Revista de las fiestas de Santa Colomba 2014

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ZamoraC/ Santiago, 4Tel.: 98 050 99 61

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Bando de La Comisión de Fiestas

Un año más, todos los alpabardos nos juntamos para celebrar las fiestas en honor de Nuestra Señora de la Portería. Hace ya más de cuarenta años que decidi-mos hacer las fiestas en agosto, en lugar del ocho de septiembre, para así conse-guir que todos aquellos que se han ido (que son la mayoría) puedan disfrutar de una fiesta que nos sigue emocionando y uniendo a todos por igual.

Estas fiestas no serían posibles sin la implicación de todos los que nos sentimos de Santacolomba . Como sabéis, son unas fiestas realizadas apenas sin ayudas públicas y organizadas por los vecinos de manera rotatoria en un magnífico ejem-plo de lo que la sociedad puede hacer cuando decide trabajar junta en pos de un objetivo común. Por lo tanto, queremos recalcaros que los que este año formamos parte de la Comisión hemos puesto lo mejor de nosotros mismos para conseguir unas fiestas a la altura de nuestro pueblo. Si lo conseguimos nos daremos por satisfechos; si no lo logramos, esperamos que sepáis disculpar nuestros fallos.

También queremos dejar constancia aquí de nuestro agradecimiento a todos aquellos que, a lo largo del año, hacen posible que la fiesta sea posible: los abona-dos al número de lotería, los que compran décimos en Navidad, las empresas que se anuncian en el libro y todos aquellos que, en estos días de fiestas, echan una mano cuando se les pide.

Como somos un pueblo que ha entrado de lleno en el siglo XXI, también quere-mos anunciaros que en nuestra página de Facebook, en la que ya estamos más de cuatrocientos alpabardos, iremos anunciando las novedades que se puedan ir produciendo la semana de las fiestas. Os animamos, por lo tanto, a uniros al grupo y a dejar ahí vuestras fotos, impresiones y comentarios de estas fiestas. Gracias a estas nuevas tecnologías, también os anunciamos que podéis descargaros este libro de las fiestas en formato pdf en la plataforma http://www.slideshare.net/

Un abrazo para todos de parte de los Comisionados 2014: Tomás San Román, Pepa Chimeno, Montse Zazo, Ángel Mostaza, Fernando Rolo, Sandra Puigbó, Jesús García, David Chimeno, Alberto Fernández y Said Kazak Almanzor.

Sanabria en fiestasSanta Colomba 2014

“El arte en búsqueda de las emociones”

María Gordo Pérez

Siempre he pensado que el arte no es más que el intento

de buscar la emoción del observador.

De hecho, el expresionismo surgió a principios del siglo XX

en Alemania, como respuesta tanto al movimiento impre-

sionista (búsqueda de la luz y el momento), como a una

realidad cruda de guerra y pobreza. De la búsqueda de la

perspectiva y el realismo, se fue pasando a una realidad

mucho más deformada hasta llegar al arte abstracto. La

importancia del color y de la “Forma sin forma” es el punto

eje de este movimiento tan heterogéneo.

Es en éste marco se puede encuadrar la obra que hemos presentado De la fuente

y yo en La Casa de Zamora. En un intento de salir de la cotidianidad y de la prisa

de la vida moderna, hemos decidido dedicar tiempo a algo tan bonito como es la

pintura. Toda actividad creativa requiere estar en un momento de inspiración,

dedicación y aprendizaje continuo.

Hemos decidido hacer de nuestro arte una inspiración, basada en nuestra propia

percepción de la vida a través de las emociones

Nuestras obras han tenido muy buena acogida, y casi sin quererlo, hemos abierto

un camino que seguiremos de una forma continuada, con nuestra página web

ArtGallerySpain.com

Fluir con un lienzo en blanco y unos pinceles que pide color, es un reto. Cuando se

pinta desde el corazón, y desde ese ese lugar desconocido que es nuestra mente,

el tiempo se para, y parece que la vida no tiene principio ni fin. Cada persona debe-

ría buscar esa actividad en la que se encuentren con su propia realización personal.

Volveremos a exponer en nuestra Casa (la de Zamora), y os invito a todos a poten-

ciar nuestra tierra y nuestros recursos. Los colores templados, los bosques de tejos

y acebos que se resisten a desaparecer y nuestras montañas que son grandes

observadores del paso del tiempo y la historia.

Los árboles como símbolo de arraigo a la tierra, son uno de nuestros motivos artísti-

cos.

Potenciemos nuestra comarca, cultura, costumbres, y no dejemos caer toda nuestra

historia en el terreno del olvido.


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¿Y si los sanabreses fueran españoles porque los gibralta-reños son británicos?

Manuel Mostaza Barrios (Madrid 1974)

A mediados de mayo de 1713 la Corte de Madrid señalaba al duque de Osuna, uno de sus delegados en las conversaciones que estaban teniendo lugar en la ciudad neerlan-desa de Utrecht que, en relación a la paz con Portugal “las cosas deben ser restablecidas de una y otra parte sobre el pie en que se hallaban antes del principio de la Guerra y por consequencia restituidas de buena fe todas las Plazas, castillos y país tomado y ocupado de una parte y otra durante el curso de la Guerra”.Aquellas instrucciones buscan devolver las fronteras peninsulares a la situación en la que se encontraban cuando, tras fallecer Carlos II en noviembre de 1700, se inició un conflicto a escala europea ante la pretensión de franceses y austriacos de ocupar el Trono español. Antes de morir, el último rey de la Casa de Austria había nombrado sucesor a Felipe de Anjou, hijo de Luis XIV, quien llegó a España en febrero de 1701. El Borbón fue reconocido por gran parte de las cancillerías europeas, si bien enseguida diversas potencias como Inglaterra, Holanda o Austria firmaron la Gran Alianza y en junio de 1702 declararon la guerra a España y a Francia, exigiendo que la Corona española fuera finalmente ceñida por el Archiduque Carlos, segundo hijo del Empera-dor Leopoldo de Austria. El papel de Portugal ante esta disputa es, en aquel momento, ambiguo ya que, tras pactar con Francia en junio de 1701 el reconocimiento del nuevo rey, dos años después y ante la perspectiva de obtener beneficios a costa del vecino peninsular, Lisboa se une a la Gran Alianza y ataca diversas posesiones españolas, tanto en la península como en América. En un anexo secreto al tratado, la Alianza había prometido a Portugal diversas posesiones en La Raya (entre otras, Vigo, Alburquerque o Badajoz), con lo que los portugueses se aseguraban así un desplazamiento de la frontera hacia el norte y el este en perjuicio de España.En mayo de 1704 el Archiduque desembarca en Lisboa e invade desde allí España; tras la estabilización de los frentes y ante el avance de las tropas del Archiduque en Catalu-ña, los borbónicos dejan desguarnecida la frontera portuguesa y comienzan a produ-cirse invasiones que afectan a la actual provincia de Zamora, siendo posiblemente en este momento, en torno a 1706, cuando la tierra sanabresa fue ocupada por tropas portuguesas. Tras diferentes avatares bélicos, la contienda se decide a favor de Felipe V, dando inicio en enero de 1712 las conversaciones de paz en Utrecht entre todas las potencias implicadas. El primer país en sentarse a la mesa con Madrid es Inglaterra, gran vencedora del conflicto y que quiere cerrar la paz en primer lugar, para poder sacar el mayor provecho posible de su victoria. Tras varios meses de negociación, la delegación española ha de hacer dolorosas cesiones territoriales en el corazón de la Monarquía, acordando ambas potencias en julio de 1713 que tanto la isla de Menorca como el peñón de Gibraltar pasen a ser de soberanía inglesa.Gracias al trabajo del profesor Diego Martín Marcos, conocemos ahora un poco mejor los pormenores de la negociación que llevaron a cabo Lisboa y Madrid al final de la guerra, una negociación oscurecida por tratarse de un apéndice menor en el tablero de


juego europeo. De hecho, hasta que Madrid no finaliza las negociaciones con Inglate-rra, no llega el momento de abordar la paz con la nación vecina, en un proceso marcado desde el inicio por su carácter secundario. Tras las cesiones a los ingleses, Madrid se va a mostrar inflexible en lo que a La Raya se refiere: los territorios ocupados por los portu-gueses han de ser devueltos a Madrid sin ninguna excepción, en tanto que España ya ha hecho suficientes cesiones a los aliados en la península. Los enviados de Lisboa inician la negociación reclamando la constitución de una barre-ra defensiva que los proteja de los españoles, y plantean la demolición de Badajoz, para que deje ser una amenaza para la entonces lusa Olivenza, y el mantenimiento de la soberanía lusa tanto en Alburquerque como en La Puebla de Sanabria, alegando además que las mejoras de las defensas de ambas plazas habían corrido por su cuenta durante la ocupación. Sin embargo, y habida cuenta de que son los británicos los que ya han arrancado concesiones en la península a los españoles, los desilusionados negociadores lusos acaban, con el paso de los meses, por centrar sus demandas en América, especialmen-te en la Colonia Sacramento (ubicada frente a Buenos Aires y que había caído en manos españolas en 1705) y en la concesión de diversos derechos comerciales con el Nuevo Mundo. Al final, y gracias a la presión inglesa, en febrero de 1715 se firma una paz por la que Madrid restituye a Lisboa la estratégica localidad rayana de Noudar, que pertene-cía a España desde 1644, así como Colonia de Sacramento. Por su parte, los portugue-ses se obligan a devolver a España “las plazas de Alburquerque y la Puebla con sus territorios, en el estado en el que se hallan al presente, sin que Su Magestad portuguesa pueda pedir cosa alguna a la Corona de España por las nuevas fortificaciones que ha hecho aumentar en dichas plazas”.Con el objeto de hacer efectivo el tránsito de soberanía de una Corona a otra, el 28 de mayo de 1715 Felipe V otorga la sargentía mayor de La Puebla de Sanabria a don Sebas-tián de Oteyza, (hasta ese momento gobernador de Talavera de la Reina), para a conti-nuación conferir, el 3 de diciembre, el gobierno de la Villa sanabresa al coronel de infantería don José Vázquez de la Quadra, “en atención a sus méritos”. Finalmente, el día de Nochebuena del año 1715 las tropas portuguesas evacúan La Puebla, cumplien-do así lo firmado en Utrecht. Puede pensarse, por lo tanto, que el carácter inflexible que Madrid mantuvo en relación a la devolución de la tierra sanabresa está relacionado, de manera directa, con la pérdi-da de Gibraltar. Si los británicos no hubieran conservado el Peñón, es posible que España hubiera sido más transigente con los portugueses a la hora de alterar el curso de La Raya, pero el prestigio de la nueva dinastía reinante no podía asumir nuevas pérdidas territoriales en un ámbito geográfico tan relevante desde el punto de vista simbólico como era Castilla.


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El precio de la vencindad, el precio de la tierra…Entre Santa Colomba y Terroso: disputas por el suelo,

las rentas y la arribada de pobladores.

por Lauro Anta Lorenzo (Rosinos de la Requejada 1958)

Con relativa frecuencia, y hasta yo mismo, se han venido entreverando dos proce-sos (o tres) distintos de disputas en las tierras senabresas de la Lomba. El hallazgo de documentación vaticana, por un lado, y el conocimiento ya antiguo de la docu-mentación existente en el Archivo de Simancas y Chancillería Real de Valladolid, sin olvidar otros papeles dispersos y diversos, me permiten establecer con claridad distintos capítulos de enfrentamientos en este rincón de la Senabria medieval y moderna. Pero, vayamos por partes. Es en pleno siglo XIII, cuando la archidiócesis de Santiago de Compostela empren-de un contencioso eclesiástico con el obispado de Astorga sobre los derechos de patronato, presentación, diezmos y primicias que genera el altar de Terroso, aclarando que es de nueva creación y anejo al de San Martín de Requejo, (léase de Terroso). El Tumbo Negro de Astorga no deja lugar a dudas: “en orden a cierta villa que se dice nuevamente fabricada /5 y estar en territorio de Santiago (Compostela) en Senabria… en terrenos de San Martín de Requejo” Cuando el pontífice cierra el caso, se recuerda, para nuestra fortuna, que el archiepíscopo de Santiago llevaba cobrando indebidamente tales derechos “desde hacía cinco años”; el documento data del 1 de octubre de 1228, y se deduce que, cuando menos, los pobladores de Terroso, con toda seguridad venidos de Galicia y más aún de tierras bajas de Lugo (solar original de los Saavedra, Cervantes, Arias etc), llevaban ocupando su término al menos desde 1223. El litigio se ventiló con cierta rapidez y fue Astorga la que finalmente se adscribió el altar y sus derechos. En estas circunstancias ni era ajeno el monasterio de San Martín de Castañeda (con posesiones documentadas) ni tampoco la Orden de Santiago (Encomienda de Castrotorafe) y señora de la villa de Porto y su sierra. Mientras la abadía de Castañeda sigue tomando posiciones en La Lomba (y en todas sus aldeas): Barrio, Riego, San Miguel, Santa Colomba, Cobreros etc, con especial interés en los derechos de altar, destacando por su importancia nobiliaria la iglesia de Santa Eulalia, la cual con toda seguridad tuvo su propio poblado a juzgar por las referencias que he conseguido reunir, será en los siglos XVI, XVII y XVIII cuando surgen pleitos entre particulares de distinta condición pero desfilan-do apellidos que han perdurado hasta nuestros días: Rodríguez, Chimeno, Arias, Barrio, Silván, de Prada, de Medio etc. Y es en época moderna cuando los concejos de Santa Colomba y Terroso se decla-ran la guerra por el suelo y la vecindad, aunque se aluda a razones de “aprovecha-miento de término”. La ejecutoria que he tenido en mis manos se fecha el 28 de mayo de 1621 en Valladolid. Entre esta fecha y la de 1754 cabe imaginar toda serie de tensiones y enfrentamientos entre ambas poblaciones, porque es en 1754 cuando se elaboró una supuesta carta topográfica, aunque no deja ser a simple vista un óleo figurativo, tanto que es una verdadera obra de arte, en la que se equivocan las coordenadas y se trazan los límites y mojones con tiralíneas. La


representación del pintor nos descubre otra realidad que los lugareños nunca han ignorado: la existencia de un “barrio” llamado el villar de San Pedro de Pobladura (valoren el sobrenombre porque delata su reciente establecimiento) y que con toda seguridad es el que provoca la realización pictórica y el informe que se adjun-ta al plano. El citado San Pedro se despobló pronto y, es muy posible, que de allí procedieran los habitantes de un nuevo y apartado barrio llamado Francos, con vecinos, por lo que parece, más dados a la usura del 30% que al cultivo de la tierra, y también es muy probable que de este barrio de “conversos” –digámoslo sin temor- saliera el abogado y lúcido lector de Voltaire que se enfrentó públicamente a los eclesiásticos que se adueñaban de la tierra, y que, por ello y su condición, Francisco Arias fue procesado por el Tribunal de la Santa Inquisición. No es momento de extendernos, pero no quiero cerrar esta breve colaboración sin recordarle a mis amigos “Lombinus” que son muchos y muy queridos, que si cierran los ojos a la carreta nacional que nos lleva a Galicia, deben pensar en una realidad que se halla no sólo bien documentada sino también en el plano-mapa más espectacular que jamás he tenido en mis manos; la inminente invasión france-sa provocó su elaboración e incluye toda la tierra rayana con Portugal, todo un tesoro para el conocimiento de caminos, veredas y colagas de nuestra tierra. Sépase, pues, que Barrio de Lomba, durante siglos, fue cruce de caminos y reparti-dero de ganados trashumantes (fíjense en la inmensa pradera central con sus abrevaderos). Pues bien, mientras a Porto se accedía por el valle de Truchas y Sotillo (con su hospedería de peregrinos), desde Barrio, pasando por todos y cada uno de los pueblos de Lomba hasta Requejo, cruzaba el camino carretero que accedía a Galicia, camino y vereda de ganados trashumantes con destino en la Gamoneda y Porto, sin olvidar el trasiego permanente de peregrinos, como lo demuestra la donación de doña Urraca y su hijo, el emperador Alfonso VII, de una alberguería en Porto a la Orden de Santiago. El emperador le dio fuero a la villa porteña (que lo tuvo antes que La Puebla) y la Orden de Santiago señoreó villa, tierra y sierra durante siglos, asistiéndose a enfrentamientos sobre el amojona-miento de los pastos de Alta Senabria con la abadía de Castañeda, dueña de la Sierra del Sospiaço (act. Segundera). Finalmente, y dada la naturaleza de esta entrega, no puedo por menos que dedicarla a mis amigos paisanos de la Lomba: a ese Manuel Mostaza Barrios que me mete en estos charcos; a esa Araceli Saavedra, que me envía besos y ánimos en los peores momentos, y también a los que ya no están, pero que están a su modo en nuestras vidas. Felices Fiestas 2014, mucha, mucha salud y 33 rosas rojas para el San Amaru. Et valete.


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Miscelánea de mi vida

José Manuel Pérez Saavedra

(Santa Colomba de Sanabria, 1963)

Si tuviera que pintar un cielo en el que vivir contigo

usaría el pincel de tus sueños

para llenar el lienzo de mi vida con el color de tus miradas.

Pintaría el viento que besa las hojas de los castaños de mi tierra,

hojas que, al otoñar, alfombran los campos, con caminos irisados,

en los que pasear respirando su aire, a tu lado, siempre a tu lado.

Pintaría las piedras vestidas de musgo, abrigo perenne de casas

que sólo caen cuando las almas, que las habitan, deciden marchar al olvido.

Pintaría el silencio en el que viven los robles, las noches cargadas de estrellas,

noches en las que te sueño, en las que, por ti y en ti, vivo y muero.

Tus pasos, los ecos de tu voz, tus anhelos, tus angustias, mis desvelos.

Los montes, los arroyos, los huertos, los prados y los campos desnudos,

despojados, ya para siempre, de su manto de centeno.

Los chopos, las nogales, los manzanos, las fuentes y el aire,

ese aire por el que quiero que viaje mi alma cuando deje de respirarte.

Pintaría las tardes cuando la lluvia eterna se adueña del tiempo,

tardes grises que se desvanecen en el país de la luna,

presagiando solitarios amaneceres blancos, escarchados.

Pintaría los recuerdos, los porvenires, lo nuevo, lo viejo

y el presente de un ayer que me enseñó que no hay nada grande si no hay algo

pequeño.

Pintaría tus abrazos, tus besos y siempre tu sonrisa,

esa que hace que tu mirada sea la más hermosa del mundo

miscelánea que da sentido a mi vida,

tú, mi tierra y mis sueños


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LA ÚLTIMA

Manuel Otero Alonso (Madrid, 1974)

Alpabardos. Surge en mí la necesidad de poner traducción a la lengua castellana de un término que seguramente nuestros abuelos usaban en su lenguaje con natura-lidad, pero que tristemente no se nos ha trasladado por los cambios culturales, las emigraciones… Mi sorpresa vino al descubrir que su traducción, de un término claramente asturleonés (aunque este otro término nunca existiera), al castellano o español sea algo así como atontao, palurdo, Juan Lanas…No tengo el gusto de conocer a todos los alpabardos, pero he que decir que los que conozco, y no son pocos, distan enormemente de esta característica que porta su gentilicio popular, o dicho de otro modo, mote.Muy al contrario he de reseñar que una visita por Santa Colomba, guiado por varios alpabardos, me descubrió que precisamente muy parados no han podido ser nunca los naturales de tan insigne lugar. Con una riqueza mayor en campos y prados que la mayoría de las aldeas sanabresas, las viejas casas denotan una vida o unas posibilidades por encima de la media de la comarca. Con una visita al campo-santo, y al ver los claros símbolos judaicos, podría confirmarse una suposición de zona comercial, también denotada por ubicarse en plena ruta arriera entre Galicia y Castilla.Esta ubicación privilegiada ayuda y ayudó a que sus habitantes fueran mucho más comerciantes, tratantes, negociantes, que en otras aldeas de la comarca como la mía, mucho más aislada, con peores tierras y cortinas. Lo atestiguan familias pudientes como los Rodríguez de Medio, los treinta. ¡Si incluso pueden presumir de teorizar sobre el origen de Dulcinea! Todo esto hace de Santa Colomba uno de los pueblos sanabreses más ilustres.¿Y el origen del nombre? Santa Colomba. ¿Es realmente una advocación a la Santa mártir de Sens (Francia)? La leyenda de su historia dice que sus restos están en Rimini (Italia), pero que muy probablemente su origen era Hispania. El culto a Santa Columba, Santa Colomba o Santa Comba, se entremezcla con la historia de una monja cordobesa o incluso con el de una bruja gallega, pasando por su martirio en Coimbra (Portugal).¿O quizás sólo haya sido una derivación del lenguaje? El final del nombre podría aludir a un espacio de terreno en la comarca sanabresa, lomba, como puede atesti-guar la toponimia de pueblos cercanos (San Miguel de Lomba, Barrio de Lomba…). Entendiendo por “lomba” una loma o altozano, o la comarca de la lombada nombrada por los mojes de San Martín de Castañeda. Muchos pueblos sanabreses han cambiado sus nombres a lo largo de los siglos por simple deformación del lenguaje escrito, como Corzo, Çeredelo, Terfacio, Petrazales…Bueno, éstas son mis dudas medio despejadas. Espero que en estas próximas


fiestas algún alpabardo me despeje las que me queden o me siga hablando de su historia y costumbres, de su peña resbalina, de su castaño furueto… y que yo me despache a gusto también con contar la historia de Murias y de San Justo, mis lugares.

FELICES FIESTAS 2014


Revista de las fiestas de Santa Colomba 2014

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