Reinas, Señoras y Damas enfermeras en la Cruz Roja...

Reinas, señoras y DamasEnfermeras en la Cruz Roja

de Zaragoza (1870-1986)

Gloria Álvarez Roche

Carmen Romeo Pemán

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1924, gracias a la separa-ción de ambas secciones,las mujeres, organizadas enJuntas de Damas, depen-dientes de una Asambleade Señoras, consiguierongran autonomía. A finalesde 1924 se volvieron a unirlas Secciones de Señoras yCaballeros.

Aunque las mujeres hanconstituido un pilar funda-mental para el buen funcio-namiento de la Cruz Roja,sus tareas han estado con-dicionadas por el estereoti-po social con que fue con-cebida su presencia desdeel principio.

La Cruz Roja, siendouna obra de socorro y una

organizar unas actividadesque hasta cierto punto habí-an sido espontáneas. Paraello, mantuvo a su servicio alas Hijas de la Caridad, creóuna Sección de Señoras,convertida entre 1916 y1924 en una Asamblea deSeñoras, y dos cuerpos deenfermeras, el de las Da-mas Enfermeras y el de lasEnfermeras Profesionales.

En 1870 se creó la Sec-ción de Señoras para ayuday complemento de la de Ca-balleros.2 Desde 1870 hasta1916 sólo tenemos noticiasde las actividades de las se-ñoras de forma ocasional, através de las memorias delos caballeros. Entre 1916 y

1. IntroducciónLas dos fechas marcan dosacontecimientos importan-tes en la historia de la CruzRoja. El 6 de diciembre de1870 se redactó el acta fun-dacional de la Asamblea deZaragoza y el 19 de abril de1986 la Asamblea Supremaaprobó el Documento deObjetivos, con el que co-menzaba la democratiza-ción de la Institución.1

Antes de la fundación dela Cruz Roja, el voluntariadofemenino había alcanzadocotas muy altas en la Zara-goza de los Sitios. Pero hizofalta una institución como laCruz Roja para canalizar y

1 Posteriormente, desde 1986 hasta 1989, se llevó a cabo un proceso democratizador, reflejado en una nor-mativa, que cambió la estructura de la Institución y la forma de participar las mujeres: unas siguieron siendovoluntarias y otras ocuparon puestos remunerados. Este cambio estructural, promovido por Leocadio Marín,permitió la presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad y en cargos directivos, tanto voluntarioscomo profesionales. En Zaragoza ha habido dos presidentas, María Jesús Quintín Gracia (1990-1993) y Al-tamira Gonzalo Valgañón (1993-1996), y una secretaria autonómica, Consuelo Peláez Sanmartín, (1991-2000), que a su vez era –y sigue siendo– la secretaria provincial. Para la normativa que propició estos cam-bios, véanse, entre otros: el Real Decreto 1474/1987, de 27 de noviembre; los estatutos aprobados en elConsejo de Ministros de 22 de abril de 1988; y el Real Decreto 31/1989, de 13 de enero, que desmilitarizabaa los voluntarios que cumplían el servicio militar en la Cruz Roja.2 De ahí que la Sección de Señoras se llamara también Sección Auxiliar de Damas, porque su labor era sub-sidiaria, y así estaba contemplada desde los primeros estatutos.

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aparecido eran socios o so-cias. El desconocimientoera tal que, en 1917, cuan-do se creó la Junta Provin-cial de Señoras de Zarago-za, se creía que las prime-ras afiliadas eran las de1909. A partir de la crea-ción de la escuela de Da-mas Enfermeras (1917),conocemos el número y losnombres de las socias porlas actas de los exámenes,dado que un requisito parainscribirse en la escuelaera ser socia. Pero hay quetener en cuenta que no to-das las socias cursaron losestudios de Damas Enfer-meras y que, por lo tanto,muchos nombres se hanperdido.

Por otra parte, la identi-ficación de funciones resul-taba difícil por el uso ambi-guo del término «dama».Las Secciones de Señorasse denominaban tambiénSecciones de Damas y lasJuntas de Señoras, Juntasde Damas. Y con la crea-ción del cuerpo de DamasEnfermeras, el término«dama» se volvió confuso,porque unas veces hacíareferencia a las señoras,enfermeras o no, y otras a

vamente como señorasde… A menudo, pertene-cen a familias de la altaburguesía y no son infre-cuentes los títulos nobilia-rios. (…) La caridad, enfo-cada como unaprolongación de la prácticareligiosa, aparece en laépoca como una actividadapropiada para las damasde la burguesía y la aristo-cracia. Este componentesocioeconómico ayuda aexplicar igualmente buenaparte de las actividadesdesarrolladas por las sec-ciones de señoras para larecaudación de fondos.4

A esto hay que sumarlos problemas de las listasde socios que la propia Ins-titución intentó solventarpublicando listas en los pri-meros números de la revis-ta La Caridad en la Guerra.La historia de la Instituciónse perdía con un sistemaque renovaba y actualizabalas listas cada año. Cadaaño se movía el escalafóny se perdían los nombresde los afiliados que se ha-bían dado de baja. Aunquese conservaba el númerode afiliación, había muchossaltos de número en losque resultaba imposible sa-ber si los que habían des-

de las más extensas mani-festaciones de la caridadcristiana, necesitaba tenerde intérprete al bello sexo,en cuyo corazón puso Diostesoros de ternura (…) Lasecundaron todas las mu-jeres españolas, hasta laúltima mujer del pueblo yse formaron varias Juntasde Damas, así en la cortecomo en provincias.3

Y, paradójicamente, de-trás de los apellidos de susmaridos desaparecieron lasindividualidades de unasmujeres que habían brilladoen su época porque perte-necían a las capas socialesmás relevantes de la ciu-dad.

La acomodación de susfunciones a las presuntasvirtudes del sexo femeninose acompañaba a menudode un paternalismo con-descendiente. (…) Estabanintegradas en gran partepor mujeres emparentadascon los socios varones demayor relieve social. Pre-dominan entre ellas las ca-sadas, dato que queda demanifiesto al ser consigna-das en las relaciones delas juntas directivas ha-ciendo constar el apellidode sus maridos. En algunaocasión llegan a aparecersin nombre propio, exclusi-

3 Coy y Cotonat (1909), pp. 7 y ss. La participación de las mujeres no fue tan generalizada como afirmabaAgustín Coy y Cotonat, capellán castrense y presidente honorífico de la Cruz Roja de Villafranca del Pene-dés. De hecho, en 1916, cuando se independizó la Sección de Señoras, en la Asamblea de Zaragoza sólohabía treinta y cinco socias, y todas pertenecían a las clases aristocráticas y burguesas.4 Vega y Viejo (2010), p. 82.

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pero no tuvo tiempo paradedicarse a ella, dado quela Junta Preparatoria semantuvo desde el 26 demarzo de 1863 hasta la pu-blicación de los estatutos el31 de julio de 1868, año enque ella fue destronada. Sila reina no tuvo tiempo pa-ra participar, sí que lo tuvie-ron sus camareras y lasdamas de su entorno.6 Jo-sefa Cartier figuraba entrelas siete primeras damasde Zaragoza en 1873 y lacondesa de Parcent entrelas veintisiete de 1876.

Desde 1876 hasta 1892la Cruz Roja Española dejóprácticamente de funcio-nar. Ese año se reorganizóy se nombró presidenta dehonor a la reina regente yvicepresidenta a la infantaIsabel. La reina María Cris-tina, con gran empeño,contribuyó a consolidar laInstitución.

Entre los años setenta yochenta fue cobrando fuer-za la acción de las volunta-rias procedentes de todaslas clases sociales y la es-cuela de Damas Enferme-ras creció con la entradade alumnas de clases me-dias y trabajadoras. La in-corporación de las mujeresal mundo laboral y las nue-vas políticas de géneroafectaron profundamente aunos cuerpos que, basa-dos en el voluntarismo, nohabían contemplado laspolíticas de igualdad ni lasexigencias laborales de lasmujeres.

2. El impulso de lasreinas de EspañaIsabel II fundó la Asocia-ción Internacional de Soco-rros a Militares y Heridosde España dependiente delMinisterio de la Guerra,5

las enfermeras, profesiona-les o no.

La forma de participarlas mujeres en la Cruz Rojase ha ido acomodando a loscambios internos de unaInstitución que en sus 140años se ha ido adaptando alos cambios sociales. Al fi-nal del franquismo se inicióun proceso de democratiza-ción que culminó en la dé-cada de los ochenta.

En la década de los se-tenta los grandes cambiossociales exigieron una com-pleta renovación en las aso-ciaciones y cuerpos de mu-jeres. En esos años, sobretodo desde la Constituciónde 1978, comenzaron unoscambios en la Institución,que llevarían a la desapari-ción de los viejos modelosorganizativos y darían pasoa un nuevo estereotipo demujer y a una nueva formade participación.

5 Real Orden de 6 de julio de 1864.6 En 1862, en el viaje que los reyes hicieron a Zaragoza, Isabel II se alojó en las habitaciones privadas de«de los propietarios de la fábrica de harinas Castellano Villarroya». El Lloyd Español, 03/11/1862, p. 4. Jose-fa Cartier e Iñarra (1824-1887), una de las primeras damas de la Cruz Roja de Zaragoza, estaba casada conJuan Francisco ,Villarroya Millán (1807-1878), uno de los propietarios de la fábrica Castellano Villarroya.

Peregrina Juana Cortés y Valero (Valencia, 1822-Ávila, 1891) fue la segunda mujer de José de la Cerda yGand (1817-1870), VIII conde de Parcent, un Gentilhombre de Cámara de Isabel II.

Gracias a las buenas relaciones de la nobleza y la burguesía aragonesa con la Corte se consiguió el indultopara los militares implicados en el pronunciamiento carlista de Tortosa (1860), protagonizado por el generalJaime Ortega Olleta, natural de Tauste (Zaragoza). Entre los implicados estaban Francisco Cavero, hijo delos condes de Sobradiel, y Miguel Moreno, cuya mujer, Vicenta Corso, era la cuarta en la lista de la lista delas primeras socias de la Cruz Roja de Zaragoza en 1873. «SSMM han recibido en audiencia privada a la se-ñora doña Vicenta Corso, esposa de don Antonio Moreno, ayudante del ex general Ortega y actualmentepreso en Tortosa. La desolada señora fue a pedir por la vida de su esposo en caso de serle impuesta la últi-ma pena». La Iberia, Madrid, 18/04/1860, p.3. Y, efectivamente, Antonio Moreno fue indultado, como el restode sus compañeros, excepto Ortega.


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3. Las damasaristocráticas y la beneficenciaLa fundación de la CruzRoja y la de su Sección deSeñoras fueron un aliviopara las graves carenciasdel sistema sanitario espa-ñol, cuyos gastos asisten-ciales dependían de lasinstituciones privadas y dela filantropía de personasadineradas o cercanas alpoder.10 Concepción Arenal(1820-1893) resultó una fi-gura clave en los comien-zos. Fue secretaria generalde la Cruz Roja, puso surevista La voz de la caridadal servicio de la Sección deSeñoras y diseñó el funcio-namiento de los hospita-les.11

La Sección de Señorasse encargó de la adminis-tración de los hospitales, yasí lo recordaba la duque-sa de la Victoria:

nombre en la calle Sanchoy Gil nº 2.

El día 15 de abril de1931, al día siguiente deproclamarse la II República,en El Escorial, cuando iba acoger el tren que la llevaríaal exilio, dijo a sus acompa-ñantes: «Cuidadme la CruzRoja». En 1968 volvió a Es-paña y, cuando visitó elhospital de Madrid, en elpatio, entre el cortejo de au-toridades y médicos, la es-peraban las enfermeras, lasreligiosas y las ciento no-venta alumnas de la escue-la de enfermería que cua-renta y un años antes habíacomenzado con sólo cinco.

La Cruz Roja de Zara-goza recibió el apoyo de lainfanta María de las Merce-des de Baviera cuando en1938 acudió a realizar elsegundo curso de DamasEnfermeras al hospital desangre Reina Victoria.

La reina Victoria Euge-nia que, como su madre,destacó por su pasión y de-dicación a la Cruz Roja,7 lo-gró el control de la Institu-ción desde 1916 hasta1931. Su gran obra fue elHospital Central de la CruzRoja de Madrid, centro queacogía a los heridos de laGuerra de Marruecos,9 yagregados a él, los cuerposde enfermeras. A partir deentonces, la Cruz Roja di-fundió por toda España unservicio de enfermeras bienorganizado e inteligente-mente dirigido. Asesoradapor médicos eminentes, do-ña Victoria fundó numero-sos hospitales. En 1922 do-nó 55 000 pesetas a la Jun-ta de Damas de Zaragozapara que adquiriera en pro-piedad Villa Salud, el sana-torio que desde 1921 teníaalquilado en Hernán Cortésn.º 29. En 1927 se inauguróel hospital que llevaba su

7 Recuérdese que era hija de Beatriz de Inglaterra, Gran Dama de la Cruz Roja Británica y Gran Dama de laReal Orden de San Juan de Jerusalén8 Real Decreto de 16 de enero de 1916: «La autoridad suprema de la Cruz Roja recaerá en la reina de Espa-ña, cuando el monarca lo decida, y siempre en casos de guerra».9 Llamamos Guerra de Marruecos a la Guerra de África que se desarrolló entre 1911 y 1927, para distinguir-la de otros conflictos armados homónimos y distintos.10 La fundación de la Sección de Señoras coincidió con un momento de auge del asociacionismo y con la pro-liferación de juntas y asambleas de damas dedicadas a la beneficencia. Estas asociaciones tenían antece-dentes en las sociedades religiosas de damas y en las juntas de damas dedicadas a la atención a la pobreza.11 Véase Romero Maroto (1988).

< Retrato de la reina Victoria, cuyo marco fue regalado por la marquesa de Montemuzo. Está dedicado a las «damas» y procededel salón del sanatorio «Villa Salud». Fue inventariado en 1924 cuando las damas lo entregaron a la Asamblea Provincial.


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partir de 1927 del hospitalReina Victoria.

Para recaudar fondos,las Señoras organizabanactos en los que con granimaginación se iniciaban enlos mecanismos comercia-les. Detrás de estos actosde apariencia festiva, lasmujeres afirmaban su pro-tagonismo con un juego deinversión que era muy anti-guo. Las fiestas con mayorarraigo y tradición fueron: lade la Flor, la de la Banderi-ta y la campaña del Agui-naldo del Soldado.

Nuestros hospitales sediferencian de los demáspor su especial organiza-ción. La administración estácompletamente separadade la parte técnica. La ad-ministración de un hospitalrequiere tiempo y vigilancia,tanto en el personal subal-terno como en los departa-mentos de cocina, lavadero,ropería, etc. En nuestroshospitales, todos estos de-talles están a cargo de unaJunta de Señoras, que sonlas que entienden de estasocupaciones, que pudiéra-mos llamar caseras, y quetoda buena ama de casa

sabe llevar sin dificultad,con toda perfección. Los di-rectores de nuestros esta-blecimientos disponen detodo su tiempo para dedi-carse a los enfermos y a ladirección técnica del hospi-tal, sin tener que sufrir lasmolestias enojosas y pérdi-das de tiempo que suponeel tener que ocuparse demenesteres que incluso sonimpropios de su sexo.12

En 1921 la Junta de Da-mas de Zaragoza fundó yse encargó del manteni-miento del primer hospital-escuela, Villa-Salud. Y a

12 Revista Cruz Roja (1942), julio, p. 9.

Para los nombres que la revista de la Institución ha recibido en las distintas etapas, véase Clemente (2003).

S.A.R. Serenísima D.ª Mercedes de Baviera y Borbón ayudando al jefe del equipo médico en una operación.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA.


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En 1913, coincidiendocon la tradicional fiesta floralde la Cruz de Mayo, se ce-lebró en Madrid la Fiesta delas Flores para ayudar a lostuberculosos. Las señorasde la aristocracia, las aso-ciaciones y las institucionesrivalizaron en la ornamenta-ción de los altares floralescon mesas petitorias en lasque participaban mucha-

La Fiesta de la Flor yde las Flores

En 1912 María Barbeito(1880-1970), escritora yprofesora, organizó en LaCoruña la Fiesta de la Florpara ayudar a la lucha anti-tuberculosa. Y la Cruz Rojacolaboró con la AsambleaAntituberculosa en la orga-nización de esta fiesta.

13 Junta de Señoras de Zaragoza. Memorias. Años 1923 y 1924 (1926), p. 6.

Primera mesa de la Fiesta de la Flor en Zaragoza. Las jóvenes de la mesa colaboraban con la Cruz Roja, pero no eran socias.Pilar Mantecón (una de las que están de pie, la tercera por la izquierda), ingresó en 1924.FOTOGRAFÍA DE LA FAMILIA BASELGA MANTECÓN

Desde que en Zarago-za se instituyó la Fiesta dela Flor, el año 1914, la CruzRoja labora en ese día congran entusiasmo, y desdeel primer año estableciósus reales en la plaza de laConstitución [actual plazade España], donde instalaun sencillo puesto, al cualatienden con verdaderoamor la mayor parte de lasdamas.13


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En 1942 el primer nú-mero de la revista Cruz Ro-ja, tras su suspensión du-rante la Guerra Civil, ofre-cía una amplia informaciónde una fiesta que se habíaconvertido en la seña deidentidad de la Cruz RojaEspañola y en una de lasprincipales fuentes de in-gresos.

La Fiesta de la Banderi-ta se celebra en toda Espa-ña. El entusiasmo generalha producido una recauda-ción muy elevada. En lasmesas ostentaban la presi-dencia distinguidas damasdel cuerpo diplomático, dela aristocracia y alta socie-dad, comercio, industria,etc.17

Desde su fundación,las reinas, las infantas, lasprimeras damas, las muje-res de la aristocracia, lasmujeres famosas y las vo-luntarias participan en unajornada fundamental pararecaudar fondos; en unajornada que nació comouna fiesta con la intenciónde animar a los ciudada-nos a salir a la calle y acolaborar con su aporta-ción.

crónica del corresponsal deParís, Fernando Iscar-Pey-ra, en la que describía lafiesta de las banderitasblancas y definía el estere-otipo de las damas de laCruz Roja Francesa.

Hoy domingo llevamostodos en la solapa el blancotrocito de tela donde apa-rece la Cruz Roja orlada deuna leyenda patriótica ysentimental. Las damasfrancesas, las honestísimasdamas francesas, que in-vierten horas en el templo yen el almacén y en el hogar,se han lanzado hoy a los bu-levares, mezclándose consanto y heroico arranque,entre las troteras pecadorasy las jóvenes obrerillas queandan sueltas y alocadas enel asueto dominical. Las ho-nestas damas nos ofrecenla pequeña banderita de lacaridad, en demanda denuestras monedas.15

En la Fiesta de la Bande-rita, desde sus orígeneshasta que quedó definida en1924, se fueron cambiandolas flores y las banderas porlas banderitas de la CruzRoja. Y el término «banderi-ta» fue sustituyendo a los de«banderas» y «bandera».

chas «ricamente ataviadascon el clásico pañolón deManila o con la mantilla deencajes».14

Durante la Primera Gue-rra Mundial, se creó en Eu-ropa el Día de la Amapola,Poppy Day. En 1915 eldoctor canadiense JohnMcCrae, que atendía a sol-dados heridos franceses,escribió el poema In Flan-ders fields poppies blow(En los campos de Flandesflorecen las amapolas). Yla amapola se convirtió enun símbolo para recordar alos soldados muertos y pa-ra ayudar a los supervivien-tes.

La Fiesta de laBanderita

En 1893, en un festival be-néfico del teatro Pignatellide Zaragoza, ya aparecíael término «banderita», re-ferido a las banderas de lasCruz Roja que llevaban lossoldados en sus uniformes yque se expusieron junto aotros trofeos para adornar laembocadura del escenario.

En 1913 la revista LaCruz Roja publicaba una

14 ABC, 4/5/1913, p. 11. Las postulantes de la primera mesa petitoria de Zaragoza iban vestidas como des-cribía la noticia del ABC el año anterior.15 Revista La Cruz Roja (1913), abril, mayo y junio, pp. 293-294.16 Para la convivencia y delimitación de la las Fiestas de la Flor y de la Banderita, véase el Real Decreto de6 de junio de 1924 (Gaceta de Madrid, 29 de junio de 1924, n.º 181, p. 1564).17 Revista Cruz Roja (1942), julio, p. 17.


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ban a acoger a los heridosen los campos de batalla ya cuidarlos en los hospita-les de sangre. Entre loshermanos en caridad figu-raban las Canonesas San-juanistas, las Hijas de laCaridad de San Vicente dePaúl, las Hermanitas de losPobres y otras asociacio-nes piadosas femeninas.

Desde 1870 la Secciónde Señoras, integrada portres clases de socias (hos-pitalarias, de número ybienhechoras), servía deauxilio a las comisiones delos caballeros. Durante latercera guerra carlista(1872-1876) entraron enuna fase muy activa: recau-daban fondos, ayudabanen el cuidado de los heri-dos, preparaban hilas yvendajes, recogían lienzo,ropas de cama y de vestir,camillas, camas, mantas ytodo aquello que pudieraser útil en las ambulanciasy en los hospitales de san-gre. Las señoras inventa-riaban todo y lo guardabanbajo su custodia.19

En 1870, según la me-moria de 1903, el mismoaño que se fundó la Asam-blea Provincial de Zarago-

Seca, El Ardid. Ester Rovi-ra, Sixto Celorrio, Fernán-dez Aldama y García Aristaleyeron sus trabajos litera-rios y la niña Dolores Iruritatocó el piano. En la Memo-ria del Aguinaldo del Solda-do de 1925 se reflejabanlas funciones de la junta re-caudatoria, el proceso or-ganizativo y el modo de ha-cer propaganda.18

4. La Sección deSeñoras de Zaragoza

1870-1916. Las primerasvoluntarias

En los primeros estatutosse creó la Asamblea Supre-ma, se designaron los tiposde socios (fundadores, demérito, activos y de núme-ro) y se especificaron lasfunciones de otros grupos(los hermanos de oficio, loshermanos en caridad y laSección de Señoras).

Los hermanos en cari-dad se dividían en pasivos,que recaudaban fondos, yactivos, que atendían heri-dos. Eran personas de con-gregaciones religiosas deambos sexos: enfermerosvoluntarios que se presta-

El Aguinaldo delSoldado

Con motivo de la Guerra deMarruecos, la reina Victoriarecuperó la antigua cos-tumbre de entregar regalosa los soldados en campañaen la época de Navidad,como se había hecho des-de las strenna romanas. ElAguinaldo del Soldado seconvirtió en una campañade la Cruz Roja en la queparticiparon de forma muyintensa las damas.

Al principio se establecie-ron comisiones que se ocu-paban del aguinaldo. Desde1916 hasta 1924 se encar-garon las Juntas de Damasy después se encargó la rei-na, quien confió la postula-ción a las damas. Las Da-mas Enfermeras y las mon-jas de San Vicente de Paúlfueron protagonistas impor-tantes para repartir los pa-quetes a los soldados.

En la Memoria de laJunta de Señoras de Zara-goza de 1921 se detallabael festival que habían orga-nizado en el teatro Parisia-na para conseguir fondospara el aguinaldo. La com-pañía de Vargas represen-tó la comedia de Muñoz

18 Véase CRE (1927), La Cruz Roja Española y el Aguinaldo del Soldado.19 Un ejemplo es el minucioso inventario que hizo Águeda Aldama, la secretaria de la Junta de Señoras, en1924 cuando entregó el sanatorio de Villa Salud a la Asamblea Provincial de Zaragoza, al fusionarse las Sec-ciones de Señoras y Caballeros, que habían estado separadas entre 1916 y 1924.


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Ese mismo año, la Aso-ciación de Señoras de Zara-goza se dirigió a la presi-denta de Madrid para quegestionase el indulto de uncabo y un sargento, que fi-nalmente fueron ejecuta-dos.23 Y además la revistaLa Caridad se publicó la po-esía A la caridad, que sehabía leído en una funciónde gala que las damas de laCruz Roja celebraron en elTeatro Principal en beneficiode los heridos del Ejército.24

En 1876, año en queacabó la guerra carlista, se-gún la lista publicada por LaCaridad en la Guerra, lassocias de Zaragoza habíanpasado de siete a veintisie-te.25 En los periódicos se-guían apareciendo noticiassobre sus actividades.

canje general de prisione-ros han redactado, por in-dicación de la Excma. se-ñora viuda de Medinaceli,presidenta central de laCruz Roja en esta capital,las secciones provincialessiguientes: Salamanca, supresidenta la condesa dela Granja Samaniego;Burgos, María ConcepciónArangoiti de Arcocha; Pa-lencia, señora doña MaríaJesús Rodríguez de Manti-lla; Santander, señora doñaMaría Dolores de la Revilla,viuda de Casaña; Toledo, laexcma. señora doña DátivaManglano Verdesoto deMorales; Alcalá de Hena-res, señora doña María Sal-món de Díaz Pérez; y Zara-goza, la Excma. señoracondesa de Montenegrón,que hacen, entre todas másde 2.000 firmas.22

za, se creó la Sección deSeñoras con doña PaulaOrúe como presidenta.20 En1873 aparecían los nom-bres de las que hasta ahoraconocemos como las sieteprimeras socias en Zarago-za: Paula Orúe de García,Luisa García de Valero,Amalia Corso de Ortiz, Vi-centa Corso de Moreno, Jo-sefa Cartier de Villarroya,Martina Mur de Pérez y Ma-nuela Ibáñez de Rios.21

En 1874 ya había noti-cias de las actividades delas damas zaragozanas envarios periódicos naciona-les.

El día 25 fueron entre-gados al señor Sagasta,para que les diera el cursocorrespondiente, las expo-siciones que solicitando el

20 CRE (1903), Memoria reglada…, p. 10. Paula Orús (sic) se refiere a Victoria Paula de Orúe y Bajos de So-pelana, I condesa de Montenegrón, (Vitoria, 1802-1880). Esta dama de la Orden de Damas Nobles de la Rei-na María Luisa se casó en primeras nupcias con José de Goicoechea y en segundas con Luis García y Mi-guel, que recibió a título póstumo el nombramiento de conde de Montenegrón por su gesta en la primeraGuerra de África (1859-1860).21 La Caridad en la Guerra (1874), n.º 48, p. 8.22 La Correspondencia de España, 21/12/1874, p. 3 y La Discusión, 30/12/1874, p. 2.23 Diario Oficial de Avisos de Madrid, 29/06/1874, p. 4.24 Revista La Caridad (1894), n.º 11, p. 86.25 En octubre de 1876, el número 79 de La Caridad en la Guerra publicaba una relación de socios elaborada poruna comisión encargada de confeccionar el catálogo general de los socios. La relación seguía un número deorden asignado al catálogo general. En la lista de esta revista los socios de Zaragoza iban seguidos, desde4186 hasta 4218, y todas eran socias, excepto seis hombres. Casi todos los nombres aparecían con erratas, enunas listas que debieron hacerse de oído. Estas distorsiones nos dificultan la identificación de las damas cuan-do no pertenecían a familias nobles o no eran mujeres de hombres famosos y con apellidos llamativos.

Muchas de estas socias eran mujeres o familiares de altos cargos militares. La presidenta era la viuda del te-niente general Luis García, uno de los firmantes de la paz de Tetuán (1860). Pilar Loscos Atué (en la listaLloscos), la viuda de Francisco Cañizal, que se hizo famoso en la guerra de Cuba. Nicolasa Ramona Oyar-vide (en la lista Ramona Oyarri) era la mujer del brigadier Remigio Iriarte y la nuera del coronel León Iriarte.Juana Aguirre, la del general Coneja, uno de los militares que dirigía las maniobras militares del Campo deSan Gregorio de Zaragoza cuando las presenció Alfonso XII en 1878.


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seguir fondos. Por ejemplo,en las de 1901 y siguientes,se incluía a doña MaríaGuerrero, artista de profe-sión, como «el primero desus Socios Honorarios»(sic). Y en la de 1906 se ci-taba a doña Vicenta Bre-gante por el legado que,junto con su marido donManuel de Gorostiza, habíadonado a la Institución.28

Con motivo de una fies-ta para bendecir la banderade la Cruz Roja del Sanato-rio del Ebro (1906),29 semencionaban los nombres

caudar dinero, pero su ac-tuación era puntual, por-que en 1898 las comisio-nes encargadas a las Sec-ciones de Señoras eraneventuales y se disolvíancuando se acababa la mi-sión concreta que se leshabía encomendado.27

En las memorias anua-les de la Asamblea Provin-cial de Zaragoza no se ha-cía referencia a las activida-des sistemáticas de lasSeñoras, aunque se cita-ban los nombres de las da-mas que ayudaban a con-

Para esta noche estabaanunciada una fiesta en elteatro Principal de Zarago-za, una escogida función abeneficio de la Asociaciónde la Cruz Roja. La obradestinada al efecto es Lopositivo del señor Tamayo(…). La señora condesa deMontenegrón, que presideaquella sociedad, y las da-mas todas que componenla junta han escogido losmedios necesarios paradar mayor brillo posible a lavelada.

Cuando acabó la gue-rra carlista disminuyó laenardecida actividad delas damas, pero volvierona recuperarla con la vueltade los primeros soldadosheridos de las guerras co-loniales. En 1896, con laavalancha de soldadosheridos que llegaban deCuba se estableció en Za-ragoza, como ya se habíahecho en otras ciudades,un Sanatorio para Transe-úntes junto a la Estacióndel Norte, donde tambiénse acogió a los repatria-dos que llegaron de Filipi-nas. La Sección de Seño-ras atendió a los soldadosy organizó actos para re-

26 El Globo, 28/01/1876, p. 3.27 Proyectos de bases para reforma de sus estatutos y reforma social (1898), artículo 43.28 Memoria reglada… (1906), p. 20.29 El llamado Sanatorio del Ebro hasta la Memoria de la Asamblea Provincial de 1926, en la de 1933 apare-cía como el Consultorio-Dispensario de la Rivera del Ebro.

Grabado de 1875 sobre el indulto de carlistas.


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de algunas damas que ha-bían contribuido al esplen-dor de los actos. Juana Ro-che bordó la bandera de laCruz Roja, Pilar Forésadornó el templo con floresy María Josefa Nadal contelas. En la misma fiesta sedistribuyó una comida a lospobres, costeada por PilarForés y repartida por JuanaRoche, María Josefa Nadaly María Luisa Lacal de Bra-cho.30 La fiesta acabó conun banquete para los so-cios servido en el sanatoriopor el restaurante El Pela-yo. Y con motivo del falleci-miento de Cecilia Casas, lamujer del presidente Fran-cisco Villarroya Cartié, seexaltaba su dedicación a laCruz Roja.

Pero la organización ylas actividades de las pri-meras socias fueron ca-yendo en el olvido, hastatal punto que en la Memo-ria de la Junta de Señorasde 1921 se afirmaba que laSección de Señoras de Za-ragoza se había fundadoen 1909 para atender a lossoldados de la Guerra deMarruecos.31

30 María Luisa Lucía Lacal Infanzón (Madrid, 1874-1962), novelista y música, autora del Diccionario de la mú-sica, se casó con Carlos Bracho, profesor del cuerpo de equitación militar y socio de la Cruz Roja de Zara-goza desde 1906. Fue una mujer con fama en su época y recibió importantes premios y condecoraciones,entre otros la Medalla de Oro de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja (1905).31 Con motivo del fallecimiento de Juana Roche de Santamaría se decía: «Antes de estar creada la Secciónde Señoras, y por lo tanto de pertenecer a la Cruz Roja, la Asamblea Suprema le concedió la Medalla de Pla-ta en 1908» y un poco más adelante: «creada la Sección de Señoras en 1909, fue la primera en inscribirse».Véase, Memoria de la Junta de Señoras… Años 1921 y 1922 (1926), p.14.

El 27 de junio de 1915, la revista Blanco y Negro publicó esta fotografíacon el siguiente pie de foto: «Fiesta benéfica en Zaragoza. Grupo dearistocráticas señoritas que vendieron dulces, flores y cigarros en lagarden party celebrada el domingo último por las damas de la Cruz Roja.FOTOGRAFÍA SÁNCHEZ ROMÁN


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moda, los garden-parties.Estas fiestas se convertíanen actos sociales de los cír-culos selectos y restringi-

abundantes actividades lú-dicas para recaudar fondos:bailes, tés, conciertos, etc.,y sobre todo, las fiestas de

En 1909 la Sección deSeñoras estaba directa-mente relacionada con elSanatorio del Ebro,32 dirigi-do por el doctor Ángel Ló-pez de Santamaría,33 cuyamujer, Juana Roche, ya ha-bía recibido la Medalla dePlata de la Cruz Roja en1908. Emilia Puzo, la mujerde Manuel Velilla Castro,médico del sanatorio y pro-fesor de las Damas Enfer-meras, fue la primera se-cretaria de la Junta de Da-mas de 1917.

El doctor Ángel Lópezde Santamaría, una figurafundamental para la revita-lización de la Cruz Roja,asistía regularmente a latertulia de la rebotica de lafarmacia de Enrique Aubá,donde se debió facilitar larelación de las mujeres delos contertulios. Entre lasprimeras socias de la Juntade Damas figuraban supropia mujer, MagdalenaForcada de Aubá, y la delfarmacéutico Mariano PinNovella, Petra Lafuente.Como también les sucedióa otras asociadas, las rela-ciones de los maridos ayu-daron a crear las redes ylos espacios de mujeres.

En la segunda déca-da las damas organizaron

32 El nombre oficial era Sanatorio de la Cruz Roja, instalado en el paseo del Ebro, 61.33 El nombre del doctor Ángel López de Santamaría en los documentos, y en su propia firma, aparece de di-ferentes formas: con el apellido López completo, abreviado y sin él.

En 1924, la Junta de Damas inventarió el «retrato de la Excma. Sra. Marquesa deMontemuzo, primera presidenta de la Junta de Damas y de gratísima memoria parala Institución». Fue adquirido en 1923 para el salón del sanatorio de Hernán Cortés yse conserva en la sede de la Cruz Roja de Zaragoza.FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO HERREROS


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muzo34, a la que sucedió lamarquesa de Jaral en1923.35

Con estos cambios, lasmujeres consiguieron unagran autonomía dentro dela Institución. La reina fuela autoridad suprema y lapresidenta general de laJunta de Damas. La reinamadre María Cristina, la vi-cepresidenta general, y laduquesa de Medinaceli, lavicepresidenta segunda.Animadas por el ejemplode la reina, muchas aristó-cratas se inscribieron en laJunta de Damas. El mode-lo de las damas aristocráti-cas, de las mujeres de mili-tares, médicos, empresa-rios y representantes de lapolítica contribuyó a elevarel número de socias.

En ese momento en Za-ragoza sólo había treinta ycinco asociadas, pero muyactivas: organizaron la pri-mera Junta de Damas, ycaptaron nuevas socias desu entorno. Al final de 1917habían pasado de de trein-ta y cinco a sesenta y ocho.

dos a los que ellas pertene-cían, como evidenciaba eltérmino inglés con que sedenominaban.

1916-1924. Autonomíade la Junta de SeñorasCuando las damas acaba-ron la febril actividad deriva-da de las guerras coloniales,la Sección de Señoras entróen un nuevo un periodo deretraimiento. Una vez alcan-zados los objetivos para losque había sido creada, sólorealizó algunas misiones es-porádicas hasta que recobrósu actividad con la Guerrade Marruecos (1911-1927).Precisamente esta guerrademostró la importancia delas tareas de las mujeres yla necesidad de convertir enpermanente una organiza-ción que hasta entonces ha-bía sido eventual.

En 1916, como conse-cuencia de un Real Decretodel Ministerio de la Guerra,se disolvieron las Seccio-nes de Señoras, se creó laAsamblea de Señoras y na-cieron las Juntas Provincia-

34 María Asunción López-Heredia y Fernández de Navarrete (1859-1922), hija del conde de Bureta y mujerdel V marqués de Montemuzo, era una mujer de salud quebradiza. En 1918 aprobó el examen teórico de Da-mas Enfermeras en la segunda convocatoria por hallarse enferma y en 1921 dimitió de su cargo de presiden-ta por motivos de salud.35 María Dolores Vivanco y de Lebario, (¿?-1979), IV marquesa de Jaral del Berrio, se casó con Tomás Cas-tellano Echenique (1898-1943), hijo de Tomas Castellano Villarroya y de Elena de Echenique. Por lo tanto,nieto de Tomás Castellano Sanz y de Isidra Villarroya. Con esta boda, esta poderosa familia de industrialeszaragozanos emparentó con la aristocracia. Todas las mujeres de esta familia pertenecieron a la Cruz Roja.En 1873 figuraba Josefa Cartié de Villarroya entre las primeras socias.

En los escudos acolados de la partesuperior derecha del retrato, a laizquierda se puede apreciar el delmarido, el de los Montemuzo y, a laderecha el de la mujer, una López deHeredia y Fernández de Navarrete.Este último está partido: en la partesuperior, en campo de oro, dos lobosandantes de sable, uno sobre otro(López-Heredia); y en la parte inferior,en campo de gules, cinco castillos de plata colocados en aspa(Fernández-Navarrete).FOTOGRAFÍA DE GUILLERMO HERREROS

les de Señoras, de carácterpermanente, independien-tes de las de Caballeros. Lareina Victoria reorganizó lanueva asamblea y nombrópresidentas de las juntas asocias bienhechoras de laalta aristocracia. La prime-ra presidenta de Zaragozafue la marquesa de Monte-


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nor Sala de Urzáiz, la bien-hechora del templo del Pilar.

Durante la II República,a pesar de las transforma-ciones internas de la Institu-ción, hubo pocos síntomasde cambio.38 Las damas selimitaron a los aspectoshospitalarios y recaudato-rios y en las noticias se da-ba gran importancia a la en-trega de brazaletes y a lascondecoraciones de las Da-mas Enfermeras. Se siguie-

torio de Hernán Cortés ycentraron sus actividadesen el funcionamiento delnuevo consultorio, instaladoen el sanatorio que teníanlos caballeros en el paseodel Ebro. También celebra-ron fiestas de recaudaciónde fondos para la fundaciónde un nuevo hospital. El ac-to más solemne fue la colo-cación de la primera piedradel hospital Reina Victoria,siendo presidenta doña Leo-

La gran autonomía de laJunta de Damas se refleja-ba en sus memorias, queconstituyen una detalladafuente de información so-bre las componentes de lasjuntas, el número de so-cias, las relaciones entreellas y las actividades querealizaban en la ciudad.36

1925-1936. Reunificaciónde las Secciones de Damas y CaballerosDurante el Directorio de Pri-mo de Rivera se fusionaronlas Secciones de Damas yCaballeros, se acabó con laautonomía de las Juntas deDamas y se volvió a la situa-ción inicial: la subordinaciónde las damas a las comisio-nes de los caballeros. Estasituación se ratificó en losestatutos de 1938, vigenteshasta 1986. Y la historia delas mujeres de la Cruz Rojase diluyó entre la de los ca-balleros.

Con la reunificación, lasdamas entregaron el sana-

36 Las señoras realizaron un gran esfuerzo para publicar sus memorias, y así lo hicieron constar. Las últimasestán publicadas en 1926, después de haberse disuelto la Junta. En la Junta Local de 1925 era presidentahonoraria la marquesa de Jaral, tesorera Carmen Castro de Rubio y vocales Pilar Blesa de Lozano, MaríaRodríguez de Losada y María Josefa Sorogoyen de Cavero. Todas ellas habían tenido cargos en la desapa-recida Junta de Damas.37 La Junta de Damas de Zaragoza funcionó hasta octubre de 1924. En la última asamblea de la Junta, la se-cretaria Águeda Aldama se expresaba en los siguientes términos: «Hasta aquí los hechos que puedo narrar;desde esta fecha los acontecimientos me impiden decir nada, puesto que, oficialmente nada sé… ya que, des-de octubre último, se prescindió por completo de casi todas las señoras asociadas. Algunos señores, sin perderla costumbre antigua, se han atribuido derechos antes de tiempo». Véase Memoria… Año 1924 (1925), p. 36.38 Con la República se disolvió la Asamblea Suprema, se creó un nuevo Comité Central y la Cruz Roja dejóde depender del Ministerio de la Guerra y pasó a depender del de la Gobernación.

Pérez-Lizano con las damas repartiendo ropa 1933


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cas, según venía siendohabitual desde los primerosestatutos. Se dictaron nor-mas estrictas para la for-mación de las asambleas ypara la participación de lasmujeres. Cada asambleatenía una presidenta de ho-nor y dos vocales femeni-nas. El cargo de tesorero(sic) tenía que ocuparlouna mujer.

Se dotó de gran poder ala presidenta de honor, quesolía ser la mujer de un im-portante cargo militar en laciudad. En 1941 fue nom-brada Constancia IsabelMc Crea y Rolandi,42 la mu-jer del capitán general JoséMonasterio.43 En los añoscuarenta, con la militariza-ción de la Cruz Roja, comoen la etapa fundacional, in-gresaron muchas mujeresde los altos cargos milita-res. A comienzos de losaños cincuenta era presi-denta de honor Purificación

En 1936 ingresaron mu-chas socias para realizarlos cursos de DE y para co-laborar en el hospital desangre Reina Victoria.

1940-1970.El franquismo

Durante el franquismo laCruz Roja estuvo vinculadaal régimen y las mujeresque ingresaban procedíanen su mayoría de familiasburguesas y aristocráticastambién vinculadas al nue-vo régimen y a los milita-res. El carácter católico yconservador de estas cla-ses acentuó el tratamientopaternalista que venían re-cibiendo las socias desdesus orígenes.

Se mantuvo la fusión delas Secciones de Señorasy Caballeros, se fijaron loscargos que debían ocuparlas damas, en los que seles reservaban, especial-mente, las tareas económi-

ron celebrando actos so-lemnes en los que participa-ban las nuevas autoridades.

1936-1939.La Guerra Civil

La Guerra Civil provocóuna rápida reacción y sirvióde estímulo para que mu-chas mujeres zaragozanasse volcaran en las tareasde socorro. La Cruz Roja,creada originariamente pa-ra socorrer a los heridos entiempos de guerra, desper-tó de una etapa de letargoy entró de nuevo en un pe-riodo de gran actividad.

En 1936 la marquesa deBóveda y Limia39 era presi-denta de la Junta de Damasy María Escudero Liria40

presidenta honorífica delhospital. Entre las nuevasasociadas figuraban abun-dantes mujeres e hijas demédicos militares y una da-ma de la alta aristocracia: laduquesa de Terranova.41

39 María del Pilar Manera y Ladico (1882-¿?) se casó en 1909 con Miguel Ponte y Manso de Zúñiga (1882-1952), un militar que participó en la sublevación contra la II República. Fue vocal de la Junta de Defensa Na-cional y ostentó la Jefatura del Estado del bando sublevado entre el 24 de julio y el 3 de octubre de 1936, conel grado de teniente general.40 María Escudero Liria (Zaragoza, 11 de julio de 1887- ¿?) se casó con Miguel Allué Salvador, (1885-1962),que fue catedrático de Lengua y Literatura y director del Instituto [Goya] de Zaragoza (1914-1940), alcaldede la ciudad (1927-1928) y presidente de la Diputación (1936-1940).41 María Rafaela Osorio de Moscoso y López de Ansó, III duquesa de Terranova.42 Véase el oficio número 1329 que se conserva en la Cruz Roja de Zaragoza. Fue nombrada por la Asam-blea Suprema el 27 de junio de 1941 y cesada por traslado de su marido el 20 de abril de 1945.43 José Monasterio Ituarte (Palma de Mallorca, Baleares, 1882-1952) combatió en Marruecos. Al declararsela Guerra Civil estaba destinado en Zaragoza, fue ascendido a general y nombrado jefe de la Primera Divi-sión de Caballería, que derrotó a las fuerzas republicanas en el río Alfambra.


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se crearon cursillos de so-corrismo para hombres ymujeres. Con las nuevastareas aumentó la participa-ción de las mujeres volun-tarias de clase media.

en una década marcadapor el desarrollismo, la CruzRoja introdujo nuevos cam-pos de acción para respon-der a las nuevas necesida-des sociales. Por ejemplo,

Bayo, la viuda del generalSueiro.44

En la década de los se-senta seguían predominan-do las mujeres de la eliteburguesa. Paralelamente,

44 Álvaro Sueiro y Vilariño (Puebla de Trives, Orense, 1892-1953), profesor de la Academia General Militar,se unió al golpe de estado del 18 de julio de 1936.

Constancia-Isabel Mc Crea y Rolandi (1891-1967), mujer del general Monasterio.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA


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reforzar la Cruz Roja de laJuventud.

Los equipos [de soco-rro] los integran hombres ymujeres en una proporciónaproximada de mitad y mi-tad y en un tanto por cientoaproximado de un 80 de re-presentación juvenil. Profe-sionales, amas de casa,estudiantes, trabajadores,empleados, militan con elmismo entusiasmo.45

5. Las EnfermerasEn el primer Convenio deGinebra (1864) se estable-ció la formación de enfer-meras para cuidar y ayudara los heridos en tiempo deguerra. Henri Dunant «des-de el principio vio que laenfermería era primordialpara poner en marcha lasideas de la Cruz Roja».46

En la Conferencia deLondres (1907) se reco-mendó organizar la forma-ción de las enfermeras entiempo de paz, en escuelasadecuadas, con prácticasen dispensarios y hospita-les para asegurar el funcio-namiento de los equipossanitarios en tiempo deguerra.

Como consecuencia apa-recieron las prestigiosas es-

grandes cambios en la for-

ma de participar las muje-

res. Con la diversificación

de tareas, se intentó atraer

a las mujeres para reforzar

el voluntariado y a los jóve-

nes de ambos sexos para

1970-1986.Grandes cambiosEn la década de los seten-ta, coincidiendo con la pre-sidencia del doctor RicardoMalumbres, la Cruz Rojase revitalizó y comenzaron

45 Revista Cruz Roja (1972), octubre.46 Clemente (1999), p. 9.

Modelo de documento de los años cuarenta: saluda de la viuda del general Sueiro,Purificación Bayo. Fotografía de Luis Arcarazo.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA


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de escritores y productoresde cine, quienes, por unaparte, elogiaron su labor ylas sacaron del anonimato,pero, por otra, fijaron un es-tereotipo, derivado de laconcepción de la mujer co-mo el «ángel del hogar»,que impedía apreciar sutrabajo profesional.

Las enfermeras de laCruz Roja en EspañaEn 1915 se creó en Espa-ña el cuerpo de enfermerasy se dispuso que para ob-tener el título se realizaraun examen ante un tribu-nal.48 Ese mismo año laCruz Roja impartió el pri-mer cursillo para DamasEnfermeras no retribuidasy en 1918, como conse-cuencia de una nueva reor-ganización,49 creó el cuer-po de Enfermeras Profesio-nales retribuidas.

La creación tan tardíadel cuerpo de enfermería sedebió, en parte, a que lascomunidades religiosas seencargaban del cuidado delos enfermos y a que el tér-mino «enfermera» estabadesprestigiado porque erala denominación que recibí-an las mujeres que se en-cargaban de la limpieza de

fermería, pues se tratabade un oficio que hasta esasfechas había sido realizadopor criadas con escasos re-cursos económicos y cultu-rales.47

A partir de la PrimeraGuerra Mundial se insistióen la necesidad de formarprofesionales para asistir alos heridos en los camposde batalla.

En Estados Unidos, en1927, se valoró el esfuerzoy los servicios de las muje-res voluntarias que acudie-ron al hospital Walter Reedcon sus delantales grises,las «damas grises», comosímbolo de neutralidad. Pe-ro, dada su escasa prepa-ración, surgió la necesidadde formarlas.

Con la Segunda GuerraMundial aumentó el presti-gio de las enfermeras de laCruz Roja que habíanaprendido a trabajar enhospitales móviles, queacompañaban la evoluciónbélica y que ayudaban atrasportar a los heridos másgraves a los hospitales deevacuación. Las actuacio-nes de estas enfermeras,unas veces heroicas, perolas más anónimas, las con-virtieron en grandes mitos

cuelas de enfermeras de laCruz Roja en las que entra-ron mujeres seglares queayudaron a reformar y mo-dernizar una profesión has-ta entonces en manos dereligiosas y dotada de po-cos medios. Estas enfer-meras iniciaron el caminode la profesionalización yuna nueva forma de enten-der los cuidados asistencia-les y el entorno hospitalario.Y se eligió el modelo de laescuela de Florence deNightingale (1820-1910).

En la España del sigloXIX, a pesar de los esfuer-zos que habían realizadoalgunas mujeres para lo-grar una reforma en la en-fermería, la situación se-guía siendo precaria por lafalta de formación de lasenfermeras y por la esca-sez de materiales.

Algunas mujeres, liga-das al krausismo y a la Ins-titución Libre de Enseñanzase mostraron defensorasde modernizar la vida delas mujeres intentando quese dedicaran a la enferme-ría, una profesión que pare-cía más cercana a la mujer.Concepción Arenal fue unade las mujeres más vincula-das en conseguir la partici-pación de la mujer en la en-

47 Hijano (2008), p. 185.48 Real Orden de 7 de mayo de 1915.49 Real Decreto de 16 de enero de 1916.


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En la Conferencia deCannes (1919), se propusoorganizar una enseñanzapara que las enfermeraspudieran colaborar en eldesarrollo de los diversosprogramas de la Instituciónen tiempos de paz. En Es-paña ese mismo año, si-guiendo las recomendacio-nes internacionales, secreó un comité de enferme-ras domiciliarias, que fue-ron las precursoras de lasenfermeras visitadoras sa-nitarias de 1933. En 1929la Cruz Roja elaboró un re-glamento para sus enfer-meras visitadoras.

En la III Reunión delConsejo General de la Ligade Sociedades (1924), seformularon diez recomen-daciones para aumentar laeficacia de las enfermeras.Se insistía en la necesidadde formar un cuerpo deenfermeras en reserva,«compuesto por todas lasenfermeras cualificadassusceptibles de responderal llamamiento de su paísen tiempo de guerra, de ca-lamidad pública o epide-mia», se animaba a «lasmujeres de buena educa-ción a realizar estudios deenfermera» y se reservabael término «enfermera» pa-ra las profesionales.50 Pe-ro, como veremos, en Es-

de San José y Santa Adelade Madrid. Al año siguien-te, con la ampliación del re-glamento, se permitió laentrada de las religiosas,previo examen, al cuerpode enfermeras de la CruzRoja. Y la reina, que se en-cargaba directamente delos cuerpos de enfermeras,ganó popularidad en lossectores religiosos.

los hospitales. En este sen-tido, la Cruz Roja contribuyóa la adquisición del prestigiode las enfermeras cuandolas mujeres de las clases al-tas, aristócratas y burgue-sas, eligieron formarse ensus escuelas y prestar ser-vicios en sus hospitales.

En 1918 se fundó la es-cuela de Enfermeras Profe-sionales adscrita al hospital

50 Clemente (1999), p. 49.

Uniforme de Dama Enfermera.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA


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habían acudido a atender alos heridos desde la terceraguerra carlista. Pero en Es-paña, como había sucedidoen Europa, la necesidad deformar a estas damas no seplanteó como una cuestiónurgente hasta después dela Primera Guerra Mundial.

La reina Victoria Euge-nia pensó en la necesidadde aprovechar el ejemploedificante dado por las aris-tocracias de los países beli-gerantes y, predicando consu propia actitud, intentódespertar en la nobleza es-pañola el afán de aliviar losdolores del prójimo con algomás que el auxilio de dine-ro, es decir, con el trabajopersonal. (…) Se constituyóla Junta de Damas, consi-guiendo que en ella se ins-cribieran ilustres aristócra-tas que acogieron conentusiasmo la nueva misiónde enfermeras. (…) Paraenseñar a estas enfermerasdoña Victoria Eugenia insis-tió en adquirir un hospitalpara que en él se impartierauna enseñanza científica yfundar, además un segundo

fesionales.52 A pesar de queen 1924 se había reservadoel término «enfermera» paralas profesionales, en la le-gislación española se siguióusando hasta 1956 en lasdistintas denominacionesque iban recibiendo las Da-mas Enfermeras.53

La cuestión terminológi-ca constituye una dificultadpara identificar los cuerposde enfermeras y para dife-renciarlos de las actividadesde las Juntas de Damas,porque en muchos docu-mentos y artículos de pren-sa se habla de las damasde la Cruz Roja, para hablarde las Damas Enfermeras,de las Enfermeras Profesio-nales y de las Señoras de laJunta de Damas. Así pues,la denominación «dama dela Cruz Roja» se volvió am-bigua y confusa.

El origen del cuerpo delas Damas Enfermeras es-tuvo relacionado con la faltade formación sanitaria delas socias hospitalarias que

paña la cuestión terminoló-gica no se cumplió.

En 1928 existían variasespecialidades para las en-fermeras de la Cruz Roja.Como en España no se im-partían todas, muchas deellas tuvieron que salir al ex-tranjero para realizar la es-pecialidad que deseaban.

Las Damas Enfermeras

Dado que en Zaragoza nohubo escuela de Enferme-ras Profesionales nos cen-traremos en las Damas En-fermeras,51 cuya historiaestá relacionada con losavatares de la Sección deSeñoras.

El nombre de «dama en-fermera» se debía a que to-das ellas procedían de lasJuntas de Damas. Posterior-mente la denominación fuecambiando con la legisla-ción que regulaba sus estu-dios. Aunque cambiaba elnombre, no cambiaba su ac-tividad, distinta y separadade la de las Enfermeras Pro-

51 En este escrito, para una mejor identificación, mantendremos el nombre de Dama(s) Enfermera(s) en to-das las etapas, aunque la normativa del momento les hubiera cambiado el nombre.52 Los principales reglamentos y decretos relacionados con la formación de las Damas Enfermeras fueron lossiguientes: 1916, Real Decreto de 16 de enero. 1917, Reglamento del Cuerpo de Damas Enfermeras de laCruz Roja Española. 1928, Reglamento del Cuerpo de Damas Enfermeras y Programas para su enseñanza.1933, Reglamento para las Damas Enfermeras Auxiliares Voluntarias de la Cruz Roja Española. 1938, Re-glamento para las Damas Enfermeras Auxiliares Voluntarias de la Cruz Roja Española. 1956, Reglamentodel Cuerpo de Damas Auxiliares Voluntarias de la Cruz Roja Española. 1980, Reglamento del Cuerpo de Da-mas Voluntarias de la Cruz Roja Española.53 En el reglamento de 1956, treinta y dos años después de las recomendaciones internacionales, desapare-ció el término «enfermera» de la denominación.


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que se remitió a Madrid en1972, con motivo de la re-forma del cuerpo de lasDamas Enfermeras.56

1917-1924. Los iniciosEl primer curso comenzó afinales de octubre de 1917y en noviembre de 1919 re-cibieron el título las prime-ras Damas Enfermeras deZaragoza. Una de ellas,Águeda Aldama, leyó el tra-bajo titulado «Misión de lasDamas Enfermeras» en elacto de imposición de me-dallas que se realizó en elsalón de actos de las Facul-tades de Medicina y Cien-cias. Los cursos fueron im-partidos por los doctoresJuan Enrique Iranzo y Ma-nuel Velilla. El tribunal estu-vo formado por Patricio Bo-robio Díaz, decano de Me-dicina, designado por lareina, Isidro García Julián,médico militar, designadopor el Ministerio de la Gue-rra, y por Manuel Velilla,profesor del curso. En 1919el doctor Ricardo LozanoMonzón sustituyó al doctor

cando otros campos de ac-ción, por lo tanto, si biencontinúa formando enfer-meras tituladas –ATSF, quees como se llaman en ellenguaje oficial de España alas enfermeras profesiona-les–, va a retirar los progra-mas de Damas AuxiliaresVolntarias, encauzándolosprecisamente a estas tare-as de Acción Social.55

En 1985 el cuerpo deDamas Auxiliares Volunta-rias, ya dedicadas a la ac-ción social, cambió su nom-bre por el de Auxiliares Sani-tarios Voluntarios y pasó aser un cuerpo mixto. En1989 el antiguo cuerpo deDamas Enfermeras, que ha-bía nacido con una vocaciónexclusivamente hospitalaria,se convirtió en un cuerpo deayuda domiciliaria.

6. La escuela deDamas Enfermerasde ZaragozaLa historia global de la es-cuela de Zaragoza queda-ba reflejada en un informe

cuerpo de enfermeras, lasProfesionales o retribuidas,diferente del de las DamasEnfermeras.54

Los primeros cursos deDamas Enfermeras se cele-braron en Madrid en 1915 yen 1917 se creó el cuerpocon la publicación del primerreglamento. En 1923, comoconsecuencia de la Guerrade Marruecos (1911-1927),la revista Cruz Roja publicólas instrucciones que lasDamas Enfermeras teníanque seguir en sus serviciosde campaña.

En 1976 la directora dela Sección de Enfermerasde la Asamblea Suprema,Concepción Bermejo, anun-ciaba cambios importantespara las Damas Enferme-ras, que entonces se llama-ban Damas Auxiliares Vo-luntarias.

Hoy la situación ha cam-biado. Ya la Seguridad So-cial se hace cargo de la sa-lud del pueblo español. Yael Gobierno se responsabili-za de ello y la Cruz Roja seretira de estas tareas, bus-

54 Clemente (1999), p. 61.55 Clemente (1999), p. 101.56 «De 1919 a 1972: Matriculadas de 1.º: 1670, con una media de treinta y una por curso. Matriculadas de 2.º:1270 con una media de veinticuatro por curso. Durante los años 1936/39 se dieron también cursos en Sáda-ba, con un total de treinta y ocho, en Gallur, con un total de dieciséis, en Cariñena, con un total de dieciocho,en Ejea de los Caballeros con un total de cincuenta y dos, y en Calatayud, con cuarenta y seis. Desde quese dan cursos de Damas Auxiliares Voluntarias se han extendido 1270 credenciales.» Véase el documentocon registro de salida 6335, de la Secretaría General, Sección de Enfermeras, de la Cruz Roja de Zaragoza.

Una información más detallada de los primeros cursos aparece en las memorias de la Junta de Señoras deZaragoza (1917-1924).


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Iranzo y en 1920 formabanel tribunal los doctores Ri-cardo Lozano, Manuel Íñigoy José Zamorano.

Las Damas Enfermerasde la primera promociónprocedían de la Sección deSeñoras anterior a 1916 yde la Junta de Damas de1917.57 En las listas de loscursos siguientes recono-cemos los apellidos de fa-milias aristocráticas y bur-guesas de la ciudad.58

En 1921 la Junta de Se-ñoras se vanagloriaba deléxito de los cursos: «El cur-so pasado las enfermerasde Zaragoza fueron las quemás practicaron de todaEspaña y desde la JuntaCentral están vindicandopara que en otras escuelasse imponga la orientacióndel señor Lozano».59

El 3 de diciembre de1923, aprovechando el pa-so de los reyes por Zarago-za, cuando regresaban de

57 En 1918 aprobaron el examen teórico de Damas Enfermeras trece alumnas y en 1919, según el acta del26 de junio, aprobaron las prácticas en el hospital de la Facultad de Medicina las siguientes: Patrocinio Veli-lla Puzo, Jacoba Elorz Cabello, María Sánchez de Rojas Loscos, Águeda Aldama de Fernández, María Je-sús Sorogoyen Castellano, Sra. marquesa de Montemuzo, Pilar Rivas Fuertes, Concepción Sanz viuda deAlamán, Engracia Allué de Ramón, Magdalena Forcada de Aubá, Concepción Benedicto Gracia, Antonia Al-vira de Casanova, Rosa López Salcedo, María Paz de Val Muniesa, Laura Abaigar Pascual, Josefa Sorogo-yen Castellano, Victoria Salas River, María Pilar Gabás López y María Pilar Gayán Alegrías.

En una nota al margen del acta leemos: «Todas han asistido al consultorio público, a la sala de operacionesy a las curas respectivas. Y casi todas han obtenido una libreta en la que se especifican las anestesias quehan realizado, los vendajes colocados y las operaciones realizadas. Estas libretas están firmadas por médi-cos y alumnos internos adscritos al servicio del doctor Lozano».58 Véanse las actas de Zaragoza (1818-1851) conservadas en el Archivo Central de la Cruz Roja.59 Memoria de la Junta de Señoras de Zaragoza (1921), p. 15.

El Dr. Lozano. Esta fotografía presidía el salón de visitas de Villasalud.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA


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Italia, la reina Victoria im-puso los brazales y meda-llas a las Damas Enferme-ras en el salón de la Capi-tanía General.

Ese mismo año, las Se-ñoras ampliaron el númerode camas de Villa Saludpara atender a los heridosde la Guerra de Marruecosy las Damas Enfermerasrecibieron a ciento cincuen-ta soldados casi todos en-fermos de fiebres palúdi-cas, pocos heridos, que lle-garon en tren a Zaragozaen los primeros días delmes de diciembre.

1925-1936. En elSanatorio del Ebro y en el nuevo hospital

A partir de la reunificaciónde las Secciones de Seño-ras y Caballeros desapare-cieron las memorias connoticias sistemáticas sobrelos cursos de Damas En-fermeras. Para la recons-trucción de sus actividadestenemos que recurrir a lasactas de los exámenes y alas noticias de prensa.

En 1926 se inauguró unnuevo consultorio de laCruz Roja en el sanatoriodel Ebro y se nombró direc-tor a don Ricardo LozanoMonzón.

Además de las enfer-meras que estén de guar-dia, el consultorio estará

Pilar Cuervas de Madurga recibió el brazal en 1925, al acabar el primer curso deDamas Enfermeras, y la Medalla de Plata de la campaña en la Guerra Civil. Cursósegundo en 1942 y, posteriormente, fue presidenta del ropero.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA

Engracia Allué.


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hospitales más en la pro-vincia. Las nuevas necesi-dades exigieron aumentarel número de Damas Enfer-meras y darles una forma-ción específica.

La Junta de Gobiernodel hospital desde finalesdel 36 estaba presidida pordoña María Escudero Liria(…) y como presidenta delas Damas Enfermeras,doña Pilar Taulé, siendo295 las que trabajaron aturno semanal, bajo elmando de su propia jefa,ya que no dependían delas hermanas. Las guar-dias nocturnas las hacíancuatro enfermeras y unahermana.62

En 1936 el doctor Íñigo,presidente-delegado de laAsamblea de Zaragoza,nombró a Francisco Seralprofesor médico encargadodel curso de Damas Enfer-meras que comenzó el día1 de septiembre en el hos-pital de la Institución.63 En1937 condecoraron a cua-renta Damas Enfermerascon la Cruz Roja del MéritoMilitar.

Durante la guerra pres-taron servicio 132 enferme-ras, de las cuales 50 fueronDamas Enfermeras de 1ª

mas Enfermeras dependie-ron de la Asamblea Supre-ma de la Cruz Roja que sehabía creado en Burgospara establecer contactosentre la Institución y la Sa-nidad Militar. Se creó la Ins-pección General de losServicios Femeninos en loshospitales y se publicaronunos nuevos estatutos dela Cruz Roja, en los que, encaso de guerra, pasaba adepender de la Jefatura delos Servicios Militares. Eldoctor Manuel Bermejillo yel inspector general sanita-rio transfirieron el materialsanitario de la Cruz Roja alEjército y reorganizaron laenfermería. Desde 1938las Damas Enfermeras deZaragoza se rigieron por elreglamento de Burgos.61

Las instituciones zara-gozanas fueron tomadaspor los nacionales y la CruzRoja se puso a las órdenesde los militares, pero no selibró de la depuración de supersonal. El 8 de agosto, altransformarse el hospitalReina Victoria en hospitalde sangre para atender alos heridos de guerra, seamplió su número de ca-mas y se crearon nueve

atendido por las Hermanasde San Vicente de Paúl y alfrente de ellas sor Luisa, yaespecializada en estos mis-mos servicios, que ha veni-do de San Sebastián paraeste objeto. Le ayudaránsor Teodora y sor Pilar.60

En 1934 el presidente dela Cruz Roja, el doctor Mi-guel Pérez Lizano, con moti-vo de la huelga general, pu-so las Damas Enfermeras alservicio de la ciudad.

Desde que se inauguróel hospital Reina Victoria,Manuel Íñigo, director delhospital, Francisco Seral,secretario provincial de laAsamblea de Zaragoza, yBaldomero de Armijo fue-ron los profesores de loscursos.

1936-1939.En el bando nacional

Con la Guerra Civil la CruzRoja se dividió en la CruzRoja nacional y la republi-cana, donde su acción re-sultó más notable dada laausencia de un sistema sa-nitario militar organizado.Zaragoza perteneció a lazona nacional y, por lo tan-to, el hospital de la CruzRoja y la escuela de Da-

60 Revista Cruz Roja (1926), agosto, p. 493.61 Este reglamento se conserva en el Archivo de la Cruz Roja de Zaragoza.62 Arcarazo (2010), p. 387.63 Archivo Cruz Roja de Zaragoza.


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las que habían realizado elprimer curso algunos añosantes acudieron a Zaragozaa realizar el segundo curso.Las Damas Enfermeras queprestaron sus servicios enel hospital durante la cam-paña recibieron la Medallade Plata con distintivo en re-taguardia. Algunas estuvie-ron destinadas en el frentede batalla.

Carmen Gaudó Martí-nez (San Mateo de Gálle-go, 1906-Zaragoza, 1990)recordaba que había he-

de la escuela, y BaldomeroArmijo, designado por laautoridad militar. Al año si-guiente se matricularontreinta y cinco, y el tribunalcalificador estuvo com-puesto por Manuel ÍñigoNougués, Francisco Seraly Santiago Pérez Castillo,capitán médico.

Durante la campaña mili-tar en la escuela de Zarago-za se impartieron los cursosnormalizados de dos años,1936-1938, 1937-1939 y1938-1940. Y muchas de

clase y 82 de 2ª clase, acargo de doña Pilar Taulé.Las enfermeras no sóloprestaron servicio en elhospital de Zaragoza, sinoque lo hicieron en otroshospitales de la provincia,incluso en el frente.64

El curso 1937-1938, lasdamas zaragozanas acu-dieron a la demanda de en-fermeras y se matricularonochenta y dos alumnas. Eltribunal calificador estuvocompuesto por Manuel Íñi-go, director del hospital, To-más Lerga Luna, profesor

64 Arcarazo (2010), p. 386.

16. Grupo de enfermeras de la Cruz Roja en formación en el frente. Carmen Gaudó está en la primera fila,es la cuarta por la izquierda. Amposta.FOTOGRAFÍA DE LA FAMILIA GAUDÓ GAUDÓ


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1940-1976.Atención a lapoblación civil

Al acabar la guerra se re-dujeron el número de alum-nas,65 el número de médi-cos y el número de camasdel hospital, pero aumentóel número de personas ne-cesitadas. En este nuevocontexto las Damas Enfer-meras realizaron un granesfuerzo para atender a lapoblación civil.

as de la guerra de las quehablaba mucho.

En 1939, con autoriza-ción de la marquesa deValdeiglesias, se celebróen Zaragoza un examenextraordinario para dieci-séis alumnas que se en-contraban prestando servi-cios en hospitales de van-guardia en la fecha de losexámenes ordinarios, anteun tribunal formado porManuel Íñigo, FranciscoSeral y Baldomero Armijo.

cho los exámenes de en-fermera de la Cruz Roja enla Facultad de Medicina yaseguraba que había esta-do «en la primera línea defuego» en la Batalla delEbro, en Tortosa y en Vina-roz. Sus sobrinos recuer-dan las experiencias queles contaba.

Conservamos el librocon el que preparaba losexámenes que realizabaen la Facultad de Medicina.Guardamos unas fotografí-

65 En 1941 sólo obtuvieron el título diez alumnas; en 1945, veintiséis; y en 1950, treinta y una. En estos años,formaban parte de los tribunales los doctores Íñigo, Seral y Lorente Laventana. Hasta la masificación de losaños sesenta se mantuvo un promedio de veinticinco a treinta alumnas por año.

Carmen Gaudó, sentada, sin capa, con otras compañeras en Vinaroz. Un día de descanso en 1938 durantesu estancia en el frente.FOTOGRAFÍA DE LA FAMILIA GAUDÓ GAUDÓ


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porque me fui a trabajarcon mi padre a CementosZaragoza, donde hacía desecretaria.

En los años sesenta,junto a un creciente grannúmero de alumnas de laclase media y trabajadora,encontramos otras perte-necientes a familias de laburguesía zaragozana re-lacionada con la aristocra-cia local, con el ámbito mili-tar, con el mundo de la me-dicina y con los ambientesintelectuales ilustrados.

En 1969, cuando el doc-tor Ricardo Malumbres Lo-groño (1929) comenzó sumandato de presidente enla Asamblea de Zaragoza,nombró profesor y directorde la escuela de DamasEnfermeras al doctor Fer-nando Solsona Motrel.

1970-1989. De damashospitalarias aasistentes sociales

En 1971 la inauguración dela policlínica coincidió con laentrega de diplomas a lasDamas Enfermeras del pri-mer curso y brazaletes a lasde segundo. El acto estuvopresidido por el doctor Ricar-do Malumbres, a quienacompañaban la vicepresi-denta de la Junta de Damas,Rosa Portero, y las vocales,Ascensión Bartomeu y En-carnación Pisón. El doctorIgnacio Echarri Sáenz de

Trabajaba en el hospitalde la Cruz Roja sin cobrary, aunque éramos auxilia-res, ejercíamos de enfer-meras, con horas de quiró-fano y todo. Y nadie nosllamaba auxiliares, todo elmundo nos conocía comodamas de la Cruz Roja.Dejé de trabajar de enfer-mera en los años cincuenta

Concha Baselga Mante-cón (Zaragoza, 1921), quecomenzó los cursos en1943, recuerda que vio frus-trados sus deseos de serEnfermera Profesional por-que sus padres no la deja-ron ir a Valdecilla (Santan-der), donde se formaban lasenfermeras de Zaragoza.

18. Concha Baselga con el uniforme de Dama Enfermera.FOTOGRAFÍA DE CONCHA BASELGA


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realicé los cursos de Da-mas Auxiliares Voluntariaspor puro interés, para ad-quirir una formación sanita-ria, y me convalidaron lasprácticas, porque ya traba-jaba en un hospital. En losaños siguientes el título deDamas Auxiliares Volunta-rias sirvió para entrar deauxiliar de clínica.

En esta década apare-cieron las primeras reivin-dicaciones laborales delas Damas Enfermeras. En1975 surgió un conflicto enel hospital de Zaragoza en

El año 1971 para entrar

como auxiliar de clínica en

el hospital Miguel Servet

de Zaragoza no me pidie-

ron ninguna formación sa-

nitaria, fui seleccionada

con una prueba de dictado.

Pero, a las compañeras

que entraron en los años

siguientes les pedían pun-

tos, que los conseguían

con cursillos del PPO y con

el título de Damas Auxilia-

res Enfermeras de la Cruz

Roja.

Estando de auxiliar de

clínica, entre 1973 y 1975,

Santamaría, director delhospital y de los cursos, enun discurso que ya anuncia-ba un nuevo clima, se dirigióa las nuevas damas y lesinstó a no perder el espíritude la Cruz Roja.

Filomena Ortiz Arrese(Tiermas, Zaragoza, 1949),que realizó los dos cursosde Damas Enfermeras (en-tonces, Damas AuxiliaresVoluntarias) entre 1973 y75, cuenta cómo vivió elproceso de cambios en supropia formación.

Concha Baselga durante la entrevista en 2010.FOTOGRAFÍA DE CRISTINA BASELGA


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el que las Damas Enfer-meras, lejos de la sumi-sión y el voluntarismo conque había nacido el cuer-po, reclamaban mejor for-mación, exigían mejorescondiciones de trabajo yprotagonizaron la primerahuelga.

En ningún caso, nuestraposición implica indisciplina,falta de amor a la Cruz Rojao deseos de obstaculizar labuena marcha del hospital(…) Todas nosotras hemossido designadas para unaresponsabilidad que hemosaprendido a llevar sin ense-ñanza de nadie. Aprenderde esta forma es muy duroy, por otra parte, acarreaerrores profesionales y hu-manos. Pensamos que sihubiera un reglamento queespecificara nuestras obli-gaciones y deberes, mu-chos de los problemas quese nos imputan no existirí-an. Ese reglamento para or-den interno de la casa nonos ha sido comunicadonunca (…). Por otra parte,resulta evidente, que con unsolo uniforme comprado pornosotras, puesto que la batade verano es la única ropa,junto con los zuecos, que senos ha entregado pública-mente, es imposible ir con ladignidad y limpieza que to-das desearíamos (…). La la-bor que realizamos es,como VI conoce, dura y des-agradable. Sin embargo,nuestra vocación es ésta yaceptamos las consecuen-cias. (…) Nuestra negativa arecibir órdenes por parte de

Filomena Ortiz Arrese.FOTOGRAFÍA DE ÁLVARO HERREROS


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ra ingresar en los cursosde Damas Auxiliares Volun-tarias. En Zaragoza se im-partieron cursos hasta fina-les de los ochenta.

En 1976 la princesa deBaviera, presidenta de lasenfermeras, anunciaba lareestructuración de los pro-gramas y los requisitos pa-

personas no cualificadastécnicamente y, sobre todo,de forma imperiosa, con gri-tos y malas maneras, ame-nazas y controles de tipopersonal y alusiones quenada tienen que ver connuestro trabajo.66

Estas quejas iban segui-das de las siguientes rei-vindicaciones:

[Pedimos] que aquéllas

que llevamos más de un

año trabajando en la casa

pasemos a disfrutar de se-

guros sociales, con el suel-

do base (nuestro salario es

notablemente inferior al

mismo), actualizable con el

tiempo. Que aquellas que

se han incorporado recien-

temente al hospital signen

un contrato de prueba,

transcurrido el cual, sea

desestimada su colabora-

ción o pase a formar parte

de la plantilla de la casa.67

En la Asamblea Supre-ma del 23 de junio de 1976se decidió reorganizar elcuerpo de Damas Enferme-ras, convertirlas en DamasVoluntarias de la Cruz Rojay crear el cuerpo de Auxilia-res de Clínica de la CruzRoja. Las nuevas DamasVoluntarias,68 con un año deformación, se dedicaron atareas de acción social.

66 Archivo Cruz Roja de Zaragoza.67 Archivo Cruz Roja de Zaragoza.68 Archivo Cruz Roja de Zaragoza.

Carné de veladora.ARCHIVO CRUZ ROJA DE ZARAGOZA


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torio en la Cruz Roja ydespués me inscribí en elservicio de veladorascomo cuidadora nocturnade enfermos, pero en esemomento me llamaron delhospital San Jorge deHuesca para trabajarcomo auxiliar de enferme-ría y en 1981 me trasladéal hospital Miguel Servetde Zaragoza, ya comoATS.

Además, la Cruz Rojaorganizó un extenso pro-grama de servicios socia-les en los que destacó lalabor de las asistentes so-ciales y de las voluntarias.En 1983 María Luisa Do-mingo Palacio (1932) fuenombrada directora de losservicios sociales y en1987 recibió la Medalla dePlata por sus méritos, es-pecialmente por los progra-mas de refugiados.

cios, sin cotizar, que paga-ban las familias. Con eltiempo las veladoras de-nunciaron a la Cruz Rojapor su falta de cotización.

Entre las bajas figura-ban cuatro varones, queprestaban servicios de ve-ladoras (sic) con un carnéde veladoras (sic). Los chi-cos, para ser admitidos,presentaban entre sus mé-ritos cursillos de socorris-mo (uno de ellos estudiosde medicina) y se dabande baja para ir al serviciomilitar.

Teresa Álvarez Roche(Villahermosa, Teruel, 1956),cuyo expediente figura entrelas bajas de 1980, recuerdalos motivos por los que nose incorporó al servicio.

Cuando acabé ATS re-alicé un cursillo de labora-

7. Servicio deasuntos sociales.Las veladorasEn los años setenta co-menzó un servicio de vela-doras para atender a en-fermos y ancianos, que seextendió a algunas asam-bleas, entre otras a la deZaragoza, en cuyo archivose conservan expedientesde bajas desde el año 1978hasta 1982.

Según los expedientesde Zaragoza, para pertene-cer al servicio de veladorashabía que estar asociada ala Cruz Roja, presentar elcertificado de penales, re-llenar una ficha de inscrip-ción y recibir un carné develadora. La Cruz Roja ser-vía de intermediaria: las ve-ladoras cobraban a travésde la Cruz Roja unos servi-


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Reinas, Señoras y Damas enfermeras en la Cruz Roja...

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