Resistencias Populares a La Recolonizacion

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RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIN DEL CONTINENTE

RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIN DEL CONTINENTECentro de Investigacin y Formacin de los Movimientos Sociales Latiniamericanos

Proyecto:

centro de investigacin y formacin de los movimientos sociales latinoamericanos (cifmsl)

Resistencias populares a la recolonizacin del continente Claudia Korol www.cifmsl.org [email protected]

Coordinacin del proyecto: Para conocernos: Para contactarnos:

El equipo de educacin popular pauelos en rebelda, es parte de este proyecto de investigacin-accin participativa. Para conocernos: Para contactarnos: Coordinacin editorial: Arte de tapa y diseo de interior: www.panuelosenrebeldia.org [email protected] Claudia Korol Leonardo Bertulazzi

PRESENTACIN. LOS CUENTOS DE LAS RESISTENCIAS

PRESENTACIN

LOS CUENTOS DE LAS RESISTENCIASClaudia Korol (1)

Caminamos preguntando. Caminamos a tientas entre penumbras, algunas luces, y variadas convicciones e intuiciones. Caminamos reconociendo el camino en cada paso. Caminamos cargando en la mochila la memoria y los sueos de todos los hombres y mujeres a quienes interrumpieron su marcha. Caminamos una vez ms sobre las huellas de los compaeros y compaeras que dejaron sus marcas sobre la tierra. Caminamos escribiendo el relato de nuestras andanzas. Caminamos abriendo caminos con nuestros cuerpos insumisos. Caminamos contando cuentos y contando pasos. Cuentos de las resistencias. Pasos que inventan alternativas propias, posibles, deseables. Aprendimos en nuestro andar que la senda no est trazada, y que el horizonte es tambin camino. Aprendimos que contar es hacer historias, y que quien hace historias necesita contarlas. Aprendimos a identificarnos en1. Claudia Korol es coordinadora del equipo de educacin popular Pauelos en Rebelda y del proyecto Resistencias Populares a la Recolonizacin del Continente. Integra el Centro de Investigacin y Formacin de los Movimientos Sociales Latinoamericanos.

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PRESENTACIN. LOS CUENTOS DE LAS RESISTENCIAS

nuestros propios cuentos, y a desconfiar de los cuentos de los vencedores. Aprendimos la relacin entre la palabra y el gesto, entre la emocin y la razn, entre la imaginacin y la revolucin. Nuestros cuentos tienen sabor rebelde. Tienen textura spera. Tienen una trama apretada. Escribimos con muchas manos, con diferentes estilos, en distintos lenguajes. En nuestros cuentos conviven el testimonio, el dilogo, el anlisis acadmico, el discurso. Todas las palabras tienen un mismo sentido: comunicar/compartir nuestras bsquedas, nuestros descubrimientos, nuestros encuentros y desencuentros, nuestras preguntas, nuestras respuestas, nuestras demandas, nuestros desafos. Intentamos socializar los anlisis, desprivatizar los sueos, redistribuir las conquistas, derramar ternura. No creemos en el patentamiento de los saberes ni en el consumo de las fantasas creadas por el mundo que se presenta como desarrollado y civilizado. No queremos su progreso que mata y corrompe. El proyecto de investigacin-accin Resistencias Populares a la Recolonizacin del Continente, realizado por integrantes del Centro de Investigacin y Formacin de los Movimientos Sociales Latinoamericanos (CIFMSL) y militantes del Equipo de Educacin Popular Pauelos en Rebelda, junto a diferentes colectivos de lucha e intelectuales del pas y del continente, intenta contar nuestra aventura colectiva desplegada en el escenario del enfrentamiento popular a las polticas de saqueo, exterminio, destruccin de nuestras sociedades y de la naturaleza, de opresin patriarcal, capitalista y colonial. Polticas ejecutadas criminalmente por las corporaciones trasnacionales y los gobiernos imperialistas, por sus instituciones de ordenamiento del capitalismo mundial, con la complicidad de las burguesas locales, de los gobiernos locales que las representan, y de los sectores fundamentalistas asociados al poder conservador. Este proyecto cuenta con el apoyo de la fundacin que lleva el nombre de Rosa Luxemburgo, la revolucionaria enamorada del mundo que mir de frente a su tiempo, lanzando el reto de socialismo o barbarie e imaginando el romance del socialismo con la libertad. Ni la mucha crcel, ni su asesinato, ordenado por la brutal socialdemocracia alemana, destruyeron la vitalidad de su sueo, que nos sigue animando.

Este libro -con el formato de un cuento colectivo- es resultado de las investigaciones realizadas en aquellos lugares donde nuestros pueblos libran intensas batallas para sobrevivir y para gestar proyectos alternativos. Es escrito con y por las organizaciones que protagonizan estas experiencias, con quienes compartimos momentos de estudio, de dilogo, de lucha, de solidaridades, y de sntesis de nuestras experiencias en la elaboracin colectiva que se produce en seminarios y talleres. Nuestro proyecto se basa en la concepcin y en la metodologa de la educacin popular. Apuesta a procesos de creacin colectiva que expresan una manera de comprender las relaciones entre saber y poder cuestionadora de la produccin y apropiacin privada de conocimientos, y de su organizacin al servicio de las dominaciones. Buscamos romper las fronteras entre investigacin y accin, entre el pensar y el hacer, desandando los aprendizajes que reproducen y amplan la cultura capitalista, patriarcal, colonial, y su metodologa jerrquica y autoritaria de educacin e informacin. La ntima relacin teora-prctica, el dilogo, la comprensin de la diversidad y de la complejidad de la existencia, el trabajo grupal, la democratizacin de los procesos de creacin de conocimientos y de los mtodos de enseanza y de aprendizaje, son dimensiones poltico pedaggicas de nuestro proyecto. Intentamos tambin acortar las distancias entre las reflexiones y la divulgacin de las mismas, a travs de la intervencin en diferentes espacios de comunicacin popular, como el programa de radio Espejos Todava, que se emite por FM La Tribu, otras radios comunitarias, y es socializado en internet a travs de la Agencia Pulsar y de la Red Nosotras en el Mundo. Varios de los investigadores e investigadoras que cooperan de manera solidaria y militante en este proyecto han estado compartiendo sus saberes en los dilogos que se realizan en el programa radial. Buscamos tambin compartir estos debates a travs de documentacin audiovisual, realizada en conjunto con el Grupo de Cine Mascar. Los talleres regionales, y el Taller de Talleres anual, son instancias de dilogo de saberes, as como las acciones de lucha y de organizacin popular en las que participamos junto a otros movimientos populares.

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

Este libro intenta reflejar esas mltiples perspectivas. La mirada crtica, la resistencia, la accin solidaria, transforma a los afectados y afectadas de vctimas en sujetos polticos, en artfices de su propia manera de estar en el mundo. Y esos sujetos diversos, esas experiencias por momentos desgarradoras, esas esperanzas que son constitutivas tambin de nuestros anlisis, estn aqu dibujadas, como el comienzo de un cuento, que seguimos contando en nuestras luchas cotidianas. Junio 2010

EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIOSOBRE COLONIALISMO Y EMANCIPACIONESClaudia Korol (1)

Inicio estas notas en el ao del Bicentenario de la Independencia. Las escribo desde Amrica Latina, en un tiempo histrico controvertido en el continente y en el mundo, marcado por una fuerte crisis civilizatoria que pone en debate las concepciones sobre la vida, y las maneras de transitarla que encontramos. Suenan en nuestra regin las campanas de las celebraciones. Se realizan grandes actos -y gastos considerables-, para festejar nuestras proclamadas independencias. Estas notas pretenden indagar si nos reconocemos en los territorios iluminados por los fuegos de artificio, o si encontramos ms artificios que fuegos, ms sombras que luces en las proclamadas independencias. Varias curiosidades rondan las comprensiones de los actos patrios, y crean una difusin disparatada de interpretaciones sobre conceptos como colonialismo, independencia, soberana, libertad. Tratamos aqu de problematizar algunos sentidos y sinsentidos que estn en disputa en el imaginario social que se nombra en clave1. Claudia Korol es coordinadora del Equipo de Educacin Popular Pauelos en Rebelda, e integra el Centro de Investigacin y Formacin de los Movimientos Sociales Latinoamericanos (CIFMSL).

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

emancipatoria, discutir algunas polticas que se presentan como progresistas -e incluso como antiimperialistas-, pensarnos y pensar juntos/as intentando avanzar hacia la descolonizacin de nuestras formas de ser y estar en el mundo. Desde las experiencias del Equipo de Educacin Popular Pauelos en Rebelda (2), y ms especficamente a partir del trabajo de investigacin-accin Resistencias Populares a la Recolonizacin del Continente que realizamos desde el Centro de Investigacin y Formacin de los Movimientos Sociales Latinoamericanos (CIFMSL)(3), venimos elaborando colectivamente estas reflexiones, junto a movimientos populares, investigadores/as e intelectuales del pas y del continente. Subrayo el concepto de elaboracin colectiva, porque entiendo que no hay posibilidad de promover procesos efectivos de descolonizacin cultural desde iniciativas individuales, desvinculadas de las resistencias y de las bsquedas de alternativas que viene desarrollando nuestro pueblo a travs de sus luchas, y de sus organizaciones. No es posible romper la alienacin, la enajenacin que produce y reproduce el colonialismo, desde las palabras o acciones de personas aisladas. Es precisamente el cuerpo articulado de la resistencia social el que nos constituye como sujetos histricos. Son nuestros cuerpos integrados los que crean las oportunidades para caminar hacia la descolonizacin de los territorios materiales y simblicos. Es nuestra accin multiplicada, enraizada y enredada, la que puede reunir la fuerza necesaria para enfrentar la disgregacin, la fragmentacin, el individualismo, el egosmo, promovidos por el capital y su poltica desorganizadora del movimiento popular.

urgido de re-conocerlas en el presente, lo que permitir poner en debate los alcances y lmites de conceptos como Nacin, soberana, Estado, y la manera colonial en que los mismos fueron constituidos en estas tierras. Se vuelve indispensable la opcin por la creatividad, presente en algunos de los polticos y pedagogos de la causa independentista como Simn Rodrguez (4), quien sostuvo que inventamos o erramos; y no slo porque la creatividad es en s deseable, sino porque es la nica manera de promover activamente un proceso de descolonizacin que nos permita cuestionar la marca eurocntrica e imperialista de los saberes que se reproducen para afianzar la subordinacin neocolonial. En su artculo Nuestra Amrica Jos Mart, inspirador de la independencia cubana, escribi: El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta tiene al tigre encima. La colonia continu viviendo en la repblica; y nuestra Amrica se est salvando de sus grandes yerros de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeados, de la importancia excesiva de las ideas y frmulas ajenas, del desdn inicuo e impoltico de la raza aborigen-, por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la repblica que lucha contra la colonia. El tigre espera detrs de cada rbol, acurrucado en cada esquina. Morir, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos (5). La colonia continu viviendo en la repblica. En esta afirmacin se condensa uno de los ncleos que explican la historia latinoamericana de los ltimos4. Simn Rodrguez es uno de los precursores del pensamiento latinoamericano. Naci en Caracas el 28 de octubre de 1771 y muri el 28 de febrero de 1854 en Amotape, aldea del norte peruano. Fue el maestro ms importante de Simn Bolvar, y creador de una prolfica obra poltica y pedaggica libertaria. A partir de la muerte de Bolvar en 1830 -le sobrevivi veinticuatro aos ms-, fue un crtico implacable de los grupos dominantes que se impusieron a partir de los procesos independentistas, y que continuaron explotando a los sectores populares del continente. 5. Jos Mart. Nuestra Amrica. Publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York. 10 de enero de 1891. El Partido Liberal. Mxico.30 de enero de 1891. En: http://www.analitica. com/BITBLIO/jmarti/nuestra_america.asp

Eurocentrismo y racismo en la experiencia colonial La accin antiimperialista, en un continente cuyo nombre Amrica- lleva la huella de la invasin colonial, requiere de un profundo trabajo de reencuentro con las races, no circunscrito a conocer al pasado, sino tambin2. 3. Ver www.panuelosenrebeldia.org Ver www.cifmsl.org

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siglos. Es la historia del colonialismo, del neocolonialismo, y de sus consecuencias hasta la actualidad, no slo en trminos econmicos, sociales, y polticos, sino tambin en lo que implica como alienacin cultural, prdida de identidad, negacin de las races. Escribi tambin Jos Mart: ramos una mscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetn de Norteamrica y la montera de Espaa. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor y se iba al monte, a la cumbre del monte, a bautizar a sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la noche la msica de su corazn, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se revolva ciego de indignacin, contra la ciudad desdeosa, contra su criatura. ramos charreteras y togas, en pases que venan al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. () Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. () Se ponen en pie los pueblos y se saludan. Cmo somos? se preguntan; y unos a otros se van diciendo cmo son. () Las levitas son todava de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de Amrica. Los jvenes de Amrica se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura del sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvacin est en crear. Crear es la palabra de pase de esta generacin. El vino de pltano; y si sale agrio es nuestro vino! (6). Jos Mart hablaba as a la juventud que an formada en las universidades del mundo viejo o en sus rplicas locales, buscaba sin embargo ser parte de la liberacin del continente. Se diriga a esa generacin criolla que intentaba interpretar con cabeza propia los dilemas de la lucha anticolonial. Marcaba con su discurso la ausencia de la palabra del otro: el indgena, el negro. Todava no se representaba con claridad la ausencia de la otra negada: la mujer. En los inicios del siglo XX Jos Carlos Maritegui, sent las bases del socialismo indoamericano, interpelando con su mirada crtica las bsquedas de la izquierda marxista de copiar el pensamiento europeo. Afirm entonces: No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en Amrica calco y copia.6. Jos Mart. Op.cit.

Debe ser creacin heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano (7). Maritegui imaginaba una opcin anticapitalista, plantada desde la raz indgena del continente, desde la memoria negada, desde las identidades que pretendieron ser aplastadas. Estos debates nos van aproximando a un ncleo del debate posible y necesario a realizar en estos momentos: la colonialidad del saber y de los saberes, as como la colonialidad del deseo y de las fantasas. Frente a la crisis del llamado socialismo real en los finales del siglo XX, y la profundizacin de la crisis del capitalismo mundial en los centros desde los comienzos del siglo XXI, es importante volver a cuestionar -desde nuestra raz indoamericana-, si es vlido seguir sosteniendo un paradigma civilizatorio universal, basado en el desarrollo del capitalismo y de su racionalidad occidental, o si podemos dar una vuelta radical en las maneras de pensar y pensarnos, de sentir y sentirnos, de creer y de crear, haciendo del reconocimiento de la multiculturalidad una oportunidad de respeto a la diversidad, y de encuentro de pistas que permitan detener la carrera de destruccin del planeta y de la humanidad en la que estamos sumergidos/as. Esto exige trabajar nuestras propias e ntimas ideas y experiencias sobre las formas de vida deseables, tema a analizar tanto en su dimensin colectiva como individual. La construccin de una subjetividad enajenada, realizada por las usinas de formacin de sentidos del capital, atraviesa procesos colectivos, pero se arraiga en cada uno/a de nosotros/as. El mundo de las mercancas ha estimulado la fantasa del consumo desenfrenado. El consumo nos consume es el ttulo de un escrito del socilogo chileno Toms Moulian. Y es sta la realidad de un sistema de vida impuesto, en el que la colonizacin de nuestros deseos y la manipulacin de nuestras fantasas crean una subjetividad funcional a las necesidades del capital de ampliar permanentemente su produccin por la va de la multiplicacin de los productos descartables. Este estado de permanente ansiedad por tener ms, comprendido ntimamente como el ser7. Editorial de Amauta, N 17, ao II, Lima, Septiembre de 1928.

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ms, es la contracara de los modelos en los que tanto los objetos como las personas, los valores y los afectos se vuelven rpidamente descartables. La ficcin neoliberal tiene como sujetos al hombre nuevo y a la nueva mujer consumidores/as, consumistas, y sistemticamente consumidos/as. Esta ficcin se vuelve realidad en nuestros cuerpos, aterriza en ellos con fuerza destructiva, y logramos derrotarla o nos derrota. Jos Mart, en el texto antes mencionado escriba: El libro importado ha sido vencido en Amrica por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autctono ha vencido al criollo extico. No hay batalla entre civilizacin y barbarie, sino entre la falsa erudicin y la naturaleza. Estaba polemizando aqu con la posicin planteada por Domingo F. Sarmiento, uno de los intelectuales y polticos argentinos de la generacin del 80 que ms intensamente promovi la copia de los modelos europeos y norteamericanos de desarrollo, a los que implement activamente desde sus funciones de gobierno. Dice al respecto la sociloga Alcira Argumedo: El contraste entre un Mart y un Sarmiento, indica que la clave del distanciamiento se encuentra en el dualismo cultural fundante, en la existencia de dos racionalidades encontradas; en el corte abismal entre dismiles puntos de partida: por una parte aquellos que reivindican los patrimonios histricos populares, y desde all desde ese tronco latinoamericano- se plantean las actualizaciones, la recuperacin crtica de las ms ricas ideas del pensamiento universal. Por otra quienes avalan sistemas de pensamiento que, con las adaptaciones del caso, las lites ilustradas deben insertar desde afuera a las mayoras, para sacarlas de las tinieblas, la barbarie, o la irracionalidad. () Las corrientes ideolgicas incorporadas acrticamente en Amrica Latina, pretendieron generar una ruptura con las tradiciones populares, como modo de construir consensos para proyectos polticos y modelos sociales que pretendan instaurarse contra su pasado. Por el contrario, los lderes, ensayistas o intelectuales que calaron hondamente en el registro poltico cultural latinoamericano, fueron verdaderos intrpretes; capaces de sintetizar con mayor o menor envergadura los deseos, identidades y reivindicaciones; los lineamientos a menudo complejos y contradic-

torios, contenidos en el modo de percibir el mundo de las mayoras (8). Esta tensin estuvo planteada a lo largo de toda la historia nacional. Hoy, cuando Amrica Latina atraviesa los debates del Bicentenario, vuelve a tener vigencia el planteo sobre el modelo civilizatorio a crear, como alternativas reales a los actuales modelos de desarrollo. Si en todo el continente el colonialismo del poder tiene una dimensin especfica en el colonialismo del saber, esto se refuerza en una Argentina que en sus franjas progresistas asumi, por lo general de manera acrtica, el mandato civilizatorio liberal, acuado por el pensamiento sarmientino. El europesmo, el occidentalismo, han sido factores culturales que favorecieron la subordinacin y la dependencia. La pleitesa que el sistema educativo argentino rinde a la figura de Sarmiento, es correlato funcional para estos procesos de domesticacin individual y colectiva. Una cultura que promueve la admiracin por el mundo imperialista, ocultando o presentando como natural el hecho de que ste se base en la explotacin y devastacin de los pueblos subalternos, subestimando nuestras propias experiencias culturales, conduce a la creacin de un imaginario social que encuentra permanentemente las posibles soluciones a los problemas, en la asociacin subordinada a los centros del poder, o en la fuga hacia ellos. Vale recordar aqu al poeta guerrillero salvadoreo Roque Dalton y su poema carta: Queridos filsofos / queridos socilogos progresistas / queridos siclogos sociales: / no jodan tanto con la enajenacin/ aqu donde lo ms jodido / es la nacin ajena. Enajenacin y nacin ajena, en el contexto de Amrica Latina, son parte de una misma problemtica. Pero a qu nacin nos referimos? -nos preguntamos en estos das bajo la luz de los fuegos del bicentenario-. Fernando Martnez Heredia, socilogo y filsofo cubano, analiz el contenido que asume lo nacional en los contextos de lucha anticolonial y de construccin del socialismo: En los contenidos de lo nacional, aparecen la autosubestimacin del colonizado, el orgullo nacional del que ha peleado tanto8. Los silencios y las voces en Amrica Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular. Alcira Argumedo. Ediciones Colihue. 2009. (sptima edicin)

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y obtenido triunfos, como es nuestro caso, una historia de acumulaciones culturales La identidad nacional cubana, est asociada a la palabra riesgo. Riesgo de perder la sociedad de justicia social a la cual ha estado ligada durante dcadas la identidad nacional, de perder el socialismo. Y riesgo de perder la soberana, como pueblo especfico, como Estado-Nacin A partir de 1959, la revolucin socialista de liberacin nacional lig la consumacin de la Nacin Estado soberana, y las representaciones anticapitalistas ms radicales. La identidad nacional hizo suyos el socialismo y la liberacin (9). En el caso actual de Argentina, considera Miguel Mazzeo: Con la globalizacin neoliberal se reposiciona la cuestin nacional. sta se expresa, en forma negativa, en cierto nacionalismo fascista que promueve limpiezas tnicas, o en el nacionalismo que se confunde con el extremismo religioso. Pero tambin se expresa en forma positiva, cuando la nacin remite a la riqueza cultural y democrtica que se resiste a la universalizacin totalitaria del capitalismo y a sus estrategias de homogeneizacin compulsiva, cuando los sentimientos nacionales se encaminan hacia la defensa de la soberana y la diversidad cultural, y hacia una lucha revolucionaria de las clases subalternas (10). Identificar determinadas distorsiones producidas en este camino, como la decisin del gobierno argentino de utilizar los fondos del bicentenario para el pago de la deuda externa, es un momento de reconocimiento de las distancias existentes entre la memoria que se ejerce como smbolo, y una memoria frtil en aquello que las resistencias populares plantaron en nuestra experiencia como pueblos. Tanto el kirchnerismo como la oposicin conservadora, coincidieron en la decisin de honrar la deuda externa, es decir, rendir pleitesa a una lgica interesada del capital trasnacional, que puede incluso aceptar que se lleve a la crcel a un artfice del delito que condujo al saqueo de la Argentina, como es Martnez de Hoz, pero que no va a tocar las ganancias espurias producidas con este robo. Contina Miguel Mazzeo: De este modo, unas realidades materiales, so9. Fernando Martnez Heredia. El corrimiento hacia el rojo. Instituto Cubano del Libro. Edicin Letras Cubanas. 10. Miguel Mazzeo. Pensar la Nacin: A propsito del Bicentenario de la Revolucin de Mayo.

ciales y polticas que en aspectos sustanciales desmienten el abandono de la matriz neoliberal, conviven con una simbologa que, en parte, remite a lo antiimperialista y anticapitalista. Una nueva etapa de la valorizacin financiera del capital, con todas las fichas puestas en el tipo de cambio, las commodities y el supervit fiscal, convive con una retrica industrialista, productivista y mercado-internista. El kirchnerismo se ha caracterizado por recuperar la subjetividad de las ausencias, pero no por restaurar materialidades, alimentando as un conjunto de fetichismos. Se nos hace difcil dejar de considerar la posibilidad de que el contenido disruptivo de esa simbologa no termine siendo conjurado por el contexto, contradicho por las prcticas e intervenciones que no lo vivifican; que las imgenes de Tupac Amaru, San Martn, Artigas, Bolvar, Emiliano Zapata, Evita, El Che, Allende, etc., devengan superfluas y decorativas. Ese panten, rescatado desde la conciliacin de clases o desde la negativa a perjudicar los intereses de los grupos ms concentrados y poderosos del pas, con clases populares alejadas de toda responsabilidad de poder poltico, corre el riesgo de la mistificacin, un destino difcil de eludir si tomamos en cuenta que son sectores de la burguesa y la pequea burguesa los que le atribuyen (a ese panten, a esa simbologa) su propia lengua, su propia moral, su propio horizonte. La lucha contra la enajenacin y contra la nacin ajena, son dos caras de un mismo proceso de recuperacin de soberana de nuestras vidas, de nuestros proyectos culturales, de nuestros territorios y de nuestros cuerpos. Y no se resuelve en un panten simblico, sino en el proceso activo de creacin de una nueva materialidad de territorios habitados por sueos y actos, por derechos conquistados, por libertades vividas, por riquezas distribuidas, y por la capacidad efectiva de volvernos protagonistas de nuestra historia individual y colectiva. El anlisis del colonialismo ha sido realizado de manera profunda por el poeta, terico y poltico Aim Csaire (11) y por el psicoanalista, escritor, e intelectual de la revolucin argelina Frantz Fanon (12). El primero, precursor del con11. Aim Csaire naci en Martinica el 26/6/1913, y falleci el 17 de abril del 2008. 12. Frantz Fanon naci en Martinica el 20/7/1925. Psiquiatra, escritor, militante, autor entre otras obras, de Piel negra, mscaras blancas, y Los condenados de la tierra (ensayo

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cepto de negritud, formul con claridad -a partir del estudio del colonialismo y del racismo-, una crtica profunda del capitalismo y de la modernidad occidental, de los valores eurocntricos y de la civilizacin que emerga en ese contexto. Pero no se limit a analizar las consecuencias de estas polticas en las colonias, sino que pudo exponer las fuertes relaciones de la concepcin colonial, el racismo, con el fascismo emergente en Europa. Aim Csaire insisti en que la colonizacin incide en la descivilizacin del colonizador, sealando que sta trabaja para despertar sus recnditos instintos en pos de la codicia, la violencia, el odio racial, el relativismo moral; () Cada vez que en Vietnam se corta una cabeza y se revienta un ojo y en Francia se acepta, cada vez que se viola una nia y en Francia se acepta () se est verificando una experiencia de la civilizacin, () se est produciendo una regresin universal, se est instalando una gangrena, () lo que encontramos es el veneno instilado en las venas de Europa, y el progreso lento pero seguro del ensalvajamiento del continente (13). Estos anlisis merecen ser discutidos hoy, cuando una ola de xenofobia y racismo se extiende por Europa y EE.UU., cuando sus gobiernos apoyan y legitiman en Amrica Latina, Asia y frica a las dictaduras como la hondurea-, o a gobiernos violadores de los derechos humanos como el colombiano, el peruano, el mexicano-. Cuando EE.UU. y la Unin Europea blindan sus fronteras para evitar la llegada de los pobres del Tercer Mundo, empobrecidos precisamente por la accin saqueadora y destructora de sus trasnacionales. Cuando a quienes logran llegar hasta sus fronteras, los encierran en campos de concentracin o los deportan de manera brutal. Cuando se nombra como ayuda humanitaria, tras un terremoto devastador como el de Hait, a la ocupacin militar del territorio. Es precisamente una fuerte expresin de racismo, el hecho de que cuando en toda Amrica Latina se celebran los bicentenarios de las independencias, seprologado por Jean Paul Sartre). Es uno de los autores que mejor ha analizado el fenmeno de la colonizacin cultural, econmica y poltica. Integr el Ejrcito de Liberacin Nacional de Argelia, y fue su embajador. Muri en diciembre del 61, poco antes de la liberacin de Argelia. 13. Aim Csaire. Discurso sobre el colonialismo. Ediciones Akal, 2006.

produzca un sistemtico ocultamiento del primer grito libertario: la independencia de Hait (del 1 de enero de 1804). Una revolucin en la que los esclavizados abolieron al sistema esclavista, creando as un precedente para el fin de la esclavitud en el mundo. La revolucin haitiana signific, simultneamente, una revolucin nacional, social y racial, una descolonizacin real y global del poder, que slo pudo ser derrotada por las sistemticas intervenciones militares norteamericanas y de los pases europeos, ahora con la complicidad de los gobiernos latinoamericanos a travs de su participacin en la MINUSTAH (14). Aim Csaire polemiz tambin con el marxismo de su tiempo, ms precisamente con las posiciones polticas del Partido Comunista Francs, planteando la necesidad de dar respuesta simultneamente a la explotacin capitalista y a la dominacin colonial y racial, sin reducir una a la otra. Enfatizaba en su debate que la lucha de los pueblos de color contra el racismo, es mucho ms compleja, es a mi juicio de una naturaleza muy distinta a la lucha del obrero francs contra el capitalismo francs, y de ninguna manera podra ser considerada como una parte, como un fragmento de esta lucha. Criticaba del eurocomunismo, y de otras modalidades del pensamiento hegemnico en los Partidos Comunistas: su asimilacionismo inveterado, su chovinismo inconsciente, su conviccin apenas primaria -que comparten con los burgueses europeos- de la superioridad omnilateral de Occidente, su creencia en que la evolucin tal como se ha desarrollado en Europa es la nica posible, la nica deseable, aquella por la cual el mundo entero deber pasar; para decirlo todo, su creencia, raramente confesada pero real, en la Civilizacin con mayscula, en el Progreso con mayscula (15). En los aos 50 Frantz Fanon aport terica y prcticamente a la crtica y a la lucha directa contra el colonialismo. Insisti en la necesidad de que los colonizados pudieran romper en sus proyectos con la mentalidad eurocntrica. En una de sus principales obras, Los condenados de la tierra, afirmaba: Dejemos a esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que14. La MINUSTAH es la Misin de Estabilizacin de las Naciones Unidas en Hait. La sigla MINUSTAH viene de su nombre en ingls United Nations Stabilization Mission. 15. Op. cit.

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lo asesina dondequiera que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo. Hace siglos que Europa ha detenido el progreso de los dems hombres y los ha sometido a sus designios y a su gloria; hace siglos que, en nombre de una pretendida aventura espiritual ahoga a casi toda la humanidad. Vanla ahora oscilar entre la desintegracin atmica y la desintegracin espiritual. Hace dos siglos, una antigua colonia europea decidi imitar a Europa. Lo logr hasta tal punto que los Estados Unidos de Amrica se han convertido en un monstruo donde las taras, las enfermedades y la inhumanidad de Europa han alcanzado terribles dimensiones. No rindamos, pues, compaeros, un tributo a Europa creando estados, instituciones y sociedades inspirados en ella. La humanidad espera algo ms de nosotros que esa imitacin caricaturesca y en general obscena. Si queremos transformar a frica en una nueva Europa, a Amrica en una nueva Europa, confiemos entonces a los europeos los destinos de nuestros pases. Sabrn hacerlo mejor que los mejor dotados de nosotros. Pero si queremos que la humanidad avance con audacia, si queremos elevarla a un nivel distinto del que le ha impuesto Europa, entonces hay que inventar, hay que descubrir. Si queremos responder a la esperanza de nuestros pueblos, no hay que fijarse slo en Europa. Adems, si queremos responder a la esperanza en los europeos, no hay que reflejar una imagen, an ideal, de su sociedad y de su pensamiento, por los que sienten de cuando en cuando una inmensa nusea. Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad, compaeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo (16). El tema del hombre nuevo sera retomado por el Che Guevara-que conoci a Frantz Fanon en su primera gira por frica realizada como dirigente de la Revolucin Cubana-. El Che no slo teoriz sobre el hombre nuevo. Tambin intent aportar a su creacin, analizando que uno de los elementos fundamentales para ello era librar una batalla contra la enajenacin que produce el trabajo convertido en mercanca, el trabajo explotado en el capitalismo. Puso especial nfasis en la idea del trabajo voluntario pensado como trabajo16. Frantz Fanon. Los condenados de la tierra. Prefacio de Jean-Paul Sastre. Traduccin de Julieta Campos. Fondo de Cultura Econmica. Mxico.

liberado de la coaccin del capital en el contexto de la revolucin socialista-. Subray una y otra vez que no entenda al socialismo solamente como un mecanismo de mejor distribucin de la riqueza, sino como un proceso de creacin de una nueva conciencia. El otro factor central en esa toma de conciencia era el internacionalismo. Su dilogo con diferentes lderes de los procesos anticoloniales de frica, y luego su integracin en estas experiencias en las guerrillas del Congo, le permiti llevar a la prctica la necesidad de unir las batallas por el socialismo y las luchas de liberacin en el mundo. El Che interactu intensamente con los revolucionarios africanos como Amlcar Cabral (17), Patricio Lumumba (18) y Ben Barka (19).17. Amlcar Cabral naci el 12 de septiembre de 1924 en Guinea Bissau. En 1932 se fue a Cabo Verde. Estudi Agronoma en Lisboa. En 1952 regres a Guinea Bissau, de donde fue obligado a emigrar en 1954, viajando a Angola, donde conoci al lder del Movimiento Popular por la Liberacin de Angola (MPLA) Agostinho Neto. Al ao siguiente fund el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde. Particip en la Primera Conferencia de los Pueblos de Asia, frica y Amrica Latina realizada en La Habana, entre el 3 y el 14 de enero de 1966. Dirigi la lucha armada de liberacin en su pas. Fue asesinado el 20 de enero de 1973 por orden del gobernador colonial al servicio de Portugal. 18. Patricio Lumumba naci el 2 de julio de 1925 en el Congo. Lider la lucha de liberacin del Congo. Lleg a ser Primer Ministro como parte de una coalicin de fuerzas que proclam la independencia. En agosto el presidente de Estados Unidos, Eisenhower, dio la orden de matar a Lumumba. Uno de los asesinos enviados para la tarea fue Frank Carlucci, que sera luego secretario de Defensa de Ronald Reagan. Patricio Lumumba, en una carta a su esposa escrita en enero de 1961, una semana antes de su asesinato le deca: Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi pas, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un da la historia nos juzgar, pero no ser la historia segn Bruselas, Pars, Washington o la ONU sino la de los pases emancipados del colonialismo y sus tteres. Fue asesinado despus de brutales torturas, el 18 de enero de 1961, por oficiales belgas. 19. Mehdi Ben Barka, lder de la independencia de Marruecos, y del movimiento tercermundista. Naci en Rabat, en 1920. Represent al sector ms izquierdista y avanzado dentro del nacionalismo marroqu. Intent aplicar experiencias de tipo socialista en el nuevo Estado postcolonial (el trabajo voluntario, por ejemplo). En 1962 tuvo que exiliarse, refugindose en Argelia, con el apoyo del presidente Ahmed Ben Bella. Fue presidente de la Comisin Organizadora de la Conferencia Tricontinental que se realiz en La Habana en enero de 1966, pero lo asesinaron en Pars, antes de que sta se concretara. El 29 de octubre de 1965, fue raptado por dos inspectores de la brigada de estupefacientes de la polica francesa. Fue torturado hasta la muerte por el general Mohamed Ufqir, ministro del Interior de Marruecos. En esta operacin

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Cuenta Paulo Freire el encuentro entre Guevara y Amlcar Cabral (20): Amlcar era bajito, y eso no le gustaba. l se encontr con el Che, que delante suyo era un gigante. Aunque yo creo que en el fondo eran dos gigantes del siglo, enamorados del mundo. Ellos tuvieron las rabias necesarias, las rabias que no pueden ser evitadas. T no haces historia sin rabia. T no haces ni un libro sin rabia. Pero tampoco los haces slo con rabia y eso es lo que ellos vivieron muy bien. Ellos hicieron la historia de ellos y la historia nuestra de este mundo, con la rabia y el equilibrio necesario entre la rabia y el amor. Lo que a m me contaron es que los dos se encontraron, conversaron, discutieron, debatieron, y se volvieron grandes amigos. Incluso me contaron que en un momento quedaron parados uno delante del otro como si estuvieran enamorados. En el fondo era un enamoramiento mediado por la praxis, mediado por la historia. Amlcar Cabral, Patricio Lumumba, Ben Barka, el Che, fueron asesinados por rdenes del imperialismo y de los regmenes coloniales. Estos crmenes se suman a los muchos cometidos contra sus pueblos. En el da en que se proclam la independencia del Congo, Lumumba pronunci un discurso que alert y escandaliz al rey de Blgica Balduino I, presente en el mismo, y a quienes pretendan que la independencia no pasara de un acto formal mantenindose un rgimen neocolonial. Dijo entonces: Durante los 80 aos de gobierno colonial sufrimos tanto que todava no podemos alejar las heridas de la memoria. Nos han obligado a trabajar como esclavos por salarios que ni siquiera nos permiten comer lo suficiente para ahuyentar el hambre, o vestirnos, o encontrar vivienda, o criar a nuestros hijos como los seres queridos que son. Hemos sufrido ironas, insultos y golpes da tras da slo porque somos negros. (...) Las leyes de un sistema judicial que slo reconoce la ley del ms fuerte nos han arrebatado las tierras. No hay igualdad; las leyes son blandas con los blancos pero crueles con los negros. Los condenados por opiniones polticas o creencias religiosas han sufrido horriblemente;colaboraron tanto los servicios secretos marroques como el servicio de contraespionaje francs y la CIA. Segn el testimonio del agente marroqu Ahmed Bujari, el cuerpo de Ben Barka fue disuelto en una cuba de cido la noche del 31 de octubre en un centro de detencin de Rabat. 20. Contina soando. Entrevista a Paulo Freire en la revista Amrica Libre.

exilados en su propio pas, la vida ha sido peor que la muerte. En las ciudades los blancos han tenido magnficas casas y los negros destartaladas casuchas; a los negros no nos han permitido entrar al cine, los restaurantes o las tiendas para europeos; hemos tenido que viajar en las bodegas de carga o a los pies de los blancos sentados en cabinas de lujo. Quin podr olvidar las masacres de tantos de nuestros hermanos, o las celdas en que han metido a los que no se someten a la opresin y explotacin? Hermanos, as ha sido nuestra vida. Pero nosotros, los que vamos a dirigir nuestro querido pas como representantes elegidos, que hemos sufrido en cuerpo y alma la opresin colonial, declaramos en voz alta que todo esto ha terminado ya. Se ha proclamado la Repblica del Congo y nuestro pas est en manos de sus propios hijos. Pero esta esperanza fue tambin asesinada y sepultada. Refirindose al crimen de Patricio Lumumba, en su discurso en las Naciones Unidas realizado el 12 de diciembre de 1964, el Che denunci la criminalidad de las polticas coloniales y neocoloniales: Quines son los autores? Paracaidistas belgas, transportados por aviones norteamericanos que partieron de bases inglesas. Nos recordamos que ayer, casi, veamos a un pequeo pas de Europa, trabajador y civilizado, el reino de Blgica, invadido por las hordas hitlerianas; amargaba nuestra conciencia el saber de ese pequeo pueblo masacrado por el imperialismo germano y lo veamos con cario. Pero esta otra cara de la moneda imperialista era la que muchos no percibamos. Quizs hijos de patriotas belgas que murieran por defender la libertad de su pas, son los que asesinaran a mansalva a millares de congoleos en nombre de la raza blanca, as como ellos sufrieron la bota germana porque su contenido de sangre aria no era suficientemente elevado. Estas reflexiones sobre la relacin entre las polticas imperialistas y el racismo, y la manera en que es afectada la humanidad de los civilizadores, resuenan fuertemente en estos das, despus del nuevo ataque del gobierno de Israel a una flota humanitaria que intentaba romper el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza. Continuaba el Che: Nuestros ojos libres se abren hoy a nuevos horizontes y son capaces de ver lo que ayer nuestra condicin de esclavos coloniales nos impeda observar; que la civilizacin occidental esconde bajo su vistosa

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fachada un cuadro de hienas y chacales. Porque nada ms que ese nombre merecen los que han ido a cumplir tan humanitarias tareas al Congo. Animal carnicero que se ceba en los pueblos inermes; eso es lo que hace el imperialismo con el hombre, eso es lo que distingue al blanco imperial. Todos los hombres libres del mundo deben aprestarse a vengar el crimen del Congo. En 1965, el Che se incorpor a la lucha revolucionaria en el Congo. Palabras y actos encontrndose en una misma batalla: la creacin del hombre nuevo. Todos estos esfuerzos de lucha contra el colonialismo, ampliaron la percepcin de los alcances del mismo, y de su penetracin en la cultura hegemnica. Por ello, al analizar crticamente nuestra visin del mundo, es importante tratar de discernir cunto hay de huella colonial en la misma. Cmo el pasado y el presente colonial se expresan en la cultura dominante, y atraviesan incluso las concepciones de las izquierdas. Seala el socilogo venezolano Edgardo Lander: Con el inicio del colonialismo en Amrica, comienza no slo la organizacin colonial del mundo, sino simultneamente- la constitucin colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria, y del imaginario. Se da inicio al largo proceso que culminar en los siglos XVIII y XIX, en el cual por primera vez se organiza la totalidad del espacio y del tiempo todas las culturas, pueblos y territorios del planeta, presentes y pasados- en una gran narrativa universal (21). Saberes, lenguajes, memoria, imaginario, forman la trama de la subjetividad en la que se constituyen y rehacen una y otra vez las ideas que los seres humanos tienen de s mismos, de sus vnculos, de sus posibilidades de transformacin -o de reproduccin- de la existencia. La conquista y colonizacin del continente no afect slo a la poblacin que habitaba estas tierras. Fue un momento decisivo en la configuracin del capitalismo mundial. Estableciendo estas relaciones, afirma el intelectual peruano Anbal Quijano: La globalizacin en curso es, en primer trmino, la culminacin de un proceso que comenz con la constitucin de Amrica, y la21. Edgardo Lander. Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocntricos. En el libro La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Compilador Edgardo Lander. UNESCO Y CLACSO.

del capitalismo colonial/moderno y eurocentrado, como un nuevo patrn de poder mundial. Uno de los ejes fundamentales de ese patrn de poder es la clasificacin social de la poblacin mundial sobre la idea de raza, una construccin mental que expresa la experiencia bsica de la dominacin colonial, y que desde entonces permea las dimensiones ms importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad especfica, el eurocentrismo. Dicho eje tiene, pues, origen y carcter colonial, pero ha probado ser ms duradero y estable que el colonialismo, en cuya matriz fue establecido. Implica en consecuencia un elemento de colonialidad en el patrn de poder hoy mundialmente hegemnico (22). En tal sentido, contina Quijano, el colonialismo es obviamente ms antiguo, en tanto que la colonialidad ha probado ser, en los ltimos 500 aos, ms profunda y duradera que el colonialismo. Pero sin duda fue engendrada dentro de ste, y ms an, sin l no habra podido ser impuesta en la intersubjetividad del mundo de modo tan enraizado y prolongado. Para constituirse como nuevo patrn de poder mundial, sealan estos autores, las polticas coloniales promovieron la desintegracin de los patrones de poder y de civilizacin de algunas de las ms avanzadas experiencias histricas, el exterminio fsico de ms de la mitad de la poblacin de esas sociedades (antes de la destruccin haba ms de 100 millones de habitantes en el continente); la eliminacin de sus creadores y artistas, y una represin de los sobrevivientes, que contina hasta la actualidad. Los genocidios han sido un elemento sistemtico de la historia colonial y del poder neocolonial. Un ejemplo reciente es la masacre realizada por Alan Garca el 5 de junio del 2009 contra las poblaciones originarias de Bagua, en el Amazonas. Masacre justificada en nombre del progreso y del desarrollo, conceptos que forman parte de la racionalidad de Occidente, con los que se ha venido legitimando durante siglos en Amrica Latina la invasin violenta de los territorios, el saqueo de los bienes naturales, la contaminacin del medio ambiente, el genocidio de las poblaciones.22. Anbal Quijano. Colonialidad del poder, eurocentrismo y Amrica Latina. En el libro La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Compilador Edgardo Lander. UNESCO Y CLACSO.

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La conquista y colonizacin de Amrica Latina, desde los finales del siglo XV, fue el proceso fundante de la rapia y el saqueo que consolidaron el capitalismo europeo, y su expansin como sistema de dominacin mundial. Fue la base de la acumulacin originaria del capitalismo, justificada en nombre de la civilizacin, y de una idea de desarrollo que conceba a Europa no slo como centro geogrfico mundial, sino como la forma de organizacin social ms avanzada, y como el modelo a seguir por las poblaciones consideradas desde ese paradigma como atrasadas, brbaras, subdesarrolladas. El lder campesino peruano Hugo Blanco, legendario guerrillero en los aos 60, sealaba recientemente al analizar la masacre de Bagua: Comienzo sealando una diferencia entre la modernidad y la cosmovisin indgena. El mundo civilizado ve el pasado como algo superado. Primitivo tiene implicancia peyorativa. Lo moderno, lo ltimo, es lo mejor. En mi idioma, el quechua, aupaq significa adelante, y a la vez pasado. Qhepa significa posterior, en el lugar y en el tiempo. Ahora vemos que el progreso est llevando a la extincin de la especie humana, a travs del calentamiento global, y de muchas otras formas de ataque a la naturaleza. Refirindose ms adelante a la poblacin amaznica, perseguida y masacrada por Alan Garca, explica Hugo Blanco: Los habitantes de la selva sudamericana, son los indgenas menos contaminados por la civilizacin, cuya etapa actual es el capitalismo neoliberal. No fueron conquistados por el incanato, tampoco los invasores espaoles los dominaron. El indgena serrano rebelde, Juan Santos Atawallpa, al ser acosado por las tropas espaolas, se repleg a la selva, al seno de esos pueblos, una de cuyas lenguas haba aprendido. Las fuerzas coloniales no consiguieron vencerle. En relacin a los grandes proyectos de desarrollo que las trasnacionales esperan realizar en la selva amaznica seala Hugo Blanco: Esa vida apacible, como parte de la naturaleza, ahora se ve agredida por la voracidad de las empresas multinacionales: extractoras de petrleo, gas y minerales. Depredadoras de los bosques. A esas empresas, como reza la religin neoliberal, no les importa la agresin a la naturaleza, ni la extincin de la especie humana. Lo nico que les interesa es la obtencin

de la mayor cantidad de dinero posible, en el menor tiempo posible (23). La masacre de Bagua fue realizada con el objetivo de implementar en Per el Tratado de Libre Comercio con EE.UU.. Los pueblos amaznicos rechazaron un paquete de decretos leyes que abrieron las puertas a la destruccin de la naturaleza, a travs del envenenamiento de los ros, la esterilizacin del suelo con el monocultivo agroindustrial y el uso de agroqumicos, la deforestacin para la extraccin de hidrocarburos y de madera. Para justificar la masacre, Alan Garca hizo declaraciones a la prensa europea en las que deca que los nativos no eran ciudadanos de primera categora. Sus declaraciones racistas, violentas, deberan haber levantado una ola de indignacin en el mundo. Si algo explica que esta reaccin sea dbil e insuficiente, es la fuerza de la razn colonial, no slo en las lites, sino tambin en la subjetividad de los colonizados. Los proyectos de descolonizacin requieren de la desmitificacin del concepto de desarrollo. La fantasa de que los subdesarrollados deben y pueden llegar a ser como los desarrollados se vuelve su contrario, reproduciendo el consenso hacia las polticas que amenazan la vida de los pueblos y la sobrevivencia de la naturaleza; provocando en definitiva la destruccin, el deterioro de la humanidad vctima de esas fantasas. El colonialismo y la colonialidad se refuerzan actualmente en el contexto de la crisis mundial del capitalismo y de su modelo de dominacin neoliberal. Frente al ascenso de las movilizaciones populares, que se enfrentan a las polticas de saqueo y de destruccin de nuestras sociedades, estimuladas por el deterioro en el imaginario social del mito publicitario de los aos 90 sobre los supuestos beneficios de las polticas neoliberales, la respuesta desde las fracciones del poder es el resurgimiento y fortalecimiento de las tendencias militaristas, guerreristas, violentas, con las que se disponen a defender, reproducir y ampliar la explotacin de los pueblos oprimidos. Se exacerban as y asumen nuevos contenidos el racismo, la opresin patriarcal, la xenofobia, la homofobia, los fundamentalismos religiosos. En la misma dinmica se ponen a la orden del da nuevas invasiones, golpes de estado, intervenciones,23. Bagua. Hugo Blanco. 13 de junio del 2009. En http://www.luchaindigena. com/2009/06/bagua/

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bases militares, aumento de la carrera armamentista, polticas de desestabilizacin de los regmenes democrtico populares. Existe un ancho campo de contradicciones, posibilidades, oportunidades y riesgos. Ah interactan las polticas de recolonizacin de Amrica Latina, promovidas por las corporaciones trasnacionales y los grandes bloques imperialistas de poder mundial, frente a las cuales se levantan significativas resistencias de carcter antiimperialista, anticolonial, popular, y en algunos casos anticapitalista, antipatriarcal y antirracista. En el centro de esta dinmica se encuentran la Revolucin Cubana, la Revolucin Bolivariana de Venezuela, el proceso de descolonizacin popular y democrtico de Bolivia (24). Tambin es parte de este camino el impulso independentista que significa an con sus complejidades- la iniciativa de la ALBA (25). Se abren en este marco nuevos debates sobre las alternativas al neoliberalismo y al capitalismo, en los que se plantean posiciones tradicionales del nacionalismo popular, ancladas en propuestas desarrollistas de recuperacin de la Nacin -que en muchas ocasiones imaginan el desarrollo con los mismos conceptos de la matriz eurocntrica-; otras visiones del mundo que surgen de una vasta produccin acadmica que puede englobarse24. Evito aqu entrar en detalles sobre procesos que a mi entender son ms complejos, como por ejemplo el que vive Nicaragua, en el que en nombre del sandinismo se han echado por tierra muchas de las conquistas de la Revolucin Popular Sandinista, y se est estableciendo un rgimen autoritario, profundamente patriarcal y pragmticamente neoliberal. Creo que es un error la generalizacin de los procesos que se viven en Nuestra Amrica, de tono antiimperialista, cuando se los incluye en una denominacin general como gobiernos progresistas. 25. ALBA: Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica. Iniciativa de integracin latinoamericana, nacida por el impulso de la Revolucin Cubana y la Revolucin Bolivariana, y asumida por diversos gobiernos del continente. En su origen surgi como contraposicin al ALCA, proyecto de integracin subordinada a la poltica hegemnica norteamericana; pero fue avanzando en el terreno de las alternativas populares concretas. Actualmente integran la ALBA: Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente, Granadinas, Antigua y Barbuda. Honduras se integr al ALBA, pero desde el golpe de estado en ese pas suspendi su participacin. En paralelo con la iniciativa gubernamental, fue promovido un proceso de unidad en la lucha comn desde diferentes movimientos sociales del continente, que se reconoce como ALBA de los MOVIMIENTOS POPULARES. Actan con articulacin, y a la vez con autonoma de los gobiernos que integran el ALBA.

en los llamados estudios postcoloniales; las cosmovisiones de los pueblos originarios sobre el buen vivir el sumak kawsay-, los aportes del feminismo mestizo, hasta diversas corrientes del socialismo, la teologa de la liberacin, el ecologismo, la educacin popular, la filosofa de la liberacin, entre distintas aproximaciones posibles al mundo a inventar. Alerta el socilogo y economista peruano Jorge Lora Cam (26): La globalizacin, considerada como recolonizacin del trabajo y geoestrategia de poder y de acumulacin por desposesin, intensific la reconfiguracin territorial de clases y etnias, las migraciones y la depauperacin de las clases obrera y campesina. Signific la puesta al da de la ideologa racista del despojo, de la superioridad racial-tnica que justifica la recolonizacin y la dominacin. La clasificacin racista se hace residente en una memoria y un imaginario colectivos que aceptan la interrelacin sucesiva de legitimaciones de la limpieza de sangre, el racismo bblico, el etnocidio y el genocidio militarista sintetizados en el auto-racismo. Es una poderosa arma de sometimiento que aliena a los dominados al asumir la ideologa de los dominadores y al reproducirse multilateralmente con vida propia. El Estado, las instituciones, las estructuras, las clases, las familias, estn configurados por el racismo sobre indgenas, negros y mestizos asumiendo la forma de invisibilizacin y negacin como sujetos en las instituciones, estructuras y la vida cotidiana, quedando consolidadas en relaciones de colonialismo interno y colonialidad del poder. La forma ms extrema de racismo es la destruccin de la identidad, su forma ms violenta, despus del genocidio y el etnocidio. Los pobladores de Amrica resintieron la violencia del desarrollo capitalista, de la instauracin de la modernidad en las metrpolis y despus la construccin de un Estado-nacin que les neg su humanidad en aras de la colonizacin. Cuerpos y territorios, saberes populares, sentido comn e imaginario colectivo, fueron horadados por siglos de dominacin, realizada en nombre de la racionalidad occidental. Las relaciones capitalistas de dominacin, las rela26. Jorge Lora Cam. El racismo y la recolonizacin como elementos centrales en la reconfiguracin del dominio global. Revista Globalizacin. http://www.rcci.net/globalizacion/2009/ fg840.htm

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ciones patriarcales y racistas se fortalecen mutuamente, ya que en su conjunto promueven la alienacin de seres humanos y su subordinacin al patrn hegemnico del poder. El continente es pensado desde una sola voz, a partir de un solo sujeto: blanco, burgus, masculino, urbano, cosmopolita. El resto, la mayora, es el otro: brbaro, primitivo, negro, indio, mujer, homosexual, extranjero. La cultura de los violentos vencedores, se vuelve dominacin, pero tambin sentido comn entre los vencidos y vencidas. Y esto explica la colonizacin no slo como ideologa del poder, sino como legitimacin del mismo en los cuerpos, ideas y acciones de los colonizados y colonizadas. El socilogo brasileo Florestan Fernandes pudo analizar en profundidad la relacin entre colonialismo y racismo y sus huellas en las sociedades actuales. Explicaba Florestan Fernandes: El prejuicio y la discriminacin surgieron en la sociedad brasilea como una contingencia ineluctable de la esclavitud. Los principios catlicos proscriban la esclavitud del hombre por el hombre. Adems, le imponan al seor, como obligacin fundamental, el deber de llevar su fe y asegurar la salvacin del esclavo, lo que los igualara ante Dios. Para evadirse de tales obligaciones o volverlas inocuas apelaron a un proceso aberrante de racionalizacin sociocultural que convirti la propia esclavitud en una relacin aparentemente piadosa y misericordiosa. El esclavo sera un bruto, un ser entre las fronteras del paganismo y de la animalidad, cuya existencia y supervivencia resultaban de una responsabilidad asumida generosamente por el seor. Por consiguiente, a la condicin de esclavo le correspondera una degradacin total, que afectara por completo su naturaleza biolgica y psicolgica. Como criatura subhumana, apareca como inferior y dependiente, imponindose correlativamente la condicin social de seor como una carga material y moral. Tales racionalizaciones, penosamente requeridas por los principios religiosos, eran duramente reforzadas por instituciones tomadas del derecho romano, que excluan al esclavo de la condicin de persona y le otorgaban al seor un poder casi ilimitado. En esa conexin de sentido, el prejuicio contra el negro y su descendiente mestizo (pues la condicin de cosa era transmitida por la madre: partus sequitur ventrem) se configuraba, socialmente, como una entidad mo-

ral. En ese contexto, las marcas raciales desempeaban un papel secundario o adjetivo, porque stas apenas servan para sealar ostensivamente, como si fueran un estigma, a los portadores de la condicin degradante e infamante de esclavo y, ms tarde, de liberto. Por lo tanto, en el fondo el prejuicio, que se converta en racial por una contingencia de los orgenes biolgicos de los esclavos, cumpla una funcin racionalizadora. Le corresponda legitimar lo que era socialmente ilegitimable. Gracias a l, el seor poda lidiar libremente con los principios de su cultura y justificarse moralmente, frente a su conciencia religiosa y al consenso general (27). Para dilucidar los orgenes del racismo, y su supervivencia en la historia de la humanidad, es importante subrayar que la razn cultural de Occidente, fue sostenida por la Iglesia Catlica, que a travs de una bula papal en 1458, sentenci que los negros no tienen alma, con lo que justificaba moralmente que pudieran ser esclavizados, sin que esto ofendiera a Dios. O por la afirmacin teolgica del papa Pablo III, que estableci en 1537 que los indios eran amentes. Juan Pablo II viaj a frica, siglos despus, para pedir perdn a los africanos Un pedido que lleg demasiado tarde para los millones de hombres, mujeres, nios y nias que fueron arrancados brutalmente de su tierra, esclavizados, asesinados, y entregados como ofrendas al dios del mercado, al capitalismo civilizado de Occidente.

El aporte del feminismo: descolonizar el gnero Lo personal es poltico afirman las feministas a la hora de discutir el conjunto de las relaciones de opresin, y su impacto en la vida cotidiana. Si una de las dimensiones de la descolonizacin es la creacin de una nueva subjetividad, que cuestione el modelo hegemnico del ser humano consumidor, y de la mercantilizacin del conjunto de las relaciones sociales, este enfoque27. Fernandes, Florestan. La persistencia del pasado. En: Fernandes, Florestan. Dominacin y desigualdad. El dilema social Latinoamericano : Florestan Fernandes. Antologa / Florestan Fernandes; Helosa Fernandes, compiladora. Bogot : Siglo del Hombre, CLACSO, 2008.

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permite aproximar nuevas posibilidades para una militancia que no escinda los sentimientos y las ideas con las que se fueron constituyendo las identidades y las clases subalternas. La feminista dominicana Ochy Curiel (28), advierte en su artculo La crtica postcolonial, desde las prcticas polticas del feminismo antirracista (29), que Aim Csaire y Frantz Fanon nos ofrecieron y nos ofrecen ya hace muchos aos un anlisis del colonialismo muy completo y profundo. Como intelectuales negros desafiaron el eurocentrismo del pensamiento y de los anlisis polticos, dejndonos un legado importante para la comprensin de la realidad, as como para la accin poltica que mucho ha aportado a Amrica Latina y el Caribe. Seala que, sin embargo, tanto Fanon como Csaire no abordaron las cuestiones de sexo ni de sexualidad. Su sesgo androcntrico y heterocentrista se nota en sus obras. Igual sucede con muchos autores latinoamericanos que abordan estos temas. Si bien sitan a la raza como criterio de clasificacin de las poblaciones, que determina posiciones en la divisin internacional del trabajo, en roles sociales en el capitalismo global, slo mencionan de paso su relacin con el sexo y la sexualidad, adems de no referirse a los aportes de muchas feministas en la creacin de este pensamiento. Otras feministas han realizado una crtica a estas posiciones predominantes en los estudios actuales sobre el colonialismo. La hondurea Brenny Mendoza y la argentina Mara Lugones establecieron polmicas con el pensamiento de Anbal Quijano, uno de los principales analistas de estos temas. Siempre valorando sus aportes, seala Brenny Mendoza, recuperando tambin algunos debates planteados por Mara Lugones(30):28. Ochy Curiel ha escrito varios artculos sobre la relacin entre raza, clase, sexo y sexualidad. Realiza investigaciones sobre el movimiento de mujeres afrodescendientes en Brasil, Honduras y Repblica Dominicana. Activista del movimiento feminista antirracista y lsbicofeminista de Amrica Latina y El Caribe, es docente de la Universidad Nacional de Colombia. 29. Publicado en: Colonialidad y Biopoltica en Amrica Latina. Revista NOMADAS. No. 26. Instituto de Estudios Sociales Contemporneos-Universidad Central. Bogot. 2007 30. Brenny Mendoza. Epistemologa del sur, la colonialidad del gnero, y el feminismo latinoamericano. En: Aproximaciones crticas a las prcticas terico-polticas del feminismo latinoamericano. Coord. Yuderkis Espinosa Mioso. Editorial En La Frontera. Buenos Aires. Abril 2010

Lugones reconoce el poder explicativo del trmino de la colonialidad del poder de Quijano, y desprende de ah su concepto de la colonialidad de gnero. Lo hace, sin embargo, basndose en una crtica constructiva de los preconceptos de gnero que ella encuentra implcitos en la definicin de la colonialidad del poder de Quijano. De acuerdo a Lugones, en la narrativa lgica del concepto de la colonialidad del poder, Quijano comete el error de suponer que gnero, e incluso la sexualidad, forzosamente son elementos estructuradores de todas las sociedades humanas. Al suponer que ello es as, apriorsticamente Quijano acepta sin darse cuenta las premisas patriarcales, heterosexistas y eurocentradas que existen sobre gnero. Ella se apoy en el trabajo de Oyuronke Oyewumi, feminista nigeriana, y en Paula Allengunn, feminista indgena de EE.UU., para probarnos cmo el gnero junto con la idea de raza, fueron al mismo tiempo constructos coloniales para racializar y generizar las sociedades que sometan. Segn estas feministas africanas e indgenas no exista en las sociedades yorubas, ni en los pueblos indgenas de Amrica del Norte, un principio organizador parecido al de gnero de Occidente, antes del contacto y la colonizacin. Estas sociedades no dividan ni jerarquizaban sus sociedades en base a gnero, y las mujeres tenan acceso igualitario al poder pblico y simblico. Sus lenguas y sistemas de parentesco no contenan una estructura que apuntara a una subordinacin de las mujeres a los hombres. No exista una divisin sexual del trabajo, y sus relaciones econmicas se basaban en principios de reprocidad y complementariedad. El principio organizador ms importante era, en cambio, la experiencia basada en la edad cronolgica. En sntesis, lo biolgico anatmico sexual poco tena que ver con la organizacin social. Era lo social lo que organizaba lo social. Estas sociedades nos dicen esas feministas postcoloniales- le tenan, adems, una alta estima a la homosexualidad, y reconocan ms de dos gneros, contraviniendo el dimorfismo sexual tpico de Occidente. () Habra que concluir que en los procesos de colonizacin, las mujeres de estas partes del mundo colonizado, no slo fueron racializadas, sino que, al mismo tiempo, fueron reinventadas como mujeres de acuerdo a cdigos y principios discriminatorios de gnero

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occidentales. La colonizacin cre las circunstancias histricas para que las mujeres africanas e indgenas de Norteamrica perdieran las relaciones relativamente igualitarias que tenan con los hombres de sus sociedades, y cayeran no slo bajo el dominio de los hombres colonizadores, sino tambin bajo el de los hombres colonizados. La subordinacin de gnero fue el precio que los hombres colonizados tranzaron para conservar cierto control sobre sus sociedades. Es esta transaccin de los hombres colonizados con los hombres colonizadores, lo que explica, segn Lugones, la indiferencia hacia el sufrimiento de las mujeres del Tercer Mundo que los hombres, incluso los hombres de izquierda del Tercer Mundo manifiestan con su silencio alrededor de la violencia contra las mujeres en la actualidad. Agrega Brenny Mendoza: Supongamos por un momento, que si Quijano y otros post-occidentalistas asociaran la idea de raza, que surge en la conquista cristiana de Amrica, con las cazas de brujas y la Santa Inquisicin en Europa, les sera ms fcil otorgarle al gnero su contenido histrico y establecer la relacin que guarda el genocidio de mujeres, con la expansin del cristianismo y el genocidio en Amrica. Pero, como la mayora de los post-occidentalistas, Quijano no logra ver el genocidio contra las mujeres, o el femicidio en Europa, que sucede paralelamente a la expulsin de los judos y moros, y la colonizacin de Amrica, como un parangn de la idea de raza. () El antecedente histrico del genocidio de mujeres, o feminicidio que signific la caza de brujas a lo largo de varios siglos en Europa, no se haba dado an en sus territorios. Eso se dara ms tarde, como efecto de la colonizacin y la colonialidad de gnero que se desarrolla como parte de la estructura colonial. Y concluye: Sin la esclavizacin de los africanos y la servidumbre indgena, no habra capitalismo. Por otro lado, habra que tomar en cuenta que para generalizar el trabajo asalariado libre, primero se debi haber pasado por una domesticacin de las mujeres en la metrpoli, y luego, someter a un rgimen de gnero a las mujeres en las colonias. En Europa vimos cmo ello fue realizado en forma sistemtica mediante la caza de brujas desde el siglo XV, tanto por parte de los protestantes como por la Santa Inquisicin catlica. Ms tarde lo veramos en lo que Marx llam

el proceso de acumulacin primitiva que desposey a la masa campesina y separ, en buena medida, a las mujeres de la esfera productiva, al mismo tiempo que las convirti en amas de casa u obreras sobreexplotadas. En las colonias lo vimos con las violaciones masivas de mujeres indgenas, como instrumento de guerra, de conquista, y de asentamiento colonial. La prdida de su estatus social y poltico, esclavizacin, reduccin a servidumbre, y la intensidad letal del trabajo, entre otras cosas. Esta domesticacin la vemos continuar hoy con los feminicidios, el trfico de mujeres pobres, el turismo sexual, la maquilizacin y feminizacin de la industria y la pobreza, bajo el capitalismo neoliberal. El aporte de estas feministas es fundamental, a la hora de pensar en nuestro continente la interaccin de las diferentes opresiones: clase, raza, gnero, y para poder proyectar tanto las alianzas necesarias, como una teora de la transformacin social que permita constituir un sujeto colectivo que abra caminos emancipatorios, y que conjuguen a un mismo tiempo la lucha por todas las libertades. La lucha anticolonial en Amrica Latina se vuelve as un camino para inventar nuevas relaciones entre los seres humanos, y tambin de ellos con la naturaleza, superando las visiones occidentales de dominacin y explotacin, en todas las dimensiones vitales. Estas ideas no slo han cuestionado a las concepciones patriarcales de ciertas izquierdas, sino tambin a determinadas perspectivas de un feminismo burgus, funcional a las polticas de explotacin capitalista. Han abierto un camino para unir en un mismo cuerpo colectivo, las rebeldas frente a la explotacin capitalista, a la violencia imperialista que mata/ invade/ destruye en nombre de la absurda racionalidad occidental; y para desafiar simultneamente la opresin patriarcal, el racismo, la xenofobia, el neocolonialismo trasnacionalizado. Conceptualiza la experiencia de los cuerpos en rebelda, la indignada pasin de las pieles que no quieren soportar ms heridas, la memoria de ultrajes de las mujeres esclavizadas en los barcos negreros, que son tambin nuestra memoria, as como la memoria del holocausto de los pueblos originarios de nuestro continente.

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Resistencias populares a la recolonizacin del continente Los actuales procesos de recolonizacin del continente latinoamericano se producen con el teln de fondo de la crisis capitalista mundial, y de la crisis del paradigma neoliberal como modelo de desarrollo de los pueblos; y se beneficia intensamente de la herencia del colonialismo y de la impunidad. Algunas de sus caractersticas son: - La reorganizacin y centralizacin del sistema econmico, poltico, militar, cultural y de las formas de dominio internacional capitalista, de acuerdo con los intereses de las corporaciones trasnacionales y el inters geopoltico imperialista. - La concentracin de capitales sin precedentes, transfiriendo valores de la periferia al centro, en una nueva forma de colonizacin a escala mundial. La trasnacionalizacin y gran flujo de capitales, las nuevas estrategias de flexibilizacin laboral y produccin, apuestan a la explotacin de la fuerza de trabajo subvalorizable, que es producto de las colonizaciones de siglos pasados. Sus tasas de ganancia son posibles gracias al pasado colonial(31). Es crucial para el capital subvalorar el trabajo de las mujeres mediante mecanismos de reordenamiento patriarcal, y sobre-explotar el trabajo de sectores indgenas, afrodescendientes, migrantes, multiplicando su vulnerabilidad con el aliento al racismo y a la xenofobia. - Los territorios son ocupados para polticas extractivas, expulsndose de ellos a sus habitantes originarios. Los Estados actan como disciplinadores del territorio, y como legitimadores de megaproyectos como la IIRSA. Se extiende y profundiza el avasallamiento de los derechos de las poblaciones, entre ellos los derechos territoriales de los pueblos originarios, reconocidos en tratados internacionales, la destruccin de patrimonios arqueolgicos, la explotacin en zonas protegidas, hasta diversas estrategias de disciplinamiento de la poblacin y de criminalizacin de la protesta o militarizacin de los territorios.31. Luis Tapia. La densidad de la sntesis. En el libro El retorno de la Bolivia Plebeya. Muela del Diablo Editores. Bolivia, 2007

- Se agrava la militarizacin de las disputas por la hegemona capitalista, debido a que las trasnacionales no estn dispuestas a ceder el territorio de Amrica Latina para ensayos de autonoma de los pueblos. Donde no funciona el militarismo, acta abiertamente el paramilitarismo. - La violencia es parte central de los dispositivos coloniales, y es el principal medio de produccin y de legitimacin de las relaciones sociales. - La mercantilizacin de todas las dimensiones de la vida. - La anulacin de la soberana nacional y popular, por la falta de respeto de las trasnacionales a los regmenes legales de los Estados donde operan, y de los tratados internacionales ratificados por los pases. - La transformacin del rol de los estados, hasta volverse en garanta de las ganancias del gran capital trasnacional. - Se refuerzan los fundamentalismos, especialmente religiosos, que son ideologa bsica de los totalitarismos y las dictaduras. - Los sistemas educativos y de comunicacin tienden a volverse amplificadores del pensamiento hegemnico de recolonizacin mundial. Estas caractersticas actuales del capitalismo, amplan y profundizan algunos de los mecanismos que fueron parte de la acumulacin originaria. En los comienzos del siglo XX, Rosa Luxemburgo analizaba: La acumulacin del capital, de un lado, tiene lugar en los sitios de produccin de plusvala en la fbrica, en la mina, en el fondo agrcola, y en el mercado de mercancas. Considerada as, la acumulacin es un proceso puramente econmico, cuya fase ms importante se realiza entre los capitalistas y los trabajadores asalariados Paz propiedad e igualdad reinan aqu como formas, y era menester la dialctica afilada de un anlisis cientfico, para descubrir cmo en la acumulacin, el derecho de propiedad se convierte en apropiacin de propiedad ajena, el cambio de mercancas en explotacin, la igualdad, en dominio de clases. El otro aspecto de la acumulacin del capital, se realiza entre el capital y las formas de produccin no capitalistas. Este proceso se desarrolla en la escena mundial. Aqu reinan como mtodos la poltica colonial, el sistema de emprstitos internacionales, la poltica de intereses privados, la guerra. Aparecen

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aqu, sin disimulo, la violencia, el engao, la opresin y la rapia. Por eso cuesta trabajo descubrir las leyes severas del proceso econmico, en esta confusin de actos polticos de violencia, y en esta lucha de fuerzas (32). Subrayo estos mecanismos propios de la poltica colonial, que se han profundizado en el siglo XXI: violencia, engao, opresin, rapia. Frente a la crisis del modelo civilizatorio, asume una nueva dimensin el planteo de Rosa de socialismo o barbarie. La sociedad brutal que Rosa vea con tanta claridad y sensibilidad, ha seguido agravando sus capacidades destructivas hasta lmites no imaginados. Retomando este anlisis del capitalismo, el gegrafo ingls David Harvey analiza cmo se incrementan los procesos de acumulacin del capital por esta segunda va, la desposesin: La incapacidad del capitalismo de acumular a travs de la reproduccin ampliada, sobre una base sustentable, ha sido acompaada por crecientes intentos de acumular mediante la desposesin. Las incapacidades se refieren a que al acelerarse el crecimiento, llega un momento en que el rendimiento de las inversiones, o la tasa de ganancia, es cada vez ms baja; lo que constituye una de las causas de las crisis cclicas del capitalismo. La transformacin del agua, de la tierra, del aire, de los minerales, de los bosques, de la biodiversidad en mercanca, dispar una violenta carrera por su apropiacin, y un nuevo reparto colonial del mundo; agravada por la bsqueda de la lite norteamericana de reforzar su rol hegemnico en las batallas interimperialistas, y por el agotamiento de determinados bienes, como el petrleo, la minera, e incluso las aguas y las tierras. Las polticas extractivas vuelven a reforzar el mito colonial: oro por cuentas de vidrio, naturaleza canjeada por deuda externa, soberana por crditos, petrleo por gobiernos Y estas polticas pueden realizarse gracias al camino abierto en la dcada de los 90 del siglo pasado, por las privatizaciones de servicios pblicos, de los hidrocarburos, de los bienes naturales considerados por el capital como recursos naturales, y por los cambios en la legislacin que ofrecen seguridades y superganancias para los capitales trasnacionales, transformando a las corporaciones trasnacionales en sujetos de derecho.32. Rosa Luxemburgo. La Acumulacin Del Capital. Instituto Del Libro. La Habana. Cuba

La trasnacionalizacin de la economa latinoamericana, y la lucha por imponer la hegemona norteamericana a toda costa, implica una intervencin violenta en los territorios y el control de las poblaciones, que van desde la militarizacin hasta mecanismos de criminalizacin de los movimientos populares. Escribe el economista colombiano Hctor Mondragn: La propiedad capitalista naci como acumulacin originaria, al eliminar la compenetracin del trabajador independiente con sus medios de vida e instrumentos de trabajo; al expropiar la tierra a la gran masa del pueblo, al separar a los productores de los medios de produccin y convertir estos en capital, al destruir la propiedad basada en el trabajo. Luego, se extendi mediante la acumulacin colonial, usando toda clase de mtodos violentos. Finalmente, la propiedad de los grupos monoplicos del capital trasnacional se globaliza por medio de la acumulacin por desposesin, que exige el reconocimiento de su derecho a despojar de los recursos a cualquier pas, su derecho a que se le garanticen mximos rendimientos a las inversiones y el derecho a explotar a los trabajadores, derechos que sacraliza y consagra bajo el lema de libertad econmica. Para mantenerla, impone la guerra preventiva. Se est ante un colonialismo renovado y fortalecido que, a pesar de la independencia formal de los Estados de Amrica Latina, Asia, frica o Europa oriental, establece la dominacin del imperio de las trasnacionales en uno y otro pas y usa la represin y la guerra para cumplir sus objetivos econmicos y polticos. Este es el neocolonialismo, propio del imperio. As se va reconfigurando el nuevo mapa mundial dibujado por las trasnacionales, sin importarle las poblaciones que queden fuera de sus dibujos, beneficindose de la fuerza de trabajo subvalorizable, producto de las colonizaciones de siglos pasados, del desmonte de los derechos sociales, de los grados de democratizacin de los estados realizados por las dictaduras primero, y por los gobiernos neoliberales despus. Pero al tiempo que el capital incrementa su agresividad, en el continente se desarrollan distintas maneras de enfrentamiento al mismo y a las distintas modalidades de opresin, como el racismo, el patriarcado, la homofobia, la xenofobia.

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Estas variadas resistencias suelen convivir en espacios fragmentados, simultneos, y muchas veces, sin reconocerse como parte de un mismo campo posible de creacin de alternativas. La necesidad y el desafo es pensar colectivamente los posibles encuentros de estas experiencias y de las distintas dimensiones de la subjetividad popular. Esto se vuelve urgente en momentos en los que se pone como principal tarea de los movimientos populares la reformulacin de sus proyectos polticos, y dentro de ellos las relaciones entre movimiento social y poltico, gobierno y poder, lo poltico y lo militar, la comunidad y el pueblo, la clase, la raza, el gnero, las generaciones; en un contexto en el que los cambios producidos en varios gobiernos de Amrica Latina, condicionan sus respuestas tericas y estrategias.

Descolonizacin y educacin La descolonizacin cultural tiene diferentes dimensiones; una de ellas es la educacin. Aportes decisivos para pensar una pedagoga descolonizadora, fueron realizados por Paulo Freire, especialmente a partir de su experiencia realizada en Guinea Bissau, junto a Amlcar Cabral. En su libro Cartas a Guinea Bissau(33), Freire analiza las dificultades con que se encontraron para aportar a una profunda transformacin del pas. A decir verdad escribe-, la educacin colonial heredada, educacin discriminadora, mediocremente verbalista, y uno de cuyos principales objetivos era la desafricanizacin de los nacionales, en nada podra contribuir en el sentido de la reconstruccin nacional, puesto que no se haba constituido para ello. La escuela colonial la primaria, la secundaria y la tcnica (esta ltima separada de la anterior)-, antidemocrtica en sus objetivos, en su contenido, en sus mtodos, divorciada de la realidad del pas, era por eso mismo una escuela de pocos y para pocos, y estaba en contra de las grandes mayoras. Seleccionaba incluso a la pequea minora de quienes a ella tenan33. Paulo Freire. Cartas a Guinea Bissau. Apuntes de una experiencia pedaggica en proceso. Siglo XXI Editores. 1997

acceso, expulsando despus de los primeros encuentros a la mayor parte de quienes la formaban, y continuando su filtraje selectivo iba aumentando el nmero de los renegados, renegados en quienes remachaba el sentimiento de inferioridad, de incapacidad, frente a su fracaso. Al reproducir (como no poda dejar de ser) la ideologa colonialista, la escuela colonial procuraba inculcar en los nios y en los jvenes el perfil que de ellos se haba forjado esa misma ideologa, un perfil de seres inferiores, de seres incapaces, cuya nica salvacin sera volverse blancos o negros de alma blanca. De ah el desinters que necesariamente tena que exhibir esa escuela por todo cuanto tuviera que ver de cerca con los nacionales, a quienes se llamaba nativos. Ms que desinters, era la negacin de todo cuanto se acercara a la representacin ms autntica de la forma de ser de los nacionales: su historia, su cultura, su lengua. La historia de los colonizados comenzaba con la llegada de los colonizadores, con su presencia civilizadora. La cultura de los colonizados no era sino la expresin de su forma brbara de entender el mundo. Cultura, slo la de los colonizadores. La msica de los colonizados, su ritmo, su danza, sus bailes, la ligereza de movimientos de su cuerpo, su creatividad en general, eran todas cosas sin valor, cosas que casi siempre tenan que reprimirse para imponer en su lugar el gusto de la metrpoli, o sea, en el fondo, el gusto de las clases dominantes metropolitanas. Todos estos hechos explican cmo para los colonizados que pasaron por la enajenante experiencia de la educacin colonial, la positividad de esa educacin o de algunos de sus aspectos slo existe a partir del momento en que, al independizarse, la rechazan y la superan, o sea, a partir del momento en que, al asumir con su pueblo su historia, se injertan en el proceso de descolonizacin de las mentes de que habla Arstides Pereyra, proceso que se ensancha en lo que Amlcar Cabral llamaba reafricanizacin de las mentalidades. Fue precisamente Amlcar Cabral quien, comprendiendo los desafos que enfrentaban aquellos jvenes formados en la cultura colonizadora que queran ser parte del proceso revolucionario, propona que su opcin por la revolucin significa suicidarse como clase. Para no traicionar estos objetivos (los de la liberacin nacional), la pequea burguesa no tiene ms que

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un camino: reforzar su conciencia revolucionaria, repudiar las tentativas de aburguesamiento y las solicitaciones naturales de su mentalidad de clase, identificarse con las clases trabajadoras, no oponerse al desarrollo mental del proceso de la revolucin. Esto significa que, para cumplir perfectamente el papel que le corresponde en la lucha de liberacin nacional, la pequea burguesa revolucionaria tiene que ser capaz de suicidarse como clase, para resucitar como trabajadora revolucionaria, enteramente identificada con las aspiraciones ms profundas del pueblo al cual pertenece (34). La educacin ha sido desde el momento de la conquista, y es hasta la actualidad, una de las armas fundamentales en la creacin de consenso a las polticas dominantes. Es tambin un escenario de disputa de sentidos. Los aportes de Paulo Freire, de la pedagoga de los oprimidos y oprimidas, as como los de diferentes corrientes de la pedagoga crtica, permiten forjar alternativas a esta accin cultural disciplinadora. Esto significa al menos dos desafos inmediatos: una reflexin profunda sobre nuestra historia, y la manera en la que se ensea en escuelas y universidades, y la crtica de las bases epistemolgicas de todas las ciencias, que han vuelto a las universidades en dependencias de las grandes empresas. La colonizacin de los saberes es especialmente visible en las prcticas acadmicas, que cada vez ms se han colocado al servicio de los intereses de las corporaciones trasnacionales, como se expresa en la aceptacin de fondos por parte de muchas universidades de las mineras como La Alumbrera, o de Monsanto. La reaccin que una parte de la comunidad universitaria viene realizando frente a estos fondos, inaugura nuevos debates en el campo acadmico, y promueve puentes con el mundo de las vctimas de las polticas de las trasnacionales. Como consecuencia de la organizacin colonial de los saberes, una parte importante del mundo intelectual se ha alejado de los sectores populares, desvalorizando sus saberes y sus cosmovisiones; y se han creado prejuicios en estos sectores respecto a los saberes que los han negado sistemticamente.34. Amilcar Cabral. Unit et Lutte. Larme de la theorie. Paris. Maspero. Cahiers Libres. 1975

La experiencia de educacin popular y de investigacin-accin en la que participamos, en el marco del proyecto de Resistencias Populares a la Recolonizacin del Continente, trabaja en estas dos dimensiones de la creacin de conocimientos, que hoy se identifican como saberes acadmicos y como saberes populares, intentando contribuir a un dilogo entre ambos, y sobre todo entre estos saberes y las experiencias transformadoras. En este camino, entendemos la formacin poltica como procesos de elaboracin terica desde las propias prcticas de los pueblos, en dilogo con las teoras emancipatorias diversas, provenientes tanto del campo acadmico como del campo poltico.

Reinventar el horizonte La colonizacin atraviesa nuestros cuerpos -nos constituye como cuerpos subordinados- y refuerza el desencuentro entre nuestros sentimientos y nuestras ideas, entre lo que queremos expresar y el lenguaje con el que contamos para hacerlo, entre nuestros sueos y nuestras vivencias inmediatas. Descolonizar nuestras maneras de estar y de sentir, de pensar y de vivir, exige por lo tanto un enorme esfuerzo, afirmado en la experiencia grupal que tenga signos claros de cambio, de crtica, de re-educacin; que desafe lo aprendido en la socializacin en la que nos hemos de-formado. Es un esfuerzo que slo puede concretarse en la lucha, en la praxis transformadora, en la fuerza que se rene en el gesto colectivo. Es un proceso fundante de nuevas identidades, de nuevas prcticas, de proyectos de creacin de poder popular, de soberana, de independencia, de libertad, que seguramente no podrn realizarse tan slo en trminos de un grupo por ms amplio que ste fuera-, ni siquiera de un pueblo-nacin; sino que tendrn que ir forjndose en una perspectiva continental, indoamericana, desde nuestra Amrica mestiza. Se trata de la posibilidad de ir proyectando la integralidad de la lucha, superando los mecanismos de fragmentacin y dispersin de los esfuerzos

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2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIN, NEGACIN Y DISPUTA

populares. No hablamos de la suma catica de fragmentos que se superponen y reorganizan una y otra vez, sino de la posibilidad de inventar y realizar un proyecto popular, con un horizonte que se proyecte desde las luchas anticoloniales hacia prcticas alternativas originales, comunitarias, sociales, nacionales, continentales, internacionalistas, en las que el dilogo de saberes, de haceres, de sentires, de sueos, permitan que nuestros colores y olores, gustos y palabras, cuerpos y gestos, avancen hacia una manera de encuentro basada en la alegra del de