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  • Las digitalizaciones de fuentes que pro-gresivamente llevan a cabo archivos, bi-bliotecas, hemerotecas y dems centros de investigacin parecen augurar la prdida de eruditos de los anaqueles y cazadores de tesoros bibliogrficos, pero, de qu servi-ran las maravillas de los avances tecnol-gicos sin el fino olfato del investigador?

    Miguel ngel Buil Pueyo, al que Amelina Correa denomina en el prlogo Sherlock Holmes de la literatura (p. 14), ha ras-treado all dnde los motores de bsqueda cibernticos flaquean o ni siquiera llegan. El resultado es un detallado manual de obligada consulta para todo estudioso que quiera arrojar luz sobre el entramado edi-torial y literario de la denominada por Mai-ner Edad de Plata, pues Gregorio Pueyo, transmutado en Zaratustra, el esperpento valleinclaniano de la magistral Luces de bohemia, fue responsable de la publicacin y difusin tanto de los Machado y Valle-Incln como de poetas y novelistas de la golfemia madrilea, que en ms de una ocasin le asestaron un hbil sablazo. A pesar de ello y de la fama de malhumora-dos y tacaos que pesaba sobre los profe-sionales de su gremio, el oscense natural de Panticosa no cej en su mecenazgo de autores noveles, as pues, de la mano de Pueyo debutaron Rafael Lpez de Haro, Ce-

    cilia Camps, Felipe Sassone, El Caballero Audaz (seudnimo de Jos Mara Carrete-ro) o un jovencsimo Fernando Fortn, que con tan slo diecisiete aos vio salir de las planchas de la imprenta su poemario La hora romntica (1907).

    Los comienzos, que es como titula Buil Pueyo el primer captulo, no fueron fciles, pues Gregorio Pueyo se encontr con una industria editorial en proceso de consoli-dacin y con un pblico lector que apenas consuma ms letras que las del peridico o las del magazn semanal. No obstan-te, tras abandonar su faceta de vendedor ambulante de literatura ertica, compagi-n las labores de representante editorial, editor de poemarios de corte modernista, novelas exticas, teatro, ensayos, etc., con la gestin de su mtica cueva-librera de viejo y de nuevo, que tras varios cambios de domicilio quedara situada en la calle Mesonero Romanos. En este local se cele-brara una tertulia a la que acudiran, entre otros, Emilio Carrere, Valle-Incln, Felipe Trigo o Villaespesa.

    Opiniones de escritores de la poca, cr-ticas, notas de prensa, fragmentos de epistolarios y otras ancdotas salpican el cuerpo de un texto que Doce Calles edita sin justificar a la derecha y que recuerda

    a la ortotipografa de las mquinas de escribir. Buil Pueyo aade numerosas no-tas al final de cada captulo que aportan, desde detalles bio-bibliogrficos de los autores que public su bisabuelo, has-ta descripciones de los ex-libris de Juan Gris, cubiertas, contracubiertas e incluso el contenido de una tarjeta postal que el orientalista Isaac Muoz envi a Pue-yo desde Tnger. Toda esta informacin se completa con abundantes fotografas en blanco y negro que transitan en los mrgenes del libro y a pgina completa y en color en parte del captulo dedicado a los Catlogos y libros editados por la librera de Gregorio Pueyo. As pues, a lo largo del estudio da a conocer los retratos de Alberto Insa, Mario Roso de Luna, Augusto Martnez Olmedilla o los fami-liares de Pueyo, del mismo modo que las portadas de las narraciones de Zamacois o ngeles Vicente.

    La importancia del catlogo que recons-truye Buil Pueyo reside, adems de en los testimonios grficos y bio-bibliogrficos de autores raros y olvidados, en la reper-cusin que supone para la historia de la edicin y de la literatura en Espaa, pues nos permite conocer tanto los vericuetos de la edicin, produccin y comerciali-zacin de los libros, como los hbitos de

    ARBOR Ciencia, Pensamiento y CulturaVol. 187 - 749 mayo-junio (2011) 653-658 ISSN: 0210-1963

    RESEAS DE LIBROS

    BUIL PUEYO, Miguel ngel

    Gregorio Pueyo (1860-1913), librero y editorPrlogo de Amelina Correa Ramn. Madrid: CSIC, Instituto de Estudios Madrileos, Doce calles, 2010, 176 pp.

    BOOKS REVIEWS

  • ARBOR Vol. 187 749 mayo-junio [2011] 653-658 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2011.749

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    ltimamente los libros que he comprado en libreras de lance llevan como extra una dedicatoria qu tristeza la de las pala-bras abandonadas!. Uno de ellos, Retrato hablado de Luisa Julin, son las memo-rias de Aurora Arniz (Sestao Vizcaya, 1913 Mxico D.F., 2009). Desde que la le me cautiv una frase de la dedicatoria porque deseaba los mejores futuros a esa persona.

    Y es que Aurora Arniz, primera catedrtica de derecho en Mxico, perteneca a una de las generaciones que vivi la ilusin de la II Repblica dnde caban los mejores futuros, la tragedia de la Guerra Civil y la herida permanente del exilio. De estas mismas circunstancias histricas form parte Francisco Ayala, nacido unos aos antes que Aurora.

    Frase que he recordado al acercarme al nuevo estudio de Amelina Correa Ramn, La familia de Francisco Ayala y su infancia. Ms all de los tpicos y los errores que

    se asocian al perodo republicano, queda la frustracin de futuros rotos, colectivos y sobre todo, individuales.

    Durante las primeras dcadas del siglo XX nos encontramos con un grupo de inte-lectuales de una vala inmensurable, sin olvidar a la gente annima que compar-tieron esos mismos deseos de cambio, pero no dejan de ser herederos de los caminos abiertos por antepasados y maestros que les precedieron. Este es el caso de Fran-cisco Ayala.

    Despus de ledo el ensayo de la profesora Correa no nos cabe la menor duda que sin la influencia de su abuelo materno, Eduar-do Garca Duarte, la trayectoria de Francis-co Ayala no hubiera sido la misma.

    Por tanto hay que agradecer este, ms que necesario, acercamiento a la familia de Francisco Ayala, porque como apos-tilla la profesora Correa en sus palabras preliminares: slo desde posiciones muy

    extremas se puede poner en duda la in-fluencia del entorno: literario, pero tam-bin artstico y cultural en sentido amplio, social, poltico, ideolgico y, por supuesto, biogrfico (p. 11).

    La mayor parte del trabajo de investigacin el primer captulo de los seis de la obra de las races ayalianas, est dedicado a la figura del abuelo materno, que desde unos orgenes modestos en su Madrid natal lle-g a forjarse una carrera profesional y uni-versitaria impecable, como bien recuerda Francisco Ayala en sus memorias: De ori-gen social humilde, se haba levantado por su propia fuerza de voluntad, tpico self-made-man, a la eminencia de una posicin muy espectable en aquella Espaa donde ya empezaba a abrirse paso una burguesa enrgica, segura de sus convicciones y de su porvenir.

    El escenario de este ascenso ser una ciudad venida a menos y sometida a un franco de-clive, pero que sigue siendo hermosa y que

    amn de punto de lectura, servan de propaganda de la ltima novela subida de tono. Las postales, junto con los her-mosos colofones que cerraron algunas de sus publicaciones contribuyeron a em-bellecer las letras de esta dorada Edad de Plata.

    Por Sara Toro Ballesteros (Universidad de Granada)

    distribucin de mercanca literaria, era consciente de que frecuentemente los libros perdan las cubiertas, que eran los lugares que el editor aprovechaba para publicitar otros libros de su coleccin. Asimismo, en las secciones que la prensa dedicaba a las novedades bibliogrficas, se nombraba en ms ocasiones al im-presor que al editor, razn por la cual, Pueyo ide unas sugerentes postales que,

    lectura de la poblacin y las estrategias que desarrollaron los autores para cobrar los derechos de sus trabajos. Por ejemplo, Rafael Lpez de Haro o Eduardo Zamacois controlaban el nmero de ejemplares ven-didos mediante unas estampillas numera-das que insertaban en sus libros.

    Gregorio Pueyo, al aunar en su persona casi todas las labores de manufactura y

    CORREA RAMN, Amelina

    La familia de Francisco Ayala y su infanciaGranada, Universidad de Granada/Fundacin Francisco Ayala, 2010, 138 pp.

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    Olriz, en un amplio artculo publicado en 1913, descrita como modesta, casta, su-misa, obediente a su marido. Y es que la imagen de la mujer como ngel del hogar pervivir en la historia de Espaa durante casi todo el siglo XX.

    Slo una mujer va a sobresalir a lo lar-go de las lneas de este recorrido por la familia Ayala Garca-Duarte: Luz Garca-Duarte Gonzlez, madre del escritor y, a la que describi en sus memorias en los siguientes trminos: La delicadeza moral de mi madre era en ella casi como un ins-tinto maravilloso (como un perfume sutil, dirase). Palabras que estn en la lnea de las empleadas por otro granadino, Melchor Fernndez Almagro: Luz Duarte era una mujer singular por su inteligencia y culti-vada sensibilidad (p. 77).

    Pero adems de su extraordinaria sensibili-dad artstica hay que destacar el papel de transmisora, como bien nos relata Amelina Correa, de todo el legado tico de Eduar-do Garca Duarte: Mi madre recordaba en sus memorias veneraba su figura, la evocaba con frecuencia, y se complaca en hablarme de l: era su hija menor y, de seguro, su predilecta (p. 14). Y es que el abuelo de Ayala muri un ao antes del nacimiento del escritor.

    Labor exhaustiva, minuciosa, impecable como en todos los trabajos de investi-gacin realizados por la doctora Amelina Correa, pero me quedo con la sensacin de que se podra haber profundizado en algunos aspectos un poco ms y espero que retome el tema en breve.

    Por Mara Bueno Martnez Asociacin Hamaika Bide

    encontrara una ocupacin profesional. Lo primero lo conseguira, no tanto la ocupa-cin profesional, lo que provocara mucha inestabilidad econmica en la futura fa-milia Ayala Garca-Duarte, que conocera perodos de penuria.

    De una manera detallada, a lo largo de este primer captulo, asistimos a cada ascenso en la carrera acadmica de Garca Duarte, por ejemplo su nombramiento como rector de la Universidad de Granada, en el verano de 1872.

    Convenientes son las matizaciones en tor-no a la jubilacin de D. Eduardo. Y es que segn consta en su expediente, no se jubil en 1900 y luego, arrepentido de su decisin, pidi su reingreso en el cuerpo de cate-drticos, como se ha expresado en algn estudio anterior. Esta jubilacin fue debida a un Real Decreto en que se obligaba a los catedrticos a dicha jubilacin llegados a los setenta aos. Decreto que recibir diferentes recursos y que al ao siguiente, 1901, ser derogado por lo que los catedr-ticos jubilados podrn volver a la docencia, entre ellos Eduardo Garca Duarte.

    Las perdedoras en este viaje a las races ayalianas son las mujeres de la familia. Apenas si se encuentran datos que ayuden a la investigadora a reconstruir los hechos ms significativos de sus vidas. En gran medida debido, como subraya Amelina Correa al referirse a la invisibilidad de la abuela de Francisco Ayala: conviene de igual modo tener en cuenta el papel com-pletamente secundario que durante todo el siglo XIX desempeaba la mujer con respecto al varn (p. 37). A este respecto, recoge la autora lo que se escribi sobre la mujer de otro insigne doctor, Federico

    goza de un amplio patrimonio artstico: la Granada de la segunda mitad del siglo XIX.

    Al llegar a la ciudad se deber enfrentar a una de las tres grandes epidemias de clera que sufri Espaa a lo largo del siglo XIX, a la que se enfrent con una profesionalidad y una minuciosidad sorprendente, que una vez superada le vali el que fuera condeco-rado con la Cruz de Epidemias, en 1856.

    En relacin a esta labor recuerda Francisco Ayala que su abuelo rechaz el que el Go-bierno le hiciera un ttulo nobiliario; segn Ayala este rechazo se debi a la fidelidad a las ideas republicanas de su abuelo. Ideas que continuar el nieto y que le conducirn al exilio.

    Al analizar el discurso que Garca Duarte pronunci en el Claustro de la Universidad, el 28 de octubre de 1860, expresa Ameli-na: Ante la situacin de inestabilidad a todos los niveles [...] Garca Duarte ofrece exhortativamente una solucin con dos facetas complementarias, concentradas en la necesidad de trabajar, por un lado, y de extender y mejorar la educacin (p. 38). Educacin y trabajo van a constituir toda la vida de D. Eduardo. Concepcin bien distinta a la representada por Francisco Ayala Arroyo, padre del autor de Muertes de perro. Nacido en el seno de una familia acomodada, ideolgicamente conservadora y orgullosos sus miembros de su condicin de rentistas, lo que conlleva el desprecio hacia el trabajo del que tan orgulloso es-taba su abuelo materno.

    Garca Duarte no vea con entusiasmo el futuro matrimonio de su hija pequea, por lo que insistir en la necesidad de que el novio terminara sus estudios de derecho y

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    Continuando con la relacin entre procesos de exhumacin y relatos sobre el pasado y el tiempo en sociedades post-genocidas (Pamela Colombo). Seguido de un cues-tionamiento crtico del dualismo historia-memoria a travs de la idea de memoria profunda y desde una visin de la historia como prctica simblica que siempre re-quiere de interpretacin (Linda Maeding). Problematizando la triada identidad-me-moria-investigador desde el debate entre Yosef Haim Yerushalmi y Jacques Derrida sobre el escrito de Sigmund Freud, Moi-ss y la Religin Monotesta (Mauricio Pilatowsky). Analizando cualitativamente las identificaciones problemticas, desde la conmocin, de la juventud musulma-na madrilea tras los atentados del 11 de marzo de 2004 (Virtudes Tllez). Karina Be-nito, dando un salto de escala, estudia las redefiniciones complejas de la subjetividad que se producen con el desarrollo de las Tecnologas de la Informacin. Y finalizan-do el bloque, Francisco Guzmn presenta un anlisis de las causas, los argumentos y las controversias que giran en torno a la aparicin del trmino diversidad funcio-nal para nombrar un fenmeno tradicio-nalmente abordado desde una semntica ms peyorativa.

    El segundo eje, Estudios de gnero en cien-cia y tecnologa, parte del gnero como categora de anlisis y recoge cuatro tra-bajos desarrollados desde la perspectiva de los estudios feministas. El primero, a cargo de Vernica Sanz, estudia el surgimiento del concepto de gnero elemento terico fundamental de la segunda ola del femi-

    carios de introduccin a la investigacin, predoctorales y posdoctorales nacionales e internacionales han compartido y com-parten espacio con investigadores de con-solidado prestigio, tejiendo as una extensa y profunda red de colaboracin intelec-tual fuertemente marcada por su carcter transdisciplinar.

    Claves actuales de pensamiento es la pri-mera publicacin del SIJI, una obra en la que se presentan los resultados de estimu-lantes investigaciones en curso. Pero ante todo, es el resultado de un esfuerzo colec-tivo por revisitar problemas clsicos e in-centivar el establecimiento de puentes en-tre investigadores de distintas disciplinas. Se trata de una seleccin de los trabajos realizados al calor de este Seminario, bajo la direccin de Concha Roldn (prologuista del libro), y que abarcan una gran variedad de temas de entre los que conforman el mbito de estudio de las ciencias huma-nas y sociales. Filosofa, ciencia poltica, historia, sociologa, arqueologa, lengua, literatura, antropologa, arte, esttica, psi-cologa, ciencia y tecnologa, se articulan a travs de cinco ejes temticos que bus-can desencadenar efectos en los mbitos abarcados.

    En el primero de estos ejes, titulado Sub-jetividades e identidades, se aborda la no-cin de sujeto y su significado en con-textos epistemolgicos diversos. Desde el concepto de accin en Hannah Arendt (Noelia Bueno). Pasando por analizar las posibilidades del lenguaje para narrar los acontecimientos traumticos (Laura Arias).

    Una enfermedad que se cura con los aos, pero tambin un defecto del que se sana demasiado pronto. Un estado del espritu a la vez que un momento. Un divino tesoro y una llama que arde en la mirada. Una esperanza ingobernable o una maestra en la holganza y la fiesta del que, por volun-tad, ni estudia ni trabaja. Y quiz tambin un largo etctera. Pero si hoy ser joven en Espaa consiste en algo claro, esto seguro radica en la conciencia de pertenecer a una generacin que, por primera vez, vivir peor que la de sus padres. Un esfuerzo, siempre exiguo, por construir un proyecto vital en un contexto de incertidumbre y retroceso de un Estado de Bienestar que apenas comenzaba a consolidarse. Un lar-go trnsito, cada vez ms vasto, en el que sus caminantes observan atnitos como las formas de precariedad se reinventan el eterno becario y la ansiada emancipacin se pospone sine die.

    Sin embargo, dentro de este panorama nada halageo existen asideros para unos jvenes investigadores que, a pesar de su excelsa formacin, tampoco escapan de los infortunios de una precariedad que comparten con sus compaeros de cohorte. Es el caso del Seminario Internacional de Jvenes Investigadores (SIJI), un espacio que surgi en 2002 en el seno del Instituto de Filosofa del Consejo Superior de Inves-tigaciones Cientficas, pero que pronto se consolid como una red de intercambio de pensamiento crtico protagonizado por jvenes investigadores y que trascendi los lmites disciplinares del Instituto que le vio nacer. Distintas generaciones de be-

    NAVARRO, Mara G.; ESTVEz, Betty; y SNCHEz CUERVO, Antoln (Eds.)

    Claves actuales de pensamiento: Seminario Internacional de Jvenes Investigadores (SIJI)Madrid: CSIC & Plaza y Valds, 2010; 600 pp.

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    inters de la investigacin sino, especial-mente, atendiendo a la originalidad de las perspectivas metodolgicas empleadas. El primero de ellos se basa en una investi-gacin de la historia de la representacin cartogrfica, desde 1503 hasta 1815, que defiende la historicidad de las categoras epistmicas a travs de una serie de casos paradigmticos (p. 359). El estudio de la evolucin de la representacin cartogrfica permite desvelar los problemas normativos de la objetividad cientfica, de la represen-tacin de la naturaleza y de la precisin o la adecuacin como valores epistmi-cos (Antonio Snchez). El siguiente tra-bajo, a travs del estudio de caso de las ciencias biomdicas, reivindica la historia como herramienta para superar el discurso de una poltica cientfica que se basa en el afn por innovar y en una imagen del pasado como avances revolucionarios que han llevado a la ciencia a su estado actual (Miguel Garca-Sancho). A continuacin, Silvia Garca Dauder dignifica el trabajo de una serie de cientficas que al final del siglo XIX, pese a la calidad de sus inves-tigaciones, cayeron en el olvido tanto por la especializacin disciplinar como por la imposibilidad de que un grupo de mujeres fueran admitidas como sujetos legtimos de conocimiento (p. 405). El cuarto escrito de la seccin introduce la teora de la pro-duccin espacial de Henri Lefebvre y de-fiende su aplicabilidad en el estudio de los espacios domsticos desde una perspectiva arqueolgica (Jess Bermejo). Cierra el blo-que Pilar Cucaln, en cuyo trabajo experi-menta trazando puentes entre el trabajo de campo antropolgico en las escuelas y los espacios fronterizos ambos estratificados y productores de resistencias; a la par que se cuestiona por la labor antropolgica.

    El ltimo eje, Estudios sobre Esttica, co-mienza con una revisin de las relaciones entre arte y comunicacin que viene do-blemente justificada, de un lado, por la im-

    produciendo los flujos migratorios. Noelia Gonzlez Cmara hace una apuesta muy argumentada por un modelo que cada vez va ganando ms adeptos, la desnacionali-zacin de la ciudadana. Le sigue la difcil tarea de rastrear olvidos en los discursos filosficos y polticos de la modernidad europea que se desarrollan en marcos-procesos geopolticos de larga duracin. La larga y conflictiva relacin entre le-galidad vigente y pueblos indgenas que se produce en Amrica Latina difcilmente puede ser entendida sin atender a estos olvidos (Gustavo Ogarrio). A continuacin, Caroline Guibet Lafaye analiza las dificul-tades que la Unin Europea como co-munidad enfrenta para definir tanto sus lmites como el contenido de los principios que sustentan su construccin. El siguiente trabajo propone revisitar el concepto de paideia que gest la filosofa helnica para actualizar los fundamentos actuales de la educacin en Occidente y arrojar luz sobre las confusiones que se generan en la teo-rizacin educativa contempornea (Arturo Aguirre). Por su parte, Ricardo Gutirrez re-corre recientes propuestas de clasificacin de las modalidades sensoriales basadas en criterios cientficos objetivos, as como la crtica desarrollada a stas desde el aban-donado concepto de qualia. Contina una estimulante reflexin sobre el sentido de la filosofa desde la perspectiva del pblico al que se dirigen los productos filosficos. Si la NASA logra ms expectacin que la filosofa no es porque sus productos fasci-nen ms per se que el bien, la belleza o la verdad (Armando Menndez Viso). Finaliza el bloque Mario Toboso con un bosquejo crtico de las distintas perspectivas con las que se ha abordado la relacin entre tiem-po y conciencia, y acaba proponiendo una nocin ampliada de temporalidad.

    Los textos del cuarto bloque, Investiga-ciones en Historia, Arqueologa y Antropo-loga, fueron seleccionados no slo por el

    nismo y muestras las problemticas de-rivadas de un planteamiento binario desde la crtica que Judith Butler realiz a los modelos naturalizados y normativos del gnero y la (hetero)sexualidad (p. 166). El segundo trabajo analiza la influencia de los estudios feministas en el campo de la ciencia, tecnologa y sociedad, a travs del estudio de tres revistas internacionales de gran prestigio acadmico en dicho mbito (Artemisa Flores). A continuacin, Mara Gonzlez Aguado muestra que los manua-les diagnsticos de la American Psychiatry Association, a propsito de la anorexia y la bulimia, ocultan la relacin entre cuer-po, alimentacin, tecnologas del cuerpo y poder. La primaca epistmica de la psico-loga y la psiquiatra normativas (p. 206) impiden un verdadero enfoque multidis-ciplinar que comprenda mejor las causas sociales y culturales de estos trastornos. El tercer trabajo critica tres dicotomas de gran peso en la tradicin de pensamiento occidental: cultura/naturaleza, humano/animal y sujeto/objeto. A travs del es-tudio de las relaciones entre humanos y animales, con el apoyo de los conceptos de hbrido y performatividad, muestra que la oposicin y jerarquizacin que produ-cen esas dicotomas impide dar cuenta de complejos aspectos de la realidad (J. Ro-drguez). Cierra el bloque la entrevista que Mara Jos Miranda realiza a Eduardo Fer-nndez Garca y en la que se realiza un fluido repaso de los ms complejos con-ceptos que ha desarrollado la segunda ola del feminismo: pantalla total, simulacro, sujeto nmada, polticas trasversales, suje-to excntrico, rizoma, geografas mltiples, cyborg, etc.

    La tercera seccin, Temas de actualidad en Filosofa Poltica, Epistemologa y Fenome-nologa, lo inaugura la reflexin sobre un tema de gran importancia para la actual filosofa poltica: el cuestionamiento de los lmites de la comunidad poltica que estn

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    mentacin autrquica de las disciplinas es una empresa noble pero ardua, que exige un gran esfuerzo de largo recorrido. Los trabajos recogidos en este volumen es-tn impregnados de este ideal y el lec-tor podr fcilmente apreciar el enorme esfuerzo que hay tras ellos para superar dicha fragmentacin. Adems, esta obra colectiva encierra un gran potencial que le hace apuntar en la direccin correcta. No suele ser habitual encontrar en un nico volumen investigaciones, sobre temas de actualidad, procedentes desde casi todas las disciplinas que conforman la vasta fa-milia de las ciencias humanas y sociales. Esto no slo proporciona al lector una va-liosa informacin para estar al tanto de las aportaciones que las jvenes generaciones de especialistas estn desarrollando, sino que adems permite establecer los pilares adecuados para tender puentes hacia una verdadera multidisciplinariedad.

    Por Carlos F. Barbudo Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa

    Universidad Complutense de Madrid

    pensamiento esttico del krausismo espa-ol, su plasmacin en el krauso-institu-cionismo y su categorizacin de las Bellas Artes, as como el papel de la msica pura y la msica vocal dentro de esta jerarqua. El ltimo texto de este bloque, y con el que se cierra el extenso libro Claves actuales de pensamiento, explora la hiptesis de que el modelo de sujeto que expone Jos Enrique Rod en Ariel, pueda corresponderse con el ideal griego de mousiks traducido en ocasiones por culto o cultivado en el sentido de persona erudita.

    En definitiva, si aceptamos que la mxima de las ciencias sociales y humanas debe ser la bsqueda de la complejidad para ordenarla, Claves actuales de pensamiento es una obra que apunta en la direccin correcta. Mucho se ha escrito acerca de la urgencia de la multidisciplinariedad para abordar la complejidad de las mltiples facetas de la vida humana, sin embargo, resulta algo ms difcil encontrar prcticas investigadoras que estn verdaderamente guiadas por este ideal. Superar la frag-

    portancia que cobr, de la mano del giro lingstico, los estudios sobre lenguaje, lin-gstica o semitica y de los que el arte no fue ajeno; de otro, por el desarrollo de toda una serie de teoras sobre la sociedad que dan a la informacin o comunicacin un pa-pel central para entender la realidad social (Ricardo Pinilla). A continuacin, se abordan las relaciones entre la cultura de la imagen y la produccin de memoria pero tambin, la relacin entre la produccin de imge-nes y la cultura de la memoria (p. 511) a partir de la obra Histoire(s) du cinma de Jean-Luc Godard (Fernando Bayn). Si bien la vista haba jugado desde la Antigedad un papel fundamental de enlace entre el mundo sensible y el mundo inteligible ve-hiculado idneamente por el arte, las van-guardias artsticas del siglo XX subvirtieron este orden de cosas. Ideas como the period eye deben ser revisadas para comprender las diferentes formas de sentir ms all de nuestros ojos (p. 554) que el arte siempre ha sabido sugerir (Noem de Haro e Idoia Murga). Tras este trabajo, Leticia Snchez de Andrs expone los principios bsicos del