Responsabilidad Automotores - Ley 22977 - LL 2007

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Responsabilidad por daños de automotores. El valor de la denuncia de venta: el art. 27 de la ley 22977. Coautores: Nora Lloveras; Sebastián Monjo. En: LLC 2007 (abril), 237 - DJ 23/05/2007, 227. ISSN: 0326-3959 DAÑOS Y PERJUICIOS ~ RESPONSABILIDAD CIVIL ~ DENUNCIA DE VENTA ~ TRANSFERENCIA DE AUTOMOTOR ~ EXIMICION DE RESPONSABILIDAD ~ RESPONSABILIDAD DEL DUEÑO ~ TRADICION ~ TITULAR REGISTRAL Título: Respon sabili dad por daños de automo tores. El valor de la denunc ia de venta: el artícu lo 27 de la ley 22.977 Autor: Lloveras , Nora - Monjo, Sebastián Publicado en: LLC 2007 (abril), 237 SUMARIO: I. Introducción. - II. La regla: responsabilidad del titular registral. - III. La excepción: denuncia de venta. Alcances. - IV. Conclusiones. A los autores argentinos, constructores de la doctrina jurídica, que tanto han sumado a las soluciones de los conflictos

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Responsabilidad por daños de automotores. El valor de la denuncia de venta: el art. 27 de la ley 22977. Coautores: Nora Lloveras; Sebastián Monjo. En: LLC 2007 (abril), 237 - DJ 23/05/2007, 227. ISSN: 0326-3959

DAÑOS Y PERJUICIOS ~ RESPONSABILIDAD CIVIL ~ DENUNCIA DE VENTA ~ TRANSFERENCIA DE AUTOMOTOR ~ EXIMICION DE RESPONSABILIDAD ~ RESPONSABILIDAD DEL DUEÑO ~ TRADICION ~ TITULAR REGISTRAL

Título: 

Responsabilidad por daños de automotores. El valor de la denuncia de venta: el artículo 27 de la ley 22.977

Autor: Lloveras, Nora - Monjo, Sebastián Publicado en: 

LLC 2007 (abril), 237

SUMARIO: I. Introducción. - II. La regla: responsabilidad del titular registral. - III. La excepción: denuncia de venta. Alcances. - IV. Conclusiones.

A los autores argentinos,

constructores de la doctrina jurídica,

que tanto han sumado

a las soluciones de los conflictos

I. Introducción

El presente trabajo intenta examinar la situación planteada en torno al titular registral de un automotor que produce daños cuando se ha efectuado la denuncia de venta del rodado ante el registro, o una comunicación distinta —formalmente— al registro, o bien ha operado transferencia de la guarda del automotor sin notificar dicha circunstancia al registro.

La regla establece que hasta tanto se inscriba la transferencia del automotor, el transmitente será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se produzcan con el vehículo, en su carácter de dueño de la cosa - texto según decreto ley (Adla, 6582/1958 t.o. por dec. 1114/1997 (Adla, XVIII-A, 1079; LVII-E, 9570).

 

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El carácter constitutivo de la transferencia inscripta en el Registro se traduce en que la figura del titular registral es el único propietario y responsable del vehículo.

Por su parte, el art. 27 de la ley n° 22.977 (Adla, XLIII-D, 3962) introduce una excepción a la regla de la responsabilidad civil del titular registral, que venimos de consignar.

Se presenta claro el sistema de responsabilidad, ya que el titular registral es el único sujeto civilmente responsable por los daños ocasionados por el vehículo inscripto a su nombre (arg. art. 1113, C.C.), y se configura una hipótesis excepcional de eximición en el art. 27 citado —esta última en el marco de las eximentes reguladas en el C.C.—.

Ahora bien, el art. 27 de la ley 22.977 (1) introdujo la modificación a este sistema de responsabilidad del titular registral, otorgando la posibilidad a este titular registral de eximirse de responsabilidad siempre que realice la denuncia de venta correspondiente del rodado ante el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor.

Este agregado del art. 27 citado, originó un debate tanto doctrinario como jurisprudencial —que se mantiene en la actualidad— y que tiene como núcleo determinar cuál es el alcance de la denuncia de venta ante el registro, y la posibilidad de aplicación analógica a otros supuestos que no sean "denuncia de venta".

Es decir, la rigidez del sistema de responsabilidad civil del titular, ante las numerosas interpretaciones que se avanzan, deviene francamente en crisis, pues las respuestas exceden con creces la norma propuesta así como los motivos que llevaron a legislador a crear la hipótesis de excepción.

Abordamos la regla general, la excepción y las interpretaciones sistemáticamente ordenadas de la norma, para extraer nuestras conclusiones.

II. La regla: responsabilidad del titular registral

La regla de la responsabilidad civil de los automotores se asienta en la figura del titular registral como sujeto responsable por los daños ocasionados con el mismo.

Este principio rector extrae su fundamento del sistema de numerus clausus de los derechos reales (2).

El sistema taxativo de adquisición y transmisión de derechos reales contenidos en el Código Civil establece las formas de transferencia de domino, disponiendo que más allá de las normadas por el C.C. no existe un derecho real completo y formado, tiñendo todo el ordenamiento con una interpretación restrictiva de la normativa en cuestión.

En materia de automotores, se establece que la transmisión del dominio de los mismos deberá formalizarse por instrumento público o privado y sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros desde la fecha de su inscripción en el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor —art. 1°, dec. ley 6582/58 (ratificado por ley 14.467 —Adla, XVIII-A, 94— y modificado por ley 22.977).

El carácter constitutivo de la inscripción en el Registro surge a las claras, y es aceptado en forma unánime por la doctrina y la jurisprudencia.

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Ahora bien, de este principio constitutivo, emergen consecuencias sobre el régimen de responsabilidad Civil contenido en el Código Civil.

El rígido régimen de la inscripción constitutiva implica conforme la doctrina (3) que la tradición del automotor no consiste en la entrega material de la cosa del tradens al accipiens (traditio rei), sino que requiere la inscripción en el registro (traditio inscriptoria).

El régimen de responsabilidad en general estructurado en el derecho argentino y plasmado en el Código Civil reconoce una responsabilidad subjetiva —dolo o culpa— y una responsabilidad objetiva —art. 1113 C.C.—.

La atribución de responsabilidad en función del factor objetivo tiene como principal efecto invertir la carga de la prueba, y prescindir del elemento culpa, concurriendo al proceso de actividad dañosa otros factores de imputación de responsabilidad —distintos del dolo y la culpa— (4).

Así, el Código Civil diagrama la responsabilidad objetiva del dueño o guardián de la cosa —entre otros supuestos, ver art. 1113 C.C.—.

Los automotores son considerados en forma casi unánime por la doctrina como una cosa riesgosa. Ello implica que por el hecho de acaecer un suceso dañoso en que se involucra un automóvil, el propietario registral deberá responder como dueño, salvo que demuestre que se configuró alguna de las causales de eximición incluidas en el cuerpo legal normativo (art. 1113, 2ª parte, C.C.).

Por tanto, la teoría del riesgo imputa la responsabilidad al propietario registral del automotor en forma objetiva, excepto que no sea responsable —sólo acreditando culpa de la víctima, o de un tercero por el que no debe responder— arg. art. 1113 2ª parte C.C., caso fortuito o fuerzas mayor (5).

Dicha normativa se encuentra respaldada por el art. 27 de la ley 22.977, que manteniendo el principio general del dec. ley 6582/58 regula que "hasta tanto se inscriba la transferencia, el transmitente será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se produzcan con el automotor en su carácter de dueño de la cosa...".

La responsabilidad del propietario del automotor surge por la calidad de "dueño", y además por el carácter riesgoso de la cosa —resulta aplicable la teoría de la imputación del riesgo (6)—.

Se expresa desde la doctrina (7) "... que es precisamente para la situación en que el dueño del automotor se haya desprendido voluntariamente y en forma definitiva de su guarda, al entregarlo a quien se lo vendió, que el art. 27 reformado insiste en atribuirle responsabilidad por los daños causados por el vehículo, en consonancia con el art. 1113 C.C., responsabilidad que debe soportar en su carácter de dueño exclusivamente, ya que la norma supone que no es guardián...".

Como se observa de lo expuesto, la calidad de "dueño" sólo se adquiere por la inscripción registral de la adquisición y transferencia en el Registro Nacional de la Propiedad Automotor (8).

Hasta tanto no opere tal inscripción no existe la calidad de "dueño".

El carácter constitutivo de la inscripción trae aparejado considerar al titular registral, como único propietario del rodado y por consiguiente, único responsable

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frente a terceros.

Producido un hecho dañoso, responde como regla general, el propietario o titular registral del rodado, conforme a la ley.

III. La excepción: denuncia de venta. Alcances

Antes de la reforma introducida por la ley 22.977 en el art. 27 —de noviembre de 1983—, existía un debate doctrinario y jurisprudencial que conoció como primera etapa el plenario "Morrazo" (9) del 18/8/80 de la CNEsp. Civ. y Com, en donde se reconocía la posibilidad al titular registral de exonerarse de responsabilidad acreditando la desposesión del automotor. Es decir, que acreditada la tradición de la guarda material del vehículo, el titular registral se eximía de responsabilidad porque cabía el supuesto contemplado por el art. 1113 C.C. en cuanto se reputaba tercero por el que no se debe responder a quien lucía la guarda del rodado.

El legislador de 1983, frente al debate y constatando la existencia de criterios disímiles, incorpora la posibilidad de que el titular registral y transmitente del rodado, se exonere de responsabilidad a través de la denuncia de venta del automotor - o denuncia de la tradición -ante el Registro.

En forma posterior a la sanción de la ley 22.977 de 1983, la Cámara Nacional Civil dicta un nuevo plenario Morris de Sotham (10) que genera nuevos debates, que actualmente se encuentran vigentes, en cuanto deja sin efecto lo establecido por el plenario "Morrazo".

El plenario Morris de Sotham de 1993 establece (11) que la doctrina del plenario "Morrazo" de 1980 según la cual no subsiste la responsabilidad de quien figura en el Registro como titular del rodado causante del daño, cuando lo hubieran enajenado y entregado al comprador antes del hecho, no mantiene su vigencia luego de la ley 22.977.

El art. 27 dec. ley 6582/58 (ratificado por ley 14.467 y modificado por ley 22.977) expresa que "hasta tanto se inscriba la transferencia, el transmitente será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se produzcan con el automotor en su carácter de dueño de la cosa. No obstante, si con anterioridad al hecho que motive su responsabilidad, el transmitente hubiere comunicado al Registro que hizo tradición del automotor, se reputará que el adquirente o quienes de este último hubieren recibido el uso, la tenencia o la posesión de aquél, revisten con relación al transmitente el carácter de terceros por quienes él no debe responder, y que el automotor fue usado en contra de su voluntad...".

Se estatuye así, por la ley 22.977 en el art. 27, la causal de eximición de responsabilidad del actual titular registral, en el tiempo que se extiende desde la transmisión y hasta tanto se materialice la inscripción constitutiva de la propiedad, titular que deberá realizar una denuncia de venta y la pertinente comunicación al registro de que ha operado la tradición del automotor; de este modo se reputa al adquirente en el carácter de tercero por el cual el transmitente —y titular, aún— no debe responder, y la presunción de que el automotor ha sido utilizado en contra de su voluntad.

El sistema prevé que si la inscripción no se efectúa dentro del plazo de 10 días de realizada la operación de venta —arg. art. 15 decr. ley 6582/58— la comunicación por el transmitente (denuncia de venta) importa el secuestro del vehículo si el adquirente no iniciare los trámites dentro de los treinta días de notificado, y la

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correspondiente revocación de la autorización para circular (12).

La denuncia de venta se instituye como un medio idóneo para acreditar que se revoca la autorización para circular por haber sido incumplida la registración pertinente que transmite la propiedad, y esa comunicación al registro implica presumir que el uso del automotor se realiza en contra de la voluntad expresa o presunta del titular registral, siendo el adquirente un tercero por el que el titular registral no debe responder.

Se afirma (13) que la nueva normativa (art. 27) no presume la responsabilidad del dueño o guardián como lo hacía la anterior legislación ("... la falta de inscripción de la transferencia... presumirá la responsabilidad de la persona a cuyo nombre figure inscripto...") sino que consagra la responsabilidad del adquirente, efectuada la denuncia de venta, y sino se efectúa dicha denuncia, la responsabilidad sigue en cabeza del titular registral.

La causal de eximición del art. 27 de la ley 22.977 no implica una modificación del régimen del art. 1113 del CC, sino la identificación de la denuncia de venta como una de las hipótesis contempladas por el Código Civil, amalgamando la posición jurídica del tercero adquirente del rodado o guardián, al supuesto de terceros por el que no debe responder el titular registral.

Es necesario recordar que la eximición de responsabilidad estructurada por el Código Civil sólo opera —en los supuestos de responsabilidad objetiva— con la acreditación de la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe —arg. art. 1113 2ª parte C.C.—.

En el supuesto de responsabilidad objetiva, se invierte la carga de la prueba, recayendo sobre la víctima el deber de acreditar el hecho dañoso y la relación de causalidad, siendo el nominado "responsable objetivo" el encargado de probar que existió culpa de la víctima o de tercero por el que no se debe responder, caso fortuito o fuerza mayor —causales contempladas por el C.C.—, para excluir su responsabilidad.

Estas eximentes de responsabilidad —contenidas en el Código Civil— se desplazaron en su sentido y fundamento, "bajando" al sistema constitutivo de inscripción registral del automotor, estableciéndose como causal de eximición de responsabilidad la del titular registral que denuncia la venta ante el registro en las condiciones y plazos que fija la norma, contenida en el art. 27 de la ley 22.977, intentado poner fin a los extensos debates en torno a la temática en cuestión: si el titular registral que transfirió la guarda del rodado, responde o no por los daños ocasionados por el vehículo cuya guarda ya no ostenta.

Estimamos que la reforma al decr. ley 6582/58 en el art. 27, no modificó las causales de exoneración de responsabilidad —del Código Civil— sino que las adecuó en el marco del rígido sistema de inscripción constitutiva que rige en materia de automotores, previendo una eximente de responsabilidad para el dueño del rodado (art. 27), que consiste en no responder por el tercero que ostenta la guarda del vehículo siempre que el titular registral así lo haya comunicado al registro de automotores.

La excepción a la regla, consiste entonces, en normar que en el período que se extiende desde la transmisión del titular registral hasta la inscripción de la transferencia en el registro, el transmitente será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se produzcan con el automotor en su carácter de dueño de la cosa, salvo que antes del hecho dañoso comunique al registro que hizo la tradición del rodado a través de la denuncia de venta: se reputa al adquirente o a

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quienes recibieron de él el uso, tenencia o posesión, terceros por quien el transmitente y titular registral no debe responder.

El adquirente —o sus "continuadores"— son los responsables por los daños y perjuicios que se produzcan con el automóvil, si la denuncia de venta ha sido efectuada por el titular registral, en las condiciones marcadas por la ley.

III.1. Interpretaciones y alcances de la excepción

Se generan distintas interpretaciones a partir de la excepción contenida en el art. 27 de la ley 22.977, en cuanto al alcance de la denuncia de venta, de la posibilidad de aplicación analógica a otras manifestaciones informales al registro o el apartamiento incluso de la normativa acreditando la transmisión efectiva de la guarda.

De las interpretaciones que obran tanto jurisdiccional como doctrinariamente se deducen distintas consecuencias relevantes, en la responsabilidad civil del titular registal y del adquirente.

III.1.1. Interpretación legal estricta

Esta posición sostiene que el sistema de responsabilidad del titular registral se encuentra enmarcado en un régimen de derecho real rígido, cuya adquisición y transmisión debe adecuarse a lo prescripto por la ley —en materia de traditio inscriptoria— y dada la naturaleza del bien en cuestión —automotor considerado como cosa riesgosa— su interpretación debe ser absolutamente estricta al supuesto previsto por ley.

Es decir, sino existe la denuncia de venta que consta en el Registro, y conforme a las formas exigidas por el mismo, no opera la causal de eximición de responsabilidad (art. 27, ley 22.977).

Esta interpretación (14) si bien es estricta —exige la denuncia de venta como único mecanismo para eximirse de responsabilidad—, constituye un punto medio entre la interpretación amplia —que posibilita eximirse acreditando la tradición de la posesión— y la interpretación restrictiva —que no sólo exige la denuncia de venta, sino también la prueba de la tradición de la posesión—.

Así, se expresa por la doctrina (15) que "...constituye la única vía prevista por la ley para liberar al titular registral que ha celebrado un contrato de transferencia del automotor y lo ha entregado al adquirente sin que se haya realizado la inscripción registral, y por tanto permanece aún como dueño del mismo. Dispositivo legal que permite actuar a las eximentes del art. 1113 C.C., y que en realidad requiere para su operatividad tres cosas: a) que se haya realizado la comunicación al Registro antes del hecho que motiva la responsabilidad; b) que se haya entregado efectivamente el automotor al adquirente, como se desprende del mismo art. 27, ya que lo que se comunica al Registro es que se hizo tradición del mismo; y c), que el transmitente haya firmado y entregado al adquirente la documentación que prevén los arts. 13 y 14 del decreto-ley 6582/58...", y continua diciendo que se "... instrumenta la única manera por medio de la cual el titular registral de un automotor en esta situación puede expresar su "oposición" a que el vehículo continúe circulando sin cristalizarse la debida inscripción de la transferencia..." Es una interpretación legal estricta ya que concluye diciendo que "... frente a las excepciones no puede avanzarse más allá de lo que expresamente se prevé, pues lo contrario trastocaría el espíritu del contexto normativo...".

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De forma clara se pronuncia Borella (16) diciendo que la ley 22.977 establece un sistema destinado a probar en forma fehaciente y mediante documentación registral el cumplimiento de los recaudos que exige el art. 1113 C.C., para que el dueño acredite que quien conducía el automotor que produjo el daño era un tercero por quien no debe responder y que la cosa había sido usada contra su voluntad expresa o presunta.

Por su parte Prósperi (17) sostiene que "...dos deben ser las condiciones de exoneración de responsabilidad del titular registral: una, que la comunicación de haber efectuado la tradición se realice con anterioridad al evento dañoso; y la otra, que también antes de ese hecho dañoso se haya operado la revocación de la autorización para circular, para lo cual debe haber transcurrido el plazo fijado en el art. 15, es decir, 10 días computado desde la celebración del acto transmisivo...".

Esta interpretación intenta una aplicación disciplinada de la ley a los fines de la exoneración de responsabilidad del titular registral, no exigiendo otro requisito que la comunicación al registro a través de los mecanismos implementados por la misma ley, esto es, la denuncia de venta.

Que nominemos interpretación legal estricta, la que estamos desarrollando, no le resta fundamento ni sentido jurídico, en el sistema general de reparación de daños, y tampoco le suma dosis alguna de formalismo excesivo o algún sinsentido jurídico al régimen de exoneración de responsabilidad objetiva.

La denuncia de venta que consta en el Registro, conforme a las exigencias de la ley, opera la causal de eximición de responsabilidad del titular registral (art. 27, ley 22.977).

III.1.2. Interpretación amplia

Esta visión, es sostenida en algunos pronunciamientos por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y posibilita la eximición de responsabilidad en aquellos supuestos en los que, a pesar de no contar con la denuncia de venta ante el registro, se acreditó la tradición del automotor.

Es decir, la eximición de responsabilidad tiene lugar cuando esta perspectiva contempla la denuncia de venta o en su caso, sin denuncia de venta, tiene por acreditada la transmisión de la guarda:

a. existe denuncia de venta; o

b. se acredita la transmisión de la posesión por otros medios probatorios.

Así lo ha expresado la CSJN en autos "Camargo, Martina y otros v. Provincia de San Luis y otra" de fecha 21/05/2002 (publicado en JA, 2003-II-275. Fallos 325:1156. Lexis N° 20031397) donde sostiene que "... como lo ha dicho el tribunal en la causa S.637 XXVI, "Seoane, Jorge O. v. Entre Ríos, Provincia de y otro s/ daños y perjuicios" (sentencia del 19/5/1997) (LLO), el art. 27 ley 22.977 establece que hasta tanto se inscriba la transferencia, el trasmitente será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se produzcan con el automotor, en su carácter de dueño de la cosa. Dispone también que si, con anterioridad al hecho que motiva su responsabilidad, el titular de dominio ha efectuado ante el registro la denuncia de haber hecho tradición del vehículo, "se reputará que el adquirente o quienes de este último hubiesen recibido el uso, la tenencia o la posesión de aquél, revisten con relación al trasmitente el carácter de terceros por quienes él no debe responder y que el automotor fue usado en contra de su voluntad". Continua el

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fallo citado estableciendo que "... la norma mencionada creó en favor del titular registral un expeditivo procedimiento para exonerar su responsabilidad —que consiste en efectuar unilateralmente la denuncia de que ha hecho tradición del vehículo al adquirente—, con el propósito de conferirle protección legal frente a la desidia o negligencia del comprador que omite registrar la transferencia. Luego se explaya diciendo que "... la eficacia legal de tal medio de prueba se dirige, esencialmente, a relevar a quien el registro indica como propietario de la necesidad de demostrar que ha perdido la disponibilidad material del automotor con motivo de su venta, al haberlo entregado a terceros "por quienes él no debe responder". Como consecuencia de ello, la ley presume que el vehículo fue usado contra su voluntad...".

En lo que respecta a la postura reseñada se expresa por el Supremo Tribunal que "... los efectos que dicha norma atribuye a la denuncia no excluyen, sin embargo, la posibilidad de acreditar en juicio de manera fehaciente que el titular registral ha perdido la guarda del vehículo con anterioridad al suceso que genera su responsabilidad y permiten —por ende— que se evalúe en la causa si subsiste la responsabilidad que le atribuye la primera parte del art. 27 ley 22.977".

Luego fundamenta tal interpretación diciendo que "...la conclusión antecedente se sustenta en una interpretación de la ley que atiende al propósito que la inspira y -a la vez- preserva y asegura su finalidad (Fallos 310:149, 203, 267; 311:193, 401, entre muchos otros), que es proteger al vendedor frente a la omisión negligente del comprador en efectuar la transferencia de dominio. En tal sentido debe destacarse que si la ley exonera de responsabilidad a quien efectúa una denuncia unilateral de venta -cuya sinceridad no es objeto de comprobación-, no cabe privar del mismo efecto a quien demuestra efectivamente que se encuentra en idéntica situación, es decir que no dispone del vehículo por haberlo enajenado y hallarse el automotor en poder del adquirente o de terceros que de éste hubiesen recibido el uso, tenencia o posesión. Esa solución se corrobora si se advierte que la ley no establece una presunción iuris et de iure de que el propietario que no denunció haber vendido y entregado el automotor conserva su guarda (art. 26, dec. ley 6582/1958), por lo que configuraría un exceso ritual privar al titular registral de la posibilidad —jurídicamente relevante— de demostrar si concurre tal extremo".

Por tanto, los fundamentos esgrimidos por la CSJN son:

a. La denuncia de venta, indica que el propietario registral ya no ostenta la disponibilidad del automotor, por haberlo entregado a terceros "por quien el no debe responder". La ley presume entonces que el vehículo fue usando en contra de su voluntad.

b. El titular registral, entonces, ya no ostenta la posesión tanto física como jurídica, sin que pueda imputarse al titular registral responsabilidad civil alguna.

c. Tal circunstancia es susceptible de ser acreditada por otros medios distintos a la denuncia de venta, y cumpliendo con la misma finalidad que ésta.

d. Si es posible eximir de responsabilidad al titular registral que realiza denuncia de que ya no ostenta posesión del vehículo, no existe obstáculo para eximir de responsabilidad al propietario registral que acredita tal circunstancia por otro mecanismo.

Dicha postura ha provocado jurisprudencialmente diversas voces a favor (18) y en contra (19).

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En la que hemos nominado posición amplia, también situamos a quienes (20) no exigen una comunicación formal de denuncia de venta, sino que reviste consecuencias realizar "cualquier comunicación", ya que conforme a la interpretación que se intenta desde este sector de opinión, "...el art. 27 sólo prevé la "comunicación" al registro, por lo cual este último se limita a asentarla en el legajo, cumpliendo así con la exigencia legal. Ello permite observar que dicha comunicación reviste carácter de simple anoticionamiento...". Se agrega que en el juicio la certeza acerca de tal comunicación de la transmisión del rodado debe acreditarse en debida forma por los medios probatorios adecuados.

En consecuencia de lo expuesto, concluimos que esta posición amplia permite aplicar analógicamente los efectos jurídicos del supuesto de la denuncia de venta al registro, a otras comunicaciones, y que incluso permite eximirse de responsabilidad al titular registral cuando acredite fehacientemente en juicio que se ha desprendido de la guarda del rodado, haciendo tradición de la posesión del vehículo al adquirente o a otra persona por la que no deba responder.

La denuncia de venta del rodado efectuada al Registro, no es la única hipótesis de eximición de responsabilidad del titular registral (art. 27, ley 22.977), ya que se aplican los efectos previstos para la denuncia de venta a otras comunicaciones al registro, e incluso se entiende la eximición de responsabilidad del titular registral cuando acredite fehacientemente que se ha desprendido de la guarda del rodado.

III.1.3. Interpretación restrictiva "dura"

Desde esta posición se intenta agregar a la denuncia de venta un requisito adicional, cual es la acreditación de la efectiva transmisión de la posesión del vehículo. Es decir, no sólo debe existir la denuncia de venta ante el Registro, sino que también se debe acreditar que efectivamente existió tradición del automotor.

Entonces para eximirse de responsabilidad el titular registral, debe acreditar en forma simultánea:

a. la denuncia de venta ante el registro.

b. la transmisión de la posesión del automotor.

Consideramos que esta, es una posición aún más estricta que la propia ley, que sólo exige la denuncia de venta operada ante el registro.

Esta interpretación estricta se constata en la jurisprudencia (21) y es seguida en la doctrina por Pizarro (22) quien sostiene que para que el transmitente pueda desvincularse de responsabilidad no basta la mera denuncia de tradición, sino que el titular registral debe también probar que se ha desprendido de la guarda del automóvil entregando la posesión o tenencia a un tercero.

Propugna Pizarro que "... la razonable directiva del párr. 1° (1ª parte) del art. 27 se desvirtúa totalmente con la infortunada causal de liberación" (23). Y critica duramente la normativa mencionada apuntando: "pensábamos entonces —y ratificamos hoy esta convicción— que se trata de una modificación lamentable, apta para trastocar la rigidez aparente del sistema, dejando peligrosamente desprotegida a la víctima. De allí la necesidad de una "interpretación restrictiva de la norma". Continúa afirmando que "Considerar al adquirente o a quienes de éste último hayan recibido el uso, la tenencia o la posesión del automotor, terceros por quienes el titular registral no deba responder importa poco menos que desconocer el sentido y alcance que tiene esta eximente. Si se interpreta razonablemente el

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art. 1113 CC. , a la luz de los principios que lo rigen y de la finalidad que a través de él se procura, tendremos que llegar a una conclusión inevitable: el adquirente que recibe el automotor voluntariamente de su dueño (convirtiéndose en guardián) jamás debería ser tratado como un tercero extraño, por quien aquél no deba responder. Lo grave es que el art. 27 ley 22.977 sienta un criterio en abierta pugna con dicha regla, convirtiendo a la aludida comunicación al registro en una "varita mágica" que tiene el singular prodigio de transformar en tercero extraño a quien no podría razonablemente asumir tal condición, aplicando el art. 1113 CC".

Expresa también (24) que "menos afortunada es la referencia que hace el art. 27 ley 22.977 al uso del automotor contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián. Quien transmite a otro un automotor extra-registralmente, debe asumir los riesgos de posibles incumplimientos, algo que, por otra parte, es propio de todo contrato". Manifiesta el autor que "... por eso, nos parece irrazonable la solución legal que proyecta indirectamente los efectos del incumplimiento contractual (falta de inscripción registral) sobre un tercero (el damnificado), eximiendo de responsabilidad a una de las partes del negocio incumplido (el titular registral que cursó la comunicación). Por esa vía se reduce el ámbito de aplicación del art. 1113 CC., dejando a la víctima en condición de reclamar la reparación del daño solamente al guardián del automotor, excluyéndose injustificadamente al titular registral...".

Sostiene el autor (25) que "... en caso de duda, habrá que estar siempre a favor de la víctima (arg. art. 1113, Cód. Civil) y mantener la responsabilidad del titular registral del automotor, sin perjuicio de las acciones de regreso que puedan corresponderle...".

En esta línea de pensamiento también se pronuncia Trigo Represas (26) en cuanto coincide "... con quienes piensan, tal como se lo hace en el fallo que comenta (27), que el mero hecho de efectuar la comunicación del art. 27 de la ley 22.977, no tiene por sí mismo virtualidad suficiente para eximir de responsabilidad al titular registral, sino que éste además debe acreditar que efectivamente firmó y entregó al adquirente la documentación exigida por los arts. 13 y 14 del dec.-ley 6582/58 e igualmente que hizo efectiva tradición al mismo del rodado en cuestión; ya que de lo contrario la mera comunicación cursada al Registro de la Propiedad del Automotor, podría llegar a constituirse en un fácil recurso para exonerarse fraudulentamente de toda eventual responsabilidad por daños, por parte de su real propietario y titular registral...".

Es decir, a la exigencia de la denuncia de venta al Registro para eximir de responsabilidad, se adiciona también la prueba fehaciente de que se efectuó realmente la tradición de la guarda del automotor.

Por tanto, para exonerarse de responsabilidad se exigen:

1. denuncia de venta ante el Registro; y

2. acreditación de que ha sido transferida la guarda material del vehículo.

La denuncia de venta del rodado efectuada al Registro, solo exime de responsabilidad al titular registral (art. 27, ley 22.977), cuando se acredite fehacientemente que el titular se ha desprendido de la guarda del rodado.

III.2. Nuestra posición

Entendemos por nuestra parte, que la denuncia de venta es la que opera la

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eximición de responsabilidad del titular registral (28), no pudiendo exigirse "más" ni "menos" que la previsión del derecho reglamentario, sin que ello comporte desprotección a la víctima del daño.

Ni más —acreditación de la transmisión de la guarda— ni menos —sólo la prueba de la transmisión de la guarda, sin necesidad de denuncia de venta— devienen exigibles como requisitos a los fines de la eximición de responsabilidad civil del titular registral.

El legislador introdujo un remedio jurídico para que el titular registral se exima de responsabilidad, siendo que la aplicación de dicho supuesto debe ser restrictiva, aplicándolo sólo a las hipótesis en ella comprendido. Es decir, sólo la denuncia de venta ante el registro exime de responsabilidad al titular registral.

La omisión de la denuncia de venta conlleva la responsabilidad objetiva de quien figura como propietario del automotor protagonista en el siniestro.

No basta para eximir de responsabilidad, la acreditación de que el titular registral ya no ostenta la guarda material o jurídica por haberse producido la tradición de la cosa, siendo necesario a tal efecto que el cambio de posesión del rodado se encuentre respaldado por la consiguiente denuncia de venta.

Sólo es posible jurídicamente apartarse del régimen de responsabilidad del titular registral, teniendo en vista el carácter constitutivo de la inscripción, cuando se configuren las situaciones previstas por ley que otorgan tal efecto jurídico —denuncia de venta—, no existiendo la posibilidad de interpretación analógica del art. 27: no puede eximirse el titular registral por haber efectuado otras comunicaciones distintas a la denuncia de venta, ni tampoco puede exigirse únicamente la acreditación de la tradición del automotor. Tampoco puede exigirse la acreditación de un requisito adicional, como es que la guarda del rodado haya sido efectivamente trasmitida.

Es que la denuncia de venta no tiene como único objeto anoticiar al registro que operó la tradición del vehículo, sino también la producción de una serie de efectos que tienden a resguardar a terceros.

La denuncia de venta conlleva el otorgamiento de un plazo para inscribir la transferencia realizada —30 días—, transcurrido el cual se produce el secuestro del automotor.

La ley concede a la denuncia de venta, el carácter publicitario de la tradición del rodado ya operada, por tanto se torna superfluo tener que acreditar en juicio que un acto ya reconocido por ley, realmente existió —la tradición—.

Antes de la comunicación al registro de la denuncia de venta, no puede reputarse que el adquirente es un tercero por el cual el titular registral no debe responder, y tampoco puede apuntarse que el automóvil fue utilizado en contra de su voluntad, ya que al efectuar la operación de venta, le otorga un plazo para inscribir, siendo que durante ese plazo el rodado es utilizado conforme a su voluntad y no en contra. Sólo es utilizado en contra de su voluntad, a partir de que expresa tal voluntad al registro.

Consideramos que en virtud del principio de seguridad jurídica corresponde otorgar efectos de eximente de responsabilidad únicamente a los supuestos comprendidos en la ley —art. 1113, 2ª parte y cc. C.C., art. 27 ley 22.977 denuncia de venta—.

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Las premisas que aplicamos son las siguientes:

1- No existe hasta la traditio inscriptoria ningún derecho real del adquirente sobre el automotor.

2- La adquisición y transmisión de la propiedad del automotor sólo tendrá efectos entre partes y frente a terceros a partir de la inscripción. Esta tiene carácter constitutivo (arg. art. 1 decr. ley 6582/58 ratificado por ley 14.467 y modificado por ley 22.977).

3- Hasta que se materialice la inscripción de la transferencia es responsable civilmente el titular registral del rodado por los daños que produce.

4- La atribución de responsabilidad opera de manera objetiva, por ser el titular registral dueño de la cosa (arg. art. 1113 C.C., art. 27, 1ª parte decr. ley 6582/58 ratificado por ley 14.467 y modificado por ley 22.977).

5- Hasta la inscripción de la transferencia, el titular registral puede eximirse de responsabilidad realizando la denuncia de venta (art. 27 decr. ley 6582/58 ratificado por ley 14.467 y modificado por ley 22.977).

6- No existe otra causal de eximición de responsabilidad que las contenidas en el art. 1113, 2ª parte, C.C., sistema que se aplica respecto a los automotores al instrumentarse el art. 27 decr. ley 6582/58 ratificado por ley 14.467 y modificado por ley 22.977.

7- El art. 27 decr-ley 6582/58 no modifica el régimen de causales de eximición de responsabilidad del Código Civil sino que precisa uno de sus supuestos aplicándolo a la propiedad automotor —tercero por quien no se debe responder—.

8- No es suficiente para exonerarse de responsabilidad acreditar la tradición del automotor o haber formulado otra clase de comunicación al registro diferente a la denuncia de venta.

9- Tampoco puede exigirse, habiendo realizado la denuncia de venta, también —además— la acreditación de la tradición del automotor en juicio.

IV. Conclusiones

A modo se síntesis proponemos las siguientes conclusiones:

1. La regla general establece que hasta tanto se inscriba la transferencia del rodado, el transmitente —titular registral— será civilmente responsable por los daños y perjuicios que se produzcan con el automotor.

2. La responsabilidad del propietario del automotor surge por la calidad de "dueño", y además por el carácter riesgoso de la cosa.

3. El carácter constitutivo de la transferencia inscripta en el Registro se traduce en que la figura del titular registral es el único propietario y responsable del vehículo.

4. Antes de la reforma introducida por la ley 22.977 en el art. 27, la jurisprudencia oscilaba —existiendo también otras declaraciones—, exponiendo en algunas oportunidades que el titular registral se exoneraba de responsabilidad acreditando

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la tradición de la guarda material del vehículo (plenario "Morrazo").

5. Luego de la sanción del nuevo art. 27 por la ley la ley 22.977, la jurisprudencia parcialmente exige sólo la denuncia de venta ante el registro, sin que la prueba de la tradición del rodado exima de responsabilidad civil (plenario Morris de Sothman).

6. El art. 27 introducido por la ley 22.977, incorpora la causal de eximición de responsabilidad del actual titular registral hasta tanto se materialice la inscripción constitutiva de la propiedad, siempre que realice una denuncia de venta al registro, reputando al adquirente con el carácter de tercero por el cual el transmitente no debe responder, y la presunción de que el automotor ha sido utilizado en contra de su voluntad.

7. Este art. 27 genera diversas interpretaciones que nominamos interpretación legal estricta, interpretación amplia e interpretación restrictiva "dura", por el sentido didáctico y explicativo de tales expresiones.

8. La interpretación legal estricta entiende que la denuncia de venta que se efectúa ante el Registro, conforme a las exigencias de la ley, opera la causal de eximición de responsabilidad del titular registral (art. 27, ley 22.977).

9. La interpretación amplia alude a que la denuncia de venta del rodado efectuada ante el Registro, no es la única hipótesis de eximición de responsabilidad del titular registral, ya que se aplican los efectos jurídicos previstos para la denuncia de venta a otras comunicaciones al registro, que eximen de responsabilidad al titular, e incluso se entiende el desplazamiento de la responsabilidad del titular registral cuando acredite fehacientemente que se ha desprendido de la guarda del rodado.

10. La interpretación restrictiva "dura" exige además de la denuncia de venta ante el Registro, también la acreditación de que efectivamente existió tradición del automotor, es decir que el titular se ha desprendido de la guarda del rodado.

11. Adherimos a la interpretación legal estricta, es decir que la denuncia de venta es la que opera la eximición de responsabilidad del titular registral, no pudiendo exigirse "más" ni "menos" que la previsión del derecho reglamentario, sin que ello comporte desprotección a la víctima del daño.

12. Estimamos que no puede jurídicamente exigirse "ni más" —acreditación de la transmisión de la guarda— "ni menos" —sólo la prueba de la transmisión de la guarda, sin necesidad de denuncia de venta—, a los fines de la eximición de responsabilidad civil del titular registral.

13. La denuncia de venta no tiene como único objeto anoticiar al registro que operó la tradición del vehículo, sino también la producción de una serie de efectos que tienden a resguardar a terceros.

14. La ley concede a la denuncia de venta, el carácter publicitario de la tradición del rodado ya operada, por tanto se torna superfluo tener que acreditar en juicio que un acto ya reconocido por ley, realmente existió —la tradición—.

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)

(1) La ley 22.977 tiene fecha de sanción del 16/11/1983, fecha de promulgación 16/11/1983 y fue publicado en: Boletín

Oficial 21/11/1983, Adla, XLIII-D, 3962.

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Aclaramos, que siempre que mencionamos el art. 27 de la ley 22.977, entendemos y expresamos que es el art. 27 introducido por la ley 22.977 al dec. ley 6582/1958 (Adla, XVIII-A, 1079).

El art. 1° de la ley 22.977 Art. 1° dispone la sustitución de los arts. 4°, 6°, 7°, 8°, 9°, 12, 13, 14, 15, 16, 23 y 27 del dec.-ley 6582/58 ratificado por ley 14.467 (t. o. por dec. 4560/73 —Adla, XXXIII-B, 1991—) y sus modificatorias.

En estos anales de legislación se encuentra, con fecha 14 de noviembre de 1983, los motivos de la elevación de la ley 22.977, mencionando como la principal falla del sistema vigente, la que radica en la no concordancia plena entre las constancias registrales y la realidad, como consecuencia de la falta de inscripción de un número considerable de las transferencias que se celebran, alegando que las modificaciones que se auspician al texto legal, tienden a asegurar la efectiva inscripción de las transferencias, para permitir el cumplimiento de los objetivos básicos del régimen registral en materia automotor, estableciendo como obligación del comprador de inscribir la transferencia en un plazo determinado, vencido el cual el vendedor podrá revocar la autorización para circular que le hubiere otorgado, y solicitar el secuestro del automotor, para poder limitar así su responsabilidad como titular registral (Lucas J. Lennon.).

(2) Musto afirma en este sentido que "... el número de los derechos reales está determinado por la ley y ella regula de manera más o menos precisa, sus formas de adquisición, atribuciones, deberes y facultades de sus titulares, limitaciones, restricciones, duración, formas de extinción, etc..." Y continúa que "... el sistema de numerus clausus es adoptado por nuestro legislador como principio axiológico (art. 2502 C.C.) de modo que no se puede constituir otros derechos reales que los establecidos por la ley..." (Musto, Néstor Jorge. Derechos Reales. Astrea. Bs. As. 2000. t. 1. p. 41 y ss.). (3) Conf. BORELLA, Alberto Omar, "Régimen Registral del Automotor", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1993, p. 430 y sigtes. (4) Para mayor profundidad véase: ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, "Resarcimiento de Daños", t. 4, Presupuestos y Funciones del Derecho de Daños, Hammurabi, Bs. As., 1999. (5) Zavala de GONZALEZ expresa que "... Cuando se acciona contra el dueño, guardián o conductor de un automotor que ha embestido a otro, media una inversión de la carga de la prueba, de manera que pesa sobre el demandado la necesidad de acreditar una causalidad del accidente que sea eximitoria de su responsabilidad...", ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, "Doctrina Judicial. Solución de Casos", Alveroni, Córdoba, 2004, t. 1, p. 165. (6) Bustamante Alsina afirma que "... el automóvil es una cosa peligrosa y que por lo tanto le es aplicable la teoría del riesgo incorporada por la reforma al art. 1113 del C.C...", BUSTAMANTE ALSINA, Jorge, "Teoría General de la Responsabilidad Civil", Abeledo Perrot, Bs. As., 1997, p. 422. (7) MENDEZ SIERRA, Eduardo Carlos, "Alcances de la responsabilidad del titular registral que ha vendido su vehículo". LLLitoral, 2004-247, en Comentario a fallo del STJ Corrientes del 12/02/03 en autos, "Sánchez, Ramón Valentín c. Fabialdo, Rodolfo A. y otros". (8) Moisset de Espanés critica la reforma de la ley 22.977 que luego de proclamar en el art. 15 que cualquiera de las partes puede peticionar la inscripción, invierte el orden lógico, y establece en el segundo párrafo de esa norma que será el adquirente quien tendrá a su cargo la obligación de peticionar la inscripción. Manifiesta que "... creemos que en este punto la reforma no ha sido muy feliz...", MOISSET DE ESPANES, "Luis. Automotores y motovehículos. Dominio", Zavalía, Bs. As., 1992, p. 291. (9) Véase: JA, 1981-II-271; LA LEY, 1981-B, 98; ED, 92-687. (10) Plenario Morris de Sotham, Nora c. Besuzzo, Osvaldo P.; CNCiv en Pleno, de fecha 09/09/93, publicado en LA LEY,

1993-E, 586.

También en: ED, 156-225, DJ, 1993-2-909, JA, 1994-I-601. Véase: GHERSI, Carlos A., "La responsabilidad del dueño del automotor y el nuevo plenario Morris de Sotham", JA, 1994-II-884.

(11) El plenario Morris de Sotham de 1993 —ya citado— expresa que "... la doctrina establecida en el fallo plenario dictado el 18/08/80 en la causa "Morrazo, Norberto y otro c. Villareal Isaac y otro", con arreglo a la cual no subsiste la responsabilidad de quien figura en el RNPA como titular del vehículo causante del daño, cuando lo hubieran enajenado y entregado al comprador con anterioridad a la fecha del siniestro, si esta circunstancia resulta debidamente comprobada en el proceso, no mantiene su vigencia luego de la sanción de la ley 22.977...". (12) Afirma Musto que "... esta comunicación tiene un segundo efecto pues, además de desplazar la responsabilidad, opera la revocación de la autorización para circular con el automotor, transcurrido el término de diez días sin que la inscripción se hubiese peticionado e importa el pedido de secuestro, si en un plazo de treinta días no iniciare la tramitación...". También en crítica a la ley manifiesta que "... hubiese sido más conveniente establecer la obligación propter rem de responsabilidad o una especie de embargo automático a las resultas de la determinación de la responsabilidad...". MUSTO, Néstor Jorge, "Derechos Reales", Astrea, Bs. As., 2000, t. 2, p. 490 y ss. (13) BORELLA, Alberto Omar, "Régimen Registral del Automotor", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1993, p. 425 y ss. (14) CNCiv., sala F, con fecha 16/10/2002 en autos "Kachaba, Jorge F. y otro v. Luque, Fabio y otros", DJ, 2003-1-409;

Lexis N° 30010766.

CCiv. y Com. Tucumán, sala II en, "Vargas, Pedro R. v. Abraham, Angel R." del 23/09/2003, Lexis N° 30011541.

CCiv. y Com. Córdoba, 2ª en autos, "Bianciotti, Claudio G. v. Vietto, Gerardo y otros" del 08/09/2004

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(Lexis N° 70018391).

(15) MENDEZ SIERRA, Eduardo Carlos, "Alcances de la responsabilidad del titular registral que ha vendido su vehículo", LLLitoral, 2004-247, en comentario a fallo del STJ Corrientes del 12/02/03 en autos "Sánchez, Ramón Valentín c. Fabialdo, Rodolfo A. y otros". (16) BORELLA, Alberto Omar, "Régimen Registral del Automotor", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1993, p. 425 y ss. (17) PROSPERI, Fernando F., "Régimen Legal de Automotores", La Rocca, Bs. As., 1997, p. 420 y ss. (18) En el sentido de la CSJN, en tanto se declara la eximición de responsabilidad en aquellos supuestos en los que, a pesar de no contar con la denuncia de venta ante el registro, se acreditó la tradición del automotor: CCiv. y Com. Mar del Plata, sala II, 16/04/2004 en autos "Lara, Irma T. v. Velásquez, Marcos y otros" (LLBA, 2004-812; Lexis N° 70013051) que establece que "... considero que debe reverse la postura esbozada por esta alzada, y consecuentemente, adoptarse el criterio por el cual, a la luz del art. 1113 parte 2ª CCiv., quien figura como titular registral de un vehículo vendido a un tercero puede exonerarse de responsabilidad si realiza la denuncia en el Registro de la Propiedad Automotor (art. 27, ley 22.977) o si probó fehacientemente haber perdido la guarda del mismo antes

de que acaeciera el hecho dañoso —culpa de un tercero por quien no debe responder— (art. 1113, parte 2ª CCiv.)".

En la óptica referida, el más Alto Tribunal de Corrientes expresa que "... la aplicación mecánica en el caso del art. 27 ley 22.977, sin desentrañar su significación jurídica indagando la finalidad perseguida por ella, no sólo conduce a un excesivo ritualismo incompatible con el derecho de defensa sino, además, a una consecuencia reprochable desde la perspectiva axiológica..." (Sup. Trib. Just. Corrientes 12/02/2003 "Sánchez, Ramón V. v. Fabialdo, Rodolfo A. y otros", LLLitoral, 2004-248; Lexis N° 30012158.

También se pronuncia en esta línea, la CCiv. y Com. Azul, sala II en "Alvarez, Oscar E. v. Pereyra, Ismael y otros", del 11/05/2006 (Lexis N° 70023914) siguiendo a la postura de la doctrina actual de la Sup. Corte Bs. As. Se expresa que "en tal sentido se dijo que "el art. 27 decreto ley 6582/1958 (t.o.) consagra como presunción iuris tantum la falta de responsabilidad de quien cumplimenta la denuncia allí viabilizada, en tanto la omisión de realizarla permite presumir con el mismo alcance la responsabilidad de quien ha incurrido en ella, siempre que no pruebe acabadamente que el desprendimiento de la posesión y custodia del vehículo, es decir de su animus domini, existió en la realidad de los hechos" (Ac. Sup. Corte Bs. As., 16/2/2005 "Oliva Enrique v. Fahler, Oscar A.").

(19) En contra de la decisión de la CSJN, entendiendo que no se declara la eximición de responsabilidad en aquellos supuestos en los que, a pesar de no contar con la denuncia de venta ante el registro, se acreditó la tradición del automotor: C. Nac. Civ., sala F con fecha 16/10/2002 en autos "Kachaba, Jorge F. y otro v. Luque, Fabio y otros", DJ, 2003-1-409; Lexis N° 30010766, expresa que "... por otro lado, también le asiste razón al recurrente en cuanto a que desde la reforma de la normativa que regla el dominio de los automotores por ley 22.977, no es suficiente a los fines de evadir la responsabilidad —en los términos del art. 1113 CCiv.— la comprobación de haber enajenado el vehículo y

entregado éste al comprador con anterioridad a la fecha del siniestro...".

En la misma perspectiva, el voto en disidencia del Dr. Monzón del Sup. Trib. de Justicia de Corrientes expresa que "... ahora ya no es posible, jurídicamente, discutir la responsabilidad del titular registral de acuerdo con el art. 1113 CCiv. Él responde por ser el dueño, aunque haya transferido la guarda. Pero la dureza de esta solución se atenúa, y muy favorablemente, con la posibilidad de liberación mediante la denuncia de transferencia que puede hacer este titular registral, como dicen Caivano y La Llavez, "la ley crea un procedimiento especial y en definitiva otorga un instrumento idóneo para liberarse de la responsabilidad civil, por lo que no es admisible que pueda pretender tal eximición si no recurrió a ese remedio, aun cuando pueda acreditar por otros medios que ya no tiene la posesión. Teniendo a su alcance una posibilidad cierta y eficaz para proteger sus derechos —y de paso darle conocimiento público al desplazamiento de la guarda— permitir la eximición de responsabilidad a quien no ha utilizado el mecanismo legal, sería tanto como premiar la torpeza. En consecuencia, es razonable interpretar que resulta ahora condición ineludible para que el titular registral pueda deslindar la responsabilidad que en tal carácter le corresponde como dueño del vehículo, haber efectuado la denuncia ante el registro y acreditar esta circunstancia debidamente en el proceso. Es decir, que esta comunicación es el único medio aceptado por la ley para eximir de responsabilidad al titular registral del automotor, pues pone de manifiesto —mediante un acto registral de fecha cierta y posibilidad de conocimiento público— que los actos imputables al accidente o a los sucesivos poseedores o tenedores resultan ajenas a la culpa presumida del titular" (nota a un fallo en JA, 1996-I-73 y ss., lo cit. en p. 80). Lo que dicen estos autores -y que comparto- es que la denuncia de transferencia es, en la negociación de automotores, el equivalente a las cargas procesales. La parte tiene a su disposición un resorte legal para beneficiarse. Si no lo utiliza, debe pasar por las consecuencias de su omisión" (Sup. Trib. Just. Corrientes 12/02/2003 "Sánchez, Ramón V. v. Fabialdo, Rodolfo A. y otros", LLLitoral, 2004-248; Lexis N° 30012158.

Por su parte la C. Civ. y Com. Tucumán, sala II en "Vargas, Pedro R. v. Abraham, Ángel R." del 23/09/2003 (Lexis N° 30011541) dispuso que "la jurisprudencia es concordante al respecto, habiéndose resuelto que "el titular del automotor que se obligó a transferir su dominio, aunque hubiera hecho tradición del bien o transferido su guarda, es responsable ante la víctima si no lo comunicó al registro respectivo", y que "tras la sanción de la ley 22.977 el titular registral del automotor que lo enajena sin

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cumplir el modo de transmisión que estatuye el sistema de inscripción registral constitutiva sólo puede escapar a la atribución de responsabilidad objetiva si con antelación al hecho que motiva su responsabilidad comunica al registro la tradición del automotor" (conf. Revista de Derechos de Daños, Accidentes de Tránsito, 2002-1-258)...".

También se ha pronunciado la C. Civ. y Com. Córdoba, 2ª en autos "Bianciotti, Claudio G. v. Vietto, Gerardo y otros" del 08/09/2004 (Lexis N° 70018391) diciendo que "...no desconozco el criterio sentado por la Corte Sup. en el precedente citado por los recurrentes (Corte Sup., Fallo del 21/5/2002, "in re": "Camargo Martina y otros v. Provincia de San Luis y otra ")... Pero no sólo no comparto tales conclusiones por las razones precedentemente expuestas sumadas a otras que exceden el presente recurso, sino que dicha doctrina del máximo cuerpo no resulta aplicable desde que los apelantes no han demostrado efectivamente a lo largo de éste juicio que efectivamente no disponían del vehículo al tiempo del choque por haberlo enajenado y que se hallare el automotor en poder del adquirente o de terceros que de éste hubieren obtenido el uso, la tenencia o posesión, lo que sella definitivamente la suerte del recurso". Se sostuvo que "... el nuevo poseedor, que en virtud del contrato que lo une con el propietario tiene derecho a que se efectúe la inscripción, es sólo un acreedor pero todavía no es propietario, de suerte tal que la víctima puede dirigir su acción contra quien conducía el vehículo, contra el poseedor actual -si es una persona distinta del conductor- que actúa como guardián de la cosa, y también contra el titular inscripto que es su propietario, desde que esta solución es la que armoniza con lo dispuesto en el párrafo agregado por la ley 17.711 al art. 1113 CCiv. que pone a cargo del dueño o guardián —conjuntamente— la responsabilidad de resarcir el daño causado por las cosas. Conclusivo es cuanto afirma que "... jamás podría exigírsele a la víctima que indagara las relaciones que pudieron haber unido al dueño con el guardián, ni que averiguara si existe o no promesa de venta no cumplida, pues tales problemas son ajenos a aquella y deberán ser dilucidados por las personas a las que la ley considera responsables del daño, cuando procuren determinar entre ellas la proporción en que deberá contribuir al resarcimiento, pero frente a la víctima el poseedor (guardián) y el propietario son responsables (conf. Moisset de Espanes, Luis, "Dominio de automotores y publicidad registral", Editorial Hammurabi, Cap. VIII, p. 150 y ss.)...".

(20) DIAZ SOLIMINE, Omar Luis, "Dominio de los automotores", Astrea, Bs. As., 1994, p. 89 y ss. (21) Esta postura fue asumida por el Trib. Sup. Just. Córdoba, sala Penal, en autos caratulados: "Sosa, Alberto P. s/. Lesiones culposas - Recurso de casación", sent. n. 70 del 3/9/2002 donde expuso: "El art. 1113 CCiv., en su párr. 2°, establece la responsabilidad objetiva emergente del riesgo o vicio de la cosa (Trib. Sup. Just. Córdoba, sala penal, "Arias", sent. 74, 10/12/1997) estipulando que el dueño o guardián "solo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder". Específicamente, en lo que atañe a los automotores, el decreto ley 6582/1958 (ratificado por ley 14.467 y modif. por ley 22.977) configura el régimen general de dominio y transferencia de los mismos... La sala, en anteriores integraciones ha sentado una doctrina que compartimos plenamente, en el sentido de que el régimen registral que regula lo atinente a la propiedad de los automotores destacado precedentemente, introduce una modificación sustancial con relación a estos bienes muebles pues reemplaza a la tradición como modo de constitución del derecho real, estableciendo para ello la inscripción registral, de lo que surge su carácter constitutivo, de modo que la transmisión del dominio de los automotores deberá formalizarse por instrumento público o privado y sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros desde la fecha de su inscripción en el Registro de Propiedad Automotor (Trib. Sup. Just. Córdoba, sala penal, "Castro ", sent. 34, 29/11/1984; "Garrido", sent. 1, 19/3/1986; "Guerra", sent. 36, 3/12/1992). Igualmente, se ha sostenido que el art. 27 de la ley 22.977 no ha modificado el régimen de adquisición y transmisión del dominio de los automotores, sino que se ha limitado a establecer el alcance que tienen las eximentes del art. 1113 CCiv., permitiendo que el titular registral es decir el dueño, sin perder esa calidad, se desvincule de responsabilidad si con anterioridad al hecho que la origina hubiere comunicado al registro que hizo tradición del automotor, en cuya hipótesis se reputará que el adquirente o quienes de este último hubieren recibido el uso, la tenencia o la posesión de aquél, revisten con relación al transmitente el carácter de terceros por quien él no debe responder (Trib. Sup. Just. Córdoba, sala penal, "Guerra", ya citado, seguido por la sala en su actual integración en "Turelli", sent. 25, 27/4/1998)... Se ha sostenido que para desvincularse no basta la mera denuncia de tradición, sino que el titular registral debe también probar que se ha desprendido de la guarda del automóvil entregando la posesión o tenencia a un tercero (Pizarro, Daniel, "La responsabilidad del titular registral en un automotor y la ley 22.977", JA, 1985-II-979; MUNDET, Eduardo R., "El nuevo sistema de responsabilidad civil del titular registral de un automotor impuesto por la ley 22.977", LLC, 1985-761; GHERSI, Carlos A., "La responsabilidad del dueño del automotor y el nuevo plenario Morris de Sotham", JA, 1994-II-884)... De similar manera lo ha interpretado la jurisprudencia:... Si ha habido una transferencia efectiva del automotor, deben distinguirse dos etapas: 1. los 10 días que van desde la celebración del acto de venta, previstos en el art. 15 para que el adquirente efectúe la inscripción período en el cual, aunque el vendedor sigue siendo titular registral, y ha prestado conformidad expresa o tácita para que el adquirente use el vehículo, funciona la primera causal de exención: "hecho de un tercero por quien el propietario no debe responder"; 2. vencido dicho plazo el titular registral sólo podrá eximirse probando, mediante la "comunicación de entrega" efectuada al registro, que el vehículo se usó en contra de su voluntad (C. Penal de Santa Fe, sala 2ª, 3/11/1995...).

(22) PIZARRO, Daniel, "La responsabilidad del titular registral en un automotor y la ley 22.977", JA, 1985-II-979.

En esta misma línea: MUNDET, Eduardo R., "El nuevo sistema de responsabilidad civil del titular registral de un automotor impuesto por la ley 22.977", LLC, 1985-761.

(23) PIZARRO, Daniel, "La responsabilidad del titular registral en un automotor y la ley 22.977", JA, 1985-II-979. (24) PIZARRO, Ramón D., "Jurisprudencia anotada. Responsabilidad civil del guardián de un automotor", Fuente: JA, 1996-IV-235, Lexis N° 0003/001187 ó 0003/001203. (25) PIZARRO, Ramón D., "La responsabilidad del titular registral de un automotor en la actual jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación", LA LEY, 2005-F, 1220.

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(26) TRIGO REPRESAS, Félix A., "Exención de responsabilidad del titular registral del dominio de un automotor después de la ley 22.977", LA LEY, 1996-C, 611, en comentario a fallo CNCiv., sala B del 30/03/95 en autos "R., T. A. c.

Bottindari, Fernando y otros", (LA LEY, 1996-C, 612).

Aunque el autor realiza una salvedad manifestando que "...pese a todo creemos que ese principio no es tan absoluto y que el titular registral tampoco debe responder cuando se ha visto privado de la posesión del vehículo, y por lo tanto también de su cuidado y conservación, contra su voluntad, tal como lo decidiera la C7ªCyC Cba en un caso en que ello sucedió como consecuencia de ser rematado judicialmente el automotor en cuestión; ya que siendo ello así, es obvio que igualmente el coche pasa a ser usado contra la voluntad de su titular registral, por alguien que es a su respecto un tercero extraño por quien no debe responder...".

(27) El fallo de la CNCiv., sala B del 30/03/95 en autos "R., T. A. c. Bottindari, Fernando y otros", citado por Trigo Represas dispone que "...la liberación del titular registral que ha demostrado la enajenación y entrega del vehículo con anterioridad al accidente juzgado, ha de completarse con la acreditación de haberse efectuado al Registro la comunicación prevista por el art. 27...". (28) Nos posicionamos en la que hemos llamado, interpretación legal estricta.