Revista 50 años Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa

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REVISTA CONMEMORATIVA 50 AÑOS DEL SEMINARIO MAYOR

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor �

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� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

editorial P. José mario Bacci t, cjmrector del smnss

Con ocasión de esta gran fecha, los cincuenta años del SMNSS, que-remos nuevamente llegar a todos los rincones de nuestro país con la edición de esta Revista Conme-morativa. Así se hizo hace 10 años al celebrar los 40; así lo hacemos ahora para agra-decer a Dios los 50 años de nuestro Semi-nario Mayor. Celebrar el Ju-bileo de Oro de esta Institución es una oportunidad privilegiada para vivir este acontecimiento eclesial como una sola familia de fe que reconoce el valor insustitui-ble del Ministerio Ordenado para

la vida y la misión de la Iglesia. García Márquez, en el prólogo de su conocida obra. Vivir para con-tarla, nos regala un preciosa frase que nos ayuda a vivir este aconte-cimiento en su justa dimensión: “La vida no es la que uno vivió, sino la

que uno recuer-da y cómo la recuerda para contarla”. De manera que, hacer historia no consiste en desempolvar

recuerdos de un lejano pasado que ya no nos pertenece, moti-vados por simple curiosidad, sino en hacer memoria de los grandes acontecimientos que contribu-

yeron a formar nuestra identidad actual; consiste, entonces, en ac-tualizar los acontecimientos pa-sados para que no se hundan en el olvido infértil, de modo que, al mismo tiempo, nos permitan co-nocernos mejor y nos ayuden a proyectarnos hacia un futuro más prometedor, más lleno de espe-ranza. Y, en el esfuerzo de contar los hechos del pasado, sólo aflora lo que se mantiene vivo en la me-moria, es decir, lo que realmente ha sido decisivo para entender lo que ahora somos. La celebración de los 50 años del SMNSS es, entonces, una ocasión sin igual para entender la vitalidad de la misión de la Iglesia hondure-ña hoy. Los más de 300 sacerdotes que se han formando en esta Casa de Formación, en los últimos 50 años de la historia centenaria del Seminario Mayor, sirven ahora a miles de cristianos en todos los rincones del país. Esta Casa ha sido hogar y familia de tantos jóvenes

que han sentido el llamado del Se-ñor, han decidido acogerlo com-prometiendo toda su existencia en el servicio de los hermanos en Cristo y han recibido aquí la for-mación adecuada para realizar su proyecto personal de vida. Nos alegramos, entonces, de com-partir esta gran fecha con ustedes, nuestros lectores. En fiestas como ésta el corazón se dilata y los bra-zos se abren para estrechar los lazos de afecto que nos unen a to-das (os) las (los) bautizadas (os) de nuestra Iglesia hondureña. Quere-mos que siempre se sientan parte de la gran familia del Seminario Mayor porque las vocaciones de los jóvenes que aquí están han surgido en comunidades cristianas comprometidas y están orientadas hacia el servicio pastoral en las mismas comunidades. Queda, entonces, mucho camino por andar y queremos hacerlo con ustedes. Nos consuela contar con la oración de tanta gente. A través

INDICADOR

los más de 300 sacerdotes que se han

formando en esta Casa de Formación,

en los últimos 50 años de la historia

centenaria del seminario mayor,

sirven ahora a miles de cristianos en todos los rincones del país

50 años de misiónincansable

“la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo

la recuerda para contarla”

la celebración de los 50 años del smnss

es, entonces, una ocasión sin igual para entender la vitalidad

de la misión de la iglesia hondureña hoy

de ellas, el Padre Dios nos sostiene, nos consuela, da sentido a nuestra existencia. Buena lectura!

Seminario MayorNuestra Señora de Suyapa

Anillo Periférico, Represa Los LaurelesApartado Postal 3150

Teléfonos:2234 6620 2234 4730 2233 2459 2234

6624 2234 4732, Fax 2234 6612Rectoría 2234 6616

email:[email protected]

blog:www.semayorsuyapa.wordpress.comseminaristasmayores.facebook.com

Tegucigalpa, M.D.C., Honduras

Director: P. José Mario Bacci Trespalacios, cjm

Coordinación general: Denis López

Oscar CarranzaMilton López

Marvin RamírezAlex Gabriel Sánchez

Bryan CarbajalAlex Ramos

Diseño y diagramación: Henry RodasÁngel Castro

Fotografía: Archivo del SMNSS

Carlos Ramos

Publicidad: Conchita Montoya

Impresión: Impresiones Industriales

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor �

la palabra griega iCTUs significa PEZ y a partir

de sus iniciales en la forma griega se formó el acróstico que reza “Jesús,

el Cristo, Hijo de dios, Salvador. Por eso, el pez es considerado símbolo de los cristianos, seguidores de Jesucristo, el salvador,

el Hijo de dios.

ICTUS, el logotipo de los50 años del smnss

Estos son los autores del logotipo que representa institucionalmente al SMNSS durante la celebración de este Jubileo de Oro (1962-2012). Ellos son, de izquierda a derecha: Juan Carlos Pérez, San Pedro Sula; Luis Humberto Pérez, Tegucigalpa; Sadi Antonio Aguilar, Trujillo y Nelson David Forjas, San Pedro Sula.

El logotipo oficial del quincuagésimo aniversario de nuestra Casa de For-mación fue elegido mediante votación abierta con la participaron de los 156 seminaristas. Y, entre los siete grupos que compitieron, al final, resultó elegido el diseño titulado ICTUS. Según se apreció durante la votación, este diseño correspondió a los criterios establecidos por la Comisión organizadora del evento y, gracias a la elección, el logotipo se convirtió en la imagen institu-cional para la celebración del Jubileo de Oro. El logotipo propone, a través de su manejo de la fusión de varios elementos visuales, la misión, la visión y los valores de la comunidad formativa del SMNSS.

El equipo ganador estuvo formado por los seminaristas:• Nelson David Forjas Rodrígues- (Diócesis de la Ceiba)• Luis Humberto Pérez Escalante – (Arquidiócesis de Tegucigalpa)• Juan Carlos Pérez Cuellar - (Diócesis de San Pedro Sula)• Sadi Antonio Aguilar Aguilar - (Diócesis de Trujillo)

Descripción:En el marco de los 50 años, con fervor festivo y con mucho entusiasmo, parti-cipamos en este concurso, con mucho entusiasmo, esperando aportar ideas desde los dones y carismas que Dios nos ha regalado para la celebración de esta importante fiesta para la Iglesia en Honduras y en particular para no-sotros, los seminaristas, y para todos los que formamos el SMNSS (nuestros formadores, los empleados y los colaboradores, los profesores externos).

el logotipo representa la imagen institucional en la celebración de los 50 años del seminario.

En EsTE logoTipo ExponEmos los siguiEnTEs aspEcTos:En el encabezado aparece el nombre de la Institución: seminario mayor

nuestra señora de suyapa. Y apa-recen también los siguientes ele-mentos:• la imagen de nuestra señora de suyapa, como símbolo de la com-pañía de nuestra madre durante este itinerario vocacional en el transcurso de estos 50 años. Alrededor de la imagen se puede observar una espe-cie de ondas que simbolizannuestra vocación, siempre viva y dinámica, en constante movimiento cuya vita-lidad provoca una permanente ex-pansión a lo largo y ancho del terri-torio hondureño. No sólo agradece-mos nuestras vocaciones, signo de la vitalidad de la Iglesia hondureña que valientemente responde al llamado del Señor, sino que también traemos

a la memoria los otros tantos jóve-nes que han sido llamados durante estos 50 años y que ahora sirven a las comunidades cristianas de nuestro Honduras en el Ministerio Presbite-ral o en la vida laical. • El mapa de Honduras evoca nues-tra identidad catracha. El SMNSS representa el corazón de la Iglesia hondureña. Nuestro Seminario aco-ge los seminaristas de ocho Diócesis del país y es el único Seminario Na-cional que posee Honduras. • El pez visto de fondo expresa nuestra identidad cristiana, ya que nuestra formación gira en torno a la fe cristiana-católica y los que hemos respondido al Señor y ahora estamos en el Seminario nos preparamos para ponernos al servicio de Cristo en los hermanos por medio de su Iglesia.• la frase central coloca de relieve la finalidad fundamental del proceso formativo en el smnss: Forman-do sacerdotes, según el corazón de Dios. Esta es la misión fundamental de nuestro Seminario y así ésta es la contribución específica de esta im-portante obra eclesial en el contexto de la sociedad hondureña!

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En uno de los más importantes do-cumentos del Magisterio Pontificio acerca de la formación sacerdotal, “Os daré pastores” (en su nombre latino es Pastores davo vobis), el Papa Juan Pablo II define el Semi-nario Mayor como comunidad educativa en camino. El Seminario es la comunidad promovida por el Obispo para ofrecer a quien es lla-mado por el Señor para el servicio apostólico, la posibilidad de vivir la experiencia formativa que el Señor dedicó a los Doce (Cf. PDV, 60). Su identidad más profunda, entonces, radica en “ser a su manera continui-dad en la Iglesia de la íntima comu-nidad apostólica formada en torno a Jesús” (Cf. PDV, 60).

el seminario mayor es comunidad educativa en camino y ofrece a quien es llamado por el señor para el servicio apostóli-co, la posibilidad de vivir la experiencia formativa que el señor dedicó a los doce (Cf. “os daré pasto-res”, 60 – Papa Juan Pablo

ii).

seminario mayor nuestra señora de suyapa (smnss)MISIÓN Y NATURALEZA

El SMNSS, como institución fundada por la Conferencia Episcopal de Hondu-ras con fines estrictamente pastorales, es, por su naturaleza, una institución de carácter interdiocesano que reúne a los jóvenes vocacionados en una comu-nidad educativa, humana, académica y eclesial, a la cual se le confía la tarea de formar a los futuros presbíteros del país, según las orientaciones de la Iglesia Católica y para responder a los retos que plantea la sociedad de hoy.

Así, pues, el Seminario tiene su refe-rente en la primera comunidad de los Doce Apóstoles quienes, en el seguimiento del Señor, aprendieron del Maestro y, convirtiéndose a Él, y disponiéndose a recibir en Pen-tecostés el don del Espíritu Santo, fueron convocados para estar con Él y para ser enviados a evangelizar (Cf. Mc 3,13-16; “El anuncio del Evange-liohoy” (EvangeliiNuntiandi), 14)1. Se trata, en primer lugar, de una-comunidadhumanaen la cual los distintos miembrostienencomoho-rizonte la educación de personas llamadas a formarunacomunidad familiar que vive con gozo la pre-sencia, la palabra y el amor de Cristo resucitado. Se trata de unproceso de peregrinaciónhacia el misterioque-cadaunoesparasímismo, en el que no puedefaltar el ahondar en la pro-piabiografía personal.2. El Seminarioesunacomunidade-clesial: esunacomunidad de creyen-tes y discípulos de Jesúsvinculados-por la Liturgia, la mismafe, la expe-riencia fraternal del mismoamor, el Evangelio, el Espíritu de Cristo y el amor a la Iglesia. Comunidadabier-ta, solidaria y servicial.3. Como comunidaddiocesana, el Seminario vive en comunión con el

Obispo y el Presbiterio. Conocer de cercalaspreocupacionespastorales de la Diócesis y participar de suses-peranzas e inquietudes esunatarea-vinculante e integradora.4. En cuanto comunidad educativa el Seminario Mayor acompaña el discer-nimiento vocacional y ofrece así una ayuda eficaz a cada joven para que se integre en modo eficiente al proceso-formativo a nivel humano,espiritual, intelectual y pastoral en contexto de vidacomunitaria. 5. Como comunidad educativa en camino se organiza a partir de cuatro dimensiones: humano-afectiva, espi-ritual, intelectual y pastoral.Atendiendo a lo humano-afectivo, procuramos el acompañamiento per-sonalizado, utilizando las herramien-tas necesarias para consolidar la ma-durez que permita al joven candidato vivir plenamente y afrontar oportuna-mente las diversas situaciones de cre-cimiento y de madurez personal y los momentos conflictivos que marcan el

largo proceso formativo y que conti-nuarán presentes, en formas diversas, en la futura vida ministerial.Desde la vida espiritual formamos hombres abiertos a Dios, dóciles a la moción del Espíritu, atentos a su Pa-labra, obedientes y capaces de amar y servir; hombres que son capaces de celebrar la propia fe y alimentarla con una participación activa, cons-ciente y fructuosa en los Sacramen-tos, especialmente en la Eucaristía, celebrada diariamente y asumida como origen y culmen de la vida de la fe; y la Reconciliación, celebrado con la regularidad del propio cami-no de fe y de santidad. Desde la perspectiva intelectual for-jamos en los estudiantes el gusto por la sabiduría y sus diversas formas de expresión; cultivamos en ellos el afán del conocimiento, la avidez por la investigación y el interés profundo por la construcción de una actitud intelectual necesaria para suscitar el diálgo fecundo fe-contexto general; y se suscita también en todos el de-sarrollo de la propia capacidad de análisis de la realidad a partir de la re-flexión filosófica y el saber teológico. Desde la experiencia pastoral, el candidato desarrolla la capacidad de generar, acompañar e identificar procesos de fe en las comunidades y grupos de los cuales es responsable.El fin último del Seminario es formar verdaderos pastores según el Cora-zón de Dios.

El fin último del Semi-nario es la formación de

verdaderos pastores según el Corazón de dios.

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La historia de la Iglesia en Honduras es, de suyo, sumamente compleja y eso se refleja, de manera particular, en la configuración, tan difícil, de un clero nativo o de un clero diocesano.No podemos negar que el mayor peso de la evangelización de nuestra patria recayó primaria y fundamentalmente sobre los hombros de los religiosos, concretamente los franciscanos y los mercedarios.Desde los primeros pasos de la presencia evan-gelizadora en el país, pero sobre todo con la llegada del primer obispo al país, una preocupa-ción constante ha sido la de responder a las ne-cesidades pastorales de la región, gobernación, Intendencia o República. Los sacerdotes siempre fueron escasos y actualmente, el panorama no es muy diverso. Los primeros diocesanos, en todo el sentido de la palabra, fueron aquellos 4 cléri-gos provenientes de España que acompañaron al primer obispo en Honduras, don Cristóbal de Pedraza. A estos se les sumaron otros 4 más, “reclutados” en la Isla de la Española (Santo Do-mingo).Al llegar a Honduras se encuentra con 7 sacerdo-

LA FORMACIÓN SACERDOTAL EN HONDURAS

Un bosquejo histórico

P. Juan Ángel lópez,arquidiócesis de tegucigalpaalumno del smnss(1990-1995)licenciado en Historia eclesiástica en la Pontificia Universidad Gregoriana(roma, 2002)doctorando en Historia eclesiástica en la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma)

tes que en nuestro país ya realizaban alguna la-bor espiritual, aunque tenían más de aventureros que de sacerdotes. Entre ellos cabe destacar al P. Juan Habela que será ampliamente citado en las crónicas de la época y que prestaba su servicio en el puerto de Trujillo.Todo esto ocurría en 1545. Pero apenas 5 años después, tan sólo quedan 7 sacerdotes y apenas 3 frailes mercedarios. Todo esto debido a la inca-pacidad de los poblados para sostener a los sa-cerdotes, lo que obliga a algunos de ellos a dejar la misión.Con la llegada definitiva de los mercedarios en 1550 y de los franciscanos en 1572, la Iglesia hondureña se inclinará por más de un siglo a pri-vilegiar la obra de los religiosos.Con todo, tanto Jerónimo de Corella como Alo-nso de la Cerda (Segundo y tercer obispo de Honduras) se preocuparán por fomentar una formación mínima, con una cátedra de gramáti-ca, con la intención de que esta se tornase con el paso del tiempo en el primer seminario del país: el Colegio Tridentino.

el mayor peso de la evangelización de nuestra

patria recayó primaria y fundamentalmente

sobre los hombros de los religiosos, concretamente

los franciscanos y los mercedarios.

Ya para finales del s.XVI hay testimonios de vo-caciones surgidas entre los criollos (hijos de españoles nacidos en América) aunque sus ru-dimentos académicos los adquieren en aquella “escuelita” episcopal.Tienen que salir hacia Gua-temala a concluir sus estudios por lo que una buena cantidad de ellos se quedará fuera y no retornará al país.

Juan modesto merlo de la Fuente, ya en 1660, proyecta

establecer un seminario.

Frente a esta dificultad reaccionará el primer obispo diocesano de origen medio indígena: Juan Modesto Merlo de la Fuente quien, para 1660,proyecta establecer un Seminario.No verá la luz este Seminario bajo los ojos de Merlo de la Fuente sino de Alonso Vargas y Abar-ca que lo fundará en octubre de 1679.En 1826 se cerró el Seminario por falta de perso-nal y sobre todo por la ausencia de un obispo que dirigiese el destino de la Diócesis, en general.

Mons. Manuel Velez intentó reabrir el Seminario en Comayagua; luego ideó el proyecto de una casa de Formación en Siguatepeque, pero la si-tuación del país no permitía que se sostuviese de manera independiente; y el hecho de necesitar del apoyo del gobierno, obstaculizaba grande-mente su mera existencia.

Una imagen para la historia! La llegada de las fundadoras de las Hermanas de la Sagrada Familia en Honduras.Los padres del Seminario acogen a las Hermanas en el aereopuerto el 4 de febrero de 1962.

P. Juan Ángel lópez, arquidiócesis de tegucigalpa

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En 1905 Mons. José Martínez y Cabañas lo abre nuevamente y dos años más tarde el Seminario es trasladado a Tegucigalpa, por la situación de inseguridad que se vivía en Comayagua.

Para 1909, llegan los primeros padres Lazaristas, y ellos asumirán la dirección del Seminario, de tal manera que hasta 1933 el Seminario cambia de nombre: “Seminario San Vicente”. En 1933 Mons. Hombach, segundo arzobispo de Tegucigalpa y antiguo Rector del Seminario, construyó el Semi-nario en el sector de Casamata con el nombre de “Seminario San José”. Por escasez de fondos, de personal y por recomendación de la Santa Sede, el edificio en sí mismo, albergaba el Seminario Mayor y el Seminario Menor.

Los Padres Lazaristas dejarán la dirección del Seminario prácticamente a la muerte de Mons. Hombach, por lo que en Marzo de 1945, los Pa-dres Salesianos asumen la dirección del Semina-rio a petición del obispo auxiliar y futuro Arzobis-po, Mons. José de la Cruz Turcios Barahona. Pero, lamentablemente el Seminario sólo podía servir los primeros años de la formación sacerdotal, y no será sino hasta 1950, cuando el Seminario co-mienza con un plan de estudio de tres años.

Parael 16 de abril de 1953, la Conferencia Episco-pal de Honduras erige oficialmente el Seminario “San José” como Seminario Nacional de Hondu-ras, bajo el impulso y el requerimiento directo de la Santa Sede que le reconoce ese mismo año.

El Seminario funciona con muchas dificultades y es por eso que la Conferencia Episcopal conside-ró encomendarlo a sacerdotes venidos del Ca-

nadá, que desde 1955 se encuentran presentes sobre todo en el sur de Honduras.

en enero de 1961, mons Héctor enrique santos dispone la fundación

de un seminario mayor interdiocesano.

Monseñor Héctor Enrique Santos, como Pre-sidente de la Conferencia Episcopal, dispone la fundación de un Seminario Mayor interdiocesa-no para alumnos de filosofía y teología.

Es así que se firma un convenio con la Conferen-cia Episcopal del Canadá que se compromete a construir el Seminario y proveerlo con los forma-dores necesarios.

De esa manera, en el lugar donde funcionaban juntos los Seminarios en Casamata, se destinará el espacio sólo para el Seminario Menor y bajo la conducción de los Padres Salesianos; mientras que el Seminario Mayor se traslada a un terreno comprado para tal propósito junto al río Guace-rique, en la zona conocida como Los Laureles y teniendo una salida junto a la calle que conduce a Lepaterique.

De tal manera que para el segundo semestre de 1962 nace el Seminario Mayor, con un nuevo nombre: “Nuestra Señora de Suyapa” y con ca-rácter interdiocesano.

En Junio de 1966, los Padres de las Misiones Extranjeras de Quebec ( Javerianos), contando siempre con el auxilio de algún sacerdote hon-dureño, asumen la responsabilidad de guiar la formación de los futuros sacerdotes en Hondu-ras, hasta 1996.

En 1997 la Conferencia Episcopal de Honduras confía la dirección del Seminario Mayor a la Pro-vincia Colombiana de los Padres Eudistas; y en manos de dicho Instituto permanece hasta el presente.

Imagen de la bendición de la Cruz en la casa de Miraflores de las Hermanas de la Sagrada Familia

El apreciado y muy recordado Mons Héctor Enrique Santos. Durante su presidencia de la Conferencia

Episcopal de Honduras se adelantaron los trabajos de construcción de la actual sede del SMNSS.

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Nuestra presencia en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa se sitúa en continuidad con la obra de la formación sacerdotal en Hon-duras. No hemos sido los fundado-res del Seminario. Éste había sido fundado el 24 de enero de 1961, mediante un contrato entre la Con-ferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) y la Conferencia Episcopal Católica Canadiense (CECC). En dicho contrato el Art. 1-b estipu-laba: La C.E.H. entrega la dirección y administración del S.M.N.S.S. al Rector y a su Consejo, compuesto de sacerdotes canadienses y gra-dualmente también de sacerdotes hondureños. Además el Art. 6-a decía claramente: Con la aproba-ción de los Ordinarios propios, el Rector podrá sumar al personal del Seminario sacerdotes hondureños, especialmente preparados, para el ministerio de la formación sacerdo-tal. Ha sido siempre una preocu-pación nuestra como Javerianos:

la presencia de losPADRES JAvERIANOS

en el smnssPor Padre Guido Charbonneau,

sacerdote de las misiones extranjeras de Quebec (canadá)rector del smnss (1987-1991)

P. Guido Charbononneaux, miembro de los Sacerdotes de las Misiones Extranjeras de Quebec, rector del SMNSS de 1987-1991

nuestra presencia en el seminario mayor nuestra señora de suyapa se sitúa en

continuidad con la obra de la formación sacerdotal en Honduras.

propiciar la formación superior de unos sacerdotes hondureños para que trabajen como formadores o profesores en el Seminario.El Seminario Mayor empezó a fun-cionar en 1962, bajo la dirección de Mons. Gerardo Cambron y otros tres sacerdotes diocesanos cana-dienses, con la ayuda de dos Jave-rianos. En 1965, el P. Rogelio Laniel asumió la rectoría. A finales de 1965, el entonces Nuncio Apostó-lico en Honduras, Mons. Sante Por-talupi, manifestó lo siguiente en una carta al P. Gilles Ouellet, Superior general de la Sociedad: Los Obispos de Honduras estarían agradecidos si vuestra Sociedad tomara a su car-go la dirección y la enseñanza en el Seminario Mayor. Y le pedía que pensara en el nombramiento de un Rector. El P. Ouellet le contestó que estaba en principio de acuerdo y es-peraba visitarlo pronto para hablar del asunto. A partir del 2º semestra de 1966., el P. Guillermo Aubuchon

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P. Roberto Nolin, miembro de los Sacerdotes de las Misiones Extranjeras de Quebec, rector del SMNSS de 1981-1986.

Los PP. Guido Soucy y Andrés Dumas, también PP Javerianos, que colaboraron en la formación de los sacerdotesen el SMNSS. El P. Soucy fue rector de 1.974-1976

asumió la rectoría del Seminario, hasta 1973. Los demás Rectores Javerianos fueron los Padres Guido Soucy (1974-1976), Guido Plan-te (1977-1980; 1992-1996), Ro-berto Nolín (1981-1986) y Guido Charbonneau (1987-1991). Por todo, 22 Javerianos trabajaron en el Seminario, asistidos por 10 sa-cerdotes asociados. 12 sacerdotes hondureños han trabajado como formadores o profesores externos durante nuestros 30 años de pre-sencia en el Seminario. Entre 1962 y 1996 entraron 616 seminaristas, de los cuales 490 procedían de una diócesis de Honduras, 98 perte-necían a una diócesis de otro país (Guatemala, Nicaragua, Panamá, Belice y El Salvador) y 28 eran de congregaciones religiosas.Las orientaciones que hemos se-guido en la formación de los sa-cerdotes en el Seminario han sido

las líneas indicadas por la Iglesia: el Concilio Vaticano II, el CELAM (Me-dellín, Puebla y Santo Domingo), los Papas (Por ej. Evangelii Nuntiandi, Pastores Dabo Vobis, Redemptoris Missio). Siempre hemos querido formar pastores a imagen de Cristo Buen Pastor.También nos hemos dado cuenta de la situación crítica de los sacer-dotes diocesanos, muchas veces aislados geográficamente.

siempre hemos querido formar

pastores a imagen de Cristo Buen

Pastor

el seminario mayor empezó a funcionar en 1962, bajo la dirección de

mons. Gerardo Cambron y otros tres sacerdotes

diocesanos canadienses, con la ayuda de dos

Javeriano

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EL SERvICIO EUDISTAen la formación del clero hondureño

Por lic. mauricio martínez Fonseca, eudistaasesor del curso introductorio 2012

De izquierda a derecha: Lic. Mauricio Martinez Fonseca, P. Juan Fernando Medina Múnera, P. Gabriel Reyes Tristancho, P. José Mario Bacci Trespalacios, Ismael Nova Pinzón, P. Oscar Augusto Echeverri Tamayo.

En la celebración de los 50 años del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa se destaca también la presencia misionera de la Congre-gación de Jesús y María (Padres Eudistas) en la Iglesia Hondureña. Este año se cumplen ya 18 de presencia eudista en este bello país. El 4 de fe-brero de 1994 los padres Harold de Jesús Castilla y Rafael Niño dan inicio a la misión eudista en Honduras con la dirección del Curso Propedéuti-co en las instalaciones del antiguo Seminario San José en Casamata. Después de dos años, en junio de 1996, los padres eudistas asumen también la dirección del Seminario Mayor. Tuvo comienzo así una nueva etapa en la historia dorada de esta Casa de Formación.Concluían 30 años de testi-

monio misionero y formativo de los Padres de la Sociedad de Misiones Extranjeras de Quebec, los Padres Javerianos. De esta forma, en enero de 1997, la Conferencia Episcopal de Honduras confía a la Congregación de Jesús y María, Pro-vincia de Colombia, la dirección del Seminario Mayor. Asume como Rector del Seminario, el Padre Mario Fernando Hormaza y lo acompaña el Padre Guillermo Acero, Administrador. En el Curso Introductorio continúan su actividad mi-sionera los padres Leonardo Arboleda, Director,y Giovanni Hernández, asesor. En la ceremonia oficial que marcó el inicio de esta fase de la vida del SMNSS estuvieron presen-tes el entonces SuperiorGeneralde los eudistas, P.

Pedro Drouin, y el entonces Superior Provincial de Colombia, P. Carlos Álvarez. En 1998, se inician las labores académicas del Curso Introductorio en las nuevas instalaciones (en dónde está ubicado actualmente) bajo la dirección del Padre Juan Fernando Medina Mú-nera y la colaboración del entonces Lic. José Gre-gorio Rodríguez. Tal como se dijo, en este año jubilar del Semi-nario Mayor, nosotros, los Eudistas, celebramos 18 años de presencia misionera en la formación presbiteralen Honduras y 15 años de servicio en la dirección del SMNSS. Durante este tiempo, la Congregación de Jesús y María ha ofrecido el concurso de muchos presbíteros, la mayoría de

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en la celebración de los 50 años del seminario mayor nuestra señora de suyapa se destaca también la presencia

misionera de la Congregación de Jesús y

maríala experiencia de cada eudista en esta casa ha sido caracterizada por el sentido de fraternidad, por la acogida sencilla

y por las relaciones cordiales

ellos devotos formadores que ofrecieron lo me-jor de sí mismos en función del cumplimiento fiel de esta delicada misión que la Iglesia hon-dureña ha puesto en sus manos; desde 1997 la Con-gregación ha asumido con responsabilidad cada una de las exigencias que la di-námica del proceso forma-tivo implica: el servicio de la coordinación de la actividad formativa que garantiza la buena marcha del proceso y la unidad de criterios en el desempeño de las diversas decisiones dentro del mis-mo proceso (la rectoría); la exigente labor de manteni-miento, organización de la casa y relación con colabo-radores y empleados (la administración), la es-tructuración de los planes de estudio, la relación con los profesores y con las entidades que rigen la educación superior en el país para aseguar la buena marcha de esta importane dimensión for-mativa (la prefectura académica), el seguimiento de la actividad pastoral de los seminaristas y la continua reflexión en torno a la formación de los futuros pastores de modo que adquieran los tra-zos del corazón pastoral de Jesús (la animación pastoral), el acompañamiento humano y espiri-tual de los seminaristas en los grupos de vida (los respectivos cursos) y los grupos de Diócesis. El primero de julio de 1998, el Padre Hermes Amaya es nombrado Rectordel SMNSS y ejer-ce su misión hasta el 31 de julio del 2001. En el 2002, el padre Gustavo Londoño Muñoz asume la rectoría hasta el año 2007. En el 2008 llegará el P Jaime Rojas quien asume también la recto-ría y sirve en la Iglesia hondureña hasta el año 2011. La labor formativa, sin embargo, no de-pende de una sola persona, sino que es fruto de la conviente interacción entre los miembros del Consejo de Formación integrado por el rector, el vice-rector y los demás formadores. De manera que, es justo también aludir, en esta fiesta jubilar, a la presencia de algunos presbíteros eudistas –entre tantos otros- que han servido en el SM-NSS durante los últimos 18 años de existencia de esta casa formativa: el P. Juan Fernando Me-dina, actual Prefecto Académico, ha contribuido eficazmente a la formación de los jóvenes can-didatos al presbiterado durante dos períodos (1998-2002 y 2009 hasta hoy); el P. José Gregorio Rodríguez que sirvió en el Seminario durante 10 fecundos años de actividad apostólica (1998-

2008) y el P. Oscar Echeverri, Administrador de la casa durante los últimos 8 años en el SMNSS. Su labor está llena de desafíos pero su acertada con-

ducción ha permitido que la Casa luzca bella y digna, y sea ambiente saludable para la vida formativa. Hoy el Consejo de Forma-ción está integrado por los PP. José Mario Bacci Trespalacios, rector (desde febrero del 2012); Oscar Echeverri, Vice-rector y Ad-ministrador; Juan Fernando Medina,Prefecto Académi-co; Ismael Nova, animador de la Dimensión Pastoral; y Gabriel Reyes Tristancho, Director del Curso Introduc-torio. Como ha sucedido en

otras ocasiones, algunos padres diocesanos han hecho parte del Consejo de Formación. A partir de julio de este año contamos con la presencia del P. David García, sacerdote de la Diócesis de Choluteca.

¿Qué significado tiene para los padres eudistas servir a la igle-sia hondureña durante estos 15 años en la dirección del sm-nss? El Padre Oscar Echeverri nos dice: “ En el año 2004, antes de venir a Honduras, el P. Gustavo Londoño me escribía: vienes a trabajar a una Iglesia pobre pero muy bendecida por Dios en la unidad, en la acogida y en la sencillez. Después de todo este involvidable tiem-po vivido en esta tierra catracha, puedo confirmar la veracidad de estas palabras. Esto es lo que ha experimentado la Comunidad Eudista en su trabajo de Forma-ción-Evangelización en estos 18 años de servicio misionero en Honduras. Después de todo este tiempo, puedo decir con senceridad que la experiencia de cada Eudista en esta casa ha sido caracterizada por el sentido de fraternidad, por la acogida sencilla y por las relaciones cordiales. Abiertos a darnos la oportunidad de servir des-de nuestro carisma propio, hemos vivido juntos para la misión, tal como rezan nuestras Constitu-ciones. Cada uno de los Obispos de esta Iglesia Hondureña nos ha manifestado siempre su gra-titud y su apoyo. En general, los sacerdotes de las diversas Diócesis nos han expresado su respeto

y su eficaz colaboración. Las religiosas de la Sa-grada Familia nos han ayudado con su entrega y sencillez en esta significativa tarea de la formación de pastores según el Corazón de Dios. Los semi-naristas que han pasado por esta casa nos han mostrado, en la vida cotidiana, su admiración y cariño. Han sido muchos los jóvenes que han pa-sado por esta casa y nos han dado su confianza para colaborar con la realización de su proyecto existencial: la configuración con Cristo Sacerdo-te, Maestro y Pastor. Hemos caminado con ellos buscando ser verdaderos pastores al servicio del pueblo de Dios en las diversas expresiones de la cultura catracha, tan rica, tan propia, tan ben-decida por Dios. Nos han dado la oportunidad de compartir el patrimonio espiritual, apostóli-co, eclesial y sacerdotal que hemos recibido de san Juan Eudes, gran misionero y formador de la Francia del XVII siglo! Su manera sencilla, eficaz, espiritual de captar el misterio del amor de Dios lo llevó a a consumirse en la misión (en su vida realizó más de 114 misiones!) y en la formación (fundó Seminarios e influyó en la formación de los sacerdotes que, a su vez, contribuyeron al crecimiento de la Iglesia francesa). Creo que estos 15 años en el SMNSS represen-tan para nosotros mucho crecimiento a nivel personal, ministerial y comunitario. En total 37 Eudistas hemos prestado nuestro servicio en esta casa. Algunos que aún vivimos, otros que se en-cuentran ya en la Casa del Padre. Reconocemos agradecidos con Dios que hemos podido marcar huella con nuestra entrega a Jesús y a la Iglesia en la vida y misión de la Iglesia hondureña. Ade-más de dar lo que tenemos, nuestro patrimonio

espiritual y misionero en la CJM, hemos recibido el ciento por uno y también la vida eterna (Cf. Mt 19,29).Dios bendiga nuestra presen-cia y misión en esta Iglesia de Honduras; que podamos tener muchos más ex - alumnos pres-bíteros que trabajen por el bien de sus respectivas Diócesis y de la Iglesia, siempre en comunión fraterna con sus obispos y en

profunda unidad presbiteral. Dios nos permite hoy dar gracias por estos 50 años del SMNSS, en nombre de muchos eudis-tas que entregaron años de su vida a esta obra, de los que aun estamos aquí y de muchos que vendrán. Pero también es un gran compromiso y una gran tarea continuar hoy la formación de pastores auténticos entregados al servicio del pueblo de Dios”.

es un gran compromiso y una gran tarea continuar hoy la formación de pastores auténticos

entregados al servicio del pueblo

de dios.

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

LAS HERMANASde la sagrada Familia en el smnss,

un testimonio de fe y servicio.

Esta foto, tomada en los inicios de la presencia de las Hnas de la Sagrada Familia, registra los comienzas de esta presencia misionera en el SMNSS: De izquierda a derecha: Sor Cecilia Lachance, Sor Isabel Cerrato, Sor Elodia Michaud, Sor Clara Bergeron, Sor Rita Melanson, Sor Maria Clara

Hacia el año 1960, la Iglesia de Roma pide a todas las Congregaciones religiosas, aún no misioneras, y al clero diocesano de ir a evangelizar a América Latina. Contestando al gran deseo expresado por el Papa Juan XXIII, el Episcopado canadiense asume, con el acuerdo del Arzobispo de Teguci-galpa, la construcción, la fundación y la dirección del Seminario Mayor Nuestro Señora de Suyapa para la formación sacerdotal enAmérica Central.Después de un tiempo de forma-ción en México, cinco sacerdotes de diversas Diócesis de Canadá levantan el vuelo a Honduras.

En 1961, son los preparativos de la construcción del Seminario Mayor. Mons. Gerardo Cambrón, de la Diócesis de Sherbrooke, Quebec, Canadá

será el primer superior.Este último requiere de los servi-cios de las pequeñas hermanas de la Sagrada Familia. Sor Julieta Coté, superiora general y su Consejo aceptan de auxiliar a los sacerdotes en su trabajo de evangelización. Ellas nombran a las hermanas: Santa Magdalena (Cecilia Lachan-ce), San Claudio (Clara Bergeron),

Santa Magdalena de la Cruz (Rita Melason), San Gastón (Elodia Michaud). El 15 de octubre de

1961, las cuatro fundadoras al Centro de Cuer-navaca, México, por un curso de tres meses del idioma español y de las costumbres de América Central.Llegan al Seminario Mayor de Tegucigalpa el cuatro de febrero de 1962. Mons. Gerardo Cam-brón, los sacerdotes y unos veinte seminaristas les acogen a brazos abiertos. La construcción no está terminada para la entrada de los estudiantes y la llegada de las religiosas canadienses. Estas últimas se hospedan en unas habitaciones alqui-ladas y pequeñas en frente de la Catedral de Te-gucigalpa, la capital. Después de una instalación rudimentaria en su nuevo convento, además de asumir las tareas materiales, colaboran en la

llegan al seminario mayor de

Tegucigalpa el cuatro de

febrero de 1962

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medida apostólica en la medida de sus posibili-dades.Con motivo en las vacaciones en su familia, los seminaristas dan a conocer a las pequeñas her-manas en sus parroquias. En diciembre de 1963, Isabel Cerrato originaria de Yuscarán, el Paraíso, se ha vuelto la primera postulante; en enseguida entra Mirian Ham, originaria de San Pedro Sula. A principios las jóvenes están acogidas en el con-vento cerca del Seminario Mayor. Aumentando el número, se necesita alquilar otra casa. El 13 de Mayo de 1970, se desplaza el noviciado a la Co-lonia el Manchen, luego el 13 de diciembre de 1971 a la parroquia de la Inmaculada Concep-ción, Comayagüela.En 1973, la construcción de una Casa Central y Noviciado se confirma necesaria. El 19 de Marzo de 1975, la bendición de los pabellones ubicados

en la Colonia Miraflores, Tegucigalpa, es presidi-da por su Excelencia MonseñorHéctorEnriques Santos, Arzobispo de la Diócesis. A su turno las postulantes y novicias fascinadas por el ideal de la Madre María Leonia, atraen a otras jóvenes para sostener el ministerio de los Sacerdotes.Desde la apertura del primer noviciado, las responsables tanto canadienses como hondureñas han dado lo mejor de ellas mismas para la formación inicial: Sor Clara Bergeron desde su llegada a Honduras en 1962 y Sor Juana de Arco Béliveau de 1974 hasta 1991. Después la sucede Sor Rosa Linda Núñez, Sor Ju-lia Corea y Sor Rosa Elena Franco. Sor María Jesús Guevara ocupa actualmente esta función.

Al Seminario de Mayor de Honduras, en 2011, cinco religiosas hondureñas asistidas de laicas, se consagran siempre para los sacerdotes, los profesores y cerca de ciento cincuenta estu-diantes en teología y filosofía. También están

el arzobispado de Tegucigal-pa y en cuatro casas cúrales, de esta misma Diócesis. En la Diócesis de Choluteca, las religiosas aseguran los servi-cios a la residencia Episcopal desde 1987, a la casa cural de la Catedral desde 1988 y al

Seminario Menor Pablo VI, desde el 2010. En 2008 tres religiosas vuelvan al Seminario Me-nor Santiago Apóstol de la Diócesis de San Pe-dro Sula donde la comunidad había obrando antes, de 1992 a 2001.

Estas son las Hermanas de la Sagrada Familia que actualmente forman la comunidad que está al servicio del SMNSS en este año jubilar: De izquierda derecha: Sor María Inés Sánchez, Sor Digna Elizabeth Martínez, Sor María Cristina Fuentes, Sor Rosa María Núñez, Sor Eulalia Ramos.

desde la apertura del primer noviciado, las responsables tanto canadienses como hondureñas han dado lo mejor de ellas mismas para la formación inicial y muchas hermanas

han entregado su vida al servicio del smnss

en diciembre de 1963, isabel Cerrato,

originaria de yuscarán, el Paraíso, llegó a ser la primera postulante

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arquidiócesis deTEGUCIGALPA

La Arquidiócesis de Tegucigalpa com-prende los Departamentos de Francis-co Morazán y El Paraíso. Por ende, su campo de presencia pastoral es bas-tante amplio. Involucra a los habitan-tes católicos de ambos departamen-tos. En función de un servicio pastoral más organizado, existe la posibilidad de la creación de una nueva Diócesis correspondiente al Departamento de El Paraíso.Su Obispo titular es Mons. Oscar An-drés Cardenal Rodríguez Madariaga y el Obispo Auxiliar es Monseñor Juan José Pineda Fasquelle. En sus labores pastorales son acompañados por un numeroso clero diocesano, por distin-tas comunidades religiosas masculinas y femeninas, por un amplio grupo de agentes de pastoral (catequistas, miembros de las diversas pastorales, Delegados de la Palabra, entre otros) y por diversos Movimientos Apostó-licos (Camino Neo-catecumenal, Re-novación Carismática Católica, entre otros).Actualmente en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, la Arqui-diócesis cuenta con 42 seminaristas distribuidos en los distintos niveles de formación:el Año Introductorio, los III años de Filosofía y los IV años de Teología. Es menester mencionar que el Espíritu Santo siempre bendice con vocaciones al Ministerio Presbiteral

a nuestra amada Arquidiócesis. Sin embargo, debemos mantenernos firmes y perseverantes en la oración al Dueño de la mies para que mande obreros a su mies (Cf. Lc 10,2).Su clero es mayoritariamente joven y ejerce su presencia pastoral en cola-boración con sus Obispos en las dis-tintas parroquias que, a su vez, están organizadas en Decanatos, integradas de acuerdo a su ubicación geográfica. Con el paso de los años, se han erigi-do nuevas parroquias, para facilitar la atención pastoral en cada una de las mismas. Este es uno de los aspectos relevantes del pastoreo de Mons Os-

car Andrés.Todo ha sido fruto del Padre que nos regaló a Jesús, el Buen Pastor, quien lla-mó a presbíteros, religiosas (os) y laicas (os) a trabajar en esta porción del Pue-blo de Dios. No nos ha faltado la asis-tencia del Espíritu Santo en todos los momentos de nuestro caminar. El se-creto de la fuerza pastoral de la Iglesia arquidiocesana consiste en su trabajo de conjunto. Se intenta hacer camino juntos, en actitud abierta y concilia-dora, cada uno disponiendo lo mejor de sí en función del crecimiento de la comunidad. Dios ha bendecido a esta Iglesia Local con muy buenos misio-

neros, pues todo el que viene aquí no anda buscando ninguna comodidad, sino sólo servir y ofrecer en estas tie-rras de misión el testimonio de una presencia apostólica eficaz. La Arquidiócesis es una Iglesia Local que tiene muchas similitudes con las otras Diócesis del país: su gente está sumergida en una realidad social con problemas de gran envergadura a nivel migratorio, económico y polí-tico, realidad a la cual no son ajenos los proyectos pastorales que aquí se gestan como respuesta de fe ante tal situación.Por lo tanto los desafíos siguen siendo múltiples: recrear y redefinir la identi-dad de cada comunidad parroquial a partir de los nuevos contextos y, den-tro de ella, renovar la identidad del Presbítero, del Consagrado, del Laico; lograr una profunda espiritualidad, que anime todo el proceso; descu-brir y atender los “nuevos areópa-gos”; superar las visiones excluyentes y los enfrentamientos entre grupos eclesiales aún en la misma propuesta metodológica de misión; valorar, po-tenciar, apoyar y proyectar la misión de los laicos en el mundo; encontrar nuevos cauces para la transmisión de la fe a las nuevas generaciones, en clave discipular misionera; descubrir y vivir la profunda interrelación entre comunión y misión.

De izquierda a derecha: Abrahán Álvarez, José Zambrano, Daniel Vargas, Rubén Sierra, Eduardo Mancia, Daniel Velásquez, David Morales, Freddy Espinoza, Osman Mejía, Marcio Palma, Gabriel Maldonado, Walmer Padilla, Humberto Pérez, Cecilio Rivera, Dorian Vigil, Mario Portillo, Juan Hernández, Rodolfo Varela, Edwin López, José Sauceda, Neptaly Palma.

Esta es la histórica Catedral de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, recién restaurada.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

SAN PEDRO SULA50 años de Vida diocesana

Cincuenta años se dicen y se escriben fácilmente.Sin embargo, ha sido largo el recorrido que han caminado tanto el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa como nuestra Diócesispa-ra poder contribuir eficazmente en la edificación de la Iglesia hondureña.In-mediatamente después del nacimien-to de esta casa de formación en 1962, se erige la diócesis de San Pedro Sula el 13 de julio de 1963 tras 47 años de funcionar como Vicariato Apostólico.

Inicialmente, esta porción de la Iglesia de Honduras abarcó una extensa zona que comprendía los departamentos de Cortés, Atlántida, Islas de la Bahía, Colón y Gracias a Dios, y tuvo como primer obispo diocesano a Mons. José GarcíaVillas, CM, hasta su fallecimiento en 1965. Ya en 1966 su Santidad Pablo VI nombra a Mons. Jaime Brufau, CM, como el segundo obispo de la diócesis de San Pedro Sula, quien asume esta responsabilidad durante 27 años. El fructífero ministerio de estos pastores se concentró en el proyecto de poner los fundamentos de una Diócesis en tiempos nada fáciles para la vida políti-ca y social de Honduras. La población crecía en ritmo exponencial y los retos pastorales aumentaban proporcional-mente. Desafortunadamente, por una grave enfermedad, Mons. Brufau se ve forzado a presentar su renuncia en

1993, quedando la diócesis a cargo de Mons. Oscar Andrés Rodríguez quien es nombrado Administrador Apostó-lico por la Santa Sede.Para entonces la diócesis, contaba únicamente con cuatro sacerdotes nativos de los cua-les el P. Guillermo E. Medina,el primer ordenado(20 de diciembre de 1965), egresado naturalmente de nuestro querido Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa.En cambio, el resto del clero era religioso.

El 3 de febrero de 1995 fue consagra-do como tercer Obispo de la Diócesis de San Pedro Sula Mons. Ángel Ga-

rachana Pérez, CMF. Entre otras op-ciones pastorales, el nuevo Obispo se dedicó a fomentar las vocaciones al Ministerio Presbiteral con el objetivo de fortalecerel clero nativo. Tiene ini-cio así un importante florecimiento de las vocaciones presbiterales dio-cesanas, convirtiéndose así -desde su acción pastoral-en un incansa-ble promotor vocacional.En el año 2002, tiene lugar la llegadadeMons. Rómulo Emiliani,CMF, tras su nom-bramiento como Obispo Auxiliarde la Diócesis,tomando posesión de su car-go el 4 de mayo de ese mismo año.

A partir del 11 de febrero del 2012, la Diócesis de San Pedro Sula asu-me una nueva configuración.Ahora comprende únicamente el Depar-tamento de Cortés, cuenta con tres zonas o decanatos y en su totalidad posee 32 parroquias.En toda la Dió-cesis vivimos ahora una experiencia profunda de renovación mediante la realización del I Sínodo Diocesano, convocado el domingo 26 de febrero del presente año.El Sínodo es con-siderado como un tiempo de gracia para evaluar el camino recorrido en los últimos cincuenta años, para re-conocer los desafíos actuales de la misión en esta porción del Pueblo de Dios y para renovar el empeño misio-nero para comunicar a todos el gozo del Evangelio.

Edil Guevara, Nelson Corea, Zaulo Zelaya, Manuel Sabillón, Ángel López, Héctor Núñez, Luis Carrasco, Henry Rodríguez, Alex Ramos, Gustavo Fuentes, Manuel Banegas, Eduardo Osorto, Noel Ortíz, Kerlin Guillén, Devin Pineda. Agachados: Erlin Estrada, Rolando Flores, Yelso Flores, José Amaya, Osman Martínez, Juan José Brizuela, Juan Carlos Pérez, Nahún Cartagena.

Catedral de San Pedro Sula

mons Ángel Garachana se dedicó a fomentar

las vocaciones al Ministerio Presbiteral

con el objetivo de fortalecer el clero nativo. Tiene inicio así un importante florecimiento de las vocaciones presbiterales diocesanas

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diÓCesis deJUTICALPA

La Diócesis de Juticalpa ha peregrina-do bajo el compromiso misionero de muchos hombres y mujeres de esta porción Olanchana. Desde,1955 ha sido acompañada por Mons, Bernar-dino Masarella, sucediéndole como segundo Obispo Mons, Nicolas D. Antonio y el 8 de octubre de 1984 se consagra Monseñor Mauro Mul-doom quien da continuidad la labor apostólica de nuestra Diócesis. El 12 de febrero de 2011, entrará a la histo-ria de esta ciudad la Ordenación del sacerdote franciscano José Bonello como Obispo Coadjutor, tomando posesión como Obispo titular el 12 de febrero de 2012. La diócesis de Ju-ticalpa cuenta con 13 parroquias de las cuales 9 son atendidas por sacerdotes diocesanos y 4 por sacerdotes religio-sos. También esta diócesis ha puesto en funcionamiento: radio católica de Olancho, centros educativos, hospital y el Seminario Menor san Pedro y san Pablo. Actualmente la diócesis cuenta

con 7 sacerdotes diocesanos: P. Celio Mencias ordenado el 4 de abril de 1992. Ha cumplido 20 años de ejercer su ministerio sacerdotal y su experien-cia la manifiesta:excelente, contento de servir en una diócesis con un gran desafío pastoral, ha trabajado como párroco en la parroquia catedral de Juticalpa, en la parroquia San francis-co de Asís de San Francisco de la Paz y actualmente en la parroquia Santa

Gertrudis de Juticalpa. P. Celio tiene la responsabilidad de ser director ge-neral de radio católica, capellán de la Universidad católica Campus Juticalpa y docente de la misma, actualmente Vicario general de la diócesis. Ha te-nido claro que su mayor propósito es ayudar y trabajar con su obispo en la expansión de la Buena Nueva del Rei-no de Dios. Ha caminado junto con sus compañeros sacerdotes: P. Rai-

mundo Osorto, P. Jenry Ruiz P. Benito Mercadal, P. Jesús Beltrán, P. Fernando Velásquez, P. Marco Mejía y ahora el actual diácono Carlos Cardona. En el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa se forman 22 candidatos al ministerio sacerdotal.

Parados: Giovanni Osorto, Gredis Benítez, Gabriel Sánchez, Alex Quiroz, Juan Pablo Cantor, Francisco Osorto, Walter Quiroz, Julio Ávila. Agachados: Luis Miguel Cárcamo, Alexander Varela, Arturo Hernández, Juan Gabriel Ramírez , Orlin Cruz, Oscar Carranza, Jony Antúnez, Julio Estrada, Kevin Gonzales, Héctor Adolfo Juárez, Enrique Ruiz,Gustavo Hernández.

Catedral de la Diócesis de Juticalpa

la diócesis de Juticalpa ha

peregrinado bajo el compromiso misionero de muchos hombres y

mujeres de esta porción olanchana

actualmente la diócesis cuenta con 7 sacerdotes diocesanos.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

dioCesis deSANTA ROSA DE COPÁN

Esta Diócesis, ubicada en el occidente de la República de Honduras, abarca cinco departamentos: Ocotepeque, Copán, Intibucá, Santa Barbara y Lempira. Comprende una extensión territorial de 17,360.4km2. Fue erigida en el año de 1916, separándose de la Diócesis de Comayagua.A lo largo de los años ha sido pasto-reada por varios obispos: el primero fue monseñor Claudio María Volio y Jiménez, Costarricense, tomó po-sesión el 8 de marzo de 1918, hasta 1924. En 1927, fue administrada por Tegucigalpa. Se destacó en esta épo-ca, monseñor Ángel María Navarro, quien murió el 31 de julio de 1951. El 8 de junio de 1952, tomó posesión monseñor Carlos Luis Geromini, hasta 1958; el 28 de mayo del mismo año, la Diócesis quedó vacante, ocupándola monseñor Turcios y Barahona. Des-de el 18 de junio de 1980, hasta el 6 de junio de 1981, la Diócesis estuvo a cargo del padre Jesús Orellana, como vicario. El 6 de junio de 1981, la Diócesis reci-bió a monseñor Oscar Andrés Rodrí-guez. El 17 de marzo de 1984, llega monseñor Luis Alfonso Santos Villeda y el 17 de diciembre del 2011, toma posesión monseñor Darwin Rudy An-dino, que es el obispo actual de dicha Diócesis.Se caracteriza, por ser una Iglesia profética porque intenta ser la voz del pueblo pobre que sufre y porque

quiere encarnar la figura profética de Jesús, el profeta por excelencia, que siempre y en todo sirvió a los pobres y necesitados; su sistema pastoral está enraizado en el triple Ministerio, y en las Comunidades Eclesiales de Base (CEBS). Su lema es: “Diócesis, comuni-dad de comunidades”Cuenta con una riqueza inmensa en templos coloniales y a nivel religioso predomina una piedad popular, lo cual incrementa en cierta manera la fe

y la perseverancia de los fieles en los caminos que la Iglesia de Cristo pro-pone. Para facilitar el trabajo pastoral se ha organizado en 8 vicarías, extendidas a través de los 5 departamentos; cada una está formada por un número aproximado de 6 parroquias. Actual-mente está constituida por 44 parro-quias, pastoreadas por 58 sacerdotes entregados al trabajo pastoral. En el Seminario Mayor Nuestra Señora de

Suyapa tiene 20 seminaristas en for-mación: 3 en introductorio, 8 en filo-sofía y 9 en Teología.Esta Diócesis se ha preocupado a lo largo del tiempo por trabajar de ma-nera organizada, con objetivos claros y concretos, en busca de la liberación integral de todos los hombres y mu-jeres del Occidente del país. Por eso desde 1987 se empezó a trabajar con el primer plan pastoral de conjunto, culminado en 1993. En el año 2,000 se puso en marcha el segundo plan Diocesano que duró hasta el 2011. A partir del 2010, se emprendió el tercer plan Diocesano, entregado en el 2011. Así peregrina esta la Iglesia Particular animada por el Espíritu Santo. Espe-ramos que siempre sean más per-durables los frutos de vida nueva y santidad de todos los que formamos el Pueblo de Dios que peregrina en el Occidente hondureño.

Parados: Reynaldo Varela Meza, Alex Javier Chinchilla, Juan Leonardo Portillo, Carlos Fernando Núñez, Nelson Lening Gutiérrez, Wilman Antonio Pérez, Alex Javier Ayala, Melvin Jehovany Sarmiento, Joel Abraham Méndez, Mártir López, Wilson Edgardo Sánchez, Mauricio Martínez. Agachados: Emiliano Díaz, Héctor Edgardo Gómez, Manuel de Jesús Miranda, Wilson

Dagoberto Reyes, José Leonel Orellana, Ignacio Quintano, Gustavo Adolfo Gutiérrez, José Carlos Molina, Andrés Mejía, Juan Ángel Gutiérrez, Keiht Vega Mejía.

la diócesis de santa rosa de Copán quiere

encarnar la figura profética de Jesús, el

profeta por excelencia, que siempre y en todo

sirvió a los pobres y necesitados. su lema es: “diócesis, comunidad

de comunidades”.

Catedral de la Diócesis de Santa Rosa de Copán.

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

diÓCesis deCHOLUTECA

Tierra de misión, La región Sur de Honduras pertenecía a la arquidiócesis de Tegucigalpa en los años de pastoreo de Monseñor José de la Cruz Turcios. Monseñor Turcios la visita-ba frecuentemente, ya que nació en Pespire; conocía bien las necesidades de su pueblo.Consciente de la escasez de sacerdotes para atender un territorio tan grande (departamen-tos de Choluteca y Valle), y aconsejado por el Padre Humberto Rivera, que estaba estudian-do en Canadá, tuvo a bien de solicitar la ayuda de los sacerdotes de la Sociedad de Misiones Extranjeras del Québec (conocido en Hondu-ras como “Padre Javerianos” el 27 junio 1955: (llegan los primeros sacerdotes canadienses de la Sociedad de Misiones Extranjeras del Qué-bec (P. Guillermo Aubuchon, primer Superior, P. Enrique Coursol).30 de agosto de 1979: El Papa Juan Pablo II, reconociendo la labor pastoral realizada en la zona sur de Honduras, eleva la Prelatura de Choluteca al rango de Diócesis y nombra a Monseñor Marcelo Gérin, como su primer obispo titular. La Ordenación Episcopal del Prelado de Choluteca, Mons. Marcelo Gérin con el título de obispo de Mibiarca).- (7 de mayo): se funda el primer Club de Amas de Casa, en la Parroquia de El Corpus. - (14 de Septiembre): inauguración del Centro de Ca-pacitación de Líderes “La Colmena”, en Cho-luteca.- Llega el segundo grupo de Hermanas del Santo Rosario12 de octubrede 1979: Llegada de los padres Juan Pablo Péloquin, Onil Abran, Santiago Greendale y Juan María Lemyre. Hasta este momento las 9 parroquias de la zona sur que iban ser atendidas por ellos, dependían de la Arquidiócesis de Tegucigalpa. Mons. José de la Cruz Turcios y Barahona confió a los misio-neros Javerianos, primero, el Departamento de Choluteca, y luego el de Valle (1960).1957: (Enero) de ese año, llegan el primer grupo de religiosas “Hijas de Jesús” (Trois-Riviéres, Qué-bec) para trabajar principalmente en el campo escolar y la catequesis (Departamento de Cho-luteca).1959: (agosto –octubre): Se realiza una primera Santa Misión1962: las mismas Herma-nas abren una casa de formación religiosa para aspirantes hondureñas; más adelante, estas se agruparon en comunidad aparte con el nom-bre de “Mensajeras de la Inmaculada”.1963: (noviembre) Llegan en septiembre las prime-ras Hermanas del Santo Rosario (Rimouski, Québec), se dedican al apostolado parroquial y a la catequesis en el departamento de Valle.8 de septiembre de 1964: La Bula Inter Mu-nia del Papa Paulo VI erige la nueva prelatura, abarcando los dos departamentos de la zona sur, Choluteca y Valle, (con los municipios de Soledad y Liure, del departamento del Paraí-so). El Padre Marcelo Gérin y Boulay, pme, es

asignado Prelado. Recibió la investidura el 8 de diciembre del mismo año. Llegan cuatro Her-manos de las Escuelas Cristianas para hacerse cargo de un colegio para muchachos, El Insti-tuto La Salle.Nace aquí el Boletín Informativo: Prelatura en Marcha.Febrero de 1965:Apertura del Seminario Me-nor Pablo VI. 8 de diciembre: decreto del Pre-lado de Choluteca erigiendo la comunidad de las “Mensajeras de la Inmaculada”.27 de marzo de 1966: se organiza en Cholu-teca el primer curso de entrenamiento para Delegados de la Palabra de Dios, participan ac-tivamente 17 campesinos enviados por Mons. Marcelo Gérin. (14 de agosto): Bendición so-lemne del nuevo Seminario, diocesano Paulo VI por Monseñor Portalupi, nuncio apostólico de Honduras y Nicaragua.30 de mayo de 1969: Inauguración en Cholu-teca de la emisora católica Radio Paz- voz del desarrollo. (7 de noviembre): apertura de la Casa de la Cultura, en la antigua Iglesia de La

Merced en Choluteca Febrero de 1973: Inauguración de la Casa Gua-dalupe en el nuevo local en las instalaciones del obispado, estando a cargo de dos Hermanas mexicanas.(14 de junio): se forma el Equipo Diocesano de Pastoral Juvenil y se abre la “Casa de la juventud”. 1980: (enero) El informativo Pastoral “Prelatura en Marcha”, pasa a llamarse “Iglesia en Marcha”(8 de Diciembre): Ordena-ción episcopal de Mons. Raúl Corriveau, pme, como Obispo Coadjutor de Choluteca.1983: Santa Misión de Choluteca, en el campo, en preparación del sínodo diocesano. 1984: (14 de Abril): Santa Misión en los centros urbanos.1984-1991 Primer Sínodo diocesano.8 de diciembre de 1991: Promulgación del pri-mer sínodo de pastoral de Choluteca.29 de agosto de 1992: Monseñor Raúl logró obtener del Gobierno una frecuencia propia y RADIO PAZ, volvió a funcionar en dos frecuen-cias: 95.5 FM y 990 AM.1 de junio de 1997: Fallecimiento de Mons.

Marcelo Gérin.14 de diciembre de 2004: El Papa Juan Pablo II, nombra al Padre Guido Plante, obispo Coadju-tor de Choluteca. 2 de febrero de 2005: Ordenación episcopal de Mons. Guido Plante, pme, como Obispo Coadjutor de Choluteca.2 de julio de 2005: celebración de los 50 años de la llegada de los Padres Javerianos en Hon-duras.17 de diciembre de 2005: El Papa Benedicto XVI aceptó la renuncia de Monseñor Raúl Corriveau. P.M.E. Guido Plante le sucede como obispo diocesano.15 de agosto de 2011: Monseñor Guido pre-sentaal Papa su renuncia como obispo titular de la Diócesis.3 de diciembre de 2011:celebración de las Bo-das de Oro sacerdotales de Monseñor Guido Plante. La fecha exacta de Ordenación Sacer-dotal: 24 de diciembre.13 de julio de 2012: Ante la aceptación de la renuncia del Obispo titular, Mons Guido Plan-te, la Santa Sede nombra al P. Giovanni Gillén, Administrador Apostólico de la Diócesis. Actualmente la diócesis de Choluteca está conformada por 14 parroquias. Tiene 27 sa-cerdotes, 25 sacerdotes hondureños y 2 sacer-dotes Javerianos.La Diócesis cuenta con cinco comunidades religiosas.Funciona actualmente tambiénel Seminario Menor Pablo VI en el cual actualmente se forman 26 jóvenes.El rector es el P. Bernardo Gómez y el P. Heber Espinal es el acompañante espiritual. También la Diócesis cuenta con 26 seminaristas que cursan sus es-tudios en el Seminario Mayor Nuestra señora de Suyapa, dos seminaristas que cursan su año intermedio y un seminarista que ha finalizado sus estudios y será ordenado presbítero en los próximos meses..

De pie de izquierda a derecha: Edwin A. Ramírez, Luis A. Ríos, Kelvin A. Laínez, Orlin Reyes, Erlan E. Guzmán, Edwin M. Pérez, Carol J. Hernández, José I. Casco, Marvin Ramírez, Milton J. Torrez, Ekar A. Carranza, Elmer A. Rubio, Carlos H. Aguilera, Carlos A. Grandez,

Fredy G. Carbajal. Agachados: Santos S. Cerrato, Andrés A. Álvarez, Jaime J. Velásquez, Marlon E. Osorto, Heber E. Solórzano, Jiuver M. Herrera, Melquicedec Zepeda, Franklin Flores, Otoniel Rodas.

Catedral de la Diócesis de Choluteca

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

dioCesis deYORO

El 19 de Septiembre del año 2005 pre-cisamente a las 11:30 am la Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que el Papa Benedicto XVI había erigido la nue-va Diócesis de Yoro, en Honduras, y ha-bía nombrado como su primer Obispo al sacerdote Juan Luis Giasson. De esta ma-nera, Yoro se constituyó en una nueva Diócesis, sufragánea de la Arquidiócesis de Tegucigalpa.El primer Obispo de Yoro, Mons. Giasson, nació en 1939 en Islet-sur-Mer en Canadá y hasta el momento de su nombramien-to era Superior Regional en Honduras del Instituto Religioso del que proviene, la Sociedad para las Misiones Extranjeras de la Provincia de Québec.Mons Giasson profesó en su Congregaciónen el año de 1965. Durante ese mismo año tuvo lugar su Ordenación Presbiteral. Fue enviado a Honduras en 1966, fue vicario parroquial de San Jerónimo en Goascorán, Diócesis de Choluteca; fue nombrado director espiritual y luego rector del Seminario Menor San José en Tegucigalpa; y se desempeñó también como párroco de la catedral de Choluteca; fue Vicario Ge-neral de Choluteca, párroco de la parro-quia de la Virgen de la Purificación en El Corpus; director espiritual del Seminario Menor de Choluteca y, desde 1993, Pá-rroco de San José Obrero en Choluteca. Su ordenación episcopal fue el 12 de Di-ciembre del 2005.La Diócesis tiene una superficie de 7,781 Km².Su población es cerca del medio mi-llón de habitantes, abarca todo el depar-

tamento que lleva el mismo nombre, y contiene once municipios. Sus principa-les centros urbanos son: Yoro, cabecera Departamental, y Olanchito, la ciudad cívica de Honduras. También la Ciudad de El Progreso, la más poblada del De-partamento. A pesar de ser una diócesis relativa-mente joven, es bastante rica en mi-sión y trabajo pastoral. Contiene once

parroquias y una cuasi-parroquia. En la actualidad cuenta con 33 sacerdotes, 20 de los cuales son sacerdotes jesuitas, 5 de la Congregación Siervos de Jesús y8 diocesanos, contando también con dos seminaristas en su año de expe-riencia pastoral, y actualmente siete jó-venes que están en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa formándose para sacerdotes. Laboran en la Diócesis también 6 congregaciones religiosas fe-

meninasy 9 instituciones religiosas entre escuelas y colegios católicos. También poseealgunas radios católicas y algu-nos canales locales que pertenecen a la Iglesia. Yoro es una Diócesis pequeña en territorio pero grande en trabajo pastoral.La labora misionera se vive con dedica-ción y empeño bajo la guía del Espíritu Santo y con el fervoroso celo pastoral de miles de agentes de pastoral.En sus cincuenta años de existencia, el Se-minario Mayor ha servido de hogar para muchos sacerdotes y seminaristas de la Diócesis.El primer sacerdote egresado de esta casa es el padre Francisco Martínez. La Diócesis está eternamente agradecida con esta casa de formaciónpues en ella,a través de una formación integral,se fo-menta el entusiasmo en el joven semina-rista para luego ser un santo sacerdote a ejemplo de nuestro Señor Jesucristo.

Seminaristas de la Diócesis de Yoro: (de izquierda a derecha) Santos David Colindres, Juan Carlos Pineda, Exhaú Flores, Christian Franco, Juventino Sánchez, Sabas Vicente Suárez, Bryan Carbajal.

a pesar de ser una diócesis relativamente

joven (2005), es bastante rica en misión y trabajo pastoral. Contiene once parroquias y una cuasi-

parroquia.

Catedral de la Diócesis de Yoro en la ciudad de El Progreso.

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�0 revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

diÓCesis deTRUJILLO

En el marco de la celebración de los 50 años del Seminario Mayor Nuestra Se-ñora de Suyapa, la Diócesis de Trujillo se llena de gozo al contar con la presencia de sacerdotes Diocesanos formados en esta Casa. Ellos han aportado y siguen aportando para el desarrollo de esta porción del Pueblo de Dios que pere-grina en Trujillo.El Seminario Mayor ha proporcionado 7 sacerdotes diocesanos que contribu-yen grandemente en el trabajo evan-gelizador. Ellos están distribuidos en 3 Parroquias:1. P. Isaul Argueta, primer sacerdote dio-cesano de Trujillo. Ingresó al Seminario en 1987 terminando su formación en 1991.Actualmente es vicario de la Pa-rroquia San Juan Bautistade Trujillo.2. El P. Juventino Mendoza:inició sus estudios en 1987 y concluyó en 1992.Actualmente es Vicario de la Parroquia Virgen de los Remedios. 3. P. Hermenegildo Ramírez: comienza su formación el año 1991 y concluye en 1996.Actualmente es Vicario de la Dió-cesis y Párroco de la Parroquia Virgen de los Remedios elevada, por Moseñor Virgilio López, a la categoría de Santua-rio Mariano diocesano el 27 de Agosto del año 2000. Este Santuario es lugar de

peregrinación de la zona costera. 4. El P. Felipe López, párroco de la Parro-quia San Juan Bautista de Trujillo.Ingresó al Seminario Mayor en 1994 y finalizó su formación en 2001. 5. El P. Isidro Cruz, vicario de la Parro-quia Virgen de los Remedios. Se une a la formación sacerdotal en el año 1997 y finaliza esta etapa en 2004. 6. El P. Zacarias Zelaya actualmente se encuentra en España realizando estu-dios sobre Derecho Canónico. Inicia la formación sacerdotal en 1998 y llega al culmen de dicha formación en 2005.7. El P. Luis Cedillo ingresó en el 2002 y

egresó del Seminario en 2009.Actual-mente es vicario de la Parroquia Virgen del Carmen, Sico-Paulaya y también ha sido nombrado Sacerdote Enlace de la Diócesis de Trujillo.La Diócesis cuenta con un seminarista en experiencia, Emilio Munguía, egresa-do el año 2011. Actualmente se prepara para recibir la Ordenación Diaconal. Están en formación 4 seminaristas ma-yores: Sadi Antonio Aguilar, en III Filo-sofía; Jorge Said Nataren, II de filosofía; Eduardo Jesús Rivera y Santos Morazán Valeriano ambos en el Curso Introduc-torio.

la diocesis de Trujillo tendrá un mejor

caminar en la medida en que los miembros de cada familia asuman su responsabilidad como bautizados y eduquen

a cada unos de sus integrantes, a tiempo y destiempo, en la verdad

del evangelio.

Los que han egresado del Seminario y los que actualmente han ingresado a la formación tienen en cuenta que la Diócesis posee una gran diversidad cultural marcada por realidades que nos preocupan y nos desafían. El nar-cotráfico creciente provoca un éxodo constante de personas que ante la cri-sis económica encuentran en este co-mercio ilícito una falsa solución que trae, a su vez, consecuencias severas. Otro problema importante que ame-naza constantemente la tranquilidad de nuestra gente es la lucha por las tierras del Bajo Aguán entre campe-sinos y terratenientes. Estas realidades de violencia y conflicto hacen que la Diócesis de Trujillo sea también hoy tierra de misión y de profecía.La Diocesis de Trujillo tendrá un me-jor caminar en la medida en que los miembros de cada familia asuman su responsabilidad como bautizados y eduquen a cada unos de sus inte-grantes, a tiempo y destiempo, en la verdad del Evangelio. De esta forma, tendremos mayor florecimiento de vocaciones sacerdotales, laicales, mi-sioneras y a la vida consagrada.

¡dios Bendiga ladiócesis de Trujillo!

El narcotráfico creciente provoca un éxodo constante de personas que ante la crisis económica encuentran en este comercio ilícito una

falsa solución que trae, a su vez, consecuencias

severas.De izquierda a derecha:Santos Morazan, Sadi Antonio Aguilar,Eduardo Jesús Rivera, Jorge Said Nataren

Iglesia Catedral de la Diócesis de Trujillo

el seminario mayor ha proporcionado 7

sacerdotes diocesanos que contribuyen

grandemente en el trabajo evangelizador.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

dioCesis deLA CEIBA

El mejor regalo que ha recibido el pueblo ceibeño ha sido la promulga-ción oficial de la creación de la nueva Diócesis el 30 de Diciembre del año 2011. Nacía, entonces, la Diócesis de La Ceiba en un territorio que hasta ese momento hacía parte de la Dió-cesis de San Pedro Sula. De manera que, la Diócesis de La Ceiba es la más joven de la Iglesia hondureña.Como primer obispo diocesano fue nombrando Mons. Miguel Lenihan. Su ordenación episcopal tuvo lugar el 11 de febrero del 2012. La nueva Diócesis, entonces, com-prende los departamentos de At-lántida e Islas de la Bahía. El depar-tamento de Atlántida fue creado oficialmente en 1902, de territorios pertenecientes a Colón, Cortés y Yoro. En 1910 la población del de-partamento era de 11.370 habitantes.Tiene dos regiones fisiográficas dife-renciadas: una, llana y otra, monta-ñosa.Posee una extensión territorial de 4,404 Km2 que incluye, además, 8 municipios con 229 aldeas donde viven 498,551 habitantes de los cua-les unos 380,000 aproximadamente son católicos.El departamento de las Islas de la Ba-hía está situado a unos 65 kms. de la costa norte de Honduras y consiste en 3 Islas mayores:Roatán, Guanaja y Utila; y 3 Islas menores Barbareta, Morat y Helena; y 65 cayos, entre ellos, los Cayos Cochinos que están entre las Islas mayores y la costa nor-te del país.

el mejor regalo que ha recibido el pueblo

ceibeño ha sido la promulgación oficial de la creación de la

nueva diócesis el 30 de diciembre del año 2011.

En este departamento se encuentra una diversidad étnica y hasta lingüís-tica además de una arraigada presen-cia de la Iglesia Episcopal.Cuenta con una extensión territorial de 236 Km2 con 4 municipios, 23 aldeas y 49.158 habitantes de los cuales unos18,800

aproximadamente son católicos.La Diócesis de La Ceiba está orga-nizada en 11 parroquias, contando con el apoyo para su trabajo evan-gelizador con 22 sacerdotes de los cuales siete son diocesanos. El pres-bítero de mayor experiencia es el P. Francisco Sánchez,Párroco de la Pa-rroquia San Isidro (Catedral). A estos se suman también 15 religiosos de distintas congregaciones: Misioneros

Claretianos, Clérigos de San Viator y Fraternidad Misionera de María. También cuenta con la colaboración de 29 religiosas pertenecientes a 10 comunidades femeninas. Ofrecen una gran ayuda en el trabajo pasto-ral y misionero de la Diócesis.Entre ellas también figuran: Las Hermanas de la Misericordia de América, Las Dominicas de San Sixto, Las Misio-neras Cordimarianas, Las Religiosas

de Santa Inés, Las Misioneras de MARILAM, Las Religiosas de la Caridad de Santa Ana, Las Francis-canas Cooperadoras Parroquiales, Las Franciscanas de la Inmaculada Concepción, Las Mensajeras de la Inmaculada y Las Misioneras de Jesús y María.

el primerobispo, mons miguel lenihan, ha llegado a traer nuevos aires

misioneros quese han sumado a la trayectoria pastoralde la atántida y las

islasde la Bahía.

Además cuenta con ocho semina-ristas mayores: Juan Alberto en el Bienio pastoral, Pedro López en IV año de Teología, Denis Orlando Ló-pez en III año de Teología, Vicente Chirinos y Justo Noel Pagoada en II año de teología, Héctor Trejo en III año de Filosofía, Nelson Forjas I año de Filosofía y Marlon Cruz en el Curso Introductorio. Estos jóvenes-se forman en el Seminario porque quieren servir a esta Diócesis cos-teña que necesita muchos pastores para acompañar, consolar y guiar a este pueblo según el Corazón de Dios.

De izquierda a derecha: Nelson David Forjas, Héctor Adalid Trejo, Vicente Emilio Chirinos Posas, Denis Orlando López Castro, Marlon Cruz Lazo, Justo Noel Pagoada Rivera, Pedro López Gómez.

Catedral de San Isidro en La Ceiba.

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

nuestrosCOLABORADORES

en el seminario mayor

Santos Alfonso Sosa Edad: 65 años Colonia: Nueva Aldea los LaurelesTiene 5 hijos Completó 10 años de trabajo en el Seminario Mayor

Nuestra Señora de Suyapa.

Don Santos -como cariñosamente se le dice- se desempeñó como jardi-nero, fontanero y realizó otros traba-jos de mantenimiento de la casa. Al fin y al cabo, la Casa también cumple 50 años y –como suele suceder en cualquier hogar- también nuestra Casa de Formación exige atención permanente.Don Santos, a lo largo de los diez años que laboró en el Seminario, siempre se manifestó como una persona ale-gre, feliz y realizada. Realizó su trabajo de la mejor manera con su sencillez y humildad.Don Santos es una persona de mu-cho respeto, de testimonio y, cuando trabaja, hace todo con amor; siem-pre con una sonrisa de oreja a oreja; en él no hay cansancio. Aunque esté cargado de trabajo siempre sabe atender a las personas. De hecho es alguien muy querido en nuestra Casa. Con su manera de ser se ha ganado el respeto y el cariño de todos! Se le agradece profundamente todo lo que hizo por colaborar en forma tan eficaz en la formación de los fu-turos Sacerdotes. Que María Santísima le proteja, le guarde a toda su familia como esa fa-milia de Nazaret fuerte y valiente para el anuncio de la salvación.

EDe izquierda a derecha: José Ángel Castro, David Roque, Oscar Roberto Rodas, Roger Noel Mejía, Iolany Murillo García, Rosa Maritza Sánchez Torres, Mirna Suyapa Viera,Héctor Abel Medina, Víctor Manuel Rodas, José Francisco Espinal .

El buen funcionamiento del Seminario Mayor depende, en gran medida, del tra-bajo conjunto de sus miembros: los Señores Obispos, el Consejo de Formación, los es-tudiantes-jóvenes candidatos al Ministerio Presbiteral, los profesores y, obviamente, los funcionarios! Sin el concurso coordinado de todos, sin el buen deseo de cada uno de realizar en modo eficiente las respectivas responsabilidades, no sería posible llevar a buen término esta importante obra para el crecimiento de la Iglesia hondureña. En nuestro Seminario reina un ambiente realmente familiar y cercano. A cada funcio-nario lo consideramos miembro de nuestra familia y procuramos mantener entre todos una relación caracterizada por el respeto, la cercanía, el apoyo mutuo y la buena acogi-da. Si existe un buen ambiente en el campo de trabajo, el buen funcionamiento de la Ins-titución está, en gran medida, garantizado.

Al final de la Carta a los Romanos, el apóstol Pablo, en el capítulo 16 menciona muchos nombres. Se trata de un gran grupo de hombres y mujeres que él consideró cola-boradores eficaces en el servicio misionero. Sin el apoyo de estas personas, Pablo no ha-bría logrado desplegar, en modo fructuoso, todo su talento evangelizador y su ímpetu profético. El Apóstol, en realidad, siguió las huellas de Jesús. En Mc 15, 40-41, el autor del II Evan-gelio nos recuerda que, con Jesús, anduvie-ron, desde Galilea, algunas mujeres que lo seguían y lo servían. Se trataba de mujeres que estuvieron directamente asociadas a la misión de Jesús. Eran sus cercanas cola-boradoras. Y estuvieron junto a Jesús hasta el último momento de su vida terrena. Los discípulos huyeron pero ellas se mantu-vieron fieles al Maestro. Su seguimiento y su servicio alude no sólo al apoyo material

sino, fundamentalmente, al tipo de relación cercana y afectuosa que las unía a Jesús. Pues bien, en estos 50 años de vida de for-mación en el Seminario queremos rendir homenaje de gratitud y admiración a todas las personas que forman el grupo de funcio-narios de esta querida Institución. Sabemos de su dedicación afectuosa y diligente para desarrollar las actividades que se les enco-miendan y queremos también hacer ver –con toda claridad- que también ellos son parte importante de esta fiesta! La marcha del Seminario sería otra sin la vinculación fiel y eficaz de cada funcionario. Que el Señor, que está allí en lo secreto (Cf. Mt 6,4.5.18), los colme de sus bendiciones y les ayude a vivir en paz en familia y a realizar su trabajo en el Seminario de modo fiel y eficiente.

Muchas gracias a todos!!!

Estas jóvenes presentan un in-valuable servicio al Seminario bajo la guía y el acompaña-miento de las Hermanas de la Sagrada Familia: Foto en gra-das, sólo chicas de izquierda a derecha: María Paola Vázquez, María Antonia Vallecillo, Maria de Jesús Núñez Amador, Yeimy Roxana Pineda, Xiomara Nohe-my Galo, Dilia Maritza Galeano; En el centro: Odalis Francisca Portillo Chavez.

Jackelinne Martínez y Miriam Regina Jeffs Núñez

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

en líneas generales,

¿CÓMO SE FORMAUN PRESBíTERO?

la dimensiones de la formación presbiteralPor: Milton Javier Torrez, Choluteca, III Teología

oscar alfredo carranza, Juticalpa, ii teología

Las dimensiones, aunque son mu-chas y cada una posse un ritmo pro-pio, no son realidades yuxtapuestas sino aspectos perfectamente inte-grados que propician, a su vez, un desarrollo integral en función de la propuesta formativa hacia el pres-biterado. Es importante señalar, entonces, que las dimensiones de formación no se relacionan entre sí de cualquier manera, sino cada una desde su propia naturaleza. Esta idea ilumina muy concretamente la tarea formativa. La vida formativa del futuro pres-bítero es integral y busca alcanzar, mediante la consolidación plena de

la persona y la acción armónica de las diversas dimensiones (humana y comunitaria, espiritual, académica y pastoral), dar razón de la propia es-peranza (Cf. 1ª Pe 3,15) y gestar en lo íntimo del candidato el corazón de pastor (Cf. Jn 10,1-10; 1ª Pe5, 1-4) a través de las cuatro dimensio-nes formativas (Cf. PDV 43-59) en un completo y sano equilibrio.

La DiMeNSióN eSpirituaL. Es el alma de la propuesta formativa. Es el eje en torno al cual giran los demás elementos. Cada una de las etapas del proceso formativo debe proponer al joven candidato metas

espirituales específicas. La vida espi-ritual del formando no es una parte más, sino el elemento central, el que define y cualifica la vida formativa. En la dimensión espiritual de la for-mación se encuentra el sustrato que configura al candidato con Jesu-cristo, sumo y eterno Sacerdote. Tal como lo afirma explícitamente el Papa Juan Pablo II en Pastores Dabo Vobis 45, “así como para todo fiel, la formación espiritual debe ser central y unificadora en su ser y en su vida de cristiano, o sea, de creatura nueva en Cristo que camina en el Espíritu, de la misma manera, para todo presbítero la formación espiritual constituye el

centro vital que unifica y vivifica su ser sacerdote y su ejercer el sacerdo-cio”. ¿Qué aspectos, en concreto, con-figuran la dinámica de esta di-mensión formativa?a) Los documentos de la Iglesia in-sisten en que existe un núcleo en esta dimensión que es necesario salvaguardar, porque compromete la autenticidad del proceso forma-tivo. Ese núcleo hace referencia a la relación de Jesús con el Padre. Se trata de una relación con Dios ínti-ma y profunda, de carácter defini-tivo, habitualmente cultivada, una relación de verdadera familiaridad. En la formación, el joven candidato también debe cultivar este tipo de especial relación con Dios. Su pro-pósito es construir un trato familiar y asiduo con Dios. b) Ha de suscitarse la meditación de la Palabra de Dios como oyente fiel que, formado por ella, se hará des-pués anunciador convencido y con-vincente de la Palabra que acoge en su corazón. c) Se debe cultivar el valor del silen-cio y del sacrificio, es decir, permitir que cada candidato sea alguien que, desde un ambiente de fecunda

Cuando un joven experimenta el paso de Dios por su existencia a través del llamado a vivir como presbítero su vida cristiana para ponerse al servicio de la comunidad como oyente, anunciador y testigo de la Palabra, como presidente de la celebración litúrgica y discípulo y maestro de la vida espiritual y como pastor que ejerce en el amor el cuidado pastoral de Jesucristo, único Buen Pastor, recibe, de la Iglesia, la oferta de un proceso formativo que permite al Espíritu Santo la construcción en él de un nuevo ser, de una nueva personalidad que reproduce la vida y la misión de Jesu-cristo para asegurar su presencia salvífica en la historia. A partir de la lectura atenta del proceso formativo de Jesús con sus discípulos tal como aparece en el testimonio evangélico y a partir de la rica experiencia milenaria de la Iglesia, el proceso formativo para la vida presbiteral ha ganado forma, contenido y expresión. Hoy existe en la Iglesia una conciencia más clara de las dimensiones de la persona que están implicadas en la formación.

la construcción de un pensamiento científico

que capacite al candidato para entablar un diálogo fecundo con

la cultura, exigencia de la propia vocación, es la función que se le

atribuye a la dimensión académica, de modo

que el joven desarrolle un juicio crítico sobre la relación hombre-

mundo-dios.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

la comunidad tiene gran importancia porque de su dinámica interna depende en buena medida la eficacia de la formación. Por eso, la vida formativa fomenta

espacios que favorecen la integración fraterna y el crecimiento en común

Dios a todas las situaciones y expe-riencias que conforman su propia existencia.d)El evangelizador, cualquiera que sea su vocación específica, es aquél que se alimenta primeramente de la Palabra y de los Sacramentos. Los alumnos deberán aprender gra-dualmente una participación activa en la Eucaristía, en los tiempos litúr-gicos, en la Reconciliación, en los otros Sacramentos y en la oración con la Liturgia de las Horas. e) Vivir intensamentos los tiem-pos dedicados especialmente a lo espiritual: tiempos de meditación, del ejercicio de la Lectio Divina, los ejercicios espirituales, el rezo comu-nitario del Rosario, la preparación de la actividad pastoral. f) Cultivar la devoción a María. La santidad de los creyentes está histó-rica unida a la piedad mariana. d) Ha de tenerse especial cuidado en la comunicación directa, conti-nua y sincera con el director espiri-tual, sacerdote encargado de orien-tar, apoyar y animar al joven en su caminar vocacional. En fin, es necesario aprender a vivir según el modelo del Evangelio, a fundamentarse en la fe, la esperanza y la caridad, para adquirir el espíritu de oración que ayude a defender y robustecer la propia vocación, para construir una vida ministerial feliz y fiel! La construcción de un pensamiento científico que capacite al candidato

para entablar un diálogo fecundo con la cultura, exigencia de la pro-pia vocación, es la función que se le atribuye a la DiMeNSióN aca-DéMica, de modo que el joven desarrolle un juicio crítico sobre la relación hombre-mundo-Dios. Una buena formación a este nivel viene como intento de respuesta adecua-da a las exigencias de la evangeli-zación de la cultura y de la nueva evangelización. Esta actividad abar-

ca gran parte de la vida formativa. Como Institución de Educación Superior, la exigencia académica del Seminario Mayor Nuestra Se-ñora de Suyapa aporta, en gran medida, al estudiante, pluralidad de conocimientos, aprendizaje de metodologías de estudio, contacto frecuente con pensadores filósofos y teólogos, estudio esmerado de las ciencias bíblicas. Cuatro años de formación filosófica y cuatro de

formación teológica, constituyen, en la práctica, el itinerario formativo que completa un joven seminarista en esta importante dimensión del futuro Ministerio Presbiteral. Du-rante este tiempo se abordan con-tenidos propios para dar respuesta a los interrogantes planteados por el hombre de hoy, especialmente por nuestra juventud, que va teniendo cada vez mayor acceso a la informa-ción secular que a veces propone adecuadamente los contenidos de la fe en el contexto de una sana an-tropología abierta al Trascendente pero que, también, a veces contra-dice lo que por largas generaciones se ha transmitido como experiencia de fe. Sin una adecuada formación intelectual se pone en riesgo la cre-dibilidad del contenido del Evange-lio y se afecta considerablemente el éxito de la misión. Lo que está en juego, entonces, es la prepara-ción adecuada de futuros pastores capaces de dialogar con el mundo contemporáneo para responder a la misión esencial de la Iglesia: evan-gelizar.

Ya Paulo VI definía bien cuál debería ser el alcance de la misión evangeli-zadora de la Iglesia: lo que importa es evangelizar no de una manera de-corativa, como un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces- la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tienen sus términos en la Gaudium et Spes (50), toman-do siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre sí y con Dios. (E.N. 21).

El P. Gabriel Reyes, formador y profesor del SMNSS, en actividad académica con los jóvenes del II año de Teología.

Una jornada de clases en el grupo IV de Teología con el P. Tony Salinas, profesor de Sagrada Escritura en el SMNSS

a la base de todo este proceso se sitúa la dimensión humana personal. la iglesia la reconoce como

la base necesaria y, junto con la dimensión espiritual, forma parte de la estructura básica de la

personalidad

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

eL SeMiNario Mayor eS uNa coMuNiDaD formada por jóvenes de diferentes partes del país proce-dentes de ocho de las nueve diócesis de Honduras; el Consejo de Forma-ción (integrado en la actualidad por presbíteros Eudistas colombianos y por un presbítero de la Diócesis de Choluteca); las Hermanas de la Sa-grada Familia y 20 empleados. Esta peculiar naturaleza de la comuni-dad del Seminario Mayor exige que se establezcan relaciones estrechas y profundas con todos, por la diver-sidad de costumbres, tradiciones, caracteres y realidades desiguales de las que provenimos. La comuni-dad tiene gran importancia porque de su dinámica interna depende en buena medida la eficacia de la for-mación. Por eso, la vida formativa fomenta espacios que favorecen la integración fraterna y el crecimiento en común. Cada uno de ellos, como el deporte, las fiestas en la que se celebran diversos acontecimien-

tos, la presentación de talentos de los seminaristas y el trabajo, entre otros, permiten el conocimiento de cada uno de los miembros de esta casa, tiene el propósito de construir una comunidad que prolonga, en el tiempo presente, la convivencia de Jesús con sus discípulos que llamó, formó en la convivencia y envió a predicar (Cf. Mc 3,13-15). Así cre-cemos en la aceptación mutua, en la ayuda recíproca y en el fortaleci-miento de profundos vínculos que sienten las bases de una positiva y saludable viDa coMuNitaria. Este es también un aspecto impor-tante, decisivo en la credibilidad de la misión. El mismo Jesús lo dijo cla-ramente: Yo en ellos y Tú en mí, para que ellos sean perfectamente uno, y el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado a ellos, como me has amado a mí ( Jn 17,23). Por eso, se procura cultivar verdade-ras amistades; crecer en la libertad y la obediencia; y suscitar relaciones

humanas constructivas. Así, enton-ces, es necesario nunca perder de vista el sentido sacramental de la vida comunitaria del Seminario: ella es continuidad del modo de las relaciones que Jesús estableció con

sus discípulos, es decir, el de una fa-milia en la cual los lazos de la fe son mayores que los de la sangre! Por eso, tiene importancia cultivar en el Seminario un clima de verdadera familiaridad.

La vida comunitaria es un elemento fundamental para la formación sacerdotal. Aquí aparecen jóvenes seminaristas en un momento de esparcimiento, alegría y fraternidad.

La selección del Seminario (SMNSS) enfrentó a las reservas del olimpia durante el Día cultural de la arquidiócesis de

tegucigalpa el día 27 de septiembre de 2012

La selección del Seminario (SMNSS) enfrentó a las reservas del olimpia durante el Día cultural de la arquidiócesis de

tegucigalpa el día 27 de septiembre de 2012

De pie: Gustavo Hernández, Edwin Ramírez, Vicente Chirinos, Dorian Vigil, Jesús Rivera, Héctor Banegas, Otoniel Rodas, Daniel Velásquez, Juan Carlos Pérez, Alex Quiroz, Juan Carlos Pineda.

Agachados: Melquisedec Zepeda, Cristian Franco, Yudelis Varela, Jiuver Herrera, Gustavo Gonzáles.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

La DiMeNSióN paStoraL es un referente necesario de todo el proce-so. Se puede decir que es el fin de la formación. Al final, se trata de formar evangelizadores, y de que la misión se lleve a cabo de la mejor manera posible. Por eso, no se debe reducir a una mera ´práctica ́pastoral sino que debe conservar siempre un carácter específicamente formativo. Se trata de introducir al candidato en un ver-dadero aprendizaje en el apostolado. Gracias a este espacio formativo, los jóvenes se forman en la comprensión del valor pastoral de todos los elemen-tos formativos, crecen en capacitación práctica, fomentan la caridad pastoral y la capacidad de colaboración, ejerci-tan sus diversos carismas, crecen en la comprensión de la ministerialidad de la

La cercanía del Obispo y su presencia siempre amiga y bondadosa es fundamental para el buen crecimiento en el discernimiento vocacional y para crecer en la

identificación y el sentido de pertenencia en la Diócesis, espacio concreto de la vida y la misión del sacerdote diocesano. En la foto se aprecia la visita de Mons Guido Plante, Obispo emérito de Choluteca rodeado de algunos seminaristas de la misma Diócesis.

El P. Ismael Nova, animador de la Dimensión Pastoral del SMNSS, visita frecuentemente los lugares en los que los seminaristas realizan su actividad pastoral de los fines de

semana.

Jóvenes seminaristas y agentes de la pastoral de la Salud, ejerciendo su labor en el Hospital Escuela de Tegucigalpa. Arriba, de izquierda a derecha: Noel Ortiz, José

Molina, Alcides Grandez, Monserath Navarrete, Jorge Natarén, Nahún Gonzale, María Luisa, Alex Reyes, Zaulo Zelaya

Iglesia y visitan lugares que les permi-ten conocer mejor la realidad y sus de-safíos a la misión evangelizadora de la Iglesia. El ejercicio pastoral, o la misión que se desarrolla cada fin de semana y todo el conjunto de la formación, permite que durante los ocho años de formación se tenga un acercamiento a las diferentes realidades pastorales que vive la Iglesia hondureña. Du-rante este tiempo se visitan diferen-tes parroquias de la Arquidiócesis de Tegucigalpa y se realizan experiencias pastorales de las respectivas diócesis; se visitan también centros hospitala-rios (pastoral de la salud), medios de comunicación, granjas penales, cen-tros de formación militar y policial o pastoral castrense, acompañamiento a jóvenes en el descubrir vocacional

(pastoral vocacional), entre otros. Toda esta actividad debe estar orientada a ser prolongación de la formación recibida en la casa y en la comuni-dad eclesial. De la misma manera el ejercicio pastoral llega hasta las ocho diócesis de donde provienen los semi-naristas, acompañando y apoyando a diferentes párrocos durante la Sema-na Santa y el tiempo de Adviento, un trabajo que se realiza de acuerdo a las necesidades de cada comunidad pa-rroquialA la base de todo este proceso se si-túa La DiMeNSióN huMaNa perSoNaL. La Iglesia la reconoce como la base necesaria y, junto con la dimensión espiritual, forma parte de la estructura básica de la personalidad. Los documentos de formación de la

Iglesia la presentan siempre en primer lugar! Aquí la ponemos en último lu-gar, no por orden de importancia, sino para visualizar mejor a partir de qué fundamento el joven candidato debe construir el edificio vocacional y for-mativo que configura su existencia en función del llamado del Señor. Varios aspectos se asumen en esta dimen-sión formativa: el cultivo de las cuali-dad humanas (seriedad, honestidad, apertura, equilibrio emocional, hos-pitalidad, sinceridad), de la madureza afectiva, la atención a vivir adecuada relación familiar, la sana preocupa-ción del cuidado de la propia salud, la integración de la sexualidad en una personalidad sana y consecuente con la opción de vida que implica la voca-ción al presbiterado.

Esto son los miembros del Consejo de Formación 2012: Lic. Mauricio Martínez, P. Gabriel, P. Héctor David García, P. Juan Fernando

Medina, P. Ismael Nova, P. Oscar Echeverri y P. José Mario Bacci

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

Reunidos en Asamblea ordinaria, los Obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras hemos reflexio-nado sobre diversos aspectos de la vida eclesial y de la vida nacional. Sobre todo, nos hemos centrado en la llamada que ha hecho el Papa Benedicto XVI a la Iglesia Universal por medio de la carta apostólica “porta fidei”. En ella, el Santo Padre nos convoca a un año de la fe que se inicia el 11 de octubre del presente año, coincidiendo con el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y culmina en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. Con gozo y esperanza recibimos esta convocatoria del Papa y queremos orientar a todos los fieles sobre la manera de aprovechar al máximo esta oportu-nidad de gracia y bendición. Es cierto que dedicar un año al tema de la fe no significa profundizar o centrarse en este tema sólo durante ese año. Por

orientaciones de la Conferenciaepiscopal de Honduras sobre el

AñO DE LA FE

Estos son los Obispos que forman la Conferencia Episcopal de Honduras. Ellos son de izquierda a derecha fila de abajo: Mons José Bonello, Obispo de la Diócesis de Juticalpa; Mons Ángel Garachana, Obispo de San Pedro Sula; Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, Arzobispo de Tegucigalpa; Mons Guido Plante, Obispo emérito de Choluteca; Mons Roberto

Camilleri, Obispo de Comayagua; Mons Juan Luis Giasson, Obispo de Yoro.De pie de izquierda a derecha: Mons Miguel Lenihan, Obispo de La Ceiba; Mons Luis Solé, Obispo de Trujillo; Mons Darwin Andino, Obispo de Santa Rosa de Copán; Mons Rómulo

Emiliani, Obispo Auxiliar de San Pedro Sula; y Mons Juan José Pineda, Obispo Auxiliar de Tegucigalpa.

el contrario, significa tomar conciencia y prepararse intensamente para revitalizar, purificar, confirmar y celebrar la fe cada día, y dar un renovado testimonio de este don maravilloso ante el mundo. Por eso nos unimos al Papa cuando afirma: “Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración de confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia y, de modo particular en la Eucaristía, que es “la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza”. (SC, 10) Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y re-zada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe hacer propio, sobre todo en este Año.” (Porta fidei, 9).

“la renovación de la iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la

vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados

efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de

verdad que el señor Jesús nos dejó” Benedicto XVi.

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Como Pastores, queremos sugerirles unas orientaciones que deberán ser analizadas en cada diócesis y desde los organismos

nacionales de la Pastoral de conjunto, a fin de que permitan ir elaborando los planes pastorales que podamos llevar a cabo en el

año de la fe.

I) LA FE EN RELACIÓN A LA SAGRADA ESCRITURA. La celebración de este Año convocado por el Papa, nos invita a intensificar nuestro contacto con la Pala-bra, en la que Dios se revela y nosotros respondemos con la obediencia de la fe. Será una oportunidad para revisar y mejorar todas las iniciativas y métodos que en nuestras Diócesis se implementan para facili-tar el conocimiento de la Biblia, para ejercitarnos en la lectura orante de la Palabra y, sobre todo, para la animación bíblica de todas las áreas de pastoral de la Iglesia.

II) LA FE EN RELACIÓN A SUS CONTENIDOS.“Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhe-sión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundocambio como el que la humanidad está viviendo.” (Porta fidei, 8) Al servi-cio de esta reflexión están los documentos del Con-cilio Vaticano II, el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio, el Magisterio de los Papas y los do-

cumentos de las Conferencias Generales del Episco-pado Latinoamericano, sobre todo el de Aparecida. Para facilitar esta reflexión será necesario elaborar planes en los que se considere la atención a los fieles en sus variadas situaciones y buscando aquellos mé-todos que faciliten al máximo este enriquecimiento de la fe que es la catequesis en sus distintos niveles.

III) LA FE EN RELACIÓN A LA MISIÓN QUE EL SE-ÑOR LE HA ENCOMENDADO A SU IGLESIA.“También hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encon-trar el entusiasmo decomunicar la fe.” (Porta fidei, 7) En efecto, el Año de la fe será una oportunidad de concentrar nuestras energías espirituales en la tarea misionera que el Señor nos ha dejado y en la que nos acompañará hasta el fin de la historia (Cf. Mt 28, 20). Y de proseguir, también, en el camino de la renova-ción parroquial, camino que nos prepara para que la Misión Continental sea responsabilidad de todas las comunidades eclesiales viviendo en un estado permanente de Misión. Será importante, así mismo, estar atentos a las conclusiones del Sínodo de Obis-pos, a celebrarse en el próximo mes de octubre, cuyo tema es “La nueva evangelización para la trasmisión de la fe cristiana”.

IV) LA FE EN RELACIÓN A LA CARIDAD.“La fe sin caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir sucamino.” (Porta fidei, 14) Toda la inmensa obra que la Iglesia Samaritana realiza en el mundo al servicio de los más necesita-dos, encuentra su sentido y motivación en “la fe que actúa mediante el amor” (Cf. Gal 5, 6). En el Año de la fe, la Pastoral Social/Caritas tendrá la oportunidad de renovarse a sí misma y dejarle todavía más claro a la sociedad que la razón de nuestro servicio es el haber reconocido, por la fe, la presencia de Cristo en los pobres.

“Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundocambio como el que la humanidad está viviendo”

Benedicto XVi.

V) LA FE EN RELACIÓN A LA LITURGIA.La celebración de la fe, necesaria para la existencia de la Iglesia, centrada en la Eucaristía, será una opor-tunidad propicia para expresar con el corazón y con lenguaje nuevo, el Misterio de la fe, profesado en el CREDO. Cuando la comunidad se reúne para escu-char la Palabra de Vida, no hay duda de que tam-bién necesita escuchar la Historia de sí misma que el Espíritu Santo ha ido tejiendo y el testimonio de

los mártires que dieron su vida por ser fieles a Cristo, así como la vida de los santos que nos muestran el camino de perfección en el seguimiento de Cristo. Y en el lugar privilegiado de esta Historia de Salvación, encontramos a MARÍA, la Madre del Señor, modelo de fe y esperanza. La fe auténtica, que necesita ex-presarse, lo hace por medio de las manifestaciones más profundas y también de las más sencillas; y Dios las recibe todas con ternura. Por eso, el Año de la fe debe ser una buena oportunidad para examinar la religiosidad popular, guiarla y fortalecerla.

Con gozo y esperanza recibimos esta convocatoria del Papa y queremos orientar a todos los fieles sobre la manera de aprovechar al máximo

esta oportunidad de gracia y bendición.

VI) LA FE COMUNITARIA EN RELACIÓN A LA CULTURA.En medio de cualquier cultura, el primer fruto que produce la fe es la COMUNIDAD. Una comunidad de fe que, para ser verdaderamente cristiana, debe estar unida en Cristo por el vínculo del amor y de la paz, frutos del Espíritu Santo. Una tarea primordial, que toda comunidad eclesial debe ir realizando, es la inculturación de la fe. Es decir que la Comunidad ecle-sial, respetando la cultura en la que vive, la penetra de los valores del Evangelio, de tal modo que la misma fe llega a expresarse con las características culturales de esa sociedad. El diálogo entre fe y cultura será otro ámbito de búsqueda en la que nos embarcaremos con entusiasmo en este Año de la fe.

VII) LA FE Y LA TRANSFORMACION DE LA REALIDADEn don de la fe nos permite ver nuestra historia de dolor en Honduras con los ojos de Dios: el Señor está con los que sufren y al final el bien vencerá so-bre el mal. El Espíritu a través de la fe nos da la fuerza para transformar esta sociedad en el mundo nuevo, en ese Reino de Dios en la historia, que tanto ansía nuestro pueblo. De hecho la humanidad entera es-pera con ansías la manifestación de los hijos de Dios para ser liberada de la esclavitud de la corrupción (Cf. Rom. 8, 19-21).Que a la hora de ir concretando los planes y progra-mas nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, de tal modo que en el Año de la fe, y a lo largo de toda nuestra vida de creyentes, vayamos logrando, como lo desea el Papa Benedicto XVI, “una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo” (Porta fidei, 6).Que el ejemplo de María, discípula y misionera, bienaventurada por haber creído, nos guie en esta búsqueda incesante del encuentro con Cristo y de la espera fiel de su retorno glorioso.

CONFERENCIA EPISCOPAL DE HONDURASComayagüela, 7 de Junio de 2012

Padre Yovanni Guillen Administrador Apostolico,

Diocesis de Choluteca.

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la formación,UN PROYECTO vIDA

Por ignacio Quintano Zelaya, seminarista de la diócesis desanta rosa de copán, estudiante de i de teología

A continuación transcribimos las palabras que pronunció el joven seminarista Ignacio Quintano Zela-ya, alumno de I de Teología, en la ceremonia de graduación de los estudiantes inscritos en las Carreras que ofrece el SMNSS: Licenciatura en la Carrera de Ciencias Religiosas con énfasis en Filosofía y Licen-ciatura en la Carrera de Teología. Este magno evento se realizó el 20 de marzo de este año. El joven Ignacio fue escogido como estudiante conferencista en este importante acontecimiento en la vida del Seminario debido al excelente promedio académico que mantuvo durante la Carrera de Ciencas Religiosas con énfasis en Filosofía. Compartimos este texto con nuestros lectores porque ofrece un buen ejemplo de la formación aca-démica que ofrece el Seminario y porque representa el fruto del estudio dedicado y esmerado de un joven que llegó a esta Casa de Formación y que ha intentado asimilar en modo creativo y positivo los contenidos académicos que se le ofrecen dentro de la formación integral del SMNSS.

ecos de laceremonia

de graduación2012

Buenas tardes a los que integran la mesa prin-cipal, compañeros, amigos y familiares que nos honran con su presencia.Me embarga una gran alegría poder dirigirme a ustedes y expresar unas breves palabras con respecto a este magno evento. Recibir la licen-ciatura en Filosofía y en Teología representa un peldaño más en nuestro proceso formativo. Este es un éxito producto no sólo de nuestro esfuerzo personal porque a cada momento sen-timos que Dios ha estado con nosotros siempre y constantemente nos ayuda a través de tantas personas que nos permiten crecer en nuestro poyecto de vida. Apropiándome de las palabras de San Pablo puedo decir: Gracias, Señor, por los dones espirituales y celestiales que nos has otorgado (Cf. Ef. 1, 4-5). La presencia de Dios está expresada

en categorías humanas, en mediadores eficaces: profesores, presbíteros y familiares que nos han brindado su valiosa ayuda.El área académica en el Seminario no es sólo un eslabón para llegar a la meta; de hecho, esta no es la única dimensión formativa a cultivar. De-bemos poner el máximo esfuerzo en todas los niveles de nuestra formación; es imprescindible evitar las acciones mediocres y no podemos ahorrar esfuerzos para salir adelante. La inte-ligencia es un regalo de Dios, no es un privile-gio, y esto nos pide colocar nuestras actitudes y aptitudes al servicio de los demás con amor y humildad; elementos cumbres que humani-zan y evangelizan. El objetivo de la educación genuina es el de humanizar y personalizar sin desvíos, orientando al educando hacia su fin úl-timo que trasciende su finitud esencial.Recordemos que nos formamos, no para noso-tros mismos, sino en virtud de nuestra gente, para poder servirle con alegría ya que estamos en un mundo post-moderno el cual día a día se vuelve más exigente y nos invita a aprovechar y a crecer integralmente en cada uno de los espacios que nos presenta esta Casa de Formación. Por eso, podemos considerar que corresponde a la forma-ción ayudar a la persona a hacerse cargo en forma responsable de su finalidad existencial. La formación no puede ser sino el senti-do mismo de la vida, el para qué último de la existencia, que es el encuentro plenificante con Dios, del cual venimos y al cual estamos desti-nados como Suprema verdad, Suprema Belle-

za y Supremo Bien. La formación va muchísimo más allá de la función informativa, más allá de la transmisión cultural y científica. Trasciende los planteamien-tos académicos, y piensa en el hombre todo y en todos los hombres como personas y como comunidad. Si formar es humanizar, formar es, en cierto sentido, divinizar, pues la humaniza-ción del hombre es signo y epifanía de su divinización. Nos preparamos para ser líderes en nuestras comunidades recordando que el liderazgo es una decisión que nosotros tomamos, no un lugar donde nos podemos sentar. Lo que caracteriza a la persona es ser una unidad bio-psíco-social y espiritual; una presencia consciente y creadora en el mun-do, confiada a su libertad y responsabilidad, en medio de otras personas con las que no sólo se debe convivir, sino autoconstruirse mediante la interacción con ellas y responder así al llamado de una misión trascendente. En estas características esenciales de la per-sona está señalado el programa de las tareas educativas fundamentales. La persona en cuan-to persona lleva en su ser su quehacer funda-mental: su programa formativo. Eso es lo que he querido expresar al hablar del hombre como esencial proyecto dinámico y de la formación como auto-conducción del proyecto personal de vida. Proyecto que en definitiva debe coin-cidir con el proyecto de Dios sobre el hombre y sobre el mundo que culmina en Cristo.

MUCHAS GRACIAS…

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La ocasión de los cincuenta años del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa en Tegucigalpa me da la oportunidad de hacer memoria de mis primeros años de formación, hace ya unos 39 años, en 1973, de traer a la memoria geografía y gente, compañeros y formadores, años de novedad e ilusión vocacional.

GeoGrafía y GeNte: Después del difícil discernimiento primero sobre mi vocación y el diálogo con Monseñor Manresa, Obispo de Quetzaltenango, el largo viaje en bus a Tegucigalpa fue mi primera impresión, un paisaje distinto, el clima cálido de El Salvador y de Honduras contrastaban con mi fría ciudad de Quetzaltenango a 2300 mts. sobre el nivel del mar. El trabajo de mantenimiento en el Seminario, con aquel machete que no sabía manejar y aquellos zacatales secos fueron una primera prueba, sin duda compensada por el encuentro espontáneo y fraterno con compañeros provenientes de otros pueblos de mi mismo país y de otros países, en aquel momento Honduras y Nicaragua. La riqueza de la convivencia diaria y el ambiente familiar del seminario, las clases, la Eucaristía, éramos unos 35 seminaristas…, es el primer recuerdo espontáneo de aquellos años.

coMpañeroS y forMaDoreS: Formábamos una comunidad pequeña, distribuida en otras comunidades como le llaman hoy, que coincidían con el edificio (pabellón) en el que nos alojábamos. Acompañados por los padres llamados Javerianos, o de las misiones extranjeras de Quebec, que atendían a la comunidad como formadores, profesores y directores espirituales, daban siempre un testimonio de serenidad, fraternidad y competencia académica que sin duda influyó mucho en nuestra configuración ministerial desde sus inicios. Las Hermanas de la Sagrada Familia que atendían el seminario con caridad y discreción son también un recuerdo bello de esos primeros años.

NoveDaD ecLeSiaL: Aquellos eran los años del pos concilio, el Vaticano II se había clausurado en 1965 y había influido en nuestra auto concepción como Iglesia, en los enfoques teológicos, en la búsqueda de nuevos esquemas formativos que contrastaban mucho con los pre conciliares basados en las líneas del concilio de Trento del siglo XIX, eran los años posteriores a la Conferencia de Medellín (1968), con todo lo que implicaron de renovación eclesial, de carga de esperanza y novedad, de búsquedas teológicas y de identidad ministerial, pero que no crearon en nuestro Seminario un clima de inquietud sino de serena acogida del viento refrescante y renovador del Espíritu en la Iglesia. Eran también los años de la Teología de la Liberación, en sus líneas fecundas e inspiradoras y también en sus extremos radicales, eran los años en que a nivel social nuestros pueblos en Centroamérica se veían envueltos en movimientos revolucionarios. El contacto directo con la Iglesia en Honduras, con el recién nacido movimiento de los celebradores de la Palabra y su impacto en las comunidades, hacían de nuestros primeros años en la formación, años de contacto directo con la gente, su pobreza material y su profunda riqueza humana, su esperanza entrañable.

iLuSióN vocacioNaL: Pasado el primer momento de adaptación, los años de mi formación transcurrieron con serenidad y alegría, en el descubrimiento progresivo de Cristo y su mensaje, de la identidad de su Iglesia y su misión, aunque no se insistía tanto en el aspecto misionero como ahora después de Aparecida. El reto de ser presbíteros bien formados, cercanos a su pueblo pobre, trabajando en fraternidad presbiteral y diocesana estaba muy claro.En estas bodas de oro del Seminario me siento agradecido al Señor por aquellos primeros años de formación, por aquellos compañeros y toda aquella comunidad formativa. Que nuestra Señora de Suyapa, que como la virgen pequeña y cariñosa acompañó nuestra formación primera siga acompañando a formadores y seminaristas en muchos años más. Felicidades!

1973-1979MEMORIA AGRADECIDA

de un ex alumno

el trabajo de mantenimiento en el seminario, con aquel machete que no sabía manejar y aquellos

zacatales secos fueron una primera prueba, sin duda compensada por el encuentro espontáneo y fraterno con

compañeros provenientes de otros pueblos de mi mismo país y de otros

países.

los padres llamados Javerianos que atendían a la comunidad como formadores, profesores y directores

espirituales, daban siempre un testimonio de serenidad, fraternidad

y competencia académica que sin duda influyó mucho en nuestra

configuración ministerial desde sus inicios

Mons. Rodolfo Valenzuela, Obispo de La Vera Paz, Guatemala, exalumno del Seminario y actual Presidente de la Conferencia

Episcopal de Guatemala.

Por mons. rodolfo valenzuela núñezObispo de la Diócesis de la Verapaz, Guatemala

ex-alumno del smnss

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Compartiendo miExPERIENCIA vOCACIONAL

en los 50 años del smnssP. Francisco Sánchez, Párroco de la Catedral de San Isidro,

la ceibaexalumno del smnss (1989-1994)

Es una gracia para mí, poder compartir mi experiencia vocacional, en el marco de la celebración de los 50 años de esta Casa de Formación, en donde viví tantas expe-riencias maravillosas que guardo muy dentro de mi co-razón. Asímismo, manifestar mis sinceras felicitaciones a toda la familia del Seminario Mayor, por este enorme acontecimiento que llena de gozo a toda la Iglesia hon-dureña. Mi vocación nace en la parroquia de Río Lindo, Cortés,Diócesis de San Pedro Sula, en 1987, a la edad de 27 años.Todo se fue dando por unos amigos míos, que cada domingo, me decían:”Chico, vamos a la Iglesia” y la verdad, era difícil para mí responderles positivamente, ya que tenía una fuerte dificultad: el futbol.Y es que me dedicaba a esta actividad el domingo entero. Pero des-pués de tanto negarme, de huir a ese gesto lindo de po-der orientar mi vida desde Dios, pues un buen día asistí a misa y en ese momento nació en mí una experiencia nueva, la cual vivo con mucho agradecimiento, a Dios en primer lugar y luego a mis amigos, por animarme a dar ese primer paso, tan pequeño y tan grande a la vez, de ir a la Iglesia, ya que detrás de su voz había algo más, la voz de Dios que me llamaba. El primer paso que di después de asistir a misa, claro está, fue recibir catequesis para hacer mi Primera Comu-nión, la cual duró un poco más de un año.Después, se dio algo que marcó hondamente mi vida. Fue la expe-riencia que viví como Delegado de la Palabra de Dios,ya que muchas veces tocaban el tema de la vocación sa-cerdotal y en el silencio de mi corazón me gustaba mu-cho la idea. También las homilías del cura de mi pueblo, el P. José Vivanco, más conocido como “Pepe”, en las que con frecuencia hablaba de este camino y de esta vida, y decía que “lo más hermoso que le podía pasar a una persona era servir a los demás con mucho amor y que la vida del sacerdote era de mucha alegría, de gozo y de paz y que realmente sólo en Cristo Jesús estaba la verdadera felicidad”. Todo esto yo lo sentía como voces que hacían eco en mi corazón y me animaban a decir “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. En este proceso no puedo olvidar el acompaña-miento que me dio el cura de mi pueblo, el cual men-cioné anteriormente.Él inició una experiencia fuerte con varios jóvenes de algunas comunidades de la Parroquia, a la cual le dio el nombre de ”futuribles”.Con sus pala-

P. Francisco SanchezDiócesis de La Ceiba

bras nos explicaba que futuribles se podía entender como: ¡a lo mejor!, ¡quien sabe!, ¡puede ser!, ¡Dios quiera un día una persona puede llegar a ser algo!Esta fue una buena enseñanza que recibí, ya que el cura de mi pueblo, no escatimó esfuerzos en la promoción de vocaciones y no soy el único de estaParroquia.Hay también más sacerdotes y seminaristas. ¿cómo fue mi vida ya en el Seminario? Bueno, ingresé en febrero de 1989, muy ilusionado, muy alegre.Me parecía un sueño.Estaba muy agradecido con Dios por llamarme a algo tan grande, con algunos temores, sobre todo, de no estar a la altura de las exigencias de esta nueva vida. Una primera dificultad y muy fuerte, fue apartarme de mi familia. No fue nada fácil. El ser tímido me frenaba mucho pero me fui soltando con la ayuda de compañeros y formadores. Fue difícil habi-tuarme a un ritmo fuerte de estudio, comprender sobre todo la filosofía, ceñirme a un horario establecido todo el día, pero poco a poco con la ayuda de Dios fui per-severando en este proyecto de vida que me ilusionaba cada día, al que no quería correrme tan rápidamente sin antes haber puesto mi mejor esfuerzo. ¿recuerdos hermosos de mi paso por el Semi-nario Mayor? Bueno, están mis compañeros de pro-moción. En ese entonces ingresamos 29 en total. Fue un grupo bien unido, solidario y fraterno. Recuerdo los tiempos fuertes de oración, las enseñanzas muy acerta-das de mis formadores, la mayoría eran canadienses y algunos formadores hondureños. Mantengo vivo el re-cuerdo de los tiempos de oración en la Capilla del San-tísimo. Allí pedía al Señor fuerzas, paciencia, humildad para mantenerme firme en mi respuesta ante su llama-da. Los tiempos de estudio, de deporte, por cierto ha-bían tres equipos de futbol que todavía se mantienen: los super-astros, los regulares y la selección. Esto era tan lindo y divertido ya que algunos partidos se jugaban con dos balones; otros partidos jugábamos 11 contra 22. El árbitro nos expulsaba por tres minutos. No se po-día chocar con el rector en el campo de futbol, ya que eso era sancionado con un penal y expulsión. Como pueden ver, eran reglas muy particulares del Seminario.Los retiros espirituales de un día, de una semana, los actos marianos, mis directores espirituales en fin fueron muchos los recuerdos que aún conservo intactos en mi corazón. Viví experiencias fuertes los sábados que salíamos a pastoral sobre todo en barrios pobres de la capital, eso marcó fuertemente mi corazón, el cariño con el que la gente nos atendía, la fe de la gente ante las adversidades, el servicio de muchos laicos comprome-tidos, en fin, son tantos momentos inolvidables que es

difícil describirlos en este espacio. Mi vida ya fuera del seminario. Egresé en 1994 y a inicios de 1995 fui enviado por Mons. Ángel Garachana Pérez a la Parroquia Sagrado Corazón de San Pedro Sula, junto a mis compañeros, José Antonio Canales y Edwing Guardado, con la idea de iniciar el bienio pastoral,junto al P. Roberto Coine, Párroco de esta parroquia, quien sería nuestro acompañante espiritual.Dentro de este periodo formativo de 2 años, fui ordenado diácono el 23 de marzo de 1996 en la Catedral de San Pedro Sula, junto a mis compañeros arriba mencionados y 8 me-ses después se dio lo de mi Ordenación Sacerdotal, el 16 de noviembre de 1996, en mi pueblo, Río Lindo. A los pocos días de ordenado, me enviaron a la Ceiba, Atlántida junto a mi compañero, el P. Jesús Calderón Ramírez,con la idea de trabajar para la creación de una nueva parroquia a la que se le dio el nombre de “La Na-tividad de Nuestro Señor Jesucristo”. Después de 4 años que pasé en esta Parroquia, tomé un nuevo destino y fue ir a Colombia por 2 años con la idea de estudiar un poco más y gracias a Dios pude lograrlo. A mi regreso me dieron la responsa-bilidad pastoral de la Parroquia de Cofradía, Cortés, en donde estuve casi 7 años. En esta Parroquia tuve la compañía del seminarista Orlando Pérez, ya sacerdote, el cual estaba en su bienio de pastoral. A mediados del 2009 regresé nuevamente a La Ceiba, pero esta vez a la Parroquia San Isidro Labrador con el P. Oscar del Cid. A esta experiencia se unieron los seminaristas, hoy sacer-dotes, Noé Alvarenga y Natael Perdomo, quienes esta-ban compartiendo también la experiencia del bienio de pastoral. Actualmente estoy trabajando con el P. René Flores Pineda, también egresado del Seminario Mayor, a quien, con los cambios de la nueva Diócesis de la Cei-ba, le tocó venir a esta Parroquia. Con todo esto, doy gracias a Dios por mi ministerio sacerdotal, sobre todo porque en ese lugarcito llama-do Seminario me enseñaron a amar esta vocación; no me transmitieron puramente conceptos, me acercaron a una persona llamada Jesucristo, y creo que en la exi-gencia de cada formador, estaba la exigencia del mismo Dios. El paso por el Seminario pareciera eterno, pero no es así, entendiéndolo desde la llamada de Dios, cada día está lleno de gozo y de paz y necesario se hace formar-se de lo mejor, ya que los desafíos fuera del Seminario son cada día mayores.En estos 50 años toda la Iglesia hondureña se une para darle gracias al Señor, por su va-lioso aporte sobre todo en la formación de sacerdotes hondureños y todos a una voz les decimos: ¡FELICIDA-DES, SEMINARIO MAYOR!

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Con la llegada de la celebración de las “Bodas de Oro” de la construcción y respectivo traslado del Seminario Mayor, a las instalaciones de Los Laureles (como se conoció por aquel entonces), resuenan muy bien las palabras del gran pensador Goethe con las que comienzo este artículo. Esta gran empresa se forjó con la inmensa alegría y el gran amor, por parte de la Conferencia Episcopal de Canadá, de ofre-cer un edificio conveniente y el mejor personal calificado, para la formación de los futuros sacerdotes de la Iglesia hondureña.Fue la gestión de Monseñor Turcios y Barahona, que buscó esta alianza eclesial que permitió la inusitada transforma-ción física y al nivel de formación, de lo que era una urgencia en la empobrecida y débil iglesia de la primeros cincuenta años del siglo XX a nivel nacional. Esta “buena nueva”, re-presentó para esos años, el comienzo de esperanzadores y anhelados nuevos tiempos de siembra y cosecha voca-cional, para el corazón de aquellos buenos pastores que remaban, cuesta arriba, ante las indiferentes conciencias de una población que miraba necesaria la religión pero, que no estaba dispuesta a poner sus propias energía y vitalidad para su desarrollo y crecimiento. Tiempos aquellos, que vis-lumbraban una Iglesia formada por misioneros extranjeros, la mayoría religiosos, con formación y recursos para soste-nerse e iniciar proyectos, y un pequeño clero nativo, pobre y con poca formación, que no era el mejor exponente de la Iglesia que llamara al seguimiento a través de este estilo de vida. Tanto fue así, como sucedió en otras partes del mun-do, que los grupos urbanos de entonces, valoraban siempre de “mejor” al sacerdote, extranjero y con mayor prestigio si pertenecía a las famosas congregaciones del momento.A la luz de esta situación de hace 50 años, este nuevo edifi-cio y este nuevo personal, trajo como señalaría el evangelio de Juan en 2,1-12, la llegada de un acto de plena provi-dencia, donde el mismo Cristo, presente junto a su Madre, realiza en tierras donde Él ha sido ya invitado y donde su Madre es la de confianza, el milagro de un vino nuevo y mejor. Hermoso pensar, como Dios no se había olvidado de pasar por esta pequeña iglesia local, cuando se constata-ba su paso por la Iglesia universal, cuando al mismo tiempo se iniciaba, nada más y nada menos que el Concilio Vatica-no II. El marco evangélico de ayer fue Caná de Galilea, hace cincuenta años, Los Laureles de Tegucigalpa. De ahí, que el

“alegría y amor son las alaspara las grandes empresas”

(Goethe)

El P. Antonio Salinas, exalumno del Seminario, es profesor externo de Sagrada Escritura y doctor en Teología Bíblica

en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

P. Tony Salinas Avery, Arquidiócesis de Tegucigalpaseminarista 1981-1986

ordenación sacerdotal 15-08-1987doctorado en teología Bíblica-roma 2009

único nombre que podría dársele a esta domus ecclesiae para la formación, fuera el nombre de la Señora de casa, la que lleva nuestro color de piel y se dirigió del Piligüín a Suyapa, para que su Hijo, pusiera de nuevo “su Tienda entre nosotros” (Jn 1,14): ¡Nuestra Señora de Suyapa!Desde aquél inicio, todo ha sido recibir “Gracia sobre gracia” (Jn1,16), después de aquellos primeros formadores, vino el relevo de los Padres de las Misiones Extranjeras (pme) de Quebéc, a quien tenemos tanto que agradecer; hasta este presente que cuenta con este grupo de especialistas en la formación sacerdotal, hijos de San Juan Eudes, los Padres Eudistas de la provincia de Colombia, quienes han tomado con la misma alegría y amor, la misión que los otros les de-jaron. Y junto a estos grupos de formadores, hemos estado presentes varios de los egresados, recordando hoy con gra-titud y estima a sacerdotes como el P. Francisco Torres y el P. Franklin Rivera que de Dios gocen y de los que seguimos, sacerdotes diocesanos de varias generaciones y de distintas diócesis del país. Por muchos años este Seminario, albergó además la presencia de seminaristas de Guatemala, Nicaragua y Pa-namá, que creó un ambiente enriquecedor de convivencia e interesantes experiencias a nivel intelectual, espiritual y pastoral. Lo común de esos años, fue que muchos de los candidatos poseían una edad mayor de los 25 o 30 años, por lo que el ambiente tendía a ser de proyectos desafian-tes y de una sana competitividad por alcanzar la madurez y la capacidad intelectual de los compañeros. Candidatos provenientes en su mayoría de zonas rurales, de padres campesinos u obreros, que no tenían dificultad de vivir y compartir las precariedades de la vida del seminario, como haber sido: las rondas enormes del corte del zacate durante el verano e invierno, las caminadas recorriendo unos 4 kms los jueves o sábados por las tardes de salida, para tomar el bus urbano, la alimentación basada sobre todo de frijolitos, arroz y tortilla, el aislamiento parcial de la ciudad y de la fa-milia, la pobreza de recursos con que la mayoría contaba, fueron algunos de esos muchos retos que la comunidad en formación vivió y le ayudó a forjar personalidades de pastores que hoy ven sus frutos en estas partes querida de Centroamérica.Y ¿que decir, de las “Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia”? A ese conjunto de elementos que enriquecían la vida de los seminaristas, se unía la interesante entrega de es-tas hermanas, alegres y sencillas; que transmitían esa área de serenidad y paz, para quienes las contemplábamos calladas y laboriosas. Presencia que sigue dando esa misma energía a las nuevas generaciones. Para las bodas de Plata, se construyó la nueva capilla. El número de los seminaristas creció considerablemente, al punto que ya no se pudo recibir candidatos de los demás países. Y de pronto la demanda exigió nuevos pabellones,

nuevas áreas deportivas y de recreación. Ha sido así desde entonces, que el año pasado y los anteriores los Padres Eu-distas, han debido construir nuevas instalaciones.En Marzo de 1983 las manos de muchos seminaristas se juntaron con las del hoy Beato, el Papa Juan Pablo II, que alegre y amoroso, se acercó a nosotros que lo vitoreábamos en su paso en el interior del Santuario de Suyapa. Y, en 1990 esta casa vistió de sus mejores galas, cuando la Madre Tere-sa de Calcuta nos llegó y nos ofreció un cálido y profundo mensaje. Todos quedamos tocados por su visita. Y muchos otros ilustres visitantes de la Curia Romana nos ofrecieron el don de su presencia y su mensaje. Hoy en día la vida y los frutos del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, hablan por sí mismos. La gran mayoría de los sacerdotes que servimos en las distintas dió-cesis del País, hemos salido de esté semillero, bendición de Dios. En este pasado del Seminario, quedan en la memoria del tiempo y en el libro de la vida de Dios, los muchos que dieron su ofrenda y la siguen dando para que esta obra, “corazón de la diócesis”, como suele llamarle el Concilio Vaticano II, siga formando a los futuros ministros y pastores del Reino de Dios, que se cultiva y crece en esta tierra hon-dureña. Al asociarnos a esta bella recurrencia en el tiempo, permitá-monos todos, elevar un himno de alabanza y gratitud al Se-ñor, porque fue Él quien puso las bases del futuro de la Igle-sia, en esta obra salida de sus manos, en esta obra vital para el desarrollo del cuerpo de su Hijo, que desde su fundación que va más allá de estos cincuenta años, ha sabido llevar entres “gozos y penas”, la llama olímpica de un fuego, que no se nutre del combustible de lo terreno y efímero, sino que tiene el mismo don del Espíritu, con el cual Dios hace nuevas todas las cosas, y hace posible que sus egresados puedamos seguir escuchando la voz del Señor resucitado que nos repite de nuevo, para seguir siendo sus discípulos misioneros: ¡Eritis mihi testes!Como egresado, que he celebrado este año mis Bodas de Plata Sacerdotales, no puedo menos que estrechar la mano de todos ustedes queridos hermanos y colegas sacerdotes, la historia común, nos permita seguir formando esta gran familia, que no ha nacido de los lazos de la “carne” y la “san-gre”, sino de la llamada; que estando en el mismo misterio de Dios,nos eligió para se como su Hijo “Sacerdotes de la Nueva Alianza”. Que esta convicción, nos haga siempre vol-ver al Seminario como al lugar donde el recuerdo se hace vida, para reanimarnos en la común vocación, y para seguir siendo para esos nuestros futuros hermanos y compañeros, los seminaristas, los modelos en primer lugar y luego como los hermanos, que ya conocidos y queridos, les abriremos las puertas para integrar de manera real la vida presbiteral en las diócesis donde el Señor mismo nos plantó y nos des-cubrió el misterio de su amor.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

HIMNO seminario mayor

nuestra señora de suyapa(Letra y música: Mauricio Pérez)

COROSeminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa

donde se forman sacerdotes de valor, según el Corazón de Dios; Corazón de la Iglesia hondureña, esperanza de la nación.

El Señor me ha escogido entre los hombrespara hacerme un instrumento de su amor.

Esa voz se ha hecho melodíaque resuena suavemente noche y día.Hoy quiero despojarme de mí mismo

y seguir a Jesucristo, Buen Pastor.

Cristo es la razón de nuestras vidas,se hace presente en nuestra comunidad.

Nuestro gozo está en la Eucaristía,alimento que perdura y que da vida.

Más allá de nuestro conocimientohacemos nuestro el estandarte de la cruz.

En este proceso de la siembra,este don hoy procuramos cultivar.Después de llenarnos del Maestro

a Jesús haremos realidad. Una esperanza se avecina,

María a nuestro lado avanzará.

Por más de medio siglo nuestra Casaha formado muchos hombres para amar.

El Misterio y la ciencia hoy adornanla respuesta que puede transformar.

Cincuenta años al servicio de Hondurasformando sacerdotes del amor.

Seminarista Edwin Mauricio Pérez Núñez, autor de la letra y la música

del Himno a los 50 años del SMNSS. Es un estudiante de III de Teología y

pertenece a la Diócesis de Choluteca.

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

¡Porque es bueno darGRACIAS!

Por Henry asterio rodríguez romero, seminarista del iv año de teologíacoordinador de la comisión de los 50 años del smnss

(seminarista del 2005 al 2012)

de pie de izquierda a derecha: Wilson Dagoberto Reyes, Alex Francisco Ramos, Alex Gabriel Sánchez, P. José Mario Bacci, Bryan Noé Carbajal, Henry Asterio Rodríguez, P. Oscar Echeverri, José Antonio Chavarría y Denis Orlando López. de rodillas de izquierda a derecha: Oscar Alfredo Carranza, Sadi Antonio Aguilar, Milton Javier Torrez, Marvin Javier Ramírez,

Lenin Adolfo Cruz Moncada.

Cincuenta años se dicen sin mayor problema pero vivirlos no resulta tan fácil!Se trata de medio siglo de bienvenidas y de despedidas, de intenso estudio, de continua oración, de ce-

lebración constante, de esfuerzos y dedicación, de luchas, de alegrías y de tristezas, de ilusiones y de proyectos de vida en

desarrollo y maduración. Durante este tiempo nuestra Casa de Formación Presbiteral ha visto pasar a más de ocho promocio-nes enteras de seminaristas muchos de los cuales hoy partici-

pan del pastoreo de Jesucristo, el único Buen Pastor, no sólo en nuestro país sino en toda Centroamérica.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

Por eso, damos gracias a Dios; por ser a nosotros (los 147 seminaristas de todo el país que hoy for-mamos la comunidad del SMNSS) la generación que, como bendición de Dios, le toca vivir y ce-lebrar el jubileo de oro del Corazón de la Iglesia de Honduras, y lo hacemos agradeciendo y com-partiendo con todos ustedes esta inmensa alegría; alegría de esta comunidad formativa de Discípulos y Misioneros de Jesucristo que nos ayuda a llevar a todos los rincones del país la Buena Nueva, a tra-vés del testimonio, como eficaces colaboradores del Señor en su viña.

San Pablo nos dice: “En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de voso-tros.” (1 Tes 5,18)Por eso como coordinador de la Dimensión Humano-Comunitaria, en nom-bre de todos mis hermanos seminaristas, deseo agradecer, en primer lugar, a la Conferencia Episcopal de Honduras, a cada uno de nuestros obispos, por su apoyo incondicional y por la excepcional cercanía para con nosotros, sus hi-jos; a todos los formadores y profesores que han pasado por esta casa: a los padres Javerianos, por su entrega y valentía; a los padres Eudistas, por su dedicación y esmero en nuestra forma-ción; a las Hermanas de la Sagrada Familia por su amor, entrega y oración; y a cada uno de los hermanos laicos, religiosas y religiosos, sacer-dotes de todo el país por sus incesantes oracio-nes, por su apoyo espiritual y material para con nuestra casa; muchos de ellos han sido nuestros maestros y nos han permitido crecer en la com-prensión de la realidad, paso eficaz para contri-buir, desde la fe, en el crecimiento y en el de-sarrollo positivo de la misión eclesial en tierras catrachas. De igual forma, agradecemos a todos los bienhechores que, a través de su esfuerzo y de la consecución de medios económicos, han hecho posible a lo largo de estos cincuenta años la formación del clero hondureño. Hace-mos mención especial la Iglesia Canadiense, la Iglesia Italiana, la Fundación FEDI (Honduras) y las instituciones de la Iglesia alemana, Adveniat y Kirche in Not. Finalmente deseo dar gracias y reconocer el trabajo invaluable que la Comisión encargada de la preparación de los eventos de este aniversario ha desempeñado, todo con el fin de hacer de esta celebración algo memora-ble. Por eso, a todos y cada uno de mis herma-nos y formadores, gracias infinitas.

LiSta De La coMiSioNde los 50 años del SMNSS

• Pbro. José Mario Bacci CJM (Rector)

• Pbro. Oscar Augusto Echeverri (Vicerrector y administrador)

• Henry Asterio Rodríguez. (Coordinador General)

• Milton Javier Torrez. (Subcoordinador)

• Lenin Cruz. (Subcoordinador)

• José Antonio Chavarría

( Arquidiócesis de Tegucigalpa)

• José Noel Ortiz (Diócesis de San Pedro Sula)

• Alex Ramos(Diócesis de San Pedro sula)

• Denis Orlando López (Diócesis de La Ceiba)

• Marvin Javier Ramírez (Diócesis de Choluteca)

• Bryan Carbajal (Diócesis de Yoro)

• Alex Gabriel Sánchez (Diócesis de Juticalpa)

• Sady Aguilar (Diócesis de Trujillo)

• Wilson Dagoberto Reyes (Diócesis de Santa Rosa de Copán)

• Oscar Alfredo Carranza (Diócesis de Juticalpa)

50 años significan medio siglo de bienvenidas y de despedidas, de intenso estudio, de continua

oración, de celebración constante, de esfuerzos y dedicación.

Que este Jubileo de oro permanezca, a manera de sello indeleble, en nuestras mentes y

nuestros corazones, no como vana gloria humana, sino como prueba fehaciente de la Providencia de dios que nunca abandona a su

iglesia.

Que este Jubileo de Oro permanezca, a manera de sello indeleble, en nuestras mentes y nuestros corazones, no como vana gloria humana, sino como prueba fehaciente de la Providencia de Dios que nunca abandona a su Iglesia y sigue dán-dole pastores según su Corazón para que la guíen, la instruyan y la congreguen. Y que este momento histórico sea para toda la Iglesia de Honduras una renovación en su compromiso de seguir pidién-dole al Señor que mande más obreros a su mies para que, como cooperadores solícitos, sigan lan-zando las redes en su nombre, para que cada día muchos buenos y santos jóvenes puedan respon-der con generosidad a la llamada de Jesús que les invita a ser sus testigos.

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

SEMINARIO MAYOR NUESTRA SEÑORA DE SUYAPA

2012

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�0 revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

50 añosformando sacerdotes según

el Corazón de Dios

“La diócesis es una porción del pueblo de Dios, cuyo cuidado pastoral se encomienda al obispo con la cooperación del presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él en el espíritu Santo mediante el evangelio y la eucaristía, constituya una iglesia particular, en la cual verdaderamente está presente y actúa la iglesia de cristo una santa, católica y apostólica” (Código de Derecho Canónico). La palabra diócesis proviene del tiempo de los romanos y corresponde a un término propio de la división administrativa del Imperio. Adoptado por la Iglesia Católica, el mismo término gana otro alcance y un significado diverso. Actualmente, en la Provincia Eclesiástica de Honduras existen ocho Diócesis (San Pedro Sula, Juticalpa, Santa Rosa de Copán, Yoro, Trujillo, Choluteca, Comayagua y La Ceiba) y una Arquidiócesis (Tegucigalpa). A continuación se puede observar, en el Mapa Diocesano, la configuración actual de la Provincia Eclesiástica de Honduras. En la celebración del jubileo dorado de esta Casa de Formación pidamos al Señor para que en todo el territorio nacional no faltan pastores abnegados y entregados que puedan ejercer fructuosamente el Ministerio Presbiteral de la predicación de la Palabra de Dios, la Celebración de la Fe, especialmente a través de los Sacramentos y la Liturgia, y la Caridad Pastoral.

MAPA DIOCESANOde la iglesia Católica de Honduras

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

SEMINARIO MAYOR NUESTRA SEÑORA DE SUYAPA

50 añosformando sacerdotes según

el Corazón de Dios

“Y serán mis testigos” (Hechos 1,8)

¿SabeS CuáleS tu DIóCeSIS?MaPa DIoCeSanoDe HonDuraS

orIentaCIoneSPara el

año Dela Fe (CeH)

teStIMonIoSDe 3 exaluMnoS

SeMInarIo Mayor.

naturaleza y MISIón

breve

PreSentaCIónDe CaDa DIóCeSIS

y, ¿CóMoSe ForMaun SaCerDote?laS DIMenSIoneS De laForMaCIón SaCerDotal

LPS.

40.

00

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor

El Despacho Presidencialde la Republica de Honduras

saluda al SMNSS por suscincuenta años de labor.

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revista conmemorativa 50 años del seminario mayor ��

El Despacho Presidencialde la Republica de Honduras

saluda al SMNSS por suscincuenta años de labor.

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�� revista conmemorativa 50 años del seminario mayor