Reflexiones escandalosas sobre el escándalo

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:: portada :: EE.UU. :: 23-06-2015 Del Watergate al Deflategate Reflexiones escandalosas sobre el escándalo Paul Street CounterPunch Traducido por S. Seguí para Rebelión Errores frente a crímenes Una medida útil para calibrar el nivel moral de una cultura política es la naturaleza de lo que se considera una atrocidad, una vergüenza o un escándalo en esa cultura. La guerra de Vietnam -una guerra imperial librada por Estados Unidos contra Vietnam y otros países vecinos- tiene mala reputación en los Estados Unidos. Y esto es una buena cosa, sin duda, pero habríamos de considerar cuál es la principal razón de que dicha guerra ocupe un lugar tan bajo en la memoria colectiva de la nación. No es porque "la crucifixión del Sudeste Asiático" por EE.UU. (como acertadamente la calificó Noam Chomsky en su momento) fuera un monumental crimen, inmoral e imperial, que produjo la muerte de 3 a 5 millones de personas del Sudeste Asiático (junto con 58.000 soldados estadounidenses) entre 1962 y 1975. No, la mala fama de la guerra de Vietnam es debida a que se entiende que el crimen constituyó un fracaso humillante que costó decenas de miles de vidas estadounidenses, provocó protestas masivas y dañó la credibilidad de la política exterior, en un torpe pero supuestamente bien intencionado "error" que terminó con la entrada triunfal de los norvietnamitas en Saigón. Un "despiste" moral similar enturbia la memoria nacional estadounidense de la invasión y ocupación de Irak realizada bajo George W. Bush y Dick Cheney. Es un lugar común, por ahora, que muchos políticos estadounidenses de ambos lados de división bipartidista del país se refieran a la invasión -absurdamente llamada Operación Libertad Iraquí- como "un error". Lo que no oirán nunca, excepto en los medios marginales, generalmente excluidos de los medios de comunicación y la cultura política de EE.UU., es calificar dicha operación como inmoral, imperial o criminal. Estas descripciones son totalmente apropiadas para una guerra de invasión meridianamente ilegal, no provocada e impulsada por imperativos descaradamente petroimperiales, racistas y de negocios, aprobada en el Congreso por la entonces senadora Hillary Clinton y muchos otros demócratas de la línea dura (...) este asombroso delito imperial supuso la muerte de 1.000.000 iraquíes, heridas y desplazamiento de varios millones más y la devastación de la infraestructura social y civil en toda Mesopotamia. No obstante, se puede argüir que la invasión fue un "error", pero sólo en el mismo sentido que Vietnam: como una política bien intencionada que no funcionó. La misma nada insulsa envuelve los debates sobre la práctica de las "técnicas reforzadas de interrogatorio" (tortura) por el ejército estadounidense y la CIA, y los ataques con aviones no tripulados asesinos en el mundo musulmán a raíz de los ataques aéreos del 11 de septiembre. Las discusiones tratan principalmente acerca de si estas herramientas archicriminales terribles funcionan o no en la llamada guerra contra el terrorismo, que debería calificarse con mayor precisión como "guerra terrorista". El hecho de que estos intolerables métodos y armamentos hayan traumatizado, mutilado y matado a seres humanos a escala masiva no viene al caso, toda vez que el tío Sam nunca es un criminal. "Estados Unidos", afirmó la Secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeline Albright, en 1999, "es el bien. Tratamos de hacer el mayor bien posible en todas partes." Watergate frente a COINTELPRO El infame escándalo del Watergate es otro ejemplo significativo. Un robo no demasiado importante cometido en la sede nacional del Partido Demócrata en 1972 por un puñado de gánsteres de poca page 1 / 7

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  • :: portada :: EE.UU. ::

    23-06-2015 Del Watergate al DeflategateReflexiones escandalosas sobre el escndaloPaul StreetCounterPunchTraducido por S. Segu para Rebelin

    Errores frente a crmenes

    Una medida til para calibrar el nivel moral de una cultura poltica es la naturaleza de lo que seconsidera una atrocidad, una vergenza o un escndalo en esa cultura. La guerra de Vietnam -unaguerra imperial librada por Estados Unidos contra Vietnam y otros pases vecinos- tiene malareputacin en los Estados Unidos. Y esto es una buena cosa, sin duda, pero habramos deconsiderar cul es la principal razn de que dicha guerra ocupe un lugar tan bajo en la memoriacolectiva de la nacin. No es porque "la crucifixin del Sudeste Asitico" por EE.UU. (comoacertadamente la calific Noam Chomsky en su momento) fuera un monumental crimen, inmoral eimperial, que produjo la muerte de 3 a 5 millones de personas del Sudeste Asitico (junto con58.000 soldados estadounidenses) entre 1962 y 1975. No, la mala fama de la guerra de Vietnam esdebida a que se entiende que el crimen constituy un fracaso humillante que cost decenas demiles de vidas estadounidenses, provoc protestas masivas y da la credibilidad de la polticaexterior, en un torpe pero supuestamente bien intencionado "error" que termin con la entradatriunfal de los norvietnamitas en Saign.

    Un "despiste" moral similar enturbia la memoria nacional estadounidense de la invasin yocupacin de Irak realizada bajo George W. Bush y Dick Cheney. Es un lugar comn, por ahora, quemuchos polticos estadounidenses de ambos lados de divisin bipartidista del pas se refieran a lainvasin -absurdamente llamada Operacin Libertad Iraqu- como "un error". Lo que no oirn nunca,excepto en los medios marginales, generalmente excluidos de los medios de comunicacin y lacultura poltica de EE.UU., es calificar dicha operacin como inmoral, imperial o criminal. Estasdescripciones son totalmente apropiadas para una guerra de invasin meridianamente ilegal, noprovocada e impulsada por imperativos descaradamente petroimperiales, racistas y de negocios,aprobada en el Congreso por la entonces senadora Hillary Clinton y muchos otros demcratas de lalnea dura (...) este asombroso delito imperial supuso la muerte de 1.000.000 iraques, heridas ydesplazamiento de varios millones ms y la devastacin de la infraestructura social y civil en todaMesopotamia. No obstante, se puede argir que la invasin fue un "error", pero slo en el mismosentido que Vietnam: como una poltica bien intencionada que no funcion.

    La misma nada insulsa envuelve los debates sobre la prctica de las "tcnicas reforzadas deinterrogatorio" (tortura) por el ejrcito estadounidense y la CIA, y los ataques con aviones notripulados asesinos en el mundo musulmn a raz de los ataques areos del 11 de septiembre. Lasdiscusiones tratan principalmente acerca de si estas herramientas archicriminales terriblesfuncionan o no en la llamada guerra contra el terrorismo, que debera calificarse con mayorprecisin como "guerra terrorista". El hecho de que estos intolerables mtodos y armamentoshayan traumatizado, mutilado y matado a seres humanos a escala masiva no viene al caso, todavez que el to Sam nunca es un criminal. "Estados Unidos", afirm la Secretaria de Estado de BillClinton, Madeline Albright, en 1999, "es el bien. Tratamos de hacer el mayor bien posible en todaspartes."

    Watergate frente a COINTELPRO

    El infame escndalo del Watergate es otro ejemplo significativo. Un robo no demasiado importantecometido en la sede nacional del Partido Demcrata en 1972 por un puado de gnsteres de poca

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  • monta al servicio del Comit Nacional del Partido Republicano se convirti en una obsesingigantesca de los medios de comunicacin de todo el pas y condujo a la dimisin del presidenteestadounidense Richard Nixon. Sin embargo, no era nada comparado con COINTELPRO. Como eldestacado intelectual de izquierdas estadounidense Noam Chomsky explic hace ya 25 aos:

    "En el mismo momento, exactamente, en que se descubri el Watergate, se estaban denunciandoante los tribunales al amparo de la Ley de Libertad de Informacin (Freedom of Information Act)una serie de operaciones masivas del FBI destinadas a socavar la libertad poltica en los EstadosUnidos, operaciones que alcanzaban hasta la poca de Roosevelt pero que realmente habancobrado importancia durante la presidencia de Kennedy. Se trataba del 'COINTRELPRO' [abreviaturade "Counterintelligence Program"], e inclua una amplia gama de actividades ... el asesinato, alestilo de la Gestapo, de un lder de los Panteras Negras [Fred Hampton]; ... la organizacin dedisturbios raciales en un intento de destruir los movimientos negros; ... ataques contra elMovimiento Indio Americano (AIM), el movimiento de mujeres, etc.; ... quince aos de interferenciadel FBI en el Socialist Workers Party, incluyendo asaltos a sus locales por el FBI, robo de listas demiembros y utilizacin de stas para amenazar a las personas, o hacer que sus empleadores lasdespidieran de sus puestos de trabajo, etc. Este slo hecho ... ya es de por s mucho msimportante que ... la actuacin de una bola de pequeos delincuentes salidos de una pelcula de losHermanos Marx entrase una vez en la sede del Comit Nacional Demcrata. El Socialist WorkersParty era un partido poltico legal, despus de todo ... y los perpetradores no eran un grupito demafiosos, sino que era la polica poltica del Estado, lo que lo convierte en un hecho muy grave... Encomparacin, el Watergate fue una accin de tres al cuarto." (Chomksy, Understanding Power [NewPress, 2002], 118).

    Muy grave, diramos, para cualquier persona que se preocupe por las libertades civiles bsicas.Pero no suficientemente grave para el Washington Post y otros medios de comunicacincorporativos obsesionados con el Watergate, que es lo que explica que recibamos respuestas deincomprensin ("Cointel... cmo es eso?") por parte de la inmensa mayora de estadounidensescada vez que mencionemos "el escndalo de COINTELPRO".

    Misiles, golpes de Estado, y asesinatos masivos frente a cigarros y un vestido manchado

    Pero el Watergate e incluso COINTELPRO fueron delitos de poco fuste si los comparamos tambincon las transgresiones de los presidentes Lyndon B. Johnson y Richard M. Nixon en el extranjero.stas incluyeron, en el caso de Nixon, el bombardeo secreto genocida de Camboya (que condujo alascenso del rgimen protogenocida de Pol Pot) y el apoyo y la coordinacin por parte de EstadosUnidos de un golpe militar fascista que derroc al gobierno chileno democrticamente elegido deSalvador Allende y mat a miles de trabajadores y activistas en 1973. Durante las audienciastelevisadas del Watergate, nadie en los medios de comunicacin reinantes o en el Congreso semolest en citar que Nixon haba realizado "una de las campaas de bombardeo ms intensas de lahistoria en zonas densamente pobladas de un pas campesino [Camboya], matando quiz a150.000 personas" (Chomksy, Understanding Power [New Press, 2002], 120).

    El Watergate fue tambin un delito mucho ms insignificante que el chanchullo Irn-Contra de laadministracin Reagan. En este escndalo -con participacin de miembros de la lite militar deEstados Unidos, la Casa Blanca y el alto funcionariado de inteligencia- se trataba de la financiacinilegal de los terroristas nicaragenses de derechas conocidos como la "contra" mediante la ventaen secreto de misiles a Irn. Teniendo muy presente la leccin extrada por el establishmentestadounidense de que la independencia y libertad de la prensa de los aos sesenta haba idodemasiado lejos con la cobertura del Watergate, los jefes de los medios corporativos estuvieron deacuerdo en no informar del escndalo Irn-Contra, al punto que pudiera haber obligado a otropresidente-delincuente de Estados Unidos a dimitir, esta vez en relacin con un asunto que ponaexplcitamente en cuestin la idea de que la poltica exterior estadounidense siempre se lleva acabo con intenciones buenas y nobles.

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  • Gracias en buena parte a ese acuerdo, el siguiente escndalo ms grande de la memoria oficial deEstados Unidos despus de Watergate no fue el asesinato de miles de campesinos nicaragensessino una indecorosa manchurrona -con restos del ADN de Bill Clinton- sobre el vestido azul de unajoven becaria de la Casa Blanca. Clinton goza actualmente de una popularidad notablemente altaen EE.UU. Y ello gracias a la no escasa ayuda de los medios de comunicacin corporativos, quecontribuyeron casi a forzar su renuncia ante un escndalo presidencial monumental hace dosdcadas.

    As pues, qu condujo a Clinton, al borde de la defenestracin de la Oficina Oval, a la aprobacindel sper regresivo y corporativista Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLC) por encima yen contra de sus promesas de campaa de no firmarlo?, fue quizs su promocin y firma de lasupresin de los derechos de las familias pobres a una asistencia federal mnima en efectivo ennombre de la "reforma del bienestar", mientras abrazaba el bienestar corporativo endmico ypromova la mortal desregulacin de las altas finanzas?, fue quizs la humillacin a Rusia, elcriminal bombardeo de Serbia (con pretextos de lo ms falso) y en general desarrollando una nuevaguerra fra con Rusia que contribuy a aplastar las esperanzas de un desvo de recursos desde el"sistema Pentgono" a la satisfaccin de necesidades humanas y sociales desesperadamentenecesarias?, o fue la imposicin de las salvajes "sanciones econmicas" que mataron a ms de unmilln de iraques? No, lo que casi result ser la perdicin de Clinton fue el infantil asunto MonicaLewinsky-cigarro-felacin, una de las frecuentes y srdidas aventuras sexuales de Wild Bill y lastontas mentiras que cont sobre su trapicheo privado.

    "Los dueos del lugar": Clinton frente a Edwards y Nixon

    Clinton ha sido perdonado y redimido en el mundillo de la cultura y los medios de comunicacin"mainstream" de Estados Unidos. Pero esta exoneracin no se extender a John Edwards. Lasrazones de este contraste incluyen la particularmente retorcida naturaleza de la transgresin deEdwards (cometida mientras su esposa, Elizabeth Edwards, luchaba contra un cncer en su faseterminal) y su posterior encubrimiento. Al mismo tiempo, sin embargo, el loco John Edwardscometi un pecado an ms imperdonable en esta "democracia" gestionada por las corporaciones.Edwards hizo campaa con elocuencia, con pasin y tal vez incluso sinceramente contra la liteadinerada y la dominacin corporativo-financiera de las dos organizaciones polticas lderes en elpas. Lo dijera en serio o no, el candidato Edwards se pas de la raya en materia de concentracinde la riqueza.

    La comparacin ms interesante es la de Clinton con Nixon. Al reflexionar sobre por qu Nixon fueexpulsado de la Casa Blanca por la "trivialidad" de Watergate, Chomsky seala que "se hizo unmontn de enemigos poderosos" cuando destroz el sistema de Bretton Woods creado a finales dela II Guerra Mundial. El marco de Bretton Woods fijaba el dlar como moneda de reserva mundialvinculada al oro, y estableca restricciones en las cuotas de importacin, amn de otras medidassimilares. Dicho marco convirti, en resumen, a EE.UU. en el lder mundial. Cuando Nixon sac alpas del patrn oro, suspendi la convertibilidad del dlar y elev los aranceles de importacinincomod a "los dueos del lugar." Las principales "corporaciones multinacionales y los bancosinternacionales confiaban en el sistema [de Bretton Woods] y no les gust que ste sedescompusiera". (Chomksy, Understanding Power [New Press, 2002], 119). Esta ira de las lites porla decisin de Nixon fue evidente en el Wall Street Journal y otros centros de expresin de esosgrupos, lo que sugiere convincentemente que ms de unos pocos poderosos estuvieron muy felicesde ver a Nixon descabalgado.

    Clinton, cabe recordar, se mantuvo en la fiel obediencia a los amos corporativos y financieros delpas. "Los dueos del lugar" ocuparon puestos clave y mantuvieron una influencia hegemnica ensu gobierno, militantemente neoliberal y signatario del TLC. Como seala Charles Ferguson en suinteresante libro Predator Nation: Corporate Criminals, Political Corruption, and the Hijacking ofAmerica (2012), "las polticas econmicas y reguladoras de Clinton cayeron en manos de losconductores designados de la industria [financiera] -Robert Rubin, Larry Summers, y Alan

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  • Greenspan- y los banqueros de inversin recibieron claras seales de que podan hacer lo que leviniese en gana."

    Deflategate frente a la promocin del militarismo

    Un episodio revelador en la rica historia de la selectiva indignacin pblica de los Estados Unidosproviene del mundo del deporte. Observen el escndalo de los medios de comunicacin de altoperfil que surgi antes del ms reciente partido final del campeonato de ftbol americano -la SuperBowl- en relacin con unas revelaciones supuestamente impactantes del campen de la LigaNacional de Ftbol Americano (NFL), los New England Patriots, en el sentido de que habanmanipulado (en ingls, deflated) la presin atmosfrica de los balones que utilizaban en suspartidos de acuerdo con las preferencias de su quarterback Tom Brady. Este "deflategate" es unasunto menor, hasta medido en parmetros puramente deportivos, pero ha recibido una atencinenorme de los medios y ha estado en el debate popular de los ltimos siete meses. Ahora ya se haconvertido en el mayor escndalo de la historia de la NFL.

    En realidad, sin embargo, otros dos escndalos relacionados con la NFL mereceran mucha msatencin en una cultura moralmente seria. La primera es la campaa de la NFL para socavar ydesacreditar las recientes y pioneras investigaciones mdicas que demuestran ms all de todaduda razonable que este juego, decididamente cruel y superviolento, que nos vende una ligamasivamente rentable y potente tiene un impacto incapacitante y mortal generalizado en elcerebro de muchos de sus jugadores, desde los profesionales de ms alto nivel hasta las categorasinferiores. No se trata de una cuestin moral sin importancia si tenemos en cuenta la extremapopularidad del ftbol en EE.UU., donde los ms de 1,1 millones de estudiantes de secundaria yms de 90.000 estudiantes universitarios juegan cada ao este deporte daino para el cerebro.

    El segundo escndalo tiene que ver con recientes informes de que los equipos de la NFL hanrecibido millones de dlares del Departamento de Defensa de Estados Unidos a cambio de realizarceremonias en sus estadios en honor a las tropas y los veteranos estadounidenses antes y durantelos partidos. Hay algo ms que un poco de mal gusto en que la NFL acepte dinero para hacer elelogio del personal militar del pas. La NFL, despus de todo, est obteniendo pinges gananciasgracias en gran parte a su ntima relacin con Washington. Gracias a su condicin de entidad msfavorecida por Washington, funciona como un monopolio legal de facto. Est clasificada como unaorganizacin de la categora 501 (c)6, por lo que no paga impuestos. No es pues extrao que losmultimillonarios dueos de todos menos uno de los equipos de la liga (los Green Bay Packerspertenecen a sus 360.584 socios) logren grandes ganancias con sus franquicias (ninguna otra ligadeportiva importante de Estados Unidos puede decir eso). Uno podra imaginar, sin duda, que estossuperricos corporativos no tendran que cobrar por demostrar un poco de cario a "nuestrastropas", es decir a las personas que son enviados a matar, mutilar, morir y sufrir heridas horriblesen el nombres de la "libertad" y la "civilizacin". Pero no, los barones de ftbol americano debenobtener su "libra de carne" hasta por esa pequea "recompensa" que hacen a los "hroes"militares", algo que los polticos republicanos militaristas como John McCain (R-AZ ), Jeff Flake(R-AZ), y Chris Christie han calificado de "vergonzoso" y "escandaloso".

    Tngase en cuenta, sin embargo, que lo que no se considera un escndalo es la cobertura y elcomentario nacional, atrapado en las arenas movedizas morales habituales del "excepcionalismoestadounidense", basado en el precepto de que Estados Unidos y, sobre todo, sus fuerzas armadasy sus guerras, son inherentemente buenas y nobles: el gobierno federal toma millones de dlaresde los contribuyentes para invertirlos en la promocin del militarismo imperial que producecrmenes genocidas como las invasiones estadounidenses de Vietnam e Irak, la tortura y losataques con aviones no tripulados que han contribuido a empujar a masas de musulmanes ennmero incalculable a los brazos del Estado Islmico y otros grupos islamistas extremista. Siquitarles el dinero a los contribuyentes para drselo a los capitalistas del ftbol americano,explcitamente comercial con fines de lucro, es escandaloso, lo es tambin su entrega a unorganismo como el Pentgono supuestamente de mayor moralidad. El Departamento de Defensa

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  • gasta el dinero pblico con la intencin de promover su capacidad para atraer a reclutas ycontinuar la prdiga financiacin, con dinero del contribuyente, de dicho Departamento en susasesinas actividades por todo un planeta devastado por las guerras, en el que el gasto militar deEE.UU. representa casi la mitad del gasto militar total.

    El bienestar de los pobres frente al bienestar de los pudientes

    No obstante, es bueno, supongo, ver el surgimiento de un escndalo que centra un poco laatencin, aunque sea brevemente, en los desembolsos del gobierno federal en favor de los ricos.En EE.UU. durante muchas dcadas, los "principales" medios de comunicacin y la cultura polticahan defendido la nociva idea de que hay algo escandaloso en el comparativamente pequeoporcentaje de recursos que el gobierno de Estados Unidos gasta en la asistencia a los pobres. Estesentimiento venenoso y reaccionario contribuy a la "reforma" (eliminacin) a cargo de Bill Clinton(y Newt Gingrich) de los gastos destinados al bienestar social mencionados, una poltica digna de lapoca de Charles Dickens que ha demostrado ser desastrosa para muchos millones deestadounidenses pobres en el siglo actual. Mientras tanto, los programas de asistencia del gobiernode Estados Unidos siguen vivitos y coleando, libres de todo escndalo, en beneficio de la minoracorporativa y financiera. Tal como la puntera publicacin dirigida al mundo de los negociosBloomberg Business inform con cierta inocencia a sus lectores de lite (y por lo tanto seguros)hace dos aos, al informar sobre una investigacin del Fondo Monetario Internacional:

    "Los principales bancos de Estados Unidos no son realmente rentables en absoluto ... los miles demillones de dlares que supuestamente ganan y que van en beneficio de sus accionistas [son] casien su totalidad un regalo de los contribuyentes ... Los cinco principales bancos -JPMorgan, Bank ofAmerica, Citigroup, Wells Fargo y Goldman Sachs- ... que ocupan los puestos de mando de laindustria financiera de Estados Unidos con casi 9 billones de dlares en activos, ms de la mitad deltamao de la economa de Estados Unidos, a penas llegaran a cuadrar sus cuentas si no fuera porla asistencia de bienestar corporativo. En gran parte, los beneficios que publican son bsicamentetransferencias de los contribuyentes a sus accionistas."

    Por "bienestar corporativo", Bloomberg Business se refera no slo a los rescates masivos que losgrandes bancos recibieron despus de ayudar al desplome de la economa en 2008 y 2009, sinotambin y sobre todo a la reduccin de sus costos de endeudamiento por la poltica del gobiernofederal de prestarles dinero a tasas de inters muy bajas que llegan incluso a cero.

    Pero no es slo en el sector financiero, por supuesto, donde las grandes corporacionespolticamente influyentes reciben subsidios gubernamentales gigantes y la proteccin del Estado,libres por supuesto de la dura "disciplina de mercado libre" o de la "reforma del bienestar." ElSistema del Pentgono antes mencionado es en s mismo una forma gigante de asistencia albienestar corporativo para las grandes empresas de alta tecnologa y otras corporaciones globalesde Estados Unidos. Es una de las innumerables formas en que los fondos del gobierno federalprotegen a las grandes empresas, incluyendo las empresas altamente subvencionadas y altamenterentables de los combustibles fsiles que estn conduciendo a la Humanidad hacia el precipicio deun cambio climtico antropognico radical. Es curioso que todo esto nunca alcance la condicin deverdadero escndalo en EE.UU., como tampoco los millones de muertos en otros pases, calificadoscomo "daos colaterales" por el imperio estadounidense, particularmente en la rica reginpetrolfera de Oriente Prximo.

    Paul Street es el autor de They Rule: The 1% v. Democracy (Paradigm, 2014). Vive en Iowa (EE.UU)y se le puede contactar en [email protected] /*

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