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Año IV – No. 47
Noviembre - 2013
Tlaxcala, México RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ.- DIRECTOR
Emiliano Zapata, óleo/tela; Humberto Mendieta Morales.
“Madero murió a balazos / -¡la cosa se puso mal!- Catarino Maravillas / con Zapata fue a pelear.
¡Qué verde estaba el ejido / que con sus manos sembró! verdes cañas, cañas altas / que hasta el cielo levantó.
Zapata murió a balazos / -¡la cosa se puso mal!-. pero quedaba Carranza / y con Carranza fue a dar.
CORRIDO DE CATARINO MARAVILLAS. Fragmento. Miguel N. Lira
El Jaguar de Molinatla.
Rosalba Delgadillo
La tlaxcaltequización en Coahuila
Armando Fuentes
A los muertos y a los vivos, se les
habla con campanas
Fabián Zamora
Entre Beccaria y Carlos III, Manuel
de Lardizábal y Uribe
Rafael García
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EDITORIAL
Nuestro número de noviembre abarca, entre otros, los siguientes títulos:
El jaguar de Molinatla, autoría de la arqueóloga Rosalba Delgadillo;
Entre Beccaria y Carlos III, Manuel de Lardizábal y Uribe, de Rafael G.S.
A los muertos y a los vivos se les habla con campanas”, de Fabián Z. R.
“La tlaxcaltequización en Coahuila”, de Armando Fuentes Aguirre;
En esta ocasión, tal vez como una simple “casualidad”, se juntaron varios libros, 10, que
amablemente y desde muy diversas instituciones han tenido a bien obsequiarme y en
algunos casos autografiar; de los que ahora se incluyen y comparten 6 (para no saturar la
revista) con los lectores de Quórum; de estos 6, apenas uno de ellos ha sido ya presentado;
los demás están en ese importante proceso de organización, difusión y divulgación.
Dos de ellos, los editados por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, son de
temática revolucionaria, muy oportunos y a propósito del mes de noviembre, en que se
conmemora un aniversario más del inicio de la revolución mexicana. Puebla y Tlaxcala,
entidades federativas en que germinaron con rapidez brotes de inestabilidad e
inconformidad que habrían de adquirir proporciones a gran escala en el centro del país, son
lugares objeto de estudio en estas dos importantes ediciones.
Por último, el artículo de nuestro amigo, historiador Fabián Zamora, lo incluimos
completo, para que no se pudiera perder la secuencia (si es que fuera en dos partes). Así,
se tiene toda esta valiosa investigación en una sola edición; investigación que aporta mucho
para que quienes de alguna forma hemos estado en contacto permanente con las
campanas, entendamos un poco más de su historia y significación.
Felicitaciones y enhorabuena a mi buen amigo, Lic. Raúl González Nova, Presidente de la organización periodística Compañeros Nacionales
de Periodistas y Editores, A.C., por el Pergamino de Oro “Andrés Henestrosa” recientemente recibido, como un merecido reconocimiento a su
constante y disciplinada labor periodística.
Rafael García Sánchez / Director
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RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ DIRECTOR
“A los muertos y a los vivos se les habla con campanas” Por: Fabián Zamora Rosas
No. 47
NOVIEMBRE – 2013
Quórum, presencia e imagen con ideas, es una revista electrónica, mensual, cultural; editada por Ediciones Maxixcatzin. Los números de certificados: de licitud, de contenido, de título, y de reserva, así como el nombre y características gráficas: en trámite. Los derechos de reproducción de las fotografías, los textos, y el contenido gráfico están reservados por Ediciones Maxixcatzin. Dirección: Privada Vicente Guerrero No. 2, fraccionamiento Insurgentes, Santa María Acuitlapilco; C.P. 90110, Tlaxcala, Tlax. Tel. (01-246) 46-805-55. Es permitida la reproducción de cualquier material (fotográfico y/o literario) incluido en esta revista electrónica, citando correctamente la fuente y créditos.
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DISTRITO FEDERAL
Por amable deferencia, he recibido personalmente del
propio historiador e investigador mexicano, Pbro. Rubén
Rodríguez Balderas, un ejemplar de la primera y
excelente publicación de la Sociedad Mexicana de
Ciencias, Artes y Fe, S.A., que en 396 páginas conjunta
un valioso trabajo interdisciplinario digno de consultarse
con atención.
En esta edición, de la que al final habremos de
relacionar apenas algunos de los bien documentados
ensayos que la integran, se aprecia la capacidad de
convocatoria de esa naciente agrupación cultural, para
dar inicio, en base a sus estatutos y lineamientos de
trabajo, al desarrollo de temas tan importantes como
interesantes, de los que muy pocas veces tenemos
oportunidad de consultar, por la sencilla razón de que
prácticamente son temas que han sido tratados desde
otros ámbitos, limitadamente institucionales.
Antes de describir a grandes rasgos los contenidos
de esta obra, es necesario agradecer el valioso trabajo
editorial del que hoy nos comparten un ejemplar, al Pbro.
Rodríguez Balderas, Director de la Comisión Editorial de
la SMCAF su visita a las Instalaciones del Museo, y la
invitación de ser partícipes en trabajos de gran relieve
literario.
Rubén Rodríguez Balderas / Coordinador
México ha ocupado durante siglos un lugar destacado en la cultura americana: primero en su época prehispánica (1325-1521), luego como
Reino de la Nueva España (hasta 1821) y actualmente como República Mexicana.
A lo largo de esos siete siglos, los mexicanos han escrito muchas páginas gloriosas en todos los campos de las diversas artes, ciencias,
así como en el campo de la fe. Lamentablemente, muchas de esas gestas son poco conocidas por la mayoría de nuestro pueblo. Y aún quienes
destacan en algún campo del saber, desconocen otros igualmente importantes.
La Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe, S.A. (SMCAF) fue fundada el 17 de marzo de 2009. Es una iniciativa académica –no
confesional– de mexicanos, procedentes de toda la República, que buscamos crear un foro de estudio y colaboración interdisciplinaria sobre
temas de Ciencias, Artes y Fe en México, a fin de alcanzar un mutuo enriquecimiento cultural y participar a muchos otros de ese rico patrimonio
sapiencial que caracteriza a nuestra Nación Mexicana.
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(en contraportada) TE INTERESA SABER:
-- Por qué Don José Vasconcelos, al crear el escudo de nuestra máxima casa de estudios, la UNAM, no puso completo el lema que pensó originalmente: POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPIRITU SANTO.
-- Que en nuestro país son numerosos los pacientes con insuficiencia renal crónica terminal, grave enfermedad de suyo mortal, pero como se encuentran en el nivel socioeconómico más bajo, sólo el 30% de ellos pueden incorporarse a un programa de rehabilitación.
-- Que México se encuentra entre los 12 países con mayor riqueza en diversidad de especies biológicas.
-- Cómo a lo largo de los últimos 25 siglos, se ha ido precisando la distinción entre brujería y enfermedad mental.
-- Que Don José María Velasco, destacado pintor mexicano, contribuyó también al conocimiento de la arqueología y las ciencias naturales, además de ser un ejemplar hombre de fe, esposo y padre de familia, y está sepultado en el Panteón del Tepeyac.
-- Lo que el Beato Juan Pablo II afirma en su Encíclica Fides et ratio, sobre la necesidad de desarrollar armónicamente nuestros conocimientos, tanto científicos como de fe: LA FE Y LA RAZÓN SON COMO DOS ALAS CON LAS QUE EL ESPÍRITU HUMANO SE ELEVA HACIA LA CONTEMPLACIÓN DE LA VERDAD.
-- Que la existencia de Dios y la creación son perfectamente compatibles con los procesos naturales de la evolución de las especies descubiertos por Darwin.
-- Que en 1927 Albert Einstein felicitó al sacerdote católico y destacado científico Georges Lemaitre, por su teoría del BIG BANG sobre el origen del universo.
-- Que los más destacados pensadores han proclamado repetidamente la unidad entre fe y razón. Ofrecemos 146 testimonios.
-- Que los pueblos agrícolas han asociado a la Virgen María con la vegetación, desde los primeros momentos del cristianismo, tanto en España como en México.
-- Que don Miguel Hidalgo y Costilla y don José María Morelos y Pavón murieron confesando su fe católica y recibieron los últimos sacramentos y cristiana sepultura.
-- Que en México han tenido lugar recientemente connotados eventos académicos de relieve internacional. Por ejemplo: las Cinco Jornadas Académicas sobre la Iglesia en la Independencia y Revolución Mexicanas, el VI Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión, organizado por la Universidad de Oxford y la Universidad Panamericana; y el Seminario Interinstitucional Ciencia y Fe.
-- Que existen en nuestro país, importantes centros de investigación en todos los campos del conocimiento. Entre otros muchos: el Centro de Investigación e Informática Jurídica de la Escuela Libre de Derecho; y el Colegio de Posgraduados (Colpos) Institución de enseñanza e investigación en ciencias Agrícolas. -- Que se ha descubierto una nueva variedad de Flor de Nochebuena y que se ha dedicado al Beato Juan pablo II, registrándose como Euphorbia Pulcherrima Juan Pablo. -- Y muchos otros datos sobre las Ciencias, las Artes y la Fe en México…
Resultado de una excelente coordinación institucional y
editorial, se ha obtenido con esta obra: con sólo tres años y
medio de haberse fundado, la Sociedad Mexicana de
Ciencias, Artes y Fe ha logrado conjuntar en esta su
primera obra literaria veintiún ensayos de indiscutible nivel
académico. Participan los dieciocho Socios que la integran,
más los tres autores invitados, que son Ofelia Ferrara,
Bárbara Landeros y Gustavo Watson.
La curricula es de las más completas que agrupación cultural
alguna pueda reunir. Los apartados en que se clasifican las
colaboraciones son de las más diversas disciplinas, y son
encaminadas a poner al alcance del pueblo en general
investigaciones sólidamente sustentadas y desarrolladas en
términos demasiado entendibles para todos los niveles
sociales.
Se tienen los apartados: Ciencias Antropológicas,
Experimentales, Artes, Estudios Interdisciplinarios,
Noticiario y el último que corresponde al de Los autores.
Por otra parte, se incluyen tres secciones, a manera de
Memoria de la Asociación, que resultan de mucha utilidad
para agrupaciones que pretendan organizar acciones y
estudios interdisciplinarios: Éstas son: I. Asamblea
fundacional; II. Primera Reunión de la Asamblea General en
México, D.F., y III. Segunda Reunión de la Asamblea
General en México, D.F.
Excelente trabajo que viene desempeñando el Dr. Ronald
Ferrara Cerrato, Presidente de la Sociedad Mexicana de
Ciencias, Artes y Fe, a quien le manifestamos nuestra
Enhorabuena por esta labor disciplinada y de voluntad, en
beneficio de la Historia de México; y al Dr. Rubén
Rodríguez Balderas un fuerte abrazo y un agradecimiento
especial por la deferencia de su valiosa amistad.
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TLAXCALA
“EL JAGUAR DE MOLINATLA”
ROSALBA DELGADILLO TORRES / INAH
En la parte posterior, sobre el costado norte del templo
del poblado de San Esteban Tizatlan, municipio de
Tlaxcala, se localiza empotrado en una base de
concreto, una escultura de piedra a la que localmente se
le conoce como el “Tigre de Molinatla”.
Esta escultura mide aproximadamente 2. 20 m.
de altura, 63 cm. de ancho y 50 cm. de espesor.
Corresponde a un personaje masculino, con los brazos
en los costados, sosteniendo con la mano izquierda y
contra el cuerpo, un objeto esférico que semeja una
pelota; viste un taparrabo (maztlaltl) muy sencillo; las
piernas se representaron semiflexionadas y separadas,
como si fuera caminando; al parecer lleva una diadema,
cuyo barbiquejo se puede apreciar sobre las mejillas; el
cabello esta peinado en mechones largos que caen por
la espalda y llegan hasta la corvas. No se le marcó el
cuello. Sobre el empeine del pie derecho puede verse
un elemento esférico. Es probable que el objeto que
sostiene sea una pelota de hule (ulli), material que se
conseguía de manera natural en la región centro y sur
del estado de Veracruz y Tabasco, por lo que
probablemente estamos ante la representación de un
jugador de pelota.
Las facciones de la cara y especialmente la forma en que se realizó la boca, nos recuerda las representaciones de caras humanas
con formas felinas que corresponden al jaguar, animal que habitaba las selvas húmedas de los estados del sureste de la
República Mexicana y Centroamérica, animal sagrado entre los Olmecas, quienes lo adoraban por su belleza, agilidad y fuerza. Se
asociaba al mundo de los muertos, a la noche y a lo terrestre. Probablemente ésta sea la razón por la que se le ha denominado el
“Tigre”.
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En caso de que esto pudiera comprobarse, entonces esta
escultura sería contemporánea a otras dos esculturas de
forma humana localizadas en el año 1982, en la cantera del
Cerro Xochitecatl, en el municipio de Nativitas (actualmente en
el pueblo de San José Atoyatenco, del mismo municipio);
(Delgadillo y Santana; 1990), y que ejemplificarían la influencia
cultural con ese grupo en el estado de Tlaxcala.
Los elementos culturales que se pueden asociar a los
Olmecas son escasos en el área de Puebla–Tlaxcala, lo cual
hace que sea muy importante su hallazgo además de que su
antigüedad se remontaría hacia 800 años antes de nuestra
era.
La materia prima empleada en su elaboración es de
origen volcánico pero no pertenece a la región cercana, sino
que posiblemente provenga del volcán sagrado Matlalcueye.
Esta realizada en alto–relieve y en su elaboración se utilizó la
técnica del desgaste empleando piedras más duras, pieles,
arena y agua, ya que no se habían inventado las herramientas
de metal. Presenta un fuste en la porción inferior lo cual nos
indica que la escultura estaba empotrada en algún templo o
altar. Fue localizada en una barranca cercana a la vecina
población La Candelaria Teotlalpan, municipio de Tlaxcala, a
la cual llamaban “Molinatla”, de ahí el nombre que se le daba.
La pieza se encuentra a la intemperie y ya muestra los
estragos del medio ambiente. Desafortunadamente no se
conocen más datos de esta importante escultura prehispánica
que probablemente haya estado en la barranca donde se
encontró siglos antes de la llegada del grupo nahua conocido
como Tlaxcalteca, y que llegara a la región aproximadamente en 1328 de nuestra era, a los llamados Cerros Blancos o sierra de
Tepeticpac habitando y controlando poco después el área conocida como Texcalac (lugar de despeñaderos) donde fundaron los
cuatro principales Altepeme (Señoríos) tlaxcaltecas y que encontró Hernán Cortes a su llegada en el año 1519.
Desafortunadamente no se le ha dado la importancia que merece ya que ni siquiera cuenta con el registro correspondiente
para su protección en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos del INAH.
BIBLIOGRAFÍA
Delgadillo Torres, Rosalba y Andrés Santana Sandoval. (1989). “Dos esculturas Olmecoides en Tlaxcala”. Revista Arqueología. Vol. 1. INAH. México.
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TLAXCALA
Carriles de fierro, municipios de Santa Cruz Tlaxcala, y Zacatelco, ca 1930; col. part. Rafael García S./Quórum
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PUEBLA
ANDRES HENESTROSA
El Maestro Andrés Henestrosa y Rafael García en la ciudad de Puebla, 2004. Foto: archivo Quórum
OBRA: Dentro de su obra destacan los relatos Los hombres que dispersó la danza (1929), Los caminos de Juárez, Los hombres que dispersó la danza y
algunos recuerdos, andanzas y divagaciones, reedición del Fondo de Cultura Económica de 1992, Retrato de mi madre (1940), y Cuatro siglos
de literatura mexicana, compilación que junto a Ermilo Abreu Gómez, Jesús Zavala, Clemente López Trujillo, publicó en Editorial Leyenda en
1946.
También, Los cuatro abuelos (Carta a Griselda Álvarez), 1960; Sobre mí (carta a Alejandro Finisterre), 1936; Una confidencia a media voz
(carta a Estela Shapiro), 1973, y Carta a Cibeles, 1982. Estas cuatro cartas autobiográficas han sido reunidas en un volumen bajo el título de El
remoto y cercano ayer. En 1972, bajo el título de Obra completa, apareció en un volumen todo cuanto hasta entonces había publicado
Henestrosa, y posteriormente publicó De Ixhuatán, mi tierra, a Jerusalén, tierra del Señor (1976) y El maíz, riqueza del pobre (1981). En el
campo del ensayo publicó Los hispanismos en el idioma zapoteco, que fue su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, en
1964; Acerca del poeta y su mundo, respuesta al discurso de ingreso de Alí Chumacero al mismo organismo (1965), De México y España,
colección de artículos, ensayos y cartas (1974), y Espuma y flor de corridos mexicanos (1977). Prolífico autor, escribió el prólogo de más de
cuarenta obras de autores mexicanos y extranjeros, y realizó en colaboración con Ermilo Abreu Gómez, Jesús Zavala y Clemente López Trujillo
en 1946 La antología.
Ejerció el periodismo durante cincuenta años, colaborando en los diarios más importantes del país, dirigió la revista El Libro y el Pueblo y fue
fundador de Las Letras Patrias. De la misma forma, escribió en las publicaciones Hoy, Revista de la Universidad, Época, Revista de la Cámara
de Comercio, Revista de América, Aspectos, Casa del Tiempo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y en Notimex. También se
desempeñó como director de la revista Mar Abierto y De Ambos Mundos (1985-1992). En 1970 apareció el libro "Alacena de alacenas",
colección de artículos publicados cada domingo en el periódico El Nacional de 1951 a 1970. Mucha de su obra literaria se encuentra dispersa en
periódicos y revistas, en espera de ser compilada y seleccionada. Fue maestro de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de
México y en la Escuela Normal de la Secretaría de Educación Pública. Fue diputado federal y senador de la República en cinco legislaturas,
(diputado en las Legislaturas XLIV, XLVI y LIV, y senador en la LII y LIII), así como jefe del Departamento de Literatura del Instituto
Nacional de Bellas Artes. Desarrolló también una labor periodística por más de 50 años en diversos diarios de circulación nacional, tales como
El Nacional, Excélsior, El Universal, Novedades y El Día, entre otros.
(FUENTE: http://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9s_Henestrosa
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TLAXCALA
(Contraportada):
Sin duda el fenómeno cinematográfico y sus
estrellas causan expectación en cada espacio al
que arriban. ¿En qué medida lo privado es público
y lo público es privado en ello?
Cualquiera de sus actos es registrado por la
memoria colectiva, la prensa especializada o los
centenares de fanáticos es perceptible en el
trabajo que Rodolfo Juárez llevó a cabo alrededor
de la película La Escondida, filmada en 1955 en
Tlaxcala, en un momento en que la
internacionalización del cine mexicano y algunas
de sus estrellas, entre éstas –y quizá la más
importante–, María Félix, habían llegado a la
cumbre.
Rodolfo expone con claridad de qué manera
el sólo nombre de la actriz causaba expectación
en los diversos estratos sociales: desde los altos
círculos políticos y comerciales de la ciudad de
Tlaxcala, hasta los campesinos y habitantes de
los sitios en que se filmó. De ahí el título
complementario del libro: Los públicos en el
Rodolfo Juárez Álvarez / Autor
torbellino fílmico de La Escondida; porque los públicos no solo eran los que asistían a ver la película, sino todos los curiosos
que se acercaron a la filmación, incluidos los extras, ya que su condición de extras era una ocupación pasajera y fungían
más como curiosos que como actores. Asimismo recupera los recuerdos que la gente conserva de la filmación: “los abuelos
han transmitido sus anécdotas, primero a sus hijos y después a sus nietos. Los extras siguen disfrutando al verse en
pantalla y recibir comentarios de sus conocidos”.
Ojalá los estudiosos continúen los esfuerzos por rescatar la memoria colectiva de la filmación de las películas,
ángulo desconocido del público, de los públicos. En este sentido, el trabajo de Rodolfo es un trabajo pionero, que puede ser
la punta de un iceberg.
Aurelio de los Reyes Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM
Seminario de Cultura Mexicana Academia Mexicana de la Historia.
edita: Gobierno del Estado de Tlaxcala (98 páginas) Presentación: Museo Miguel N. Lira; Independencia No. 6; col Centro; Cd. de Tlaxcala; Viernes 8 de Noviembre; 17:00 Hrs.
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Entre Beccaria y Carlos III, Manuel de Lardizábal y Uribe
Rafael García Sánchez
El célebre jurisconsulto y escritor tlaxcalteca
Manuel de Lardizábal y Uribe, nació el 22 de
diciembre de 1739 en la Hacienda de San Juan
del Molino, municipio de Ixtacuixtla, actual Estado
de Tlaxcala (que en ese entonces era provincia),
y falleció el 25 de diciembre de 1820 en España).
Algunos biógrafos ubican su lugar de nacimiento
en el actual municipio de Tepetitla de Lardizábal,
que también pertenece al Estado de Tlaxcala. De
este personaje tlaxcalteca no tenemos ningún
dibujo, retrato, óleo ó algo que se le parezca.
Únicamente lo relacionamos con el nombre de
una Escuela Primaria (que estaba) en el Centro
de la ciudad Capital.
A mediados del siglo XVIII ingresa al
Colegio Seminario Palafoxiano en la Puebla de
los Ángeles, de donde es –junto con su hermano
Miguel- uno de los “Hombres Notables del
Palafoxiano”, a decir de Nicanor Quiroz y
Gutiérrez. Alguien ha señalado que los hermanos
Lardizábal y Uribe fueron “sobrinos nietos del
obispo” tlaxcalteca Juan de Lardizábal y Elorza
con sede la naciente ciudad de la Puebla de los
Ángeles.
En 1761 se traslada a España, donde se
inscribe en la Universidad de Valladolid,
orientándose hacia el Derecho; poco después se
le encarga la preparación de un extracto de las
leyes penales de España a partir de los visigodos,
que debía servir de base a la reforma de la
legislación penal proyectada por Carlos III.
Escribió en 1782 el “Discurso sobre las penas,
contraído a las leyes penales de España”.
Miguel de Lardizábal y Uribe (óleo/tela) ha sido el único mexicano pintado por
Francisco de Goya y Lucientes. Reproducción, propiedad del municipio de
Tlaxcala; foto: Rafael García S.
Manuel Lardizábal y Uribe, un célebre mexicano.- De acuerdo a uno de sus principales biógrafos, los hermanos Lardizábal y
Uribe, radicados en la España peninsular, llegan, por el solo empuje de su capacidad, de su talento y sabiduría a ocupar los más
altos puestos en la administración pública, obteniendo la admiración y el respeto de sus conciudadanos, y un lugar destacado en
la Historia.
Arribaron a la península ibérica “en el pleno éxito del despotismo ilustrado, y de sus escuelas, el regalismo y la Ilustración”
con la intención de expresar el ambiente de alta cultura que entonces prevalecía allí y el campo tan difícil, por competido, donde
los hermanos Lardizábal tenían que hacerse un lugar; lo que lograron amplia y cumplidamente.
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Don Manuel, el más culto de los dos, “fue el primer realista y
jurisconsulto español de su tiempo”. Publicó la obra titulada
“Discurso sobre las penas, contraído a las leyes criminales
de España para facilitar sus reformas”, que le dio gran
prestigio y renombre.
Era tal la relación social y profesional de que gozaba
D. Manuel de Lardizábal con reyes y gobiernos, que fue
designado para reunir los materiales para formar la
“Novísima Recopilación, como dice el mismo Rey Carlos IV,
en su cédula del 15 de julio de 1805, que sirve de prólogo a
la edición de tal cuerpo legal: “…Para su cumplimiento, a
propuesta de mi Fiscal D. Pedro Rodríguez Campomanes,
nombró el consejo a D. Manuel de Lardizábal, mandando
que por sus escribanos de gobierno y archivero se le pasase
un exemplar de los decretos, cédulas y autos acordados…”
También sabemos que en la edición del Código de
las Siete Partidas, de 1807, por la Real Academia de
Historia, hay una Advertencia preliminar que dice así:
“Habiendo acudido la Real Academia de la Historia al Rey
nuestro Señor solicitando que se autorizase su edición de las
Partidas para su uso de los tribunales del reino, S.M. se
dignó mandar que las examinase y calificase una Junta
compuesta del Excmo. Sr. D. Juan Pérez, Villamil, consejero
de Estado, del Ilmo. Sr. D. Manuel de Lardizábal, del Ilmo.
Sr. D. José María Puig, del Sr. D. Nicolás de Sierra, Ministros
estos tres últimos del Consejo Real…”, por donde se ve bien
la categoría que ya había logrado alcanzar nuestro Don
Manuel.
Así pues, para la edición de Fuero Juzgo, que la
misma Real Academia de la Historia publicó en 1815,
Lardizábal fue seleccionado para escribir su Introducción, o
sea, el Discurso sobre la legislación de los visigodos y
formación del Libro o Fuero de los Jueces, y su versión
castellana”, verdadero monumento de la literatura jurídica.
En él ya aparece Don Manuel de Lardizábal como del
Consejo y Cámara de su Majestad.
Los estudiosos de la obra de Manuel de Lardizábal
citan, indiscutiblemente a Cessare De Beccaria (Milán,
marzo 15 de 1738 - noviembre 28, 1794) por haber sido este
personaje una influencia decisiva en Manuel Lardizábal,
“cuyas ideas recibió bajo el prisma del absolutismo
imperante en la época”.
El jurista tlaxcalteca coincidía en varios puntos con el
pensador italiano “al considerar el contrato social como
origen del ius puniendi del estado, pero Lardizábal insistía en
origen divino del poder y en base a esa idea negaba la
división de poderes por ser incompatible con la existencia del
Consejo de Castilla, lo mismo que su hermano Miguel de
Lardizábal y Uribe, (Tlaxcala, 1744 - España, 1823, -con 79
años-) del Consejo de Regencia por la Junta de Cádiz al
declararse por cambio que la soberanía real emanaba del
pueblo”, tal como fue aceptado posteriormente en España.
En sus reflexiones jurídicas, Cessare De Beccaria
“admitía la primacía del principio de legalidad y por tanto el
rechazo del arbitrio judicial, así como la proporcionalidad de
las penas (que debían ser prontas y seguras) y la necesidad
de abolir la tortura. Sin embargo, y en contra de las
tendencias más avanzadas de la época, no rechazaba la
pena capital, no admitía la igualdad frente a la ley penal ni
creía que la prevención fuera la justificación de la pena, pues
Lardizábal basaba el castigo en un fin principal (la corrección
del delincuente) y en unos fines subordinados (el
escarmiento, la seguridad y la reparación)”.
Uno de los principales biógrafos de los hermanos
Lardizábal y Uribe, es el Asturiano Juan Pablo García, que
hace ya varios años integró y editó un excelente ensayo
histórico-biográfico de estos –a decir de él- “derechistas
mexicanos que estuvieron en la España peninsular, pero que
brillaron por sus capacidades intelectuales y sus habilidades
políticas”.
Otro de sus biógrafos, el mexicano Justo Sierra,
compila en 1910, fragmentos del “Discurso sobre las penas”
y también del “Discurso sobre la legislación de los visigodos”,
dichos fragmentos del trabajo creativo de Lardizábal, fueron
incorporados en la “Antología del Centenario. Estudio
documentado de la literatura mexicana durante el primer
Siglo de Independencia” (UNAM 1985, 2da edición, T.II); fue
una ambiciosa recopilación de la literatura mexicana durante
el primer siglo de la Independencia.
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Como dato interesante, mencionamos que El Patio de los
Juristas, de la Procuraduría General de la República
Mexicana, lleva el nombre del ilustre Manuel de
Lardizábal y Uribe. Este dato lo encontramos en la página
web de la PGR. Ahí mismo encontramos que Manuel
Lardizábal fue “un jurista de elevada jerarquía; un
mexicano que dio brillo al derecho Español”. Y continúa el
texto: “El Ministerio Público (mexicano) tiene su origen en
el Derecho Español, que preveía la existencia de
funcionarios denominados Fiscales, encargados de
promover justicia y perseguir a los delincuentes”
Efectivamente, la figura jurista de Manuel de
Lardizábal “aparece como un presagio de la excelente
escuela de penalistas que durante el México
independiente ha dado renombre internacional a nuestro
País”. (“ejemplo de ello es la reforma realizada al artículo
18 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, publicada el 12 de diciembre de 2005, cuyo
principal objetivo es lograr la verdadera readaptación
social de los menores infractores”).
Durante el régimen del Rey Carlos III, Manuel de
Lardizábal trabajó con los tres Consejeros de Castilla
encargados de reformar las leyes penales.
Manuel de Lardizábal es el parte aguas entre dos
períodos históricos de México: el de la etapa Colonial,
que va de 1521 hasta 1821; y el de los inicios de la
Guerra de Independencia, en 1810.
Entre los puestos más destacados que atendió el
penalista y literato novohispano, encontramos los
siguientes:
En 1775 ingresó en la Real Academia de la Lengua
Española, de la cual fue Secretario Perpetuo. (La
Real Academia de la Lengua se fundó en 1713,
aprobada por Cédula Real de Felipe V).
Algunos biógrafos señalan que pudo “haber sido el
heredero del sillón C que ocupaba su suegro
Francisco Antonio de Angulo desde el año 1743, con
36 años de edad, siendo ya en 1783, con 44,
Secretario de la Academia”.
Perteneció también a la Real Academia Geográfico-
Histórica de Valladolid;
Alcalde del Crimen y de Hijosdalgo de la Real
Chancillería de Granada;
Fiscal de la Sala de Alcaldes de la Corte;
Fiscal del Supremo de Castilla;
Fundador del Sistema Jurídico Novohispano;
Oidor honorario de la Real Chancillería de Granada;
Fiscal de la Sala de Alcaldes de Corte,
Fiscal del Supremo Consejo de Castilla,
Consejero y Camarista del Rey,
Magistrado del Tribunal Superior de Granada;
Fiscal del Tribunal Supremo. (Su nombre está en el Catálogo de
Autoridades de la Lengua, publicado por la Academia).
Su hermano, Miguel de Lardizábal y Uribe (1744-1823) fue
un destacado político, escritor y diplomático también nativo de
Tlaxcala y radicado en España; participó en la lucha contra
los franceses “y acompañó al destierro a Fernando VII; fue
procesado por sus ideas políticas, encarcelado primero y
después desterrado a Inglaterra, por haber publicado un
manifiesto contra las Cortes. Miguel Lardizábal fue socio de
número de la Real Academia de Historia y Geografía,
atribuyéndosele tanto a él como a su hermano Manuel, el
esplendor y buen gusto de los gimnasios de Teología y leyes”.
Para destacar aún más, si fuera necesario, la
importante posición histórica de los hermanos Lardizábal y
Uribe, como lo hemos visto en este espacio dedicado al
jurisconsulto Manuel, habremos de señalar únicamente que
tal fue la importancia histórica de su hermano Miguel, que fue
el único mexicano que tuvo el alto privilegio de haber sido
inmortalizado (pintado) por Francisco de Goya y Lucientes en
una de sus obras artísticas. Remarco: el único mexicano
pintado por Goya, fue un indígena tlaxcalteca: Miguel de
Lardizábal y Uribe. Tal vez ese pequeño dato, nos ubique
más en la auténtica realidad histórica, para entender hasta
donde sea posible, la importancia universal de los célebres
mexicanos que fueron partícipes de la historia desarrollada en
España, en una etapa crucial que habría de dar inicio a la
primera Constitución de aquella ibérica nación.
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Raúl González Nova es Premiado con el Pergamino de Oro “Andrés Henestrosa”
*Andrés Henestrosa fue un poeta, narrador, ensayista, orador, escritor, político e historiador mexicano. * Raúl González recibió la distinción de manos del prolífico periodista y escritor Rafael Loret de Mola Vadillo.
Fotos: CONAPE
México, Distrito Federal.- El Teatro López Tarso, del Centro Cultural San Ángel fue el escenario en donde el reconocido
periodista Raúl González Nova, Presidente Internacional de Compañeros Nacionales de Periodistas y Editores A.C. (CONAPE),
fue premiado con el Pergamino de Oro “Andrés Henestrosa”, el cual recibió la distinción de manos del prolífico periodista y escritor
Rafael Loret de Mola Vadillo.
El presídium de honor estuvo integrado por; Rosalía Buaún Sánchez, Presidenta de la ANLM; Rafael Loret de Mola Vadillo,
periodista y escritor; José Mario Medina Torres, Locutor y Periodista; Óscar Cantón Zetina, ex–senador y diputado, actualmente
representante del Gobierno del Estado de Tabasco en el Distrito Federal; Adrián Henestrosa, sobrino, nieto de Andrés Henestrosa
y René Narváez "La Voz de México”.
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La Asociación Nacional de Locutores de México que preside
Rosalía Buaún Sánchez fue la organizadora del evento, la
cual convoco a destacados periodistas, locutores,
deportistas, diseñadores, escritores y políticos mexicanos,
para reconocerles su gran aportación a la sociedad
Mexicana.
Durante la ceremonia José Mario Medina Torres, Jefe de
Información Nacional de ANLM- expreso- “El galardón
<<Pergamino de Oro Andrés Henestrosa>> se entrega hoy,
por quinto año consecutivo, se instauro para reconocer a lo
mejor de la sociedad mexicana, a personajes que con su
trabajo están engrandeciendo al país”, finalizo.
Rafael Loret de Mola Vadillo, Periodista y escritor mexicano,
conocido por ser uno de los más serios críticos del sistema
político mexicano. Sus libros, muchos de los cuales han sido
best-sellers, contienen información confidencial sobre
numerosos actores políticos de México. Jamás ha sido
desmentido públicamente. (padre del conductor de Televisa
Carlos Loret de Mola) al entregar el Pergamino de Oro, al
periodista Raúl González Nova, le expresó su admiración por
unificar al periodismo Latinoamericano, así como su lucha en
favor de la libertad de expresión.
Por su parte el periodista Mexiquense, Raúl González Nova,
al término de la entrega, agradeció a la Asociación Nacional
de Locutores de México, por la entrega del premio, en la
cual- subrayo; “El Pergamino de Oro “Andrés Henestrosa
que he recibido, no solo es un premio a mi persona, es un
reconocimiento a la lucha y trabajo de muchos periodistas
que integramos Compañeros Nacionales de Periodistas y
Editores A.C. (CONAPE), los cuales están diseminados a
lo largo de la República Mexicana, y en naciones como;
República Dominicana, Ecuador, Cuba, Nicaragua,
Colombia, Guatemala, Panamá, Italia, Perú, Chile, EEUU,
Italia, España, Argentina, Alemania, Costa Rica, Colombia
y Venezuela, ”, concluyo.
Entre los personajes que también fueron premiados con el
Pergamino de Oro “Andrés Henestrosa”, estuvieron:
Mónica de Ávila Lozano, Mujer Mexicana 2012 y reportera
de Televisa; Rosita Pelayo, Actriz y cantante; María
Dolores “Dinamita” González, Campeona Mundial de
Lucha; Blanca Charolet, fotógrafa; Leonel Luna Estrada,
Jefe Delegacional de la Álvaro Obregón; Dolores Salomón,
actriz -alias “Bodokito”; Violeta Isfel, actriz mexicana; Jossy
Javier, Diseñadora de Modas Internacional; Julia Astrid
Suárez Reyna, escritora; Roberto Martínez González, Juez
del Tribunal de Justicia del DF; Karim Carvallo Delfín,
Presidente Municipal de Cuautitlán Izcalli; Armando Báez
Pinal, Secretario General de Trabajadores de la Música;
Carlos Hernández Jiménez, Director de Noticias CNM;
Adolfina Nava, Cantante y el propio Rafael Loret de Mola
Vadillo.
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TLAXCALA / COAHUILA
Rafael García Sánchez / Coordinador
El trabajo coordinado entre dos entidades federativas, Tlaxcala y Coahuila, que continuamente emprenden proyectos encaminados a enriquecer
el acervo cultural de cada una de ellas, tiene en esta co-edición de lujo un resultado notable y altamente apreciado: se trata de “El Corrido de
Manuel Acuña”, en 58 páginas, autoría del poeta tlaxcalteca Miguel N. Lira.
El Gobierno del Estado de Coahuila, por conducto de la Secretaría de Cultura ha venido desarrollando a lo largo de este año 2013 un
intenso trabajo cultural (entre otros varios) enfocado a impulsar aún más la regia figura poética de Manuel Acuña en el 140 Aniversario de su
muerte.
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De ahí surge la idea, que ahora se materializa, de rescatar esta
joya de la literatura mexicana, “el corrido de Manuel Acuña”, que
escribió Lira con la finalidad de participar en los Juegos Florales
de 1949, organizados por el Gobierno de Coahuila “para
conmemorar el primer Centenario del nacimiento del esclarecido
poeta coahuilense Manuel Acuña”. En este certamen participaron
poetas mexicanos de altos vuelos, entre ellos Carlos Pellicer,
Salvador Novo y Elías Nandino, por citar a algunos de ellos. Sin
embargo fue el trabajo autoría de Lira el elegido por el honorable
jurado calificador para recibir el primer lugar.
Hoy, 2013, son dos poetas nuevamente, los que unen y reúnen
las acciones culturales de dos pueblos de sólido raigambre socio
cultural de la república mexicana. Así lo apreciamos en sendos
comentarios incluidos en esta obra, de los gobernadores Rubén
Moreira Valdez y Mariano González Zarur, de Coahuila y Tlaxcala
respectivamente.
“Es un orgullo poder afianzar –escribe Moreira Valdez– a través de la presente publicación la hermandad entre los pueblos de estos dos estados, con la herencia de cooperación que recibimos de nuestro origen común. Saludo respetuosamente al pueblo de Tlaxcala y a su
gobernador, Lic. Mariano González Zarur, felicitándolos por este
importante proyecto de cultura, en el que no solo se convoca en
homenaje a nuestros dos poetas –uno del siglo 19, otro del 20–,
sino además se rescata un importante aspecto de la cultura de
ambas entidades, de la historia de nuestro país, y una obra que
sigue vigente al paso de los años”.
El gobernante coahuilense señala los orígenes de la entidad que
ahora gobierna, al escribir:
“Coahuila es el producto de distintas influencias; principalmente la
europea, la indígena (tlaxcalteca o chichimeca) y la de los
esclavos negros. El peso de nuestra historia tlaxcalteca es
eminente. Con su llegada, nos legaron el pueblo de San Esteban
de la Nueva Tlaxcala, ubicado en lo que hoy es el centro de
Saltillo, que no solo ayudó al asentamiento de los antiguos
habitantes de la región, en su mayoría nómadas, sino que
constituyó una población madre para la conquista cultural y
espiritual de Coahuila, Nuevo León y Texas; es decir, de la zona
noreste del Obispado”.
En cuanto a Miguel N. Lira, el gobernante norteño señala:
“La figura de Miguel N. Lira, distinguido personaje originario de Tlaxcala, aparece en la historia nacional como un humanista, interesado en el desarrollo del arte y de la cultura, preocupado por su pueblo, por la herencia de responsabilidad civil que había
recibido de su noble familia, y del legado que él mismo podría
ofrecer al fin, como artista y como ciudadano tlaxcalteca. (…) Su vida
lo puso cerca de personalidades destacadas, como Frida Kahlo, y su
trabajo y su talento en las miras de otros, como el Premio Nóbel de
Literatura Octavio Paz. Se trata de un autor que conoce y aprecia los
movimientos literarios, pictóricos y artísticos en general, que ha
sabido cultivar la amistad con personalidades de gran renombre
internacional, y mantenerse fie a su tierra sin por ello dejar de
destacar, naturalmente, más allá de sus fronteras”.
Por su parte el gobernante tlaxcalteca manifiesta su beneplácito por
este doble acontecimiento cultural, y apunta:
“En México, la cultura poética se manifiesta en una amplia gama de
obras hondamente humanas, que son el orgullo de las diversas
entidades federativas; así, tenemos en Amado Nervo, nacido en
Nayarit, un brillante ejemplo de belleza y de paz, traducido al sutil
lenguaje poético; y qué decir del veracruzano Salvador Díaz Mirón,
el genio que descubre el amor y recrea la cultura clásica griega en
vigorosas y tersas metáforas; en ese contexto, tampoco podemos
olvidar a Ramón López Velarde, orgullo de Zacatecas que describe
magistralmente la profunda belleza provinciana en la inolvidable
‘Suave Patria’.
De igual manera, Tlaxcala y Coahuila tienen, en Miguel N. Lira y
Manuel Acuña, dos dignos representantes en la poesía, cuyo legado
forma parte de la cultura y de los valores de cada entidad. Todo ello
con el “Nocturno a Rosario” ó bien con “Ante un Cadáver”, obras del
ferviente enamorado de Rosario de la peña que alcanzó la
inmortalidad dentro del concierto de la poesía universal.
“El Estado de Tlaxcala, del que tengo el elevado honor de coordinar
los esfuerzos ciudadanos con miras a detonar su desarrollo general
en foros y regiones nacionales e internacionales, participa hoy con
entusiasmo en este Magno Homenaje Internacional 2013-2014,
preparado en honor del poeta Manuel Acuña, con diversos eventos
artísticos y culturales.
Reafirmo, como en su momento lo hizo Miguel N. Lira, mi
compromiso de estrechar lazos artísticos y consolidar esa entrañable
relación histórica que ha unido desde el siglo XVI hasta la fecha a
nuestros pueblos hermanos, Coahuila y Tlaxcala, con la sangre
renovada del afecto y el trabajo compartido”.
La obra incluye un lacónico estudio erudito de Gabriel Méndez
Plancarte, y una breve opinión de Octavio Paz, en torno también al
escritor tlaxcalteca. En la portada, un grabado del artista tlaxcalteca
Humberto Mendieta Morales.
Este libro, de próxima presentación en ambas entidades, habrá de
estrechar y afianzar las buenas relaciones entre estos dos estados
que han estado ligados sanguíneamente por varios siglos.
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REFLEXIÓN MATUITNA Tetraheróica Veracruz el jueves 3 de octubre del 2013.
Edwin Corona y Cepeda
“Cuando el último árbol haya sido talado, cuando el último animal haya sido cazado y el último pez haya sido pescado,
entonces, solo entonces, el hombre blanco entenderá que el dinero no se puede comer”.-
PROFECÍA DE LOS NAVAJOS DE NORTEAMERICA.
“El petróleo es la sangre de la Madre Tierra, cuando el hombre blanco haya acabado con él, vendrá el desastre.-
PROFECÍA DE LOS INDÍGENAS U´WA DE COLOMBIA.
ATERRADORA CRÓNICA DE JUAN GOSSAÍN. (Escritor colombiano)
Cualquier semejanza con lo que ocurre en Veracruz es simple coincidencia.
Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se
levantaron, como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodeaban con mansedumbre los patios y que se han ido
convirtiendo en sus amigos.
Imagen: Internet.
Lo que vieron, los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje; del pico les goteaba una mancha
babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapopote pastoso, como el asfalto cuando se derrite: una de las
gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.
Según cuentan los testigos más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos desorbitados. El guiso espantoso que
navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesaba, era la mescolanza de petróleo crudo de la empresa British Petroleum, que cayó, pocos días
antes a las aguas del Golfo de México.
A esa misma hora y en ese mismo día, los alcatraces de la Bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de
buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar
temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el fatídico polvo negro que
sobraba en sus bodegas.
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A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros,
cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y
pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico
limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo Como
si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de
unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diesel. Un
langostino magnífico, que medía un jeme (N.- Medida de longitud
equivalente a unos doce centímetros) iniciaba el día tomando su
primera taza de combustible. Cuando vi las fotografías en el diario El País
de Cali, me dieron ganas de llorar.
A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias abierta
sobre la resplandeciente bahía del Caribe, los trabajadores de una
compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su
empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las
mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café
con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar
zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.
Entonces no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los
hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra las mesas.
La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales
ordenaron el cierre del muelle vecino, que se dedicaba a cargar carbón
mineral (coque) a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidado, sin
tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después,
inexplicablemente, el muelle fue reabierto.
A esa misma hora, en la región acuática de La Mojarra, que cubre un
gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y
Antioquía, bajaban resoplando los ríos Cauca y San Jorge, que se
desbordaban en caños y ciénagas. El apóstol Ordoñez Sampayo, que se
ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos,
cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con un dictamen
médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que
nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.
El terrible mal de Minamata, como lo saben los japoneses, porque las
empresas en cualquier parte del mundo, sea en Tokio o en Majagual,
arrojan porquerías químicas a las corrientes. Y primero se pudren las
aguas y después nacen degenerados los peces y los camarones y
después nacen sin ojos los niños, cuyas madres, en aquellos caseríos
extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.
En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan
oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de
mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mortal mazacote. Los
bocachicos (N.- Mojarra de agua dulce) mueren con la boca abierta en
los playones y las espigas de arroz no volvieron a crecer.
En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera
poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo
químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos
que no se ha llevado el agua. Las emanaciones de las lagunas huelen a
lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.
Hay que decir también, que los empresarios se defienden diciendo que
Ordoñez Sampayo está loco. Claro que está loco, ningún hombre
cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida a defender a un ruiseñor, una
mojarra, un plátano, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada
que carga un fenómeno dentro de su vientre.
EPILOGO
Aquella mañana cuando los pescadores de Santa Marta regresaban a la
playa, el periodista Caballero los acompaño en su tarea de descamar y
abrirles el buche a los escasos pescados que traían.
¿Qué es eso?, preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el
estomago de un huachinango
Coque amigo – le contestó uno de ellos, levantando al animal- Pelotas
de coque. Eso es lo que comen ahora.
Caballero tomó unas fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de
las instalaciones portuarias.
No se preocupe – le contestó el Director – Vamos a construir, con la
ampliación portuaria un nuevo muelle de última generación.
No lo dudo – dijo el reportero con una mueca de dolor que parecía una
sonrisa – No lo dudo: será la última generación.
El día que Caballero me contó esta historia, y me enseño sus
fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella
del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia,
coraje, impotencia. (Y así estoy yo también) Cuando ya no quede una
sola hoja de la acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado
con el ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de
carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde.
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PUEBLA
(contraportada):
El avance en la construcción de las
interpretaciones históricas de la Revolución
demanda la observación empírica de las
innumerables faces y territorios de la sociedad
mexicana; las zonas rurales experimentaron la
Revolución de manera diferente a como se
experimentó en las zonas industrializadas, en
tanto que las comunidades confesionales
vivieron de manera diferente esta convulsión
social que las comunidades laborales
(guardando todas las proporciones); por ello
resulta una contribución muy importante, para
la construcción del conocimiento histórico, el
estudio de temas y pueblos particulares.
Tenemos tres estudios avocados a casos
locales, examinados por Josué Mario
Villavicencio Rojas, Blanca Esthela Santibáñez
Tijerina y Ariadna García García, y uno
biográfico, donde se reconstruye una vida
heroica, escrito por Gloria Armida Tirado
Villegas. Todos estos estudios están basados
en fuentes de primera mano y apoyados en
conjuntos bibliográficos y hemerográficos muy
pertinentes.
Josué Mario Villavicencio Rojas
Blanca Esthela Santibáñez Tijerina
Ariadna García García
Gloria Armida Tirado Villegas
Coordinadores Contenidos, y autores:
Introducción: José Luís Francisco Téllez Guerrero;
La Revolución n la Mixteca: Participación de Tecomaxtlahuaca; Josué Mario Villavicencio Rojas y Blanca Estela Santibáñez Tijerina;
Contrastes, Quebrantos y adeudos de la Revolución en Tlaxcala; Blanca Estela Santibáñez Tijerina y Ariadna García García;
El Movimiento Obrero en Atlixco: de la Revolución al Autoritarismo (1918-1932); Ariadna García García y Josué Mario Villavicencio Rojas;
Carmen Serdán Alatriste. Ícono Revolucionario; Gloria Armida Tirado Villegas;
Un agradecimiento especial a la Dra. Blanca Esthela Santibáñez Tijerina por la atención del ejemplar (137 páginas);
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Kirk Douglas nació en ssur Danielovitc , Rusia
December 9, 1916) Actor y productor de cine.
A sus 96 años, Kirk Douglas da respuesta al cuestionario que conforma la
excelente sección de la revista Esquire titulada “LO QUE SÉ”
Mis hijos no tuvieron las ventajas que tuve yo en mi infancia: cuando uno viene
de la pobreza más abyecta, no hay otra dirección a dónde ir que no sea hacia
arriba”.
Sé que el amor es más hondo a medida que uno se hace más viejo.
Sé que todo el mundo tiene ego.
Sé que, por más que a los judíos nos enseñen a leer en hebreo, no entendemos
un carajo de lo que estamos leyendo. Cuanto más estudio la Torá menos
religioso me vuelvo, y más espiritual quizá. En el último Yom Kippur opté por la
traducción al inglés y descubrí que Dios no necesita que le cantemos alabanzas
sino que seamos mejores como personas.
Sé que cada hijo es diferente y que hay que darles poca soga, sugerir y
aconsejarlos así como dejarlos cometer sus propios errores, no sin antes
recordarles de hacerse responsables de sus actos asumiendo las
consecuencias derivadas de esto.
Texto y fotografía: Internet
Sé que, el que no quiere y valora a sus padres, es un ser muy infeliz y lo será toda su vida pobrecillo de él, no quisiera estar en su lugar. Como explicará a sus hijos que no quiere a sus padres. Ellos devolverán de la misma manera. Para pensar ¿no? Sé que, el respeto y el amor a los padres jamás se debe perder por ninguna razón, a ellos les debemos todo, por más errores que hayan cometido, les debemos perdonar , no nos alcanza la vida para pagarles, estamos vivos por ellos, se entiende? soy padre y tengo hijos. Sé que, a veces, lo que te compromete te libera. Yo no quería ser actor de cine. Mi vida era el teatro y la primera vez que me llamaron de Hollywood rechacé el ofrecimiento. Pero entonces nació Michael y hacía falta más dinero, y me vine para acá. Sé que todo buen aprendizaje termina sólo cuando estás muerto. Sé que, si un hombre me diera a entender que nunca cometió un pecado en su vida, no me interesaría en lo más mínimo hablar con él. Sé que, el que odia a una persona por algún motivo, (no importa cuál), sólo es porque no sabe perdonar y se genera más odio interno a sí mismo. Penoso y lamentable. Sé que los musulmanes siguen a Mahoma; los cristianos a Jesús, y los judíos a Moisés, pero es el mismo Dios, en mi opinión. Sé que hacer películas es una forma un poco cara de narcisismo. Sé que los hijos necesitan la misma cercanía física con el padre como con la madre. Sé que Atrapado sin Salida, fue una gran decepción en mi vida. Compré los derechos para cine, pero nadie quería hacer una película con eso. Entonces pagué para hacerlo en Broadway, pero tampoco. Había una línea en especial en el libro que me parecía inigualable: cuando McMurphy trata de arrancar el lavatorio de la pared delante de los demás internos y no puede. Y todos lo están mirando y él gira hacia ellos y les grita: ‘¡Por lo menos traté!’. Hay días en que pienso que ése debería ser mi epitafio.
Sé que por algo es que la política se ha vuelto una mala palabra. Sé que hay cosas en la vida que uno nunca logra hacer como Dios manda. Amar, por ejemplo. He sobrevivido a la caída de un helicóptero, con cirugía vertebral incluida, a un infarto que casi me lleva al suicidio, tengo un marcapasos y problemas en el habla. ¿Y qué? Siempre me digo: la edad está en la cabeza. Es el único antídoto que permite seguir funcionando. Sé que millones de personas murieron por motivos de poder y económicos: algo anda mal ahí, ¿no? Sé que esto puede pasar: uno se muere, lo llevan frente a Dios sentado en el trono, uno pregunta si esto es el cielo y Dios responde: "¿El cielo ? De ahí acabas de venir, el infierno tú lo elegiste". Sé que la única gente que puede destruir Israel son los judíos, porque su obstinación alimenta la división. Como decía aquel chiste en que se encuentran el presidente de los Estados Unidos y el de Israel y éste le dice: ‘Sé que ha de ser difícil ser presidente de 250 millones de personas, pero ¿sabe lo que es ser presidente de cinco millones de presidentes?’ Todo el mundo se la pasa hablando de los viejos tiempos: que las películas eran mejores, que los actores eran superiores, que la gente era más solidaria. Lo único que yo sé de los viejos tiempos es que ya pasaron y no los aproveché. Sé que pensar un poco en los demás es una manera de distraerse de uno mismo. Creo que recién ahora empiezo a saber quién soy. Como si mis virtudes y mis defectos hubiesen estado hirviendo en una olla todos estos años y con el hervor se hubieran ido evaporando y convirtiéndose en humo, y lo que queda en el fondo de la olla es mi esencia, y se parece inquietantemente a aquello con lo que empecé al principio. Eso es lo que sé.
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TLAXCALA
(contraportada):
El libro que tiene el lector en sus manos, pon en
evidencia que la política, entendida como una
manera de ejercer el poder, a través de las
acciones de los actores para preservar sus
intereses, lo cual sin duda genera conflicto, y
cuyo ejercicio es realizado mediante variados
mecanismos legales, prácticas e instituciones;
se muestra de diferentes facetas y que en el
tiempo se expresa de forma continua, aunque
con evidentes particularidades.
Tlaxcala es en este libro el protagonista
principal, en donde se verificaron, y por
supuesto tienen cabida aún, procesos de índole
política a través de la identificación de diversos
temas y objetos de estudio como son los
actores sociales, instituciones políticas,
ayuntamientos, grupos y élites políticas, la
participación femenina en el gobierno municipal,
procesos electorales, la alternancia en los
diferentes niveles de gobierno estatal y la
sociedad civil organizada.
Carlos Bustamante López
María Magdalena Sam Bautista
Lucio Ernesto Maldonado Ojeda
Coordinadores
Un agradecimiento especial a Carlos Bustamante López (Coordinador) y Jesús Barbosa Ramírez, los dos coautores, por el ejemplar que
generosamente han compartido, y que esperamos sea de utilidad para la comunidad Universitaria y, en sí, para la sociedad en general. (191
páginas).
Edita: Universidad Autónoma de Tlaxcala.
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A LOS MUERTOS Y A LOS VIVOS SE LES HABLA CON CAMPANAS
ORIGEN Y LEYENDA DE LAS CAMPANAS
Fabián Zamora Rosas
En torno a las campanas han surgido innumerables
leyendas, creencias e historias. Desde hace siglos forman
parte de nuestro entorno; hubo un tiempo en que, a falta de
relojes, marcaron los horarios de la vida cotidiana, y
resultaron de gran utilidad para alertar a la población en
casos de incendio y otros graves peligros. En algunos
lugares se siguen elaborando con las técnicas de hace
varios siglos, y que les dan un sonido y un aspecto
inigualable.
Existe una dinastía de campaneros reconocida en el
mundo entero, la familia Portilla Linares, originaria de
Santander, que ha preservado ese arte por varias
generaciones. En México es notable el caso de los
campaneros de Ocotoxco, Tlaxcala, que han mantenido vivo
el hermoso arte de fundir campanas con técnicas cuyo
origen se pierde en el tiempo, e igualmente gozan de
reconocimiento internacional.
El origen de las campanas es sumamente remoto
como para que de él exista registro. Se ha afirmado que en
el antiguo Egipto ya se usaban en algunas ceremonias,
como en las fiestas de Osiris.
En Atenas, durante los sacrificios, su uso era de rigor
para los sacerdotes de Proserpina y Cibeles. Las campanas
estaban especialmente en uso en las bacanales, y se ven
esculpidas en algunos sarcófagos de los iniciados en los
misterios de Baco, entre los varios atributos de este Dios.
También se les conocía como un símbolo característico de
otras divinidades como Priapo.1 Pero no se trataba de las
campanas de grandes dimensiones que hoy nos son
familiares, en la antigüedad debieron ser generalmente
pequeñas.
En los primeros tiempos del cristianismo no se
usaron campanas, debido a las crueles persecuciones.
Fue hasta que la Iglesia pudo gozar de cierta paz, cuando
se adoptó el uso de medios sonoros para llamar a los
fieles a los oficios divinos. En un principio, en algunos
lugares, se llamaba al pueblo golpeando unas placas de
metal o madera llamadas ligna sacra, que también se
llevaban delante de las procesiones.
La mayoría de los autores coinciden en que la
forma en que se les conoce en la actualidad se debe a San
Paulino Obispo de Nola, ciudad de la región de Campania,
en el reino de Nápoles.2 Se dice que desde el año 580 se
usaban campanas para congregar a los fieles. Fue el papa
Sabiniano, que gobernó a la Iglesia del 604 al 606, quien
ordenó que en todos los templos se colocaran campanas,
que debían tocarse antes de los oficios y en las
festividades.3
Una vez oficializado, el uso de las campanas
requirió de reglas y de un ceremonial estricto, que poco a
poco fue establecido por los Concilios, especialmente por
el Concilio de Colonia. Para ser aptas, las campanas no se
bautizan, como vulgarmente se dice, sino que se dedican
al culto divino, para ello se lavan, se bendicen y se ungen,
conforme al ritual romano; la bendición de una campana
está reservada al obispo, quien la efectúa debidamente
revestido de sus ornamentos. Una vez dedicadas al culto,
el sonido de las campanas es capaz de desterrar a los
malignos espíritus.4
1 B.G.P. DICCIONARIO UNIVERSAL DE MITOLOGÍA O DE LA FÁBULA, Tomo I, Imprenta de José Tauló, Barcelona, 1835, p. 286-287. pp. 679. 2 Lobera y Abio, Antonio, EL PORQUÉ DE LAS CEREMONIAS DE LA IGLESIA Y SUS MISTERIOS, Librería de J. Rosa, México, 1846, p. 28-29. Pp. 712.
3 Ibídem, p. 29. 4 Ibídem, p. 33.
25
En torno a las campanas se entretejieron
infinidad de leyendas y mitos, algunos con cierto
sustento y otros completamente ajenos a la
verdadera función de las campanas.
La imaginación popular, que cubrió la
faz de Europa con duendes, elfos y todo tipo de
seres sobrenaturales, le atribuyó a las
campanas el poder de ahuyentar a tan molestas
criaturas, pero de igual forma creyó en hadas
que usaban de campanas,5 y aún, en
Escandinavia y en Inglaterra se llegó a creer en
elfos que una vez vencido su temor a las
campanas, se divertían haciéndolas sonar justo
a la media noche.6
Antiguamente estuvo muy arraigada la
creencia de que el sonido de las campanas por
sí solo es capaz de disipar las tempestades y
evitar la caída del rayo. Se cree, que la idea
proviene de la antigua costumbre de tocar las
campanas para llamar a los fieles al templo, a
implorar la clemencia divina en aquellos
momentos calamitosos, y que el pueblo con el
tiempo, deformó la piadosa costumbre.7
En el siglo XVI el doctor Pedro de Mercado, en el capítulo
segundo, o diálogo segundo, de sus “Diálogos de Philosophia
Natural y Moral” expuso una justificación física para la
creencia:
“…otros dixeron que cesan los rayos con el sonido fuerte de
las Campanas; Porque el sonido mueve el ayre, el qual movido
fuerte mente, espesa la nuve por la parte baxa, y la fortalece
de manera que el rayo, no hallando salida por aquella parte,
rompe la nuve por la parte alta…”8
Poco después el jesuita Martín del Río rechazó las
pretendidas explicaciones científicas y afirmó que dicha
facultad de las campanas no se debía a su forma ni al material
del que se elaboran, sino al hecho de estar consagradas.9
En el siglo XVIII se cambió de parecer y se afirmó que
el toque de las campanas determinaba la caída del rayo,
especialmente si la nube se encontraba sobre la torre o
campanario.
Tales afirmaciones se sustentaban en sucesos numerosos,
como lo ocurrido en la Baja Bretaña en la noche del 14 al
15 de abril de 1718, en que, según se dijo, cayeron rayos
en 24 templos en los que se tocaban las campanas,
quedando ilesos los templos donde no se tocaban. Un
físico alemán afirmó el inminente peligro de tocar las
campanas en tiempo de tempestad, y que en Alemania, en
33 años habían caído rayos en 386 campanarios, haciendo
víctimas a 121 campaneros.10
Para evitar tan graves peligros, el Parlamento de
París mandó observar un decreto expedido en mayo de
1784 por los oficiales municipales del corregimiento de
Langres, en el que se prohibía usar las campanas en
tiempo de tempestad, bajo pena de elevadas multas. Era la
primera vez que en Francia se fijaba una prohibición de esa
naturaleza.11
5 Briggs, Katharine, DICCIONARIO DE LAS HADAS, Editor José J. de Olañeta, Segunda edición, Barcelona, 2003, p. 65. Pp. 376.
6 Arrowsmith, Nancy, GUÍA DE CAMPO DE LAS HADAS Y DEMÁS ELFOS, Editor José J. de Olañeta, Barcelona, 2000, p. 52-53. Pp. 284. 7 MERCURIO DE ESPAÑA, Imprenta Real, Madrid, Julio de 1784. 8 Mercado, doctor Pedro de, DIALOGOS DE PHILOSOPHIA NATURAL Y MORAL, Granada, Impresor Hugo de Mena, 1558, sin número de páginas. 9 Callejo, Jesús, GNOMOS, GUÍA DE LOS SERES MÁGICOS DE ESPAÑA, EDAF, Cuarta Edición, Madrid, 1996, p. 245. Pp. 288.
10 MERCURIO DE ESPAÑA, Imprenta Real, Madrid, Julio de 1784. 11 MERCURIO DE ESPAÑA, Imprenta Real, Madrid, Julio de 1784.
26
En México, en los momentos de mayor fanatismo
liberal, un jurista famoso entonces, propuso que se
prohibiera enteramente el uso de las campanas y muy
especialmente cuando amenazan tempestades, porque
según decía, por las leyes de atracción producían el efecto
contrario del que se les atribuía.12
El TOQUE DE DIFUNTOS
En la biblioteca Nacional de España existe un primoroso
manuscrito titulado “Arte de Hazer Campanas”, que
contiene los secretos, aun los más mínimos, del bellísimo
oficio de fundir campanas. Es obra del gran artífice Antonio
Biedma y está fechado en 1630. Por la abundancia de
ilustraciones sobre cada punto del procedimiento resulta
accesible a los neófitos y útil a los expertos. Sobre la
importancia y utilidad de las campanas el autor escribió:
“…por medio de sus sonoras voces, no solo son llamados
juntos y congregados a oyr sus sanctos sacrificios, pero les
manifiesta el trancito y muerte de los progimos para que
rueguen a Dios por sus almas…”13
La costumbre de tocar las campanas a los difuntos
es muy antigua y precedió al uso general de las campanas
en la Iglesia. Simboliza el sonido del clarín angélico con el
que se ha de llamar a los muertos a juicio, con él se lleva al
difunto al sepulcro, de donde ha de resucitar en su propia
carne; también es un ruego para que se conceda la gracia
eterna al yacente. Al parecer la primera vez que se tocaron
campanas para un entierro fue hacia el año 304, cuando el
pontífice San Marcelo mandó tañerlas para llevar al
sepulcro a San Marcelino Papa. A partir de entonces se
adoptó la costumbre.
Debido a las persecuciones, la práctica quedó
olvidada, y aún después de que los peligros cesaron no se
retomó, hasta que en el año 1062, un milagro fue entendido
como la voluntad divina de que se retomara el toque de
difuntos. Ocurrió que en Flandes se padecía un hambre
terrible, y habiendo encontrado a un hombre muerto, el
sacerdote del lugar dudaba en darle sepultura eclesiástica
por no saber de quién se trataba; entonces, sin explicación
aparente se tocaron las campanas, el sacerdote resolvió
darle sepultura eclesiástica a aquel individuo y desde
entonces se retomó la costumbre de tocar las campanas a
los difuntos.14
Para el siglo XVI las campanas eran un elemento
indispensable en la vida cotidiana del mundo cristiano, por
lo que, desde los primeros momentos de la presencia
europea en el continente americano, debieron hacer vibrar
el alma de los naturales con su melódico sonido. El uso de
las campanas se arraigó en el Nuevo Mundo, tal vez más
profundamente que la propia religión.
En todas partes el pueblo se adueñó de las
campanas, y no bastaron las prohibiciones y las penas, ni
aún la voz concienzuda y bienhechora de los Pontífices y
los Concilios; la gente usó y abusó de las campanas a su
antojo.
En 1791 el Arzobispo de México se lamentaba por:
“…las muchas desgraciadas muertes que han sucedido por
haber dexado subir a las Torres muchachos y otras
personas de la baxa plebe, que sin premeditar el riesgo, y
haciendo juguete y diversión de las Campanas, se han
expuesto temerariamente a perder sus vidas, cayendo al
suelo desde los campanarios…”15
El desorden en el tañer de campanas era tal que se
repicaba a cualquier hora del día o de la noche, aún a
vuelta de esquila, por los motivos más simples, sin contar
con la debida licencia de la autoridad eclesiástica. Se
afirmó que las casas más cercanas a los campanarios se
encontraban desiertas debido al insoportable ruido. Con
frecuencia se emitieron disposiciones para reglamentar el
uso de las campanas, fijando fuertes multas para los
infractores y aún la terrible excomunión mayor, como fue el
caso de lo dispuesto por el Sínodo de Toledo, pero el
efecto de tales penas resultaba siempre efímero.
En el mismo año de 1791, el Arzobispo de México
emitió un edicto para reglamentar el uso de las campanas.
Prohibió que subieran a tocarlas otras personas que los
campaneros o sacristanes menores; ordenó que no se
repicara después de las nueve de la noche y antes del
amanecer, y que jamás se echaran a vuelo las campanas
sin licencia por escrito del Ordinario.
12 Gutiérrez, Flores Alatorre, Blas José, LEYES DE REFORMA, Tomo II, Impresor Miguel Zornoza, México, 1870, p. 583. Pp. 942. 13 Biedma, Antonio, ARTE DE HAZER CAMPANAS, manuscrito, Écija, 1630. Éste ejemplar se encuentra digitalizado en la página de la Biblioteca Nacional de España. 14
Lobera y Abio, Antonio, Op. Cit. p. 32-33. 15 Edicto del Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Arzobispo de México, GAZETA DE MÉXICO, Tomo IV, número 45, México, Martes 25 de octubre de 1791.
27
Como, al parecer, los mayores abusos se daban en el toque
de difuntos, se mostró especial interés en reglamentarlo. El
Arzobispo dispuso que los cuatro dobles o clamores por los
difuntos debían darse solo en los entierros de adultos,
porque en los de los párvulos solo se debía repicar durante
el tiempo de la procesión funeral, hasta que entrara el
cadáver en el templo. En los aniversarios, honras, misas
votivas o novenarios que se hicieren por los difuntos, se
debían dar solamente tres clamores, el primero al anochecer
del día anterior, el siguiente al tiempo de comenzar la misa o
vigilia y el último al tiempo de los responsos. Solo en las
fiestas de ánimas debían darse cuatro, el primero en la
víspera al anochecer; el segundo al toque de ánimas; el
tercero al comenzar la vigilia o Misa y el último a los
responsos.16
En otras partes de la América española también era
notable el desorden en el uso de las campanas. En 1792, el
primer Obispo de la Habana, desde que llegó a dicha ciudad,
miró con profundo desagrado el desorden y abuso en el
toque de campanas. Se quejó de que se repicara o doblara
por horas enteras de día o de noche, y que la labor de tocar
las campanas, que en otro tiempo se reservara a los
sacerdotes por un decreto de Carlo Magno, se encontrara:
“…lastimosamente traspasada a muchachos y personas de la
plebe, que hacen juguete de las Campanas, ya procurando
imitar los sones profanos; y ya desde las torres inquietando a
los vecindarios con señales indecentes.”17
Como en Nueva España, en Cuba se daban los
mayores abusos de las campanas en el toque de difuntos.
Para imponer orden, emitió un edicto en el que reglamentó,
no solo el uso de las campanas, sino el exceso de lujo con
que se hacían los entierros, exequias y cabo de año.
El obispo se indignó de que los herederos con
frecuencia se olvidaran de mandar decir las misas que el
difunto ordenaba en su testamento, mientras que los
funerales que se le hacían eran “magníficos”. Para acabar
con tales derroches fijó en doce la cantidad de cirios que
podían encenderse en los entierros, aunque fueran de
nobles o de dignidades, prohibió elaborar túmulos y el uso
de paños lujosos en el ataúd.
Cierto es que en Real Pragmática de 20 de marzo de 1565,
Felipe II había prohibido el lujo en los funerales, pero como
muchas otras disposiciones de la Corona, rara vez se acató
en América.
En cuanto a las campanas mandó que en la conmemoración
de los fieles difuntos se doblara de hora en hora, sin que
cada uno excediera de quince minutos, y suspendiéndose
desde el toque de ánimas hasta el del Ave María.18
En el mismo año de 1792, el obispo de Puebla hizo
lo propio al emitir un edicto “sobre el buen uso y arreglado
manejo de las campanas”. Escribió que:
16
Edicto del Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Arzobispo de México, GAZETA DE MÉXICO, Tomo IV, número 45, México, Martes 25 de octubre de 1791. 17 Edicto del Ilustrísimo Sr. Dr. D. Felipe Joseph de Tres Palacios y Verdeja, Primer Obispo de la Havana, Provincias de la Florida y Luisiana, GAZETA DE MÉXICO, Tomo V, número 8, México, Martes 24 de abril de 1792. 18 Edicto del Ilustrísimo Sr. Dr. D. Felipe Joseph de Tres Palacios y Verdeja, Primer Obispo de la Havana, Provincias de la Florida y Luisiana, GAZETA DE MÉXICO, Tomo V, número 8, México, Martes 24 de abril de 1792 ;Edicto del Ilustrísimo Sr. Dr. D. Felipe Joseph de Tres Palacios y Verdeja, Primer Obispo de la Havana, Provincias de la Florida y Luisiana, GAZETA DE MÉXICO, Tomo V, número 10, México, Martes 15 de mayo de 1792.
28
“…dificultosamente hubiéramos creído que
la indocilidad de nuestros amados
Diocesanos llegase a tanto en algún punto, si
en el práctico de la reforma y sobriedad
necesaria en el uso de las Esquilas y
Campanas, no la estuviéramos
experimentando como mas obstinada cada
día. Demasiado es notoria la displicencia
con que desde luego comenzamos a mirar, y
aún a expresarnos contra un desorden que
indistintamente condenan el enfermo desde
su cama, el hombre de negocios desde su
despacho, el mercader desde su mostrador,
el literato en su estudio, el devoto en su
retiro, y aun el holgazán en su misma
ociosidad…”19
El Obispo de Puebla lamentaba, como en el caso de México, que las casas contiguas a los templos se encontraran
deshabitadas por el estrépito insoportable de las campanas.20
Los abusos continuaron a pesar de las reglamentaciones, y de las duras penas con las que se amenazaba a los
infractores, en 1805 la GACETA DE MÉXICO publicó una queja sobre:
“…el intolerable ruido de las campanas, con que nos tienen ya mas atormentados, que lo pueden estar los enfermos que viven
inmediatos a los campanarios, en la víspera de la conmemoración de los difuntos sin embargo de las providencias expedidas por
ambas potestades, que no se observan según algunos, porque tantum valent quantum sonant.”21
REPIQUES Y MÁS REPIQUES
No puede entenderse la vida en Nueva España sin las campanas,
se les echaba a vuelo en el cumpleaños del Rey; con ellas se
anunciaba el nacimiento del príncipe y de los infantes, y desde
luego, la muerte de alguno de ellos; se hacían sonar con especial
entusiasmo a la entrada de un nuevo virrey o arzobispo, y en pocas
palabras, anunciaban al pueblo toda clase de noticias buenas y
malas, además de que regían la vida cotidiana y con ellas se
alertaba a la población en caso de peligros.
En 1808 una tragedia hundió sus garras en España, la
invasión napoleónica: error de cálculo para el invasor, que habría
de estrellar sus sueños de dominio continental en suelo peninsular.
En un periodo de acontecimientos tan trascendentales, era lógico
que las campanas aumentaran su actividad anunciando al pueblo
cuanto acontecía.
Por ejemplo, en marzo de 1809, un repique de
campanas anunció el reconocimiento de la Junta
Central;22
el 4 de octubre del mismo año, la elección
de representante de Nueva España para componer la
Junta Central de España e Indias, que recayó en el
criollo tlaxcalteca don Miguel de Lardizábal, se
anunció con un repique general de campanas.23
Las noticias de la guerra en España, cuando
eran buenas, se celebraban con repique general,
como la victoria en Gerona en julio de 1809. O la
victoria de los campos de Albuheras en 1811.24
19 Edicto del Ilustrísimo señor Dr. D. Salvador Biempica y Sotomayor dignísimo Obispo de la Puebla de los Ángeles, GAZETA DE MÉXICO, Tomo V, número 12, México, Martes 12 de junio de 1792. 20
Edicto del Ilustrísimo señor Dr. D. Salvador Biempica y Sotomayor dignísimo Obispo de la Puebla de los Ángeles, GAZETA DE MÉXICO, Tomo V, número 12, México, Martes 12 de junio de 1792. 21 GAZETA DE MÉXICO, México, 4 de noviembre de 1805. 22 GAZETA DE MÉXICO, Tomo XVI, número 39, México, Miércoles 29 de marzo de 1809. 23
GAZETA EXTRAORDINARIA DE MÉXICO, Tomo XVI, número 122, México, Miércoles 4 de octubre de 1809. 24GAZETA DE MÉXICO, México, 27 de septiembre de 1809; GAZETA EXTRAORDINARIA DEL GOBIERNO DE MÉXICO, número 81, México, jueves 11 de julio de 1811.
29
La campana de Dolores, tal vez la más famosa de México,
podría ser una falsa reliquia, pues, a pesar de lo que afirma la
historia oficial, se ha asegurado que no hubo tal toque para
convocar a la población; y que la campana, que desde finales
del siglo XIX se encuentra en la fachada del Palacio Nacional,
no es la que estuvo en la parroquia de Dolores, pues se trata de
una campana refundida. Y, aún más, se afirma que fue
refundida dos veces; la primera vez tuvo un resultado
infortunado porque al metal le salió escoria y para remediarlo
fue necesario fundirla de nuevo y agregarle metal nuevo.25
Pero, desde que el cura Hidalgo lanzó el grito de la
rebelión, las noticias de la guerra que se libró en Nueva España
también se anunciaban con campanas: la toma del fuerte de
Comanja por las fuerzas realistas en 1817; la toma del fuerte de
San Gregorio, considerado el último punto fortificado de los
rebeldes en el Bajío en enero de 1818, fueron acciones que
ameritaron un repique general.26
Pero pocos acontecimientos
causaron tanta alegría y tantos repiques como la derrota
definitiva de Mina en 1817, al respecto el gobernador de
Tlaxcala, coronel don Agustín González del Campillo escribió al
virrey:
“Mina preso. ¡Que noticia tan plausible! Aquellas dos palabras,
oídas de mi, conmovieron agradablemente el ánimo de este fiel
vecindario, y ratificadas luego con el estallido del cañón y el
repartimiento de los impresos que V. E. tuvo la dignación de
remitirme, elevaron el entusiasmo general a un grado de delirio
patriótico.
Las aclamaciones al gran Monarca que felizmente ocupa el
trono español, los continuados vivas a sus victoriosas reales
armes y a V. E., formaban bello contraste con el ruido de las
campanas y el de la inmensidad de cohetes que retumbaban con
el ayre.”27
En 1821, la secesión de Nueva España, que nada tuvo
que ver con el movimiento encabezado por Hidalgo, ni con el de
Morelos, y mucho menos con el de Mina, fue igualmente
celebrada con interminables repiques.28
El “público regocijo”
alcanzó tales extremos que una de las primeras disposiciones
tendientes al buen gobierno de la ciudad de México, ya como
capital de un Estado independiente, fue la de prohibir que los
ciudadanos tocaran las campanas a su antojo.29
Pero las campanas no encontrarían momento de
descanso durante los turbulentos primeros años del
nuevo Estado mexicano. Los acontecimientos políticos,
que se sucedían con rapidez, eran pretexto para echar a
vuelo las campanas. Además de los repiques de rigor,
ocurría que las campanas eran tomadas por patriotas
enardecidos, como el 22 de mayo de 1822, cuando un
grupo de vecinos del barrio de San Pablo, de la ciudad de
México, se apoderó de las campanas de la Catedral y las
tocaron “hasta que se cansaron”, como parte de la
exaltación general por la proclamación de Agustín I.30
En
ese brevísimo periodo del primer imperio, las campanas
anunciaron cumpleaños, nacimientos y grandes
acontecimientos de la familia Imperial.31
En 1832 el Gobernador de la Mitra de México,
don Juan Manuel Irizarri, reglamentó nuevamente el uso
de las campanas, pero al parecer no obtuvo mayor éxito
que sus antecesores.32
RUIDO O INTOLERANCIA RELIGIOSA
Los acontecimientos políticos finalmente obligarían al
silencio de las campanas. Durante la reforma, el gobierno
llamado liberal, por medio del artículo 18 de la Ley del 4
de diciembre de 1860, sujetó, en todo el país, el uso de
las campanas a los reglamentos de policía.33
La citada
Ley motivó la expedición de la circular de 5 de enero de
1861:
“Asimismo se previene a dichos Sres. Curas y demás
encargados de iglesias, que mientras tanto se expide el
reglamento sobre el uso de las campanas a que se refiere
el artículo 18 de la expresada ley, solo se permitirán los
toques del alba, medio día, oraciones, y los puramente
necesarios para llamar a los fieles a los oficios
religiosos.”34
A los contra vinientes de tales disposiciones se
les consideró como “altamente subversivos”, como se
asentó en la orden de 31 de enero de 1861.35
En lo
sucesivo el repique de campanas estuvo sujeto a la
autorización de la autoridad política del lugar, pero esto
era letra muerta, el gobierno de Benito Juárez de hecho
prohibió terminantemente los repiques.
25
“16 y no 15 de septiembre” EL TIEMPO, año V, número 1210, México, Jueves 15 de septiembre de 1887. 26
GACETA DEL GOBIERNO DE MÉXICO, México, 27 de agosto de 1817; GACETA EXTRAORDINARIA DEL GOBIERNO DE MÉXICO, Tomo IX, número 1198, México, Martes 6 de enero de 1818. 27 Oficio del sr. gobernador coronel D. Agustín Gonzalez del Campillo, GACETA DEL GOBIERNO DE MÉXICO, México, 18 de noviembre de 1817. 28
GACETA IMPERIAL DE MÉXICO, México, 30 de octubre de 1821. 29
GACETA IMPERIAL DE MÉXICO, México, 1 de diciembre de 1821. 30 Beruete, Miguel de, ELEVACIÓN Y CAÍDA DEL EMPERADOR ITURBIDE, Edición al cuidado de Andrés Henestrosa, México, 1974, p. 26. Pp. 319. 31 Beruete, Miguel de, ELEVACIÓN Y CAÍDA DEL EMPERADOR ITURBIDE, Edición al cuidado de Andrés Henestrosa, México, 1974, pp. 319. 32 Gutierrez, Flores Alatorre, Blas José, LEYES DE REFORMA, Tomo II, Impresor Miguel Zornoza, México, 1870, p. 584. Pp. 942. 33
Ibídem, p. 576-585. 34 Ibídem, p. 579. . 35 Ídem.
30
El 8 de diciembre de 1862, el Gobierno Federal se dirigió al
Gobernador del Distrito Federal en los siguientes términos:
“Dispone el C. Presidente de la República se sirva V.
informar a esta Secretaría si con su autoridad se ha
derogado y por qué razones el bando de policía relativo al
uso de las campanas de esta ciudad.”36
El mismo día el Gobernador del Distrito respondió:
“Este gobierno no ha derogado el bando a que se alude en la
comunicación de V. de esta fecha, y se ha repicado en la
festividad de hoy por licencia que para ello concedió el
mismo Gobierno, en virtud de sus facultades…”37
La reacción de Juárez fue terminante, el mismo día se dirigió
la siguiente comunicación al Gobernador del Distrito:
“Contestando a V. el oficio de esta fecha, en que me
manifiesta la razón por qué se repicó en la festividad de hoy,
debo decirle, que el C. Presidente se ha servido acordar que
por ningún motivo se expidan licencias de esta clase.”38
El 21 de junio de 1862, el general Tomás Moreno, encargado
del mando político y militar en el Estado de Tlaxcala, puso en
vigor la ley 4 de diciembre de 1860, en atención a la que
reglamentó los actos públicos de culto.
En cuanto a las campanas la disposición fue tolerante y en
términos semejantes a los edictos de los Prelados del siglo
XVIII: “Quedan prohibidos los toques y repiques de campanas a
deshoras de la noche, es decir desde las oraciones, hasta
media hora antes de salir el sol: con excepción de la queda y
la alba que podrán darse, donde haya sido costumbre, y de
los toques de incendio y de alarma que se darán a cualquiera
hora con anuencia de la autoridad local: los repiques y
llamadas para actos religiosos no excederán de un cuarto de
hora.”39
Durante el efímero Segundo Imperio, las campanas fueron
echadas a vuelo para anunciar las victorias de ambas
facciones, hasta la definitiva en mayo de 1867, que en la
catedral de Morelia fue anunciada con el repique “más
memorable” que se recordaba, y que duró sin interrupción
desde las cuatro de la mañana hasta las seis de la tarde.40
Las décadas siguientes fueron de continua tensión entre
los gobiernos llamados liberales y el pueblo, que con
sentimientos religiosos o sin ellos, se resistía a perder el
metálico sonido. Las autoridades estatales y municipales
debieron encontrarse en una situación difícil, por un lado
estaban obligados a cumplir con las Leyes de Reforma, por
otro lado, el cumplirlas los enfrentaría a la férrea resistencia
de sus gobernados.
Para muestra baste lo que ocurrió al general Juan
Méndez, gobernador de Puebla, quien mandó acallar las
campanas, ante la resistencia del pueblo fue necesario
mantener retenes en la catedral, y como única cosecha a
sus esfuerzos recibió el ostracismo de la sociedad
poblana.41
Mientras las Leyes de reforma mandaban a las
autoridades civiles reglamentar el uso de las campanas,
Méndez fue hasta el extremo de prohibirlas por completo
para los actos de culto; pero el 2 de abril de 1882, las
campanas de la Catedral de Puebla sonaron “hasta el
fastidio”, en conmemoración del aniversario de la victoria
del general Porfirio Díaz.42
36
Ibídem, p. 583. 37 Ídem. 38 Ídem. 39 LEGISLACIÓN ESPECIAL DEL ESTADO L. Y S. DE TLAXCALA, Tomo I, Tipografía del Gobierno del Estado, Tlaxcala, 1873, Apéndice. 40
LA LIRA MICHOACANA, México, 1 de enero de 1894. 41 “Editorial”, EL AMIGO DE LA VERDAD, Segunda Época, Tomo III, año XVI, número 100, Puebla de los Ángeles, Diciembre 10 de 1887. 42 “Gacetilla” EL AMIGO DE LA VERDAD, Segunda Época, Tomo I, año XII, número 12, Puebla de los Ángeles, Abril 5 de 1882.
31
El pueblo católico, y aún el que no lo era tanto, se
lamentaba por la feroz persecución contra los actos
del culto, que por mucho que las autoridades se
dijeran redentoras de ese pueblo, no dejaban de
herirlo en su honor y costumbres, los periódicos
fueron la expresión de esa impotencia, que
respecto a las campanas se preguntaba:
“¿Por qué se da una ley prohibiéndolas, es decir,
contrariando la voluntad del pueblo a quien los
liberales llaman soberano? ¿En qué principio del
derecho liberal pudiera apoyarse una ley
semejante? ¿Pues no en el sistema liberal el pueblo
da las leyes y es el único que tiene facultad para
ello? Vociferáis que el pueblo ha dado las leyes de
reforma, pero mentís, y la experiencia diaria está
confirmando que mentís.”43
Por otra parte, la prensa al servicio del grupo
liberal se quejaba de que en Estados como Puebla,
Tlaxcala, Querétaro o Colima, no se cumplieran las
leyes de reforma porque en ellos sonaban las
campanas; mientras que se congratulaba de que
en Guanajuato, Veracruz y Zacatecas se les
hubiera silenciado.44
DE NUEVO HAY DOBLES, PERO…
Pero sería imposible extirpar del alma mexicana el
sonido de las campanas, a veces dulce, otras
veces amargo, pero siempre unido a nuestros
recuerdos, como dio testimonio el general Vicente
Riva Palacio:
“Es preciso llorar.
Que con lúgubre toque las campanas
Anunciándome están,
Que un hombre de esta vida como todos
Pasó a la eternidad.”45
Es seguro que la prohibición no alcanzó a
todos los rincones de la patria, pero el silencio
impuesto a las campanas de la ciudad de México
duró décadas, hasta que, en forma un tanto tímida,
sus metálicos sonidos volvieron a endulzar los aires
del Anáhuac.
Ignacio Manuel Altamirano, que dejó testimonio de las costumbres de
su tiempo, escribió así sobre el toque de difuntos:
“En los antiguos tiempos, es decir, antes de la Reforma, México se
despertaba el día 2 de noviembre al funeral clamor de la campana que
doblaba en todas las iglesias, recordando que era el día de la
conmemoración de los fieles difuntos.”
“Hoy, este año, algo de eso ha pasado; es decir, ha habido dobles,
porque de poco tiempo a esta parte, se observa que van volviendo
furtivamente y alentadas por una cierta tolerancia, las bellas
manifestaciones públicas, los venerados ruidos del culto católico.”46
Pero la “cierta tolerancia” que refiere Altamirano resultaba muy
frágil, y si bien, no solo existía en el Distrito Federal, había lugares en
los que no la había.
Durante los primeros años del siglo XX, los municipios del
Estado de Zacatecas emitieron sus respectivos bandos de policía, en
algunos de ellos se ve un rigor moderado, pero en otros como
Valparaíso y San Juan del Mezquital, se evidencia una absoluta fobia
al sonido de las campanas y a todo lo católico. Si bien se permitieron
los toques, éstos tenían por objeto “ser útiles para que la población se
rija por ellos”, los toques para convocar a los fieles a los actos de
culto quedaron limitados y en varios municipios se prohibió
terminantemente el toque de ánimas y los dobles.47
43
“Editorial”, EL AMIGO DE LA VERDAD, Segunda Época, Tomo III, año XVI, número 100, Puebla de los Ángeles, Diciembre 10 de 1887. 44 “Editorial”, EL AMIGO DE LA VERDAD, Segunda Época, Tomo III, año XVI, número 100, Puebla de los Ángeles, Diciembre 10 de 1887. 45 Riva Palacio, Vicente, “Un Recuerdo”, LA JUVENTUD LITERARIA, México, Domingo 13 de marzo de 1887. 46 Altamirano, Ignacio M., AIRES DE MÉXICO, UNAM, México, 1940, p. 145-146. Pp. 179. 47
“Reglamento de Policía para la Municipalidad de Valparaíso”, PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO DE ZACATECAS, Tomo XXVIII, número 40, Zacatecas, Miércoles 18 de junio de 1902; “Reglamento de Policía para la Municipalidad de San Juan del Mezquital, PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO DE ZACATECAS, Tomo XXIX, número 36, Zacatecas, Sábado 1 de noviembre de 1902.
32
Otro caso semejante fue el reglamento sobre campanas expedido en San Luis Potosí, que fue objeto de la fina sátira de
Ramón López Velarde, en un artículo publicado en “La Nación” el 3 de enero de 1913:
“Parece imposible que en los tiempos que corren todavía haya Méndez que se ocupen de reglamentar la intensidad, el timbre, el
tono y la duración de los sonidos de las campanas. ¡Esto sí que es política de campanario!”
“Porque para individuos de mediano sentido político y de una educación artística siquiera regular, las campanas son cosas que
no quitan el sueño y que, por el contrario, constituyen una nota pintoresca. Pero los hombres célebres del cepedismo son muy
quisquillosos en todo lo que ofrezca el más vago aspecto católico. Y así… ¡duro con las campanas!”48
REPIQUES CÍVICOS SÍ, TOQUE DE DIFUNTOS NO
Para el culto público se recomendaba moderación en el uso
de las campanas, y aún se le llegó a suprimir por completo,
pero el abuso de los repiques continuó, ahora aplicado a las
ceremonias cívicas, y decretado por las mismas autoridades
que lo limitaban o prohibían en los actos religiosos. Es
posible que en el fondo hubiera un intento de convertir a las
campanas en instrumentos de la autoridad civil, dado que
eran el medio más efectivo para congregar al pueblo,
anunciar regocijo o calamidades, y de alguna forma, las
campanadas siempre influyen más en los ánimos que las
vagas palabras de un discursillo político.
Es muy probable que el Estado de Yucatán haya sido el
más prolífico en estos repiques cívicos. Por ejemplo, para
“celebrar dignamente” la toma de posesión del presidente
Álvaro Obregón, el Consejo Municipal de Mérida organizó
actos cívicos que tendrían lugar durante todo el día primero
de diciembre de 1920, y debía repicarse a las seis de la
mañana, al medio día y a las seis de la tarde, además los
repiques debían de acompañarse por silbidos de
locomotoras y cohetes.49
48
López Velarde, Ramón, OBRAS, Fondo de Cultura económica, México, 1971, p. 741. Pp. 865. 49 DIARIO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE YUCATÁN, año XXIII, número 7082, Mérida, Miércoles 1 de diciembre de 1920.
33
Tiempo después, la toma de posesión como gobernador
de Felipe Carrillo Puerto fue celebrada igualmente con
repiques, cohetes y silbidos de locomotora.50
Las fiestas
patrias y otras fechas cívicas como la conmemoración
del 5 de mayo, y hasta el aniversario de la Constitución
Política del Estado, también fueron conmemoradas con
repique general de campanas por el llamado Gobierno
Socialista de Yucatán.51
¿Podría entonces defenderse el
argumento usado en el siglo XIX de que las severas
prohibiciones eran para evitar el ruido?
En varios Estados, la reglamentación sobre el
uso de las campanas siguió el criterio de limitar su uso
en los actos de culto, pero permitirlo ampliamente en los
actos cívicos. En 1932 en el “Reglamento de Policía y
Buen Gobierno” del Municipio de Linares, Nuevo León,
se dispuso lo siguiente:
“Art. 120.- La autoridad política puede disponer
libremente del uso de las campanas colocadas en los
templos con motivo de la celebración de festividades
cívicas u otras análogas…”52
En el mismo reglamento se limitó el uso de las
campanas a lo estrictamente necesario para el anuncio
de las ceremonias del culto, y prohibió terminantemente
su uso para dobles que indicaran defunciones. Otros
municipios de Nuevo León, como la ciudad de
Monterrey, emitieron idénticas disposiciones,
prohibiendo el toque de difuntos.53
En 1933, en Zacatecas, se dispuso que los toques con que se anuncian los actos religiosos no duraran más de diez
segundos y no se usaran dos o más campanas simultáneamente, pero, extraordinariamente se podían usar las campanas cuando
por regocijo nacional lo mandara la autoridad municipal.54
Más tolerante resultó el “Reglamento Contra el Ruido para el estado de
Nayarit”, emitido en 1957, en el que se estableció que el uso de las campanas debía hacerse en forma moderada, y los repiques
igualmente con moderación.55
El alma mexicana vibra con el entrañable sonido de las campanas, con él se delita y se entristece, con él nace y con él va
a su última morada. Ni las persecuciones religiosas del siglo XIX, ni las del XX pudieron extirpar la voz del pueblo, la voz metálica
del sentimiento mexicano. Aún hoy se escuchan los clamores durante el día de los difuntos ¿Quien los haya escuchado podría
olvidarlos?
Q
50
DIARIO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE YUCATÁN, año XXV, número 7443, Mérida, Miércoles 1 de febrero de 1922. 51
DIARIO OFICIAL DEL GOBIERNO SOCIALISTA DE YUCATÁN, año XXVII, número 8119, Mérida, Viernes 12 de septiembre de 1924; DIARIO OFICIAL DEL GOBIERNO SOCIALISTA DE YUCATÁN, año XXX, número 8928, Mérida, Martes 3 de mayo de 1927. 52 PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO CONSTITUCIONAL DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE NUEVO LEÓN, Tomo LXIX, número 98, Monterrey, Miércoles 7 de diciembre de 1932. 53 “Reglamento de Policía y buen Gobierno del Municipio de Monterrey”, PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN, Tomo CV, número 25, Monterrey, Miércoles 27 de marzo de 1968. 54 PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO DE ZACATECAS, año XV, número 57, Zacatecas, Miércoles 19 de julio de 1933. 55 PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO DE NAYARIT, Tomo LXXII, número 32, Tepic, Sábado 19 de octubre de 1957.
34
CONTROL EDITORIAL 2013
En los primeros cinco meses del
año, se enviaron –a la par– las
revistas generadas desde
Tlaxcala, y de las que tengo el
gusto, honor (y también la
responsabilidad) de ser Fundador
y Director de las mismas. A partir
de junio, se inicia el período de
enviar solamente una revista por
mes, derivado ello –
evidentemente– de la enorme
carga de trabajo que eso
representaba.
Con esta tabla de Control
Editorial, explicamos la secuencia
de envío, para todos nuestros
amables lectores de los diferentes
países que en América y Europa
reciben puntualmente este trabajo
cultural generado desde Tlaxcala,
la Ciudad Historia.
MES: REVISTAS A ENVIAR: (*)
ENERO Quórum - 40 Tierra Grande - 1
FEBRERO Quórum - 41 Tierra Grande – 2
MARZO Quórum – 42 Tierra Grande – 3
ABRIL Quórum – 43 Tierra Grande – 4
MAYO Quórum – 44 Tierra Grande – 5
JUNIO Tierra Grande – 6
JULIO Quórum – 45
AGOSTO Tierra Grande – 7
SEPTIEMBRE Quórum – 46
OCTUBRE Tierra Grande – 8
NOVIEMBRE Quórum – 47
DICIEMBRE Tierra Grande – 9
2014
ENERO Quórum – 48
FEBRERO Tierra Grande – 10
MARZO Quórum – 49
ABRIL Tierra Grande – 11
ETCÉTERA
(*) se envían en la 1ra semana de cada mes.
“Cuenta Albert Camus, en su célebre conferencia de la Universidad de Upsala, que un sabio de Oriente pedía siempre en sus oraciones que la divinidad lo librara de vivir una época interesante, y agrega que, como nosotros no somos sabios, la divinidad no nos libró de ello, y vivimos una época interesante; en el circo de la historia hubo siempre mártires y leones; los primeros se sustentaban con los consuelos eternos; los segundos con el alimento histórico bien sangrante, y los que antaño cantábamos por alentar al mártir ó por distraer un poco al león de su apetito nos encontramos ahora en la propia arena, sin poder apartarnos, con los ojos abiertos a la realidad, a las crueles verdades de nuestro tiempo”
José Rodríguez Garza, Coahuila; 1961. (fragmento de “Mensaje a la juventud”)
35
La tlaxcaltequización en Coahuila (*)
Armando Fuentes Aguirre (Catón) Muchas Gracias. Hace unos días, un sacerdote de esta
ciudad [Tlaxcala] me llamó por teléfono a mi casa, la de
ustedes, en Saltillo, y me dijo que iba a ir a Tierra Santa, algo
debe haberle ocurrido porque yo lo estuve esperando en
Saltillo y nunca llegó.
Con eso quiero decirles que yo vengo de esa ciudad,
Saltillo, que es lo mismo decir que vengo un poco de
Tlaxcala, de ahí soy yo también, y confío en la infinita
misericordia de Dios, y el tino de mis antepasados, haya
puesto en mis venas algo de la misma sangre que corre por
las del maestro Xochitiotzin.
Santa es mi tierra, todas las son, ésta, aquella, las otras,
y si algo tenemos de santidad los hombres de esa, es estar
hechos de tierra, del suelo. Para aquellos que en el cielo no
creen mucho, nos viene la santidad, otras más no la
necesitamos, nos hermana la común maternidad de nuestra
tierra, si de ella estamos hechos, de ella debemos hablar.
Esta ciudad, la mía, Saltillo, fue fundada, todo lo indica, en el año de 1577. La hicieron primero gente de la Europa, Alberto del
Canto. Nuestro padre primero fundador, era de Portugal, nació en la Isla Tercera, pero quizá tenía sangre de Inglaterra, su apellido
Canto tiene resonancia del Kent, de los ingleses. Llegaron los europeos, venían del desierto, y se toparon de pronto con un oasis
que tenía en el centro un salto de agua pequeñito. De ahí el nombre de mi ciudad, “Saltillo”, etimología de a dos por cinco, es
cierto, pero díganme ustedes otra mejor. Se enfrentaron a aquellos bravos, bárbaros gallardos, que poblaban las serranías que
circundan, como en un magnífico peristilo, mi ciudad.
Nombres resonantes conservan esas alturas, Zapaliname
se llama la primera: quizá el nombre de alguno de aquellos
caudillos de tribus que se acabaron pero no se rindieron.
Todavía en 1841 hubo la indiada grande, aquellos
belicosos aborígenes irreductibles, que nunca bajaron la
cerviz para someterla al yugo de los hombres nuevos,
bajaban de vez en cuando de sus riscos y atacaban a la
naciente población.
La indiada grande del 41 costó la vida de muchos
buenos saltillenses, entre ellos mi ancestro, don José María
Goribar Aguirre, que murió defendiendo a su ciudad. En
armas debían vivir aquellos primeros pobladores y por esa
plaza de la ciudad, cuyo nombre oficial es el de
Independencia, se sigue llamando “Plaza de Armas”:
porque ahí pasaban revista aquellos soldados labradores,
que en una mano llevaban la mancera del arado y, en la
otra, desenfundada y presta la tizona. Hubo necesidad,
entonces, de proponer ejemplo de paz y mansedumbre a
aquellos bravos bárbaros gallardos, la idea fue quizá de
Francisco de Urdiñola.
El 13 de septiembre de 1591llegaron los tlaxcaltecas a Saltillo.
No sé por qué no celebramos esa fecha con encendido amor,
pues si nuestros padres estaban ya en Saltillo, entonces llegó
la madre nuestra porque es Tlaxcala, nuestra otra mitad, no la
más cara ni la más querida, porque amamos por igual nuestra
raíz hispánica y nuestra radical esencia indígena, pero sí la
que más huella nos dejó en sentimientos y en estilo.
A Francisco de Urdiñola, quizá, se le ocurrió la idea de
que si se traían indios pacíficos, los belicosos mirarían su
ejemplo y se someterían a la paz, por eso llegaron a nuestra
tierra aquellos indios venidos del corazón de México. 400
venían, afirma una leyenda que todos, que sin excepción
descendían de Xicoténcatl que tuvo, al decir de la leyenda, lo
mismo Salomón, 500 esposas y 500 concubinas.
Alguien ha preguntado ¿qué les daría de comer?, yo más
bien, con sana envidia, me pregunto ¿qué comería él? Al
frente del tlaxcalteca saltillense venía don Buenaventura de
Paz, dije “don” porque los tlaxcaltecas venían investidos de
señorío y dignidad, podían usar el “don” igual que los hidalgos
españoles.
36
Francisco de Urdiñola. Imagen, internet.
Qué generosidad la de los padres nuestros venidos de la
España. Mientras otros juzgaban que el indio mejor era aquel
muerto; mientras otros los redujeron a sujetos, reservaciones o
colonias, los españoles, tan deturpados por la leyenda negra, se
fundieron con ellos. Del pueblo aborigen tomaron sus esposas,
les dieron trato igual. Hubo abusos, es cierto, ¿en qué conquista
no los hay? Pero aquí estamos nosotros, testimonio mejor de un
pueblo que no hizo desaparecer a su vencido, sino que lo alzó
con él en una dignidad de mestizaje, fruto maravilloso del cual
nosotros somos hijos.
Por eso ni mixtificado indigenismo, ni hispanismo, es no,
por eso España y los pueblos originales de esta tierra fundidos
en un producto generoso, que es esta patria, tan antigua y tan
nueva. Llegaron los tlaxcaltecas a Saltillo y se les dieron tierras,
junto a la villa de los españoles. En Santiago del Saltillo se
fundó, sólo calle de por medio, el pueblo de San Esteban de la
Nueva Tlaxcala. Los dividía una acequia que corría por la que
hoy es la calle de Allende, de esa hacia el oriente la villa de los
Españoles, de esa al lado por don pone el sol, el pueblo
tlaxcalteca.
Por eso el cerro que está al occidente de Saltillo, se llama
así, cerro del pueblo, y no como afirma la mala esencia, porque
más de la mitad del pueblo haya sido engendrado ahí bajo la
tentadora invitación de, “ven mi vida, vamos a ver las lucecitas
de Saltillo desde el cerro del pueblo”. Llenaron de verdura los
tlaxcaltecas a mi ciudad. Todavía hoy, en estos días nuestros, si
volamos sobre la ciudad veremos del lado que fue de los de
Tlaxcala, gran verdor, y del lado de españoles un cuasi desierto.
Aquellos padres nuestros tlaxcaltecas eran laboriosos,
plantaron aquellas huertas umbrías que todavía en los
años de mi niñez eran un deleite. A ellos debemos
perones y membrillos de donde se saca la dulcísima
pulpa que sirve a las galanas señoras saltilleras para
hacer la riquísima cajeta; esa que hace decir que “en
Saltillo, el que no es poeta hace cajeta”.
Por más que se haya perdido la vieja tradición, y ahora
las nuevas generaciones confundan los extremos, como
aquel muchachillo que pensaba que Manuel Acuña fue
pelotero de beisbol, porque leyó en el pedestal de su
estatua la inscripción “al vate Manuel Acuña”.
Cuánto no les debemos a los tlaxcaltecas; calles aún
llevan su nombre, tenemos en mi ciudad la calle de
Xicoténcatl, tenemos la calle de Moctezuma y la de
Ahízotl, la de Mixcoac y Penquita, todas esas calles están
del lado poniente de Saltillo.
Muchas de mis gentes llevan en sí los rasgos
tlaxcaltecas. Tengo en mi biblioteca un hermosísimo
retrato que pintó en 1891, tres siglos justos después de la
llegada de los tlaxcaltecas, el pintor saltillense Antonio
Costilla. Él era pintor oficial, los retratos de los alcaldes y
los gobernadores los hizo él, pintaba por encargo; pero
me contó aquel, de cuya mano adquirió ese cuadro, que
está en mi biblioteca ahora.
37
Una vez Antonio Costilla pintó a la muchacha que era criadita del gobernador Miguel
Cárdenas, y, en ese rostro de muchacha joven está la belleza de aquella raza pura
bendecida por el contacto con la tierra: ojos grandes, hermosos, de negro color
profundo y luminoso, ancha nariz, labios carnosos; el rostro redondeado; la mejilla rica
y una suave sonrisa que deja en mueca la de la Gioconda.
Muchos saltillenses conservan aun esos rasgos, todavía en mi niñez oía la
palabra “teca”, usada para designar a aquellos que venían de la rama tlaxcalteca. Los
merenderos de Saltillo, los que están por el rumbo de los panteones, son de gente de
Tlaxcala, conservan aún los rasgos y hacen todavía el sabrosísimo pan de pulque,
gala y orgullo grande de Saltillo, anticipo de delicias paradisiacas, y nos dejaron el
sarape, cuanto más bello cuanto que para nada sirve, en eso está su belleza.
El sarape no es tilma ni es quexquemétl, ni jorongo, ni manta, no es para
cubrirse del frío, para taparse del sol, para embozarse; el sarape, como todo lo bello,
es nada más para lucirlo, para mostrarlo como espléndida joya. El charro se lo ponía
sobre el hombro; en las viejas casonas saltilleras estaba desplegado sobre el piano
alemán con candelabros; era prenda de lujo. Hay un refrán “Nos veremos en el
baratillo sarape de Saltillo”, eso quería decir que aún lo de más lujo, aún lo más
valioso en este mundo tiene que descender a humilde extremo, en ese refrán el
símbolo de lo lujoso y de lo caro es el sarape.
Ese sarape que nos enseñaron a hacer nuestros antepasados tlaxcaltecas. Ese
sarape que recoge todo el sol y todos los arcoíris del mundo y los hacen quedarse
quietecitos en sus pliegues para deleite del corazón y de la vista. No se consiguió el
sabio deseo de Urdiñola, el ejemplo de mansedumbre de los tlaxcaltecas no caló en la
hirusta conciencia de aquellos hombres aborígenes que se acabaron, pero libres.
Estatua de Xicohténcatl Axayacatzin
Desaparecieron sin dejar huella de su presencia en este mundo;
no hay restos de ellos, arqueológicos ni cerámica; apenas, lejos,
algunos petroglifos y pinturas rupestres desvalidas.
Lo que si quedó fue Tlaxcala, está en mi ciudad, vive en
ella. En una hermosa estatua se simbolizó la presencia de los
tlaxcaltecas, está en ese monumento el conquistador de España
con su pendón, el tlaxcalteca con el suyo, y en medio, como
fusión de amor, un misionero que acaricia con ternura a una
pequeña niña que representa aquello que desapareció de los
pueblos aborígenes.
De toda esa materia estamos hechos: tal es nuestra
identidad. Somos de Saltillo, o de Monclova, o de Monterrey, o
Bustamante, ahí va la huella que no se borra nunca, porque
está hecha de carne que se va renovando cada día en hijos
nuevos. Vamos perdiendo cada día nuestra identidad, estamos
amenazados de extranjerismo.
No se trata de volvernos ínsulas con ancoras puestas en
el pasado inerte, no, pero se trata de no perder la raíz, porque
aquél que la pierde, con ella también pierde su fronda y no
puede dar frutos.
Esto que hacemos no es ejercicio en vano, la presencia
de estos hombres tan sabios, de Xochitiotzin, de Israel
Cavazos, de Gómez Danés, de todos los que toman
aquí la palabra, no es estéril erudición, ni infecundo
ejercicio, es voz de alerta.
Es invitación a hacer lo que Anteo, aquel gigante
mitológico descalzo, del contacto con la tierra sacaba su
poderosa fuerza para aniquilarlos, Hércules debió
levantarlo, sostenerlo entre sus membrudos brazos y no
dejar que Anteo pusiera sus pies en la tierra, porque si
lo dejaba, de la tierra iba a sacar su fuerza nueva, y
murió.
Es símbolo de la mitología porque no pudo ya
tocar su tierra. No muramos nosotros, toquemos con
amoroso tacto nuestro suelo, sea telúrica nuestra
fuerza; con ella vivifiquemos la sangre de nuestro
corazón. Amemos más a México que tanto nos da cada
día y al que a veces, le regateamos todo.
Pongamos los ojos en nosotros mismos,
reconozcámonos tlaxcaltecas y españoles, porque al
hacerlo nos vamos a reconocer mexicanos.
Q
(*) Conferencia magistral. Coloquio sobre la tlaxcaltequidad, 1998. Gobierno del Estado de Tlaxcala. (texto tomado de “Forasteros Literarios en Tlaxcala 1762-2012”, Tomo II, Estudio y compilación: Willebaldo Herrera, pp.66-71)
38
PUEBLA
(contraportada)
Este libro se ocupa de las historias de la gente
que vivió y, muchas veces, padeció la
revolución mexicana. Por lo mismo, el análisis
se desplaza de los grandes movimientos más
conocidos al de aquellos otros, de menores
dimensiones, poco conocidos o aún
desconocidos, que se producían en las
localidades.
Al examinar los papeles guardados en los
pueblos y escuchar la voz de sus ancianos,
pareciera que las experiencias de los días de
la revolución tuvieran mayor significado que
sus resultados a largo plazo. Se muestra la
importancia de una zona agroindustrial entre la
Ciudad de México y el Puerto de Veracruz; las
cambiantes relaciones que se produjeron allí
entre la transformación de la tenencia de la
tierra, la inmigración interna, el desarrollo de
una fuerza laboral, la penetración de ideas y
emociones radicales, las movilizaciones
rurales y obreras, y un nuevo estado en
formación.
Más que estudiar los cambios políticos,
económicos y sociales que vendrían después
de 1910, se buscó un acercamiento mayor a
las experiencias de lucha de pueblos, familias,
mujeres, trabajadores y trabajadoras del
campo y las fábricas, parceleros, profesores,
hacendados, industriales. ¿Cómo vivieron la
revolución? ¿A qué retos, peligros y
oportunidades se enfrentaron? ¡Qué
estrategias utilizaron para sobrevivir?
Coralia Gutiérrez Álvarez / Coordinadora
Participan en la obra: Facundo Arias González, Raymond Buve, Francisco Javier Gómez Carpinteiro, Coralia Gutiérrez Álvarez, Heater Fowler-Salamini y Ariadna García García
Presentaciones: En Tlaxcala: Museo Miguel N. Lira, Independencia No. 6; Centro Histórico; Miércoles 6 de noviembre; 18:00 hrs., Presentan: Dr. Raymond Buve, Mtra. Georgina Limones Ceniceros y Dr. Francisco Pineda Gómez; Moderador: Rafael García Sánchez.
En Puebla: Auditorio de la Aduana Vieja, 2 Oriente 409, Centro Histórico; Jueves 7 de noviembre; 18:00 horas. Presentan: Dra. Romana Falcón, Mtra. Georgina Limones Ceniceros y Dr. Francisco Pineda Gómez; Moderadora: Dra. Lilian Illades .
Un agradecimiento especial a la Dra. Coralia Gutiérrez Álvarez por la atención del ejemplar (262 páginas);
39
Próximamente…, en
TIERRA GRANDE Revista en honor de Miguel N. Lira
Fotografía y medalla: cortesía Pbro. Rubén García Badillo, para Quórum y Tierra Grande;
El H. Ayuntamiento Constitucional de Tapachula, Chis. y las fuerzas vivas en
mérito a la Labor que como escritor ha desarrollado el C. Lic. Miguel N. Lira, dando a conocer en México y en el Extranjero, por medio de su Correo Amistoso “HUYTLALE”, sus notas de viaje “Itinerario hasta el Tacaná” y su novela “La selva también Muere”, a estas tierras del SOCONUSCO; le confiere la MEDALLA TAPACHULA como un reconocimiento a sus MERECIMIENTOS LITERARIOS.
Tapachula, Chiapas, abril 5 de 1958
EL C. PRESIDENTE MUNICIPAL
HERMAN TOVAR CORZO ASOCIACIÓN GANADERA DE TAPACHULA
ASOCIACIÓN AGRICOLA LOCAL DE CAFETICULTORES DEL SOCONUSCO ROTARY CLUB
H. CAMARA DE COMERCIO FED. REGIONAL DE TRABAJADORES DEL SOC.
ASOCIACIÓN DE ALGODONEROS
Pergamino: Museo Miguel N. Lira
Una excelente y loable labor cultural, histórica, social y ante todo de plena hermandad, es la que desarrolló en muy poco tiempo
Miguel N. Lira en el estado de Chiapas, entidad federativa que SI supo Agradecer, y RECONOCER tan importante aportación
cultural, del poeta tlaxcalteca que, paradójicamente, fuera desterrado de su propia tierra por tres personas –hoy– irrelevantes.
¡ENHORABUENA, Y AGRADECIMIENTOS, AL NOBLE PUEBLO DE CHIAPAS, ESPECIALMENTE AL MUNICIPIO DE TAPACHULA!