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El profesional de la información, vol. 9, nº 9, septiembre 2000 26 Revistas-e: estado del arte EL PASADO 4 DE MAYO el agente de suscripciones Swets Blackwell S. L. —la nueva em- presa resultante de la reciente compra de Blackwell por parte de Swets & Zeitlinger—, organizó una jornada para discutir las úl- timas novedades y tendencias so- bre revistas electrónicas. Carlos Rodríguez, gerente de SB presentó el acto resaltando “lo clave que resulta este área tanto pa- ra el sistema de difusión del cono- cimiento entre autores y lectores como para la industria editorial, sin olvidar las instituciones interme- diarias como los propios agentes de suscripciones y las bibliotecas”. “En los meses inmediatos”, conti- nuó Rodríguez, “presenciaremos cómo se acaba de definir la crucial evolución histórica de todo el sec- tor de la información electrónica científica, de la cual las revistas son una componente fundamental”. Finalmente el gerente de Swets Blackwell dijo que sesiones como la presente pretendían aportar cri- terios para ayudar a entender la enorme complejidad a la que se ha llegado en el mundo editorial, tan- to por lo que respecta a las tecno- logías como a la variedad de con- tratos y condiciones de uso de la información. Seguidamente se reseñan las intervenciones: Clive Hoey, MCB University Press Resumió la situación actual con la frase “El futuro (de las re- vistas-e) es como el paraíso: todos lo esperamos pero nadie quiere ir ahora”. Su compañía lleva 30 años pu- blicando revistas (130 actualmen- te) sobre gestión y administración empresarial. En 1994 decidieron “reinventarse” para empezar a pro- ducir revistas electrónicas, creando dos servicios que en su momento fueron pioneros: Emerald Proporciona 120 revistas de MCB en texto completo, primero en cd-rom y a partir de 1997 tam- bién por internet. Contiene más de 25.000 artículos. Proclama tener mucha flexibilidad para adaptarse a las necesidades de cada usuario y para ello ha creado un “focus group” (foro de discusión en el que periódicamente o por temas al- guien va haciendo síntesis de cuan- to se dice) integrado por profeso- res, bibliotecarios y usuarios. «La evolución de la revistas a soporte electrónico señala un momento histórico clave tanto para el sistema de difusión del conocimiento co- mo para la industria editorial y los inter- mediadores» (Carlos Rodríguez) Pone énfasis en el hecho de que no sólo ofrecen online los artí- culos revisados por los comités de redacción sino también las notas sobre novedades legales y medio- ambientales, reseñas de libros (li- gadas a un servicio de adquisición online), comentarios, editoriales, descripciones de servicios y pro- ductos, etc., que según Hoey son al menos tan interesantes como los artículos. Esto de si las revistas se ofrecen íntegras o no, es algo que hay que el usuario debe tener en cuenta al evaluar su disponibilidad electrónica. Anbar Se define a sí mismo como un servicio de resúmenes de la más al- ta calidad (“premier”, en inglés), basada en una selección muy es- tricta de las mejores revistas y artí- culos sobre gestión (420 títulos), informática (200) e ingeniería civil (150). Se vende en cd-rom y por internet. Por qué publicar electrónicamente Hoey enumeró las ventajas de las revistas electrónicas, que no re- producimos aquí por ser ya conoci- das por la mayoría de los lectores de EPI. Quizá valga la pena resal- tar: — acceso multi-usuario; — reducción de los robos y da- ños en fascículos; — reducción de espacio; — facilidad de ojear todas las colecciones; — no necesidad de acudir tan- to a la biblioteca para leerlas; — 24 horas de acceso; — prestigio para la organiza- ción (y consiguiente posibilidad de obtener más subvenciones); — menor esfuerzo administrati- vo (eso sí, cuando ya todo está ins- talado y funcionando, pues previa- mente puede haber sido una nego- ciación y un proceso complicados). Publicar-e todavía es invertir a largo plazo MCB University Press se quiso anticipar a la demanda cuando ésta era sólo incipiente. Hoey recono- ció haber pecado de ingenuos, pues todo se ha ralentizado mucho debi- Carlos Rodríguez, Swets Blackwell, España

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El profesional de la información, vol. 9, nº 9, septiembre 200026

Revistas-e: estado del arteEL PASADO 4 DE MAYO el

agente de suscripciones SwetsBlackwell S. L. —la nueva em-presa resultante de la recientecompra de Blackwell por partede Swets & Zeitlinger—, organizóuna jornada para discutir las úl-timas novedades y tendencias so-bre revistas electrónicas.

Carlos Rodríguez, gerente deSB presentó el acto resaltando “loclave que resulta este área tanto pa-ra el sistema de difusión del cono-cimiento entre autores y lectorescomo para la industria editorial, sinolvidar las instituciones interme-diarias como los propios agentes desuscripciones y las bibliotecas”.“En los meses inmediatos”, conti-nuó Rodríguez, “presenciaremoscómo se acaba de definir la crucialevolución histórica de todo el sec-tor de la información electrónicacientífica, de la cual las revistas sonuna componente fundamental”.

Finalmente el gerente de SwetsBlackwell dijo que sesiones comola presente pretendían aportar cri-terios para ayudar a entender laenorme complejidad a la que se hallegado en el mundo editorial, tan-to por lo que respecta a las tecno-logías como a la variedad de con-tratos y condiciones de uso de lainformación.

Seguidamente se reseñan lasintervenciones:

Clive Hoey, MCB UniversityPress

Resumió la situación actualcon la frase “El futuro (de las re-vistas-e) es como el paraíso: todoslo esperamos pero nadie quiere irahora”.

Su compañía lleva 30 años pu-blicando revistas (130 actualmen-te) sobre gestión y administraciónempresarial. En 1994 decidieron“reinventarse” para empezar a pro-ducir revistas electrónicas, creando

dos servicios que en su momentofueron pioneros:

Emerald

Proporciona 120 revistas deMCB en texto completo, primeroen cd-rom y a partir de 1997 tam-bién por internet. Contiene más de25.000 artículos. Proclama tenermucha flexibilidad para adaptarsea las necesidades de cada usuario ypara ello ha creado un “focusgroup” (foro de discusión en el queperiódicamente o por temas al-guien va haciendo síntesis de cuan-to se dice) integrado por profeso-res, bibliotecarios y usuarios.

«La evolución de larevistas a soporteelectrónico señala unmomento históricoclave tanto para elsistema de difusióndel conocimiento co-mo para la industriaeditorial y los inter-mediadores» (CarlosRodríguez)

Pone énfasis en el hecho deque no sólo ofrecen online los artí-culos revisados por los comités deredacción sino también las notassobre novedades legales y medio-ambientales, reseñas de libros (li-gadas a un servicio de adquisiciónonline), comentarios, editoriales,descripciones de servicios y pro-ductos, etc., que según Hoey son almenos tan interesantes como losartículos. Esto de si las revistas se

ofrecen íntegras o no, es algo quehay que el usuario debe tener encuenta al evaluar su disponibilidadelectrónica.

Anbar

Se define a sí mismo como unservicio de resúmenes de la más al-ta calidad (“premier”, en inglés),basada en una selección muy es-tricta de las mejores revistas y artí-culos sobre gestión (420 títulos),informática (200) e ingeniería civil(150). Se vende en cd-rom y porinternet.

Por qué publicarelectrónicamente

Hoey enumeró las ventajas delas revistas electrónicas, que no re-producimos aquí por ser ya conoci-das por la mayoría de los lectoresde EPI. Quizá valga la pena resal-tar:

— acceso multi-usuario;

— reducción de los robos y da-ños en fascículos;

— reducción de espacio;

— facilidad de ojear todas lascolecciones;

— no necesidad de acudir tan-to a la biblioteca para leerlas;

— 24 horas de acceso;

— prestigio para la organiza-ción (y consiguiente posibilidad deobtener más subvenciones);

— menor esfuerzo administrati-vo (eso sí, cuando ya todo está ins-talado y funcionando, pues previa-mente puede haber sido una nego-ciación y un proceso complicados).

Publicar-e todavía esinvertir a largo plazoMCB University Press se quiso

anticipar a la demanda cuando éstaera sólo incipiente. Hoey recono-ció haber pecado de ingenuos, puestodo se ha ralentizado mucho debi-

Carlos Rodríguez, Swets Blackwell, España

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do a que tanto los editores comolos usuarios van familiarizándosecon el nuevo medio mucho máslentamente de lo esperado.

Presentó unas estadísticas quemostraban un paulatino descensodel número de suscripciones tradi-cionales del orden del 13% anualdesde 1997. De momento las pér-didas todavía no son compensadaspor el aumento de las suscripcio-nes electrónicas.

En sus conclusiones dijo que elfuturo se puede ver con optimismosiempre y cuando se entienda la si-tuación actual, se conozcan las pe-culiaridades de esta industria, setengan unos objetivos claros y sesepa qué hay que hacer en cadamomento. Esto no es fácil pues uneditor tiene que estar vigilandocontinuamente la cadena de la in-

formación hacia arriba (los auto-res) y hacia abajo (los distribuido-res y demás intermediarios, y loslectores) de y reaccionar correcta-mente.

Los editores ven claramenteque sus competencias tienen quecambiar y que no son insustitui-bles, lo cual les lleva a buscar nue-vas formas de añadir valor a sufunción, a hacerse más útiles y másatractivos. Por ejemplo, antes loseditores apenas tenían contactocon los clientes y con los usuariosfinales; en cambio ahora puedenllegar a hacer promociones conjun-tas para asegurar su continuidad: siuna revista no se lee, es posibleque la biblioteca cancele pronto lasuscripción. Como había dichoCarlos Rodríguez, el entorno cadavez es más complicado y con másvariables. Los editores se ven obli-gados a ser flexibles y a entender lasituación de las bibliotecas: pade-cen reducción de presupuesto, me-nos personal, más usuarios, los as-pectos diferenciales entre ellas...

Hoey dijo que en general todoslos proveedores de información decalidad tienen que hacer frente alllamado efecto Wal-Mart (ver re-cuadro): una tendencia a medir to-do por un mismo rasero de preciosreventados. Ver que “lo barato —ala larga— es caro” puede ser relati-vamente fácil con utensilios u obje-tos usuales, pero mucho más difícilcon los servicios de información.

En cuanto a precios, los edito-res sólo se pueden permitir aumen-tar los de las revistas más solicita-das. Muchos títulos se mantienenaunque ocasionen pérdidas, puesayudan a dar cuerpo a la ofertaconjunta de la editorial.

No todos conseguirán adaptar-se a los nuevos tiempos, pues ade-más de dominar los cambios tecno-lógicos deben acertar también ensus alianzas y coaliciones estraté-gicas entre empresas.

[email protected]

http://www.emerald-library.com

http://www.liblink.co.uk

http://www.mcb.co.uk

Science, editorial conuna única revista

Seguidamente tomó la palabraJane Pennington, jefa de marke-ting para Europa de Science Onli-ne, que es la versión electrónica dela conocida y prestigiosa revistasemanal Science, publicada por laAmerican Association for the Ad-vance of Science (Aaas).

Explicó que su empresa tratatambién de moverse siguiendo losdictados del mercado. Según ellalos usuarios quieren:

— actualización inmediata, pa-ra conocer lo último que se ha pu-blicado en su campo;

— acceso rápido y fácil desdesus puestos de trabajo para ahorrar

Efecto Wal-MartTendencia en los hábitos

de los mercados mundialescuyo nombre proviene de laconocida cadena de almace-nes norteamericana Wal-Mart caracterizada por susbajos precios y su a vecesdudosa calidad. El “efectoWal-Mart” (ahora en la épocainternet denominado también“ciber Wal-Mart”), ha sido es-tudiando por muchos autores:ocasiona la masificación, fo-menta las grandes superfi-cies, las ventas tipo “todo a100”, la desaparición de lospequeños servicios y tiendascon más valor añadido...

Los editores, las bibliote-cas y los agentes de subs-cripciones están inmersos enesta tendencia social de “loque sea, pero barato” (o gra-tis por la Red) y tienen quehacer un esfuerzo adicionalpara demostrar que son ca-paces de prestar serviciosmucho más útiles y eficaces,así como mejor información.

CrossRefServicio no lucrativo de la

Publishers International Lin-king Association (Pila), al queen agosto de 2000 están aso-ciados 33 editores. Proveeenlaces completamentetransparentes entre los artí-culos de revistas de cada edi-tor, sin que los usuarios ten-gan que abonar nada.

Para ello usa el códigoDOI (digital object identifier)para cada artículo, lo cualayuda a superar los eventua-les cambios de URL, y unaserie de metadatos.

En su primer año de fun-cionamiento el sistema con-tará con 3 millones de artícu-los, con un incremento de500.000 anuales.

http://www.crossref.org

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todo el tiempo posible y aumentarsu productividad;

— posibilidad de “hojear”,buscar artículos a través de cual-quier término e imprimir los recu-perados;

— ficheros retrospectivos de5-10 años (en general el prome-dio solicitado es de 7 años;

— agrupación de las revistaspor temas.

Por su parte Science Onlineofrece:

— notificación por correo-e yacceso a los textos completos elmismo día de la publicación;

— Digital Island (ver recua-dro) para usuarios internacionales;

— posibilidades de búsquedabastante sofisticadas;

— 5 años de ficheros retros-pectivos, aunque éstos se van am-pliando semanalmente;

— colecciones temáticas;

— servicios de puesta al díapersonalizados;

— el gestor personal de biblio-grafía Citation Manager (Nota: noconfundir con Reference Managerde ISI).

Otras ventajas resaltadas porPennington en especial para lasbibliotecas fueron:

— provisión de estadísticas deuso;

— no necesidad de suscribirsepor años naturales;

— garantía de acceso perma-nente al período suscrito. Para elloScience participa en el proyectoLockss (ver recuadro).

Modelos de accesoEn general, el acceso a las re-

vistas-e se puede hacer según 3grandes modelos:

1. Sitios abiertos (en los que sepaga según el consumo).

2. Suscripciones personales.

3. Accesos institucionales.

Aproximadamente la mitad delos editores actuales fuerzan la sus-cripción a la revista impresa. Losque permiten el acceso sólo onlineusualmente ofrecen precios másbaratos que la versión impresa alos individuos, pero en cambio alas instituciones les cobran lo mis-mo o más. Muchos editores ofre-cen acceso online gratis a los sus-criptores individuales de la versiónimpresa; sin embargo esto es me-nos común para las instituciones.

Cuando cobran una cantidadadicional por el acceso a la versiónonline, es también menor para losparticulares (casi nunca excede el

50%) que para las instituciones(frecuentemente es superior al75%).

Science permite la suscripciónsólo a la versión electrónica. EnScience Online se ofrecen variosmodelos y variantes:

Particulares:

— búsquedas gratuitas demuestra;

— resúmenes gratuitos (sólohay que rellenar un formulario deregistro);

— posibilidad de pay per view(pago según el uso);

— password para usar 24 horasel sitio web de Science por 10 US$;

Albert Prior, Swets Blackwell, Holanda

Clive Hoey, MCB University Press

Jane Pennington, Science Online Núria Gallart, Univ. Autònoma de Barcelona

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— suscripción al texto comple-to online a 12 US$/año adicionalesa la cuota de asociado a la Aaas(que incluye la suscripción a laversión impresa) y que es de 167US$ (con envío de los fascículospor correo de superficie);

Instituciones:

— estaciones de trabajo;

— concurrencia simultánea deusuarios;

— suscripciones para el sitioweb completo;

— tarifas especiales para con-sorcios;

— licencias desde todo un país;

— licencias desde todo el mun-do (por ej., para empresas multina-cionales).

Ventajas de ofrecer muchosmodelos de acceso

— poder servir diferentes seg-mentos de mercado;

— poder experimentar para ha-llar el modelo “ideal” para la edi-ción electrónica;

— intentar ampliar el mercadopor todas las vías posibles: las ver-siones electrónicas de las revistasde gran circulación serán menoscaras si se puede llegar a tener unmercado de compradores grande;

Sin embargo, aunque los lecto-res van aumentando, las cuestionesclave para fijar unas tarifas equita-tivas todavía son:

a) el reducido tamaño del mer-cado para la mayoría de revistas;

a) el riesgo inherente a una si-tuación tan imprevisible como laque atravesamos.

La política de Science es, porun lado, aumentar los preciossiempre por detrás del promediodel mercado, y, por otro, ofrecerservicios con el mayor valor añadi-do posible (p. ej.: contenidos origi-nales, hiperenlaces, referencias

cruzadas entre documentos, SDIs,posibilidades de búsqueda cadavez más potentes...).

Intenta mantener sus actualesclientes con esa política de preciosmoderados, aunque adaptándolos alas fluctuaciones del mercado deotras revistas competidoras simila-res y segmentando las tarifas segúnla curva de la oferta y la demanda.

Característicasdiferenciales de Science

— Factores económicos

El 38% de los beneficios deScience provienen de los 134.000miembros individuales de la Ame-rican Association for the Advanceof Science (Aaas). Las ventas depublicidad, posible sólo con revis-tas de gran tirada como la que co-mentamos, producen un 50% de

los beneficios. El 12% restante sederiva de las suscripciones vendi-das a las bibliotecas.

— Diversidad y amplitud

La temática de Science incluyemás de 60 disciplinas científicas,que constituyen la clasificación conque se encuentran los usuarios de laversión online cuando consultan elweb, junto a los correspondientesenlaces a las principales revistas es-pecializadas de cada disciplina.Science se integrará plenamente aCrossRef (ver recuadro) a partir delpróximo mes de octubre.

La revista se vende a universi-dades (28%), entes de la adminis-tración pública (11%), empresas(12%), hospitales e institucionesmédicas [públicos (19%) y priva-dos (7%)], y otros (23%) —institu-

Digital IslandEs un proveedor de servicios internet de los EUA que propor-

ciona mirrors o copias de webs en otros países para facilitar el ac-ceso. De esta forma, en el caso de Science, SwetsNet, y otros edi-tores y distribuidores de revistas-e, los usuarios pueden conectar asitios europeos, menos saturados, que son copia de los america-nos.

Véase, por ejemplo, la página de HighWare, marca editorial delas bibliotecas de la Stanford University:

http://highwire.stanford.edu/help/slow.dtlhttp://www.digitalisland.com/

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tos de investigación, particulares,etc.—.

Pennington dijo que la mayo-ría de sus suscriptores residen enlos EUA, pero tienen 30.000 enotros países, los cuales según ellavan siguiendo paulatinamente losmismos patrones de uso que pri-mero se implantan en los EUA. Entotal Science tiene 40.000 suscrip-tores de pago y una población quese mantiene superior a los 76.000de inscritos en pruebas. En el pri-mer trimestre del 2000 recibieron6,8 millones de peticiones de docu-mentos.

«Al evaluar la disponi-bilidad de una revista-e hay que tener encuenta si también seofrecen las notas so-bre novedades, rese-ñas de libros, comen-tarios, editoriales, des-cripciones de servi-cios y productos, etc.,que muchas vecesson tan interesantes omás que los artículos»(Clive Hoey).

España ocupa la séptima posi-ción entre los países europeosclientes de Science con 793 sus-criptores institucionales y 125 par-ticulares.

Todo ello hace que Scienceocupe una posición bastante privi-legiada en el sector, como se ve,aunque de cara al futuro Jane Pen-nington piensa que es incierta laevolución de las revistas de tipogeneral como la suya, pues la com-petitividad y la aparición de mu-chos nuevos productos informati-vos irán erosionando sus ventaspoco a poco. Lo que más les ayudaa mantenerse es el prestigio del quetodavía goza la revista.

Prevén que las ventas onlineaumentarán, se normalizarán porfin los modelos de licencia de uso,

pero deberán seguir alerta puescontinuará habiendo cambios tantoentre su población de usuarios co-mo en los canales de comunicacióny distribución.

[email protected]

http://intl.sciencemag.org/subscriptions/terms-unlim.shtml

http://www.scienceonline.org

http://www.aaas.org

La biblioteca comointerfaz entre editores

y lectores

A continuación, Núria Ga-llart, de la Univ. Autònoma deBarcelona (UAB), explicó el traba-jo de los bibliotecarios como inter-mediarios (o haciendo la funciónde “bisagra”, en palabras de la po-nente), así como la experiencia ad-quirida en la UAB, una universidaden la que profesores y estudiantestienen ya acceso a 1.200 revistas-e(que cubren un 30% de las revistasrecibidas en papel).

Gallart empezó mostrandouna visión de conjunto muy positi-va (los “peros” vendrían más tarde)

sobre las revistas electrónicas: “re-almente vale la pena estar suscritoa ellas por las facilidades que ofre-cen y por la nueva dimensión queadquiere la biblioteca”.

Solucionan “ese vaciado de lasrevistas que casi nunca se tienetiempo de hacer”, continuó, “y enteoría proporcionan facilidadesadicionales imposibles en una ver-sión impresa, aunque de momentoalgunas de ellas se tienen que rele-gar por problemas administrativoso técnicos”.

Se trata de un entorno muycambiante en el que todos (edito-res, bibliotecarios y usuarios) ex-perimentan y aprenden sobre lamarcha. En la UAB han estadoaprovechando diversas ofertas delanzamiento de nuevos productos,lo que a veces ha traído consigouna situación todavía más volátil.Los editores también ensayan fór-mulas de venta y con frecuenciacambian sus políticas, lo cual pue-de ser irritante para los lectores alno encontrar información localiza-da anteriormente que o bien ha de-saparecido o se ha trasladado. To-dos desean que cada vez haya másestabilidad y una disponibilidadpermanente.

En muchas cuestiones coinci-dió con lo que ya habían dicho losanteriores intervinientes, pero Nú-ria Gallart fue muy clara e incisivaal tratar varios aspectos con los quese ha topado en los años que lleva alfrente de proyectos europeos rela-cionados con este tema (ver por ej.la URL de Decomate) y como res-ponsable de negociar los contratos.Demostró tener un profundo cono-cimiento práctico de toda la proble-mática (como lo demuestra el he-cho de que fuera largamente aplau-dida cuando finalizó).

Cómo se ven lasrevistas-e desde la UAB

Con el fin de no hacer esta re-seña excesivamente larga intenta-

Proyecto LockssEl acrónimo corresponde

a la algo informal frase Lotsof copies keeps stuff safe(montones de copias asegu-rarán el material) ha sidopuesto en marcha por High-Wire (Stanford Univ.), Sun Mi-crosystems y National Scien-ce Foundation (NSF), de losEUA, para garantizar la pre-servación y la accesibilidadde las revistas electrónicasen previsión de futuros cam-bios de estándares.

Es un sistema distribuidocon varias copias de seguri-dad de cada revista. Las pri-meras pruebas (fase alfa) sehan iniciado este verano.

http://lockss.stanford.edu

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remos hacer una lista simple depuntos, omitiendo clasificarlos talcomo hizo Gallart en su presenta-ción, esperando que ahora no se re-sienta la claridad:

— Se echa en falta más accesoretrospectivo.

— Falta cobertura de cienciassociales y humanidades.

— Los lectores quieren que seles presenten las revistas agrupa-das por grandes áreas temáticas, nouna única lista con los 1.200 títu-los.

— El acceso debe ser lo másdirecto posible, sin que el usuariotenga que pasar por pantallas inne-cesarias.

— Los enlaces directos a losartículos son muy útiles y Gallartelogió a los editores que los esta-blecen.

— Los usuarios piden horario24/7 (24 h al día y 7 días a la se-mana).

— Los editores son poco tole-rantes con los retrasos en el pagode las suscripciones, cortando a ve-ces el acceso sin ningún miramien-to. Los trámites para reestablecerlopueden llevar 3 meses.

— Una universidad necesitaflexibilidad en los modelos de con-trolar el acceso, tanto con diferen-

tes IPs* como mediante password,pues los profesores y estudiantespueden requerir conectar desde suscasas o durante estancias tempora-les en otra universidad.

*Acceso permitido por el pro-veedor a todos los usuarios que co-necten desde un determinado do-minio internet o dirección, como p.ej., a todas las direcciones termina-das en “uab.es” en el caso de laUniv. Autònoma de Barcelona.

— Las revistas digitales aca-ban con el problema de los núme-ros perdidos, pero no están exentasde problemas: poder tener acceso ala colección completa, al númerocompleto —no sólo a los artícu-los—, algunos gráficos resultanilegibles... “El control de calidadde las colecciones-e está sólo ensus inicios”, dijo Núria Gallart.

— Una revista puede estar dis-ponible a través de varios provee-dores (directamente desde el edi-tor, Ovid, SilverPlatter,etc.), adoptando entoncesdiferentes formatos (pdf,html, ascii, tiff, PS, TeX,DVI...) y creando confusión hastael punto de que algún lector pre-gunte “¿estamos hablando de lamisma revista?”.

Gallart saludó el “gran esfuer-zo que están haciendo los agrega-dores intermediarios frente a laseditoriales, como por ej. SwetsBlackwell, que se hacen con unagran oferta de revistas y llegan ahacer la competencia a las bibliote-cas proveyendo colecciones a lamedida y facilitando la nego-ciación de las licencias”.

— Por último se refirió a la ne-cesidad de tener estadísticas claras,fiables y comparables del uso delas revistas, algo que poco a pocolos editores van facilitando más,pero con poca estandarización. Al-gunas veces cuesta descifrar a quése refieren cuando hablan de sus-cripciones, sesiones, consultas...

Disponer de una colecciónlocal, aunque sea reducida,permite a la biblioteca sacartoda clase de estadísticas que

pueden ayudar mucho a conocerlas pautas de conducta de los lecto-res y a interpretar las demás esta-dísticas.

Web of Science, del Institute for Scientific Information (ISI), se está configurando como uno delos mejores productos informativos actuales

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El mareo de loscontratos

Núria Gallart dedicó unaatención especial a los contratos,ya que su negociación requiere ungran esfuerzo por parte de la bi-blioteca. En principio ya cuestabastante dedicación decidir las me-jores opciones del mercado tantopor el contenido como por la fun-cionalidad, para luego tener quepasar a la discusión de las condi-ciones del contrato (o acuerdo, o li-cencia de uso o como se llame):

Un primer escollo a salvar esque no siempre la organización secorresponde exactamente con unoo más dominios IP. Hay que pre-sentar argumentos razonados quefinalmente son aceptados por eleditor o por el agregador, pero ellolleva su tiempo.

El firmante del contrato varíade unas instituciones a otras. Porejemplo no se puede pretender queen la UAB firme todos los contra-tos el rector, tal y como piden mu-chos proveedores (en esta universi-dad lo hace el jefe de bibliotecas).

«Aproximadamente lamitad de los editoresactuales fuerzan lasuscripción a la revis-ta impresa para per-mitir el acceso a laversión electrónicapero esta práctica ten-derá a desaparecer»(Jane Pennington)

Los contratos están en inglés,con la consiguiente dificultad deinterpretación de determinados tér-minos legales. No es posible tradu-cir todos los contratos. El provee-dor impone que en caso de litigiose aplicarán leyes que son desco-nocidas para la biblioteca (de Nue-va York, de Ohio, o de donde sea).

El resultado de no cumplir uncontrato no es una multa sino elcorte del acceso al servicio de in-

formación. Gallart dijo que en laUAB son muy estrictos en el cum-plimiento de los mismos (por ej. enaspectos como el del copyright).

En cambio por parte del prove-edor de información en los contra-tos son típicas frases ambiguas ta-les como “haremos lo posible paraofrecer un servicio ininterrumpi-do” o “el editor X hará cuanto pue-da para garantizar el mayor nivelde calidad de la información sumi-nistrada”.

Algunos editores exigen con-tratos por 3 años, pero esto no esposible aceptarlo en determinadoscentros que funcionan con presu-puestos anuales.

Para terminar Núria Gallartretomó su leit motiv de la bibliote-ca como “bisagra” entre los prove-edores (los cuales a veces usan po-líticas comerciales muy agresivasprometiendo la luna directamentea los lectores) y los lectores (queacuden luego a la biblioteca a pedirla materialización de esas prome-sas). La biblioteca atiende las exi-gencias de los usuarios hasta el lí-mite que permiten sus recursos hu-manos y pecuniarios.

En suma, la biblioteca trata decapear una situación transitoria enla que todos están aprendiendo es-te nuevo mundo de las revistaselectrónicas, y aplicar todo el tinoposible para tener el mínimo des-gaste y el máximo rendimiento.

[email protected]

http://www.bib.uab.es

http://decomate.uab.es

Tendencias en edicióny distribución

La última intervención fue lade Albert Prior, director de desa-rrollo de negocio de Swets & Zei-tlinger, Lisse, Holanda, quien des-tacó las principales tendencias quese perciben como más influyentesen el sector.

— Servidores de preprints oe-prints

Aunque datan de varios años,últimamente se está observando ungran desarrollo de archivos elec-trónicos de artículos e informes ge-neralmente inéditos que gestiona elpropio mundo académico. En oca-siones los artículos los puede ar-chivar el mismo autor. El acceso alos documentos es gratuito graciasa estar esos sistemas subvenciona-dos por las universidades y las ad-ministraciones públicas, lo cual nolos hace muy bien vistos por partede los editores, que los consideranuna directa competencia “desleal”.Con toda seguridad su prolifera-ción tendrá una influencia impor-tante en la edición de revistas y enlos actuales canales de comunica-ción científica.

Algunos de ellos son: PubMedCentral, E-BioSci, ClinMed Net-prints, ChemWeb Chemistry Prep-rint Server, XXX (física de altasenergías), CogPrints (psicología,lingüística, filosofía...), RePec(economía)...

Prior informó de la iniciativaOpen Archives, que es un fórum

Artículos científicos gratisLos sitios con mayor nú-

mero de artículos de revistasen texto completo gratuitosson:

Nasa astrophysics datasystem (Nasa ADS)

300.000 artículos sobreastrofísica y astronomía.

http://adswww.harvard.edu/HighWire, bibliotecas de

la Stanford University175.000 artículos sobre

biomedicina y psicología.

http://highwire.stanford.edu/En ambos webs bastan-

tes de las revistas se ofrecensin los artículos del últimoaño.

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El profesional de la información, vol. 9, nº 9, septiembre 200034

para discutir y solventar problemasde compatibilidad y de coordina-ción entre los diferentes sistemasde auto-archivo existentes. Los dí-as 18-20 de este mes de septiembremantendrá su primera conferenciaeuropea coincidiendo con Ecdl-2000 en Lisboa (ver la Agenda).Los miembros de Open Archivesutilizan las normas técnicas de laSanta Fe Convention (acordadasen esa ciudad californiana los días21-22 de octubre de 1999) paraajustarse a unos mismos patronesbásicos.

— Enlaces

Es el gran tema del momento.Todo el mundo enlaza con todo elmundo gracias a las facilidades delprotocolo tcp/ip de internet: desdelas referencias y las bases de datosbibliográficas a los textos comple-tos, entre referencias, entre docu-mentos, desde los catálogos onlinede las bibliotecas...

En ello están interesados todoslos agentes del sector como edito-res, empresas de suscripciones,agregadores, distribuidores, etc.Algunos nombres muy conocidosson: SilverPlatter, Dialog, Cam-bridge Scientific Abstracts (CSA),Ovid, Biosis, Ebsco, Swets, Catch-Word, ChemPort (el servicio deobtención de documentos de Che-mical Abstracts)...

Resaltó el activo trabajo delInstitute for Scientific Information(ISI) que constantemente añadenuevas compañías editoras a suWeb of Science. Actualmente tieneenlaces a 8.500 revistas y mantieneconversaciones con Oclc, Swets-Net, CatchWord y otros para ir am-pliando el servicio.

Citó el software SFX desarro-llado por la Univ. de Gante (Bélgi-ca) que en febrero de 2000 fuecomprado por la empresa israelí ExLibris (productora del gestor de bi-bliotecas Aleph). SFX permite esta-blecer enlaces sensibles al contex-to —dependientes de la colección

de que se dispone en una institu-ción determinada—. Precisamentea principios de julio pasado Ex Li-bris e ISI firmaron un acuerdo paraincorporar SFX a Web of Science.

Finalmente coincidió con JanePennington sobre la gran impor-tancia del proyecto CrossRef (verrecuadro), aunque todavía es pre-maturo hablar de su éxito. De mo-mento sus expectativas son inmen-sas si se piensa lo que representaponer enlazar todo tipo de objetosinformativos sobre un tema con-creto, por ej., artículos, patentes ynormas de análisis de una determi-nada secuencia de ADN.

— Consorcios y licencias na-cionales

Otra de las tendencias que es-tán causando impacto en el sector,ya desde hace algunos años, es laformación de consorcios de biblio-

tecas para negociar con los editorescondiciones de acceso comunes,especialmente para el tema de lasrevistas-e.

«La situación actualde las revistas-e esmuy cambiante por-que todos los actores—editores, agrega-dores, bibliotecarios,usuarios...— estánaprendiendo y experi-mentando sobre lamarcha» (Núria Ga-llart)

Algunos consorcios son de al-cance estatal y gestionan muchodinero, como por ej. el CanadianNational Site Licensing Project,con 20 M US$. Otras iniciativasimportantes son:

— Bibsam, Suecia, que englo-ba 20 licencias nacionales.

— Def, Dinamarca, con 10 li-cencias nacionales.

— Consorcio del estado de Ca-lifornia.

— Nesli (National electronicsite licence initiative), del ReinoUnido.

Prior se detuvo con algunosdatos de este último, que está ges-tionado por Swets y por Manches-ter Computing (Manchester infor-mation and associated services,Mimas), correspondientes al año2000:

Los usuarios de 180 institucio-nes tienen acceso a 2.600 títulos derevistas electrónicas producidaspor 13 editores. Cada profesor tie-ne un password que puede usardesde cualquier lugar (para ello seemplea el sistema de autentifica-ción Athens).

Recientemente en Nesli se es-tuvo trabajando en la agrupaciónde las revistas en clusters temáti-cos, pues, como también han co-

FathomEs un macroproyecto de

educación a distancia, dirigi-do tanto a empresas como aparticulares, que está previs-to que se ponga en marcha afinales de este año 2000. Enél intervienen instituciones degran prestigio como: Colum-bia Univ., London School ofEconomics and PoliticalScience, Cambridge Univ.Press, The British Library,Smithsonian Institution’s Na-tional Museum of Natural His-tory, The New York Public Li-brary, Univ. of Chicago, Ame-rican Film Institute, Rand yWoods Hole OceanographicInstitution.

http://www.fathom.com/

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mentado anteriores ponentes, losusuarios desean hacer sus búsque-das a partir de esa pauta inicial.

Está prevista la próxima cone-xión de Nesli con Web of Science.

Por otro lado, paralelamente alos consorcios de bibliotecas se es-tá dando también algún caso deformación de consorcios de peque-ños editores.

— Libros electrónicos

Existentes desde hace años,quizá con prestaciones algo preca-rias para que se consideraran útilesy tuvieran éxito, ha sido entre 1999y 2000 cuando han experimentadoun impulso que parece definitivopara su implantación. Ha influidomucho el hecho de que se hayandesarrollado estándares comunes yabiertos. Se calcula que para el año2002 habrá disponibles más de 1millón de títulos.

Los libros electrónicos puedenleerse en aparatos lectores dedica-dos, más o menos del tamaño de unlibro, o en un PC corriente. El pa-sado día 8 de agosto Microsoft lan-zó el software E-book reader, quese puede descargar gratuitamente(ocupa 7 Mb) tanto desde el propiofabricante como del web de la li-brería Barnes & Noble. Esta libre-ría vende unos 2.000 títulos-e.

Hay empresas que se han espe-cializado en libros-e:

NetLibrary ofrece ya más de20.000 títulos, de los cuales 4.000son gratuitos. Los usuarios puedendescargar gratuitamente la aplica-ción eBook Reader de NetLibrary(5,9 Mb).

Questia es una empresa que es-tá digitalizando libros para empe-zar a dar servicio en 2001 con50.000 volúmenes. Calcula tener250.000 en 2003.

El futuroAparte de los grandes aspectos

comentados arriba, Albert Prior

apuntó otras características de laevolución a corto plazo:

— Mayor cooperación entrelos editores, especialmente en áre-as temáticas concretas.

— Habrá modelos de publica-ción alternativos con lo que losusuarios tendremos que seguir eva-luando muchas opciones antes decomprar.

— Los autores retendrán loscopyrights de sus trabajos y conce-derán licencias de publicación a loseditores.

«Algunas de las ten-dencias que más in-fluirán en la configu-ración del futuro acorto plazo son: dis-ponibilidad de e-prints académicos,multienlaces entredocumentos, consor-cios de bibliotecas, li-bros electrónicos yeducación a distan-cia» (Albert Prior)

— Incremento del pay per viewy de la venta de artículos sueltos.Desligamiento progresivo entreversiones impresas y electrónicas.

— Incremento del comercio-epara enviar pedidos, comprobacio-nes, reclamaciones, pagos... EnSwets lo están considerando yamuy seriamente.

— Desdibujamiento de dife-rencias entre revistas (artículos) ylibros. Todo serán documentos demayor o menor extensión queconstituirán nudos con decenas ocentenares de enlaces a otros docu-mentos.

— Todavía está lejos encontraruna solución de archivo de colec-ciones que satisfaga a todos.

— Muchísimo más acceso alos recursos de las instituciones através del web.

Prior hizo una mención espe-cial de la super-iniciativa Fathompara educación a distancia (ver re-cuadro), augurándole un fuerte im-pacto.

[email protected]

http://www.openarchives.org

http://www.exlibris.co.il/sfx/index.html

http://www.sfxit.com/

http://www.isinet.com/

http://www.nesli.ac.uk/

http://ebooks.barnesandnoble.com/ms_reader/

http://www.netlibrary.com/

http://www.questia.com/

Una cuestión finalEn el turno de preguntas este

cronista preguntó a la mesa porquélos editores tienen en general siste-mas de búsqueda tan pobres, encomparación con los distribuidoresde bases de datos como Dialog oSTN.

Albert Prior contestó dicien-do que los editores han priorizadoel establecimiento de la accesibili-dad a los contenidos primarios, y apartir de aquí han preferido forma-lizar alianzas con empresas consistemas de búsqueda más perfec-cionados como SilverPlatter, Webof Science, Ei Village, Ovid, —sal-vando las debidas diferencias entreellos—, etc. Incluso los propioshosts (p. ej. DataStar) están fir-mando acuerdos para enlazar losregistros bibliográficos con los ar-tículos en texto completo.

Por su lado, empresas “agrega-doras” como por ej. Swets Black-well no tienen más remedio que li-mitarse a unos mínimos comunesde sofisticación de búsqueda pues-to que dependen de las capacidadesde los sistemas de los editores.

Reseña realizada por Tomàs [email protected]