Feminismo Violencia Simbolica

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(article no disponible en català). La violencia y el integrismo presentes en los libros fundacionales de las tres religiones monoteistas, el judaísmo, el cristianismo y el islam son analizados en este trabajo. Alejandro Pozo Marín (setiembre 2003). Introducción Existen diversos motivos por los cuales he decidido realizar un trabajo sobre el factor religioso en la violencia y el integrismo. En numerosas ocasiones, se ha hecho referencia a conflictos armados a partir de lo que se pretendía era su desencadenante: el factor religioso. Sin menospreciar la influencia del factor religioso, siempre me ha parecido importante contribuir a mostrar el verdadero rostro de la violencia, desmitificando conceptos como los de guerra santa o guerra justa en el cristianismo o el judaísmo o la presunta amenaza que según algunos y algunas representa el Islam para toda la sociedad no islámica que habita el planeta. Desde mi humilde punto de vista, considero que las raíces de la violencia armada están más vinculadas a la injusta distribución de la riqueza, la marginación y la pobreza endémicas a la mayoría de las personas que habitamos el planeta; y menos a presuntas, aunque existentes, perversas interpretaciones de los discursos identitarios, sean religiosos, étnicos o nacionalistas. A raíz del tema de la asignatura, me pareció interesante profundizar un poco en la importancia que tiene la religión en los conflictos armados. A la Palestina Antigua en general, y a Jerusalén en particular, se la considera cuna de nacimiento de las tres grandes religiones monoteístas: Judaísmo, Cristianismo e Islam, según su orden de aparición. Jerusalén siempre se ha presentado como uno de los principales obstáculos ante una eventual paz duradera en Oriente Próximo. En la Ciudad Santa se encuentran numerosos lugares sagrados cristianos, judíos e islámicos, sorprendentemente cerca unos de otros: el tercer lugar más sagrado del Islam, la Mezquita de Omar, y el lugar más sagrado del Judaísmo, el Muro de las Lamentaciones, apenas están separados por la división física que representa el mismo muro. En ocasiones, esta cercanía ha ocasionado enfrentamientos entre los fieles de las distintas religiones. Sin embargo, el conflicto desde hace décadas entre israelíes y palestinos responde más a una situación de nacionalismo étnico excluyente (el sionismo) que a razones religiosas. Justificar la transformación violenta de los conflictos con pretextos étnicos o religiosos es una práctica común que muchas veces distorsiona la realidad y que corresponden a análisis simplistas de los conflictos armados. Las guerras se desatan básicamente por poder o por territorios. Posteriormente, los argumentos étnicos, religiosos y nacionalistas son muchas veces empleados para polarizar a las sociedades, definiendo al "otro", al que hay que exterminar; y para justificar los conflictos, simplificarlos y considerarlos como "naturales", destacando lo poco que podemos hacer frente a tanta locura desatada. Cuando presentamos un conflicto armado bajo motivaciones políticas y económicas, siempre quedan al descubierto los intereses particulares que determinados grupos 1 / 15 Phoca PDF

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Transcript of Feminismo Violencia Simbolica

  • (article no disponible en catal).

    La violencia y el integrismo presentes en los libros fundacionales de las tres

    religiones monoteistas, el judasmo, el cristianismo y el islam son analizados en este

    trabajo.

    Alejandro Pozo Marn (setiembre 2003).

    Introduccin Existen diversos motivos por los cuales he decidido realizar un

    trabajo sobre el factor religioso en la violencia y el integrismo. En numerosas

    ocasiones, se ha hecho referencia a conflictos armados a partir de lo que se

    pretenda era su desencadenante: el factor religioso. Sin menospreciar la influencia

    del factor religioso, siempre me ha parecido importante contribuir a mostrar el

    verdadero rostro de la violencia, desmitificando conceptos como los de guerra santa

    o guerra justa en el cristianismo o el judasmo o la presunta amenaza que segn

    algunos y algunas representa el Islam para toda la sociedad no islmica que habita

    el planeta. Desde mi humilde punto de vista, considero que las races de la violencia

    armada estn ms vinculadas a la injusta distribucin de la riqueza, la marginacin

    y la pobreza endmicas a la mayora de las personas que habitamos el planeta; y

    menos a presuntas, aunque existentes, perversas interpretaciones de los discursos

    identitarios, sean religiosos, tnicos o nacionalistas. A raz del tema de la

    asignatura, me pareci interesante profundizar un poco en la importancia que tiene

    la religin en los conflictos armados.

    A la Palestina Antigua en general, y a Jerusaln en particular, se la considera cuna

    de nacimiento de las tres grandes religiones monotestas: Judasmo, Cristianismo e

    Islam, segn su orden de aparicin. Jerusaln siempre se ha presentado como uno

    de los principales obstculos ante una eventual paz duradera en Oriente Prximo.

    En la Ciudad Santa se encuentran numerosos lugares sagrados cristianos, judos e

    islmicos, sorprendentemente cerca unos de otros: el tercer lugar ms sagrado del

    Islam, la Mezquita de Omar, y el lugar ms sagrado del Judasmo, el Muro de las

    Lamentaciones, apenas estn separados por la divisin fsica que representa el

    mismo muro. En ocasiones, esta cercana ha ocasionado enfrentamientos entre los

    fieles de las distintas religiones. Sin embargo, el conflicto desde hace dcadas entre

    israeles y palestinos responde ms a una situacin de nacionalismo tnico

    excluyente (el sionismo) que a razones religiosas.

    Justificar la transformacin violenta de los conflictos con pretextos tnicos o

    religiosos es una prctica comn que muchas veces distorsiona la realidad y que

    corresponden a anlisis simplistas de los conflictos armados. Las guerras se

    desatan bsicamente por poder o por territorios. Posteriormente, los argumentos

    tnicos, religiosos y nacionalistas son muchas veces empleados para polarizar a las

    sociedades, definiendo al "otro", al que hay que exterminar; y para justificar los

    conflictos, simplificarlos y considerarlos como "naturales", destacando lo poco que

    podemos hacer frente a tanta locura desatada.

    Cuando presentamos un conflicto armado bajo motivaciones polticas y econmicas,

    siempre quedan al descubierto los intereses particulares que determinados grupos

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  • tienen al respecto. El papel de la opinin publica internacional resulta determinante

    en estos casos. Su denuncia respecto a las violaciones de derechos humanos o, en

    su caso, del Derecho Internacional Humanitario y la denuncia sobre las

    transferencias de armamentos con las que otros cometen los horrores de la

    violencia, entre otros aspectos, constituyen el ncleo de la movilizacin de la

    ciudadana mundial frente a actos de injusticia. Sin embargo, calificar un conflicto

    armado como religioso, desmoviliza a las sociedades.

    Sin embargo, la religin tambin juega un papel muy importante. Cristianos, judos

    y musulmanes han hecho referencia a Dios para legitimar el empleo de la violencia.

    Sin pretender defender ni condenar el Islam, el Cristianismo o el Judasmo, ni las

    religiones en su conjunto, uno de los objetivos de este trabajo es elaborar un

    informe de las distintas justificaciones que cristianos, judos y musulmanes hacen

    de la violencia a partir de razonamientos religiosos. Al mismo tiempo, se tratar de

    responder a la pregunta de los conflictos armados, tal y como los entendemos hoy

    da, tiene su razn de ser en el factor religioso. En cualquier caso, la religin s

    puede constituir un elemento de importancia capital en la transformacin pacfica

    del conflicto. Un uso perverso del fenmeno religioso tiene un gran potencial para

    polarizar las sociedades y enfrentarlas violentamente. Sin embargo, un uso ms

    racional del mensaje religioso, apelando a sus valores de paz y tolerancia puede

    contener un potencial incluso mayor para la unin de estas sociedades. Se trata,

    pues, de encontrar este potencial.

    Qu es el integrismo/fundamentalismo

    El fundamentalismo "no es una doctrina, sino una formad de interpretar y vivir la

    doctrina. Es asumir la letra de las doctrinas y las normas sin atender a su espritu y

    a su insercin en el proceso siempre cambiante de la historia". El fundamentalismo

    aparece cuando alguien se siente portador de una verdad absoluta y "no puede

    tolerar ninguna otra verdad, y su destino es la intolerancia. Y la intolerancia genera

    el desprecio del otro".

    Segn Leonardo Boff, la cuna del fundamentalismo se encuentra en el

    protestantismo norteamericano, surgido a mediados del siglo XIX. El termino fue

    acuado en 1915, y adquiri relevancia social en EEUU a partir de los aos

    cincuenta con las "Electronic Churches", donde predicadores famosos emplean la

    radio y la televisin para sus predicaciones y campaas conservadoras.

    Las guerras por identidad: las guerras religiosas

    Empezaremos por la conclusin del captulo: el historiador G.Kherer asegura que no

    est comprobada la existencia de un solo caso en el que la religin y un conflicto

    puramente religioso fuesen la causa nica de una guerra. Sin embargo, Raimon

    Panikkar seala que, desde siempre, la guerra ha constituido un problema religioso,

    ya que "la mayor parte de las guerras han tenido un expreso cariz religioso o, por lo

    menos, se les ha buscado una justificacin religiosa".

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  • Los criterios para definir qu es conflicto armado y qu es guerra son dispares y

    dependen de quin realiza la clasificacin. Uno de estos estudios, seala que, en

    1999, comenzaron o continuaban alrededor de 38 conflictos armados. De estos, 19

    estaban clasificados como conflicto "tnico", "religioso" o "rebelin separatista

    tnica". Por qu ese inters en resaltar el rostro religioso (o nacionalista o tnico)

    en conflictos armados con mltiples factores legitimadores? Jess Mara Alemany

    explica de esta forma los factores que facilitan la cobertura religiosa de conflictos

    con otro origen: "Primero, que el hecho religioso est fuertemente enraizado en la

    vida de las personas y de los pueblos, constituyendo contra lo que pens la

    Ilustracin- un fenmeno de relevancia pblica, cultural, social, poltica, nacional y

    hasta tnica. Segundo, que la religin libera sentimientos muy intensos porque est

    vinculada al sentido de la vida y de la muerte, y a sus vnculos comunitarios de

    pertenencia colectiva. Sentido y pertenencia son dos necesidades primarias en los

    seres humanos. Por eso, la religin tiene una enorme fuerza tanto de motivacin

    como de legitimacin, bien conocida por quienes desean movilizar a un pueblo, o

    algunos grupos dentro de l, en torno a otros intereses ms o menos encubiertos".

    De trata, en definitiva, de identificar al "otro". Si no hay "otro", no existe enemigo. Y

    en ocasiones se necesita un enemigo para poder llevar a cabo un plan determinado

    que, en principio, poco tendr que ver con la religin. Se necesita a un "otro", por

    ejemplo, para achacarle todos los males que padece una sociedad determinada.

    Este mecanismo, conocido como el "chivo expiatorio", ya fue empleado por Hitler

    contra los judos. Ello le permiti considerar que no haba sitio para dos pueblos en

    un solo territorio. Las comparaciones con el conflicto palestino-israel, por ejemplo,

    son, como siempre, odiosas.

    Por eso tenemos que inventar, aunque sea parcialmente, al "otro". Precisamente

    para conseguir una mayor cohesin e identidad del "nosotros".

    Y cmo identificar al otro? a travs de los rasgos identitarios ms relevantes para

    la persona, sea la lengua, la religin (dnde se rene para practicarla), el color de la

    piel o el apellido. Y la diferencia entre "nosotros" y "ellos" deber dejar bien claro

    que el Bien queda en nuestro lado y el Mal y su amenaza en el lado contrario. Quien

    determina las caractersticas del ellos y el nosotros es, una vez mas, la educacin,

    como quien determinar las relaciones entre los dos grupos en conflicto.

    Unos/as y otros/as pretenden conseguir sus objetivos a travs del miedo. En el

    conflicto palestino-israel, por ejemplo, en un estudio se reflejaron algunas

    "actitudes de judos y rabes hacia el proceso de paz". Un 67,8% de los judos

    declararon que "la mayora de los rabes eliminaran a los israeles si pudieran", y

    un 15,7% se mostr indiferente. Un 21,8% de los palestinos tambin estuvieron de

    acuerdo con este enunciado, mientras que un 20,9% mostr indiferencia. Una

    conclusin que puede extraerse de estas estadsticas es que tanto una como otra

    sociedad tienen miedo, aunque probablemente no sepan exactamente de qu. Con

    esta percepcin, fruto de la propaganda que intoxica a ambas sociedades

    demonizando al adversario, difcilmente podr abrirse una puerta al dilogo.

    Los conflictos identitarios han contribuido a la agudizacin de las consecuencias de

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  • los conflictos. No en cuanto a la intensidad de la lucha, ni al nmero de muertes, ni

    a las muertes por cada 1000 habitantes, ya que las estadsticas parecen corroborar

    que las cifras no han variado de manera significativa entre el periodo de la Guerra

    Fra y los periodos posteriores a la misma. Pero s se muestra una diferencia en las

    formas de hacer la lucha, la identificacin de los combatientes y el carcter de las

    vctimas. En las guerras "modernas", la poblacin civil se ha convertido en objetivo

    de guerra. Las imgenes de nios en Sierra Leona mutilados por machete o el

    genocidio de Ruanda alcanzaron grados de inhumanidad y crueldad que

    difcilmente podran haberse logrado si no hubiese existido una demonizacin

    radical del "otro".

    As, mientras que en los conflictos ideolgicos de la Guerra Fra, el objetivo con

    respecto a la poblacin civil "tenan un hlito misionero, pretendan dominar,

    expandirse, "reeducar" al otro y convertirlo a su ideologa, es decir, estaban

    dotados de una tendencia incluyente, los nuevos conflictos identitarios tienen como

    objetivo la afirmacin mediante la eliminacin simblica o real de "lo otro". La

    afirmacin de la propia identidad se hace a costa de la identidad ajena. Su

    tendencia es excluyente. Su objetivo no es tanto ganar como humillar, exterminar.

    Por eso no existe proporcin entre los medios empleados y una supuesta victoria

    militar".

    "La poltica mundial est entrando en una nueva fase en la que el origen

    fundamental del conflicto no ser ni ideolgico ni econmico. La gran divisin de la

    humanidad y la fuente principal de los conflictos ser cultural". Los escritos de

    Samuel P. Huntington han cobrado importancia tras los acontecimientos terroristas

    del 11 de septiembre en EEUU. Parecera como si el discurso tras los atentados se

    hubiese adaptado a su polmico libro El Choque de Civilizaciones, en lugar de ser el

    libro quien se adapta a la realidad. En cualquier caso, est demostrado que la

    diferencia cultural no es condicin necesaria ni suficiente para el conflicto violento.

    Otra cosa es que quien est interesado en que unos y otros odien y se maten utilice

    el discurso de la amenaza religiosa o cultural para legitimar la violencia necesaria

    para exterminar al "otro". La religin constituye uno de los elementos de la

    identidad de las personas ms importantes, "en cuanto depositaria de valores y

    smbolos, configuradora de cohesin y pertenencia, instancia de legitimacin y

    fuerza movilizadora capaz de galvanizar energas". Y los seores de la guerra lo

    saben.

    Justificaciones cristianas a la violencia

    El origen del fundamentalismo cristiano se encuentra, como vimos, en el

    protestantismo estadounidense. Sin embargo, la forma de integrismo cristiano ms

    conocida es la vertiente vaticana del catolicismo. Segn Leonardo Boff, existen dos

    vertientes en el fundamentalismo catlico: el doctrinal y el tico- moral:

    El fundamentalismo doctrinal est perfectamente representado por el documento

    Dominus Iesus, firmado en 2000 por el Cardenal Josef Ratzinger, prefecto de la

    Congregacin para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisicin): "La Iglesia catlica es

    la nica Iglesia de Cristo, mientras que las restantes denominaciones cristianas no

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  • son iglesia, sino que han usurpado tal ttulo, y lo nico que tienen son determinados

    elementos eclesiales". En esta vertiente, destacan por su integrismo la marginacin

    de las mujeres del sacerdocio y de los cargos de direccin de la Iglesia, el desprecio

    de la laicidad y el autoritarismo y la jerarquizacin de la cpula clerical.

    En la vertiente de la moral y las costumbres, destaca el escndalo que provocan las

    prohibiciones en temas relacionados con la sexualidad y la reproduccin:

    homosexualidad, masturbacin, segundas nupcias tras el divorcio, diagnstico

    prenatal, fecundacin artificial,...o la fuerte oposicin al uso de anticonceptivos

    como el preservativo, cuando los muertos y muertas por infecciones de trasmisin

    sexual se cuentan por millones, o cuando nias de apenas 13 aos quedan

    embarazadas por falta de una educacin sexual adecuada.

    Fue en el ms integrista de todos los concilios, el Vaticano I de 1871, donde por

    primera vez se proclam la infalibilidad pontificia, convirtiendo as el Papa en un

    semi-dios. El Concilio Vaticano II, por el contrario, fue convocado por el papa Juan

    XXIII para que la Iglesia pudiera abrirse al mundo y responder a sus problemas y

    necesidades. El Vaticano poda haber escogido una tendencia en lnea de esta

    ltima vertiente, mucho ms humana y pacfica. Sin embargo, opt por la primera

    opcin, con "un lenguaje populista" y un "retorno al conservadurismo contra la

    opcin prioritaria a favor de los pobres" en el plano social; el retorno a un

    centralismo autoritario en el poltico y una "concepcin puramente occidental de la

    expresin de la fe" en el plano cultural.

    Ejemplos no faltan: el Vaticano fue uno de los pocos estados que no refrendaron la

    Carta de Derechos Humanos de la onU en 1948 (por no constar en su introduccin

    el nombre de Dios); sabote las postales de felicitacin navideas de la UNICEF y

    suspendi su contribucin a la Obra de Ayuda a la Infancia de la UNESCO, ya que

    estos dos organismos recomendaban el uso de anticonceptivos a las mujeres

    refugiadas.

    La conquista de Amrica que se inici en 1492 es uno de los ejemplos ms tristes

    de fundamentalismo cristiano. Y ms triste an es el Papa Juan Pablo II estimara

    que el balance es "globalmente positivo". Podramos preguntarnos positivo para

    quin. Ante la visita del Papa a Mxico, un grupo de sacerdotes mexicanos le

    pidieron por escrito "Que no se celebre como un festejo el quinto centenario de la

    evangelizacin. Por el contrario, que se pida perdn al indgena a quien le

    aconteci. Que la Iglesia consagre todas sus energas a devolver lo que se rob a

    los indgenas: la tierra, la organizacin social, la libertad, la cultura". Medio milenio

    antes, "el 80% de los indios autctonos" fueron "exterminados mediante la

    conquista, los trabajos forzados, las epidemias de viruela y de sfilis". O fueron

    quemados todos los escritos portadores de las culturas autctonas de Amrica,

    como hizo entre otros el obispo Diego de Landa, que borr en la hoguera todos los

    rastros escritos de la cultura maya y sus libros sagrados y destruy sus obras de

    arte como "dolos". Sin embargo, parece que 1492, "slo aconteci el comienzo de

    la evangelizacin".

    La Iglesia contina enfadada con Amrica: tanto el cardenal Ratzinger como el papa

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  • Juan Pablo II continuaron con el rechazo integrista a la Teologa de la Liberacin: "al

    definir la verdadera libertad y la autntica liberacin", ellas han contribuido

    "profticamente" a "desenmascarar las utopas ideolgicas engaosas y servilismos

    polticos en total desacuerdo con la doctrina y la misin de la Iglesia" (punto 18 de

    la Carta). El Papa denunci la "concepcin cerrada y una prctica anormal de la

    opcin a favor de los pobres" (punto 20), lo que constituye un desvo, explicitando

    la "falta de referencia a la pobreza de Jess".

    Por otro lado, el cristianismo viene legitimando la guerra desde los tiempos de San

    de San Agustn y Toms de Aquino (aunque este ltimo afirmaba que la guerra era

    siempre un pecado aunque a veces su causa fuera justa). Aunque la justificaban en

    circunstancias muy determinadas, como la existencia de una causa justa o provocar

    "ms bien que mal", la guerra justa ha sido el pretexto utilizado desde entonces

    hasta nuestros das, aunque hoy su teora este incluida en el Derecho Internacional

    Humanitario. Por otro lado, incluso algunos telogos han adaptado la teora de la

    guerra justa a la Teologa de la Liberacin, con el argumento que la Iglesia puede

    embarcarse en una "revolucin justa".

    Pero el fundamentalismo cristiano no se limita al catolicismo y su Vaticano. Ni los

    atentados terroristas tampoco. En 1985, el reverendo Michael Mike- Bray y otros

    dos acusados fueron condenados por destruir siete clnicas de interrupcin del

    embarazo en EEUU. Bray defendi el uso de armas letales contra el personal de las

    clnicas.En 1998 y 1999 Eric Robert Rudolph coloc bombas en otras clnicas

    abortistas y bares de lesbianas. Rudolph estaba relacionado Identidad Cristiana.

    Esta rama del cristianismo particularmente perversa tambin estuvo relacionada

    con la vida de Timothy McVeigh, condenado por colocar bombas en el edificio

    federal de Oklahoma City.

    Justificaciones judas a la violencia

    El caso ms extremo de violencia "religiosa" juda en la actualidad est

    representado por Israel, bien desde el Gobierno y su ejrcito, bien desde el

    integrismo que puede encontrarse dentro del movimiento colono.

    Probablemente, el incidente violento ms conocido, y uno de los ms crueles, sigue

    siendo el asesinato de treinta musulmanes en la Tumba de los Patriarcas de Hebrn

    en 1994, a manos del colono israel Baruch Goldstein, quien apel a Dios para

    legitimar sus actos. Tras su muerte, su tumba se convirti en un lugar de atractivo

    turstico y de "culto religioso".

    Goldstein fue un seguidor de Meir Krahane, fundador del partido de derechas de

    Israel, Kach (Pues). Krahane lider un partido que desde un principio se opuso tanto

    a la creacin de un estado palestino como al establecimiento de un estado laico en

    Israel. Segn l, no despreciaba a los rabes. Lo que realmente detestaba era al

    Estado laico judo: "cada judo asesinado tiene dos asesinos", explicaba, "los rabes

    que lo mataron y el gobierno que dej que sucediera". As, Kahane legitim el uso

    de la fuerza contra los enemigos del estado confesional judo en Israel, fueran

    israeles o palestinos. En estos trminos se encuentra la nocin de Krahane del

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  • kiddush ha-Shem: mientras los judos fuesen exaltados y sus enemigos humillados,

    se glorificaba a Dios y la llegada del Mesas se haca ms probable. Yigal Amir , un

    estudiante de la conservadora Universidad Bar-Ilan de Tel Aviv, se tom en serio la

    doctrina de Kahane, y la implement asesinando al Primer Ministro israel Isaac

    Rabn. Tambin Dios tuvo algo que ver. Amir afirm que "haba actuado solo y

    cumpliendo rdenes de Dios". Krahane tambin fue asesinado en Manhatan, Nueva

    York en 1990 por un no menos integrista rabe llamado Nosair.

    Desde la invasin a Lbano en 1982, han aparecido numerosos israeles declarando

    su insumisin al servicio militar. Hoy son alrededor de 500 las personas que han

    desafiado la cultura de violencia institucionalizada en Israel. En julio de 2002,

    Shlomo Aviner, uno de los principales lderes religiosos del movimiento colono pidi

    sin xito la pena de muerte para los insumisos de los Territorios Ocupados.

    Determinadas facciones judas, en especial algunos miembros del movimiento

    colono, legitiman el uso de la violencia contra los palestinos, haciendo referencia a

    la humillacin que representa que estas personas habiten un territorio que Dios

    destin al pueblo judo. Por ello, uno de los propsitos de la violencia contra los

    rabes es "asustarles", y no dejarles asumir que pueden vivir en Israel pacfica o

    normalmente. Las similitudes entre este discurso y el de las organizaciones

    radicales islmicas, como veremos, resulta sorprendente.

    La guerra justa en el Judasmo y justificacin en los textos.

    Como en el caso islmico, la justificacin de la violencia depende del talante del

    que interpreta la religin. Una particular interpretacin del judasmo, bastante

    extendida, afirma que la ley juda permite dos tipos de guerra justa: la obligatoria y

    la permisible. La primera es necesaria para la defensa, para "proteger la fe o vencer

    a enemigos del Seor". La segunda, se permite cuando sea prudente que un Estado

    la lleve a cabo.

    Segn esta interpretacin, quien debe determinar las condiciones para calificar una

    guerra de justa debe ser alguien autorizado. En principio, estas condiciones

    deberan ser establecidas por un gobierno regido por la ley juda: un Estado

    halkhico, en el caso de guerra obligatoria, o por un Consejo de Ancianos (el

    Sanedrn) o un profeta, en el de guerra permisible. Como no existe ninguna de esas

    entidades religiosas en la actualidad, las condiciones pueden ser decididas por

    cualquier intrprete autorizado de la Halakha, como un rabino. Como Krahane.

    Puede interpretarse que el Judasmo, como la mayora de las tradiciones religiosas,

    justifica la violencia hasta cierto punto, al menos en casos de guerra justa. No faltan

    referencias en el Libro Sagrado. Sin embargo, la interpretacin de estos textos est

    en funcin de la cultura de la violencia que posean los ojos que los leen.

    Justificaciones islmicas a la violencia

    Hams, la Yihad Palestina, Hezbol, Al-Qaeda,... son algunas de las organizaciones

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  • que matan presentando el factor Dios de su parte. Centrar este apartado en

    Hams, ya que la guerra o terrorismo religiosos se reduce en la mente de muchas

    personas a la figura de esta organizacin y de la presunta tendencia islmica a la

    violencia. Es por ello que se profundizar ms en estos aspectos.

    Violencia por parte de las organizaciones extremistas: Hams

    Hams surgi poco despus de la primera Intifada (revuelta popular, que no tiene

    por qu interpretarse como violenta). Esta sublevacin tuvo sus orgenes en los

    campos de refugiados de la Franja de Gaza y sus promotores fueron los segmentos

    ms pobres y rurales de estos campos. Fue el pueblo quien se sublev contra los

    continuos abusos cometidos por parte del ejrcito israel. Pese a que Hams no

    lider la Intifada en sus inicios, tanto esta organizacin como la ya existente Yihad

    Islmica quisieron proporcionar un rostro islmico a la revuelta, frente al cariz

    marxista que pretenda la exiliada OLP. Las races de Hams, traducido como "celo"

    o "entusiasmo", se encuentran vinculadas a la Hermandad Musulmana Palestina y

    al movimiento egipcio del mismo nombre. Hams se opone al reconocimiento del

    Estado de Israel y reivindica la instauracin de un Estado Palestino islmico desde

    el ro Jordn hasta el mar.

    Hams tiene varias caras. La primera, la nica conocida a lo largo y ancho del

    planeta, es la que sugiere su particular modo de lucha: los atentados suicidas.

    Hams presenta una variante importante con respecto a los atentados que realizan

    otras organizaciones, como Hezbol. Mientras esta ltima organizacin ha lanzado

    sus ataques contra objetivos militares, Hamas ha dirigido los suyos contra el

    conjunto de la sociedad, argumentando que todo israel es, al mismo tiempo, un

    soldado, apelando a la continua militancia de los israeles en su ejrcito. La

    segunda, casi ignorada por la comunidad internacional y muy popular en Gaza y

    Cisjordania, ha sido su "cara pacfica". Ambas facetas se encuentran estrechamente

    vinculadas.

    Los atentados suicidas

    Segn un trabajo del Centro de Estudios de Terrorismo y la Violencia Poltica en la

    Universidad de Tel Aviv, basado en entrevistas con amigos y familiares de 33 de los

    34 participantes que tuvieron xito en las misiones suicidas de Hams hasta 1998,

    "los jvenes que moran saban que todo les iba a ser recompensado: iban a recibir

    setenta vrgenes y setenta esposas en el cielo y su familia recibira un pago en

    efectivo de doce a quince mil dlares norteamericanos".

    Las grabaciones de los testimonios realizados por los suicidas tienen una doble

    funcin: por un lado, sirven para honrar la memoria de los jvenes que dan su vida

    por la organizacin. Por el otro, representan un arma de reclutamiento para otros

    voluntarios potenciales. En uno de estos vdeos, Mark Juergensmeyer reproduce el

    testimonio de un joven, al que llama "el chico sonriente": "Maana es el da del

    encuentro", deca. "El da del encuentro con el Seor de los Mundos [...] Facilitar

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  • mi sangre para honrar a Dios, por amor a su tierra y por el bien de la libertad y el

    honor de su pueblo, a fin de que Palestina siga siendo islmica y a fin de que

    Hams siga siendo una antorcha que ilumine los caminos de todos los perplejos y

    todos los atormentados y oprimidos; y para que Palestina pueda ser liberada".

    Segn algunos de los miembros de organizaciones islmicas radicales, estas

    respuestas ante el interrogante que presentan estos atentados corresponden a

    anlisis simplistas del fenmeno suicida. Una pregunta que podramos plantearnos

    es si la religin representa el factor principal a la hora de justificar los atentados

    suicidas. Una segunda, estara relacionada con el carcter supuestamente

    intrnseco islmico de estos atentados. Aunque no es el nimo de este trabajo

    presentar una respuesta definitiva a estas preguntas, s me propongo proporcionar

    algunas reflexiones.

    Empezando por la segunda pregunta, parece evidente que el fenmeno suicida no

    es exclusivo del mundo islmico. Se suele apelar siempre al antecedente de los

    camicaces japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ni siquiera

    en nmeros absolutos se puede afirmar que los atentados suicidas sean

    caractersticos de los islmicos. En primer lugar, en todos los pases que forman el

    mundo musulmn han existido y/o existen disputas internas y externas. Sin

    embargo, el fenmeno suicida se ha restringido a aquellas zonas donde los

    contextos de exclusin y ocupacin han sido ms extremos, desde Palestina hasta

    Pakistn, pasando por Chechenia. En segundo lugar, fuera del contexto palestino,

    los casos de terrorismo suicida por parte de musulmanes son, aunque existentes e

    importantes, escasos. En tercer y ltimo lugar, la mayora de los suicidas que han

    existido en los ltimos aos en el mundo han ido de la mano de los tamiles

    cingaleses de la isla de Sri Lanka (Ceiln).

    En lo que respecta a la primera pregunta, el fenmeno suicida conlleva una

    religiosidad manifiesta. El suicida se enfrenta al debate definitivo de la vida y la

    muerte, y ello implica siempre religiosidad. Sin embargo, esta religiosidad no tiene

    por qu estar relacionada con ninguna religin en concreto, tal y como vimos en el

    prrafo anterior.

    La influencia de las organizaciones extremista islmicas en las instituciones

    educativas parece demostrada. Sin embargo, los suicidas no parecen estar

    formados por universitarios. El Centro de Estudios de Terrorismo y la Violencia

    Poltica en la Universidad de Tel Aviv, afirma en el mismo informe citado antes que

    la mayora de los miembros de la clula suicida, fueron reclutados entre grupos de

    amigos en la escuela, en las actividades deportivas y entre los miembros de

    familias numerosas. Tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en EE UU,

    en todo el mundo se afianz la creencia de que las madrasas (las llamadas

    "escuelas cornicas") eran los centros de reclutamiento de los fundamentalistas

    islmicos. Sin embargo, las madrasas son el equivalente de las fundaciones de

    beneficiencia en Occidente. Proporcionan pan, techo y un terico futuro a aquella

    persona que acepta integrarse en el proceso educativo que presentan. Estas

    madrasas suelen ser de carcter privado, por lo que el talante y contenidos

    educativos depende del perfil del propietario. As, si ste presenta integrismo, ser

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  • sta la educacin que se proporcionar en sus madrasas. Pero el problema no

    radica tanto en la existencia de estos centros como en la falta de opciones para

    elegir que tiene una madre que vive en un campo de refugiados al tener que decidir

    un futuro para un hijo hambriento y cuyo futuro no tiene mejor horizonte que el de

    continuar siendo refugiado. Algunos de los campos de refugiados palestinos, por

    otro lado, tienen una antigedad de ms de medio siglo. La gran mayora de las

    personas que viven en ellos no conocen otra vida que un exilio sin oportunidades. Y

    existen pocos indicios que sugieran que en otro medio siglo la situacin vaya a ser

    mejor que la que existe hoy da.

    As, parece ser que el fenmeno suicida tiene una mayor vinculacin con una

    situacin de extrema pobreza que con falsas concepciones de la religin (que las

    hay). Al menos, parece existir un vnculo entre estos dos factores. El profesor y

    ensayista palestino-estadounidense Edward W. Said, premio (compartido) Prncipe

    de Asturias de la Concordia en 2002, tiene una percepcin del fenmeno suicida

    que coincide con esta apreciacin. Seala que "los atentados suicidas son

    reprobables, pero tambin consecuencia directa y, en mi opinin, programada, de

    aos de abusos, impotencia y desesperacin. Tienen muy poca relacin con la

    presunta tendencia rabe o musulmana a la violencia. [...] Sin por ello negar todo

    su horror, considero que a la violencia palestina reaccin de un pueblo

    desesperado y terriblemente oprimido se le ha arrebatado su contexto, el terrible

    sufrimiento del que nace; no se ve que es un fracaso de la humanidad, lo cual no le

    resta horror pero lo sita en una realidad histrica y geogrfica".

    Hams es una organizacin siniestra que realiza una interpretacin perversa del

    fenmeno religioso. Abdul Aziz Rantisi, uno de los fundadores de Hams, seal que

    la legitimidad religiosa de las acciones de martirio voluntario (como denomina a los

    atentados suicidas) procedan de un decreto religioso la fatwa- emitido por un

    muft en los emiratos del Golfo. Sin embargo, incluso la cpula de Hams reconoce

    su instrumentalizacin del hecho religioso para perseguir fines polticos.

    La guerra justa en el Islam y justificacin en los textos

    En el "mundo del conflicto" (dar al harb, fuera del mundo musulmn) se cree que

    mantener la pureza de la existencia religiosa es cuestin de yihad. Este concepto,

    interpretado en ocasiones como legitimacin para el empleo de la violencia a travs

    de una guerra "legal" o "sagrada", ha sido utilizado antes y ahora por guerreros

    musulmanes para racionalizar la expansin del control poltico en regiones no

    musulmanas.

    Incluso las personas que sostienen la legitimidad de una interpretacin de yihad

    como guerra santa, estn de acuerdo en que no se puede apelar a ella de un modo

    arbitrario. Para que implique la obligatoriedad de participacin para toda la

    comunidad musulmana, segn afirman, debe tratarse de una yihad de carcter

    defensivo. Tampoco puede utilizarse para beneficio personal, o para justificar la

    conversin forzada a la fe: una persona nicamente puede convertirse al Islam a

    travs de la persuasin no violenta y racional y el cambio de corazn. Por otro lado,

    la legitimacin de la violencia en la lucha contra la injusticia social y poltica es

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  • relativamente novedosa.

    Como todas las religiones, el Islam es ambiguo respecto a la violencia. Sin embargo,

    es el mismo carcter cambiante de los concepto de violencia y paz el que provoca

    esta ambiguedad.

    Hams y otras organizaciones y personas islmicas, realizan una interpretacin

    particular del texto cornico. Segn el terico francs Roger Garaudy, cualquiera de

    las variantes modernas del integrismo islmico exige un respeto por la tradicin: la

    Sunna, la tradicin del Profeta, pese a que el mismo Mahoma rechaz que se

    escribieran sus comentarios junto con los versculos del Corn, para que sus

    comentarios y actos terrenales no corrieran el riesgo de ser confundidos con la

    palabra de Dios. El mismo Corn utiliza a menudo la palabra "Sunna" en sentido

    peyorativo: designa las costumbres pre-islmicas con las cuales el Corn incita a

    romper.

    Siguiendo con Garaudy, "el integrismo reposa sobre una confusin permanente

    entre la libertad responsable del hombre y la necesidad del orden general del

    mundo querido por Dios, entre la ley moral de Dios, la shara, y la jurisprudencia de

    los poderes, fiqh, entre la Palabra de Dios y la palabra humana". El Corn es una

    convocatoria religiosa y no un libro jurdico. Habla de fe, no de leyes. La shara se

    refiere a los principios morales universales propios del creyente, a la fe, la fuente,

    que permanece inalterable a lo largo de los siglos. El fiqh, consiste en una serie de

    principios jurdicos que pertenecen a un contexto histrico determinado. As, el fiqh

    sera cambiante y dependiente de su momento en la Historia.

    El Corn seala que "un libro se envi para cada poca bien determinada" (XIII,38),

    resaltando la importancia del contexto histrico para comprender los textos. "Cada

    versculo del Corn es una respuesta divina a un problema concreto, y ello no

    implica cuestionar el carcter divino de esta revelacin sino situarla en un momento

    de la historia, de una cultura, de la vida de un pueblo". Segn afirma Garaudy, la

    mayor enfermedad del Islam es "leer el Corn con ojos de cadver".

    Como ya se coment, si se pretende encontrar elementos de violencia en el Corn,

    se encontrarn. Pero lo mismo ocurrir si se quieren hallar de paz. El Corn hace

    numerosos llamamientos al amor, al perdn, a la tolerancia, a la paz y contra la

    violencia.

    Religin y poltica

    En muchas regiones del mundo, la divisin entre qu es religin y qu es cultura

    resulta muy compleja de definir. Raimon Panikkar afirma que la verdadera relacin

    entre religin y poltica es una relacin no dualista. "Los problemas temporales son

    tambin religiosos. Las consideraciones sobre el fin del hombre son tambin

    polticas. Lo poltico no puede existir separado de la religin. No hay un acto

    religioso que no sea tambin, y simultneamente, poltico. Todos los grandes

    problemas humanos de hoy en da son de naturaleza poltica y, al mismo tiempo,

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  • religiosa: hambre, justicia, estilo de vida, cultura paneconmica, capitalismo,

    socialismo". Sin embargo, existe una diferencia entre religiosidad -caracterstica

    natural al ser humano- y la materializacin de sta a travs de una religin

    determinada. Y, ms todava, entre la religiosidad y la instrumentalizacin poltica

    de unos intereses concretos.

    "En general, las religiones establecidas estn de acuerdo con el status quo poltico.

    Es comprensible: viven de l, cuando no de l". En el caso del conflicto que nos

    ocupa, cabra preguntarse quin bebe de quin. En Oriente Prximo, de nuevo,

    tanto en el lado palestino como en el judo, se presenta una politizacin de la

    religin y una sacralizacin de la poltica. Y estas circunstancias son caractersticas

    del integrismo. La influencia que los grupos poltico-religiosos tienen en cada una de

    las dos partes enfrentadas es determinante, aunque no resulten beneficiados por

    igual palestinos que israeles.

    La necesidad de un dilogo intercultural e interreligioso

    Vivimos en una poca de cambio constante. El fenmeno de la Globalizacin, ha

    ocasionado un aumento de los flujos migratorios en todo el mundo. En cualquier

    lugar del planeta se pueden encontrar grupos de personas que profesan todo tipo

    de religiones.

    Las tres religiones pertenecen a las denominadas religiones occidentales. En ellas,

    la Paz se busca a travs de su dimensin externa (lo que no significa que no se

    busque la Paz interna, entendiendo la misma como armona). Esta Paz externa se

    ha materializado a lo largo de la historia a travs de pactos y acuerdos. Por ello,

    Islam, Cristianismo y Judasmo son religiones que pueden realizar una gestin

    pacfica del conflicto que enfrenta a algunos de sus fieles a travs de estos

    acuerdos y pactos que desde sus orgenes les han caracterizado. As, se presenta

    como necesario un dilogo interreligioso.

    Para poder dialogar, cada una de las partes debe estar convencida de que tiene

    algo que aprender de la otra a travs de este dilogo y, en consecuencia, deber

    estar dispuesta a cuestionar sus propias certidumbres. As mismo, para poder

    dialogar, se necesita una igualdad de condiciones, ya que una paz conseguida slo

    bajo las condiciones de una sola de las partes se puede llamar "victoria", pero no

    "paz".

    Raimon Panikkar entiende que para que exista un verdadero dilogo se requiere un

    "desarme cultural", definido como "el abandono de las trincheras en las que se ha

    parapetado la cultura "moderna" de origen occidental, considerando valores

    adquiridos y no negociables, como son el progreso, la tecnologa, la ciencia, la

    democracia, el mercado econmico mundial, amn de las organizaciones estatales

    (...)Desarme no significa negacin de los valores propios, sino no utilizacin de los

    mismos como armas invasoras, sin que valga la excusa de que son los nativos los

    que piden entrar en el club tecnocrtico", para continuar diciendo que "es una

    afrenta hablar de dilogo a quien se est muriendo de hambre, a quien se ha

    despojado de su dignidad humana o a quien ni siquiera sabe de qu estamos

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  • hablando, porque su sufrimiento o su diferente cultura le incapacitan para ello". As,

    una actitud religiosa puede decidirse por un desarme unilateral, aunque sea

    gradual.

    Segn Jess Mara Alemany, el dilogo interreligioso se convertira en condicin

    necesaria por tres motivos: el primero se refiere a la necesidad de desactivar la

    violencia vinculada a una incorrecta interpretacin o manipulacin de la experiencia

    religiosa. El segundo hace referencia a la necesidad de un respeto y de un "dilogo

    entre los diferentes" en un mundo cada vez ms intercomunicado e

    interdependiente. Por ltimo, dado los numerosos problemas que hoy enfrenta la

    humanidad, sera "irresponsable" prescindir de la enorme fuerza movilizadora y la

    energa pacificadora de la religin.

    Adems, debido a su reconocimiento de la dignidad de toda persona y su llamada a

    la fraternidad y a la com-pasin, las religiones en su conjunto son especialmente

    sensibles a escuchar el clamor de las vctimas. Estn capacitadas, por tanto, para

    enfrentar a la habitual mirada desde el poder la opcin de contemplar el mundo

    desde abajo, desde los excluidos.

    El ecumenista Hans Kng afirma que "no hay paz mundial sin paz religiosa. No hay

    paz religiosa sin dilogo entre las religiones". Sin entrar en el debate de si un

    mundo sin religiones sera menos conflictivo o no, resulta evidente que, frente a la

    situacin actual, el dilogo interreligioso se presenta como necesario. Son muchos

    los intentos para dialogar, como el que aconteci en Bangkok en diciembre de

    1979, cuando en una Conferencia de la UNESCO se encontraron representantes de

    once religiones diferentes para investigar el problema de los derechos humanos

    dentro de sus respectivas tradiciones. Como era de esperar, existieron divergencias

    filosficas y de lenguaje. Sin embargo, todos estuvieron de acuerdo en afirmar que

    los derecho socio-polticos eran tambin objeto religioso, aunque en el pasado se

    les hubiera prestado poca atencin. La Comunidad de San Egidio en Roma,

    conocida por sus labores diplomticas en la resolucin de conflictos, convoca

    anualmente a lo largo del mundo encuentros bajo el masculino lema "Hombres y

    Religiones". Otra muestra, centrada en el conflicto que nos ocupa, fue el encuentro

    interreligioso del 23 de marzo de 2000 con representantes judos, cristianos y

    musulmanes en el Instituto Notre Dame de Jerusaln.

    Por otro lado, la diplomacia internacional debe realizar esfuerzos por aprovechar el

    potencial que tienen las religiones para transformar pacficamente los conflictos. Un

    estudio realizado en EEUU dej en evidencia "la incapacidad de la diplomacia

    estadounidense para comprender las claves religiosas en la legitimacin de algunos

    conflictos, y su cerrazn para percibir la contribucin de personas motivadas por

    razones religiosas o espirituales en los procesos de pacificacin y reconciliacin". La

    cuestin no es argumentar a favor de la religin, sino de la eficacia de la accin

    internacional.

    Conclusiones

    No puede decirse que ninguna de las tres grandes religiones monotestas tenga un

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  • carcter intrnsecamente violento. No existen religiones violentas y pacficas al

    100%. En una religin se encontrarn ms o menos elementos de paz en funcin de

    la interpretacin de quien realice la bsqueda. Porque las religiones no son

    perversas en s, aunque s puede serlo la instrumentalizacin que se haga de ellas.

    La Tor, la Biblia y el Corn fueron escritos en pocas donde los valores sobre paz y

    violencia de las personas eran distintos (aunque no demasiado) a los que hoy

    poseemos. Estos textos sagrados fueron escritos por personas que vivieron en la

    cultura imperante de aquel entonces. Estas culturas presentaban los valores del

    guerrero como valores positivos perseguidos por la sociedad, y la mujer y los

    esclavos tenan estatus diferentes al de los hombres libres. No me propongo

    establecer las diferencias que las sociedades judas, cristianas y musulmanas tienen

    hoy con respecto a cuando surgieron. Pero lo que s me propongo es dejar en claro

    que los conceptos sobre paz y violencia han cambiado mucho. Donde en un texto

    sagrado se indicaba "paz", hoy podra leerse "violencia". Sin embargo, esta

    regulacin, en un principio pacfica y positiva, fue convertida en una trampa, al

    obligar su adecuacin sin tener en cuenta los determinados aspectos espaciales

    (Islam y Judasmo existan y existen ms all de los lugares donde surgieron) y

    temporales (han cambiado los valores y patrones culturales).

    Existen guerras religiosas? Por un lado, el carcter religioso de la guerra es

    manifiesto. La guerra, cualquier guerra, es una situacin lmite, donde el ser

    humano se enfrenta a los problemas ltimos de la muerte, la vida, la justicia, la

    fidelidad, la obediencia, etc. Por el otro, en las tradiciones en las que no se da la

    separacin explcita entre lo religioso y lo poltico, toda guerra es civil y religiosa al

    mismo tiempo. La mayor parte de las guerras han tenido un expreso cariz religioso

    o, por lo menos, se les ha buscado una justificacin religiosa.

    El integrismo religioso y poltico siempre nace de una frustracin ante la soledad y

    la sinrazn de un mundo sin objetivos. Ser endmico en todas aquellas regiones

    donde los principios de dignidad y justicia de las personas no estn satisfechos. Y la

    lucha contra este integrismo es un reto que nos incluye a todos y todas, y Roger

    Garaudy lo muestra muy bien con estas palabras: "La lucha contra el integrismo

    debe comenzar por nuestra propia autocrtica, por la toma de conciencia de nuestro

    propio integrismo, de nuestra pretensin colonialista de creernos forjadores y amos

    del mundo, en lugar de situar nuestra propia cultura en el concierto planetario de

    las culturas, no para asimilar las dems ni para meramente tolerarlas, sino para

    aceptar el verdadero dilogo, que se basa en la certidumbre de que todos debemos

    aprender del otro". "La lucha integrista no se puede llevar a partir de nuestro propio

    integrismo", a partir de "la certeza sobre la superioridad de una cultura

    presuntamente excepcional y universal, a partir de la cual se medirn todas las

    dems".

    En este trabajo hemos abordado el fundamentalismo/integrismo religioso a partir

    del Judasmo, el Cristianismo y el Islam. Sin embargo, existen muchos otros tipos de

    integrismos: cientfico-tcnico, estalinista, poltico, neoliberal,....Y tambin otras

    vertientes religiosas donde la cruz o la media luna se transforman en una bandera,

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  • los libros sagrados en himnos nacionales y los dioses en patrias.

    En realidad, no hay paz que no sea puramente poltica o puramente religiosa. La

    paz va de la mano de la justicia, y no puede existir una sin la otra. La esencia de la

    justicia consiste en la realizacin armoniosa entre todas las relaciones constitutivas

    del hombre, incluida la religin. Sin embargo, la solucin va menos por el

    multiculturalismo y ms por la lucha contra la miseria y la injusticia. El factor

    religioso tiene un enorme poder para la paz y para la violencia. Un dilogo

    interreligioso puede contribuir a un mayor y mejor acercamiento entre sociedades

    polarizadas por la violencia. Sin embargo, titular las guerras como "religiosas",

    contribuye a ocultar el verdadero rostro de la violencia: la violencia estructural de

    un vergonzoso sistema mundial que no antepone la dignidad de las personas como

    pilar de las relaciones humanas.

    Bibliografa

    Entre otras fuentes citadas en las notas, este trabajo ha estado basado en:

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