Ricardo

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“Soñarás” Por: Yonané Noriega

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“Soñarás”

Por: Yonané Noriega

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Dedicatoria:

Solo para ti;

Por que aún no sé cual de los dos fuiste.

Te amo y siempre será

así.

Ahora sé que nunca fueron dos… aunque en realidad jamás lo sabré.

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Índice

Dedicatoria: ...................................... 2

Prólogo................................................ 4

Una cita Soñarás ............................ 6

Todo mi mundo cambió ............. 15

Una Fiesta ....................................... 20

Me Mentiste .................................... 22

Lo Siento .......................................... 26

Un SÍ y un desastre .................... 31

En una habitación oscura. ........ 38

Salir del exilio ................................ 43

Regresando a la vida .................. 48

Despertando del horrible ensueño. .......................................... 56

Una boda ......................................... 62

Epílogo. ............................................ 68

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Prólogo

Estaba sentada en el césped del parque. Era un día casi perfecto; estaba nublado y había

brisa ambientando la melancolía. Sabía que vendría aunque no estuviera

presente. Desde que prometió volver, solo estaba su

sombra en cada paso que daba. Jamás regreso, sentía su presencia, pero él no

estaba.

Disfrutaba el aire fresco en mi cara, cuando lo

vi. Ahí estaba, ese fantasma mirándome con

ternura y en un parpadeo se desvaneció, igual que siempre; Aparecía de la nada, peor nunca

podía acercarme a él. Desde que se fue, había visiones como esa

todo el tiempo, parecían tan reales que llegue a pensar que lo eran; pero poco a poco me di

cuenta de que solo era mi imaginación. Él jamás volvería; solo era su espíritu

caminando de un lado a otro, siguiéndome, pero sin estar.

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Después de terminar el verso en que trabajé

los minutos antes de verlo, revisé

nuevamente mi creación:

El aire en mi cara, anuncia tu llegada; Pero no has llegado aún.

¿Acaso no quieres verme más? Podrías haberlo dicho;

Todo hubiera sido más fácil para ambos. El aire de la mañana, anuncia tu llegada,

Aunque jamás llegaste; me olvidaste. Ahora es mi turno; te olvidaré.

Arrugue el trozo de papel sobre el cual escribí

y negué para mis adentros lo escrito ahí. Había perdido la inspiración ya no podía

escribir nada que me gustara. Todo terminaba hablando de él. Luego de suspirar me recosté

sobre el pasto y recordé una vez más la época en la que era feliz, y luego invadió mi mente

aquella noche oscura en la que desapareció.

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Una cita Soñarás

Aquella mañana era soleada y fresca

eran los primeros días de primavera ya no

hacía tanto frío, pero aún no llegaba el calor. Iba caminando con mis dos mejores

amigas disfrutando el paisaje que ofrecía la universidad y conversando sobre las nuevas

del círculo en el que nos movíamos. Todos querían ser como nosotros o por lo menos

llegar a ser nuestros amigos; luego algo se interpuso en mi camino, era él sonriendo

tiernamente – Hola Julieta ¿sabes? Anoche soñé contigo – realmente me impresionó su

descaro ¿como se atrevía a dirigirme siquiera la palabra? Primer error, le seguí el juego. Me

pareció realmente gracioso - ah ¿si? Y ¿Qué soñaste? – El desconocido puso una mueca

sonriente – soñé que te invitaba a salir y

decías que si – comenzaba a caerme bien el desconocido, tan cínico que se atrevió a

dirigirme la palabra y mis amigas solo observaban divertidas.

Ivanka y Livy llevaban cuatro meses tratando de juntarme con alguien, no

entendían que para mí ese momento a solas

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era lo mejor de mi corta vida y que no

necesitaba de nadie que estuviera a mi lado a

excepción de mi familia y mis amigos claro. Así que en un principio supuse que era

obra de ellas, pero al darme cuenta de que estaban tan asombradas como yo; seguí para

ver que lograba – Esta bien Señor Soñador y ¿A dónde pretendes llevarme?– todos se

quedaron atónitos, incluyéndome a mi. Su grupo, el mío y los curiosos. Yo no había

aceptado solo pregunte por curiosidad y al parecer al único que no le sorprendió mi

respuesta fue al desconocido. Sonrió una vez más y contesto – Soñarás – OK obviamente el

desconocido me conocía más de lo que imaginaba. Me invitó a mi restaurante

favorito.– Esta bien. Pasa por mí el viernes a

las mil ochocientas ni un minuto más ni uno menos – el desconocido asintió y se alejo

como un fantasma con su grupo.

La verdad no sé por que acepte, creo que estaba más sorprendida yo, que todos los

curiosos que presenciaron aquel acto. Ni siquiera pregunto mi dirección nada, solo

asintió con la cabeza y se fue. Pensé que realmente estaba loco… y me agradaba.

Mientras Ivanka platicaba a los demás el suceso, yo solo pensaba en aquel desconocido

solo una mirada me interrumpió. La mirada de

Lucas uno de mis amigos, él me conocía muy

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bien; bueno nos conocía muy bien a todos.

Lucas era experto en leer miradas y yo había

aprendido a leer las suyas y en ese momento la suya expresaba preocupación como si

supiera que aquel desconocido traería mucho dolor a mi vida yo negué con la cabeza como

diciendo que no lo conocía; nadie lo conocía, Lucas sonrió tristemente y volteó la mirada y

yo no le tomé importancia estaba demasiado ocupada pensando en aquel desconocido – Y

¿Cómo se llama el fulanito? – me quedé congelada, ni siquiera le había preguntado su

nombre, era obvio que me conocía pero jamás se me ocurrió preguntar su nombre. No me

había sido relevante para mi en ese momento hasta que Jorge hizo aquella pregunta – es

una buena pregunta – conteste y todos

comenzaron a reírse de lo distraída que estaba y antes de que empezaran a molestar

agregue – Ósea para mi no es importante su nombre, es un súper X ni siquiera preguntó mi

dirección obvio que no lo volveré a ver – mis amigos rieron nuevamente – Julieta – dijo

Jorge – por favor tu vida y todo lo que tenga que ver con ella es del dominio público, eres

hija de uno de los empresarios más importantes del país, eres la chava más

popular de la escuela y por favor sales en periódicos y revistas locales y nacionales. Así

que no me vengas con eso de que no podrá conseguir tu dirección además parece que te

conoce bastante, hasta sabe de tu restaurante

favorito así que mejor no trates de defenderte

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con eso. Te conocemos y sabemos que te

agradó la altanería del fulanito este. – Quise

defenderme, pero sabía que era inútil.- bueno Juls sigamos la vida normal y ya veremos el

viernes quien tiene razón – sonreí sarcásticamente a todo mi grupo que parecía

estar en mi contra.

Los dos días siguientes ni vi al desconocido, discretamente trate de

encontrarlo en la universidad, varias veces, pero siempre fue inútil, no se cruzaba por mi

camino jamás, ¿cómo pudo haberse fijado en mi?

Quise parecer desinteresada, pero mis amigos se dieron cuenta que estaba distante y

sabían también que me habían perdido para

siempre aunque yo empezaba a negarlo.

El viernes a las mil setecientas

cincuenta escuche el timbre de la casa el portón se abrió y me asome por la ventana,

era un automóvil desconocido para mi, luego vi su cara algo borrosa, pero era obvio que

era el desconocido se notaba nervioso y estaba como que practicando algo. Me

causaba gracia su forma de esforzarse y no crean que lo estaba esperando, solo me

asome por curiosidad aunque comúnmente no lo hago.

A las mil ochocientas en punto el

desconocido se acerco a la puerta y volvió a

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tocar se veía nervioso y seguía practicando un

saludo o algo parecido. Cerré la cortina y me

senté enfrente del tocador nuevamente para darme un último retoque y baje para que no

me esperara, luego pensé; que mejor lo debía hacer esperar y luego cuando iba a darme la

vuelta, Vi al desconocido saludando a mi padre como si fueran íntimos así que me

quedé observando luego escuche unos pasos en la escalera. Era Lizet, la chava que nos

ayudaba con la limpieza, estaba apunto de decir algo, pero la callé con un gesto y le

indique que se sentara a mi lado. Escuchaba la conversación absorta, mi padre jamás se

tomaba la molestia de hablar con mis citas, pero parecía que el desconocido le agradaba.

Parecía como si se conocieran de toda la vida.

- Buenas tardes Señor, ¿Cómo está? Voy a salir con Julieta, su hija.

- siéntate, ahora baja. Desde ¿Cuándo conoces a mi hija? ¿Dónde se conocieron?

- De hecho solo la había visto un par de veces en la escuela, apenas nos estamos

conociendo. - me parece muy bien. Y…

Los interrumpí no quería que hicieran migas, digo como quiera sería la primera y

última vez que saldría con él probablemente, mi padre hablo más tiempo con él del que

pasa conmigo en un mes. – hola Papá. Voy a salir con él, no llegaré tarde. Adiós – lo besé

en la mejilla y jale al desconocido hacia la

salida – A las doce los quiero aquí y si pasa

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cualquier cosa, me llaman – nos dijo mi padre

cuando yo cerraba la puerta. Jamás se había

tomado tantas molestias con alguna de mis citas, yo sabía a que hora llegar y para él era

más que suficiente, pero esa vez fue diferente y eso no era bueno. Más de una advertencia

se me daban y yo las ignore.

¡Vamos! antes de que se acabe el

tiempo – dije al desconocido mientras el se adelantaba un paso para abrirme la puerta del

copiloto, asintió y dio rápidamente la vuelta para tomar su lugar en el auto, el cual no era

lo que yo esperaba, pero por lo menos tenía o lo consiguió – sé que no estas acostumbrada

a autos como este pero me gusta, es mío y es

lo que te puedo ofrecer – dijo mientras encendía el motor. Este “desconocido” era

realmente diferente a los demás y me sorprendía cada palabra o frase que salía de

su boca, solo quería impresionarme, realmente estaba interesado en mi.

Llegamos al restaurante y nos recibieron

como si lo conocieran de toda la vida. Digo a mí me conocían pero a él le hablaban con

confidencia, amistad. – Reservé una mesa que no esté muy a la vista, por si viene algún

conocido tuyo no te vea conmigo. – asentí con la cabeza, de hecho ya no me interesaba si

me veían con él o no.

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- Ricardo cuando estén listos para

ordenar me avisan – dijo el mesero mientras

nos sentábamos y el desconocido solo sonrió. - ¿Te llamas Ricardo?

- Si, Ricardo Dreamer mucho gusto. Creí que lo habías escuchado cuando observabas

desde las escaleras – me puse de mil colores aparte de todo; observador. – Te conozco

más de lo que crees Julieta Montemayor – lo mire con ojos desafiantes – ah ¿si? – el

comenzó a reír – Naciste el siete de septiembre, eres hija de Isaí Montemayor,

dueño de la cadena más grande de centros comerciales del país; te encanta salir en los

periódicos y las revistas locales además de asistir a las fiestas más importantes de la

sociedad. En la escuela eres todo un

fenómeno, todos reconocen y les gustaría ser como los de tu grupito; si los saludas se

sienten soñados y eres muy selectiva con tus citas, aún estoy anonadado por que me dijiste

que sí,… ¿Qué mas?, eres superficial, eres el sándwich de tres hermanos y nunca te habías

fijado en mi existencia.

Yo que soy un chavo “x” en la escuela,

he estado en las mismas escuelas que tu desde preescolar; todos me conocen, pero no

soy relevante, estoy en casi todas las actividades extracurriculares de la escuela y a

diferencia de ti, yo trabajo. Te encanta

escribir poemas sobre el amor, no por que

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estés enamorada de una persona; sino por

que amas el amor y la vida. Sé que eres muy

inteligente y que no necesitas influencias para obtener las mejores calificaciones de toda tu

generación, cualquier materia te es fácil; te gusta ayudar a tus amigos y a todos; no eres

racista… Y realmente creo, con todo respeto, que eres una chava súper linda y sensible en

el fondo y que no eres tan rígida como sueles mostrarte… por eso todos te quieren. ¿Qué te

parece? – Realmente me sorprendió – mmm, creo que podrías ser investigador privado –

Ricardo se quedó frío y comencé a reírme, él entendió el mensaje y me imitó - Me caes

bien Ricardo – sonreí y como un rayo vi la mirada de Lucas que me advertía algo

nuevamente, meneé la cabeza y seguí

disfrutando el momento. Creo que jamás había reído tanto con alguien que no fuera de

mi grupito o en las reuniones familiares, donde pasaba de todo.

- Y dime Ricardo, ¿Por qué todos aquí te conocen?

- Pues fácil, aquí trabajo. Te veía mucho por aquí, así que supuse

que te gustaba este lugar, una persona como tú, no repite lugares en un mes a menos que

le guste mucho. - Cada vez me sorprendes más, eres

tan… - ¿Diferente?

- Raro, quedaría mejor.- de pronto el

mesero se acerco a la mesa con vino blanco –

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el gerente se los manda, ojala lo disfruten.-

Gracias Hugo – asintió y luego se alejó de la

mesa. Yo mire a Ricardo – mi jefe,… aquí son tan comunicativos que se ha de haber

enterado de que es mi primera cita y quiso ayudar- me sonrió nerviosamente y entendí

todos los esfuerzos realizados para impresionarme.

La velada termino perfectamente y a las dos mil cuatrocientas horas me dejó puntual

en mi casa. Esa noche no pude dormir o soñé

despierta, no lo sé, de lo que si estoy segura, es que Ricardo, no salió de mi cabeza ni un

instante, jamás en la vida me había divertido

tanto, con una persona; en mis citas normalmente me aburría o me divertía a

costas de mi pareja, los pocos novios que tuve me desesperaban demasiado y me

aburrían constantemente; pero Ricardo era todo lo contrario, era como el príncipe de

cuento que nadie nunca se imagina que puede ser real.

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Todo mi mundo cambió

Al día siguiente tenia a todos mis

amigos a las mil en mi casa. Todos querían saber como me había ido con el desconocido.

- Cuéntanos ¿Qué paso? ¿Cómo se llama? Todo – comenzó Livy que hasta

entonces se había mantenido a distancia del asunto. – Pues… - comencé, tratando de

restar importancia al asunto. – Se llama Ricardo Dreamer, era su primera cita con una

chava; fue súper ñoño toda la noche y hasta

eso me cayo en gracia. Pero nada más - todos me miraban sin decir palabra hasta que Jorge

comenzó – Te gustó ¿verdad? - ¿Qué podía decir? Me conocían demasiado. Y era obvio

que sonreía cada vez que mencionaba algo que se relacionara con él. Sin embargo intente

salirme del tema - ¿cómo crees? Apenas lo conozco por cierto ¿Irán a la fiesta de Carlos

el próximo viernes?- Ivanka comenzó a reírse – Julieta se te olvidó. Jamás vamos a esa

fiesta… tu pusiste esa regla. Te citare: Las personas como nosotros no vamos a fiestas

de gente como él. Aunque desgraciadamente entra en nuestro Status; no quiere decir que

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nos mezclemos con el. – Me puse roja como la

grana, me di cuenta por el calorcito que

invadió todo mi cuerpo, eso era verdad y ahora comenzaría a romper mis propias

reglas; ya lo había hecho una vez… las siguientes no las notaria. – Bueno tampoco

hay que etiquetar a las personas por siempre. Creo que una oportunidad no le haría daño –

dije tratando de excusarme – claro y mi novio Brad Pitt, mejor di que vas a ir con Ricardo

por que el te pidió que lo acompañaras a la fiesta de su mejor amigo… Es más creíble –

me limite a sonreír de mala gana, era la verdad: todos podían darse cuenta. – No te

preocupes Juls – intervino Lucas – esta bien romper las reglas de vez en cuando, mientras

no tires tu vida por la borda esta bien – y me

sonrió.

Había algo en las caras de mis amigos

que no me daba completa confianza; no logre captar bien lo que era, pero algo raro estaba

ocurriendo. Me encontraba absorta en mis pensamientos y deducciones Y de pronto

Jorge menciono algo que me distrajo. – Bueno por lo menos ahora sabemos que si es

hombre- y todos comenzaron a reír. Yo no entendí el comentario; de hecho ni siquiera

puse atención a la intención que tenía. Solo

pensaba en él.

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A las mil cuatrocientas llegó Ricardo a

mi casa, antes de que entrara a la sala, sabía que era el, reconocí el ruido de su auto. -

Señorita Julieta, Ricardo esta aquí, ¿lo hago pasar, o le digo que esta ocupada? – ni

siquiera lo pensé dos veces, brinque de mi asiento y Salí a recibirlo. - Quería invitarte a

“un lugar muy especial” ¿puedes?, so no por mi esta muy bien no avise, pero supuse… - a

cualquier otra persona le hubiera dicho que no, pero hasta yo me sorprendí cuando lo

interrumpí. – esta bien, solo deja despido a mis amigos, y nos vamos… pasa a sentarte

para que no te canses mientras me esperas. – y sonreí cerca de medio minuto sin dejar de

observar la linda sonrisa de Ricardo. – te

espero aquí. Mis amigos se súper sorprendieron

cuando les dije que saldría con Ricardo y los deje colgados, en la sala de mi casa.

Ricardo me llevo a un parque, al que no iba desde los diez años, y que era mi vida a

esa edad; pero no entendía muy bien el por que de llevarme ahí.

El parque me parecía inmenso cuando era pequeña y aun así lo recorría todo cada

que iba con mi padre, cuando todavía salía con él, tenía muchos arboles, y me encantaba

acostarme en el pasto, para ver el cielo, podía estar en esa posición horas, sin fastidiarme.

Estaba sorprendida observando los

cambios de mi parque favorito y recordando

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mi niñez que no cambiaría por nada, cuando

la mirada de Ricardo me despertó. – Me

encantaba este lugar cuando era niña. – Y vi la sonrisa tierna de Ricardo, mientras me

tomaba de la mano, - lo sé, hoy por la mañana hablé con tu padre y le pregunte

sobre tu lugar favorito de pequeña… espero que no te moleste, pero quería compartir un

poco de eso contigo, o más bien que tu recordaras conmigo. – me encantaba estar

con él, me sentía tan segura, digo, no tenía nada de que temer; pero estando con Ricardo

todo estaba bien. – Me encanta este lugar, no me agrada eso de que hayas hablado con mi

papa, pero esta bien, te perdono, comenzábamos a recorrer las tres hectáreas

del parque y Ricardo me llevaba de la mano,

como lo hacía mi padre, protegiéndome, de cualquier cosa que tal vez yo no entendería,

pero no me preocupaba. – a la mitad del recorrido, Ricardo se detuvo, saco de la

mochila que llevaba al hombro, una sabana que extendió a un lado del camino, para

disfrutar de la vista del cielo. Con tantos árboles, había pocos lugares donde se podía

disfrutar de la belleza del cielo y en el centro del parque había un pequeño lugar donde eso

podía lograrse, justo donde Ricardo se detuvo. No sé con exactitud cuanto tiempo

estuvimos ahí, acostados tan cerca el uno del otro que podía escuchar su corazón latir

rápidamente; solo sé que cuando llegué a mi

casa ya no existía más, mi mundo se

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convertía en Ricardo cada segundo que

pasaba, un poco más.

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Una Fiesta (Primera Advertencia)

Llego el primer viernes de primavera y

casualmente el cumpleaños de Carlos, el mejor amigo de Ricardo era un viernes

perfecto, no hacía mucho frío y tampoco mucho calor, era el mejor día del año para mí.

A las dos mil doscientas horas Ricardo pasó puntualmente por mi para ir a la fiesta

de su mejor amigo, como el clima era agradable y no era nuestro deseo llegar

temprano decidimos recorrer las dos cuadras

que separaban mi casa con la de Carlos, caminando y conversando. Me sentía tan

segura al lado de Ricardo que nada me importaba, ni me distraía.

Llegamos a la fiesta y felicitamos al anfitrión y nos alejamos del resto del mundo.

La verdad jamás entendí por que si Ricardo y Carlos eran tan amigos casi nunca

conversaban, a veces hasta parecía como si no se conocieran o como si Carlos tuviera

celos de mi; pero realmente no lo tomé en cuenta.

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Todo el tiempo que pasamos en la

velada Ricardo por alguna razón se estuvo

escondiendo de lo fotógrafos invitados, como si fuera algo nuevo para él o como si les

temiera, aunque en ese momento tampoco le preste atención como a muchas otras cosas

que años después termine comprendiendo. La sala principal de la residencia de

Carlos era enorme, ni siquiera en mi casa había una así de ostentosa, creo que eso

siempre se debió a que mi padre prefería hacer las fiestas en lugares rentados.

Regresando a la fiesta; era la primera vez que asistía, a pesar de que Carlos era el

hijo de uno de los socios y amigos de mi padre jamás me había tomado la molestia de

ir a sus fiestas.

Una vez que creímos haber perdido a

todos lo periodistas nos colocamos detrás de una columna, en una pequeña sala más

privada, ¿para qué? Quien sabe. Bueno ahí estábamos platicando cuando sucedió. Me

besó por primera vez fue tan distinto que sentí luces de colores rodeándome por

doquier.

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Me Mentiste

A la mañana siguiente me levante muy contenta, una sonrisa no podía evitar salir, a

pesar de que mis labios no lo expresaran. Me senté a la mesa para empezar el día con una

deliciosa comida y esperar ansiosamente la hora para volver a ver a Ricardo, que a pesar

de que tenía dos semanas de tratarlo, ya me tenía totalmente hipnotizada.

Mi familia se daba cuenta de los cambios hechos en mi la última semana, pero

yo no m daba cuenta, ni siquiera escuche los

buenos días, de mi padre cuando me senté en la mesa.

Lizet se acercó a mi asiento, me sirvió el desayuno y me puso a un lado lo periódicos

de esa mañana, mi sonrisa salió a flote, de oreja a oreja, literalmente. Me imaginé por un

segundo los títulos de los reportajes de la noche anterior, algo así como: “¿Quién es ese

desconocido?”, “¿Con quién fue Julieta Montemayor a la fiesta de Carlos Quintero?”.

La verdad no se me ocurría nada, lo único que sabía era que el título debía impactar, digo la

nota debía centrarse en Carlos, pero por lo

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menos un espacio harían para los invitados

importantes que asistieron a la velada.

Efectivamente me impacto, más bien me dejo en estado de shock. La primera plana

de la sección de sociales tenía una foto del beso entre Ricardo y yo, hasta ahí todo estaba

bien, luego el título de uno de los periódicos decía; “¿Quién se lo hubiera imaginado?”,

seguía por buen camino, luego comencé a leer el primer reportaje que relataba así: ¿Quién

se imaginaría que uno de los herederos multimillonarios del clan Dreamer, Ricardo

Dreamer se fuera a empatar con la hija del dueño de la más grande cadena de centro

comerciales Isaí Montemayor, a todos nos sorprendió encontrarlos tan juntitos en la

fiesta del mejor amigo de Ricardo, Carlos

Quintero… y deje de leer. Otro periódico decía “Chicas ya nos lo ganaron” y la redacción iba

por el estilo… el punto era que los reportajes no se centraban en mi, se centraba en el hijo

del multimillonario, dueño de la cadena de mis restaurantes favoritos Ricardo Dreamer y

jamás me paso por la mente. Mi sonrisa se tornó en un enojo inexplicable y de pronto

sonó el teléfono, Lizet se acercó con el aparato y me lo entregó, contesté y era él. El

muy descarado. - ¡Hola Juls! ¡Buenos Días! – ósea se había atrevido a hablarme después de

haberme mentido todo ese tiempo y yo bien creída de todo lo que me había dicho - ¿Qué

quieres? – dije con mi tono de furia. - ¿estas

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enojada Juls? – y todavía pregunta, ¿no es

demasiado obvio?

- ¡Y todavía lo preguntas! - Pues es que no se la razón; bueno que

entonces no vamos a salir a comer ¿Verdad? - Y pretendes que salga con un

mentiroso - ¿no sé a que te refieres Juls?

- sabes que olvídalo no quiero que me vuelvas a hablar jamás, eres un idiota – y

colgué, estaba tan furiosa. Su altanería y desfachatez había sido demasiado. Luego de

unos segundos el teléfono volvió a sonar – ¿no entiendes que no quiero volver a saber

nada de ti?- conteste con la ira hasta el Everest y luego escuche unas risillas, eran mis

amigos obviamente – Te pegó duro la noticia

¿no? – Dijo Livy y luego intervino Ivanka – Más bien le pegó a su ego – y seguían riendo

de lo lindo – no me parece nada gracioso me mintió, no me dijo que era hijo de Ricardo

Dreamer… ¡me dijo que trabajaba! - De hecho no Julieta, te dijo que se

llamaba Ricardo Dreamer o ¿no? – Entro a escena Jorge - Pues si, pero no me dijo que

era el heredero de Soñarás - todos rieron otra vez, como que les divertía saber que estaba

furiosa - Y no era así como algo lógico, digo se

llaman igual, Ricardo trabaja en ese restaurante y todos lo conocen y les dan

tratos especiales. Sin dejar de mencionar que

es el mejor amigo del niño más presumido y

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nefasto de nuestra sociedad- agregó Lucas,

eso fue lo que más me dolió realmente,

estaba tan hipnotizada con el encanto de Ricardo que jamás me puse a pensar en las

coincidencias. Sin más corte la llamada y ya se me había quitado el apetito, las ganas de

salir, de todo y no sabía por qué. Ni siquiera tenía ganas de salir de compras que era lo

que me ayudaba en caso de depresiones, aunque digo ¿a quién no le ayuda salir de

compras? Mi padre, trato de saber que era lo que

ocurría, aunque nadie entendía, ni yo entendía bien mi disgusto. Me deshice de la

mano que trato de detenerme y me encerré en mi cuarto, luego de sacar todo mi coraje

me bañe, me arregle y salí con mis amigos,

igual que todos los sábados a comer. Pensé que Ricardo estaría en un lugar donde lo

pudiera ver, que trataría de buscarme para disculparse… pero no lo hizo.

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Lo Siento

El lunes ni ganas tenía de ir a la

escuela, ósea todo el mundo se iba a burlar

de mi; o por lo menos eso sentía yo en esos momentos.

También creía que Ricardo ya había conseguido lo que quería… humillarme, y por

lo tanto no sabría nada más de él. Después de todo no me volvió a llamar en todo el fin de

semana, y tampoco me buscó.

Llegué a la universidad más a fuerzas que de ganas; pero tenía que hacerle saber a

Ricardo que no me había afectado su engaño. Cuando ingrese a las instalaciones de la

universidad, vi hojas de color violeta por todos y como es mí color favorito sentí

curiosidad por ver que decían. El mensaje era el siguiente:

Julieta Montemayor, te amo y siento haber hecho cualquier cosa que te haya ofendido .Te juro que no te mentí; pero hay cosas que no

entiendo aún. Me gustaría platicar contigo; estaré en la cafetería a las tres. En tu mesa de

siempre. Si no vas lo entenderé.

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Ricardo Dreamer.

Estaba súper indignada obviamente no

iba a ver al único chavo que se había atrevido

a mentirme y jugar conmigo. El primero y el último.

***

A las mil cuatrocientas cincuenta

estaba sentada en la mesa en la que me sentaba todos los días, esperando a que

Ricardo llegara tan puntual como siempre,

pero no había llegado y espere por media hora, y cada segundo que pasaba meditaba

en la razón por la que estaba ahí, aún no lo comprendía del todo.

Pero me desespere y no aguantaría una humillación más; me levante furiosa, y al dar

la vuelta choque con un enorme ramo de iris, mis flores favoritas. Detrás de ellas estaba

Ricardo – Pensé que jamás te irías – me dijo mientras hacía un ademán invitándome a

sentarme nuevamente. Ósea había estado todo el tiempo ahí parado, esperando a que

decidiera irme. Me senté y me quede mirándolo perpleja. Aún no entendía todos los

esfuerzos que él hacía por impresionarme. –

Bueno la verdad tenía ganas de hablarte, pero

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quería esperar a que te fueras. Realmente no

creí que te quedarías tanto tiempo- me

sonroje hasta los pies, no podía verme; pero si sentí ese calorcito que te recorre en esas

ocasiones que quisieras desaparecer del planeta. – pues tengo la curiosidad por saber

que es lo que me quieres decir, aunque quien sabe si me dirás la verdad esta vez. – trataba

de parecer dura e indiferente, pero cualquiera se hubiera dado cuenta de que estaba

fascinada con todas las molestias que se tomaba. Escuche como el se aclaro la

garganta y luego comenzó – te traje estas flores, espero que te gusten, trate de

averiguar cuales te gustaban más, pero no estoy seguro de que sean estas – obviamente

las iris eran mis flores favorita, (aunque ahora

ya no sé si me gustan las flores), estaba tan embobada con Ricardo que podría jurar que la

saliva me escurría. – Si, estas son mis favoritas; ahora me puedes decir ¿Qué es lo

que quieres? - realmente trataba de ser cortante con él, pero no podía me era

imposible- la verdad quisiera saber que fue lo que hice, por que no entiendo nada – esta vez

el calor que me recorrió fue de furia, pero me aguante las ganas de gritarle - ¿ y todavía lo

preguntas?, me dijiste que trabajabas en soñarás no que eras uno de los herederos, me

mentiste en muchas cosas, ¿Cómo es que yo puedo estar segura de que no eres un

pervertido obsesivo o algo así?- Ricardo se

veía desconcertado, como si no tuviera la

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menor idea de que estaba hablando- Julieta,

yo te dije que me llamaba Ricardo Dreamer,

¿no lo relacionaste?, y pues si trabajo en el restaurante, mi padre siempre nos ha

enseñado a ganarnos lo que tenemos, claro que tengo más privilegios que lo demás

empleados, pero me lo gano y si pensabas que era una persona diferente por el auto que

tengo, te lo puedo explicar – simplemente me quede callada, es que mi enojo realmente era

infundado, ni siquiera por que se llamaba igual que su padre se me ocurrió pensar que

por lo menos eran parientes, y la verdad en un automóvil puedes saber mucho de una

persona, en especial si sabes leerlo tan bien como yo – lo supuse, me lo regalaron cuando

tenía dieciséis, mi padrino quería que no

arruinara uno ultimo modelo mientras aprendía a manejar, pero simplemente me

enamore de el, tengo otros que me han regalado, pero casi no los uso, me gusta más

este, es como mi confidente, yo supuse que lo entenderías, digo tu tienes auto y sabes

manejar y sin embargo caminas todos los días hasta la universidad- no dije nada, ya no

podía ni enojarme, y no entendía por que Ricardo se tomaba tantas molestias en quedar

bien conmigo y explicarme cosas que no le eran necesarias; ya ni siquiera mi ego se

molestaba en decir que estaba enojada… él tenía razón.

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Después de ese día y luego de pedirle

disculpas por mis prejuicios y boberías

infundadas, todo fue diferente, éramos como dos personas que no podían estar separadas

más de dos minutos. Y aunque Ricardo no me volvió a besar hasta el año siguiente yo ya no

lo podía sacar de mi cabeza, ni aún cuando estaba en la universidad, era como una

adolescente, enamorada por primera vez, hasta llegue a sentirme extraña, como si no

fuera yo. Ricardo me había embrujado y yo no me di cuenta cuando o como fue.

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Un SÍ y un desastre

El mismo día en que nos

conocimos pero un año después, iba yo caminando hacia la cafetería de la universidad

y Ricardo se interpuso en mi camino - ¡Hola! Julieta ¿Sabes?, anoche soñé contigo –

recordé el primer día cuando lo vi, me volteé para ver a mis amigas, esta vez si me había

sacado de onda, luego comencé a reírme y le seguí el juego - ah ¿si? Y ¿qué soñaste? –

Ricardo sonrió satisfecho – soñé que te pedía que fueras mi novia y contestabas

afirmativamente – y ahí cambio el juego. Me

pidió lo que había esperado casi desde el día en que lo conocí. Que podía decir sabia mi

respuesta de sobra solo pude asentir con la cabeza. Ricardo me abrazo muy fuerte y me

levanto como si bailáramos. – Gracias Juls. Me haces el hombre más feliz del universo –

yo era la mujer más feliz en todo lo existente, jamás pensé que podría llegar a ese extremo

de alegría y tampoco imaginé que terminaría muy pronto.

Todo era perfecto en mi vida, ahora lo tenía todo, bueno eso era lo que yo creía;

pero no me daba cuenta de que estaba

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dejando todo a un lado por Ricardo ahora él

llenaba mi mundo. No recordaba ya la última

vez que había salido con mis amigos pero tampoco me importaba que ya no era la

misma.

¡Julieta! Reacciona, ya deja de pensar

en Ricardo ahora estás conmigo. – Como si me importara – Lucas no seas tan dramático,

te estoy poniendo atención, te pregunte si me vería bien con un vestido rosa y me dijiste

que si, ósea si quisiera hablar conmigo puedo hacerlo sin hacer cita contigo para salir. Ya no

tienes tiempo para tus amigos, Juls si sigues así te quedarás sola. –

Estas viviendo tu cuento de hadas lo sé

y no me importa, pero hay otras personas que te rodean y antes de Ricardo eran importantes

para ti y ahora, ni siquiera te acuerdas de esas personas. ¿Hace cuanto que no sales con

tus padres o con nosotros? – Reí sarcásticamente – Lucas que exagerado eres,

estoy pensando que le regalaré a Ricardo en nuestro primer año juntos, digo llevamos dos,

pero oficialmente solo uno; debe ser algo muy especial, estaba pensando en hacer un viaje a

Canadá o algo así para estar juntos. ¿Qué te parece? – Lucas hizo un gesto que no alcance

a descifrar y se fue dejándome absorta en mis pensamientos y seguí sin poner atención a mi

alrededor, que estaba lleno de luces amarillas,

tal vez si hubiese escuchado más todas las

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33

advertencias mi vida no estaría hundida unas

semana después, pero eso tampoco me

importaba, solo tenía mente para Ricardo y Ricardo ya ni siquiera pensaba en mi.

***

El fin de semana, como comenzaba la

costumbre, fuimos a la fiesta de cumpleaños de Carlos, el mejor amigo de Ricardo; la

verdad nunca entendí muy bien su amistad, no solo cruzaban palabras de vez en cuando,

yo pensé que era por la misma razón que yo me aleje de las demás personas sin darme

cuenta y luego dejó de importarme.

Era un día perfecto de primavera. Ya no hacía frío, pero aún no llegaba el calor. Un día

perfecto para mí así que recorrimos las dos cuadras que separaban mi casa de la de

Carlos caminando. Ricardo dejó su auto en la cochera de mi casa y emprendimos el camino;

disfrutaba cada segundo que pasaba al lado de Ricardo, era como si no importara nada

más en el mundo si él estaba a mi lado. Toda la velada transcurrió perfecta. Ya

todos en el círculo sabían de mi relación con Ricardo, ahora sin temor disfrutábamos las

fotos que nos tomaban los periodistas. Los padres de Ricardo cada vez que me veían me

saludaban y me hablaban como si yo hubiese

salvado a su hijo menor de una gran perdición. Y decían que yo era la salvación de

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Ricardo que por mi, toda su vida había

cambiado y ni si imaginaban lo cambiada que

estaba mi vida desde que Ricardo llegó a mi vida. - Julieta que buen gusto tienes, ese

vestido te luce espectacular – me decía mi casi segunda madre y yo solo oía todo… mi

atención estaba puesta en Ricardo y la suya estaba perdida, como si algo anduviera mal. –

Gracias Graciela, mi mamá lo escogió. Con eso de los exámenes ni tiempo me dio de

buscar uno. – tenía que disimular mi falta de atención al mundo y a veces no sabía ni lo

que decía – Y ¿Cómo vez a mi Ricardo?, es todo un hombre no lo crees?- no conteste esa

pregunta, todos siguieron la platica como si yo ya no estuviera presente, tomaron mi

mano para ver el anillo de compromiso que

Ricardo me había dado el día anterior y que yo ni siquiera recordaba, estaba en trance,

cada vez mi mente me daba más señales de advertencia, y con cada una de ellas yo me

aferraba más a Ricardo.

Regresábamos a mi casa, nos retiramos demasiado temprano de la fiesta para

aprovechar que mi casa estaba completamente sola y que así podríamos estar

Ricardo y yo a solas. Fue un poco complicado salir de la reunión sin que nadie lo notara,

pero lo logramos gracias al pastel del cumpleañero.

Años atrás me hubiera dado terror

cruzar los cien metros de distancia entre mi

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casa y la de Carlos ya que solo eran dos

grandes caserones con amplios jardines que

los dueños solo usaban de vez en cuando. De día eran hermosos, pero de noche se

imaginaba un cuento de terror; pero con Ricardo todo era diferente, me hacía sentir

segura y a salvo. Caminábamos abrazados y disfrutando

de la luna llena. Y luego alguien nos seguía, primero pensé que era cualquier persona que

iba en nuestra misma dirección, pero una extraña sensación comenzó a recorre todo mi

cuerpo. – Ricardo alguien nos sigue – me abrazó muy fuerte y me dijo que

probablemente era un borracho que quería seguir tomando que no los tomara en cuenta,

seguí caminando, pero aquella persona nos

seguía aún. Ricardo volteó – ve a tomar a otro lado y deja d seguirnos – vi que arrojo unas

monedas y se dispuso a seguir el camino, estábamos por llegar a mi casa, pero pude ver

que el desconocido, se acercó. La luz de la luna cubrió su rostro y… era Ricardo,… pero él

estaba a mi lado, lo mire perpleja y luego al desconocido. Ricardo estaba pálido y su

cuerpo pegado al mío se sentía frío como si acabara de ver a un muerto.

- René todo terminó, quiero mi vida de vuelta. No me importa lo que mis

padres piensen de mí. Estoy harto de esconderme.

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- Jamás lo permitiré, es la vida que

siempre desee y no dejare que

Julieta salga herida con todo esto. - Prefieres que viva engañada por toda

su vida, por que no le dices de una vez que tu no eres Ricardo Dreamer,

que ni siquiera tienes un apellido. Tal vez si eres sincero con ella te deje de

querer tanto como dice, digo a pesar de todo a vivido en una mentira todo

este tiempo. - Julieta no lo escuches esta, mal de la

cabeza. - Ahora dirás que realmente eres

Ricardo. Julieta tu no conoces en verdad a Ricardo, ni a René. Este

individuo lo saque de un bar en Paris,

para que me sustituyera y yo poder vivir mi vida sin que mis padres

estuvieran tan escandalizados por que no me gustan las mujeres.

- Basta no lo permitiré. Yo estaba paralizada, no sabía que

pasaba ni entendía todas esas palabras que intercambiaban, como si fuera un idioma

desconocido, en el que hablaban, luego escuche ¡BASTA! Como un relámpago; y mi

Ricardo se abalanzó sobre el otro Ricardo y yo no podía moverme, ahí los observaba sin

poder hacer nada, quería gritar, pero no me salían las palabras, de pronto como si mi

deseo se hubiese cumplido los dos pararon. Mi

Ricardo se levanto ensangrentado y me

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abrazó, me besó. – Juls, ojalá no hubieras

presenciado esta atrocidad, este hombre

estaba loco y no dejaba de acosarme, pero no importa ahora todo estará bien, tu no tienes

nada que ver en esto. Te amo Juls y eres lo mejor de mi vida, volveré por ti, pero ahora

tenemos que estar un tiempo separados y haré algo que te va a doler, pero es lo mejor y

cuando despiertes, por favor, no recuerdes nada. Hazlo por mi, por que te amo y así será

mejor.

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En una habitación oscura.

Al día siguiente, o semana o algún

tiempo después, desperté en una habitación de hospital, rodeada de flores y muñecos de

peluche. Estaba confundida y con un dolor de cabeza horrible. Escuche voces en el pasillo y

luego entró una enfermera. Que bueno que despertaste, tenías preocupados a tus

familiares y amigos, tu mamá tuvo que

llevarse ayer muchas flores y regalos por que ya no cabían aquí y te quitaban aire. –

¿Donde está Ricardo? ¿Cómo está? – dije alterada, no recordaba lo sucedido, pero sabía

que Ricardo había estado conmigo. No iba a ningún lado sin él. – Tranquilízate Julieta, si te

alteras tendré que administrarte un calmante y no sabrás nada hasta mañana, en un rato

más llegan tus padres y a ellos les preguntas lo que quieras, pero trata de estar tranquila

por que estuviste una semana sin reaccionar, acabas de despertar del coma; el golpe que

recibiste fue muy fuerte, te pudo haber matado. – asentí con la cabeza y sin saber por

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que, lágrimas rodaron por mis mejillas, la

enfermera hizo sus últimos chequeos y salió

de la habitación. Luego mientras trataba de recordar lo

ocurrido entro un hombre con uniforme de policía que se presento como el oficial Zamora

– Buenas tardes Julieta me alegra que hayas despertado, he estado al pendiente de tu

estado, pensé que tardarías más en despertar, pero es bueno que lo hayas hecho

así regresaras pronto a tus actividades. Quiero hacerte unas preguntas ¿te siente

dispuesta? –Estaba a punto de contestar afirmativamente, pero sus palabras me

preocuparon - ¿Dónde esta Ricardo? ¿Cómo esta? ¿Por qué no ha venido a verme? – El

policía sonrió como si esperara esa respuesta

– Si tu me contestas mis preguntas yo te contesto lo que quieras ¿estamos? Que

recuerdas del día del asalto - ¿asalto? ¿De qué hablaba aquel individuo? – no se de que me

habla, yo no recuerdo ningún asalto, ¿ahora me puede decir algo sobre Ricardo?

- Julieta estas aquí por que el 15 de abril después de la fiesta de Carlos,

tú y Ricardo desaparecieron de la fiesta, los asaltaron, mientras iban a

tu casa, y Ricardo está muerto. Lo siento, pero necesito que me digas

todo lo que recuerdas de aquel día. – Ricardo no estaba muerto, yo lo sabía. Algo dentro de

mí, me decía que pronto vería a Ricardo, ese

hombre mentía. – Ricardo no puede estar

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muerto, usted no entiende. Nos vamos a

casar, no lo han buscado bien. Y Perdón pero

no recuerdo nada de ningún asalto, usted me quiere engañar, para alejarme de mi Ricardo,

pero no lo va a lograr. Esta bien Julieta cree lo que quieras, si

recuerdas algo, por favor háblame, necesitamos tus recuerdos para tener una

pista y castigar a la persona que te quito a Ricardo. – dejó una tarjeta en la cómoda al

lado de la cama y salió. Se topó con mis padres, los saludo con un, buenas tardes y se

fue. – Hija, que bueno que despertaste, tus

amigos, han venido a visitarte y todos están muy preocupados por ti, me da gusto que

hayas despertado. – dijo mi madre antes de

abrazarme, mi padre serio como jamás lo había visto, me observaba desde un rincón de

la habitación. Y luego mi madre continuo – Juls, hay algo que debes saber, Ricardo ya no

está con nosotros, se ha ido. – no comprendía nada, estaba confundida y sentía que estaba

soñando. – ¿adónde fue? ¿Cuándo regresa? ¿Por qué no me dijo nada? – mi madre

comenzó a llorar, sabía que estaba negando los hechos, cuantas veces, no había

escuchado esas frases, cuando anunciaban la muerte de uno de mis familiares mayores.

Ricardo no podía estar muerto, en ese momento en que veía a mi madre llorando y a

mi padre sin saber que decir, llegó a mi

memoria una imagen borrosa de Ricardo

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hablándome; Te amo Juls y eres lo mejor de

mi vida, volveré por ti, pero ahora tenemos

que estar un tiempo separados y haré algo que te va a doler, pero es lo mejor y cuando

despiertes, por favor, no recuerdes nada. Hazlo por mi, por que te amo y así será

mejor. Pero ¿qué es lo que no debía

recordar? Unos brazos fuertes, temblorosos me rodearon y lágrimas

mojaron mi cuello y mis mejillas, mi padre lloraba y yo también, entendí el

momento, nadie creería que Ricardo estaba vivo en algún lugar. Me aferre a

mi padre y lo comprendí tendría que vivir sin Ricardo y esperar a que él

regresara pronto como lo había

prometido. Mi padre se alejo de mi, me besó la frente – sabes que no volverá

Juls, no lo hagas más difícil. – Luego salió de la habitación seguido de mi

madre y en su lugar entró Lucas y Livy y así transcurrió cada hora de la tarde,

hasta que el sol se oculto, y cada vez me convencía más de que nadie me

creería, Ricardo para todos estaba muerto, aún para sus padres, me hundí

cada vez más en la tristeza que los demás emanaban.

Dos días después de que desperté, me dieron de alta y regrese a mi casa,

yo no me sentía deprimida, estaba

segura que en cualquier momento

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Ricardo entraría mi recamara, pero

poco a poco me fui hundiendo más y

más en un mundo oscuro donde solo había cabida para el recuerdo de

Ricardo y yo. Un mes después de haber salido del hospital me di cuenta de que

no había salido de mi habitación, que todo estaba oscuro, pero ahora ya nadie

me visitaba, mis amigos iban todos los días y yo no los recibía, cada vez que

escuchaba el portón de la entrada abrirse me asomaba, esperando que

Ricardo entrara, pero no era así. También deje de mirar por la ventana,

el tiempo pasaba, solo entraba Lizet para dejarme la comida, que después se

llevaba prácticamente intacta, solo me

quedaba sentada en la cama recordando y pensando en Ricardo.

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Salir del exilio

No me di cuenta, cuando fue que las

personas dejaron de visitarme, pero eso tampoco era relevante, estaba como en

trance y no pensaba en nada más, ni siquiera mis padres iban a verme ya, aún no entiendo

como fue, que me dejaron en mi habitación y no me enviaron a un lugar para enfermos

mentales, si yo viera a mi hija de esa forma sin pensarlo lo hubiera hecho.

Un día tocaron a mi puerta, era como un reloj que mi cuerpo había hecho, sabía que

era Lizet, solo ella tocaba así, seguramente

llevaba el desayuno… o la cena. Alguna de las comidas. Abrí la puerta y sobre mi se

abalanzaron dos personas. - Juls, no puedes seguir así. Acéptalo.

Ricardo se fue, pero tú no. Tú sigues viva y tienes que seguir tu camino.

- No permitiremos que sigas de esa forma, te vamos a ayudar, pero

tienes que ayudarnos para poder hacerlo.

- Fuera de aquí no quiero ver a nadie, sin Ricardo no tengo vida, él es mi

vida y pronto volverá.

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- Tu te estas volviendo loca eso es lo

que pasa, y no puedes seguir así,

¿Dónde quedo Julieta Montemayor la futura comunicóloga? Nuestra amiga.

Lucas y Livy realmente se esforzaban

por no llorar al verme en el estado en el que me encontraba, ambos, me arrastraron al

baño y mientras la tina se llenaba con agua caliente, Livy me despojaba de la ropa y

Lucas abría todas las cortinas y ventanas de la habitación, la luz lastimo mi vista y tardé

algunos minutos acostumbrarme, no tenía fuerzas para pelear, así que pase ese tiempo

observando, como si no fuese yo la persona en la bañera.

escuchaba a Lucas dar instrucciones de

sacar toda la ropa, sabanas, basura y demás; caminaba de un lado a otro de la habitación

con un aromatizante, estaba tan acostumbrada a estar ahí que no sabía a que

aroma tenía, pero escuchaba a Livy decir que olía a muerto y tal vez así era, por que yo

estaba muerta en vida. – Juls no sé como dejaste que te pasara esto, eras la más fuerte

y optimista de todos nosotros, ¿Dónde quedo todo eso? – se murió junto con Ricardo

pensaba yo, y al instante me corregía diciendo que Ricardo estaba vivo y debía encontrarlo.

Después del baño me vestí en

automático con una ropa que Lizet

seguramente acababa de sacar de la

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secadora. Lucas desapareció cuando vio que

yo salía del baño y me dejo sola con Livy. Ella

trataba de entablar conversación conmigo una y otra vez pero fue en vano, a veces me

sorprendía a mi misma contestando con monosílabos.

Después de una hora o más o tal vez menos; Lucas regresó a la habitación, - muy

bien Juls ya te ves mucho mejor, ahora iremos al centro comercial de compras…

bueno yo las llevaré y las recogeré más tarde tienes que cambiar todo tu guardarropa, por

que la que tienes te queda enorme, necesitas subir de peso urgentemente. Así que trata de

sacar un poco de la Julieta que todos conocemos para poder lograr tener mucha

ropa que ponerte otra vez. – Livy sonrió

tiernamente, como lo hacia siempre. Al llegar al centro comercial me sentí

como antes, bueno primero estaba fuera de lugar, nada era como los meses anteriores, te

pierdes un temporada y es como perderte una vida entera de moda. Luego regreso la vieja

Julieta Montemayor, toda mujer en su sano juicio sabe que la frase que dice que “las

compras son la mejor terapia” es cierta, aunque también es verdad que al terminar de

comprar compulsivamente regresa la depresión.

Vi a muchas personas conocidas que seguramente no me reconocieron, por los

veinte kilos que baje innecesariamente; o

simplemente no quisieron reconocerme.

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Aunque pudo ser que no creyeran que

realmente estaba viva, en ese momento

Julieta más que ser una persona era como una leyenda, o una sombra de la muerte de

Ricardo. Una tienda tras otra fue pasando por mi

camino, cuando llegamos al área de comida, me sentí como un naufrago recién rescatado,

le día un recorrido casi a todos los comercios de comida, parecía como si no hubiese comido

en años y tal vez así fue, comí hasta cosas que jamás había probado o que antes odiaba

probar. Con miles de bolsas con ropa, zapatos,

accesorios y demás completamente nuevo salimos Livy y yo del centro comercial, a

penas podíamos con todo, saliendo estaba

Lucas esperándonos con una sonrisa – sabía que esto te ayudaría a pesar de todo lo que a

pasado, sé que en el fondo sigue mi mejor amiga Juls. – tal vez tenía razón después de

comer y ver la luz del sol al salir de mi casa, y la luz de la luna al salir del centro comercial,

me hicieron sentir viva otra vez, y dejarme ver lo que me había perdido en ese tiempo de

oscura soledad. Pensaba en todas estas cosas mientras

Livy le contaba a Lucas todo lo que pasamos en el centro comercial, estaban riendo

mientras escuchaba la parte en la que devore kilos de comida; y en un instante comencé a

escuchar mi risa como eco, como si no fuese

yo quien reía. Necesitaba desahogarme de esa

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manera, era mi forma de sacar siempre toda

la energía y euforia guardada. - ¿Cómo te

sientes Juls? ¿Tienes hambre? O ¿tienes ganas de hacer otra cosa? – sabía que jamás

volvería a ser la misma, algo en mi había cambiado para siempre ya, pero podía aún así

disfrutar la vida. – Gracias, creo que estoy llena por hoy. Por cierto ¿Qué día es? ¿Cuánto

tiempo ha pasado? – Lucas y Livy pararon sorprendidos, tal vez creyeron que seguiría

callada por un tiempo más, pero lo cierto es que ya necesitaba que alguien hiciera eso que

mis mejores amigos hicieron por mí. – ok veamos… hoy es viernes diez de diciembre,

han pasado siete meses desde que te encerraste en tu habitación sin recibirnos, ni

vernos, ni escucharnos, y demás. Pronto

empezara semestre otra vez y ya vimos tu situación y el director decidió dejarte empezar

el próximo semestre con otra generación ya perdiste prácticamente un año, pero está

bien, confiamos en que pronto te recuperaras y serás la mejor comunicóloga del mundo. –

Lucas realmente estaba convencido de que yo podría salir de cualquier situación que se me

presentara.

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Regresando a la vida

Después de salir de compras, fue como resucitar.

Regresé a casa y mi habitación era otra, estaba limpia, y con mucha luz, quise entrar,

pero algo me lo impidió, retrocedí y le pedí a Lizet que me preparara otra habitación para

dormir esa noche, tenía muchos cambios que hacer antes de regresar a mi cuarto, tendría

mucho trabajo, para borrar por completo a Ricardo y su recuerdo de mi vida y mi

habitación.

Al día siguiente Livy y Lucas pasaron temprano por mi, para que saliéramos a

desayunar a un restaurante nuevo, había tantos cambios en la ciudad, en el auto había

una maleta que me llamo mucho la atención y una vez que llegamos al restaurante Lucas la

bajo y seguimos hasta la mesa que ya estaba esperándonos. - Este Restaurante es de tu

papá, lo hizo para ti, y ahora nos pondremos al tanto de todo lo que ha pasado en este

tiempo, después iremos con el doctor para que te cheque, te de vitaminas y esas cosas,

para que recuperes fuerzas y estar seguros de que estas súper sana, luego iremos a comer y

por la tarde tendrás tu primera sesión con el

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psicólogo, estamos de acuerdo que has tenido

un gran avance, pero necesitas ayuda

profesional con respecto a lo que sucedió o no. - Lucas me tomó de la mano con cariño

pero firme en su decisión - Bueno Lucas tampoco la asustes, primero las nuevas

noticias – Livy saco de la maleta que traía una cartera y una agenda nueva – aquí están tus

tarjetas de crédito, tus credenciales nuevas, dinero en efectivo tarjetas de salas de belleza,

spas, etc., y esta es tu nueva agenda, aquí estas tus citas, con el psicólogo, medico,

estilistas, y demás. Quiero Julieta, que estés consciente de que esto será difícil para todos,

pero si tu, no pones de tu parte, entonces, no podremos avanzar todos y seguiremos

estancados. Tu familia también está yendo

con un especialista, por que esto afectó a todos los miembros de tu familia, no solo a ti.

– estaba escuchando absorta, me sentí una persona tan egoísta, todo eso era verdad, me

encerré en mi misma sin pensar en las personas que estaban a mi alrededor y me

querían, estaba tan rodeada de Ricardo en toda mi vida, que olvide pensar en las

personas que toda mi vida habían estado conmigo. – Gracias chavos, no sé que haría yo

sin ustedes, tal vez me dejaría morir, ahí encerrada en mi cuarto sin pensar en nada

más. Sé que en estos últimos años he estado con la cabeza en otro lado, pero todo

cambiará, lo prometo y con su ayuda, seré

aun mejor persona de lo que era. Tienen toda

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la razón, no debo dejarme caer en ese hoyo

en el que me deslizaba; tengo que ser una

mejor persona por mí, por ustedes y por Ricardo. – No sé si la risa de mis amigos fue

de nervios, o de compasión o de que, no la pude descifrar en ese momento, pero se me

hacía raro una cosa, ¿dónde estaban los demás?, Livy y Lucas jamás andaban por ahí

solos, siempre procuraban estar con alguien más. – Por cierto hay algo que me interesaría

saber, antes de cualquier otra cosa – me miraron extrañados y luego asintieron como si

comprendieran, lo que vendría a continuación. – ¿Desde cuando están saliendo ustedes dos?-

rieron, como dos pequeños siendo sorprendidos en una travesura – ay Juls estas

más perdida de lo que creí, Lucas y yo ya

tenemos más de dos años saliendo, y pronto nos casaremos, bueno después de graduarnos

– casi me caigo de la silla ósea que no me había perdido tan solo ocho meses, había

perdido, años de vida. – ¡ok! Creo que estoy más perdida de lo que estaba, necesito saber

lo que ha pasado en los últimos tres años. Y también necesito un buen decorador para mi

habitación, que tengo que cambiar urgentemente.

Livy y Lucas satisfechos por mi desempeño para regresar a la “normalidad”,

comenzaron a sacar de la maleta revistas, periódicos, discos, DVD, y demás cosas;

estuve aproximadamente cinco horas viviendo

un resumen de los últimos años, vi y leí cosas

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que jamás imagine que habían sucedido y

menos antes de que me encerrara en mi

habitación. Una de las noticias que más me impactó

fue que Carlos el mejor amigo de Ricardo, se había quitado la vida, justamente una semana

después de la “muerte” de Ricardo, y la prensa hizo todo un resumen de la vida de los

dos. Carlos y Ricardo no se llevaban muy bien, a veces llegaban a discutir de una forma

poco común, pero jamás lo tomé en cuenta, y en ese momento pensaba en que,

probablemente, lo que los periódicos decían sobre Carlos era verdad, estaba enamorado

de Ricardo. Seguí viendo y leyendo las demás

noticias, pero se me quedo una espinita

clavada en mi interior que me decía que ahí pasaba algo raro, y si Carlos siendo el mejor

de Ricardo pensaba que estaba muerto, lo más seguro es que lo estuviera. Entonces,

¿Por qué yo recordaba, dos Ricardos? Y ¿Por qué yo sabía que Ricardo no estaba muerto y

Carlos se suicido pensando que estaba muerto? Cada vez las cosas que momentos

antes tenía tan claras, se hacían borrosas y mientras más conclusiones hacía más se

borraba la verdad de mi cabeza.

Los siguientes días, según lo que dijeron mis amigos, y mis médicos, estaba mejorando

demasiado rápido, estaba saliendo de la

depresión satisfactoriamente. Comencé a ver

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mis amigos juntos, me puse al tanto con mis

materias en la escuela, para poder comenzar

en el siguiente semestre con otra generación; compre miles de regalos para todas las

personas que estuvieron conmigo en los momentos más difíciles y viví una de las

mejores navidades de mi vida. Ricardo me hacía falta y lo extrañaba

cada día, pero sabía que tenía que seguir adelante por los dos, lo sentía cerca de mí

mientras caminaba, a veces hasta creía verlo, pero sabía que eso no sucedería y al mismo

tiempo me corregía a mi misma pensando que pronto regresaría por mi y todo volvería a ser

como antes.

En la fiesta de año nuevo prácticamente

volvía a ser yo, estaban todas las personas que en algún momento formaron parte de mi

círculo social. Livy unos minutos antes de que un nuevo año llegara, se acercó a mi con un

regalo; lo abrí y había en una caja un cuaderno y un bolígrafo con una foto mía y mi

nombre, con una pequeña tarjeta que decía: “Empieza este nuevo ciclo con todo, y vuelve

a escribir. Regrésanos un poco de Julieta Montemayor y llénanos con tu talento.” No

salió ni una sola palabra de mi boca, no era necesario, pero abrace a mi mejor amiga

llorando, diciendo gracias y sabía que ella lo entendía.

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Ella tenía razón debía volver a escribir,

ni siquiera lo había intentado después de mi

encierro, así que me alejé de todos los presentes en mi casa y salí al jardín a

disfrutar la noche y el viento frío que me rodeaba, me senté en el pasto, junto al árbol

de siempre y comencé a escribir. DIME TU

Dime tú ¿Qué hago para no pensarte?

para no respirarte, para no percibirte.

Dime tú ¿qué siento cuando no quiero sentirte?

¿Qué hago para dejar d pensar n ti cada segundo dl día?

Dímelo tú que estas distante a esto que siento

Dímelo tú que pareces indiferente, a esto que sé... sientes

también.

Dime tú ¿cómo hago para dejarte en el olvido?

para creer que jamás fuiste real

¿cómo hago para olvidar que te amo?

Dímelo tú por que yo ya lo intente todo

Dímelo tú, que aun al sentir lo mismo...

no lo demuestras a cada instante.

Que no piensas en mi todo el tiempo

Dímelo tú por que yo ya no pienso más

Dime tú ¿Por qué no te puedo sacar de mi cabeza?

¿Por que estas constantemente regresando a mi vida?

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Dime tú ¿Por que no te comportas igual que yo?

¿Por qué actúas indiferente a esto que ambos sentimos?

DIMELO TÚ POR QUE SIN TI YO YA NO VIVO.

Arranque la hoja del cuaderno y trate de

escribir nuevamente algo más romántico o algo más alegre, pero al final todo terminaba

hablando de él.

***

Comenzando año y regresando a clases; estar en la escuela y volver a mis actividades

diarias, me ayudo salir de mi encierro, la primera semana, ya estaba inscrita en el

periódico escolar, en el comité de eventos y

otras cosas. El psicólogo me dijo que mientras más actividades, tuviera en el día, menos

pensaría en el asunto de Ricardo y mi depresión saldría de mí poco a poco; también

me dijo que tratara de escribir sin importar lo que saliera de mi, que eso me ayudaría a

entender muchas cosas de lo sucedido, y tal vez recordaría lo que sucedió la noche en que

murió Ricardo. Entonces así de pronto tuve una idea. Si

debía escribir para el periódico escolar y también para descubrir o recordar lo que paso

la noche en la que Ricardo desapareció podría

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hacer una investigación exhaustiva sobre la

vida de Ricardo o sobre algo que me dijera

más sobre él.

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Despertando del horrible ensueño.

Sentada en mi escritorio contemplo todo

el material recaudado para mi investigación. Tenía periódicos con noticias, desde el

nacimiento de Ricardo hasta su muerte, videos familiares, cuadernos, diarios, fotos y

demás, lo que me sorprendía todo el tiempo era que Ricardo no tenía mucha vida social,

todo cambio después de un viaje furtivo que

hizo a Paris con su mejor amigo Carlos. Entreviste a Isabela su hermana y la

única de la familia que acepto hacerle preguntas sobre Ricardo.

Me desconcertó como fue que Ricardo cambio drásticamente después de que regreso

de su viaje furtivo con Carlos a Paris. Isabela me dijo que Ricardo era retraído con toda la

gente que le rodeaba, aún con su familia; pero cuando Carlos estaba cerca el cambiaba

completamente, hablaba fluidamente, reía… Ricardo era feliz cuando estaba con Carlos,

cuando entró en la adolescencia, Ricardo tuvo muchos problemas con su padre, pasaba más

tiempo con Carlos que nunca, mi padre no lo

decía abiertamente, pero cuando se

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presentaba la oportunidad insinuaba que

había algo más que una amistad entre Carlos

y Ricardo, la prensa también se dio cuenta y Ricardo Dreamer Padre tuvo que tomar

medidas para evitar que sus restaurantes tuvieran mala fama, o que perdieran clientela,

así que le prohibió a Ricardo ver a Carlos, ni aún en la escuela podían verse, hablarse por

teléfono o cualquier otro tipo de comunicación; aunque claro que con tanta

tecnología era prácticamente imposible que no pudieran comunicarse. Ricardo iba a todos

lados con un guardaespaldas, que más bien hacía el trabajo de niñera y cuidaba que

Ricardo no hablara con Carlos; los padres de Carlos tomaron las mismas medidas con su

hijo, así que no se podían hablar, ni ver. Dos

semanas después del castigo, o como quiera que se le llamase a esa barbarie, Carlos y

Ricardo desaparecieron, nadie supo si ya lo tenían planeado o como fue que se

comunicaron al fin para ponerse de acuerdo, luego algún reportero que sabía de ellos los

reconoció en Paris. Los padres de ambos volaron inmediatamente a Paris y los trajeron

de vuelta, pero ya Ricardo no era el mismo que se había ido a Paris. El Ricardo que

regreso de Paris, se convirtió en unas semanas en el favorito de su padre, hablaba

con todo el mundo, se alejo de Carlos y consiguió más amigos, me conoció a mí y era

como si ya no existiera la persona que había

vivido con la familia por 20 años.

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Escuchaba la grabación de la entrevista

una y otra vez sin entender. ¿Qué fue lo que

sucedió en ese viaje que hizo que Ricardo cambiara tanto? ¿Qué paso entre Ricardo y

Carlos? Encontré muy pocas notas sobre Ricardo

en los periódicos, desde su nacimiento hasta que me conoció. En las fiestas de Carlos

apenas se hacia mención de él siempre insinuaciones sobre su intima relación con su

mejor amigo. Como millones de flash, llegaron a mi

mente. Todo tipo de comentarios y frases leídas y escuchadas que insinuaban algo de

Ricardo, pero que ignore muchas veces. “…Por lo menos ahora sabemos que si

es hombre.”

“Ricardo Dreamer con Julieta Montemayor ¿quién lo pensaría?”

“Mi padre decía que Ricardo y Carlo eran más que amigos”

“Después de ese viaje, Ricardo cambio completamente… se alejó de Carlos”

“Carlos se suicidó una semana después de la muerte de Ricardo”

“…tu no eres Ricardo Dreamer, que ni siquiera tienes un apellido.”

“Julieta tu no conoces en verdad a Ricardo, ni a René. Este individuo lo saque de

un bar en Paris, para que me sustituyera y yo poder vivir mi vida sin que mis padres

estuvieran tan escandalizados por que no me

gustan las mujeres”… y en un parpadeó esa

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frase del otro Ricardo me sorprendió ¿quién

era René?, estaba hablando a mí Ricardo.

Que diferencia había, yo los veía igual, pero uno quería esconder algo de su vida y el

otro solo pensaba en mi bienestar. Después de escuchar y leer una y otra

vez toda la información que había llegado a recolectar supe que mi Ricardo y Ricardo

Dreamer no eran la misma persona. Mi Ricardo era lindo, sociable, me

amaba solo a mí, Carlos era “su mejor amigo”, más de nombre que otra cosa, mi

Ricardo era el consentido de su padre y tenían una linda relación; mi Ricardo era trabajador

y nada superficial. Ricardo Dreamer, era completamente lo

contrario, era retraído, grosero con otras

personas, solo hablaba con Carlos, se la pasaba con él, lo amaba a él, solo vivía para

Carlos… y Carlos para él. Se fueron a París para vivir su amor y

allá conocieron a Ricardo; pensaron que sería buena idea usarlo para ocupar el lugar de

Ricardo Dreamer y así él y Carlos podrían estar juntos plenamente, por eso Ricardo

depositaba dinero cada semana en una cuenta… entonces yo no estaba enamorada de

Ricardo Dreamer, al final si me mintió en todo… ni siquiera se llamaba Ricardo.

Estuve por más de dos años, enamorada, de un fantasma, una mentira…

estuve enamorada de una ilusión. Me dieron

ganas de escribir, últimamente era mi

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desahogo, el psicólogo decía que eso me

ayudaba a sacar lo malo que estaba en mi

interior y me protegía para recaer en una depresión, así que tomé la libreta que Livy me

había regalado y comencé a escribir:

Yo creo que así es…

Creo que una desilusión duele más que un golpe.

Es horrible seguir fingiendo que ya no te importa

una persona que ya no recuerda que alguna vez

significaste algo en su vida; si es que así fue.

Tal vez ya no recuerda que existes, y solo es una

sombra en tu caminar.

Creo que darte cuenta que tu vida, solo giraba

alrededor de una persona y que ahora te has quedado sin

nada, es más amargo que un té para el estreñimiento.

Creo que el saber que nunca fuiste importante

para tal persona, te encierra más en un mundo irreal

que te hunde más.

Creo que no querer salir del hoyo es peor que dejar

de hacer tonterías por llamar siempre la atención de

alguien que jamás existió y que no volverá.

Creo que no te extraño; sólo extraño la atención

que ponías en mi hablar.

Creo que no me haces falta, solo la forma en que

me tocabas.

Creo que ya no te amo; sólo amo tu forma de ser

ante el universo.

Creo que no te extraño; sólo extraño amar como te

amo.

Creo que no me haces falta; sólo necesito alguien

como tu, pero que sea autentico.

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Creo que ya no te quiero… sólo creo que te amo.

Quise escribir algo distinto, pero desde que Ricardo había desaparecido, solo escribía

cosas tristes o iracundas, que sólo me

dejaban más vacio mi interior.

Acomodé todo el material que estaba frente a mí y lo guarde en un cajón del

escritorio. Salí de mi habitación y comencé a caminar por el jardín a tratar de sacar más

conclusiones o explicaciones, cualquier cosa que me dijera que estaba equivocada, luego

sentí ver eso que siempre me seguía, era Ricardo lo sentía, quise verlo, pero al voltear

ya había desaparecido, como siempre lo hacía u me dije nuevamente que solo era mi deseo,

el que me decía verlo, peor solo era una ilusión.

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Una boda … y no la mía.

Casi un año después de salir del

claustro, Livy y Lucas, se casaron; yo fui la dama de honor. Mientras caminaba con el

cortejo imaginé por un segundo, como hubiese sido mi boda con Ricardo.

Acababan de graduarse de sus carreras respectivas y yo di el discurso en memoria de

Ricardo y como tenía ganas de decirles, que nos habían engañado, que vivimos en una

mentira muy bien elaborada; pero no pude

romper las ilusiones de tantos espectadores, que lo tenían en un lugar especial.

Todos estaban tan contentos por tantas “cosas buenas” que no me pareció justo

empezar con cosa que realmente no valía la pena revivir, así que como todos los demás

decidí aceptar la muerte de un Ricardo que jamás existió. En verdad Ricardo Dreamer

había muerto; pero el Ricardo Dreamer que conocimos y amamos todos estaba vivo y

estaba cerca.

Al terminar la ceremonia me salí de la recepción. Sí, había avanzado mucho y

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muchas cosas en mi habían cambiado; y

muchas cosas en mi ya no eran lo mismo.

Comencé a caminar y termine en mi parque favorito.

Estaba sentada en el césped del parque. Era un día casi perfecto; estaba nublado y había

brisa ambientando la melancolía. Sabía que vendría aunque no estuviera

presente. Desde que prometió volver, solo estaba su

sombra en cada paso que daba. Jamás regreso, sentía su presencia, pero él no

estaba.

Disfrutaba el aire fresco en mi cara, cuando lo vi.

Ahí estaba, mirándome con ternura y luego ya

no estaba en un parpadeo se desvaneció aquella bella ilusión. Desde que se fue, había

ilusiones como esa todo el tiempo, parecían tan reales que llegue a pensar que lo eran;

pero poco a poco me di cuenta de que solo era mi imaginación. Él jamás volvería; solo

era su fantasma caminando de un lado a otro, siguiéndome, pero sin estar.

Después de terminar el verso en que trabajé

los minutos antes de ver aquella ilusión lo revisé nuevamente:

El aire en mi cara, anuncia tu llegada;

Pero no has llegado aún.

¿Acaso no quieres verme más?

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Podrías haberlo dicho;

Todo hubiera sido más fácil para ambos.

El aire de la mañana, anuncia tu llegada,

Aunque jamás llegaste; me olvidaste.

Ahora es mi turno; te olvidaré.

Arrugue el trozo de papel sobre el cual escribí y negué para mis adentros lo escrito ahí.

Había perdido la inspiración ya no podía escribir nada que me gustara. Todo terminaba

hablando de él. Luego de suspirar me recosté sobre el pasto y recordé una vez más la época

en la que era feliz, y luego invadió mi mente aquella noche oscura en la que desapareció.

De pronto como si lo estuviera viviendo nuevamente recordé todo lo ocurrido aquella

noche. Yo iba con Ricardo un día parecido a

ese, en que regresábamos a mi casa, nos retiramos demasiado temprano de la fiesta

para aprovechar que mi casa estaba

completamente sola y que así podríamos estar Ricardo y yo a solas. Fue un poco complicado

salir de la reunión sin que nadie lo notara, pero lo logramos gracias al pastel del

cumpleañero. Años atrás me hubiera dado terror

cruzar los cien metros de distancia entre mi casa y la de Carlos ya que solo eran dos

grandes caserones con amplios jardines que los dueños solo usaban de vez en cuando. De

día eran hermosos, pero de noche se imaginaba un cuento de terror; pero con

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Ricardo todo era diferente, me hacía sentir

segura y a salvo.

Caminábamos abrazados y disfrutando de la luna llena. Y luego alguien nos seguía,

primero pensé que era cualquier persona que iba en nuestra misma dirección, pero una

extraña sensación comenzó a recorre todo mi cuerpo. – Ricardo alguien nos sigue – me

abrazó muy fuerte y me dijo que probablemente era un borracho que quería

seguir tomando que no los tomara en cuenta, seguí caminando, pero aquella persona nos

seguía aún. Ricardo volteó – ve a tomar a otro lado y deja d seguirnos – vi que arrojo unas

monedas y se dispuso a seguir el camino, estábamos por llegar a mi casa, pero pude ver

que el desconocido, se acercó. La luz de la

luna cubrió su rostro y… era Ricardo,… pero él estaba a mi lado, lo mire perpleja y luego al

desconocido. Ricardo estaba pálido y su cuerpo pegado al mío se sentía frío como si

acabara de ver a un muerto. - René todo terminó, quiero mi vida de

vuelta. No me importa lo que mis padres piensen de mí. Estoy harto de

esconderme. - Jamás lo permitiré, es la vida que

siempre desee y no dejare que Julieta salga herida con todo esto.

- Prefieres que viva engañada por toda su vida, por que no le dices de una

vez que tu no eres Ricardo Dreamer,

que ni siquiera tienes un apellido. Tal

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vez si eres sincero con ella te deje de

querer tanto como dice, digo a pesar

de todo a vivido en una mentira todo este tiempo.

- Julieta no lo escuches esta, mal de la cabeza.

- Ahora dirás que realmente eres Ricardo. Julieta tu no conoces en

verdad a Ricardo, ni a René. Este individuo lo saque de un bar en Paris,

para que me sustituyera y yo poder vivir mi vida sin que mis padres

estuvieran tan escandalizados por que no me gustan las mujeres.

- Basta no lo permitiré. Yo estaba paralizada, no sabía que

pasaba ni entendía todas esas palabras que

intercambiaban, como si fuera un idioma desconocido, en el que hablaban, luego

escuche ¡BASTA! Como un relámpago; y mi Ricardo se abalanzó sobre el otro Ricardo y yo

no podía moverme, ahí los observaba sin poder hacer nada, quería gritar, pero no me

salían las palabras, de pronto como si mi deseo se hubiese cumplido los dos pararon. Mi

Ricardo se levanto ensangrentado y me abrazó, me besó. – Juls, ojalá no hubieras

presenciado esta atrocidad, este hombre estaba loco y no dejaba de acosarme, pero no

importa ahora todo estará bien, tu no tienes nada que ver en esto. Te amo Juls y eres lo

mejor de mi vida, volveré por ti, pero ahora

tenemos que estar un tiempo separados y

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haré algo que te va a doler, pero es lo mejor y

cuando despiertes, por favor, no recuerdes

nada. Hazlo por mi, por que te amo y así será mejor.

Ricardo me golpeó la cabeza, para que pareciera un asalto, recordé como medio

adormecida por el golpe, mi Ricardo decía cosas como – esto no debía haber pasado así

Ricardo, pudimos haber arreglado todo sin que nadie saliera lastimado, pero así lo

quisiste, jamás permitiré que nadie te lastime dijo mirándome con ternura igual que

siempre, le quito toda la ropa a Ricardo Dreamer y seguí diciendo palabras que deje

de comprender, solo recuerdo que antes de perder completamente el conocimiento

escuche un TE AMO.

¡MENTIRAS! No le mientes ni lastimas a alguien que amas, de pronto regresé por un

momento a la vida real y vi esa sombra otra vez; sin embargo esta vez no desapareció, se

quedó ahí como esperando que lo viera, era él… mi Ricardo estaba ahí a tan solo unos

metros de mi, esperando por mi.

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Epílogo.

Me levante del lugar donde estaba

sentada y camine hacia él, me sentía como en un sueño o una pesadilla, ya no lo distinguía

muy bien. Esperaba que desapareciera al

acercarme más, pero eso no sucedió, cada paso que daba se hacía más real el

reencuentro. Me acerque y escuche algo que me pareció irónico. – Juls, regrese por ti, todo

volverá a ser como antes, Te Amo. – quise decir algo, peor no me salieron las palabra, no

sabía que decir. - ¿Qué pasa Julieta, no estás

feliz de verme, de saber que podemos amarnos como antes, que todo será como

siempre y ese loco jamás nos molestara otra vez?

- Ni siquiera sé quien eres tú. - Lo sé Julieta tenemos mucho de que hablar

y debo explicarte muchas cosas, pero quiero que sepas que te amo y que todo lo

he hecho por ti, por que no permitiré que nada te haga daño o te lastime.- quise

reírme, pero a pesar de todo nada de eso me parecía gracioso – sabes Ricardo o

como quiera que te llames, no me interesa saber nada de lo que tengas que decirme,

quiero que dejes de seguirme y que me

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dejes vivir mi vida sin ti, déjame olvidarte.

– Ricardo quiso abrazarme, como si no

comprendiera lo que escuchaba. – no entiendo Juls, ¿es que ya no me amas? –

sonreí y besé sus labios como lo hubiera hecho una buena amiga- Te amo Ricardo y

jamás amaré a alguien como t e amo a ti, pero ya no quiero sufrir más… quiero

olvidarte. – me di la vuelta y comencé a caminar.

Como resultado de alguna clase de magia o algo parecido, regrese a la noche en que

Ricardo había destrozado mi vida, ahí estaba yo junto a el nuevamente, todo se

veía tan real, el otro Ricardo (o el original) estaba tendido en el piso ensangrentado y

luego sentí un fuerte golpe en la cabeza.

… tú no tienes nada que ver en esto. Te amo Juls y eres lo mejor de mi vida, volveré

por ti, pero ahora tenemos que estar un tiempo separados y haré algo que te va a

doler, pero es lo mejor y cuando despiertes, por favor, no recuerdes nada. Hazlo por mi,

por que te amo y así será mejor.

Luego desperté nuevamente en el hospital, todo estaba igual que la primera vez; las

mismas flores, los mismos regalos, la misma herida, los mismos colores, la

misma enfermera. Sólo había algo diferente Ricardo estaba dormido con la

cabeza recargada en la cama y sentado en

la silla donde estuvo el oficial Zamora la

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ocasión anterior, trate de sacar mi mano

de debajo de sus manos para quitarme lo

entumecido y Ricardo despertó, me abrazo y me eso la frente. – todos estábamos muy

preocupados, el golpe fue duro y los doctores temían que cayeras en coma, me

alegra que no sea así, te necesito a mi lado. – me sorprendí y supuse que mi

experiencia tan real, tan solo fue un mal sueño durante la semana que estuve

inconsciente. Ricardo se levanto de la silla me abrazo nuevamente y me beso. Me

tenía en sus brazos y nuevamente yo me sentía segura y feliz. – Ricardo tuve un

sueño horrible. Soñé que tú no eras tú y que moría… - trate de seguir con mi

historia, pero Ricardo se acerco más a mi

oído y murmuro. – no te preocupes Juls ese Ricardo no volverá a molestarnos

jamás y Carlos no puede hablar más.