciencias, cuyos modelos, aunquede manera imperfecta, tratan de aproximarse a los mecanismos de la naturaleza7•

A pesar de ello, los académicos de la historia ambiental también mantienen unpoderoso compromiso con la forma narrativa. Cuando nosotros describimos lasactividades humanas dentro de un ecosistema, aparecemos siempre comocontando historias sobre ellasB• Como todos los historiadores, consideramos loseventos del pasado en secuencias causales (historias) que ordenan y simplificandichos eventos para darles nuevos significados. Esto ocurre debido a que lanarrativa es la forma literaria que, por excelencia, trata de encontrar sentido enuna realidad cronológica abrumadoramente densa y desordenada. Cuandoescogemos un lugar para ordenar nuestras historias ambientales, les damos unaunidad que ni la naturaleza ni el pasado poseen tan claramente. Visto de estamanera, nos movemos más allá de la naturaleza hacia el reino intensamentehumano del valor. Allí, no podemos evitar encontrarnos con los ataquesposmodernistas a la narrativa, que ponen en cuestión no sólo las historias quecontamos sino el propósito más notable que nos motiva inicialmente: tratar de darsentido a la naturaleza en el pasado humano.

Al escribir historias acerca del cambio ambiental dividimos las relacionescausales de un ecosistema con un corte retórico que define lo incluido y loexcluido, lo relevante y lo despreciado, lo empoderado y lo desempoderado. Enel acto de separar el relato del no relato, manejamos la más peligrosa y poderosaherramienta. Es un lugar común en la teoría literaria moderna, que la verdaderaautoridad con la cual la narrativa presenta su visión de la realidad es lograda aloscurecer grandes porciones de esa realidad. La narrativa tiene éxito en la medidaen que oculta las discontinuidades, elipses y experiencias contradictorias que

7 Para una amplia discusión que explora las emergentes agendas intelectuales de la historiaambiental, véase" A round table: environmental history" Journal History of American, 76. March1990. Pp. 1087-1147.

B A través de este ensayo, usaré "historias-relatos" y "narrativa-narración" intercambiablemente, apesar de que puede hacerse una distinción técnica entre ellas. Para algunos críticos literarios y filósofosde la historia, "historia-relato" es un género limitado, mientras que la narrativa (o narratio) es laparte más abarcante de la retórica clásica por organizar toda la representación del tiempo en unasecuencia configurada de acciones completas. Yo busco el más amplio significado para las dospalabras dado que "contar historias" en su sentido más fundamental es la actividad que deseo publicary defender. Al finalizar la lectura de este texto espero que sea completamente claro que no estoyurgiendo por un retorno a la "tradicional" narrativa histórica que revuelve las biografias de" grandes"individuos (usualmente políticos e intelectuales blancos de elite de sexo masculino), sino que másbien, estoy uniéndome al llamado para que los historiadores reconozcan el uso de relatos como el ejenecesario aún de historias de larga duración (longue durée) que ponen poca atención a la genteindividualmente considerada. La historia ambiental no es sino un ejemplo de estos relatos; la mayoríade mis argumentos se aplican inmediatamente a otros.

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subrayan el significado pretendido de su historia. Cualquiera que sea su propósitoexplícito no puede evitar un ejercicio tácito encubierto: inevitablemente reconoceunas voces mientras silencia otras. Una narrativa poderosa reconstruye el sentidocomún, para hacer que lo contingente parezca determinado y lo artificial parezcanatural. Si esto es cierto, entonces la narrativa plantea problemas particularmentedifíciles para los historiadores ambientales, para quienes el vínculo entre loartificial y lo natural es el meollo de lo que la mayoría queremos estudiar. Lasdiferencias entre las versiones del Dust Bowl de Bonnifield y Worster tienen unarelación clara con ese círculo, como la tiene mi incomodidad acerca de losapuntalamientos teóricos de mis elaboraciones históricas9•

La enfermedad de la teoría literaria es escribir demasiado en abstracto, demanera que los significados más simples llegan a ser difíciles o resultanabsolutamente opacos. Para que este ensayo no divague hacia la niebla,permítanme aterrizarlo sobre terrenos más familiares. Propongo analizar lanarrativa de la historia ambiental volviendo a las Grandes Planicies para sondearlas formas en que los historiadores han contado el pasado de esa región. Lo queofrezco aquí no será una historiografía comprehensiva, dado que mi selección delos textos es ecléctica y que ignoraré muchos trabajos mayores. Más bien, usaré unpuñado de historias de las Grandes Planicies para explorar los muy molestosproblemas que la narrativa plantea a los historiadores. Por un lado esperoreconocer los profundos desafíos que el posmodernismo propone para aquellos

9 La mayoría de las lecturas que subyacen a este ensayo no pueden estar fácilmente atadas a un soloargumento o pié de página. Entre los trabajos que ayudaron a dar forma a mi punto de vista sobre laimportancia y los problemas de la narrativa están los siguientes: ORAY, William H. Philosophy ofHistory. Prentice-Hall. Englewood Cliffs. 1964;SCHOLES, Robert and KELLOGG,Rober!. The Natureof Narrative. Oxford University Press. New York. 1966; KERMODE, Frank. The Sense of an Ending:Studies of the Theory of Fiction. Oxford University Press. New York. 1967; WHITE, Hyden.Metahistory: The Historical Imagination in Nineteenth-Century Europe. Johns Hopkins UniversityPress. Baltimore. 1973; WHITE, Hyden. Tropics of Discourse: Essays in Cultural Criticismo JohnsHopkins University Press. Baltimore. 1978; CANARY, Robert H. and KOZICKI, Hemy (eds). TheWriting of History: Literary Form and Historical Understanding. University of Wisconsin Press.Madison. 1978; MITCHELL, W.J.T. ed. On Narrative. University of Chicago Press. Chicago. 1981;JARNESON, Fredric. The Political Unconscious: Narrative as a Socially Symbolic Ac!. ComellUniversity Press. lthaca. 1981; CULLER, Jonathan. On Deconstruction: Theory and Criticism afterStructuralism. Comell University Press. lthaca. 1982; EAGLETON, Terry. Literary Theory: AnIntroduction. University of Minnesota Press. Minneapolis. 1983; RICOEUR, Paul. Time and Narrative.3 vols.University of Chicago Press. Chicago. 1984, 1985, 1988; BLAMEY,Kathleen and PELLAUER,David; LACAPRA, Dominick. Rethinking Intellectual History: Texts, Contexts, Language. ComellUniversity Press. lthaca. 1983; DANTO, Arthur C. Narration and Knowledge: Including the IntegralText of Analytical Philosophy of History. Columbia University Press. New York. 1985; CLlFFORD,James y MARCUS, George E. (eds). Writing Culture:The Poetics and Politics of Ethnography.University of california Press. Berkeley. 1986;MARTIN, Wallace. Recent Theories of Narrative. ComellUniversity Press. lthaca. 1986; MINK, Louis O. Historical Understanding. Comell University Press.lthaca. 1987; WHITE, Hyden. The Content of the Form: Narrative Discourse and HistoricalRepresentation. Baltimore. 1987;y ERIKSON, Kai. "Obituary for Big Daddy: A Parable", manuscritopublicado, en poder de William Cronon.

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quienes aplauden" el resurgimiento de la narrativa"; por otro lado, quieroregistrar mi propia convicción -ingenua pero todavía fuerte- de que la narrativasigue siendo esencial para nuestra comprensión de la historia y del lugar del serhumano en la naturaleza.

Si consideramos las Planicies en el medio milenio transcurrido desde queCristobal Colón cruzó el Atlántico, ciertos eventos parecen aparentementeirrelevantes en cualquier historia a largo plazo de la región. Si yo fuera a tratarde escribir estos eventos no como una historia sino como una simple lista, (que apropósito, no tendría un éxito completo al hacerlo, ya que la tarea de no contarhistorias acerca del pasado tiende a ser mucho más difícil de lo que parece) lacrónica resultante sería algo como esto.

Hace cinco siglos, alguna gente viajó hacia el oeste a través del OcéanoAtlántico. De igual forma, viajaron algunas plantas y animales. Uno de éstos -elcaballo- apareció sobre las Planicies. Los nativos usaron caballos para cazar albisonte. Migrantes humanos del otro lado del Atlántico aparecieroneventualmente también sobre las Planicies. La gente peleó mucho. Las manadasde bisontes desaparecieron. Los nativos se desplazaron a las reservas. Losnuevos inmigrantes construyeron casas para sí mismos. Los rebaños de vacunosse incrementaron. Los pobladores cultivaron la pradera, haciendo crecer elmaíz, el trigo y otros granos. Los ferrocarriles movilizaron a la gente y a lascosas dentro y fuera de la región. Las cosechas algunas veces se perdieron porfalta de lluvia. Alguna gente abandonó sus granjas y se movió a otros lugares;otra gente permaneció allí. Durante los 1930s, hubo una sequía particularmentefuerte, con muchas tormentas de polvo. Entonces la sequía terminó. Muchagente empezó a bombear agua del suelo para su uso en los campos y en lospueblos. Hoy, los granjeros de las Planicies continúan sembrando y criandorebaños de animales. Algunos tienen problemas llegando hasta el final. Muchosindios viven en reservas. Será interesante ver que sucede en adelante.

Confío en que esta lista parezca muy peculiar a cualquiera que la lea, comosi un niño estuviera tratando de contar una historia sin saber cómo. He tratadode remover el sentido de conexión entre los detalles tanto como he podido. Loshe presentado no como una narración sino como una crónica, como un simplelistado cronológico de eventos tal como ellos ocurrieron secuencialmente10 • Estono fue una crónica pura, dado que yo presenté solamente lo que declaré como

10 La distinción entre crónica y narrativa es ampliamente analizada en WHITE. Op. Cit. 1973. Pp. 5-7;WHITE. Op. Cit. 1978. Pp. 109-11;MINK, Louis O. "Narrative Form as a Cognitive Instrument", enWriting of History, ed. Canary and Kozicki, 141-44; CARR, David. Time, Narrative, and History.Indiana University Press. Bloomington. 1986. Pp. 59; DANTO. Op. Cit. 1985; Y ROTH, Paul A."Narrative Explanations: The Case of History". History and Theory. 27. No. 1. 1988. Pp. 1-13.

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los eventos" más importantes" de la historia de las Planicies. Por el simple actode separar los eventos importantes de los no importantes, realmente incorporécierto número de historias no tan ocultas en mi lista, de forma que asuntos comola migración del caballo o la conquista de las tribus de las Planicies empezarona formar pequeños remolinos narrativos en medio de mi relato ostensiblementemenos narrativo. Una crónica pura habría incluido cada evento que ocurrió enlas Grandes Planicies sin importar que tan grande o pequeño fuera, de maneraque un atardecer colorido en septiembre de 1623 o un ordeño matutino en unagranja cerca a Leavenworth en 1897 ocuparía un lugar tan prominente como ladestrucción de la manada de bisontes o las tormentas de polvo de los 1930s.

Tal texto es imposible aún de imaginar, no digamos construir, por razonesque ayudan a explicar el afecto de los historiadores por la narrativall . Cuandoencontramos el pasado representado en la forma de una crónica, llega a ser demanera significativa menos reconocible para nosotros. Tenemos problemasestableciendo porqué las cosas sucedieron en el momento y en la forma en queacontecieron y se vuelve difícil de evaluar el significado relativo de los eventos.Las cosas parecen menos conectadas unas a la otras, y se vuelve confuso el cómotodo esto se relaciona con nosotros. Es por esto que en una crónica perdemosfácilmente el hilo de lo que estaba sucediendo en cualquier momento particular.Sin algún argumento para organizar el flujo de eventos, todo llega a ser muchomás complejo -si no imposible- de entender.

¿Cómo descubrimos un relato que cambiará los hechos de la historia de lasGrandes Planicies en algo fácilmente reconocido y entendido? El repertorio deargumentos históricos que podemos aplicar a los eventos que hemos acabo denarrar es infinito y podría ser derivado no propiamente de la historia sino de laliteratura y los mitos. Para simplificar el rango de posibilidades, quiero empezarofreciendo dos grandes grupos de argumentos posibles. De un lado, podemoscontar historias en las cuales la línea argumental gradualmente asciende haciaun final ligeramente más positivo -más feliz, más rico, más libre, mejor- que elprincipio. De otro lado, podemos contar historias en las cuales la líneaargumental eventualmente tiende hacia un final que es más negativo -más triste,más pobre, menos libre, peor- que el punto donde la historia comenzó. Elprimer grupo puede ser llamado "progresivo", dada su dependencia históricacon las nociones de progreso del Siglo de las Luces; el otro puede ser llamado

1] Existen problemas epistemológicos profundos que aquí no discutiré. Un ejem'plo de ello es cómoreconocernos lo que constituye un "evento" y cómo trazamos vínculos alrededor de él. Deberíaeventualmente llegar a ser claro que "los eventos" son en sí mismos definidos y delimitados por lashistorias con las cuales nosotros los configurarnos y que probablemente, son imposíbles de imaginaraparte de su contexto narrativo,

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"trágico" o "decadente", trazando sus raíces históricas en las reaccionesrománticas y antimodernistas contra el progreso.

Si echamos un vistazo a las formas en que los historiadores han escritoacerca del ambiente cambiante en las Grandes Planicies, las líneas ascendentey descendente de progreso y decadencia aparecen por doquier. La facilidadcon la cual las reconocemos constituye una advertencia frente al terreno queestamos abordando. No obstante, al forzar estas historias como representacionesdel cambio ambiental, sus formas narrativas tienen menos relación con lanaturaleza que con el discurso humano. Sus argumentos son representacionesculturales tan arraigadas en nuestro lenguaje, que resuenan más allá de lasGrandes Planicies. No son producto de la invención de los historiadores, y sucercana familiaridad nos anima a moldear nuestra forma de contar historias,para ajustarse a sus patrones. Ubicado en un contexto histórico e ideológicoparticular, ningún grupo de argumentos es inocente: ambos tienen agendasocultas que influyen en lo que la narrativa incluye y excluye. Tan poderosasson estas agendas que ni siquiera los historiadores como autores las controlan

completamente.

Tomemos por ejemplo los historiadores que narran la historia en lasGrandes Planicies como un cuento del progreso de frontera. El más famosorepresentante de los que acogieron este argumento básico fue Frederick JacksonTurner, para quien la historia de la nación recapituló las etapas ascendentes dela civilización europea, hasta producir una comunidad igualitaria ydemocrática. Turner vio la transformación del paisaje norteamericano desde losilvestre, pasando por los puestos de comercio, las granjas y el surgimiento delos poblados, describiéndola como la saga central de la naciónJ2• Si ha existidohasta el momento una narrativa que lograra su objetivo borrando suverdadero sentido, la frontera de Turner ocupa ese lugar: el encuentro heroicoentre pioneros y "tierra libre", podía no solamente llegar a ser plausibleoscureciendo la conquista que canjeó la libertad de unos por la de otros. Alhacer de los indios la base (the foil) para su historia del progreso, elargumento de frontera hizo que su conquista pareciera natural, de sentidocomún, inevitable. Pero decir esto es solamente afirmar el poder de lanarrativa. En incontables versiones anteriores y posteriores a la forma clásicaTurneriana, este relato de lucha y progreso de frontera permanece entre lasmás antiguas y familiares narraciones de la historia norteamericana. Con suhabilidad para convertir en héroes a gente corriente y de presentar una

12 TURNER, Frederick Jackson. The Frontier in American History. Rinehart and Wiston. New York.1920. Pp. 12.

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invasión creciente como la marcha épica hacia una nacionalidad democráticarelumbrante, llenó perfectamente las necesidades ideológicas de su momento(final de S. XIX)13.

Eventualmente, las Grandes Planicies prueban ser menos tratables para elprogreso de frontera que muchas otras partes de la nación. El mismo Turneral referirse a la región, dice que esta tierra constituyó la "primera derrota"de los granjeros norteamericanos; aunque ello no evitó que los pobladores

mismos contaran su pasado con la historia de frontera.14 Uno de los líderesmisioneros en los territorios de Dakota, el obispo William Robert Hare,profetizó en los 1980s que el asentamiento de Dakota seguiría una líneaascendente de inmigración, esfuerzo, y triunfo:

Ustedes deben permanecer profundamente anclados en la corta hierbaquemada de un desierto inhabitado -el próximo mes una comitiva semoverá sobre el desierto y parará en algún punto donde la carrilera hadecidido localizar un pueblo. Hombres, mujeres y niños saltarán de losvagones y sus pertenencias caerán tras ellos. A partir de ese momento laconstrucción comienza. El coraje y la fe de estos pioneros es algo

extraordinario. Su espíritu parece sobrepasar cualquier obstáculo15 .

Para Hare, esta visión del progreso era actual y prospectiva, una profecía delfuturo crecimiento; pero el mismo patrón podía ser fácilmente aplicado a lasvisiones retrospectivas. En 1909, un antiguo historiador de Oklahoma, Luther Hill,pudo mirar retrospectivamente hacia los 1890s; una década que había" forjado ungran cambio en el territorio de Oklahoma". En apenas diez años, los pobladoreshabían transformado la "piscina estancada" de las tierras indias no utilizadas, en"los ondulantes campos de gnmo, los rebaños de vacuno y el amplio especto deprosperidad agrícola [los cuales] causaron el deleite y aún la sorpresa delobservador quien vio los resultados de la civilización al producir tal maravilla deriquezas"16. La gente corriente recibió tales descripciones como la realización deuna gran historia que se había desarrollado durante el curso de sus propias vidas.Es así como una pueblerina de Kansas llamada Josephine Middlekauf, concluyó,

13 Yo he escrito sobre la estructura retórica de Turner: CRONON, William. "Revisiting the VanishingFrontier: The Legacy of Frederick Ja('l(son Turner", Western Historical Quaterly, 18. April1987. Pp.157-76; Y CRONON, William "Turner's First Stand: The Significance in American History", enWriting Western History: Classic Essays on Classic Western Historians, ed. Richard Etulain.Albuquerque. 1991. Pp. 73-101.Véase también CARPENTER, Ronald H. The Eloquence of FrederickJackson Turner. Huntington Library.5an Marino. 1983.

14 TURNER.Op. Cit. 1920.Pp. 147.15 William Rober Here, C.1887,citado en LAMARC,Howard R. "Public Values Anprivate Dreams: South

Dacota's Search for Identity, 1850-1900".South Dakota History, 8. Spring 1978. Pp. 129.16 HILL, Luther B.A History of the State of Oklahoma. The Lewis Publishing Company. Chicago. 1909.

Pp. 382, 385, 386.

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Después de sesenta años de ser pionera en Hays, yo podría escribirvolúmenes contando de su crecimiento y progreso ....He sido singularmenteprivilegiada por haber visto su desarrollo desde los materiales crudos hastalos productos casi terminados de confortables casas, iglesias, colegios, calles

pavimentadas, árboles, frutas y floresl? .

Consideremos estas pequeñas narraciones de una manera más abstracta. Ellascuentan una historia de un progreso más o menos lineal, en el cual la gente seesforzó por transformar un ambiente que respondía relativamente. Debe habermoderado contratiempos en el camino, pero el papel de la narración es jugar detrampolín a los héroes que sobrellevaron dicha transformación. Rápidamente, lascomunidades tuvieron éxito en llegar a ser aún más civilizadas y confortables. Elmarco temporal de las historias es breve, ya que es limitado al tiempo de unaúnica generación y está localizado históricamente en el momento inmediatamenteposterior a que los pobladores invasores ocuparan por primera vez las tierrasindias. Nuestra atención como lectores está enfocada en los eventos locales,aquellos que afectan a los individuos, familias, municipios y otras pequeñascomunidades. Todos estos elementos que sirven de marco y que son tan literarioscomo históricos, nos empujan a la conclusión de que ésta es básicamente unahistoria feliz. Está matizada solamente por una insinuación de nostalgia frente almundo que se esta perdiendo, por una suave corriente escondida de antiguoslamentos para las pasiones y energías juveniles últimamente de moda.

Si bien la historia que estos narradores cuentan es sobre el drama delasentamiento y el coraje de los pioneros, es también acerca del escenariocambiante en el cual el drama se lleva a cabo. La transformación de un pueblo deKansas es revelada no sólo por sus nuevos edificios, sino por la sombra de susárboles, los huertos de manzanas y los jardines. La prosperidad triunfante deOklahoma reside en sus campos de trigo, sus pastos para los vacunos y sus torresde petróleo. Como asertiva mente sugirió hace tiempo el crítico literario KennethBourke, la escena de una historia es tan fundamental para lo que sucede en ella,como las acciones que comprenden su argumento más visible. Bourke afirma quelas acciones de una historia son casi invariablemente consistentes con suescenario: "está implícito en la calidad del escenario, la calidad de la acción queva tener lugar en ella"18.

Si la forma en que el narrador construye la escena está directamenterelacionada con la historia que cuenta, entonces lo dicho tiene profundas

17 Josephine Middlekauf, citada en STRATTON, Joanna L. Pioneer Women : Voices from the KansasFrontier. Simon and Schuster. New York. 1981. Pp. 204.

18 BURKE, Kenneth. A Grammar 01motive. New York, Prentice-Hall, inc. Berkeley. 1969. Pp. 6-7.

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implicaciones para la historia ambiental, la cual, al fin y al cabo, toma escenasdel pasado natural como su objeto de estudio primario. Si la historia de lasGrandes Planicies es un relato progresivo acerca de cómo las praderas se fueronconvirtiendo en ranchos, granjas y jardines, entonces el final de la historiarequiere una clase particular de escena para que la línea argumental ascendentealcance su cumplimiento necesario. De igual modo, la escena de cierre tiene queser diferente a la de apertura. Si la historia termina en un campo de trigo quefigura la conclusión feliz de un esfuerzo por transformar el paisaje, entonces elrequerimiento más básico de la historia es que la forma inicial de ese paisajedebe ser neutral o negativo en valor. Debe merecer ser transformado.

Por consiguiente, no es accidental que estos narradores empiecen sushistorias en medio de paisajes que tienen pocas características que los rediman.El territorio de Dakota del obispo Harel empieza como "un desierto inhabitado"donde sus carrileras transportan a los pobladores a través de la "desolación".Desde este ángulo la narrativa revalora la naturaleza convirtiéndola enescenario y presionando hasta sus límites a escogidos personajes tales como losindios, quienes no juegan ningún papel en el relato porque el mismo relato estádiseñado para oscurecer sus roles. Cuando la Oklahoma de Luther Hill estabatodavía controlada por indios, permaneció como" una piscina estancada",mientras Josephine Middlekauf percibía las tierras y las praderas no cultivadasde Kansas, principalmente como "materiales crudos". Aún una fraseaparentemente tan neutral como esta última -"materiales crudos"- está cargadade significado narrativo, ya que contiene la historia completa del desarrolloprogresivo en el cual el ambiente es transformado de "material crudo" a"producto terminado". Es a través de esta forma como la historia y la escenallegan a estar tan intrincadas una con la otra y con las políticas de invasión yprogreso civilizado, desde donde tratamos de entender el medio ambiente delas Planicies y su historia.

Particularmente estas historias optimistas acerca del asentamiento de lasGrandes Planicies no son de ninguna manera típicas de la escritura histórica enel siglo XX. Los problemas de establecerse en un ambiente semiárido fueron tangrandes para los relatos de frontera, que ya así era difícil proceder sin múltiplescontrariedades y crisis. Anotaré que los narradores que prefirieron una líneaargumental ascendente en sus historias del cambio regional ambiental, debíanconsecuentemente armar un cuento de fracaso, esfuerzo y acomodación máscomplicado, de cara a un paisaje resistente si no hostil.

Entre los escritores más importantes que adoptaron esta estrategia narrativaencontramos a Walter Prescott Webb y James Malin, quienes figuran dentro delos relatos de las Grandes Planicies como los dos historiadores más influyentes

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durante la primera mitad del siglo XX. El trabajo clásico de Webb, The CreatPlains, fue publicado hace aproximadamente medio siglo y aún siguereimprimiéndose19. Cuenta una historia que revisa significativamente la fronteraTurneriana. Para Webb, las Planicies fueron radicalmente diferentes de losambientes más benignos que los pobladores anglo-americanos habían encontradoen el Este. Ante la escasez de árboles y de agua, la región supuso un obstáculocasi irremediable para la marcha de la civilización rumbo al Oeste. Una vezdescrita la escena de esta forma, Webb establece su dinámica historia con un

pasaje revelador:

En la nueva región -llana, sin bosques y semi árida- [los pobladores] fueronarrojados por pura necesidad a las garras de las nuevas circunstancias. Sucompromiso había sido establecido en esta forma: al este del Misisipi lacivilización se paró en tres pilares -la tierra, el agua y la madera; al oeste del

Misisipi no uno sino dos de estos pilares fueron retirados -agua y madera- yla civilización fue dejada sobre un pilar -la tierra. No es difícil imaginar que

ella se mantuvo en una falla temporapo .

Es fácil anticipar la narración que fluirá desde el principio. Webb nos contarácómo la civilización tuvo un decaimiento, desde el que construyó nuevos pilaresrecuperando sus apoyos, para continuar su ascenso triunfante. El agente centralque resuelve estos problemas y conduce la historia hacia delante es la invenciónhumana. A diferencia de la más simples narraciones de frontera, la historia deWebb traza una dialéctica entre un paisaje resistente y las innovacionestecnológicas que finalmente lograrán transformarlo. Aunque el libro en mencióntiene cerca de quinientas páginas y es maravillosamente intrincado en susargumentos, ciertos acontecimientos catalogados como grandes inventos marcanlos puntos de quiebre en el libreto de Webb. Como el agua era tan escasa, lospobladores tenían que obtenerla de las corrientes subterráneas, que resultabanser la única fuente confiable de agua; fue entonces cuando idearon el humildepero revolucionario molino de viento. En virtud de que había muy poca maderadisponible para construir cercas que salvaguardaran los campos de maíz de lovacunos, el alambre de púa fue inventado durante 1874 y se expandiórápidamente a través de las praderas. Estas y otras invenciones como carrilera s,irrigación, nuevos sistemas legales para adjudicar derechos sobre el agua yhasta ciertos revólveres, destruyeron eventualmente las manadas de bisontes,crearon un vasto reino del ganado vacuno y arruinaron las praderas para el

cultivo.

19 PRESCOTT WEBB, Walter. 77JeCreat Plains. Ginn and Campany. Bastan. 1931.

20 Ibid. Pp. 9.

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!:?!~.Iugarpara relatos: naturaleza, historia y ~rativaWlLLlAM CRONCJN

Webb cierra su historia caracterizando las Planicies como una tierra desupervivencia donde la naturaleza ha resistido obstinada y tercamente ante losesfuerzos del hombre. Es esta obstinación de la naturaleza, la que ha llevado alhombre a las innovaciones que ha hech021. Dados los requerimientos escénicosde la narrativa de Webb, su paisaje de las Planicies debe lucir más bien diferentecon respecto al de anteriores narradores de frontera. Para Webb, el ambientesemiárido no es ni silvestre ni desértico, sino un digno antagonista de lacivilización. Es este paisaje el que fundamenta la resistencia pura que incita alingenio humano a alcanzar necesariamente nuevos niveles de logro. De esemodo Webb dedica mucho más tiempo que sus antecesores a describir el clima,el terreno y la ecología de las Grandes Planicies, así como a exaltar lascaracterísticas que la hacen una región única en la experiencia norteamericana.Aunque su libro termina con la misma imagen resplandeciente de un paisajetransformado que nosotros encontramos en previas narraciones de frontera, elautor de ninguna manera devalúa el paisaje "incivilizado" que lo precede. Todolo contrario: en la medida misma en que es más considerable como un rival, másheroico llega a ser su antagonista humano. En el esfuerzo por construir sushogares en esta dura tierra, la gente de las Planicies no sólo probó su inventiva,sino que además constituyó una cultura regional bellamente adaptada a losdesafíos de su ambiente.

El relato de Webb sobre la lucha humana contra un ambiente resistente, hasido el corazón de la mayoría de los relatos ambientales subsiguientes sobre lasPlanicies. Nosotros hemos encontrado ya una versión en The Dust Bowl de PaulBonnifield. También puede ser descubierto en los estudios ecológicamente mássofisticados de James c. Malin, en los cuales la evolución del "hombre delbosque" al "hombre de los pastos" llega a ser el elemento central de la historiade las Grandes Planicies22. La prosa de Malin en apariencia es menos tipo relatoque la de Webb, pero ella en todo caso narra un encuentro entre un ambienteresistente y el ingenio humano. Los personajes de Malin empiezan comoesforzados inmigrantes que no tienen un concepto de cómo vivir en un paisajesin árboles; al final, ellos han llegado a ser "hombres de pastos" que han traídosu cultura "en conformidad con los requerimientos de preservar, más quedeshacer el equilibrio ambiental. Tanto han logrado adaptarse que pueden aún

21 lbid. Pp. 508.

22 Estos términos aparecen, por ejemplo, en la obra cumbre de MALIN, James C. The Grassland of NorthAmerica: Prolegomena to lis History. Lawrence, Kan. Gloucester, Mass. 1947, pero esta noción básicavirtualmente da información de todo su trabajo sobre las tierras de pastos (grasslands). Véase tambiénMALIN, James c. Grassland Historical Studies: Natural Resource Utization in a Background of Science andTechnology. Lawrence, Kan. 1950; y la colección de ensayos MALIN, James c. History and Echology:Studies of the Grassland, ed. Robert P. Swierenga. Lincoln. 1984.

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REPENSANDO LA NATURALEZA

Reflexiones desde la historia ambiental

señalar con desdén las deficiencias de la tierra silvestre; sin pastos, seca, con unsuelo ácido, poroso e infértil"23. Los habitantes humanos han llegado a unificarsecon un ambiente que pocas décadas atrás los había destruido.

La belleza de estos argumentos es que ellos presentan la inclemencia delambiente regional de tal forma, que el esfuerzo humano en su contra pareceaún más positivo y heroico que el ascenso continuo retratado en anterioresnarraciones de frontera. El foco de nuestra atención es todavía de pequeñaescala, aunque el contexto cronológico y geográfico del argumento se haexpandido. La historia es ahora un relato más regional, de modo que la historiade una familia o de un pueblo, e incluso de Kansas u Oklahoma, llegan a ser demenor importancia frente a las historias más amplias del medio ambiente quevisualizan las Praderas como un todo. El marco temporal también ha avanzado,de modo que la historia del progreso tecnológico de las Planicies se mueve haciael siglo XX. Ya que el argumento empieza en el momento en que los pobladoreseuro americanos comienzan a ocupar las praderas, no hay una extensión delmarco temporal hacia atrás. La historia del contacto previo con los indios nohace parte de este relato.

Algo que resulta bastante interesante es que el tema humano de estashistorias ha llegado a ser significativamente más amplio que las historiasprevias de frontera locales y estatales. En vez de enfocarse primariamente sobrelos pioneros individuales y sus comunidades, estos nuevos estudios regionalescentran sus relatos sobre "la civilización" o "el hombre". Las invenciones quepermitieron a la gente adaptarse a la vida de las Grandes Planicies sonincorporadas en una historia más amplia sobre" el hombre" y sobre" su" largaconquista de la naturaleza. Ninguna narración centrada en un personaje centraltan singular podría ser políticamente inocente. Otros ocultamientos están aquípresentes: indios sí, pero también mujeres, grupos étnicos, clases bajas ycualquier otra comunidad que haya sido separada de la comunidadrepresentada por el Hombre o la Civilización. La narración deja un espacioreducido para ellos que resulta aún menor para un reino natural que debedetenerse apropiadamente ante la conquista de la tecnología. Estas son historiasacerca del progreso que, sin embargo, aunque difícilmente ganado, estápredestinado; sus conquistas son solamente lo que el sentido común y lanaturaleza esperarían. Para Webb y Malin, las Grandes Planicies ganan sentidoa través de sus vínculos con un argumento histórico mundial, Darwiniano en suforma, que acompaña la extensión entera de la historia humana. La líneaargumental ascendente que nosotros detectamos en estas historias, está

23 MALIN. Op. Cit. 1967. Pp. 154.

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Un lugar para relatos: naturaleza, historia y narrativa

WILLIAM CRONON

conectada a una línea significativamente más larga que contiene las mismascaracterísticas sobresalientes. Bien sea que ese argumento más amplio seaexpresado como la Construcción de la Nación Americana (Making of theAmerican Nation), el Surgimiento de la Civilización Occidental (Rise of WesternCivilization), o el Ascenso del Hombre (Ascent of Man), todavía presta suestructura a las historias de las Grandes Planicies que parecen más limitadas enforma. Esto puede explicar el por qué nos encontramos envueltos en un tejidocuyo tema principal en quinientas páginas, es la invención de los molinos deviento y los alambres de púa.

Pero hay otra forma de contar esta historia, en la cual el argumento decae envez de crecer. Los primeros ejemplos de lo que nosotros llamamos una historiade las Grandes Planicies" decadente" o "trágica" empieza a aparecer con losrumores del "Dust Bowl" de los 1930s. La interpretación dominante del "NewDeal" de lo que estaba equivocado acerca de las Planicies, era que lospobladores fueron engañados por un clima que algunas veces era perfectamenteadecuado para el cultivo y otras veces resultaba ruinoso. El asentamiento seexpandió durante los "buenos" años cuando las lluvias eran abundantes y eloptimismo incesante de la frontera había prevenido a los granjeros de reconocerque la sequía era un hecho permanente en la vida de las Planicies. En estaversión, la historia de las Grandes Planicies llega a ser un cuento de autoengañoy rechazo a aceptar la realidad. Sólo una fuerte acción gubernamental planeadapor brillantes expertos científicos para estimular la cooperación entre losgranjeros de las Planicies, podía preservar una expansión agrícola futura yprevenir el retorno de las tormentas de polvo.

La proposición clásica de esta narrativa es del comité que Franklin D.Roossvell constituyó para investigar las causas del "Dust Bowl", en su reportede 1936 sobre el futuro de las Grandes Planicies (The Future of the Great Plains).Su versión de la historia de la región hasta los 1930s es como sigue:

El progreso constante que hemos visto en las comunidades Americanasestaba comenzando a retroceder. En vez de llegar a ser más productivas, lasGrandes Planicies estaban llegando a producir menos. En vez de dar a supoblación un mayor nivel de vida, estaban tendiendo a darles uno menor. Lagente era enérgica y corajuda, y amaba su tierra. Sin embargo estabaprogresivamente menos segura de ella24

.

No hay que mirar muy lejos para ubicar la razón de este inesperado retrocesode la exitosa historia norteamericana. Los pobladores de las Planicies habían

24 The Fulu re ofI71e Creal Plains: Reporl of Ihe Creal Plains Committee. Washington. 1936. Sobre este informe,véase WHITE, Cilbert F. "The Future of the Creat Plains Revisited" Creat Plains Quaterly, 6. Spring1986. Pp. 84-93.

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REPENSANDO LA NATURALEZAReflexiones desde la historia ambiental

fallado precisamente en las adaptaciones agrícolas que Webb y Malinreclamaban a su favor. Pasos radicales tenían que ser dados si se pretendía queel desastre del "Dust Bowl" no volviera a repetirse. "Llegó a ser claro" dijeronlos planificadores, describiendo sus propias conclusiones controversiales con laautoridad del asentamiento de los tiempos pasados, "que a menos que hubieraun cambio permanente en los patrones agrícolas de las Planicies, la asistenciatendría que ser siempre extendida mientras las lluvias disponibles fuerandeficientes"25 .

Cualquiera que sean los méritos científicos o políticos de esta descripción,consideremos sus implicaciones narrativas. Los planificadores del "New Deal",argumentaron en efecto que la ascendente línea argumental de nuestrosnarradores más tempranos, no solamente era falsa, sino que era en sí misma lacausa principal del desastre ambiental que se desarrolló durante los 1930s. El"Dust Bowl" ocurrió porque la gente se había estado diciendo la historiaequivocada y había tratado de inscribir esa historia -la frontera- sobre unpaisaje incapaz de sobrellevar26. Los ritmos ambientales del ecosistema de lasPlanicies eran cíclicos, con años buenos y años malos que se seguían los unos alos otros como olas sobre una playa. El problema del asentamiento humano enla región era que la gente insistía en imponer sus nociones lineales de progresosobre ese patrón cíclico. Su incansable optimismo los llevó siempre a aceptarcomo "normal" la parte más favorable del ciclo de precipitación, y así crearonuna escala y un tipo de agricultura que no podía sostenerse a través de los añossecos. En efecto, malas narraciones han causado estragos en el balance de la

naturaleza.

En razón a esta interpretación, el "argumento" de la historia de las GrandesPlanicies crece a medida que el asentamiento euroamericano empieza; pero elmovimiento ascendente llega a ser problemático cuando los granjeros excedenlos límites naturales del ecosistema. A partir de ese momento, la historia semueve hacia un climax en el cual las fallas trágicas de una gente que seautoengaña produce crisis y declive. Aunque el marco cronológico y geográficode esta narrativa es muy similar al de los argumentos progresivos previos, laescena ha cambiado dramáticamente. Para Webb y para Malin, el ambiente delas Planicies era resistente pero modificable, de tal modo que el esfuerzo y elingenio lo harían finalmente acomodarse a la voluntad humana. En estatemprana encarnación "New Deal" de una historia pesimista de las Grandes

25 ¡dem.

26 Esta imagen de los invasores coloniales buscando "inscribir" su ideología sobre un paisaje ajeno esuna de las nociones centrales de una monografía fascinante: TODOROV, Tzvetan. Tlze Conquist 01America. Harper &Row. New York. 1984.

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Un lugar para relatos: naturaleza, historia y narrativa

llVILLIAM CRONON

Planicies, el ambiente no era solamente resistente, sino que en ciertas formasfundamentales, resultaba inmodificable. Sus características más importantes -sequía y aridez cíclica- no podían ser alteradas por la tecnología humana;solamente podían ser acomodadas. Si la historia era todavía sobre los sereshumanos aprendiendo a vivir en las praderas, su mensaje último era acerca deganar la sabiduría para reconocer y aceptar los límites naturales en vez deesforzarse por superarlos. Aunque el cierre de la historia del comité del "NewDeal" todavía apunta al futuro descrito en su informe entregado en 1936, susautores tenían la clara intención de que los lectores concluyeran que el únicofinal apropiado para los norteamericanos era rechazar los relatos optimistascomo los de Webb y Malin a favor del manejo y las restricciones ambientales.

El subtexto político de esta historia no es difícil de encontrar. Mientras loshéroes de las narraciones previas de las Grandes Planicies han sido las gentescorajudas e inventivas que poblaron la región, los "New Deal' ers" construyeronsus historias ubicándose en el centro del escenario. La gente de las Planicies, apesar de su energía, coraje y amor por la tierra, fueron incapaces de resolver suspropios problemas sin ayuda. Habían hecho tal embrollo de su ambiente, quesolamente extraños desinteresados ofreciendo la perspectiva iluminada delmanejo científico, podrían protegerlos de su propia locura. En este sentido, lanarrativa "New Deal" es relativa y parcialmente trágica, ya que losplanificadores intentaron, en todo caso, un final feliz. Como Webb y Malin,vieron la historia humana de las Planicies como un asunto de adaptación, perosu visión de una modernización progresiva terminó en planificación estatalcentralizada y coordinación regional. Los planificadores federales ayudarían alas comunidades locales a desarrollar nuevas instituciones cooperativas y amantener una relación más sostenible con la tierra. Esta fue la conclusión de lafamosa película divulgativa "New Deal" de Pare Lotentz, The Plow that Brokethe Plains (1936), en la cual un colapso ambiental aparentemente inevitable esrevertido con heroísmo por la intervención gubernamental. Tecnología,educación, cooperación y poder estatal -no individualismo- formaban la mezclaperfecta que de nuevo conduciría a la sociedad de las Planicies al balanceorgánico con la naturaleza evitando la tragedia y produciendo un final feliz.

Bajo esta perspectiva, el relato de James Malin adquiere un nuevosignificado. Malin escribió en el despertar del "New Deal" y fue un firmeoponente de todo lo que ello representó. Sus narraciones sobre adaptaciónregional expresaron su propio horror al colectivismo, resistiéndose al discursodel "New Deal" virtualmente en cada ocasión. Los planificadores, dijo, hanexagerado la severidad del "Dust Bowl" para favorecer sus propios finesestatales, ignorando el hecho de que las tormentas de polvo han sido una partenatural del ambiente de las Planicies hace tanto como cualquiera pudiese

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REPENSANDO LA NATURALEZAReflexiones desde la historia amhiental

recordar. Su fe científica en la ecología tuvo graves peligros políticos, ya que losmismos ecologistas se habían extraviado al ver el medio ambiente de lasPlanicies como un organismo estable y autoequilibrante, donde la acciónhumana afectaba inevitablemente el balance de la naturaleza27. Los ecosistemaseran dinámicos y así era la historia humana del progreso tecnológico; afirmarque la naturaleza propone límites infranqueables al ingenio humano era negarla mirada ascendente global de la historia civilizada. El afecto de los "NewDeal' ers" por las historias en las cuales la naturaleza y la sociedad eranmetafóricamente presentadas como organismos, sólo reveló su propia hostilidadhacia el individualismo y su coqueteo con las nociones comunistas de Estado.Declaró Malin "El cientifismo junto al estatismo, han llegado a ser, mitossociales mayores que amenazan la libertad"28 .

Si las Grandes Planicies de los "New Deal' ers" constituían un ambienterestrictivo que forzaba a los habitantes a aceptar sus límites naturales, las deMalin eran un paisaje de múltiples posibilidades; un lugar para la libertadhumana. La historia de los primeros empezaba en el balance, se movía hacia elcaos y de repente retornaba al sabio equilibrio de una sociedad científicamenteplanificada. El eje argumental de la historia de Malin no tenía tal retornoprofético a un todo orgánico, sino que expresaba más bien un proceso constantede readaptación que continuaba la larga marcha del mejoramiento humano. Enlos dos casos, la forma del paisaje se adaptaba a las narrativas humanasestablecidas dentro de él, constituyéndose como el terreno bajo el cual susdiferentes políticas se enfrentaron una a la otra. El compromiso de Malin con lalibertad individual lo llevó a indagar de forma más profunda que cualquierhistoriador anterior en la ecología de las praderas, pero siempre en un esfuerzopor encontrar las posibilidades humanas más que los límites naturales. Laescena que construyó el autor para su historia, era un ambiente quecorrespondía bien a las necesidades humanas, a menos que burócratas faltos deorientación interfirieran sobre los esfuerzos de la gente para adaptarse a latierra.

Es la narrativa anti "New Deal" de James Malin la que nutre "The 'DustBowl" de Paul Bonnifield. Escribiendo en un tiempo en que las críticasconservadoras al estado de bienestar estaban llegando a ser una característicadominante del discurso político norteamericano, Bonnifield argumenta en unaforma menos polémica y urgente que Malin, pero contando esencialmente la

27 Sobre el papel del "Dust Bowl" en rehacer la ciencia de la ecología, véase TOBEY,Ronald C. Saving¡he Prairies: The Live Cycle olThe Founding School 01American Plan! Ecology, 1895-1955.University ofCalifornia Press. Berkeley.1981.

28 MALIN. Op. Cit. 1950.Pp. 168.

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Un lugar para H.,latos:naturaleza, historia y narrativaWILLlAM CRONON

misma historia. Para él, las Grandes Planicies plantean problemas especiales alas personas que las habitan, pero nadie a diferencia de ellos mismos comohabitantes se involucra con esos problemas de manera más exitosa. Cuando el"Dust Bowl" golpeó, fueron las personas que vivían allí y no los científicosgubernamentales, quienes inventaron nuevas prácticas del uso de la tierra pararesolver problemas previos. Los planificadores "New Deal" entendieron pocoacerca de la región; estaban tan capturados por su propia ideología, quemezclaron los problemas tratando de imponer su visión de una sociedadplanificada.

Bonnifield argumenta que el papel de los planificadores no fue la de permitira los residentes proponer sus propias soluciones, sino que más bien seconcentró en usar todos los medios posibles para expulsar a los granjeros desus propias tierras. Dicha expulsión no la promovían para abordar losproblemas ambientales de las Planicies; lo hacían para resolver sus propiosproblemas de reducción de la superproducción nacional de trigo. Para justificareste fraude, caricaturizaron a los habitantes de las Planicies como" derrotada yempobrecida gente sin esperanza" en propaganda tal como The Plow that Brokethe Plains y en las fotografías de la Farm Security Administration, con susminirelatos de destrucción ambiental y desespero sociaJ29. Al respectoBonnifield afirma que las Planicies poseían algunos de los mejores suelos decultivo del mundo. El paisaje era difícil pero finalmente benigno para la genteque aprendiera a prosperar en él. Su problema principal era un gobierno hostil,más que una naturaleza hostil. Esta narrativa repercutió en el paisaje de Malin,pero ganó un tipo de fuerza ideológica distinta que cuando estuvo ubicada en elmomento histórico de su narración en los palidecientes años de laadministración Carter, justo antes de la triunfante elección como presidente deRonald Reagan. La historia de Bonnifield es un cuento del folklore ordinario queno pretende ir más allá de quitar al gobierno de sus espaldas.

Si Bonnifield elabora la narración optimista de un crítico conservador del"New Deal" acerca del "Dust Bowl", Donald Worster vuelve sobre el discursodel "New Deal" y profundiza sus trágicas posibilidades. Worster, quien esjunto a Webb el más poderoso narrador de estos escritores, acepta el marco dereferencia básico de los planificadores de Roosevelt -el rechazo de lamentalidad lineal de los norteamericanos para reconocer y aceptar lasrestricciones ambientales cíclicas- pero rechaza sus vías estaticistas y expandeconsiderablemente sus vínculos culturales. Una consecuencia del relato del"New Deal" fue remover la historia de las Planicies y de su papel en el ascenso

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29 BONNIFlELD. Op. Cit. 1979. Pp. 202. ." "; ...

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REPENSANDO LA NATURALEZAReflexiones desde la historia ambiental

a largo plazo de la civilización; contrariamente, la reglOn llegó a sersimplemente una anomalía desafortunada, que impuso limitaciones inusualessobre el "progreso constante" típico de la vida norteamericana. Worster rechazaesta lectura de la historia de las Planicies, argumentando que fueron un casorealmente paradigmático en una historia más amplia que puede ser llamada "elsurgimiento y caída del capitalismo".

Para Worster, el rechazo a reconocer los límites naturales es una de lascaracterísticas que define una economía y una ética capitalista. Él está de esemodo ligado a una narrativa en la cual, los mismos hechos que denotaron elprogreso para Webb y para Malin, llegaron a ser signos de decadencia y decontradicciones entremezcladas de la expansión del capitalismo. La escena delrelato es globalmente histórica, solo que esta vez el argumento conduce a lacatástrofe:

Que los treintas fueron un tiempo de grandes crisis en el capitalismo

americano, realmente en el mundo, ha sido un hecho obvio. El "Dust Bowl",creo, fue parte de la misma crisis. Se dio debido a que la energíaexpansionista de los Estados Unidos había encontrado finalmente una tierravolátil, marginal, destruyendo el delicado balance ecológico que allí se habíadesarrollado. Hablamos de granjeros y arados en las Planicies, y de los dañosque ellos causaron, pero el lenguaje es inadecuado. Lo que los trajo a laregión fue un sistema socia!, un conjunto de valores, un orden económico.No hay palabra que tan ampliamente resuma estos elementos como"capitalismo" .... El Capitalismo, es mi idea, ha sido el factor decisivo en el

uso de la naturaleza en esta nación30 •

Según esta lectura, el agente principal de la historia no son "los pioneros"o "la civilización" o "el hombre"; es el capitalismo. El argumento lleva desdelos orígenes de ese sistema económico, a través de una serie de crisis, hacia elfuturo cataclismo ambiental en que el sistema finalmente colapsará. El relatode Worster del "Dust Bowl" supone una crisis intermedia que presagia otracrisis aún por venir; en ésta, se proclama una profecía apocalíptica queinvierte la profecía del progreso encontrada en anteriores relatos de frontera.La inversión de Worster del relato de frontera es profundamente irónico, yaque implica que el "control" tecnológico creciente representado por el ingeniohumano de Webb y de Malin, nos conduce únicamente hacia una espiralascendente de desastres. Él también rompe filas con el punto de vista de los"New Deal' ers", ya que a su parecer, los esfuerzos que hicieron por resolverlos problemas del "Dust Bowl" no sirvieron para enfrentar las contradicciones

30 WORSTER. Op. Cit. 1979. Pp. 5.

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Un lugar para relatos: naturaleza, historia y narrativa

WILLIAM CRONON

básicas del capitalismo. Para Worster, los planificadores" apoyaron unaeconomía agrícola que había probado ser social y ecológicamente erosiva"31 .

Ya que su argumento básico se distancia notablemente del de Webb y delde Malin, la escena que construye para su narrativa difiere de maneraigualmente dramática. Como la historia de Worster se refiere a la destrucciónde un ecosistema completo, debe terminar donde la historia de fronteracomienza: en una tierra baldía (wasteland). Su argumento se debe mover enlínea descendente hacia un desastre ecológico llamado "Dust Bowl" Mientraslas narraciones de frontera comienzan en un paisaje valorado negativamente yterminan en uno positivo, Worster empieza su relato desde un lugar cuyovalor narrativo es totalmente humano. Sus praderas son "un complejoecológico antiguo y único" que la naturaleza ha luchado por millones de añospara lograr, "determinando por ensayo y error lo que florecería mejor en estaseca esquina de la tierra buena"32. Delicadas y bellas, las Planicies eran unecosistema que vivía siempre al filo de la sequía y su supervivencia dependíade una intrincada red de plantas y animales que el capitalismo fue incapaz devalorar bajo otro estándar diferente al del mercado. Desde este inicio lahistoria se mueve en un descenso que termina en las tormentas de polvo, cuyopapel narrativo es mostrarse como el símbolo más sentido dentro de loposible, de la alienación humana de la naturaleza.

Las escenas tan diferentes -progresivas y decadentes- que los narradoresescogen como los lugares para sus historias de las Grandes Planicies nosbrindan otra observación clave acerca de la narrativa misma: dónde se escogeempezar y terminar una historia altera profundamente su forma y significado.El de Worster no es después de todo, el único argumento posible que puedeorganizar la historia de las Grandes Planicies en un relato de crisis y declive.Teniendo en cuenta que su metanarrativa tiene que ver con el pasado y elfuturo del capitalismo, su marco temporal, como el de los narradores defrontera, permanece ligado a los comienzos del asentamiento blanco; que seproduce justo en el momento en que el argumento norteamericano de progresoo declive comienza su barrido ascendente y descendente. Aunque reconoce lapresencia previa de los indios en la región, dedica solo unas pocas páginas aellos. Son claramente periféricos a su narrativa. Esta ausencia se presenta entodas las historias que hemos examinado hasta ahora, por razones que tienenque ver con la retórica narrativa, tanto como con el análisis histórico. En susesfuerzos por cumplir los requisitos narrativos que definen una historia bien

31 ¡bid. Pp. 163.

32 ¡dern.

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REPENSANDO LA NATURALEZAReflexiones desde la historia ambiental

contada -unidad orgánica, un enfoque claro y únicamente los detalles"relevantes" - estos historiadores tienen poco que decir sobre los habitanteshumanos más tempranos de la región. De ese modo, ignoran toda la primeramitad de mi original crónica de "eventos claves" en la historia de las GrandesPlanicies. Si cambiamos los marcos temporales para incluir el pasado indio,encontramos súbitamente un nuevo conjunto de narraciones igualmentetrágicas en su sentido de crisis y decadencia, pero sorpresivamente diferentesen argumento y escena. Como tal, ellas ofrecen una prueba más amplia delpoder narrativo para reenmarcar el pasado, hasta incluir ciertos eventos ypersonas excluyendo otros y redefiniendo el significado del paisaje de acuerdocon ello.

Se puede detectar este proceso de inclusión y exclusión en las referenciaspasajeras que los progresivos narradores de frontera hacen en las historiasprevias y menos felices de los indios. Algunas veces, el tono de talesreferencias es lastimero y melancólico, como en la imagen clásica de una "razaque desaparece"; otras veces el tono es simplemente de despedida. ComoWebb lo puntualizó, "Los indios de las Planicies fueron sobrevivientes delsalvajismo" y "cuando no hubo dónde más desplazarlos se les permitióasentarse en las reservas". 33Si el cambio progresivo era inevitable, entoncestambién lo era la muerte eventual o la remoción de los indios. Enconsecuencia, su marginalización era un requisito necesario de la narración.La característica del ambiente que sirvió como mejor indicador escénico deesta inevitable necesidad fue el bisonte norteamericano, cuya destrucción esuna de las etapas más cruciales en el socavamiento de la subsistencia india. Siuno no se sentía favorablemente dispuesto hacia los indios, podía entoncesafligirse por el bisonte. Webb de nuevo: "Las Grandes Planicies ofrecieron losúltimos campos vírgenes en norteamérica para la caza y fue allí que el animalnorteamericano más característico hizo su última resistencia contra el avancede la civilización del hombre blanco"34 .

Esfas referencias pasajeras a la "prehistoria" india son esencialmentedispositivos de enmarcamiento, cuyo propósito es establecer el escenario parael drama más importante que está próximo a venir. Los historiadores que ensus narraciones se enfocan de manera más central sobre los indios,inevitablemente construyen argumentos muy diferentes de los que he descrito

33 PRESCOTT WEBB. Op. Cit. 1931. Pp. 50S.

34 Ibid. Pp. 509. Para un uso similar de la historia del bisonte como pI símbolo de untempranero mundo indio que en algún sentido "desapareció" durante la última terceraparte del siglo XIX, véase CRONON, William. Nature's Metropolis:Chicago alld the GreatWest. W.W. Norton. New York. 1991. Pp. 213-18.

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~g:ar pa~a~~!.~tos: naturaleza._ historia y narrat~~WILUAM CRCJNON

hasta ahora. Entre tales académicos, uno de los más sofisticados es RichardWhite15• Aunque su trabajo también puede ser visto como un meta argumentosobre la expansión del capitalismo, el paisaje que él construye esta definido porlas historias indias. La narrativa de White de la historia pawnee por ejemplo,empieza con una gente viviendo en las Praderas de la margen oriental de lasPlanicies, que dividen sus actividades en un ciclo estacionario cambiante decultivo, cosecha y caza del bisonte. Como uno esperaría de un argumentodecadentista, la escena inicial es básicamente un paisaje benigno y productivo, apesar de severas sequías ocasionales. En el momento en que los pawnees iniciansu encuentro con la cultura euroamericana -primero con la llegada del caballo,específicamente con el comercio de pieles- el ambiente de las Planicies losdotaba de una subsistencia confortable. En términos narrativos, su significadoera el de un hogar amado.

La línea descendente de la narrativa de White registra la constante erosióndel paisaje de los pawnees. Las enfermedades europeas minaron gran parte desu población. Las tribus sioux que se encontraban en expansión, les hicieron máspenosa la caza del bisonte y el cultivo del maíz. A medida que la caza llegó a sermás difícil, el sostén material y espiritual de la subsistencia de los pawneesempezó a desintegrarse. La vida pawnee fue progresivamente en crisis y por los1870s, cuando las grandes manadas fueron finalmente destruidas, la tribu se vioforzada a abandonar su hogar tradicional y a desplazarse al Territorio Indio. Lahistoria termina como una tragedia clásica de éxodo y deseperanza: "cuando lospawnee decidieron dejar el Valle de Loup (Loup Valley), fue con la esperanzade que hacia el sur, en Territorio Indio, hubiera una tierra donde pudieran cazaral búfalo, cultivar el maíz y permitir que la anterior vida de las Praderas nofuera alcanzada ni por los sioux ni por los pobladores norteamericanos"36.Desafortunadamente, este esperanzador final para la historia pawnee nunca sealcanzó, porque el escenario que requería dejó de existir. Como dice White, "Tallugar había desaparecido para siempre"3?

El marco de esta historia difiere de cualquiera que hayamos visto hastaahora. Termina en el momento en que la mayoría de los otros empiezan. Arrancamucho antes en el tiempo, cuando los animales europeos y el comercio de bienescomienzan a cambiar el paisaje de las Planicies, ofreciendo oportunidades ymejoras a la vida pawnee. Eventualmente una espiral descendente se inicia, y latragedia de la narración llega a ser inflexible cuando los pawnees pierden el

35 WHITE, Richard. The Roots (JfDependency: Subsistence, Environment, and Social Change among the Ch(Jctaws,Pawnees, and Navajos. University of Nebraska Press. Lincoln.l983. Pp. 147-211.

36 Ibid. Pp. 211.

37 Idern.

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control de su mundo familiar. La escena para este argumento ahora se encuentracon un aspecto diferente. Lo "silvestre" en lo cual los narradores progresivos defrontera comienzan sus historias, no es otra cosa que el residuo del hogardestruido de los pawnees. Más que una tierra desolada, es una tierra que ha sidodesolada.

Las narrativas de este tipo de ninguna manera están limitadas a historiadoresblancos. Plenty Coups, un jefe indio crow, habla en su autobiografía en 1930, deuna visión infantil que le fue enviada por su ayudante animal, el Chickadee. En elsueño, una gran tormenta impulsada por los Cuatro Vientos destruyó un ampliobosque, dejando en pie solamente el árbol en el cual el Chickadee, el más pequeñopero el más astuto de los animales, hizo su habitación. Los ancianos de la tribu lointerpretaron como una premonición, sosteniendo que los pobladores blancoseventualmente destruirían no solo el Búfalo sino a todas las tribus que seresistieran a la arremetida norteamericana. Sobre las bases de este sueño proféticolos crows decidieron aliarse con los Estados Unidos y de ese modo lograronpreservar una porción de su territorio. No obstante, conservar su tierra no lossalvó de la destrucción de las manadas de bisontes, por lo que compartieron conotras tribus de las Planicies la pérdida del elemento de subsistencia de lacomunión espiritual que había estado previamente integrada a la caza. ComoPlenty Coups lo señala al final de su historia, "cuando el búfalo se extinguió loscorazones de mi gente cayeron al piso y ellos no pudieron levantarlos de nuevo.Después de esto nada sucedió"38 .

Algunas anotaciones capturan de forma más impactante la importancia de lanarrativa para la historia, que las últimas de Plenty Coups: "Después de esto nadasucedió". Para los crows como para otras tribus de las Planicies, el universo girabaalrededor de las manadas de bisontes y la vida tenía sentido sólo en la medida enque continuara la caza. Cuando la escena cambió, con la desaparición de lasmanadas de bisontes, el universo colapsó y la historia terminó. Aunque los crowscontinuaron viviendo en sus reservas y su identidad como pueblo nunca murió, apartir de ese momento su vida es parte de una historia diferente39. La historia que

38 LINDERMAN, Frank. Plainty-cuups: Chief uf theCrows. 1930: reimpresión. University of NebraskaPress. Lincoln. 1962. Pp. 311.

39 La forma en que Plenty Coups termina su historia, y el final de Richard White igualmente, es que elcierre de estas narraciones trágicas puede también ser fácilmente tomado como el final de la historiacultural de sus protagonistas. La noción de que las historias Indias terminan, está entre los mitosimperialistas clásicos de la frontera, donde una" raza que desaparece" "se esfuma" antes del avancede las fuerzas de la "civilización". La declaración de Plenty Coups de que "después de esto nadasucedió" conlleva con gran poder la tragedia de una generación india más antigua pero no dicenada sobre la generación de indios que todavía vive bajo la sombra de esas puntualizacionesnarrativas.

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más amó Plenty Coups terminó con el búfalo. Todo lo que ha sucedido desdeentonces es parte de otro libreto y no hay sentido ni gusto en contarlo.

El vacío que queda al final de la historia de Plenty Coups, sugiere qué tantouna narración puede redimir los eventos del pasado y los paisajes de lanaturaleza, para ajustarse a las necesidades de su argumento. Después de estonada sucedió: ni progreso de frontera, ni el desafío de la adaptación a unatierra árida, ni el "Dust Bowl". Tan sólo el vacío que sigue al final de unahistoria. Ese vacío que a mi me lleva de vuelta al lugar donde empecé, a mipropia conciencia de una paradoja en el espacio de mi práctica intelectual comohistoriador. Bien sé que la mayoría de los historiadores ambientales estaríanbastante cómodos al afirmar la importancia del mundo no humano paracualquier entendimiento del pasado humano. La mayoría argumentaría queNaturaleza es más amplio que Humanidad, que no es completamente unainvención de la cultura humana, que incide en nuestras vidas en formas que nopodemos controlar totalmente, que es "real", y que nuestra tarea comohistoriadores es entender la forma en que ella nos afecta y viceversa. Nubesnegras cargadas de polvo y oscuridad de los cielos de Kansas, césped revolcadoanhelando ser lugar para la simiente de granos extraños que brotan entre lasraíces torneadas de praderas agonizantes, vientos secos repletos del hedor desangre de bisontes putrefactos cuando los buitres persisten en su banquete; endefinitiva, hay más que simples historias.

y sin embargo, también son historias que como tales, son invencioneshumanas a pesar de nuestros esfuerzos por preservar su "naturalidad".Pertenecen, tanto a la retórica y al discurso humano, como a la ecología y a lanaturaleza. Es por esta razón que, en nuestros esfuerzos por entender lanaturaleza y el pasado humano, es imposible evitar enfrentarnos al reto demúltiples narrativas que compiten. Esto es lo que sugiero con mi lectura de lahistoria de las Grandes Planicies. Los teóricos de la narrativa tienen mucho queenseñarnos. Completamente aparte a la premisa analítica de los historiadoresambientales de que naturaleza y cultura están inextricable mente asociadas en suproceso de mutua transformación, la práctica retórica de la historia ambientalnos compromete con formas narrativas para hablar sobre la naturaleza, que soncualquier cosa menos" naturales". Si fallamos al reflejar los argumentos, escenasy tropos que subyacen a nuestras historias, corremos el riesgo de perder elartificio humano que descansa en el corazón de la más "natural" de lasnarraciones.

¿y justamente qué es una narración? Como implicaría la evidencia de micrónica de las Grandes Planicies, no es solamente una secuencia de eventos. Alpasar de crónica a narración, un relato del cambio ambiental debe estar

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estructurado de manera que, como dijo Aristóteles, "tiene principio, mitad yfinal"40. Lo que distingue a las historias de otras formas de discurso es que ellasdescriben una acción que comienza, continúa sobre un período de tiempodefinido y finalmente deriva hacia un cierre definitivo, con consecuencias quellegan a ser significativas por su ubicación dentro de la narración. Una acciónentera da a la historia su unidad y nos permite evaluar y juzgar un acto por susresultados. La moral de una historia está definida por su final como Aristóteleslo señaló, "el final es dondequiera el asunto principal"41.

La narrativa es una forma peculiarmente humana de organizar la realidad,que tiene importantes implicaciones sobre la manera como nos aproximamos ala historia del cambio ambiental. Se puede decir que algunos eventos nohumanos tienen propiedades acordes con el requisito Aristotélico del principio-mitad-final del contar historias, como cuando un organismo individual (unaespecie o una cordillera o aún el universo mismo) nace, vive y muere. Sepueden contar historias acerca de tales cosas como frecuentemente lo hacengeólogos y biólogos evolucionistas; pero estas historias carecen del dramaobligado que se deriva de tener un protagonista juzgable. Las cosas en lanaturaleza usualmente" solo suceden", sin generar preguntas de escogenciamoral. Muchos eventos naturales aún carecen de esa estructura tan lineal.Algunos son cíclicos: el movimiento de los planetas, las e~taciones, los ritmos dela fertilidad y la reproducción biológica; otros son azarosos: cambios de clima,terremotos, mutaciones genéticas y otros eventos cuya causa permanece ocultapara nosotros. Uno no describe automáticamente tales cosas con argumentosnarrativos y sin embargo, las historias ambientales que pretenden ubicar elpasado humano en su contexto natural, tienen todas argumentos. La naturalezay el universo no cuentan historias pero nqsotros sí. ¿Cuál es entonces la razónde contar historias?

Dos posibles respuestas a esta pregunta emergen del trabajo que filósofos ycríticos literarios pos estructura listas han hecho sobre las relaciones entrenarrativa e historia. Un grupo, que incluye a Hayden White y al tardío LouisMink como a muchos de los deconstruccionistas, argumenta que la narrativa estan básica a nuestras creencias culturales, que automáticamente la imponemossobre una realidad que tiene poca o ninguna relación con los argumentos que

40 ARISTÓTELES. Poeties, in The Complete Warks af Aristasle: The R.evised Oxford Translation. Jonathan Barnesed. 2 vols. Princeton University Press. Pinceton. 1984. 11.Pp. 2321.

41 [bid. Sobre la importancia del final de una historia para determinar su configurada unidad, véaseKERMODE. Op. Cit. 1967; esto puede ser útil combinado con SAID, Eduart W. Bexinninxs: Intentionand Methal. Basic Books. New York. 1975.

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usamos para organizar nuestra experiencia42• Mink resume esta posición deforma agradable afirmando que" el pasado no es una historia no contada". Lomismo podría ser dicho acerca de la naturaleza: nosotros forzamos nuestrashistorias sobre un mundo que no se ajusta a ellas43.En consecuencia, el proyectode los historiadores de recuperar realidades pasadas y representarlas"verdaderamente" o aún "imparcialmente" es una ilusión. Atrapados dentro denuestro discurso narrativo, no pudimos hacer justicia ni a la naturaleza ni alpasado por mucho que lo intentemos -presumiendo, claro está, que "lanaturaleza" o "el pasado" aún existen-o

Una posición alternativa, recientemente definida por David Carr perodesarrollada originalmente por Martin Heidegger, afirma que aunque lanarrativa puede ser extrínseca a los eventos en el universo físico, esfundamental para la forma en que los humanos organizamos nuestraexperiencia. Cualquiera que pueda ser la perspectiva del universo en las cosasque están a nuestro alrededor, nuestra perspectiva humana es que habitamos unmundo infinitamente relatado. Narramos los triunfos y los fracasos de nuestrosantepasados; juntamos historias para explorar las alternativas que puedenconducirnos a futuros temidos o esperanzados. Nuestro simple hábito deseccionar el flujo del tiempo en "eventos", con sus comienzos, mitades y finalesimplicados, sugiere la manera tan profunda en que la estructura narrativa esinherente a nuestra experiencia del mundo. Como lo plantea Carr "La narrativano es simplemente una forma posiblemente exitosa de describir eventos; suestructura es inherente a los eventos mismos. Lejos de ser una distorsión formalde los eventos a los que se refiere, una narración es una extensión de una de suscaracterísticas primarias"44.

La posición de Carr será indudablemente más atractiva para la mayoría delos historiadores ya que desde esta perspectiva, nuestras narrativas lejos de serarbitrarias, reflejan una de las más fundamentales propiedades de la concienciahumana, a la vez que nos brindan una forma de asimilar las lecciones de teoríanarrativa sin sentir que hemos abandonado todos los lazos con una realidadexterna. Dicha conciencia irá tan lejos como la gente proyecte sus deseos hacia

42 Véase WHITE. Op. Cít.1978. WHITE. Op. Cit.1973. Mink, "Narrative Form as Cognitive Instrument".Una posición menos extrema, que en últimas conduce a conclusiones similares puede ser encontradaen RicoeUT, Time and Narrative,!. Para una útil aunque sesgada explicación de estos debates, véaseWHITE, Hyden. "The Question of Narrative in Contemporary HistoricaI Theory" History and Theory,23. No.1. 1984. Pp. 1-33. Una encuesta valiosa puede ser encontrada en MARTIN. Op. Cit. 1986.

43 MINK. "Narrative Form as Cognitive Instrument" 148. Véase también VANN, Richard T. "LouisMink"s Linguistics Turn" History and 77zeory,26. No.l. 1987. Pp. 14.

44 CARR, David. "Narrative and the Real World. An Argument for Continuity" History and Theory, 25.No. 2. 1986. Pp. 117.

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el futuro, organizando su vida para hacer que sus actos en el presenteproduzcan resultados predecibles en el futuro -hasta ese punto, viven su vidacomo si ellos estuvieran contando una historia-o Es indudablemente cierto quetodos nos contamos historias para recordar quiénes somos, cómo llegamos serlas personas que somos y qué queremos llegar a ser. Lo mismo es válido para elcaso de las comunidades y las sociedades; usamos nuestras historias pararecordarnos a nosotros mismos, tal como usamos nuestras profecías comoherramientas de exploración de lo que deseamos o no deseamos llegar a ser45•

Como implica la historia de Plenty Coups, recuperar los relatos que la gente secuenta sobre los significados de sus vidas, es aprender una gran cantidad acercade sus acciones pasadas y acerca de la forma en que entienden esas acciones.Despojados de las historias perdemos el rastro del entendimiento mismo. Larealidad relatada de la experiencia humana sugiere porqué las historiasambientales encuentran argumentos tan consistentes en la naturaleza y porquéesos argumentos casi siempre se centran en la gente. La historia ambiental seplantea la tarea de incluir dentro de sí algo más del mundo no humano que lamayoría de otras historias y, a pesar de esto, los agentes humanos continúansiendo las principales anclas para sus narrativas. Las tormentas de polvo hanocurrido dentro de las Planicies durante milenios; pero aquellas tormentas delas que nos preocupamos, esas que ahora narramos bajo el título de "DustBow 1", son las que fácilmente transformamos en historias en las cuales laspersonas llegan a ser los héroes, víctimas o villanos de la obra. En esta narrativalos historiadores difieren de los ecologistas, quienes frecuentemente tratan a laspersonas como variables exógenas que se ajustan torpemente, si lo hacen, a losmodelos teóricos de la disciplina. La tendencia de los historiadores escompletamente opuesta. Los principales protagonistas y antagonistas denuestras historias son casi siempre humanos, por razones que están en elcorazón mismo de nuestro impulso narrativo.

Nuestra historia del ambiente de las Grandes Planicies permanece atada a lagente porque nuestra mayor preocupación es el significado de la naturalezapara el ser humano. Nos preocupamos por las tormentas de polvo porquepermanecen como un símbolo de la resistencia humana de cara a la adversidadnatural, o como un símbolo de la irresponsabilidad humana de cara a lafragilidad natura!. Los intereses y los conflictos humanos crean valores sobre la

45 Véase COVER, Robert. "Nomos and Narrative", Haroard Law Review, 97. Nov. 1983. Pp. 3-68. Losargumentos de Carr de que toda experiencia humana es narrada, no suponen un profundo clamorrelativista de que no haya una correlación necesaria entre las historias que la propia gente cuenta desus propias vidas y las historias que los historiadores presentan al reconstruir esas vidas. Sobre esteaspecto véase CARROLL, Noel. "Review of Time, Narrative, and History by David Carr" History alldTheory, 27. No.3. 1988. Pp. 297-306.

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naturaleza que a su vez, proveen el centro moral de nuestras historias.Queremos saber si el cambio ambiental es bueno o malo, y esa pregunta sólopuede tener respuesta en referencia a nuestro propio sentido de lo que escorrecto e incorrecto. La naturaleza permanece muda acerca de estos asuntos.Por mucho que nos preocupemos del mundo no humano y de lo que podamoscreer sobre su carácter innato, nuestras narrativas históricas, permanecenenfocadas en la lucha humana por los valores. Si estos valores son en efecto, lossignificados que nosotros asociamos a las acciones humanas juzgables -siendolas acciones no humanas generalmente no juzgables para nosotros- entonces elcentro de nuestras historias permanecerá enfocado en los pensamientoshumanos, los actos humanos y los valores hum.anos.

Es debido a que nos preocupan las consecuencias de las acciones, que lasnarraciones, a diferencia de la mayoría de los procesos naturales tienencomienzos, mitades y finales. Las historias son formas intrínsecamenteteleológicas, en las cuales un evento es explicado por eventos previos o porcausas que conducen a él. Esto cuenta como una característica común de todasestas historias de las Grandes Planicies: están diseñadas de manera tal que elargumento y su escenario cambiante -su medio ambiente- fluye hacia el finalúltimo de la historia. En los casos más extremos, si el relato es de progreso,entonces el paisaje concluyente es un jardín; si el relato es de crisis y declive, elpaisaje concluyente -así esté localizado en el pasado o en el futuro- es una tierradesolada. Como una consecuencia obvia pero muy importante de este requisitonarrativo, los paisajes abiertos deben ser diferentes de los cerrados para hacerque el argumento trabaje. Un desierto sin rastros debe llegar a ser unacivilización de cultivos; o un ecosistema frágil debe llegar a ser un "Dust Bowl".La diferencia entre el principio y el final nos da la oportunidad de extraer unamoraleja del paisaje retórico. Nuestras narrativas tienen cambios en el terrenoque lo sitúan en historias cuyos finales constituyen las lecciones que deseamosderivar de esos mismos cambios.

Aunque son serios los problemas epistemológicos que ello crea, estecompromiso con la teleología y la narrativa da a la historia ambiental -a todahistoria- su centro moral. Ya que las historias conciernen las consecuencias delas acciones que son potencialmente valoradas en formas diferentes bien sea porel agente, el narrador o la audiencia, no podemos lograr objetividad neutral alescribirlas. Los historiadores pueden intentar ser tan neutrales como desean,pero como demuestran estos ejemplos de las Planicies, sigue siendo posiblenarrar la misma evidencia en formas radicalmente diferentes. Dentro del campode nuestras narrativas, como narradores también somos agentes morales yactores políticos. Como contadores de historias nos comprometemos con la tarea

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de juzgar las consecuencias de las acciones humanas, tratando de entender lasopciones que enfrentan las personas cuyas vidas narramos hasta capturar todoel tumulto de su mundo. En los dilemas que ellos enfrentan descubrimos losnuestros y en la intersección de los dos localizamos la moral de la historia. Sinuestra meta es relatar lo que hace significativo el pasado, entonces no podemosescapar de esa disputa por los valores que definen lo que es significativo.

Esta visión de la historia es una lucha sin fin entre narrativas que compiten yvalores que pueden parecer poco reafirmantes. ¿Cómo, por ejemplo, vamos aescoger entre las infinitas historias que nuestros diferentes valores son capacesde generar? Esta es la pregunta que de manera amenazante acecha en lasintersecciones de las diferentes historias que hemos encontrado de las GrandesPlanicies. ¿Son la naturaleza y el pasado infinitamente maleables a nuestrahabilidad para contar historias acerca de ellas? La incomodidad que muchoshistoriadores sienten al enfrentarse al desafío posmodernista proviene de estapreocupación básica, la cual parece golpear potencialmente los fundamentosmismos de nuestra empresa. ¿Si nuestra escogencia de las narrativas reflejasolamente nuestro poder para imponer nuestra versión preferida de la realidadde un pasado que no puede resistirnos, entonces qué se deja de historia? 41> •

La mayoría de los historiadores practicantes, claro está, no creen que todaslas historias acerca del pasado sean igualmente buenas, y más aún cuandoestamos desarticulados en el momento de explicar porqué una es mejor o peorque otra. Usualmente declaramos reconocer una buena historia cuando lavemos. Si somos presionados, quizás podamos ofrecer unas pocas reglas demanejo para ayudar a definir lo que estamos buscando. Algunos puedenargumentar a favor de la profundidad, sosteniendo que la narrativa que másexplica, la más rica en sugerencias acerca de las causas pasadas, los significadosy las ambigüedades, es la mejor historia. Otros pueden buscar amplitud,prefiriendo la narrativa histórica que se acomoda al mayor número de detallesrelevantes sin contradecir ningún hecho relevante47• Nuevamente encontramosque menos puede ser más: una historia simple bien contada puede revelar más

41> Esta pregunta, en una forma un poco diferente, es el tópico principal de NOVICK, Peter. TIJat NobleDream: TIJe "Objectivity Question" and TIJeAmerican Historical Profession. Cambridge University Press.Cambridge. 1988.

47 Como con la mayoría de estos criterios, hay problemas profundos aquí. Decir que las narrativashistóricas deben incluir todos los detalles relevantes y contradecir los hechos no relevantes, reclamala pregunta más importante sobre la herramienta que usamos para definir si la relevancia esnarrativa en sí misma. ¿Este hecho particular pertenece a esta historia particular? Solamente lahistoria nos lo puede decir. Evaluar una narración por su habilidad para incluir hechos -larelevancia de los cuales es definida por el argumento propio de la narración- es deslizarserápidamente hacia la tautología.

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acerca del mundo pasado, que un texto complicado que nunca encuentra supropio centro. La capacidad e inclusión es una virtud porque seguramente unahistoria es mejor cuando incorpora muchas voces y eventos diferentes parareflejar la diversidad de experiencias humanas pasadas. Sin embargo, lacoherencia es más importante: nosotros podemos demandar de una buenahistoria que sus componentes estén ligados fuerte y suficientemente, obviandopartes innecesarias o detalles extraños. Podemos demandar que una buenahistoria refleje la tradición historiográfica completa subyacente a ella, mientrassimultáneamente ampliamos los límites de esa tradición. O tal vez queremosencontrar una lectura sutil y original de fuentes primarias que nos sorprendacon nuevas perspectivas e interpretaciones.

Todos estos son criterios plausibles que la mayoría de nosotros estaríamosde acuerdo en calificar como factores que juegan un papel importante en ayudara reconocer una buena historia cuando la vemos. El problema, obviamente, esque ellos pueden llegar a ser fácilmente objeto de desacuerdo y conflicto. Enverdad, muchos de estos criterios reflejan la misma suerte de juicios estéticosque hacemos al encontrar cualquier narración sea esta histórica o de ficción. Noes completamente claro que ellos ayudarían mucho en decidir si Webb oWorster o Plenty Cou ps es el mejor narrador de la historia de las nuevasPlanicies. Si los criterios que usamos para decidir los méritos relativos de lasnarraciones históricas están abiertos a la misma suerte de juicios de valor quelas narraciones mismas, entonces difícilmente habremos escapado del dilemaque la teoría posmodernista nos ha planteado; estaríamos sin timón en un marinfinito de historias.

Antes de ir más lejos, debería probablemente confesar mi propiaincertidumbre acerca de cómo navegar desde aquí hasta un puerto seguro,dondequiera que él pueda estar. Escribí este ensayo inicialmente en 1987respondiendo a un esfuerzo por reconocer las ricas anotaciones que losposmodernistas nos ofrecieron sobre las complejidades del discurso narrativo.Reuní una pequeña colección de historias sobre las Grandes Planicies para verlo que la teoría narrativa podía decirme acerca de la forma en que estas historiasmoldean nuestro sentido de un paisaje y de una gente que vive en él. El ejerciciome persuadió de que el argumento, la escena y el personaje, los comienzos, lasmitades y los finales, la retórica del relatar, las diferentes agendas de losnarradores y los lectores, todo permea nuestras actividades como historiadores.Negar la riqueza de esta visión sería una evasión del auto-conocimiento, unrechazo voluntarioso a reconocer el poder y las paradojas que fluyen de nuestrodiscurso narrativo.

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Debo admitir que a pesar de lo que he aprendido al escribir este ensayo, suelaboración ha sido un esfuerzo frustrante debido a que yo, como la mayoría delos historiadores practicantes, estoy únicamente deseando seguir a losposmodernistas. El ensayo ha recorrido cuatro versiones radicalmentediferentes que luchan en su singularidad tratando de hacer una paz particularcon los dilemas que plantean estas historias de las Grandes Planicies. Miobjetivo ha sido reconocer el inmenso poder de la narrativa, mientras todavía sedefiende el pasado (y la naturaleza) como objetos reales con los cuales nuestranarración debe ajustarse de alguna manera, so pena de que deje de ser historia.Una lastima para mí, que cada vez que compartí cada nueva versión del ensayocon un grupo distinto de lectores y críticos, ellos me persuadieron de que habíafallado en mis esfuerzos por encontrar un puerto seguro. Cada nueva versióndel ensayo y cada carta o conversación que lo criticaba, me devolvió al lugardonde empecé: cada una llegó a ser una historia diferente sobre el significadode las historias; un argumento diferente acerca de cómo la narrativa se cimentaen la naturaleza y en el pasado. Este ensayo, en otras palabras, recapituló losmúltiples problemas que se propuso resolver.

Pero quizás en este hecho aparentemente frustrante, descansa oculta unasolución parcial al dilema de la narrativa. Observen que yo sólo puse un clavomás, para buscar abrigo en esta tormenta retórica. El mismo proceso de críticaque dio forma a las diferentes versiones de este ensayo tipifica la producción yconsumación de todos los textos históricos. Las historias que contamos acercadel pasado no existen en el vacío porque nuestra práctica de contar historias estáligada en tres formas al menos, que limitan su poder. Primero, nuestras historiasno pueden contravenir hechos conocidos acerca del pasado. Esto es más unaxioma del método histórico tradicional que rara vez nos molestamos enestablecer, pero es crucial si deseamos negar que todas las narrativas hacen untrabajo de representación del pasado igualmente bueno. En un nivel más básicojuzgamos un trabajo como una historia mala, si contradice la evidencia quesabemos es segura y verdadera. Las buenas historias no mienten a sabiendas.Una historia de las Grandes Planicies que relatara una historia de progresocontinuo sin mencionar alguna vez el "Dust Bowl" sería instantáneamentesospechosa, como lo sería una historia del tratamiento Nazi a los Judíos que nomencionara los campos de concentración. Las narrativas históricas están ligadasen cada caso por la evidencia que ellas pueden y no pueden acopiar en su propiosoporte.

Los historiadores ambientales abrigan un segundo conjunto de limitacionesnarrativas: dada nuestra fe de que el mundo natural transciende en últimasnuestro poder narrativo, nuestras historias deben tener un sentido ecológico.

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Usted no puede poner el polvo en el aire -o contar historias acerca de poner elpolvo en el aire- si el polvo no está allí48• Aún cuando las historias ambientalestransforman los ecosistemas en las escenas de las narraciones humanas, losprocesos biológicos y geológicos de la tierra establecen límites fundamentalesa lo que constituye una narración plausible. Las tormentas de polvo de los 1930sno son sólo hechos históricos sino naturales; reflejan la compleja respuesta detodo un ecosistema -sus suelos, su vegetación, sus animales, su clima- a lasacciones humanas. Hasta ese punto, tal como nosotros podemos conocerlos,excluir u oscurecer estos "hechos" naturales sería otra clase de falso silencio,otra clase de mentira.

Al escoger y asignar significado narrativo a los eventos "naturales" de estasuerte enfrentamos un problema especial, ya que ante el silencio de lanaturaleza solamente nosotros podemos decir si una tormenta de polvo es unasunto bueno o malo. La naturaleza es diferente a la mayoría de otros asuntoshistóricos por faltarle una voz claramente propia. El puro hecho de que loshistoriadores de las Grandes Planicies puedan adscribir al mismo paisajesignificados tan diferentes, es una consecuencia de esa ausencia de voz. Todavíala naturaleza es difícilmente silenciosa. Sin importar quien lo haga, las accioneshumanas tienen consecuencias reales sobre la naturaleza, tal como los eventosnaturales tienen consecuencias reales para la gente. Al narrar estasconsecuencias inevitablemente interpretamos su significado de acuerdo convalores humanos, aunque las mismas consecuencias sean una opción tanto de lanaturaleza como nuestra. Hasta ese punto, la naturaleza es coautora de nuestrashistorias. Un Bonnifield y un Worster pueden derivar lecciones radicalmentediferentes del "Dust Bowl", pero ninguno puede negar las grandes tormentasen sí mismas; el poder de la narrativa no se extiende tan lejos.

Finalmente, las narraciones históricas están limitadas en una tercera formaigualmente importante. Los historiadores no cuentan historias por sí mismos.Escribimos como miembros de comunidades, y no podemos ayudar sinoteniendo en cuenta esas comunidades a medida que hacemos nuestro trabajo. Alser norteamericano, hombre, blanco, académico de clase media-alta,ambientalista, escribo en formas particulares que no son todas de mi propiaselección y mis sesgos están reflejados en mi trabajo. Pero al ser un académico,escribo también para una comunidad de otros tantos, algunos muy diferentes amí en sus antecedentes y sesgos, que conocen el tema de cerca como yo. Ellosestán instantáneamente en condición de recordarme los hechos excluidos y de

48 Presto este bello epigrama de una anotación de Patricia Limerick.

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las interpretaciones equivocadas que mi propio sesgo, ilusiones y falta dediligencia, me han evitado reconocer.

En otras palabras, las historias que escribimos, son juzgadas no sólo comonarraciones sino como no-ficciones. Las construimos sabiendo que losacadémicos evaluarán su precisión así como muchas personas y comunidades-aquellas que tienen un presente apostado en la forma en que el pasado lo hadescrito también juzgarán la neutralidad y la verdad de lo que planteamos-oDado que nuestros lectores tienen la habilidad de conocer lo que no está en untexto como también lo que está en él, no podemos otorgarnos el ser arbitrariosal decidir si un hecho pertenece o no a nuestras historias. Algunos de nuestroslectores, tal vez un colega confundido, un rabioso copartidario o una vÍCtimaherida, nos informarán eventualmente de nuestras fallas. La naturaleza claroestá, no se molestará en construir tal crítica, a pesar de que muchos otrosavanzarán hablando en su nombre como nosotros lo hemos hecho. De ahí quenos esforcemos por anticipar las críticas, por absolver asuntos contradictorios ypor ajustar nuestras narrativas a lo que ya conocemos sobre nuestro tema.Algunas veces las críticas pueden hacer más daño que bien debilitando la vidade una historia, enterrando argumentos fuertes tras sutilezas, reforzando lasabiduría convencional a costa de nuevas y radicales visiones y matando lapasión. Sin embargo, estas críticas también nos obligan a conservar lahonestidad al obligarnos a confrontar evidencias contradictorias y contra-narraciones. Nosotros contamos historias con otros y contra otros, con elobjetivo de hablar a cada uno de los otros. Nuestros lectores, en breve, jueganroles cruciales en el modela miento de las historias que contamos. Así como esteensayo ha pasado por cuatro encarnaciones separadas para encontrar su formapresente, lo ha hecho cada una de ellas al responder en formas diferentes a lascríticas comunidades que en un sentido muy real ayudaron a darles autoría. Sinimportar qué tan frustrante pueda ser este proceso de revisión, no hay duda deque el texto resultante es en este caso mejor como resultad049 .

¿y qué hay de mi propia historia aquí? ¿Qué clase de relato he estado yohaciendo sobre la historia de las Grandes Planicies? Mi narrativa más visibleclaro está, ha sido una historia acerca de los contadores de historias queexpresan sus propios tiempos y visiones políticas. Cada uno contó historias queincorporaban los valores de una comunidad particular; cada uno trató de ser

49 Debo este argumento acerca del papel de la crítica en las limitaciones de las narrativas históricas,a los comentarios de Richard White sobre una versión anterior de este ensayo. La forma como suayuda reafirmó el texto que usted ahora lee, ilustra precisamente mi punto acerca de la praxiscrítica de las comunidades académicas.

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fiel a los "hechos" tal como ellos aparecieron. Cada uno miró a narradores mástempranos, acomodándolos en lo posible a sus narraciones y tratando dedemostrar la imperfección cuando lo requería el éxito del nuevo relato. Elresultado fue una secuencia de historias contrastantes que van desde relatos delprogreso de frontera a las tragedias del "New Deal", a las historias deresistencia local de cara a un ambiente y una burocracia hostil como Malin yBonnifield, y a la tragedia de la crisis ambiental y la autodestrucción capitalistade Worster.

Pero el significado de mi historia sobre historias también refleja esa otranarrativa más personal, acerca del esfuerzo por acomodar las lecciones de lateoría crítica sin caer en el relativismo. Esa historia comienza con una pregunta:¿si el pos modernismo está en lo correcto al argumentar que los dispositivos dela narrativa están aún profundamente presentes en un campo como la historiaambiental, que toma como su tema el menos humano y el menos relatado delos mundos -la naturaleza- debemos nosotros aceptar entonces, que el pasadoes infinitamente maleable y de ese modo, aparentemente, socavar el proyectohistórico completo? Dado mi sesgo, la respuesta a esta pregunta tiene que serno, y así mi historia ha seguido su camino hacia un final sobre la justificaciónúltima de la historia en comunidad, la realidad pasada y la naturaleza misma.Para mí, hay algo profundamente insatisfactorio y en últimas auto-engañosoalrededor de una infinita deconstrucción posmodernista de los textos que no secimenta en la historia, en la comunidad, en la política y finalmente en elproblema moral de vivir en la tierra. Contra ello, afirmaría las virtudes de lanarrativa como nuestra mejor y más competente herramienta para buscarsentido en un mundo contradictorio y conflictivo.

El peligro del posmodernismo, a pesar de todas las ricas visiones que ofreceen el discutido terreno del discurso narrativo, es que amenaza con perder lahuella de las cosas que hacen de la narrativa una parte tan obligada de lahistoria y de la conciencia humana. Después de todo, la diferencia principalentre una cránica y una narración, es que una buena historia nos hace"preocu parnos" de su tema en una forma en que la crónica no lo hace5u.

Seguramente mi lista de "eventos significativos de las Grandes Planicies "notiene efecto sobre las emociones o las visiones morales de nadie; pero dudomucho que cualquiera pueda leer "Dust Bowl" de Donald Worster sin sentirsemov~do en una u otra forma. Es más, el vacío al final de la historia de PlentyCoups sugiere que hasta el silencio -la habilidad de la narrativa para romper elflujo del tiempo al servicio de su significado- puede tocarnos profundamente

511 ]im O'Brien me señaló la importancia de esta mirada.

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REPENSANDO LA NATURALEZAReflexiones desde la historia ambiental

con su elocuencia. Cuando un narrador logra honestamente que su audiencia sepreocupe por lo que sucede en una historia, la historia expresa los vínculos entrepasado y presente de forma que presta un significado más profundo a ambos.Este proceso, como cualquier otro en la historia está abierto a la crítica, dado quelos dispositivos retóricos para hacer que una audiencia se preocupe pueden llegara ser completamente manipulativos y sentimentales. Sin embargo, en el mejor delos casos, la narración histórica nos ayuda a mantenernos moralmenteinvolucrados con el mundo, al mostrarnos cómo cuidar de él y de sus orígenes, enformas en que no lo hemos hecho antes.

Si esto es cierto, entonces la tarea especial de la historia ambiental es asegurarque las historias sobre el pasado sean mejores, incrementando nuestra atenciónsobre la naturaleza y sobre el lugar de la gente en ella. Las historias tienen éxitocuando nos hacen mirar a las praderas y a sus habitantes en una forma nueva.Esto es diferente a decir que nuestras historias deben convertir a sus lectores enambientalistas o convencer a todos de un punto de vista particular; las buenashistorias rara vez hacen eso. Si bien la historia ambiental tiene éxito en suproyecto, el relato de cómo gentes diferentes han vivido y usado el mundo naturalllegará a ser una de las más básicas y fundamentales narrativas en historia, sin lacual, ningún entendimiento del pasado puede estar completo. A pesar de lastensiones que existen entre la naturaleza y nuestro discurso narrativo, esinevitable abrazar el relato de historias si esperamos persuadir a los lectores de laimportancia de nuestra materia. Como Aristóteles no lo recordó hace tanto, lanarrativa está entre las formas más poderosas de encontrar el mundo, juzgarnuestras acciones en él y aprender a cuidar sus múltiples significados.

Ya que cuido bastante, tanto la naturaleza como la narración de historias,apremio a los historiadores ambientales la tarea de contar no sólo historias sobrela naturaleza, sino historias sobre las historias acerca de la naturalezasl. Yo lo hagoporque las narrativas siguen siendo nuestro principal compás moral en el mundo.Dado que las usamos para motivar y explicar nuestras acciones, las historias quenosotros contamos cambian la forma en que actuamos en el mundo. Ellas no sonasuntos pasivos: en un sentido muy literal, las historias de frontera ayudaron acausar el "Dust Bowl", tal como las historias del "New Deal" causaron larespuesta del gobierno al desastre. Nosotros encontramos en tales relatos nuestrashistorias y profecías, lo que explicita que ellas permanecen como nuestro mejorcamino hacia una vida moral comprometida. Al organizar el cambio ecológico encomienzos, mitades y finales, los cuales desde el punto de vista del Universo son

51 Un extraordinario ejemplo de tales historias sobre historias ubicado en los límites de un único condadode Kansas sobre las Planicies Orientales, es William Least Heat Moon, Prairy Earth (a deep map).Houghton Mifflin Company. Boston. 1991.

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Un lugar para relatos: naturaleza, historia y narrativa

W/LUAM CRONON

puras y simples ficciones, ubicamos los agentes humanos en el centro de loseventos que ellos mismos pueden no entender del todo, pero que afectanconstantemente sus acciones. El final de estas historias humanas crea su unidad yel fin contra el cual juzgamos la eficacia, sabiduría y moralidad de las accioneshumanas.

Los historiadores y los profetas comparten un compromiso común por hallarel significado de los finales. Aunque entendamos que un ecosistema trasciende lamera humanidad, no podemos escapar al proceso de valoración que definenuestra relación con él. Para ver qué tanto es así, consideremos solamente lasvariadas etiquetas que los norteamericanos le han dado a las Grandes Planiciesdesde 1800: la Tierra del Búfalo (the Land of the Buffalo); el Gran DesiertoAmericano (the Great American Desert); las Grandes Planicies (the Great Plains);el Cinturón de Trigo (the Wheat Belt); el Tazón Polvoriento (the 'Dust Bowl'); laCanasta de Pan del Mundo (the Breadbasket of the World); la Tierra donde elCielo Empieza (the Land Where the Sky Begins)52. Estos no son simples nombreso frases descriptivas. Cada uno implica una narrativa posiblemente distinta paracada una de esas historias. La narrativa está ligada de forma ineludible a losnombres mismos que asignemos al mundo. Más que evadirlo -lo cual es encualquier evento imposible- debemos aprender a usarlo consciente, responsable yautocríticamente. Tratar de escapar a los juicios de valor que acompañan el contarhistorias, es perder el punto de la historia misma; las historias que contamos,como las preguntas que hacemos, son todas finalmente acerca de valores. Ya contéuna historia, ahora terminaré haciendo preguntas.

¿Qué es lo que a la gente más le preocupa sobre el mundo que habita?¿Cómo la gente usa y asigna significado a ese mundo?¿Cómo la tierra responde a sus acciones y deseos?¿Qué suerte de comunidades la gente, las plantas y los animales crean juntos?¿Cómo las personas luchan unas con otras por el control de la tierra, suscriaturas y sus significados?Y en una más amplia escala ¿Cuál es el destino mutuo de la humanidad y latierra?Todas estas muy buenas preguntas y puntos de partida; para muchas historias.

52 Los significados cambiantes de las Planicies como "Gran Desierto Americano", son explorados enBOWDEN, Martyn J. "The Great American Desert in the American Mind: The Historiography of aGeographical Notion", en Ceographies of the Mind: Essays in Historical Ceography, ed. David Lowenthaly Martyn J. Bowden. New York. 1976. Pp. 119-47. Véase también RIEB5AME, William E. "The 'DustBowl': Historicallmage, Psychological Anchor, and Ecological Taboo" Creat Plains Quarterly, 6. 5pring1986. Pp. 127-36.

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