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cantera LITERATURA INFANTIL revista literaria - número 4 - febrero 2015

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Revista ilustrada.

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  • cantera

    LITERATURA INFANTIL

    revista literaria - nmero 4 - febrero 2015

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    INFANTILExiste la literatura infantil? Es un califica-tivo apropiado? Acaso los llamados gneros literarios no limitan la capacidad de acercar-nos a los textos de una manera no predeter-minada?

    Cuando leemos las biografas de grandes es-critores encontramos que algunos realizaron lecturas de grandes cuando eran nios. Asi-mismo, podemos encontrar escritores adultos que sienten placer leyendo literatura dirigida, en apariencia, a un pblico infantil. Por lo tan-to, hay edad para la literatura, o las obras literarias cambian en nosotros segn los aos que tengamos?

    La discusin est abierta al lector. En este n-mero de Cantera podrn encontrar distintas propuestas escriturales que, creemos, permi-ten cuestionarnos acerca de las posibilidades de la llamada literatura infantil.

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    cantera Revista Literaria Nmero 4 - Febrero 2015 www.revistacantera.com @revistacantera

    Editor principal Alejandro Arturo Martnez Editor adjunto Gabriela La Rosa Portada Mara Elena Valdez

    Diagramacin Alejandro Arturo Martnez

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  • sumario6

    Lo grotesco y repugnante del humor de Roald Dahl

    Desire Moreno

    10Algunos mitos tontos en

    torno a la literatura infantil Isabella Saturno

    12El deleite de la palabra y la

    imagen: el libro-lbum Nila De Falco

    14Daro

    Isabella Saturno

    16Se ha acabado la fiesta

    Miguel Chillida

    17Concierto

    Mara Paulina Camejo

    18Entrevista a Mireya Tabuas

    Gabriela La Rosa

    22Malsimo

    Mireya Tabuas

    24Ilustraciones

    Mara Elena Valdez

    26Ilustraciones

    Veruschka Guerra

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  • colaboradores

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    Desire Moreno (Maracay, 1992) es licenciada en Letras por la Universidad Catlica Andrs Bello con una tesis sobre el humor en la obra Matilda, de Roald Dahl.

    Isabella Saturno (Venezuela, 1987) es tesista de la Escuela de Letras de la Universidad Catlica Andrs Bello. Ha ganado distintos concursos literarios nacionales entre los que se des-tacan el I Concurso de Cuento Infantil IDENA 2012 con B74 situacin 22 y la Beca de Creacin Infantil CENAL 2012 Actualmente es parte del Comit Evaluador Banco del Libro, editora y fundadora de la revista Arepa, co-editora de PezLinterna.com (revista de crtica de literatura infantil y juvenil) y parte del equipo editorial de Barco de Piedra.

    Nila De Falco (Caracas, 1992) es estudiante de Letras en la Universidad Catlica Andrs Bello y profesora de Castellano y Literatura. Ha publicado textos en distintas revistas y medios literarios.

    Miguel Chillida (Caracas, 1991) inici sus estudios de Letras en la Universidad Catlica Andrs Bello y luego en la Universidad Central de Venezuela. Ha participado en el taller de poesa de la UCAB y ha publicado algunos textos.

    Mara Paulina Camejo (Maracaibo, 1991) inici sus estudios de Letras en la Universidad Catlica Andrs Bello y concluy su carrera en la Universidad de Miami espcializndose en Historia del Arte. Ha publicado la novela Beatriz decidi no casarse (2014).

    Mireya Tabuas (Caracas, 1964) es escritora y periodista. Ha publicado los libros Gato ence-rrado, Cuentos para leer a escondidas, Cuentos prohibidos por la abuela, No abrir hasta el ao 3000, La mano de mam y Azul y rojo. Ha obtenido diversos reconocimientos literarios entre los que se destacan el Premio IBBY y el Premio de Literatura Infantil de Unicef. El cuento que publi-camos en este nmero pertenece a su libro Cuentos para leer a escondidas del cual tomamos una ilustracin de Idana Rodrguez. La ilustracin de la entrevista es de Walther Sorg tomada del libro Cuentos prohibidos por la abuela.

    Mara Elena Valds (Caracas) es ilustradora, diseadora y creadora grfica venezolana. Curs estudios en la Escuela de Artes Visuales Cristbal Rojas de Caracas. Ha ilustrado los libros Aprendecedario, La risa contagiosa, entre otros trabajos tanto en Venezuela como en el extran-jero.

    Veruschka Guerra (Paraba, 1974) es una ilustradora brasilea formada en la Fondazione Mostra Internazionale di Illustrazione per lInfanzia Stepan Zavrel. Ha ilustrado ms de catorce libros para nios, entre los que se destacan los cuentos de los hermanos Grimm.

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    Los grotesco y repugnante del humor

    de Roald DahlDESIRE MORENO

    El humor jams ha dejado de ser un elemento subversivo y transgresor que aborda temas que normalmen-te son evadidos porque nos enfrentan a aquellos aspectos de nosotros mis-mos que rechazamos como individuos, y como partes de una sociedad, ya que nos resultan incmodos. El humor es una forma expresiva que fomenta la crtica y el cuestionamiento social. Y en la lite-ratura infantil, el humor funciona como un mecanismo que permite establecer una complicidad entre el autor y el lector, pretendiendo colocarse en la posicin del receptor para poder entender su rela-cin con el entorno y as producir una reciprocidad emptica que permita que el efecto humorstico se lleve a cabo. No hay registro de un humor que sea especfico tanto para nios como para adultos, sino diferentes maneras de abor-darlo. Y esto se debe a que los nios poseen una lgica y una relacin con el mundo que logran que sus conclusiones y comentarios al respecto no presenten ninguna semejanza con la perspectiva que tiene el adulto sobre los mismos aspectos. Estando en una etapa de con-figuracin personal fsica y psicolgica, el nio no es autnomo debido a que

    apenas se est desarrollando como indi-viduo dentro de un sistema social, por lo cual su relacin con el entorno an est dirigida por el adulto, por el representan-te de la autoridad y el poder. Esto nos lleva a concluir entonces que la niez, en estas obras, no se maneja en trmi-nos de equidad sino de subordinacin.

    En su tratado El Chiste y su relacin con el Inconsciente (1967), Sigmund Freud plantea precisamente el humor como un sublimacin de conflictos en la relaciones de poder, sugiriendo como en este tipo de tratos se genera siempre un proceso inconsciente de hostilidad en el subor-dinado contra aquel representante del poder. Freud habla de un sentimiento que no puede ser manifestado libremen-te, por lo cual se disfraza bajo la burla hacia el elemento hostil permitiendo la liberacin de los sentimientos reprimidos sin comprometer al individuo en un con-flicto. Lo que nos lleva a la propuesta de Martha Wolfenstein en su texto Childrens Humor: A Psychological Analysis (1978):

    Los nios encuentran maneras de burlarse de la grandeza, el poder y las prerrogativas de los adultos que ellos envidian. Aqu est otro impo-

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    nente aspecto de los adultos, que a menudo es opresivo y terrible para los nios, su autoridad moral; y de esto los nios tambin buscan ali-vio a travs de la burla. Se apode-ran con deleite de las oportunida-des para demostrar que los adultos no son infaliblemente buenos. (45)

    Esto nos permite comprender por qu los nios disfrutan tanto el humor a travs de la transgresin y la irreverencia. Las alteraciones del orden y de las normas son siempre bien recibidas por un pblico infantil, lo cual no se cumple en el caso de los adultos quienes encuentran esta clase de humor como un irrespeto a los valores sociales que ellos han estable-cido, permitindonos entender entonces por qu los autores de libros para nios no siempre son bien comprendidos, o recibidos, por la crtica y por los lecto-res adultos. Porque si hay algo que hay que tener muy presente a la hora de dirigirnos al humor infantil, es su innega-ble naturaleza grotesca y muchas veces escatolgica que resulta muy fcil de ser malinterpretada. Sobre todo si nos acer-camos a ella como adultos conservado-res llenos de prejuicios, quienes, como ya se ha demostrado antes, se encuentran temerosos de s mismos convirtindose en vctimas del humor que los enfrenta a aquello que ms le perturba de su inte-rior. No slo como individuos, sino tam-bin como miembros de una sociedad.

    Y Roald Dahl es un exacto ejemplo de este humor contradictorio y transgre-sor, ya que es un tpico recurrente en su estilo, al cual, atenindonos precisa-mente a ello como adultos, es sencillo reaccionar negativamente ante lo que leemos. Luca-Pilar Cancelas y Ouvia en su texto Carroll versus Dahl: dos con-cepciones del humor, dice que El estilo de Dahl se caracteriza por un humor

    corrosivo, que ha llegado a escandali-zar a algunos adultos, y por una irona y stira contundente () l es un autor imaginativo, impertinente y rabiosamen-te a favor de los nios (23). Lo cual quizs demuestre la razn por la cual este autor es uno de los escritores con-temporneos de libros para nios ms famoso, teniendo como tema preferido el nio inteligente e imaginativo, oprimido por los adultos, que decide transgredir las norma obteniendo como recompensa una vida llena de emociones y aventuras.

    Roald Dahl se le considera tambin como uno de los ms difciles de categorizar debido a su incursin en la literatura para diversas clases de pblico, sean nios o adultos. Adems, por sus distintas expe-rimentaciones con el estilo literario, tal como seala Alasdair Capbell en su texto Roald Dahl (1995), ya que a veces toma partido por una escritura para slo entre-tenimiento, indiferente a las convencio-nes morales, aunque en otras ocasiones se decante por llevar a su obra a poseer un agudo sentimiento crtico, moral y social. No obstante, es imposible dejar a un lado cmo sus libros estn marca-dos por una poderosa creatividad capaz de atraer a todo pblico, sea mayor o joven. Gracias, adems, de partir siem-pre desde lo cotidiano para transportar al lector a un mundo de fantasa donde los adultos son ridiculizados y los nios se convierten en hroes. Sin embargo, precisamente por las referencias negati-vas que podra transmitir, su obra podra ser tomada como un mal ejemplo, pero Mercedez del Fresno Fernndez en su artculo Matilda: Realismo y Stira en la obra de Dahl (2009), expone que

    Dahl se defiende de las acusaciones afirmando que el propsito de los libros infantiles es ensear a los lectores no lo que significa ser adulto sino como

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    evitar hacerse un adulto del tipo que se critica, lo que confiere a sus obras un carcter de eminente didactismo que combina a la perfeccin con el mero placer por la lectura y el humor. (145)

    Duro y realmente franco a la hora de escribir, Dahl logra maravillarnos con la facilidad con la cual deja confundidos a los adultos serios, quienes se pregun-tan atribulados constantemente: qu hay de gracioso en eso? Qu motiva a un nio a rerse tanto de la cochina descripcin de una barba sucia? No es extrao, segn un lectura detallada de la obra de Dahl, la familiaridad con la cual este autor desarrolla unos personajes tan malvados y desagradables como las bru-jas en The Witches (1983), o que tan alta es su disposicin por corroer, mediante la irona y le humor negro, las reglas que los adultos han establecido para una lite-ratura infantil adecuada, como lo expresa en su obra Revolting Rhymes (1982). El propio autor precisamente sustenta su tendencia en la literatura infantil en la siguiente cita hecha por Mark I. West en Grotesque and Taboo in Roald Dahls Humoruos Writtings for Children (1990):

    Generalmente escribo para nios entre las edades de siete y nueve. En esas edades, los nios son slo semi civilizados. Ellos estn en el proceso de ser civilizados y las perso-nas quienes estn civilizando son los adultos alrededor de ellos, especifica-damente sus padres y sus maestros. Por ello los nios estn inclinados, al menos inconscientemente, a consi-derar a los adultos como el enemigo. Yo veo esto como algo natural, y a menudo lo trabajo en mis libros para nios. Ese es el por qu los adultos en mis libros son a veces tontos o grotescos. Me gusta burlarme de los adultos, especialmente de los preten-

    ciosos y de los malhumorados. (116)

    Y ciertamente los adultos, con ciertas excepciones, son vctimas de un trato muy poco cordial y amigable que causa en los nios muchsima risa. Un tpico realmente sensible para la crtica debido al modo tan crudo que Dahl tiene para expresar su punto de vista. En la revista Childrens Literature in Education, nme-ro 19 del ao 1988, David Rees, autor de varias novelas juveniles, public un artculo: Dahls Chickens: Roald Dahl, donde condena y censura abiertamente casi todos los libros de Dahl para nios, considerando segn su criterio The Twits (1980) el peor de todos. Para l, el libro le ensea a los nios que las personas barbudas son sucias y estn tratando de ocultar sus verdaderas apariencias (146), incluso afirma como el argumento lleva a los nios a creer que todas las personas feas son malgeniadas y odiosas opinan-do que, aunque los adultos lectores no se tomen en serio lo que diga el libro, los nios probablemente s crean en ello y empiecen a ver a todas las personas barbudas malvadas. Esto precisamente muestra la predisposicin de los adul-tos a la hora de malinterpretar el humor infantil creyndolo universal. Ciertamente sabemos que el humor posee un carc-ter constante de transgresin que busca transformar la cotidianidad del hombre de modo que esta sea ms digerible para un lector. Sin embargo, para un nio el pro-ducto de su risa se debe a que esta trans-gresin permite un espacio para el juego y la diversin en una realidad amigable, pero no por ello menos real, sino much-simo ms divertida. Una diversin que los adultos ciertamente no ven, no com-parten ni entienden, y un ejemplo de ello es la animadversin de David Rees haca la obra The Twits, un cuento realmente divertido y maravilloso para un nio en el cual llama poderosamente su inters

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    precisamente la desagradable naturaleza de Mr. y Mrs. Twits, quienes no son slo horripilantes sino tambin hacen cosas horribles, como las bromas pesadas que se juegan uno al otro. Bromas llana-mente asquerosas y repugnantes como servir un plato de gusano con salsa para espaguetis, o colocar un sapo baboso en la cama del otro y hacerle creer que se trata de un letal monstruo, pero que sin embargo no dejan de causar mucha risa y gracia en los nios. Porque, no es divertido ver a gente mala ser vctima de travesuras?, sean o no sean realmente asquerosas para los adultos y para Rees.

    La razn por la cual los nios se ren de aquello que no es para un adulto digno de una sonrisa, lo explica Paul McGhee, psiclogo infantil, en su texto Humor: Its origin and development (1979), asocian-do este problema con el entrenamiento para ir al bao. Un proceso de aprendiza-je embarazoso por el cual todos pasamos cuando nios, y en el cual no es extrao que se hagan referencias a situaciones desagradables y actitudes negativas por parte de los padres. Dicha actitud que produce un enorme sentimiento de ansie-dad en los nios, dejando que el nico modo de lidiar con la incomodidad que conlleva dicha situacin sea a travs de la risa. Un nio puede encontrar comiqu-simo acercarse a un adulto y gritarle una palabra indebida porque sabe que va a causar molestia; no obstante, al momen-to de crecer, la presin de los estnda-res parentales crece tambin con ellos, llevando al nio a notar que aquella fea palabra que les gustaba tanto gritar cuan-do pequeo, ya no le causa tanta gracia. El modo en que Dahl nos presenta los Twits, representa esa primera etapa de travesuras de la cual hablar McGhee en su texto, aquella primera infancia donde la gracia se encuentra en slo decir la mala palabra y esperar una reaccin.

    Recordando que la stira es un rama del humor, el humor como una actitud huma-na ante una situacin conflictiva, una respuesta del hombre que parte de su cuestionamiento hacia diversos aspectos de nuestra sociedad que le causan inco-modidad, es por ello que decimos que la risa es entonces la retrica de lo pre-visible o lgico que nos otorga un poder frente a la realidad. Es decir, no negamos la realidad sino que alteramos su fuer-za con la risa hacindola ms ligera de digerir, afirmando nuestra individualidad y dignidad frente a un sistema opresivo. Lo cual conocemos correctamente como stira. Y la stira en la obra de Dahl va en direccin contra los adultos. No obstante, esta stira no est dirigida propiamente en contra del adulto sino contra ciertos comportamientos especficos del mismo.

    La maldad de estos personajes justifica que haya este tipo de comportamiento negativo de los nios en contra de los adultos, sin embargo, no a la vista de los adultos quienes ven incorrecto esa clase de enseanzas. Como mostrar-les a los nios que las personas malas deben ser castigadas. No obstante, esta interpretacin de las intenciones de Dahl es totalmente errnea. l no permite que sus lectores confundan la realidad con la ficcin gracias al absurdo y a un sentido del humor infantil, que obvia-mente no compartido por los adultos. Y Martha Wolfenstein explica que se debe a que el adulto y el nio rara vez se ven en la misma situacin emocional al mismo tiempo, pero que pese a ello, se puede conservar la esperanza de que los adultos pudiesen llegar a apreciar lo grotesco y repugnante, pero gracioso, con slo ponerse a la altura de un nio. Los nios no son tan alejados de noso-tros. Si no podemos rernos con ellos, podremos a veces rer como ellos (214).

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    Algunos mitos tontos en torno a la literatura

    infantilISABELLA SATURNO

    La literatura infantil (y ni se diga la juvenil) lleva a cuestas tantos tabes y prejuicios que escritores, lectores, crticos y editores han teni-do que abrirse paso, con machete en mano, para lograr la consolidacin del gnero como manifestacin literaria. El asunto es que algunos mitos que enma-raan al libro para nios los hemos escuchado tanto que probablemente los hemos asumido como verdades, pero, al observarlos con atencin, se reve-lan como obvias y grandes mentiras:

    1. Los nios son pequeos, ellos no entienden ciertos temas. Algunos adultos piensan que la infancia es delicada y, como delicada que es, debe ser prote-gida. Esa es una afirmacin que tiene mucho sentido: los nios se enferman con facilidad y hay que cuidarlos. Pero, por eso los vamos a atiborrar de libros edulcorados y superficiales, para prote-ger sus inocencias? Muchas editoriales producen este tipo de libros aprovechn-dose de la mala concepcin que tienen algunos sobre esta etapa de la vida y en general, son los que dominan el mer-cado. Sin embargo, la verdad es que los nios, acompaados por un adulto

    mediador, pueden y tienen las herramien-tas para entender cualquier fenmeno de la vida (o en todo caso, merecen tener acceso). Todos los temas son vlidos para ser abordados por los nios, lo importante es el enfoque que se les d.

    2. Este cuento no tiene moraleja, qu mensaje deja? Venimos de una larga tradicin de libros para nios donde la moraleja tiene un lugar importante: muchos de nosotros crecimos con las fbulas de Esopo (sin siquiera saber quin las haba escrito ni su antige-dad). Este tipo de libro forma parte de los orgenes de la literatura infantil cuyo fin ltimo era la creacin de una pla-taforma pedaggica. El problema est cuando se piensa que toda la literatura infantil debe tener una enseanza y se juzga sus contenidos a partir de la presencia o no de una moraleja, siendo esta una sentencia un tanto anacrnica. Los libros para nios, hoy en da, tienen propsitos tan variados que van desde el humor o el non-sense hasta libros que son, meramente, propuestas estticas.

    3. La literatura infantil no existe, no es literatura. Generalmente, quienes caen

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    en este prejuicio, son crticos literarios que ven la literatura infantil como algo simple, sencillo de hacer; piensan que por la presencia de ilustraciones, perso-najes animados y situaciones propias de la infancia, este gnero es tonto y sin profundidad. Esta idea parte del primer mito que deconstrumos: si no podemos ver al nio como sujeto que entiende su entorno, cmo vamos a pretender ver la literatura infantil como un gnero esta-blecido? La proteccin malentendida de la inocencia (y la posterior publicacin de libros marcados por este estigma) dificulta que propuestas alternativas encuentren su camino y su lector; propuestas que tienen un alto nivel de expresin lingsti-ca, literaria y artstica y que, muy a pesar del dominio editorial de los contenidos banales, llevan desde el siglo XX engro-sando la biblioteca, vindicando el gnero.

    4. A los niitos hay que hablarles chiquitico: au. Partiendo de la idea de que el nio es un sujeto ms, el abuso de los diminutivos en algunos libros infan-tiles resulta ofensivo no slo para el lector sino tambin para el lenguaje. En propuestas ms comerciales, el abuso del -ito, -ecito y sus femeninos, refuerza la nocin de que el lector pequeo no tiene las herramientas para comprender lo que lo rodea tal y como es. Si viene un tren, es un tren, no un trencito, a menos que el tren sea realmente pequeo y el diminutivo est justificado. Por otro lado, el acercamiento entre el libro y los bebs implica otros tipos de tacto que, sin duda alguna, tienden a ser ms tiernos. Sin embargo, eso no es motivo para tratarlos, desde el lenguaje, como si no pudie-ran entender las palabras en sus reales dimensiones. En definitiva, el abuso del diminutivo es un recurso que menospre-cia el potencial criterio del lector nio.

    5. Los nios no leen porque tienen iPad. Es cierto que las alternativas digi-tales se abren paso cada da ms y que son una opcin para que los nios se diviertan de manera interactiva. Pero una cosa no impide la existencia de la otra. La apuesta de muchos es la convivencia entre lo impreso y lo digital, ya que repre-sentan experiencias completamente dis-tintas; adems, un entorno lector, favo-recer la lectura temprana, el amor por el libro y la literatura, a pesar de la tele-visin y las tablets. Tampoco se puede obviar que slo el 40% de la poblacin mundial tiene acceso a internet (http://www.internetlivestats.com/). En el ltimo de los casos, la tablet o la computadora, no tienen por qu ser rivales del libro para nios, ya que ambos representan una ventana al mundo que, de tener con-tenidos de calidad tanto visuales como escritos, aportarn al desarrollo del lector.

    6. Sin final feliz, no hay libro para nios. Si entendemos la literatura como una manifestacin artstica que ve en la realidad sus insumos creativos, este mito se esfuma fcilmente. A pesar de que los anaqueles de las principales cadenas de libreras estn llenos de historias edul-coradas con finales rosas, la realidad a la que debe enfrentarse el lector nio suele ser muy diferente. Muchos auto-res dedicados a la literatura infantil se han dado a la tarea de exponer temas difciles (temas que, ms que difciles, son parte de la realidad humana) como el abuso, la guerra y las diferencias, con enfoques creativos, propios y accesibles para los nios. Lo importante es que el lector nio, al final del libro, pueda hacer una reflexin alrededor de lo que acaba de leer y tenga opciones para entender que el fenmeno tratado es parte de la vida y as, incluso, pueda acercar-se a temas tan duros como la muerte.

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    NILA DE FALCO

    Ilustracin de Mara Elena Valdez.

    Durante los ltimos aos se ha incre-mentado la produccin del libro-l-bum infantil, libro que celebra la fusin de la palabra con la imagen. Ahora la imagen se vuelve tambin un texto que nos permite pensarla como un arte-facto cargado de significado, que cobra sentido al momento que la ligamos a la narracin que encontramos en el libro. Pero, qu es el libro-lbum? Segn las especialistas Cecilia Bajour y Marcela Carranza (2003) se define as:Contrapunto de imagen y palabra, donde la imagen narra lo no dicho por la pala-bra, o la palabra dice lo dejado de lado por la imagen. En un libro lbum la ima-gen es portadora de significacin en s misma y est en dilogo con la palabra. Ilustracin, texto, diseo y edicin se con-jugan en una unidad esttica y de sentido.Hoy en da, la sociedad ha virado su

    rumbo hacia el camino de la imagen, es por esto que la propuesta esttica que persigue este gnero es tan adecuada, ya que pretende expandir el horizonte de expectativas del nio (y del adulto), a partir de lo visual; para formar lecto-res lcidos, crticos y competentes. Se ha pensado que debemos limitar a los nios de ciertos contenidos considera-dos fuertes, sin embargo, el libro-l-bum no tiene un lmite; debido a que la imagen junto con el texto producen un efecto distinto al de un libro comn y corriente; el objeto esttico es polismico. El nio y el adulto leen de mane-ra diferente la historia que se plantea, por ejemplo, en Los conejos (2009) del ilustrador australiano Shaun Tan; el nio intuir lo que el adulto afirmar, es decir, el nio ver la invasin y conquista por parte de un imperio de tiernos conejos, que el adulto sabr estn vestidos a la usanza bonapartina. El texto visual del

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    El deleite de la palabray la imagen:

    el libro-lbum

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    libro-lbum es literatura; miramos im-genes y ratificamos nuestras sospechas con el texto que las acompaa. Ese es el fin ltimo del libro-lbum: que se com-plete el texto con la imagen, de forma tal que se cree una sola unidad. La literatura infantil encuentra su punto de inflexin en esta vertiente, que cada da se hace ms popular en el mercado, ya que el libro-l-bum da cabida a un pblico ms amplio. Afirma Franois Ruy Vidal en La literatu-ra para nios y jvenes (1995) que no existe el arte para nios. Existe el Arte. No existen las ilustraciones para nios, existen las ilustraciones. No exis-ten los colores para nios; existen los colores. No existe la literatura para nios, existe la Literatura. Partiendo de estos cuatro mandamientos podemos afirmar que un libro para nios cuando es un buen libro, es un buen libro para todos; de ah radica la importancia de la literatura infantil para la sociedad, debido a que es

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    esta la que permite un acercamiento al arte y la literatura desde una temprana edad.Puede verse muy bien en La cosa perdida (2005), tambin de Shaun Tan. La his-toria presenta un mundo onrico y hasta utpico contrapuesto con un mundo que es material y contaminado en el que las cosas perdidas deben ser eliminadas de inmediato para no desestabilizar la sociedad tan estructurada que se tiene. El autor hace pensar el libro-lbum como un gnero que no es ingenuo por ser orien-tado a un pblico infantil, sino que es ms bien crtico y subversivo. Debemos tratar al libro-lbum como un espacio que se crea a partir de la mezcla, estableciendo estados polismicos de lectura, al que el lector se ve enfrentado y debe descodi-ficar; pensemos, pues, en el libro-lbum no como un gnero plano, sino como una cosa perdida que llena el mundo de singularidad y extraeza, algo que ciertamente no debemos dejar de lado.

  • DaroISABELLA SATURNO

    Esta maana me sirvi el desayuno:yo no dije nada.Unt mermelada en el pan.Sirvi la leche.Calent el agua para el t:yo lo vi de reojo.

    Lleva varios das aqu.Escucho sus ronquidos detrs de la puerta.No se ha ido.Sigue ah su cepillo de dientes.Es azul.Con cerdas blancas.Y est casi nuevo.

    Una noche fuimos al cine.l pag las entradas.Y cuando pens que se iba,no se fue.A veces se re muchoy me pregunta si s quin es Agustn Lara.No s de qu me habla.

    Mam est feliz.Lo s porque se pone vestidos.Y lava la ropa cantando.Come cantando.Hasta habla cantando.Cuando l llega, bailany mam deja marcas rojas en todos los vasos.

    Maneja nuestro carro.Repara el techo.Compra un peridico extrao.

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  • Habla de Dios.Y por la noche,deja las ventanas abiertas.Y a m eso me da miedo.

    Quiero que se vaya.Quiero que se vaya ahora mismo.Que se lleve sus camisas.Su cepillo.Sus lentes para leer.Ahora mismo!

    Pero por la maana todava sigue ah.

    Me dice que me monte en el carro.Me lleva al colegio.Me da un beso.Tiene bigotes que hacen cosquillas.Daro, no me hagas cosquillas!

    Le explico que tengo un amigoque se llama Andrs.Que pronto es la feria de cienciasy har un experimento con una rana.Que me gusta Viviana.Pero que no le diga a nadie.Ni a mam.Ni al gato.A nadie.

    Y l promete buscarme.Ojal no se le olvide.Ni tenga que irse de viaje.Ni termine viniendo mam.

    Despus de todo creo que s hay un espacio para l.

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  • Se ha acabado la fiestaMIGUEL CHILLIDA

    Se ha acabado la fiesta,el suelo est cubierto de pegostesde tragos y comida, juguetesde la piata que nadie ha recogido,algunas sillas han perdido su forroen algn rincn,sobre la mesa de los quesosy las chucheras apenasquedan sobras,vino y refresco derramadossobre el mantel plstico,afuera mis abuelos,mi padre y sus amigos, conversanebrios en los columpiosbajo la clara luz de la luna,y adentro mis abuelas,mis tas y mi madre,recogenlos restos de la fiesta,yo las observo sentadoen una silla,apartado, retrado,ellas me sonreny yo las saludo alegrejugando con la sombrade mis pies.

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  • ConciertoMARA PAULINA CAMEJO

    Sin saber que estaba siendo observada, Emily sac cuidadosamen-te su uniforme de la gaveta y lo puso sobre la silla de su pequeo escritorio, aqul en el todas tardes haca sus tareas. Antes de apa-gar la luz, prendi la lamparita con forma de luna en cuarto menguan-te, pues le tena miedo a la oscuridad. Se acost en su cama y esper a que su mam, como todas las noches, le diera un beso en la frente.

    Tres horas ms tarde, Emily dorma, sin tener idea de que cada res-piracin, cada minsculo movimiento de su cuerpo era observado con detalle desde la cuadrada ventana de su habitacin. No se desper-t cuando la ventana fue abierta con dificultad, ni cuando fue des-pojada de su cobija o en el terrible momento en que dos brazos la levantaron de su cama, donde haba descansado por ltima vez.

    El cuerpecito dormido de Emily fue cuidadosamente depositado en una caja rectangular que se haba construido especficamente para la nia y que se encontraba junto a un hueco, tambin rectangular, de una cierta profundidad.

    Eran las dos de maana, todo estaba en silencio (casi). El hombre que haba irrumpido, sin que an los padres de Emily lo supieran, en la tran-quila vida de la nia se encontraba acostado en la grama de su jardn trasero sobre un montn de tierra recin movida y junto a una pala. Con una sonrisa que revelaba su deleite, el hombre mova sus manos como si dirigiera una orquesta, al ritmo en el que Emily, aterrada, gritaba y rasgaba la madera de la caja en la cual estaba encerrada. Mientras tanto, el uniforme de Emily continuaba doblado en su silla.

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    Entrevista aMireya Tabuas

    Mireya Tabuas sopla las velas de la torta un cinco de noviembre, se grada en Comunicacin Social en la Universidad Central de Venezuela y en la misma institucin realiza estudios de postgrado en Literatura Venezolana.

    Normalmente cuando queremos hablar de alguien, lo asociamos con su pro-fesin, el qu hace es importante; sin embargo cuando se trata de Mireya no podemos emparentarla slo a un oficio porque, como los nios, ha jugado a ser muchas cosas. Se ha desempeado como periodista, escritora, guionista y docente, y adems ha sido condeco-rada por su trabajo logrando que su libro Gato encerrado quedara elegido como uno de los mejores libros del ao en 1996 por la Biblioteca Internacional Juvenil de Munich. Por su parte, su labor periodstica le llev a conseguir el Premio Nacional de Periodismo (1996).

    Recientemente su libro Azul y rojo fue seleccionado como el mejor libro infantil de 2014 por una serie de escritores y crti-cos venezolanos. En esta oportunidad nos acercamos a Mireya a travs de un email, ella est haciendo un magster en Estudios Sociales y Polticos Latinoamericanos en Chile, y toma un tiempo para res-pondernos, y hablarnos de literatura.

    Por qu escribes literatura infantil?

    Yo escribo literatura. Muchos dicen que es infantil. Para m solo es literatura. La pre-fiero sin calificativos, porque los calificati-vos suelen llevar a prejuicios, a etiquetas, a exclusin. Tengo la suerte de que los nios leen lo que escribo y que los edito-res piensan que lo que escribo debe estar acompaado de ilustraciones y enmarca-do en colecciones dirigidas al pblico infantil. Eso est bien, muy bien, porque yo no soy ms que una carajita pasada de aos. Escribo, entonces, lo que soy.

    En qu momento supiste que era eso a lo que te queras dedicar?

    Siempre tuve relacin con las palabras, aunque de pequea quera ser demasia-das cosas: biloga marina, astrnoma, arqueloga, directora de cine, actriz de teatro, mujer invisible, pjaro de playapuras actividades literarias (al fin y al cabo la literatura no puede convertirnos en todo eso?) Escribo desde nia, qui-zs porque no era nada buena hablando (ni bailando tampoco). Pronto descubr que era mejor escribiendo que haciendo muchas otras cosas y que quera vivir dedicada a eso. Y eso me haca feliz, por-que escribiendo era visible. En bachille-rato, por mis buenas notas, me propusie-ron en el colegio que estudiara Medicina.

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    GABRIELA LA ROSA

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    Y estuve a punto de hacerlo. Al final opt por el Periodismo. Yo quera escribir y eleg un oficio que me permitiera ganar-me la vida hacindolo. Saba que en mi pas la literatura era para superhroes. Yo no era tan audaz. Pero creo que el perio-dismo ha sido mi mejor maestro en el arte de la vida y en el arte de las palabras.

    Cmo eras de nia?

    Muy nia. Pequea. Tmida (me pona roja como un tomate casi por cualquier cosa). Hija nica de una pareja de paps que, por su edad, podan haber sido mis abuelos (de hecho, mi pap ya tena nie-tos cuando nac). Me inventaba muchas historias que jugaba con unos muecos pequeitos que an conservo (todos tie-nen mordisqueados parte de las manos y los pies, porque siempre lo mord todo: los lpices, los creyones, los bolgrafos hasta llenarme la boca de tinta). No recuerdo un instante de mi vida en el que no me haya gustado un nio, uno diferente cada ao (o cada mes), un nio inaccesible, de esos que son para mirar de lejos. Amaba el mar, nadaba hasta lo hondo con un seor muy viejo que era el salvavidas de Macuto y que fue el que me ense a buscar estrellas de mar en lo ms profundo. Tambin me gustaba andar en bicicleta y en patines, subirme a las mon-taas rusas, montarme en los carritos chocones y me hubiera gustado volar en globo. Y tuve un perro llamado Inquietud. Inquietud era como mi hermano, ese her-mano con el que siempre so y fantase.

    Acrcanos a tu primer recuerdo como lectora qu libro leas? qu signifi-c para ti? cmo lleg a tus manos?

    Muy pequea le los cuentos de calleja que eran unos libros pequeitos, con his-torias para nios, impresos en Espaa y por lo tanto eran unos libros que estaban escritos como con la voz y el acento de mi mam. Luego empec a leer la serie de libros de los cinco, de la inglesa Enid Blyton y lo que hice fue imitar por un

    buen tiempo a uno de los personajes, una nia que se vesta de varn y se haca llamar Jorge. Yo trataba de repro-ducir en Macuto las aventuras detec-tivescas que ese grupo de nios tena en las costas inglesas y me imaginaba contrabandistas y piratas llegando a mi popular playa del litoral central. Tambin muy temprano, como a los once, le La Cndida Erndira y su abuela desal-mada, de Garca Mrquez, porque mi pap se lo regal a mi mam (a ambos les gustaba leer) y ella me dijo que yo no lo poda leerlo porque no era un libro adecuado para mi edad. Bast y sobr para que el libro se convirtiera en ten-tacin y despus de terminarlo empec a buscar ms literatura de grandes.

    Qu es mejor con los cuen-tos: leerlos o que te los cuenten?

    Es maravilloso que te los cuenten en voz alta, en la cama, antes de dor-mir, creo que eso es buensimo a cual-quier edad (a mi hija Mayi le le Cien aos de soledad en voz alta cuando ella tena como quince aos). Tambin leer, por supuesto. Pero son como placeres diferentes. Escuchar un cuento es algo ancestral, que conecta con lo primitivo incluso. Es un arrullo. Es como ver una pelcula hecha de palabras. Es un acto de dos o ms. Mientras que leer es un encuentro ntimo entre el libro y t.

    Cmo ves el panorama actual de la literatura infantil venezolana?

    Es impresionante que, a pesar de las dificultades con la adquisicin de papel que tuvieron prcticamente detenido al mercado editorial por un ao, la gente siga apostando por el libro. Hay un buen nutrido grupo de autores escribiendo y hacindolo bien, cada vez ms novedo-sas propuestas de ilustracin e iniciati-vas editoriales que parecen hacer magia en medio de una crisis tan profunda. An no es suficiente, es decir, creo que hay un arsenal de talento indito, que

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    an no ha mostrado al mundo su tra-bajo, pero me impresiona que a pesar de la situacin del pas, siga habiendo produccin editorial, sobre todo, hecha de manera independiente, sin la mano del Estado o de la industria internacio-nal. S creo que a la literatura vene-zolana en general le hace falta ms visibilidad en el exterior. Los libros y los autores no pueden quedarse solo en el pas. Somos unos desconocidos afuera.

    Qu autores contemporneos de literatura infantil venezolana lees?

    Eso de nombrar siempre causa rencillas, porque siempre hay olvidos, porque tam-bin siempre hay componendas, porque siempre en el nombrar hay injusticias. Mis hijos se criaron con las voces de muchos autores que respeto y ahora yo coincido en editoriales y tertulias con otros que se me acercan en edad y profesin. Y hay algunos escritores que son mis panas y a los que admiro y quiero profundamente y soy absolutamente poco objetiva cuando me refiero a ellos. Pero prefiero cen-trarme en los nuevos autores, sin nom-brarlos. La mayora an estn inditos. Muchos han sido mis alumnos en varios de los talleres que he dado. Se trata de un grupo de gente que creo talen-tossima. Algunos son escritores natos, otros empezaron como cuentacuentos, otros vienen de ramas diferentes como el mundo audiovisual o el periodismo pero se enamoraron de la idea de narrar y ser ledos por los nios, otros son ilus-tradores que emprenden seriamente la escritura. Creo que son necesarios ms concursos que permitan a esas voces ser reconocidas. Tambin creo que las edi-toriales deben arriesgarse con la gente nueva, que en su mayora trae ms all de nuevos temas- nuevas formas de abordar lo literario, menos temerosas, ms arriesgadas. Por ejemplo, con un grupo de escritores de un taller del ao 2013 hicimos un libro que me parece sper novedoso en el mercado editorial: Edificio Esperanza. An busca editor.

    La situacin pas, econmica, social y culturalmente es un tema cada vez ms difcil de llevar para la sociedad venezolana, cuando escribiste Azul y rojo quisiste darle una respuesta a los nios sobre la situacin? Has tenido oportunidad de ver cul ha sido la repercusin del libro en los lectores?

    Azul y rojo es el resultado de un estado emocional mo al ver al pas tan dividi-do. Me sent as desde mucho antes, porque tenemos ms de una dcada de profunda divisin. Pero en mi alma eso se hizo quiebre profundo tras las elecciones de 2013. Sent que haba un pas sin odos. Un pas de odios. Pens en lo que senta yo y, como ya dije que soy una carajita, pens como nio. Es decir, es un libro que nace de una emo-cin y no quiere ser una respuesta, sino, en todo caso, una propuesta emotiva. Con todo el maremgnum de sentimien-tos sobre ese momento histrico, la his-toria naci en un da. Y ese mismo da se la envi a la editora de Camelia, Mara Anglica Barreto, porque vea esa histo-ria como libro lbum. Y en pocas horas ella y su socio Javier Azprua no solo me tenan la respuesta de aceptacin del texto sino los nombres del equipo que se encargara de la ilustracin: Los artistas Patricia Van Dalen y Ricardo Bez. Me sent sorprendida y honrada. Todos que-ramos que el libro saliera a la luz al mes siguiente, pero la situacin de la escasez de papel posterg la impresin varios meses. Cuando el libro fue publicado yo ya estaba viviendo en Chile, donde hago un posgrado. Me hubiera gustado haber estado en Venezuela para promoverlo ms. Sin embargo, he podido recibir amorosas respuestas de lectores y tam-bin de algunos profesionales (psiclo-gos, educadores) que estn utilizando el libro para hacer visible el tema de la pola-rizacin, el tema de la tolerancia, el tema de mirar al distinto (que al final puede ser el espejo de ti mismo). Por eso el libro no solo ha servido como lectura de la situacin de Venezuela (donde el mismo juego de los colores puede hacer parecer

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    muy obvio el mensaje yo quera que fuera obvio, sin eufemismos-) sino que tambin puede leerse en otros contextos polarizados. De hecho, ya otros pases han manifestado inters en publicarlo.

    Qu importancia tiene para ti la ilustracin dentro de tus obras? La consideras una limitacin de imaginacin o una apertura de ideas para el lector? Hasta qu punto te involucras en ese aspecto?

    Creo que la ilustracin es un arte. Como arte creo que aporta una lectura distinta al texto y, si es una buena ilustracin, no compite con la historia, sino que la enri-quece. Suelo recibir el trabajo grfico de mis obras con admiracin y sumo agrade-cimiento. Creo que he tenido suerte, pues mis libros publicados han contado con muy buenos ilustradores. Hasta ahora no he tenido una especial relacin con ellos en el sentido de que no ha habido un tra-bajo en conjunto, puesto que no suele ser poltica de las editoriales que esto sea as: siempre he entregado mi texto y es la editorial la encargada de contratar al ilustrador. Solo en este momento estoy involucrada en una experiencia, novsi-ma para m, en la que un libro partir de las ilustraciones de una artista (Mara Elena Valdez) y es desde ellas que est naciendo el texto. Aunque estamos muy distantes una de otra pues ella vive en Venezuela y yo en Chile, las nuevas tecnologas nos han permitido una comu-nicacin muy fluida. Ambas creemos que es una experiencia indita y estamos muy entusiasmadas con el proyecto.

    Hace unos aos presentaste una ponencia que hablaba sobre como no debe haber temas prohibidos en la literatura infantil, as como no los hay en la literatura sin adjetivos-cules son los temas prohibidos que buscas trabajar en tus libros?

    No hay una intencin adrede de trans-gredir. Es decir, no busco el tema tab,

    pero no temo abordarlo si mi historia lo requiere. Por ejemplo, si un nio quie-re poner una bomba (como es el caso de uno de mis cuentos), no soy yo la ms llamada a impedrselo. Yo pienso en mi personaje y mi historia, no en sus posibles censores. Si pensara como censor seguramente dejara de escribir.

    Crees que debe hablarse de literatu-ra infantil y literatura por separado?

    No. Creo que literatura infantil y literatura si no son lo mismo, son familiares con-sanguneos. Cuando un texto es literario lo es y punto. Lo es por su forma, lo es por su fondo. Creo que lo que s debe diferenciarse es entre literatura (infantil, si quieren ponerle apellido) y libro infantil, porque no son la misma cosa, esos s son una especie de parientes polticos (comparten fiestas, rumbitas de fin de ao y estantes en libreras, pero no tie-nen la misma sangre). El libro infantil no es necesariamente literario, pues en su produccin puede privar lo comercial o lo didctico sobre lo artstico. Es decir, un libro infantil puede ser un producto consumible del mercado, con ms o con menos calidad, pero estar lejano de lo meramente literario, puede no tener nin-guna conexin ni con la palabra ni con el alma, ni con la forma ni con el fondo. El problema es que se suele poner en el mismo saco al libro infantil y a la literatura infantil, es all cuando la literatura infantil pierde pues muchos crticos engloban como gemelas todas las ediciones dirigi-das a nios, sin realmente detenerse en su contenido. Por eso te dije al principio de la entrevista que no escribo litera-tura infantil, sino que escribo literatura, pues la emprendo con la misma seriedad y pasin y contradicciones con la que puedo enfrentar cualquiera de mis otros textos para pblico adulto (narrati-va incluso ertica-, ensayos, reportajes periodsticos). Aunque, ahora que lo veo, tal vez debera retractarme de lo que te respond en la primera pregunta. En realidad, lo que no escribo son libros para nios. Yo s escribo literatura infantil.

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    MalsimoMIREYA TABUAS

    Odio a Sebastin. Rompi mi caja de colores favorita. La misma que l me regal en mi cumpleaos. Odio a Sebastin. Sebastin tiene dos aos menos que yo y es el colmo del fasti-dio. Hace un mes pint a mi gato de verde. La semana pasada perdi uno de mis patines. El viernes llen mi cama de hormigas. Ayer le ech sal y pimienta a mi chocolate. A veces, cuando duermo, pega chicle en mi pelo o coloca sus pies que huelen a queso en mi cara.Sebastin es el colmo de los colmos. Y lo peor es que nada le importa. Todo para l es un chiste. Aunque yo grite, patalee o le diga como cien groseras. Aunque amenace con mor-derlo. Todo le da igual. Ahora anda por ah, de lo ms tranquilo, jugando con su escopeta ultrasnica nueva, sin tomar en cuenta que rompi mi caja de colores favorita, la que me regal en mi cumpleaos. Tengo demasia-da rabia. Quisiera ahorcarlo, retorcerle el pescuezo. No puedo estar ni un minuto ms aqu. Mejor salgo de esta casa. En el parque abandonado se est bien. Cuando ha llovido huele a grama y por un momento parece que el mundo es un lugar agradable para alguien como yo. Y en verdad lo sera sin Sebastin. Estoy harto de l. Quiero que lo atropelle un carro, que lo pise un tren y choque con una gan-dola. Ojal pudiera mandarlo al fin del mundo que debe quedar por all por el Polo Norte. No quiero ver ms su nariz de cochino frito ni or su voz de pito desafinado. Ojal de verdata hasta se muera. Pero Sebastin anda por ah de lo ms libre sin que yo pueda hacer nada. Ya s por qu alguna gente tiene perros y no nios. Porque a los

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    perros, cuando son malos, se les puede amarrar con cadenas y bozales para que no molesten ms. As me gustara hacerle a Sebastin. Sera muy bueno verlo atado, asustado y pidiendo perdn. Y si quisiera hacer caca tendra que pedirlo de rodillas. Yo sera un gigante, un ogro peligro-so, que domara a Sebastin a mi gusto. Tendra a mi disposicin ltigos, cuchillos, navajas, espadas, martillos y hasta un alicate para torcerle la nariz y arrancarle una a una las uitas. Sebastin tendra que hacerme caso a juro y lo obligara a comer vainitas y zanahorias crudas. Si yo tuviera la fuerza de un ogro grande, arrastrara a Sebastin hasta el columpio ms alto del parque. Lo montara en l y lo empujara. Como yo sera tan poderoso, lo enviara con todas mis fuerzas a la galaxia ms lejana, mucho ms all de Jpiter, de Saturno y de Plutn. A un plane-ta que no se pudiera ver desde ningn telescopio para que nadie lo pueda encontrar nunca. Sera el planeta ms monstruoso que existe. El planeta estara lleno de manos sucias y horripilantes que creceran igual que los rboles. En vez de lagos, habra bocas llenas de caries y mal aliento, como la del loco de la esquina. Y una nariz con pelos negros sera la montaa ms alta del planeta. Sebastin caera dentro de la nariz luego las uas afiladas del planeta se le meteran por las orejas. Y Sebastin se hara pip del miedo porque una boca inmensa llena de dientes como de cocodrilo furioso lo esperara para comrselo completico, saborendolo de pies a cabeza. Y ya la boca se va a comer a Sebastin cuando una mano toca mi hombro. La mano tiene las uas mugrientas y los dedos pintados de verde.Pero es una mano pequea y conocida. Es la mano de Sebastin. Y en la mano de Sebastin hay un cara-melo relleno de chocolate, de los que me gustan. Sebastin me habla con su voz de pito:-Qu haces Gustabobo?-Pensando en ti- contesto. Y Sebastin me da el caramelo. Y bueno... Slo a Sebastin le permito que me llame Gustabobo en vez de Gustavo que es mi nombre. Porque slo Sebastin es capaz de encontrar los caramelos que los adultos esconden en los sitios ms difciles. Porque slo Sebastin los comparte conmigo. Porque slo Sebastin habla dor-mido. Porque slo Sebastin lanza unos escupitajos a ms de tres metros y agarra las cucarachas con la mano y tiene una coleccin de groseras. Porque slo Sebastin abre la ventana para que yo pueda mirar de lejitos a la nia del apartamento siete. Porque slo a Sebastin le gustan mis dibujos de dragones. Porque slo l puede verme y es mi nico amigo.Menos mal que no soy tan fuerte como un ogro grande, porque aunque tengo mucha rabia nunca podr mandar a Sebastin al planeta horroroso que est despus de Plutn.Menos mal que an slo soy un ogro pequeo.

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    IlustracionesMARA ELENA VALDS

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    IlustracionesVERUSCHKA GUERRA

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  • 1. f. Sitio de donde se saca piedra, greda u otra sustancia anloga para obras varias.2. f. Talento, ingenio y capacidad que muestra alguna persona.

    3. f. Lugar, institucin, etc., de procedencia de individuos especialmente dotados para una determinada actividad.

    4. Revista literaria

    w w w . r e v i s t a c a n t e r a . c o m@ r e v i s t a c a n t e r a

    CANTERAR E V I S T A L I T E R A R I A