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1 TEMA 1: LOS BIENES DE LA ADMINISTRACIÓN: RÉGIMEN BÁSICO 1.- Patrimonio entes públicos La Ley 33/2003 de Patrimonio de las Administraciones Públicas define el patrimonio de los entes públicos como el conjunto de sus bienes y derechos, cualquiera que sea su naturaleza y título de adquisición, dejando fuera del mismo el dinero, los valores, los créditos, los demás recursos financieros de su hacienda y los que constituyan su tesorería. Dentro del patrimonio de los entes públicos hay que diferenciar entre los bienes de dominio público y los bienes patrimoniales. 2.- Bienes de dominio público * La Ley 33/2003 de Patrimonio de las Administraciones Públicas los define como aquellos bienes que, siendo de titularidad pública, están afectados al uso general o al servicio público, así como todos aquellos a los que la ley les otorgue tal carácter. El CC incluye en los mismos aquellos que estén afectos al fomento de la riqueza nacional. Estos bienes también se denominan demaniales y a la cualidad que les otorga la pertenencia a tal conjunto se le denomina demanialidad. La ley 33/2003 establece una serie de principios que deben regir la gestión y administración de los bienes de dominio público y entre ellos destacan los de inembargabilidad, imprescriptibilidad, inalienabilidad o el de preferencia del uso común frente al uso privativo. 3.- Bienes patrimoniales de las AAPP * Estos se definen negativamente, es decir, aquellos bienes que forman parte del patrimonio de las AAPP pero que no están afectos al uso o servicio público o al fomento de la riqueza nacional, o lo que es lo mismo, los bienes de titularidad de las AAPP que no tiene el carácter de demaniales. La Ley 33/2003, con la finalidad de evitar que los bienes patrimoniales se conviertan en una riqueza inerte, prescribe que la administración de los bienes patrimoniales habrá de ajustarse a los principios de eficiencia y económica en su gestión y de eficacia y rentabilidad en su explotación, así como par evitar una gestión corrupta de los mismos, su adquisición, explotación y enajenación habrán de someterse a los principios de transparencia, publicidad, objetividad y concurrencia. 4.- Régimen básico de los bienes de la Administración Es el conjunto de normas de derecho administrativo aplicable a los bienes de la administración y que fundamentalmente se ocupa de la regulación de los órganos competentes para su gestión, el régimen de inventarios, investigación, reivindicación y deslinde así como las normas para su adquisición, gravamen y trasmisión. La existencia de normas de derecho administrativo aplicables a los bienes patrimoniales de las administraciones públicas supone también la existencia de un régimen de propiedad diferenciado del de la propiedad privada civil. Dicho régimen se caracteriza por su peculiaridad y exorbitancia manifestada en dos vertientes. La primera de ellas es la que hace referencia a la servidumbres que impone la administración para el manejo de sus bienes y de las que están libres las personas privadas en la gestión de su propiedad, pero dicha vertiente se compensa en una

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TEMA 1: LOS BIENES DE LA ADMINISTRACIÓN: RÉGIMEN BÁSICO 1.- Patrimonio entes públicos La Ley 33/2003 de Patrimonio de las Administraciones Públicas define el patrimonio de los entes públicos como el conjunto de sus bienes y derechos, cualquiera que sea su naturaleza y título de adquisición, dejando fuera del mismo el dinero, los valores, los créditos, los demás recursos financieros de su hacienda y los que constituyan su tesorería. Dentro del patrimonio de los entes públicos hay que diferenciar entre los bienes de dominio público y los bienes patrimoniales.

2.- Bienes de dominio público * La Ley 33/2003 de Patrimonio de las Administraciones Públicas los define como aquellos bienes que, siendo de titularidad pública, están afectados al uso general o al servicio público, así como todos aquellos a los que la ley les otorgue tal carácter. El CC incluye en los mismos aquellos que estén afectos al fomento de la riqueza nacional. Estos bienes también se denominan demaniales y a la cualidad que les otorga la pertenencia a tal conjunto se le denomina demanialidad. La ley 33/2003 establece una serie de principios que deben regir la gestión y administración de los bienes de dominio público y entre ellos destacan los de inembargabilidad, imprescriptibilidad, inalienabilidad o el de preferencia del uso común frente al uso privativo.

3.- Bienes patrimoniales de las AAPP * Estos se definen negativamente, es decir, aquellos bienes que forman parte del patrimonio de las AAPP pero que no están afectos al uso o servicio público o al fomento de la riqueza nacional, o lo que es lo mismo, los bienes de titularidad de las AAPP que no tiene el carácter de demaniales. La Ley 33/2003, con la finalidad de evitar que los bienes patrimoniales se conviertan en una riqueza inerte, prescribe que la administración de los bienes patrimoniales habrá de ajustarse a los principios de eficiencia y económica en su gestión y de eficacia y rentabilidad en su explotación, así como par evitar una gestión corrupta de los mismos, su adquisición, explotación y enajenación habrán de someterse a los principios de transparencia, publicidad, objetividad y concurrencia.

4.- Régimen básico de los bienes de la Administración Es el conjunto de normas de derecho administrativo aplicable a los bienes de la administración y que fundamentalmente se ocupa de la regulación de los órganos competentes para su gestión, el régimen de inventarios, investigación, reivindicación y deslinde así como las normas para su adquisición, gravamen y trasmisión. La existencia de normas de derecho administrativo aplicables a los bienes patrimoniales de las administraciones públicas supone también la existencia de un régimen de propiedad diferenciado del de la propiedad privada civil. Dicho régimen se caracteriza por su peculiaridad y exorbitancia manifestada en dos vertientes. La primera de ellas es la que hace referencia a la servidumbres que impone la administración para el manejo de sus bienes y de las que están libres las personas privadas en la gestión de su propiedad, pero dicha vertiente se compensa en una

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segunda que supone el otorgamiento a la administración de poderes cuasi-judiciales para la defensa de su patrimonio manifestados en potestades como las de deslinde, reintegro posesorio o desahucio, régimen que va más allá en su exorbitancia cuando son bienes demaniales de los que se trata pues esto cuentan con un plus añadido de protección mediante las cualidades de inembargabilidad, imprescriptibilidad e inalienabilidad. 5.- Adquisición de bienes por la Administración * La ley 33/2003 dispone que las AAPP podrán adquirir bienes y derechos por cualquiera de las formas previstas en el ordenamiento jurídico y, en particular, por atribución de la ley, a título oneroso, con ejercicio o no de la potestad expropiatoria, por herencia, legado o donación, por prescripción y por ocupación.

1. Por atribución de la ley La referencia de la Ley 33/2003 a la adquisición de los bienes del Estado por atribución de la ley abarca tanto supuestos de leyes expropiatorias singulares (caso Rumasa), como supuestos de configuración de obligaciones legales de cesión por las leyes generales (supuestos de cesión urbanística para equipamientos públicos) así como eventuales calificaciones de categorías enteras de propiedades o de facultades del derecho a la propiedad como bienes demaniales.

2. A título oneroso Las adquisiciones de bienes por la Administración a titulo oneroso sin ejercicio de la potestad expropiatoria se regirá por las disposiciones de la ley 33/2003 y supletoriamente por las normas de derecho privado, civil o mercantil. Por su parte, las adquisiciones mediante el ejercicio de la potestad expropiatoria se rigen por la Ley de Expropiación Forzosa y por el TR de la ley del Suelo u otras normas especiales.

3. A título gratuito * En las adquisiciones a título gratuito se corre el riesgo de que se impongan modos o condiciones que se aparten de los fines públicos específicos del órgano beneficiario de la liberalidad, o gravámenes que desvirtúen la gratuidad de la adquisición, siendo por ello por lo que en la adquisición de bienes a título gratuito se estará a lo dispuesto en expediente previo en el que se acredite que el valor del gravamen impuesto no supera al valor de los adquirido. A la misma finalidad responde la regla de que las herencias se aceptarán siempre a beneficio de inventario.

4. Prescripción La ley 33/2003 admite que las AAPP puedan adquirir bienes por prescripción con arreglo a los establecido en el CC y en las leyes especiales. Lo harán pues, sin más problemas, que el respeto a los plazos de prescripción establecidos, siendo los bienes patrimoniales de la administración susceptibles de prescripción adquisitiva a favor de los particulares (30.2 Ley 33/2003).

6.- Trasmisión de los bienes de la Administración La trasmisión es el negocio jurídico más habitual respecto a los bienes patrimoniales de la administración. En el ámbito de la AGE, el órgano competente para la enajenación de los

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inmuebles de la mismas es el MH salvo que el valor del bien o derecho exceda de 20 mill. € en cuyo caso será competente el Consejo de Ministros. La ley 33/2003 prescribe que el procedimiento ordinario ara la enajenación de inmuebles del Estado será el concurso, admitiéndose la contratación directa en numerosos supuestos

7.- Cesión de los bienes de la Administración En el ámbito del Estado se permite la cesión gratuita de la propiedad o del uso de los bienes patrimoniales del Estado con fines de utilidad pública o social a favor de otras AAPP o de asociaciones declaradas de utilidad pública. En este caso la cesión se hace siempre por contratación directa. En el ámbito local, el RBCL las admite a favor de Entidades o Instituciones Públicas para fines que redunden en el beneficio de los habitantes del término municipal, así como las Instituciones privadas de interés público sin ánimo de lucro.

8.- Autotutela Básica Consiste en el ejercicio por parte de la administración de una serie de potestades en la defensa de sus bienes.

1. Inventarios y catálogos Los inventarios y catálogos son relaciones de bienes que la administración hace para su conocimiento interno, lo que les permite tener un exacto conocimiento de los mismos así como su naturaleza y situación, lo que en realidad es una obligación que, con carácter general, la ley 33/2003 establece para las AAPP. La inclusión de determinados bienes en un catálogo no añade nada nuevo a la protección de los bienes de la administración desde el punto de vista de su defensa, a menos que, en virtud del valor probatorio que el CC otorga a los documentos elaborados por funcionarios, pueda constituir un principio de prueba por escrito.

2. La inscripción en el registro de la Propiedad * Como un medio más de protección de su patrimonio, la ley 33/2003 prescribe que las AAPP deben inscribir en los correspondientes registros públicos los bienes y derechos, patrimoniales o demaniales, que integran su patrimonio y que sean susceptibles de inscripción, así como los negocios jurídicos que, referidos a éstos, puedan tener acceso a dichos registros. No obstante la obligación se torna en potestad en el supuesto de arrendamiento inscribibles de conformidad con la legislación hipotecaria.

3. La acción de investigación *. Efectos * Como cualquier otro propietario la Administración tiene el derecho y el deber de investigar la situación de los bienes y derechos que se presuman de su propiedad siempre que esta no conste con la finalidad de determinar la titularidad de los mismos. Esta acción cuanta con la peculiaridad de que se premia a los particulares denunciantes con un 10 por 100 del precio de venta del bien o del valor de tasación pericial del mismo si no fuere vendido.

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4. El deslinde. (trámites y efectos generales **) (acción de deslinde *)

a. Concepto * El derecho de deslinde es una facultad de todo propietario de proceder a fijar los límites de sus fincas para posteriormente hacerlos visible a través de hitos o mojones en una operación que recibe el nombre de amojonamiento. Pues bien, este derecho de todo propietario se configura en la ley 33/2003 como una potestad de la Administración, la cual puede proceder a deslindar sus bienes inmuebles respecto a otros pertenecientes a terceros cuando los límites entre ellos sean imprecisos o hayan indicios de usurpación.

b. Trámites ** En cuanto a los trámites a seguir para el deslinde habrá de estarse a los dispuesto en la legislación autonómica sin son estas administraciones las afectadas, al RBCL si se trata de un ente local o a la Ley 33/2003 para los bienes del Estado. Esta última disposición establece los siguientes trámites: Inicio.- El inicio del procedimiento de deslinde será de oficio, por incitativa propia o a petición de los propietarios de los inmuebles colindantes. De ello se dará cuenta al correspondiente Registro de la Propiedad para que proceda a tomar nota del mismo mediante anotación marginal en la inscripción de dominio del bien. Publicidad.- El inicio del procedimiento se publicará en el BOE y en el tablón de edictos del Ayuntamiento en cuyo término municipal radique el inmueble sujeto a deslinde, lo que se notificará también a cuantas personas se conozca que puedan tener derechos sobre los bienes colindantes y que puedan verse afectados por el deslinde. Resolución.- La resolución aprobatoria del deslinde se emitirá previo informe jurídico y deberla notificarse a los afectados por el procedimiento y publicarse en la forma antes dicha. Una vez firme la resolución de deslinde se procederá, en su caso, al amojonamiento con la presencia de los interesados que así lo soliciten así como a su inscripción en el correspondiente Registro de la Propiedad.

c. Efectos ** Con el deslinde, la Administración no sólo declara su posesión sobre los límites de sus bienes en relación con los linderos de las fincas vecinas, sino que además, resuelve sobre la propiedad misma con efectos registrales, arrojando sobre el propietario disconforme la carga de recurrir en juicio declarativo ante el juez civil o bien ante la JCA si presume que el acto de deslinde adolece de vicios de procedimiento o de competencia.

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5. Reintegro posesorio * El reintegro posesorio es la potestad de las AAPP de recuperar pos sí mismas en vía administrativa la posesión indebidamente perdida de los bienes y derechos que integran su patrimonio sin la necesidad de acudir a los Tribunales civiles. En el caso de bienes patrimoniales, la recuperación de la posesión en viña administrativa requieres que el inicio del procedimiento se comunique en el plazo de un año contado desde el día siguiente al que se produjo la usurpación. Si se trata de bienes demaniales, la potestad de recuperación se potencia, admitiéndose que la Administración pueda proceder a la recuperación de la propiedad, y no sólo de la posición, en cualquier tiempo. En cualquier caso se trata de una medida provisoria y precarial sin valor de acto administrativo firme y consentido, aunque el particular no la impugne en vía administrativa o contencioso-administrativa. Y ello es porque el particular desposeído siempre puede acudir ante el juez civil, ejercitando acciones civiles declarativas de dominio o reivindicatorias si no han prescrito con arreglo al Derecho Civil.

6. El desahucio administrativo. El desahucio es un tipo especial de proceso civil a través del cual el propietario de un inmueble puede despojar de la posesión del mismo a un tercero previa rescisión o anulación del titulo jurídico que legitimaba la ocupación. Cuando se trata de bienes demaniales, corresponde a la administración declarar la nulidad de los títulos concesionales derivados de contratos administrativos de concesión. Pero la ley 33/2003, para facilitar la recuperación de la posición por la administración sin necesidad de acudir a los tribunales civiles, permite la recuperación directa de la posición en vía administrativa cuando decaigan o desaparezca el título, las condiciones o circunstancias en las que se sostenía la ocupación del dominio público.

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TEMA 2 : EL DOMINIO PÚBLICO.

9.- Clasificación de los bienes de dominio público

1. Bienes afectos al uso público o general (¿es una lista cerrada? *) De acuerdo con el CC integran esta categoría aquellos bienes que de forma directa están afectados al uso público o general tales como caminos, puentes canales o puertos así como otros análogos a éstos. (339 y 344 CC). Por su parte, la legislación local, en el TRDRL, describe como integrantes de este conjunto las calles, plazas, carreteras, paseos, parques, etc. así como las demás obras públicas de aprovechamiento o uso general cuya conservación y policía sean de competencias de la entidad local. Pues bien, la enumeración que antecede no debe considerarse una lista carradas ya que el CC tras enumerar los bienes que considera demaniales por estar afectos al uso público o general habla de otros análogos y la legislación local referida habla de demás obras públicas de aprovechamiento o uso general.

2. Bienes afectados a un servicio público. Los edificios públicos. La ley 33/2003 define los bienes de dominio público como aquellos que están afectos al uso general o aun servicio público, entendiéndose la expresión servicio público en el sentido subjetivo más amplio del concepto como sinónimo de organismo público. Basta pues la afectación o la vinculación a ese servicio para que el bien sea considerado como de dominio público sin la necesidad añadida de que el bien sea demanial por su especial naturaleza o porque haya sufrido alguna suerte de acondicionamiento.

3. Los bienes afectados a la Corona. El Patrimonio Nacional (Diferencias y similitudes entre ambos*) El Patrimonio Real, o como indebidamente ahora se califica como de Patrimonio Nacional pues patrimonio nacional es sin duda todo el patrimonio de las AAPP, está comprendido por el conjunto de muebles e inmuebles de titularidad del Estado que están afectados al uso y servicio del Rey y de los miembros de la Real Familia para el ejercicio de la alta representación que la Constitución y las leyes les atribuyen. Pero también, y en cuanto no sea incompatible con esa afectación principal los estarán a los fines culturales, científicos y docentes que determine su Consejo de Administración. Los bienes integrantes del Patrimonio Nacional están dotados de la cualidades de imprescriptibilidad, inalienabilidad e inembargabilidad y en general gozarán de las mismas prerrogativas de los bienes de dominio público estatal.

4. Bienes afectados al fomento de la riqueza nacional. Esta categoría de bienes de dominio público, que afecta a los bienes del Estado y de las CCAA pero no de los Entes Locales se corresponde con la definida en el CC en su artículo 339 y que califica como los bienes que siendo de titularidad privativa del Estado estén afectados al fomento de la riqueza nacional y que ejemplifica únicamente en las mimas mientras no se otorgue su concesión. Esa calificación demanial de las minas “mientras no se otorgue su concesión” se hace instrumentalmente para resaltar su inapropiabilidad mediante los modos comunes de adquisición de la propiedad, por estar reservada su atribución a los cauces administrativos del permiso de investigación y de concesión. En cualquier caso, una vez concedidas, las minas no están afectadas a un servicio, ni al uso público y por ello el régimen de su utilización y protección difiere sustancialmente del de los otros bienes

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demaniales y lo mismo puede decirse de los hidrocarburos o de las aguas minero-medicinales y minero industriales.

5. El dominio público radioeléctrico. La ley 33/2003 General de Telecomunicaciones califica de dominio público la readioelectricidad, cuya titularidad, gestión, planificación, administración y control corresponden al Estado.

a. Objetivo gestión * La gestión del dominio público radioeléctrico tiene por objetivo el establecimiento de un marco jurídico que asegure unas condiciones armonizadas de uso y que permita su disponibilidad y uso eficiente.

b. Uso común El otorgamiento del derecho al uso común del dominio público radioeléctrico revestirá a forma de autorización administrativa si se trata del espectro radioeléctrico para radioaficionados y otros sin contenido económico o si se otorga el uso privativo en autoprestación por el solicitante. No se otorgarán derechos de uso privativo del dominio público radioeléctrico para su uso en autoprestación cuando se den los supuestos en los que la demanda supere a la oferta.

c. Forma y requisitos utilización privativa * Los derechos de uso privativo del dominio público radioeléctrico se otorgarán por concesión únicamente a favor de los operadores por periodos renovables en función de la disponibilidad y de las previsiones de la planificación de dicho dominio público. Los derechos de uso privativo sin límite de número se concederán por un plazo que caducará el 31 de diciembre del año natural del quinto año de vigencia de la concesión, siendo prorrogable por periodos de 5 años. En el supuesto de concesión con limitación de número, se estará al plazo previsto en los respectivos procedimientos de licitación y que en todo caso será de un máximo de 20 años renovables.

10.- Los bienes comunales. Entre los bienes de los Entes Locales figura la categoría de los bienes comunales, categoría ajena al régimen patrimonial del Estado y de las CCAA. La vigente Ley de Régimen Local los define, más que por el dato de su titularidad dominical, por el dato de su aprovechamiento y disfrute, el cual, se llevará a cabo preferiblemente en régimen de explotación colectiva y comunal. Por su parte, La ley de Montes, define los montes comunales como aquellos que siendo de titularidad de las entidades locales su aprovechamiento corresponde al común de los vecinos, calificándolos como de dominio público.

11.- La extensión de la demanialidad: los bienes muebles y los derechos reales demaniales. (Leer en páginas 50 y 51 del manual recomendado).

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12.- Aplicación del concepto de propiedad a los bienes públicos * A juicio de los autores del manual recomendado para el estudio de la asignatura la tesis doctrinal sobre la aplicación del concepto de propiedad a los bienes de dominio pública ha servido, entre otras cuestiones, para el establecimiento de un régimen de protección y seguridad jurídica perfectamente encajables en el concepto de propiedad pero que además sigue sirviendo para algo fundamental: para que los particulares puedan ejercer acciones civiles ante los tribunales en defensa de la propiedad cuando la suya es obviada o desconocida por la Administración so pretexto de la demanialidad de los bienes, una garantía fundamental difícil de imaginar si las AAPP no fueran titulares dominicales de los bienes demaniales sino titulares de otros derecho o facultades contra los cuales serian difícilmente imaginables acciones civiles de defensa de la propiedad.

13.- Comienzo y cese de la demanialidad. Afectación y desafectación. La afectación de un bien a un destino público es el elemento fundamental para la calificación de un bien como demanial. de igual forma la desafectación produce el fenómeno inverso de su descalificación como bien demanial.

1. Las modalidades de afectación El inicio de la afectación y , por consiguiente, del régimen de demanialidad no se produce de la misma forma para todos los bienes de dominio público.

a. Bienes de dominio público natural Los bienes de dominio público natural o necesario (ríos, zona marítimo-terrestre, playas, etc.) y los afectados al fomento de la riqueza nacional (minas, montes, espacio radioeléctrico) adquieren la condición de demaniales normalmente por la concurrencia de dos elementos: - La existencia de una norma de carácter general que catalogue como demaniales una categoría de bienes. - La concurrencia en tales bienes de las características naturales necesarias para considerarlos incluidos en tal categoría. Así pues, los bienes de dominio público natural adquieren la demanialidad, salvo que la ley disponga otra coas, sin necesidad de actividad administrativa alguna, dependiendo su inclusión en tal conjunto de la propia naturaleza y de la evolución del estado de las cosas.

b. Bienes de dominio público artificial En el dominio público artificial, constituido por bienes cuyas características físicas son similares a otros bienes de propiedad privada (edificios, parques) el comienzo de la demanialidad se produce por virtud de una actividad administrativa que, supuesta la titularidad del ente público, incorpora el bien al régimen jurídico propio de la demanialidad.

i. Entes locales. El RBCL distingue entre las siguientes clases de afectación: - La afectación expresa que se produce cuando la demanialidad del bien es declarada formalmente mediante un expediente ad hoc.

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- La afectación implícita cuando, sin necesidad de expediente ad hoc deriva de actos de las corporaciones locales aprobados con iguales o mayores solemnidades que las de los expedientes de afectación expresa como, por ejemplo, cuando se aprueban definitivamente los planes generales de ordenación urbana. - la afectación presunta que se entiende producida cuando se produce la adscripción de un bien patrimonial a un uso o servicio público o comunales durante un periodo de veinticinco años o cuando la administración adquiere por usucapión, de conformidad con el derecho civil, la propiedad de un bien que venía estando afectado a un uso o servicio público o comunal.

ii. Estado La ley 33/2003, en relación con los bienes del Estado, recoge las mismas formas de afectación legal y por acto administrativo expreso. Además admite, como supuestos de afectación implícita y presunta, los siguientes: - Uso público, notorio y continuado de bienes de su titularidad para servicio o uso público. - Adquisición por usucapión o por expropiación forzosa en determinados supuestos. Igualmente se admite una afectación de futuro sobre los inmuebles en construcción que quedaran afectados al departamento con cargo a cuyos créditos presupuestarios se efectué la edificación. Respecto a los bienes muebles, la afectación se produce para la adquisición de éstos para el desenvolvimiento de los servicios públicos o para la decoración de las dependencias oficiales.

2. Las modalidades de desafectación El cese de la demanialidad tiene lugar por el proceso inverso a la afectación, es decir, por la desafectación, cuyo efecto es convertir el bien demanial en patrimonial, lo que tiene lugar cuando dejen de destinarse al uso general o servicio público. La desafectación es posible mediante la ley sobre toda una categoría de bienes antes calificados demaniales y mediante actos administrativo expreso de la Administración sobre bienes singulares. No hay, sin embargo, desafectaciones implícitas o presuntas, debiendo realizarse éstas siempre de forma expresa.

14.- Mutaciones demaniales * Por mutación demanial se entiende la alteración de alguno de los elementos del demanio, titularidad o afectación, sin salir el bien del dominio público. La mutación demanial puede afectar en primer lugar a la titularidad. Así ocurre en los supuestos de sucesión entre Entes Públicos. También se altera la titularidad demanial cuando se produce una transferencia de competencia sobre el servicio público a que los bienes están afectos a favor de un Ente territorial diverso del que la ostentaba, máxime cuando el traspaso de competencias se produce por la ley.

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La mutación demanial puede producirse también por un cambio en la afectación del bien cuando se produce una desafectación de forma simultanea a la afectación a un servicio o uso diverso del que se venía dando al bien dentro de la misma administración.

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TEMA 3: UTILIZACIÓN Y PROTECCIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO.

15.- Deberes de conservación y clases de utilización del dominio público *. (Uso conforme a la afectación *) Las formas o clases de utilización del dominio público dependen de las distintas clases de afectación a que puede estar sujeto, pues la afectación determina o enmarca, en todo caso, las posibilidades de utilización de los bienes demaniales. De acuerdo con el RBCL la utilización de los bienes de dominio público, cuando no se trata de uso directo por los propios órganos de la Administración puede ser:

1. Uso común Es el correspondiente por igual a todos los ciudadanos indistintamente, de modo que el uso de unos no impida el de los demás interesados, y éste a su vez podrá ser:

a. General, cuando no concurran circunstancias singulares b. Especial, si concurriesen circunstancias de este carácter por la peligrosidad,

intensidad del uso o cualquier otra semejante. 2. Uso privativo

Es el constituido por la ocupación de una porción del dominio público, de modo que se limite o excluya la utilización por los demás interesados. A su vez éste uso admite las siguientes variedades:

a. Uso normal, el que fuere conforme con el destino principal del dominio público al que afecte.

b. Uso anormal, si no fuere conforme a dicho destino. En forma sustancialmente coincidente se pronuncia la ley 33/2003 de Patrimonio de las AAPP haciendo una clasificación de los usos casi idéntica al del RBCL. 16.- Autorizaciones de uso del demanio. La ley 33/2003 de Patrimonio de las AAPP exige título habilitante cuando la utilización de los bienes de dominio público no exceda del uso común que corresponde, en la misma medida, a todos los ciudadanos. Si se produce dicho exceso, por producirse una ocupación del dominio público mediante instalaciones desmontables o por un periodo que no exceda de cuatro años se requerirá estar en posesión de la correspondiente autorización administrativa. Por el contrario, cuando la ocupación del dominio público se lleva a cabo mediante obras o instalaciones fijas o desmontables o bienes mueble pero su duración excede de cuatro años, se requerirá la correspondiente concesión administrativa.

17.- La utilización de los bienes afectados a los servicios públicos. (¿Quién puede utilizarlos? *) Los bienes afectos a los servicios públicos se utilizan , en principio, por los propios órganos de la Administración. Se trata de una utilización instrumental, sin participación de otros sujetos, y que no difiere de la que hace cualquier propietario particular sobre sus propios bienes. Esto es particularmente cierto cuando esa utilización es verdaderamente exclusiva, como ocurre con el uso por las Fuerzas Armadas de las dependencias militares.

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Pero en otros casos la utilización directa por los propios órganos de la Administración es necesariamente compatible con un uso restringido a favor de los administrados que se beneficien de las prestaciones del servicio al que los bienes estén afectos, como es el caso de los edificios dedicados a la sanidad o a la enseñanza. En estos supuestos el uso por el público se realiza por intermedio o a través de la organización del servicio, pero primando las reglas propias de éste sobre las que se aplicaría a otro tipo de utilización colectiva. Otro supuesto que contempla la regulación al respecto es la utilización privativa por terceros de espacios en los edificios administrativos para dar soporte a servicios dirigidos al personal destinado en ellos o al público visitante como cafeterías, cajeros automáticos, etc. la cual deberá estar amparada, según el caso, en la correspondiente autorización o concesión. Igualmente se puede autorizar la utilización por personas físicas o jurídicas de estos espacios para la organización de conferencias, seminarios, presentaciones u otros eventos, lo que podrá originar una contraprestación pecuniaria. 18.- El uso común general La utilización colectiva, o uso común, es la que corresponde por igual a todos los ciudadanos sin necesidad de titulo habilitante para ello. Esta utilización se corresponde con el uso de las vías públicas terrestres, el mar territorial y sus riberas y asimismo las riberas de los ríos y cursos de agua. La utilización por los particulares se traducirá normalmente en una actividad de mera circulación o estacionamiento , pudiendo, en ocasiones llegar a aprovecharse de los frutos de la dependencia demanial (caza y pesca, por ejemplo). El uso común general se rige por los principios de igualdad, libertad y gratuidad, debiendo la administración respetarlos en el momento de dictar normas o actos administrativos sobre este uso del dominio público.

19.- Usos comunes especiales La concurrencia de circunstancias singulares de peligrosidad, intensidad de uso o cualquier otra semejante y que pueda originar un exceso de utilización sobre el uso común general o un menoscabo de éste da lugar a los usos comunes especiales en los que, además, se producen excepciones a los principios de libertad, gratuidad e igualdad en el uso. ejemplos de ello se dan en el disfrute de los derechos de pesca o de caza en los que se exige la correspondiente licencia y se prohíben en las épocas de veda. También se dan los usos especiales en la navegación con determinadas embarcaciones o en los amarres de éstas, pero sin duda es en el campo de la circulación del automóvil donde se ha hecho más patente la aplicación del concepto de uso común especial, exigiéndose licencias para la conducción de automóviles, certificaciones técnicas de vehículos o en el caso de los estacionamientos de vehículos en la vía pública, actividad que no pasa de ser un uso común general que , en virtud de su intensidad puede devengar una tasa dando lugar entonces a un uso común especial.

1. Otorgamiento de licencias (Art. 77 RBCL) Con carácter general la licencia para usos especiales se otorga directamente, salvo que su número fuere limitado, en cuyo caso se otorgará mediante licitación. Si la licitación no fuera posible porque todos los solicitantes reúnen las mismas condiciones se otorgarán mediante sorteo. Las licencias o autorizaciones que cubren estos usos no son trasmisibles si se refieren a las cualidades personales de los sujetos o si su número es limitado; y las demás, los serán según se prevea o no en las Ordenanzas.

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2. Régimen básico de las autorizaciones (Ley 33/2003) * En la ley 33/2003 el otorgamiento de la autorización tiene lugar a petición de los interesados que reúnan las condiciones requeridas, salvo que, por cualquier circunstancia se encontrase limitado su número, en cuyo caso el otorgamiento se efectuará el régimen de concurrencia y, si ello no fuera procedente, por no tener que valorarse las condiciones especiales en los solicitantes, mediante sorteo. Las autorizaciones son trasmisibles cuando para su otorgamiento no se hayan tenido en cuenta circunstancias personales del autorizado o cuando su número fuere ilimitado. En cuanto a su régimen económico, las autorizaciones podrán ser gratuitas, otorgarse con contraprestación o con condiciones, o estar sujetas a una tasa por utilización privativa o aprovechamiento especial. La tradicional cláusula de precariedad que se insertaba en las autorizaciones y que presuponía que la Administración podía revocarlas sin alegación da causa y sin indemnización alguna ha sido atemperada por la jurisprudencia y la legislación. La legislación precisa los supuestos en los que tiene lugar la libre revocación sin indemnización pero sometiéndola, en todo caso, a un trámite de audiencia.

20.- Utilización privativa. La concesión demanial A diferencia de los estacionamientos, las ocupaciones sin obras o con obras desmontables o por plazo limitado, las ocupaciones comportan una utilización privativa anormal impeditiva del uso general que requiere una transformación, una obra definitiva y, por ello, deben estar amparadas en un título más solemne y eficaz: la concesión.

1. Otorgamiento El procedimiento de otorgamiento de concesiones es de naturaleza análoga al de selección de contratistas y como en éstos, consiste en asegurar el trato igualitario a todos los concurrentes y el de elegir el proyecto más idóneo y conveniente para los intereses generales de todos cuantos se presenten en régimen de concurrencia, ya sea por concurso o subasta.

Las concesiones demaniales se otorgan con inserción de la cláusula de neutralidad * que deja a salvo el derecho de la propiedad y sin perjuicio de tercero. Con ello la Administración, de un lado, excluye de la concesión cualquier otro derecho concedido con anterioridad sobre la misma dependencia demanial y, de otro, limita su responsabilidad para el caso de que, por error u otra causa, la concesión pudiera afectar al derecho de propiedad de terceros. Una vez otorgada la concesión habrá de procederse a formalizarla en documento administrativo, el cual será suficiente para su acceso al Registro de la Propiedad correspondiente.

2. Plazo de duración.

La ley 33/2003 dispone que las concesione se otorgará por tiempo determinado. Su plazo máximo de duración, incluidas las prórrogas, no podrá exceder de setenta y cinco años, salvo que se establezca otro menor en las normas especiales que les sean de aplicación. durante ese plazo el titular de la concesión dispone de un derecho real sobre las obras, construcciones e instalaciones fijas que haya construido para el ejercicio de la actividad autorizada por el título de la concesión.

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3. Derechos del titular de la concesión. Ese título otorga a su titular los derechos y obligaciones del propietario y es trasmisible mediante negocios jurídicos inter vivos o por causa de muerte o mediante la fusión, absorción o escisión de sociedades, por el plazo de concesión de la concesión, a personas que cuenten con la previa conformidad de la autoridad competente para otorgar la concesión. Asimismo, sobre los derechos sobre las obras, construcciones e instalaciones podrá constituirse hipoteca como garantía de los préstamos contraídos por el titular de la concesión, pero únicamente de aquellos que han servido para financiar la realización, modificación o ampliación de la obras, construcciones e instalaciones de carácter fijo situadas sobre la dependencia demanial ocupada. Como la situación del concesionario es la propia de los titulares de un derecho real, puede defender su derecho frente a terceros por los modos y acciones propias del derecho civil, mientras que los conflictos con la Administración se sustanciarán ante la JCA.

4. Extinción de la concesión

Al igual que las autorizaciones la concesiones administrativas se extinguen por el trascurso del plazo de la concesión, por muerte o incapacidad del concesionario persona física o extinción de la personalidad jurídica del concesionario, por las causas previstas en el título de la concesión, rescate previa indemnización, revocación , mutuo acuerdo, incumplimientos graves del concesionario, falta de pago del canon, desaparición del bien o agotamiento del aprovechamiento. Cuando se extinga la concesión, las obras, construcciones e instalaciones fijas existentes sobre el bien demanial deberán ser demolidas por el titular de la concesión o, de forma subsidiaria, por la administración a costa del concesionario, a menos que el mantenimiento hubiera sido previsto en el titulo concesional o así lo decida la autoridad competente para otorgar la concesión. En tal caso las obras, construcciones o instalaciones serán adquiridas gratuitamente y libres de cargas y gravámenes por la Administración.

21.- Los aprovechamientos comunales *** La especialidad de los bienes comunales configura otra forma de aprovechamiento, en este caso colectivo, circunscrito a la totalidad o parte de los vecinos del Municipio, a diferencia de los bienes públicos municipales para cuyo uso no se requiere ostentar la condición de vecino.

Ahora bien, para evitar que se abuse de la condición vecinal en los pueblos titulares de bienes comunales, tan fácil de conseguir a través de un simple empadronamiento por cualquier ciudadano, la Ley (TRDVRL) permite a los Ayuntamientos y Juntas vecinales que, de acuerdo con las normas consuetudinarias y Ordenanzas locales tradicionalmente observadas, impongan determinadas condiciones de vinculación y arraigo o permanencia.

El aprovechamiento comunal es condición indispensable para que el bien mantenga ese carácter pues si no hubieren sido aprovechados de esta forma durante más de diez años podrán ser

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desprovistos de este carácter mediante acuerdo de la Entidad local y posterior aprobación de la CA.

22.- La protección del dominio público. Fundamento y clases de protección. El dominio público está protegido al igual que los bienes privados frente a los ataques o usurpaciones ilegítimos de terceros. En este sentido, toda la cobertura penal funciona de la misma forma en nos y otros, sin perjuicio de que puedan darse tipos o circunstancias de agravación, o una legislación especialmente protectora con la previsión de penal muy graves que protejan determinados bienes públicos. El dominio público puede también protegerse a través de las normas civiles que disciplinan la protección de los bienes privados. Su defensa puede actuarse, por consiguiente, a través de las acciones posesorias, declarativas y reivindicatorias con que se protege la propiedad privada. Pero como una manifestación de la desconfianza a la eficacia de la protección del sistema judicial civil han surgido reglas y potestades administrativas de acción más directa y contundente. Por una parte están las normas sustantivas basadas en la insusceptibilidad de los bienes de dominio público para ser objeto de propiedad privada, que se concretan en la imprescriptibilidad, la inalienabilidad y la inembargabilidad, y, por otra, los remedios ofensivos para recuperar el dominio público perdido o usurpado, como las facultades de deslinde, reintegro posesorio, reivindicación directa, y los represivos para castigar los atentados al dominio público como la potestad sancionadora directa.

23.- Imprescriptibilidad La imprescriptibilidad de los bienes de dominio público supone que, frente a la posibilidad de la adquisición de la propiedad de los viene privados ajenos por quien los posee durante un cierto tiempo, los bienes de dominio público no pierden esa condición, ni la administración su titularidad, cualquiera que fuere el tiempo de posesión de los particulares. En cuanto a sus efectos, la regla de la imprescriptibilidad impide no sólo la pérdida a favor de un particular de la titularidad del bien demanial, sino también en la sustracción de sus partes físicas o de parte de sus facultados jurídicas y, en consecuencia, tampoco pueden adquirirse por prescripción servidumbres sobre los bienes de dominio público ni cualesquiera derechos de aprovechamiento.

24.- Inalienabilidad La regla de la inalienabilidad de los bienes de dominio público es independiente del valor de los bienes y está por encima de las limitaciones competenciales aplicables a los bienes patrimoniales y encuentra fu fundamento en el carácter extracomercial del demanio, del que no se puede disponer mientras está afectado a un fin de utilidad pública. Cuando dicha regla se incumple, es decir, cuando se trasmite a particulares bienes de dominio público, la sanción adecuada es la nulidad de pleno derecho del negocio jurídico por falta de objeto dada la extracomercialidad que les caracteriza.

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Sin embargo, la simple anulabilidad del negocio debe ser la adecuada cuando se trate de bienes patrimoniales cuando se incumplan las reglas sobre prohibición de ventas, procedimientos o distribución de competencias entre los diversos órganos de la Administración.

25- La inembargabilidad * La inembargabilidad de los bienes demaniales ha sido una característica de éstos nunca cuestionada. dicha regla de inembargabilidad se encuentra recogida hoy día en el articulo 132 de la CE y en los artículos 6 y 30 de la Ley 33/2003. Sin embargo, la ley 33/2003 dedica la regla de la inembargabilidad de forma expresa sólo respecto a los bienes demaniales pero, no obstante, reduce tanto la posibilidad de la embargabilidad de los bienes patrimoniales que la deja prácticamente en nada o casi nada al prescribir que las autoridades judiciales o administrativas no podrán dictar providencia de embargo o despachar mandamiento de ejecución sobre bienes patrimoniales cuando estos estén efectivamente afectos a un servicio o función pública o cuando las rentas o el producto de su enajenación tenga legalmente asignado un destino determinado así como cuando se trate de valores o títulos representativos de capital de sociedades estatales que ejecuten políticas públicas o presten servicios de interés económico general.

26.- La potestad sancionadora (definición ,efectos y actuación *) La doctrina española pone de relieve que para la conservación del dominio público se reconoce a la Administración una potestad sancionadora directa que, con matices, implica la posibilidad de imponer directamente sanciones a los particulares que perturben el dominio público bajo la revisión posterior de la JCA. La potestad sancionadora directa se encuentra regulada en las leyes sectoriales sobre determinados bienes públicos como montes, aguas, minas o del patrimonio histórico-artístico y sobre las que opera como supletorio el régimen sancionador genérico establecido por la ley 33/2003, régimen que responde al esquema general propio de otras disposiciones sancionadoras con clasificación de faltas y sanciones, su cuantía y los plazos de prescripción. Igualmente, se prevé que, con independencia de las sanciones que pudieran imponerse, el infractor estará obligado a la restitución y reposición de los bienes a su estado anterior, con la indemnización de los daños irreparables y perjuicios causados en el plazo que en cada caso se fije en la resolución correspondiente.

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TEMA 4: LAS AGUAS TERRESTRES.

27.- Extensión del demanio hidráulico. De conformidad con el artículo 2 del TR 1/2001 de la Ley de Aguas conforman el dominio público hidráulico del Estado: - Las aguas continentales, tanto las superficiales como las subterráneas renovables con independencia del tiempo de renovación. - Los cauces de corrientes naturales, continuas o discontinuas. - Los lechos de los lagos y lagunas y los de los embalses superficiales en cauces públicos. - Los acuíferos, a los efectos de los actos de disposición o de afección de los recursos hidráulicos. - Las aguas procedentes de la desalación de agua de mar.

28.- Las aguas privadas. Las aguas privadas es un concepto residual en relación con las aguas de dominio público y en el que se incluyen las aguas subterráneas no renovables, las charcas situadas en propiedad privadas siempre y cuando se destinen en exclusiva al servicio del predio que las alberga y los cauces de aguas privadas siempre que discurran desde su origen, únicamente, por predios privados. Aunque privadas, los propietarios de tales aguas deberán observar obligatoriamente la regulación sobre la calidad de las aguas y las medioambientales que les sean de aplicación.

29.- El Registro de Aguas. Con independencia de que las concesiones demaniales sobre el agua puedan acceder al registro de la Propiedad, el TRLA establece la obligación de inscribir previamente tales concesiones en el Registro de Aguas, de carácter administrativo, dependiente del Organismo de cuenca. La inscripción es meramente declarativa, con valor probatorio de documento público en juicio declarativo y es título suficiente para impetrar la intervención del Organismo de cuenca, mediante sus poderes ejecutorios, frente a quien se oponga sin derecho inscrito al titular de la concesión.

30.- El Catálogo de Aguas Privadas *. Para favorecer el conocimiento por la Administración de todas las aguas, públicas o privadas, la Ley de Aguas habilita en cada Organismo de cuenca, con independencia funcional y orgánica del Registro de Aguas un Catálogo de Aguas en la que deberá inscribirse obligatoriamente, so pena de sanción e incluso de multa coercitiva, las aguas que conforme a la legislación anterior y de conformidad con el Derecho transitorio hacia la regulación actual hayan mantenido el carácter de aguas privadas.

31.- Usos comunes y aprovechamientos directos de las aguas públicas sin título administrativo.

1. Usos comunes La ley de aguas considera usos comunes o generales, siempre que discurran por sus cauces naturales y sin necesidad de autorización o concesión administrativa los de beber, bañarse y otros usos domésticos así como abrevar ganado. Estos usos deberá

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levarse a cabo de forma que no se afecte a la calidad ni al caudal de las aguas sin que tampoco puedan desviarse de sus cauces o lechos, no amparando la ley ningún tipo de mal uso ni desperdicio cualquiera que sea el título que se alegue.

2. Otras formas de aprovechamiento Además de los usos comunes de las aguas superficiales, se dan otras formas de aprovechamiento directo que no necesitan de título específico de concesión: el aprovechamiento directo por la Administración del Estado y de las CCAA ( no las entidades locales que necesitan de concesión) previa autorización del Organismo de cuenca y el aprovechamiento anual de hasta 7000 metros cúbicos por cada finca de manantiales y aguas subterráneas de su interior y aprovechamiento directo de los titulares de aguas privadas que no han convertido su derecho en concesión administrativa al amparo de la Disposición Transitoria 3ª de la ley de aguas de 1985.

32.- Otorgamiento de concesiones de usos privativos Los usos o aprovechamientos privativos, sean o no consuntivos del dominio público hidráulico, sólo se adquieren por disposición legal o por concesión administrativa. Los usos privativos del dominio público hidráulico están sometidos a un orden de preferencia establecido en el Plan Hidrológico de Cuenca y, subsidiariamente, en la Ley en los siguientes términos: 1.- Abastecimiento de población. 2.- Regadíos y usos agrarios. 3.- Usos industriales para la producción de energía eléctrica. 4.- Otros usos industriales no incluidos en los apartados anteriores. 5.- Acuicultura. 6.- Usos recreativos. 7.- Navegación y transporte acuático. 8.- Otros aprovechamientos. En caso de incompatibilidad entre usos de una misma categoría se dará prioridad a aquellos que introduzcan mejoras técnicas que redunden en un menor consumo de agua o en el mantenimiento o mejora de su calidad. La concesión se convierte en el título ordinario para el acceso al uso privativo del dominio público hidráulico, concesión cuyo otorgamiento es, según la ley, discrecional y no reglado, aunque toda denegación de caudales deberá ser motivada y adoptada en función del interés público, no obstante es cuestionable el carácter discrecional del otorgamiento de la concesión. El procedimiento establecido para el otorgamiento de concesiones está regido, justamente para evitar en lo posible toda suerte de discrecionalidad, por los principios de publicidad y tramitación en competencia de proyectos, prefiriéndose, en igualdad de otras condiciones, a aquellos concesionarios que proyecten la más racional utilización del agua y una mejor protección de su calidad.

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Los usos privativos de aguas subterráneas se sujetan a un régimen especial de concesión. Ésta se configura, en terminología italiana, como concesión additiva, en cuanto se reconoce al dueño de la superficie un derecho preferente de obtención del permiso de investigación, aunque este derecho está supeditado al orden de prelación de usos establecido en el Plan Hidrológico de Cuenca. Un supuesto especial lo constituye la reutilización de aguas públicas que, asimismo, requiere de una concesión, salvo que la reutilización fuera solicitada por el titular de una autorización de vertido de aguas ya depuradas, en cuyo caso basta con la autorización administrativa. Las concesiones se inscribirán de oficio en el Registro de Aguas del Organismo de cuenca, siendo la inscripción registral el medio de prueba de la existencia y situación de la concesión.

33.- Límites y condiciones de la concesión de aguas públicas.

1. Límites Todos los usos están sujetos a una explotación racional del agua. Además, están sometidos a las facultades del Organismo de cuenca, el cual podrá limitar los caudales cuando así lo exija la disponibilidad del recurso, prescribir el régimen de explotación conjunta de embalse y acuíferos subterráneos o declarar sobreexplotados los recursos de una zona a efectos de su limitación. Cuando estas acciones provoquen un perjuicio a unos concesionarios a favor de otros, se impone la necesidad de que los beneficiados indemnizan a los perjudicados por una cuantía que corresponde establecer al Organismo de cuenca, sin que la ley prevea indemnización alguna a cargo de la Administración.

2. Condiciones Además de las condiciones especiales a las que puedan estar sujetas las concesiones en virtud del origen del agua o del tipo de aprovechamiento, todas las concesiones están supeditadas a una serie de condiciones generales, de entre las cuales, destacan las siguientes: - Las concesiones se otorgan sin perjuicio de tercero y teniendo en cuenta la explotación racional conjunta de los recursos hidráulicos, sin que el título concesional garantice la disponibilidad de los caudales concedidos. - El aprovechamiento debe ser compatible con el respeto al medio ambiente y garantizar los caudales ecológicos y demandas ambientales previstas en la planificación hidrológica. - Por el principio de adscripción del agua a los usos indicados por el título concesional, el caudal concedido no puede ser aplicado a usos distintos, ni a terrenos diferentes si se tratase de riegos. Este principio tiene una excepción en el contrato de cesión de aguas. - Toda concesión se otorgará con carácter temporal y por plazo no superior a setenta y cinco años.

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- Se sujeta a autorización administrativa las transmisión total o parcial de los aprovechamientos de agua que impliquen un servicio público o la constitución de gravámenes, así como toda modificación de las características de la concesión.

34.- La planificación hidrológica.

1. Concepto de plan hidrológico Es el instrumento básico de regulación de aprovechamiento de toda suerte sobre el agua y de la protección de su calidad en el que se establecen pormenorizadamente los poderes de la Administración y derechos de los usuarios al respecto.

2. Naturaleza de los planes hidrológicos La doctrina mayoritaria asimila en cierto modo los planes hidrográficos a los planes de urbanismo, predicando de aquéllos el mismo carácter normativo que de éstos dado que, al igual que los PGOU, los hidrográficos expresan las finalidades de la ordenación al tiempo que, mediante medidas concretas, ordenan los usos y reparto de los caudales de aguas.

3. El gran problema de la planificación hidrológica * En la práctica, el gran problema con el que se encuentra la planificación hidrológica radica en la incapacidad operativa dela Administración, sobre todo en lo que a las aguas subterráneas se refiere, para levantar un inventario fiable de los caudales disponibles y proceder después a su distribución con rigor.

35.- Las cuencas hidrográficas.

1. Concepto La Ley de Aguas define las cuencas hidrográficas como la superficie de terreno cuya escorrentía superficial fluye en su totalidad a través de una serie de corrientes, ríos y eventualmente lagos, hacia el mar por una única desembocadura, estuario o delta. La cuenca hidrográfica, como unidad de gestión del recurso se considera indivisible.

2. Competencias sobre las aguas. Corresponde al Estado el otorgamiento de concesiones y autorizaciones y la tutela del demanio hidráulico en las cuencas hidrográficas que excedan del ámbito territorial de una CA, correspondiendo tales competencias a las CCAA en las cuencas hidrográficas que se sitúen íntegramente en su territorio.

36.- La administración hidráulica.

a) El Consejo Nacional del Agua * Órgano de coordinación de naturaleza consultiva cuya función principal estriba en informar preceptivamente los proyectos de Planes Hidrológicos, las disposiciones de carácter general y las cuestiones comunes a dos o más Organismos de cuenca. En su configuración, además de la AGE y de las CCAA están representados los entes locales y

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la asociaciones profesionales y económicas más representativas de ámbito nacional en relación con los distintos usos del agua.

b) Organismos de cuenca o Confederaciones Hidrográficas * La figura principal de la administración hidrográfica son los Organismos de cuenca que, con la denominación de Confederaciones Hidrográficas del respectivo río que da nombre aquéllas se constituyen en aquellas cuencas que exceden del ámbito territorial de una CA. Se trata de Organismos autónomos con personalidad jurídica propia distinta de la del Estado, adscritas a efectos administrativos al MMA y con plena autonomía funcional para regir y administrar los intereses que les son confiados. Ejercen en la cuenca correspondiente funciones de fomento y de policía siendo una de sus principales competencias la elaboración del Plan Hidrológico de Cuenca para su posterior aprobación por el Gobierno.

37.- Las corporaciones de usuarios * La participación de los usuarios en la Administración hidráulica se articula a través de la Comunidades o Corporaciones de Usuarios en las que se agrupan los beneficiarios del agua y de otros bienes de dominio público hidráulico provenientes de la misma toma o concesión. Su constitución es obligatoria y cuando el uso dado al agua sea el riego recibirán el nombre de comunidades de regantes y, en cualquier otro caso, recibirá, el calificativo que caracterice el uso dado al aprovechamiento del agua.

38.- Principio de recuperación de costes y canon de vertido * El “europrincipio” en materia de vertidos de “quien contamina paga” supone que quien los causa, aunque de forma autorizada debe asumir el coste social que esta actividad origina. Este principio se haya presente en la legislación española pero de forma ampliada, dando lugar al denominado principio de “recuperación de costes” que incluye tanto los costes ambientales como los de producción del recurso. Este principio de “recuperación de costes” es lo que sirve de fundamento a la imposición de los titulares de autorizaciones de vertidos, y a quienes lo hacen sin autorización, de un canon (de vertido) destinado al estudio, control, protección y mejora del medio receptor de cada cuenca hidrográfica. Su importe se determina en función de la naturaleza, características y grado de contaminación del vertido y de la calidad ambiental del medio físico en el que se vierte. Su recaudación en las cuencas intercomunitarias se lleva a cabo por los Organismos de cuenca o por la Administración tributaria del Estado mediante el correspondiente convenio.

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TEMA 5: EL DEMANIO MARÍTIMO.

39.- Las dependencias del demanio marítimo ** Según la Ley de costas se integran en el dominio público marítimo-terrestre estatal: - La ribera del mar y las rías, que incluye:

a) La zona marítimo-terrestre * o espacio comprendido entre la línea de bajamar escorada o máxima viva equinoccial y el lugar hasta donde alcancen las olas en los mayores temporales conocidos o, cuando lo supere, la línea de pleamar máxima viva equinoccial y se extiende por las márgenes de los ríos hasta donde se haga sensible el efecto de las mareas. Se incluyen en esta zona las marismas, albuferas, marjales y esteros y en general los terrenos bajos que se inunden como consecuencia del flujo y reflujo de la mareas, de las olas o de la filtración del agua del mar.

b) Las playas, que la Ley define como las zonas sobre las que se depositan materiales como arenas, gravas o guijarros, incluyendo escarpes, bermas y dunas, tengan o no vegetación, formadas por la acción del mar o de los vientos marinos o por cualquier otra causa natural o artificial.

- El mar territorial y las aguas interiores, incluyendo el lecho y el subsuelo. - Los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental. - Los bienes calificados como demaniales por la Ley tales como las accesiones del mar, los terrenos ganados por éste o los islotes en aguas interiores y el mar territorial.

40.- El mar territorial * Se trata de una zona o franja fijada en 12 millas náuticas a contar mar adentro desde la línea de bajamar escorada o, en su caso, a partir de la línea de base recta imaginaria que se traza para este fin entre puntos de la costa. Esta línea da lugar igualmente al concepto de aguas interiores, las cuales son las que quedan en el interior de dichas líneas y sobre las que las CCAA asumen competencias en materia de pesca.

41.- Propiedad privada Vs. dominio público ** En relación con la cuestión de delimitar la zona marítimo-terrestre de las propiedades privadas colindantes la Ley de Costas diferencia entre: - Terrenos que pueden ser tanto de dominio público como de propiedad privada: Este es el caso de las islas formadas o que se formen por causa naturales en el mar territorial o en aguas interiores o en los ríos hasta donde sean sensibles las mareas, las cuales son, en principio, de dominio público, salvo las que sean de propiedad privada de particulares o entidades públicas, en cuyo caso serán de dominio público su zona marítimo-terrestre, playas y demás bienes que tengan ese carácter. - Terrenos amenazados por la invasión del mar o de las arenas de las playas: Estos siguen siendo de propiedad particular, pudiendo sus titulares construir obras de defensa, previa autorización administrativa o concesión, siempre que no ocupen playa ni produzcan fenómenos perjudiciales en ésta o en la zona marítimo-terrestre, ni menoscaben las limitaciones

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y servidumbres legales correspondientes. En otro caso, los terrenos invadidos pasarán a formar parte del dominio público marítimo-terrestre, según resulte del correspondiente deslinde.

42.- ¿Qué ocurre con los terrenos de propiedad particular enclavados en la zona marítimo terrestre? * (Vid. pág. 140 del Manual).

43.- Servidumbres de las propiedades colindantes con la zona marítimo-terrestre Para satisfacer determinadas necesidades públicas y, en todo caso, para profundizar en la protección física y jurídica de la zona marítimo-terrestre se imponen determinadas limitaciones sobre los terrenos colindantes.

1. Servidumbre de tránsito. Se establece esta servidumbre, tanto en favor de las autoridades y funcionarios con competencias en la zona como del público en general, que recae sobre una franja de terreno de seis metros ampliables hasta un máximo de veinte en lugares de tránsito difícil o peligroso medidos tierra adentro a partir del límite interior de la ribera del mar. Esta zona deberá dejarse permanentemente expedita para el paso público peatonal y para los vehículos de vigilancia y salvamento, salvo en espacios especialmente protegidos.

2. Servidumbre de acceso público y gratuito al mar. Recae sobre los terrenos colindantes o contiguos al dominio público marítimo-terrestre en la longitud y anchura que demanden la naturaleza y finalidad del acceso, sin que se permitan obras o instalaciones que interrumpan el acceso al mar, salvo solución alternativa que lo garantice.

3. Servidumbre de protección. Servidumbre negativa que impide a todos los predios sirvientes afectados por ella determinados uso y construcciones. Esta servidumbre recae sobre una zona de cien metros medida tierra adentro desde el límite interior de la ribera del mar, zona que puede ser ampliada por la Administración del Estado, de acuerdo con la CA y el Ayuntamiento hasta otros cien metros, cuando sea necesario, para asegurar la efectividad de la servidumbre en atención a la peculiaridad del tramo de costa de que se trate. La Ley de Costas distingue tres tipos de actividades que pueden llevarse a cabo por los particulares en dicha zona de protección *:

a. Actividades libremente permitidas, como los cultivos o plantaciones, instalaciones deportivas descubiertas y aquellas otras que, por su naturaleza, no puedan tener otra ubicación o que presten servicios necesarios o convenientes para el uso del dominio público.

b. Actividades prohibidas, como la edificación de viviendas, construcción de vías de transporte y áreas de servicio, vertido de residuos sólidos, destrucción de áridos, tendido de cables eléctricos y la publicidad mediante carteles o medios sonoros o audio visuales.

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c. Actividades sujetas a autorización, pudiendo la Administración establecer las condiciones necesarias para la protección del dominio público.

No obstante la rigidez de la prohibición, determinadas actividades constructivas puede ser, por causas de utilidad debidamente justificadas, ser autorizadas por el Consejo de Ministros.

44.- Zona de influencia. Se trata de una franja de 500 metros, como mínimo, contados a partir del límite interior de la ribera del mar y cuya anchura se determinará en los planes de ordenación territorial y urbanísticos. En esa zona se imponen reservas de suelo para aparcamientos de vehículos en las zonas de playa y las construcciones evitarán la formación de pantalla arquitectónicas o acumulación de volúmenes, sin que, a esos efectos, la densidad de edificación pueda ser superior a la media del suelo urbanizable programado o apto para urbanizar en el respectivo término municipal.

45.- Usos y aprovechamientos del demanio marítimo.

1. Usos comunes Sobre el demanio marítimo se reconoce una gran variedad de usos comunes a favor de los particulares. Como tales s erigen por los principios de libertad, igualdad y gratuidad: la utilización del dominio público marítimo-terrestre y, en todo caso, el mar y su ribera será libre, pública y gratuita para los usos comunes y acordes con la naturaleza de aquél tales como pasear, estar, bañarse, navegar, embarcar, desembarcar, varar, pescar, coger plantas y mariscos y otros actos semejantes y que se realicen de acuerdo con las leyes y reglamentos o normas aprobadas conforme a la Ley de Costas.

2. Usos comunes especiales *** Son definidos en la Ley de Costas como aquellos que tengan especiales circunstancias de intensidad, peligrosidad o rentabilidad y los que requieran la ejecución de obras e instalaciones que sólo podrán ampararse en la existencia de reserva, adscripción, autorización y concesión, sin que pueda invocarse derecho alguno de concesión cualquiera que sea el tiempo trascurrido. La Ley sujeta este tipo de uso a condiciones muy estrictas: - Únicamente se permitirá la ocupación del dominio público marítimo-terrestre para aquellas actividades o instalaciones que, por su naturaleza, no puedan tener otra ubicación. - Las playas no serán de uso privado y las instalaciones que en ellas se permitan serán de libre acceso al público, quedando prohibidos el estacionamiento y la circulación no autorizada de vehículos, así como los campamentos o acampadas. - El titular del derecho a la ocupación será el responsable de los daños y perjuicios que puedan ocasionar las instalaciones y las obras al dominio público y privado.

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- La Administración del Estado conservará en todo momento las facultades de tutela y policía sobre el dominio público afectado. En todo caso, para los usos comunes especiales, en cuanto den lugar a usos privativos, requieren autorización o concesión.

46.- Clases de puertos (además de la diferenciación entre comerciales y no comerciales).

1. Puertos de interés general Son de titularidad estatal y de conformidad con el artículo 5 de la Ley de Puertos son aquellos en los que concurran alguna de las siguientes circunstancias : - se efectúen en ellos actividades marítimas comerciales internacionales - que su zona de influencia comercial afecte a más de una CA - que el volumen anual y las características de las actividades comerciales alcancen niveles suficientemente relevantes o respondan a necesidades esenciales de la economía del Estado. - que por sus especiales condiciones técnicas o geográficas constituyen elementos esenciales para la seguridad del tráfico marítimo, especialmente en territorios insulares.

2. Puertos de interés local Son de competencia de las CCAA y se incluyen en ellos, de conformidad con la CE, los puertos de refugio, deportivos y, en general, los que no desarrollen actividades comerciales y estén excluidos, por tanto, del concepto de puertos de interés general.

47.- Organización y gobierno de los puertos de interés general. Las competencias que corresponden a la AGE sobre los puertos e instalaciones de interés general son ejercidas por el Ministerio de Fomento a través del ente Puertos del Estado y las Autoridades Portuarias.

1. Puertos del Estado * Es un ente de Derecho público, que asume funciones de holding sobre las Autoridades Portuarias, y que ajusta sus actividades al ordenamiento jurídico privado salvo en el ejercicio de funciones de poder público que el ordenamiento le atribuye. Entre sus competencias están, siempre bajo la supervisión del Ministerio de Fomento, la ejecución de la política portuaria del Gobierno o la coordinación y control de la eficiencia del sistema portuario estatal.

2. Autoridades Portuarias Se trata de entes que están al frente de cada puerto de interés general o, cuando sea necesario para conseguir una gestión más eficiente, de cada conjunto de puertos de competencia del Estado y ubicados en una misma CA. Cada Autoridad Portuaria es una Entidad de Derecho público que somete su actuación al Derecho privado salvo en el ejercicio de funciones de poder público.

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48.- Los puertos autonómicos Las CCAA tienen competencias sobre los puertos que no son de interés general: de pesca, abrigo o deportivos y comerciales con ciertas restricciones. Sin embargo, como el dominio público marítimo terrestre ocupado por un puerto de competencia de una CA sigue siendo de titularidad estatal, se ha inventado a estos efectos la figura de la adscripción a fin de que la CA pueda desarrollar sobre aquél la gestión de la actividad. La adscripción supone que la porción de dominio público adscrita se mantendrá en la titularidad del Estado, correspondiendo a la CA la utilización y gestión de la misma. En todo caso, el plazo de las concesiones que se otorguen en los bienes adscritos no podrá ser superior a treinta años.

49.- Servicios prestados en los puertos de interés general Los servicios prestados en los puertos de interés general se clasifican en:

1. Servicios generales Son servicios generales del puerto aquellos de los que se benefician los usuarios del puerto sin necesidad de solicitud, así como aquellos necesarios para el cumplimiento de las funciones de las Autoridades Portuarias. (Control del tráfico portuario, servicios de señalización, servicio de policía en zonas comunes, etc.).

2. Servicios portuarios Son las actividades de prestación que sean necesarias para la explotación de los puertos dirigidas a hacer posible las operaciones asociadas con el tráfico marítimo y que sean desarrolladas en el ámbito territorial de las Autoridades Portuarias. (Servicios técnico-náuticos, servicio al pasaje, servicio de recepción de desechos generados por los buques).

3. Servicios de señalización marítima Los relacionados con la instalación, mantenimiento, control e inspección de dispositivos destinados a mejorar la seguridad de la navegación y el movimiento de los buques en el mal litoral.

4. Servicios comerciales Las actividades de prestación de naturaleza comercial que, no teniendo el carácter de servicios portuarios, estén vinculadas a la actividad portuaria.

50.- La utilización del dominio público portuario ** La utilización del dominio público portuario se rige por lo dispuesto en el TR 2/2011 de la Ley de Puertos, el Reglamento de Explotación y policía, las respectivas Ordenanzas portuarias y supletoriamente por la Ley de Costas. Se sujeta a autorización previa la utilización de instalaciones portuarias fijas por los buques, el pasaje y las mercancías, así como la ocupación del dominio público portuario por plazo no superior a tras años, con bienes muebles o instalaciones desmontables o sin ellos. Se sujeta a concesión demanial las actividades que supongan instalaciones no desmontables cuyo plazo se amplía hasta los treinta y cinco años para permitir la amortización de la inversión que exigen estas obras.

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TEMA 6: LOS MONTES

51.- Concepto y clases de montes * A los efectos de la Ley se entiende por monte todo terreno en el que vegetan especies forestales arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sea espontáneamente o procedan de la siembre o plantación, que cumplan o puedan cumplir funciones ambientales, protectoras, productoras, culturales, paisajísticas o recreativas. Incluso por extensión legal el concepto de montes se amplía a otros terrenos en los que no habitan las citadas especies como los terrenos yermos o los terrenos agrícolas abandonados. No tienen la consideración de montes los terrenos agrícolas y los terrenos urbanos. La principal clasificación de los montes es la relativa a su propiedad, distinguiéndose entonces entre montes público y montes privados. Son montes públicos los pertenecientes al Estado , a las CCAA, a los Entes Locales y a otras Entidades de Derecho público. Éstos de rigen por la Ley de Montes y supletoriamente por la ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas. A su vez, los montes públicos pueden ser demaniales y patrimoniales, distinguiéndose entre los primeros los de Utilidad Pública, los demás demaniales y los comunales. Son montes privados o de particulares los pertenecientes a personas físicas o jurídicas privadas, ya sea individualmente o en régimen de copropiedad. Estos montes, como regla general, se gestionan por sus propios titulares.

52.- Los montes catalogados Dentro de los montes demaniales, las categoría más importante es la de los Montes Catalogados de Utilidad Pública por el exorbitante régimen que se arbitra para su protección. El Catálogo es un registro público de carácter administrativo en el que figuran los montes públicos declarados de utilidad pública.

53.- Montes protectores y montes protegidos o de especial protección. La razón de ser de esta figura y su régimen jurídico no estriba en la necesidad de su protección jurídica frente a eventuales usurpaciones, sino en su destino funcional.

1. Monte protector De acuerdo con la Ley de Montes son montes protectores aquellos que por su situación cumplen importantes funciones ambientales, tanto hidrológicas como geológicas así como de protección de cultivos e infraestructuras frente a las corrientes de viento. Además pueden ser declarados montes protectores los que así determine la CA siempre que cumplan con determinados requisitos.

2. Monte protegido Se aplica esta categoría a aquellos que contribuyan a la diversidad biológica, formen parte de espacios naturales protegidos o de áreas de las Red Natura 2000, se encuentren en Zonas de Alto riesgo de incendio o tengan valores forestales de especial significación.

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La declaración de un monte como protector o protegido comporta la aplicación de determinadas reglas en su gestión: si es protector se buscará la máxima estabilidad de la masa forestal; si es protegido la gestión deberá orientar su mantenimiento de conservación favorable, o en su caso, a restaurar los valores que motivaron la declaración como tal.

54.- Formas de utilización de los montes públicos En cuanto a la utilización de los montes públicos, la Administración gestora podrá dedicar al uso público los montes de su propiedad siempre que la utilización se realice sin ánimo de lucro y de acuerdo con la normativa vigente. También se prevé que los montes puedan ser objeto de usos especiales por su intensidad, peligrosidad o rentabilidad. En estos casos será preceptiva la previa autorización con informe favorable del órgano forestal de la CA si se trata de montes catalogados. Asimismo podrán someterse a concesión administrativa todas aquellas actividades que impliquen una utilización privativa del dominio público forestal siempre que medie informe favorable del órgano forestal de la CA.

55.- Los montes particulares ** Son montes privados o de particulares los pertenecientes a personas físicas o jurídicas privadas, ya sea individualmente o en régimen de copropiedad. Estos montes, como regla general, se gestionan por sus propios titulares. No obstante la Ley regula una incidencia administrativa en la gestión de éstos en función de la calificación de un monte privado como protector o protegido, calificaciones que comportan la sujeción a finalidades públicas que se imponen y suponen una limitación en su gestión y aprovechamiento por los propietarios.

56.- Planes de Ordenación de los Recursos Forestales (PORF) Se trata de un instrumento clave en la planificación operativa sobre los montes de un determinado territorio previamente prefijado, normalmente de extensión comarcal o equivalente. Los PORF se elaboran por las CCAA cuando, por cualquier aspecto de índole forestal que se estime conveniente, los montes sean de especial relevancia económica. El contenido de los PORF es obligatorio y ejecutivo en las materias reguladas en la Ley y tendrá carácter indicativo respecto de cualesquiera otras actuaciones, planes o programas sectoriales.

57.- Aprovechamientos forestales. En general es al titular del monte a quien corresponde la titularidad de los recursos forestales que produzca, teniendo derecho a su aprovechamiento pero condicionado a un control preventivo de la Administración del que se excluyen los pastos y los aprovechamientos no maderables no sujetos a autorización ni licencia salvo previsión en contrario en el correspondiente PORF. Los aprovechamientos maderables y leñosos, se regularán por el órgano forestal competente, en otro caso, (particulares, municipales o comunales), cuando existan instrumentos reguladores del planeamiento forestal, el titular de la explotación deberá notificar previamente el aprovechamiento al órgano forestal competente. En caso de no existir dichos instrumentos, estos aprovechamientos requerirán de autorización previa.

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TEMA 7: LAS BASES ESTATALES DEL DERECHO URBANÍSTICO

58.- El Texto Refundido 2/2008 de la Ley del Suelo

1. ¿Es una Ley urbanística? ** Puede decirse que sí pues, aún prescindiendo de regular técnicas específicamente urbanísticas y habida cuenta de las competencias legislativas autonómicas sobre ordenación, urbanismo y vivienda, la Ley regula las condiciones mínimas para que la igualdad de derechos y deberes constitucionales en relación con el suelo sean una realidad en todo el territorio del Estado. Asimismo establece las bases económicas y medioambientales de su régimen jurídico, su valoración y la responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas en la materia.

2. Ámbito * El ámbito del TR 2/2008 de la Ley del suelo es Estatal, es decir, de aplicación general en todo el Estado, pero coexiste con el derecho urbanístico de las CCAA al que se impone en cuanto regulador del Estatuto Básico del suelo en su vertiente urbanística.

59.- Condicionantes estatales del planeamiento urbanístico. De acuerdo con el TR de la Ley del Suelo, las AAPP, la aprobar los instrumentos de planeamiento deben sujetarse a las siguientes directrices: - Posibilitar el paso de suelo rural a urbanizable, impidiendo la especulación y preservando de la urbanización al resto del suelo rural. - Deberán destinar suelo adecuado y suficiente para usos productivos y para uso residencial, con reserva en todo caso de una parte proporcionada de la edificabilidad (mín. 30%) a vivienda de protección pública. - Deberán respetarse los principios de accesibilidad universal, igualdad de trato y de oportunidades entre hombres y mujeres entre otros. - Adecuación de las instalaciones, construcciones y edificaciones al ambiente en el que estuvieren situados. - La protección de la zonas verdes y espacios libres previstos en los planes. - Respeto de los principios de transparencia y publicidad en la tramitación de los planes y de los demás instrumentos de gestión urbanística.

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60.- Régimen Estatutario de la propiedad del suelo *** El régimen estatuario de la propiedad del suelo está conformado por el conjunto de deberes, cargas y derechos que la Ley del Suelo atribuye a los titulares de éste.

1. Derechos. - Facultades constructivas genéricas - Facultades constructivas que tiene el carácter de edificación y están sometidas a licencia de construcción. - Derecho a urbanizar, entendido como el derecho a participar en la ejecución de las actuaciones de urbanización en un régimen de distribución equitativa de beneficios y cargas entre todos los propietarios afectados en proporción a su aportación siempre y cuando la Administración no decida por llevar a efecto la urbanización por gestión directa mediante expropiación.

2. Deberes y cargas La propiedad de los terrenos, instalaciones, construcciones y edificaciones comprende, cualquiera que sea la situación en la que se encuentren: - Los deberes de dedicarlos a usos que no sean incompatibles con la ordenación territorial y urbanística. - Conservarlos en las condiciones legales para servir de soporte a dicho uso. - Realizar trabajos de mejora y rehabilitación hasta donde alcance el deber legal de conservación. Estos deberes tienen uno u otro contenido concreto en función de la calificación del suelo.

61.- Clases de suelo. El TR de la Ley del Suelo 2/2008 recoge únicamente los dos estados básicos en los que se encuentra el suelo según sea su situación actual, es decir, rural o urbana, no obstante, como consecuencia de la regulación anterior, permanecen vigentes en las normas autonómicas anteriores calificaciones de suelo urbano, urbanizable y no urbanizable, y, dentro del urbanizables el urbanizable programado y no programado, no obstante, tales clasificaciones no tiene repercusión en la valoración de los terrenos.

1. Suelo urbanizado * Se considera que el suelo está urbanizado cuando esté integrado de forma efectiva en las redes de dotaciones y servicios propios de los núcleos de población. Se entenderá que esto ocurre cuando las parcelas, estén edificadas o no, cuenten con las dotaciones y servicios exigidos por la legislación urbanística o puedan acceder a ellos sin más obras que las de conexión a las instalaciones ya en funcionamiento.

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2. Suelo rural Se integran en el suelo rural las anteriores categorías de suelo no urbanizable o rústico y suelo urbanizable. Según la Ley, el suelo rural puede clasificarse en:

a. Rural no urbanizable Es el suelo preservado por la ordenación territorial y urbanística de su transformación, porque así lo imponga la legislación sectorial o porque no sea apto para la urbanización de acurdo con los criterios que establezca cada CA. Como mínimo se incluye en esta categoría los excluidos de dichas transformación por las normas de policía o de protección del dominio público o aquellos bajo riesgos naturales o tecnológicos entre otros.

b. Suelo rural sujeto a actuación urbanizadora Es aquel para el que los instrumentos de ordenación territorial o urbanística prevean o permitan su paso a la situación de suelo urbanizado. Dentro de ese suelo podrá distinguirse a su vez entre suelo urbanizable delimitado o sectorializado a los efectos de exigir su transformación en suelo urbanizado.

Los terrenos que se encuentren en suelo rural no son en principio aptos para la edificación, aunque sí para su urbanización si se trata de suelo urbanizable, y se utilizarán de conformidad a su naturaleza.

62.- Actuaciones de transformación urbanística ** Las actuaciones de transformación urbanística podrán ser: - De nueva urbanización: suponen el paso de suelo rural a suelo urbano para crear, junto con las infraestructuras y dotaciones públicas, una o más parcelas aptas para la edificación o uso independiente y conectadas funcionalmente a las redes de dotaciones y servicios exigidos por la normativa de ordenación territorial y urbanística. - De reforma o renovación de un ámbito de suelo urbanizado. - Actuaciones de dotación: suponen un incremento de la edificabilidad, densidad o un cambio de uso que conllevan la necesidad de incrementar las dotaciones públicas de un ámbito de suelo urbanizado siempre y cuando no requiera la reforma o renovación integral de la urbanización de éste. 63.- Deberes y cargas del urbanizador ** Las actuaciones urbanísticas de nueva urbanización comportan para sus titulares los siguientes deberes: - Entregar a la Administración el suelo reservado para dotaciones públicas incluidas en la actuación o adscritas a ella para su obtención. - Entregar a la Administración, y con destino al patrimonio público de suelo, el suelo libre de cargas de urbanización en los términos que corresponda.

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- Costear y, en su caso, ejecutar todas las obras de urbanización previstas en la actuación correspondiente, así como las infraestructuras de conexión con las redes generales de servicios. - Entregar a la Administración, junto con el suelo correspondiente, las obras e infraestructuras que deban formar parte del dominio público como soporte inmueble de las instalaciones propias de las redes de dotaciones y servicios, así como dichas instalaciones cuando estén destinadas a la prestación de servicios de titularidad pública. - Garantizar el realojamiento de los ocupantes legales que se precise desalojar de inmuebles situados dentro del área de actuación u que constituyen su residencia habitual, así como el retomo cuando tengan derecho a él. - Indemnizar a los titulares de derechos sobre las construcciones y edificaciones que deban ser demolidas y las obras, instalaciones, plantaciones y sembrados que no puedan conservarse. (Vid. Pág. 324 in fine del manual en relación con la ampliación de estos deberes)

64.- Valoración del suelo rural * Cuando el suelo sea rural, es decir, no esté urbanizado, y al margen de lo que sobre él puedan disponer a efectos edificatorios los instrumentos de ordenación urbanística, la valoración del suelo se llevará a cabo mediante la capitalización de la renta real o potencial, eligiéndose la que sea mayor, de la explotación según su estado en el momento al que deba entenderse referida la valoración.

65.- Valoración del suelo urbanizado La valoración del suelo urbanizado está en función de los siguientes factores: - Si se trata de suelo urbanizado no edificado o la edificación existente o en curso de ejecución es ilegal o se encuentra en situación de ruina física el valor se hace radicar en la plusvalía urbanística que los planes atribuyan a los terrenos. - Cuando se trate de suelo edificado o en curso de edificación, la Ley determina que el valor de la tasación será el superior entre el determinado por la tasación conjunta del suelo y la edificación existente, por método de comparación (precio de mercado) o bien el determinado por el método residual aplicado exclusivamente al suelo, sin consideración de la edificación existente o la construcción ya realizada. - Si se trata de suelo urbanizado sometido a reforma o renovación de la urbanización, el método residual considerará los usos y edificabilidades atribuidos por la ordenación en su situación de origen.

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66.- Valoración del suelo en régimen de equidistribución de beneficios y cargas *** Se da en el supuesto de que la respectiva ley autonómica permita a los propietarios, y estos así lo decidan, asumir la iniciativa urbanizadora. Para la valoración de los terrenos habrá que atender al acuerdo que establezcan todos los afectados y no sólo los propietarios de los terrenos. En defecto de esta acuerdo, el suelo se tasará por el valor que le correspondería si estuviera terminada la actuación, es decir, como suelo urbanizado. En el caso de propietario que no puedan participar en la adjudicación de parcelas resultantes de una actuación urbanizadora a causa de la insuficiencia de su aportación, el suelo se tasará por el valor que le correspondería si estuviera terminada la actuación, descontados los gastos de urbanización correspondiente incrementados por la tasa libre de riesgo y la prima de riesgo. 67.- Indemnizaciones por la privación de participar en actuaciones de nueva urbanización y por la iniciativa de la promoción en actuaciones de urbanización o de edificación *** El TR de la Ley del Suelo contempla tres supuestos indemnizatorios que no son excluyentes sino que pueden darse de forma conjunta. El primero de ellos es la indemnización por la privación del derecho a urbanizar, lo que la Ley llama “a participar en actuaciones de nueva urbanización”. Esta indemnización se reconoce únicamente a favor de los propietarios del suelo rural-urbanizable. Otro supuesto de indemnización es el que contempla la posibilidad de resarcir los gastos en los que se incurre por asumir la iniciativa urbanizadora, al margen de que se tenga derecho o no a participar en las actuaciones de nueva urbanización, como es el caso del agente urbanizador. Este supuesto indemniza el supuesto de que una incipiente actuación urbanizadora se vea trabada por una disposición, acto o hecho de la Administración. En este caso los actores tienen derecho a ser resarcidos de los gastos y costes en que se hubiese incurrido incrementados por la tasa libre de riesgo y la prima de riesgo. Un tercer supuesto indemnizatorio, acumulable a los dos anteriores, es aquél que se da una vez iniciadas las actuaciones de urbanización, en cuyo casa se indemnizará tomando en cuenta los costes en proporción a su ejecución, siempre que dicha ejecución se desarrolle de conformidad con los instrumentos que la legitimen y no se hayan incumplido los plazos en ellos establecidos.

68.- Reversión expropiatoria (supuestos en que no procede *) La reversión tendrá lugar si se alterara el uso que motivó la expropiación de suelo en virtud de una modificación o revisión del instrumento de ordenación territorial y urbanística. Sin embargo, la reversión no tendrá lugar cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias: - Que el uso dotacional público del suelo que hubiera motivado la expropiación se hubiera efectivamente implantado y mantenido durante ocho años o bien que el nuevo uso asignado al suelo sea igualmente dotacional público.

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- Haberse producido la expropiación para la formación o ampliación de un patrimonio público de suelo, siempre que le nuevo uso sea compatible con éste. - Haberse producido la expropiación para la ejecución de una actuación de urbanización. - Haberse producido la expropiación por el incumplimiento de los deberes o no levantamiento de cargas propias del régimen aplicable al suelo conforme a la Ley. - cualquiera de los restantes supuestos en que no proceda la reversión de acurdo con la Ley de Expropiación Forzosa.

69.- Régimen de fincas y parcelas

1. Finca Unidad jurídica de suelo o edificación atribuida exclusiva y excluyentemente a un propietario o varios pro indiviso que puede situarse en la rasante, en el vuelo o en el subsuelo.

2. Parcela Unidad urbanística, unidad de suelo tanto en la rasante como en el vuelo o en el subsuelo que tenga atribuida edificabilidad y uso o sólo uso urbanístico independiente.

3. División de fincas Sólo es posible si dad una de las unidades resultantes reúne los requisitos exigidos por la legislación urbanística aplicable.

70.- Patrimonio Público de Suelo Es un conjunto de bienes, recursos y derechos de la AP que tiene la finalidad de regular el mercado de terrenos, obtener reservas de suelo para actuaciones de iniciativa pública y facilitar la ejecución del planeamiento. Una vez incorporados al proceso de urbanización y edificación, deberán ser destinados a la construcción de viviendas sujetas a algún régimen de protección pública o a otros usos de interés social, de acuerdo con el planeamiento urbanístico. Los bienes que integran el Patrimonio Municipal del Suelo * vienen constituyendo un patrimonio separado de los restantes bienes municipales adscrito a las finalidades señaladas. Se sujetan a un régimen especial y diferenciado de los restantes bienes públicos y patrimoniales discrepando la doctrina acerca de su naturaleza. Dentro de ellos, la Ley distingue dos clases: - La primera la integran los bienes, derechos y recursos que adquiera la Administración en función de los deberes de cesión de edificabilidad de los promotores urbanísticos. Estos bienes deben ser destinados a la construcción de viviendas sujetas a algún régimen de protección pública y asimismo a otros usos de interés social de conformidad con el planeamiento. - La otra clase de bienes dentro del patrimonio público del suelo la constituyen aquellos bienes que, en función de los que determine la legislación autonómica, podrán ser de obligatoria

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incorporación, como pudiera ser el caso de bienes patrimoniales del municipio. En estos casos los bienes no están vinculados aquéllas finalidades.

71.- Derecho de superficie. Otra utilización natural de los terrenos del Patrimonio Municipal del Suelo puede ser la cesión a los particulares del derecho de superficie, dando al cesionario la facultad de realizar construcciones y edificaciones en ellos que revertirán en beneficio del cedente al término de la cesión. Sólo puede ser constituido por el titular del suelo, público o privado y requiere su formalización en escritura pública e inscripción en el registro de la propiedad. Se extingue el derecho de superficie si no se edifica de conformidad con la ordenación territorial y urbanística en el plazo previsto y, en todo caso, por el transcurso del plazo de duración del derecho.

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TEMA 8: EL PLANEAMIENTO URBANÍSTICO

72.- Concepto de planeamiento urbanístico Por planeamiento territorial y urbanístico se entiende aquellas operación técnica con reflejo documental por la que se anticipa la utilización y usos que ha de darse a un determinado territorio. El planeamiento territorial hace referencia a una escala más amplia que a la que se refiere el planeamiento urbanístico, normalmente a partir del ámbito municipal.

73.- Naturaleza jurídica de los planes urbanísticos En torno a la determinación de la naturaleza jurídica de los planes de ordenación se suscita la cuestión de si éstos son meros actos administrativos o si por el contrario se trata de actos normativos en toda regla. Al margen de los planes territoriales estatales o de las CCAA lo cuales se aprueban a través de normas con rango de ley, la doctrina mayoritaria otorga a los planes municipales un carácter normativo, dado que contienen prescripciones vinculantes tanto para la Administración como para los administrados. Esta es la concepción que domina en la jurisprudencia y que ha sido reconocida por el Consejo de Estado. En todo caso es una tesis discutible puesto que, en sus escalas inferiores, sobre todo a partir de la figura de los planes parciales, se tiende a desdibujar la naturaleza reglamentaria y general a favor de la concreción y particularismo de los actos administrativos.

74.- Clases de planes o instrumentos de ordenación territorial y urbanística en términos generales , el ordenamiento jurídico urbanístico aborda la ordenación del territorio mediante dos clases de planes: los planes de ordenación territorial o supramunicipal y los planes generales de ordenación municipal.

1. Los planes supramunicipales Con diferentes denominaciones (planes de ordenación, directrices territoriales) los planes supramunicipales son el instrumento a través del cual las CCAA ejercen sus competencias en materia de ordenación. En la regulación de estos instrumentos se pone especial cuidado en diferenciar las determinaciones que contienen en función de su valor de eficacia frente a los inferiores planes municipales, es decir, se distingue entre materias que son vinculantes en sus propios términos de aquellas otras que obligan únicamente respecto de los fines y objetivos perseguidos al margen de las técnicas arbitradas para ello y, en fin, aquellas otras previsiones que son meras recomendaciones o simplemente orientativas.

2. Los planes municipales Los planes municipales propiamente dichos comienzan por el Plan General de Ordenación Municipal o las normas complementarias o subsidiarias del Planeamiento en los municipios sin Plan General y continúan por las Programas de Actuación Urbanística, Planes Parciales, Planes Especiales, Estudios de Detalle, todos ellos subordinados a los instrumentos de ordenación autonómicos. En cuanto a su ámbito, el PGO ordena urbanísticamente el término municipal únicamente, pero puede abarcar la ordenación de más de un término municipal, lo que

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tiene lugar cuando sea conveniente la extensión de la zona de influencia de un municipio sobre otros y, asimismo, cuando sea procedente la ordenación urbanística de una comarca en los términos que establezca la legislación autonómica. (Contenido) En el PGO se incluyen las prescripciones más importantes del planeamiento urbanístico propiamente dicho, lo que comprende la clasificación del suelo, la definición de los elementos fundamentales de las estructura general de la ordenación urbanística del territorio y el programa para su desarrollo y ejecución, así como el plazo mínimo de vigencia del plan. Como la función del PGO es distinta en cada una de las clases de suelo objeto de ordenación, los planes contendrán igualmente, además de las determinaciones generales aplicables a todo el suelo de su ámbito, prescripciones específicas para cata tipo de suelo.

3. Los Programas de Actuación Urbanística Se trata de un instrumento de ordenación que debe incluirse necesariamente en los PGO y que contiene las previsiones para hacer efectiva la realización en el tiempo de las determinaciones del PGO y, fundamentalmente, las referidas al suelo urbano y el suelo urbanizable programado o delimitado.

4. Normas complementarias y subsidiarias del planeamiento El objetivo de esta tipo de normas es completar las deficiencias de los PGO o suplir, en su caso, la ausencia de éstos, proporcionando un mínimo de ordenación.

a. Las normas complementarias del planeamiento tiene un límite preciso: no podrán en ningún caso modificar la calificación del suelo ni alterar las determinaciones de los planes que complementen.

b. La finalidad de las normas subsidiarias, por el contrario, es suplir la falta de planeamiento general y cumplen este objetivo limitadamente a un municipio, bien estableciendo para la totalidad de una provincia o parte de ella la normativa de carácter general sobre protección y aprovechamiento del suelo, urbanización y edificación aplicables a los municipios que carezcan de PGO o de normas subsidiarias de carácter general.

5. Los planes parciales * El plan parcial es el último escalón del planeamiento operativo. Su objeto es el suelo clasificado como urbanizable, programado o delimitado o sectorizado para desarrollarlo mediante la ordenación detallada de parte del PGO y asimismo para desarrollar los PAU. A partir del plan parcial comienza la ejecución del planeamiento.

6. Planes especiales No ordenan un sector territorial, sino que se limitan a cumplir un objetivo concreto derivado de un instrumento superior al que deben adecuarse. Sirven para establecer las estructuras básicas, entre otras, las de comunicación, abastecimientos y suministros.

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7. Estudios de detalle Tienen por objeto completar o, en su caso, adaptar las determinaciones establecidas en los PGO para el suelo urbano y en los planes parciales. Dado que su formulación es potestativa se discute su forman parte o no del planeamiento.

8. Proyectos de Delimitación del Suelo Urbano Los municipios que carezcan de instrumento de planeamiento general deberán formular un Proyecto de Delimitación del Suelo Urbano que marque el perímetro de los terrenos que vedan ser comprendidos en el mismo por contar con acceso rodado, abastecimiento de agua, evacuación de aguas y suministro de energía eléctrica o por estar comprendidos en áreas de edificación consolidadas al menos en la mitad de superficie, quedando el resto del suelo clasificado como suelo no urbanizable.

9. Proyectos de urbanización Son meros proyectos de obras cuya finalidad es llevar a la práctica, en solo urbano, las determinaciones correspondientes de los PGO, y en suelo urbanizable, las propias de los Planes Parciales. En otras palabras, lo proyectos de urbanización son a la urbanización lo que las licencias de obras son para la edificación de los solares resultantes de aquella. Por ello, en ningún caso pueden contener determinaciones sobre ordenación, régimen de suelo o de edificación ni modificar las previsiones que las previsiones del Plan desarrollan, sin perjuicio de que puedan efectuar las adaptaciones de detalle exigidas por la ejecución material de las obras.

75.- Los estándares urbanísticos * Los estándares urbanísticos son indicadores, formulados en término numéricos, de un determinado nivel de equipamientos de una zona a urbanizar y edificar que operan a partir de los PGOM y que, al imponer una mayor vinculación técnica, reducen la discrecionalidad administrativa y permiten un mayor control de la legalidad de los planes posteriores en la cadena de planeamiento que incurren en nulidad si se aprueban en contrariando lo en ellos dispuesto.

76.- La reducción de la discrecionalidad en la elaboración de los planes y su control judicial * (Vid. pág. 362 del manual)

77.- Los convenios urbanísticos ** Se trata de acuerdos y pactos de la Administración suscritos con los propietarios y promotores que condicionan la potestad de planeamiento. El TR de la Ley del Suelo ni admite ni condena explícitamente los convenios pero prohíbe que los convenios o negocios jurídicos que el promotor de la actuación celebre con la administración establezcan para los propietarios obligaciones adicionales o más gravosas que las exigidas por le ley. La opinión de los autores del manual es que tales pactos deben reputarse nulos de pleno derecho por no ser el planeamiento susceptible de transacción o condicionamiento alguno.

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TEMA 9: FORMACIÓN Y EFICACIA DE LOS PLANES

78.- Competencia para la aprobación de los instrumentos de ordenación urbanística. En términos generales la situación que se desprende de la legislación autonómica al respecto es el siguiente: - Los PGOU, los PAU, las normas complementarias y subsidiarias de planeamiento y los proyectos de delimitación de suelo urbano son aprobados por la CA. - Los Planes Parciales de capitales de provincia o de ciudades de más de 500.000 habitantes se aprueban definitivamente por los ayuntamientos respectivos previo informe no vinculante de la CA. En los demás casos o cuando afecte a varios municipios la aprobación corresponderá a la CA. - Los planes especiales se rigen por las reglas de los parciales cuando desarrollen el planeamiento general, si se separan de él, serán definitivamente aprobados por la CA. - Los estudios de detalle y proyectos de urbanización se aprueban definitivamente por los ayuntamientos.

79.- Competencia para la redacción o formulación de los planes La formulación o redacción material de los PGOU corresponde a los ayuntamientos que, cuando carezcan de medios, pueden solicitar la asistencia del órgano competente de la CA o de la Diputación Provincial. Los PAU, Planes Parciales y especiales son formulados asimismo por las entidades locales. No obstante se reconoce a los particulares y otras entidades públicas la facultad de redactar y elevar a la Administración competente para su tramitación los instrumentos de desarrollo del planeamiento general, pero este derecho se convierte en un deber de los propietarios afectados cuando así lo establezca la legislación urbanística aplicable.

80.- Obligatoriedad de los instrumentos de ordenación. Los Planes y demás instrumentos son obligatorios e inmediatamente ejecutivos una vez publicada su aprobación definitiva. El efecto más inmediato de la obligatoriedad es que vinculan a la Administración y a los particulares, que quedan obligados por igual al cumplimiento de sus disposiciones. Consecuencia de esa obligatoriedad y del carácter reglamentario de los Planes es la regla de su inderogabilidad singular en su versión urbanística.

81.- Edificios fuera de ordenación * Es cuestión problemática la de los efectos del nuevo plan sobre lo ya construido. En principio esas edificaciones, calificadas fuera de ordenación, se respetan y pueden convivir con el nuevo planeamiento, pero al precio de sufrir una suerte de congelación pues no podrán realizarse obras de consolidación aumento de volumen, modernización o incremento de su valor de expropiación, pero sí las pequeñas reparaciones que exigieren la higiene, ornato y conservación del inmueble, salvo casos excepcionales en que podrán autorizarse obras parciales y circunstanciales de consolidación cuando no estuviere prevista la demolición o expropiación de la finca en el plazo

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de quince años, a contar a partir de la fecha en que se pretende realizarlas. Cuando la disconformidad con el planeamiento no impida la edificación en el mismo solar que ocupa el edificio, el propietario podrá demolerlo y reconstruirlo con sujeción a dicho planeamiento.

82.- Revisión de los planes (procedencia) - Cuando se den las circunstancias de revisión señaladas en el propio Plan u otras circunstancias que así lo exigieren - Cuando el Plan resulte afectado por las determinaciones establecidas en una de rango superior. - Cuando se cumpla el plazo establecido en el propio Plan para la revisión. Los demás supuestos de alteración del planeamiento que suponen cambios aislados se consideran supuestos de modificación que pueden ser acordados en cualquier momento con arreglo a las mismas disposiciones que regulan su tramitación y aprobación. 83.- Supuestos indemnizatorios por las lesiones patrimoniales originadas por los cambios de planeamiento. ** (Algunos supuestos) - Por la alteración de las condiciones de ejercicio de la ejecución de la urbanización o de las condiciones de participación de los propietarios en ella - Por imposición de vinculaciones y limitaciones singulares que excedan de los deberes legalmente establecidos al respecto de construcciones y edificaciones. - Por la modificación o extinción de la eficacia de los títulos administrativos habilitantes de obras y actividades, así como la demora injustificada en su otorgamiento y su denegación improcedente, salvo dolo, culpa o negligencia grave del perjudicado. - La ocupación de terrenos destinados por la ordenación territorial y urbanística a dotaciones públicas por el periodo que medie entre la ocupación hasta la aprobación definitiva del instrumento por el que se le adjudiquen al propietario otros de valor equivalente.

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TEMA 10: LA EJECUCIÓN DEL PLANEAMIENTO

84.- Sistemas de ejecución de los planes

1. Sistema de compensación ** En el sistema de compensación la administración limita su actividad a una actitud de asistencia vigilante y arbitral de la actividad de los particulares, que ejecutan el Plan bajo su responsabilidad y a su costa, aportando capital y terrenos y agrupados en una Junta de Compensación, y lo que es más importante, se apropian de los terrenos urbanizados y, consiguientemente, de las plusvalías urbanísticas que estos generan.

2. Sistema de cooperación ** En el sistema de cooperación los propietarios, al igual que en el sistema de compensación, hacen suyos los terrenos ya urbanizados, aunque el protagonismo en la ejecución pasa a la Administración, que lleva a cabo las obras necesarias bajo su responsabilidad y con cargo a aquéllos. Los propietarios limitan, pues, su actividad a la mera aportación de terrenos y capitales para financiar las obras, recibiendo solares urbanizables en proporción a los terrenos aportados.

3. Sistema de expropiación En el sistema de expropiación, a diferencia de los sistemas de compensación y de cooperación, la responsabilidad de la ejecución y el riesgo del negocio de la venta de los solares resultantes pasa íntegramente a la Administración, asumiendo los propietarios de los terrenos el papel meramente pasivo de expropiados, pero expropiados privilegiados al ser compensados con justiprecios urbanísticos que tenían en cuenta el aprovechamiento previsto en los planes o proyectos de urbanización. Esa sobrevaloración encarecía de manera exorbitante las expropiaciones, razón de más para que la Administración haya olvidado el sistema de expropiación desde la ley del suelo de 1956.

85.- Condiciones previas a la ejecución del planeamiento - Suelo urbano: en el suelo urbano será suficiente la aprobación del planeamiento general si se contuviera su ordenación detallada. En su defecto, se precisará la aprobación del correspondiente plan especial de reforma interior o estudio de detalle - Suelo urbanizable: delimitado o sectorizado, o con condiciones establecidas para su desarrollo, se requerirá la aprobación del Plan parcial del sector correspondiente, en su caso, la aprobación de PAU y de los correspondientes planes parciales para su ejecución.

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86.- Reparcelación * Tras la igualación de los aprovechamientos en los terrenos calificados de suelo urbanizable, la reparcelación supone proceder a una nueva división ajustada al planeamiento, con adjudicación de las parcelas resultantes a los interesados en proporción sus respectivas aportaciones de terrenos y con el objeto de distribuir justamente los beneficios y cargas de la ordenación urbanística, regularizar la configuración de las fincas y situar su aprovechamiento en zonas aptas para la edificación con arreglo al planeamiento. Es procedente en la ejecución mediante el sistema de cooperación.

87.- Compensación forzosa (vid. pág. 399 del manual) 89.- El agente urbanizador ** Se trata de una figura, persona física o jurídica, a la que se le atribuye la gestión de la actuación urbanizadora, convirtiéndose, en la práctica, los propietarios del suelo en algo así como “socios forzosos del agente urbanizador”, obligándoseles a participar en el negocio urbanístico so pena de exponerse a una expropiación-sanción, no por le valor urbanístico del suelo, sino por el valor inicial del suelo rústico. Las relaciones entre el urbanizador, Administración (si decide actuar por gestión directa) y los propietarios afectados se ajustan a las siguientes bases: - El urbanizador debe soportar los costes de la urbanización y se le retribuye en terrenos edificables o en metálico por los propietarios de los terrenos edificables resultantes de la actuación. - Los propietarios afectados pueden cooperar aportando su primitivo terreno sin urbanizar y recibiendo a cambio, y proporcionalmente, parcelas edificables urbanizadas libre de cargas, descontada la retribución del urbanizador, o con abono en metálico, y como retribución a favor de éste su cuota parte de las cargas de la urbanización, garantizando esta deuda.