RN N° 5022-2006 (MALVERSACIÓN DE FONDOS).pdf
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SALA PENAL
R.N. N° 5022-2006
LIMA.
Lima, dos de mayo de dos mil siete.-
VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Pedro
Guillermo Urbina Ganvini; el recurso de nulidad interpuesto por la Procuradora Pública
Anticorrupción del Distrito Judicial de Lima, y por los encausados Jorge Enrique Sánchez
Moya, Manuel Antonio Carbonel Manrique, César Bernardo Wu Vargas, Carlos Enrique
Rodríguez Salcedo y Víctor Sigifredo Cabanillas Velezmoro contra la sentencia de fojas mil
ochocientos treinta y dos, del once de agosto de dos mil seis; de conformidad con lo
dictaminado por la señora Fiscal Adjunto Suprema; y CONSIDERANDO: Primero: Que la
Procuradora Pública Anticorrupción del Distrito Judicial de Lima en su recurso formalizado
de fojas mil ochocientos cuarenta y ocho alega que la sentencia materia de grado le causa
agravio puesto que no se valoró adecuadamente los medios de prueba existentes en autos
a fin de fijar en la sentencia una reparación civil considerable para el Estado; que el
encausado Jorge Enrique Sánchez Moya en su recurso formalizado de fojas mil
ochocientos cincuenta y tres indica que en autos no existe prueba que acredite la
responsabilidad que se le atribuye, que se le condenó en base a una norma legal que no
estaba vigente, y que las transferencias presupuestales están amparadas en normas
legales; que el encausado Manuel Antonio Carbonell Manrique en su recurso formalizado
de fojas mil ochocientos cincuenta y ocho argumenta que no se valoró el dictamen pericial
contable y que se vulneró el debido proceso puesto que se tuvo en cuenta pruebas
testimoniales sin haber sido oralizadas, así como que no se tuvo en cuenta las
conclusiones de su abogado defensor; que el encausado César Wu Vargas en su recurso
formalizado de fojas mil ochocientos sesenta y tres refiere que no se valoró
correctamente la prueba actuada y que se le sancionó en mérito a una norma legal que no
estaba vigente a la época de los hechos; que el encausado Carlos Enrique Rodríguez
Salcedo en su recurso formalizado de fojas mil ochocientos sesenta y ocho alega que
existe una indebida valoración de la prueba pues no se tuvo en cuenta el dictamen pericial
contable, y que se le sancionó con una norma legal que no era la vigente; que el
encausado Víctor Sigifredo Cabanillas Velezmoro en su recurso formalizado de fojas mil
ochocientos setenta y tres sostiene que no se tuvo en cuenta la prueba documental que
aprueba la transferencia de partidas no presupuestadas y que no se valoró el hecho que
renunció luego de suscribir el contrato cuestionado con la empresa Michelsen Asociados
y, por tanto, no participó en los pagos que se le efectúo. Segundo: Que el delito de
malversación de fondos, previsto y sancionado por el artículo trescientos ochenta y nueve
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del Código Penal, requiere que el funcionario o servidor público de al dinero o bienes que
administra una aplicación definitiva diferente a aquella a las que están destinados,
afectando el servicio o la función encomendada; que, por tanto, este delito exige, en
primer lugar, un cambio de destino - siempre dentro del ámbito público-, de los
involucrados; en segundo lugar, que este cambio resulte definitivo, lo que se expresa en
función al propio carácter de los bienes desviados; y, en tercer lugar, como resultado
típico, que con dicha conducta se dañe el servicio o la función encomendada, esto es, que
peligre la ejecución del servicio o función pública, se perjudiquen los plazos, o se
incrementen los costos o decrezca la calidad del servicio que presto. Tercero: Que
conforme se aprecia del informe número cero dos - OAI, denominado “Examen Especial a
Cuentas Intangibles en el Ejercicio mil novecientos noventa y ocho y mil novecientos
noventa y nueve - Acción de Control número cero cero ocho - I/dos mil” -véase fojas
dieciséis-, se determinó que los pagos efectuados por concepto de estudios y consultorías
externas a la Empresa Carlos Michelsen Terry Compañía Consultores Sociedad Comercial
de Responsabilidad Limitada, al haberse celebrado el uno de marzo de mil novecientos
noventa y nueve entre esta y la entidad estatal agraviada siete contratos relacionados a
estudios de marketing, fueron cancelados con activos intangibles hasta por la suma de
seiscientos diez mil treinta y seis nuevos soles con cincuenta y cinco céntimos, esto es, con
un exceso de cuatrocientos noventa y nueve mil cuatrocientos sesenta y seis nuevos soles
con cincuenta y cinco céntimos, no obstante que conforme al Acuerdo de Directorio
número cero uno - noventa y nueve, del doce de enero de mil novecientos noventa y
nueve -véase fojas novecientos- solamente se destinó la suma de ciento diez mil
seiscientos sesenta nuevos soles para dicho concepto; que el exceso de dinero que
pagaron los encausados como funcionarios de la agraviada no se aprobó en la sesión de
directorio de fecha quince de octubre de mil novecientos noventa y nueve -véase fojas
novecientos setenta y uno vuelta-, pese a que la Oficina de Planeamiento y Desarrollo
Empresarial solicitó la Reprogramación y Transferencia Interna de Partidas, conforme se
verifica del memorando número quinientos treinta y cuatro - D/ noventa y nueve, del
treinta de septiembre de mil novecientos noventa y nueve de fojas sesenta y cuatro; que
las conclusiones del Informe Especial antes indicado, se corroboran con el dictamen
pericial contable de fojas mil noventa y dos, que concluye que el perjuicio a la entidad
estatal al infringirse la partida de intangibles destinados a inversión es por un monto de
cuatrocientos seis mil trescientos veinte nuevos soles con treinta y cinco céntimos, tanto
más si se tiene en cuenta que los estudios de marketing no lograron su objetivo; que, en
consecuencia, los encausados dieron a dicha suma de dinero una aplicación diferente a la
que estaba prevista perjudicando el funcionamiento regular de la entidad agraviada; que,
en este orden de ideas, la prueba de cargo actuada en el presente proceso acredita la
materialidad del delito imputado, así como la responsabilidad de los encausados, pues
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vulneraron los deberes de lealtad y probidad que como funcionarios o servidores públicos
estaban llamados a observar, cuya conducta se adecua a la hipótesis jurídica que describe
el artículo trescientos ochenta y nueve del Código Penal, respecto del cual el Tribunal de
Instancia se pronunció en la resolución de fojas setecientos cinco, del ocho de noviembre
de dos mil uno, al revocar el auto de no ha lugar a abrir instrucción y disponer la apertura
del mismo, así como en las resoluciones dictadas en sesión de audiencia que declararon
infundadas las excepciones de prescripción deducidas por los encausados, por lo que
desde esta perspectiva el argumento de los encausados en orden a que fueron
sancionados con una ley que no estaba vigente a la época de los hechos queda
desvirtuada. Cuarto: que, de otro lado, en lo atinente al cuestionamiento hecho por los
encausados respecto a que no se tomen en cuenta las conclusiones de su defensa, que se
valoró testimoniales que no fueron oralizadas en audiencia y que se omitió valorar prueba
documental, es de precisar que el Tribunal de Instancia motivó y fundamentó
correctamente su decisión pues valoró cada una de las declaraciones testimoniales
recogidas en autos, tuvo en cuenta además los alegatos de los abogados defensores, y
examinó la prueba de descargo conjuntamente con el informe especial, el dictamen
pericial contable y demás pruebas y diligencias actuadas; que, en tal virtud, el juicio de
valor emitido por el Colegiado Superior resulta arreglado al mérito de lo actuado y a Ley.
Quinto: Que, en cuanto al monto de la reparación civil, ésta se rige por el principio del
daño causado, cuya unidad procesal civil y penal protege el bien jurídico en su totalidad y
garantiza el oportuno derecho indemnizatorio de la víctima, por lo que no debe fijarse en
forma genérica, sino que es necesario individualizarla y determinarla en forma prudencial
y proporcional a la entidad del daño; que en dicho contexto el monto fijado como
reparación civil resulta prudente y responde a los principios de necesidad,
proporcionalidad y razonabilidad. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD
en la sentencia de fojas mil ochocientos treinta y dos, del once de agosto de dos mil seis,
que condena a Víctor Sigifredo Cabanillas Velezmoro, César Bernardo Wu Vargas, Manuel
Antonio Carbonell Manrique, Carlos Enrique Rodríguez Salcedo y Jorge Enrique Sánchez
Moya por el delito contra la Administración Pública en la modalidad de malversación de
fondos en agravio del Estado - Servicios Postales del Perú Sociedad Anónima, al primero a
tres años de pena privativa de libertad efectiva y a los cuatro últimos a tres años de pena
privativa de libertad suspendida condicionalmente en su ejecución por el término de dos
años, asimismo los inhabilita por el término de tres años y fija en la suma de tres mil
nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberán pagar solidariamente
a favor del Estado, sin perjuicio de restituir lo malversado; con lo demás que contiene; y
los devolvieron.
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S.S.
SALAS GAMBOA
SAN MARTÍN CASTRO
LECAROS CORNEJO
CALDERÓN CASTILLO
URBINA GANVINI