Reseña Chantal Mouffe

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UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO Facultad de Ciencias Sociales Carrera de Sociología Profesor: Alexis Cortés Profesor Ayudante: Ricardo Mellado Estudiante: Adolfo Andrés Maza Peña Reseña de Chantal Mouffe, “La Paradoja Democrática". Barcelona, Gedisa Editorial, 2003. 131 páginas. Partiendo con el concepto mismo de democracia, hay que entender que su forma conceptual está cruzada siempre por la variable de la historia y el tiempo; así, por ejemplo, se ve la típica diferenciación entre la “democracia de los antiguos” o la griega-ateniense, y la moderna -la cual se ha extendido hasta nuestros tiempos con variados cambios según la temporalidad y el lugar-. En esta división, Mouffe hace su primera jugada, en la que divide dos cualidades de la misma democracia: “por un lado, la democracia como forma de gobierno, es decir, el principio de soberanía del pueblo; y por otro, el marco simbólico en el que se ejerce esta regla democrática” 1 ; entre estos aspectos, uno se forja como directriz o mapa (el marco simbólico liberal) para que el primero lo siga sin perderse en el camino. Como cita Mouffe, Bobbio ya advertía que ambas tradiciones no necesariamente llevan una sana convivencia 2 . Hay que entender que la democracia y el liberalismo tienen distintos horizontes, los cuales pocas veces convergen. Si bien los valores democráticos se vinculan 1 Chantal Mouffe, La Paradoja Democrática . (Barcelona: Gedisa Editorial, 2003). pág 20. 2 Ibid . pág 134.

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Reseña de La Paradoja Democractica

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UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADOFacultad de Ciencias SocialesCarrera de SociologaProfesor: Alexis CortsProfesor Ayudante: Ricardo MelladoEstudiante: Adolfo Andrs Maza Pea

Resea de Chantal Mouffe, La Paradoja Democrtica". Barcelona, Gedisa Editorial, 2003. 131 pginas.

Partiendo con el concepto mismo de democracia, hay que entender que su forma conceptual est cruzada siempre por la variable de la historia y el tiempo; as, por ejemplo, se ve la tpica diferenciacin entre la democracia de los antiguos o la griega-ateniense, y la moderna -la cual se ha extendido hasta nuestros tiempos con variados cambios segn la temporalidad y el lugar-. En esta divisin, Mouffe hace su primera jugada, en la que divide dos cualidades de la misma democracia: por un lado, la democracia como forma de gobierno, es decir, el principio de soberana del pueblo; y por otro, el marco simblico en el que se ejerce esta regla democrtica[footnoteRef:0]; entre estos aspectos, uno se forja como directriz o mapa (el marco simblico liberal) para que el primero lo siga sin perderse en el camino. [0: ]

Como cita Mouffe, Bobbio ya adverta que ambas tradiciones no necesariamente llevan una sana convivencia[footnoteRef:1]. Hay que entender que la democracia y el liberalismo tienen distintos horizontes, los cuales pocas veces convergen. Si bien los valores democrticos se vinculan principalmente con el tema de la igualdad y la soberana popular, en el discurso liberal este tpico no sera el relevante, sino que se fija en la libertad individual, los derechos humanos y, como seala la autora, el imperio de la ley. Teniendo esta primera premisa, es cuestionable la idea de que la democracia actual tenga como principal aspiracin la estabilidad y neutralidad del estado y la poltica (incluir adems la sociedad en ciertos casos); la misma democracia ya contendra en su seno dos elementos severamente conflictivos. [1: ]

Con este problema ya presentando, la pregunta que deviene sera qu hacer con este antagonismo entre la tradicin democrtica y el discurso liberal. Es desde ah donde la autora construye sus argumentos en defensa de un escenario institucional que permita concebir dicho conflicto entre sus espacios, criticando a los autores que buscan hacerle frente a la paradoja democrtica mediante el consenso racional entre las posiciones en pugna poltica.

Es necesario detenerse en un aspecto que tiene una alta relevancia para entender el planteamiento de la politloga. Como se puede observar, Mouffe construye sus argumentos orientada en armar una alternativa a los modelos y perspectivas de los autores contemporneos, que teorizan y debaten acerca de los problemas de la democracia actual. Estos autores corresponden al pensamiento de corte racionalista, guiados, como se dijo anteriormente, por la solucin de la tensin entre igualdad y libertad mediante el consenso de las partes en conflicto.

Dentro de esta corriente de pensamiento generalmente nombrada como democracia deliberativa, se encuentran dos vertientes no tan diferentes: la de Rawls, orientada a la elaboracin de un liberalismo democrtico que d respuesta tanto a la exigencia de libertad como de igualdad[footnoteRef:2]; y la de Habermas guiada por la cooriginalidad entre derechos individuales y soberana popular. En resumen, el primer autor se aferra del concepto de lo razonable para instaurar un punto neutral entre la diferencia de opiniones, o sea, para establecer un plano donde las diferencias logren el acuerdo; pensando en la pluralidad, sta necesita desaparecer o volverse privada para que se logre la neutralidad poltica del consenso. En Habermas el asunto no es muy distinto, pero se diferencia en la necesidad de generar un marco prescriptivo y/o regulador en el que la deliberacin tenga como resultado el consenso racional. El primer problema que atraviesa a ambas perspectivas, es que no toman en cuenta los elementos que pueden hacer fallar el debate; la segunda perspectiva tiene nocin de esto, pero son dejados al margen como obstculos empricos. Los obstculos de la deliberacin no son meros obstculos: el pensar que ese elemento lleva el nombre de obstculo es invisibilizar las relaciones de poder que se encuentran cristalizadas en la sociedad. [2: ]

Otro problema que se presenta es la cuestin de la pluralidad y el pueblo, que se revisa principalmente en el captulo Carl Schmitt y la paradoja de la democracia liberal. Como desarrolla Mouffe a travs de este captulo, Schmitt al generar su crtica hacia el liberalismo plantea que la igualdad debe entenderse en la clave de la homogeneidad de los iguales, por ende, se debe tener conciencia de que la igualdad contempla la necesidad de ser sustantiva; el discurso liberal, al tener un concepto universalista de la igualdad, no puede llevar a cabo polticamente la igualdad al carecer del aspecto sustantivo. Con esto se halla el primer tope del pensamiento liberal, ya que segn Schmitt existe una oposicin entre el individualismo liberal, con su discurso moral centrado en torno al individuo, y el ideal democrtico, que es esencialmente poltico y se propone crear una identidad basada en la homogeneidad[footnoteRef:3]; por consiguiente, es posible constatar cierta paradoja en el liberalismo. Lo anterior se extrema al tener presente que la igualdad sustantiva y homogeneidad no se encuentra en la humanidad, sino que en el pueblo. Con todas estas ideas, se esgrime una ltima que hace referencia a la prdida de la esfera poltica por efectos de la abstraccin universalizadora del concepto de igualdad: al volcar la igualdad hacia un terreno que no es el propio (la humanidad), sta pierde su sentido poltico para ser trabajada por otras esferas, como la econmica. [3: ]

Qu hacer al tener presente estos argumentos? Primero, emerge el problema de la posibilidad de generar deliberacin inclusiva, ya que de por s existe la imposibilidad de la inclusin. En el debate de fuerzas antagnicas, en ambas posiciones se juegan concepciones distintas de pueblo, y en ese sentido, inexorablemente ser imposible salir de la dualidad inclusin-exclusin. La deliberacin se ubica en un contexto donde opera cierta nocin hegemnica de pueblo, y el resultado, aunque sea lo ms racional, se mover segn ese concepto de pueblo; la democracia deliberativa reducir siempre al pueblo a una forma mnima, del que podran haber infinitas posibilidades.

En un segundo punto, en el rechazo de los autores liberales a la lgica del amigo-enemigo, tesis importante de Schmitt, creen producir un modelo que coincida con el pluralismo, pero caen en la idea de que la pluralidad es la diversidad de intereses individuales, con la posibilidad de cohesionarlos mediante procedimientos legales. Resumiendo, sus ideas caben exactamente en la crtica del autor, y lo que es peor, es que pasan por alto el problema de la constitucin identitaria de la ciudadana, y como dice Mouffe, esta queda como simple condicin legal y no como una concepcin del nosotros y/o pueblo (quedando sin base el plano poltico donde se halla la igualdad).

A esta serie de problemas, Chantall Mouffe intentar encontrar ciertas soluciones (las comillas son porque ms que soluciones, es identificar las problemticas para abrirlas dentro del marco poltico). Al comenzar, la autora propone el pensar de otra manera la homogeneidad, optando por el concepto de comunalidad. As, pasamos de una perspectiva del demos como algo dado a una construida polticamente, y de esta manera la identidad del pueblo debe ser vista como el resultado de un proceso poltico de articulacin hegemnica[footnoteRef:4]. Como se ha dicho, cuando se habla de democracia se debe hablar del conflicto en relacin al otro, con el que se disputa la hegemona. En esta pluralidad en confrontacin se logra constituir la identidad de la comunidad; de esta manera se ve la participacin del demos, y no como mera identidad legal. [4: ]

Y es as como se llega al punto principal de la tesis de la autora: la necesidad de dejar abierta la confrontacin poltica, pero dentro de los marcos de la institucionalidad democrtica. En un alejamiento radical al pensamiento racionalista, y altamente influenciada por el segundo Wittgenstein, se orienta en una versin pragmtica de la responsabilidad y la tica, asumiendo el juego (del lenguaje) democrtico: un entramado que permitira incluir las mltiples formas (de vida) que puede tener la ciudadana.

La nica va en la que se puede desarrollar una democracia que tenga cuenta de esto, hacindose responsable de la apertura a la pluralidad, es una que establezca las posiciones antagnicas; antagonismos que no son solamente guiados por intereses, sino por modos de existir en la o su realidad . Se instaura ciertos rangos de inconmensurabilidad que har que la democracia no tenga pretensiones de cierres o naturalizaciones; el acuerdo no ser posible,.o solo ser temporal. La diferencia y la disputa debe estar situada en ciertos lmites, y por lo mismo se tiene que hablar de una democracia agonista, que pretenda dar cabida a adversarios y no enemigos. La lucha no ser la eliminacin del otro, al contrario, es tener presente su alteridad como rivalidad, de manera similar a lo que ocurre en un juego deportivo.

Por esta va se puede dar cierta solucin a la paradoja democrtica: la tensin entre igualdad y libertad soportada en bandos contrincantes, y no en un proyecto que intente unir ambas en un mismo discurso, o que haga de la poltica un procedimiento aparentemente inocuo que busque la paz en la institucin, cuando en la misma sociedad muchas veces no se encuentra.