Revista N.C. 4ta edición

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Cuarto número de la revista NC, perteneciente a Nomadas Colectivo.

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A los asesinados en la conquista de america. A los cerca de 300 mil muertos en la guerra cris-tera en México. Al numero aun desconocido de los hermanos caídos en Tlatelolco. A los mas de 100 asesinados el jueves de Corpus (el halcon-azo). A los 5 trabajadores muertos en San Miguel Canoa. A los 45 muertos en Acteal entre niños y mujeres embarazadas. A los aproximados 60 000 muertos por el narcotráfico. Y a todos los que se fueron luchando por un país libre. Los co-laboradores de la NC Magazine dedicamos este número. -Daniel Hernández Becerril-

Revista: N.C., es una publicación bimestral online, perteneciente a Nómadas Colectivo. El contenido de cada artículo, es responsab-ilidad de su respectivo autor. Comentarios, opiniones, sugerencias o cualquier tipo de aclaración a:

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Editorial

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CréditosRevista: N. C.Año 1 / No. 4 / Noviembre 2012Dirección GeneralDaniel Hernández [email protected] / @fumando_esperoEdición y correcciónMireillie Alelí Lázaro Corté[email protected] Rico Zaldí[email protected] / [email protected]ño editorial y fotografíasXuxa [email protected] editorialAnarkratapoesianarquistalibre.blogspot.mxEdgardo León [email protected] / @edgardomantraJosé Alberto Hernández BecerrilFacebook: Jose A Bloom HernandezMagali De la Cruz Cristó[email protected] / @Magali_087Nancy Carbajal CorderoFacebook: Nancy CarbajalVíctor Daniel Govea [email protected] / @L3iNaD_Colaboran en este número:Cass, Daniel Hernández

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Contenido

OpiniónApuntes sobre la muerte

Entre líneasA.Calavera NómadaLa sección del muerto: ContinuaciónMi veinticuatro siete: Jueves Miguel…Tlaltipac

Muros y sonidosTexturas Urbanas

El soundtrackCanciones para mi muerte

Re-SeñasLos Detectives Salvajes de Roberto Bolaño

Boleros enfermos de amor vol. 1 y 2. de Javier Corcobado y Criacuervos

El fuego de la noche de La Barranca

Apuntes sobre la muerteA.

Calaveras 2012 La sección del muerto: continuación León

Mi veinticuatro siete: Jueves Miguel... Tlaltipac

Texturas Urbanas

José Alberto Hernández BecerrilCassAgustín Rojas VargasEdgardo LeónDanie Hernández Becerril AnarkrataAgustín Rojas VargasXuxa Sandoval

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Apuntes sobre la

MUERTEpor José Alberto Hernández Becerril

Esta complicación se agudiza en los pueblos con raíces occidentales, debido a que en su cosmov-isión no hay cabida a ningún tipo de holgura: todo es como debe ser, cualquier cambio es señal de alerta. Sus construcciones culturales, se encuentran supeditadas sin alternativas al espíritu más voraz del Capital, cuestión que puede entenderse en su sentido mas amplio, como una suerte de ambición sustentada en un progreso que no ha sabido res-petarse a si mismo, y que en su afán de avanzar ha olvidado su origen… no le importa de donde viene, solo busca consumirse sin esperanza alguna de un comienzo nuevo. No sabe de una pausa, ni de un fin y por ende no puede advertir su cercanía. Esta situación implica que dentro del imaginario colec-tivo que impera en occidente, la muerte se mold-ea en formas de frialdad, monstruosidad, miedo y rechazo. Lo único que buscan estas personas, es nunca tener que enfrentarse a ella; viven al límite o en la austeridad total con el fin de esquivar este in-evitable destino, negando así la infalible realidad… Todos morimos.

A diferencia de occidente, en los países que coloni-zaron se manifiesta una acentuada distancia en la manera de apreciar a la muerte. Esta situación se presenta gracias a que en los raigones que soportan su cultura impera una visión sustentada en el equi-librio cíclico: el fuego no se comprende sin el agua, el aire sin la tierra, la vida sin la muerte.

Para el común de los miembros de una sociedad, resulta complicado disociar el nexo que se alberga en el cruce de significados, contenidos en dos palabras que en lo general se perciben antónimas entre si, mientras que en lo particu-lar concluyen siendo complementos inevitables: la muerte y la vida.

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Opinión

Todo forma parte de un complemento único que permite la estabilidad en sus pueblos. Por esta razón, en países como el nuestro la muerte se asume como parte indispensable de la vida, se le respeta como figura de autoridad y se agradece su función; pero se añaden tintes multicolores llenos de camaradería, alegría y añoranza: “dicen q la muerte anda tras de mis huesos ,sí es así la espero pa’ darle sus besos”. Se vive la muerte, se disfruta con ella y con los que se ha llevado. Se come, se vela, se le dan quintos para que no entristezca. Todo esto se reproduce con el fin de aferrarse a la ilusión de que la muerte no es la ultima parada en el camino, sino la esperanza de un nuevo co-mienzo, de un mas allá que no es lejano y que es mas bien la estación que le precede a la vida.

Para que esta concepción se introdujera en el imaginario de unos y otros, han influido cier-tos nudos de la red que une a cada sociedad; especialmente los que dictaminan la riqueza, la pobreza y los valores. Una de estas intersec-ciones, sin lugar a duda es la religión, ya que ésta orienta los usos y conductas de una socie-dad y a la par contribuye con el peor o mejor posicionamiento en términos económicos. En este sentido, Max Weber afirma en su libro La Ética Protestante y el espíritu del capital, que el mejor desarrollo económico de una nación se determina de acuerdo al tipo de creencias religiosas en las que se desenvuelve; puesto que en ellas se encuentran normas que fincan limites y valores que signan el funcionamiento de su modo de producción. En el caso del prot-estantismo, resulta interesante apreciar como el ascetismo visto como forma de alabanza,

ha llevado a países como Alemania a un de-sarrollo de “primer mundo”; mientras que los países con religiones menos rigurosas como la católica se encuentran en la lucha por alcanzar esa categoría.

La religión no es el único factor que actúa en la apreciación que cada sociedad tiene sobre la muerte, la mala distribución de la riqueza también resulta protagónica. El empresario no mira a la parca con los mismos ojos que el pro-letario o el campesino; Cada uno consume su vida a su manera: El que tiene, se siente con la seguridad de gastar, abusar, vivir y de morir cu-ando le plazca, en cambio los que mueven las factorías, los explotados; en incontables oca-siones llegan a apropiarse de frases como: no vale nada la vida… manifestando así un re-chazo a las escazas vías para llegar a la pleni-tud. En el mejor de los casos se aferran mas, buscan trabajar duro para pode obtener la felicidad propia, la de su familia y en cierto momento se esmeran aun mas para tener un cajón digno que le de posada a sus exequias, mientras residan en el santo campo.

de un nuevo comienzo..sella la esperanza Todo final,

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Muerte, Violencia y Resistencia.Con el paliacate nos cuidamos para que no nos descubran. Cuando mataron a mi papá los paramilita-res, mi mamá me puso su paliacate y sali-mos huyendo en la noche, hasta me cambio el nombre.

-Petrona de 9 años, zapatista-

Producto de los temores mas consientes, ocasionados por los fenómenos sociales que se suscitan actualmente en el país, la muerte que en el pasado asumía una forma única, cargada de misticismo, se ha teñido de nue-vas tonalidades que son apreciadas con ojos de distintos espectadores. La Juzgan mi-radas que se albergan en un universo con muchos mundos, los cuales se agrupan en dos grandes bloques: el presupuesto y el es-pecializado . En el primero se encuentran las personas carentes de esperanza, los que viv-en en la represión y la manejan como rutina; sujetos que les importa poco vivir o morir; no es necesario abundar en ejemplos, basta con hacer mención del narcotráfico o cualquier tipo de delincuencia. También están los que se amparan a la muerte; ellos, en su afán de comprender los nuevos criterios con los que la humanidad sustrae la vida, ascendieron a la muerte de su cargo de jueza a un plano divino. La niña Blanca es la forma en la que la llaman, esto se debe a que no quieren ver mas su cara dura, la tratan con dulzura para que ella regrese la cortesía y sea menos cruel.

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Opinión

En el segundo, viven los inconformes, los que con frecuencia añaden porqués a todo lo que la mente les indique, gustan luchar por un mejor presente y la posibilidad de un futuro, pelean por su tierra, por sus tradiciones, por su cultura. Aquí se suscriben los estudiantes, los mae-stros, los campesinos, los alzados (EZLN; ATENCO; WIRIKUTA, ETC) -que no debemos confundir con levantados, estos ya no están por algún tipo de autoritarismo, abuso o necesidad insatisfecha- los obreros, los que vivimos en el México violento de hoy y con-servamos esperanza; todos advertimos a la muerte en el rigor amable de las tradiciones y la cultura, negando con esta percepción, los efectos homogeneizadores de la global-ización y las consecuencias de la lucha que sostienen los mal llamados señores de la guerra y el Estado, por un campo que no les compete: la vida ajena.

ALALETICA, pequeños en resistencia. Angélica Rico. México Mundo 2012 “La construcción social de la realidad”, P. Berger & T. Luckmann; Amorrortu.

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A. por Cass

Te reconocí con esa pálida cara adornada por una cerrada y descuidada barba, tus labios casi siempre inmóviles pero se-ductores, y tu mirada escondida tras unas micas y un armazón negro. No dijimos nada. Abriste los brazos y yo corrí hacia el-los, refugiándome del mundo exterior. Apretaste mi cuerpo contra el tuyo y después me soltaste bruscamente., Acarici-aste mi cabello y mi cara, como queriendo retroceder el tiem-po, como queriendo que tu tacto también me reconociera.

Ofreciste tu brazo y, sin que ninguno de los dos dijera nada, caminamos durante varios minutos, entre la gente, los pues-tos, en las avenidas iluminadas y atestadas de una multitud que reía, cantaba y gozaba el hecho de vivir. (¡Idiotas, no se daban

cuenta que en medio estábamos nosotros!, ¿por qué no re-spetaban nuestro luto?, ¿por qué no tenían conciencia y se callaban mientras pasábamos?, ¿por qué ni a ti ni a mí nos importaba nada?).

Entramos a un pequeño bar y pediste los tragos de siempre, sacaste un cigarrillo y dejaste solitaria la cajetilla en la mesa. Tomé uno y lo encendiste con las manos temblorosas, mientras mis fríos y largos dedos sostenían el cigarro, pregunté: ¿dónde es-tabas? Una larga exhalación de humo fue tu úni-ca contestación. Bebimos trago tras trago; así, sólo mirando y pasando de vez en cuando tu mano sobre mi rostro y sobre mi mano dere-cha. Fumando y llenando el cenicero de ceni-zas, tiempo y soledad.

Salimos nuevamente a la avenida, nos volvía a recibir con esa muchedumbre que me lasti-maba, que me daba asco y a la que repentin-amente odiaba. Nos refugiamos en la hab-itación del primer hotel que encontramos y ahí, en medio de un mal oliente espacio, abrí mis brazos y entraste en ellos. Esta vez nuestros cuerpos se sintieron más livianos, con menos materia pero con más energía que en el primer abrazo. Limpiaste una de mis lágrimas con tu tembloroso y delgado dedo ín-dice.

Era de noche, las luces comenzaban a iluminar y a usurpar el trabajo del sol. Bajaba por las escaleras y, de repente, te vi...

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Entre líneas

A. La probaste, y te quedaste degustando su sa-bor salado un largo rato. Te quitaste el suéter. Te quité la playera negra mientras mi tacto reconocía esas formas de tu cuerpo: tu vien-tre, tus costados y tu espalda (a la que me había aferrado tantas veces). Te despojaste del pantalón y de cualquier cosa que estorba-ra entre tu cuerpo y mi mirada. Te mostraste así, tan tú, tan completo, tan efímero.

Pude ver al fin tu mirada ausente sin esas mi-cas, tu cabello enmarañado y la barba descui-dada. Pude ver tu cuerpo desnudo, pero sólo eso. Sólo un cuerpo desnudo, como si contem-plara un cuadro. Un viejo y olvidado cuadro. Te quedaste parado, mirando mientras yo me descalzaba y me quitaba el pantalón entallado, el suéter y la blusa escotada. Antes de quita-rme la negra ropa que cubría mi intimidad, to-maste mis manos entre las tuyas y las besaste. Ese roce de tus labios en mi piel me estrem-eció tanto, que fue inevitable dejar caer otra lágrima sobre tus manos, misma que volviste a saborear. Y antes de permitirme decir nada. Tu dedo índice se postró sobre mis labios y sólo murmuraste: “¡shh!”. Me tendiste en la cama, tus manos recorrieron cada centímetro de mi cuerpo, a veces con los ojos abiertos, y otras muy lentamente con los ojos cerrados. Como si pretendieras dibujar mi cuerpo en tu mente a través de tu tacto. Yo permanecía inmóvil, sólo mirando tu rostro y llorando en silencio. Ese si-lencio que siempre nos cuidaba y que ahora se volvía más cómplice que acompañante.

Así pasamos un rato hasta que te aseguraste de que las formas de mi cuerpo no volverían a abandonar tu memoria. Te acostaste a mi lado, mirando hacia la pared y dándome la espalda. Teextrañe , dije, te volteaste hacia mí y me volv-iste a callar, esta vez con un largo y profundo beso. Despegaste tus labios de mí, y delicada-mente me cerraste los ojos, dejaste un rato tu mano postrada sobre mis ojos. Y así fue como me quedé dormida. Cuando desperté no encon-tré nada, ni tu cuerpo, ni tus ropas. Sólo una pequeña tarjeta en donde unas horas antes se encontraba tu cabeza.

Me vestí y salí a la avenida. Sola y fría. Al fin tenían un poco de respeto y conciencia, pero, ¿de qué me servía ahora si ya no me acompañabas para disfrutarlo?

Caminé hacia la dirección que señalaba la tarjeta. Mientras me acercaba al número indicado, un escalofrío cada vez mayor recorría mi cuerpo en ausencia de tu tac-to. Llegué a la entrada de un viejo cemen-terio, deambulé entre tumbas y recuerdos, entre muertos que no eran míos pero que también me dolían. En medio de ellos, te encontré. Vi tu foto en la lápida: el cabello alborotado, la barba descuidada, los lentes negros…No vertí ni una lágrima más, pues ya no estaba allí tu paladar para probarla. No dije nada. Sólo me di la vuelta y volví a perderme entre tumbas y flores.En la calle, la gente comenzaba con el ba-rullo habitual de las mañanas comunes y corrientes, ya no me lastimaban, pero los seguía odiando. Llegué a casa más cansada que nunca, me tendí en la cama y dormí, y dormí, y seguiré durmiendo hasta que al-guien me despierte y le pueda contareste sueño.

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CalaveraNómada

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A este horrendo lugarNo penetres tan confiado

Ya esta todo grafitteadoY en el te puedes quedar.

Inmortales por sus grafittesLos Nómadas se creyeron

Pero al perder un certamenDe tristeza se murieron.

A todo su colectivoLa muerte se los cargo

A ninguno dejó vivoCon el grafite acabó.

La población ya descansaDe los Ninis de la banda

Se los llevo al camposantoEn menos que un gallo canta

Aquí sus obras quedaronPara asombro de la gente

Los motivos que pintaronSon nuestra historia viviente.

Son de este pueblo leyendasQue guarda la tradición

Se rescatan del olvidoPara bien de la población.

La muerte le dijo AlbertoTu hora ya te llegó

Ya no pintes porqueríasEn bardas y pulquerías.

Ahora pintaras la historiaPara que dejes memoria

De tu paso por la vida Y de lo que la gente olvida.

Ya la muerte se canso de mirar sus desfigurosahora van a grafittearleyendas en estos muros.

Así le dijo la parcaA los nomadas inertesY para su mala suerteA grafittear los embarca.

NancyA que muerte tan traidoraSe llevo a la precursoraDe los nómadas realezaY del colectivo belleza.

Nancy fue constante y fielA cumplir el compromisoQue tenía en el colectivo Cuando aún estaba vivo La muerte ya se llevóA esta amiga bienhechoraSu cometido cumplióHasta su última hora.

Daniel

Dijo la muerte seguraTrabaja bien la esculturaPero Daniel en figuraMejor en la sepultura.

Con grafittis de su alturaA Oaxaca pronto irá.Ahí pintara con dulzuraPaisajes del más allá.

Por Agustín Rojas Vargas

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Mi verga está llorando lágrimas de blanca franqueza, espesura gota de luna, fragante y limitado espacio del cuarto menguante.

Embutido bajo el signo de Venus, entre los tiesos bosques negros del pelaje equino, ojo de yegua parpadeante, sombra errante en la caverna. Escribía confundido Jacq León por primera (desde hacía ya mucho de no escri-bir) vez en un papelito bajo un puente de Palermo. Pensando en nada, pues las semi-llas que germinan no piensan, simplemente son naturales y actúan bajo un determinado sistema de consecuencias. Ser consecuente. Ser consecuente comenzó a ser la siguiente frase no escrita en una hoja de papel, con tinta de fuente o grafito de lápiz (no sé, no alcanzo a ver).

Consecuente es la historia, consecuente es el viaje peregrino, inmaculada y sacrosanta penitencia de lado en lado, camino incon-stante y divertido que se une como un juego de puntos bajo las estelas de nada, donde bailan brincando de puntitas las puntas de las putas, tan vivas y lejanas que en el viaje de verlas de aquí a allá, ya están muriéndose de soledad.Miradas consecuentes, entre el odio y el amor, entre piernas y entrepiernas, entrenando-las-costumbres-de-por-vida-en-carne-propia.Jacq León mira desde la inmen-sidad de su persona, los puntos y la continui-dad de los puntos que desde la punta hasta la base forman con tinta o grafito negro, muchas palabras que se escapan de su en-tendimiento.

Piensa sin querer lo que se va revelando en cada letrita que pequeñita suena con un crg, crg, crg, crg. Bajo un puente de Palermo. Donde es fe-liz, feliz de hacer nada, más que duro que dale con el crg, crg, crg, crg. Y los gestos, la lengüita de fuera chupeteando el aire, haciéndolo gemir de alegría mientras cosquillea su fría inmortali-dad. Crg, crg, crg, crg, en su cabeza, en su in-tención y en el papel que cruje impaciente,

un vendaval cara de asaltante a media noche en calle solitaria con arma en mano sometiendo a una víctima; suspira para seguir escribiendo el trabajo que ha de mandar a México. Es la continuación de su único cuento publicado. Una primera parte de una recopilación de desventuras entre el pasado y el futuro. En él un padre, un hijo y un espíritu santo, convergen entre las di-mensiones de un orden tan normal como un beso eterno. Mientras que a segundo plano, un pobre diablo es convertido en caca, bajo los disparos de Zeus. “TORMEN-TA” es el título que entre la discusión de una música sonante desde fuera de él (te digo ven ven ven animalito ve, ven y sígueme y verás lo que vas a aprender. No ves que soy muy poco artístico, muy listo muy gracioso soy payaso de rodeo oh ) y él se baten de dos a tres caídas sin límite de tiempo. Mas-cara contra cabellera, pupu liquida o pupu solida. Y entonces, las palabras y las cosas discuten tanto que en Esperanto se aclaran.

Y la aclaración dice:Hoy, yo, Jacq León, hago publica mi retirada de la escritura clásica, contemporánea o futura en Latinoamérica, he viajado y buscado la confi-anza y la inspiración en el cono sur de mi amado continente. Desde México hasta Argentina, he venido buscando la manera de ser un buen es-critor. Pero no hay respuesta, no hay buen es-critor bajo mi traje de piel marrón. Soy un mari-con. Me rindo.

Suyo. Jacq León.

Y luego el crg, crg, crg, crg, siguen su marcha con pequeños deseos, suplicas y agradecimientos a Tara Verde, San Judas Tadeo, La Santa Muerte, Shiva, Yemaya. No puedo continuar, no alcanzo a ver desde aquí que más escribe Jacq León, no puedo seguir leyendo lo del papelito, pero el sigue ahí, escribe como si de eso dependiera su vida. Ha terminado, ha terminado lo que tenía que haber terminado desde antes de empezar su viaje. El 12 de noviembre se ve venir desde lejos, pero ya muy próximo, el 12, 12, 12, 12, 12, 12, 12, 12, 12, y comienza a recordar el numero de su,

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casa en Paloma y es el numero 12, el mes en que conoció al amor de su vida que es el 12, el día en que él nació cuando nació Josefina que es el 12, el estado de su país que es el 12, el lugar de entre los puentes en que vive y es el 12, una serie de intermitentes avisos de que el 12 sigue siendo el numero que los dioses le han indicado, y muy cerca de su papel y su lápiz o pluma esta el 12 con el fin del mundo tatuado en una cabeza aplastada con la innovación de la invención del cero.

La revista le pide el texto, piden que funcione, que sea totalmente libre y explique algo más o menos razonable para sus lectores, pero el 12 no llega, ni las letras, ni los cuentos ni nada, el 12 se pierde como niño prospecto para tráfico de órganos. Se pierde como el espíritu de los con-denaditos y los desaparecidos de la dictadura militar. Se han extraviado como Jacq, Jacquito, Jacqkie como le dicen los pocos conocidos que se ha hecho en Palermo y en el recorrido en au-tostop desde la frontera con Guatemala. Y no hay respuesta. Sólo aquellas mariconadas que ya no pude leer en el papel que ahora trae en su bolso de la camisa y que circula en este tan grandioso mundo, en este tan formidable uni-verso en el que estamos tan completos. Bastas “nub-es” de alma, esperanzas fragantes de es-pinosas Pitayas. Y camina y camina y camina con la intención de llegar a algún lado, a expli-car que el verdadero día de los muertos es el 12 de noviembre y que está contento pues por fin va a mandar por correo electrónico un pa-pel con una libre y manifiesta intención de huir del texto que tiene que entregar a la puta re-vista que insiste y le dice que mande su cuento para poder publicarlo y nosotros aquí, mirando a Jacq León que está desesperado mientras pi-ensa en el chiste del caballo que entra a un bar y se sienta, para sorprenderse de que el bartender le diga: Hey amigo, ¿por qué la cara larga?El pápele con los crg, crg, crg, crg, va caminando entre las delgadas piernas y cuello del aire de la Argentina, va metiéndole mano a la invisibili-dad de Jacq, que ahora es más visible para los que podemos comenzar a dejar de verlo.

Hasta que sólo queda el papel que para este instante se ha vuelto la meta a alcanzar para ese niño que está en su carriola, y lo ve com-pleto, dobladito, suspendido con suspenso en las pupilas del pibe aquel, y mientras yo veo, puedo sentir la imperiosa necesidad de escribir con un clic, clic, clic, clic, en mi com-putador portátil desde la entrada de la caf-etería Richmond, y me complazco en mirar al papel que se dirige a mí y que se ha posa-do en los confines de mis manos y mis teclas y ahora se integra como lo hacen los injertos de piel de los niños quemados de Michou y Mau, y soy yo quien lo toma entre líneas y ceros y unos y unos y ceros y ceros, ceros, ceros, ceros, uno. Uno, uno, uno, ceros. Y lu-ego lo mando por la red virtual a través de ondas electromagnéticas y celulares, a un lugar muy lejano, por allá por los desiertos de sonora donde Ulises Lima busca a no sé qué escritora y en donde David León se perdió para ya nunca más regresar con su no-via embarazada. Y luego reboto a las mentes de los susceptibles y me impregno con ideas de fatalidad y destrucción. Y al igual que una promesa de amor, me incorporo en la confi-anza de la editora que espera la señal y que tiene una cruz tatuada en su personalidad. Y nada, no hay respuesta ni explicaciones, ni el mejor cuento que debe haber mandado Jacq a la revista que lo espera como nómada con la sección de noviembre en conmemoración del día de muertos, con la sección de un di-funto, que no sabe si murió asesinado en el desierto o balaceado por accidente y enton-ces el cuento TORMENTA, y su continuación “DE MIERDA”, nunca se ven las manos ni los pies, ni los ojos de caballo que se entreabren para decir echen paja, o para darle una pa-tada con la herradura al bartender que hace mofa y discriminación hacia un equino, y que luego como es equina y como se siente muy yegua se enfurece y lo borra de FACE-BOK, y le explica que es un acto de sanación y un acto de depuración, y un acto de olvido y un acto de limpieza espiritual, y se queja, se queja pues la broma es tan grande,

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grande que siente que ha transgredido su intimidad y que ha profanado su feminidad y sus derechos como mujer o hembra o caballa, o la puta madre que se in-vente y ahí va tanta explicación, y tanto desconten-to en tan pocas palabras y tantos clic, clic, clic, clic, como respuesta de un crg, crg, crg, crg, y no hay el tan esperado cuento del tan esperado escritor de la tan esperada continuación del número de septiem-bre y las palabras son tan poquitas y las explicacio-nes e incomprensiones tan grandes y simplemente se escucha un: ¡No! De nuevo se paso de cuartillas este pinche huevon, y para chigarla me mando algo que no es una continuación, y el muy puto no habla de nada de muertos, de nada, solo es de él y de él y de él.

Y este puto, este pinche maricon se sale con la suya, y entonces yo estoy tan invisible como lo que realmente pasa, y me convierto claramente en el desvanecido Jacq León que ya no está, ni allá ni aquí, ni en ningún lado. Se fue, se perdió, se hizo para allá, pues acá ya no hay lugar y de nuevo los que esperan quedan incon-formes y nosotros que queremos llegar les dejamos con la espera colgando de la oreja como pendiente.

El pendiente de hacer las cosas bien reconfigura nuestro capital cultural, es un pendiente de diamante, de diamante de sangre, el más ensangrentado, el más cochinamente sucio, encontrado por las manos in-fantes de la pureza del esclavismo. Y las ideas se van, y no hay continuación. Y mi cáncer de sobrio y ansioso origen ha comenzado a reproducir células enfermas de ilusiones, anhelos y fe. Y Jacq León se convierte en mis sueños en alguien de verdad, en alguien de carne y hueso, con sangre, tripas, manos y de nuevo el crg, crg, crg, crg, en el cráneo del escritor y del lector. Y entonces ordeno que digas: “SI” con la cabeza, lento, despacio, arriba y abajo, arriba y abajo, asintiendo afirmativamente.

Y dices, si, si, si, si, si, si, si, si, arribabajo, aribabajo, arribabajo. Y ahora despierta, y da un brinco, sal del trance, escribe rápido pues la idea se te va, toma el control y escribe la continuación que tienes que en-tregar de tu primera parte y entonces, repites conmi-go: YA SE COMO TERMINA EL CUENTO:

Por Edgardo León

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Mi veinticuatro siete:

JuevesLa rutina semanal de mis vidas pasadas

Yo le contaba que leí en el periódico sobre un anciano que había muerto en su departa-mento mientras cuidaba a su nieto. Sólo dejó como herencia sus cuatro gatos que ahora pasaban a ser propiedad de lnieto, quien cuidaba el cadáver sin darse cuenta y que al parecer, el señor murió de cáncer., Ella, tan sarcástica como siempre, me dijo que no le gustaban los gatos, ¿a quién le pueden gustar los gatos? Posiblemente a los filósofos pero ese no es el punto, el punto es que terminó convenciéndome de faltar al trabajo.

A pesar de no vernos en mucho tiempo, seguíamos teniendo las mismas “mañas” de aquellos tiempos de universidad. Le dabamos dinero a cada uno de los organilleros del centro, entrabamos a las librerías o camin-abamos desde la Catedral hasta el Ángel de la Independencia. Aunque veíamos una ciu-dad distinta, el aire ochentero se escapab de nuestras mejillas. Ya estábamos viejos, pero seguíamos igual de enamorados a pesar de los años y la distancia, ella me lo dijo.

Cayó la noche y un Zócalo iluminado nos decía que era hora de decir adiós. Al despedir-nos, yo le rogué que se quedara, sus ojos me rogaban por no dejarla ir. —Mi casa queda cerca —le dije. Ella sólo me tomo del brazo y me pidió que la llevara. Está a punto de ter-minar el día y es hermoso verla entrar a mi habitación.

______________________1Cada historia es el relato imaginario de mis vidas pasadasy de las vidas pasadas de cada uno de nosotros, es el veinticuatro siete de varios periodos de la historia, es la rutina del mundo. Esta historia se la dedico a mi madre, por darme alas para emprender grandes y fantásticos viajes en los mundos de la imaginación. Y a mi Paloma por volar conmigo.

Está a punto de terminar el día, es hermoso verla entrar a mi habitación. Todo empezó cuando nos citamos a las 11:00 a. m. para almorzar.

Por Daniel Hernández Becerril

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Anarkr

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Es tiempo de esas bonitas tradiciones, de una ofrenda bien merecida para nuestros queridos “muertitos”, de prepararles un mole, de poner-les una cerveza y pan de muerto.

Todo eso es ideal para echar a volar la imagi-nación y la creatividad. Se preguntarán por qué lo digo y es que es un mes que nos emociona a muchos, no sólo los niños se entusiasman para conseguir un buen disfraz y salir a la calle a pedir dulces; también los adultos se disfrazan para complacer a los pequeños y disfrutar de un buen rato en compañía de ellos.

Época especial para darle la bienvenida a esas palabras que te hacen reír y pensar, el aire está lleno de melodías, de aromas y de mucha imaginación, es el momento para escribir las típicas “calaveritas” algunas blancas, algunas negras, otras que te ponen rojo y otras chus-cas. Sin olvidar las leyendas características de toda región, ya sea sobre espantos, fantasmas o espíritus que vuelven para estar con nosotros un solo día.

¡Qué cultura tenemos en el país! fascinante ¿no? hay mucho que decir de nuestra cultura, pero desgraciadamente se ha ido perdiendo con el tiempo y se ha sincretizado.. No menos-precio la cultura de otros países, pero debemos rescatar la nuestra.

Y a propósito ¿Qué les parecen los cuentos? Hoy me tomaron de buenas, estimados cu-atro lectores, les contaré un pequeño cuento referente a una anécdota mía, claro que con algunas modificaciones para que se torne más interesante.. ¿Qué les parece si se sientan a la sombra de un árbol y dejan su mente en blan-co? ¡Y claro! comenzar a leer e imaginarse toda la historia.

¡Ya es Noviembre!

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Mig

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Miguel caminaba mientras pensaba en que no tenía trabajo, qué triste era su vida.. Tan triste y cabizbajo iba que a pesar de estar muy bien vestido, daba lás-timasu aspecto. Iba solo por la calle, no pasaban co-ches y su cabello negro brillaba con la luz de una lám-para que observaba su penar.

Miguel hacia mudo su dolor para sus oídos y sordo, para su corazón enlutado. Ya no había lágrimas, úni-camente quedaba el ardor en el borde de los párpa-dos y la compañía de una sinfonía que sólo él podía escucharPensó en el desamor de una muchacha her-mosa que le provocó gran sufrimiento, al enterarse que no poseía nada más que la ropa que usaba y una triste casa. Ahora, sin el amor de su novia ni el amor de su madre, quien hasta el día anterior estaba con él y le había brindado una caricia esquiva y una gotita de sal… salida de sus hermosos ojos verdes. Consci-ente de su aspecto, giró la cabeza y se dio cuenta que no había nadie, podía gritar todo su dolor sin impor-tarle nada, pero se contuvo. Apretó su puño e intentó estrellarlo en una pared, perono lo hizo y pensóque no serviría de nada.

El maullido de un gato lo estremeció, pero quiso aparentar que no pasaba nada. El gato volvió a maul-lar, una y otra vez, y cada vez le parecía más cerca, los pelos se le pusieron de punta y estaba al borde de una crisis nerviosa. Sintió su corazón acelerado y sus manos sudorosas, de pronto sintióun frío inten-so le recorría la espalda: ¡El gato estaba frente a él! Sus ojos grandes, verdes esmeralda, lo miraban fija-mente, parecían atravesar su mismo ser. Sintió una imperiosa necesidad dellorar , pero no pudo.

Ojos no ven, cosas que no creemos pero ciertas son. Quizás son casualidades como muchos le llaman, pero ciertamente es que yo no creo en las casuali-dades… ¡Qué tengan un feliz día empapado de cono-cimiento e imaginación! ¡Los espero en las nubes de palabras, donde el sol radiante ilumina el saber!

Era una noche fría de octubre.

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El gato seguía observándolo insistentemente, parecía una súplica piadosa de una caricia corta. Caminó hacia Miguel, se le restregó en el pie y después de estar frente a él un rato, maulló de una vez más. Ahora Miguel, colapsado, no sabía qué hacer. Por fin atinó a mover su mano sudorosa y a acariciar el hermoso pelaje del gato negro Aún con los pelos de punta decidió sacudirle un poco la ca-becita, y de pronto cayó una cadena,¿. que recordó haber visto antes y que le recordó su tierna infan-cia. Miró al gato de nueva cuenta y decidió alzar su cara. Sus ojos verdes eran idénticos a los de su ado-rada madre.

El gato lamió su mano e hizo ademán de irse. Cuan-do Miguel reaccionó, el gato seguía con él, lo cargó y decidió llevárselo a casa.., lo dejó cómodo en su cama y salió a buscar algo para comer. La tristeza se había ido, pero no por completo, aunque ya era ganancia tener la compañía del gatito.

Cuando regresó a casa, vio que el gato estaba para-do sobre una caja pequeña. Miguel pensó que esa caja debía contener algo. Quitó al gato con cuidado e intentó abrir la caja, pero faltaba la llave de la cer-radura. Hasta entonces vio una llave atada en el cuello del gatito y se la quitó. Abrió la caja y encon-tró dinero junto a unos papeles escriturados. No lo podía creer, pensaba en el destino y en las perso-nas que no pueden irse hasta saber que sus famil-ias quedan bien. Revisó todo completamente… su hermosa madre no podía haberlo dejado sin nada. ¡Cuánto bien le había hecho!El gato desapareció. Miguel pensó que era porque se le hacía tarde para pasar ese inmenso mar que deben cruzar los muertos.Se sintió afortunado y lloró, pero está vez de alegría, su madre querida era lo mejor de todo ¡cuánto no la quiso y cuánto no la amó! y ¡Cuánto no hizo ella por verlo bien!____________________Ya lo saben queridos amigos y lectores, cuando vean a un gato no piensen que es un simple animal, muchas cosas que-dan por descubrir, cosas que nuestros Por Anarkrata

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Bordeado por la laguna, Donde solo guía la lunaAl viajar hacia el Mitlan.

Aquí a la tierra se vuelve,Aquí todo se revuelveTeuhctli, Teopixquis y maceguales (señores, sacerdotes, personas de baja condición)Aquí todos son iguales.Aquí tranquilas reposan,El alma de nuestros abuelos.Aquí fue el llanto de esposasCuando volvieron al suelo.

Aquí fue su Tlacóchtoc, Donde se quedan dormidosY también Tlaxomicalco, Donde se ofrecen flores.Aquí floreció Tlacolxochitl,Flor de tristeza.Y adorno la zempoalxochitl Flor de muertos.Canto el buho Tecoloyotzin. Brujo buho.Y ahullaba el feo coyotzin. El coyote

De aquí partía el Itzcuintepozotli El perro guiaA cruzar el rió infernal, Y ha transportar a los muertosQue lo tenían que cruzar..

Aquí estaba el Tzompantli casa donde se guardan las calaverasDe los ya señores de Teohuacán lugar sagrado.Vigilando y protegiendoSu pueblo de Culhuacán.

Aquí canto el tetzauhitl .Pájaro de mal agüero,Para ganarse al enfermo.Y conducirlo al agujero.

Aquí Teoyouhualpachoua habita.La deidad que asusta de noche,Y todas las noches gritaDando al cobarde un reproche.

Este fue el Chicomostoc siete cavernas,Lugar de las siete cuevasSantuario de devoción,De tribus viejas y nuevas.

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Es un sitio de Culhuacán cuyo nombre signifi-ca “volver a la tierra”, o “ convertirse de nuevo a tierra· P. Tlaltic – u – Otlalti R. Tlalli—tierra.. Está localizado en la calle de 16 de Septiembre del bar-rio de la Santísima Trinidad es decir el centro del pueblo y formando su perímetro las calles de 15 de Septiembre, plazuela Leona Vicario, Avenida Morelos, Calle y cerrada de Iturbide y plazuela Cu-auhtémoc.

Este predio se conoció hasta mediados del siglo XX. Como Tetlapac lo cual es un barbarismo de fonética ocasionado por los escribanos españoles y criollos, que escribían como creían haber oído y no como lo pronunciaban sus dueños. Este si-tio formaba parte de las orillas sur-orientales del Cerro de la Estrella, ( por cierto mal llamado así porque su nombre no es Citlatepetl sino Huizach-tepetl que significa Cerro del Huizache ).

Todas estas orillas desde Iztapalapa hasta Tomat-lan, son laderas y en una parte de ellas, que son las que estaban frente al pueblo; formaban una especie de balcón con una altura aproximada de 30 metros sobre el nivel de la lagunilla que tenia Culhuacán ( según plano enviado al rey de Es-paña Felipe II El año de 1580). Este tipo de mira-dor, permitía una vista total del Valle de México y sobre todo dominaba la capital Tenochtitlan, sin necesidad de subir a la sima del cerro.

El subsuelo de este lugar es de tepetáte y pie-dra formando gran cantidad de cuevas, nichos y grutas (se ignora si también cavernas aunque hay leyendas que lo afirman) de donde nacían; en algunas de ellas manantiales de agua completa-mente limpia; lugar a donde venían sus vecinos por agua para sus quehaceres domésticos.

Su Flora estaba formada por la existencia de gran cantidad de huizaches, pastos, cactus, magueyes, abrojos, árboles de amate que utilizaban para hacer papel y ya en la época de la colonia gran cantidad de arboles de pirúl y de tepozán.

Su fauna estaba formada por víboras de cascabel, cincuates, chirrioneras, lagartos y lagartijas, ca-maleones, tuzas, tejones, cacomixtles, conejos, hurones, pájaros de especies varias, zenzontles, tezahuitl, tórtolas, águilas, gavilanes, garzas, le-chuzas, tecolotes, chichicuilotes, patos y otras aves acuáticas, que cansadas de estar en el agua salían a descansar, asoleándose y por la noche pernoctar.

Aquí encontraron la paz Y el origen de la vida,

Para muchos fue su Aztlan lugar de donde partieron los Aztecas

Y principio de su partida.

En tiempo de la colonia,Este lugar se olvido

Y el atrio del exconventoCementerio se volvió.

Esto fue en un principio, Cuando había gentilidad

Se sigue haciendo lo mismoPero ahora con santidad.

La que nos da el CalvaritoCon su imagen bienhechora,

Viene el muertito sólito,Al llegar su última hora.

Pasan deudos al Calvario,Con estandartes y santosCon música de mariachi.Con suspiros y con llanto

A darle la despedida.Antes de ir al camposanto.

Tlaltipac, ya se olvidoPara muchas de las gentes

Y solo quiero recordarlesQue en este lugar están ,

Los restos de los antepasadosQue a Culhuacán habitaron

Y gran cultura dejaron.

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Este lugar no se encontraba habitado porque la gente, prefería sus chinampas, localizadas a escasos 200 metros aproximadamente. En este sitio que fue el Teohuacán (lugar sagrado) de Culhuacán, se han encontrado entierros prehispánicos del año 200 an-tes de Cristo, según afirman estudios de antropólo-gos de INAH apoyados por las características de las cerámicas que corresponden a la época teotihuacana y azteca en sus periodos I , II , III, Fue su lugar sagra-do hasta 1570 en que los difuntos se sepultaron en el atrio de la iglesia del convento de Culhuacán como hasta la fecha se sigue haciendo.

Como se menciono antes; aquí habían muchas cue-vas pero entre ellas una gruta pequeña de la cual todavía quedan vestigios, en la cerrada de Matam-oros donde , vivía la deidad Teoyohualpachoua; que según las leyendas, venía siendo nuestra actual lloro-na, su llanto era escuchado por gente trasnochadora en los ocho barrios de Culhuacán, reclamándoles su cobardía en los combates, su pereza en los trabajos y su falta de sacrificio y adoración a sus antepasados en los zompantli.

También existía una cueva que se llamaba del Agua, porque efectivamente salía agua de un manantial que formaba un arrollo, que al estarlo observando de-tenidamente, el agua parecía que caminaba entre las rocas como una verdadera serpiente, en esta cueva vivía la Diosa Chicomecoatl, a quien se le adoraba y tenia un bonito altar, aquí se le venía hacer sacrificios y darle las gracias por el agua que les proporcionaba, Después quien sabe porque motivos esta deidad fue encontrada por antropólogos del INAH ,Al hacer sus investigaciones de unos manantiales que existieron cerca del actual Exconvento, en la década de 1980. en este lugar de Tlaltipac existieron cuando menos ocho manantiales de agua limpia y cristalina, práctica-mente era agua filtrada y enriquecida con las sales de las rocas de este lugar, los habitantes preferían esta agua para sus necesidades porque aunque vivían dentro de la laguna en sus chinampas y el agua era dulce, aunado a que había también manantiales te-nia diferente sabor..

Existía otra cueva un poco profunda y por lo tanto muy oscura, ahí vivía el Dios murciélago, quien salía a pasearse a observar y a comer cuando se oscurecía, recorría todos los barrios principalmente donde había insectos, porque eran sus alimentos preferidos.

También vivía y cantaba el Tezahuitl pájaro plomizo cuyo canto triste asustaba y junto con otra ave de color café, que llamaban Saltapared, había que auy-entarlos a pedradas, ya que solo venían a ganarseFo

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además ella se hacia acompañar de las Cihuateteo por ser ella su patrona, son las mujeres muertas en el parto, que por las noches, voceaban, gritaban y llora-ban , como si estuvieran en trabajos de parto, esto era en determinados días dedicados a ellas, en que bajaban a la tierra, a espantar en los cruces de cami-nos, por lo que generalmente las madres evitaban que sus hijos salieran de su hogar.

Durante la época en que Culhuacán fue señorío y constituido como la Primer Ciudad del Valle de Méxi-co , En el año 670 por los toltecas, se construyeron casas con piedra de este lugar. Tiempo después du-rante toda la vida del Imperio Mexica, Tlaltipac fue proveedor al igual que Xochimilco, y Coyoacán

De piedra y tezontle para construir la Gran Tenochtit-lan , esto debido a su localización a escasos metros del embarcadero del canal nacional, en este tiempo la explotación de la piedra prácticamente fue rudimen-taria de recolección. Posteriormente durante la colo-nia, este lugar se convirtió en una de tantas canteras de Culhuacán, su explotación ya fue hecha, con her-ramientas de fierro como barretas, cinceles, marros, zapapicos, palas y pólvora para cohetes explosivos, comenzando a explotarse para obtener mayor canti-dad de piedra con que poder surtir las demandas que requerían las construcciones del Palacio Nacional y otros palacios mas. Posteriormente y hasta 1935 se siguió enviando piedra para construir entre otros, el Palacio Legislativo, el Monumento a la Revolución, el Palacio de las Bellas Artes etc.

Pero su importancia mayor fue que siguió siendo el lugar sagrado de Culhuacán, pues siguiendo con las leyendas en una cueva de este lugar, “unos canteros al estar en su trabajo a eso de la diez de la mañana, cu-ando prácticamente se disponían a desayunar, pues comenzaban sus labores a las seis , escucharon de pronto el llanto de un niño, lo que llamo su atención, pues ellos siempre habían estado solos escuchando solamente el ruido metálico que produce el golpeteo constante y monótono de sus instrumentos de tra-bajo, con las piedras al estarlas labrando para formar cerramientos, recintos, columnas, y adoquines.

Después; ante la insistencia del llanto y por curiosi-dad fueron a investigar el motivo y el lugar de donde procedía, y observando que era de la cueva les causo mayor curiosidad y con todo sigilo penetraron a ella, quedando maravillados al ver el portentoso milagro de la aparición de la imagen del Señor del Calvario, colocado en el fondo de la gruta obscura, pero en esos momentos iluminada por la presencia de dos ángeles que puestos de rodillas, adoraban la imagen de Jesús en el sepulcro, vueltos a la realidad despuésFo

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del momento de éxtasis y parálisis que un hecho di-vino ocasiona, salieron de la cueva y corriendo fueron a dar aviso a todos los vecinos del pueblo y al Señor Cura de la aparición milagrosa del Santo Entierro; que es hasta ahora la imagen mas querida, adorada y venerada por los habitantes de Culhuacán, la ima-gen que ha sido capaz de seguir uniendo a los barrios y ha conservado por muchos años, la concurrencia de peregrinos sobre todo de Xochimilco.

Imagen que a por medio de sus ceremonias y fiestas, hace vibrar las fibras del corazón de todos los Culhua-canenses, los hace con vivir con propios y extraños, en las fiestas de sus barrios, en la de la Santísima Trin-idad y en la de la Transfiguración , mejor conocida como la de San Salvador el día seis de agosto, en las que el pueblo se entusiasma y no le importa el monto de los gastos para quemar castillos y cohetes, gastar mucho en comidas, música y adornos para agradar a Dios a través de esta Santísima Imagen.Por eso Tlaltipac, guardas grandes recuerdos al pueb-lo de Culhuacán ,pues ahí están los restos de nuestros abuelos, nuestro glorioso pasado a quien se rinde homenaje presentando la lista de solo algunos que serán los representantes de todos para que sigamos recordando y para quienes no lo sabían ahora que lo saben los tomen como ejemplo a seguir..

Señorios de Culhuacán

1025 – 1072 Huehue Náuhyotl.......Cuarto abuelo1073 - Cuauhtexpetlatl..........El de la Alfombra de aserrín de madera1150 - 1171 Achitomecatl..............De Medio Linaje.1172 - 1185 Cuauhtlatonac............Símbolo de águila.1186 - 1200 Mayatzin.....................El de la Red.1200 - .1235 Cuauhtlatolloc ...........Caudillaje .1235 - 1245 Chalchiutlatonac.......Sol de jade, Esmeralda1245 - 1252 Cuauhtlix....................Rostro de águila.1252 - 1259 Yohuallatonac.............Símbolo Nocturno.1260 - 1269 Tziuhtecatl...................El que cuida las turquesas1269 - 1281 Hihuitltemoc...............Año concluido.1281 – 1307 Coxcoxtli......................Especie de Faisan.1307 - 1323 Cuauhtlatolloc.............Caudillaje.1323 - 1336 Huehue Acamapixtli...Vara de mando empuñada.1336 - 1347 Achicomecatl..............De Medio Linaje.1347 - 1413 Nauhyo Tehutli Teuhetlamacazqui- Cuarto Señor.

Y de estos señoríos, los mexicas buscaron emparen-tar con los culhuas y mezclarse entre los descendien-tes de la nobleza tolteca , para formar su propia aris-tocracia, años mas tarde, Acamapixtli originario de Culhuacán, fundo la dinastía azteca, inaugurando la era imperial de Tenochtitlan.

por Agustín Rojas VargasFoto

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TexturasUrbanas Encontrar lo extraordinario, en lo ordinario.

El arte urbano da muestras cada día y en cada esquina de ser un movimiento artístico real y tangible. Siendo legal o ilegal, es aho-ra una rama del arte muy admirada pero de igual forma ignorada. Texturas Urbanas pretende mostrar una perspectiva fotográ-fica, inspirada en la cotidianidad que habita en los paisajes urbanos, saturados de el-ementos que dan una composición única.

Xuxa Sandoval nos exhorta a ver la belleza que existe plas-mada en las superficies urbanas, gracias a todos aquellos que han dedicado su tiempo a transmitir diversos men-sajes.

Por Xuxa Sandoval

Muros y sonidos

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ÓxidoC.C.U. UNAM

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México

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BuzónCentro Histórico

d.f.

México

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MoustacheCasco Viejo

Panamá Centro

Panamá

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Tagg n´stencilCasco Viejo

Panamá Centro

Panamá

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writersEspacio escultórico

D.F.

México

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Muros y sonidos

http://www.flickr.com/photos/throughahumanlense/

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Los fabulosos cadillacsCharly García

Banda plástica de tepetlixpa Fito Páez

Bersuit VergarabatAlbert Plá

Macedonio AlcaláOscar Chavez

Jonny CashLuis Eduardo Aute

Carlos GardelSan José Alfredo Jimenes

Chavela VargasJuan Gabriel

Joaquin sabinaSan José Alfredo Jiménez

Andres calamaroPedro guerra

Fito PaezLuis Alberto Spinetta

Luis Eduardo AuteJoaquin Sabina

Los Autenticos DecadentesFrank Sinatra

Bob Dylan

El soundtrack

cincuenta

50Canciones

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¿Qué es un fantasma?

Un evento terrible condena-do a repetirse una y otra vez.Un instante de dolor, quizá.Algo muerto que parece por momentos vivo aún.Un sentimiento suspendido en el tiempo,como una fotografía borrosa,como un insecto atrapado en ámbar.

Por Daniel Hernández Becerril

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Todo ser humano, por listo, talentoso, maldito o crédulo – entre mu-chas otras cosas- esta naturalmente obligado a pasar por la muerte. No hay vuelta a atrás, y en ese camino, en el que nosotros tenemos parte de la decisión si hacerlo largo o corto, nos acompañan dos per-sonajes primordiales, el corazón y los oídos, personajes que juntos por obra y gracia de la música, pueden hacer mágica la eterna agonía que todos pasamos para regresar a la tierra, convertirnos en energía, subir al cielo o ir a donde nuestro viajero espíritu quiera.

Es así, que con todo el respeto que tengo hacia la música, con la inex-plicable pasión que me transmite cada melodía, voy formando a dia-rio el soundtrack perfecto para el último de mis suspiros, el cual en este especial de día de muertos estoy muy contento en compartir con ustedes, queridos lectores 50 de los tracks que me llevan a re-cordar esta fecha, así como canciones, que evocan tanto el recuerdo de de lo que uno pasa a lo largo de nuestra efímera existencia física en la tierra, llenas de memorias, palabras y notas combinadas con el tiempo, el viento, el cuerpo y el alma que sin duda escucharan el día de mi ultimo tango, mi ultimo corrido, mi ultimo trago, mi ultimo cuplé.

Los fabulosos cadillacsCharly García

Banda plástica de tepetlixpa Fito Páez

Bersuit VergarabatAlbert Plá

Macedonio AlcaláOscar Chavez

Jonny CashLuis Eduardo Aute

Carlos GardelSan José Alfredo Jimenes

Chavela VargasJuan Gabriel

Joaquin sabinaSan José Alfredo Jiménez

Andres calamaroPedro guerra

Fito PaezLuis Alberto Spinetta

Luis Eduardo AuteJoaquin Sabina

Los Autenticos DecadentesFrank Sinatra

Bob Dylan

1.- Los condenaditos2.- canción para mi muerte3.-Yerterday4.- Parte del aire5.- No seas parca6.- Sufre como yo7.- Dios nunca muere8.- Duele9.- Redemption songs10.- Quiereme11.- Adios muchachos12.-Un mundo raro 13.- El andariego 14.- Amor eterno 15.- EL capitán de su calle 16.- Las Ciudades 17.- Nostalgias 18.- Te lo juro yo 19.- flores en su entierro 20.- barro tal vez 21.- De paso 22.- Esta boca es mia 23.- Vivire por siempre 24.- My way 25.- Like a rolling stone

26.- Te vas ángel mío 27.- relicario28.- Alice29.- El pajarito verde30.- Maria31.- Venganza32.- silencio33.- De paso34.- Desde tu Herida35.- Adios 36.- The Boxer37.- Lucia38.- Superstar39.- Siempre Siempre 40.- Amigo Desconosido41.- Prenda del Alma42.- Nueve Viento43.- Si Hoy44.-El mezcal45.- Nos Tragamos46.- Desarma y Sangra47.-Nosotros Egoistas48.- Rios de Lagrimas49.-Vamos50.- Ramón el Indio Hereje

Ramón Ayala Sara Montiel

Tom WaitsMusica popular Veracruzana

Café TacuvaLos Fabulosos CadillacsBuena Vista Social Club

Jorge DrexlerCorcobado

Gustavo CeratiPaul Simon

Joan Manuel SerratSonic Youth

Pedro InfanteVicentico

Los Lobos del Este de L.A.Lila DownsEntre ríos

La barrancaSan Pascualito Rey

Charly GarciaLos Fabulosos CadillacsLos Fabulosos Cadillacs

VicenticoSr Flavio y Lorio

El soundtrack

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Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño, hablan no solo de las ligeras y al mismo tiempo pesadas cargas de la vida, así como de la juventud y el paso del tiempo. Los Detectives sal-vajes no manifiestan claramente quiénes son los detectives o quiénes son los salvajes, afortunadamente para el lector, por ratos (prácticamente toda la segunda parte), el ser uno de ellos es posible. Involúcranos en las vivencias (no quiero llamarle aventuras) de los personajes centrales es casi un ex-quisito caminar cocido a los talones de los pies, es decir que recorremos las paginas como sombras, obligadas a sentir que son parte de un mismo ser, pero diferentes, independientes.

La otra forma de sentir, experimentar, o mejor dicho de dis-frutar la lectura de este libro, esta manifiesta en los míticos personajes, de los cuales me centrare en uno, el cual es: Ulises Lima, y de su trajinar con lo real visceral, que si le presta-mos atención a los orígenes de las letras bien acomodadas, es decir; al autor, podremos vislumbrar un trasfondo que a mi parecer es la intención a destacar de cualquier obra, no solo captar las letras, sino el por qué de las mismas. El tra-bajo egoísta del escritor y el arduo y laborioso disfrutar del lector se mesclan con un estilo muy particular, engarzado en un México anhelado y el movimiento de actividades y países, al igual que de fracasos, lazos de metáforas y poesía obscura-mente luminosa. Es un placer recomendar esta obra maestra de la literatura Latinoamericana contemporánea.

Liborio Tinajeros.Escritor Chileno, México D.F. octubre del año en curso.

Los detectives salvajesRoberto Bolaño

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Re-señas

No cabe duda que la música viaja de una manera in-sólita por los oídos del mundo, llegando a deformarse conforme al paso de la modernidad y por supuesto de las exigencias de un nuevo publico, en este caso el bo-lero y la música ranchera cambio de tal modo que surge la nueva bohemia, un poco mas cruda e instrumental. Por si no fuera poco, esa vos grave y melancólica que trae consigo Javier Corcobado acompañado de Criacu-ervos nos lleva a un abismo de recuerdos que saben muy bien con el licor y la nostalgia. Canciones como voy, pánico, bravo, aquel tren, pídele a dios, amarga navidad, entre otras, son participes de este par de joyas musicales perfectas para una noche después de Garibaldi.

Boleros enfermos de amor vol. 1 y 2.Javier Corcobado y Criacuervos

1996Grabación Oigo Estudios, Zapopan, El Cuarto de Máquinas y El Sótano, ciu-dad de MéxicoGénero(s) RockDuración 51:53

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CréditosRevista: N. C.Año 1 / No. 4 / Noviembre 2012Dirección GeneralDaniel Hernández [email protected] / @fumando_esperoEdición y correcciónMireillie Alelí Lázaro Corté[email protected] Rico Zaldí[email protected] / [email protected]ño editorial y fotografíasXuxa [email protected] editorialAnarkratapoesianarquistalibre.blogspot.mxEdgardo León [email protected] / @edgardomantraJosé Alberto Hernández BecerrilFacebook: Jose A Bloom HernandezMagali De la Cruz Cristó[email protected] / @Magali_087Nancy Carbajal CorderoFacebook: Nancy CarbajalVíctor Daniel Govea [email protected] / @L3iNaD_Colaboran en este número:Cass, Daniel Hernández