Revista Letras Raras, abril 2013

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LETRAS RARAS r e v i s t a

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Revista Letras Raras. Literatura, música, entretenimiento y todo lo demás. Una publicación conjunta de Editorial Sad Face y Her Majesty's Entertainment.

Transcript of Revista Letras Raras, abril 2013

L E T R A S

RARAS

r e v i s t a

Dirección  editorial,  redacción,  mercadotecnia,  ventas,  diseño  y  todo  eso:  Editorial  Sad  Face  L.  Letras  Raras  es  una  marca  registrada.  2013.  Año  2,  número  7.  Fecha  de  circulación:  abril  de  2013.  Revista  editada  y  publicada  por  Editorial  Sad  Face  y  Her  Majesty’s  Entertainment.  Domicilio  conocido,  código  postal  90210.  FotograKa  de  cubierta:  E.J.  Valdés.  Revista  producida  en  México.  Prohibida  su  reproducción.  Todos  los  contenidos  originales  aquí  verTdos  son  propiedad  de  sus  respecTvos  autores  y  están  protegidos  por  INDAUTOR  todo  poderoso…  ¡Así  que  no  te  fusiles  nada,  o  te  haremos  tomar  veinte  litros  de  jugo  de  col!  

Todos  los  derechos  reservados.  Bajo  las  sanciones  establecidas  por  las  leyes,  esta  publicación  no  puede  ser  reproducida  total  ni  parcialmente,  ni  registrada  o  transmiTda  por  un  sistema  de  recuperación  de  información  o  cualquier  otro  medio,  sea  éste  electrónico,  mecánico,  fotoquímico,  magnéTco,  electrópTco,  por  fotocopia,  o  cualquier  otro,  sin  permiso  por  escrito  previo  de  la  editorial  y  los  Ttulares  de  los  derechos.  

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ÍNDICE

Editorial . . . . . . . . . . . 4 El silencio como estrategia . . . . . . . 6 Diez y ocho de septiembre, 2011 . . . . . . 11 Probable historia de Twitter . . . . . . . 12 Historia del poeta . . . . . . . . . 17 Angelhead hipster . . . . . . . . . 18 God of War: Ascension . . . . . . . . 23 Caldo de gallina . . . . . . . . . 24 Gangster Squad . . . . . . . . . 26 Crucigrama . . . . . . . . . . 30 Autores . . . . . . . . . . . 31

Editorial abril 2013

Algo  que  quizá  no  muchos  de  los  seguidores  de  esta  publicación  saben  es  que,  en  sus  inicios,    

—el pinche editor—

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prácticamente  todos  los  contenidos  eran  generados  por  un  servidor,  y  aunque  siempre  es  un  gusto  sentarse  a  llenar  las  páginas  de  la  revista,  debo  reconocer  que  uno  de  los  factores  que  han  mantenido  a  Letras  Raras  con  vida  por  casi  dos  años  (incluido  ese  triste  break  de  cuatro  meses,  sí)  es  el  hecho  de  que  han  abundado  los  talentos  que  se  han  animado  a  compartir  su  trabajo  con  nosotros,  incluso  antes  de  que  hiciéramos  pública  una  convocatoria.  Si  bien  es  cierto  que  somos  un  poquito  selectivos  —“mamones”,  dirían  algunos—  y  no  nos  aventamos  a  incluir  cualquier  cosa  que  nos  envían  so  pretexto  de  “hacer  relleno”,  en  el  caso  particular  de  la  revista  de  este  mes  hay  que  decir  que  sencillamente  no  nos  fue  posible  incluir  todo  lo  que  recibimos  en  nuestra  bandeja  de  entrada  en  el  transcurso  de  marzo,  y  por  eso  queremos  extender  nuestro  más  sincero  agradecimiento  a  todos  los  que  se  han  apuntado  a  colaborar  con  esta  revista.  

 Es  el  sincero  deseo  de  un  servidor  que  disfruten  este  nuevo  ejemplar  de  Letras  Raras,  el  cual  hemos  confeccionado  con  mucha  dedicación  para  todos  ustedes…    

 Bueno,  no  tanta.    

La Antología Letras Raras de narrativa y

poesía reúne todos los cuentos y poemas

originales que se publicaron en la revista

durante su primer año de circulación (junio

2011-2012).

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¡HEY!

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(y apresúrate porque se agota)

EL SILENCIO COMO

ESTRATEGIA

José Fernando García Arellano

Rutilio nació indio y vivió como indio. De pequeño no hacía más que balbucear, ya mayor hablaba menos; casi no emitía sonidos. De vez en cuando unos cuantos monosílabos. Su madre, Teodora, poco a poco se fue desacostumbrando a la voz del niño. Cuando adolescente, dejaba de hablar durante días. Conforme fue creciendo a todos se les fue olvidando cómo era su voz. El pueblo estaba acostumbrado a Rutilio, el mudo. Al único que no le parecía correcto era al nuevo maestro.

—El niño no habla y ya está grande para no hablar. ¿Es mudo? —reclamaba a Teodora.

—No creo, antes, cuando chamaco, hablaba. Ora no quiere, pero puede.

El maestro decidió que Rutilio necesitaba clases extra, por tanto, después de comer debía ir a casa del docente. Era una casa pobre, como todo el pueblo. Paredes de adobe y casi nada de luz. Este espacio contenía tesoros inimaginables para el niño. Una grabadora, por ejemplo.

Mientras recibía las lecciones, el maestro la encendía y eso, pensaba el callado alumno, iluminaba todo. Encontró una nueva adicción: la música. No le importaban las multiplicaciones; solamente quería oír esos ruidos que al combinarse creaban escenarios más grandes que los cerros o las estrellas. Notaba un cambio en su forma de ser a partir de las melodías que escuchaba: si tenían un tono melancólico le llenaban los ojos de lágrimas; cuando era música alegre no paraba de sonreír.

Ante los ritmos majestuosos le parecía necesario callar; callar para no estropear con palabras los sonidos tan hermosos. El trance que sufría cuando escuchaba una canción nueva podía durarle semanas. Teodora se entusiasmaba pensando que el nuevo Rutilio era distinto gracias a las clases. En parte era verdad y en parte no, porque de números y palabras sabía poco: con esfuerzo distinguía entre la A y la O. De Tchaikovsky conocía el nombre

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(le parecía chistoso que alguien se llamara de forma tan extraña), pero de su música lo quería saber todo. La diferencia entre el verdadero aprendizaje y los estudios académicos: la gula intelectual. El maestro pronto entendió la actitud de Rutilio: sus ojos estaban en el cuaderno pero la mente volaba hacia las notas musicales.

Dos meses después el maestro se fue, huyendo, acusado de arrancarle la pureza a una mujer del pueblo. Nunca se comprobó nada, pero ante el filo del machete la posibilidad de justicia desaparece. Rutilio era ajeno a los rumores: no le gustaba como se escuchaban las personas cuando cuchicheaban. Hermosa es la voz humana, reflexionaba Rutilio, para desperdiciarse en chismes. Estaba furioso porque el maestro se había llevado la grabadora. Tenía esperanza de encontrarla ahí, junto a todos los discos. Nada. Si era cierto lo de la muchacha, se había llevado una virginidad y una grabadora.

—Por la tarde Margarita va a declarar lo que pasó, así, enfrente de todos en la plaza —informaba Teodora, solemne. Su hijo, convertido a

su pasado de planta inerte. Sus ojos ya no hablaban ni su boca dibujaba sonrisas.

Rutilio casi no se acordaba de Margarita. Ella era mayor, unos tres o cuatro años. Recordaba su voz, suave. Hacía cinco años se había ido a trabajar a la cabecera municipal; un pequeño pueblo con aires de ciudad. Había regresado para las vacaciones cuando acusó al maestro. Rutilio seguía enojado con él por haberse ido sin dejar la grabadora. Quiso ir a la declaración pública de Margarita para saber si alguien tenía información sobre el paradero del profesor; más bien sobre el paradero de la grabadora.

La comunidad abarrotó la plaza, de un lado las mujeres y del otro los hombres, como es costumbre. Rutilio se quedó en el centro para escuchar mejor. Entonces apareció Margarita; un vestido azul delineaba una silueta de bellas f o r m a s . L o s m u r m u l l o s pararon, aunque las miradas eran mucho más penetrantes. Su piel morena contrastaba con el color del vestido, sus ojos grandes brillaban por el exceso de llanto. Los párpados,

hinchados, igual que la nariz; la trenza a medio peinar encarnaba tal melodrama que alejó toda sospecha de complicidad romántica con el maestro. Colocaron el micrófono en el centro, y el encargado la animó a que hablara. Inició entre balbuceos propios de quien tiene mezcla de vergüenza y ganas de llorar.

—Pobre chamaca, pero que cuente bien qué pasó, no se le entiende nada —refunfuñaba Teodora.

—El maestro me quiso enamorar y le dije que no —comenzaba el relato de la desvirgada, generando eco en toda la plaza—. Dijo que si no era por las buenas iba a ser por las malas. Como a eso de las tres de la tarde me mandó llamar, y fui, y en su casa me dio pulque y pues me perdí, y cuando desperté él ya no estaba y yo no tenía ropa.

Inmediatamente el encargado alejó a la niña del micrófono, gritó de coraje mientras levantaba el machete:

¡Ese maldito nos las va a pagar!

Los señores v i to reaban , l a s s e ñ o r a s s e preocupaban, y los n i ñ o s f e l i c e s porque no tendrían clases en un buen tiempo. Margarita

miró fijamente a Rutilio, después se alejó corriendo del lugar. Él fue siguiéndola.

En un momento especial se encontraron frente a frente, encajonados por las calles. Ella lo miró fijamente de nuevo. Rutilio no sabía lo que pasaba: escuchaba música que no existía. Margarita no escuchaba música: sentía necesidad de confesar su mentira. ¿Qué mejor confesor que un mudo?

—No le digas a nadie Rutilio, pero el maestro no me hizo nada: yo fui la que se le ofreció.

El pobre Rutilio no entendía lo que escuchaba porque de ella emanaba la música; sus palabras sobraban, era la tesitura en la voz, la suavidad de la pronunciación; todo en ella era armonioso, casi perfecto. Margarita continuaba con su declaración:

—Se negó a tocarme, a mí que estoy tan bonita, y pues por despecho lo acusé.

Rut i l io comprendía e l mensaje. Junto con eso asumió la

tristeza que implica escuchar una melodía perfecta y saber que no debe ser escuchada por él. Que esa música es de alguien más. Para él la música no es cualquier cosa, vincula colores, olores, sabores, recuerdos, todo en el instante; lo confuso cobra sentido, lo mágico se acerca como una deidad que susurra secretos en alguna lengua olvidada. En la

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música, Rutilio, se volvía gato, árbol, estrella. Oía su propia voz, la que nadie conoce, aunque no eran palabras los sonidos se hacían discurso. Si era cierto lo del romance de Margarita con el maestro, se había llevado una condena gratuita, una grabadora y un corazón.

Rutilio ya sabía que ella mentía en la plaza pública. Lo sabía también Teodora, porque las lecciones que recibía su hijo eran justamente a esa hora. Calló por pudor y para que Margarita no dejara de ser impura.

—Luego tienen problema para casarlas —afirmaba con sabiduría a la mañana siguiente, mientras Rutilio, mudo, comía escuchando —oyendo— las conclusiones detectivescas de su madre. Él no dejaba de pensar en lo que había sucedido la tarde anterior: la confesión de Margarita y la mutua promesa de no decir nada sobre el incidente con el maestro, sellada con un abrazo. Las lágrimas quedaron en la playera de Rutilio. Esas lágrimas le dolían como espinas. Una tristeza con sabor a instrumentos desafinados nublaba su buen juicio: Ella es una cualquiera, pensaba, que busca a un cualquiera para hacer cualquierhijos. Sin embargo, para mí no es cualquiera: para mí es única. Para mí, ella es música.

Margarita no aguantó mucho tiempo viva sin el hombre que amaba. A los dos meses de haber denunciado al maestro, decidió confirmar en acto el sentimiento de muerte. Escribió una carta con pésima ortografía declarando toda la verdad: “Lo unico malo quel hiso fue no quererme.” Tomó el revólver de su padre, colocándose el cañón en la boca. El sabor metálico le gustaba. Sujetó con los dientes el frío metal e intentó jalar el gatillo. Estaba temblando y sudando. Era un arma vieja, el gatillo estaba muy

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duro. Al final, escuchó la explosión del disparo, se asustó por el ruido pero fue el último sobresalto de su vida. La pared quedó cubierta de sangre. La cama también.

Rutilio recibió la noticia por parte de Teodora.

—Se mató la pobre. Dejó una carta bien triste de su amorío imposible con el maestro. Pobre de ese maestro. Ya te lo decía yo m’ijo: ese maestro era rebuena persona, pero estos testarudos que quieren matar a todo el que se fija en las mujeres que ni son d’ellos.

Acudieron al rito del entierro, como es costumbre. Rutilio ayudó a cargar el ataúd. Pesaba. Colocaba su oreja junto a la caja esperando escuchar algo de música. Nada. Antes de enterrarla se acercó al suelo para ver si encontraba un poco de sonido. Nada tampoco. Acabó ese día molesto con Margarita por haberse llevado dos veces su música, y con el maestro por haber enamorado a Margarita y por llevarse la grabadora.

Rutilio no volvió a emitir sonido alguno. Tampoco anheló escuchar ruidos en armonía. Rutilio nació indio y murió como indio, en silencio.

Callar es convertir el absoluto en Infierno.

FIN

¿Y M

orrissey, ap

á? Pues  con  eso  de  que  andaba  m

alo  de  la  úlcera  canceló  toda  su  gira  por  Norteam

érica,  dejando  plantados  a  todos  los  que  esperaban  su  presentación  en  el  Vive  LaTno  de  este  año  (y  de  paso  ocasionando  un  trem

endo  desgorre  con  la  logísTca).  Recientemente  se  ha  sabido  que  

ya  va  saliendo  del  hoyo,  pero  tal  parece  (y,  sí,  esto  suena  a  chisme  de  

revista  de  espectáculos)  que,  debido  a  su  condición,  Mozz  podría  

reTrarse  definiTvamente  de  la  cantada.  Su  m

ás  reciente  material  

discográfico,  Years  of  Refusal,  salió  al  mercado  en  2009,  y,  según  ha  

declarado  él  mism

o,  aunque  Tene  material  para  un  nuevo  disco,  luego  

de  que  su  contrato  con  Universal  Records  y  Front  Line  M

anagement  

expirara  nadie  se  ha  animado  a  decir  “yo  lo  produzco”.  Así  de  bonito  

debe  ser  trabajar  con  él.  

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Cierto  día  a  finales  del  verano,  Evangelina  hurgaba  entre  la  papelería  y  demás  chucherías  que  guardaba  en  su  habitación.  Buscaba  la  manera  de  poner  fin  al  desorden  que  caracterizaba  su  alcoba,  cuando  encontró  un  álbum  de  fotograKas  raído  y  sucio.  Lo  abrió  con  mucho  cuidado,  y  al  ver  las  imágenes  de  la  Terna  infancia  sonrió.  En  casi  todas,  ella  lucía  una  carcajada,  un  berrinche,  un  mohín  que  en  vano  trataban  de  ocultar  la  mirada  llena  de  tristeza  y  amargura.  A  su  lado,  siempre  sus  hermanos,  sus  juguetes,  o  sus  libros.  Y  detrás,  cual  sombra  adherida  a  su  espalda,  su  padre,  que  con  mano  firme  la  situaba  al  centro  de  las  fotograKas.  

 Después  del  álbum  siguieron  las  boletas  de  calificaciones,  que  desde  la  primaria  hasta  la  preparatoria  seguían  un  decadente  maratón;  desde  dieses  hasta  números  rojos.  Diplomas,  escritos,  dibujos,  diarios,  recuerdos…,  así  hasta  dar  con  el  acta  de  nacimiento.  

 —Éste  es  mi  origen  —pensó—,  esto  representa  la  época  en  la  que  yo  no  era  nada  más  que  una  bolita  de  carne  y  huesos,  sin  propósitos,  caídas,  recuerdos  o  sueños.  

 ¡Pensar  que  ahí  estaba  toda  su  historia,  contenida  en  una  montaña  de  papel!  

 Y  lo  que  faltaba…    Se  imaginó  su  habitación,  llena  a  rebosar  de  papel  y  Tnta.  Su  

historia  quedaría  grabada  en  papel,  pues  como  papel  había  comenzado,  mientras  que  ella  se  pudriría  en  vida,  haciéndose  cada  vez  más  vieja  hasta  converTrse  en  polvo…  

 —Pero  el  papel  también  se  deshace  —reflexionó—.  Y  como  se  deshace…  ¿Qué  pasaría  si  lo  quemo?  

 Removió  los  cachivaches  de  una  caja  hasta  dar  con  lo  que  deseaba;  el  encendedor  de  su  difunto  padre.  Prendió  fuego  a  una  esquinita  de  su  acta  de  nacimiento,  pensando  en  que,  a  fin  de  cuentas,  siempre  podía  sacar  una  nueva  en  el  registro.  

 Pero  no  hubo  otra:  una  brisa  entró  por  la  ventana,  arrancándole  la  hoja  de  las  manos.  Ésta  aterrizó  en  la  montaña  de  recuerdos  y  el  fuego  se  extendió  rápidamente  por  toda  la  casa.  

 Al  cabo  de  unos  días,  Evangelina  y  su  historia  quedaron  en  el  olvido.  

Diez y ocho de septiembre, 2011

Evangelina Lima Martínez

@EjValdés

#140  Probable historia de Juan y Pablo fueron los mejores de los amigos desde que se conocieron en el Tercero Rojo de la Escuela Primaria Real de las Margaritas. Todos los días, a la hora del recreo, se sentaban a comer sus respectivos almuerzos en un rincón del patio de juegos, conversando respecto a los muchos temas que ocupan la mente y el tiempo de los niños en edad escolar. Este hábito los persiguió a la secundaria y p e r s i s t i ó t a m b i é n d u r a n t e l a preparatoria y la universidad, en cuyas cafeterías intercambiaban anécdotas, confidencias, opiniones y diferencias. Hacia el final de sus vidas académicas el uno lo sabía todo del otro y a su vez el otro del uno, al grado que quienes los conocían solían bromear diciendo que los dos podrían intercambiar sus vidas y no habría gran diferencia. !

! Sin embargo, en la vida del hombre, por naturaleza, todo es finito, y los días de escuela de estos dos llegaron al punto y aparte la mañana en que cada cual recibió su título universitario y hubieron de dar ese enorme paso que separa al estudiante del adulto. Pablo consiguió trabajo como guardabosques en las comunidades montañosas al norte de la ciudad, mientras que Juan inició una p rometedora ca r re ra en l a administración pública. Fue aquélla la primera vez que esos dos, tan unidos que se les consideraba intercambiables, se!

separaron, y conforme las r e s p o n s a b i l i d a d e s y l a s o c u p a c i o n e s l o s f u e r o n absorbiendo, ambos sintieron como si un abismo se hubiese abierto entre ellos. !

! Pero es la amistad —según lo atestiguan numerosas novelas europeas del siglo XIX— un vínculo difícil de romper, y, estando tan habituados el uno al otro, tuvieron el ingenio y la voluntad para mantener vivo el contacto: una mañana, al llegar a su estación de vigilancia, Pablo se encontró con un sobre remitido por Juan; una carta. En ésta le contaba cómo iban las cosas en su empleo y otros pormenores de la vida diaria en la ciudad, con la cual el joven guardabosques se sentía cada!

vez menos familiarizado. Contento de saber de su amigo a través de la tinta y el papel, Pablo se dio a la tarea de redactar una contestación, relatando lo mucho que había aprendido de las montañas y sus gentes. !

! Dio así inicio un intercambio de correspondencia tan constante que los carteros de la ruta se extrañaban cuando no había carta de la ciudad al bosque o viceversa en varios días. De los dos el más prolífico era Juan, quien semana a semana escribía tres, cuatro, y hasta cinco páginas para su amigo, en las cuales vertía sus inquietudes, sus anhelos y sus expectativas para el futuro. Por su parte, Pablo, que siempre fue el menos expresivo, era breve en sus respuestas, pero no por ello desatento. Por lo menos durante los primeros meses, pues conforme Juan le hacía llegar cuartillas y más cuartillas llenas de relatos y reflexiones, él se percató que cada vez tenía mayores dificultades reteniendo cuanto leía. Este hecho quizá pueda atribuirse a las muchas preocupaciones que su trabajo conllevaba, pero lo cierto es que llegó a leer cartas enteras sin memorizar nada de lo que su amigo había querido decirle, y en ocasiones ni siquiera la relectura era de mucha utilidad. Si bien cada que encontraba en su buzón un sobre procedente de la ciudad una sonrisa embargaba sus labios, su capacidad para atender el contenido era drásticamente limitada: apenas completaba un par de renglones y el remanente del texto le parecía una interminable sucesión de caracteres ininteligibles. A pesar de esto, se esmeraba escribiendo respuestas a cuestiones que en su cabeza apenas eran vagas. !

!Si bien esto hubiese bastado para apaciguar una conciencia cualquiera, Pablo era la clase de individuo que siempre procura dar lo mejor de sí a los demás, y no queriendo seguir enviando a su amigo respuestas genéricas, se dio a la tarea de encontrar una solución a la problemática. Lo primero que hizo fue tomar una selección de cartas y sentarse a leerlas, y luego de repasarlas detenidamente llegó a la conclusión que la complicación no yacía en la prosa de Juan, tan bien lograda que resultaba conmovedora; el problema radicaba en que él, sin quererlo, desviaba su atención con tremenda facilidad. De pronto se encontraba leyendo cómo ya no permitían a Juan fumar en su café favorito cuando toda clase de pendientes y preocupaciones asediaban su mente: el todoterreno no tiene combustible, hay que comprar baterías para las linternas, se debe una mensualidad del equipo de comunicación, un cazador furtivo anda haciendo de las suyas en el bosque, y los señalamientos viales requieren otra mano de pintura. Entre otras cosas. Al final, lo que su amigo había escrito en los siguientes párrafos le había pasado totalmente desapercibido. !

!Se dio cuenta entonces que la única manera en que podía leer las cartas en su totalidad era haciendo un profundo esfuerzo mental; esfuerzo que tomaba tiempo; tiempo que, como guardabosques, no podía permitirse. “No tener tiempo para un amigo es lo peor que puede suceder a uno en la vida”, se reprochaba, al tiempo que las cartas de Juan se apilaban sobre su escritorio. !

!Entonces un día, mientras le curaba la pata a un mapache herido, figuró el!

remedio a la situación que tanta zozobra le causaba: hacer que Juan escribiera menos. La cuestión era cómo, pues aunque sonaba fácil, aquélla era la clase de cosa que requería un tacto delicado cual seda, pues no podía sencillamente decirle: “sé breve en tus cartas porque no puedo ponerte atención”. Semejante declaración desmoralizaría por completo a su alegre y entusiasta corresponsal, y el propio Pablo sabía que se vendría abajo si su querido amigo dejase de escribirle. De tal modo, se dispuso realizar un experimento. !

En  marzo  de  2013  las  diez  personas  más  seguidas  en  Twi<er  eran:  Jus?n  Bieber,  

Lady  Gaga,  Katy  Perry,  Rihanna,  Barack  

Obama,  Taylor  SwiL,  Britney  Spears,  

YouTube,  Shakira  y  Kim  Kardashian…  

¿Qué  tenemos  en  la  cabeza?  

!Haciendo acopio de las numerosas cartas que guardaba, una noche se sentó a leer cronómetro en mano, y así comenzó a monitorear sus intervalos de atención. Con la data que fue recopilando elaboró tablas, gráficos, y una serie de cálculos que recordaba de sus años en la preparatoria, y luego de un meticuloso y muy controlado análisis logró determinar el promedio de caracteres que era capaz de leer antes de que su mente desviara el rumbo: ciento cuarenta. Pero si alcanzar esta conclusión no había sido fácil, mucho menos lo sería lograr que Juan limitara su correspondencia a una longitud tan!aparentemente aleatoria. Además, ¿qué podía decir uno en tan poco espacio? !

!Si bien en un principio aquello le pareció inviable, Pablo pronto se descubrió a sí mismo plasmando sus ideas y tareas en breves notas al interior de su organizador personal, y lo que era más: comunicando instrucciones a sus subordinados en este nuevo y limitado formato, que resultó tan eficaz, eficiente, y a veces divertido, que pronto toda la patrulla del bosque lo estaba empleando. Por motivos hoy olvidados, estos mensajes comenzaron a ser conocidos entre los usuarios como “gorjeos”, y su popularidad pronto se extendió a los pueblos de la montaña e incluso a las ciudades más allá de ésta. !

!Al cabo de un mes, más de medio estado “gorjeaba”, y no tardaron los medios de información en hacer notas y artículos respecto a esta nueva moda. Fue precisamente un periódico local el que difundió el rumor de que este formato de comunicación había sido inspirado por el ave típica de los bosques de la región: el arrendajo azul, que también era la mascota del heroico cuerpo de guardabosques. A partir de entonces ésa fue la teoría más popularmente aceptada respecto al origen de estos breves pero pegajosos mensajes. !

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!Pablo, por su parte, se enteró de todo esto con un dejo de decepción, y nada hizo por que se supiera que él era el autor intelectual y material de los “gorjeos” que todos disfrutaban. Incluso, a modo de protesta silenciosa, comenzó a girar a sus compañeros comunicados más largos y elaborados; sus compactas respuestas únicamente acentuaban su frustración. !

!Pero ocurrió que una mañana, cuando Pablo revisó su buzón, encontró entre la correspondencia un pequeño sobre procedente de la ciudad. La manera tan pulcra en que habían escrito su nombre y su dirección en una de las esquinas delataba al remitente: Juan. La sorpresa del guardabosques se maximizó cuando descubrió que el contenido del envoltorio era una sola hoja de papel, arrancada de un cuaderno italiano, en la cual su amigo, con su estilizada y elegante caligrafía, había plasmado un mensaje de exactamente ciento cuarenta caracteres, sugiriendo que sería divertido dejarse llevar un poco por la moda. !

!¡Con qué alegría respondió Pablo a este mensaje! A partir de entonces los dos reanudaron su comunicación con tremendo ímpetu, y llegaron a intercambiar tantos “gorjeos” que, a ratos, sentían como si!estuvieran de vuelta en el patio de la escuela, comiendo sus emparedados a la sombra de un árbol. !

!La amistad entre Pablo y Juan se prolongó durante varios!

En  febrero  de  2013  

Twirer  tenia  registrados  más  de  200  millones  de  usuarios  

PRÓXIMAMENTE    EN  CONCIERTO  

The  Killers  13  de  abril.  Foro  Sol.  

The  Cure  21  de  abril.  Foro  Sol.  

Lacrimosa  13  de  abril.  Auditorio  

Blackberry  

Cradle  of  Filth  11  de  abril.  Circo  

Volador.  

Devin  Townsend  12  de  abril.  El  Plaza.  

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años más, hasta que éste sucumbió a un terrible caso de cáncer de pulmón, pero a modo de epílogo aún resta narrar una última aventura que arrojará luz respecto a lo que sucedió con los “gorjeos” más adelante. Lo que sigue deberá interpretarse a discreción: una tarde, mientras Pablo patrullaba su sector del bosque, recibió una alerta desde la base informándole sobre un accidente en una barranca muy cerca de su posición. Raudo, se dirigió a la escena, y allí se encontró con que un automóvil se había ido cuesta abajo. Valiéndose de sus talentos para el montañismo, descendió por las empinadas rocas y al interior del vehículo deshecho encontró a un muchacho, herido pero en una sola pieza. La manera en que pidió ayuda, jadeando aún por el dolor, le delató extranjero. El habilidoso Pablo se las apañó para sacarlo de entre los metales retorcidos, y luego de aplicarle un torniquete en su pierna sangrante pidió apoyo a su unidad; de ninguna manera podría escalar de vuelta llevándole a cuestas. Se confirmó que la ayuda iba en camino, pero el muchacho se mostraba desesperado, repitiendo en su lengua que moriría. Quer iendo t ranqui l izar lo, Pablo comenzó a hablarle sobre su amigo Juan , l a co r respondenc ia que intercambiaban, y cómo la gente de la región se comunicaba en mensajes limitados a ciento cuarenta caracteres. Esto último causó gracia al chico, quien, más relajado, se identificó como un universitario que vacacionaba por aquellos rumbos en lo que figuraba qué hacer de su vida. La charla que siguió a esto fue tan grata que cualquiera!

hubiese dicho que los dos estaban sentados en un bar, tomando unas cervezas, y no al fondo de una barranca, junto a un coche volcado. !

!Al cabo de unos minutos llegaron la ambulancia y el equipo de rescate. Pablo acompañó al muchacho hasta que lo aseguraron a la camilla del transporte, y antes de que se lo llevaran al hospital quiso saber su nombre. Ante esta cuestión, el joven universitario estrechó fuertemente su mano, le dio las gracias, y se presentó: Jack Dorsey. !

#FIN

EN L

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ANGEL HIPSTER HEAD

Marco Andrés

“I saw the best minds of my generation destroyed

by madness…”

HIPSTER 3   de   junio   de   1926.   Correspondencia  divina.   Señor,   tiene   un   nuevo   hijo   a   su  servicio.  Correspondencia  cancelada.  ¿Cuál  señor?   ¡Señor  Ginsberg,   felicidades  por  su  segundo  hijo!  ¿Cómo  se  encuentra  Naomi?  No  hay  un  vivo  que  recuerde  el  año.  

  Bueno,   de   hecho   no   encontré   a  alguien   capaz   de   decirme   en   qué   año   fue  que   nuestro   personaje   conoció   la   poesía  por  primera  vez.  Lo  que  sí  puedo  escribir  es   que   en   Newark,   New   Jersey,   nació  América.   “It   occurs   to   me   that   I   am  America.”  Su  nombre   fue  Allen  Ginsberg,  un  hombre  que  desa\ió  la  clasi\icación.  

  En   la   segunda   década   del   siglo   XX,  así   como   por   un   lado   se   destruían   y  reconstruían   naciones,   en   las   calles   que  alojaban  el  hogar  de  sus  dos  hijos,  Louis  y  Naomi   Ginsberg   leían   a   los   suyos  fragmentos  de  los  más  reconocidos  poetas  de  su  tiempo.  Fue  una  simple  cuestión  de  tiempo  para  que  en  las  calles,  el  salón,  y  entre  cómplices,  Allen  Ginsberg  se  destinara  a  ser  lo  

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que  con  su  vida  nació:  poeta.  Su  héroe   de   la   infancia:   Edgar  Allan  Poe.  

  La   escuela   no   fue   de  mucho  citar.  Salvo  que  cuarenta  y   seis   años  después  de  1926   él  cofundó   una   para   promover   la  enseñanza   y   difusión   de   la  g e n e r a c i ó n   B e a t ,   q u e ,  regresando   al   orden   de   la  historia,   para   sus   jóvenes  dieciocho   años   le   era   aún  desconocida.   Es   cierto,   fue   a   la  universidad   y   lo   suspendieron  por  escribir  obscenidades  en  las  ventanas.   En   esa   época   de  universidad,   blues   y   amigos  conoció   a   dos   personas   que   le  acompañarían   el   resto   de   su  vida:   William   S.   Burroughs   y  Jack  Kerouac.  Seducido  ya  por  la  prosa   de   Walt   Whitman,   la  in\luencia   literaria  de   su  padre,  y   sus   escritos   informales,  comenzó  sus  primeros  textos.  

It occurs to me that I am America.

  En   1945   terminaba   la  guerra;   el   mundo   celebraba   y  

adolecía.   Ese   mismo   año   Allen   Ginsberg  compartía  habitación  con  un  hombre  que  le  dio   mucha   guerra   y   poca   paz.   Su   primer  amor,   el   más   ambiguo   de   todos:   Neal  Cassady.   A   veces   criminal,   otras   veces  vagabundo,    en  su   tiempo   libre  amante.  Un  prófugo  de   la  moral  de  su   tiempo.  Él,  como  sus   amigos,   fueron   eternos   nómadas   de  historias   y   países.   En   cuestión   de   meses,  uno  de   ellos   plantaba  marihuana   en  Texas,  mientras  el  otro  se  acostaba  con  un  tercero  en   Nueva   York   para   partir   a   la   semana  siguiente  a  Denver.  Y  dejar  corazones  rotos  en  el  camino.  

 “Yo  lo  vi.  Era  la  voz  de  William  Blake.  Su   voz   se   mezclaba   en   el   irrelativo   e  inmenso  universo.  Erguido  ahí  estaba  aquel  poeta,   leyendo   mi   poesía.”   Fue   una   visión  que,  en  sus  palabras,  ni  las  drogas  pudieron  revivir.  Poca  gente  conocía  a  Allen  Ginsberg  en   esos   años,   y   de   haberlo   hecho   lo  hubieran  juzgado  de  loco.  Días  antes  de  esta  

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visión,   su  madre   sufrió  una   lobotomía  y   fue   internada  en  un  psiquiátrico.  Un  año  más  tarde,  él  también  ingresó  a  uno.  

 El  psiquiátrico  no  fue  un  lugar  sencillo.  Después  de  un  accidente,  la  mercancía  robada   en   el   auto   chocado   fue  motivo   su\iciente   para   una  detención.   Sin   escuela,  trabajo   o   más   sustancia   que   sus   poemas,   fue   ingresado,   y   en   su   primer   día   de  estancia  conoció  a  Carl  Solomon.  Almas  gemelas.    

  Una   vez   fuera   del   psiquiátrico,   Ginsberg  reemprendió  su  viaje.  

Carl Solomon, I’m with you in Rockland, where you’re madder

than I am... I’m with you (...) in my dreams.

  Durante   la   temporada  nómada,  William  S.  Burroughs   y   Allen   Ginsberg   tuvieron   un   affaire.  En   efecto,   hubo   amor,   pero   fue   \inito.   Citando   a  Lord  Byron:  “débil  es  la  carne…”  Y  lo  que  la  carne  hizo   quedó   en   cartas;   correspondencia   que  atestigua   la   relación   de   ambos.   En   cuestión   de  meses,   el   amorío   terminó.   William   se   fue   a  Marruecos,  Allen  regresó  a  San  Francisco.  

 Reanudó  sus  estudios  en  el  instituto  con  un  nuevo  hombro  a   su   lado:   su  mentor  William  Carlos  Williams,   con  quien  se  había   presentado   solo   unos   días   atrás   en   Nueva   York.   Él   se   encargó  de  hundirlo  en  las  letras  y  de  enseñarle  a  nadar  en  los  círculos  artísticos  de  su  época.  En  el  transcurso  de  su  educación,  sus  amigos  Burroughs  y  Kerouac  publican   sus   primeros   libros,   y   se   mudan.   Nómadas   ellos,   nómada   él,  regresan  a  Nueva  York,  y  posteriormente  se  mudan  a   la  Ciudad  de  México  (para  dar  fe  de  ello,  léase  Mexico  City  Blues,  de  Jack  Kerouac)  

 Hacia  1955  el   trabajo  de  Ginsberg   incrementa  más  y  más,  y  durante  sus  viajes  escribió  poemas  que  más  tarde  formarían  parte  de  sus  antologías,  como   “Sándwiches   de   realidad”.   En   sus   viajes   al   norte   escribió  The   green  automobile   y   en  México  Siesta   in   Xibalba.  Sí,   ya   comenzaba   a   germinar   un  notable   capítulo   en   la   literatura   norteamericana.   ¡Vaya   año   determinante!  En   el   departamento   de   un   pintor,   nuestro   poeta   nómada   conoce   a   Peter  20

Orlovsky.  Delirium  tremens.  Le  hizo  el  amor,  y  lo  hizo  poeta.  

 En  efecto,  el  \lechazo  fue  inmediato.  De  1954  hasta  1997,  Peter  Orlovsky  fue  el   compañero   de   vida   de   Allen   Ginsberg,   pero   incluso   para   que   ellos   lo   supieran  pasaron  varios  años.  Y  entre  esos  años,  varios  viajes.  Era  un  buen  tiempo  para  ser  famoso.   Después   de   meses   de   arreglos   y   desacuerdos,   Allen   Ginsberg   parió   la  revolución.   Con   una   considerable   antología   de   poemas   realizada,   se   organizó   la  noche  de  lectura  en  la  galería  6.  Y  ahí,  se  dice,  nació  el  movimiento  beat.  Llamado  así   en   boca   de  Ginsberg   por   la   oleada   de   personas   que   querían   ser   publicadas,   y  también  por  el  estilo  de  lectura  y  escritura  que  conformó  los  poemas.  

  Y   sí,   es   cierto   que   Ginsberg   parió   esa   noche,   pero   también   aulló.   Y   no   fue  cualquier  aullido,  sino  “HOWL”.  Un  poema  que  dio  bastante  de  qué  hablar,  juzgado  en  su  Tempo  peor  que  el  pecado  y  hoy  considerado  uno  de  los  mejores  ejercicios  literarios  de  las  letras  americanas.  El  poema  se  consTtuye  en  tres  partes,  unas  escritas  a  mano,  otras  a  máquina,  otras  con  peyote  en  un  rincón  hotelero  de  California.  

  Y   el   aullido   estremeció   con   tal   potencia   que   hasta   los   oídos   de   la   corte   llegó.  Unos   meses   después   el   poema   fue   publicado,   y   días   más   tarde   fallece   la   madre   de  Allen,  quien  sin  embargo  vivió  de  sobra  en  los  trabajos  de  su  hijo.    Entre  el  éxito  público  y   la  muerte   de   su   progenitora,   el   nómada   se   fue   a  Marruecos   y   a   Europa   junto   con  Orlovsky.   Mientras   ellos   recorrían   las   calles   de   París,   en   un   juzgado   californiano   se  presentaba  una  demanda  contra  la  editorial  por  publicar  un  poema  tan  obsceno.  Meses  después   se   determinó  que   la   libertad  de   expresión   era   propia   de   una  nación   libre.   Y  aunque  a   la  fecha  el  poema  no  se   libra  de   juicios  y  prejuicios,   la  corte  determinó  que  éste  no  era  obsceno,  y  que  Ginsberg  no  tenía  culpa  alguna.  

  En   1957  William   S.   Borroughs   y   Allen   Ginsberg   se   establecen   en   la   rue   git   le  Coeur,   París,   posteriormente   conocida   como   “el   siTo   beat”.   Conocido   el   aullido,   su  autor,   y   sus   compañeros,   el   término   se   vuelve   un   integrante   más   del   vocabulario  bastante   popular   para   la   década.   En   adelante,   la   ya   parida   generación   crece   entre  poemas,  novelas  y  epitafios.  

  Ese  mismo  año  Allen  escribió  Kaddish,   una  bendición  maternal.  Considerado   la  segunda  obra  con  más  peso  del  poeta,  este  texto  ilustra  los  periodos  de  inestable  salud  de  su  madre.  Con  un  teatro  lleno,  Allen  recita  éste  y  otros  poemas  en  público.  Su  padre  estuvo  presente.    ”Haz  fama  y  échate  a  dormir.”  El  caso  fue  que    Ginsberg  no  durmió:  voló.  

 Un  año  después,  Ginsberg  es   editado,   re-­‐editado  y  publicado.  Un  héroe   con  ropa  de  segunda  mano,  cuentos  urbanos  y  expresiones  poco  familiares.  De  ahí  viene  un  largo  periodo  de  viajes:  Marruecos,  Grecia,  Italia,  Turquía,  Israel,  África  del  Este,    

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India.   INDIA.   ¿Qué   hubiera   sido   de   Ginsberg   sin   India?   Territorio   fértil   para   sus  poemas   y   posterior   \iloso\ía.   Junto   con   Kerouac,   se   acercó   bastante   al   modus  paci\ista/budista,  expresiones  claras  en  sus  poemas  “Song”  y  “Sun\lower  Sutra”,  por  mencionar  algunos.  

  Sus   poemas   no   fueron   solamente   producto   de   sus   viajes.   Ginsberg   fue  multitasking:   compositor,   cantante,   fotógrafo…   No   por   nada,   después   de   las  bibliotecas  públicas,  el  FBI  guarda  uno  de  sus  dossiers  más  sustanciosos;  al  gobierno  estadunidense   no   le   caía   bien   un   alegre   cantante   que   luchaba   a   favor   de   los  derechos  homosexuales,  el  LSD  y  la  prohibición  de  la  guerra.  

 Más  tarde,  en  Inglaterra  conoce  a  Bob  Dylan;  se  llevaron  muy  bien.  Esa  misma  noche,  \iesta  con  los  Beatles.  Las  primeras  palabras  que  Allen  dirige  a  John  Lennon:  “¿has   leído   a   William   Blake?”   Pícaro.   También   se   hizo   buen   amigo   de   Paul  McCartney.  Años  más   tarde  hicieron  una   canción   juntos,   al   puro   estilo  beat:   “The  Ballad  of  the  Skeletons”.  

 Para  1972  ya  no  hubo  censura,  sino  el  premio  al  libro  de  poesía  del  año:  The  Fall  of  America.  En  el  transcurso,  fue  detenido  en  Washington,  llevado  a  sentenciar  a  la  corte  y  visto  en  marchas  a  favor  de  los  psicoactivos.  

 En  1985,  con  numerosos  volúmenes  de  poesía  publicados,  se  volvió  profesor  en  la  Universidad  de  Brooklyn.  Su  primer  trabajo  profesional  pagado.  El  Teatro  de  Nueva  York  decide  adaptar  su  poesía  al  escenario.  Una  vez,  bien.  Dos  veces,  mejor  

 En  la  última  década  del  siglo  XX  se  abre  una  retrospectiva  a  su  vida  y  obra.  Aunque   la  generación  beat  ya  no  seguía  vibrando,   allí   estaba   aún:   canosa,  orgullosa,   con   cirrosis,   o   muerta,   pero  aún   estremeciendo   a   la   nación.  Claramente   Allen   Ginsberg   no   fue   el  héroe  que  América  esperaba,  pero  sí  uno  que   le   escupió   varias   veces   en   la   cara.  Falleció   el   5   de   abril   de   1997,   entre  amigos  y  amores.  

que  bien.  Es  un  éxito.  Lo  único  en  lo  que  falla  es  en  dejar  de  ser  detenido.  

“Nunca seré normal.”

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La  canción  que  suena  en  el  comercial  de  televisión  se  llama  “Hanging  On”  y  la  canta  Ellie  Goulding.  Por  si  la  quieres  bajar...  

Pues  por  fin  salió  a  la  venta  la  sépTma  entrega  en  la  franquicia  de  God  of  War,  muy  convenientemente  subTtulada  Ascension,  la  cual  sirve  como  precuela  a  toda  la  serie.  Situado  una  década  antes  de  los  acontecimientos  del  primer  juego,  este  wtulo  arranca  con  Kratos  aprisionado  en  la  Ciudad  de  los  Condenados,  esto  como  casTgo  por  haber  roto  su  juramento  de  sangre  con  Ares,  dios  de  la  guerra,  luego  de  que  éste,  mediante  engaños,  lo  orillara  a  asesinar  a  su  propia  familia.  Mirando  en  retrospecTva,  descubrimos  que  el  capitán  espartano  ha  estado  colaborando  con  Orkos,  el  guardián  de  los  juramentos,  para  impedir  que  Ares  y  las  Furias  se  hagan  del  control  del  Olimpo,  siendo  éstas  las  principales  antagonistas  del  juego.  

de  este  juego  ponían  el  punto  final  a  la  travesía  de  Kratos.  En  un  principio  se  manejó  la  idea  de  que  el  Fantasma  de  Esparta  podría  viajar  por  el  mundo  para  enfrentar  a  los  dioses  de  otros  panteones,  pero  afortunadamente  no  fue  así  y  lo  que  hemos  tenido  desde  entonces  son  historias  intermedias  como  Ghost  of  Sparta  y  precuelas  como  lo  es  Ascension.  Y  vete  a  saber  lo  que  vendrá,  después  de  todo,  la  mitología  griega  Tene  un  chingo  de  donde  rascar.  

 Luego  del  tremendo  éxito  críTco  y  comercial  de  God  of  War  III  en  2010,  lo  único  que  los  desarrolladores  en  Santa  Monica  y  Sony  tenían  claro  era  que  habría  más  incursiones  en  el  universo  de  GOW;  lo  que  no  sabían  era  de  qué  Tpo,  pues  los  eventos  

 Por  si  te  lo  estás  preguntado,  el  gameplay  es  prácTcamente  idénTco  a  los  juegos  anteriores,  con  una  que  otra  cosita  nueva,  las  gráficas  están  muy  bien,  pero  la  historia  y  la  dificultad  no  llegan  a  lo  que  se  vio  en  GOWIII.  Si  eres  fan  de  la  saga  te  lo  recomiendo,  aunque  ten  en  cuenta  que,  como  todos  los  wtulos  de  esta  franquicia,  de  pronto  se  siente  como  más  de  lo  mismo.  

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Caldo de Gallina *  Jesús Manuel Torres Medina

 —¿Tú  las  matas?  

 —Sí,  aprovecho  en  lo  que  mi  mamá  va  al  mercado  pa’  darles  cuello.  A  ella  no  le  gusta  verlas  morir.    

 —¿Qué  sientes?    

 —¿De  qué?    

 —Cuando  las  matas.    

 —Te  lo  voy  a  decir  nomás  porque  eres  mi  cuate:  siento  placer.    

 La  mamá  de  mi  amigo  Pepe  hacía  los  mejores  caldos  de  gallina  del  mundo.  Bueno,  tal  vez  no  del  mundo,  pero  sí  de  toda   la   colonia.   Siempre   me   pregunté  por   qué   la   señora   no   los   vendía,   se  hubiera   hecho   rica   luego   luego.   Varias  

veces   fui   a   comer   con  ellos.   En  una  ocasión   le  pregunté  a  Pepe  por  el   secreto  de   los  caldos.    

 —Yo   las  compro  vivas  en  el  mercado  de  Sonora,   las  pongo  en  el  gallinero  de   la  azotea  y  les  doy  su  maíz  pa’  que  engorden.  Lo  demás  es  cosa  de  mi  mamá.    

 —Ya  coman  o  se  les  va  a  enfriar  el  caldo.    

 —A  él  no  le  gusta  lo  caliente,  ma.    

 —¿De  veras?    

 —Sí  señora,  tengo  la  lengua  muy  sensible.    

 —Dice  que  lo  único  que  le  gusta  caliente  son  las  mujeres.    

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  —¡Pepe!   Respeta   a   tu   amigo   y  respétame  a  mí.  

 —Ta’  bien,  ma.    

  Pasaron   varios   días   hasta   que  me   encontré   a   la   señora   en   el  mercado   y   me   invitó   a   comer   su  famoso   caldo.   Por   supuesto   que  acepté   y   hasta   le   cargué   la   canasta.  Llegamos  y  Pepe  no  estaba  en  la  casa.  Buscamos  en  el  paTo,  en  la  cocina,  en  su   cuarto   y   nada.   “Ha   de   estar   en   la  azotea”.  La  seño  le  iba  a  gritar  cuando  escuchamos   un   fuerte   cacareo.  Subimos  a  la  azotea  y  ahí  estaba  Pepe  con   los   pantalones   abajo,   la   gallina  ensartada   entre   sus   piernas   con   la  cabeza   colgando,   las  manos   de   Pepe  llenas   de   plumas   y   sus   ojos   cerrados  de  placer.    

A mí nadie me dice “gallina”.

¿Qué parloteas, McFly?

¡Que soy una bella mariposa, Biff!

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Por   fin   se   me   hizo   ver   Gangster   Squad,   cuyo  estreno   estaba   programado   para   sepTembre   del  año   pasado   pero   hubo   de   aplazarse   hasta   este  enero   luego   del   Troteo   en   el   cine   de   Aurora,  Colorado   (también   hubieron   de   hacerle  cons iderables   edic iones,   pues   la   c inta  originalmente   contemplaba   un   enfrentamiento  armado  en  una  sala  de  proyección  —qué  cosas—).  Si   bien   no   estaba   del   todo   familiarizado   con   la  trama  de  esta   cinta,   lo  que  me  atrajo  desde  que  empecé  a  ver   los  afiches  en  diversos  cines   fue  el  reparto   que   ostentaba,   empezando   por   Ryan  Gosling.   Sin   embargo,   debo   decir   que   todos   los  actores   lucen   en   sus   interpretaciones   y   que   el  resultado  de  esta  amalgama  de  talentos  es  una  de  las  películas  más  deliciosas  que  he  visto  en  lo  que  va  de  2013.  Y  diré  por  qué.    

E.J. Valdés

  Comienzo   comentando   que   yo   no   era   fan  de   Josh   Brolin   hasta   que   lo   vi   interpretar   a   la  versión  joven  de  K  en  Men  in  Black  III,  pues  hasta  entonces  la  única  impresión  suya  que  tenía  era  su  parTcipación  en  la  desatrosísima  Jonah  Hex,  cinta  que   ni   los   encantos   de   Megan   Fox   pudieron  salvar.   Pero   en   Gangster   Squad   hace   un  estupendo   trabajo   como   John   O’Mara,   el   policía  duro  y  honesto  que  no  se  va  a  quedar  cruzado  de  brazos  mientras  el  villano,  Mickey  Cohen,  hace  de  la  ciudad  su  pastel,  y  para  aguarle  la  fiesta  reúne  a  un   equipo   de   jusTcieros   dispuestos   a   salirse   del  margen  y  ensuciarse   las  manos  para  desmantelar  la   operación   de   la   pandilla   más   lucraTva   de   Los  

CINE�

Ángeles.   Fedora   y   gabardina  bien  puestos,   Brolin   es   tremendamente   convincente  como  el   héroe  de   la   película,   y   no   creo  morderme   la   lengua   cuando  digo  que   su  personaje   es   todo   lo   que   el   Dick   Tracy   de   Warren   Beary   no   fue.   Simplemente  genial.    

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 Por  otro  lado  está  el  segundo  a  bordo,  y  el  que  en  mi  opinión  es  uno  de  los  talentos  más  menospreciados  de  su  generación:  Ryan  Gosling.  Si  bien  la  carrera  de  este  sujeto  no  abarca  una  amplísima  filmograKa,  la  mayoría  de  los  proyectos  en  que  se   ha   involucrado   han   sido   sumamente   interesantes,   siendo   uno   de   los   más  aclamados  Drive  (cinta  que  pasó  inexplicablemente  desapercibida  a  gran  parte  del  público   en   su   año).   En   lo   personal   soy   seguidor   de   este   actor   desde   que   lo   vi  haciéndole  frente  a  Anthony  Hopkins  en  Fracture,  y  encontrar  su  nombre  entre  los  créditos   de   Gangster   Squad   fue   lo   que   me   convenció   de   echarle   un   ojo.   Su  actuación   en   esta   película   está   a   la   altura   de   lo   que   nos   Tene   acostumbrados,  encarnando  en  esta  ocasión  a   Jerry  Wooters,  el  policía   joven  y  bien  parecido  que  nada   se   toma   en   serio   hasta   que   un   dramáTco   giro   de   eventos   lo   hace   sentar  cabeza  y   se  une  al  equipo  de  “intocables”  de  O’Mara.  Asimismo,   su   romance  con  Grace  Faraday,  el  personaje  de  Emma  Stone,  es  uno  de   los  conflictos  secundarios  de  la  cinta.    

 Hablando  del  rey  de  Roma  (o,  en   este   caso,   de   la   reina),   Emma  Stone   evoca   todo   el   glamur   de   las  sirenas   del   cine   de   mediados   del  siglo   XX,   y   su   personaje,   Grace,  a t r a v i e s a   u n a   r a d i c a l  transformación  en  el   transcurso  de  la  película,  pasando  de   ser   la   chica  que,  no  habiendo  encontrado  en  la  ciudad  fama  y  fortuna,  se  contentó  con   ser   la   novia   trofeo   del   chico  malo  número  uno  del  pueblo,  a  ser  la   damisela   en   apuros   y   eventual  tesTgo   clave   en   el   caso   contra  Cohen.    

  Pero   el   que   a  mi   parecer   se  roba   las   cámaras   en   Sean   Penn,   a  quien   le   toca   interpretar   al   villano  Mickey   Cohen.   El   papel   está   tan  bien   logrado   que   me   atrevo   a  

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pensar   que   el   hombre   debió   prepararse   estudiando  las   biograKas  de   los   viejos   capos  prohibicionistas   de  Boston   y   Chicago,   y   que   quizá   también   pasó   días  viendo   algunas   ilustres   películas   de   mafiosos.   Su  personaje   es   uno   de   los   antagonistas   más  carismáTcos  que  se  han  visto  en  un  thriller  de  crimen  en   un   buen   rato,   llegando   a   ratos   a   evocar   la  arrogancia   y   el   senTmiento   de   invulnerabilidad   de  Toni  Montana  (Al  Pacino),  o  incluso  del  mismísimo  Al  Capone.  Sean  Penn  nos  Tene  habituados  a  excelentes  interpretaciones,   y   ésta   no   es   la   excepción,   pues   el  hombre   se   transforma   ante   la   cámara:   la   voz,   los  modales,   la   mirada,   la   gesTculación…   Todo   ello   se  conjuga  en  un  trabajo  de  primera.    

  Otros   talentos   muy   dignos   de   mención   son  Nick   Nolte   como   el   jefe   de   policía   que   busca  enderezar  la  ciudad  (aunque  por  las  malas),  Giovanni  Ribisi   como   el   geek/espía   de   comunicaciones   del  equipo,   y   Robert   Patrick   (alias   T-­‐1000)   como   un  veterano  pistolero  aparentemente  salido  de  los  pulps  y  westerns  de  principios  del  siglo  XX.    

  La   producción  de   la   película   es   sorprendente,  haciendo   gala   de   una   meTculosa   atención   a   los  detalles,   siendo   el   resultado   calificable   como   “un  filme  de  época”.  Las  escenograKas,   los  vestuarios,  el  vocabulario   (una   sorpresa   encontrar   la   palabra  “ou~it”  en  su  contexto  temporal),  y  hasta  las  botellas  de   cerveza   y   refresco   son   consistentes   con   la   época  en  que  se  sitúa  la  acción.  Esto  es  digno  de  un  aplauso.    

 Mucho  críTcos  no  han  tenido  comentarios  tan  favorables   respecto   a   Gangster   Squad,   sin   en  embargo,   en   lo   personal   la   disfruté   mucho   de  principio  a  fin,   la  recomiendo,  y  si  me  pidieran  darle  una   calificación  del   uno   al   diez  me   inclinaría   por   un  ocho  morocho.    

Otras

pelis

de ma

fiosos

que a

huevo

debe

s ver:!

The  Go

dfather  

Good

fellas  

Casin

o  Scarface  

Bugsy  

28

En febrero pasado Haruki Murakami anunció el lanzamiento de su primer novela en poco más de tres años, la cual llevará por

titulo El Descolorido Tsukuru Tasaki y el Año de su

Peregrinación. La fecha tentativa de publicación en inglés es el 14

de abril de este año, y Amazon.com ya reporta un estimado de diez mil copias reservadas. La traducción al

castellano se espera para finales de 2013.�

Horizontales  1.  Apellido  del  asesino  de  California  llamado  “Night  Stalker”  o  “Walk-­‐in  Killer”.  Inv.  2.  Apellido  del  asesino  de  Winsconsin  famoso  por  haber  confeccionado  toda  clase  de  arwculos  con  los  restos  de  sus  vícTmas.  Inv.  3.  Apellido  del  asesino  de  la  novela  Psycho,  de  Robert  Bloch.  Inv.  4.  Apellido  del  asesino  conocido  como  “Buffalo  Bill”  en  la  novela  Silence  of  the  Lambs,  de  Thomas  Harris.  Inv.  

Ver?cales  1.  Presunto  primer  nombre  del  asesino  británico  denominado  “the  ripper”.  2.  Apellido  del  asesino  estadounidense  conocido  como  “el  vampiro  de  Brooklyn”,  famoso  por  canibalizar  a  una  niña  en  1928.  Inv.  3.  Asesino  estadounidense  que  escapó  dos  veces  de  custodia  antes  de  ser  condenado  a  la  silla  eléctrica  en  1989.  Manejaba  un  vocho.  4.  Primer  nombre  de  la  asesina  condenada  a  muerte  por  el  asesinato  de  siete  hombres  en  Florida.  Charlize  Theron  la  encarnó  en  una  película.  Inv.  5.  Nombre  del  payaso  al  que  John  Wayne  Gacy  interpretaba.  6.  Primer  nombre  del  asesino  francés  del  siglo  XV  que  luchó  junto  a  Juana  de  Arco  en  la  Guerra  de  los  Cien  Años.  Inv.  7.  Sobrenombre  del  asesino  serial  que  operó  al  norte  de  California  en  los  60  y  70  y  que  nunca  fue  capturado.  En  inglés.  Inv.  8.  Apellido  de  la  condesa  húngara  de  quien  se  decía  se  bañaba  en  la  sangre  de  vírgenes  para  preservar  su  belleza.  Inv.  

C R U C I G R A M A El güey que hace la sopa de letras se enfermó, así que este mes te traemos un bonito crucigrama para que demuestres cuánto sabes de asesinos seriales.

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AUTORES

Jesús  Manuel  Torres  Medina     Estudiante   de   la   Licenciatura   en   Creación   Literaria   en   la  UACM,   plantel   Del  

Valle.  Originario  de  la  Ciudad  de  México.  

Marco  Andrés     Letrófago  y  pasajero  emparentado  con  el  axolote.  Un   intento  de  genio  y  un  

fallo  de  figura  con  gusto  por  el  arte,  fuera  de  una  fría  sepultura.    

José  Fernando  García  Arellano     Incipiente   escritor,   cronista   de   la   Ciudad   de   México,   revolucionario   y  

socialmente  incómodo.  Escribe  para  SPD  NoTcias  y  otros.  

E.J.  Valdés    Tu  amigable  escritor  de  vecindario.  Colaborador  del  blog  de  opinión  Effetá  y  

locutor  del  programa  radiofónico-­‐literario  Códex,  en  Radio  Plaza   Juárez.  Seis  veces  ganador  de  premios  de  creación  literaria  del  ITESM.  Renombrado  perverTdo.  

Evangelina  Lima  Marinez    Oriunda  de  Nuevo  Laredo,  Tamaulipas,  actualmente  radica  en  Naucalpan  de  

Juárez,  Estado  de  México.  Trabajó  como  animadora  a  la  lectura  en  Estación  Palabra  y  ha  tomado  diversos  cursos  de  creación  literaria.  Ha  publicado  en  revistas  literarias  de  Texas  y  Tamaulipas.  

Asmara  Gay     Poeta,  narradora  y  ensayista.  Estudió   la  Maestría  en  Apreciación  y  Creación  

Literaria   en   Casa   Lamm  y   Ciencias   de   la   Comunicación   en   la  UNAM.  Ganadora   de  diversos  reconocimientos  en  México  y  España.  Autora  de  Elena  se  Mira  en  el  Espejo  y  Adentro.  Miembro  de  la  Asociación  Mexicana  de  Estudios  Clásicos.  

Daniel  Jennings     Licenciado   en   literatura   por   la   BUAP.   CuenTsta   y   arTculista   malogrado.  

Desempleado  por  convicción,  actualmente  estudia  hebreo  y  francés  en  la  Ciudad  de  México.  Sin  muchas  ganas.  

H e r M a j e s t y ’ s -­‐    E    n    t    e    r    t    a    i    n    m    e    t    -­‐  

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