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Introduccion De Regno, la obra opsculo[footnoteRef:1]de Tomas de Aquino, fue escrita, probablemente, entre 1265 y 1267. La obra completa se intitula, tradicionalmente, De Regno, ad Regem Cypri , segn el Catalogo oficial que agrupaba los escritos de Aquino, custodiado por Bartolom de Capa (inicios del s. XIV). Existe cierta controversia con respecto a la unidad del manuscrito, conservado en la Universidad de Paris (1304 d.C.), puesto que de los 4 libros que componen dicha obra, los 2 primeros no parecen mantener cierto orden temtico ni doctrinario con los dos ltimos libros. Esto ha hecho sospechar a muchos estudiosos y especialistas, el primero Juan de Colonna, que Aquino solo escribi los dos primeros libros, y dej inconclusa sus escritos, posiblemente dedicado al rey Hugo II de Lusignan (1253-1267d.C.). (Robles y Chueca, 1985: XXI- XXVIII). Los ltimos dos libros se le atribuyen, por consenso intelectual, a Tolomeo de Lucca (1236-1327 d.C.), quien en vida conoci a Aquino e intitulo los escritos de su maestro bajo el nombre de De Regimine Principum. Las razones por las que estos dos ltimos libros no se consideran de autora de Aquino estriban en que contradicen los argumentos centrales de los primeros libros, y porque por su estructura parecen iniciar otro texto; por ejemplo, exponen el origen del poder ya tratado en el Libro I. Las ediciones y versiones en castellano fueron publicadas por vez primera en 1625 por Alonso Ordoez, reeditada de nuevo en 1728, y en 1964 por Ismael Quiles. Ya en 1985 Robles y Chueca realizaron una traduccin y estudio preliminar, que publicaron por primera vez en 1989 en la editorial Tecnos. Agrupan esta obra, titulndola La Monarqua, de la siguiente manera: Dedicatoria al rey de Chipre (proemio), el Libro primero (Teora de la monarqua), dividido en 12 captulos, y el Libro segundo (Practica u oficio del rey) dividido en 8 captulos. De estos ltimos, solo los 4 primeros pertenecen a Aquino, los dems son parte de la doctrina tomista, escrito por Tolomeo de Lucca. Incluye, como se haba mencionado, un estudio preliminar sobre el origen, contexto, y los principales argumentos de la obra del Aquinate. La presente monografa se guiara, medularmente, de esta versin por razones de traduccin y estructura textual. [1: Bajo el ttulo Opuscula Fratris Thomae (1304 d.C.) se agruparon diversos escritos sobre Tomas de Aquino. No guardan relacin alguna entre s, ni uniformidad temtica. Son simples piezas varia, agrupadas en nmero distinto, tanto en la tradicin manuscrita como en la catalogacin impresa en las obras del Aquinate. (Robles y Chueca. 1989: XII)]

Aproximacion al ideal de gobierno virtuoso: la monarquiaEl objeto de esta obra escrita por Tomas de Aquino es, en sntesis, justificar la monarqua como forma de gobierno[footnoteRef:2] que lleva a los hombres a un status virtuoso y acorde con el bien comn. Esto es, que dentro de las formas o mtodos en las que el hombre puede hacer poltica, solo con la monarqua alcanzara la paz y estar ms cerca al reino de Dios (parangn que hace en los primeros captulos del Libro II). El fin de los gobernantes consiste en que sus sbditos alcancen la felicidad mediante la virtud o el buen obrar. La virtud principal es la justicia, que conduce a la felicidad, y aquella no es otra cosa que el bien comn o el bien de la mayora. (Beuchot, 2005: 105). [2: El concepto de forma de gobierno tomado por Tomas de Aquino como equivalente a forma de Estado, que, en interpretacin de los estudiosos espaoles Robles y Chueca (1985: XVV), no quiere decir otra cosa que formas de ejercicio del poder.]

En el Captulo I, del Libro I, el Aquinate argumenta a favor del gobierno de los hombres, y niega, de manera implcita, la posibilidad de un estado de naturaleza o anarqua. Inicia, para la defensa de esta premisa, con la definicin de la palabra rey, sin antes brindar las razones por las cuales el hombre no puede vivir aislado, ajeno al campo de las decisiones (poltica), y tampoco sin concebir a un dirigente o lder. Al respecto afirma: El hombre tiene algn fin al que se ordena toda su vida y su accin, porque acta por medio del entendimiento cuyo obrar se descubre por su fin.. (Aquino, 1995: 5). El hombre, pues, pertenece a la categora de las cosas que actan por un fin, ya que los agentes, sobre todo los racionales, orientan su accin hacia una finalidad. (Beuchot, 2005:103) Aquino (1995: 5) sentencia que por la diversidad de las inclinaciones y acciones humanas el hombre necesita alguien que lo dirija a su fin. La idea medular de esta afirmacin radica en los postulados de Aristteles: el hombre es un ser social y poltico. (Parada, 2003:2). Esto porque para el Aquinate, los hombres no se bastan por s mismos, no estn dotados como las bestias, pero, en cambio, s poseen el lenguaje y les es natural vivir en sociedad. Agrega adems: El hombre nicamente en comunidad tiene un conocimiento natural de lo necesario para su vida () No es posible que un solo hombre llegue a conocer todas estas cosas (lo necesario para vivir) a travs de su razn. (Aquino, 1995:7).Seala, tambin, que por la naturaleza social del hombre deviene su naturaleza poltica. Si la naturaleza del hombre exige que viva en una sociedad plural, es preciso que haya en los hombres algo por lo que se rija la mayora (Aquino, 1995:7). Para Aquino el carcter poltico, est condicionado al atributo social, el cual deriva de la carencia natural del hombre al vivir en sociedad, para la satisfaccin de sus necesidades. El atributo social no es otra cosa que la consecuencia de una naturaleza social y primigenia en el hombre. (Cavalheiri, 2006: 24)Aquino, en sntesis, sentencia que los hombres, por su naturaleza, precisan de alguien que rija sus voluntades, y que se contraponga a la dispersin y al mero beneficio individual. El Aquinate retoma la perspectiva del principio teleolgico de Aristteles, de que todas las cosas tienen un fin, para comprobar que la comunidad humana necesita de una autoridad que la conduzca al verdadero fin, comn a todos los consorciados. (Cavalheiri, 2006: 13)Continuacin de la tipologa aristotlica de los gobiernos e ideas particulares (Establece, siguiendo a Aristteles, las formas degeneradas de gobierno: el tirano (uno que oprime), la oligarqua (gobierno de pocos) y la democracia[footnoteRef:3] (mayora que oprime a una minora). Y las formas virtuosas o justas: aristocracia (gobierno de los mejores), poltica (gobierno de muchos, se la puede entender como democracia), y rey, el que ejerce nica y justamente la comunidad. (Aquino, 1995: 9-10). [3: Esta palabra tiene un sentido negativo para el Aquinate, as como para los primeros estudiosos de Aristteles. En las posteriores menciones el autor se refiere como demagogia. Aunque los trminos pueden utilizarse de manera indistinta por el autor o por sus traductores, debe quedar claro cuando se refiere al sentido negativo y cuando al positivo. (Chueca y Robles, 1985: XLV-XLVI)]

En los subsiguientes captulos, intenta dar fuerza a la premisa principal: Es mejor el gobierno de uno que el gobierno de muchos.En el Captulo 2 afirma que un rgimen ser tanto ms til cuanto ms eficaz fuere en conservar la unidad de la paz. (Aquino, 1995: 14). Para el autor, muchos (pluralidad de hombres) no podran dirigir de la misma manera que uno solo, puesto que disentiran total o en el mejor de los casos parcialmente, lo cual significara el fracaso de la unidad. Por unidad el Aquinate entiende la paz o la cohesin social.En el Captulo 3 se ofrecen ms razones que dan fuerza a la premisa fundamental. El gobierno de uno alcanza con mayor eficacia la unidad puesto que puede conducir mejor a los hombres. Esto porque se ahorra la dispersin de decisiones, que si afecta a los gobiernos pluralistas pero virtuosos. Contrariamente, el gobierno depravado de uno, tirana[footnoteRef:4], es el peor de todos puesto que el egosmo del tirano y la no oposicin en sus decisiones (al no compartir el poder con nadie) ocasionan que oprima moral y corporalmente a sus sbditos. Busca que nadie sea virtuoso por temor a ser superado o que se ponga en duda su probidad. La gravedad de esto radica no en el impedimento de la consecucin de los bienes materiales de los sbditos sino en el de la obtencin de los bienes espirituales, puesto que el tirano no puede permitirse relaciones de amistad entre sus gobernados, ya que pretende evitar cualquier tipo de unin que pudiese volverse en su contra. (Larran, 2011: 104). De ah que Aquino (1995: 20) concluya que en este tipo de regmenes se encuentren pocas personas virtuosas. [4: El trmino tirano no es de uso exclusivo para definir el orden del tirano (nico), sino que define los modos injustos de dirigir a los hombres. La tirana, la oligarqua, y la democracia o demagogia son formas tiranas.]

En el Captulo 4, el autor hace un parntesis, exponiendo el caso romano como ejemplo de lo contraproducente que resultaron los gobiernos pluralistas: la democracia, y luego la aristocracia (senado) devinieron en la tirana de los emperadores. Su temor por la monarqua sobre todo, en su versin depravada, dada la experiencia con los primeros reyes hizo que su civilizacin sucumbiese. Aade, que algo similar sucedi con el pueblo hebreo: tuvieron primero jueces (aristocracia), y luego tuvieron reyes, pero los vicios y el alejamiento del bien comn hicieron que sus gobernantes fracasen. (Aquino, 1995:24-25).En el Captulo 5, el Aquinate sostiene que es preferible la monarqua a la aristocracia, y sta a la democracia, por la complejidad de alcanzar la estabilidad social con estos ltimos. Concuerda con Platn en que la corrupcin de lo mejor es lo peor, por tanto la tirana sera peor que la oligarqua. No obstante, Aquino aduce que con el rgimen pluralista se llega de manera ms frecuente al poder tirnico, y de forma ms perjudicial que en el gobierno monrquico. (Parada, 2003:5)Ya demostrado, para el Aquinate, que el rgimen monrquico es absolutamente mejor, se dispone a exponer: el comportamiento de las multitudes frente al monarca (Capitulo 6), esto es, los sbditos deben soportar a los tiranos para evitar mayores males; el mvil que tiene un rey para gobernar con rectitud (Capitulo 7), que no es el honor ni la gloria , cuya ambicin deviene en hipocresa, Y se hace una sntesis en el Captulo 8, en donde el rey debe descubrir su verdadero propsito, esto es, gobernar rectamente para obtener la recompensa eterna: Dios, que suple toda felicidad producto de la virtud humana.En el Captulo 9 se contina con lo planteado en el Captulo 7, puesto que el Aquinate concluye que el mayor premio de un Rey, si es que no est satisfecho con la paz de sus sbditos, es la felicidad celeste. (Aquino, 1995:45-49). En el Captulo 10, el autor dota de ideas fuerza los argumentos sobre el gobierno encaminado de los monarcas. Los reyes deben pensar que el gobernar bien acarrea para ellos un beneficio y utilidad. Por el contrario, los bienes temporales que obtienen los tiranos no les resultan de mucha ventaja, puesto que no tienen con quien compartirlo, no confan en nadie, ni nadie confa en ellos. Al tirano no le queda otra cosa que sembrar el terror para que sus sbditos para que se conserve el orden social. Para el Aquinate, el temor constituye un dbil cimiento, puesto que puede provocar la indignacin o ira de su pueblo. Aade, que el gobierno de los tiranos no puede ser duradero: o las personas no la soportan y perecen o huyen, o se levantan contra su rey. (Aquino, 1995:52-55).En el Captulo 11, corolario de las aserciones anteriores, Aquino sostiene que los reyes consiguen ms provechos (riqueza, poder, honor y fama) que los tiranos, no obstante que los reyes virtuosos no buscan estos bienes temporales, a pesar de que consiguen la estabilidad que le es difcil mantener a los tiranos. As como los reyes son premiados con la felicidad, los tiranos son castigados por Dios con desdichas. Su pecado es grave por la dignidad del cargo que asumen. (Aquino, 1995:60).Por ltimo, en el Captulo 12, parte final del Libro I, el autor concluye que es ventajoso gobernar bajo la forma de la monarqua, tanto para el rey como para sus sbditos.

argumentos doctrinariosa favor de la MonarquiaLas ideas del Libro II (Captulo 1) se podran sintetizar en la siguiente analoga: El rey es al reino como el alma al cuerpo, y como Dios al mundo. Es decir, el reino del hombre es como al reino de Dios en lo que respecta al gobierno de los hombres. (Aquino, 1995:63-64).En el Captulo 2, se defienden la posicin anterior, argumentando que el rey debe atribuir orden entre los hombres, as como Dios lo hace con el universo. El Aquinate se ampara en que como Dios, crea y gobierna al mundo, y el rey, al ser hombre, le compete gobernar a los hombres, y seguir en esto ltimo a Dios, puesto que no todos los reyes fundan la ciudad sobre la que gobiernan. (Aquino, 1995:65-67).En el Captulo 3, se sigue de la analoga creacin del mundo-fundacin del reino, que el orden de gobierno debe tener como ejemplo al gobierno divino. Como la vida correcta es la que se lleva segn la virtud, y esta se alcanza obteniendo cierto grado de satisfaccin material o corporal (morigeradamente) es necesario que el rey guie a los hombres para que alcancen su fin ltimo: la felicidad. No obstante, no olvida el Aquinate que hay un bien extrnseco al hombre, aun en la vida terrenal, () Hay una felicidad superior a aquella que consiste en tener lo necesario para vivir bien, y es la que se alcanza con la visin de Dios despus de la muerte. (Larran, 2011:103)En el Captulo 4, siguiendo lo anterior, Aquino afirma que como el fin de la vida es la felicidad en el cielo, y esta se obtiene viviendo rectamente, es tarea del rey procurar que la sociedad viva rectamente. Y aade que para vivir virtuosamente, se requiere la suficiencia de los bienes corporales. Establece que los requisitos para que la sociedad viva correctamente: que la sociedad viva unida por la paz, que sea dirigida a obrar bien, y que haya suficiente de lo necesario para vivir rectamente. (Aquino, 1995:77). Por otra parte, son tres los impedimentos para la duracin del bien pblico: la mortalidad o finitud de los hombres, el mal de voluntades, y la guerra o el asedio exterior. Para los cuales formula las respectivas soluciones: sucesin de los hombres, leyes y penas, y procurar la seguridad.Los captulos 5, 6, 7, y 8 se refieren a los criterios que debe adoptar el rey para fundar una ciudad. Debe procurar fundar su ciudad en lugares templados, bueno para la salud de sus sbditos y para sus humores. Debe tomar en cuenta para fundar fortificaciones que la atmosfera sea saludable, debe evitarse los pantanos y sitios salados. Es necesario, tambin, que el rey asiente su reino sobre una tierra que le provea de vveres. Debe recurrirse, ante algunas carencias, moderadamente al comercio puesto que esta actividad suele cambiar la costumbre de los hombres. (Aquino, 1995: 79-89)Finalmente, en el Captulo 8, Aquino (1995: 91-92) subraya la necesidad de proveer de lugares amenos a su reino, acorde con el justo medio de los hombres. De lo contrario, acarreara la disolucin moral de este.REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Beuchot, Mauricio. (2005). Santo Tomas de Aquino: Del gobierno de los prncipes. Revista Espaola de Filosofa Medieval, 12, 101-108.Cavalheiri, Alceu. (2006). O pensamiento poltico de Tomas de Aquino no De Regno. Recuperado de http://tede.pucrs.br/tde_busca/arquivo.php?codArquivo=15De Aquino, Tomas. (1995). La monarqua. Madrid: Editorial Tecnos.Larran, Faras. (2011). Poltica y buen gobierno en la ptica de Santo Tomas de Aquino. Revista Electrnica Historias del Orbis Terrarum, 06, 91-107.Parada, Jos. (2003). Aproximacin a la idea poltica de Tomas de Aquino. Recuperado de http://www.e-aquinas.net/pdf/parada.pdfRobles, Laurean y Chueca, ngel. (1985). Estudio preliminar: El tratado De Regno de Santo Tomas. Madrid: Editorial Tecnos.