Reparto agrario en el Valle de Mexicali

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Monografía de Yolanda Sánchez Ogás sobre el movimiento campesino llamado asalto a las tierras, del Valle de Mexicali, en 1937.

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Bajacalifornianos por la Divulgación de las Historias Regionales (Dhiré) Yolanda Sánchez Ogás Presidenta Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar Secretario Calle Junípero Serra 1028, entre Río Elota y Río San Lorenzo Colonia Pro-Hogar Mexicali, Baja California, México Teléfonos: (686) 567-14-33 y 568-47-06 Correo electrónico: [email protected] Sitio web: http://dhire.tk

Mexicali, Baja California, México, enero de 2010.

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Índice

Presentación………………………………………………………………………………………4

Introducción………………………………………………………………………………………4

Antecedentes……………………………………………………………………………………..5

El origen……………………………………………………………………………………………5

Concesiones de tierras a extranjeros. La Concesión Leese………………………….…6

La Compañía Internacional……………………………………………………………………7

La Compañía Inglesa……………………………………………………………………………7

Guillermo Andrade se apodera del delta del río Colorado……………………………...7

Construcción del canal Álamo………………………………………………………………..8

La Colorado River Land Company crea el rancho algodonero más grande del mundo…………………………………………………………………………………………..…8

Cómo vivían los mexicanos en el latifundio de la Colorado……………………………9

Los mexicanos se cansaron……………………………………………………………….…10

Marcelino Magaña, un revolucionario villista en Mexicali……………………………11

Los campesinos se organizan en sindicatos…………………………………………..…11

Los campesinos se deciden: ¡Vamos a tomar las tierras!....................................13

Hipólito Rentería y los hermanos Guillén………………………………………………..13

Después de aquel 27 de enero...........................................................................16

Las ligas femeniles…………………………………………………………………………….18

La "huelga de los sentados"………………………………………………………………….18

Conclusión……………………………………………………………………………………...19

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PRESENTACIÓN

La historia de un pueblo está formada por muchas pequeñas historias ligadas a los diferentes grupos sociales, los cuales con su hacer cotidiano generan los hechos que luego serán historia. Entender esas múltiples historias nos permite valorar nuestra participación en la sociedad de la cual formamos parte y nos permite también fortalecer nuestra identidad regional y nacional. En el caso específico de Baja California, con su historia tan diferente a la historia nacional, en tiempo, hechos y periodicidad, es necesario y muy importante conocer esas microhistorias propias y cercanas. Historias del terruño, de la patria chica, que aún no están incluidas en los textos de historia oficial, pero que para quienes aquí vivimos son acontecimientos importantes, que han transformado la vida y el desarrollo de nuestra entidad. Por esta razón, considero tener un compromiso con mi terruño; el compromiso de difundir algunos aspectos importantes de la historia regional, sobre todo, hacerlos llegar a quienes más necesidad tienen de conocerlos; profesores y alumnos de los diferentes niveles educativos. Por ello, me he dado a la tarea de exponer de manera sencilla y comprensible, el llamado movimiento agrario del Valle de Mexicali, con el fin de contribuir con su conocimiento al fortalecimiento de ese sentimiento que es el ser bajacaliforniano. INTRODUCCIÓN El problema de la tenencia de la tierra fue grave en la península de Baja California, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando compañías extranjeras se interesaron en apoderarse de grandes extensiones de tierras. A principios del siglo XX, la mayor parte de lo que ahora es nuestro estado estaba en poder de la Compañía Inglesa. En el valle de Mexicali, las tierras pertenecían al señor Guillermo Andrade, quien en 1904 las vendió a la Colorado River Land Company. En poder de esta compañía estadunidense se encontraban la mayor parte de las tierras del valle

todavía en la década de los años treinta, pese a la Ley Agraria del 6 de Enero de 1915 y al Artículo 27 Constitucional que desde 1917 establecía leyes que determinaban la propiedad de la tierra en nuestro país. El gobierno del presidente Lázaro Cárdenas fue significativo para el Territorio Norte de la Baja California, pues su Plan Sexenal daba mucha importancia a la nacionalización de tierras. El 28 de septiembre de 1936 dio a conocer al pueblo de México su Proyecto de Integración de los Territorios. De este proyecto se derivaron una serie de acciones para integrar la península al resto del país. Algunas de éstas fueron la

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creación de la zona libre, construcción de un ferrocarril para unir el centro del país con el norte, el poblamiento de Baja California con mexicanos, construcción de escuelas rurales, creación del Banco Ejidal y sobre todo, la aplicación de las leyes agrarias que permitieron la expropiación del latifundio de la Colorado. La expropiación, nacionalización y reparto de tierras fue resultado de un programa de trabajo del presidente Cárdenas, pero las acciones agrarias de los campesinos, mucho tuvieron que ver para acelerar su ejecución. Los agraristas organizados en Comunidades agrarias, formaron la Federación de Comunidades Agrarias, presidida por Hipólito Rentería. Los campesinos miembros de esas comunidades, el 27 de enero de 1937 tomaron los terrenos de los diferentes ranchos donde trabajaban, todos ellos pertenecientes a la Colorado River Land Company. ANTECEDENTES Si recorremos nuestro estado vamos a encontrar cientos de poblaciones en las sierras, desiertos, costas y valles. Muchas de ellas están alejadas de las grandes ciudades como Mexicali, Tecate, Tijuana, Ensenada y Rosarito. Estas comunidades se conocen como poblados, ejidos, o colonias rurales. En ellas viven mexicanos, hombres, mujeres y niños que realizan diferentes actividades relacionadas con el campo. Algunos trabajan la tierra sembrando diferentes

productos. Otros, crían animales que sirven de alimento, vacas, caballos, puercos, borregos, chivos y gallinas. En el valle de Mexicali vemos el campo sembrado de algodón, trigo, cebada, cártamo, cítricos, vid, y hortalizas. En la zona costera del Pacífico y en las sierras, donde están los valles de San Quintín, San Vicente, Guadalupe, Camalú, La Trinidad y Ojos Negros se cultivan olivos, vid, chile, tomate, cítricos. Es posible que tú vivas en alguna de estas comunidades donde miles de mexicanos trabajan para hacer producir la tierra que a muchos de ellos les pertenece. Pero debes saber que no siempre fue así. Hace muchos años las cosas eran diferentes. EL ORIGEN Baja California, nuestro estado tiene una vieja historia que debes conocer. Hace alrededor de diez mil años, gente que venía del norte penetró a nuestra península. Estos primeros pobladores eran nómadas, es decir, andaban de un lugar a otro buscando sus alimentos. Cazaban animales, recolectaban frutas y semillas y los que vivían en las costas aprovechaban peces y mariscos. Unos vivían en las sierras, otros en las costas, algunos grupos habitaban en el desierto y cerca del río Colorado habitaban los indígenas cucapá. Los cucapá fueron los únicos indígenas que practicaron la agricultura desde antes que llegaran los españoles a la península.

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Los cucapá aprovecharon que vivían cerca del río Colorado y cuando había demasiada agua se salía del cauce y las tierras se inundaban. Al bajar el nivel del agua, los indígenas aprovechaban la humedad y sembraban maíz, calabaza y frijol. Hacían un hoyo con la punta de un palo y echaban la semilla. Para que el agua y los animales no dañaran sus alimentos construían ramadas de cachanilla y en canastas protegían los productos. Cuando los españoles llegaron al río Colorado, los cucapá recibieron semillas de sandía y melón que después también sembraban. Así cultivaron la tierra los cucapá durante unos mil años, hasta que un día, el sonorense Guillermo Andrade llegó al delta del Colorado como nuevo dueño de esas tierras que durante miles de años fueron de los indígenas. Al sur del estado, los indígenas kumiais, pai pais y kiliwas, quienes vivían en las costas y en la sierra sufrieron muchos cambios desde la llegada de los misioneros españoles a la región en 1697. Los jesuitas fundaron muchas misiones a partir de su llegada, pero en nuestro estado se inició la colonización en 1752 con la fundación de la misión de Santa Gertrudis. Las misiones fueron el origen de muchos poblados de Baja California. Alrededor de las misiones que los frailes fundaron, conformados por la misión, las viviendas de los misioneros, soldados e indígenas, almacenes, trojes y otros anexos. Esta situación se mantuvo sin

grandes cambios hasta mediados del siglo XIX, cuando se abandonaron las misiones. Se inició entonces la venta de éstas con los terrenos que les pertenecían y se fundaron también otros ranchos que con el tiempo fueron poblaciones importantes; el Rancho Tijuana que adquirió Santiago Arguello. El peruano Juan Bandini obtuvo la Cañada o Rancho Tecate y en el delta del río Colorado se fundó el rancho Los Algodones. CONCESIONES DE TIERRAS A EXTRANJEROS. LA CONCESIÓN LEESE Algunos extranjeros se interesaron en las tierras de la península de Baja California, por ello, durante el gobierno del presidente Benito Juárez se pensó en el peligro que significaba la lejanía y el abandono en que se encontraba la península, condiciones que hacían peligrosa la seguridad de estas tierras por el interés de algunos extranjeros en apoderarse de ella. Para proteger estas tierras lejanas del centro del país se creó la Ley de Terrenos Baldíos de 1863. Esta ley permitía conceder terrenos a quien lo solicitara, con la condición de que llevaran personas a poblar y cultivar el territorio. Poco después se firmó el contrato José María Iglesias-Jacobo Leese. Por medio de éste se entregaron al estadounidense Leese y a sus socios casi dos terceras partes de la península a cambio de $100,000.00 M.N. que recibió el gobierno de Juárez. Leese podía explotar todos

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los recursos de la región y tenía la obligación de establecer 200 familias en cinco años. Sin embargo, Leese no pudo conseguir los colonos que necesitaba y los pocos que llegaron se encontraron con terrenos sin agua y pronto abandonaron las tierras. Cómo Leese no pudo cumplir con el contrato, el presidente Juárez canceló la concesión en 1871. LA COMPAÑÍA INTERNACIONAL Pocos años después, otra ley de terrenos otorgó hasta 2,500 hectáreas por individuo que las solicitara y las tierras se entregaban con un plazo de diez años para pagar. Estas concesiones solo se daban a mexicanos, pero algunos extranjeros se asociaron con mexicanos para formar compañías y adquirir tierras en la península. Una de estas compañías formada por personas de Estados Unidos y mexicanos fue conocida como Internacional. La internacional logró apoderarse de terrenos que abarcaban desde la línea divisoria hasta el Paralelo 28, es decir, casi todo lo que ahora es el Estado de Baja California. Esta compañía no logró realizar sus proyectos de colonización. No pudo fundar las modernas ciudades ni obtener las grandes cosechas que ofrecía. Sin embargo, la Compañía Internacional inició el desarrollo del puerto de Ensenada. Al fracasar su proyecto de colonización, la Internacional se vio obligada a traspasar sus terrenos a un grupo de ingleses que habían formado la Compañía Mexicana de Terrenos y

Colonización (Compañía Inglesa) para obtener tierras en Baja California. LA COMPAÑÍA INGLESA Entre los proyectos que ofrecía esta compañía, como modernizar Ensenada, establecer una flota de barcos. Entre los proyectos destacaba la formación de una región agrícola de alto rendimiento en San Quintín, cuya producción se llevaría a Ensenada y ahí se embarcaría a San Diego. Iniciaron la construcción del ferrocarril de San Quintín a Ensenada, pero solo pudieron construir alrededor de 25 kilómetros de vía, abandonados al fracasar la colonización. Igual que otras compañías que habían hecho grandes proyectos de colonización, la Inglesa fracasó y no cumplió los compromisos contraídos en los contratos de concesión. En 1916, el gobernador del Distrito Norte de la Baja California, coronel Esteban Cantú, canceló los derechos de la Compañía Inglesa sobre nuestro territorio. En 1917 el presidente Venustiano Carranza, canceló definitivamente la concesión por incumplimiento de contrato. GUILLERMO ANDRADE SE APODERA DEL DELTA DEL RÍO COLORADO En I877, el sonorense Guillermo Andrade recibió del gobierno porfirista la concesión de 305,000 hectáreas del delta del río Colorado con el compromiso de poblar la región. Debía respetar las tierras que

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durante siglos habían pertenecido a los indígenas cucapá. Guillermo Andrade no cumplió sus compromisos de colonizar, pero siguió conservando la concesión de esas tierras. A fines del siglo XIX el delta era una zona desértica, solo existían un poblado conocido como rancho Los Algodones y algunas rancherías indígenas. Los cucapá practicaban una agricultura rudimentaria y completaban su alimentación con animales que cazaban, la pesca y la recolección de frutos y semillas. Los grandes proyectos de colonización de Guillermo Andrade en el delta, también fracasaron por falta de agua. Sin embargo, un grupo de extranjeros crearon un proyecto para traer agua del río Colorado al valle Imperial aprovechando la diferencia de nivel entre el río y el valle. Pensaron construir un canal para llevar agua a la parte norteamericana del delta. Este proyecto cambió también la parte mexicana del delta del Colorado. CONSTRUCCIÓN DEL CANAL ÁLAMO En 1900 la Compañía de Irrigación y Terrenos de la Baja California empezó la construcción de un canal para conducir aguas del río Colorado al Valle Imperial. Estas obras de irrigación se proyectaba hacerlas por territorio de Estados Unidos, pero no fue posible debido a lo arenoso del terreno. En cambio, el terreno por el lado mexicano era firme y se pidió

autorización al gobierno de México para construirlo en nuestro territorio. México negó el permiso, pero los estadounidenses no respetaron esa negativa e iniciaron los trabajos aprovechando el antiguo cauce del río Álamo. Lo agrandaron, le pusieron bordes de protección y el 20 de junio de 1901, por primera vez, las aguas del Colorado llegaron a la compuerta Sharp en Mexicali, de allí eran desviadas hacia el norte, a territorio de California, Estados Unidos. Las aguas eran para regar el Valle Imperial, pero se pensó que también podían aprovecharse para regar tierras del lado mexicano. En 1904, se firmó un acuerdo entre ambos países para que la mitad del agua que conducía el Canal Álamo fuera para Estados Unidos y la otra mitad la recibiera México. La posibilidad de regar el valle mexicano, despertó en algunos extranjeros la ambición por adquirir tierras en nuestro país y en 1902, un grupo de estadounidenses formó la Colorado River Land Company. Su objetivo era adquirir tierras en la parte mexicana del delta del Colorado. LA COLORADO RIVER LAND COMPANY CREA EL RANCHO ALGODONERO MÁS GRANDE DEL MUNDO La Colorado compró a Guillermo Andrade los derechos sobre las aguas y canales que pertenecían a la Sociedad de Irrigación y Terrenos de Baja California. En 1904, la compañía extranjera se apoderó de casi todo el Valle de Mexicali.

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Durante algunos años, la Colorado practicó la ganadería aprovechando los pastizales cercanos al río, pero en 1912 se inició con éxito el cultivo del algodón y se levantaron 15 pacas en esa primera cosecha. Desde entonces, en las tierras del Valle de Mexicali se empezó a sembrar el algodón. Para obtener tierras de cultivo la Colorado utilizó un sistema barato y eficaz que le permitió obtener grandes extensiones de terrenos cultivables, sin invertir mucho esfuerzo ni dinero. Las tierras que rentaba a extranjeros chinos, japoneses e indostanos estaban enmontadas y desniveladas. Quienes las rentaban tenían la obligación de desmontarlas, nivelarlas, abrir canales y caminos. A chinos, japoneses e indostanos se debe en buena medida el desarrollo agrícola del Valle de Mexicali durante los primeros cuarenta años del siglo XX El primer año no pagaban renta, pero al siguiente iniciaban el pago del arrendamiento y debían entregar el 20 por ciento del algodón que cosechaban. Además, la Colorado ordenaba que se sembrara principalmente algodón, por esto, el latifundio era conocido como "El rancho algodonero más grande del mundo". CÓMO VIVÍAN LOS MEXICANOS EN EL LATIFUNDIO DE LA COLORADO La Colorado era dueña del valle y negaba a los mexicanos el derecho a un pedazo de tierra. Durante años no

rentó tierras a los mexicanos para evitar que crearan derechos y exigieran la aplicación de las leyes mexicanas sobre la propiedad de la tierra. Los pocos mexicanos que vivían en el valle trabajaban como peones de los asiáticos que rentaban las tierras, pero hasta conseguir trabajo era difícil. Chinos y japoneses preferían contratar a sus compatriotas y únicamente cuando necesitaban mucha gente para pizcar o limpiar el terreno daban trabajo a mexicanos.

Era muy difícil encontrar trabajo, caminábamos desde el Álamo Mocho hasta por allá, por Bajos Delta. Íbamos de rancho en rancho y nada que nos daban trabajo. En las noches nos quedábamos a dormir arriba de los techos de los gallineros, pero si nos miraban, salían las japonesas con sus escopetas y nos corrían, decían -hombre, vete de aquí, vete al camino, nomás ahí puedes estar-. Eran muy bravas esas mujeres, nos apuntaban sus armas y nos echaban a los perros. Era muy difícil encontrar trabajo (Pedro Pérez Hernández, ejido Michoacán de Ocampo)

Jeremías Guillén Rentería, quien llegó al valle en 1926, y como la mayor parte de los agraristas fundadores del ejido Michoacán de Ocampo, antes de recibir su parcela trabajó como peón con los extranjeros; él decía:

Los trabajos con los rentantes de la Colorado eran muy difíciles porque ellos preferían a los de su raza; la ley decía que debían ocupar ochenta mexicanos por

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veinte chinos o japoneses y era al revés, ponían ochenta asiáticos y veinte mexicanos, aunque no había muchos mexicanos entonces, pero los pocos que llegaban de todas maneras andaban sobre el trabajo y no encontraban, solo en las pizcas había para todos, pero los salarios eran muy raquíticos.

Otra de las injusticias de la Colorado era la existencia de las "guardias blancas" cuerpo de policía montada que andaban por todo el valle. Desde 1911, durante la revolución magonista en Mexicali, los dueños de la Colorado solicitaron al jefe de la revolución Francisco I Madero, que les permitiera crear un cuerpo de protección a sus tierras y sistemas de riego. Se autorizó un permiso, con la condición de que esos guardias no usaran uniformes, así se formó el cuerpo de Guardias Blancas, que se mantuvo hasta la salida de la Colorado del valle de Mexicali. La Colorado tenía este cuerpo de guardias blancas para proteger sus propiedades. Tenían la obligación de vigilar que los campesinos no causaran problemas en el latifundio. La guardia blanca era represiva y dispuesta siempre a impedir que los campesinos mexicanos protestaran por las injusticias de la Colorado. Cuando la compañía tenía problemas con los agricultores y no quería seguirles rentando terrenos, les destruían cosechas, caminos, aperos de labranza y aun llegaban a quemar los ranchos.

LOS MEXICANOS SE CANSARON Durante más de 30 años la Colorado fue dueña de casi todo el Valle de Mexicali y sus órdenes eran cumplidas aun por gobernantes y soldados. Así mantenían una falsa tranquilidad en la región. Mientras, en casi todo el país la revolución había arrastrado a un millón de campesinos mexicanos que lucharon por condiciones de vida más justas, por un mejor gobierno y sobre todo por el derecho a poseer un pedazo de tierra. Como resultado de la revolución de 1910, los mexicanos lograron que se formularan nuevas leyes y en especial, en la Constitución de 1917, el Artículo 27 Constitucional establecía que debían desaparecer los latifundios y que cada mexicano debía ser dueño de la tierra que trabajara. Mientras en el resto del país se aplicaba la reforma agraria y se daban parcelas a los campesinos, en Baja California el latifundio de la Colorado se mantenía igual porque contaba con el apoyo que le daba el gobierno de los Estados Unidos debido a que los dueños de la Colorado eran muy poderosos. Poseían periódicos como el San Diego Union, San Francisco Chronicle, Los Angeles Times, Los Angeles Examiner y Los Angeles Herald. Por medio de ellos tenían mucha influencia en el gobierno de Estados Unidos. El sistema de riego, además de los canales contaba con bordes para proteger al valle de una inundación como la ocurrida en 1905-1907. En 1911 el ejército de Estados Unidos construyó bordos para proteger el

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valle y la Colorado se encargaba de su cuidado. Así protegía al Valle Imperial de inundaciones del río, que ponían en riesgo la seguridad de la agricultura de California. Por esas razones los latifundistas norteamericanos estaban protegidos por su gobierno y poco caso hacían de las leyes mexicanas. Por otra parte, Baja California no tenía caminos ni ferrocarril que la comunicara con el resto del país y los gobiernos del centro tampoco se preocupaban por la situación que se vivía en el Valle de Mexicali. Sin embargo, llegaban a la región personas de otros estados y sobre todo, gente que había luchado en la revolución para tener un pedazo de tierra que cultivar. Ellos buscarían la forma de lograr para los mexicanos del valle de Mexicali el derecho a la tierra. MARCELINO MAGAÑA, UN REVOLUCIONARIO VILLISTA EN MEXICALI En 1922, 200 campesinos dirigidos por el coronel villista Marcelino Magaña Mejía, solicitaron tierras al gobierno. Pedían algunos terrenos que estaban en manos de extranjeros y exigían que se respetaran las leyes. La constitución señala que a 100 kilómetros de la frontera y a 50 de las costas, ningún extranjero tiene derecho a poseer propiedades en nuestro país. Durante meses, los magañistas solicitaron tierras sin obtener respuesta, mientras el grupo de campesinos crecía hasta llegar a ser

2,800, quienes ante la indiferencia del gobierno se posesionaron de un terreno conocido como Rancho Corona. Debido a la fuerza que estaba adquiriendo Magaña, el gobernador Abelardo L. Rodríguez decidió comprar al italiano Víctor Carusso su terreno. Esas tierras se vendieron a 230 jefes de familia. A cada uno se le entregaron 16 hectáreas y con esas parcelas se formaron varias colonias con propietarios mexicanos. Este grupo de colonias se llamaron Colonia Progreso y Anexas y los colonos que compraron esos terrenos fueron los primeros campesinos mexicanos dueños de una parcela en el Valle de Mexicali. En cuanto a los magañistas, para desprestigiar al movimiento y quitarle fuerza, a ninguno se les vendieron tierras y Marcelino Magaña se fue de Mexicali. LOS CAMPESINOS SE ORGANIZAN EN SINDICATOS La idea de solicitar tierras para mexicanos persistió algunos campesinos. En 1924 empezaron a formar sindicatos campesinos que en primer lugar exigían mejores condiciones de trabajo y algunos también solicitaron tierras, sin que el gobierno les atendiera. En esos años, la falta de vías de comunicación hacía que Baja California viviera más ligada a Estados Unidos que al centro de México, por eso todo lo que ocurría en aquel país tenía que ver con Baja California. En 1929, la grave crisis económica que sufrió Estados

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Unidos, dejó a mucha gente sin trabajo y para solucionar ese problema el gobierno estadounidense ordenó la repatriación de los mexicanos que radicaban en aquel país. Se les trajo a México para que regresaran a sus estados de origen, pero muchos de ellos se quedaron en las ciudades fronterizas. En Mexicali aumentó la población y también el número de campesinos sin tierra y de hombres sin trabajo. El algodón perdió su valor y en Mexicali muchos agricultores perdieron sus cosechas. Esa situación aumentó la inconformidad de muchos campesinos que conocían su derecho a la tierra, pero que no la tenían. Empezaron a organizarse en sindicatos campesinos, solicitantes de tierras y de mejores salarios para los trabajadores del campo. En 1930, el sindicato San Martín de Álamo Mocho, Praxedis Guerrero y Cerro Prieto se reunieron para buscar la solución a sus problemas. Los campesinos del sindicato de Álamo Mocho sembraban pequeñas parcelas en terrenos del latifundio. Un año antes se les habían concedido tierras por servicios prestados al gobierno, pero eran propiedad de la Colorado. En ellas sembraron algodón y levantaron 375 pacas que entregaron al Banco Peninsular y nunca recibieron el pago correspondiente. Su única forma de subsistencia era el salario que recibían como peones de los ranchos de extranjeros y ese año, por la crisis económica, su salario se redujo de $4.50 a $3.50.

Estos sindicatos escribieron un documento que distribuyeron en Mexicali, donde criticaban al gobernador por entreguista a la Colorado y señalaban que sus salarios eran cada vez más bajos y que el gobierno nada hacía para proteger a los trabajadores ni para exigir que se cumpliera con el Artículo 123 Constitucional. Los sindicatos pertenecían a la Confederación de General de Trabajadores de México, considerada una organización socialista y por eso los trabajadores fueron perseguidos y detenidos. Según testimonios de las mujeres que vivieron los acontecimientos de cerca por ser hermanas o esposas de agraristas, en 1937 ellas no participaron en las luchas agrarias de Mexicali. En el sindicato del Álamo Mocho no fue diferente, sin embargo, cuando fueron detenidos intervino la señora Felipa Velázquez viuda de Arellano y junto con sus cuatro hijos y otros 9 miembros del grupo fueron detenidos y los enviaron presos a las Islas Marías. El señor Jesús Cibrián que en 1930 radicaba en Santa Rosalía y en 1935 llegó a Álamo Mocho platicaba que él conoció a Doña Felipa cuando la barcaza en que los trasladaban llegó a Santa Rosalía. Los mineros estaban en huelga y corrieron a la playa, lo que hizo al capitán retirarse de la costa y seguir su camino. Cibrián recordaba que doña Felipa alcanzó a lanzarles algunos papeles y así se enteraron de la causa de que los llevaran presos.

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En cuanto se enteró de la situación, la Confederación General de Trabajadores protestó por esta represión, enviaron a la prensa y al gobierno telegramas exigiendo la libertad de los campesinos. Lo que favoreció a los detenidos fue que entonces era director del penal el General Francisco J. Mújica, el hombre que participó junto con Lucio Blanco en el primer reparto agrario de México en 1914 y creía en la justicia del reclamo de los campesinos. Cuando el General Mújica supo las causas del encarcelamiento de estas personas, hizo gestiones ante el gobierno federal y poco después fueron liberados. Permanecieron cuatro meses en las Islas Marías porque el barco para trasladarlos a Mazatlán tardó ese tiempo en volver. Los hombres ya libres, regresaron a Mexicali, en cambio Doña Felipa regresó a Mexicali hasta 1948, un año antes de su muerte. Algunos de los hombres que participaron en 1930 en estos hechos, volvieron a luchar por la tierra en 1936 ya como miembros de la comunidad agraria Álamo Mocho y les correspondió a ellos ser los primeros en recibir la resolución presidencial que los hacía ejidatarios. A su ejido le llamaron Islas Agrarias en memoria de los hechos de 1930. LOS CAMPESINOS SE DECIDEN: ¡VAMOS A TOMAR LAS TIERRAS! El año de 1934 marcó un cambio muy importante en la vida bajacaliforniana. Ese año fue electo

presidente de la República el General Lázaro Cárdenas. En su campaña electoral había expresado su interés por resolver el problema de la tierra en Baja California. Proyectaba aplicar el Artículo 27 Constitucional, dividir los latifundios y repartir la tierra a los campesinos para acabar con las grandes injusticias que durante muchos de años habían soportado los peones de las grandes haciendas. El primer reparto agrario de miles de hectáreas en el país se realizó en la región lagunera en 1935. Este hecho animó a muchos campesinos a organizarse en comunidades agrarias para solicitar tierras. En Mexicali, los campesinos organizaron grupos agrarios que buscaban solución a la falta de parcelas para los mexicanos. HIPÓLITO RENTERÍA Y LOS HERMANOS GUILLÉN En 1926 había llegado a Mexicali un grupo de campesinos michoacanos; eran Hipólito Rentería Rangel y sus primos Leonardo, Jeremías, Jesús, José y Sacramento Guillén Rentería; Antonio y Emigdio Mora. Ellos habían salido de Puruándiro Michoacán por problemas agrarios. Don Emigdio Mora, campesino del ejido Michoacán de Ocampo recordaba:

Ese hombre, Hipólito, ya traía la idea de la tierra desde allá, en la hacienda Del Pilar en Puruándiro había empezado a formar un grupo agrario y por eso fue perseguido por los hacendados. Salimos huyendo del rancho, nos fuimos veredeando porque si nos

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íbamos por el camino nos cogía La Acordada; así llegamos a Pénjamo y allí tomamos un tren para Ciudad Juárez, luego nos pasamos a Estados Unidos y de ahí llegamos hasta California y así fue como conocimos Mexicali. Aunque seguíamos trabajando en California, la idea de Hipólito era juntar dinero para regresar al rancho y comprar un pedazo de tierra. El siempre andaba con eso y cuando supimos que el presidente Cárdenas andaba repartiendo las haciendas, pues más se interesó Rentería en regresar a Puruándiro (testimonio personal, 1987).

Así fue como Rentería, los Guillén y otros michoacanos llegaron al Valle de Mexicali y se quedaron a radicar en forma permanente. En 1936, cuando el gobierno de Cárdenas obligó a la Colorado a vender 5,000 hectáreas de sus tierras en un año, Rentería y sus parientes compraron unos terrenos enmontados de la colonia Pacífico. Entre el trabajo de desmonte y siembra, se fue formando un grupo que buscaba resolver el problema de la tenencia de la tierra. Primero se unieron a un sindicato campesino de la ciudad, pero cuando comprobaron que a sus miembros solo les interesaba obtener mejor salario y poco caso hacían del problema de la tierra, los michoacanos se separaron y formaron la comunidad agraria Melchor Ocampo, cuyo presidente fue Leonardo Guillén. Otros grupos también formaron comités agrarios, ellos fueron Álamo Mocho, Lázaro Cárdenas, Guadalupe Victoria y Miguel Hidalgo. Todos formaron la

Federación de Comunidades Agrarias de Baja California y eligieron como presidente a Hipólito Rentería y tesorero a Filiberto Crespo. Las reuniones se realizaban en la escuela de la colonia Pacífico, a la que nombraron "Emiliano Zapata" como símbolo de su lucha por la tierra. El 25 de enero de 1937, reunidos los campesinos que formaban la Federación, decidieron que el 27 de enero cada grupo tomaría las tierras de los ranchos donde trabajaba. Filiberto Crespo, radicado en Sinaloa y que vino a los festejos del 50 aniversario del movimiento agrario, recuerda:

Como yo era el tesorero, a mí me tocó ir a Mexicali a comprar la tela para hacer las banderas, era un rollo de tela roja y de esa tela se le dio un pedazo para que hicieran sus banderitas para señalar los terrenos que iban a tomar y para que hiciera la bandera de la comunidad (testimonio personal del señor Filiberto Crespo, 1987).

Así lo hicieron, el 27 de enero de 1937, los miembros de cada comunidad salieron a tomar las tierras de los ranchos donde trabajaban; colocaron las banderas rojas y desde ese momento las consideraron de su propiedad. Los relatos de los agraristas participantes nos llevan a aquel momento decisivo para el desarrollo del Valle de Mexicali. Don Pedro Pérez, agrarista que vivió en el ejido Michoacán de Ocampo recordaba los hechos:

Salimos del Pacífico muy temprano, íbamos en unas carretas y llegamos a los ranchos

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dos, tres y quince de la Chinesca. Ay don Leonardo Guillén nos ordenó que pusiéramos unas banderitas rojas alrededor. Después pusimos el campamento, esto era hacer hoyos en la tierra para no tener tanto frío, porque éramos todos tan pobres que pues cuales cobijas; apenas si teníamos unas chamarritas todas raídas. También hacíamos lumbraditas para el café, calentábamos frijolitos y hasta tortillas hicimos...

Pero tal y como los agraristas esperaban, vino luego la represión; la reacción de la Colorado no se hizo esperar y pronto los militares recorrían los campos donde estaban los campesinos. Detenían a los que encontraban en los campamentos para llevarlos presos a los sótanos de palacio y a la cárcel. Los dirigentes de la Federación de Comunidades Agrarias, Hipólito Rentería y Filiberto Crespo tuvieron que ocultarse pues los soldados los buscaron para detenerlos. Aun así, lograron enviar un telegrama al presidente Cárdenas, notificándole sobre los hechos del Valle de Mexicali. El 27 de enero por la noche llegaron los soldados al campamento de la comunidad agraria Michoacán de Ocampo. Don Pedro Pérez Hernández, recordaba:

Esa noche estábamos ahí en el campamento, esperando que llegaran los esbirros de la Colorado, como les llamaba Hipólito y muy noche, de pronto vimos unas luces a lo lejos y pensamos -ahí vienen!- y sí, luego llegaron. Estaba muy oscuro y

nomás oímos como nos rodearon y tronaban sus máuseres. El coronel Orozco se nos acercó y nos dijo que no teníamos derecho a estar ahí porque esas tierras eran extranjeras. Entonces un viejito se acercó y le dijo -Me perdona mi coronel, pero voy a decir unas palabras: ¡Me admira y me entristece que siendo usted un guardián de la patria diga que estas tierras son extranjeras! ¡Estas tierras son mexicanas y vamos a tomarlas dentro de la ley!

Entonces el coronel nos dijo que aunque fuera nos moviéramos al camino porque eran las únicas tierras nacionales y nosotros cambiamos el campamento como a 200 metros, a la orilla del camino".

Dos días después regresaron los soldados con órdenes de detener a Hipólito Rentería, pero como no o encontraron, quisieron llevarse al dirigente de la comunidad, el señor Leonardo Guillén, pero los campesinos unidos dijeron que si se llevaban a uno, debían llevarlos a todos.

El capitán que comandaba a los soldados ordenó a los campesinos que se subieran a los camiones para llevarlos a Palacio, pero antes, el capitán ordenó que quitaran la bandera agraria de la comunidad y la bandera nacional que estaban atadas en lo alto de un árbol. Entonces un viejito que se llamaba Félix y que las estaba cuidando le dijo:

Mi Capitán, esas banderas yo la estoy cuidando y no las voy a quitar, si quiere quítelas usted, pero antes me mata que quitarlas-

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Entonces el Capitán dijo: -bueno...déjenlas ahí.

Y se quedó el viejito cuidando las banderas mientras todos nos íbamos en los troques. Cuando llegamos a Palacio nos bajaron a los sótanos. Allí había ya hombres de otras comunidades, pero nadie estaba triste, cantábamos corridos de la revolución, que de Zapata, de Villa, el corrido agrarista. Por fin, como a las ocho de la noche llegó un telegrama del presidente Cárdenas ordenándole al gobernador Navarro Cortina que nos dejara libres, luego nos echaron fuera y como pudimos nos regresamos a las tierras que habíamos marcado.

El presidente Cárdenas pidió que se formara una comisión para que fuera a México a informarle la situación de los campesinos del Valle de Mexicali. Fueron como representantes de los campesinos los señores Filiberto Crespo y Leonardo Guillén. Don Filiberto recuerda:

Llegamos a México y fuimos a Palacio, allí nos recibió el señor presidente Cárdenas y con mucha atención oyó todo lo que le dijimos. Nos preguntaba de todo, que como era la Colorado, que como había sido el asalto, que a cuantos habían detenido y después de oír todo, el presidente nos dijo que no nos preocupáramos, que todo se iba a resolver, que pronto mandaría una comisión para que resolviera los problemas de los campesinos de Baja California. Luego nos dio boletos para el avión y regresamos a Mexicali con el telegrama del presidente.

El presidente Cárdenas envió a los campesinos un telegrama donde se comprometía a mandar al mismo Jefe del Departamento Agrario, Licenciado Gabino Vázquez para que integrara una comisión y se iniciara el reparto agrario en Baja California. Los primeros ejidatarios fueron los de la comunidad Álamo Mocho, quienes recibieron sus parcelas en febrero de 1937. DESPUÉS DE AQUEL 27 DE ENERO... El presidente Cárdenas cumplió su compromiso con los campesinos de Baja California y solo tres meses después del "Asalto a las Tierras" ya se habían repartido 100,000 hectáreas, con ellas se crearon 40 ejidos y se beneficiador a 700 familias. Fue así como la Colorado empezó a perder las tierras del Valle de Mexicali que durante más de 30 años estuvieron bajo su dominio. El presidente Cárdenas no solo se preocupó por recuperar y repartir las tierras, también creó las condiciones para que los campesinos vivieran mejor y para el desarrollo del territorio. Fue así como las ideas se volvieron hechos y después de entregar las tierras, se fundó el Banco de Crédito Ejidal. El banco entregaba a cada familia campesina $2.00 diarios. Se les donó maquinaria y aperos de labranza (cultivadoras, tractores, arados, fresnos, racas, sembradoras).Les entregaron vacas, caballos, mulas, cerdos y otros animales. Se crearon cooperativas y en ellas se vendían mercancías a precios más

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económicos que en las tiendas de chinos. Otro problema era la poca población mexicana que había en el valle. La mayoría de los ejidatarios que recibieron tierras eran hombres solos, muchos eran empleados y obreros que desconocían el trabajo del campo y con frecuencia abandonaban las parcelas y regresaban a su tierra. Para resolver esa situación, por órdenes del presidente se buscó a las familias de los campesinos en sus estados de origen; que eran principalmente Michoacán, Zacatecas, Guanajuato y Jalisco. Cuando las familias de los ejidatarios fueron localizadas en sus lugares de origen se les reunió y llevó por ferrocarril hasta Nogales, Sonora. (En ese tiempo no había tren a Baja California) De Mexicali salieron quince camiones por la carretera de Estados Unidos y se trajo a esas familias. Aquí llegaron a la Liga Agraria, que estaba en el centro de Mexicali, donde su familiar les esperaba para llevarlas al ejido donde tenía su parcela. Muy pronto el Valle se fue llenando de casitas de cachanilla, que por muchos años fueron la vivienda de los campesinos. De esta forma se logró el arraigo de los agraristas y aumentó la población mexicana en el valle de Mexicali. Una de las obras que más contribuyó al poblamiento y desarrollo de Baja California fue el ferrocarril. Su construcción se inició en 1937 y después de tres años de trabajo, se logró vencer al desierto cuando se terminó el tramo de 242 kilómetros que unió Puerto Peñasco con Fuentes

Brotantes, lugar cercano a Mexicali. Ocho años después, en 1948 la vía llegó hasta Mexicali, uniendo Baja California con el resto del país. Con esta obra fue más fácil la llegada de miles de mexicanos de todos los estados del país y de los productos mexicanos que la población necesitaba para vivir. Poco tiempo después de crearse los ejidos, en 1938, se inició la construcción de escuelas en cada una de ellos, para atender la educación de los hijos de campesinos. Y si la mayoría de los agraristas no sabían leer ni escribir, con estas escuelas ejidales, entre los hijos de agrarista se surgieron gran cantidad de profesionistas; profesores, licenciados, ingenieros y doctores. El presidente Cárdenas clausuró los casinos del país y en Tijuana en lo que fue el Casino de Agua Caliente creó el Instituto Técnico Industrial, con internado. Se seleccionó a dos o tres niños de cada ejido y se les llevó a Tijuana, becados en Agua Caliente, a estudiar secundaria y vocacional. Algunos continuaron sus estudios profesionales en el Instituto Politécnico Nacional en la Ciudad de México. En Mexicali el primer Ingeniero Electricista, hijo de campesino, fue el señor Jesús Solorio, del ejido Michoacán de Ocampo. El electrificó los primeros ejidos del valle de Mexicali y varias comunidades del sur del estado, como Valle de Guadalupe y San Vicente.

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LAS LIGAS FEMENILES Por órdenes de la esposa del presidente Cárdenas, señora Amalia Solórzano de Cárdenas, se formó en cada ejido del país la liga femenil. En el valle de Mexicali se organizaron con el objetivo de apoyar a las mujeres y hacerlas participar en todas las actividades políticas, económicas y sociales de la comunidad. Se les proporcionaban los medios legales y apoyos materiales para mejorar la calidad de vida de la mujer y la familia campesina. Doña Petra Pérez Viuda de Rentería, quien fuera secretaria de la Liga Femenil de su ejido dice:

Aquí en el ejido Michoacán de Ocampo se formó la Liga por órdenes del presidente Cárdenas. Nuestra liga tenía una bandera grande, roja. Yo la hice y en medio le bordé el nombre; Amalia Solórzano de Cárdenas. Nos dieron una máquina de escribir y una de coser para que nos enseñáramos a hacer la ropa de la familia, también nos enseñaban como aprovechar mejor lo que teníamos, los alimentos y otras cosas. Las mujeres de la liga debían vigilar que los hombres no malgastaran el poco dinero de la familia; estaba prohibido que jugaran y tomaran dentro del ejido. Para vigilar, las mujeres recorrían las orillas del ejido, donde había pinos, vigilando que los hombres no jugaran ni tomaran licor.

Las mujeres también organizábamos festejos, como el primer desfile donde participaron los ejidatarios el veinte de noviembre de 1937. Nuestra liga

llevaba un carro alegórico representando a la reina Xóchitl, la reina era Lucina Guillén, iba también su hermana y su sobrina María Guillén, yo era guardia de honor y desfilamos por las calles de Mexicali.

Cuando fue la elección de Hipólito para diputado federal, aunque las mujeres no podíamos votar todavía, si estuvimos ahí en la escuela Xicoténcatl del Uno del Shenk. Allí fue la votación y fue algo muy bonito, fueron llegando las mujeres de las ligas de todos los ejidos, llegaban en troques con sus banderas rojas, todas apoyaban a Hipólito (testimonio personal, 1988).

LA “HUELGA DE LOS SENTADOS” Fueron muchos beneficios que los campesinos obtuvieron como consecuencia de la aplicación de la Reforma agraria en Baja California. Sin embargo, no faltaron los inconformes que protestaron contra la expropiación del latifundio de la Colorado porque vieron afectados sus intereses. En 1937 solo eran propietarios de la tierra los 230 colonos que habían comprado terrenos en la Progreso y Anexas. Otros, habían adquirido terrenos en las colonias que se formaron por la venta de terrenos que el gobierno le ordenó a la Colorado, con la firma de un contrato de colonización, del 14 de abril de 1936. La Colorado tuvo que fraccionar las colonias del uno al diez de Cerro Prieto, pero fueron muy pocas las tierras que vendió. Existían algunas

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colonias particulares y algunas formadas en terrenos nacionales, pero en general eran muy pocos los mexicanos que tenían título de propiedad. Había otros, la mayoría extranjeros y unos cuantos mexicanos que cultivaban tierras rentadas, terrenos de varios cientos de hectáreas, pero que pertenecían a la Colorado. A los colonos que tenían títulos de propiedad anteriores al 14 de abril de 1936 se les respetaron. Quienes perdieron la tierra fueron los que rentaban a la Colorado. Cuando llegó el Jefe del Departamento Agrario, Licenciado Gabino Vázquez solicitó a todos los que no poseían títulos que se organizaran en grupos para recibir su parcela. Se les entregaron tierras ejidales, parcelas de 20 hectáreas. Por primera vez en México se dieron parcelas de esa extensión debido a las condiciones del clima y la tierra en la región Al principio las tierras se repartieron en ejidos colectivos, pero surgieron problemas con esa forma de propiedad. En 1939 estuvo en Baja California el presidente Cárdenas y los ejidatarios le pidieron que las tierras se repartieran de manera individual y así cada campesino empezó a trabajar por su cuenta, sin dejar de recibir apoyo del Banco Ejidal. Los arrendadores de la Colorado, acostumbrados a poseer cientos de hectáreas no aceptaron una parcela de apenas 20 hectáreas y organizaron una protesta conocida como huelga de los sentados. Se le llamó así

porque durante 22 días los antiguos arrendadores de la Colorado y algunos trabajadores pagados por ellos permanecieron en los jardines de palacio de gobierno, exigiendo su derecho a la propiedad privada de la tierra. Como las leyes agrarias permitían un sistema mixto de la propiedad de la tierra, después de este movimiento y una entrevista de los representantes de los huelguistas con el presidente Cárdenas, se resolvió el problema. Se les vendieron tierras vírgenes cercanas al río Colorado. Así se formaron las colonias agrícolas Venustiano Carranza, Nuevo León, Baja California y Coahuila. En ellas los colonos podían comprar terrenos mayores que las veinte hectáreas de la parcela ejidal, pagando $80.00 por cada hectárea. CONCLUSIÓN La aplicación de la reforma agraria en 1937, significó el principio de la nacionalización de las tierras y la salida de la Colorado River Land Company del Valle de Mexicali. Fue el rescate de estas tierras de manos extranjeras para regresar al patrimonio nacional lo que sólo a México pertenece. Con estas acciones y la presencia de mujeres y hombres de todos los estados que lucharon por hacer producir la tierra en un medio hostil por sus condiciones climáticas, se inició el desarrollo que convirtió a Baja California en una de las regiones más progresistas del país.

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