Resurrección

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CRISTOLOGÍA Y SOTERIOLOGÍA EL FUNDAMENTO DE LA FE EN LA RESURRECCIÓN DE JESÚS KASPER, W. “Jesús el Cristo”. Salamanca: Sígueme, 1989. pp. 151-196. Con la muerte violenta y vergonzosa de Jesús en la cruz parecía que todo había acabado. También los discípulos de Jesús entendieron su muerte como el fin d sus esperanzas. Defraudados y resignados volvieron a sus familias y su profesión. El mensaje de Jesús sobre el reino de Dios que se había acercado parecía haber sido desmentido por su final. Y, sin embargo, la cosa siguió adelante tras el viernes santo, más aún, entonces es cuando empezó a marchar. Se volvió a congregar el círculo de discípulos dispersos, se formó la comunidad y la iglesia, comenzó una misión universal entre los judíos y muy pronto también entre los gentiles. El final de Jesús en la cruz fue no sólo su fracaso privado, sino una catástrofe de su descrédito religioso. Por eso el nuevo comienzo tiene que considerarse tan intenso que no sólo “aclare” la dinámica prodigiosa del cristianismo primitivo, sino que “venza” también este problema inicial de la cruz. Según los testimonios de los textos del NT los discípulos de Jesús anunciaron muy poco después de su muerte que Dios lo había resucitado, que el antes crucificado se había mostrado vivo y que los había enviado a ellos a anunciar este mensaje a todo el mundo. Sepulcro vacío: La constatación del sepulcro vacío no tiene nada que ver con que sea prueba de la resurrección. Históricamente lo único que se puede llegar a probar es la probabilidad de que el sepulcro se encontró vacío; pero nada puede decirse desde el punto de vista histórico sobre el cómo se vació el sepulcro. El sepulcro vacío no constituye para la fe prueba alguna, pero sí un signo. La resurrección misma no se describe o se narra de modo inmediato en el NT. No hay ni un solo testigo neotestamentario que afirme haber presenciado la resurrección misma. Los escritos canónicos del NT son conscientes de la imposibilidad de hablar de la resurrección de ese modo directo como si de un hecho materialmente cósico se tratara. Desde el punto de vista lingüístico se observa ya que la tradición neotestamentaria sobre la resurrección de Jesús no representa narraciones neutrales, sino profesiones y testimonios de creyentes. En estos textos lo que interesa no es sólo lo que se dice, sino el hecho de que se dice y cómo se hace. La realidad de la resurrección es inseparable de su testificación. Esto quiere decir que la resurrección no es un hecho que aconteció una vez y se acabó, un hecho cerrado, constatable del pasado, sino una realidad actual y que determina hoy a los testigos. Hechos históricos, en especial el sepulcro vacío, puede servir de indicio y signo a la fe, pero no son prueba de la resurrección. Mucho más importante que tales hechos es la prueba de credibilidad existencial que prestan a su fe los testigos de la resurrección mediante su vida y su muerte.

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CRISTOLOGA

CRISTOLOGA Y SOTERIOLOGA

EL FUNDAMENTO DE LA FE EN LA RESURRECCIN DE JESS

KASPER, W. Jess el Cristo. Salamanca: Sgueme, 1989. pp. 151-196. Con la muerte violenta y vergonzosa de Jess en la cruz pareca que todo haba acabado. Tambin los discpulos de Jess entendieron su muerte como el fin d sus esperanzas. Defraudados y resignados volvieron a sus familias y su profesin. El mensaje de Jess sobre el reino de Dios que se haba acercado pareca haber sido desmentido por su final.

Y, sin embargo, la cosa sigui adelante tras el viernes santo, ms an, entonces es cuando empez a marchar. Se volvi a congregar el crculo de discpulos dispersos, se form la comunidad y la iglesia, comenz una misin universal entre los judos y muy pronto tambin entre los gentiles.

El final de Jess en la cruz fue no slo su fracaso privado, sino una catstrofe de su descrdito religioso. Por eso el nuevo comienzo tiene que considerarse tan intenso que no slo aclare la dinmica prodigiosa del cristianismo primitivo, sino que venza tambin este problema inicial de la cruz.

Segn los testimonios de los textos del NT los discpulos de Jess anunciaron muy poco despus de su muerte que Dios lo haba resucitado, que el antes crucificado se haba mostrado vivo y que los haba enviado a ellos a anunciar este mensaje a todo el mundo.

Sepulcro vaco: La constatacin del sepulcro vaco no tiene nada que ver con que sea prueba de la resurreccin. Histricamente lo nico que se puede llegar a probar es la probabilidad de que el sepulcro se encontr vaco; pero nada puede decirse desde el punto de vista histrico sobre el cmo se vaci el sepulcro. El sepulcro vaco no constituye para la fe prueba alguna, pero s un signo.

La resurreccin misma no se describe o se narra de modo inmediato en el NT. No hay ni un solo testigo neotestamentario que afirme haber presenciado la resurreccin misma. Los escritos cannicos del NT son conscientes de la imposibilidad de hablar de la resurreccin de ese modo directo como si de un hecho materialmente csico se tratara.

Desde el punto de vista lingstico se observa ya que la tradicin neotestamentaria sobre la resurreccin de Jess no representa narraciones neutrales, sino profesiones y testimonios de creyentes. En estos textos lo que interesa no es slo lo que se dice, sino el hecho de que se dice y cmo se hace. La realidad de la resurreccin es inseparable de su testificacin.

Esto quiere decir que la resurreccin no es un hecho que aconteci una vez y se acab, un hecho cerrado, constatable del pasado, sino una realidad actual y que determina hoy a los testigos. Hechos histricos, en especial el sepulcro vaco, puede servir de indicio y signo a la fe, pero no son prueba de la resurreccin. Mucho ms importante que tales hechos es la prueba de credibilidad existencial que prestan a su fe los testigos de la resurreccin mediante su vida y su muerte.

Slo entramos en contacto con la verdad y la realidad de la pascua a travs del testimonio de los apstoles. Las apariciones del Resucitado se presentan conforme al modelo teofnico: se trata de revelaciones en las que Dios anda de por medio. Por eso el NT puede hablar tambin de que Dios manifest al Resucitado (Hech 10, 40). Dios se revela como el Dios oculto (Is. 45, 15). La revelacin de Dios no es ilustracin, sino revelacin de su ocultez y misteriosidad. De ah que no podemos partir de las apariciones del resucitado, sino de una experiencia de visin. Resurreccin es pues, interpretacin del suceso de la visin.

Qu significa que los discpulos vieron al resucitado?

1. Las apariciones no representan acontecimientos objetivamente csicos. No se las puede mirar como observador neutralmente distanciado. Se trata de un ser afectado totalmente por Jess, de un ser abordado y posedo, de despertar a la fe. En las apariciones Jess gana definitivamente autoridad y reconocimiento en la fe de los discpulos. Pero se equivoca quien entienda este acontecimiento en el sentido de que se facilit la fe a sus primeros testigos a base de un suceso maravilloso, o como si un milagro exorbitante los hubiera vencido al mismo tiempo, ponindolos de rodillas.

Hay que partir de que se trat de un ver creyente. Ms exactamente se podra decir que se trat de una experiencia en la fe. Por ms que fueran experiencia en la fe, las apariciones no se redujeron sin mas a experiencias de fe, es decir, expresin suya. Se trat de encuentros con el Cristo presente en el espritu. No fue la fe la que fund la realidad de la resurreccin, sino que fue la realidad del resucitado, imponindose a los discpulos, la que fundament la fe. Por eso hay que distinguir entre el origen de la fe pascual y el fundamento de esa fe, la resurreccin de Jess mismo.

2. El encuentro con el Resucitado se califica en el NT como encuentro y experiencia de Dios. Lo que los discpulos vieron fue la realidad del reino de Dios llegado definitivamente en Jesucristo mediante su muerte, percibieron el resplandor de la gloria de Dios en el rostro del Crucificado. En las apariciones se trata de la autorrevelacin escatolgica de Dios.

Esta es la razn propiamente dicha de la fe pascual y de la fe como tal, si es que fe significa tener slo a Dios como razn y meta de la vida, dejar a Dios serlo totalmente, darle slo a l el honor. El fundamento de tal fe no puede constituir hechos o pruebas aisladas, sino que lo sern la fidelidad-verdad de Dios mismo que se imponen al hombre. En este sentido se puede decir que Jess de Nazaret, el testigo de la fe, se ha convertido en estas apariciones en fundamento de la fe.

3. La experiencia pascual de fe de los primeros discpulos muestra las estructuras fundamentales de la fe, como sta constituye el ser del cristiano. Pero esa experiencia se distingue tambin esencialmente de nuestra fe, en cuanto que sta se nos proporciona gracias a la experiencia de los testigos primitivos y su tradicin. Con nuestra fe nos encontramos sobre el fundamento del testimonio apostlico.

Si la fe pascual y, por tanto, la fe en Cristo descansa sobre el testimonio de los apstoles, entonces no nos es accesible en absoluto de otro modo que a travs del testimonio apostlico, transmitido en la iglesia como comunidad de los creyentes. Slo en y por este testimonio es el Cristo resucitado realidad actual por su espritu en la historia, pues una realidad histrica jams es independiente de que sea conocida en la historia. En este sentido y slo en l se puede decir que Jess ha resucitado en el kerigma. Jess es perenne presencia en la historia a travs del testimonio de la iglesia apostlica.

CRISTOLOGA Y SOTERIOLOGA

EL CONTENIDO DE LA FE EN LA RESURRECCIN DE JESS.

Walter Kasper1. La resurreccin de Jess como proeza escatolgica de Dios.

Resucitar: hacer levantarse o levantarse. Se trata de una manera metafrica de hablar, de una comparacin con el ser despertado o despertar del sueo. En le judasmo tardo significaba la esperada resurreccin general y escatolgica de los muertos. As que cuando se habla en el NT de la resurreccin de Jess, lo que se quiere decir es que con l han comenzado los acontecimientos escatolgicos. Jess es el primero de los resucitados (1Cor 15,20; Col 1,18).

En consecuencia, la resurreccin de Jess se sita en el horizonte de esperanza escatolgica y se la califica de suceso escatolgico. Por consiguiente, su resurreccin no significa vuelta a la vida anterior. l no vuelve a la corrupcin (Hech 13,34). La resurreccin no es volver a tomar la vida anterior, sino comienzo de la nueva creacin (1Cor 15,42).

La resurreccin de Jess representa no slo la decisiva accin escatolgica de Dios, sino su autorrevelacin escatolgica; en ella se revela definitiva e insuperablemente quin es Dios: aquel cuyo poder abarca vida y muerte, ser y no ser, aquel que es amor y fidelidad creadoras, el poder de la nueva vida, aquel en quien se puede confiar de modo incondicional, aunque se desmoronen todas las posibilidades humanas. La resurreccin de Jess es revelacin y realizacin del reino de Dios anunciado por Jess. En la resurreccin de Jess de entre los muertos manifest Dios su fidelidad en el amor y se identific definitivamente con Jess y su causa.

La fe en la resurreccin de Jesucristo se funda en la profesin ms fundamental de la fe como tal, en la fe en la posibilidad creadora y en la fidelidad de Dios. Se basa en la fe en el ser de Dios de Dios. Y viceversa, lo mismo se puede decir que el ser de Dios de Dios se revela de modo definitivo slo en la resurreccin de Jess.

La decisin en pro o en contra de la fe pascual no se refiere a determinados sucesos maravillosos, sino que equivale a si se est decidido a contemplar la realidad a partir de aquel de quien no podemos disponer, a partir de Dios. La fe pascual confa en que Dios dispone de posibilidades ms all de la realidad presente, ms all de la muerte, y se atreve a apostar en vida y muerte por este Dios, al que todo le es posible.

El mensaje pascual es un ataque a toda imagen del mundo cerrada en s misma, que se absolutiza sin dejar espacio alguno a las posibilidades de Dios inderivablemente nuevas, creadoras. Se trata de la decisin fundamental respecto de la orientacin y el sentido de la existencia como tal. Si se entiende as la fe pascual, con ella est en juego todo el conjunto de la fe. El concepto cristiano de Dios es inseparable de la fe en la resurreccin. La fe pascual no es una aadidura a la fe en Dios y en Jesucristo; es resumen y esencia de esta fe.

2. La resurreccin de Jess como exaltacin.

La resurreccin de Jess es la confirmacin definitiva de su persona y su causa.

Tercer da: no se ha de entender en el sentido de fecha de calendario, sino como expresin del profundo significado histrico-salvfico de la resurreccin de Jess. Significado salvfico de un verdadero acontecimiento, acentuando que Dios intervino efectivamente en una situacin histrica real absolutamente desesperada. Se fija en la historicidad de la salvacin, en la historia de la salvacin.

Nos hallamos ante la cuestin decisiva sobre la historicidad de la resurreccin. No se trata de un hecho histricamente constatable en el sentido de que se pueda comprobar en general de modo objetivo y neutral. La resurreccin es la accin de Dios seera e incomparable, que no representa en cuanto tal un hecho ms entre otros. Esta accin de Dios no se desarrolla en una suprahistoria ms all de la historia de los hombres, sino que se refiere ni ms ni menos que al crucificado y enterrado antes. La resurreccin tiene su trmino histrico en Jess de Nazaret, el crucificado y enterrado, trmino que impide el que se la pueda considerar como puro acontecimiento de fe.

La continuidad e identidad entre el crucificado y resucitado se basa slo en la fidelidad de Dios a la creacin y la alianza. Esto saca a la resurreccin de Jess fuera de toda correlacin y analoga con cualquier otro acontecimiento y significa que el nuevo en ha irrumpido en la historia.

La escritura expresa la profunda dimensin teolgica de este acontecimiento, sirvindose del concepto exaltar. El Resucitado vive para Dios (Rom 6,9s). Por eso aparece en Mt 28,16s como el exaltado y dotado del poder pleno divino. Donde con ms claridad y de modo ms comprometido aparece la relacin entre cruz, resurreccin, exaltacin y envo del Espritu en Jn. La obediencia hasta la cruz, como centro ms ntimo de la existencia de Jess y como autoentrega al Padre, es al mismo tiempo, su paso hacia l, y la entrega en la gloria eterna. Al exaltado en la cruz (levantado en la cruz) y hacia el Padre (exaltacin hacia el Padre) en un nico acontecimiento es al que se le dio poder, pudiendo atraer todo a s. Por eso da el Resucitado el espritu a los discpulos ya en la tarde de pascua, mediante el cual los hace partcipes de su poder pleno (Jn 20,22).

Teologa pascual ms grandiosa: muriendo se entrega Jess obedientemente a la voluntad del Padre; ste la acepta, de modo que la autoentrega de Jess alcanza su meta, llega ante Dios y significa su exaltacin. Viernes santo, pascua, ascensin y Pentecosts forman un nico e indivisible misterio, la nica pascha Domini, el nico pasar de Jess por la muerte a la vida, por cuya muerte nos abre tambin una nueva vida en el Espritu santo.

Exaltacin significa entronizacin celeste y revestimiento de dignidad y podero divino. En cuanto exaltado Jess participa del poder y la gloria de Dios. En esta posicin de poder intercede por nosotros ante el Padre y nos protege en el futuro juicio de Dios. Segn Juan, el Resucitado entra en el eterno amor con el Padre.

Resurreccin y exaltacin quieren decir que Jess vive todo y por siempre para Dios (Rom 6,9 s). Exaltacin significa el ser de Jess con Dios, el ser en la dimensin de Dios, de su poder y gloria. No quiere decir lejana del mundo, sino un nuevo modo de estar con nosotros desde Dios y al modo de Dios.

La resurreccin de Jess es la unidad ntima de un acontecimiento histrico y escatolgico-teolgico. La dimensin histrica de la resurreccin de Jess consiste en que acontece en Jess de Nazaret el Crucificado. Resurreccin de Jess significa que la cruz, que humanamente representa el final, un fallo, la ignominia, es al mismo tiempo hazaa de Dios y, en consecuencia, nuevo comienzo y razn de la esperanza.

Resurreccin significa que la obediencia de Jess llega verdaderamente adonde tiene: a Dios, y que ste la acepta, llevando a Jess hacia s. La resurreccin es el fin de la muerte en la cruz, fin que remata y perfecciona. Por eso no es otro acontecimiento posterior a la vida y pasin de Jess, sino que representa lo que de ms profundo ocurri en la muerte de Jess: la entrega realizada y padecida del hombre verdadero a Dios y la aceptacin compasiva y amorosa de esta entrega por parte de Dios.

Gracias a esta unidad paradjica entre cruz y resurreccin entra el amor y el poder de Dios total e irrevocablemente en la existencia humana hasta la muerte y el hombre se entrega por obediencia totalmente a la voluntad del Padre.

Tomada en serio la historicidad se deduce tambin la corporeidad de la resurreccin, pues como hombre concreto y humano Jess de Nazaret no es imaginable sin su cuerpo. Entonces, la cuestin se reduce a saber cmo hay que imaginar esa corporeidad de la resurreccin. Para responde a eso hay que ver qu entiende la Escritura por cuerpo y corporeidad.

Cuerpo: Segn la Escritura el cuerpo es tan esencial al hombre que ni se puede imaginar una existencia sin el cuerpo tras la muerte. Para el hebreo el cuerpo es creacin de Dios e indica siempre la totalidad del hombre y no una parte solamente. El cuerpo es el hombre entero en su relacin con Dios y los dems hombres. Es el lugar en que encuentra el hombre a Dios y a sus copartcipes. El cuerpo es la posibilidad y realidad de la comunicacin. El cuerpo es el lugar donde el hombre se halla e cada ocasin en una determinada relacin de dominio; es el lugar en que el hombre se encuentra entregado al pecado, o al egosmo, codicia, ansia de poder, etc. Segn que nos situemos en una relacin de dominio o de servicio, as tambin el cuerpo ser srquico o pneumtico respectivamente. El cuerpo pneumtico es un cuerpo cualificado por el pneuma, un cuerpo determinado totalmente por el espritu de Dios. El pneuma no es la materia, la sustancia de que est hecho este cuerpo, sino en la dimensin en la que el cuerpo se halla; est en la dimensin de Dios.

Cuerpo pneumtico del resucitado: es la totalidad del hombre que se halla definitivamente en la dimensin de Dios, que se ha adentrado total y absolutamente en el seoro de Dios. Corporeidad de la resurreccin significa que toda la persona del Seor se halla definitivamente con Dios. Corporeidad de la resurreccin significa tambin que el resucitado sigue en relacin con el mundo y con nosotros, precisamente como quien se halla ahora con Dios; se encuentra de un modo divino con nosotros, es decir, de manera totalmente nueva. Corporeidad de la resurreccin significa que Jess en la totalidad de su persona se encuentra con Dios y desde Dios se encuentra con nosotros continuamente y de una manera nueva.

Para la moderna antropologa corporeidad no equivale sin ms al organismo y a la materialidad. Corporeidad significa ms bien el entretejido del hombre con el mundo; significa que el hombre se halla tan en el mundo y el mundo tan en el hombre, que ste gracias a su cuerpo tiene como propio un trozo del mundo y hasta l mismo es un trozo del mundo. Por y en su cuerpo el hombre se halla en relacin con el todo de la realidad del mundo. El cuerpo es, al mismo tiempo el en-medio que vincula a hombre y mundo, la presencia del mundo en el hombre y de ste en aqul.

De ah que la corporeidad de la resurreccin significa que Jesucristo, habiendo entrado totalmente en la dimensin de Dios por su resurreccin y exaltacin, se encuentra hasta la consumacin del mundo de una manera nueva y divina totalmente en el mundo, en nosotros y con nosotros.

Sentido del cielo: El cielo es la dimensin que existe cuando la criatura llega definitivamente a Dios. Entrar en el cielo quiere decir, llegar a Dios y estar con Dios. El cielo es el cuerpo pneumtico del cuerpo resucitado de Cristo. Con el cuerpo de Cristo ha llegado ya a Dios en su culmen toda la realidad.

3. La resurreccin de Jess como acontecimiento salvador.

La resurreccin del crucificado y su entronizacin en una situacin de poder divino es el comienzo y anticipacin de la resurreccin general de los muertos. Jess es el primognito de los resucitados (1Cor 15,20). La resurreccin de Jess est en una perspectiva universal; no slo es un acontecimiento incomparable, acabado, sino que se encuentra abierto al futuro, y hasta abre al mundo hacia el futuro. Ella implica la consumacin escatolgica del hombre en su totalidad, la nueva humanidad y el mundo nuevo. Es brillo y esplendor anticipado de aquello a que toda la creacin aspira gimiendo expectante, la revelacin de la libertad de los hijos de Dios (Rom 8, 19 s), el reino futuro de la libertad.

Esperanza: Jesucristo mismo es nuestro futuro y esperanza. No slo que el futuro de toda la realidad ya ha empezado con Jess y que se encuentra decisivamente determinado por l, sino que adems se dice que la persona y destino de Jess es este futuro, que gracias a su resurreccin se ha convertido en salvacin del mundo. En y por Jess el amor de Dios se encuentra ahora irrevocablemente volcado hacia todos los hombres.

La esperanza cristiana no se puede confundir con huir del mundo. La esperanza cristiana se funda ms bien en la fidelidad de Dios a su creacin y alianza, por eso se mantiene fiel al mundo esa esperanza. En cuanto dirigida a la vida eterna no slo respeta la vida, sino que tambin se vuelve a todo viviente con voluntad de servicio. Quien espera se hace signo eficiente de la esperanza de vida.

El nuevo estar en Jesucristo no es un fluido misterioso que cambia casi mgicamente al hombre y la humanidad. La realidad escatolgica que ha irrumpido en Jesucristo cambia ms bien la situacin objetiva de todos los hombres y les da la posibilidad de introducirse en esta nueva realidad mediante la fe y el bautismo. Este nuevo ser en Cristo puede designarse como libertad, es el modo concreto de realizar lo que significa la resurreccin dentro de la historia.

F. Ricardo Jacquet sj.