Revista de Historia Naval Nº21. Año 1988

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    REVISTE

    HISTORI N V L

    1988 Num21

    INSTITUTO DE HISTORI Y CULTUR N V L RM D ESP OL

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVI STADEHISTORIA. NAVAL

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJO RECTOR:Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, D. Federico Fernando Bordej y Morencos, contralmirante.Vicepresidentey Director: D.Jos Cervera Pery, coronel auditor de la Armada.Vocales: Secretariogeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, D. Antonio Meirs Bahamonde, capitn de navo.Redaccin: D.Mara Vign Tabar, Lda. en Biologa. D. Mara del Pilar San PoAladrn, Lda. en Filosofa y Letras. D. Beln Rivera Novo, Lda. enGeografa e Historia, y D. Lola Higueras Rodrguez, Lda. en FilosoffayLetras.D. Hugo ODonnell y Duque de Estrada, capitn de Infantera de Marina, Ldo. en Derecho.Administracin: D.Jos Luis Pando Villarroya, teniente coronel de Intendencia de laArmada, y D. Paloma Moreno de Alborn Calvo.

    DIRECCIN Y ADMINISTRACIN:Museo Naval Montalbn, 2.28014 Madrid (Espaa).

    IMPRIME:Servicio de Publicaciones de la Armada.

    Publicacin trimestral: segundo trimestre 1988.Precio del ejemplar suelto: 550 pta5.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.000 ptas.Resto del mundo: 30 $ USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 098-88-027-8.Printed iii Spain.CUBIERTA:

    Del libro Regimiento de Navegacin,por Pedro Medina. Sevilla, 1563.

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    SUMARIOPgs.

    Don Alvaro de Bazn. No tuvo la mar batallador ms fuerte , porMara Jess Melero Guill5Desarrollo de la Armada espaola en el siglo xviii, institucionalizacin de lasciencias nuticas, por Mara Dolores Higueras Rodrguez19La caballera en la Empresa de Inglaterra de 1588, por HugoODonnell y Duque de Estrada37El Observatorio de Marina y el ferrocarril gaditano (1856-1861).Historia de un enfrentamiento entre la ciencia y la tcnica, porFrancisco Jos Gonzlez Gonzlez e Ignacio Gonzlez Martnez-Pais51La ocupacin espaola de las islas Carolinas, por Mara DoloresElizalde Prez-Grueso77La aventura del MartaJunquera, una accin singular de la Kriegsmarine en la Guerra Civil, por Francisco Gonzlez Barredo ... 95Documento117Noticias generales125Recensiones127

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    La direccin de esta REVISTAno se hace responsable de las opiniones expresadas por los autores en sus artculos.La reproduccin y la traduccin, parcial o ntegra, de los textos e ilustraciones debe ser previamente solicitada por escrito a la direccin de la REVISTA.

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    DON ALVARO DE BAZANNO TUVO LA MARBATALLADOR MAS FUERTE

    Mara Jess MELERO GUILLOLicenciada. Jefe de Investigacindel Museo NavalCuatrocientos aos despus de la muerte de D. Alvaro de Bazn, primerMarqus de Santa Cruz, acaecida en Lisboa el 9 de febrero de 1588,los restosde este insigne marino, capitn general de las Galeras de Espaa, reposandefinitivamente, despus de varios traslados (1) a lo largo de estos cuatrosiglos, en el oratorio del palacio que l mismo mand construir en la villa delViso, seoro heredado, junto con el de Santa Cruz y Valdepeas en el sigloxvi, de su padre D. Alvaro el Viejo, a quien le fue concedido por el Emperador Carlos V.Con el solemne acto efectuado el pasado da 9 de febrero, en que se cumpla el cuarto centenario de su muerte, se ha querido honrar su memoria y

    cumplir el deseo de sus descendientes. De este modo, el palacio que no lepudo servir de morada durante su azarosa vida dedicada plenamente al servicio de Espaa, en un perodo brillante, pero tambin inquietante de nuestrahistoria, le acoge ahora en su eterno descanso.D. Alvaro de Bazn pas casi toda su vida por los puertos de Italia, nuestra vanguardia contra los turcos, y cuando en 1565 quiso levantar un palaciopara su descanso y para terminar en l sus das, eligi El Viso, lugar situadocamino de Despeaperros y a poca distancia de las faldas de Sierra Morena,no para olvidar los azules horizontes que marcan los mars, sino para el mejorgobierno de sus posesiones y porque las galeras invernaban en el puerto deSanta Mara y Cartagena, resultando El Viso un lugar estratgico por ser casiequidistante de estos dos apostaderos y de la Corte.La colocacin de la primera piedra del palacio se efectu en el ao 1564.El exterior est constituido por un conjunto pesado, en el que se echan de(1) D. Alvaro de Bazn fal eci en Lisboa el 9 de enero de 1588.TrasladadoS sus restos aEspaa, recibieron sepultura en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asuncin, del Viso, porque an no tenan dispuesto su enterramiento en el convento deS. Francisco, lugar elegido parasu eterno descanso. El 18 de enero de 1643, una vez terminadas las obras, fue llevado a dichoconvento. Con motivo de la Guerra lela Independencia, sus restos, junto con los de otros familiares, se retiraron de all; siendo reunidos todos en un arca, la cual qued depositada en la

    bveda del mismo convento deS. Francisco, yen ella se conserv hasta que, por haberse arruinado el convento, fue trasladada a la iglesia parroquial el 22 de junio de 1836 por D. Franciscode Silva Tllez-Girn, Xi Marqus. El 9 de febrero de 1988, con motivo del Cuarto Centenariode su muerte, por deseo de sus descendientes, los restos de D. Alvaro de Bazn, primer Marqus de Santa Cruz, fueron trasladados al oratorio del palacio, donde descansarn definitivamente.Ao 1988

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    Oratorio del palacio del Viso. Bajo el altar reposan los restos de D. Alvaro de Bazn.

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    NO TUVO LA MAR BATALLADOR MAS FUERTEmenos las cuatro torres que segn la documentacin existente en el Archivode Protocolos (Linajes 72-73) estaban previstas en las cuatro esquinas, paraembellecer el exterior de la fachada, pero que no se llegaron a construir. Dehecho, el palacio tampoco se termin del todo; existen arranques de escalerasque en su estado actual carecen de justificacin. Es evidente que los planostrazados por el italiano Juan Bautista Castello, el Bergamasco, a quien Felipe II emple en El Escorial en 1569para la traza de la escalera, no debieronseguirse de una manera exacta, ya que en el suave clima de Npoles o dePalermo, los ventanales agemelados que proyect podan ser adecuados paradar ligereza y esbeltez al edificio, especialmente al conjugarse con las torres;pero no lo seran para el palacio de El Viso, donde se ven perfectamente sealados, pero cegados, no posteriormente al siglo XVI, sino durante la construccin, seguramente al experimentar el crudo invierno manchego, que hacainhabitables, aun con innumerables chimeneas, los cuatro salones de lasesquinas de cada planta. Bergamasco fue ayudado en su labor por el escultory tambin arquitecto Juan Bautista Olamosqun y las innumerables pinturasque lo decoran, por Csar Arbasa, los hermanos Perola y por Icispropioshijos de Bergamasco.En un manuscrito existente en la Biblioteca Nacional de Pars con el ttuloViaje a la Mancha en 1774(2) encontramos a un descendiente de D. Alvaro,

    (2) Viaje a La Mancha en 1774. Copiado por Cesreo Fernndez Duro de un manuscritoexistente en la Biblioteca Nacional de Pars (Esp. 424, pg. 105) y publicado por el Boletn dela Sociedad Geogrfica de Madrid. Tomo XXI 2. semestre de 1886.

    Fachada principal del palacio del Viso.

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    M. 1. MELERO GUILLOquien acompaado de su hijo, su servidumbre y un cronista recorre las huellasque el Ingenioso Hidalgo dej para siempre marcadas en las estepas sedientas,en los lugares de labriegos y en las ventas frecuentadas por arrieros andaluceshasta llegar a la villa del Viso donde se encuentra la iglesia parroquial ancha,grave, aseada y respetuosa, y un palacio descrito as. E/palacio del Visoes una de las cosas buenas de Espaa, una de las que deben ver los extranjerosy estudiar los arquitectos espaoles que no han ido a Italia. Desde que se entrapor la puerta se ensancha el corazn y el alma, como que se hallaforzada a formar ideas soberbias. Qu claustro tan alegre Qu arcos tan descollados Qu bvedas Qu pinturas alfresco desde e/mismo portal Qu escalera demrmol con dos derrames . Arriba, qu prodigioso corredor con barandas ybalaustres de igualpiedra Qu puertas tan de gusto Qu pinturas histricascon sus inscripciones y encima algunos fanales de galeras, tan venerables por

    Planta Baja. Sala de Portugal, el 20 de agosto se rindi la Torre de Belem.su antigedad, como por su memoria de los trofeos del grande D. Alvaro deBazn, primer Marqus de Santa Cruz Qu oratorio Qu salas Qu chimeneas Qu inteligencia de arquitectura Qu adornos Qu techos . Enellos se registran las hazaas y sucesin de lafamilia Bazn, con sus verdaderosretratos. Hay una armera. La sala que llaman de Portugal es una de las bajas,pero ella slo merece toda la atencin, por sus pinturas, en las cuales est todoel diario de la Conquista de Portugal, con los retratos de los jefes que la redujeron y las verdaderas vistas de las ciudades, puertos, armadas, fortalezas, etc...Sucede que cuanto ms se observa esta obra, tanto ms gusta. Carnicero, que

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    NO TUVO LA MAR BATALLADOR MAS FUERTEas se llama el cronista autor de esta entusistica descripcin, asegura finalmente que le parece que se halla en algn palacio de Roma.Relatar la vida del hombre que mand levantar en La Mancha este palaciodel Renacimiento, significa repasar las pginas de tres cuartos de siglo de lams brillante historia, su figura se funde con los acontecimientos de la poca;esto es tpico de los grandes hombres, no hay hecho destacado en que no aparezca su figura: jornadas gloriosas de Muros, Gibraltar, Vlez, Tetun,Lepanto, islas Terceras y otras muchas.La familia Bazn procede de una tierra ruda, fuerte y orgullosa, situada alnorte del antiguo reino de Navarra, que es el valle del Baztn. La primeranoticia que tenemos de uno de sus miembros procede de la memorable batallade Ro Salado. Fue entonces cuando, instalados de forma definitiva en Valladolid, se castellaniz el primitivo apellido Baztn, convirtindose en Bazn.Es curiosa la vocacin marinera de los Bazanes. El padre y maestro de D.Alvaro fue ya un gran marino, impulsor de un tipo de navo, el galen, reformador de la tctica naval y del empleo de la artillera y, segn FernndezDuro, conocedor de cuanto de ciencia nutica se saba en su tiempo. El verdadero fundador de la casa es D. Alvaro, convertido por Felipe II en Marqusde Santa Cruz en 1569.El segundo Marqus del mismo nombre, aparece en la historia un pocodesdibujado por la gloria paterna. Es, sin embargo, con Oquendo y con elConde de Alcudia, uno de los marinos que ms se esforzaron en retardar elocaso del Imperio Espaol. Otro Bazn, D. Alonso, hijo tercero del primerMarqus, fue almirante y capit general de las Galeras Portuguesas. Peroquien habra de llevar a la posteridad el linaje ilustre de esta familia es, sinduda, D. Alvaro de Bazn y de Guzmn, como hemos dicho anteriormente,verdadero fundador de la casa y quien con el tiempo sera primer Marqus deSanta Cruz, seor de las Villas del Viso y Valdepeas, Comendador Mayor deLen, capitn general de la mar Ocana, alcalde perpetuo de Gibraltar y jefede la gente de guerra del Reino de Portugal.Su nacimiento tiene lugar en Granada el 12 de diciembre de 1526 dondese encontraba destinado su padre, quien en el mismo ao toma posesin comocapitn general de las Galeras de Espaa. Su madre, Da. Ana de Guzmn,era descendiente inmediata del Conde de Teba, Marqus de Ardales.A los dos aos y tres meses de edad le fue concedido el hbito de Santiago,por la consideracin y aprecio que a su padre tena el Emperador Carlos V.Con siete aos dej Granada para dirigirse a la antigua Calpe, donde vio elmar por primera vez, mar que le llevara a la gloria y a la inmortalidad.A los nueve aos, por favor real, se le expide. una cdula en Madrid,fechada el 2 de mayo de 1535. Su majestad Carlos 1 de Espaa y V de Alemania le nombra por ella Alcaide del Castillo de Gibraltar.En 1538 tuvo lugar su bautismo de mar, cuando su padre lo llev en unade sus expediciones, contando entonces 12 aos.El 25 de julio de 1544 particip por primera vez en un combate en la ra deMuros contra los franceses. Su primer mando lo tuvo en La Corua dondeAo 1988

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    D. Alvaro de Bazn, primer Marqus de Santa Cruz (Museo Naval, Madrid).

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    NO TUVO LA MAR BATALLADOR MAS FUERTEfonde la Armada, llevando consigo las naves francesas apresadas y quedando stas a su cuidado mientras su padre iba a Valladolid para dar al Prncipe Felipe detalles sobre la gloriosa jornada.A los 24 aos, el 19 de marzo de 1550contrajo matrimonio con Da. Juanade Bazn y Ziga, hija de los Condes de Miranda, teniendo como descendencia 4 hijas.En 1566 fue nombrado capitn general de las Galeras de Npoles, y pocodespus, el 19 de octubre de 1569, Felipe II le concede el ttulo de Marqusde Santa Cruz.Su participacin en Lepanto el 7 de octubre de 1571, al mando de la Escuadra de Reserva, fue decisiva para el triunfo, reforzando los puntos en que mscrtica era la situacin; Felipe II, en reconocimiento de esta hazaa, le hacemerced de las Encomiendas de Alhambra y La Solana.El nombramiento de capitn general de las Galeras de Espaa tuvo lugarel primero de diciembre de 1576, hacindose cargo de ellas en 1578.A su regreso de la campaa de las Azores, donde redujo los ltimos focosde resistencia de los partidarios del prior Crato, se le concede la grandeza deEspaa, y es nombrado capitn general de la mar Ocana, encargndoseleorganizar una Armada contra Inglaterra.La invasin de Inglaterra por las fuerzas de Felipe II es un episodio que seiba preparando desde los comienzos del reinado de este monarca. Ya enotoo de 1574, se aprestaba en Santander una Armada para tal-fin al mandode Pedro Menndez de Avils, pero la peste acab con los expedicionarios.La capacidad tcnica de D. Alvaro de Bazn era algo singular, el 22 demarzo de 1586enva al Rey un largodocumento sobre el proyecto de invasin (3).Se inician los preparativos para la conquista de Inglaterra, pero pronto empiezan a surgir problemas y tardanzas en la preparacin de la que sera llamada Armada Invencible. El Rey se impacienta, y en varias cartas le apremiapara la salida; una de ellas (4), fechada en el mes de octubre de 1587, va dirigida al Marqus de Santa Cruz a.travs del Sr. Cardenal Archiduque; en ellale habla en trminos muy duros, ya que debido a intrigas y desavenencias sehaba convencido al Rey de que el Marqus de Santa Cruz retrasaba injustificadamente el momento de hacerse a la mar. Continan los forcejeos entr elRey y D. Alvaro, hasta que el da 4 de febrero de 1588 es cesado del mandode la Invencible (5) recibiendo la noticia en su lecho de muerte, ya que cincodas ms tarde falleca en Lisboa.Si bien no existe una constancia exacta de los -motivos que le impulsarona retrasar su salida, parece deducirse de sus cartas el descontento y la falta deconfianza en los medios puestos a su disposicin.

    (3) Proyecto reproducido ntegramente por Cesreo Fernndez Duro en su obra LaArmada Invencible, pg. 250 y siguientes.(4) Dicha carta, fechada en octubre de 1587, se encuentra en el Archivo de Simancas.Estado, legajo 165 Vol. 25.- (5) D. Alvaro de Bazn. Almirante de Espaa, por Fernando P. de Cambra, pg. 268.

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    Felipe II, atribuido a Sofonisba Anguisciola (Museo del Prado, Madrid).

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    NO TUVO LA MAR BATALLADOR MAS FUERTEA ello habra que aadir su precario estado de salud durante los dos ltimos meses de su vida.El atribuir como causa de su muerte el disgusto producido por sus desavenencias con el rey, es algo ya superado actualmente. Como muy acertadamente expone Hugo ODonnell (6), a finales de diciembre de 1587 llega laArmada de Oquendo al puerto de Lisboa, trayendo a bordo gente enferma detifus exantemtico. D. Alvaro, que no abandon nunca a los soldados, colabora personalmente en su atencin, contrayendo la enfermedad que le escomunicada al rey por su hermano D. Alonso de Bazn.El 15de febrero de 1588Felipe II enva una sentida carta de psame al hijode D. Alvaro, lo cual demuestra que, al margen de las prudentes o poderosasrazones que pudo tener para destituirle, su muerte le afect profundamente.Es imposible tratar de analizar la vida y hechos de D. Alvaro de Bazn sinligarlos estrechamente a la figura de Felipe II, hombre de natural fro y moderado, carente de todo temple guerrero.En el campo de San Quintn se present por primera y nica vez ciendosus armas, pero no se aproxim a la lnea de combate y con gran precipitacinorden el cese de la lucha, espectculo que le repugnaba con u es posibleque sto gustase a mi padre? (7).Es evidente que Felipe II busc en la persona de D. Alvaro el valor y elarrojo, del cual se servira para sus empresas navales, y verdaderamente loencontr. Tuvo este rey, para mantener y ensanchar su gigantesco imperio,rodeado de implacables enemigos, los mejores generales de su siglo: el Duquede Alba, D. Juan de Austria, Alejandro Farnesio, y tambin los ms valientessoldados, pero no tuvo sino un hombre que le diese el dominio del mar: estehombre fue D. Alvaro de Bazn. Si los ejrcitos de tierra podan moverse sindificultad, y estar siempre bien abastecidos, fue porque las naves deD. Alvaro guardaban las costas y hacan libres los caminos del mar.La abnegacin, el don de mando y la entrega total a su patria, le hicieronvivir de cara al mar, al combate y de espaldas a las intrigas cortesanas.No obstante, su obediencia ciega en el acatamiento y aplicacin rigurosa

    de las rdenes reales ha servido para que algunos historiadores hayan presentado s figura revestida con una aureola de impiedad, tomando como base lamayora de las veces la represin llevada a cabo en las Azores. Pero si leemosdetenidamente las Reales Instrucciones que Felipe II le entreg para dichaCampaa, fechadas en Lisboa a 13 de enero y recogidas ntegramente porFernndez Duro, vemos que hasta las cosas ms nimias estn detalladas y sentenciadas de antemano por el rey, a quien es probable que el temor que tenade dar sensacin de debilidad le empujase hacia la inflexibilidad, o ms bienhacia la obstinacin, que fue su mayor defecto. Nada queda a la iniciativa deD. Alvaro, slo ejecutar lo escrito, todo normal de acuerdo con las costumbres de aquellos tiempos. Habra que aadir que, aparte de las instrucciones(6) D. Alvaro de Bazn, heredero de una estirpe. Conferencia pronunciada por el capitnODonnell en Granada con motivo del 4. centenario de su muerte.(7) Aguado Bleye: Historia de Espaa. Tomo II.

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    M. J. MELERO GUILLOde carcter general que el rey le entregaba, existan otras particulares, escritas en distinto pliego, que slo l podra conocer, y que eran mucho ms severas que las anteriores. En ellas se calcula la represin con una frialdad total,no dejando ningn resquicio para la piedad personal de este hombre de carcter bondadoso, acostumbrado a obedecer desde que era un nio.Uno de los historiadores que ms ferozmente ha atacado las actuacionesde D. Alvaro de Bazn ha sido M. H. Fourneron (8), basndose en los documentos redactados por el mismo D. Alvaro y en las noticias de D. Lope deFigueroa, maestre de campo y general de Infantera (9). Pero incluso Fourneron no puede dejar de incluir en su obra el siguiente prrafo de una carta (10)del embajador francs Longle a Enrique III en que aqul relata la muerte deD. Alvaro y confiesa acerca de l: Ha muerto en Lisboa dice, de calentura con-anua, de cuya prdida no pueden menos de sufrir perjuicio el ejrcito de mar yalgn retraso en los designios del Rey, como quiera que no se encuentran porac hombres para el cargo que l desempeaba;fuera de que estaba acreditadoentre la gente de guerra y de mar por su fortuna, larga experiencia y valor...En todo trabajo histrico, por breve que sea, es imprescindible hacer referencia a distintas fuentes, tanto favorables como desfavorables, para poderllegar a la comprensin de los hechos. Es justo, por tanto, mostrarse reconocidos, no slo respecto de aquellos cuyas opiniones compartimos, sino tambin de los que han tratado las cuestiones de una manera distinta a la nuestra,ya que ellos tambin han contribuido al conocimiento de dichos hechos.En el caso de D. Alvaro de Bazn, los tiempos eran duros y Espaa combata contra medio mundo, coaligado para derrocar su grandeza. El derechoa existir justificaba algunas medidas severas. Lgicamente habran de inspirartemor a aquellos que por codicia o mandato se dedicaban a socavar nuestrapotencialidad. Verdaderamente, la poca no se prestaba a grandes dulzuras,y tambin es evidente que Felipe II tuvo un claro concepto de la justicia, perosin embargo es muy criticable su manera de aplicarla, aunque como diceMaran siempre sacrific sus sentimientos al bien comn y tuvo honda conciencia de su responsabilidad de rey del mayor imperio del mundo. Quiz unode sus grandes defectos fue su prudencia, que era en realidad una timidez permanente que defenda con artificiosa severidad. Hasta Santa Teresa de Jessse sinti turbada y casi muda la nica vez que le vi cara a cara.Sin embargo, D. Alvaro de Bazn siempre se hizo merecedor de la confianza y el aprecio de sus soldados, por su carcter afable, humano y bondadoso. Miguel de Cervantes, que estuvo a su lado en las jornadas de Lepanto,Tnez y Malta, le dedic una de sus obras ensalzando su paternal figura. Fueadems un hombre desprendido, no dudando en aportar su propio dinero encampaas como la de Tnez, e incluso cuando por economizar se suprimi delceremonial en muchas ocasiones, salvar con la artillera, sigui utilizando la

    (8) Historia de Felipe II, por M. H. Fourneron.(9) Coleccin de documentos inditos para la Historia de Espaa.(10) Procedente de un Ms. de la Biblioteca Nacional francesa (16.109, fol. 13) e incluidaen la Historia de Felipe 1 , de Fourneron.14 21

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    Mascarn de proa de la Diana. Situado en un ngulo del jardn.

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    M. 1. MELERO GU1LLOplvora para dichas salvas sufragndola de sus caudales, lo mismo que cuando, tambin a cuenta de su bolsillo, mandaba dorar las empingorotadas tallasde las popas de las capitanas; mascarones ingenuos y toscos salidos de la gubiapopular de los carpinteros de los puertos, ignorantes de las reglas de la esttica, pero provistos de un desbordante sentido del humor. Todo ello lo haca:por convenir as al decoro del Rey y mio.Quiz con D. Alvaro de Bazn, incluso la Invencible hubiera sido posible,y su gran proyecto podra haberse hecho realidad. Cmo soara con la conquista de Inglaterra, cuando escribi a Felipe II tras la rotunda victoria de lasTerceras: .. .Justo es que siga agora esta victoria mandando prevenir lo necesario para que el ao que viene se haga la de Inglaterra, pues ser tan en serviciode nuestro Seor y gloria y autoridad de y. M. y pues se halla tan armado y victorioso, no pierda V. M. esta ocasin y crea que tengo nimo para hacerle reyde aquel reino y an de otros... Gran espritu el de aquel hombre que decapoder hacer rey a su reyCon la muerte de D. Alvaro de Bazn dio comienzo el ocaso de nuestroimperio. Hasta entonces Espaa haba dominado los mares, gracias a estegran marino que supo cumplir las rdenes reales, afirmar con mano dura ladiscutida autoridad real y cuyo lema militar, reflejo de su espritu valeroso,fue: Que nadie se considere en su puesto si no est en el lugarde mayor peligro.El Duque de Alba tambin tuvo para l palabras de elogio: el Marqus deSanta Cruz dijo ha servido como siempre lo suele, con mucho valor,mucho cuidado y mucha diligencia.El 13 de septiembre de 1598muri Felipe II, siendo enterrado en El Escorial. Cuatrocientos aos despus de su muerte, quien fue llamado el msgrande y jams vencido Capitn descansa para siempre en ese lugar, que elalmirante Guilln, gran artfice de lo que el palacio del Viso es hoy , describicomo Especie de Escorial manchego, que tiene horizontes de todos los maresde batalla, alumbrados siempre por el genio de Bazn, por el sol de la victoria.

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    NO TUVO LA MAR BATALLADOR MAS FUERTEBIBLIOGRAFIA

    IMPRESOSBALLESTER ESPI, Joaqun: La pequea historia del Viso del Puerto. Ayuntamiento del Visodel Marqus, s. f.CEREZO MARTINEZ, Ricardo: La conquista dela isla Tercera. Revista de Historia Naval.N. 3, 1983. Recuerdo de una victoria (Islas Terceras, 1582).Revista General de Marina. Agosto-Septiembre 1982.FERNANDEZ DURO, Cesreo: La conquista de las Azores en 1583. Madrid: Ediciones Rivadeneyra, 1886. Centenario tercero de D. Alvaro de Bazn. Boletn de la Real Academia de la Historia.Tomo XII. Ao 1888.GUILLEN, Julio F.: El palacio de D. Alvaro de Bazn en la villa del Viso del Marqus.Revista Arte y Hogar, n. 146-147. El Palacio de D. Alvaro de Bazn en el Viso. Revista General de Marina, 1949. Tomo 1.HISTORIA General de Espaa y Amrica. Tomo VI. Rialp. Ao 1985.LOZOYA, Marqus de: El palacio de los Marqueses de Santa Cruz. Revista Arte y Hogar,n. 146-147.EL PALACIO del Viso del Marqus. Archivo-Museo D. Alvaro de Bazn. Publicaciones delInstituto de Estudios Manchegos. Ao 1963.VALLADAR, Francisco de Paula: D. Alvaro de Bazn en Granada. Publicado por el Ayuntamiento de Granada con motivo del IV Centenario de su muerte.MANUSCRITOSFelipe II y el Marqus de Santa Cruz en la Empresa de Inglaterra. Segn los documentos inditos del Archivo de Simancas.GUILLEN y TATO, Julio Fernando: Gua del palacio del Marqus de Santa Cruz, hoy ArchivoCentral de la Marina espaola. Archivo del Museo Naval. Ms. 1868

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    DESARROLLO DE LA ARMADAESPAOLA EN EL SIGLO XVIII;INSTITUCIONALIZACIONDE LASCIENCIAS NAUTICAS

    hMara Dolores HIGUERAS RODRIGIIEZJefe de Investigacin del Museo Naval

    El siglo XVIII, racionalista por excelencia, pondr de manifiesto nueyamente el protagonismo de la Marina en el mbito del desarrollo cientficonacional. La progresiva decadencia de Espaa a lo largo del siglo XVII vaacompaada de un eclipse casi total de las Marinas de guerra y mercante.Al iniciarse la recuperacin con el cambio de dinasta, Felipe Y prestaruna atencin muy especial al fomento de la Armada. Este desarrollo, iniciadocon las reformas y el plan de Armada de Patio y ms tarde con las de Ensenada y Valds, impulsar un completsimo programa naval, que ir desde laformacin cientfica de los oficiales hasta la creacin de una importanteinfraestructura institucional.As, a lo largo del siglo se crean: La Escuela de Guardiamarinas en Cdiz, 1717. El Colegio de Ciruga de Cdiz para cirujanos de la Armada, 1748. El Observatorio Astronmico de Cdiz, 1758, que alojar ms tarde laEscuela de Estudios Superiores (1783). La Escuela de Instrumentos nuticos, astronmicos y geodsicos de

    Ferrol. El obrador de agujas y aparatos de relojera en el Observatorio deCdiz. La Escuela de Ingenieros de Marina (1772). El Depsito Hidrogrfico en Cdiz (1770), que ser ms tarde laDireccin de Trabajos Hidrogrficos (1797).Simultneamente se aprueba un ambicioso plan de construcciones navales, que lleva consigo el fomento de la infraestructura de la industria nacional.Merece destacarse en este sentido: La reconstruccin del Real Astillero de Guarnizo. La construccin de los Arsenales de El Fenol, Cartagena y La Carraca.

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    M. D. HIGUERAS RODRGUEZ El fomento decidido de los Arsenales de Guayaquil y La Habana. El desarrollo de la industria nacional de fabricacin de lonas, jarcias,motonera, breas y otros accesorios necesarios para el armamento debuques, que se ve favorecida particularmente por el nuevo sistema deasientos y contratas en subasta pblica establecido por Patio. Y por ltimo, el incremento de la fundicin de armas, con la creacinde las fbricas de caones de La Cavada y de laminacin de Jubia.El nuevo programa de fomento de la Marina dar pronto espectacularesresultados. El resurgir de la construccin naval e industrias auxiliares, la formacin cientfica de los oficiales y pilotos, la creacin del Observatorio

    Astronmico y, sobre todo, el establecimiento del curso de Estudios Mayoresen el Observatorio en 1783, originar una brillante generacin de marinos-cientficos, en la que se asienta, en gran medida, nuestro tardo movimientoilustrado.Figuras como Jorge Juan y Antonio de Ulloa primero, y Tofio, Malaspina, Alcal Galiano, Ortiz Canelas, Vernacci, Espinosa y Tello, Bauz y Valds despus, harn posible, entre otros, la gran gesta martimo-cientfica delsiglo XVIII espaol.La intensificacin y reorganizacin del trfico martimo con Amrica yFilipinas puesto en marcha por Patio mediante el traslado de la Casa de Contratacin a Cdiz en 1717y la creacin de las Compaas de comercio de Caracas en Guipzcoa en 1728y de Filipinas en 1732,junto con la competencia delcomercio espaol en el Pacfico frente a ingleses, franceses y rusos, harnnecesaria una mayor precisin cartogrfica en los levantamientos costeros ypropiciarn, en la segunda mitad del siglo, importantes comisiones hidrogrficas, que cartografiarn con la mayor precisin posible, gracias a la utilizacin de los nuevos cronmetros para determinar la longitud, las costas espaolas y la totalidad de las relativas a las posesiones ultramarinas en Amrica,Filipinas y archipilagos del Pacfico y Oceana.En este contexto se encuadra la gran expedicin que, al mando de Alejandro Malaspina y Jos Bustamante y Guerra, recorre durante 62 meses las costas de toda Amrica, desde Buenos Aires a Alaska; las islas Filipinas y Marianas, el archipilago de Vavao, Nueva Zelanda y Australia.Malaspina ser el alma de esta empresa modlica, en la que colaboran asimismo los ms importantes oficiales del momento, formados en la Escuela deGuardiamarinas y ms tarde en la Escuela de Altos Estudios del ObservatorioAstronmico, oficiales con experiencia en los nuevos mtodos cientficos dedeterminaciones astronmicas y que haban utilizado ya los cronmetrosingleses para la determinacin de la longitud.Esta ser una gloria ms del propio Malaspina que, disponiendo de absoluta libertad para seleccionar sus dotaciones, elige sin duda a los mejores; aBustamante y Guerra como segundo comandante y a los oficiales Tova Arredondo, Valds, Alcal Galiano, Quintano, Gutierrez de la Concha, Viana,20 21

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    DESARROLLO DE LA ARMADA EN EL SIGLO XVII ; INSTITUCIONALIZACION..

    Contraportada del Tratado instructivo y prctico de maniobras navales de Agustn Zuloaga,Cdiz, 1766Ao 1988 21

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    M. D. HIGUERAS RODRGUEZRobredo,Vernacci y Salamanca, a los que se unen ms tarde, en Acapulco,Espinosa y Tello y Cevallos. Todos ellos excelentes astrnomos e hidrgrafos.

    Para la delineacin de las cartas elige a Bauz, el mejor disponible en elmomento, y con el mismo cuidado y acierto selecciona capellanes, contadores, cirujanos, botnicos y artistas; cuidando de manera particular la eleccinde pilotos y pilotines. Esta ser sin duda la mejor garanta de la empresa.La expedicin, organizada con gran despliegue de medios materiales ytcnico-cientficos, est impulsada por claras razones de estado:1) Por una parte, la reorganizacin del trfico martimo en el Pacfico,con presencia cada vez mayor de rusos, ingleses y franceses, requera unarevisin de los puertos y rutas comerciales de la zona, as como el perfeccionamiento de la cartografa costera.2) Nomenos importante pareca al Estado y a la Monarqua un nuevo yprofundo estudio de la situacin poltico-econmica de los Virreinatos, dirigido tanto a la reorganizacin del comercio interno, como al descubrimientode nuevos recursos que pudieran potenciar el comercio exterior.3) Porltimo, los intereses cientficos de una sociedad europesta e ilustrada demandaban el mayor cuidado y extensin para las tareas botnicas ylos estudios cientficos de todo tipo.Esta triple finalidad multiplicar de forma extraordinaria la documentacin de esta expedicin. As, actualmente disponemos de, al menos, cincograndes bloques documentales:1. Borradores originales (diarios de mar y tierra, trabajos astronmicose hidrogrficos, apuntes y cuadernos de campo de los naturalistas y borradores y bocetos de los artistas).II. Copias en limpio de diversas manos, realizadas durante el viaje y quese fueron enviando a la Corte desde determinados puntos (Buenos Aires,Lima, Acapulco y Manila).III. Redacciones y copias realizadas por Malaspina y los oficiales seleccionados por l en Madrid, al regreso, con destino a la publicacin de losresultados del viaje.IV. Papeles de diversos autores copiados o extractados en diversosarchivos para la memoria poltica y econmica de los Virreinatos.V. Cuestionarios y consultas cientficas dirigidas a las autoridades y personas notables, realizadas y contestadas in situ.A la complejidad propia de la documentacin, hemos de unir otras dificul

    tades, fruto de la pluralidad de manos que aparecen en ella, del carcter interrelacionado de las diversas comisiones de trabajo; de la abundancia de copiasy versiones distintas de cada fase y, por ltimo, de la alteracin sustancial delorden originario de estas series documentales, debido al secuestro de losmateriales tras el proceso de Malaspina y ulteriores adversidades de esteimportante fondo manuscrito.22 21

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    DESARROLLO DE LA ARMADA EN EL SIGLO XVIII; INSTITUCIONALIZA ClON...Secuestro de los materiales cientficos de la expedicin y suspensin de laedicin proyectada. Situacin de la documentacin hasta nuestros das.

    Vamos a intentar reconstruir, a continuacin, cmo afect el proceso deMalaspina a la documentacin global de la expedicin.Al regreso del viaje, Malaspina reune en Madrid un nutrido y selectogrupo entre los participantes en la.expedicin para coordinar la documentacin nueva trada por ellos con la ya enviada a la Corte en sucesivasremesas (1)y dar forma a la redaccin final del viaje para su publicacin.En el momento de la detencin de Malaspina (noviembre de 1795), todaesta documentacin qued secuestrada por orden de Godoy (2) en la Secretara de Estado de Marina, siendo requerida incluso la que se hallaba en poderde las diversas comisiones de trabajo nombradas por Malaspina, as como losdiarios personales de los oficiales.Concluido el proceso, la documentacin qued depositada en cajonescerrados, pasando ms tarde al recin creado Depsito Hidrogrfico (3).Tan slo se salvan delsilencio oficial los trabajos de la comisin de AlcalGaliano y Valds en la costa noroeste de Amrica en 1792en las goletas Sutily Mexicana, que estos oficiales consiguieron presentar como separada de laexpedicin proscrita, logrando su publicacin por la Imprenta Real en 1802(4) y los trabajos astronmicos y cartogrficos, de enorme inters para lanavegacin de la poca: las cartas de la expedicin grabadas en su mayorapor Bauz y editadas por el Depsito Hidrogrfico entre 1798y 1800 (5). Porsu parte, Espinosa y Tello, director del Depsito Hidrogrfico, publicaba en1809 todos los resultados astronmicos e hidrogrficos del viaje (6).Conocemos asimismo por la documentacin conservada (7) que los trabajos botnicos no fueron tampoco sellados y se continu intentando su publicacin, aunque finalmente no se lograra.

    (1) Losdiarios y papeles diversos enviados por Malaspina y Bustamante a la Corte duranteel viaje haban quedado reunidos en el Archivo de la Secretara de Marina, a la espera delregreso de la expedicin. Vase: Archivo del Museo Naval, Madrid (AMNM). Ms. 278, fol. 98.(2) Laorden de archivar todo lo perteneciente a la expedicin es de 14 de noviembre de1795. Vase: Archivo General de Marina Alvaro de Bazn. Depsito Hidrogrfico. AsuntosParticulares. Aos 1796-1797.Informe de/a Mesa del Consejo a Lngara del de junio de 1797.(3) Consta documentalmente el protagonismo que tuvo Martn Fernndez de Navarreteen la recuperacin de la documentacin de la Secretara de Estado y su traslado al DepsitoHidrogrfico. Vase: Coleccin de Documentos Inditos para la Historia de Espaa. Madrid,1849. Vol. XV, pgs. 95-96.(4) Viajede/as goletasSutily Mexicana al reconocimiento del estrecho de Fuca en 1792.Madrid: Imprenta Real, 1802(2 vols.: texto y atlas).(5) Puede verse la descripcin de las 28 cartas grabadas pertenecientes a esta expedicinen: Higueras Rodrguez, M. Dolores, Catlogo crtico de los Documentos de la ExpedicinMalaspina (1789-1 794) del Museo Naval. Madrid, 1985-1988.Vol. II, nms. 2050 a 2077, pgs.32 a 34.(6) Espinosay Tello, Jos: Memorias sobre las observaciones astronmicas hechas por losnavegantes espaoles en distintos lugares del globo. Madrid: Direccin de Hidrografa, 1809,2 vols.(7) Archivodel Museo Naval, Madrid. Ms. 2296(completo). Ms. 1827, fols. 56 a 79, y Ms.1407 (completo).Ao 1988

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    M. D. HIGUERAS RODRIG UEZHasta ahora se haba pensado que Godoy haba impuesto un definitivosilencio a los resultados del viaje, pero en un documento encontrado en elArchivo General de Marina (8), en contestacin a una temprana solicitud deBustamante del ao 1796 para reemprender la edicin del viaje, consta textualmente lo siguiente: que el Prncipe de la Paz, a quien se consult, no pusoinconveniente alguno a estapropuesta, pero por Marina se decretque se reservara la manifestacin del viaje hasta que mejorando las circunstanciaspudiesenponerse en movimiento los arbitrios propuestos para costear su impresin.Parece pues necesario revisar este punto, que matiza de manera importante la definitiva razn que, al parecer, impidi la publicacin: el altsimocosto de la misma que, pasada la primera oportunidad, no pudo ser financiadapor Marina ni por el Estado, empobrecido ya por la fuerte crisis econmica (9).De una u otra forma, lo que parece evidente es que tras estos intentos mso menos tempranos de publicacin (10), la documentacin permaneci en elDepsito Hidrogrfico hasta que en 1933 pas con todos los fondos de dichaDireccin Hidrogrfica al Museo Naval de Madrid, donde se conserva en laactualidad (11).

    Las series de la Expedicin Malaspina, en el Museo Naval de Madrid.1) Documentos relativos a Correspondencia, Oficios, Reales Ordenes,Instrucciones, Reglamentos y disposiciones varias en torno a la organizaciny desarrollo de la expedicin y situacin de sus dotaciones.Esta documentacin se extiende desde 1788 en que comienzan los preparativos hasta 1795,fecha del encarcelamiento de Malaspina. Tambin formanparte de sta serie diversos documentos de los aos 1796-97-98, que corresponden a problemas derivados de la expedicin y situacin posterior de susmiembros. Una gran parte son originales firmados y otra parte copias delmismo Malaspina.Esta serie es particularmente interesante para reconstruir las fases deorganizacin, consultas cientficas y las diversas comisiones de trabajo encada escala.

    (8) ArchivoGeneral de Marina Alvaro de Bazn. Depsito Hidrogrfico. Asuntos Particulares. Carp. 24, oct. 1796a 28 dic. 1797.Informe de la Mesa del Consejo a D; Juan de Lngara de 1 de junio de 1797 sobre [rdenes que precedieron de Estado para suspender la publicacin del Viaje de Malaspina].(9) Noolvidemos que el presupuesto inicial, valorado en enero de 1795, para la edicin delos siete tomos de Iaobra con setenta cartas y setenta lminas y figuras, ascenda a dos millonesde reales.(10) Adems de este tempransimo intento de Bustamante en 1796. Hay documentadosotros tres ms para la publicacin total o parcial del viaje. Vase Higueras Rodrguez, M.Dolores, Op.cit. Vol. III. Introduccin al catlogo de las noticias poltico-econmicas de losVirreinatos.(11) HiguerasRodrguez, M. Dolores: Catlogo crtico de/os documentos de la ExpedicinMalaspina (1789-1 794) del Museo Naval. Madrid 1985-1988,3 vols.24 21

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    II) Trabajos hidrogrficos y astronmicos.(A) Constituyen esta serie ms de 450 cuadernos diarios y apuntes sueltos relativos a los trabajos astronmicos e hidrogrficos como: diarios de bitcora, experiencias de gravedad, clculos y mediciones de latitud y longitud,medicin de. bases y levantamiento de cartas, estudios de sondas, mareas,vientos, salinidad, etc., derroteros, cuadernos horarios y libros de guardias.Empieza en Cdiz con la documentacin relativa al observatorio de Entrenamiento y termina, tambin tardamente en 1796-98,con los expedientes de laspublicaciones de Alcal Galiano y Espinosa y Tello.

    Caja de instrumentos de dibujo de Felipe Bauza. Museo Naval, Madrid.

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    M. D. HIGUERAS RODRIGUEZEsta documentacin es tambin sumamente compleja, pues recoge desdelos borradores y apuntes in situ hasta las ltimas fases de clculos y diarios en

    limpio. Permite, por anto,reconstruir los trabajos de la expedicin en todassus fases.Por ser de alto inters para la navegacin de la poca fue la nica dada aconocer, a pesar de ser proscrita la expedicin.Todos los resultados hidrogrficos fueron publicados por Espinosa y Telloen 1809 en las Memorias de la Direccin de Hidrografa.Por la misma razn, Bauz revis y prepar para grabar gran parte de lascartas geogrficas levantadas por la expedicin, editadas asimismo por laDireccin de Hidrografa.(B) Los croquis y borradores de las distintas fases de los trabajos hidrogrficos estn constituidos por ms de 1.500 documentos relativos a: Triangulaciones y levantamientos de costas. Primeros borradores cartogrficos (240 documentos).(C) La cartografa manuscrita, en fases acabadas de esta expedicin,est constituida por 182 cartas relativas a las costas de Montevideo y Ro dela Plata, Patagonia Oriental y Occidental, Malvinas, Chile, Per, Ecuador,Centroamrica, Mxico, California y Costa NO. de Amrica, Marianas, Fili

    pinas, Vavao, Nueva Zelanda y Australia.(D) Forman parte asimismo de esta serie las Vistas de costa, 361 documentos de extraordinario inters para deducir el mtodo de los trabajos.III) Diarios de Mar y Tierra.Ms de 300 diarios de muy diversa extensin forman esta interesanteserie, que proporciona valiosas noticias de primera mano redactadas por losdiversos miembros de la expedicin: Malaspina, Bustamante, Bauz, Viana,Tova Arredondo, Espinosa y Tello, Cevallos, Pineda, Haenke, Ne, Floresy Gonzlez, entre otros.Adems existen varias redacciones completas de la versin oficial del viaje, coordinada por Malaspina.Esta serie ha ofrecido grandes dificultadesen cuanto a la atribucin, porla enorme mezcla de manos que presenta, ya que una misma redaccin sufri,a veces, varias correcciones, que aparecen fragmentadas y copiadas por losdiversos miembros de la expedicin en distintos cuadernos. Para la catalogacin y atribucin se han seguido fielmente las noticias proporcionadas por lasinstrucciones de Malaspina para las distintas comisiones, en cada escala.La serie, muy voluminosa y bien conservada en general, proporciona

    datos sobre los diversos trabajos realizados por la expedicin en cadamomento y recoge los trabajos cientficos de cada ramo (astronoma, hidrografa, zoologa, botnica, mineraloga, arte, msica, etnologa), adems delas numerosas noticias procedentes de las consultas cientficas en cada escala,que fueron sistematizadas a lo largo de todo el viaje mediante cuestionariosespecialmente confeccionados segn su finalidad.26 21

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    DESARROLLO DE LA ARMADA EN EL SIGLO XVI ; JNSTITUCIONALIZACION...IV) Noticias recopiladas para la memoria poltico-econmica del viaje.Esta serie, casi desconocida para el investigador, es sin embargo una de lasms interesantes de este gran fondo documental. Est constituida por tresbloques:(A) Diarios polticos de la misma expedicin, de los cuales se ha conservado slo una parte; posiblemente al ser la documentacin ms reservada delviaje qued retenida, en parte, en la Secretara de Estado, tras el proceso deMalaspina.(B) Consultas cientficas, geogrficas, econmicas, etc., recogidasmediante cuestionarios enviados a las autoridades y personas notables encada escala del viaje.Es una serie tambin casi desconocida y, como la anterior, de enormevalor para desentraar la profundidad de las finalidades ilustradas del viaje,y las fuentes de informacin que manejaron para la Memoria Poltica.(C) Papeles copiados o extractados en diversos archivos pblicos y particulares de Espaa, Amrica y Filipinas, con destino a la Memoria poltico-econmica o a la determinacin de los derroteros a partir de otros viajes espaoles o extranjeros.A partir de la documentacin indita hasta el momento, se pueden reconstruir las Fuentes de trabajo de esta expedicin y puede afirmarse que suponen

    una autntica sntesis de todas las inquietudes del gran siglo ilustrado.V) Dibujos artsticos.Constituyen esta serie las vistas, tipos, escenas, animales y plantas, representados a lo largo de todo el viaje en sus distintas fases de preparacin. Msde ochocientas representaciones forman el hermoso bagaje artstico de laexpedicin, que aporta a su vez, por la fidelidad y amplitud de las representaciones, valiosos datos cientficos.Esta serie se halla ms repartida porque, ya inicialmente, se dividi en tresgrandes lotes, uno permaneci en el Hidrogrfico y se conserva actualmenteen el Museo Naval con el resto de la documentacin; otro, casi de la mismaimportancia, qued en poder de Bauz y fue vendido por sus sucesores (12)a D. Carlos Sanz, que lo don, en su mayor parte, al Museo de Amrica deMadrid, donde actualmente se conserva. El otro bloque importante de dibujos, la casi totalidad de los de carcter botnico, se conserva en el Archivo delReal Jardn Botnico, en Madrid.Ediciones de fuentes originales de la ExpedicinMalaspinaen los siglos xviiiy xix.

    Fallida por una u otra razn la edicin total del viaje, como haba sido proyectado, fueron viendo la luz, sin embargo, a lo largo de casi un siglo desde(12) Estaventa supuso la dispersin de parte de los materiales; los que no se conservan enel Museo de Amrica, cedidos por Carlos Sanz, se encuentran actualmente en colecciones deArgentina, Chile, Australia y Estados Unidos.

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    M. D. HIGUERAS RODRGUEZ1795 a 1885 partes importantes del mismo. Haremos a continuacin un resumen de las ms significativas,atendiendo al orden cronolgicode su publicacin:

    1795 a 1825,28 cartas grabadas de la expedicin, editadas por el DepsitoHidrogrfico.(1801-1802) Diversos trabajos de D. Luis Nee en la revista Anales deCiencias Naturales, que fueron traducidos al ingls y editados en losAnals ofBotany de Londres en 1806.(1802) Viaje de las goletas Sutil y Mexicana al reconocimiento delestrecho de Fuca en 1792 Madrid; Imprenta Real, 1802.(1805) Gonzlez, Pedro M.a; Tratado de las enfermedades de las gentes demar. Madrid; Imprenta Real, 1805. Se trata, con modificaciones, del tratadoredactado por Pedro M. Gonzlez y Francisco de Flores como resultado delas experiencias mdicas del viaje con Malaspina.(1805) Espinosa y Tello, Jos: Memoria sobre las observaciones astronmicas que han servido de fundamento a las cartas de lacosta NO. de Amrica.Madrid, 1805.Apndice a la relacin del viaje de la Sutil y Mexicana.(1809) Espinosa y Tello, Jos: Memorias sobre las observaciones astronmicas hechas con los navegantes espaoles en distintos lugares del globo (...).Madrid; Direccin de Hidrografa, 1809. 2 vols. En ellas publica Espinosa lacasi totalidad de los resultados astronmicos e hidrogrficos del viaje, completando as los ya publicados de la costa NO. en 1805.(1824-1827) Viaje al mar del sur, costas occidentales de Amrica e islasMarianas y Filipinas, efectuado en los aos 1789, 1790, 91, 92, 93 y 94 por loscomandantes D. Alejandro Malaspina y D. Jos de Bustamante y Guerra.Editado por Krusenstern en el Boletn del Departamento de Almirantazgoruso los aos 1824, 1825 y 1826 (13).(1849) Viana, Francisco Javier: Diario del teniente de navo D. FranciscoJavier Viana, trabajado en el viaje de las corbetas Descubiertay Atrevida.Montevideo, 1849. Editado por los sucesores de Viana, que posean elmanuscrito original.(1868) Bustamante y Guerra, Jos de: Relacin de las navegaciones queejecut la corbeta de S. M. Atrevida en el viaje verificado, unida a la Descubierta, en los aos 1789, 1790, 1791, 1792, 1793 y 1794, ordenada por sucomandante D. Jos de Bustamante y Guerra, brigadier de la Real Armada.Este diario fue publicado en los Anales de la Direccin de Hidrografa, aoIV, 1868, p. 240-360.(1885) Novo y Colson, Pedro: Viaje poltico-cientfico alrededor delmundo por las corbetas Descubiertay Atrevida, al mando de los capitanesde navo Alejandro Malaspina y Jos de Bustamante y Guerra desde 1789 a1794. Madrid, 1885. Se hacen casi simultneamente en el mismo ao de 1885dos ediciones. Esta es, sin duda, la edicin ms importante de fuentes origina

    (13) Elprofesor Daro Manfredi nos ha facilitado el microfilm de esta edicin rusa, lo quele agradecemos desde estas pginas.28 21

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    Ao 1988SURJA, Toms de. Jndia de Puerto Muigrave. Museo Naval, Madrid.

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    BRAMBILA, Fernando. Puerto Palapa (Isla de Samar). Fragmento. Museo Naval.Ao 1988 31

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    M. D. HIGUERAS RODRGUEZactual difusin, a pesar de lo cual estimamos que la parte ms importante dela documentacin manuscrita se halla todava indita.

    En los ltimos diez aos los estudios malaspinianos (15) han recibido sudefinitivo impulso. Edicin de catlogos documentales, ediciones de fuentese importantes exposiciones de materiales originales han contribuido a difundir (16) esta colosal empresa martimo-cientfica espaola.En la actualidad, el Ministerio de Defensa espaol, a travs del MuseoNaval, institucin que custodia la casi totalidad de los documentos de este viaje, ha emprendido, como aportacin a la celebracin del V Centenario delDescubrimiento de Amrica, una ambiciosa edicin crtica de fuentes relativas a la expedicin, proyectada en XII tomos de gran formato y cuidada edicin, que pondr a disposicin del estudioso los documentos ms representativos de los distintos aspectos del viaje (17).Archivos en los que se conserva actualmente la documentacin relativa a laexpedicin Malaspina y catlogos documentales disponibles.

    1.MUSEO NAVAL DE MADRID, ESPAA.Este archivo custodia la casi totalidad de la documentacin de esteviaje. Unos 5.000 documentos, algunos de gran extensin, desde losprimeros preparativos del viaje en 1788hasta la liquidacin de las mismas comisiones de trabajo en 1809. Correspondencia, diarios de mary tierra, trabajos cientficos, dibujos y cartografa.Catlogo: Higueras Rodrguez, M. Dolores. Catlogo crtico de losdocumentos de la expedicin Malaspina (1789-1794), del MuseoNaval. Madrid, 1985-1988.3 vols.

    (15) Recientemente ha sido inaugurado en Mulazzo, lugar de nacimiento de Malaspina. elCentro de Estudios Malaspinianos. Iniciativa del Ayuntamiento de Mulazzo y muy especialmente de su alcalde Rosi, que auguramos dar un importante impulso al conocimiento de lafigura humana de Alejandro Malaspina, ya que ene mismo Mulazzo se halla el antiguo archivofamiliar de los Malaspina, hoy archivo Mengoli. El doctor Mengoli, autntico prcer cultural dela regin, colabora en esta iniciativa prestando incondicionalmente su apoyo.(16) En la Universidad Complutense de Madrid se han presentado en estos aos diversastesis y tesinas sobre la Expedicin Malaspina. Vase: Higueras Rodrguez, M. Dolores: Op.cit. 1985-1988. Vol. III, apndice bibliogrfico.(17) Tomo 1. Lacircunstancia histrica del viaje (presentacin y plan de la obra).Tomo II. Diariode la expedicin de Alejandro Malaspina (2 volmenes).Tomo III. Diariode la expedicin de Jos de Bustamante.Tomo IV. Diariosvarios de la expedicin (seleccin).Tomo V. Trabajos hidrogrficos y diarios astronmicos.

    Tomo VI. Trabajos botnicos de Luis Ne.Tomo VII. Trabajosdel naturalista Tadeo Haenke.Tomo VIII. Trabajos geolgicos y zoolgicos de Antonio Pineda.Tomo IX. Sanidad, profilaxis y diettica.Tomo X. Aspectosartsticos de la expedicin.Tomo XI. Noticiapoltico-econmica de los Virreinatos.Tomo XII. Apndices.32 21

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    DESARROLLO DE LA ARMADA EN EL SIGLO XVIII; NSTITUCIONALIZA ClON...2.ARCHIVO REAL JARDIN BOTANICO DE MADRID, ESPAA.

    Se conservan la prctica totalidad de los dibujos botnicos de la expedicin y una importante documentacin manuscrita relativa a los trabajos de los botnicos Ne y Haenke principalmente.Catlogo: Sotos Serrano, Carmen. Los pintores de la expedicin deAlejandro Malaspina. Madrid, 1982. 2 vols.

    3.MUSEO DE AMERICA DE MADRID, ESPAA.Custodia una importante serie de dibujos originales y objetos etnolgicos.Catlogo de los dibujos: Palau, Mercedes. Catlogo de los dibujos,aguadas y acuarelas de la expedicin Malaspina, 1789-1794(DonacinCarlos Sanz). Museo de Amrica. Madrid, 1980.Sotos Serrano, Carmen. Los pintores de la expedicin Malaspin.Madrid, 1982. 2 vols.

    4.MUSEO DE CIENCIAS NATURALES DE MADRID, ESPAA.En esta institucin se conservan fondos importantes relativos al ramode Ciencias Naturales de la expedicin y principalmente manuscritosoriginales de Antonio Pineda.Catlogo: Calatayud Armero, Angeles. Catlogo de las expedicionesy viajes cientficos espaoles, siglosxvIily xix. Madrid, 1984. (N. 557a 659; pp. 275 a 299).

    5.ARCHIVO HISTORICO NACIONAL DE MADRID, ESPAA.En este archivo se conserva documentacin importante relativa alproceso seguido a Malaspina.Catlogo: Higueras Rodrguez, M. Dolores. Op. cit. Vol. III. Apndices. Catlogo documental de la expedicin Malaspina, en otrosarchivos espaoles y extranjeros.

    6.ARCHIVO GENERAL DE MARINA ALVARO DE BAZAN.VISO DEL MARQUES, CIUDAD REAL, ESPAA.En este archivo se conservan las Hojas de Servicio y expedientes personales de todos los participantes en este viaje. As como documentacin representativa relativa a la construccin de los buques y comisiones posteriores al proceso de Malaspina.Catlogo: Higueras Rodrguez, M. Dolores, Op. cit. Vol. III. Apndices. Catlogo documental de la expedicin Malaspina, en otrosarchivos espaoles y extranjeros.

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    M. D. HIGUERAS RODRGUEZ7.ARCHIVO GENERAL DE LA NACION DE MEXICO, D. F.MEXICO.

    Se conserva en este archivo, sobretodo, documentacin relativa a lascomisiones de Nueva Espaa y Costa Noroeste.Catlogo: Higueras Rodrguez, M. Dolores. Op. cit. Vol. III. Apndices. Catlogo documental de la expedicin Malaspina, en otrosarchivos espaoles y extranjeros.8.BIBLIOTECA DEL BRITISH MUSEUM, LONDRES, GRANBRETAA.

    Puede localizarse documentacin diversa relativa a esta expedicinen la serie Bauz Collection.Catlogo: Gayangos, Pascual. Catlogo de manuscritos espaoles enel British Museum. Ms. en la Biblioteca Nacional de Madrid. Est editado por el British Museum en ingls, Londres, 1875-93. 4 vols.(adendas 17556 a 17677).9.ARCHIVO DEL MUSEO NACIONAL DE PRAGA, CHECOS

    LOVAQUIA.Se conservan fondos muy importantes del naturalista Tadeo Haenkey parte de su herbario.10.ARQUIVIO PRO VINCIALE DEI PP. SCOLOPI, FLORENCIA,ITALIA.

    Fondo Ricca-Malaspina (18):Catlogo: Manfredi, Daro: Fonte Archivistiche Italiane perlo studiodi Alessandro Malaspina.Archivio Storicoper le provincieparmensi. 4. serie, vol. XXXVIII. 1986.11.ARCHIVO MENGOLI, MULAZZO, ITALIA.

    Archivo familiar Malaspina.Actualmente en catalogacin por la Dra. Francesca Guastalli.Asimismo, se encuentra documentacin fragmentaria relativa a este viaje,

    dispersa por diversos motivos, en gran cantidad de archivos estatales y particulares de Espaa, Estados Unidos, Australia, Mxico, Uruguay, Chile,Francia e Italia.(18) Debemosla noticia de este fondo al profesor Daro Manfredi, al que agradecemos sugentileza.

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    DESARROLLO DE LA ARMADA EN EL SIGLO XVIII; NS TITUCJONALIZA ClON...De todo lo dicho se desprende que actualmente la expedicin Malaspinaes ampliamente conocida por la comunidad cientfica internacional; los fon

    dos manuscritos, muy voluminosos y todava poco trabajados por los investigadores, estn bien localizados y catalogados, lo que permitir en un futuroprximo un mejor conocimiento por los especialistas de este magnfico fondodocumental, sin duda una de las ms valiosas y completas fuentes de trabajopara el conocimiento del gran siglo ilustrado.

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    LA CABALLERIAEN LA EMPRESADE INGLATERRA DE 1588Hugo ODONNELL Y DUQUE DE ESTRADACapitn de Infantera de Marina

    Introduccin.La fuerza destinada en 1588a llevar a cabo la Empresa de Inglaterra estabacompuesta por dos grandes contingentes que, reunidos frente a las costas flamencas, deban cruzar el canal.El primero, embarcado en la Armada, estaba constituido, casi exclusivamente, por unidades de infantera; el segundo, desgajado del ejrcito de Flandes, contaba tambin con un cuerpo auxiliar de caballera.En la tctica de la poca, el tercio era la unidad bsica de combate, la quehaba de llevar a cabo el esfuerzo principal. Las unidades de caballera, normalmente pequeas, llevaban a cabo misiones secundarias de proteccin delas comunicaciones, suministros propios y hostigamiento de los del enemigo;aparte de otra, como son la explotacin del xito, diversin y proteccin deretiradas.Tal vez por este carcter secundario, los historiadores han venido pres

    tando menor atencin al contingente que de este arma estaba previsto transportar desde Flandes.Cmo era la caballera de Flandes?

    El estudioso de tratados y obras de la poca, fcilmente puede observar ladiferencia entre teora y prctica, por lo menos en lo que al ejrcito de Flandes se refiere.La distincin clsica de los cuatro institutos (hombres de armas, caballosligeros, arcabuceros a caballo y herreruelos), e incluso la ms simplista deDiego de Alava (hombres de armas, estradiotes y caballos ligeros) sufre en laprctica las siguientes variaciones: tanto por su origen, misin tctica, armamento y financiacin, la caballera de Flandes se divida en caballera pesaday ligera. La primera estaba formada por las bandas de ordenanza y la segundapor los caballos ligeros; entre estos ltimos haba que distinguir, a su vez, loscaballos lanzas de los arcabuceros a caballo. Puede sealarse adems otracategora: la de los herreruelos, que corresponde a la caballera mercenariaalemana.La caballera pesada.

    Integrada por los grandes seores flamencos y sus feudatarios, reclutadospara ocasiones especiales, no constitua una fuerza permanente. Su arma-Ao 1988

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    H. ODONNELL YDUQUE DE ESTRADAmento y manutencin corran, en parte, a cargo de sus reclutadores, que enciertos aspectos eran reembolsados por va definanas, es decir, con cargo alos impuestos de los Pases Bajos y no al ejrcito regular. Su misin era la dedefensa del territorio y ofensivas de corta duracin en pases limtrofes.Desde Carlos Y estaban organizados en bandas de efectivos variables,pudiendo alcanzar la totalidad de tres mil caballos pesados. A cada banda lecorresponda una compaa, mandada por un capitn con un teniente o lugarteniente y su abanderado, su trompeta, capelln y herrador.En ocasiones, especialmente cuando las compaas actuaban conjuntamente, algunas carecan de determinados oficiales menores. As vemos cmoen una relacin de 1591 para seis compaas ordinarias de ordenanzas (honbres de armas) hay treinta oficiales menores, tocando a dos trompetas, unfurrier, un herrador y un guidn o portaestandarte por compaa (1).En la poca que nos ocupa, parte de los componentes de cada banda estaban armados con lanza larga, estoque, cuchillo y maza; otros con arma defuego (normalmente arcabuz), eran los denominados, por tradicin, Archeros; en un porcentaje equivalente: Seys Compaas... que tienen quinientos ycatorze Cavallos, los doscientos y cuarenta hombres de Darmas (en sentidoestricto) y los doscientos setenta y cuatro Archeros... (1).Aquellos cuyas posibilidades econmicas no alcanzaban para el gran gastode un armamento defensivo completo, aportaban nicamente lo fundamental.Pese a estos vestigios del pasado, haban abandonado, para defendersems fcilmente, las piezas ms pesadas y menos tiles de la armadura, comoson las perneras y calzados de hierro, sustituidos por zahones y botas decuero.Su misin tctica consista en destruir la caballera pesada enemiga paracargar, acto seguido, sobre la infantera y romper su formacin; para ello,avanzaban en masas compactas y regulares por zonas donde el terreno lo permita. Su fuerte coraza les protega de la pelotera menor enemiga.

    Como hemos indicado, la necesidad impona la cantidad de compaas alevantar, dependiendo de la magnitud de la empresa. As, en 1580, conmotivo del esfuerzo inicial del ejrcito para sofocar la revuelta de los PasesBajos, se levantan 2.200 hombres de armas en 15 compaas.Para defensa del territorio, en ausencia del ejrcito expedicionario deInglaterra, se levantaron 2.700 hombres en 14 compaas (2).Estas compaas tenan casi el doble de hombres que una compaa decaballera normal y a veces el triple.Los grandes seores reclutaban estas unidades por tradicin medieval,independientemente de que tuvieran que delegar el mando de las mismas ensus tenientes por detentar ellos otros ms importantes.As, en julio de 1588, Parma encarga al Conde de Mansfelt que, en casode necesidad, enve en socorro del Duque de Lorena su compaa de hom(1) Archivo General de Simancas. Seccin Estado, legajo 601, folio 103.(2) A.G.S. E-596 f. 30.

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    LA CABALLERA EN LA EMPRESA DE INGLATERRA DE 1588bres de armas y la del Conde de Barlaymont mientras l queda(como buenmaestre de campo general) con el ejrcito (3).Vemos, por tanto, que Mansfelt, que haba renunciado a tener el regimiento propi, que como maestre de campo general le corresponda, mantiene sin embargo su compaa de hombres de armas, que como gran seor delos Pases Bajos debe levantar.Aunque en esta poca estn ya algo pasados de moda, an mantienen elantiguo prestigio de la vieja caballera borgoona y flamenca, capaz de resistir el temible empuje de la caballera pesada francesa, la mejor del mundo.De las dos caractersticas generales del arma de caballera, la movilidad yla violencia de choque, estos caballeros constituan una genuina representacin de esta ltima.Las bandesdordennancetenan su propia organizacin y mandos. Losmandos generales los ostentaban los nobles del pas ms caracterizados.Su carcter local, su gran impedimenta, la corpulencia de sus caballos y lanecesidad de que cada jinete pudiese disponer al menos de dos cabalgaduras,desaconsejaban su transporte; por ello no estaban entre las unidades destinadas a la empresa, quedando en los Pases Bajos como elemento de defensamvil.La caballera ligera.

    Constitua la nica fuerza montada de carcter permanente, con misionesde patrulla de zona y proteccin de poblaciones en el aspecto defensivo y, enel ofensivo, perseguir al enemigo fugitivo, librar combate y entablar escaramuzas.Diego de Alava distingue los diferentes tipos de caballera ligera, segn suarmamento:Los caballos ligeros llevarn una celada, un coselete, medios quijotes hastala rodilla, manoplas, brazales y grandes espaldillas;y la celada sea bien cubierta, la vista quebrada o abierta, una espada ancha, una maza el arzn y unalanza larga.Los estradiotesse armarn de la mesma manera que los caballos ligeros, sino son los brazos: porque en lugar de brazales y manoplas, traern mangas yguantes de malla. Los arcabuceros a caballo difieren de los estradiotes en solala celada;porque en lugar desta traernun capacete,para que tiren mejor y mscierto, y tengan la cabeza ms libre y desocupada (4).Sin embargo, en la prctica, la distincin es mucho ms sencilla en la caballera ligera del ejrcito de Flandes: lanzas y arcabuceros a caballo.(3) A.G.S. E-594 f. 104.(4) Alavay Esquivel, Diego. El perfecto capitn instruido en la disciplina militar (...)Madrid, 1590.

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    H. ODONNELL YDUQUE DE ESTRADAEl porcentaje entre lanzas y arcabuceros fue variable. Normalmente laproporcin fue de 3 compaas de lanzas (armadas a la ligera) por una dearcabuceros a caballo (armados con arcabuz de reducido calibre y espada).Sin embargo fueron la necesidad, la tctica y las circunstancias las que entodo momento determinaron el nmero. Tambin la nacionalidad de los jinetes.As como los hombres de armas de la caballera pesada eran naturales delpas, es decir valones en su mayor parte, las unidades de caballera ligera estaban integradas por espaoles, italianos, albaneses y valones, distribuidos pornaciones.El mando de estas fuerzas lo ostentaba el general, que dependa directamente del capitn general.Su estado mayor estaba constituido por:Su teniente.El comisario general de la caballera.El auditor.El furriel mayor.De todos sus componentes el ms caracterstico de este arma es el decomisario general.Jorge Basta en su Gobierno de la Caballera Ligera (5) nos dice: El cargo

    de Comisario general es uno de los gallardos que se halla en un ejrcito, por elmanejo que tiene en un notable miembro; y si bien el general o su lugartenientele dan muchas rdenes todava, tocando a l la ejecucin y mando sobre losCapitanes de las compaas particulares y as mismo es dar cuenta de los sucesos, con razn cuando se habla del cabo de la caballera se entiende el Comisario general de ella.Jorge Basta es muy buena fuente en esta materia, ya que el mismo ostenteste cargo en Flandes, precisamente en la poca objeto de nuestro estudio.A sus mltiples atribuciones se oponan los capitanes. El nos relata susenfrentamientos: Al Olivera suced yo (...) intentando los Capitanesalprincipio no obedecerme, mas el Duque (Parma) resolvi y declar que el Comisariogeneral fuese la tercerapersona de la caballera, y que, en ausencia del generaly su Teniente, gobernase y mandase el Comisario General. Y despus de dichadeclaracin por espacio de trece aos sin alguna repugnancia ejercit el cargocon toda su autoridad, tanto en las guerras de los Pases Bajos, cuanto en elreino de Francia. Yen los ltimos cuatro aos, no habiendo general ni lugarteniente general de la caballera, y principalmente en la segunda entrada que hizoel Duque de Parma, suspend compaas a Capitanes, hice prender oficiales yadministrar justicia en los soldados de la propia manera que pudiera ejecutarel general.Su sueldo en esta poca era de 80 escudos de a 39 placas.Respecto al auditor de la caballera, sealan las Ordenanzas de Farnesio

    (5) 11governo della cavalleria leggiera.Venecia, 1612.40 21

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    FI. ODONNELL YDUQUEDEESTRADAque, aparte de sus obligaciones normales, ser obligado elde la cavallera, alGeneral della.

    En plena preparacin de la Jornada de Inglaterra, qued vacante elpuesto de general de la Caballera. Hay dos opositores: el espaol Marqusdel Vasto y el valn Marqus de Renty. Parma aboga por el primero: se meofrece decir que dndose alguna satisfaccin al de Renti que es el que se leopone y pretende no hay que dudar que se hable en ello, la materia de maneraque a lo que entiendo todo lo dems queda allanado (Parma al Rey 28 de feb.1586) (6).El Rey, por carta a Parma, se define por el espaol: (...) podris declararal mismo tiempo el cargo de la Caballera Ligera al Marqus del Vasto en propiedad dicindoselo de mi parte, que como venga aviso vuestro de habersehecho esto se le enviar un ttulo y despacho del dicho cargo (7).Por carta del interesado a Juan de Idiquez, consejero del Rey, acepta elcargo: El Seor Prncipe de Parma ahora Duque me ha dicho de parte de SuMd. que se sirve enque yo le sirva por general de esta caballera, y pues Su Md.lo manda procurar servirle conforme a la voluntad que siempre he tenido ytengo a su real servicio (...) (8).Las unidades tcticas subalternas se denominaban cornetas y al conjuntode ellas estandarte.La corneta de caballera la manda el capitn, que dispone de: teniente,alfrez, abanderado, 4 cabos de escuadra, furriel, trompeta, timbal (consueldo de soldado), herrero, paje y capelln.Se observa que as como en la infantera los instrumentos musicales sontambores y pfanos, en la caballera son trompetas y timbales.La trompeta era recta y de ella penda un tafetn con el escudo real o dela cruz de Borgoa.Coexisten el teniente y el alfrez, el primero como sustituto del capitn yel segundo, responsable de la bandera.Se observa la ausencia de la figura del sargento, de tanta importancia enlas unidades de infantera en las que desempea misin de oficial mayor.Segn Barado (9), mientras en Flandes arcabuceros y lanceros formanunidades propias, en Espaa las compaas estaban integradas por 60 hombres, doce de ellos arcabuceros. Parker y Van der Essen afirman que las compaas de caballera ligera constaban de cien hombres (10). La realidad es quela entidad de las compaas variaba enormemente, as como el nmero decornetas.Analicemos los efectivos de la caballera ligera en diversos aos:

    Ao 1580: 29 compaas, con un promedio de 81 hombres por compa(6) A.G.S.E-591-62.(7) A.G.S. E-591-61.(8) A.G.S. E-591-43.(9) Barado Font, Francisco: Museo Militar. Barcelona, 1882.(10) Parker, Geoffrey. El Ejrcito de Flandes y el camino espaol. Madrid, 1976.

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    CARGA DE ARMA FUEGOA RETAGUARDIATcnica del arcabucero a caballo. Segn grabado de la poca.

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    INICIO DE CARGA FUEGO POR LA

    POSICION DE FUEGO FUEGO POR AL

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    LA CABALLERA ENLA EMPRESA DE INGLATERRA DE 1588Vicisitudes y situacin final ante la Operacin de Inglaterra.

    En 1583, cuando empiezan a cobrar forma los primeros planes para laempresa, Farnesio manifiesta al Rey sus necesidades en caballera: nadamenos que cuatro mil caballos Los informes secretos que haba recibidosobre la potencia de la caballera inglesa fueron la causa.Poco a poco los planes se modifican: se elige una zona de desembarco msapta para la infantera y se reduce el exagerado nmero inicial de jinetes, llevando medios de proteccin contra la caballera enemiga: un palenque y trozos de madera fijados al suelo (17).Los caballos no cruzaran el canal en la primera ola, sino una vez sehubiese creado una fuerte cabeza de playa. Para transportarlos se habran dequitar las cubiertas de las pleitas, tras haber transportado la infantera.

    En las primeras olas de desembarco iran 500 soldados de caballera consus sillas y equipo, que pronto podran conseguir monturas en el pas enemigo (18).Posteriormente, la idea va cambiando, y el 18 de septiembre de 1587 elDuque de Parma expone la necesidad de contar con 500 caballos (19).Con la desaparicin del elemento sorpresa, el Duque comprende quenecesitar ms caballera y rene una fuerza, que Coloma (20) cifra en 1.800caballos escogidos, repartidos en 22 cornetas.Tal vez la estimacin de Coloma sea excesiva, ya que la gran mortandadde los meses anteriores al verano del 88 tambin afect a las cuadras, o sedecidi reducir el nmero de expedicionarios de este arma. Lo cierto es quecuando el capitn Francisco Moresn lleg a Lisboa enviado por Farnesio,inform al Duque de Medina-Sidonia que estaban preparados mil caballosligeros (21).Por la Relacin de lo que monta un mes de sueldo de 29 de abril de 1588,(22) conocemos las fuerzas de caballera en Flandes: Compaas de lanzas espaolas, italianas, albanesas y valonas: 32;nmero de hombres: 2.923. Compaas de arcabuceros a cballo de todas naciones: 9; nmero dehombres: 727.Es decir, 3.650 hombres en el estandarte.Sin embargo, si hemos de hacer caso a Pedro de Zubiaurre En quarentacompanias que ay de cavallria31 de lanas y 9 de arcabueros de toda naciones como parece por las listas ay 3.552 plaas si ay 1.700 o 1.800 cavallos depelea sera todo porque me ertificanque ay Companias de a25 y30 lanas... (23).(17) A.G.S. E-590, f. 126.(18) A.G.S. E-590, f. 125.(19) Parma al Rey, A.G.S.E-592.f. 117.(20) Obra citada.(21) Recogidopor Fernndez Duro. Obra citada.(22) A.G.S. E-594, f. 192.(23) Pedro de Zubiaurre al Rey. A.G.S. E-596, f. 93.

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    LA CABALLERA EN LA EMPRESA DE INGLATERRA DE 1588Aunque las cifras oficiales no fueran exactas, lo que parece probado esque formaron parte de las fuerzas de desembarco los mil jinetes que Parmaconsideraba como imprescindibles para la defensa de los Pases Bajos (24),sin contar con la caballera pesada, que no iba a cruzar el canal, ni los milexpedicionarios.Adems debemos contar con la caballera alemana en wartgeld, que encualquier momento poda ser reclutada.En noviembre de 1587 Farnesio encarg la leva de 1.000 caballos herreruelos en Colonia a Carlos de Austria, hijo del Archiduque Fernando (25). AlDuque Otto de Brunswick y al coronel o reitre maestre Otto Plat sendos contingentes de otros mil hombres cada uno (26). Esta leva es aprobada por elRey en diciembre (27). Sin embargo, en febrero, y ante la mejora de la situa

    cin en Francia, Farnesio decide no levantarlos efectivamente sino slo enwartgeld (28).Por lo tanto, a las naciones con contingentes de caballera en el ejrcito deFlandes debemos aadir la alemana, aunque no fuera de una manera efectiva.En los meses prximos a la llegada de la Armada se mantienentambin en wartgeld las tropas de reitres del Duque de Saxe y del coronelVillamblemont (29).La zona de reclutamiento de estos combatientes, adems de la dicesis deColonia, fue el ducado de Brunswick.La importancia de esta cantera la subraya Farnesio al apoyar una solicitudde pensin del Duque Julio: . . .puede importar a su real servicio y conforme aello resolverse en lo de lapensin cuanto antespues habindose de hacer vendra ms cuento que se de cabo a este negocio con brevedad para poder sacar del el fruto que se pudiese, que aunque no hubiese de servir ms que de podersacar con facilidad caballera de su estado... no sera mal a propsito... (30).As, pues, vemos que solucionadas las necesidades defensivas de los Pases Bajos, en efecto quedaban en todo caso fuerzas de caballera suficientepara formar el contingente de 1.000 caballos escogidos para la Jornada.Este nmero tambin coincide con el que da Strada: junt mil caballos

    para la navegacin (31).Farnesio procura tener la caballera reunida cerca de los puertos deembarque, sin embargo la escasez de aprovisionamiento hace que tenga quesepararse a veces e ir cambiando a lugares de pastos nuevos. La caballera queestaba en campia por no haber ms que forrajear se ha dividido (32).(24) StradaF. Guerras de Flandes.(25) Parma al Rey, 14 Nov. 87 E-592-141.(26) Parma al Rey, 14 Nov. 87 E-592, f. 141.(27) A.G.S. E.594, f. 2.(28) A.G.S. E.594, f. 19.(29) A.G.S. E-594, f. 64.(30) Parma al Rey, 8-Jun.88 A.G.S. E-594. f. 74.(31) Obra citada. Dec. II lib. 9.(32) A.G.S. E-594, f. 10.

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    5 Compaas de arcabuceros a caballo. 2 Compaas de la guardia del Duque de Parma (una de lanzas y otrade arcabuceros, de esta ltima era capitn Pedro Francisco Nicelli). 15 Compaas de lanzas:

    La del Marqus del Vasto, general de toda la caballera. 6 de italianos. Conde Nicolao de Cessis. Pedro Gaetano. Francisco Coradino. Apio Conti. Blas Capizuca. Franco Morosino.

    8 de espaoles. Marqus de la Favara. Juan de Anaya de Sols. Ambrosio Landriano.

    (33) Obra citada.

    Arcabucero y hombre de Armas. onde de Clonard. Historia orgnica de las Armas. Tomo IV.Por Carlos Coloma (33) sabemos que las compaas o cornetas eran 22:

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    LA CABALLERA EN LA EMPRESA DE INGLATERRA DE 1588 Alfonso Dvalos (hermano del Marqus del Vasto). Octavio de Aragn. Carlos de Luna. Antonio de Olivera (teniente general de la Caballera). Luis de Borja (hermano del Duque de Ganda).

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    EL OBSERVATORIO DEMARINA Y EL FERROCARRILGADITANO (1856-1861).HISTORIA DE UNENFRENTAMIENTO ENTRE LACIENCIA Y LA TECNICA

    Francisco Jos GONZALEZ GONZALEZIgnacio GONZALEZ MARTINEZ-PAIS

    Es nuestra intencin analizar, a lo largo de este breve trabajo, e procesode la construccin del primer ferrocarril con estacin en Cdiz, desde el puntode vista de las objeciones presentadas a este proyecto por parte de la direccindel Observatorio de Marina, de San Fernando, durante 1857y 1858.El trabajo se inicia con unos apartados introductorios sobre los orgenesdel ferrocarril y de las primeras compaas ferroviarias espaolas. A continuacin, se pasa al estudio detenido de la historia del establecimiento del tendido ferroviario entre Cdiz y Sevilla y del papel jugado por el Observatoriode Marina en la adopcin de su trazado definitivo a su paso por la ciudad de SanFernando. Por ltimo, se ha dedicado un captulo a la descripcin de aquellasobservaciones e instrumentos astronmicos que, en principio, podan habersido afectados por el paso de un ferrocarril cerca del Observatorio.La documentacin empleada para la redaccin de este trabajo procedeprincipalmente, y por este orden de importancia, de la Biblioteca del Institutoy Observatorio de Marina (San Fernando), de la Biblioteca Municipal deCdiz y del Archivo Municipal de esta misma ciudad.Los orgenes del ferrocarril en Espaa.

    El siglo xix, revolucionario en tantos aspectos del acontecer histrico dela humanidad, lo fue tambin en el campo de las comunicaciones, que fuerontransformadas radicalmente a lo largo de esa centuria. El desarrollo de la tcnica, la revolucin industrial, iniciada en Inglaterra a fines del siglo xviii, yms concretamente la invencin de la mquina de vapor y su aplicacin altransporte de viajeros y mercancas, provocaron una verdadera revolucindel transporte y las comunicaciones. Podra citarse la inauguracin del ferrocarril entre Liverpool y Manchester en 1830 como uno de los puntos de partida de estas transformaciones. Las carreteras no pudieron competir con lasAo 1988

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    F. J. GONZALEZ el. GONZALEZlneas frreas construidas en el siglo xix hasta que la aplicacin del motor deexplosin a los vehculos automviles permiti velocidades rentables y elaprovechamiento de la red vial en el transporte de viajeros y mercancas. Conel ferrocarril, la velocidad y el nmero de pasajeros aumentaron considerablemente. Adems, el consiguiente abaratamiento de los costes del transporte contribuy al desarrollo de los movimientos migratorios y provocimportantes cambios econmicos, sobre todo en la especializacin regionalde los cultivos agrcolas y la apertura de nuevos mercados.La geografa espaola fue un factor decisivo a la hora de estructurar un sistema ferroviario, vlido para sustituir o mejorar los anteriores medios detransporte. Eran pocos los ros navegables en la Espaa decimonnica y laexistencia de canales no era compatible con la red fluvial de la Pennsula Ibrica, de ros cortos y poco caudalosos a causa de los abundantes sistemas montaosos. Esto ltimo fue tambin un importante obstculo para las carreterasy los caminos terrestres, cuyo trazado y mantenimiento resultaba muy costoso. Pese a las mejoras introducidas desde el reinado de Carlos III, el transporte por carretera era bastante lento y tena muy poca capacidad: una diligencia poda llevar un mximo de veinte pasajeros a una velocidad media delOkmlh. (1).Los resultados satisfactorios obtenidos en Inglaterra con los primeroscaminos de hierro produjeron una rpida influencia en el resto de Europa,donde pronto comenzaron a constituirse compaas y sociedades para proceder a la instalacin de ferrocarriles. Los ltimos aos del reinado de Fernando VII vieron aparecer los primeros intentos realizados en Espaa en estesentido, pero, aunque se hicieron algunas concesiones, ninguna de ellas llega cuajar. Una de ellas fue la de la lnea Jerez de la Frontera-El Portal (muelleen el ro Guadalete, situado a pocos kilmetros de la ciudad andaluza). Lalnea fue otorgada el 13 de septiembre de 1829 a Jos Dez Imbrechts, que sepropona, aprovechando el desnivel existente entre ambos puntos, dar unasalida rpida hacia el Ocano a los productos agrcolas de la campia, espe

    cialmente alvino. Muy poco despus, el 23 de agosto de 1830, le fue otorgadauna concesin a Marcelino Calero Portocarrero, cuyo proyecto era trazar unalnea frrea entre Jerez y El Puerto de Santa Mara, desde donde se comunicara con Cdiz por medio de barcos de vapor. Tampoco este proyecto pudollevarse a cabo, pues el concesionario no encontr suficientes socios para laempresa. En 1834 un nuevo empresario, Francisco Fassio, se hizo cargo de laconcesin, ya caducada, de Calero, pero las luchas y conflictos surgidosentonces en Espaa dieron paso a un perodo poco propicio para el buendesarrollo de este tipo de proyectos (2). Las guerras carlistas y los sucesospolticos que las acompaaron, provocaron la paralizacin del desarrollo dela red ferroviaria hasta bien entrado el reinado de Isabel II.

    (1) Artola, M.: La burguesa revolucionaria (1808-1874), p. 97.(2) Los datos sobre las concesiones hechas a Marcelino Calero Portocarrero (1830) yFrancisco Fassio (1834), no reflejados en ninguna de las obras actuales consultadas, han sidolocalizados en dos folletos de la poca. El primero, conservado en la Biblioteca dei Instituto y52 21

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    EL OBSERVATORIO DE MARINA Y EL FERROCARRIL GADITANO (1856-1861)...A mediados del sigloXIX se termin la primera lnea ferroviaria de nuestropas, que fue inaugurada el 28 de octubre de 1848. Haba sido construida gracias a la Gran Compaa Espaola del Camino de Hierro de Barcelona a

    Matar, y viceversa, una sociedad espaola con participacin britnica. Los29 kilmetros de su trazado recorran diversos pueblos costeros, siendo suprincipal fuente de ingresos el transporte de viajeros. En febrero de 1851 inici su andadura la segunda lnea espaola, aquella que, mediante 50 kilmetros de rales, una Madrid con Aranjuez y cuya construccin se vio sometidaa los vaivenes polticos que afectaron a su principal impulsor, el conocidofinanciero Jos Salamanca. El otro tendido ferroviario, construido en estosaos centrales del siglo, fue el ferrocarril de Langreo a Gijn, que necesitdiez aos para ser terminado (1845-1855). Sus 40 kilmetros de reorridoestaban destinados al transporte del carbn desde la cuenca minera hasta elpuerto asturiano.El desarrollode las compaas ferroviarias.

    La dcada comprendida entre 1855 y 1865 contempl un desarrollo sistemtico de la estructura ferroviaria espaola. La fecha es bastante tarda si lacomparamos con las de otros pases europeos, pero fueron muchas y diversaslas causas que contribuyeron a este notable retraso: falta de capitales y deapoyo estatal, escaso desarrollo tcnico, atraso econmico, vaivenes polticosy, por ltimo, los ya citados obstculos geogrficos.Durante la primera mitad del siglo xix, la actitud estatal frente al ferro carril fue oscilando desde la indiferencia hasta la hostilidad, en consonancia conel pensamiento poltico reaccionario, opuesto a cualquier forma de innovacin, propio de aquellos aos. A la muerte de Fernando VII, la inestabilidadpoltica y la guerra carlista contribuyeron a la existencia de un sentimiento deinseguridad para los inversores y, adems, gran parte de los recursos econmicos existentes fueron utilizados en sufragar ls gastos producidos por lacontienda. Aos ms tarde, en 1844, se cre una comisin encargada de asesorar al Gobierno en lo relacionado con la poltica ferroviaria. Uno de susprincipales errores fue el proponer un ancho de va de seis pies castellanos(1,67 m), distinto al de 1,45 m. adoptado en la mayora de los pases europeos. Al parecer, la razn de esta decisin no fue la citada tradicionalmente(dificultar una posible invasin francesa), sino el convencimiento de que elaccidentado suelo espaol exigira locomotoras con calderas ms grandes,que necesitaran un mayor ancho de va para conservar el equilibrio.Una real orden fechada el 31 de diciembre de 1844estableci como vlidala propuesta antes citada y defini las lneas a seguir en las relaciones entre elObservatorio de Marina (B.I.O.M.), es un informe de la Comisin Activa de la Canalizacindel Guadalete titulado: Memoria que la Comisin Activa presenta a la Junta de Canalizacin delGuadalete, al darle cuenta de sus ltimos trabajos (Cdiz, 1859). El segundo, consultado en laBiblioteca Municipal de Cdiz (B.M.C.), es el reglamento de la empresa fundada por Calero:Reglamento de la Compaa Annima del Camino de Hierro de la Reina Cristina(Cdiz, 1834).Ao 1988

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    F. J. GONZALEZ el. GONZALEZEstado y los proyectos ferroviarios. En ella se estableci que el Gobiernopodra hacer concesiones provisionales a contratistas y compaas privadaspor un plazo de dieciocho meses, tras el cual deberan mostrar pruebas clarasde su capacidad para emprender el proyecto. El hecho de no exigir estas pruebas para otorgar las concesiones dio lugar a una inmensa cantidad de inversiones especulativas. Hasta 1846 se dieron 25 concesiones provisionales, de lascuales 22 nunca fueron utilizadas.Un nuevo perodo se abri con la promulgacin de la Ley de Sociedadespor Acciones de 1848,por la que las Cortes quedaban encargadas de hacer lasconcesiones a favor de las compaas ferroviarias. Con el tiempo, la corrupcin y el soborno llegaron a afectar a los diputados y senadores, producindose tales escndalos que la oposicin apoy el pronunciamiento de 1854,porel que se inici el llamado Bienio Progresista (1854-1856).La Ley de Ferrocarriles de 1855 y las leyes bancarias promulgadas un aoms tarde impulsaron un importante cambio en la postura oficial sobre laconstruccin del ferrocarril. La Ley de Ferrocarriles autorizaba la formacinde sociedades annimas para optar a una concesin, estableca subvencionesestatales, protega a los inversores extranjeros y exima de aranceles la importacin de material ferroviario. Por otro lado, a partir de 1856, se desarrollaron importantes sociedades de crdito encaminadas hacia la promocin delnegocio ferroviario, entidades que, dirigidas principalmente por inversoresfranceses, sirvieron para movilizar una gran cantidad de capitales. Duranteun perodo aproximado de diez aos se produjo una etapa de fuertes inversiones en proyectos ferroviarios y de intensa construccin de nuevos tendidos entodo el territorio nacional, invirtindose en este sector de la economa uncapital siete veces superior al dedicado a la industria (3).El ferrocarrilde Sevilla a Cdiz.

    El inters de los jerezanos por acercar al mar los productos de su campiahizo que, siguiendo el camino iniciado por Dez Imbrechts en 1829, Jerez dela Frontera se adelantase a Cdiz en la construccin de una va frrea. Pocotiempo despus de haberla solicitado, una real orden de fecha 16de agosto de1850 autorizaba la concesin de una lnea de ferrocarril entre Jerez, El Puertode Santa Mara y El Trocadero. A mediados de 1852 se iniciaron las obras deeste proyecto y, dos aos ms tarde, el 23 de junio d