Resumen de Curso de Derecho Societario

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Materia: SOCIEDADES Profesor: Sebastián VANELLA GODINO MÓDULO 1 Unidad 1: El Concepto de Sociedades Definición de sociedad, análisis del art. 1 de la LSC. Siguiendo los lineamientos de sus antecedentes legislativos, nuestra Ley de Sociedades Comerciales 19.550 y modificatorias (LSC), define la sociedad en el artículo 1, no de una manera dogmática, sino que prefiere una enumeración de los elementos necesarios e indispensables para su existencia. Adelantamos que los mismos son: la pluralidad de socios, la organización, la tipicidad, la realización de aportes, la participación en beneficios y pérdidas, temas que se desarrollaran de manera exhaustiva en el desarrollo de la materia. La pluralidad de socios, al menos dos según la normativa vigente, es un requisito que debe mantenerse durante toda la existencia de la sociedad comercial; debiendo disolverse la misma en el término de tres meses, si se pierde la pluralidad, y no se restablece en los términos de la LSC. Esta sanción, prevista por la Ley en el art. 94, inc. 8, hace responsable de manera solidaria e ilimitada al único socio por las obligaciones contraídas en infracción. El requisito bajo análisis encuentra su base jurídica en la concepción contractual de la sociedad y en el regimen del patrimonio. Nuestra LSC no admite las sociedades de un solo socio, cuestión que ha generado opiniones encontradas en nuestra doctrina nacional, donde de manera prácticamente unánime se entiende la conveniencia de que un comerciante individual logre limitar su responsabilidad a una parte de su patrimonio, afectada específicamente a soportar ese riesgo empresario. Sin embargo, la sociedad de un solo socio parte de una premisa falsa, donde se entiende a la sociedad como un instrumento meramente limitante de la responsabilidad, cuando debe entenderse como una herramienta para facilitar la concentración de capitales, otorgando el privilegio de la responsabilidad limitada a los socios de determinados tipos sociales, que se encuentran reservados para el desarrollo de grandes emprendimientos. La tipicidad es un requisito de Orden Público, que exige a los socios adecuar un esquema normativo reglado por la LSC. Su fundamento es la seguridad jurídica, tanto para los integrantes de la sociedad, como para los terceros que contratan con ésta. En efecto, al conocer el tipo social de que se trata, se podrá inferir fácilmente la responsabilidad de los socios, el régimen de administración, entre otras cuestiones. La enumeración de los tipos societarios es taxativa, siendo los únicos merecedores de tutela jurídica. La sanción al incumplimiento de este requisito es la nulidad, según lo previsto en el art. 17 LSC. Ahora bien, este requisito también ha sido cuestionado, ya que atentaría contra la libertad de contratación (art. 1197 del Código Civil) y el progreso económico y jurídico, impidiendo la combinación de los tipos societarios existentes. El concepto de organización está tratado desde la exposición de motivos de la LSC, donde se destaca su importancia, ya que lleva incorporada la idea económica de empresa. Algunos doctrinarios como lo consideran como una reiteración innecesaria del concepto de tipicidad. La realización de aportes es otro de los elementos que caracterizan el contrato de sociedad y que reviste gran importancia, ya que es a través de él que se forma el patrimonio con el que la sociedad deberá desarrollar las actividades para el logro de su objeto social. Con la formación del capital social no sólo se facilita la gestión económica, sino que también permite establecer la participación de cada socio en las ganancias y en las pérdidas y para determinar las mayorías en las deliberaciones sociales. El aporte debe ser lícito, serio y resultar del contrato social, de otra manera no será considerado aporte, aún cuando se utilice para la explotación de la sociedad. Respecto de la participación en los beneficios y la soportación de las pérdidas, es de destacar que la LSC no habla de lucro, sino de beneficios, un concepto más amplio, que no se limita exclusivamente a una ganancia a repartirse, por más de que la sociedad esté dirigida hacia la consecución del lucro, objeto de toda actividad comercial. Los socios, entonces, gozan de un derecho innegable a la distribución de los beneficios, que no puede ser restringida, ni menoscabada, salvo casos excepcionales. De la misma manera sucede con las pérdidas, donde

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Materia: SOCIEDADESProfesor: Sebastián VANELLA GODINO

MÓDULO 1Unidad 1: El Concepto de Sociedades

Definición de sociedad, análisis del art. 1 de la LSC.Siguiendo los lineamientos de sus antecedentes legislativos, nuestra Ley de SociedadesComerciales 19.550 y modificatorias (LSC), define la sociedad en el artículo 1, no de una manera dogmática, sino que prefiere una enumeración de los elementos necesarios e indispensables para su existencia. Adelantamos que los mismos son: la pluralidad de socios, la organización, la tipicidad, la realización de aportes, la participación en beneficios y pérdidas, temas que se desarrollaran de manera exhaustiva en el desarrollo de la materia.La pluralidad de socios, al menos dos según la normativa vigente, es un requisito que debe mantenerse durante toda la existencia de la sociedad comercial; debiendo disolverse la misma en el término de tres meses, si se pierde la pluralidad, y no se restablece en los términos de la LSC.Esta sanción, prevista por la Ley en el art. 94, inc. 8, hace responsable de manera solidaria e ilimitada al único socio por las obligaciones contraídas en infracción. El requisito bajo análisis encuentra su base jurídica en la concepción contractual de la sociedad y en el regimen del patrimonio. Nuestra LSC no admite las sociedades de un solo socio, cuestión que ha generado opiniones encontradas en nuestra doctrina nacional, donde de manera prácticamente unánime se entiende la conveniencia de que un comerciante individual logre limitar su responsabilidad a una parte de su patrimonio, afectada específicamente a soportar ese riesgo empresario. Sin embargo, la sociedad de un solo socio parte de una premisa falsa, donde se entiende a la sociedad como un instrumento meramente limitante de la responsabilidad, cuando debe entenderse como una herramienta para facilitar la concentración de capitales, otorgando el privilegio de la responsabilidad limitada a los socios de determinados tipos sociales, que se encuentran reservados para el desarrollo de grandes emprendimientos.La tipicidad es un requisito de Orden Público, que exige a los socios adecuar un esquema normativo reglado por la LSC. Su fundamento es la seguridad jurídica, tanto para los integrantes de la sociedad, como para los terceros que contratan con ésta. En efecto, al conocer el tipo social de que se trata, se podrá inferir fácilmente la responsabilidad de los socios, el régimen de administración, entre otras cuestiones. La enumeración de los tipos societarios es taxativa, siendo los únicos merecedores de tutela jurídica. La sanción al incumplimiento de este requisito es la nulidad, según lo previsto en el art. 17 LSC. Ahora bien, este requisito también ha sido cuestionado, ya que atentaría contra la libertad de contratación (art. 1197 del Código Civil) y el progreso económico y jurídico, impidiendo la combinación de los tipos societarios existentes.El concepto de organización está tratado desde la exposición de motivos de la LSC, donde se destaca su importancia, ya que lleva incorporada la idea económica de empresa. Algunos doctrinarios como lo consideran como una reiteración innecesaria del concepto de tipicidad.La realización de aportes es otro de los elementos que caracterizan el contrato de sociedad y que reviste gran importancia, ya que es a través de él que se forma el patrimonio con el que la sociedad deberá desarrollar las actividades para el logro de su objeto social. Con la formación del capital social no sólo se facilita la gestión económica, sino que también permite establecer la participación de cada socio en las ganancias y en las pérdidas y para determinar las mayorías en las deliberaciones sociales. El aporte debe ser lícito, serio y resultar del contrato social, de otra manera no será considerado aporte, aún cuando se utilice para la explotación de la sociedad.Respecto de la participación en los beneficios y la soportación de las pérdidas, es de destacar que la LSC no habla de lucro, sino de beneficios, un concepto más amplio, que no se limita exclusivamente a una ganancia a repartirse, por más de que la sociedad esté dirigida hacia la consecución del lucro, objeto de toda actividad comercial. Los socios, entonces, gozan de un derecho innegable a la distribución de los beneficios, que no puede ser restringida, ni menoscabada, salvo casos excepcionales. De la misma manera sucede con las pérdidas, donde

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se deberá mantener la proporción indicada en el contrato constitutivo, o en su defecto en la medida del aporte realizado. Valga destacar que el art. 13, inc. 1 a 3 LSC, sanciona con nulidad aquellas cláusulas que eximan a alguno de los socios a soportar las pérdidas de la sociedad o bien que se les asegure la percepción de una utilidad, independientemente de los resultados.La affectio societatis podemos entenderla como la voluntad de cada socio de adecuar su conducta y sus intereses personales a las necesidades de la sociedad, predisponerseanímicamente a la colaboración en todo lo relacionado con el objeto social y formar parte de una voluntad común de los socios para lograr el fin social. En definitiva se trata de “… la predisposición de los integrantes de la sociedad de actuar en forma coordinada para obtener el fin perseguido con la constitución de la misma, postergando los intereses personales, en aras del beneficio común…” (Curso de Derecho Societario – R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. 1998, pág. 82). Ahora bien, tal definición no implica necesariamente un permanente estado de gracia y concordia entre los socios, nada tienen que ver la amistad y la cordialidad entre ellos, ya que las conductas impuestas por la Ley en miras del bien social, generalmente producen intercambios de opinión y discusiones, lógicas en cualquier organización de personas. Es por ello que la pérdida de affectio societatis, no constituye por sí mismo una causal de resolución parcial del contrato de sociedad.Ahora bien, si de la pérdida de affectio societatis se derivan inconductas de un socio, que impidan el normal desenvolvimiento de la vida social, como por ejemplo reiteradas e injustificadas ausencias a las asambleas, impidiendo así la toma de decisiones, podrá requerirse su exclusión, pero no en mérito de la pérdida de affectio societatis, sino con motivo de sus inconductas.

Diferencias con otras figuras afines.La diferencia más importante entre las Asociaciones Civiles y las Sociedades Comerciales es que la primera se concentra en la consecución del bien común, mientras que, como su nombre lo indica, las segundas tienen en mira la obtención de un lucro, con la clara incompatibilidad que puede apreciarse entre una y otra. Sin embargo existen otras diferencias entre ellas, por ejemplo relacionada con el régimen del capital que las integra, en las sociedades comerciales el capital queda conformado por el aporte de los socios, mientras que en las asociaciones civiles no existe capital aportado por sus asociados, que sólo pagan la cuota social fijada por el estatuto o una asamblea a tales fines. De esta manera el capital, compuesto por el pago de esas cuotas sociales no está individualizado en cuanto su composición, sino que es la diferencia que surge entre losingresos y egresos, lo que lo vuelve netamente variable. Otra diferencia es el destino delpatrimonio para el caso de disolución; en las sociedades comerciales se debe realizar el activo, cancelar el pasivo y reintegrar el saldo, si existiere, a los socios en la medida de su aporte o como estuviese acordado en el contrato social. Por el contrario en las asociaciones civiles se destina hacia un fin de bien común o hacia el Estado. Respecto de la formación de la voluntad social en la sociedad comercial, se lleva adelante en función del capital, teniendo en consecuencia los socios participación y voto en la medida de su aporte, en las asociaciones civiles todos los asociados tienen igual derecho de voto. Por último, valga destacar que la calidad de socio puede transferirseen una sociedad comercial, pero no es viable en una asociación civil, ya que el vínculo es intuito personae.La Fundación, instituto que también tiene en miras el bien común, conforma un patrimonio afectado a un objeto de tales características o bien, con una finalidad netamente altruista. A diferencia de la asociación civil no hay asociados, sino miembros que aportan bienes destinados al cumplimiento de la finalidad que justifica su existencia.El sistema de las Sociedades Cooperativas tiene por finalidad satisfacer las necesidades humanas que reclaman los consumidores organizados voluntariamente sobre la base de la ayuda mutua y el esfuerzo propio. Por lo tanto podemos entender que la esencia de las cooperativas consiste en el servicio al costo, desprovisto de toda finalidad lucrativa, en la relación existente entre la entidad y su asociado. Cuentan con una legislación específica que las regula, la Ley 20.337, allí se les otorga la debida personalidad jurídica, con las

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consecuencias propias de ser sujeto de derecho, vale a decir podrá tener nombre, patrimonio, domicilio, capacidad de derecho.Los puntos tipificantes de una cooperativa consisten en el esfuerzo propio y la ayuda mutua, para organizar y prestar servicios; no tienen un número limitado de asociados, ni un capital limitado, aunque sí deben disponer de un mínimo de diez asociados para funcionar; el libre acceso de los interesados para integrarlas, que se lleva adelante con la adhesión al documento pertinente; la responsabilidad de los asociados está limitada a las cuotas suscriptas; el otorgamiento de un solo voto por asociado, independientemente de las cuotas suscriptas; la inexistencia del fin de lucro; la distribución de los excedentes entre los asociados en proporción con el uso de los servicios brindados, lo que constituye el concepto de principio de retorno, pilar del cooperativismo; fomentan la educación cooperativa, a tales fines se destina el 5% de los excedentes y el sobrantede la liquidación para el supuesto de disolución; prestan servicios a los no asociados y promueven el principio de integración cooperativa, vale a decir la asociación de las distintas cooperativas entre sí.

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Unidad 2: La estructura de las Sociedades

Los socios.Debemos tener presente que la capacidad en general se encuentra debidamente regulada por el Código Civil, siendo dichas disposiciones plenamente válidas en la materia que estamos desarrollando. En definitiva para constituir sociedades comerciales se requerirá la misma capacidad que para llevar adelante actos de naturaleza civil (art. 9, Código de Comercio).Revestir el carácter de socio conlleva la asunción de determinados actos, sea frente a la sociedad, sea frente a sus socios, ya que tal calidad está compuesta por derechos y obligaciones de distinta índole y que tienen por objeto el cumplimiento de los fines de la sociedad.Es de destacar que el estado de socio no es idéntico para todos los tipos societarios, sino que deberá tenerse en cuenta la naturaleza de la sociedad de la que forma parte. En efecto, si estamos frente a una sociedad de interés o de personas (sociedad colectiva, de capital e industria y en comandita simple) y en algunos casos en las sociedades de responsabilidad limitada, el vínculo personal es muy fuerte entre el socio y la sociedad. Esto no ocurre con las sociedades de capital, la sociedad anónima, que pone el acento más en la inversión de capital que en las características personales de los aportantes. Respecto de las obligaciones principales de los socios encontramos en primer lugar el deber de cumplir con los aportes prometidos, lo que reviste un carácter esencial, ya que sin dicho aporte no existirá capital para llevar adelante el objeto social. Si el socio incumpliera con este deber (art. 37 LSC), incurrirá en mora por el mero vencimiento del plazo y deberá resarcir los daños e intereses correspondientes a la sociedad. La situación se agrava en las sociedades personalistas, ya que además de los mencionado, se procederá a la exclusión del socio moroso, sin necesidad (para este supuesto concreto) de la promoción de las acciones judiciales pertinentes. En las sociedades anónimas además se suspende automáticamente el ejercicio de los derechos propiosde las acciones morosas, pudiendo establecerse en el estatuto sanciones como: a) que los derechos de suscripción sean vendidos en remate público; b) la caducidad de los derechos que otorgan las acciones en mora. Si nada se ha previsto estautariamente sólo quedará a la sociedad optar por el cumplimiento de suscripción.Otra obligación inherente a la calidad de socio consiste en adecuar su conducta y sus intereses personales al interés social y a las necesidades de la sociedad. Hemos desarrollado esta manera en la que debe desenvolverse el socio, al referirnos a la affectio societatis, conducta que permite a los socios la consecución del objeto social. La realidad societaria argentina nos brinda un particular panorama, atento muchas sociedades comerciales cuyos miembros son integrantes de una familia, deciden implementar la forma de sociedades anónimas, lo que en tal caso no puede negarse a la affectio societatis o tratarla como un elemento menor, éstas son las denominadas sociedades de familia y se construyen por lo general no alrededor de un capital, sino alrededor de una persona física, de esta manera se completa el análisis de la affectio societatis tratado ut supra.Otro de los deberes propios de la calidad de socio es el deber de lealtad, que debe primar toda vez que los socios, al participar de un determinado acto societario, pueden suscitar un conflicto de intereses entre los propios del socio y los de la sociedad. Es por ello que el art. 248 LSC, obliga al socio o a su representante a abstenerse de participar en ese acto societario. Es importante destacar que el artículo referido se encuentra en la regulación de las sociedades anónimas, sin embargo nada obsta que, en mérito del principio de analogía societaria, pueda encuadrar en los deberes de los restantes tipos sociales, ya que el mismo sentido común nos indica que, independientemente de la tipicidad societaria adoptada, todo aquel socio que por interés propio vote en desmedro de la sociedad, está vulnerando el deber de lealtad pertinente y deberá responder en consecuencia. La obligación que aquí se trata, puede surgir también por el uso

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incorrecto, con fines extrasocietarios, de la sociedad, sea para frustrar derechos de terceras personas o para una utilización de la figura en beneficio propio.

Socio oculto, socio del socio y socio aparente.En la práctica societaria existe gran cantidad de situaciones en donde el verdadero socio, prefiere no figurar en el contrato constitutivo o esconderse detrás de un prestanombre, logrando así separar su patrimonio en distintas sociedades comerciales que él ni siquiera integra. La LSC trata el tema del socio aparente en su art. 34, donde debemos tener en cuenta dos puntos de vista, el primero en la relación de este socio ficticio con los demás socios y el segundo en su relación con terceros. Analizando el primer caso vemos que la LSC prohíbe al prestanombre invocar su aparente carácter de socio frente a la sociedad y sus integrantes, no pudiendo en consecuencia ejercer ningún derecho inherente a la calidad de tal; en cuanto a la situación frente a tercerosdeberá cumplir con sus obligaciones y responsabilidades, no pudiendo eludirlas mediante la invocación de calidad de socio aparente, manteniendo sin embargo las acciones pertinentes contra los socios para ser indemnizado de los gastos que eventualmente deba afrontar. Debemos aclarar que lo dispuesto en la LSC para socio aparente es comprensivo de la situación por la que una persona consiente la utilización de su nombre y también la que tolera su empleo sin poner fin a esa situación, vale a decir que se podrá incurrir en la situación prevista en el art. 34 sea por acción o por omisión.Respecto del socio oculto, debemos entenderlo como aquella persona que no figura en el contrato social como integrante de la sociedad y que niega ante terceros su condición de tal, pero de manera directa o indirecta (a través de un prestanombre), goza de los beneficios de la calidad de socio. En este caso la LSC sanciona tal comportamiento fuertemente, y siempre deberá responder de manera subsidiaria, ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales, pudiendo incluso extendérsele la quiebra de la sociedad a la cual niega o esconde su participación.La figura de socio del socio también está prevista en la LSC, allí no se prohíbe a quien reviste la calidad de socio, de dar participaciones a terceros, pero se deja aclarado expresamente que éstos carecerán de todo derecho, tanto patrimonial o político, inherente a la calidad de socio. Es por ello que de ninguna manera el socio del socio podrá requerir el amparo de los mismos a la sociedad. Es importante tener siempre presente que el socio del socio no es socio de la sociedad, sino exclusivamente del socio que les otorgó la participación, siendo un socio gestor de éste último frente a la sociedad, rigiendo entre ellos una relación que sigue las normas propias de la sociedad accidental o en participación (art. 35 LSC). El socio del socio deberá rendir cuentas, ya que su participación en la sociedad tiene en miras el interés del socio que le otorgó la participación.

Los órganos.La LSC adhiere a la moderna doctrina que predica la teoría del órgano, explica la naturaleza jurídica de la relación entre la sociedad y sus administradores, pregona la inexistencia de la relación de mandato entre los administradores y la sociedad. Esta teoría niega todo tipo de diferenciación de sujetos jurídicos en la relación del órgano de administración y la sociedad, como consecuencia de ello surge que los administradores no son considerados mandatarios de la sociedad, sino funcionarios de ella y es por este motivo que cuando ellos, personas físicas, actúan es la sociedad misma la que actúa frente a los terceros. La teoría que estamos desarrollando es la lógica consecuencia del carácter de sujeto de derecho que el art. 2 LSC otorga a las sociedades comerciales. Es por ello que al gozar de personalidad jurídica la sociedad, al actuar frente a terceros debe hacerlo por intermedio de las personas físicas que han sido designadas por lossocios para administrarla o representarla; estas personas no son mandatarios de la sociedad, ni del órgano de gobierno de la misma, sino que son la sociedad misma.Valga destacar que la actuación de cada órgano de la sociedad se encuentra perfectamente delimitada, siendo cada uno de ellos absolutamente independiente, sin posibilidad de superposición alguna. Surge de ello que si bien los órganos interactúan entre sí, al formar

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parte de un todo que es la sociedad, no implica el avance o avasallamiento en el funcionamiento interno de un órgano sobre el otro.En el ámbito societario debe distinguirse la administración de la representación, importando la primera la deliberación de la decisión del órgano de la sociedad, que pertenece a la esfera interna del ente, perteneciendo la segunda a la faz externa del mismo, o sea la relación de la sociedad con los terceros. Es en el ámbito de las sociedades anónimas donde puede advertirse con mayor claridad esta diferencia. En efecto, si focalizamos nuestra atención en el Directorio, podemos advertir que, para el caso de que se trate de un órgano colegiado, la representación de la sociedad la tiene el Presidente, es sólo él quien obliga a la sociedad frente a terceros, excluyendo la posibilidad de que lo haga cualquier otro miembro integrante.Los administradores de las sociedades mercantiles deben inscribirse en el Registro Público de Comercio, según lo dispuesto por el art. 60 de la LSC, cumpliendo dicha inscripción efectos declarativos. Esto significa que si bien el administrador reviste tal carácter desde su designación es a partir de la registración pertinente que asume la representación de la sociedad y la obliga por todos los actos celebrados en nombre de ella. La registración es esencial a los fines de la oponibilidad frente a terceros, en consecuencia si un administrador ha sido desvinculado y tal situación no ha sido debidamente inscripta, continuará obligando a la sociedad con los riesgos que tal negligencia (la falta de inscripción de la desvinculación) implica. El objeto de la inscripción por ante el Registro Público de Comercio tiene en miras la protección de los derechos de los terceros que contratan con la sociedad. La carga de la inscripción no corresponde sólo a la sociedad, sino que también corresponde o puede ser llevada adelante por quienes revistieron el carácter de administradores y pretenden con ello hacer pública su desvinculación, a los fines de evitar cualquier tipo de responsabilidad. Para estos supuestos, los interesados deberán acompañar la documentación pertinente que acredite la desvinculación pretendida de manera fehaciente.Adentrándonos en materia de responsabilidad de los administradores el art. 59 LSC nos brinda los principios generales, señalando el standard de conducta que los administradores y representantes de la sociedad deben llevar adelante, quienes deben desempeñarse con la lealtad y diligencia de un buen hombre de negocios. El deber de lealtad, como ya hemos visto, es propio de la calidad de socio. La diligencia tiene en miras la idoneidad y la eficiencia en el desempeño de las funciones asignadas, o sea contar con competencia suficiente y necesaria para llevar adelante los negocios que tiene en miras el objeto social. Si no cumpliesen con tales requisitos la LSC prevé que respondan de manera solidaria e ilimitada por los daños y perjuicios que ocasionaren ala sociedad, sea por acción u omisión. Analizaremos más adelante estas cuestiones, sin embargo debemos tener siempre presente que al ser custodios de bienes ajenos los administradores están obligados a: a) conservar los bienes de la sociedad, manteniéndolos en el patrimonio social, justificando debidamente toda enajenación; b) afectar los bienes de cambio al giro ordinario de la empresa, teniendo presente el objeto social; c) evitar el agravamiento de la responsabilidad patrimonial de la sociedad; d) respetar las normas de funcionamiento interno de la sociedad y los derechos de sus integrantes y e) promover las acciones judiciales para evitar que los órganos sociales adopten resoluciones que pudieran afectar a la sociedad.Siguiendo lo dispuesto en el art. 274 LSC, veremos que los administradores deberán responder toda vez que realicen un mal desempeño de su cargo, violen la Ley, los estatutos o los reglamentos y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave. Esta última referencia no autoriza a sostener que pueda excluirse la responsabilidad por culpa leve y deberá estarse al análisis del caso concreto, se trata de un parámetro para la apreciación judicial de la actuación del administrador, atento la LSC tiene presente que la función que cumple supone la aceptación permanente de los riesgos que implica la actividad empresaria. Es por ello quedeberemos analizar cada caso concreto, teniendo en cuenta distintos factores como por ejemplo: la dimensión de la empresa, el objeto de la sociedad, las funciones genéricas y específicas que lleva adelante, las circunstancias en que debió tomar la decisión, entre otras.

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Ahora bien ¿Cómo puede un tercero conocer el ámbito de actuaciones de un administrador? Para tal cuestión viene en nuestro auxilio la teoría de la apariencia. El administrador o representante conoce el límite de sus facultades cuando contrata con un tercero, mientras que el tercero no tiene certeza absoluta, desde ya anticipamos que para los casos de duda la sociedad quedará obligada, sin perjuicio de la responsabilidad en que haya incurrido el administrador o representante. Ello surge en mérito de la teoría de la apariencia, que supone como legal la actuación de todo administrador o representante, protegiendo de esta manera a los terceros de eventuales sorpresas. El tercero que contrata tiene derecho a presumir que se han cumplido todas las regulaciones internas y que los actos del administrador o representante, gozan de una presunción de legitimidad. La existencia y los alcances de la actuación con relación a terceros de buena fe, deben ser juzgados sobre la base de la manifestación externa, de manera tal que dicha configuración produzca convicción respecto de su regularidad y realidad.

El capital social.El capital social es uno de los elementos esenciales de las sociedades comerciales que cumple fundamentalmente tres funciones de importancia, a saber:a) De productividad, función netamente económica, por medio de la cual el capital sirve como un fondo patrimonial empleado para la obtención de un determinado beneficio, a través de la realización de una actividad comercial.b) Determina la posición del socio, en efecto a través de un cálculo matemático podemosmedir su participación y en las sociedades anónimas y sociedades de responsabilidadlimitada, su responsabilidad.c) Garantía de los acreedores de la sociedad.La que reviste mayor importancia es la expuesta en el último punto, ya que es la forma en que se compensa la exoneración de responsabilidad de la que gozan los patrimonios personales de los integrantes de la sociedad. Es por ello que la LSC dispone en su tratamiento normas tendientes a su intangibilidad. (Ver Curso de Derecho Societario – R. Nissen, Ed. Ad Hoc, 1998 Bs. As. pág. 398). El capital social es una cifra permanente en la contabilidad que permite conocer a los terceros cual es la cifra con la que la sociedad responderá por las obligaciones contraídas. Ello lo diferencia del concepto de Patrimonio Social, para brindar una mayor claridad a tal diferencia, acercamos el siguiente archivo: Archivo enviado desde LexisNexis OnLine 07/ 08/ 2004; Citar Lexis Nº 0003/001281; Género: Doctrina; Título: Capital y patrimonio; Autor: Araya, Miguel C.; Fuente: JA 1996-IV-676SOCIEDADES (EN GENERAL) - 04) Elementos y requisitos - d) Capital socialSUMARIO: I. Introducción.- II. Régimen legal argentino.- III. La crisis de la noción tradicional de capital social.- IV. Repensar la noción de capital social.

I. INTRODUCCIÓNTradicionalmente, la noción de capital social se extrae por comparación con la noción depatrimonio. El capital se traduce en una cifra representativa del valor de los aportes efectuados por los socios, y por lo tanto, figura en el acto constitutivo, debiendo permanecer invariable a lo largo de la gestión social y sólo alterarse en los casos y sujeto a los requisitos establecidos en la ley.Así definido, el capital se ubica luego del pasivo de la sociedad, no porque represente un débito de la sociedad a los accionistas, sino porque el capital social constituye la garantía ofrecida por ella a los terceros y figurando en tal forma, actúa como cifra de retención. Si bien se reconoce que la garantía básica para los acreedores es el patrimonio, como éste es variable, sólo les sirve de garantía inmutable la cifra de capital, ya que es una cifra de retención que obliga a mantener un conjunto de bienes en el patrimonio.El origen de este concepto se encuentra directamente vinculado al principio de limitación de la responsabilidad de los socios en ciertos tipos de sociedades comerciales, ya que el concepto de capital es introducido para individualizar la porción de bienes que queda indisponible, y por ello, es garantía de los acreedores, mientras que los restantes bienes

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pueden ser retornados a los socios, cumpliendo las exigencias de ley, vía distribución de utilidades. El concepto de capital social, por ello, marca el límite entre los derechos de los acreedores y los socios, estableciendo la porción de bienes del patrimonio, que quedan indisponibles y en consecuencia, garantizan el pasivo social (Ricardo Olivera García, "Necesaria revisión del concepto de capital social", 1er. Encuentro Argentino-Uruguayo de Institutos de Derecho Comercial).

II. RÉGIMEN LEGAL ARGENTINOLa ley 19550 ([t.o. 84] 1984-A-46) respondió con todo rigor a ese concepto tradicional,caracterizando la noción de capital social por cuatro principios: a) Determinación, b) Integridad, c) Invariabilidad, d) Intangibilidad.El capital es intangible y ello se asegura, en razón de: 1) Prohibición de distribución de utilidades, sin tomar medidas de defensa de la integridad del capital social. 2) Prohibición de distribuir beneficios de un ejercicio sin cubrir pérdidas de los ejercicios anteriores. 3) Prohibición de abonar un interés fijo a los accionistas, salvo que provenga de ganancias realizadas y líquidas. 4) Obligación de constituir una reserva legal.Como consecuencia de este régimen, el monto del capital debía figurar en el estatuto y no podía modificarse más allá del quíntuplo, sino por asamblea extraordinaria (ver el esquema original en Halperín, Isaac, "Sociedades Anónimas", p. 193 y ss.).Este esquema rígido ha sufrido variantes, inclusive a través de reformas legislativas (ley 22686 [LA 1982-B-1018]), pero en esencia subsiste hasta la fecha.La función esencial que se le atribuye al capital en este esquema es la de garantía de losacreedores, como antes se ha señalado. Sin perjuicio de ello, esa función no es exclusiva.En efecto, en un segundo plano, el capital social, en relación a los accionistas, determina la medida de sus derechos patrimoniales y políticos, y por ello, los socios en caso de disponerse su aumento, están protegidos por el derecho de suscripción preferente y el derecho de acrecer. Esta función recibe la calificación de organizativa.

III. LA CRISIS DE LA NOCIÓN TRADICIONAL DE CAPITAL SOCIALLa noción tradicional sobre capital social, definido fundamentalmente como el aporte de los socios a la sociedad, que se mantiene indisponible en garantía de los acreedores, está sufriendo fuertes embates en el derecho comparado.Es más, en algunos estados de EE.UU. (California) se han abandonado estas nociones y en Europa, más allá de la regulación incorporada por la II Directiva de la Comunidad Económica Europea de corte tradicional, muchas voces se alzan reclamando un enfoque nuevo. En nuestro país sucede lo mismo, siendo de destacar los autores que reclaman inclusive su eliminación (Le Pera, Sergio, "Sobre la futilidad de la noción de capital social", LL 1986-B-972).Diversas razones motivan estas críticas:a) En nuestro país, el proceso inflacionario alteró severamente esta noción, y al imponer la obligación de confeccionar los estados contables en moneda constante (art. 62 ley 22903 [LA 1983-B-1605]), se incorporó la cuenta "Ajuste integral del capital" que es nada más que la actualización de la cifra histórica de capital.Los organismos de control prontamente establecieron que para las situaciones legisladas por el art. 31 y 206 ley 19550, la cuenta ajuste integral forma parte del capital social (ver por ej.: Comisión Nacional de Valores, R.G. n. 195/92).Conforme este criterio, pacíficamente aceptado, existe un monto de capital (a los fines legales),que no sólo no figura en el estatuto, que no ha sido aumentado por decisión de los socios, sino que sólo surge de la exposición de los estados contables.b) Contemporáneamente, cobraron gran difusión los "aportes irrevocables a cuenta de futuras emisiones de capital", que generan un gran problema, en la medida que no han sido regulados ni en la sanción original de la Ley de Sociedades ni en su reforma. (El proyecto de reformas a la Ley de Sociedades Comerciales , elaborado a instancias del Ministerio de Justicia, incluye reglas al respecto en el art. 39).

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Ciertamente en el concepto tradicional, estos aportes no pueden definirse como capital, ya que su ingreso a la sociedad es previo a todo proceso de aumento, y es más, ese proceso puede ser que nunca se produzca.Pero tampoco cabe conceptualizar al aportante como un simple acreedor, porque ello ignora la intención del aportante y de la sociedad.Las resoluciones administrativas como la antes citada, han establecido que, cuando tales aportes son irrevocables, deben considerarse a todos los fines legales como capital social, por lo que la noción se extiende no sólo a los fondos originales aportados por los socios, ajustados, sino también a otros fondos que no existe la seguridad de que alguna vez integraran el capital social. c) Deuda subordinada. La legislación argentina regula ahora, siguiendo antecedentes extranjeros las deudas contractualmente subordinadas a los demás pasivos (ver art. 76 ley 24441 [LA 1995-A-49] y art. 41 párr. 3º ley 24552 [LA 1995-C-3085]).En el tema que nos ocupa, cobran importancia las obligaciones negociables subordinadas, convertibles en acciones, emitidas por las entidades financieras, que por efecto de la comunicación "A" 2177 (año 1993), son incluidas a los fines del cómputo de su responsabilidad patrimonial (patrimonio complementario, según la denominación en la Argentina, capital suplementario, según los acuerdos de Basilea). Sorprende el reconocimiento de estos títulos, que indudablemente constituyen deudas de la sociedad, pero que para sociedad con actividad específica, se admite su inclusión en el patrimonio social (ver también en este sentido, el citado proyecto de reformas a la Ley de Sociedades Comerciales, art. 63 II c).d) Pero fundamentalmente el rol de garantía que se le asigna al capital ha quedado totalmente desdibujado. Nadie considera el monto del capital, cuando negocia con una empresa. El mismo patrimonio no alcanza para asegurar la solvencia de la empresa y, ni aunque sea importante, para garantizar su capacidad de generar utilidades. Es más, el mantenimiento de la capacidad operativa de la empresa exige no solamente que se preserve indisponible el valor de los aportes de los socios, sino también la incorporación de recursos adicionales o el autofinanciamiento a través de la limitación de las utilidades.e) La función organizativa también está cuestionada, ya que estaba estructurada en torno a una rígida diferenciación entre títulos representativos del capital social (acciones) y títulos representativos de deuda (obligaciones, bonos).Este esquema rígido también se ha roto, por una doble tendencia: aparecen los títulos de deuda,con prerrogativas tradicionalmente atribuidas a las acciones (los títulos participativos, cuasi capital para los franceses) y por otra, ciertos títulos representativos del capital social, son privados de sus atributos más característicos (el voto, por ej., en las acciones sin voto).IV. REPENSAR LA NOCIÓN DE CAPITAL SOCIALLa noción tradicional del capital social es eminentemente jurídica, y omite la importancia que tiene el capital social como factor de productividad en la gestión social. Por ello, las más modernas tendencias en Europa (por ej., Portale), incorporan el análisis económico del capital social, insistiendo en la necesidad de estudiar una función adicional a la de garantía: la función de productividad, que atienda a la capacidad de ganancia de la empresa social, que constituirá, por lo demás, un resguardo a los acreedores.En ese mismo orden de ideas, aparece la noción "material" del capital social, que es aquél que asegura el mantenimiento de la capacidad operativa de la sociedad. Ese capital material debe mantenerse indisponible, en garantía de los acreedores y serán utilidades todos aquellos recursos que pueden ser desafectados del patrimonio social y adjudicados a los accionistas, siempre que la sociedad no vea disminuida su capacidad operativa (Ricardo Olivera García).Siguiendo este criterio moderno, la noción de capital social se recrea, y exige una nuevaelaboración, que atienda básicamente a las siguientes cuestiones: 1. El límite a la distribución de utilidades de los socios debe constituir la función esencial del capital social, y ese límite debe basarse sólo en el mantenimiento de la capacidad de producción de la sociedad.

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2. Cabe incluir reglas vinculadas a la infracapitalización formal o nominal, que opere como sanción en los casos de insolvencia de la sociedad, imponiendo la recalificación de los préstamos de socios en capital de riesgo, y en consecuencia disponiendo su subordinación a otros acreedores.3. El régimen de adquisición de las propias acciones debe ser flexibilizado, removiendo la tradicional desconfianza de nuestro legislador, fuertemente influenciado por la función de garantía del capital social.4. No debe existir impedimento alguno para emitir acciones sin valor nominal, como alternativa para la sociedad. Ello permitirá, cuando sea necesario, la emisión de acciones bajo la par, hoy prohibida en nuestro país.La propuesta consiste, entonces, en repensar la noción de capital social, para adecuar las normas legales a la realidad de los operadores económicos.—1996Continuando con el análisis del capital social abordaremos ahora su suscripción e integración, siendo la regla principal de los aportes que van a integrarlo el que se trate de bienes susceptibles de ejecución forzada (art. 39 LSC). ¿Cuál sería la razón de tal disposición?, pues bien si tenemos en cuenta que el capital social es la garantía de los acreedores sociales, éste debe estar compuesto por bienes que, llegado el caso de conflicto, eventualmente puedan realizarse y con el dinero obtenido saldar las obligaciones impagas de la sociedad. La suscripción del capital social debe hacerse por el total en el mismo acto constitutivo, mientras que la integración, si se realiza a través de dinero en efectivo, no podrá ser inferior al 25% de la suscripción, comprometiéndose el socio a cumplimentar el saldo en un plazo máximo de dos años. Los aportes no dinerarios por otro lado deben integrarse totalmente, pudiendo sólo consistir en obligaciones de dar. Por supuesto que habrá que asignarles algún valor a los fines de determinar la participación que tendrá el aportante en la sociedad, siendo también relevante para los terceros por la función de garantía del capital social ya tratada. Debe procederse entonces a su valuación, que variará según el tipo societario de que se trate y la responsabilidad asumida por cada socio. En efecto, si se trata de una sociedad personalista la LSC delega en los socios la mención en el contrato social de los métodos de valuación que hayan elegido, si no lo hacen subsidiariamente se entenderá que se han regido por los precios de mercado o bien mediante la intervención de peritos, si no fuese posible establecer el precio de plaza. En las sociedades de responsabilidad limitada y en comandita simple, se indicarán en el contrato constitutivo los antecedentes justificativos de la valuación, que eventualmente podrá ser impugnada por los acreedores de la sociedad en un plazo de cinco años de realizado el aporte, salvo que se haya realizado judicialmente. En las sociedades anónimas el procedimiento es más complejo, lo que ha generado ciertas críticas que trataremos enseguida. El art. 53 de la LSC no acepta la delegación en los fundadores de la valuación de los aportes no dinerarios, debiéndose seguir las siguientes pautas: 1) precio de mercado; 2) valuación pericial, cuando a juicio de la autoridad de control no exista la posibilidad de reemplazarse por informes de reparticiones estatales o bancos oficiales.En la actualidad existe la concepción doctrinaria cuasi unánime de la necesidad de reformulación del método de valuación para las sociedades anónimas, pudiendo ser suficiente un procedimiento similar al de las sociedades de responsabilidad limitada, incluyendo la responsabilidad tratada por el art. 150 LSC.¿Qué sucede si no se cumple con lo acordado respecto a la integración?, el socio incumplidor incurre en mora de pleno derecho, sin necesidad de interpelación judicial, suspendiéndose de manera automática todo ejercicio de los derechos que le corresponden a las acciones o cuotas sociales que se encuentran en mora.

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Materia: SOCIEDADESProfesor: Sebastián VANELLA GODINO

Unidad 3: Constitución: aspectos formales y sustanciales

Requisitos del contrato de sociedad.Ya hemos abordado el tema de la tipicidad y de la personalidad jurídica de la sociedad comercial, que representa un sujeto de derecho, pues bien analizaremos a continuación como debe estar integrado el contrato constitutivo, cuál es el procedimiento para su inscripción y las implicancias que de ello se derivan. Sin ningún tipo de dudas los datos completos de las personas que van a formar parte de la sociedad es el punto de partida, respecto de ellos deberemos manifestar el nombre completo, el número de documento, la edad, nacionalidad, domicilio real, estado civil y profesión, todo ello a los fines de su correcta individualización y control respectivo, referente a inhabilitaciones e inhibiciones que pudieran pesar sobre ellos.El nombre de la sociedad es un atributivo derivado de su personalidad, que permite su individualización, diferenciándola de otras, según lo dispuesto por el art. 11 LSC es un requisito ineludible a la hora de su formación, su omisión acarrea la anulabilidad del contrato constitutivo, constituye un requisito esencial no tipificante. A diferencia de lo que ocurre con el nombre comercial, que se adquiere por el uso y respecto del fondo de comercio que se refiere, el nombre de una sociedad comercial es intransferible y sólo procederá su modificación en supuestos que con carácter de excepción así lo justifiquen. Ahora bien, es muy posible que en la práctica se presenten conflictos por homonimia, o sea por nombre similares que podrían inducir a confusión a terceros entre dos o más sociedades, ¿Qué sucede entonces? ¿Cómo debe tratarse tal situación?, a continuación desarrollaremos la temática en una nota a fallo de gran interés.

Archivo enviado desde LexisNexis OnLine05/ 09/ 2006 RDCO_JUR_ANOTADA_D.zip 21_Janot.txt; Citar Lexis Nº 0021/000605;Género: Jurisprudencia anotada; Título: Nombre social: Acción judicial para superar la homonimiaentre sociedades inscriptas; Autor: Favier Dubois, Eduardo M. (h)Fuente: RDCO 1987-971

SOCIEDADES (EN GENERAL) - 04) Elementos y requisitos - a) Razón social y denominación.

Comentario a: C. Nac. Com., sala E, 29/6/1987 - Norfabril S.R.L. v. Norfabril S.A.,

El fallo precedente, a pesar de su mesurada extensión, aborda una serie de cuestiones relativas al nombre o denominación "social" que cabe analizar a la luz del estado actual de la doctrina y jurisprudencia.En primer lugar, y en punto a la "homonimia", el fallo sigue el criterio según el cual la diversidad de tipos sociales no obsta a la confundibilidad, el que fue sentado en su momento por el Juzgado Comercial de Registro de la Capital Federal ("Conexión S.A.", 15/4/1980; "Chelforo S.R.L.", 18/8/1980), luego por la Inspección General de Justicia ("Kimsa S.R.L.", del 16/8/1985), y confirmado por la sala D de la Cámara Comercial de la Capital Federal (30/6/1986; RDCO 115-149).Dicho criterio tiene como presupuesto la vigencia del principio de "novedad" o "inconfundibilidad" del nombre social, adoptado por las autoridades a cargo del Registro Público de Comercio (art. 8 , resolución general 6/1980 IGPJ.), y parte de la base de que la mención del tipo (elemento diferenciante en caso de diversidad tipológica) no obsta a la homonimia atento a la necesaria imputación social del acto así celebrado (sin perjuicio de la responsabilidad personal del firmante), lo que ha sido reconocido por la jurisprudencia en caso de actos de sociedades ya inscriptas (C. Nac. Com., sala C, 25/2/1983, "Power Tools S.A. v. Ferreyra, Ceferino") , pagarés atribuidos a una S.A. (sala A, 20/3/1986, "Spivak y Grynckwaig S.A.I.C. v. Seltzer, Daniel José") , inclusive en el pedido de quiebra (sala D,

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15/8/1983, "Eduardo A. Otero y Compañía S.A. s/pedido de quiebra"), o en supuestos dudosos (sala D, 31/10/1986, "Brusetti, Enrique H. v. Cambio 9 de Julio S.A."), admitiéndose también en el supuesto de la S.R.L., donde la normativa no es idéntica (sala A, 20/3/1986, "Tagliani, Ernesto v. Industrias Textiles Caribe S.R.L.") .En segundo término, el fallo destaca la diferente naturaleza entre el "nombre social" y el "nombre comercial", la que había tenido tardío reconocimiento doctrinal (ver Zaldívar y otros, "Cuadernos...", Bs. As., 1978, vol. I , p. 243; Gervasio Colombres, "Curso...", Bs. As., 1972, Parte general, p. 126; Jaime Cerdá, "El nombre...", Revista del Notariado, n. 709, p. 279; Guillermo Ragazzi, "El nombre...", LL 150-1123; Eduardo M. Favier Dubois (h), "El nombre...", ED 83-745), ya que la opinión clásica los asimilaba considerando al nombre social una especie del nombre comercial (Raymundo L. Fernández, "Código...", Bs. As., 1957, t. 1, vol. 1, p. 415; Carlos Malagarriga, "Tratado...", Bs. As., 1963, t. I, p. 849; C. J. Zavala Rodríguez, "Código...", Bs. As., 1964, t. I, p. 329) o como una propiedad en sentido amplio, no tanto transferible sino de uso exclusivo (I. Halperin, "Curso...", Bs. As., 1977, vol. 1, ps. 86 y 264).Por su parte, la jurisprudencia registraba un casi único antecedente en el cual se había sostenido que la oposición registral sobre la identidad de nombre no importaba ejercicio de acción fundada en la ley 3975 (hoy reemplazada por ley 22362 ), sino que ponía en juego las atribuciones oficiosas del registrador ("Constructora Cariló", 19/10/1977, sala C).En tercer lugar, y aquí el carácter novedoso de la sentencia anotada, ella constituye el primer caso conocido de conflicto entre dos denominaciones sociales pertenecientes a sociedades ya inscriptas, y ventilado en sede jurisdiccional.En tal sentido, la sentencia reconoce tal posibilidad, lo que coincide con el efecto no subsanatorio de las registraciones, incluido el nombre, que admite pacífica jurisprudencia. También se ha sostenido que la falta de oposición a la inscripción tampoco impide el derecho que emana de los arts. 27 a 29 y 44 ley 22362 (C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 13/11/1984, "Mobili S.A.").En cuarto término, el fallo asigna al vicio en la confundibilidad el carácter de esencial no tipificante (art. 17 , primer párrafo, segunda parte, ley 19550), siguiendo a la doctrina iniciada por Halperin ("El régimen de nulidad de las sociedades", RDCO 1970-545).Si bien se podría objetar que la subsanación del vicio en los términos de la ley sólo es posible"hasta su impugnación judicial", una condena diversa de la del fallo llevaría a similar situación, ya que, declarada la nulidad, ésta operaría como causal de disolución (arg. art. 18 , segundo párrafo) y los socios podrían reactivar al ente removiendo la causal, o sea, cambiando el nombre para superar la homonimia.Por último, en un comentario recientemente aparecido sobre el fallo (Ricardo Nissen, "El derecho de la sociedad de solicitar la modificación de la denominación social de una sociedad homónima", Doctrina Judicial, 14/10/1987), su prestigioso autor sostiene que si bien no se aplica el término de prescripción anual de la Ley de Denominaciones Comerciales, sí rige el plazo trienal del art. 848 , inc. 1 CCom.Nos permitimos, respetuosamente, discrepar con tal conclusión, ya que si el nombre social no es disponible por vincularse a la policía mercantil, la acción por homonimia nunca prescribe,pudiendo inclusive intentarla la autoridad registral en cualquier tiempo, aunque por supuesto en sede jurisdiccional al haber perdido la competencia con la conclusión del trámite de inscripción.— 1987.

Continuando con el análisis de los elementos del contrato social nos toca en suerte el domicilio social, que no implica la designación exacta de la calle y número donde la sociedad va a funcionar, éste sería el concepto de sede social, sino que consiste en la jurisdicción donde residirá la sociedad. Esta diferencia tiene implicancias prácticas dignas de mención; en efecto previo a la reforma de la LSC a través de la 22.903, que acogió lo dispuesto en el fallo Quilpe S.A. de la Cámara Nacional de Apelaciones en los Comercial, de fecha 31 de Marzo de 1977, los socios manifestaban la sede social en las cláusulas estatutarias lo que generaba que de cambiar el domicilio de la sede debían reformar el estatuto, revistiendo dicho trámite cierto engorro. Con posterioridad se permitió a los socios incorporar los datos de la sede social, calle

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y número en el Acta Constitutiva, exigiéndose, como dicho, sólo la referencia de la jurisdicción donde la sociedad va a desarrollar sus actividades, facilitando las eventuales mudanzas, siempre dentro de la misma jurisdicción. La determinación de la sede social reviste gran importancia por cuanto es el domicilio donde se notificará de manera fehaciente a la sociedad a lo largo de su existencia.Otro de los elementos es sin dudas el capital social, compuesto por los aportes de los socios,que ya hemos abordado ut supra. A los fines de complementar lo ya expuesto diremos que seforma inicialmente con los aportes de los socios y debe respetar cierta relación con el objetosocial, adecuándose a la actividad comercial que pretende llevar adelante. Recordemos lasdistintas funciones que lo justifican, tratadas anteriormente y las diferencias con el PatrimonioSocial, tema al que dedicamos nuestra Lectura 1. En lo concerniente a los aportes que puedenrealizarse, a los fines de complementar lo ya expuesto, remitimos a la bibliografía Curso deDerecho Societario – R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. 1998, pág. 111/112.El objeto social está constituido por los actos o categorías de actos que por el contratoconstitutivo podrá realizar la sociedad para lograr su fin, mediante el ejercicio de su actividadcomercial. Los requisitos que debe cumplir son los siguientes: 1) Licitud, como también deben serlo las actividades que se llevan adelante, de otra manera la sociedad es nula (art. 18 y 19 LSC); b) Posible, desde el punto de vista fáctico, si la imposibilidad fuese preexistente y absoluta, entonces la sociedad será nula, si fuese sobreviniente deberá disolverse y 3) Preciso y determinado, debemos ser claros y lograr la mayor exactitud posible con actividades que tengan relación unas con otras, evitando enumeraciones genéricas, que probablemente generen observaciones por parte de los órganos de contralor. De ninguna manera quedan excluidos los objetos múltiples, pero deberán identificarse de manera clara y precisa. Su importancia radica en la legitimación que brinda a los administradores y representantes para actuar, sirviendo también de elemento de garantía para los terceros.Por último el plazo de duración de la sociedad, que debe ser determinado. Fundamento de ello es que de tal manera se brinda seguridad a los socios, que así conocen la existencia de susderechos y obligaciones, también lo hace respecto de los acreedores particulares de los socios,en cuanto la sociedad no puede ser prorrogada si no existe la conformidad de éstos y permiteademás la consecución del objeto social, por la permanencia del vínculo societario en el tiempo.Nuestra LSC no establece plazos máximos ni mínimos, sólo se exige su determinación. Al hablar de plazo debemos mencionar necesariamente los conceptos de prórroga y reconducción, ambos institutos destinados a evitar la disolución y liquidación de la sociedad respectivamente, que implica el vencimiento del plazo. El primer concepto, prorroga el plazo de vencimiento, pero tal decisión (adoptada por las mayorías pertinentes) deber tener lugar antes del vencimiento; de otra manera estaremos frente a la figura de la reconducción, que evita la liquidación de la sociedad que se encuentra disuelta por vencimiento del término, reactivando las actividades de su objeto social.Respecto de la forma la LSC exige la forma escrita, al disponer expresamente que el contratoconstitutivo y sus modificaciones deban llevarse adelante a través de instrumento público oprivado. Los socios podrán optar por uno u otro medio de formación, a excepción de lassociedades por acciones donde necesariamente deberán hacerlo a través de un instrumentopúblico. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿El instrumento público es sólo la escritura pública?, la respuesta es negativa. En efecto la constitución de las sociedades por acciones puede instrumentarse sin necesidad de escritura pública, es el mismo instrumento de constitución que reviste tal carácter por tramitarse e inscribirse en un Registro Público de Comercio. Valgaaconsejar, como buena práctica profesional, que las firmas para el caso de que no se realice por escritura pública deberán certificarse por ante Escribano Público Nacional, de otra forma deberán ratificarse por ante el organismo de contralor.El trámite de inscripción se lleva adelante en el Registro Público de Comercio, que tiene porobjeto brindar publicidad a los actos que en él se inscriben, con el objeto de su oponibilidad frente a terceros. En efecto, una vez inscriptos los terceros no podrán alegar desconocimiento del contenido de los actos inscriptos. Otro de los fundamentos de la inscripción radica en la protección de las relaciones comerciales, ya que es de interés de los participantes conocer las distintas circunstancias que sirven para determinar las condiciones en las que la sociedad

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comercial y los socios llevan adelante sus actividades. Previo a la inscripción se lleva adelante un examen de legalidad que tiene por objeto realizar un examen exhaustivo a los fines de que el documento que se inscriba cumpla con todos los requisitos legales y fiscales exigidos. Una vez que el documento o acto se registra goza de presunción de validez, salvo prueba en contrario, ya que no existe en nuestro país efecto saneatorio o convalidante de las inscripciones (art. 17 LSC). Luego de la verificación de los requisitos legales y habiendo cumpimentado con los restantes requisitos, dependiendo del tipo societario elegido, la autoridad de contralor ordenará la inscripción definitiva y será sólo en ese momento en que la sociedad habrá quedado regularmente constituida, con su contrato constitutivo plenamente oponible a terceros. Pero ¿Cuál sería la situación de las sociedades que se encuentran en formación? ¿Tendráncapacidad para llevar adelante actos propios de su actividad? El siguiente archivo trata deresolver dichos interrogantes.

Archivo enviado desde LexisNexis OnLine07/ 08/ 2004; Citar Lexis Nº 0003/000883

Género: Doctrina; Título: Sociedad anónima en formación (Consideraciones sobre su capacidad respecto a actos jurídicos con bienes registrables); Autor: Rodríguez, Fidel C. - Rodríguez, Pablo J.; Fuente: JA 1997-IV-711 SOCIEDADES (EN PARTICULAR) - 05) Sociedad anónima - c) Período de formación.

SUMARIO: I. Introducción.- II. Sociedad en formación y sociedad irregular.- III. Personalidad.Capacidad.- IV. Actos para la constitución.- V. Actos relativos al objeto social.- VI. Bienesregistrables.- VII. Aporte.- VIII. Otras operaciones.- IX. ConclusiónI. INTRODUCCIÓNLa problemática que se plantea al constituir cualquier tipo societario gira en torno al período fundacional, iter constitutivo o etapa a la que la ley identifica como "sociedad en formación" (art. 183, pero sólo en relación a las S.A.) y que transcurre desde la configuración del acto constitutivo hasta la inscripción en el Registro Público de Comercio.En el mundo actual pareciera que ello se agrava, en tanto algunos de los parámetros de laactividad económica giran más que nunca en torno a la competitividad y particularmente a laeficiencia, esto último vinculado con la productividad del capital, con la urgente inserción en el mercado, con la rapidez, a la que siempre se vinculó el derecho comercial. Quienes encaran un emprendimiento por la vía societaria, quieren comenzar de inmediato con sus actividades y no pueden ni tan siquiera esperar unos días, cuanto más meses.Si a ello agregamos la contracara, en tanto los trámites regularizatorios mínimos requieren un tiempo razonable, debemos admitir cuán importante es la posibilidad de realizar actividad concreta en ese período.La reforma de 1983 introdujo modificaciones en el tema, pero sólo en relación a las sociedades anónimas. Si bien es cierto que en ese sector se encuentran las más importantes inversiones de capital, en alusión a las grandes sociedades anónimas, no lo es menos que la gran mayoría de las sociedades de este tipo, son sociedades de familia o pequeñas S.A.; asimismo es importante destacar la cantidad en otros tipos, particularmente las sociedades de responsabilidad limitada.Ello nos lleva a sostener la necesidad de introducir modificaciones legislativas sobre el tema,extendiendo la normativa a los otros tipos, ratificando así la aplicación analógica propiciadaactualmente por gran parte de la doctrina. II. SOCIEDAD EN FORMACIÓN Y SOCIEDAD IRREGULAR

En relación al tema, es necesario distinguir entre una sociedad irregular o una en formación, cómo se diferencian. Para ello, debemos procurar efectuar una interpretación coherente de

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las normas legales. Adviértase que ya con la inicial redacción del art. 183 se sostenía que la sociedad anónima en formación no era una sociedad irregular (Manovil [1]).Según el art. 21, aquéllas comprenden dos hipótesis; por una parte las de hecho y por la otra, las irregulares propiamente dichas. En el primer caso, el legislador ha atribuido personalidad a la actuación societaria, aún cuando carece de instrumentación suficiente, en tanto son irregulares aquéllas "sociedades de los tipos autorizados que no se constituyan regularmente" (art. 21); se entiende, en definitiva, que los socios han suscripto el instrumento contractual correspondiente y adecuado a un tipo determinado. En cambio, la "sociedad en formación", es aquella que, constituida, pretende su regularización llevando adelante su actuación a ese fin, etapa que concluye al completar el trámite de inscripción en el Registro Público de Comercio. En la práctica se plantea el problema de determinar los límites para que una sociedad enformación pueda llegar a considerarse como irregular. Al respecto, adherimos a la posición que sostiene: en tanto se promueve y no se abandona el proceso de inscripción estamos frente a una sociedad en formación; por el contrario, para que la misma pueda considerarse como irregular, es necesario que se haya producido "la interrupción definitiva del iter constitutivo" (2), más allá de las dificultades que en la práctica se puedan plantear para determinar tal circunstancia. Esto se complementa con la afirmación acerca de la voluntad para integrar una sociedad irregular, con las consecuencias que ello implica. Dicha intención de los socios no existe en la medida que la sociedad constituida se adecua a un tipo social y se activan los trámites para su inscripción.La jurisprudencia así lo ha afirmado cuando la C. Nac. Com., sala C, expresó, en autos "Marino, M. v. Chavarría N. s/medidas cautelares": "La existencia de sociedad en formación como supuesto diferenciado de la sociedad irregular y la consiguiente aplicabilidad de la previsión del art. 22 de la ley 19550 requiere que no se interrumpa voluntariamente el iter constitutivo hasta que se practique la inscripción registral" ("Doctrina Societaria y Concursal", Errepar, oct. 1989, pág. 399, cita 73).

III. PERSONALIDAD. CAPACIDADCabe destacar que, en cualquiera de los supuestos indicados, nos encontramos frente a un sujeto de derecho, a un centro imputativo de derechos, en definitiva a una persona, en este caso jurídica. Ello en tanto, como ha afirmado Richard (3), se trata de un recurso técnico del que dispone el legislador y agrega más adelante, en ese mismo trabajo, que dicho recurso "es único, sin perjuicio de que tenga exteriorizaciones variadas".Destacamos que ello es resultante de la armónica interpretación de los arts. 1, 2, 21 y concs. y lo dispuesto por el art. 183, cuando al referirse a la etapa previa a la inscripción, alude a sociedad y a la imputación a la misma de determinados actos realizados por "los directores", lo que implica reconocerle el carácter de sujeto de derecho y ello desde el acto constitutivo.En orden al tema sugerido, se nos plantea entonces la necesidad de determinar el alcance que de ello resulta, imponiéndosenos evaluar las consecuencias de la personalidad, especialmente respecto de la S.A. en formación.Para ello debemos tener en cuenta los atributos de la personalidad, en particular la "capacidad" y el "patrimonio", los que por cierto se dan también para las sociedades y sin duda para las sociedades en formación e incluso irregulares.Según el art. 35 CC. , dicha capacidad en el caso de las personas jurídicas debe reputarseamplia, en tanto sólo se le fijan dos limitaciones, las relativas a que los actos deben ser realizados "para los fines de su institución" (debe evaluárselo en concordancia con los arts. 1 y 58 LS.) y por el otro, los actos "prohibidos", sea por la ley o por sus estatutos. Ello es ratificado en definitiva por el art. 41 CC. , que expresa que las personas jurídicas "gozan en general de los mismos derechos que los simples particulares para adquirir bienes, tomar y conservar la posesión de ellos, constituir servidumbres..." y continúa la enumeración. En definitiva, debemos concluir que la capacidad es la regla y la incapacidad la excepción.

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Pero respecto de la incapacidad en el art. 35, se ha previsto lo que ya Salvat (4) identificaba como "principio de la especialidad", en relación a la exigencia que expresa para los fines de la institución, lo que trasladado al derecho societario, en consonancia con lo dispuesto por los arts. 11 inc. 3, 58 y concs., constituye el "objeto social". Por tanto, al ser persona y por ende tener capacidad, puede como tal realizar todo tipo de actos que tiendan a la consecución del objeto social.Asimismo, como todo sujeto de derecho, la sociedad tiene también su propio patrimonio, el que sin duda alguna y en principio, puede estar integrado por cualquiera de los bienes considerados en la ley y que tiene su fuente en los aportes de los socios principalmente y si está autorizada a realizar actos relativos al objeto social, se conformará también con las utilidades que dicha actividad genere.Lo precedente es aplicable a las sociedades anónimas en formación, según lo dispuesto por el art. 183: los directores tienen facultad para realizar los actos necesarios para la constitución. Y la norma agrega también los "relativos al objeto social cuya ejecución durante el período fundacional haya sido expresamente autorizada en el acto constitutivo".Ello en principio implica una limitación a las amplias facultades señaladas en las normas decarácter general, lo que nos impone analizar el alcance de los actos permitidos. Entendemos necesaria alguna distinción previa, como lo es la diferencia entre objeto, acto yactividad, para conformarla a las expresiones de la norma. El objeto social alude a la "actividad para cuya realización la sociedad se constituye" (Broseta Pont en cita de Zaldívar [5]), o en otros términos a la "categoría de actos para cuyo ejercicio se constituyó la sociedad" (Richard- Muiño [6]). Dicho objeto se lleva a la realidad a través de cada acto negocial realizado por la sociedad y la pluralidad o multiplicidad de éstos configuran la "actividad". Si bien puede llegar a afirmarse que el art. 183 no alude concretamente a actividad, tal posibilidad aparece no obstante implícita, en tanto se autoriza la realización de "actos" en sentido plural y agrega "los relativos al objeto social", sin ningún tipo de distinción ni limitación, lo que sin mayores argumentaciones permite inferir en definitiva, que puede realizar tanto uno o incontables actos, los que en conjunto constituyen concretamente la "actividad" social.

IV. ACTOS PARA LA CONSTITUCIÓNRetornando las dos categorías de actos previstas en la citada norma, al analizar los mismoscompartimos la posición de Halperín (7) y Etcheverry (8), en el sentido de que la ley al aludir a los "actos necesarios para su constitución", se refiere únicamente a los que llevan a la efectiva inscripción en el Registro Público de Comercio y no a otros.Dentro de tal categoría se pueden incluir los relativos a la percepción de los aportes de capital y consecuentemente los de su "conservación" (vg. depósito de los fondos percibidos, mantenimiento de los bienes aportados, en su caso pago de impuestos en relación a los mismos, etc.).Pero no compartimos el criterio de que puedan agregarse dentro de esta categoría a los que se denominan como "preparatorios del giro", posición sustentada por Nissen (9), Benseñor, Favier Dubois y Vázquez Ponce y otros.

V. ACTOS RELATIVOS AL OBJETO SOCIALEn ésta otra categoría de actos posibles; la autorización aparece limitada a los actos "relativos al objeto social", es decir aquéllos que han de constituir en definitiva la actividad social, lo que nos impone determinar cuál es la amplitud o extensión respectiva.Por una parte, cabe destacar que la norma es genérica, en tanto salvo que exista en laautorización una limitación expresa, se refiere a todos y cualquiera de los actos que constituyen el objeto social expresados en el estatuto. No otra cosa debe interpretarse en tanto se trata en realidad de autorizar a efectivizar la actividad del giro social prevista, no existiendo al respecto razón alguna que pueda establecer límites.Por la otra, entendemos que difícilmente la autorización ha de ser específica y concreta, puesnormalmente ha de operarse en uno o más ramos determinados, siendo casi imposible

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individualizar actos determinados, como no fuesen casos muy especiales; por ejemplo, disponer la adquisición o venta de una cantidad determinada de mercadería o de topes en los montos en cada contrato a celebrar, o en los totales generales, etc.En este aspecto, consideramos que los que se han dado en denominar "actos preparatorios del giro" son en definitiva actos relativos al "objeto social", que deben ser expresamente autorizados, conforme indica la norma, imponiéndonos determinar cuál es la amplitud o extensión. Entendemos en consecuencia que se los puede clasificar en directos o inmediatos e indirectos o mediatos.Entre los primeros los actos concretos relativos al giro comercial previsto en el estatuto, como lo es, por ejemplo, la compra y venta de la mercadería de que se trate, la prestación del servicio, etc. En tanto que los segundos, son precisamente aquellos actos previos necesarios e ineludibles para poder realizar los que precisamente constituyen el objeto social. Para poder llevar adelante la venta de una mercadería determinada, es necesario contar con el local correspondiente, comprar los útiles y el mobiliario adecuado, contratar personal, publicidad, celebrar acuerdos con proveedores o distribuidores, realizar trámites o gestiones en entidades financieras (apertura de cuentas corrientes, créditos, convenios de cobranza, de tarjetas de crédito), etc. Todos estos actos tienen como objetivo indirecto o mediato la realización de aquéllos tendientes al cumplimiento del objeto, pues en sí mismos no implican esto último, pudiendo afirmarse que de otro modo carecerían de sentido y sería prácticamente imposible o dificultoso realizar aquéllos.Reiteramos que consideramos no puede incluírselos como actos tendientes a la constitución de la sociedad, pues ello implicaría que, de no efectuarlos, tampoco podría considerarse constituida la misma. Afirmar tal conclusión carece de toda lógica.Por ello creemos suficiente que se autorice la realización de los actos "relativos al objeto social", abarcando con tal expresión, tanto los indirectos o mediatos (preparatorios del giro), como los directos o inmediatos (propios del objeto en sí).En otro orden, entendemos que la autorización o posibilidad al respecto se corresponde con la realidad, pues parece carente de toda lógica, imponer a la sociedad ya constituida pero noinscripta, permanecer en un período de "quietud" o pasividad, que puede ser de varios meses,hasta que se concrete la inscripción respectiva, manteniendo paralizado el capital aportado.Es evidente que, en la economía actual, la mera mención de ello a los socios y/o administradores de una sociedad en formación, sería totalmente ilógica, máxime cuando, como normalmente ocurre, cuentan con el capital para comenzar a operar ya.No obstante lo expuesto y aún cuando pudiere entenderse que la expresión que se formule en el contrato o estatuto sobre la autorización puede referirse exclusivamente a los actos relativos al objeto social, creemos conveniente que se explicite la autorización incluyendo los indirectos o mediatos (preparatorios del giro comercial) y en relación a los actos de constitución incluyendo los conservatorios del capital.

VI. BIENES REGISTRABLESEs muy probable que al realizar cualquiera de los actos indicados precedentemente, máxime en el caso de sociedades anónimas, las alternativas giren en torno a bienes registrables. Se puede distinguir en relación a los aportes de capital que realicen los socios, como a otras operaciones con los mismos, ya que puede la sociedad tanto adquirirlos, enajenarlos como gravarlos, siempre por cierto que en la etapa de formación de la S.A.Como puntualizamos precedentemente, partimos de la base de que la sociedad anónima enformación es una persona jurídica y por tanto, según lo prescripto en nuestra legislación positiva , susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones, pudiendo celebrar diversos actos jurídicos y teniendo un patrimonio propio, al que se incorporarán bienes de distinta naturaleza, todo conforme lo hemos expuesto precedentemente.Dentro de los actos jurídicos, se nos plantea la alternativa respecto de aquéllos relativos a bienes registrables, pudiendo distinguirse los que se incorporan como aporte por los socios u otro tipo de operaciones.

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VII. APORTESi se trata de "aportes" de bienes registrables y en tal carácter deben ser ingresados al patrimonio social, el art. 38 autoriza expresamente tal alternativa, estableciendo que "cuando para la transferencia del aporte se requiera la inscripción en un registro, ésta se hará preventivamente a nombre de la sociedad en formación". Como consecuencia de ello, debe concluirse que en calidad de aportes al menos, la ley autoriza expresamente que los bienes de naturaleza registral, ingresen al patrimonio de la sociedad en formación. Es interesante destacar que dicha norma alude a todo tipo de sociedad en formación, pues no hay distinción de ninguna naturaleza, en tanto incluso se encuentra ubicada en la parte general, en la sección referida a los socios en sus relaciones con la sociedad y particularmente al regular los "bienes aportables". Es decir que la norma no discrimina y por ende, tales actos pueden realizarse tanto respecto de la sociedad anónima en formación,cuanto de una de cualquier otro tipo.

VIII. OTRAS OPERACIONESPero los bienes registrables generan también la cuestión de si es posible que ingresen alpatrimonio social, no ya como aportes, sino por otras operaciones realizadas por losadministradores, o incluso se transfieran o graven, siempre por cierto en alusión a la sociedad en formación, particularmente la anónima. Si antes hemos aludido a la posibilidad de realizar actos tendientes a la efectivización del objeto social, es decir que en definitiva la sociedad inicia concretamente su actividad eminentemente dinámica, por cierto que con la debida autorización expresa incorporada en el acto constitutivo, se nos plantea la incógnita acerca de los bienes registrables. Téngase presente que ello puede referirse a importantes operaciones, particularmente en razón de la agilidad y dinámica comercial de la actualidad, dado que se necesita, o al menos es sumamente conveniente, operar de inmediato a la constitución, sin poder esperar a que se culmine el proceso de inscripción en el Reg. Público de Comercio.¿Qué sucede si en dicha etapa (de regularización) se decide adquirir un inmueble o un vehículo para uso de la sociedad? o si por ejemplo el inmueble a adquirir está destinado a actos directamente relativos a la operatoria social, como adquirir terrenos para construir casas o edificios en el caso de una sociedad dedicada a la construcción? o si habiéndose efectuado aportes de bienes inmuebles, se decide gravarlos para obtener a través de un mutuo, dinero para realizar actos de cumplimiento del objeto social? ¿Podría la sociedad en formación, a través de sus administradores, realizar tales actos? Entendemos que ello es posible, en primer lugar como una consecuencia lógica de la personalidad que les reconoce nuestro sistema legislativo y a la que ya aludiéramos. Adviértase que no hay prohibición expresa alguna que les impida la realización de actos en relación a bienes registrables. En segundo término, el análisis del art. 183 ratifica parcialmente tal afirmación. Su texto en la primera parte del primer párrafo expresa que "Los directores sólo tienen facultades para obligar a la sociedad respecto de los actos necesarios para su constitución y los relativos al objeto social cuya ejecución durante el período fundacional haya sido expresamente autorizada en el acto constitutivo". No hay duda alguna en consecuencia de que, tratándose de actos vinculados al objeto social (remitimos a lo expresado supra), los que a modo de hipótesis hemos señalado, son totalmente viables, mediando por cierto la autorización correspondiente. Pero según la norma debe concluirse que tanto en el primero como en elsegundo párrafo, existe una prohibición respecto de los que no están relacionados al objeto social.Lo que en definitiva entendemos concuerda plenamente con la previsión del art. 58, en tantodispone que el representante de la sociedad "obliga a ésta por todos los actos que no seannotoriamente extraños al objeto social", siendo por ende aplicables los principios einterpretaciones relativos a dicha norma.

IX. CONCLUSIÓNEn definitiva, podemos concluir que la sociedad anónima en formación puede realizar los actos jurídicos relativos a: 1) adquirir bienes registrables en tanto provengan de los aportes

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prometidos por los socios o 2) a la adquisición, transferencia o gravamen de los mismos en tanto estén vinculados con la realización del objeto social, si para estos últimos están los administradores debidamente autorizados.NOTAS: (1) Manovil, Rafael M., "La sociedad anónima en formación no es una sociedad irregular", "Primer Congreso de Derecho societario", 1977, T. 1, p. 447. (2) Etcheverry, Raúl A., "Nuevos matices legales en el período fundacional de las sociedades comerciales", LL 1984-B-645. (3) Richard, Efraín H., "En torno a la personalidad societaria", "Derecho Societario y de la Empresa" (publicación del Congreso de Derecho Societario y de la Empresa, Córdoba, 1992), T. I, p. 191.; (4) Salvat, Raymundo M., "Derecho Civil Argentino", Pte. General (10ª edic. actualizada por Romero del Prado), T. 1, p. 702.; (5) Zaldívar, Enrique, Manovil, Rafael M., Rovira, Alfredo L., Ragazzi, Guillermo E. y San Millan, Carlos, "Cuadernos de Derecho Societario", Vol. I, p. 257.; (6) Richard, Efraín H. y Muiño, Orlando M., "Derecho Societario", p. 132.; (7) Halperín, Isaac, "Sociedades anónimas", p. 13.; (8) Etcheverry, Raúl A., "Nuevos matices legales en el período fundacional de las sociedades comerciales", LL 1984-B-647.; (9) Nissen, Ricardo A., "Sociedades irregulares y de hecho", p. 42.---1997.

En cuanto al contenido del contrato constitutivo, debemos remitirnos al art. 11 LSC, donde ennueve incisos se establecen con precisión. A algunos de ellos ya nos hemos referido conanterioridad, a los fines de no ser reiterativos completaremos el desarrollo de los restantes. Enconsecuencia, los datos completos de los integrantes, la razón social o denominación, el domicilio social, la determinación del objeto social y del capital social, el plazo de duración, en cuanto ya han sido tratados directamente remitimos a lo referido ut supra. En cuanto a los restantes, trataremos en primer lugar la organización de la administración, donde el legislador societario sigue el principio de que al existir una mayor limitación de la responsabilidad, mayor deberá ser el desarrollo de los órganos sociales, como veremos al tratar cada tipo societario en particular. Lo referido surge como consecuencia de las distintas características distintivas que existe entre las sociedades personalistas y las de capital; las primeras no destinadas a empresas de gran envergadura y las segundas sí, ya que pueden conglomerar un sinnúmero de de socios, por lo que la identificación de los órganos, claridad y especificidad en la designación de sus funciones favorece la confianza de los inversores. Otro de los elementos constitutivos del art. 11 son las reglas para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas, derecho inherente a la calidad de socio y que en consecuencia no pueden menoscabarse. Es importante tener presente que respecto de las pérdidas, ningún socio está liberado de soportarlas, aún cuando estatutariamente se disponga lo contrario. La consecuencia de dicha cláusula es la nulidad. La determinación de las cláusulas necesarias para que se puedan establecer los derechos y obligaciones de los socios, es otro de los incisos que menciona el art. 11, se trata de cláusulas facultativas, que en consecuencia pueden dejar de incluirse en el contrato social, atento por lo general los derechos de los socios se encuentran determinados en la LSC y no pueden ser derogados, bajo pena de nulidad de la cláusula que así lo disponga. La incorporación de cláusulas atinentes al funcionamiento, disolución y liquidación también pueden ser omitidas por las mismas razones. Un elemento importante, que no se encuentra mencionado en el art. 11 LSC es la determinación de la fecha de cierre del ejercicio social, sin que por ello pueda omitirse en el contrato social.Puede suceder que a pesar de haber cumplimentado con los requisitos estipulados para laconstitución, existan estipulaciones nulas entre los integrantes de la sociedad. El art. 13 LSCconsidera nulas aquellas cláusulas que desnaturalicen el contrato de sociedad, con la asunción de un riesgo y consecuentemente la participación de todos los socios en las utilidades y laconsecuente participación en las pérdidas (art. 13, inc 1,2,3). En el inciso 4, el mismo artículoprohíbe que la totalidad de las ganancias e incluso de los aportes realizados pertenezcan al socio o socio sobrevivientes, tratando de tal manera evitar que se afecten los derechos de los herederos forzosos del socio. Por último se impone para la adquisición de la parte de un socio por otro, la determinación del precio real de la participación de un socio saliente, fallecido o

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excluido, siendo nula toda determinación que se aparte del valor real. Para ello se deberá estar al caso concreto, atendiendo los rubros que pudieran ser útiles a tales fines.

Materia: SOCIEDADESProfesor: Sebastián VANELLA GODINO

Unidad 4: Nulidades, Irregularidades y Control

NulidadesSociedades irregulares y de hecho.

Las características particulares del contrato de sociedad que hemos desarrollado hasta aquí, nos permiten inferir que las disposiciones del Código Civil respecto de las nulidades de los actos jurídicos, no puede adaptarse al régimen societario.Como regla general en materia de nulidad y coherentemente con lo referido en el párrafo anterior, vemos que el vicio que pudiere adolecer la voluntad de uno de los socios no puede afectar en principio la existencia de la sociedad. Si así sucediera se afectaría los derechos de los terceros de buena fe que se vincularon de alguna manera con la sociedad, atentando de esa forma con la seguridad jurídica y la estabilidad de las operaciones comerciales en general.Puede surgir en la práctica que se intente, pese a lo expuesto precedentemente, inscribir unasociedad comercial cuyo objeto social sea ilícito (art. 18 LSC). Ello acarrea una serie deconsecuencia que comienzan con la declaración de nulidad absoluta de la sociedad, pudiendo el juez declararla de oficio y resultando imprescriptibles las acciones de nulidad pertinentes, no pudiendo confirmarse el contrato constitutivo de la sociedad. Luego de ello se liquida la sociedad.No pudiendo los socios recuperar los aportes realizados aún cuando, luego de realizar el activo y cancelar el pasivo, quedare un remanente, en este caso se destinará al patrimonio estatal para el fomento de la educación común de la jurisdicción que se pretendía inscribir dicha sociedad. Si hubo contratantes de buena fe, respecto de ellos la sociedad será válida, en caso contrario no. Respecto de la responsabilidad de los administradores y representantes, remitimos a lo dispuesto en la bibliografía Curso de Derecho Societario – R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. pág.173/174.Las sociedades de actividad ilícita (art. 19 LSC) también se liquidarán, como en el supuestoanterior. A diferencia de lo dispuesto en el art. 18 LSC, la actividad ilícita es que en este supuesto los socios que acreditan su buena fe quedan excluidos de la responsabilidad ilimitada y solidaria por el pasivo social y por los perjuicios causados, pudiendo recuperar sus aportes luego de la realización del activo y la cancelación del pasivo. Consideraremos que existe actividad ilícita si existe una reiteración o revisten determinada importancia, no encuadrando en este supuesto el acto ilícito aislado, que generará responsabilidades exclusivamente para su autor. Por último en el art. 20, la LSC trata las sociedades de objeto prohibido. Se trata de sociedades cuyo objeto social se encuentre prohibido en razón del tipo societario elegido, ya que nuestra legislación establece determinados tipos para determinados objetos, por ejemplo la activad financiera, bancaria y las aseguradoras entres otras. Para este tipo de sociedades se aplican las disposiciones del art. 18 LSC, con excepción de lo referente al remanente de la liquidación, aplicándose también dichas disposiciones en lo que atañe a las responsabilidades. Siguiendo con el desarrollo trataremos ahora las sociedades irregulares o de hecho. Desde ya anticipamos la deficiente redacción del art. 21 LSC, donde parecería que sólo quedaríancomprendidas como sociedades irregulares aquellas que formalmente instrumentadas e incluso habiendo adoptado un tipo previsto por la Ley, han omitido la debida inscripción

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registral. Este criterio no es correcto, ya que deja fuera de la definición a cualquier contrato social escrito que no adopta ningún tipo legal, pero que comprende todos y cada uno de los requisitos del art. 11 LSC, hipótesis que no resulta poco frecuente en la práctica. Si bien la normativa prevé las mismas consecuencias para las sociedades irregulares como para las de hecho, debe tenerse presente la diferencia en cuanto la complejidad de la prueba. En las primeras será más fácil su acceso, mientras en las segundas, donde generalmente ni siquiera se redactan por escrito, deberá ponerse el acento en lo comercial de la actividad que desarrolla. Un caso particular lo reviste el fenómeno social del concubinato, donde a los fines de equilibrar la participación patrimonial de la unión, suele asemejarse dicho instituto, con carácter restricto, a la sociedad de hecho. Veamos y analicemos detenidamente el siguiente artículo que trata el tema en profundidad.

Artículo publicado en la revista de Derecho Abeledo Perrot, Córdoba, Edición del Mes de Agosto de 2009.Nota a fallo de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y ContenciosoAdministrativo de la Ciudad de San Francisco, en autos “LUCERO, CARLOS ALBERTO –DECLARATORIA DE HEREDEROS – INCIDENTE DE RECONOCIMIENTO, DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE SOCIEDAD DE HECHO PROMOVIDO POR EL SEÑOR RICARDO LUCERO”. LÍMITE AL CRITERIO RESTRICTIVO EN EL RECONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE UNA SOCIEDAD DE HECHO CONCUBINARIA.Por Sebastián Vanella Godino

1.- Análisis fácticoPrevio al desarrollo del presente trabajo, hago la salvedad que la opinión del anotador encuentra como límite la sola lectura de la sentencia de la Cámara, tal como ha sido fijada la plataforma fáctica que surge de la relación de causa, atento que no se cuenta con la totalidad de los antecedentes para emitir una opinión más rigurosa.La base fáctica del fallo bajo análisis gira en torno a una Declaratoria de Herederos y al incidente dentro de dicho trámite que pretende el reconocimiento de la existencia de una Sociedad de Hecho, planteado por el Sr. Ricardo Lucero, respecto de sus padres Carlos Alberto Lucero (causante) y Zulema Stella Dominga Baroni.Existiría, en principio, una relación conflictiva entre el Sr. Ricardo Lucero y su madre, ya que, el primero de los mencionados, promueve el reconocimiento de una sociedad de hecho entre sus progenitores con la intención de heredar en la debida proporción de Ley, a su padre, sobre bienes que se encuentran a nombre de su madre.Valga destacar asimismo que los padres del Sr. Ricardo Lucero, no pudiendo contraer matrimonio en debida forma en nuestro territorio nacional, atento la Sra. Baroni ya estaba casada en primeras nupcias, y en mérito de no encontrarse vigente la Ley 23.515 de Divorcio vincular, consagraron sus votos nupciales en el extranjero, más precisamente en México.Con posterioridad y encontrándose en vigencia la referida Ley de Divorcio, la Sra. Baroniconsiguió el divorcio vincular de su primer marido, no formalizando en nuestro territorio nacional la unión matrimonial con el Sr. Lucero, un punto importante del análisis de este trabajo.Otra de las cuestiones fácticas de relevancia en el caso planteado se relaciona con la sociedad en comandita por acciones que la Sra. Madre de la Sra. Baroni y ésta habían constituido, denominada “Rezul S.C. por Acciones” que se mantuvo aún luego del fallecimiento de la primera, incorporándose como nuevos socios en aquel entonces los Sres. Juan Carlos Quevedo Baroni y Ricardo Lucero (promotor del incidente), para luego disolver y liquidar la sociedad en cuestión. Es importante mencionar que el Sr. Carlos Lucero no revistió nunca el carácter de socio de “Rezul S.C. por Acciones”, pero sí se desempeño como apoderado de una de las socias: la Sra. Zulma Baroni, hasta la liquidación de la referida sociedad.

2.- Iter Procesal - Síntesis

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Presentado en el año 2007 y tramitado como incidente, por juicio abreviado, en primera instancia por ante el Juzgado de Primera Nominación de la Ciudad de San Francisco, llegan los autos a sentencia; la que desestima la pretensión del incidentista, el Sr. Ricardo Lucero.El a quo llega a tal decisión en mérito de que no consideró acreditados los supuestos queindicarían la existencia de una sociedad de hecho entre los concubinos, quienes pese a convivir por cuarenta y cinco años, no habrían realizado aportes a una sociedad, cuestión que debe interpretarse con criterio restrictivo, no surgiendo tampoco participación en utilidades y contribuciones en las pérdidas. El Tribunal critica la prueba presentada por el incidentista, por no revestir el carácter de auténtica por los medios procesales idóneos y destaca la pericia contable por medio de la cual se confirma la inexistencia de bienes a nombre del causante.En lo que atañe a la valoración de la prueba rendida en autos, el a quo es contundente; alrespecto manifiesta: “De la prueba analizada no surge que la unión tuviera el esencial propósito de lucro, que caracteriza a los verdaderos integrantes de una sociedad de hecho”.Apelado el fallo, suben los autos por ante la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de la Ciudad de San Francisco, donde el incidentista expresa agravios, fundando los mismos en un exceso de rigor formal por parte del a quo, análisis erróneo de los hechos, desconocimiento de doctrina mayoritaria y parcialidad en la valoración de la prueba; lo que, así lo entiende el agraviado, conduce a un resultado contrario a derecho.Manifiesta también como probado en autos que sus padres ingresaron a su vida común sin bienes propios, que la declaración impositiva de ambos expresaba iguales valores para ambos y que la adquisición de un departamento que los concubinos poseían en la Ciudad Autónoma de Bs. As., en calle Ayacucho 1858, 8vo piso A, Capital Federal (en adelante el Departamento de calle Ayacucho) se hizo durante la vida común de sus padres, pese a encontrarse a nombre de su madre, quienes convivieron en dicho inmueble hasta la muerte de su padre. Manifiesta que se encuentra acreditado de la prueba rendida que sus padres mantenían cuentas bancarias comunes, firmaban ambos en calidad de arrendadores del predio rural “Rezul” y que su padre llevó adelante la administración y explotación del establecimiento rural, realizando entre otras actividades y celebraciones contractuales, mejoras, toma de personal a su cargo y contratando bajo su nombre, con la cooperativa de energía eléctrica que proveía el correspondiente servicio en el establecimiento rural.Contestados los mismos se hace especial hincapié en que la duración de la relación concubinaria, en nada autoriza a presumir la existencia de una sociedad de hecho u otra vinculación entres los concubinos; destaca que la no valoración de la prueba se basa en la extemporaneidad de su presentación y que en algunos casos se trata de simples fotocopias sin eficacia jurídica. Respecto del departamento de calle Ayacucho se manifiesta que habría sido adquirido con bienes propios de la Sra. Baroni, aunque del fallo bajo análisis no surge la prueba concreta de tal convicción.Llegada la etapa de dictar sentencia el ad quem decide por mayoría con fecha veintiséis de Marzo de 2009, confirmar el fallo de primera instancia y desestimar en consecuencia la pretensión del incidentista agraviado.

3.- Análisis de la Sentencia de CámaraLa dificultad de la tarea jurídica que consiste en desentrañar o tener por acreditada la existencia de una sociedad de hecho en una relación concubinaria no es menor; sin embargo los votos de la alzada nos permitirán considerar distintos aspectos para facilitar dicha evaluación y arribar así a nuestras conclusiones.Considero que, en el caso bajo análisis, pudieron esgrimirse argumentos dentro de la causa que hubiesen permitido despejar toda duda respecto de la existencia de la sociedad de hecho,pretendida por el incidentista. Ello en mérito de la importancia que revisten dos factores que no han sido puestos bajo análisis con el peso específico jurídico que ameritan y que quizás hubieran otorgado herramientas a los judicantes para hacer lugar a la pretensión del Sr. Ricardo Lucero. Dichos factores son: el análisis temporal del poder amplio de administración otorgado por la Sra. Baroni, en su calidad de socia de Rezul S.C. por Acciones al Sr. Carlos Lucero y el

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hecho de que los concubinos hayan contraído nupcias en México, lo que si bien a la época se encontraba en fraude a la Ley argentina, nos permite ahondar en la voluntad y en el espíritu de dicha unión.

3.1. Nupcias celebradas en el extranjero con anterioridad a la Ley 23.515Considero que no es un dato menor, pese a su falta de valoración pertinente en el caso bajoanálisis, tanto de las partes como del Tribunal, el hecho de que los concubinos hayan celebrado formal matrimonio, en fraude a la Ley argentina, en México. Dicho acontecimiento nos permitirá determinar cuál ha sido la real voluntad o espíritu de la pareja, que por razones legales, debió recurrir a un método irregular para consagrar su vínculo que les permitiera celebrar el matrimonio y eludir de tal manera las sanciones e impedimentos existentes a la época del mismo.Entiendo que de haber existido oportunamente la Ley 23.515 la Sra. Baroni, (pudiendo haberse incluido una pregunta a tales fines en la absolución de posiciones) habría perfeccionado su divorcio (lo que así hizo luego de sancionada la Ley) y luego habría contraído matrimonio con el Sr. Carlos Lucero, ello puede inferirse del hecho que viajaron a un país lejano, México más precisamente, con la intención de vivir una situación que, en la práctica, no podían experimentar en nuestro país por los motivos expuestos.Sin embargo a los ojos de ambos, y porque no de todos sus allegados, ellos eran marido y mujer, se comportaban y se desenvolvían de hecho como tales. Motivo que podría justificar el hecho de no formalizar su vínculo en Argentina.Si bien no estaban legalmente casados, la real intención de la pareja era estarlo, prueba de ello es que realizaron los esfuerzos descriptos para demostrar esa intención y manifestar suconsentimiento en tierras lejanas. Por supuesto no pretendemos que se apliquen las disposiciones correspondientes al matrimonio, pues ello sería por demás temerario desde el punto de vista legal, sin embargo el presente análisis nos puede socorrer en la evaluación de la existencia o menos de una sociedad de hecho entre los concubinos o por lo menos realizar una contribución que permita reforzar una u otra hipótesis, si es complementada con otra prueba.Los esposos aparentes conocían las consecuencias patrimoniales que acarreaba un vínculomatrimonial, tanto respecto de ellos como de sus eventuales herederos forzosos, y dicho vínculo existió, aunque no era válido en nuestro país. La celebración del matrimonio, pese a haberse realizado en el extranjero, demuestra la clara intención y mutuo consentimiento acerca del destino que deberían seguir los bienes, frente a eventualidades como el fallecimiento de uno de los cónyuges aparentes.Podría, a los fines de no vulnerar dicho consentimiento mutuamente expresado, presumirse laexistencia de una sociedad de hecho, que solamente viéndose reforzada por ulterior prueba,atento el criterio restrictivo con el que debe analizarse, quedaría ratificada, ya que a los fines de acreditar la existencia de dicha sociedad deberíamos demostrar que existieron aportes,contribución en las pérdidas y en las ganancias y la affectio societatis, bien distinta de la affectio maritalis.Llevaremos adelante dicho análisis en el punto siguiente.

3.2 Análisis y división temporal del poder amplio de administración otorgado a favor del Sr. Carlos Lucero.Surge de las constancias de autos que la Sra. Baroni otorgó desde el 16 de Noviembre de 1962 un poder amplio de administración a favor del Sr. Carlos Lucero, poder de administración que fue ampliado con fecha 30 de Enero de 1968. Dicha situación es uno de los argumentos del apoderado de la Sra. Baroni para desestimar la existencia de la sociedad de hecho, sin embargo puede entenderse contrario sensu como una aseveración de que la sociedad entre los concubinos realmente existió.Debemos recordar que el poder conferido oportunamente por la Sra. Baroni, fue otorgado en su calidad de socia de la firma “Rezul S.C. por Acciones” y que con posterioridad a la muerte de su Sra. madre y luego de la incorporación temporaria de nuevos socios según

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referido en el análisis fáctico, se decidió de manera unánime la disolución y liquidación de la sociedad comercial.Pues bien, el Sr. Carlos Lucero continuó ejerciendo la administración del establecimiento rural hasta su deceso y más aún, no se limitó a una mera gestión de lo ya obtenido, sino queincrementó el patrimonio de manera importante (así lo manifiesta el voto minoritario del Dr.Francisco Merino).Si consideramos además que el destino de las cuestiones accesorias sigue la suerte de loprincipal, debemos entender que el poder conferido, atento lo había sido en carácter de socio y no a título personal, se extinguió en el mismo momento en que la sociedad fue liquidada.Por lo tanto, todas las gestiones posteriores que realizó el Sr. Lucero, que produjeron unincremento importante del patrimonio que administraba, no fueron en carácter de apoderado de uno de los socios, restando por analizar entonces cual fue la real naturaleza de su gestión.Sabemos que a los fines probatorios, cualquier medio de prueba es válido y así surge también de voto minoritario destacado supra, rigiendo además el principio procesal de adquisición, en donde la prueba o las constancias de autos se incorporan al proceso, independientemente de la parte que las haya aportado, para arribar a la verdad procesal.Pues bien llegada la hora de analizar la naturaleza de las actividades realizadas por el Sr. Carlos Lucero, entiendo que se trata, indubitablemente, de aportes a favor de una sociedad de hecho, fundamentando tal aseveración en los siguientes puntos:La comunidad de intereses existente entre los concubinos, iba más allá de la comunidad de vida entre ambos (1), escapando del análisis la duración de la relación de convivencia y la eventual posesión de bienes, aspectos que no definen por sí mismos la existencia o no de la sociedad de hecho.Dicha comunidad de intereses trasciende los deberes y labores de colaboración ocasional, que debe primar entre los concubinos, prueba de ello es que de manera clara surge una utilidad apreciable en dinero de tal envergadura que ha generado un incremento patrimonial importante, trascendiendo lo que debe entenderse por aporte a las necesidades hogareñas (2) y de los trabajos mínimos que toda persona debe afrontar como imposición del hecho mismo de vivir (3). El prolongado plazo del Sr. Carlos Lucero en su administración, con posterioridad a la caducidad del poder amplio de administración conferido, lo que pone en evidencia no sólo la comunidad de intereses, sino también que se trataba de un aporte realizado para llevar adelante una actividad lucrativa.El aporte de trabajo efectivo, no meramente declarativo, del Sr. Carlos Lucero, surgiendo como prueba de ello la contratación de servicios, celebración de contratos, etc.La compra del Departamento de calle Ayacucho se realizó con posterioridad a la celebración del matrimonio en México, lo que hace presumir que se adquirió con bienes de ambos, salvoconstancia expresa de que se realizó con bienes propios de uno de los cónyuges y asentimiento del otro; más aún encuadramos tal situación en el hecho de que podría tratarse de un “…negocio simulado que será necesario probar, o en su caso podrá generar un crédito por el monto de su aporte (en el caso de marras estimado por el voto minoritario en partes iguales) a favor de quien lo hizo si la intención de ambos fue que el bien se adquiriese realmente para quien aparece como titular (lo que no surge en autos) y la contribución se hizo por un título que genera la obligación de restituir (4)”. Pudiendo interpretarse también que no estamos frente a una compra simulada sino frente a una compra real con persona interpuesta (5).

4.- Conclusiones:En mérito de lo expuesto considero suficientemente acreditado que la administración posterior a la caducidad del poder otorgado por la Sra. Baroni en su calidad de socio, resulta claramente un aporte a favor de una sociedad de hecho, aporte que avanza por sobre los deberes mínimos de colaboración que se deben los concubinos, atento tenía en miras la obtención de un lucro, a través de la realización de una actividad apta para tales fines.El criterio restrictivo con el que debe interpretarse la existencia de la sociedad de hecho, lejos de ser vulnerado, se cumplimenta en debida forma, ya que los trabajos del causante se

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extienden más allá de toda affectio maritalis, generando, como dicho, un lucro importante que logra generar un incremento patrimonial sustancial, generando el serio poder de convicción necesario para considerar que estamos frente a un aporte societario.Considero que al interpretarse de otra manera, como ha ocurrido en el trámite de marras, sevulnera la vocación hereditaria del Sr. Ricardo Lucero, quien independientemente de la buena o mala relación que mantenía con su madre, se encontraba en condiciones, como heredero forzoso que es, de heredar a su padre en la proporción de Ley.No reconocer la sociedad de hecho existente, es no otorgar la debida entidad e importancia a los esfuerzos del causante; que resultaron, en definitiva, verdaderos aportes a los que su prole, entiendo, tiene derecho de heredar.(1) VERÓN, Víctor Alberto, TRATADO DE LOS CONFLICTOS SOCIETARIOS, ParteSegunda, pág 394; Ed. La Ley, Bs. As., Abril de 2007.(2) VERÓN, Víctor Alberto, Ob. cit. Pág. 397(3) VERÓN, Víctor Alberto, Ob. cit. Pág. 400(4) CNCiv., Sala H, 5/4/00, LL, 2000-D-809 y VERÓN, Víctor Alberto, Ob. cit. Pág. 400 in fine(5) CCiv. y Com. San Isidro, Sala I, 4/7/02, JA, 2003-I-80, con nota de ANTÓN, RICARDO E. A propósito de un tema recurrente, la invocación de la existencia de una sociedad de hechoal momento de la disolución de una relación concubinaria y VERÓN, Víctor Alberto, Ob. cit.Pág. 400 in fine.La irregularidad societaria habilita a cualquier socio a solicitar la disolución de la sociedad en cualquier momento, sin invocación de causa, bastará con que manifieste expresa yfehacientemente su voluntad a la totalidad de los socios (art. 22 LSC). Si bien nada impide que el socio se acoja a las otras disposiciones concernientes a la disolución, para el caso puntual de las sociedades irregulares, al existir un procedimiento más sencillo que para los demás casos, parecería poco probable que se eligiera otro camino. Una cuestión relevante en el tema bajo análisis es que si bien la LSC establece que la fecha de disolución, será aquella en la que el socio manifestó su voluntad, ésta tendrá plenos efectos frente a terceros a partir de su inscripción en el Registro Público de Comercio. Pero ¿Qué sucedería si los socios restantes hicieran caso omiso de la solicitud de disolución de la sociedad irregular? ¿Tendrá el socio herramientas legales para hacer valer su pretensión? La respuesta es afirmativa. El socio deberá demandar la liquidación por trámite abreviado, pudiendo incluir en esa demanda la rendición de cuentas pertinente contra los administradores, solicitar su remoción e incluso intentar, llegado el caso, una intervención judicial en la sociedad. La demanda en estudio no prescribe para el socio que notificó su voluntad disolutoria, por entenderse que la sociedad irregular se encuentra en una situación de liquidación desde la fecha de la notificación, no pudiendo tal estado alterarse por el solo hecho de que no se haya entablado demanda.Otra posibilidad para la sociedad irregular es su regularización, que tiene en miras evitar laliquidación, decisión extrema que pone fin a la existencia de la sociedad. Bastará para que laregularización tenga lugar, que los socios adopten alguno de los tipos previstos por la LSC. Para el caso, cualquiera de los socios podrá notificar fehacientemente a los restantes de su voluntad de regularizar la sociedad. Los socios reunidos deberán aprobar la propuesta por mayoría, otorgando el debido instrumento y cumplir con las formalidades propias del tipo societario elegido, solicitando la inscripción en el Registro Público de Comercio dentro de los 60 días de recibida la última comunicación. De no cumplirse con el procedimiento mencionado, cualquier socio podrá solicitar la disolución. ¿Qué sucede si existen socios que no quieren regularizar la sociedad? Pues bien, tendrán derecho a una suma de dinero equivalente al valor de su participación, o la restitución del bien aportado en especie, aún cuando fuese indispensable para el funcionamiento de la sociedad.Debemos destacar que una vez regularizada la sociedad irregular, rige el principio de identidad, no considerándose un nuevo sujeto de derecho por haber cumplido con los procedimientos correspondientes de inscripción, no modificándose sus derechos y obligaciones, ni tampoco la responsabilidad anterior de los socios.

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Unidad 5: Conceptos jurídico contables y Documentación

Contabilidad y documentación.Desde el Código de Comercio, en su art. 43, se prevé la obligación para todo comerciante dellevar registros contables de su actividad. No es menor la importancia de cumplimentar con tales disposiciones, pudiendo resumir las mismas en las siguientes: 1) reporta un beneficio para el tráfico mercantil ya que pone en evidencia la evolución de los negocios del comerciante y permite la reconstrucción de su patrimonio en un momento determinado; 2) le permite al comerciante conocer y dar seguimiento a la evolución de sus negocios; 3) en cuanto a las sociedades comerciales permite el derecho de control e información inherente a la calidad de socio.Los libros societarios son distintos a los que deben llevar de manera obligatoria los comerciantes, pero con las formalidades propias de los libros de comercio. En el libro de Actas de Asamblea se plasman el resumen de las manifestaciones vertidas por los socios durante las asambleas, la forma en que se ha votado el orden del día y los resultados de esas votaciones. En el libro de Actas de Directorio se transcriben resumidamente y de manera similar al anterior, las manifestaciones y votaciones de las decisiones adoptadas en el órgano, cuyo ámbito de actuación es la administración de la sociedad. El libro de Registro de Asistencia a Asambleas de Accionistas registra la manifestación de voluntad de aquellos socios que decidieron participar de la Asamblea de Accionistas, comunicándolo fehacientemente en el término de tres días hábiles anteriores a la fecha estipulada; se deja constancia de sus domicilios, documento de identidad, número de votos con los que cuenta y la identificación de su apoderado si correspondiere. El libro de Registro de Acciones, es otro de los libros que deben emplear las sociedades, remitimos su tratamiento a lo dispuesto en la bibliografía, Curso de Derecho Societario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. 1998, pág. 238.Los estados contables, necesarios en la vida societaria, requieren la aprobación del Directorio, reunión en la que se tratará además la memoria del ejercicio. Una vez aprobados el balance y los estados contables adquieren los efectos jurídicos otorgados por la Ley, ya que previamente sólo revisten la calidad de meros proyectos.El balance es una representación estática, de la situación económica, financiera y patrimonial de la sociedad en un momento específico, que permite evaluar su composición patrimonial ysolvencia. Generalmente un balance dispone en el activo la siguiente información: 1) Efectivo(Caja y Bancos); 2) Créditos provenientes de las actividades sociales; 3) Bienes de Cambio(materias primas, productos en elaboración y terminados); 4) Inversiones en títulos de deudapública; 5) Bienes de uso, con sus respectivas amortizaciones y 6) Bienes inmateriales y todo otro concepto que deba incluirse en el activo. Respecto del pasivo, suelen incluirse: 1) Deudas, separadas según su naturaleza; 2) Previsiones por eventualidades; 3) Rentas percibidas por adelantado y todo otro concepto que amerite figurar en el pasivo. Tanto el activo como el pasivo se clasifican en corriente y no corriente, según que el plazo de vencimiento o realización sea inferior o superior a un año, respectivamente. Ello permite

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saber con cierta precisión la solvencia de una empresa. Otros rubros que integran el balance son Capital social; Reservas legales y Utilidades de ejercicios anteriores.El estado de resultados complementa al balance, e informa sobre los resultados de la actividad, sean positivos o no, que permitirá evaluar la distribución de dividendos entre los socios y la remuneración de los administradores. La información que surge de este documento contable es:1) El producido de las ventas o servicios prestados, agrupados por actividad; 2) Los gastosordinarios de administración, comercialización y financiación entre otros; 3) Las ganancias ygastos extraordinarios del ejercicio en cuestión; 4) Los ajustes por ganancias y gastos deejercicios anteriores. Se complementa con el estado de evolución del patrimonio neto, donde se incluyen las causas de los cambios acaecidos a lo largo del ejercicio en el patrimonio neto, permitiendo a su vez comparar la evolución de dicho patrimonio en el ejercicio en relación con ejercicios anteriores.Si la información de los balances no fuese suficiente para poner de manifiesto la situacióneconómica, financiera y patrimonial de la sociedad, podrán prepararse a tales efectos notascomplementarias y cuadros anexos, donde por lo general surge información que viene acompletar los anteriores estados contables. Remitimos a la bibliografía Curso de DerechoSocietario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. 1998, pág. 246/248.Finalmente tenemos la Memoria del ejercicio, que forma parte de los estados contables, dando detalle de las operaciones realizadas y a realizarse. Básicamente informa sobre la situación presente y futura de la sociedad dando las razones del caso.

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Unidad 6: Remoción e Intervención judicial del órgano de administración.

El principio general relativo al régimen de remoción de los administradores es la libertad de los socios de elegir a la persona que consideren más idónea para que tenga bajo su responsabilidad la administración del patrimonio social. Basándonos en tales afirmaciones diremos que la remoción puede proceder sin invocación de causa, cumpliendo sólo el recaudo de lograr las mayorías necesarias.En las sociedades de interés, y teniendo presente lo manifestado, se podrá establecer libremente la necesidad de justa causa para la remoción de los administradores. En las sociedades de responsabilidad limitada, podrá limitarse la libre revocabilidad de los administradores cuando la designación de éste haya sido condición expresa de constitución. En las sociedades anónimas el estatuto no podrá restringirla, la designación será revocable exclusivamente por la asamblea, sin perjuicio de que cualquiera de los accionistas puedan solicitar la remoción con causa de ellos a través del juicio abreviado correspondiente, que deberá tramitarse contra la sociedad y los directores cuya remoción se pretende.La gestión de los administradores sin dudas puede suscitar una serie de conflictos que, atento la complejidad del caso, ameriten la solicitud de intervención judicial. La LSC parecería limitar dicha posibilidad a los supuestos de mala administración de la sociedad, como complemento de la acción de remoción, protegiendo de esta manera a los socios, hasta el dictado de la sentencia definitiva. Ahora bien, no se puede desconocer que el supuesto descripto es el más frecuente, pero que sin dudas existen otros casos en los que la intervención judicial se vuelve necesaria, aún independientemente de la acción de remoción. Destaquemos que la medida bajo estudio reviste carácter cautelar, por lo que procede inaudita parte, a los fines de que la sociedad no adopte medidas que frustren o vuelvan ilusorias la futura sentencia.Los legitimados para solicitar la medida son los socios, los síndicos, la Inspección de Personas Jurídicas y los acreedores de la sociedad. Para su procedencia se deberá acreditar la existencia de un peligro grave e inminente para la sociedad, el agotamiento de los recursos previstos en el contrato social y la promoción de la acción de remoción del mal administrador (art. 114 LSC).El art. 115 LSC nos indica cuales son las clases de intervenciones previstas en el cuerpo legal,yendo desde el desplazamiento total de los administradores, reemplazados por un interventorjudicial, hasta la designación de un veedor, cuya misión simplemente es controlar la gestión de los actuales administradores y mantener informado al Juez. Existe asimismo una figura intermedia que es la del coadministrador, quien no sustituye al administrador actual, sino que tiene intervención en la administración social, debiendo prestar en algunos casos expresoconsentimiento para que la decisión sea adoptada. La primera de las clases tratadas es la quereviste mayor gravedad y sólo se justifica en aquellos casos en que el patrimonio de la sociedad corre grave riesgo, como por ejemplo en los casos que los administradores realizaren maniobras fraudulentas que perjudicaren sustancialmente a la sociedad. El interventor deberá

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desempeñar sus funciones de manera personal, no pudiendo delegarlas, cumplimentando de esa manera con las disposiciones de la providencia que lo designe. Su conducta se rige por lo dispuesto en los artículos 59, 271 a 273, relativos a las responsabilidades de los administradores.Hemos referido anteriormente que se trata de una operatoria cautelar, por lo que debenconfigurarse todos los supuestos de los códigos de rito, en especial la prestación de contracautela suficiente, ante la eventualidad de que su solicitud fuese infundada y se debiesen reparar eventuales daños y perjuicios a la sociedad.

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Unidad 7: Reorganización societaria, Disolución y Liquidación

Reorganización societaria.La reestructuración de las sociedades es un fenómeno que cada vez se presenta con mayorfrecuencia, atento la globalización y la dinámica de los negocios en general. La transformación consiste en la adopción por parte de la sociedad de un tipo distinto al adoptado originariamente, debiendo someterse al régimen de la nueva forma societaria adoptada, liberándose de las disposiciones que regían el tipo anterior. Con la transformación no se produce la disolución de la sociedad transformada, sino que supone la continuación de dicho organismo pero con modificaciones en su forma. Estamos frente al mismo sujeto jurídico que abandona una forma vieja, para asumir una nueva, manteniéndose las relaciones jurídicas preexistentes en el mismo estado en que se hallaban con anterioridad a la transformación. El proceso de transformación en nada puede afectar a los terceros, que resultan ajenos, siguiendo de esta manera los lineamientos del art. 1195 del Código Civil. Es por este motivo que la LSC mantiene la responsabilidad asumida por los socios con respecto a las obligaciones que resultaren anteriores a la transformación, así lo dispone el art. 75 de la LSC. Los requisitos que deben cumplimentarse a los fines de la reorganización bajo análisis consisten en: 1) El acuerdo unánime de los socios, salvo pacto en contrario; 2) Balance específico de transformación, cuya fecha deberá ser anterior al acuerdo que los socios que resuelvan la transformación, deberá cerrarse en una fecha que no exceda de un mes a la del acuerdo y puesto a disposición de los socios con no menos de quince días de antelación al acuerdo de transformación; 3) Otorgamiento del acto que instrumente la transformación, que debe hacerse a través de los órganos competentes de la sociedad que se transforma y la concurrencia de los nuevos otorgantes, dejando expresa constancia de los socios que se retiran, capital que éstos representan y cumplimiento de las formalidades del nuevo tipo societario; de esa manera todo el proceso queda debidamente documentado, ya que el acuerdode transformación modifica el originario contrato social; 4) Cumplir con las publicaciones deedictos pertinentes a los fines de la publicidad del acto y 5) Inscripción del mismo en el Registro Público de Comercio. Dado que la transformación importa una modificación en el contrato social originario, los socios tienen el derecho de receso propio de su calidad. Decidido el ejercicio de este derecho debemos recordar que procederá solamente para aquellos socios que hayan votado en contra de la transformación y aquellos que se encontraban ausentes al momento de su tratamiento, debiendo ejercerse dentro de los quince días de adoptado el acuerdo de transformación. Al momento de su salido, el socio tendrá derecho al reembolso de su participación societaria, utilizando a tales fines el balance especial de transformación, los socios que decidan permanecer en la nueva sociedad tendrá derecho de preferencia sobre las participaciones de los recedentes, salvo pacto en contrario (art. 79 LSC). ¿Qué sucede si los socios deciden dejar sin efecto la transformación? Mientras no haya sido inscripto el acto en el Registro Público de Comercio, no hay mayores inconvenientes; si aconteció la publicación de edictos, deberá realizarse una nueva a los fines de cumplir con la

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publicidad pertinente. Por otro lado ¿Puede caducar el acuerdo de transformación? La respuesta es afirmativa. En efecto si los socios no inscriben el acuerdo en el plazo de tres meses, queda sin efecto, con la sola excepción de que el plazo se excediera por el normal cumplimiento de los trámites correspondientes. La fusión es otra de las formas de reorganización societaria y tiene lugar cuando dos o mássociedades se disuelven sin liquidarse para formar una nueva sociedad o cuando una sociedad ya existente incorpora o absorbe a otra, que sin liquidarse se disuelve. Tiene por objeto latransferencia universal del patrimonio, sea a la nueva sociedad, en el primer caso, sea a lasociedad absorbente. Esta es la diferencia principal que existe respecto de la transferencia defondos de comercio, donde existe una transferencia parcial de bienes. Es por ello, que no cumplen idénticas funciones ni gozan de los mismos efectos, sin que puedan ser comparados bajo ningún aspecto. Ello en cuanto al transferirse el fondo de comercio el adquirente asume el activo, pero no el pasivo del establecimiento, salvo que se pacte lo contrario. Es así que la transferencia no implica la extinción de quien lleva a cabo la enajenación, pudiendo continuar en su personalidad jurídica. Ya hemos analizado que es lo que implica la operatoria de fusión, valga destacar que para que pueda llevarse adelante los sujetos intervinientes deberán estar constituidos regularmente, debiendo tratarse exclusivamente de sociedades comerciales salvo la incorporación a una sociedad comercial de una sociedad civil. Cabe preguntarse a este punto ¿Cuáles son los motivos y factores que deben tenerse en cuenta en las operaciones de fusiones y adquisiciones?

El siguiente artículo nos trae algunas respuestas.

Artículo publicado en el diario COMERCIO Y JUSTICIA, de fecha 1º de Octubre de 2007,Córdoba, Argentina.COMO DECIDIR LA COMPRA DE UNA EMPRESAPor Sebastián Vanella Godino

IntroducciónLa realidad de las empresas y sociedades comerciales se presenta dinámica, en un panoramaque ofrece distintas alternativas para generar nuevos negocios de manera permanente. El éxito de las mismas no sólo depende de la capacidad de los directivos o gerentes, sino también de un asesoramiento profesional serio y responsable. Podemos decir que esta diligencia se acentúa, para todos los intervinientes, de manera particular a la hora de adquirir una empresa en marcha.Distinguimos el concepto empresa del de sociedad, entendiéndola como una organización decapital y trabajo para la producción o tráfico de bienes o la prestación de servicios, organización en la que el empresario (ya sea una persona física o de existencia ideal) provee el capital, tiene la dirección y asume el riesgo económico de la explotación (1). Diremos entonces que una empresa se considera en marcha cuando cambiando su titularidad, continúa con el giro normal de sus negocios. En el presente trabajo analizaremos cuales son los primeros pasos de este interesante camino.Tomar la decisión correcta La adquisición de empresas puede encontrar su fundamento en distintos motivos: el primero de ellos suele ser la Generación de Valor, donde básicamente el adquirente considera que una empresa no está siendo aprovechada en todo su potencial y decide adquirirla para, con su experiencia, volverla mayormente eficiente, generando ganancias; otro motivo para realizar esta operatoria suele ser la disminución de costos que podría generarse al incorporar la nueva empresa (logrando por ej. una integración vertical) o la utilización de quebrantos impositivos disponibles de ésta última, que serían aprovechados en la operación. Sin embargo, es común (y muy peligroso), que quienes tienen el poder de decisión para encarar la compra de una empresa en marcha, lo hagan por motivos equivocados, lo que acarrearía no sólo la pérdida de la inversión, (generalmente de importancia ya que se paga, además del precio, la denominada “prima de control” o “valor llave”), sino también la imposibilidad de generar las ganancias pretendidas. Sólo recordaremos a los fines de no exceder el objeto del presente que los mecanismos de

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adquisición pueden ser la transferencia de acciones o cuotas sociales, o bien el mecanismo de la Ley 11.867, relativa a la transferencia de Fondos de Comercio.Algunos de los motivos por los que una adquisición puede considerarse como equivocada son (2): Cuestiones de Ego: salvo que coexista con razones legítimas y racionales, mezclar el ego con los negocios suele ser negativo. Mero Posicionamiento Geográfico: a menos que los clientes realmente existan, realizar una compra para demostrar expansión geográfica, puede no ser una buena decisión. “Más grande es más lucrativa”: el tamaño por sí solo no genera beneficios. No contar con un management calificado: si las empresas no cuentan con un management adecuado, la compra, por sí sola, no lo generará, por lo que no es conveniente apoyar una operación en estas circunstancias. Pérdida de personal clave: es conveniente previo a realizar la operación, contar con el apoyo del personal clave, o bien considerar su alejamiento para evaluar la conveniencia o no de la compra. Due diligence inadecuada: si bien toda due diligence es relativa en cierto punto, se deberá tener particular cuidado en aspectos esenciales para el comprador, evitando en lo posible que surjan los denominados “pasivos ocultos”. No haber pactado convenios de confidencialidad y/o de exclusividad: el primero de gran importancia a la hora de intercambiar información interna, financiera o de cualquier otra naturaleza, ya que la operación puede no llegar a concretarse, habiendo “mostrado nuestras cartas” a un competidor. El segundo importante para negociar en un ámbito de tranquilidad, sin la intervención de terceros interesados, que podría incidir en el precio o en las condiciones de la compra. Pérdida de clientes: puede que algunos clientes no sean entusiastas con la operación y busquen otros proveedores.Evaluación de la empresa a adquirir Una vez que hemos tomado la correcta decisión de realizar la compra de una empresa en marcha, debemos localizar nuestra compañía target, respecto de la cual deberemos evaluar particularmente su situación jurídica institucional, el resultado de la auditoria de sus activos y pasivos y su situación en el mercado y contexto social. Situación Jurídica Institucional: el objeto de este análisis consiste en una evaluación formal de la empresa, relevando toda la información sobre el cumplimiento de las normas vigentes y de la Ley en general. Además se realiza un análisis legal de su situación patrimonial (por ej. Medidas cautelares). Algunos de los puntos a considerar en este análisis son: el cumplimiento de normas societarias, previsionales, laborales, sobre higiene y seguridad del trabajo, análisis de los juicios de la empresa, medidas cautelares, estudio de títulos, seguros, enfermedades profesionales, etc.Auditoria de activos y pasivos: esta etapa tiene un doble objetivo. Por un lado verificar laexistencia y asiento en el patrimonio de la empresa a adquirir de todos los bienes y de todas las obligaciones que componen su activo y pasivo respectivamente, con especial cuidado de que éstos hayan sido valuados siguiendo principios generalmente aceptados y las disposiciones específicas establecidas por las normas vigentes que resulten aplicables. Por el otro confeccionar un balance especial que servirá como base de la negociación, recordando que éste se diferencia de un balance formal auditado porque tiene en cuenta los valores de mercado a la hora de evaluar los activos.Situación de mercado y contexto social: el objeto de esta etapa es ubicar el lugar que ocupa la empresa desde el punto de vista de su actividad comercial. Pondremos entonces énfasis enanalizar el mercado presente y el potencial desarrollo del mismo, su estructura de costos, susfuentes de aprovisionamiento y financiamiento, su evolución y perspectivas económicas eimpositivas, etc. Sin dudas, también la imagen que tiene la empresa adquiere relevancia, por lo que deberemos interpretarla desde el punto de vista interno (directores, dueños, trabajadores) y externo (proveedores, clientes, bancos, competencia, etc.). Se tendrán también en cuenta el estado de sus instalaciones, equipos y maquinaria, nivel tecnológico comparado y la capacitación de la mano de obra empleada, entre otros.(1) Otaegui, Julio C: Concentración societaria – Ed. Abaco - 1984(2) Donald H. Oppenheim: Will you survive big? Twelve Merger Pitfalls – Law practicemanagement July/August 2000 El primer paso para llevar adelante este complejo proceso consiste en la firma del acuerdo

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preliminar o previo de fusión, donde tiene lugar un proceso denominado due diligence, que cumple las funciones de auditoría a los fines de evaluar en términos precisos la operatoria que se pretende. Al respecto acercamos las reflexiones del siguiente artículo.Publicado en la página www.infobaeprofesional.com.ar el día Miércoles 17 de Septiembre de 2008

¿Qué aspectos legales deben auditarse en los procesos de Due Diligence?En la actualidad, las fusiones y adquisiciones de empresas se multiplican y hacen de estosestudios una pieza fundamental para decidir la compra de una firma. Expertos explican cuestiones clave que deben investigarse y remarcan contingencias que deben ser evaluadas antes de concretar la operaciónLa proliferación de fusiones y adquisiciones de empresas (M&A, por sus siglas en inglés) hace que en la actualidad los procesos de due diligence (DD) adquieran una singular importancia al momento de decidir la compra de una compañía. En este contexto, los expertos advierten sobre el rol de estos procesos y las cuestiones clave que en ellos deben auditarse.Puntos Importantes• La proliferación de fusiones y adquisiciones hace que los procesos de due diligenceadquieran una singular importancia al momento de decidir la compra de unacompañía.• Los expertos indican que una de las cuestiones que más interés despiertan en estosprocesos son el control de la normativa cambiaria y las contingencias ambientales• Especialistas explican qué información buscar en un proceso de due diligence.Los especialistas destacan que los DD son una herramienta de gran utilidad y que se implementan en la etapa previa a la decisión de la compra o fusiones de empresas. Constituyen una “radiografía” que permite detectar los pasivos, juicios y contingencias que poseen las compañías.En la actual transferencia de negocios hay que puntualizar “aquellas contingencias de última generación como las de naturaleza ambiental, tributarias, la responsabilidad por los daños causados a los consumidores, y aquellos litigios o arbitrajes de mediana y gran complejidad, los cuales resultan adicionalmente relevantes por los costos derivados de la sustanciación de dichos procesos”, sostuvo Rodolfo Papa, abogado y profesor de la Universidad Austral. Papa indicó que la identificación de este tipo de contingencias “debe realizarse en el marco de un proceso de DD, bajo el cual asesores legales y auditores contables e impositivos del proyectado comprador puedan desarrollar una completa investigación respecto al estado de los activos y pasivos del negocio objeto de la operación”, añadió.Hay que recalcar que la Argentina ha registrado importantes niveles de inversión en operaciones de M&A. Así, y de acuerdo a un informe de Pricewaterhouse Coopers (PwC), el año pasado se verificaron en el país fusiones y adquisiciones por u$s11.152 millones.“La estructuración de un proceso de DD resulta clave en el normal desenvolvimiento de este tipo de negocios corporativos, en atención a que la detección de contingencias le posibilitaría al comprador establecer anticipadamente los mecanismos de “protección contractual”.Necesarios ante la inversión a ser realizada como consecuencia de su ingreso al negocio enmarcha”, recalcó Papa.Radiografía Vanina Caniza, socia de Baker & McKenzie, indicó que el proceso de DD es una “radiografía” de una empresa que sirve para identificar las contingencias de la sociedad target y permite negociar mejor el valor de entrada de la compañía que se pretende adquirir.Es por eso que la especialista lo comparó, salvando las distancias, con “llevar el auto al mecánico cuando uno quiere comprar un automóvil usado”.Caniza puntualizó que los aspectos que deberán auditarse en el DD dependerán fundamentalmente del rubro y negocio de la compañía que se pretenda comprar.

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Así, advirtió que si la transacción involucra una empresa dedicada a la exportación de productos será muy importante fiscalizar el cumplimiento de la normativa de control de cambios “que es mucha y establece sanciones severas”.También agregó que las contingencias ambientales son importantes, ya que en los últimosaños las normas se han vuelto muy rigurosas y las penalidades en caso de incumplimientos son muy altas.La especialista añadió que la parte regulatoria del DD será sumamente importante si el negocio se encuentra regulado y afirmó que también adquieren trascendencia las cuestiones vinculadas con el régimen de defensa de la competencia en la hipótesis en que el comprador tenga otras actividades en el mercado local.Los nuevos Rubros “Además de los tópicos tradicionales, creo que es importante prestar atención a asuntos tales como la entrega de toda la documentación relevante de la compañía, tanto en soporte materia como informático; y las relaciones con sociedades vinculadas, controladas o controlantes, que pueden generar obligaciones a largo plazo”, dijo Leandro Caputo, asociado a M & M Bomchil. El especialista agregó que también deberán auditarse aquellas cuestiones relacionadas con la reforma de la Ley de Defensa del Consumidor, que ha agravado sustancialmente las multas y daños; así recomendó revisar la política de información a los consumidores, el cumplimiento de las ofertas indeterminadas y de garantías.Finalmente, Caputo añadió que “no puede obviarse el tema ambiental que abarca un espectro amplio que va desde la correcta habilitación de la planta hasta la estabilidad de la relación con ciertos proveedores, como por ejemplo los que reciben residuos”, señaló.Aspectos relevantesSiro Astolfi, socio de Bruchou, Fernández Madero & Lombardi, indicó al momento de decidir la operación, las empresas compradoras deben tener cuidado con posibles transgresiones de la normativa sobre control cambiario."Al momento del DD se debe tener presente si la empresa vendedora ha liquidadocorrectamente las divisas por ventas de exportación; si cumplió con los encajes o con el deber de información requerido por el Banco Central”, afirmó.Y aconsejó revisar los precios de transferencia. “Es común que las empresas realicenoperaciones intercompany con subsidiarias. En estos casos, la AFIP y la Aduana requieren que esas compañías encomienden estudios de precios de transferencia donde se establezca que esas operaciones fueron concertadas a precio de mercado”, agregó.“En caso de no contar con esos estudios, la sociedad adquirente podría quedar expuesta a multas o sanciones”, concluyó Astolfi.Minimizar contingencias Iván Di Chiazza, integrante de Beccar Varela, dijo que una de las cuestiones principales a tener en cuenta en estas operaciones es que el comprador pueda minimizar determinadas contingencias, como pasivos ocultos y eventuales conflictos con accionistas minoritarios.El especialista aclaró que esas deudas no exteriorizadas se encuentran relacionados en forma directa con el flujo de información que la empresa vendedora coloque a disposición del comprador: a menor información mayor será la posibilidad de detectar reclamos comerciales de proveedores, deuda financiera o impositiva.Continuando con el acuerdo previo de fusión, éste deberá contener: 1) Los motivos de la fusión y los objetivos pretendidos; 2) Balances especiales de fusión; 3) La relación de cambio entre las participaciones sociales, cuotas sociales o acciones, esta operación es muy importante ya que determina la participación en el capital social de la nueva sociedad o de la absorbente; 4) Proyecto de nuevo contrato social o modificaciones del contrato de la absorbente.Remitimos a la bibliografía Curso de Derecho Societario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc. Bs. As. 1998, pág. 295/297 para el pertinente detalle del procedimiento. Nos limitaremos a mencionar que luego del mismo se otorga el acuerdo definitivo de fusión, que deberá contener: 1) Las resoluciones aprobatorias de la operación; 2) La nómina de socios que hayan ejercido el receso y el capital que éstos representen en la sociedad; 3) La nómina de los acreedores que habiéndose opuesto hubieren sido garantizados y de los que consiguieron embargo preventivo; 4) La agregación de los balances especiales y balance consolidado de las

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sociedades que se fusionan. Luego de ello se procede por último a la inscripción del acuerdo definitivo de fusión en el Registro Público de Comercio, lo que torna la operación oponible a terceros. El compromiso previo de fusión podrá revocarse por cualquiera de los intervinientes, si no seobtuvieran la totalidad de las resoluciones que aprueben la operación, en el término de tres meses desde la suscripción del mismo. Asimismo el acuerdo definitivo podrá rescindirse por cualquiera de las sociedades, siempre que exista causa justificada, pudiendo ejercerse esta facultad hasta el momento de la inscripción en el Registro Público de Comercio. La demanda de rescisión se interpondrá en la jurisdicción del acuerdo definitivo y se tramitará como juicio abreviado. La escisión, que es otra de las formas de reorganización societaria, puede presentarse dedistintas formas: 1) Escisión incorporación o con absorción, se presenta cuando una sociedad sin disolverse destina parte de su patrimonio a otra sociedad que ya existe; b) Fusión escisión,cuando una sociedad participa con otra en la creación de una nueva sociedad con parte de suspatrimonios, en este supuesto los socios de ambas sociedades pasan a ser socios de la nuevasociedad; c) Escisión propiamente dicha, entendiéndola como aquellas en la que una sociedaddestina parte de su patrimonio par la creación de una nueva sociedad o varias de ellas; 4)Escisión división, donde una sociedad se disuelve sin liquidarse para constituir nuevas sociedades con la totalidad de su patrimonio. Salvo el supuesto de escisión división no existe en este tipo de operación una transferencia universal de bienes, lo que la diferencia netamente de la fusión, que ya hemos tratado. El supuesto de excepción mencionado es considerado como el tipo más puro de escisión, ya que lleva a la formación de dos o más sociedades nuevas, dividiendo el activo de la escindente, que se disuelve sin liquidarse, y en ese estado se produce la entrega del patrimonio a las nuevas sociedades, donde cada una recibe su parte a título universal. Los accionistas de la sociedad desmembrada reciben la participación accionaria que les corresponde de la nueva sociedad, a cambio de sus acciones en la escindente, adjudicándoselas directamente. ¿Podrán adjudicarse acciones entre los socios de la nueva sociedad que no respeten las participaciones en la escindente? La respuesta es afirmativa, siempre que exista el consentimiento expreso de todos los socios, ya que de otra manera se estarían avasallando sus derechos. Salvo para el supuesto de escisión fusión, que sigue las disposiciones propias de la fusión, los requisitos de la escisión son: 1) Resolución aprobatoria de la escisión del contrato social o estatuto de la sociedad escisionaria, la reforma del contrato o estatuto de la escindente en su caso y el balance especial de escisión, que sigue lo dispuesto por el art. 83 inc. 2 LSC, relativo a la fusión; 2) La resolución aprobatoria que deberá incluir la atribución de las partes sociales, o acciones de la sociedad escisionaria a los socios o accionistas de la escindente, en proporción a las participaciones en ésta; 3) Cumplimentar con las publicaciones pertinentes; 4) Otorgar el debido plazo de para que los acreedores ejerzan su derecho de oposición, similar a lo dispuesto para la fusión; 5) Inscribir la operación en el Registro Público de Comercio.Resolución parcial, Disolución y Liquidación de las sociedades comerciales.Desde ya anticipamos que la técnica legislativa que trata bajo un mismo título a la resoluciónparcial y a la disolución, incurre en error, toda vez que no son institutos ni complementarios, ni compatibles, sino por el contrario son contrapuestos. La resolución parcial, en efecto, importa la desvinculación del socio, siguiendo los restantes con la actividad propia de la sociedad. Opera generalmente cuando existe reducción en el elenco de los integrantes de la sociedad, modificándose el contrato constitutivo, pero sin afectar a la sociedad. Los supuesto que quedan encuadrados en este ítem son la muerte, exclusión o retiro voluntario de los socios; los dos primeros se encuentran regulados en la LSC en los artículos 90 a 93, mientras que el retiro del socio no está contemplado y debemos remitirnos al art. 1197 del Código Civil, en concordancia con el art. 89 LSC. Si bien la inclusión de cláusulas que habiliten el retiro voluntario no es del todo frecuente, podemos recurrir a ellas sin ningún tipo de impedimento legal. No existe la necesidad de invocar causa, ya que se trata de una decisión unilateral del socio, pero para el caso deberá existir una cláusula expresa que habilite dicha posibilidad en el contrato social.La muerte de un socio, como dicho, constituye un supuesto de resolución parcial, que tienedistintos efectos según la sociedad que haya integrado. En las sociedades colectivas y en

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comandita simple, resuelve parcialmente el contrato, pero es lícito pactar la continuidad de lasociedad con sus herederos; en las sociedades de capital e industria y accidentales o en participación resolverá el contrato, no pudiendo los herederos ingresar a la sociedad, peroteniendo derecho a percibir el valor de la participación correspondiente; en las sociedades deresponsabilidad limitada debemos estar atentos al contrato constitutivo, si existe silencio deberá entenderse que la sociedad se resuelve parcialmente, sin embargo podrá preverse expresamente la incorporación de los socios, con las salvedades del caso; por último en las sociedades anónimas, nunca se resolverá el contrato, lo mismo sucede para el socio comanditario de las sociedades en comandita por acciones.Continuando con nuestro análisis veremos el supuesto de exclusión del socio, remediosocietario utilizado contra aquellos socios que no cumplen con sus obligaciones sociales, aunque también procede para los casos de inhabilitación, incapacidad, quiebra o concurso preventivo del socio. A pesar de lo mencionado, algo debe quedar sumamente claro, aún cuando se aplica como sanción, la exclusión nunca podrá privar al socio del valor de su participación y del lucro generado.Para que proceda la exclusión, bastará con que haya existido un grave incumplimiento de lasobligaciones, ello por sí mismo habilitará el camino judicial, ya que el juez es el único que decide la exclusión, no los socios, con la sola excepción del art. 37 LSC. Además de las causales expuestas en el art. 91 LSC, la jurisprudencia ha establecido las siguientes: 1) Distracción del patrimonio social en beneficio personal del socio; 2) Incumplimiento del deber de colaboración para la adopción de acuerdos imprescindibles para la sociedad; 3) Perturbación del normal funcionamiento de la sociedad; 4) Oposición sistemática a todas las iniciativas; 5) Notoria inconducta que afecte a la empresa; 6) Inasistencia permanente en un sociedad de dos socios.La decisión social de la exclusión y la promoción de la demanda deben producirse en el término de los 90 días contados desde que se tomó conocimiento del hecho que motiva la exclusión.Respecto del plazo mencionado, analicemos el siguiente archivo.

Archivo enviado desde LexisNexis OnLine05/ 09/ 2006 RDCO_JUR_ANOTADA_D.zip 21_Janot.txt; Citar Lexis Nº 0021/000612Género: Jurisprudencia anotada; Título: El plazo de extinción del derecho en la exclusión de socioAutor: Vázquez Ponce, Héctor O.; Fuente: RDCO 1987-649SOCIEDADES (EN GENERAL) - 15) Resolución parcial - d) Exclusión del socioComentario a:- C. Nac. Com., sala A, 23/12/1986 - Establecimiento Galvanotécnico Amalfi S.R.L. v.Viglione, Juan J., Acerca de la materia señalada en el título, el fallo que comentamos establece: a) que el derecho a obtener la exclusión del socio se extingue por su falta de ejercicio dentro del plazo de noventa días que fija el art. 91 de la LSC., pues se trata éste de un plazo de caducidad (por lo que no son aplicables las normas sobre prescripción; ver, al respecto: Guillermo A. Borda, "Tratado de derecho civil", Perrot, Bs. As., 1980, t. II, p. 406, n. 1238; Manuel Aráuz Castex, "Derecho civil", Ed. Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales, Bs. As., 1974, Parte general, t. II, ps. 494/5, n. 2043 y 2044); b) que la exclusión debe ejercerse judicialmente.La cuestión que menciona el fallo, pero que no decide atento a las circunstancias especiales de la causa, es la del momento a partir del cual debe contarse el mencionado plazo de caducidad (a partir de la fecha en que se conoció el hecho justificativo de la exclusión del socio o desde que lo considera algún órgano societario). Por nuestra parte, al respecto, compartimos la opinión de Escuti, quien sostiene que el plazo de caducidad del art. 91,, LSC., se computará en forma distinta según el sujeto de derecho que intente la acción; así, para la sociedad, empezará a correr desde el momento en que lo conozca alguno de sus órganos, sea el de gobierno, sea el de administración y representación, y para los socios, desde el momento en que ellos individualmente lo conozcan, sea directamente o por medio de la sociedad (Ignacio A. Escuti [h], "Receso, exclusión y muerte del socio", Depalma, Bs. As., 1978, p. 75, n. 6).

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Respecto de las dos cuestiones que resolvió el fallo, es decir, la determinación de que el plazo de 90 días que establece el art. 91 , LSC., es de caducidad y de que la exclusión debe ejercerse judicialmente, hemos computado en concordancia con el fallo que comentamos, la siguiente doctrina: Isaac Halperin, "Sociedades de responsabilidad limitada", Depalma, Bs. As., 1972, p. 295; Enrique Zaldívar y otros, "Cuadernos de derecho societario", Abeledo-Perrot, Bs. As., 1976, t. III, vol. IV, ps. 217/8, n. 57.5.7.3. y 57.5.8. y p. 214, n. 57.5.6.; Alberto V. Verón, "Sociedades comerciales", Astrea, Bs. As., 1983, ps. 161 y 163; Ignacio A. Escuti (h), "Receso, exclusión y muerte del socio", Depalma, Bs. As., 1978, p. 75, n. 6; Martín Arecha y Héctor M. García Cuerva, "Sociedades comerciales", Depalma, Bs. As., 1981, p. 152; Fernando H. Mascheroni, "Manual de sociedades de responsabilidad limitada", Cangallo, Bs. As., 1976, ps. 265/6. Por su parte, la jurisprudencia también fue uniforme al respecto y concordante con el fallo que comentamos. Así, hemos computado: C. Nac. Com., sala A, 14/8/1979, in re "Roth, José F. v Baulies, Carlos F.", con resumen de la parte pertinente en "Ley de sociedades comerciales", Manuales de Jurisprudencia La Ley, t. 2, p. 202; C. Nac. Com., sala B, 24/8/1979, in re "Mantra S.R.L. v. Sánchez, Carlos J.", con resumen de la parte pertinente en "Ley de sociedades comerciales", Manuales de Jurisprudencia La Ley, t. 2, p. 203, n. 176.508; 1ª Instancia Juzgado Civil y Comercial de Rosario, firme, 17/5/1978, in re "Distribuidora Ya S.R.L. v. Scarabino, Gerardo R. F." , en JA 982-IV-578.Como vemos, tanto la doctrina como la jurisprudencia han sido uniformes y concordantes con el fallo que comentamos respecto de las cuestiones que decidió y que hemos destacado---1987.La acción judicial de exclusión podrá ser promovida por: 1) Representante legal de la sociedad; 2) Representante ad hoc o por nuevo representante, si el socio excluido reviste carácter de administrador en forma exclusiva; 3) Síndico, cuando estuviera prevista la existencia de ese órgano de control; 4) Cualquiera de los socios, cuando la Asamblea no se haya pronunciado o haya resuelto en contra de la promoción, siempre que haya votado a favor de la exclusión. Es importante no olvidar que la acción de exclusión corresponde a la sociedad, aunque sea promovida por alguno de los socios, según hemos analizado. Si el socio resulta excluido, se producen los efectos propios de las modificaciones al contrato social, debiendo cumplir con las inscripciones correspondientes en el Registro Público de Comercio, a los fines de su oponibilidad frente a terceros, el instrumento a inscribir será la propia sentencia. Los efectos que produce la sentencia surgen del art. 92 LSC, remitiéndonos para el caso a la bibliografía Curso de Derecho Societario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. 1998, pág. 281.Por otro lado, la disolución de la sociedad, a diferencia de la resolución parcial, implica el punto final de su existencia, en consecuencia se dejan de realizar las actividades propias de su objeto social, para dedicar sus esfuerzos a la venta de los bienes sociales, para de esa manera cancelar el pasivo y repartir el remanente, si existiere, respetando la medida de la participación de los socios. Es un momento en el que se detiene el cumplimiento del objeto social y se dedican los esfuerzos a concluir las relaciones pendientes de la sociedad.Es la primera etapa del proceso de liquidación, sin importar ello el cese intempestivo de lasactividades ni la pérdida de la personalidad jurídica, que se mantiene todo a lo largo del proceso de liquidación. Es importante tener presente que la sociedad perderá el carácter de sujeto de derecho sólo con las inscripción de la cancelación de la inscripción en el Registro Público de Comercio. Las causales de disolución se encuentran previstas en el art. 94 LSC, siendo algunos de ellos: 1) la decisión de los socios, expuesta expresamente por medio del órgano de gobierno o a través de conductas de los socios que revelen la falta de voluntad de mantener el contrato social; 2) Cumplimiento del plazo por el cual se constituyó la sociedad; 3) Cumplimiento de la condición a la que se hubiese subordinado su existencia; 4) Pérdida del capital social, 5)Reducción a uno del número de socios, si no se incorporasen nuevos en el término de tres meses. La enumeración del art. 94 no es taxativa, pudiendo los socios prever estatutariamente otrascausales no contempladas en la LSC (art. 89). Recordemos lo visto previamente en este Módulo 1 referido a la prórroga y reconducción de la sociedad. La disolución podrá

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solicitarse judicialmente, teniendo la sentencia efecto retroactivo al día que se presentó la causa que motivó su solicitud.Dicha solicitud se tramita por juicio abreviado, debiendo ser citados todos los socios, quienesdeberán actuar formando un litisconsorcio necesario. ¿Qué sucede en los casos de que producida una causal resolutoria la sociedad ignora o es remisa a las mismas? En dichos supuestos nace para el socio o accionista el derecho el derecho de solicitar la disolución por vía judicial, teniendo efecto retroactivo al día en que tuvo lugar la causa generadora. Esta retroactividad permite sancionar a los administradores y socios por las consecuencias, responsabilizándolos de manera solidaria e ilimitada (art. 99 LSC). ¿Quién puede pedirla? Por supuesto los socios o accionistas , ya que de esa manera lograrán el reembolso de sus participaciones, pero también tiene facultades para hacerlo el órgano administrativo de control. Respecto de la legitimación pasiva, parte de la doctrina entiende que debe entablarse demanda contra la sociedad y los socios, formando un litisconsorcio necesario; otros entienden que basta con citar a la totalidad de los socios. Ahora bien la sentencia judicial que se dicte acogiendo la demanda sólo tiene por efecto declarar operada la disolución de la sociedad, a la fecha de la causa generadora, pero su registración es necesaria para la oponibilidad a terceros, ello se cumplimenta con la debida inscripción en el Registro Público de Comercio.Resuelta la disolución, el siguiente paso es la liquidación de la sociedad, donde se venden losbienes sociales para pagar las obligaciones pendientes y los gastos de liquidación, quedando el saldo en poder de los socios. El procedimiento liquidatorio no es instantáneo, sino que sedesarrolla en un determinado período, suficiente para realizar el activo y cancelar el pasivo,podrán venderse los bienes por separado o como integrantes de una totalidad. El proceso tiene en cuenta fundamentalmente la protección de los terceros, no tanto de los socios. Si el pasivo social quedara insatisfecho se hará responsable de manera solidaria e ilimitada a los administradores de la sociedad, sobre quienes cae el deber de conservar el activo de la sociedad y el destino de los bienes que lo integran. Dicha responsabilidad se extenderá a los síndicos, si fuera el caso, por los mismos motivos. Ahora bien, salvo disposición contractual o los casos de excepción, la liquidación corresponde al órgano de administración en funciones al momento de la liquidación, puede acontecer también que se designe en el contrato social otra persona distinta a éstos, en cuyo caso la designación procederá por mayoría simple en asamblea o reunión de socios, a celebrarse dentro de los 30 de que ha acontecido la causal de disolución. ¿Qué sucede si no el órgano de administración no lleva adelante las conductas correspondientes o no convoca a la asamblea para su designación? En este caso cualquier socio, independientemente de su participación social, podrá exigir al Juez la designación de un liquidador, habiendo incurrido los administradores en un incumplimiento de sus funciones, quedando allanado el camino para la solicitud de su remoción y desplazamiento. ¿Cuál sería la situación si los liquidadores no aceptaran el cargo? Se podrá requerir una nueva designación, por cualquiera de los procedimientos mencionados. Es importante tener presente que el liquidador no debe esperar la registración de la disolución, e incluso si se encuentra no inscripta su designación, se encuentra habilitado para ejecutar la voluntad social, siendo sus actos oponibles no sólo a la sociedad, sino también a terceros. Para la remoción del liquidador, bastará contar con las mismas mayorías de su designación, sin necesidad de expresar causa. Ahora bien, si el liquidador incurriese en incumplimientos o actos u omisiones que pongan en riesgo a la sociedad, nada obsta que sea removido con justa causa,pudiendo incluso recurrir a la figura de la intervención judicial. Las obligaciones del liquidador se encuentran tratadas en el art. 103 LSC, cuyo incumplimiento motiva su lógica remoción, le impide el cobro de la remuneración correspondiente y lo hace plausible de responsabilidad por los daños y perjuicios ocasionados. La primera de ellas es la realización, dentro de los 30 días de aceptado el cargo de liquidador, de un inventario y balance inicial de liquidación, a los fines de individualizar la composición patrimonial de la sociedad, lo que brinda seguridad a todos los intervinientes, esta obligación debe respetarse aún cuando los liquidadores sean los mismos administradores. Dicho balance debe ser puesto a consideración de todos los socios. Nótese que la LSC no exige la aprobación de dicho instrumento contable, sino sólo su puesta a disposición, sin mencionar los derechos que a éstos les asiste. Asimismo los liquidadores deberán brindar información periódica de la situación, por lo menos de

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manera trimestral, además de los balances anuales si el proceso de liquidación se extendiere en el tiempo. Estamos sin ningún lugar a dudas frente a una rendición de cuentas que los liquidadores deben presentar a los socios.El incumplimiento acarrea las mismas consecuencias que hemos tratado al estudiar el balanceinicial. En cuanto a los derechos con los que cuenta, el liquidador podrá efectuar todos los actos necesarios para la realización del activo y la cancelación del pasivo, y si bien se encuentra subordinado a las instrucciones de los socios, se entiende que éstas tratan la manera en que debe llevar a cabo tal actividad, y no referida a algún tipo de autorización, que no es necesaria por el estado mismo en que se encuentra la sociedad. Por tal motivo es el liquidador el que ejerce de manera exclusiva y excluyente la representación del ente. A los fines de su actuación deberá sumar a la razón social la frase en liquidación, si omitiera hacerlo la LSC no lo vuelve responsable de manera solidaria e ilimitada, pues la disolución puede ser conocida por terceros atento su inscripción, pero sí resultará responsable por los daños y perjuicios que pudieran corresponder.¿Qué sucede si los fondos resultan insuficientes para afrontar el pasivo? El liquidador para loscasos de sociedades en que exista responsabilidad ilimitada y solidaria de los socios, deberáexigirles los montos necesarios, comúnmente denominadas contribuciones debidas. En aquellas sociedades con responsabilidad limitada, sólo podrán reclamarse las integraciones de los aportes comprometidos.Paso siguiente a la cancelación del pasivo, es la redacción del balance final de liquidación, que deberá registrar: 1) La inexistencia de deudas; 2) El producido de la enajenación; 3) El reembolso del capital aportado por los socios; 4) Si correspondiere el excedente, que se distribuirá a instancias del contrato social.Respecto de la partición, no existen reglas específicas que la traten en la LSC, resultandoplenamente compatibles las disposiciones del Código Civil al tratar la partición de la herencia (art. 3449 C.C. y siguientes). Si existiesen dudas o discrepancias acerca del valor de los bienes sociales, podrá recurrirse a peritos tasadores, nombrados de común acuerdo por las partes o por el Juez, en su defecto.El art. 111 LSC trata el balance final y proyecto de distribución, que variará según lascaracterísticas propias de cada tipo societario. Ahora bien, luego de que se encuentren aprobados, de manera implícita o explícita, los liquidadores deberán agregarlos en el legajo de la sociedad y comenzar la ejecución de los mismos, abonando a cada socio el importe correspondiente según su participación. Dicha actividad podrá cumplirse a través de dinero enefectivo o en bienes, si se hubiera convenido de tal forma. El plazo para reclamar por cuestiones relacionadas a lo adeudado por el liquidador a los socios, en dinero en efectivo, es de tres años, plazo coincidente con el período de prescripción previsto por el Código de Comercio (art. 848, inc. 1). Cumplidos los tres años y no siendo reclamados los importes por el socio, el liquidador depositará dichos montos en una cuenta destinada a la autoridad escolar de la jurisdicción que corresponda.Cumplido el proceso de liquidación, se procede a la cancelación de la inscripción del contratosocial en el Registro Público de Comercio, acordando los socios quienes conservarán los libros sociales y la documentación relacionada con la sociedad, o en su defecto será el juez quien indique al responsable.

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Materia: SOCIEDADESProfesor: Sebastián VANELLA GODINO

MÓDULO 2Unidad 8: Sociedades de Personas.

Las sociedades de personas, también denominadas de parte de interés, comienzan a tratarse en la LSC a partir del Capítulo II, donde en el art. 125 comienza el desarrollo de la sociedad colectiva.En general las sociedades de personas tienen en común las siguientes características: 1) Fuerte acento personal; 2) Responsabilidad de los socios es subsidiaria, ilimitada y solidaria; 3) División del capital social en partes de interés.Podemos decir que la sociedad colectiva es la más aceptada de las sociedades de personas que desarrollaremos, pese a que su utilización no es frecuente en la práctica. Ello surge como consecuencia de la evidente desventaja, frente a otros tipos societarios en lo que a su responsabilidad se refiere. En efecto la tendencia natural en los negocios de limitar la responsabilidad, pareciera ser en la actualidad un requisito cuasi indispensable para llevar adelante cualquier tipo de actividad comercial.Si nos concentramos en sus características propias, surge la imposibilidad de agrupar un número elevado de socios y una escasa posibilidad de expansión, lo que la obliga, por lo general, a transformarse al momento de emprender un negocio de gran envergadura. ¿Cuál ha sido la intención entonces del legislador al establecer un régimen de responsabilidad tan amplio? La respuesta considero que debe encontrarse en la dedicación que deben brindar lo s socios al cumplimiento del objeto social, frente a tan amplia responsabilidad. Ahora bien, respecto de la relación de la sociedad con los terceros no debemos olvidar la extensión de la quiebra, que se produce en las sociedades con este régimen de responsabilidad, lo que contribuye a desuso deeste tipo societario. El elemento personal es tan fuerte en este tipo de sociedades, que de perderse la affectio societatis de uno o varios de sus integrantes, puede producir la exclusión o la disolución de aquella, respectivamente. El tinte personalista de la sociedad colectiva queda claramente definido en numerosas disposiciones de la LSC. Por ejemplo el art. 57, 1er párrafo, donde se dispone que los acreedores del socio no podrán cobrarse de la venta de las partes de interés que éste posea, debiéndolo hacer sólo de las utilidades y cuota de liquidación, evitando de esta manera que un tercero asuma la calidad de socio, por intermedio de una subasta judicial. Otro claro indicio de lo afirmado, es lo dispuesto en el art. 131 LSC, que dispone la necesidad del consentimiento de todos los socios, salvo pacto en contrario, para la cesión de la parte a

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otro socio o tercero. Una vez obtenida dicha conformidad se instrumentará a través de una cesión de derechos (art. 1434 Código Civil).Es importante notar que la LSC no define a la sociedad colectiva, sino que se concentra en su principal característica, vale a decir el régimen de responsabilidad de los socios, que como dicho es subsidiario, ilimitado y solidario por las deudas sociales. Pero debe ser entendido correctamente, ya que los socios no responden juntamente con la sociedad, como acontece en las sociedades irregulares o de hecho, sino que gozan del beneficio de excusión, por medio del cual los acreedores deberán ejecutar en un primer momento los bienes de la sociedad; en ca so de insuficiencia, podrán dirigirse contra cualquiera de los socios.Si los acreedores lograsen una sentencia contra la sociedad, ésta tendrá fuerza de cosa juzgada contra los socios, pudiendo ejecutarse contra ellos, previa excusión.Si bien la excusión es un instituto propio del ámbito civil, otorgado en beneficio del fiador, la LSC lo recepta como un mecanismo de defensa de los socios ilimitada y solidariamente responsables.Debe aclararse que el beneficio no llega al extremo de autorizar al socio para exigir al acreedor la total ejecución de los bienes sociales, ya que si así fuese se dificultaría sobremanera el cobro al acreedor el cobro de su crédito, resultando contrario a la naturaleza y finalidad de la LSC. Bastará entonces acreditar la insuficiencia del patrimonio social para que el beneficio de excusión no sea procedente.El beneficio no procede automáticamente sino que debe ser alegado por el socio perseguido. El socio que pague a los terceros, se subroga en sus derechos y por ello los demás socios están obligados a reintegrarle lo pagado, en proporción a sus participaciones.En cuanto a la denominación de la sociedad colectiva, podrá optar entre el uso de una razón social o de una denominación social propiamente dicha. Para el primer caso se exige que la misma incluya el nombre de alguno, algunos o todos los socios y la palabra y compañía, o su abreviatura si no estuviesen la totalidad de los socios mencionados. Para el segundo caso, la LSC exige la incorporación el aditamento sociedad colectiva o su abreviatura.El régimen de administración tiene por regla general que cualquiera de los socios, en forma indistinta, tiene a su cargo la administración de la sociedad. Lo dicho resulta lógico si se tiene en cuenta las características mencionadas al inicio del módulo. Téngase presente que, si la administración es ejercida por varios socios, sin mención de unciones específicas, ni régimen plural determinado, la sociedad quedará obligada por la actuación de cualquiera de los socios, siempre que el acto tenga relación con el objeto social. El art. 129 LSC trata la cuestión de la remoción del administrador, de su lectura y análisis puede inferirse que un tercero no socio puede desempeñarse como administrador sin inconvenientes, que los administradores pueden ser removidos sin invocación de justa causa, decisión que sin embargo debe adoptarse por mayoría,que al no definir qué es lo que se entiende por justa causa, dicho concepto queda librado a interpretación judicial.Otra cuestión digna de mención es aquella que se suscita cuando un socio realiza actos en competencia con la sociedad. Dicho comportamiento les está vedado, sea que lo realicen personalmente o por interpósita persona, con la sola excepción de que tengan expresa autorización por unanimidad de los restantes socios. De esta manera se pretende que los esfuerzos del socio, sean en provecho de la sociedad y no en el propio. Su incumplimiento o acarreará la sanción de exclusión, sin perjuicio del derecho de la sociedad de incorporar los beneficios obtenidos con el actuar ilegítimo del socio desleal, que deberá responder por los daños y perjuicios ocasionados.La sociedad en comandita simple, es otra de las sociedades de personas, y constituye un tipo de escasa utilización, habiendo sufrido la llegada en 1932 de la sociedad de responsabilidad limitada, que ofrecía a todos los socios, las ventajas que tenían en este tipo los socios comanditarios. El art. 134 LSC nos brinda la principal característica de esta sociedad: la existencia de dos categorías de socios; los comanditados o solidarios por un lado, que responden como los socios de la sociedad colectiva descripta anteriormente por un lado y por el otro, los socios comanditarios, que ven limitada su responsabilidad al aporte realizado. Existe un impedimento por el que un socio no puede revestir ambas calidades al mismo tiempo.

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La sociedad podrá utilizar a los fines de su denominación y al igual que sucede con la sociedad colectiva, una razón social, integrada solamente por los nombres de los comanditados, o sea aquellos que tienen la responsabilidad más amplia. Si se incluyese también a los comanditarios, éstos responderán de manera solidaria por las obligaciones contraídas. Al igual que acontece en la sociedad colectiva, la denominación social deberá contener el aditamento sociedad en comandita simple, o su abreviatura.La diferenciación de los socios, no sólo tiene implicancias desde el punto de vista de laresponsabilidad, sino también en cuanto a la naturaleza de los aportes. Los socios comanditarios, al no aportar dinero en efectivo, aportarán obligaciones de dar, no dinerarias, excluyendo de esta manera prestaciones de industria o trabajo personal. La valuación de estos aportes se indicará en el contrato constitutivo los antecedentes que la justifiquen, salvo que se decida realizar el procedimiento de valuación judicial del art. 51 LSC. Por otra parte los socios comanditados podrán realizar cualquier tipo de aporte.

La administración corresponde a los socios comanditarios o a terceros en los que se delegue tal facultad, según lo dispuesto por el art. 136 LSC, donde se aplicarán las reglas de la sociedad colectiva, ya tratadas. ¿Cuál es el motivo de la exclusión de los comanditados en la administración? Parte de la doctrina remite a razones puramente históricas, pretendiendo encontrar una justificación en la protección de los terceros contratantes, ya que; según esta postura defendida por Otaegui, entre otros, se crearía de esa forma una apariencia de responsabilidad solidaria que podría llevarlos a celebrar negocios riesgosos. Sin embargo, dichos argumentos no justifican la exclusión legal, ya que los terceros se encuentran protegidos con la registración del contrato social, pudiendo conocer quien obliga a la sociedad y quien no; por otro lado al autorizar la designación en la administración de un tercero, fácilmente puede soslayarse ese impedimento, si uno de los comanditarios designa a un representante, desnaturalizando la finalidad normativa. Ahora bien, sin perjuicio de lo expuesto, la LSC es suficientemente clara en relación a la administración de las sociedades en comandita simple, permitiendo sí la posibilidad de que los comanditarios emitan opinión, consejo o realicen los actos urgentes que requiera la marcha de los negocios, en caso de quiebra, muerte o incapacidad de los comanditados, sin alterar con ello su responsabilidad, por el termino de tres meses (art. 140). Nótese que lo anteriormente referido, no comprende las facultades de los comanditarios de examinar los libros y papeles sociales, pudiendo solicitar al administrador todos los informes que considere pertinentes.De esta manera los socios comanditarios ejercen la fiscalización de la administración. Por supuesto idénticas facultades disponen los socios comanditados. En cuanto a las resoluciones sociales, toda decisión que implique una modificación al contrato, requerirá del consentimiento de todos los socios, salvo pacto en contrario; toda otra cuestión podrá adoptarse por mayoría absoluta de capital, salvo que se haya establecido un régimen diferente. En las reuniones de socios participan ambas clases, pudiendo los comanditarios, sin perjuicio de lo referido anteriormente, votar la designación de administradores y aprobar los estados contables. En lo atinente a la quiebra, muerte o incapacidad del socio comanditado, siguiendo lasdisposiciones del art 140 LSC, podemos agregar a lo ya expresado que la administración sólo podrá ser asumida por él, si todos los socios se encontraren comprendidos en los supuestos bajo estudio; que sólo podrá realizar actos urgentes, dentro del giro ordinario, lo que implica que no podrá realizar actos de disposición sin incurrir en la esponsabilidad ilimitada y solidaria que correspondiere; si en el plazo de tres meses no se regulariza la situación la sociedad quedará disuelta de pleno derecho, vale a decir sin necesidad de manifestación por parte de los socios y en este caso, por último, el comanditario deberá llevar adelante la liquidación, adoptando las medidas que correspondieran a tales fines.La última sociedad de personas tratada por la LSC es la sociedad de capital e industria, donde se brinda al hombre que puede aportar su trabajo, pero que no cuenta con la posibilidad de aportar capital, un instrumento adecuado para facilitar la asociación con otra persona que esté en condiciones de hacerlo. Nuevamente nos encontramos frente a un tipo societario poco frecuente,

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¿Cuáles pueden considerase las causas de ello? Citando algunas respuestas posibles diremos que la responsabilidad del socio capitalista, que puede llegar a quebrar por las actividades realizadas por el socio industrial cuando esté al frente de la administración, es una de las más importantes. Otro motivo de relevancia es la presunción en contra del tipo societario que genera la Ley de Contrato de Trabajo, que en miras de proteger al trabajador, considerará como dependiente a todo el que realice en forma personal la actividad principal, o parte de ésta, de una sociedad comercial. La finalidad de la normativa es evitar que bajo el velo de un tipo societario, se frustren derechos laborales y previsionales.Como en la sociedad anterior, también aquí tenemos dos tipos de socios; los socios capitalistas: cuya responsabilidad es solidaria e ilimitada, sufriendo, como hemos visto la extensión de la quiebra y los socios industriales, que responden hasta la concurrencia de las ganancias no percibidas. Estos últimos aportan exclusivamente su trabajo personal, sin que la Ley manifieste restricción alguna para ello, pudiendo tratarse de actividades manuales, intelectuales, artísticas, científicas y otras. Tales tareas deberán cumplirse cuando se hubiera convenido y de la forma en que las partes entendieron que debía realizarse. Si el aporte resulta imposible sin culpa del deudor, la obligación se extingue para ambas partes, pero si incurriere en algún tipo de culpa deberá a la sociedad los daños y perjuicios ocasionados. Respecto del aporte del capitalista, puede tratarse de bienes o de dinero en efectivo, incluso aportando de manera complementaria sutrabajo personal, ya que no se trata de un aporte exclusivo. Respecto de la valuación de los bienes, valga destacar que, contrariamente a lo que hemos venido desarrollando, no se requiere la indicación en el contrato social de los antecedentes justificativos.Análogamente a lo ya analizado respecto de las sociedades colectivas, las sociedades de capital e industria en su denominación podrán optar por el uso de la razón social o bien una denominación social, en los términos del art. 126 LSC.La administración de la sociedad puede ser llevada adelante por cualquiera de los socios, según lo dispuesto por el art. 143 LSC, diferenciándose de las sociedades de capital en tanto se excluye la posibilidad de que los terceros puedan participar de la administración. Para aquellos casos en que se hubiese pactado la actuación de un órgano plural, regirán las disposiciones de la sociedad colectiva, lo que significa que si no se determinaron específicamente las funciones de los administradores, ni se acordó actuación conjunta, podrán ejercer sus funciones de manera indistinta. La muerte, incapacidad, o quiebra del socio capitalista a cargo de la administración, de manera exclusiva, y a los efectos de una solución legal, la LSC remite al art. 140, pasando por alto que el artículo en cuestión es de aplicación exclusiva para las sociedades en comandita, donde se prohíbe la administración de los comanditarios, como hemos visto. En consecuencia, pese a la poco feliz remisión, debemos entender que los actos urgentes pueden ser atendidos por el socio industrial, hasta la regularización de la situación que motiva su intervención, pero no procederá el agravamiento de su responsabilidad.

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Materia: SOCIEDADESProfesor: Sebastián VANELLA GODINO

Unidad 9: La Sociedad de Responsabilidad Limitada.

Como hemos mencionado al inicio del Módulo, la creación de la figura societaria de la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) dejó prácticamente en desuso a las figuras de las sociedades de personas ya analizadas. Ello en mérito de que, la pequeña o mediana empresa encontró un espacio societario más acorde a sus necesidades, por las características propias de la SRL, que consisten en la limitación de la responsabilidad de los socios al monto de su aporte, sin comprometer de ninguna manera el patrimonio personal por las deudas sociales; la vocación a la administración de todos los socios; la división del capital social en cuotas de igual valor, que pueden ser cedidas libremente ente los socios; el número máximo de socios, que es cincuenta; la integración de los aportes en un 25% inicial, cuando se trata de dinero en efectivo y el saldo a completarse en dos años y por último la fiscalización por parte de todos los socios.De estas características podemos inferir con claridad, que el legislador quiso brindar un tiposocietario acorde a las necesidades de la pequeña y mediana empresa, pero la particular mención amerita la limitación a cincuenta del número de socios. Dicha limitación no encuentra justificación legal sólida y cabe preguntarse ¿Qué sucedería si al incorporarse herederos a la SRL se superara el número de socios? Podemos afirmar que para el supuesto mencionado y otros que presente el mismo resultado, vale a decir que se exceda el límite de socios previstos por la LSC, no se produciría la nulidad por atipicidad, en los términos del art. 17, fundamentalmente porque no estamos frente a un requisito esencial tipificante; la consecuencia podría derivar en la anulabilidad del contrato social, pero podrá subsanarse hasta la impugnación judicial. Un punto importante de análisis es la naturaleza jurídica de la SRL, que justifica su inclusión en este módulo. En efecto, suele caracterizársela como un molde intermedio entre las sociedades de personas y las de capital. Ello trae a consideración una cuestión trascendental ¿Qué tipo de normas deben prevalecer y deben aplicarse subsidiariamente en los casos de silencio de la LSC?Por intermedio de la analogía societaria aplicaremos entonces, de acuerdo a la postura quedefendamos, las normas de la sociedad colectiva o de la sociedad anónima. Debemos manifestar claramente, que hoy la asimilación de la SRL a las reglas de la sociedad anónima, no reviste mayores complejidades, siendo los fundamentos de dicha afirmación: 1) La

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transferencia de cuotas, no implica la modificación del contrato social; 2) La copropiedad de las cuotas sociales, como también la constitución de derechos reales sobre las mismas, se rige por las normas de la sociedad anónima; 3) Los derechos y obligaciones de los gerentes, como también las prohibiciones e incompatibilidades a las que están sujetos, también siguen las reglas de la sociedad anónima; 4) El control interno de los socios, exclusivo de éstos en las sociedades personalistas, puede ser suplido por un órgano específico, lo que resulta obligatorio en determinados supuestos; 5) Dentro del órgano de gobierno, rigen para los socios las limitaciones del art. 248 LSC, previstas para los accionistas de las sociedades anónimas.La única excepción al régimen de aplicación supletoria de las reglas de la sociedad anónima, es la posibilidad de que se proceda a la resolución parcial de la sociedad, en los supuestos defallecimiento, retiro o exclusión de uno de los socios. A este tema está dedicado el siguientearchivo.Archivo enviado desde LexisNexis OnLine09/ 08/ 2007 BsAs07_7D.zip BSA07-3.TXTCitar Lexis Nº 0003/800398

Género: Jurisprudencia anotada; Título: La resolución parcial en la sociedad de responsabilidad limitada por muerte de un socio; Autor: Trápani, Gastón L. - Blanco, Diego; Fuente: LNBA 2007-7-783SOCIEDADES (EN PARTICULAR) - 04) Sociedad de responsabilidad limitada - a) GeneralidadesComentario a - Sup. Corte Bs. As., 2/3/2005 - Marino de García, Ana y otros v. Línea 18 S.R.L.,SUMARIO: I. Introducción.- II. Los hechos.- III. La cuestión a tratar.- IV. El proceso.- V. La solución.- VI Algunas consideraciones adicionales

I. INTRODUCCIÓNLa Sup. Corte Bs. As. revocó la sentencia de la sala 1ª de la C. Civ. y Com. La Plata y rechazó la acción incoada.La glosa que del mismo fallo hacemos tiene por objeto relatar, en primer lugar, los hechos que dieron origen a la contienda y su correspondiente trámite, para luego desarrollar la normativa aplicable y, en un todo lógico con la misma, la solución a la cual se arribó.Finalmente, y a modo de conclusión, valoramos positivamente a esta última.

II. LOS HECHOSLa Cámara de Apelación interviniente había confirmado la sentencia de primera instancia encuanto había hecho lugar a la pretensión actora sobre determinación y cobro de la cuota social y el valor llave, que perteneciera a un socio fallecido, desestimando la aplicación de las disposiciones de la Ley de Sociedades Comerciales 19550 (t.o. 1984, LA 1984-A-46) (en lo sucesivo, LSC.) que invocara la sociedad "Línea 18 S.R.L." al entender que con la muerte de socio se producía la resolución parcial del contrato social.Por el contrario, la demandada sostenía que la muerte de un socio de una S.R.L. no producía la resolución parcial del contrato social, salvo previsión contractual en contrario, y que, por ende, no correspondía la cancelación del puesto del premuerto en la sociedad, sino que se debía dar su sustitución por los herederos mediante la transferencia de su participación a ellos.Es decir, no sería de aplicación la resolución parcial del contrato social por muerte de uno de sus socios sino que, por el contrario, en los supuestos no previstos de incorporación de los herederos en los estatutos de las sociedades de responsabilidad limitada regirían exclusiva yexcluyentemente los arts. 152 y 154 LSC., principio opuesto al que consagraba la sentenciarecurrida.Así las cosas, concluía la perdidosa su recurso extraordinario, afirmando que la sentenciarecurrida obligaba injustamente al pago de la cuota social que correspondía al socio fallecido, es decir, era condenada a adquirir compulsivamente un bien.En definitiva, los judicantes de grado interpretaron y concluyeron que frente a la ausencia de

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previsión expresa en el contrato constitutivo no opera la transmisión mortis causa de la posición del socio.Lo resuelto al respecto por la Suprema Corte da motivo a estas líneas.

III. LA CUESTIÓN A TRATAREn el marco de la Ley de Sociedades Comerciales quizá uno de los principios fundamentales es la conservación de la empresa, encaminado a salvaguardar la configuración jurídica del contrato social.Sin perjuicio de ello, se prevé el instituto de la resolución parcial que permite el apartamiento del socio en determinados casos y especialmente en las sociedades de carácter personalista, sin afectar la personalidad jurídica de la sociedad.Es decir, la resolución parcial juega bajo el principio, también fundamental, que declara que la nulidad, anulabilidad y resolución que afecte el vínculo de una de las partes del contratoplurilateral de organización, y no determine, salvo circunstancias excepcionales, la nulidad,anulabilidad o resolución del contrato (1).Se disciplina así la cesación del vínculo de alguno de los socios para con la sociedad, operando siempre que concurran algunas de las causales señaladas en la ley -o las estipuladas en el contrato social, conf. art. 89 LSC.-, y si bien cesa la relación socio-sociedad para el futuro, nace la obligación de liquidar al socio saliente la parte que le corresponda.En tal tónica, la Ley de Sociedades Comerciales ha incluido en su contenido el régimen deresolución parcial del contrato social, abarcando:i) el permiso a los socios de prever en el contrato constitutivo causales de resolución parcial,conforme al art. 89 LSC.;ii) el caso de muerte del socio, en el art. 90 LSC.;iii) la regulación sobre el régimen de la exclusión en la sociedades colectivas; en comanditasimple, de capital e industria; en participación, en las de responsabilidad limitada y loscomanditados en la comandita por acciones, que procederá siempre que mediare justa causa,resultando nulo el pacto en contrario, según reza el art. 91 párr. 1º LSC. (2)iv) el receso del socio, que de conformidad con el contenido de los arts. 78 , 79 , 85 , 88 , 160y 245 LSC. resulta ser de suyo inderogable por ser reputado de orden público.En lo que aquí importa, la muerte de un socio en las sociedades colectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación, resuelve parcialmente el contrato.En efecto, se consagra el principio general de la resolución parcial por causa de muerte en las sociedades de personas, relegándose la disolución como excepción a este principio, y siempre que así se pacte en el contrato de sociedad, de acuerdo con el art. 89 LSC.A punto tal que el art. 94 LSC. al enumerar las causas legales de disolución no incluye la muerte del socio.El sistema adoptado pone en pleno funcionamiento el principio de la conservación de la empresa, incluso para sociedades de dos socios, toda vez que el art. 94 inc. 8 LSC., si bien enumera como causal de disolución la reducción a uno del número de socios, permite simultáneamente su resurrección incorporando nuevos socios en el término de tres meses, lapso durante el cual la responsabilidad del socio único será ilimitada y solidaria por las obligaciones sociales contraídas.Y si bien a primera vista el texto es más que claro, la muerte de un socio en las sociedadescolectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación, resuelve parcialmente el contrato, no obstante ofrece algunas dudas, entre ellas:En las sociedades en comandita simple, como coexisten dos clases de socios, el colectivo ocomanditado y el comanditario, es en este último caso donde puede plantearse el interrogante de si se le aplica el régimen de resolución parcial por muerte al socio capitalista. Lo cierto es que la ley se refiere al socio sin distinción alguna, no cabiendo entonces entender ninguna exclusión legal.En las sociedades de capital e industria cabe hacer la misma reflexión que en el caso anterior.En el caso de las sociedades en participación, que no son sujetos de derecho, carecen dedenominación y no se encuentran sometidas a condiciones de forma ni registrales, es dable

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pensar que no deberían ser sometidas a este régimen que opera para las sociedades tipificadas y regulares, pero como la sociedad en participación funciona, se disuelve y se liquida, el legislador entendió que debía incluírselas entre las sociedades sujetas al régimen de la resolución parcial por muerte de cualquiera de sus socios, gestor o no gestor.En las sociedades anónimas, atento a las características de su capital social, se hace innecesario explicar su exclusión del régimen de resolución parcial por muerte de un socio (3).En las sociedades en comandita por acciones la muerte tanto del socio comanditario como del comanditado no resuelve parcialmente el contrato, conforme al art. 90 LSC., más allá deemparentarse la situación con la sociedad en comandita simple, atento al contenido del art. 324 LSC.Pero los mayores inconvenientes interpretativos se dan para con las sociedades de responsabilidad limitada, pues si bien está claro que el art. 90 LSC. no las incluye expresamente, y que en el art. 155 LSC. se ha previsto un régimen particular para el caso de contar el contrato con pacto expreso para la incorporación de los herederos del socio (4), nada dice la ley para la hipótesis de ausencia del mismo.Apunta el Dr. Hitters que "en lo específicamente relacionado con la transmisión hereditaria de la condición social, el art. 155 del cuerpo citado quedó redactado en estos términos: si el contrato previera la incorporación de los herederos del socio, el pacto será obligatorio para éstos y para los socios... Nada dice la norma para el caso de ausencia de previsión específica en el contrato social (supuesto de autos), lo que como se verá más abajo ha ocasionado ciertas vacilaciones. Las consecuencias de esta omisión se agravan en virtud de la ausencia de mención de las sociedades de responsabilidad limitada en el art. 90 ley 19550, el cual determina los supuestos en los que procede la resolución parcial del contrato por muerte de uno de los socios. Por lo tanto, corresponde al intérprete la integración sistemática de este déficit normativo".

IV. EL PROCESOContinúa diciendo que "en este punto la doctrina se ha dividido entre quienes consideran quecuando el instrumento constitutivo de la persona ideal nada prevé corresponde acudir al principio general del art. 90 , haciendo procedente la resolución parcial del vínculo societario, con la consecuente obligación de adquirir la cuota por parte de los socios supérstites (5)"Contra esta corriente se levanta un nutrido espectro autoral, para quienes la ausencia deincorporación de las S.R.L. en el art. 90 ley 19550 no fue una omisión involuntaria del legislador sino, por el contrario, la confirmación de una tendencia hacia la despersonalización del régimen de este tipo social, directriz en la que se ha posado la ley 22903 (LA 1983-B-1605) para impulsar la utilización de la especie societaria referida... queda claro que la muerte del socio de las S.R.L. no produce la resolución del contrato social: por ende, no corresponde la cancelación del puesto del premuerto en la sociedad y el pago a los herederos del valor de su participación social, sino el ingreso de éstos en sustitución del causante mediante la transmisión proporcional de las cuotas" (6) .Para terminar afirmando: "...comparto esta última posición. Es cierto que la redacción del art. 155 Ley de Sociedades luego de la reforma de la ley 22903 (particularmente la subsistencia de la expresión inicial: `si el contrato previera la incorporación') genera la impresión inicial de que la obligatoriedad de la incorporación de los herederos opera únicamente en caso de indicación explícita en el estatuto. Sin embargo, no se puede desconocer que la ausencia de modificación al art. 90 Ley de Sociedades deja en pie, como únicos tipos para los que se determina (salvo acuerdo en contrario) la resolución parcial del contrato por muerte de un socio, sólo a las sociedades colectivas, en comandita simple, de capital e industria y en participación".

V. LA SOLUCIÓNEl problema a zanjar no ofrecería dudas de contarse con una disposición legal o contractual; sin embargo, la realidad siempre tiene matices, idas y vueltas, ajustes, que todo lo complican.

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Por otra parte, es lógico pensar que el legislador no puede anticiparse al futuro y ensayarrespuestas a las innumerables variantes que presentan las relaciones humanas.Con sus pros y sus contras, la construcción de una regla individual de conducta para el casoconcreto le incumbe al juez.-Y se llegó a construir la misma a partir de las premisas que se enuncian:i) No puede concluirse definitivamente que la falta de mención de las S.R.L. en el indicado artículo constituya una omisión del legislador (7), porque del mismo modo podría considerarse que la inadvertencia de la reforma recayó en mantener subsistente la expresión inicial del art. 155 LSC. (8).ii) Es propio de la tarea del intérprete indagar el verdadero sentido o alcance de la ley mediante un exámen atento y profundo de sus términos, que consulte la racionalidad del precepto y la voluntad del legislador, que no debe ser obviada por posibles imperfecciones técnicas de su instrumentación legal que dificulten la consecución de los fines perseguidos por la norma (9).iii) Los tipos societarios enunciados en el art. 90 LSC. son aquellos en los que predomina unperfil personalista de la entidad. Ahora bien, pese a que la sociedad de responsabilidad limitada ha sido tradicionalmente caracterizada como un término medio entre las sociedades por partes de interés y las sociedades por acciones (10), lo cierto es que la reforma de la ley 22903 tuvo en miras su aproximación, en este punto, a las sociedades de capital (11).iv) La interpretación del art. 155 LSC. que guarda mejor conexión con el contexto del que forma parte, respetando el espíritu y la intención del legislador es la que considera que frente a la falta de previsión expresa en el contrato constitutivo de las sociedades de responsabilidad limitada y ante la ausencia de este tipo social en la enunciación del art. 90 LSC., el fallecimiento del socio no produce la resolución parcial del contrato, sino la incorporación de sus herederos a la entidad (12).

VI. ALGUNAS CONSIDERACIONES ADICIONALESCon atino, Roberto Muguillo estima obvio que los herederos suceden a su causante socio más allá de las previsiones en tal sentido de la ley, por simple aplicación de las pautas del derecho sucesorio (arts. 3545 y 3565 CCiv.), exista o no la cláusula de incorporación de herederos (13), aunque se haya dicho que la continuidad o automaticidad sucesoria (art. 3410 y ss. Código Civil) cede frente a las particularidades del régimen societario (14). Parecería que no puede entenderse de otro modo frente a la remisión dispuesta por la regla I del título preliminar del Código de Comercio, al establecer que "en los casos que no estén especialmente regidos por este Código, se aplicarán las disposiciones del Código Civil".Este precepto resuelve la cuestión de las relaciones entre el derecho civil y el comercial, dando prioridad al Código Civil, como ley general y común, sobre el Código de Comercio, como ley de excepción (15).Este principio es reiterado en el art. 207 CCom. al decir: "El derecho civil, en cuanto no estémodificado por este Código, es aplicable a las materias y negocios comerciales".De las normas citadas se desprende la solución para casos como el que hoy anotamos, cuando existe silencio de la ley mercantil o se trata de un caso no previsto por ella.Tal entendimiento no afecta los usos y las costumbres mercantiles, y en nada altera el orden de prelación de las leyes aplicables al caso, al resolverse por aplicación del art. 16 CCiv., que indica como normas de interpretación las siguientes: en primer lugar, las palabras de la ley; en segundo lugar, el espíritu de la ley; en tercer lugar, las leyes análogas; y en cuarto lugar, los principios generales del derecho (16).Asimismo, nos permitimos señalar que alguna jurisprudencia ha sostenido que la sociedad nopuede ser condenada a adquirir sus propias cuotas ya que la Ley de Sociedades Comerciales sólo admite esa alternativa para la sociedad anónima en supuestos especiales y con efectos limitados en el tiempo (arts. 220 y 221 LSC.) (17)Que el contrato social nada haya establecido para el caso de fallecimiento de los socios, existan o no cláusulas que limiten la transmisibilidad de las cuotas (arts. 152 y 155 LSC.), conlleva que serán consideradas libremente transmisibles, por lo cual los herederos podrán ingresar directamente en la compañía una vez que acrediten su condición de tales (18)

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No podemos dejar de advertir que la confluencia en la especie de dos regímenes jurídicos, elsocietario y el sucesorio, pueden originar varios problemas, tales como la mecánica para elingreso y actuación de los herederos del socio fallecido en la sociedad, el caso de herederosmenores o incapaces, la garantía del art. 150 LSC. y su aplicación en caso de transmisión mortis causa (19).Sin perjuicio de lo cual importaría destacar que distinguir estructuralmente de las normas en juego cuáles hacen a principios y cuáles a reglas (20) puede ser un criterio de alta utilidad para resolver el caso planteado.Y en tal inteligencia, cabe resaltar que el principio de la conservación de la empresa se observa en la mayor medida posible o, en otras palabras, resulta optimizado cuando se deja de lado la regla de la resolución parcial por mortis causa frente, claro está, a la falta de previsión estatutaria en contrario.NOTAS:(1) Sobre la invalidez del vínculo societario ver el cap. XII de Grispo, Jorge, "Teoría y práctica societaria", 2004, Ed. La Ley, p. 113; (2) La ley expone las pautas indicadoras de cuando se configura la justa causa (grave incumplimiento de las obligaciones, y también en caso de incapacidad, inhabilitación, declaración de quiebra o concurso, excepto en las sociedades de responsabilidad limitada, art. 91 párr. 2º LSC.). Establece un plazo de 90 días (a partir de la fecha en que se conoció el hecho justificativo de la separación) para ejercer el derecho de exclusión, quedando, después de este plazo, extinguido dicho derecho si no se lo ejerció (art. 91 párr. 3º LSC.). Asimismo, se determinan normas procedimentales para la acción de exclusión según lo decida la sociedad (en cuyo caso puede disponerse judicialmente la suspensión provisoria de los derechos del socio cuya exclusión se persigue) o individualmente (en cuyo caso la acción se sustancia con citación de todos los socios). En el art. 92 LSC. se determinan los efectos que produce la exclusión, previéndose los derechos y las obligaciones del socio excluido.Y por último se declara que en las sociedades de dos socios procede la exclusión de uno de ellos cuando hubiere justa causa, manteniéndose los efectos estipulados para los demás casos y asumiendo el socio inocente el activo y pasivo sociales sin perjuicio de posibilitar la continuación de la sociedad siempre que se incorporen nuevos socios en el término de tres meses, lapso durante el cual el socio único será responsable ilimitada y solidariamente por las obligaciones sociales contraídas (arts. 93 y 94 inc. 8 LSC.).(3) Sobre el particular ver C. Nac. Com., sala B, 30/9/2003, "Pérez de Pérez, Marcelina y otros v. Ladder S.A. y otros" , LL del 16/2/2004, p. 4; y Roca, Eduardo, "La trabajosa transferencia de acciones", LL del 23/4/2004, p. 3; (4) Halperin, Isaac, "Validez de la cláusula de continuación de una sociedad con los herederos del socio", LL 50-146, y "Continuación de la S.R.L. con el heredero del socio", LL 64-750; (5) Nissen, Ricardo A., "Ley de Sociedades Comerciales.Comentada, anotada y concordada", t. 3, 1994, Ed. Ábaco, p. 54; en el mismo sentido, Nissen, Ricardo A., "Incorporación y exclusión de herederos", incluido en la obra "Las sociedades comerciales y su transmisión hereditaria", 1993, Ed. Ad-Hoc, p. 91; Garrone, J. y Castro Sanmartino, M., "Ley de Sociedades Comerciales", 1998, Ed. Abeledo-Perrot, comentario al art. 90; (6) Zunino, Jorge O., "Sociedades comerciales. Disolución y liquidación", vol. 1, "Resolución parcial del contrato social", 1984, Ed. Astrea, p. 450; Verón, Alberto V., "Sociedades comerciales", t. 5, 1996, Ed. Astrea, actualización general, p. 324; Cesaretti, O., "Convenios de incorporación de herederos", en "Las sociedades comerciales y su transmisión hereditaria" cit., p. 109; Gagliardo, Mariano, "Supervivencia de la sociedad. A propósito de la muerte del socio", ED 192-37; Fortín, Pablo J., "Un caso de derecho de opción por los herederos del socio fallecido", JA 1994-I-353; (7) Filippi, Laura L., "El fallecimiento del socio en las sociedades de responsabilidad limitada", JA 2000-II-989 ; postura posteriormente variada, "El fallecimiento del socio y la transferencia de cuotas a herederos", en "Sociedad de responsabilidad limitada", 2003, Ed. Advocatus; (8) Fortín, Pablo J., "Un caso de derecho de opción por los herederos del socio fallecido" cit.; (9) Fallos290:56; 302:973, entre otros; (10) Halperin, Isaac, "Sociedades de responsabilidad limitada", 1972, Ed. Depalma, p. 1718; íd., 1ª ed., 1948; Vítolo, Daniel R., "La situación de

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los herederos en las sociedades de responsabilidad limitada", en "Las sociedades comerciales y la transmisión hereditaria" cit., ps. 1491/50; (11) Como lo destaca Zunino, Jorge O., "Sociedades comerciales.Disolución y liquidación" cit.; (12) Doct. causas Ac. 49172, sent. del 12/4/1994; y Ac. 55689, sent. del 28/2/1995; (13) Muguillo, Roberto, "Ley de Sociedades Comerciales. Ley 19550. Comentada y concordada", serie Legislación Comentada, 2005, Ed. LexisNexis; (14) C. Civ. y Com. Bahía Blanca, sala 1ª, 24/11/1992, "Zoilo, Osvaldo y otra v. Zoilo Hnos. S.R.L." , LL 1993-D-411; (15) Petrasso, Hernán, "Derecho Comercial", 2002, Ed. Centro Norte, p. 31; (16) Halperin, Isaac, "Curso de Derecho Comercial", vol. I, 1967, Ed. Depalma, p. 25; (17) C. Nac. Com., sala E, 20/4/2005, "F., A y otro v. Rafrefe S.R.L.", LL del 4/8/2005, p. 6; (18) Martorell, Ernesto, "Sociedades de responsabilidad limitada", 1989, Ed. Depalma, p. 193; (19) Otros problemas y sus soluciones, en Mascheroni, Fernando y Muguillo, Roberto, "Manual de sociedades civiles y comerciales", 1994, Ed. Universidad, p. 192, (20) Sobre el particular ver la bibliografía indicada en las notas 12 a 33 del trabajo de Cianciardo, Juan "La imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y la aplicación retroactiva de la ley penal", LL Supl. Derecho Constitucional del 13/10/2004, ps. 79/88.----2007La denominación de la SRL no puede recaer en las posibilidades analizadas para las sociedades personalistas, atento la limitación a la responsabilidad que las caracteriza, a pesar de que existe doctrina conteste a tal postura. A pesar de ello, la realidad indica que la sanción prevista por la LSC, es para el caso en que se incumpla con el aditamento Sociedad de Responsabilidad Limitada o SRL, ya que ésta es la única forma de que el tercero pueda conocer el tipo societario de que se trata y en consecuencia la responsabilidad de los socios.Uno de los requisitos tipificantes de SRL es sin dudas la división del capital social en cuotas de igual valor, que según las previsiones legales, deben ser de diez pesos o sus múltiplos. Adiferencia de lo que sucede con las participaciones de interés de las sociedades personalistas y, de modo similar a lo que acontece con las acciones de la sociedad anónima, las cuotas sociales pueden ser embargadas y ejecutadas por los acreedores de los titulares. Una de las diferencias con éstas últimas, consiste en que las cuotas sociales no se representan en títulos, sino que representan la participación societaria de cada uno de los socios. Las cuotas sociales son libremente transmisibles, aunque está previsto un régimen de restricción a la libre transferencia, debiendo ser establecido a través de un pacto expreso de los socios en el contrato social. Al respecto, sin perjuicio de la bibliografía utilizada Curso de Derecho Societario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. pág 370/374. Y a los fines de complementar la misma, proponemos la lectura del siguiente archivo.Archivo enviado desde LexisNexis OnLine 05/ 09/ 2006 RDCO_DOCT_D.zip Rdco8692.txtCitar Lexis Nº 0021/000432 Género: Doctrina; Título: Cesión de cuotas en la S.R.L. (ley 22903); Autor: Pita, Enrique M.; Fuente: RDCO 1987-87SOCIEDADES (EN PARTICULAR) - 04) Sociedad de responsabilidad limitada - c) Capital y cuotas socialesLo atinente a la transmisibilidad de las participaciones sociales en la S.R.L. constituye una de las innovaciones de mayor envergadura introducidas por la ley 22903 al esquema legal diseñado para ese tipo societario por la ley 19550 . La exposición de motivos de aquella ley señala, como pauta general de la reforma en materia de S.R.L., la “simplificación de las reglas vigentes, reduciendo sensiblemente el ámbito de su imperatividad en beneficio de la regulación convencional”. Como consecuencia de ello, la reforma consagra como regla la libre transmisibilidad de las cuotas, “morigerada con un amplio margen para su limitación por obra de cláusulas contractuales, y con la posibilidad de oposición mediante justa causa”.El régimen de transmisibilidad de las cuotas establecido por la ley 19550 , que en su esenciaseguía el adoptado por la ley 11645, se caracterizaba por el reconocimiento de la libretransmisibilidad cuando la cesión se operaba entre socios y por la fijación de severas restricciones cuando se trataba de cesión a terceros. Tales limitaciones eran consideradas de orden público y, por consiguiente, inderogables por el contrato en cuanto a los recaudos mínimos fijados para la transferencia, sin perjuicio de la incorporación de cláusulas contractuales que impongan mayores restricciones, siempre que de tal forma no se consagre una verdadera prohibición de ceder. (1) La ley 22903 bien pudo limitarse a fijar la regla

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contenida en el párr. 1º del art. 152 , la cual, en conjunción con la establecida en el párr. 1º del art. 153 , determina el principio que gobierna actualmente el régimen de cesión de cuotas de la S.R.L.: libre transmisibilidad, salvo las restricciones que expresamente se pacten en el contrato y a condición de que no importen prohibir la cesión. Ello no obstante, la reforma incorporó las reglas de sus arts. 153 y 154 , las cuales contienen, en definitiva, la reglamentación de dos cláusulas limitativas de la transmisibilidad que en el texto anterior eran imperativas y que ahora están subordinadas a su inclusión por los socios en el contrato: conformidad de los consocios a la cesión y derecho de preferencia.Lo singular del nuevo régimen legal es que los pactos que ahora aparecen previstos comoaccidentales, o sea, dependiendo de una cláusula contractual que los consagre, contienenexpresa reglamentación que fija su trámite y determina plazo y condiciones de ejercicio de laoposición o del derecho de preferencia. Así surge de la preceptiva de los arts. 153 (párrs. 2º y 3º) y 154 , normas que, en esencia, vienen a establecer un marco mínimo inderogable al que deben someterse las partes cuando incorporan al contrato una o ambas cláusulas limitativas. Los socios gozan de libertad para establecer “el procedimiento a que se sujetará el otorgamiento de la conformidad o el ejercicio de la opción de compra”, pero en tanto respeten el plazo máximo determinado en la ley y no excluyan ni condicionen la sanción que allí se fija por la falta de pronunciamiento en término. Tampoco podrán impedir el ejercicio del derecho de impugnar el precio que reconoce el art. 154 , ni el recurso judicial allí establecido en favor del cedente a quien se le ha negado la conformidad. Podrán sí fijar soluciones específicas en orden a la determinación del valor de las cuotas, rigiendo subsidiariamente la vía de la pericia judicial que prevé el párr. 1º del art. 154. (2)Si bien la ley 22903 se ha limitado a establecer y reglamentar normas obligatorias respecto de los dos pactos limitativos clásicos –conformidad previa a la cesión y derecho de preferencia–, algunas de ellas resultan susceptibles de una generalización y cabe reputarlas igualmente imperativas respecto de otras cláusulas que las partes pueden incorporar en ejercicio del derecho que les reconoce el párr. 1º del art. 152 . Así, el plazo máximo de treinta días y las consecuencias que se derivan de la inactividad o el silencio de los socios o de la sociedad, deben entenderse aplicables respecto de cualquier cláusula limitativa de la transmisibilidad, en tanto dicho plazo y la aludida sanción sean compatibles con su naturaleza y características. (3) En suma, la ley 22903, aun cuando consagra como principio la libre transmisibilidad de las cuotas, ha establecido al mismo tiempo una regulación expresa respecto de dos cláusulas limitativas que las normas derogadas preveían como imperativas, fijándoles un procedimiento que resulta, en lo fundamental, no derogable por voluntad de los socios. Se ha seguido un criterio similar al adoptado por el Código Civil en materia de compraventa, cuando en sus arts. 1363 a 1407 reglamenta los llamados “pactos” (de retroventa, de reventa, de preferencia, etc.), los cuales vinculan a las partes en tanto los regulen expresamente, pero, de incorporarlos al contrato, deben respetarse determinadas previsiones que se reputan imperativas (vgr., el plazo máximo en la retroventa o la intransmisibilidad del pacto de preferencia). NATURALEZA Y OPONIBILIDAD DE LA CESIÓN DE CUOTASLa cesión de cuotas de la S.R.L. está sometida legalmente a un régimen especial y autosuficiente de donde no cabe, en principio, remitirse a otros negocios jurídicos para determinar su naturaleza jurídica y establecer las normas que le son aplicables (4). Resulta entonces impropia su calificación como cesión de créditos, habida cuenta de que lo transmitido como consecuencia de la cesión no es un crédito del socio contra la sociedad, sino el complejo de derechos y obligaciones que configuran el status socii. Además, difiere sustancialmente el sistema de oponibilidad de la cesión respecto de terceros, así como también las obligaciones del cedente. No obstante la simplificación del trámite, consecuencia del nuevo régimen de transmisibilidad adoptado por la ley 22903 , la cesión de cuotas en la S.R.L. sigue implicando una reforma del contrato social (5). Rigen, entonces, a su respecto las previsiones de los arts. 4, 5 y 12 ley, y la solución del párr. final del art. 152 es, en definitiva, coincidente con la del art. 12: oponibilidad a terceros de la cesión a partir de su inscripción en el Registro Público de Comercio. En realidad, la única variante introducida por el art.

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152, párr. final, es la atinente a quién puede solicitar la inscripción y a los recaudos exigibles a ese fin. En lo demás mantienen su vigencia las previsiones genéricas de los artículos ya citados – 4, 5 y 12 –, que fijan los efectos de toda modificación del acto constitutivo.La particularidad que presenta la modificación del contrato resultante de una cesión de cuotas está dada por la inexistencia de una decisión previa del órgano de gobierno, como acontece en toda otra reforma del acto constitutivo, ya sea en el tipo social en análisis como en los demás previstos en la ley. Ello así, la exacta determinación en una S.R.L. de quienes son sus socios exige que nos atengamos no sólo al contenido del acto constitutivo, sino a las modificaciones resultantes de la inscripción de ulteriores cesiones de cuotas.El trámite de la cesión y su régimen de oponibilidad aparece claramente regulado en el art. 152. El efecto frente a la sociedad se produce desde la entrega –por cedente o cesionario– de un ejemplar o copia del título de la cesión, con autenticación de las firmas si obran en instrumento privado. Ello presupone, como es obvio, la instrumentación mínimamente escrita de la cesión, exigencia compatible con la norma del art. 4. Lo único observable es que no se confiere a las partes la posibilidad que el art. 5 reconoce, en general, respecto del acto constitutivo o a sus modificaciones, en el sentido de extenderlos por simple instrumento probado, aun sin firma autenticada, en cuyo caso, previo a la inscripción, corresponde su ratificación por los otorgantes ante el juez que lo disponga. En tanto la comunicación a la sociedad aparece regulada necesariamente como previa a la inscripción en el registro, la autenticación de las firmas que obran en el instrumento de la cesión resulta de cumplimiento ineludible cuando ésta se celebró por instrumento privado.La inscripción en el Registro Público de Comercio, que genera la consecuente oponibilidad frente a terceros de la cesión, debe ser solicitada por la sociedad, hipótesis normal que supone un actuar diligente de ésta o de su órgano de administración, inmediatamente de cumplido por el cedente o el cesionario el trámite previsto en el art. 152 , párr. 2º. Anticipándose a la negativa o desinterés de la sociedad en inscribir la cesión, autoriza la ley a que sea solicitada por el cedente o el cesionario, en cuyo caso deberán exhibir el título de la transferencia y constancia fehaciente de su comunicación a la gerencia. La “constancia fehaciente” que requiere el art. 152, párr. final, importa exigir al socio cedente o al adquirente una nueva formalidad no prevista en el párrafo precedente de la norma. No bastaría entonces que el socio cedente o el cesionario presenten al registro el recibo expedido por la gerencia en oportunidad que se le entregara el ejemplar o copia del instrumento de la cesión. Se precisa una constancia fehaciente, o sea que haga fe por sí misma, lo que obliga, en definitiva, a una diligencia con intervención notarial. (6)La única dificultad hermenéutica que en realidad presenta el art. 152 es la facultad de exclusión del cesionario prevista en su párr. 3º. En tanto dicha norma establece que “la sociedad o el socio sólo podrán excluir por justa causa al socio así incorporado, procediendo con arreglo a lo dispuesto en el art. 91”, la previsión legal nada agrega a lo que surge del procedimiento de exclusión del socio fijado, en general, en la sección XII del capítulo I de la ley. La variante resulta introducida por la declaración expresa en el sentido de que, en tal caso, no es de aplicación la salvedad que establece el párr. 2º del citado art. 91 (socio declarado incapaz, inhabilitado, fallido o concursado civilmente), o sea que, aun dándose alguno de esos supuestos, la exclusión resulta igualmente procedente. Como consecuencia de ello, tratándose de la exclusión de socios en la S.R.L., el catálogo de causales que la justifican varía según el título o la causa que originó su ingreso en la sociedad. Si su condición de tal deviene del acto constitutivo o de otra circunstancia que no sea la cesión de cuotas, su exclusión sólo procede mediando “grave incumplimiento de sus obligaciones”. Si su incorporación a la sociedad es resultado de una cesión de cuotas pondrá ser excluido, además, si se demuestra su “incapacidad, inhabilitación, declaración en quiebra o concurso civil”.Tal dualidad en el tratamiento de los socios respecto de la exclusión ha sido criticada por ladoctrina, reputándola carente de justificación (7). Es cierto que la ampliación de las causales que justifican la exclusión en los supuestos de ingreso de un extraño como consecuencia de una cesión de cuotas puede encontrar razón de ser en el mantenimiento de algún rasgo personalista en esta clase de sociedades, aun habiéndose optado por la

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derogación de toda limitación a la transmisibilidad de las partes sociales. Aun así, no se advierte cómo tal objetivo puede lograrse mediante la mera incorporación de los limitados supuestos de exclusión que se refieren a la falta de capacidad o al sometimiento a concurso del cesionario.

CESIÓN DE CUOTAS LIMITADAS EN SU TRANSMISIBILIDADLos arts. 153 y 154, luego de reconocer la validez de las cláusulas contractuales que limitan la transmisibilidad de las cuotas, a condición de que de tal forma no se prohíba la cesión, proceden a regular el trámite y requisitos mínimos de las dos cláusulas limitativas usuales: previa conformidad de los socios al ingreso del cesionario y derecho de preferencia de aquéllos y de la sociedad a la adquisición de las cuotas. Según ya fue señalado, la regulación de las cláusulas aludidas confiere un marco imperativo que debe ser respetado por los socios en oportunidad de incluirlas en el contrato social.a) Conformidad de los socios. Queda librado a la regulación contractual determinar si laconformidad de los socios a la cesión debe ser unánime o sujeta a la aprobación de la mayoría que el contrato fije. Parece obvio que, tanto la conformación de la unanimidad requerida o de la mayoría que se pacte, excluyen la parte que corresponde al socio cedente, solución seguida por el texto derogado del art. 152 .Advierte Halperin que la decisión que se adopte respecto del otorgamiento o denegatoria de la conformidad a la cesión no importa una actuación de la asamblea o reunión de socios como órgano social, ya que la aceptación es hecha por los socios a título personal (8). Ello implica la no aplicabilidad de las exigencias y mayorías reguladas por el art. 160 , sino que debe estarse a las previsiones contractuales a que remite el art. 153 , párr. 3º. La dificultad se plantea en el supuesto de que nada se estipule en el contrato en cuanto a cuál es la mayoría necesaria para aprobar la cesión. En tal caso, y salvo la falta de toda regulación respecto de la cláusula, lo cual acarrearía su invalidez, cabe sí recurrir a la mayoría prevista en el art. 160, párr. final, en tanto si bien la cesión en sí constituye una reforma del contrato, no puede sostenerse lo mismo del procedimiento establecido como previo a la transmisión. Tal interpretación se corresponde con el sistema adoptado por la ley 22903, donde la regla es la libre transmisibilidad de las cuotas, circunstancia que exige resolver las situaciones de duda optando por la interpretación que limite en menor medida la circulación de ellas.El socio que desee ceder sus cuotas debe comunicar su intención en tal sentido a la gerencia,indicando el “nombre del interesado”. Señalaba Halperin al respecto, comentando la ley 19550, que la comunicación debía contener no sólo el nombre sino los demás datos que requiere el art. 11, inc. 1. Parece acertada esa acotación en tanto si lo que se pretende es que los socios puedan individualizar al cesionario para luego evaluar sus condiciones personales, podría resultar insuficiente –a esos fines– la mera indicación de su nombre.A partir de la comunicación a la gerencia corre el plazo de 30 días –o el menor que fije elcontrato– para comunicar al socio que pretende ceder la decisión denegatoria; no expedida ella en dicho plazo, se tiene por conferida la autorización. Como bien ha sido advertido por la doctrina, el socio cumple con su obligación comunicando a la gerencia su voluntad de ceder, sin que se le imponga en modo alguno la carga de notificar personalmente a cada socio. La omisión en que incurra el órgano de administración respecto de la ulterior comunicación a los socios o la falta de convocatoria de la respectiva reunión de socios, incide sólo en la eventual responsabilidad del gerente que así actúe, pero en modo alguno afecta la validez de la cesión o la operatividad de la sanción prevista en el art. 153, párr. 3º. (9) Regula el art. 154, párr. 2º, lo atinente a la instancia judicial establecida en favor del socio cedente a quien le ha sido denegada la conformidad. La ley se limita a indicar que la decisión jurisdiccional deberá adoptarse “con audiencia de la sociedad”, considerando acertadamente Nissen que ello no autoriza a descartar el procedimiento previsto, en general, por el art. 15 (10). La naturaleza de la cuestión a decidir –si el motivo de la oposición está fundado o no en una justa causa– y la sanción que la última parte del art. 154 establece para el supuesto de reputarse injustificada la oposición –caducidad del derecho de preferencia– requieren un procedimiento que posibilite una instancia probatoria mínima, lo cual resulta

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procesalmente inviable si el juez se limita a “oír a la sociedad”, conforme parece desprenderse del texto de la norma en análisis.b) Derecho de preferencia. Otra posible limitación a la transmisibilidad de las cuotas, objeto de expresa previsión legal, es el derecho de preferencia de los socios o la sociedad a adquirir las cuotas que el cedente desea transferir, en las mismas condiciones que éste pretende delcesionario. Resulta también de aplicación respecto de esta cláusula el plazo máximo de treinta días del art. 153 , párr. 3º, contado desde la comunicación a la gerencia del “precio” de la cesión.Ninguna otra previsión se agrega respecto del funcionamiento de la preferencia, cuya validez se subordina al procedimiento que establezca el contrato. La falta de toda previsión contractual al respecto –contrato social que se limita a reconocer el derecho de preferencia sin fijarle procedimiento alguno– acarrea la invalidez de la cláusula, readquiriendo vigencia el principio de libre transmisibilidad. Una regulación incompleta, en cambio, exigirá una labor interpretativa de la voluntad de las partes, donde las normas derogadas de la ley 19550, en particular las contenidas en el anterior art. 152, constituyen pautas que revisten utilidad a esos fines. Así, cuando más de un socio ejerce el derecho de preferencia, la distribución a prorrata de las cuotas, consagrada por el texto legal derogado, guarda correspondencia con el derecho de los socios a mantener su posición relativa en el capital social, principio que es objeto de expreso reconocimiento en el art. 151, párr. final. El ejercicio parcial del derecho de preferencia fue desestimado por Halperin al comentar la ley 19550, dado que no cabe imponérselo al socio que desea desprenderse de la totalidad de las cuotas de que es titular, interpretación que mantiene vigencia en el marco de la actual normativa. (11) El precio que el cedente pretende de la cesión determina el modo de ejercicio de la preferencia por los consocios o la sociedad y el consecuente derecho a impugnarlo, conforme al procedimiento previsto por el art. 154, párr. 1º. La forma en que resulta regulada la cláusula en la ley parece suponer un precio en dinero, pagado al contado. Ello no obstante, cualquier facilidad que el cedente confiera al cesionario, como asimismo, las garantías que eventualmente requiera a este último, deben ser concedidas y ofrecidas por los socios que ejercen la preferencia. Así se ha sostenido respecto de idéntico pacto en la compraventa civil, conforme a la norma del art. 1393 CCiv. (12). La cesión de las cuotas, no por un precio en dinero, sino contra la entrega de una cosa cierta, mueble o inmueble –alternativa prevista para la cesión de créditos por el art. 1436 CCiv. – conlleva la necesidad de fijar su valor por el cedente a fin de posibilitar el ejercicio de la preferencia, de lo contrario se impediría la operatividad del derecho reconocido a los socios en el contrato. Parecida dificultad se plantea en la cesión gratuita de las cuotas, supuesto en el cual también el cedente que pretende realizar dicha liberalidad –no existe razón legal alguna para impedírselo– deberá fijar el valor de las cuotas para posibilitar el ejercicio de la preferencia o si no recurrirse directamente a la tasación judicial del art. 154, párr. 1º.

EJECUCIÓN FORZADA DE CUOTASLa normativa societaria derogada carecía de previsión expresa respecto de la ejecución forzada de cuotas, lo cual exigía compatibilizar la embargabilidad reconocida por el art. 57 con las limitaciones imperativamente consagradas por el art. 152. Ello motivó interpretaciones divergentes que ahora resultan superadas por la acertada previsión del art. 153, párr. final. (13) Obtiene la ley una solución que concilia adecuadamente los intereses en juego: el del acreedor ejecutante en obtener la pronta y más completa satisfacción de su crédito y el de la sociedad y los socios en mantener su carácter intuitu personae, plasmado contractualmente mediante la incorporación de cláusulas limitativas de la transmisibilidad.La regularidad del trámite procesal del remate exigirá el cumplimiento por las partes del juicio y el órgano jurisdiccional de dos recaudos básicos: comunicar a la sociedad la realización de la subasta con la anticipación exigida por la ley y adjudicar al tercero adquirente las cuotas sólo luego de transcurrido el plazo para ejercer la opción de compra. Los demás aspectos hacen a la gestión interna de la sociedad y deben ser necesariamente

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realizados en los plazos perentorios que fija la ley, sin que se pueda admitir prórroga alguna, salvo conformidad expresa del acreedor ejecutante.Los plazos establecidos por el art. 153, última parte (15 y 10 días), revisten naturaleza procesal en tanto se refieren a actos a cumplir dentro del procedimiento de ejecución, de allí que deban computarse sólo los días hábiles, con los alcances fijados por las normas locales.

TRANSMISIÓN POR CAUSA DE MUERTELa S.R.L. no aparece enunciada dentro de los tipos sociales respecto de los cuales el art. 90considera que la muerte del socio opera la resolución parcial del respectivo contrato, estando sometida a un régimen propio, resultante del art. 155. Dicha norma, modificada por la ley 22903, adapta el sistema al actual régimen de libre transmisibilidad de las cuotas e incorpora disposiciones tendientes a morigerar el rigor de las cláusulas contractuales que establecen la obligatoria incorporación de los herederos del socio fallecido. La nueva norma, en conjunción con las anteriormente analizadas, posibilita una sistematización teniendo en cuenta dos circunstancias en función de las cuales la ley estructura el sistema de transmisión mortis causa de las cuotas: que en el contrato se hayan o no pactado cláusulas limitativas de la transmisibilidad (las regladas en el art. 153 o cualquier otra que convengan las partes) y que medie o no pacto de continuación de la sociedad con los herederos del socio fallecido.

1. CONTRATOS QUE LIMITAN LA TRANSMISIBILIDADa) Con pacto de incorporación de herederos. Este pacto resulta vinculante para socios yherederos, correspondiendo su incorporación a la sociedad a partir de la acreditación de este último carácter, sin perjuicio de la interina intervención del administrador de la sucesión. En este caso, y ante la existencia de pactos limitativos de la transmisibilidad, la ley los declara inoponibles a los herederos del socio, por el término de tres meses desde su incorporación a la sociedad. Sólo reconoce una opción de compra a la sociedad o los socios, dentro de los 15 días de haber comunicado el heredero a la gerencia su intención de ceder. Esta opción funciona aun cuando en el contrato se hubiera establecido una limitación a la transmisibilidad diversa del derecho de preferencia (vgr., sólo la conformidad previa de los socios). Además, ateniéndonos al texto expreso de la ley, ratificado por su exposición de motivos, la opción de compra debe ser ejercida “por el mismo precio”, resultando excluida la facultad de impugnación que, en las transmisiones inter vivos, reconoce el art. 154 , párr. 1º. Sostiene Farina que, pese a ello, el derecho a impugnar el precio debe ser igualmente reconocido a los socios y a la sociedad (14), conclusión que nos parece discutible ante la clara previsión legal, ya citada. Adviértase, incluso, que el legislador se ha cuidado de llamarlo “derecho de preferencia”, limitándose a reconocer a los socios y a la sociedad lo que denomina “opción de compra”, adoptando idéntica terminología que la utilizada para la ejecución forzada de cuotas (art. 153, párr. final). La facultad de impugnar el precio aparece entonces reconocida al derecho de preferencia en sentido estricto, o sea, aquel pactado en el contrato de conformidad a lo autorizado por el art. 153. Los demás casos constituyen opciones de compra de fuente legal y que proceden aun cuando el contrato contenga cláusulas limitativas diversas del derecho de preferencia.b) Sin pacto de incorporación de herederos. En este caso deberán respetarse las cláusulaslimitativas incorporadas al contrato y el heredero requerirá, en su caso, la conformidad mayoritaria o unánime de los socios o éstos o la sociedad podrán ejercer el derecho de preferencia. No cabe extender a este supuesto la inoponibilidad de las cláusulas limitativas consagradas por el art. 155, párr. 2º, en tanto la referencia a “estos casos” implica su aplicabilidad sólo respecto de los contratos donde medie pacto de incorporación de herederos, o sea, el supuesto previsto en el párrafo precedente. Lo que no contempla la ley es cómo funcionan en tal caso las cláusulas limitativas pactadas. En relación al derecho de preferencia, sostiene Nissen que corresponderá realizar la valuación de las cuotas sociales del fallecido mediante pericia judicial, siempre que los socios no hubieran previsto, en el contrato social, otra forma de valuación (15). Más compleja es la situación cuando los socios ejercen el derecho, pactado en el contrato, de oponerse a la ncorporación de los herederos, expidiendo en término su voluntad en ese sentido y habiéndose agotado, en su caso, la vía

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judicial prevista en el art. 154, párr. 2º. En tal supuesto no cabe otra posibilidad que la resolución parcial del contrato, debiéndose reembolsar a los herederos el valor de las cuotas de que era titular el causante.

2. CONTRATOS SIN CLÁUSULAS LIMITATIVASEn este supuesto, por aplicación de la regla consagrada por el art. 152 , párr. 1º, y medie o no pacto de incorporación de herederos, las cuotas se transmiten a éstos luego de que acrediten ese carácter, en la forma dispuesta por el art. 155 (presentación de la declaratoria y actuación interina del administrador). A partir de allí podrán los herederos ceder libremente las cuotas recibidas del causante, sin otra limitación que la fijada por el art. 152 .S.R.L. CONSTITUIDAS CON ANTERIORIDAD A LA LEY 22903Cabe que nos detengamos en la cuestión atinente a la aplicabilidad de las nuevas normas sobre cesión de cuotas a las sociedades constituidas bajo la vigencia de la ley 19550, la cual, según ya fue señalado, contenía un régimen de transmisibilidad sustancialmente distinto del ahora vigente. El punto aparece resuelto mediante la norma de derecho transitorio contenida en el art. 6, inc. e, ley 22903, de conformidad a la cual las previsiones de los actuales arts. 152 a 155 se aplicarán a las sociedades constituidas con anterioridad a los tres meses de vigencia de la ley, salvo que dentro de dicho plazo se modifique el contrato adecuándolo a sus disposiciones. Se formula luego la salvedad referida a la ejecución forzada de cuotas – art. 153, párr. final–, previsión legal que se declara aplicable a las subastas que se dispongan a partir de la vigencia de la ley.Se ha optado, al regular la transición de un régimen legal a otro, por una solución que reputamos discutible y peligrosa, que además resulta contradictoria con la adoptada por la norma general de Derecho Privado contenida en el art. 3 CCiv. Ello ha sido ya advertido por la doctrina, señalando al respecto Farina la preocupación que le causa la aplicación automática de los nuevos arts. 152 y 153, dado que la mayoría de los contratos no previeron, por innecesario, el régimen de cesión de cuotas, pues las normas del anterior art. 152 eran más que suficientes, tornándose ahora libremente cesibles. Supone este autor que la aplicación automática de las nuevas disposiciones no va a ser pacífica cuando con ella se alteren los derechos adquiridos a la luz de la ley anterior, dado que de ese modo pueden verse afectadas garantías constitucionales. (16)Otra es la situación que resulta de atenernos al art. 3 CCiv., texto según ley 17711. Preceptúa al respecto su párr. final que “a los contratos en curso de ejecución no son aplicables las nuevas leyes supletorias”. Ha sistematizado con precisión Moisset de Espanés las posibles situaciones que pueden plantearse en la sucesión temporal de leyes cuando éstas inciden en un contrato en curso de ejecución. Distingue a esos fines según la ley nueva tenga carácter imperativo o supletorio. En el primer caso, la ley nueva goza de efecto inmediato y se aplica a las consecuencias posteriores; si, en cambio, reviste carácter supletorio, tales consecuencias son regidas por la ley vigente al momento de celebrarse el contrato, a la cual se le reconoce en el art. 3, in fine CCiv., efectos diferidos (17). Tal solución encuentra su fundamento en el respeto de la voluntad contractual, ya que el contrato se integra no sólo por lo que las partes expresamente pactan, sino también por las normas supletorias de la ley, cuando se trata de contratos dotados de tipicidad legal, en tanto no medie declaración de ellas en el sentido de excluirlas o de regular sus relaciones de manera diversa. De allí que, cuando se redacta un contrato, “el abogado aconseja a su cliente no recargarlo con cláusulas superabundantes y considera innecesario repetir aquellos puntos en los que hay coincidencia entre la disposición legal supletoria y el querer de las partes, contemplando sólo aquellos puntos en que las partes quieren apartarse de la normativa legal para dar una solución diferente”. (18)Si admitimos la naturaleza básicamente contractual de la sociedad, más allá de lasparticularidades que se derivan de su carácter plurilateral o del hecho de dar nacimiento a un nuevo sujeto de derecho, las afirmaciones precedentes y la solución adoptada por el art. 3 CCiv. le son plenamente aplicables. Quien concurrió a la celebración de un contrato de S.R.L. bajo la vigencia de la ley 19550, lo hizo aceptando y compartiendo el marco imperativo que ella fijaba, con acentuadas características personalistas del tipo y donde la

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transmisibilidad de las cuotas resultaba sometida a los rigurosos recaudos del anterior art. 152. Modificar ope legis las características del tipo social adoptado, aun cuando se confiera el “plazo de gracia” del art. 6, inc. e, importa una alteración sustancial del contenido de la declaración de voluntad manifestada en el contrato.Tal modificación del contenido de un contrato de sociedad sólo puede ser consecuencia de una decisión en ese sentido del órgano de gobierno, única expresión vinculante de la voluntad social. Según la norma transitoria en análisis, dicho órgano social aparece, en cambio, obligado aexpedirse –en el exiguo plazo de tres meses– no para introducir reformas al contrato social, sino para ratificar lo que los socios reputaban, con razón, integrativo de él.Adviértase, incluso, que de lo que aquí se trata no es de una norma supletoria derogada por otra de igual carácter, en tanto las previsiones legales que regían la cesión de cuotas en la ley 19550 eran imperativas y las consagradas por la ley 22903 son sólo supletorias. En tal caso, la solución del art. 3, in fine CCiv. no es pasible de las observaciones que formuló parte de la doctrina nacional al supuesto anterior, o sea, cuando tanto la ley derogada como la nueva son supletorias (19). Señala al respecto López de Zavalía que si la ley anterior es imperativa y la ley nueva supletoria, nada de arbitrario puede encontrarse en una suposición –presumir que los contratantes trasvasan al contrato el derecho vigente a la fecha de su celebración– que en definitiva “atribuye a los contratantes la única voluntad que entonces podían legítimamente tener”. (20) Complica el análisis la verificación de que en los contratos sociales celebrados bajo la vigencia de la ley 19550 pueden encontrarse, básicamente, las siguientes formas de redacción: a) la de aquellos que, con buena técnica, nada dijeron acerca del régimen de cesión de cuotas a terceros, al reputar integrativo del contrato las normas imperativas de la ley; b) aquellos que incorporaron una cláusula expresa en el sentido de someter la cesión de cuotas “a lo dispuesto en los arts. 152 y 153 ley 19550”; c) los que, aunque en forma sobreabundante, regularon con precisión el procedimiento de cesión de cuotas, transcribiendo en el contrato las previsiones imperativas de la ley.

Si bien, examinados los contratos sociales a la luz de la ley 19550 , las tres situaciones descriptas resultan sometidas a idéntico régimen, la supervivencia de dichas cláusulas bajo la vigencia de la ley 22903 correrá distinta suerte. La hipótesis enunciada sub c) autorizará a los socios a considerar subsistentes las cláusulas limitativas de la transmisibilidad que en el contrato constitutivo eran mera reiteración de las normas imperativas entonces vigentes y que ahora vienen a valer como la regulación supletoria que autoriza el nuevo art. 152, párr. 1º. Los supuestos restantes –a) y b) – aparecen irremediablemente sometidos a la norma transitoria del art. 6 ley 22903. No obstante que, en sustancia, el querer de las partes fue idéntico en los tres supuestos, la ley les atribuye distinto significado sin justificación valedera. A lo expuesto habría que agregar la situación en que se hallará el socio que, luego de obtener dentro del plazo legal (tres meses) la convocatoria a reunión de socios o la consulta prevista por el art. 159 para considerar la adecuación del contrato a la ley 22903, incorporándole las cláusulas limitativas de la transmisibilidad que antes regían imperativamente, no obtiene para su moción las mayorías exigidas por la ley. Su situación no encuadra dentro de los supuestos que autorizan el receso, de conformidad al art. 160, párr. 4º, lo cual lo obligaría a permanecer en la sociedad o a ceder sus cuotas a sus consocios, únicos interesados en adquirirlas. Dentro del concepto de propiedad en sentido constitucional, a los fines de hacer operativa lagarantía del art. 17 CN., deben incluirse, según la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a los derechos patrimoniales adquiridos en virtud de contrato, en tanto la inviolabilidad de la propiedad asegurada en términos generales por la norma constitucional citada “protege suficientemente tales derechos contra efectos de cualquier legislación ulterior a su adquisición” (21). Si a ello agregamos que la retroactividad establecida por la ley en ningún caso puede afectar derechos amparados por garantías constitucionales, según el propio art. 3 CCiv., la inquietud planteada por el profesor Farina, que citamos al iniciar el análisis de esta cuestión, resulta plenamente justificada, pudiéndose demostrar, en más de un caso, el

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agravio constitucional concreto que se deriva de la deficiente regulación dada al derecho transitorio por el art. 6, inc. e, ley 22903. Notas(1) Isaac Halperin, “Sociedades de responsabilidad limitada”, p. 144, Depalma, Bs. As., 1975; Ricardo A. Nissen, “Ley de sociedades comerciales, anotada y comentada”, t. I, p. 382, Ábaco, Bs.As., 1982; (2) Nissen, ob. cit., t. III, p. 189, menciona, a título de ejemplo, la designación deárbitros; (3) No cabe, entonces, aplicar el plazo del art. 153 y la sanción por falta de manifestación de los socios cuando la cláusula limitativa se refiere, vgr., a la profesión del socio o a determinadas exigencias personales de alguna clase de sociedades, vgr., en las llamadas “sociedades de componentes”, salvo que el ingreso del socio dependa de alguna manifestación de voluntad de la sociedad en ese sentido; (4) Fernando H. Mascheroni, “Manual de sociedades de responsabilidad limitada”, p. 102, Cangallo, Bs. As., 1976; (5) Nissen, ob. cit., t. III, p. 185; (6) La posibilidad de efectuar la comunicación por telegrama o carta-documento no sería viable en tanto lo que en realidad se debe acreditar no es la “comunicación” a la gerencia sino la “entrga” del instrumento a que alude el párr. 2º del art. 152; (7) Nissen, ob. cit., t. III, p. 187; (8) Halperin, ob. cit., p. 146, nota 203, (9) Nissen, ob. cit., t. III, p. 188; (10) Ibíd., t. III, p. 191; (11) Halperin, ob. cit., p. 151; (12) Guillermo A. Borda, “Contratos” , t. I, p. 271, Perrot, Bs. As., 1969; (13) Sistematiza Nissen, bajo la ley 19550 , las diferentes posiciones existentes al respecto en la doctrina y jurisprudencia nacionales (ob. cit., t. I, p. 389); (14) Juan M. Farina, “Tratado de sociedades comerciales”, t. IV, p. 154, Zeus Editora, Rosario, 1984; (15) Nissen, ob. cit., t. III, p. 193; (16) Farina, ob. cit., t. IV, p. 155; (17) Luis Moisset de Espanés, “Irretroactividad de la ley y el nuevo art. 3 CCiv.”, ps. 25 y ss., Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1976; (18) Ibíd., ps. 31/2, con cita de lo expresado por Mosset Iturraspe en el Tercer Congreso Nacional de derecho civil, nota 25; (19) Autores citados por Moisset de Espanés, ob. cit., p. 30, nota 21; (20) Fernando J. López de Zavalía, “Irretroactividad de la ley”, LL 135-1493; (21) Corte Sup., en autos “Horta v. Harguindeguy” , 21/8/1922, Fallos 136:59; 1987AR_DA002Continuando con el desarrollo, vamos a enfocarnos nuevamente en el capital social, compuesto por el aporte de los socios que, al igual que aquellos de la sociedad anónima, deberán consistir en bienes de ejecución forzada. Es importante remarcar que los bienes aportados pasan a ser propiedad de la sociedad, descartándose los aportes de uso y goce, o aquellos que se relacionen con el trabajo personal de los socios.Los aportes entonces serán en dinero en efectivo o en bienes. Para el primer caso debe integrarse como mínimo el 25% del aporte de cada socio, completando el saldo en un plazo máximo de 2 años. Destacamos que lo dispuesto para la integración mencionada, rige sólo para el momento de la constitución de la sociedad, para los casos de aumento de capital social, deberá integrarse la totalidad.También pueden aportarse bienes en especie, que deben suscribirse e integrarse en su totalidad al momento de la constitución. Para su valuación, nos remitimos a los distintos procedimientos del art. 51 LSC, vale a decir: 1) valor de mercado; o bien 2) señalando los antecedentes justificativos de la valuación; o bien 3) recurriendo a la valuación de peritos.¿Hay algún tipo de responsabilidad que pese sobre los socios por los aportes que deben a lasociedad, frente a terceros? Recordemos que el capital social, cumple una función de garantía por las obligaciones de la sociedad. La respuesta, entonces es afirmativa. Efectivamente los socios deberán responder de manera solidaria e ilimitada frente a terceros por la integración de sus aportes, sin distinguir la naturaleza de los mismos (dinero o bienes). Dicha garantía subsiste por el término de 5 años. Por supuesto el tercero sólo podrá reclamar en base a esa responsabilidad, en los caso de insolvencia o quiebra de la sociedad, de otra manera no tendría interés legítimo para reclamar. Lo mismo sucede para los casos de sobrevaluación de los aportes. En cuanto a la prueba corresponderá al acreedor, debiendo demostrar que no se ha integrado el saldo en efectivo o la exageración injustificada en la valuación de los bienes.Un caso de interés su rge en la cesión de cuotas, donde se aplicarán las disposiciones que venimos tratando (art. 150 LSC) a los cesionarios, quienes responderán por la efectiva integración de los aportes, si el cedente o los ha completado. En cuanto a éste último, subsiste su garantía hasta la efectiva inscripción de la cesión en el Registro Público de Comercio. El

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plazo por el cual el cesionario deberá responder es el mismo que hemos mencionado ut supra, vale a decir 5 años.Nótese que la garantía tratada es inderogable, por lo que no puede dejarse sin efecto por cláusula contractual. En conclusión la LSC dispone que tanto el cedente, como el cesionario, deberán responder de manera solidaria e ilimitada por la integración de las cuotas sociales. Ahora bien, llegado el momento de reclamar tal responsabilidad, la sociedad no podrá hacerlo respecto del cedente, sin previa interpelación al socio moroso, o sea al cesionario, ya que es considerado integrante de la sociedad al momento del reclamo. Este es un requisito previo e indispensable para que le sea exigida su responsabilidad.Hemos visto el caso de la sobrevaluación, pero cabe preguntarse ¿La infravaluación de los aportes, puede tener consecuencias frente a terceros? Para responder esta inquietud acompañamos con el siguiente artículo.Artículo publicado en www.infobaeprofesional.com.ar, Martes 25 de Noviembre de 2008.Duro golpe a directores por infracapitalización societaria La Cámara laboral estableció que los socios de una empresa deben responder con su patrimonio personal para afrontar indemnizaciones laborales La Cámara del trabajo estableció en una reciente sentencia que los socios de una sociedad de responsabilidad limitada (SRL), cuyo capital social no tiene una entidad suficiente como para cumplir con sus obligaciones deberán responder con su patrimonio personal por las deudas de la empresa, especialmente si son laborales.

Puntos Importantes• Un novedoso fallo de la cámara laboral condenó solidariamente a los socios de unaempresa a pagar una indemnización por despido.• Los jueces les reprocharon no mantener una relación razonable entre el giro de lasociedad y el capital social, que se revelaba insuficiente para pagar los créditos laborales.• Especialistas advierten que el fallo establece una nueva causal de responsabilidad solidaria de socios y directivos: la infracapitalización societaria.

Los abogados consultados por iProfesional.com coinciden en destacar que este tipo de sentencias siembran un elemento más de incertidumbre en el andamiaje jurídico actual, y que alientan a desinvertir en el país, impactando directamente contra el giro normal y comercial de las empresas.“Esta sentencia implica un nuevo llamado de alerta contra las sociedades argentinas, específicamente contra las Pyme, que recurren a este tipo societario y arrancan con un capital mínimo, explicó Juan Minghini, socio del estudio Alegría -Minghini & Asociados.Minghini advirtió que mientras que en Europa se están llevando a cabo importantes medidas, tanto políticas cómo judiciales para incentivar a las Pyme y generar nuevos puestos de trabajo, pareciera suceder exactamente lo opuesto en nuestro país, al menos, desde la óptica que surge de las sentencias de la Cámara de Apelaciones del Trabajo.“Lo gravoso de este antecedente es que los jueces "intuyen" la construcción del fraude laboral a partir del precio de venta de ciertas participaciones sociales; al margen de la inexistencia de activos suficientes en la empresa”, dijo Pablo A. Van Thienen, abogado y director de Centro de Estudios de Derecho, Empresa y Finanzas (CEDEF) law & finance.Los jueces tomaron esta decisión en la causa: “Arancibia Nora y otro c /Rodríguez Ricardo Marcos y otro s/ ejecución de créditos laborales”.

El caso paso a pasoComo primera medida, el empleado intentó demandar a la empresa Artbaby SRL por el pago de indemnizaciones laborales. Tras diversas citaciones de la Justicia se comprobó que la firma se había mudado sin dejar rastros; entonces inició una nueva demanda, pero en esta oportunidad, contra los socios de la compañía.El trabajador fundamentó la misma en la conducta dolosa de los socios, alegando que, por laforma en que se manejaron, imposibilitaron el cobro de deudas contraídas.De acuerdo a los datos del expediente, la empresa se constituyó en octubre de 1991 con uncapital social de $5.000, integrado por dos socios, que también resultaron demandados en la

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causa.En julio del año 2000, uno de ellos cedió a terceros sus cuotas, que equivalían al 50% del capital social, por un valor de $50.000. A partir de dicho momento quedó un único gerente en la firma que, en marzo de 2002, vendió la totalidad de las cuotas sociales a otro interesado por la suma de 20.000 pesos.Los jueces de Cámara decidieron condenar a los socios y gerentes de la firma a indemnizar al empleado porque consideraron que la empresa se encontraba infracapitalizada; o sea, que los bienes aportados por los socios bajo el rubro capital fueron insuficientes en relación al giro del negocio.En los fundamentos de la sentencia los magistrados explicaron que el régimen de sociedades de responsabilidad limitada tiene por objeto facilitar la inversión productiva al permitir al comerciante arriesgar en la empresa sólo el capital designado, sin comprometer el resto de su patrimonio personal.Sin embargo, advirtieron que esta facilidad no puede convertirse en un medio para defraudar los intereses de terceros.Así, sostuvieron que “es claro que una SRL puede verse en dificultades económicas; precisamente para ese supuesto se ha previsto la responsabilidad limitada, de modo que lasociedad puede ser ejecutada y aún ser declarada en quiebra sin que el resto del patrimonio de sus socios se vea afectado”.A pesar de esto explicaron que la Ley de Sociedades Comerciales establece la responsabilidad solidaria de los socios y administradores en ciertos casos que deberían serexcepcionales, como por ejemplo "cuando se utiliza la figura societaria como un mero recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de terceros".”Existe un límite mínimo de capital para la constitución de una sociedad: si ese requisito se cumple la sociedad puede formarse, ya que no es dado a la autoridad administrativa predecir cuál ha de ser el giro futuro de la empresa. Pero es responsabilidad de los propios socios mantener una relación razonable entre el giro real de la sociedad y el capital con el que ésta se halle dotada".A continuación los jueces agregaron que "de otro modo, lo que se presenta en el mercado como una empresa sólida y próspera puede encubrir la ausencia casi total de solvencia para hacer frente a las obligaciones contraídas”, detallaron los magistrados.Desde luego, dijeron que esta circunstancia permanece en la irrelevancia mientras la sociedad, de hecho, tiene bienes suficientes para servir de garantía común de sus acreedores.Pero los jueces agregaron que cuando estos bienes faltan -y más aún cuando desaparecen oresultan de propiedad de terceros- "los acreedores encuentran que el límite de responsabilidad de los socios, establecido por ellos mismos en suma cercana al mínimo legal, aparece desproporcionado, no ya sólo con las deudas contraídas, sino con el propio giro social en épocas normales", añadieron.Esta condición –alegaron los magistrados- se ve agravada cuando los acreedores son lostrabajadores dependientes de la sociedad, porque quienes buscan empleo no están en condiciones de tomar en cuenta el capital social de la empresa con la que hayan de contratar.Los jueces explicaron que en este caso, en especial, la desproporción se ve demostrada por elvalor alcanzado por las cuotas sociales cuando fueron transferidas."Si la sociedad se constituye con el mínimo legal de capital, más adelante transfiere cuotas sociales por un precio muy superior y en el momento de hacer frente a sus deudas laborales no cuenta con bienes propios, esto indica una conducta encuadrable", enfatizaron.Por estas razones, los jueces determinaron responsabilizar a los socios en forma personal,ilimitada y solidaria, condenándolos al pago de la indemnización del empleado.

Responsabilidad objetivaEugenio Maurette, socio laboral de Abeledo Gottheil Abogados explicó que hasta ahora, la Corte Suprema, en diversos fallos como por ejemplo "Palomeque”, dijo que la responsabilidad directa de los socios de una sociedad por las obligaciones laborales de los

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empleados se configura cuando existió una maniobra dolosa de los mismos utilizando la figura societaria, para evadir el cumplimiento de obligaciones laborales y de la seguridad social. ”Si este nuevo fallo considera que la maniobra dolosa de los socios, se constituye por el sólohecho que la sociedad no tiene un capital suficiente para cumplir con su objeto social, en loshechos está transformando una responsabilidad subjetiva en una objetiva, ya que basta conprobar esta sola situación para que el socio sea responsable de las obligaciones del ente jurídico que constituyó”, enfatizó.El abogado sostuvo que lo importante no es lo nominal, sino lo real, es decir si el capital y los bienes que tiene la sociedad son suficientes para cubrir sus créditos laborales, y si la insolvencia de la misma fue una maniobra intencional de los socios para liberar a la sociedad de sus responsabilidades como empleadora, o no.“Esperamos que este fallo sea un precedente aislado, ya que si no, se desnaturalizaría el objeto de las sociedades de responsabilidad limitada, abriendo la puerta, con un hecho que no implica intención de evadir o liberarse de sus compromisos, a la responsabilidad directa de los socios, con lo cual pone un elemento más de incertidumbre en el andamiaje jurídico actual”.Para Pablo José Barbieri, socio de Funes de Rioja, la novedosa argumentación desarrollada por la Cámara del trabajo introduce la “infracapitalización” como una de las causales de extensión de responsabilidad y refleja un marcado interés en evaluar el buen manejo de la sociedad por parte de los socios y administradores."Sin embargo, sería peligroso tomar como justificación de la extensión solidaria el solo hecho de la infracapitalización, sino que ésta debería estar acompañada de maniobras fraudulentas o reflejar un verdadero uso inadecuado de la persona jurídica o su utilización con fines extrasocietarios", destacó.

“Este fallo desatiende y no comprende la estructura de capitalización de las empresa pymeargentina”, remarcó Van Thienen. "Bajo el trillado argumento del fraude laboral -agregó el abogado- el fuero del trabajo pretende buscar soluciones indemnizatorias más allá del capital de riesgo y agredir el patrimonio personal de accionistas y gerentes quebrando un principio fundamental del derecho empresario, que establece los socios no responden más allá del capital aportado".Ahora, además de los antecedentes sobre responsabilidad de accionistas, socios y directores por contratación de empleados en negro; debemos sumar la responsabilidad solidaria de socios y gerentes por infracapitalización, destacó Van Thienen. "Un fallo alarmante que, leído entre líneas, busca poner contra las cuerdas al empresario PYME que invierte capital de riesgo", concluyó.Continuando con el análisis del capital social, existen previsiones dentro del tratamiento de laSRL, que tienden a permitirle su aumento para satisfacer las necesidades de su evolucióncomercial, sin tener que adoptar el régimen del art. 160 y sus mayorías, estas previsiones refieren a la posibilidad de emitir cuotas suplementarias.El art. 151 LSC establece los siguientes requisitos: 1) Autorización del contrato social, seaoriginalmente o bien habiéndose reformado e incorporada en el mismo una cláusula específica, siguiendo el régimen del art. 160, 1er p; 2) Exigibilidad exclusiva de la sociedad, excluyéndose a los acreedores sociales. La emisión deberá decidirse por el acuerdo de los socios que representen más de la mitad del capital social. Luego la decisión deberá inscribirse y es en ese momento que es obligatorio para los socios integrarlas. Deberán estar presentes en el balance a partir de su registración. Queda descartada la posibilidad de que sea otorgado un plazo para su integración. Si no se integraren, serán de aplicación las sanciones del art. 37 LSC, vale a decir exclusión del socio por mora en el aporte.A los fines de ahondar más en las temáticas planteadas y sin perjuicio de la bibliografía Curso de Derecho Societario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. Proponemos la lectura del siguiente archivo.

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07/ 08/ 2004Citar Lexis Nº 0003/007666

Género: Doctrina; Título: Sociedad de Responsabilidad Limitada: capital - Suscripción -Integración - Aportes - Garantía de los aportes - Prestaciones accesorias - Cuotas suplementarias;Autor: Curtino, María C.; Fuente: JA 2000-II-972SOCIEDADES (EN PARTICULAR) - 04) Sociedad de responsabilidad limitada - c) Capital y cuotas socialesSUMARIO: I. Introducción.- II. Suscripción e Integración: a) Suscripción; b) Integración; c) Aporte en dinero; d) Aporte en especie.- III. Garantía de los aportes.- IV. Prestaciones accesorias.- V. Cuotas suplementarias

I. INTRODUCCIÓNEl capital es la cifra intangible que representa el valor de los bienes aportados por los socios en propiedad. Es una cifra invariable que no sufre los cambios permanentes del patrimonio. Es una cifra que debe estar determinada, es abstracta, intangible e inviolable. Sólo puede ser modificado por los socios en situaciones formales y con las mayorías requeridas, que en la S.R.L. son siempre más de la mitad del capital social, si ello está previsto en el estatuto, otorgando la ley opción a los socios de disminuir la mayoría legal, que es las tres cuartas partes del capital social o la unanimidad si es una sociedad de dos socios. El capital social es uno de los requisitos no tipificantes pero esenciales y debe estar en el instrumento constitutivo. La omisión de este requisito hace anulable el contrato.Las partes sociales son las partes del capital suscripto por los socios. Las partes sociales sonindivisibles, excepto por cesión o transmisión hereditaria y en caso de ejecución forzada. El capital se divide en cuotas, que deberán ser de igual valor, el que será de diez pesos o sus múltiplos. La división en cuotas se hace para poder simplificar la división de la parte social, cosa que en la práctica es absolutamente inútil porque cada cesión de cuotas implica una modificación de estatuto (1). La cuota de las sociedades de una S.R.L. no tiene entidad corpórea, ni posee la individualidad que caracteriza a las acciones de una sociedad anónima; representa el aporte societario de capital de sus integrantes en calidad de socios y ese aporte pertenece a la sociedad y no a cada uno de sus socios, así sea en proporción a su respectivo aporte, incluso, ni tan siquiera podrían ser objeto de compraventa, ya que no son cosas, ni por su naturaleza ni por su carácter representativo. Su transferencia sólo puede hacerse por cesión de derechos, sin que sea menester la tradición del título (2). Las cuotas de la S.R.L. no están hechas para la negociación, ni para la circulación; al contrario, toda cesión de cuota implica, desde un previo informe del Registro Público de Comercio para tomar conocimiento de quién es el titular de la cuota, inhibiciones o gravámenes, hasta una modificación del contrato de sociedad con su correspondiente trámite de control de legalidad ante el juez y su respectiva publicación de edictos previa a la inscripción. Se demuestra ampliamente la falta de carácter negocial de la cuota social en que no puede representarse por títulos ni de crédito, ni circulatorio sólo puede transmitirse por cesión de derechos y provoca la modificación del contrato social con las mayorías necesarias y agrava dasdel art. 160 LS. (t.o. 1984, LA 1984-A-46), que para dicha situación es necesario el voto favorable de las tres cuartas partes del capital social, cuando son más de dos socios y si son dos socios se requiere la unanimidad. La cuota social no es un bien mueble, a diferencia de la acción de la sociedad anónima, cuya naturaleza jurídica está considerada bien mueble. La cuota de la S.R.L. representa un complejo de derechos, obligaciones y cartas ínsitas en la calidad de socio; es tan solo la titularidad de la participación (3). Así dictamina el fallo citado. Opina lo contrario Isaac Halperín, quien manifiesta que "la parte social, así como la acción son bienes muebles, aunque el activo esté integrado por inmuebles" (4).La cuota social es fácilmente embargable porque la tenencia del socio se encuentra registrada e inscripta en el Registro Público de Comercio. La publicidad del titular de la cuota la distingue de la sociedad anónima, cuyos únicos socios registrados en el Registro Público de Comercio son los fundadores y cuyos datos obran en el acta constitutiva. Toda transferencia de acción posterior, sólo es registrada en el libro registro de accionistas, para

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que tenga efectos frente a terceros, requisito exigido por el art. 215 LS. El libro de accionistas es un libro interno de la sociedad y está a cargo del órgano de administración. La inscripción de la transferencia de las acciones en dicho libro hace a la publicidad y el acto es oponible a terceros.El aporte de las S.R.L. debe consistir en bienes determinados susceptibles de ejecución forzada, según lo establece el art. 39. El aporte de uso y goce y toda prestación de trabajo está prohibido en las S.R.L. El capital es el resultado de los aportes de los socios y su función es la de garantizar a los terceros que contratan con la sociedad y asimismo es, como la otra cara de la misma moneda, el límite de la responsabilidad de los socios.

II. SUSCRIPCIÓN E INTEGRACIÓNArt. 149. (Suscripción íntegra).- "El capital debe suscribirse íntegramente en el acto deconstitución de la sociedad.(Aportes en dinero).- Los aportes en dinero deben integrarse en un veinticinco por ciento, como mínimo y completarse en un plazo de dos años. Su cumplimiento se acreditará al tiempo de ordenarse la inscripción en el Registro Público de Comercio, con el comprobante de su depósito en un banco oficial.(Aportes en especie).- Los aportes en especie deben integrarse totalmente y su valor se justificara conforme el art. 51. Si los socios optan por realizar valuación por pericia judicial, cesa la responsabilidad por la valuación que le impone el art. 150.a) SuscripciónEs la obligación de contribuir con otros, según el diccionario enciclopédico y se diferencia de la integración en cuanto ésta significa completar un todo. El capital debe ser totalmente suscrito en el acto de constitución de la sociedad, es decir que la obligación de aportar debe ser total, no está permitida la suscripción pública como en las sociedades por acciones, no puede ser condicional; sería contrario a la constitución de la sociedad en acto único y a la función del capital social b) IntegraciónLa integración de completar el todo debe ser total si se trata de bienes en especie y sólo sepermite una integración mínima si se trata de aportes dinerario, defiriendo la integración del resto hasta un plazo de dos años. En este caso, los socios tienen total libertad para establecer el plazo de integración dentro del plazo de los dos años. Cualquiera sea el plazo que los socios acuerden, su solo vencimiento coloca a los socios en situación de estar en mora con el aporte suscripto y es de aplicación el art. 37 LS. en cuanto a que el socio que no cumpla con el aporte en las condiciones convenidas incurre en mora por el mero vencimiento del plazo y debe resarcir los daños e intereses. En caso de mora en el aporte, la sociedad tiene dos opciones: o excluirlo de la sociedad o exigirle el cumplimiento.c) Aporte en dineroEl aporte en dinero debe ser integrado por lo menos en un 25% del total de acuerdo al art. 149 LS., al igual que en las sociedades anónimas. Antes de la redacción de la ley 22903 (LA1983-B-1605) se exigía que el aporte dinerario fuera integrado en un mínimo del 50%. De esta manera queda equiparado al aporte en efectivo de las sociedades anónimas.Asimismo, por una razón puramente práctica y a los fines de no tener el dinero paralizadomientras dura la tramitación de la sociedad para lograr la inscripción en el Registro Público de Comercio, el cumplimiento del aporte en dinero se acredita, al tiempo de ordenarse la inscripción en el Registro Público de Comercio, con el comprobante de su depósito en un banco oficial.La acreditación del aporte en dinero por medio de depósito bancario no se exige cuando se trata de aumento de capital. En la constitución de las sociedades sólo el gerente puede hacer el depósito y retirar los fondos. La sociedad en formación, en su iter constitutivo sólo puede actuar por medio de sus representantes y respetando todo tipo de organización de la representación que los socios hayan pactado en el contrato social.La ley dispone como deben ser los aportes y las garantías que integran a favor de la sociedad y los terceros que contratan con la sociedad.d) Aporte en especie

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Los bienes deben integrarse totalmente al momento de la constitución de la sociedad. Si se trata de bienes registrables, debe cumplimentarse lo normado por el art. 38 in fine: si para latransferencia del aporte se requiere la inscripción en un registro, esta inscripción debe hacerse preventivamente a nombre de la sociedad en formación.En cuanto a la valuación, la ley remite al art. 51 sobre la valuación de aportes en especie, deacuerdo a la establecido en el contrato o en su defecto según los precios de plaza o por un perito designado por el juez de la inscripción. Expresamente el art. 51 distingue en las sociedades de responsabilidad limitada y establece obligatoriamente que para este tipo de sociedades, deben indicarse en el contrato los antecedentes justificativos de la valuación. Esto se justifica por cuanto los socios tienen su responsabilidad limitada al capital aportado y la sobrevaluación de los aportes al tiempo de la constitución o del aumento de capital hace solidaria e ilimitadamente responsables a los socios frente a terceros por un plazo de cinco años de realizado el aporte. La sobrevaluación de los aportes está sancionada con la responsabilidad ilimitada de los socios. Por el contrario y aplicando analógicamente el art. 53 LS. in fine se permite que los aportes sean por valor inferior a la valuación, solución ampliamente justificada si se tiene en cuenta que estamos dándole en realidad a la sociedad más capital que el que declara tener. La sociedad es más rica de lo que aparenta. La subvaluación está permitida. La sobrevaluación está sancionada. La subvaluación sólo puede hacerse cuando los aportes son en especie.En caso de que la sociedad no integre el aporte en especie, situación que podría darse en bienes en especie no registrables, la omisión de este requisito acarrearía la nulidad de la sociedad, ya que la omisión de los requisitos esenciales no tipificantes hace anulable el contrato, pero podrá subsanarse hasta su impugnación judicial (art. 17 LS.).Los aportes en especie son todos aquellos que no sean aportes en dinero en efectivo. Todo aporte en especie importa una transferencia, una venta a favor de la sociedad y debe cumplirse con todas las formalidades que esa venta implica. El cumplimiento del aporte deberá ajustarse a los requisitos dispuestos por las leyes de acuerdo a la distinta naturaleza de los bienes. En las sociedades de responsabilidad limitada, los bienes deben ser determinados, susceptibles de ejecución forzada.Pueden aportarse como bienes en especie a una S.R.L.: a) los derechos debidamente instrumentados que no sean litigiosos (art. 40 ). b) Los créditos, siendo la sociedad cesionaria por la sola constancia en el contrato social. El aportante responde por la existencia y legitimidad del crédito. Si éste no puede ser aportado a su vencimiento la obligación del socio se convierte en la de portar suma de dinero (art. 41 ). c) Títulos cotizables o no cotizados: los cotizables de acuerdo al valor de su cotización, los no cotizados, ej. acciones, se valúan de acuerdo al procedimiento del art. 51 . d) bienes gravados: los bienes gravados sólo pueden ser aportados por su valor deduciendo el gravamen. e) Fondo de Comercio: cuando se aporte un fondo de comercio debe realizarse la transferencia de la ley 11867 (ALJA 1853-1958-1-281). Cuando se aporte un detalle de bienes pertenecientes a un establecimiento comercial los aportantes deben dejar expresamente manifestado por declaración jurada que no se trata del fondo de comercio.Los aportes de bienes siempre se aportan en propiedad. Los aportes de uso y goce en las sociedades de responsabilidad limitada sólo son admisibles como prestaciones accesorias. De ello se deduce que no puede aportarse el usufructo, cosas futuras, promesas, opciones niprestaciones sucesivas. Halperín opina que "no pueden ser aportados bienes inmateriales, como podría ser la firma, el nombre comercial o la clientela separada del establecimiento mercantil, ni la marca comercial si no integra el establecimiento comercial, citando a Ascarelli ("Teoría Della Concorrenza e Dei Beni Immaterialei" 2ª ed.). Debe ser así por la función de la marca, la protección del consumidor y de los acreedores sociales.El socio responde por evicción de acuerdo al Código Civil. La evicción autoriza la exclusión del socio. Si no es excluido deberá el valor del bien y la indemnización de los daños ocasionados.También tiene la posibilidad de sustituir el bien por otro de igual especie y calidad. La Ley de

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Sociedades sólo regula la garantía de evicción y no la de los vicios redhibitorios por ser innecesario, ya que rige para la transferencia de los bienes todo el régimen del Código Civil (art. 2180 ).Todo el sistema de aporte de bienes en la Ley de Sociedades, exige que el aportante asegure la trasmisión de los derechos y en especial la garantía del capital a los terceros. Todos los bienes deben ser pasibles de ejecución forzada; los demás sólo pueden ser aportados como prestaciones accesorias.Ante algunos cuestionamientos que surgen con el aporte de bienes podemos encontrar algunos inconvenientes con el aporte del fondo de comercio, de los bienes gravados y el aporte de créditos y los derechos. Ante todos los problemas que se nos pueden presentar puede llegarse a una premisa general: el bien aportado debe ser susceptible de ejecución forzada. Si un aporte debe ser susceptible de un proceso de conocimiento para ser aportado y para conocer el alcance del aporte, no puede ser eficaz en una sociedad de responsabilidad limitada.

III. GARANTÍA DE LOS APORTESArt. 150 (Garantía de los aportes). Los socios garantizan solidaria e ilimitadamente a los terceros la integración de los aportes.(Sobrevaluación de aportes en especie). La sobrevaluación de los aportes en especie, al tiempo de la constitución o del aumento de capital, hará solidaria e ilimitadamente responsables a los socios frente a terceros por el plazo del art. 51, último párrafo.(Transferencia de cuotas). La garantía del cedente subsiste por las obligaciones socialescontraídas hasta el momento de la inscripción. El adquirente garantiza los aportes en los términos de los párrafos primero y segundo, sin distinción entre obligaciones anteriores o posteriores a la fecha de la inscripción.El cedente que no haya completado la integración de las cuotas, está obligado solidariamente con el cesionario por las integraciones todavía debidas, la sociedad no puede demandar el pago sin previa interpelación al socio moroso.(Pacto en Contrario). Cualquier pacto en contrario es ineficaz respecto de tercero.La ley establece un régimen de garantía de los aportes, en cuanto los socios garantizan solidaria e ilimitadamente a los terceros la integración de los aportes, sin distinguir si es en dinero o en bienes como lo establecía el antiguo art. 150 . Esta garantía, tanto en efectivo como en bienes, puede ser alegada por los terceros en caso de quiebra o insolvencia, por el plazo de diez años, ya que obra el término de prescripción de diez años. No es lo mismo si se trata de sobrevaluación de aportes en especie, en cuyo caso el plazo que se aplica es el del art. 51 -cinco años-. La sobrevaluación de los aportes hace solidaria e ilimitadamente responsables a los socios frente a los terceros. No distingue entre los socios originarios y los que ingresan con posterioridad. Todos los socios son responsables frente a terceros. Extiende la ley también esta garantía al cedente, hasta tanto no se inscriba la cesión. El cesionario también garantiza la integración de los aportes y por sobrevaluación al tiempo de la constitución por las obligaciones anteriores a su adquisición de la calidad de socio de la sociedad. La valuación debe juzgarse a la época en que se realizó la tasación, no pueden alegarse las devaluaciones propias de las economías o de los aumentos posteriores.La acción de responsabilidad debe iniciarse contra todos los socios, al momento de la acción y al cedente solidariamente por las integraciones debidas. La ley 22903 introduce un cambio en cuanto a la garantía del cedente que se extendía por dos años a partir de la cesión; ahora lo es por las obligaciones contraídas hasta el momento de la inscripción.Es importante, para no eludir responsabilidades y ante los conflictos frecuentes que surgen en este tema y la responsabilidad de las partes, cedentes y cesionario, tener presente que, deacuerdo al art. 152 último párrafo, no sólo puede ser requerida la inscripción por la sociedad por medio de su órgano de administración (el gerente), sino que también podrán peticionarla el cedente o el adquirente exhibiendo el título de la transferencia y constancia fehaciente de su comunicación a la gerencia. Cualquiera puede pedir la inscripción de la cesión. El problema puede plantearse si una sesión no ha sido realizada sin la correspondiente modificación del contrato, por lo que es aconsejable que toda cesión se instrumente juntamente con la modificación del contrato social y con las reuniones de socios

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otorgadas con la mayoría necesaria. Podría plantearse un conflicto si una cesión no cuenta con la aprobación de la mayoría para realizar la modificación del contrato, aunque no hayan excluido al socio por justa causa. Los socios están obligados a modificar el contrato social, ante una cesión de cuotas en una sociedad en cuyo contrato social no está pactado un derecho de preferencia a favor de los socios.

IV. PRESTACIONES ACCESORIASLas prestaciones accesorias no constituyen acuerdos extrasocietarios de socios. No integran el capital y deben resultar del contrato. Son conexas a las cuotas. En el contrato debe precisarse el contenido, duración, modalidad, retribución y sanciones en caso de incumplimiento.Si no resultaren del contrato se considerarán obligaciones de terceros (art. 50 LS.) Deben estar claramente diferenciadas de los aportes y no pueden ser en dinero. Pueden consistir enobligaciones de dar o de hacer, de prestación repetida o periódica.Se requiere la conformidad de socios que represente las tres cuartas partes de capital cuando una sociedad tenga más de dos socios o la unanimidad si son dos socios para su transmisión (art. 50 ), salvo pacto en contrario. Las prestaciones accesorias son aun permitidas en sociedades por acciones, siempre y cuando las acciones sean nominativas. La obligación accesoria pueden ser obligación de hacer y también de no hacer.

V. CUOTAS SUPLEMENTARIASArt. 151 : (Cuotas Suplementarias). El contrato constitutivo puede autorizar cuotas suplementarias de capital, exigibles solamente por la sociedad, total o parcialmente, mediante acuerdo de socios que representen más de la mitad del capital social.(Integración).- Los socios estarán obligados a integrarlas una vez que la decisión haya sidopublicada e inscripta.(Proporcionalidad).- Deben ser proporcionadas al número de cuota de que cada socio sea titular en el momento en que se acuerde hacerlas efectivas. Figuraran en el balance a partir de la inscripción.Las cuotas suplementarias integran el capital social pero sólo a partir de la inscripción de laresolución que las hace exigibles (art. 12 ). Deben estar en el contrato social, lo cual implica que cuando se resuelve integrarlas y se inscribe esa decisión no es necesaria, una modificación del contrato social. La modificación de contrato requiere mayorías especiales en la S.R.L. que llegan la unanimidad si son dos socios, en este caso la mayoría requerida es más de la mitad del capital, lo que facilita el, ya previsto aumento de capital, por los socios en el contrato constitutivo o en ulterior modificación. Una vez decidida la integración, los socios que no presten su conformidad están obligados igualmente a integrarlas, bajo sanción de exclusión. Así los dicen Richard -Muiño-. Concordante con lo dispuesto por el art. 37 LS., la integración es obligatoria cuando se ha efectivizado la publicación y registración de la decisión, razón por la que desde ese momento integran el balance de la sociedad, como un activo y como capital (5).Del análisis del art. 151 podemos deducir que las cuotas suplementarias deben cumplir ciertas condiciones para ser exigibles por la sociedad. a) Deben estar previstas en el estatuto. b) Debe ser resuelta la integración por acuerdo de los socios que representan más de la mitad del capital social. c) Sólo a partir de la decisión de los socios es exigible sólo por la sociedad, antes de lo cual el socio no está obligado ni aun en caso de quiebra o liquidación insuficiente. d) La sociedad debe decidir si la integración es total o parcial. e) Deben ser proporcionadas al número de cuotas de que cada socio sea titular. El socio está obligado a la integración de la cuota suplementaria, que al no ser considerada aumento de capital, no otorga derecho de ejercer el receso establecido en el art. 160 y que remite para su aplicación al art. 245 . f) Figuran en el balance a partir de la inscripción.NOTAS:(1) Halperín, Isaac, "Sociedad de Responsabilidad Limitada", p. 305; (2) C. Civ. y Com. RíoCuarto, 27/6/1984, "Bavera, Guillermo A. v. Unamuno, Rodolfo A. y otra", LLC 1985-149; (3) C. Civ. y Com. Río Cuarto, 27/6/1984, "Bavera, Guillermo A. v. Unamuno, Rodolfo A. y

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otra", LLC 1985-149; (4) Halperín, Isaac, "Manual de Derecho Comercial", p. 305; (5) Muiño-Richard, "Derecho societario", p. 368. --- 2000Continuando con el desarrollo de la SRL, nos adentraremos ahora en el estudio de sus órganossociales.La gerencia, es su órgano de administración y de representación, la LSC admite la posibilidad de que sea integrada por terceros y no sólo por los socios, y que la designación correspondiente, pueda realizarse en el contrato constitutivo o con posterioridad. El plazo de duración de la administración puede ser determinado o bien no fijarse plazo alguno, en cuyo caso será considerado de plazo indeterminado.Existe la posibilidad de que la designación de una determinada persona, sea una condición a la que se sujeta la constitución de la sociedad, dadas sus características personales (que deben ser identificadas claramente). Lo referido no es menor, ya que en el supuesto de que se remueva a un gerente que fue elegido por su capacidad, vinculaciones comerciales y otros supuestos, los socios disconformes podrán ejercer su derecho de receso, ya que se ha modificado la base fundacional del contrato social.El nombramiento de los gerentes debe inscribirse, como se podrá inferir a los fines de su oponibilidad, en el Registro Público de Comercio; de idéntica manera sucede con la remoción.El gerente deberá reunir las mismas condiciones, para desempeñarse como tal, que la de los directores de las sociedades anónimas, no pudiendo desempeñarse en el cargo aquellas personas que no pueden ejercer el comercio, los fallidos por quiebra fraudulenta o culpable hasta diez años después de su rehabilitación y los fallidos por quiebra casual o los concursados, hasta cinco años después de su rehabilitación, los condenados accesoriamente con inhabilitación para ejercer cargos públicos, los condenados por hurto, robo, defraudación, cohecho, emisión de cheques sin fondo y delitos contra la fe pública, los condenados por delitos cometidos en la constitución, funcionamiento y liquidación de sociedades, hasta diez años de cumplida la condena y por último los funcionarios de la Administración Pública, cuyo desempeño se relacione con el objeto de la sociedad, hasta dos años luego del cese de sus funciones.El art. 157 LSC, dispone que los gerentes sean asimilados, como dicho, a los directores de lassociedades anónimas, en cuanto a sus obligaciones, derechos, incompatibilidades y prohibiciones.Además de lo ya referido, ello implica que: 1) Deben ajustar su conducta al standard requerido, obrando con la lealtad y diligencia del buen hombre de negocios, absteniéndose de realizar actividades en competencia con la sociedad, salvo autorización expresa de los socios; 2) Son responsables de manera solidaria e ilimitada frente a la sociedad, socios o terceros, por el mal desempeño de su cargo y están, en consecuencia, sometidos a las acciones de responsabilidad previstas en los arts. 275 y 279 LSC. Debemos aquí hacer una importante aclaración. Si la gerencia se hubiese organizado de manera colegiada, la imputación de la responsabilidad se deberá realizar en forma personal, teniendo en cuenta la actuación de cada gerente, si se han establecido funciones específicas para cada uno de ellos en el estatuto, reglamento o por decisión asamblearia, siempre que se haya inscripto dicha decisión en el Registro Público de Comercio; 3) Tendrán derecho a percibir la correspondiente remuneración por las tareas realizadas, que debe ser aprobada por los socios y que no podrá exceder el 25% de las ganancias del ejercicio, salvo lo dispuesto en el art. 261 LSC.¿Cómo puede organizarse la gerencia de la SRL? Puede hacerse de manera singular, donde elgerente lleva adelante la administración y representación de manera exclusiva; plural, con actuación indistinta o conjunta de sus integrantes; en el primer caso cualquiera de los gerentesobligará a la sociedad con su firma, en el segundo deberán haberlo conjuntamente para lograrlo y, como mencionamos ut supra, podrá también asignarse funciones específicas para cada uno de los gerentes, atendiendo a sus características particulares, siendo dichas limitaciones inoponibles a terceros, sin perjuicio de su validez interna. Por último la gerencia podrá ser colegiada, en cuyo caso se aplicarán las disposiciones relativas al Directorio de las sociedades anónimas.El cargo de gerente es personal e indelegable y no se transfiere en el supuesto de que un socio

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gerente transmita sus cuotas, ya que para su designación resulta indispensable la deliberación y decisión de los socios. Sin embargo, debemos aclarar que para el caso de que el contrato social determine que la administración es llevada adelante por todos los socios, de manera indistinta, los cesionarios asumirán, obviamente, dicha función.En cuanto a la remoción de los administradores, la regla general que surge de la LSC es la libre revocabilidad por decisión de la mayoría de capital presente en la asamblea o partícipe en el acuerdo, salvo mayoría superior prevista en el contrato social. Remitimos a la bibliografía Curso de Derecho Societario, R. Nissen, Ed. Ad Hoc, Bs. As. acompañando lo allí referido con el siguiente archivo.

Archivo enviado desde LexisNexis OnLine07/ 08/ 2004Citar Lexis Nº 0003/007672Género: Doctrina; Título: La responsabilidad de los integrantes del órgano de administración en la Sociedad de Responsabilidad LimitadaAutor: Cornet, Roberto J; Fuente: JA 2000-II-1006SOCIEDADES (EN PARTICULAR) - 04) Sociedad de responsabilidad limitada - d) ÓrganossocialesSUMARIO: I. Introducción.- II. La empresa.- III. Naturaleza del vínculo.- IV. La normativa societaria - Presupuestos.- V. La lealtad.- VI. El incumplimiento desleal.- VII. La negligencia.- VIII. Prescripción

I. INTRODUCCIÓNEn el presente trabajo intentaremos realizar un aporte doctrinario y jurisprudencial actualizado sobre la responsabilidad de los integrantes del órgano de administración de la sociedad de responsabilidad limitada: la gerencia, advirtiendo que por la remisión del art. 157 LS. (t.o. 1984, LA 1984-A-46) iremos aplicando para el caso la rica jurisprudencia y doctrina generada respecto al directorio de la sociedad anónima y que es perfectamente compatible a los fines de la mejor comprensión del tema en cuestión.El tema de la responsabilidad es siempre atrapante para quien investiga y en la medida que se profundiza su conocimiento parece más lejana la posibilidad de encerrarlo en una totalidad sin fisuras.

II. LA EMPRESAPara introducirnos en la cuestión, debemos brevemente hacer una referencia obligada a este gran protagonista del mundo de los negocios que es la empresa, sobre todo en nuestro sistema de economía libre o economía de empresa, como magistralmente lo ha definido la Encíclica Centesimus Annus, reconociendo la positividad del mercado y de la empresa, señalando que esta última no puede considerarse únicamente como una sociedad de capitales, sino que es al mismo tiempo una sociedad de personas, constituyendo hoy la herramienta más extraordinaria para la producción de bienes y servicios.Para el mejor cumplimiento de sus fines, hoy la empresa como objeto del derecho, adopta generalmente el tipo de la sociedad anónima, que debe ser conducida por un órgano administrador, integrado por sujetos a quienes se les confía la extraordinaria misión de administrar y disponer de un patrimonio que no les pertenece, por ser de la persona jurídica, y frente a este hecho nos enfrentamos con la responsabilidad de estos, de generar la ganancia esperada por los socios, a través de una conducta regulada por el deber ser normativo.

III. NATURALEZA DEL VÍNCULOIntroduciéndonos al tema en cuestión, debemos señalar que nos adherimos a la posición quesostiene que el vínculo que media entre el integrante del órgano de administración, y la sociedad (1) se trata de una obligación de medios. Por ello, la demostración del incumplimiento del administrador consistirá en la prueba de su culpa.

IV. LA NORMATIVA SOCIETARIA - PRESUPUESTOS

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Ahora bien, es importante señalar que la primera norma que nos trae la Ley Societaria, referida a la conducta de los administradores de todos los tipos sociales, es decir en forma genérica y es el art. 59 LS. la cual dispone que los administradores y los representantes de la sociedad "deben obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. Los que faltaren a sus obligaciones son responsables, ilimitada y solidariamente, por los daños y perjuicios que resultaren por acción u omisión".Antes de iniciar el desarrollo del tema, debemos señalar que, tal como lo indica la norma citada, el presupuesto necesario para que se opere la responsabilidad de la gerencia ya sea individual o colectiva, es la producción de un daño en el patrimonio social y la relación de causalidad entre la conducta del administrador y el perjuicio causado.

V. LA LEALTADLa norma societaria (art. 59), establece en primer término el deber de lealtad. El DiccionarioEspasa Calpe de la Real Academia define la lealtad como "cumplimiento de lo que exigen lasleyes de la fidelidad" y fiel según el mismo diccionario es aquel que no defrauda la confianzadepositada en él", en materia societaria, sería fiel, quien subordina su propio interés al interés social.Conforme a lo expuesto precedentemente, en el campo societario nos enfrentamos con dos hechos que configuran la infidelidad, por un lado el incumplimiento del deber de ser "leal", es decir la subordinación por parte del administrador de su propio interés al interés social; y el otro es el actuar doloso y defraudatorio contemplado en el art. 173 inc. 7 CPen. y lo dispuesto por el art. 274 LS. in fine, que nos señala el dolo, el abuso de sus funciones y la culpa grave.

VI. EL INCUMPLIMIENTO DESLEALEl profesor español J. Oriol Llebot ha definido magistralmente el contenido específico del concepto jurídico de lealtad al decir "que consiste en que, como consecuencia de la obligación de los administradores de perseguir en el desempeño del cargo exclusivamente la satisfacción del interés social, deben abstenerse de obtener cualquier beneficio personal a expensas de la sociedad" (2). La Ley de Sociedades tiene, en sus arts. 272 y 273, un dispositivo claro al respecto.Siguiendo el desarrollo de lo expuesto precedentemente, nos encontramos ante actos desleales por incumplimiento de obligaciones regladas (arts. 271, 272 y 273 LS.) y conductas dolosas producidas en forma extracontractual y delictiva.Conforme lo indicado más arriba y con un sentido eminentemente práctico, nuestra doctrina y jurisprudencia son abundantes respecto de la conducta desleal reglada por la Ley de Sociedades, un ejemplo claro de conducta desleal, en la que aparece manifiesta la subordinación del interés social al particular del directorio, es el relacionado con la retribución indicada en el art. 261 LS. cuando el que administra pretende percibir una retribución que excede los límites normativos, tornándose esta actitud como habitual.Si la Ley de Sociedades consagra como principio general que el monto máximo de las retribuciones a percibir por los miembros del directorio, y del Consejo de Vigilancia, por todo concepto, incluidos sueldos y otras remuneraciones por el desempeño de funciones técnico-administrativas de carácter permanente, no podrá exceder el 25% de las ganancias, va de suyo que tiende a tutelar el interés social, por encima del interés de los directores (3).La jurisprudencia es clara cuando vincula la aplicación del art. 261 a la gerencia, cuando sostiene que el art. 261 LS. no es ajeno a las retribuciones de los gerentes de la S.R.L., desde que cabe aplicarlo, no sólo mediante el recurso a la analogía, sino también por expresa remisión legal del art. 157 párr. 3º ley 19550 (4).La jurisprudencia norteamericana ha configurado una rica y abundante ejemplificación de supuestos constitutivos de violaciones al deber de lealtad, que se dan frecuentemente en los casos en que los directores utilizan o se aprovechan de los cargos que ostentan, de los bienesque integran el patrimonio social o de la información que posee la sociedad con el objeto de obtener un beneficio personal (5).

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Con respecto a lo prescripto por el art. 271 LS., se ha sostenido que la finalidad que persigue la norma es evitar que el director, a espaldas de los accionistas, celebre negocios con bienessocietarios para obtener una ventaja indebida y con perjuicio para la sociedad (6).Con respecto a las conductas fraudulentas en el ámbito societario, contempladas por el art. 173 inc. 7 CPen. ellas han sido objeto de numerosos trabajos doctrinarios y de jurisprudencia en materia penal económica producida por parte de los tribunales especializados de la Capital federal, no así en las provincias. Sobre el particular existe en el derecho comparado, un singular debate, sobre si en materia societaria-comercial respecto de la responsabilidad del administrador, es necesario que intervenga el dispositivo intimidatorio del derecho penal y no las herramientas jurídicas de naturaleza civil y comercial.En la doctrina francesa, se ha sostenido que en el campo de las sociedades anónimas: el accionista es un capitalista o alguien que invierte sus ahorros y no le asiste la posibilidad de entrar en la lucha con armas a las de los administradores. Así se explica la utilidad de las sanciones penales (7).

VII. LA NEGLIGENCIAAl hablar de negligencia en el cumplimiento de una obligación de medios como es el vínculo que relaciona al administrador con la sociedad, comenzamos con una remisión a los arts. 512 y 902 CCiv., normas que nos definen a la misma como la omisión de aquellas diligencias que exigiere la naturaleza de la obligación y que correspondiesen a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.La ley societaria en su art. 59 nos da una pauta genérica al emplear el término diligencia de un buen hombre de negocios, y con lógica razón se abstiene de hacer un catálogo exhaustivo de ejemplos tipificantes. En la legislación comparada encontramos el art. 61 Ley de Sociedades mercantiles española que dice: "Los administradores desempeñarán su cargo con la diligencia de un ordenado empresario y de un representante legal". El art. 153 Ley de Sociedades Anónimas brasileña dice: "Que el administrador de la compañía debe ejercer sus funciones con el cuidado y la diligencia que todo hombre activo y probo acostumbre desplegar en la administración de sus propios negocios".Se ha debatido extensamente acerca de que el parámetro del buen hombre de negocios, era equiparable al buen padre de familia, como lo señala Vélez en la nota al art. 512, pero hoy en día, esto resulta alejado de la realidad en virtud de que la complejidad de los negocios exige idoneidad y profesionalidad; es más, el Código Civil italiano de 1942, cuando se refiere al concepto de empresa lo define como la producción de bienes y servicios profesionalmente organizada, resultaría impensable medir la culpa en la responsabilidad del director de una gran empresa, por comparación a la de un buen padre de familia.Nos parece mucho más acertada la expresión de la ley española del ordenado comerciante o de la brasileña cuando dice que el administrador debe desempeñarse como un hombre activo y probo y poner en el desempeño de su gestión el mismo celo que pondría en la administración de sus propios negocios.En el ámbito de la diligencia, también encontramos una gestión reglada de conducta, y un campo no reglado de gestión donde prima el criterio de oportunidad y mérito del administrador.En la gestión reglada la ley 19550 nos señala la obligación de informar en la memoria anual sobre el estado de la sociedad (art. 66), la obligación del presidente del directorio de labrar acta de los órganos colegiados (art. 73), la obligación de atender sólo asuntos urgentes cuando se ha producido una causal de disolución (art. 99); la obligación de convocar a asamblea ordinaria para tratar los puntos 1 y 2 del art. 234, etc.La jurisprudencia en forma reiterada ha juzgado la responsabilidad del directorio como negligente cuando éste no cumple con la confección del balance.En este sentido vemos: la responsabilidad del directorio de una S.A. nace de la sola circunstancia de integrar el órgano de administración, de manera que cualesquiera sean las funciones que efectivamente cumpla un director, su conducta debe ser juzgada en función de la actividad obrada por el órgano. Ello, aunque el imputado alegue que su función fue meramente nominal o no haya actuado efectivamente en los hechos que se reputan

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disvaliosos, pues es función de cualquier integrante del órgano de conducción la de controlar la calidad de la gestión empresaria. Su incumplimiento da lugar a una suerte de culpa in vigilando (8).La omisión de confeccionar balances y convocar a asambleas importa el mal desempeño de un director en los términos de los arts. 59 y 274 LS. con una gravedad que autoriza su remoción, pues, con su inactividad, violó lo establecido por los arts. 62 párr. 2º, y 234 in fine ley 19550, frustrando los derechos a la información, consideración de los resultados de gestión y a la percepción de eventuales dividendos de los accionistas (arts 67, 68, 69 y concs. LS.) (9).También en el caso de una gerencia conjunta, el balance debe practicarse en la misma forma, sin que ninguno de los integrantes se encuentre obligado respecto del otro a rendir cuenta de su gestión, en razón del carácter compartido de la gerencia (10).En lo que respecta a la función de gestión no reglada, que entre dentro del campo de la oportunidad y el mérito, por parte del director, si éste no ejerce sus funciones, por omisión,imprudencia, imprevisión, e impericia etc., la existencia de cualquiera de ellas revela su falta de aptitud para el cargo, y hace responsable al director, por su culpa in vigilando (11).La reparación del daño causado a la sociedad por la falta de diligencia del director, se hace a través de la acción social de remoción (art. 276 LS.), en razón de que el fin perseguido por los representantes de la sociedad en primer término, y/o por omisión de estos, la ejerciere unaccionista será siempre reparar un daño causado al patrimonio social, e indirectamente al interés particular del socio, por la incidencia que el daño pudiera tener sobre su expectativa de ganancias.

VIII. PRESCRIPCIÓNLa acción de responsabilidad promovida por la sociedad en contra de los directores o administradores prescribe a los tres años (art. 848 inc. 1 CCom.) contados desde el momento en que la acción respectiva se halle en condiciones de ser ejercida, esto es, desde que el director o administrador imputado ha sido declarado responsable por decisión asamblearia (12).Es interesante tener en cuenta la referencia que trae la Ley de Concursos 24522 en su art. 175, concordante con la prevista por el art. 278 LS.; al respecto la jurisprudencia con muy buen criterio ha sostenido que el plazo de prescripción de la acción es el previsto por el art. 846 CCom., es decir el decenal, en la medida que el síndico es un tercero en relación con la sociedad y actúa en representación de la masa (13).Por último, y como conclusión de este trabajo, nos parece necesario destacar que en este campo de la responsabilidad de los directores derivada por función de gestión, hay que encontrar un punto de equilibrio entre el interés de la sociedad, que nunca podrá obviar el riesgo empresario propio de toda actividad de intercambio y producción de bienes y servicios, y la idoneidad del director y/o administrador ligado por una obligación de medios en la que no se asegura un resultado fijo y determinado; este equilibrio es muy importante porque, de lo contrario, las sociedades tendrían serias dificultades para hallar personas serias e idóneas a quienes confiar el manejo de su patrimonio.También es importante hallar un equilibrio entre la ingerencia de los jueces muchas veces tentados de convertirse en la instancia superior juzgadora de la oportunidad y el mérito de una gestión social, cosa que nos le corresponde, y que desnaturaliza muchas veces la función judicial.La ley española de sociedades del año 1951, en su exposición de motivos tiene sobre el particular un párrafo que es digno de destacarse: "la forma en que se regula la acción de responsabilidad permite asegurar que el reconocimiento de la responsabilidad de los administradores no será fuente de abusos ni hará peligrar la buena marcha de las sociedades. Servirá, por el contrario, para mantener en todos los casos la pureza administrativa, que es norma y blasón de la gran mayoría de las empresas" (14).NOTAS:(1) Otaegui, Julio en "Responsabilidad civil de los directores" RDCO, 1978, p. 1303, nos dice que: "...debe tenerse en cuenta que la obligación de director no es una obligación de resultado, tal como la obligación del vendedor de entregar la cosa, sino una obligación de

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medio consistente en una actividad, tal como la obligación del administrador de un campo"; (2) Oriol Llebot, José, "Los deberes de los administradores de la sociedad anónima", Ed. Civitas, p. 92; (3) C. Nac. Com., sala B, 7/7/1995 en autos "Riviera de Pietranera, Lidia v. Riviere e Hijos S.A."; (4) C. Nac. Com., sala C, 18/1/1998, "Simonfay, Esther y otro v. Tucumán 300 S.R.L.", Ed. Errepar, Sec. Jurisp; (5) Oriol Llebot, José, "Los deberes de los administradores de la sociedad anónima", Ed. Civitas, p. 116; (6) C. Nac. Com., sala C, 19/12/1995, en autos "Biscosa, Carlos v. Elat S.A.", Ed. Errepar Sec. Doctrina; (7) "Derecho Penal Especial de las Sociedades Anónimas", Hamel, Joseph, 1995, Ed. La Ley, p. 23; (8) C. Nac. Com., sala E, 24/4/1996, en "Banco Medefin S.A. s/retardo en la presentación de información contable requerida por CNV", Ed. Errepar, Doc. Societaria n. 104, p. 127; (9) C. Nac. Com., sala B, 6/11/1996, en "Jinkus, Gabriel A. Video Producciones Internacionales S.A. s/sumario", Rev. Doc. Societaria, Ed. Errepar, n. 122, p. 701; (10) C. Nac. Com., sala D, "Stratico, Carlos v. Oriolo, José M.", 26/1/1988, Ed. Errepar, Jurisp; (11) Jurisp. citada en nota n. 7; (12) C. Nac. Com., sala A, 8/10/1997, "Edelar S.A. v. Serer, Jorge s/sumario",Rev. de Doctrina Societaria n. 139, p. 883; (13) C. Nac. Com., sala C, 24/2/1998, "Tecnoweich S.A. s/quiebra v. Zubrinsky de Pérez", Rev. Doc. Societaria n. 137, Ed. Errepar; (14) "Ley de Sociedades Anónimas", Boletín Oficial del Estado, p. 74.---2000AR_DA002.Veamos ahora cuales son las disposiciones de la LSC respecto del órgano de gobierno de lasSRL. Según lo dispuesto por el art. 159 tres son las maneras de adoptar decisiones sociales: 1) A través de una asamblea de socios, método obligatorio si la sociedad encuadra en las previsiones del art. 299, inc. 2. 2) Mediante el sistema de consulta por la gerencia de la sociedad a cada uno de los socios. 3) Mediante la declaración por escrito de todos los socios.Sin dudas el legislador ha hecho un gran esfuerzo para facilitar la toma de decisiones en este tipo social, atento el sector de pequeñas y medianas empresas al que apunta, innovando sustancialmente en la toma de decisiones, en comparación con el régimen anterior a la Ley 22.093.Como consecuencia de ello, surge que las decisiones sociales podrán adoptarse por escrito, por vía postal, o por cualquier otro medio fehaciente de expresión de la voluntad de los socios.El contrato social deberá establecer la forma de las deliberaciones y toma de decisiones por parte de los integrantes de la sociedad, resultando válido fijar que las mayorías deban adoptarse en asamblea de socios o a través del sistema de consulta por escrito, que actúa como regla general en caso de silencio en el contrato social. La implementación de este último método, sin embargo, ha sido objeto de fuertes críticas, atento no logra generar entre los socios un debate de opiniones o un intercambio de pareceres, sólo permitiendo expresión del voto en sentido afirmativo o negativo.El procedimiento del voto por consulta está previsto en el art. 159, 1er p. LSC, allí se establece que el voto deberá ser comunicado a la gerencia por cualquier procedimiento que garantice su autenticidad, dentro de los diez días de habérsele cursado consulta simultánea a los socios a través también de un medio fehaciente, o las que resulten de declaración escrita en la que todos los socios expresen su voto. Al respecto realizamos las siguientes consideraciones: 1) Para que el sistema sea viable, las propuestas deben ser suficientemente claras, disminuyendo el riesgo de equívocos a la hora de votar por la afirmativa o negativa.2) Si bien el legislador ha previsto consultas simultáneas, que deben ser contestadas en un término concreto, dicho plazo podría ampliarse sin inconvenientes, si fuera necesario recabar explicaciones o aclaraciones de la gerencia.3) La consulta no contestada deberá ser tenida en cuenta como abstención.4) El voto no puede estar condicionado, debe ser puro y simple.5) Las comunicaciones deben dirigirse al domicilio expresado en el contrato social, o en comunicación a la gerencia.6) Las decisiones que se adopten por este método, deben constar en el libro de actas respectivo. Las actas serán confeccionadas y firmadas por los gerentes dentro del quinto día de cerrado el acuerdo.Cabe aclarar que el sistema bajo estudio no resulta de gran aplicación en la práctica.

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En el régimen de mayorías para las SRL el legislador ha dispuesto que, en los casos de acuerdos sociales que impliquen modificaciones al contrato social, deban seguirse las siguientes previsiones:1) Deben representar, las mayorías, más de la mitad del capital social como mínimo, salvo que se haya establecido un régimen más riguroso.2) Si no existiese previsión contractual, será necesario el voto de las 3/4 partes del capitalsocial.3) Si existiese un socio que representara el voto mayoritario, será necesario el voto de otro socio.Para el resto de las decisiones sociales, será suficiente la mayoría del capital presente o partícipe en el acuerdo, salvo que se exija una mayoría superior.Nótese que la solución prevista en el art. 160, 3er p. LSC, para la sociedad compuesta por 2 socios, podría considerarse que invierte en los el orden de valores, dando a los socios minoritarios la posibilidad de definir la decisión, sin importar el capital que poseyeran. Para equilibrar los tantos, viene en nuestro auxilio el art. 1070 del Cód. Civil, que prohíbe el ejercicio abusivo de los derechos, por lo que si la negativa del socio minoritario es injustificada, o no tiene en miras el interés social, deberá responder por los daños y perjuicios ocasionados e incluso llegar a incurrir en un supuesto que justifique su exclusión de la sociedad. Las decisiones sociales se plasman en las actas respectivas, en este análisis corresponde distinguir dos supuestos:1) Si se trata de una decisión adoptada por la asamblea de socios, deberán labrarse en el libro respectivo, con todas las formalidades de los libros de comercio, firmadas por los socios designados para ello y por el gerente de la sociedad.2) Si se trata del método de consulta por escrito se deberá transcribir la consulta y el sentido de los votos respectivos respondiendo a la misma y deberán, según ya lo hemos referido, ser firmadas por los directores dentro de los 5 días de concluido el acuerdo.En todos los casos los socios podrán solicitar copia del acta, en los términos del art. 249 LSC, que por analogía se aplica a todos los tipos societarios.Recuérdese que el administrador debe conservar por el término de tres años, las respuestas que contengan el voto de los socios, pudiendo ser consultada, sin inconvenientes por éstos.