Reseña La Tercera Ola. Del Feminismo Radical Al Ciberfeminismo.
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Género, desarrollo, globalización y familia Profesora: Dra. Amanda Hernández Pérez
Entrega: Cinthia Tatiana Cornejo Glz.
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REPORTE: LA TERCERA OLA. DEL FEMINISMO RADICAL AL CIBERFEMINISMO. Autora: Diana Bellesi
Diana Bellesi comienza analizando la situación de las mujeres a partir de los años 50, una vez que el
fascismo y el estallido de la II Guerra Mundial se redujeron de forma dramática. Menciona la autora
que a pesar de los grandes logros de las sufragistas, la presencia y el reconocimiento del
movimiento de mujeres durante la contienda armada; una vez que la guerra terminó, las mujeres
tuvieron que replegarse nuevamente a sus casas. De nuevo reinaba la domesticidad obligatoria.
Por ende, la tercera ola del feminismo comienza nombrando “el problema que no tiene nombre”
(Bellesi, 2005, p. 92), pero que estaba arrastrando a miles de mujeres a una profunda insatisfacción
consigo mismas y con sus vidas. Todo eso se traducía en problemas personales y patologías
autodestructivas: ansiedad, depresión, alcoholismo, etc. Para algunos analistas, el problema era que
las mujeres “tenían un nivel educativo demasiado alto, lo que les impedía adaptarse a su rol como
mujeres” (Bellesi, 2005, p. 94).
Las mujeres que manifestaban dedicarse únicamente al rol de mujeres (esposa, madre, ama de
casa, entregada al marido, los hijos y el hogar) estaban deprimidas o totalmente frustradas. El
problema femenino, como se le llamó entonces, resultaron ser mujeres que acudían al médico
aquejadas de enfermedades extrañas y sin diagnóstico.
No obstante, la incomodidad de las mujeres iba en aumento, para ello Bellesi hace referencia a Betty
Friedan y su libro “La mística de la feminidad” publicado en 1963 (Bellesi, 2005, p.96), y como le
había ocurrido a Simone de Beauvoir, el libro cambió la vida de miles de mujeres en todo el mundo, y
al mismo tiempo, la de su propia autora.
El libro no daba una teoría ni explicación sobre el patriarcado o sobre los privilegios masculinos,
tampoco presentaba estrategias alternativas, pero se convirtió en un clásico del feminismo. Sirvió
para que muchas mujeres tomaran conciencia de la opresión que sufrían, y así, la propia Friedan,
gracias al éxito y difusión de su obra, creo la Organización Nacional para las Mujeres (NOW), cuya
finalidad “no era enfrentar a los hombres con las mujeres, ya que ellos podían formar parte de la
organización” (Bellesi, 2005, p.100).
Género, desarrollo, globalización y familia Profesora: Dra. Amanda Hernández Pérez
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Las reivindicaciones expuestas por la NOW fueron: la igualdad de oportunidades y que finalizara la
discriminación de las mujeres y de otros grupos marginados frente al empleo, que en las
instituciones de educación superior dejaran de existir las cuotas de acceso para mujeres, que
hubiera igual número de mujeres que de hombres en las comisiones y direcciones de los partidos
políticos, que se pusiera fin a la falsa imagen que de la mujer daban los medios de comunicación, y a
las políticas y prácticas proteccionistas que negaban oportunidades a las mujeres. Menciona Bellesi
que Friedan y su organización han llegado a ser las máximas representantes del feminismo liberal.
Siguiendo el recorrido histórico de Bellesi, los años 60 fueron intensos en cuanto a agitación política.
El “sueño americano” se había convertido en pesadilla tras el asesinato de Kennedy y las protestas
contra la guerra de Vietnam se generalizaron por todo el país. Todo esto motivó la aparición de la
Nueva Izquierda y el resurgir de diversos movimientos sociales como el movimiento antirracista, el
estudiantil, el pacifista y, por supuesto, el feminista. La autora menciona que muchas de estas
mujeres no eran reformistas, si no que buscaban nuevas formas de vida, ellas se unieron a estos
movimientos de emancipación.
Con base a lo anterior, menciona Bellesi que se desarrolló entre 1967 y 1975 la famosa revolución
de las mujeres del siglo XX, cambiando el día a día, desde las calles, hasta los dormitorios. Estas
mujeres llegaban preparadas con herramientas como el marxismo, el psicoanálisis, el
anticolonialismo o las teorías de la Escuela de Frankfurt, lo que contribuyó al surgimiento del
feminismo radical, el cual cuestionaba términos como el patriarcado y la casta sexual, además de
brindar nuevas definiciones sobre el término género.
Indica la autora que las feministas radicales hicieron todo al mismo tiempo: desarrollaron la teoría
que dejaba en evidencia las relaciones de poder entre hombres y mujeres, le pusieron nombre a la
raíz de la desigualdad, lo sacaron a la luz pública y se manifestaban subversivamente contra el
orden establecido para luego crear los medios que facilitaran a cada mujer su proceso de liberación.
La libertad sexual fue el centro del debate: se desvinculó la maternidad de la práctica sexual y ahí se
abrió un camino decisivo para las mujeres sobre sus cuerpos. De ahí el slogan “lo personal es
político” (Bellesi, 2005, p.106).
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A partir de 1975, menciona Bellesi, el feminismo ya no volvió a ser uno. Las críticas a la cultura
patriarcal de las feministas radicales llamaron a profundizar en una cultura propia de las mujeres,
alejada de la que habían construido los hombres. De ahí nacería el feminismo cultural que, cuando
se importó a Europa, fue traducido como feminismo de la diferencia. Las feministas de la diferencia
en sus comienzos, indica la autora, “atacaron tanto al sistema y cultura patriarcales como a las
feministas de la igualdad, como empezaron a llamarse las que mantenían sus orígenes en la
Ilustración y se sentían herederas de toda la Historia (Revolución francesa, sufragismo y lucha por
los derechos) “ (Bellesi, 2005, p.117).
Bellesi menciona que el “feminismo de la diferencia” tomó la palabra “diferencia” y se centró en la
diferencia sexual para establecer un programa de liberación de las mujeres hacia su auténtica
identidad, dejando fuera la referencia a los varones. Planteaba la igualdad entre mujeres y hombres,
pero nunca la igualdad con los hombres, porque eso implicaría aceptar el modelo masculino.
En consecución, menciona la autora que fue gracias a la sororidad que había fraguado en los grupos
de autoconciencia el feminismo radical, en los que se reflexionaba sobre la propia vida, creando así
la conciencia de género que pervivirá en las décadas posteriores, que surgen nuevas variedades
más modernas del movimiento feminista, tales como el ecofeminismo y el ciberfeminismo.
El Ecofeminismo relacionó tres movimientos fundamentales: el feminista, el ecológico y el de la
espiritualidad femenina, volviéndose en la voz de alarma acerca de la feminización de la pobreza. En
el caso del ciberfeminismo, indica Bellesi, fue el uso del internet como una herramienta de
comunicación lo que permitió la expansión del feminismo. El ciberfeminismo tiene tres ramas: la
creación, la información alternativa y el activismo social. Trata de crear una identidad en el
ciberespacio alejada de los mitos masculinos. Además, puesto que el feminismo está ausente en los
grandes medios de comunicación, internet se volvió el mejor instrumento para comunicar y
comunicarse.
A partir de los 70, menciona la autora, cada grupo, desde su realidad y corriente dentro del
feminismo, empezó a desgranar los temas que influían en las mujeres, tales como: la sexualidad
femenina, el aborto, los derechos reproductivos, la salud femenina, el control de la natalidad, la
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nutrición, los deportes, la investigación científica y farmacéutica, el embarazo, el parto y la
maternidad.
Uno de los pasos decisivos fue el de nombrar la violencia dentro de la familia para su
reconocimiento. En los 70, las feministas ya habían identificado de forma clara el maltrato y la
violencia contra las mujeres, aunque tardaríamos décadas en trasladar todos estos conocimientos a
la sociedad y comenzar a convencer a los poderes públicos de que es un problema de Estado que
exige una urgente solución.
Indica la autora, que en esta misma línea, se desenmascararon las trampas del lenguaje, la sesgada
visión sexista de los medios de comunicación, la ultrajante representación de las mujeres en la
publicidad, las diferencias de salario, los déficits en los servicios sociales, las exclusiones de la
historia. En definitiva, “ya no era posible considerar como universal y neutro un punto de vista
unilateral, el masculino” (Bellesi, 2005, p. 130).
Es así que podemos concluir que todo lo anterior, más la creación de nuevos modelos de relaciones
personales e íntimas, y de diferentes opciones de vida para las mujeres, fue posible gracias a la
pertinencia, la inteligencia y valor de las feministas de todas las clases, de todas las etnias y de
todos los países, ricas y obreras, asalariadas y amas de casa que supieron que la vida, además de
vivirla, hay que disfrutarla.
Bibliografía:
Bellesi, D. (2005) "Del feminismo radical al ciberfeminismo" en: Varela, N. (ed.) Feminismo para
principiantes, España: Ediciones Barcelona.