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VENUS Y EL CÓDICE GROLIER CLAUDE-FRANÇOIS BAUDEZ

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V ENUS Y EL C ÓDICE G ROLIER C LAUDE -F RANÇOIS B AUDEZ ICONOGRAFÍA MAYA unque los códices mayas que se conservan en Dresde, París y Ma- drid no han sido descifrados y comprendidos en su totalidad, han de- sempeñado un papel muy importante en la historia de nuestros conocimien- tos sobre los mayas. Su estudio, que co- menzó en el siglo XIX , ha hecho avan- zar considerablemente la investigación C LAUDE -F RANÇOIS B AUDEZ 2 / A RQUEOLOGÍA M EXICANA FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

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VENUS Y ELCÓDICEGROLIER

CLAUDE-FRANÇOIS BAUDEZ

ICONOGRAFÍA MAYA

3. El Códice Grolier es un documento del que se conservan 11 páginas, todas incompletas. Elaborado en papel amate estucado y pintado, tienea los nombres de los días están en rojo, igual que los que indican distancias en veintenas; los glifos de los días están en negro dentro de un

La autenticidad de este códice,posible cuarto manuscrito maya de la época prehispánica entre

los conocidos hasta ahora, es seriamente cuestionada por el autor, quien asegura

que es de fabricación moderna.

VENUS Y ELCÓDICEGROLIER

CLAUDE-FRANÇOIS BAUDEZ

página 5página 1 página 2 página 3 página 4

2 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

1. El descubrimiento delCódice Grolier se anunció

en abril de 1971 durante laexposición del Grolier Club en

Nueva York. Página 3. Códice Grolier.FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

Aunque los códices mayas que seconservan en Dresde, París y Ma-drid no han sido descifrados y

comprendidos en su totalidad, han de-sempeñado un papel muy importanteen la historia de nuestros conocimien-tos sobre los mayas. Su estudio, que co-menzó en el siglo XIX, ha hecho avan-zar considerablemente la investigación

en temas como el calendario, la astro-nomía, la astrología, la religión, así co-mo el desciframiento de la escritura.

El Códice de Dresde fue descubiertoen 1739 y el de París en 1859; el Códicede Madrid o Trocortesiano consta de dospartes: el Códice Troano apareció en 1865y el Cortesiano en 1872 (fig. 2). La ex-traordinaria escasez de manuscritos ma-

yas conservados es sorprendente y de-plorable, pues en las fuentes etnohistó-ricas se habla de una relativa abundan-cia en el tiempo de la Conquista. A losautos de fe de los misioneros se suma eldescuido de los conquistadores y de losprimeros colonos que dejaron deterio-rar o desaparecer objetos consideradosen algún momento como curiosidades.

Si bien a lo largo del siglo XIX apa-recieron manuscritos mayas en el mer-cado del arte, la comunidad científicajamás reconoció su autenticidad. Porello, el anuncio del descubrimiento deun nuevo códice maya en abril de 1971,durante la exposición del Grolier Cluben Nueva York, fue como una bomba(fig. 1). Dos años después, en 1973, elinvestigador norteamericano MichaelD. Coe publicó el facsímil del docu-mento en un libro editado por el Grolier Club con el título de The Ma-ya Scribe and his World. El documen-to, conocido con el nombre de CódiceGrolier es un fragmento de manuscri-to en papel amate estucado y pintadoque consta de 11 páginas incompletas;

tiene una longitud de 125 cm y midede 18 a 19 cm de altura (fig. 3). Fue ad-quirido en 1965 por Josué Sáenz, co-leccionista mexicano de arte, y hoy seconserva en el Museo Nacional de An-tropología de la ciudad de México. Sedice que fue encontrado en una cue-va de Tabasco junto con otros objetosperecederos, entre ellos una máscarade madera cubierta con mosaico depiedra (Von Winning, 1968) y una ca-ja tallada, también de madera (Coe,1974). El debate sobre la autenticidaddel códice comenzó desde su descu-brimiento. Junto con el facsímil, Coe(1973, p. 150) presentó el análisis decarbono 14 realizado a una hoja de pa-pel amate encontrada junto al manus-

crito, que indicó la fecha de 1230 ± 170d.C. Coe sostuvo que esta fecha esta-ba de acuerdo con la iconografía y elestilo del Posclásico en el documento,en el que los trazos mayas se encon-traban mezclados con elementos tol-tecas o Mixteca-Puebla.

La reacción de J.E.S. Thompson, enun texto de ocho páginas (1975), no sehizo esperar. El científico inglés alega-ba que el códice era de fabricación mo-derna y, sin entrar realmente en deta-lles, subrayaba que la mezcla tanto desistemas de cálculo como de repertoriosiconográficos no era el resultado de unaaculturación –como lo sostenía Coe– si-no de la habilidad de un falsificador. Leasombró en particular la falta de predic-

una longitud de 125 cm y una altura de 18 a 19 cm. El uso en los números y los glifos del color es el usual. Los números que acompañan cartucho rojo, así como las unidades que indican las distancias. En las imágenes, el dibujo es en negro salvo algunos motivos en color.

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página 6 página 7 página 8 página 9 página 10 página 11

CÓDICE GROLIER / 3

2. El estudio de los códices mayas, que comenzó en el siglo XIX, ha aportado importante información sobre aspectos como el calendario, la astronomía, la astrología, la religión y la escritura. El Códice de Dresde fue descubierto en 1739

y el de París en 1859; el Códice de Madrid o Trocortesiano consta de dos partes: el Códice Troano apareció en 1865 y el Cortesiano en 1872. (a) Códice de Dresde, p. 51. (b) Códice de París, pp. 21 y 22. (c) Códice de Madrid, pp. 27 y 28.

REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

a b c

ciones y de datos astrológicos, razón deser de otros calendarios conocidos.

John B. Carlson (1983), sin discutira fondo los argumentos de Thompson,sostuvo la autenticidad con base en lastesis de Floyd Lounsbury, quien sugi-rió una relación entre las actividadesguerreras de los mayas y los movimien-tos del planeta Venus.

Si bien la comunidad de mayistas sedividió en partidarios de la autentici-dad, en adversarios de ésta y en inde-cisos, se publicaron muy pocas reac-ciones o estudios sobre el documento.Como jamás se estableció un verdade-ro debate, el tema sigue abierto. En laliteratura a veces se habla de tres do-cumentos mayas sobrevivientes y a ve-ces de cuatro. Quienes piensan que elGrolier es una falsificación, por lo ge-neral se limitan a no mencionarlo jun-to con los códices no impugnados, co-mo el Dresde, el París y el Madrid.Muchos de quienes creen que el Gro-lier es un documento prehispánico (“la autenticidad de este fragmento hoy ya no es puesta en duda”, Grube,2000), son epigrafistas impresionadosporque las inscripciones del códice re-producen una parte de los cálculos delcalendario venusino del Códice deDresde (pp. 46-50) (fig. 5). Entre losmayistas se toma más en serio la epi-grafía que la iconografía, ¡por ello bas-ta que los cálculos sean exactos paradeclarar la autenticidad de un códice!Si bien las imágenes del Grolier co-bran mayor importancia que en losotros calendarios venusinos (una ilus-tración por fase venusina en lugar deuna imagen por ciclo), jamás se hananalizado ni discutido en detalle. Ca-be preguntarse por qué el Códice Gro-lier ha despertado tan poco interés en-tre los mayistas, mientras que los textosy las imágenes de los otros manuscri-tos mayas han sido objeto de un grannúmero de interpretaciones.

Después de estudiar el facsímil, meconvencí rápidamente de que el manus-crito no tenía sentido ni en conjunto nien los detalles. Deseo pues compartircon el lector mi convicción profunda deque las 10 u 11 páginas de que constael códice, supuestamente maya y pre-hispánico, es una fabricación moderna.Por ese motivo, retomo ciertos argumen-tos de Thompson, jamás tomados en se-rio por la comunidad científica, y pre-

sento algunos más. Además de los erro-res, las contradicciones y los anacronis-mos detectados con un examen críticode este manuscrito, su mayor defecto essu inutilidad; en efecto, no se ve cuál esla información que hubiera podido ob-tener un sacerdote maya del documen-to. Si bien no puede ser prehispánico,sí es posible que sea la obra de un fal-sificador no muy sabio o genial, cuyaprincipal habilidad es haber evitado latrampa del plagio y haber enredado laspistas tomando elementos prestados de

4 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

5. Como se supone que el Grolier es un calendario venusino, conviene reseñar elfuncionamiento de otros almanaques fundados en los movimientos del planeta Venus,como el contenido de las pp. 46 a 50 del documento maya conocido como Códice deDresde. Su función principal es indicar en qué días del calendario ritual de 260 días elplaneta es particularmente peligroso. Las pp. 46 a 50 del códice están construidas demanera idéntica. Se señala con números en rojo los días atribuidos a cada una de lasfases de Venus (A); otros, en negro (B), indican cantidades acumulativas calculadaspara la rotación sinódica promedio del planeta (584 días; los astrónomos modernos lacalculan en 583.92 días). Las columnas con los nombres y coeficientes de los días (C)dan las fechas de las estaciones o apariciones de Venus en el calendario ritual. Lasposiciones sucesivas en el año vago de los días del calendario ritual de la columna

C

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1

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página 46 página 47

DIOS L

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4 YAXKÍN

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FE

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D

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1

1a

2a

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3

DIOS LAHÚNCHAN (DIEZCIELO)

JAGUAR

4. El calendario venusino del Códice de Dresdecomienza en la p. 24 (sin equivalente en el Grolier), que contiene la inscripción del calendario venusinoen la cuenta larga, una tabla para corregir la longitudpromedio del año venusino, y las predicciones enque aparecen los glifos de las divinidades atacantes y de sus víctimas, ilustradas en las pp. 46-50.DIGITALIZACIÓN: RAÍCES

EL ALMANAQUE VENUSINO

diversas procedencias. Por lo tanto, noes la copia lo que traiciona al falsifica-dor, sino más bien la falta de sentido desu producción.

Dado que el Grolier pretende ser uncalendario venusino, no es posible de-jar de presentar al lector el funciona-miento de los otros almanaques funda-dos en los movimientos del planetaVenus, tanto en el códice maya de Dres-de (pp. 24, 46-50) (figs. 4 y 5) comoen los otros tres manuscritos mexica-nos del Grupo Borgia (Códice Borgia,Vaticanus 3773 y Cospi ). Su funciónprincipal es indicar en qué días del ca-lendario ritual de 260 el planeta es par-ticularmente peligroso, o sea al iniciode su ciclo, cuando aparece por prime-ra vez como estrella matutina, su naci-miento heliaco. (Cuando pasa entre laTierra y el Sol, el planeta es invisiblepues el brillo del Sol lo oscurece.)

ALMANAQUE VENUSINO

DEL CÓDICE DE DRESDE

En el Dresde, el calendario comienzaen la p. 24 (fig. 4) (que originalmenteestaba inmediatamente antes de las pp.46-50), que no examinaremos pues notiene equivalente en el Grolier; ahí seencuentra la inscripción del calendariovenusino en la cuenta larga, una tablade multiplicar que permite corregir lalongitud promedio del año venusino,así como las predicciones en que apa-recen los glifos de las divinidades ata-cantes y de sus víctimas, ilustradas enlas pp. 46-50.

Las páginas 46 a 50 (fig. 5) estánconstruidas de manera idéntica, connúmeros en rojo abajo y a la izquier-da de cada página, que indican el nú-mero de días atribuidos por los astró-logos mayas a cada una de las fases de

Venus: 11.16 (236 días para Venus vi-sible como estrella matutina en lugarde 263), 4.10 (90 días para Venus in-visible en conjunción superior –el pla-neta es invisible porque, visto desdela Tierra, se encuentra detrás del Sol–en lugar de aproximadamente 50 días),12.10 (250 días de visibilidad como es-trella nocturna en lugar de 263), y 0.8(ocho días de invisibilidad, cifra quecorresponde aproximadamente a la rea-lidad astronómica, en conjunción in-ferior antes del nacimiento heliaco: laprimera aparición del planeta como es-trella matutina). Los números en negro,seis filas arriba, indican los siguientesnúmeros acumulativos: 236 (+ 90 =)326 (+ 250 =) 576 (+ 8), que dan los584 días calculados para la rotación si-nódica promedio del planeta (interva-lo entre dos configuraciones idénticasdel planeta, por ejemplo, dos naci-

correspondiente se indican siempre en la mitad izquierda de cada página (D). Por ejemplo, en la p. 46, el día 8 cib ocupará en el añovago las posiciones 4 yaxkín, 9 zac y 19 kayab. En otras líneas aparecen: glifos de Venus (Chak Ek, la gran estrella) (E), las direccionescardinales en dos órdenes diferentes (F) y los nombres de las divinidades, 20 en total (G). En cada página aparecen tres imágenesacompañadas de textos; se refieren a la primera aparición de Venus como estrella matutina (H), pues se encuentran pegadas a lacuarta columna de glifos que indica las fechas del nacimiento heliaco del planeta. Las imágenes superiores muestran, con unaexcepción, divinidades sentadas en una franja celeste y con una jarra bocabajo en la mano (H1). Ya que los textos (H1a) que sinduda las explicaban se encuentran bastante borrados, no se sabe el significado preciso de estas primeras imágenes en relacióncon la aparición de Venus. En las otras imágenes se ilustran los peligros para el mundo durante la aparición de Venus como estrellamatutina; las de en medio (H2) representan un dios, una advocación o un aspecto de Kukulcán, en actitud de lanzador de saetas;las inferiores (H3) muestran a sus víctimas atravesadas por jabalinas. El texto sobre la imagen central (H2a) señala el pronóstico–siempre desfavorable– asociado al nacimiento heliaco e identifica a los atacantes y a sus víctimas.

CÓDICE GROLIER / 5

página 48 página 49 página 50

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D

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D

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2a

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DEIDAD CONCABEZA DEPERRO (?)

DIOSDEL MAÍZ

AVATAR DEKUKULCÁN/QUETZALCÓATL

TORTUGA

DIOS DE LOSOJOSVENDADOS

GUERREROARMADO

REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

DEL CÓDICE DE DRESDE

mientos heliacos, en relación con elSol; los astrónomos modernos la cal-culan en 583.92 días).

Las cuatro columnas con los nom-bres de los días en negro con sus coe-ficientes en rojo dan las fechas de lasestaciones o apariciones de Venus enel calendario ritual. Su lectura parte delnacimiento heliaco en 1 ahau, que ter-mina la tabla (p. 50), al que se agregan236 días para llegar a la primera fecha(hoy borrada pero que se puede re-constituir con facilidad) de la primeracolumna de la primera página de la ta-bla (p. 46): 3 cib, el día en que Venusya no es visible, porque se encuentradetrás del Sol; 90 días más tarde, Ve-nus reaparece como estrella vesperti-na en 2 cimi, primera fecha de la se-gunda columna; 230 días más tarde, en5 cib, el planeta desaparece de nuevo,y 8 días después, en 13 kan (4a. co-lumna), reaparece como estrella matu-tina. El lector pasa entonces a la prime-ra columna de la siguiente página (47),que da la fecha de 2 ahau, cuando Ve-nus ya no es visible después de 236 díasde haber sido estrella matutina; poste-riormente pasa a la segunda columnacon 1 oc, etc. Cuando se termina de re-correr la primera fila de la p. 50, se re-gresa a la 46 para seguir con la segun-da, y así sucesivamente hasta llegar alúltimo glifo de la decimotercera fila dela p. 50: 1 ahau, para reiniciar un nue-vo ciclo de 65 años venusinos. En efec-to, es sólo al final de este ciclo cuandovuelve a coincidir con la misma fechadel calendario ritual (por ejemplo, 3cib) en la misma posición venusina. Es-te gran ciclo venusino tiene especialimportancia porque permite alinea-mientos con los ciclos de 260 y de 365días: 5 x 13 x 584 días = 5.5.8.0 = 37960 días = 146 calendarios rituales de260 días = 104 años vagos de 365.

Siempre en la mitad izquierda de ca-da página, las líneas 14, 20 y 24 indi-can las posiciones sucesivas en el añovago del día del calendario ritual de lacolumna correspondiente. Así, en la p.46, 8 cib ocupará en el año vago lasposiciones 4 yaxkín, 8 zac y 19 kayab.Las líneas 18 y 22 están formadas porglifos de Venus, Chak Ek, la gran es-trella; las líneas 16 y 23 dan las direc-ciones cardinales en dos órdenes dife-rentes; y la línea 17 señala los nombresde las divinidades, 20 en total.

6 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

7. Los almanaques contenidos en el Códice de Dresde y en los del Grupo Borgia (Borgia,Vaticanus 3773 y Cospi) presentan similitudes en el registro de los ciclos venusinosy en las imágenes que ilustran los daños que puede causar el planeta cuando ocurresu nacimiento heliaco. El almanaque de las pp. 53 y 54 del Códice Borgia contienecinco escenas (una para cada dirección cardinal y el centro) comparables a las de laspp. 46 a 50 del de Dresde. La primera (A) muestra a Tlahuizcalpantecuhtli, Señor delAlba (A1), atacando a Chalchiuhtlicue, diosa del agua (A2), y al mundo acuático, pueshiere a una tortuga y a un caracol (A3). Como con las otras escenas, en dos costadosaparece un signo de día, en este caso cipactli (A4), acompañado de 13 númerosdiferentes. En la segunda (B), Tlahuizcalpantecuhtli, con el rostro cubierto por unamáscara de buho (B1), ataca a Tezcatlipoca (B2); el signo es cóatl. En la tercera (C),el dios de la estrella matutina con cabeza de perro (C1) ataca a Centéotl, el dios delmaíz (C2), y por debajo de éste los gusanos devoran mazorcas (C3); aquí, el signo esatl (C4). En la escena siguiente (D), Venus con cabeza de conejo (D1) ataca el emblemadel poder real en forma de trono cubierto con una piel de jaguar (D2); el signo es ácatl(D3). En la región del centro (E), Tlahuizcalpantecuhtli con cabeza de muerto (E1) atacael emblema de los guerreros, formado por jabalinas y un escudo (E2); el signo es ollin(E3). Cerca de los protagonistas de cada escena se encuentran tres signos de días(F) que indican el intervalo entre el signo inicial de un periodo de Venus y el delsiguiente periodo. Así, por ejemplo, para pasar de cipactli de la primera escena a cóatlde la segunda, hay que agregar ehécatl, calli y cuetzpalin (F: 1, 2 y 3). Para leer elcalendario se comienza por 1 cipactli para pasar a 5 cóatl, 9 atl, 13 ácatl, 4 ollin; despuésse regresa a 8 cipactli y siguen 12 cóatl, 3 atl, 7 ácatl, 11 ollin, y así sucesivamente,hasta 10 ollin, donde terminan 65 ciclos (de 584 días) de Venus, para reiniciar de nuevocon 1 cipactli. La función de este calendario es señalar las fechas iniciales de cadaperiodo venusino en el calendario. REPROGRAFÍAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

6. En la página 25 del Códice Borgia se incluye un calendario venusino que, a diferencia del que contienen las pp. 53-54 del mismo documento,

no es directamente comparable con el del Códice de Dresde.REPROGRAFÍA: MARCO ANTONIO PACHECO / RAÍCES

La mitad derecha de las páginas 46a 50 consta de tres imágenes acompa-ñadas de textos; se refieren a la prime-ra aparición de Venus como estrellamatutina, pues se encuentran pegadasa la cuarta columna de glifos que in-dica las fechas del nacimiento heliacodel planeta. La imagen superior mues-tra una divinidad sentada, salvo en uncaso, en una franja celeste, que por logeneral sostiene en la mano una jarraboca abajo. No se conoce con exacti-tud el significado de esta primera ima-gen en relación con la aparición de Ve-nus, dado que los textos en la partesuperior de la página, que sin duda da-ban la referencia, se encuentran muyborrados. Las imágenes de en medio yde la parte inferior (fig. 8) ilustran lospeligros para el mundo durante la apa-rición de Venus como estrella matuti-na; la primera presenta un dios, unaadvocación o un aspecto de Kukulcán,en actitud de lanzador de saetas conarco; la segunda muestra a su víctimaatravesada por jabalinas. El texto dearriba de la imagen central indica elpronóstico –siempre desfavorable– delnacimiento heliaco (se precisa que esvisible en el este) y el nombre del ata-cante y de su víctima. En la p. 46 es eldios L quien flecha al dios K; en la si-

guiente página (47), el dios Lahún Chan(Diez Cielo) flecha a un jaguar; en lap. 48, una divinidad con cabeza de pe-rro (?) flecha al dios del maíz; en la siguiente página una advocación deKukulcán-Quetzalcóatl flecha a unatortuga. Para finalizar, la imagen de lap. 50 es nada menos que el dios de losojos vendados que Thompson (1973,p. 69) identifica como una forma re-gional de la divinidad azteca Tezcatli-poca-Iztlacoliuhqui-Ixquimilli. Tezca-tlipoca, en su versión de dios con losojos vendados, dios del frío, tambiénrepresentaba a Venus como advoca-ción de Tlahuizcalpantecuhtli, Señordel Alba, que en esta página atraviesacon sus saetas a un guerrero armado(figs. 5 y 8).

LOS ALMANAQUES VENUSINOS

DE LOS CÓDICES DEL GRUPO BORGIA

En un artículo magistral, Eduard Seler(1904) estudió los calendarios venusi-nos de los códices del Grupo Borgia:Borgia, Vaticanus 3773 y Cospi, y mos-tró que son muy parecidos entre sí, pe-ro también al Códice de Dresde. En efec-to, los cuatro manuscritos presentancinco ciclos venusinos de 584 días yestos cinco ciclos se repiten trece ve-

ces para hacer concordar el ciclo ve-nusino con los ciclos de 365 y 260 días.Además, sus imágenes, que ilustran losdaños que puede causar el planetacuando ocurre su nacimiento heliaco,también pueden compararse. La prin-cipal diferencia entre el Códice de Dres-de y los manuscritos mexicanos resi-de en que estos últimos no presentanotras estaciones venusinas, salvo suaparición como estrella matutina, o seael inicio del ciclo del planeta.

Se puede no tomar en cuenta el ca-lendario venusino de la p. 25 del Bor-gia (fig. 6), por no ser directamentecomparable con el de Dresde. En cam-bio, el almanaque de las pp. 53-54, quesegún Seler se refiere a “los trece porcinco periodos de Venus”, merece to-da nuestra atención. Es a la vez máscomplejo y más explícito que el ante-rior; consta de imágenes comparablesa las del Códice de Dresde (pp. 46-50)y de cinco escenas (fig. 7): la prime-ra cubre el cuarto inferior de la p. 53y las otras cuatro ocupan toda la si-guiente página. Cada escena (una porcada dirección cardinal y el centro)muestra a un personaje armado con suátlatl lanzando una jabalina contraotra criatura o contra un emblema. Laprimera escena o división (en el oes-

CÓDICE GROLIER / 7

06-F4A

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3 2 1

1 1

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NORTE CENTRO

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7 ÁCATL

3 ATLpágina 54 página 539 ATL

13 ÁCATL

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11 OLLIN

SUROESTE

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8 CIPACTLI 1 CIPACTLI12 CÓATL 5 CÓATL

C

EL ALMANAQUE VENUSINODEL CÓDICE BORGIA

te) muestra a Tlahuizcalpantecuhtli, Se-ñor del Alba, atacando a Chalchiuhtli-cue, diosa del agua, y al mundo acuáti-co, pues hiere a una tortuga y a uncaracol. Dos costados de la escena es-tán rodeados por el signo de día cipac-tli, repetido 13 veces con 13 diferentesnúmeros, como sigue: 1, 8, 2, 9, 3, 10,4, 11, 5, 12, 6, 13, 7. En la segunda es-cena, correspondiente al sur, Tlahuiz-calpantecuhtli, con el rostro cubierto conuna máscara de buho, ataca a Tezcatli-poca; el signo es cóatl y se repite 13 ve-ces con diferentes coeficientes. En la ter-cera (en el este), el dios de la estrellamatutina con cabeza de perro ataca aCentéotl, dios del maíz, y por debajo deéste los gusanos devoran mazorcas;aquí, el signo del día es atl. En la esce-na siguiente (en el norte), Venus con ca-beza de conejo ataca al emblema del po-der real en forma de trono cubierto conuna piel de jaguar, y aquí el signo esácatl. En la región del centro, con el sig-no de ollin, Tlahuizcalpantecuhtli concabeza de muerto ataca al emblema delos guerreros formado por jabalinas y unescudo (fig. 8). Cerca de los protago-nistas de cada escena se encuentran tressignos de días que indican el intervaloentre el signo inicial de un periodo deVenus y el del siguiente. De esta mane-ra, para pasar de cipactli de la primeraescena a cóatl de la segunda, hay queagregar a ehécatl, calli y cuetzpalin.

Para leer el calendario se comienzapor 1 cipactli, para pasar a 5 cóatl, 9 atl,13 ácatl, 4 ollin; después se regresa a8 cipactli, 12 cóatl, 3 atl, 7 ácatl, 11ollin, y así sucesivamente hasta 10 ollin,donde terminan 65 ciclos (de 584 días)de Venus, para reiniciar de nuevo con1 cipactli. La función de este calenda-rio es atraer la atención del usuario ha-cia las fechas iniciales de cada periodovenusino en el calendario ceremonial;estos periodos comienzan con el naci-miento heliaco después de la conjun-ción inferior del planeta. En los años ve-nusinos que empiezan con el signocipactli, Venus ataca al mundo acuáti-co y provoca la sequía. Durante los añoscóatl, el ataque se dirige contra Tezca-tlipoca, que probablemente representaa la Tierra. En los años atl, dirige sussaetas contra el dios del maíz, lo cualocasiona malas cosechas por sequía oparásitos. En los años ácatl, ataca al po-der real, y en los años ollin, a la casta

8 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

página 80

8. En el Códice de Dresde y en los del Grupo Borgia, el cómputo de los ciclosvenusinos está relacionado con los augurios asociados al nacimiento heliacodel planeta. En cada caso se ilustra una forma o una advocación de Venus cuandoflecha a una víctima, que cada vez representa un aspecto del mundo natural ouna categoría social. Estas correspondencias entre manuscritos distantes en el

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CÓDICE DE DRESDE

CÓDICE BORGIA

CÓDICE COSPI

CÓDICE VATICANUS 3773

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TLAHUIZCALPANTECUHTLI,EL SEÑOR DEL ALBA

TEZCATLIPOCA

TLAHUIZCALPANTECUHTLI

TLAHUIZCALPANTECUHTLI

DIOS DEL MAÍZ

DIOS DELMAÍZ

TLAHUIZCALPANTECUHTLI CHALCHIUHTLICUE

CHALCHIUHTLICUE

TLAHUIZCALPANTECUHTLICON MÁSCARA DE BUHO

CHALCHIUHTLICUE,DIOSA DEL AGUA

DIOS L

DIOS KJAGUAR

DIOS LAHÚN CHAN(DIEZ CIELO)

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CÓDICE GROLIER / 9

espacio y en el tiempo indican un fondo común de creencias y de representaciones muy antiguas. Asimismo, cabe destacar losparalelismos entre las figuras-víctimas de los tres códices del Grupo Borgia con las del Dresde: (1) Chalchiuhtlicue y el mundoacuático, cuya correspondencia en el Dresde es el dios K. (2) Tezcatlipoca en el Borgia es en los otros un jaguar, animal cuyaforma solía adoptar ese dios. (3) El dios del maíz. (4) Trono del poder, al que corresponde una tortuga en el Dresde. (5) Emblemade los guerreros, un guerrero en el Dresde.

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VENUS Y SUS VÍCTIMASCÓDICE DE DRESDE

CÓDICE BORGIA

CÓDICE COSPI

CÓDICE VATICANUS 3773

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TLAHUIZCALPANTECUHTLITLAHUIZCALPANTECUHTLI

TLAHUIZCALPANTECUHTLI TRONO DEL PODER

TRONO DELPODER

TLAHUIZCALPANTECUHTLI EMBLEMA DELOS GUERREROS

EMBLEMA DELOS GUERREROS

TLAHUIZCALPANTECUHTLI JAGUAR

JAGUAR

CENTÉOTL,DIOS DEL MAÍZ

DIOS DE LA ESTRELLA MATUTINACON CABEZA DE PERRO

TRONO CUBIERTO CON PIEL DEJAGUAR, EMBLEMA DEL PODER REAL

TLAHUIZCALPANTECUHTLICON CABEZA DE MUERTO

EMBLEMA DE LOSGUERREROS

VENUS CON CABEZADE CONEJO

DEIDAD CON CABEZADE PERRO (¿)

AVATAR DEKUKULCÁN/QUETZALCÓATL

DIOS DE LOS OJOSVENDADOS

DIOS DEL MAÍZTORTUGA GUERRERO ARMADO

de guerreros, el grupo más importan-te a nivel económico y religioso.

Como lo mostró Seler (1963, vol. 2,p. 120), estas interpretaciones se en-cuentran sugeridas en un pasaje de losAnales de Cuauhtitlan, en el que se ex-plica que la aparición de la estrella ma-tutina perjudica a diversas categoríasde personas, de acuerdo con el signodel día en que se produce. Por lo tan-to, bajo el signo cipactli, el planeta laemprende contra los ancianos; bajocóatl impide la lluvia; bajo atl produ-ce sequía general; bajo ácatl tiene enla mira a los reyes, y bajo ollin a los jó-venes (es decir a los guerreros). De ma-nera general, la primera aparición delplaneta como estrella matutina (citlál-pol, “estrella matutina”, o uei citlalin,“la gran estrella”) era un muy mal au-gurio entre los aztecas, como lo refie-re Sahagún en los Primeros Memoria-les: “…cuando sale por el oriente hazecuatro arremetidas, y a las tres luze po-co y bueluese a asconder: y a la quar-ta sale con toda su claridad… En la pri-mera arremetida tenianla de mal agüerodiziendo que traya enfermedad consi-go…” (Sahagún, 1953, vol. 7, p. 62). Por

este motivo, ese día los habitantestapaban todas las salidas de sus ca-sas para que ningún mal pudiesepenetrar con la luz del planeta. En laHistoria general… (1956, vol. II, p.263), Sahagún precisa: “… y a lasveces la tomaban por buen agüe-ro, según el principio del tiem-po en que comenzaba a apa-recerse por el oriente”. Pordesgracia no se sabe cuáleseran los días en que la apari-ción del planeta podía ex-cepcionalmente ser de buenagüero; pero el simple hecho deque un suceso astronómico pudiera seren ocasiones favorable, aun si por logeneral es nefasto, confiere toda su uti-lidad al calendario.

No es una casualidad que las figurasdel Códice Borgia y las del Dresde agre-dan a sus víctimas lanzándoles saetas.En la cosmología mesoamericana, losrayos de los cuerpos celestes se conci-ben como flechas o jabalinas; en ná-huatl “rayo de luz” se dice miotli o mé-yotl (mitl significa “flecha”), y el “rayodel Sol” es tonámitl o tonaméyotl, lite-ralmente “flecha del Sol”.

En los Anales de Cuauhtitlan se re-lata que después de la creación del Sol,éste permaneció inmóvil en el cielo.Fue cuando Tlahuizcalpantecuhtli sepropuso flecharlo para ponerlo en mo-vimiento, disparó y falló en su intento.Entonces el Sol lo flechó con sus rayosy el Señor del Alba cayó hasta el fon-do del inframundo, donde se convirtióen hielo. Seler (1963, vol. 2, p. 119) ha-ce notar que este mito (cuyas variantesfueron reportadas por Mendieta y Tor-quemada) nos muestra que Itztlacoliuh-qui, dios de la piedra y del frío, y Tla-huizcalpantecuhtli, dios de la estrellamatutina, son el mismo. Nos explicatambién que Itztlacoliuhqui figura enlos códices (incluida la p. 50 del Dres-de) con una flecha en su peinado, para recordar la flecha del Sol que lepartió la frente. La estrella matutina esel tirador, el cazador que se confundecon Mixcóatl, divinidad tribal de los chi-chimecas, dios del norte y de la cace-ría. Su agresividad sólo puede indicar-se con las saetas (de luz) que lanza consu arco.

Seler y otros después de él han des-tacado los paralelismos entre las figu-ras-víctimas de los tres códices del Gru-po Borgia con las del Dresde (pp. 46-50).En la p. 53 del Borgia –y las imágenescorrespondientes del Vaticanus 3773y del Cospi que ocupan la segunda yno la primera posición en la secuencia–la víctima de Venus es Chalchiuhtlicuey el mundo acuático; la corresponden-cia en el Dresde es el dios K de la p. 46.En segunda posición en el Borgia (p.54), la víctima es Tezcatlipoca; le co-rresponde un jaguar en quinta posiciónen los códices Vaticanus 3773 y Cos-pi, y en segunda en el Dresde. (A Tez-catlipoca le gustaba adoptar la formade este animal.) La tercera posición enel Borgia corresponde a la misma en elDresde, y a la primera en el Vaticanusy en el Cospi; en los cuatro manuscri-tos la víctima de Venus es el dios delmaíz. Las relaciones son menos clarascon las dos últimas víctimas que se en-cuentran en el Grupo Borgia, el tronodel poder y el emblema de los guerre-ros (posiciones 4 y 5 en el Borgia, 3 y4 en el Vaticanus y en el Cospi), a losque corresponderían, respectivamente,una tortuga y un guerrero (posición 4y 5 ) en el Dresde (fig. 8).

Las correspondencias entre los có-dices del Centro de México y el códi-ce maya de Dresde abarcan tanto ladivisión del tiempo venusino (en 13 x5 x 584 días) como el augurio desfa-vorable relacionado con el nacimien-to heliaco del planeta, representadomediante una forma o una advocación

10 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

9. Imagen de Tlahuizcalpantecuhtli de lanovena trecena en la f. 14v del CódiceTelleriano-Remensis. Ya que la glosa

señala que esa divinidad es tantovespertina como matutina, se ha

utilizado como argumento en favor de laasociación de Venus y la guerra que seobserva en algunas páginas del Grolier.

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de Venus cuando flecha a una víctima,que en cada caso representa un aspec-to del mundo natural o una categoríasocial. Estas correspondencias entremanuscritos distantes en el espacio yen el tiempo indican un fondo comúnde creencias y de representacionesmuy antiguas.

EL CÓDICE GROLIER

En su forma actual, se trata de un frag-mento de papel amate divido en 11 pá-ginas, cubierto por cal y pintado de unsolo lado (fig. 3). Como lo hizo notarCoe, lo común en los manuscritos ma-yas y mexicanos es que estén pintadospor ambos lados, aunque hay muchasexcepciones, por lo que el hecho deque éste tenga imágenes y texto en unsolo lado no pone en tela de juicio suautenticidad. Hay cuatro pedazos depapel amate asociados a él, sin pintary sin estucar, uno de ellos fechado concarbono 14 en 1230 ± 170 d.C., con loque se obtiene una fecha para todo elmanuscrito. Debe hacerse notar quecon el carbono 14 se fechó el papel yno lo que se trazó encima. Thompsonseñala que según José Luis Franco esfrecuente encontrar papel prehispáni-co en bruto en las cuevas donde no hayhumedad, papel que puede muy bienservir como soporte de obras de falsi-ficadores, que no faltan en el mercado.

En el documento, los colores estánde acuerdo con los números y los gli-fos; los números que acompañan a losnombres de días están en rojo, al igual

que los que indican distancias en vein-tenas; los glifos del día están en negrodentro de un cartucho rojo, así comolas unidades que indican las distancias.En las imágenes, el dibujo está en ne-gro, con algunos motivos en color: en

rojo, la parte superior de las lanzas(pp. 1-3) –bajo la gran punta trian-gular–, por debajo de la punta delas jabalinas (pp. 5 y 11) y las en-cías de las cabezas de los muertos

(pp. 2, 6 y 11); en café, el cabellodel cautivo (p. 1) y la sangre en el cue-

llo decapitado (p. 6); en azul-verde elrecipiente con agua de la p. 11.

En las 10 u 11 páginas del CódiceGrolier se retoman las listas de nom-bres de los días de las pp. 48, 49 y par-te de la 50 del Códice de Dresde. En es-te último las cuatro estaciones de unciclo (de 584 días) ocupan la misma pá-gina del almanaque y las imágenes só-lo se aplican al nacimiento heliaco,mientras que a cada página del Groliercorresponde una estación venusina conuna columna de signos de días (kanpara la p. 1), sus coeficientes y una ima-gen. Es decir, se da la misma importan-cia a todas las estaciones del ciclo, in-cluyendo las de invisibilidad, y paracada una hay una imagen ilustrando unaugurio, aparentemente siempre nega-tivo. Si se comparan las pp. 1-4 del Gro-lier con la 48 del Dresde se observa lamisma secuencia de nombres de día(kan, ix, kan, eb) precedidos de 11, 6,1, 9, 4, 12, 7, etc., números indicadoscon el sistema de rayas (para 5) y pun-tos (para la unidad).

Los números que definen la longi-tud de cada estación del ciclo venusi-no, y que se deben agregar para pasarde una columna a otra (deben transcu-rrir 236 días contados desde 12 lamatpara llegar al día 1 kan, primer día dela p. 48 y fecha de la desaparición delplaneta antes de su conjunción supe-rior), se encuentran en la parte de aba-jo de las páginas del Dresde y están in-dicados con numeración de posición(fig. 5). En el Grolier, estos númerosse encuentran arriba y al centro de lapágina: los números de la hile-ra de las unidades se localizan en uncartucho con un nudo arriba y están

indicados con rayas y puntos. Se ob-servan dos anomalías en los númerosde las veintenas de la segunda hilera:no se encuentran arriba de los anterio-res, como se acostumbraba, sino al la-do, y sólo están indicados por puntos,aun si son mayores a 10. Así, el núme-ro 236, que en el Dresde se escribe contres rayas y un punto (que indican elnúmero 16) en la hilera inferior de lasunidades y arriba en la hilera de lasveintenas con dos rayas y un punto (11 x 20 = 220), en la p. 4 del Grolierestá escrito con tres rayas y un puntopara las unidades (16, como en el Dres-

CÓDICE GROLIER / 11

13. La cabeza de jaguar sobre el rostro de muerto del personaje dela p. 2 del Grolier parece haber sido

copiada del tocado del señor mixteco 8 Venado, como el que aparece en la p. 83 del Códice Nuttall.

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12. Se ha comparado el tocado delpersonaje de la p. 2 del Grolier con la

cabeza de jaguar sobre la de los diosesque siembran en las páginas 34 y 36 del Códice Madrid, aunque en unacabeza de muerte es incongruente.

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11. Códice Grolier, p. 2. FOTO: RAMÓN VIÑA, BNAH

de) pero con11 puntos al ladopara las veintenas. Coeve en esto la prueba de la combinaciónde dos sistemas, el maya y el mexica-no; en efecto, ése era el propósito, pe-ro esta mezcla de dos sistemas no tie-ne sentido. Si el artista sabe utilizar las rayas para el 5 cuando se trata de uni-dades, ¿para qué las elimina para ano-tar las veintenas? Esta mezcla de siste-mas no tiene sentido; es como sinosotros, que podemos escoger entreescribir doscientos veinte así: CCXX, oasí: 220, escribiéramos CC20. Cabe tam-bién observar que el número 8 refe-rente al periodo de invisibilidad queprecede al nacimiento heliaco, se ex-presa en el Dresde con 8 unidades yun caracol (que indica cero) en la po-sición de las veintenas, indicación quefalta en el Grolier.

Un absurdo más es poner los núme-ros de unidades en cartuchos con unnudo arriba. Thompson (1975, p. 2) de-mostró que estos cartuchos en el Dres-de (el único en el que se encuentran)tienen una función muy precisa: indi-car que una cantidad de días, para al-canzar cierta fecha, debe contarse apartir y hacia atrás del punto 0 del granciclo, es decir, 4 ahau, 8 cumkú, co-mo a.C. o d.C. en nuestro sistema ca-lendárico. En el contexto de los inter-valos entre estaciones, los cartuchoscarecen de significado; ¿quién es el res-ponsable: un artista tolteca o un falsi-ficador torpe que no comprendió na-da? Anthony F. Aveni (1980, p. 194)señala que tanto en el Grolier comoen el Dresde no sólo aparecen los mis-

mos signos de días,sino también que

el punto de partida(lub) de las dos tablas

(o sea 1 ahau) es el mismo en los dosmanuscritos. (MichelGraulich me hace no-

tar que el punto departida 1 ahau no es

arbitrario; esta fecha tienecomo equivalente 1 xóchitl,

1 flor, en el calendario azteca,día del nacimiento de la Tierra

que coincide con la aparición de Ve-nus-maíz, que la secó.) ¡Escoger un lubdiferente a 1 ahau hubiera sido fuen-te de complicaciones para el artista quepintó el Códice Grolier!

Asimismo, no sorprende la pobre-za general de la información presen-tada; en efecto, este códice –una vezreconstituido totalmente– se limitasimplemente a establecer los días delcalendario ceremonial en los que caenlos primeros días de las diferentes fa-ses venusinas durante 65 rotaciones deeste planeta, así como la duración de cada una de estas fases. Se puedeaceptar que no aparezcan las fechasdel año vago o civil,* que nos permi-tirían corregir el promedio oficial de584 días y obtener el promedio real de583.92. Lo que sorprende es no encon-trar referencia alguna a las direccionescardinales, a las divinidades que inter-vienen durante el ciclo ya los augurios co-rrespondientes alas fechas indicadasen cada página. Enefecto, la finalidadde los almanaquesmesoamericanos,basados en el calen-dario ritual de 260días o en los ciclosde la Luna o de Ve-nus, es informar al lec-tor cuál es el augurio (tantoel favorable como el desfavo-rable en relación con los fenóme-nos naturales o los grupos hu-manos) vinculado a una fecha o aun conjunto de fechas.

Si en el Grolier no se hace predic-ción escrita alguna, ¿se haría con lasimágenes? Según el Códice de Dresdey los del Grupo Borgia, la iconografía

de los almanaques de Venus constaprincipalmente de cinco parejas, for-madas por un ser antropomorfo quelanza saetas con un átlatl contra unavíctima (divina, animal o emblemáti-ca). En el Códice Vaticanus 3773 loscinco atacantes son el mismo perso-naje, identificado como Tlahuizcalpan-tecuhtli. En el Cospi, se trata de la mis-ma divinidad pero con cabeza demuerto. En el Borgia y en el Dresdelos lanzadores son diversos aspectoso advocaciones de Venus. El Groliersólo copia esta iconografía en la p. 11,en la que un esqueleto dirige una ja-balina a un recipiente lleno de aguadonde nada un caracol: esta imagense encuentra tanto en el Borgia comoen el Cospi (fig. 8).

Las imágenes de las otras páginasdel Grolier presentan un personajearmado acompañado de un cautivo(seis casos), o que ha lanzado unasaeta sobre un templo (dos casos); encuanto al guerrero de la p. 7, se en-cuentra frente a un árbol y aparente-mente no ataca a nadie. Si bien lospersonajes principales de estas imá-genes son todos agresivos, les falta lacualidad esencial relacionada con la encarnación de Venus: ser lanza-dores de saetas. Venus no captura, nodecapita, sino que dirige sus saetascon un átlatl, igual que el planeta en-vía sus rayos como dardos al alba yal crepúsculo.

12 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

14. Códice Grolier, p.3. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

15. Códice Grolier, p.4. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

CÓDICE GROLIER / 13

18. Códice Grolier, p. 6. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

16. Códice Grolier, p. 5. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

17. En el Centro de México, la conquista de un sitio serepresenta por el glifo delugar atravesado por una

flecha o por una jabalina. Enocasiones, como en la lámina

20 del Códice Azcatitlan,puede representarse con untemplo quemado y flechado.

19. En la imagen de conquista de la p. 6del Grolier el cautivo arrodillado tiene

una cuerda alrededor del cuello, lo querepresenta una anomalía en la iconografía

mesoamericana, en la que son comuneslas representaciones de cautivos con

los brazos o las muñecas atadas, comoesta procedente de Toniná, Chiapas.

De los 10 atacantes del Grolier, sólolos personajes con cabeza de muerto o los esqueletos pueden representar aVenus, como equivalentes de Tlahuiz-calpantecuhtli. Los demás protagonis-tas son divinidades que nada tienen quever con Venus (el dios K –que en la p.46 del Dresde es una víctima–, un diosde la tierra o una antigua diosa), o songuerreros con el rostro sin deformar, sinpintura facial o cualquier otro atributoque permita identificarlos como dioses.Más bien, en ocasiones parecen imáge-

nes astrológicas o religiosas y en otrasprofanas. La relación de estas imágenescon las estaciones del planeta parecearbitraria. Aveni observó que era “ex-traño ver [en el Grolier] tantos diosescon tantas lanzas. La asociación de lalanza con Venus en el Dresde está rela-cionada con el nacimiento heliaco delplaneta, claramente el suceso central dela efeméride” (1980, p. 194). Dicho enotra forma, el autor se pregunta por quéen la iconografía no se distingue entreel nacimiento heliaco del planeta y susotras fases. Los nacimientos heliacos es-tán ilustrados en las pp. 4 y 8 del Gro-lier; en el primer caso, el dios K tieneun cautivo atrapado; en el segundo, unguerrero aparentemente ha atravesadoun templo con su jabalina. La acción deflechar un templo está ilustrada tambiénen la p. 5, en el momento de invisibili-dad previo a la aparición del planetacomo estrella vespertina. Thompsonse pregunta “cómo el planeta puedelanzar sus rayos mortales cuando ya no es visible” (1975, p. 4). Ya sehabía observado al dios K en la p. 1

del Grolier, dedicada al momento deinvisibilidad antes de la conjunción su-perior; de esta forma, el dios es el pro-tagonista de dos momentos muy dife-rentes, y la aparición de la estrellamatutina, la estación más importante enMesoamérica, tiene como principalesactores al dios K, en algunas ocasiones,y a un guerrero cualquiera en otras.

Carlson (1983) sugirió que el esque-leto que dirige una jabalina al estanqueen la p. 11 podría venir de la p. 10 ypropuso una reconstitución de una pá-

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gina 10/11 hipotética. Si se verifica es-ta hipótesis, el esqueleto de la página10/11 representaría la aparición de Ve-nus como estrella vespertina. En vistade que el esqueleto de la p. 6 y el hom-bre con la cabeza de muerto de la p. 2están asociados a la misma estación, setendría una configuración significanteen la que los tres personajes “macabros”en posición agresiva representarían laaparición de Venus como estrella ves-pertina. Carlson vincula su agresividada las tesis de Lounsbury (1982) sobre larelación entre las actividades guerrerasde los mayas del Clásico y el ciclo ve-nusino, en particular en la manifesta-ción de estrella vespertina del planeta.Aún queda por saber si los “personajesmacabros” del Grolier son representa-ciones de la estrella vespertina. Para es-te fin, Carlson cita la glosa en españolasociada a la imagen de Tlahuizcalpan-tecuhtli de la novena trecena del Códi-ce Telleriano-Remensis (fig. 9), en elque la divinidad es tanto vespertina co-mo matutina. Carlson concluye que laspáginas 2, 6, 10/11 del Grolier mues-tran manifestaciones de Venus comoestrella vespertina en forma de un “per-sonaje macabro” que los mayas asocia-ban a acciones guerreras con el fin deobtener víctimas para el sacrificio.

Esta reconstrucción es ingeniosa por-que trata de explicar por qué la icono-grafía del Grolier es más militar que as-trológica, con sus imágenes de capturay de conquista (templo atravesado poruna saeta). Sin embargo, se enfrenta avarias dificultades.

La hipótesis de Carlson de que laspp. 10 y 11 del Grolier son una solarequeriría cotejarse con el original. Siasí fuera, una parte de la p. 11 sólo ten-dría estuco pintado sin soporte de ama-te, porque la parte inferior de la p. 10conservó el papel amate y perdió el ter-minado de cal.

El hombre con cabeza de muerto dela p. 2 y los esqueletos de las pp. 6 y 11 no se refieren forzosamente a lamisma criatura: el primero podría equi-valer a Tlahuizcalpantecuhtli y el se-gundo a la muerte o al dios de la muer-te (dios A).

La relación entre las actividades guerreras de los mayas y los movimien-tos de Venus –siempre y cuando hayaexistido, lo cual dudo por falta de aso-ciaciones sistemáticas entre fechas deacontecimientos bélicos y las de las es-taciones venusinas– no siempre se re-fiere a la estrella vespertina, aunqueLounsbury sugiere que es la más fre-cuente.

En el Códice Cospi, Tlahuizcalpante-cuhtli es un hombre con cabeza demuerto directamente asociado al naci-miento heliaco del planeta. El aspectomacabro, como lo recuerda Thompson,es una referencia al mundo de los muer-tos del que acaba de salir el planeta, ensu trayecto de oeste a este, de estrellavespertina a estrella matutina; al igualque el Sol crepuscular, Tlalchitonatiuh,está a cargo de los atributos macabros.Tlahuizcalpantecuhtli, como su nom-bre lo indica, es Venus en calidad deSeñor del Alba y la glosa en español delTelleriano-Remensis no puede tomarseal pie de la letra, pues simplemente ex-presa que los aztecas sabían que la es-trella matutina y la vespertina eran dosmanifestaciones diferentes del mismocuerpo celeste, aun si el dios que la re-presentaba y los nefastos augurios co-nexos sólo se referían al aspecto mati-nal del planeta.

Aun si se diera la razón a Carlson,¿qué representan y qué significan lospersonajes de las otras páginas del Gro-lier? ¿Se trata de una iconografía astro-lógica análoga a la del Dresde y a lasde los códices del Grupo Borgia? ¿O setrata de una iconografía guerrera don-de los “eventos estelares” (como cap-tura o conquista) estarían determina-

14 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

21. En la página 7 del Grolier se observa un árbol

con una base parecida a la cabeza del dios C. Si bien en los códices es

frecuente que una cabeza de divinidad sea la base de

una planta, la del dios C resulta extraña. Por lo

general el representado es el dios B, como en

este ejemplo en la p. 24 del Códice Madrid. R

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dos por los movimientos del planeta?El problema es que algunos persona-jes están representados como seres so-brenaturales (pp. 1, 2, 4, 5, 6, 9) y otroscomo jefes guerreros sin ningún atribu-to “divino” (pp. 3, 7, 8). Una misma ac-ción bélica –como una captura– puedeser realizada por un ser sobrenatural(pp. 1, 2, 4, 6) o por un simple guerre-ro (p. 3); asimismo, la conquista expre-sada por el templo atravesado es el re-sultado de la acción de una divinidad(p. 5) y de un guerrero (p. 8). ¿Cuál pue-de haber sido la función de un almanaque de este tipo: señalar los díasen que el planeta es peligroso o los días propicios para las acciones bélicas?

LAS ANOMALÍAS

En las páginas del Grolier se observannumerosas anomalías de detalle, comolas que se presentan a continuación.

Página 1 (fig. 10). El peinado deldios K y el de su cautivo no tienen sen-tido. El gancho por debajo de la trom-pa del dios K, que pudiera ser un col-millo, se transformó en su homónimode la p. 4 en un gancho colocado arri-ba del labio. Thompson hace notar laincongruencia de los dientes humanosen las imágenes del dios K, que debe

tener colmillos de reptil. En ésta y enlas páginas 2 y 3 el artista dibujó unalanza con punta triangular y debajo deella varias puntas pequeñas incrustadas;esta arma parece un híbrido de la lan-za maya y de la espada de madera conbordes provistos de hojas de obsidiana,arma de los mixtecos y de los aztecas.

Página 2 (fig. 11). Aunque Coe(1973, p. 154) destaca la cabeza de ja-guar sobre la de los dioses que siem-bran en las páginas 34 y 36 del CódiceMadrid (fig. 12) su presencia sobre una cabeza de muerto es incongruente.Esta cabeza de jaguar parece estar copia-da del tocado de 8 Venado, por ejemploen la p. 83 del Códice Nuttall (fig. 13).

Página 3 (fig. 14). No se sabe si laparte inferior de la cabeza de animales una lengua o una mandíbula infe-rior. Las dos proyecciones atadas a labase, reminiscencia de las perlas tubu-lares de jade procedentes de la narizde ciertos monstruos mayas, no signi-fican nada en este contexto. El perso-naje sostiene la cuerda del cautivo conuna mano y la otra descansa sobre elpecho, cerca del hombro izquierdo, ¿esacaso un gesto de sumisión?, ¿cómo sesostiene su lanza; plantada en el sue-lo? Los dos discos de los hombros notienen equivalente, el peinado del cau-

tivo es realmente tolteca, pero las dosplumas de adorno están de más.

Página 4 (fig. 15). Supuestamente,la imagen acompaña el nacimiento he-liaco y corresponde a la p. 48 del Có-dice de Dresde con personaje de cabe-za de perro en posición de atacar aldios del maíz. Ahora bien, en la p. 46del Dresde aparece el dios K como víctima y no como atacante (fig. 5). Enla cabeza del dios K una amplia faja sa-le de su cráneo con una hendidura es-calonada en su extremo. Contiene unaespecie de bola de plumas prolonga-da por un penacho; lo anterior no tie-ne significado; tampoco la faja que sa-le del adorno de la oreja cubriéndolaen parte.

Página 5 (fig. 16). La serpiente anu-dada en la cabeza es un atributo de ladiosa vieja. En este caso, el artista nocomprendió este adorno porque dibu-jó una serpiente bicéfala arriba del nu-do de donde salen cuatro tallos de hier-ba. Es poco frecuente que una diosavieja (con una arruga en el rostro) sepresente como guerrero con jabalinas,escudo y arco. Lo más extraño es quehaya atravesado un templo con su jaba-lina. Por arriba de la jabalina se encuen-tra una voluta invertida que podría re-presentar llamas o humo. En el Centro

CÓDICE GROLIER / 15

22. Códice Grolier, p.8. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

23. El personaje de la página 8 del Grolier muestra garras de rapaces y en lugar de las piernas series de elementostrilobulados, que por lo general significan los cascabeles de la serpiente o una columna vertebral. Cabe señalar que

en la iconografía maya, las representaciones de patas de ave son esencialmente distintas, como se observa en este ejemplo procedente de Chichén Itzá, Yucatán.

DIGITALIZACIÓN: RAÍCES

de México, la conquista de un sitio serepresenta por el glifo de lugar atrave-sado por una flecha o por una jabalina.Mary Smith (1983, pp. 244-245) indicaque, según Alvarado, en la lengua mix-teca se traduce el concepto de conquis-ta como “plantar una flecha en las tie-rras de otro” o con la imagen de untemplo en llamas con el techo atrave-sado cerca del glifo del sitio. En ocasio-nes, como en la lámina 20 del CódiceAzcatitlan, puede representarse con untemplo quemado y flechado (fig. 17).

Página 6 (fig. 18). Una vez más apa-rece una imagen de conquista, si bienel vencedor es un esqueleto, quien sos-tiene en la mano derecha un mechónde cabellos del cautivo arrodilladoy la cuerda que tenía éste alrede-dor del cuello –anomalía en Mesoa-mérica, en donde los cautivos tie-nen los brazos o las muñecas atadas–(fig. 19); en la mano izquierda elesqueleto alza un cuchillo en for-ma de gajo de naranja –que man-tiene de lado, como si se tratara deun excéntrico– con el que acabade cortar el cuello de su víctima. Es-ta última representa un ser sobrena-tural a juzgar por la protuberanciaen la frente, como la que lleva eldios K en el hocico (pp. 1 y 4), ypor el ojo, colocado muy alto y bor-deado por una voluta. Sin embar-go, estos dos elementos no bastanpara identificar a alguna divinidad.

Página 7 (fig. 20). El persona-je de pie parece ser un guerrero yno presenta rasgos sobrenatura-les; con la mano derecha sostieneuna lanza y una tela en la izquierda.Ante él se encuentra un árbol con unabase parecida a la cabeza del dios C.En los códices, una cabeza de divini-dad –en general el dios B (Códice Ma-drid, pp. 24b, 96)– constituye en oca-siones la base de un árbol (fig. 21); ladel dios C resulta extraña. La relaciónentre el guerrero y el árbol representaun problema.

Página 8 (fig. 22). Se ve a un hom-bre-ave de pie, armado con una lanzaen la mano derecha y un arco en la iz-quierda. Como lo hizo observar Thomp-son, el arco por lo general está asocia-do a un haz de jabalinas y no a unalanza más grande que el guerrero y queademás descansa en el suelo. Enfrentese ve un templo atravesado por una ja-

balina que muestra un elemento en for-ma de cuerno. Es otra imagen de con-quista que nada tiene que ver con uncalendario venusino. El yelmo pareceuna cabeza de ave con una especie decresta; los pies humanos han sido sus-tituidos por garras de rapaces y las pier-nas por series de elementos trilobula-dos, unos adentro de otros, los que porlo general significan los cascabeles dela serpiente o una columna vertebral.Cabe preguntarse de dónde sacó el ar-tista estos elementos para convertirlosen patas de ave. En la iconografía ma-ya, las patas de ave se encuentran cu-biertas de plumas o se representan con

escamas mediante líneas verticales otransversales (fig. 23). La vestimentadel guerrero se prolonga en la parte deatrás para formar una verdadera “colade pie” de traje de noche.

Página 9 (fig. 24). La cabeza del per-sonaje principal muestra una ampliahendidura escalonada sólo de un lado,como la hendidura del monstruo terres-tre en el Códice Borgia (p. 53). La hen-didura está enmarcada por dos grandesvolutas angulares horizontales, comolas que se encuentran en ambos ladosde la hendidura frontal del monstruocauac en la iconografía del Clásico ma-ya (fig. 25). El personaje alza con la

mano izquierda un elemento redondo(¿una piedra?) y con la derecha sostie-ne la cuerda que amarra los brazos deun cautivo. Éste está encogido y se vedesde arriba en forma acortada, comosi pendiese de la cuerda que lo ata, conlos pies sin tocar el suelo. No conozcootro ejemplo de esto en las imágenesprehispánicas. En la cabeza del cauti-vo aparece un ave grande, como aque-llas que indican los augurios en los có-dices de Dresde (pp. 16c, 18b, 84) yMadrid (p. 95c) (figs. 26, 27 y 28), sinsentido en este caso.

Página 10 (fig. 29). Sólo se conser-va un arco alzado y la cabeza de una ser-piente, quizá una parte de un peinado.

Página 11 (fig. 30). Si la hipótesisde Carlson (1983) fuese cierta –quelas páginas 10 y 11 del códice en realidad constituyen una sola– la p. 10/11 muestra un esqueleto sos-teniendo un arco con la mano de-recha y un haz de jabalinas con la izquierda. Un pequeño escudoadornado con una cabeza de muer-to de perfil está amarrado a la mu-ñeca. Ante el esqueleto se ve un re-cipiente lleno de agua (pintura azul)amenazada por una jabalina; en

el agua se puede ver un caracol. Esuna de las pocas imágenes que pudieran ilustrar una fase del ciclovenusino, pues correspondería alataque que lleva a cabo Tlahuizcal-

pantecuhtli contra Chalchiuhtlicue ysu mundo acuático (figs. 4, 5, 6).

LAS OBJECIONES

Nuestras principales objeciones a laautenticidad del Grolier pueden resu-mirse como sigue. Al contrario de lapresentación del Códice de Dresde yde los del Grupo Borgia, la iconogra-fía del Grolier no sólo se refiere al na-cimiento heliaco (después de la con-junción inferior) sino a cada una de lascuatro estaciones del ciclo del plane-ta. De los 10 personajes representa-dos, tres de ellos no aparecen comodioses, sino como guerreros (pp. 3, 7y 8). A excepción de la p. 11, que pue-de compararse con el ataque de fle-chas contra Chalchiuhtlicue y el mun-do acuático en los códices del GrupoBorgia, la iconografía del Grolier esguerrera y profana; las víctimas flecha-das se han sustituido por cautivos y el

16 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

24. Códice Grolier, p. 9. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

templo atravesado por una flecha essigno de conquista. La calidad esen-cial de Venus como lanzador de sae-tas no se ha tomado en cuenta. Lospersonajes vencedores, o sea los dio-ses, no tienen ninguna cualidad venu-sina y tampoco se parecen ni a los ata-cantes del Dresde ni a los del GrupoBorgia. No hay correlación percepti-ble entre imágenes y estaciones venu-sinas. El dios K y un cautivo ilustrantanto la fase de invisibilidad del pla-neta antes de la conjunción superior

(p. 1) como su nacimiento heliaco (p. 4). El otro nacimiento heliaco dela p. 8 es un guerrero-ave que ha lan-zado una flecha contra un templo. Otrotemplo flechado se encuentra en la p.5 donde se ilustra una fase de invisi-bilidad. Los vencidos aparecen comosimples cautivos y no como criaturassobrenaturales, al contrario de los otroscódices. Hay un profundo desequili-brio entre la riqueza iconográfica (unaimagen por fase) del conjunto y la po-breza de texto y de información: fal-

tan las predicciones, los glifos de di-vinidades, las direcciones cardinales,etc., todos los datos molestos para unfalsificador. Las 11 páginas del códicesólo están pintadas de un lado y demanera muy restringida. Es poco pro-bable que se hayan usado juntos losllamados números de distancia de dossistemas diferentes de cálculo (uno conrayas de 5, el otro sólo con puntos).La perspectiva desde arriba y acorta-da del cautivo de la p. 9 es un anacro-nismo. En cuanto al estilo, parece que

todas las imágenes del Grolier estánpintadas por la misma mano. Por lotanto, sorprende la amplia variaciónde detalles iconográficos de las figu-ras hechas por el artista. Si se compa-ran rostros, peinados y vestimenta delos personajes de los códices de Dres-de, Madrid y París, se observa una ho-mogeneidad entre las imágenes, cuan-do es el mismo artista quien las realizó.¿Por qué las lanzas sostenidas con lamano derecha son siempre diferentesde un personaje a otro? ¿Por qué el pei-

nado y el rostro del dios K varían de la p. 1 a la 4? Este deseo de varie-dad es una característica más europeaque mesoamericana.

CONCLUSIONES

En su presentación y análisis del Gro-lier, M.D. Coe (1973) se dedicó a vin-cular los diversos elementos no mayasde las imágenes en el códice con mo-tivos toltecas o “mexicanos”. Concluyeque en él confluyen dos tradiciones

y que por lo tanto es maya-tolteca, loque concuerda con la fecha de alrede-dor de 1250 d.C. del análisis de carbo-no 14. Le da gusto saber que “los falsi-ficadores… usualmente se limitan acopiar, pero en este caso no se puededetectar ninguna seña de que se hayacopiado el Dresde… el estilo de los gli-fos confirma su autenticidad ya quepuede descartarse que se hayan copia-do” (1973, p. 151). Se necesita ser bas-tante ingenuo para creer ingenuos a losfalsificadores actuales. Ya no se fabri-

CÓDICE GROLIER / 17

25. La hendidura escalonada en la cabeza del personajeprincipal de la p. 9 del Grolier está enmarcada por dos

grandes volutas angulares horizontales, como las que seencuentran en ambos lados de la hendidura frontal del

monstruo cauac en la iconografía del Clásico maya, como en esta representación en la estela de Bonampak, Chiapas.

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26. En la cabeza del cautivo de la p. 9 delGrolier aparece un ave grande, como aquellas

que indican los augurios en los códices deDresde y Madrid. Códice de Dresde, p. 16.

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27. Códice de Dresde , p. 16.

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28. Códice Madrid, p. 95.

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can placas de metal pa-ra reproducir manuscri-tos pictográficos mexica-nos (Batres, 1909).

Aveni (1980, pp. 194-195) concuerda con Coecuando menciona losextraordinarios conoci-miento implicados en lafabricación de un códice:“Efectivamente, si el documento no esauténtico, entonces seguramente debereconocerse al falsificador un gran co-nocimiento de la calendárica y la ico-nografía maya”. Pienso, por el contra-rio, que no es necesario ser muyinstruido para fabricar el Grolier. Unoscuantos días en la biblioteca bastan pa-ra familiarizarse con el calendario ve-nusino descrito con glifos e imágenesen el Códice de Dresde y en los tres ma-nuscritos del Grupo Borgia. En los se-senta, los trabajos de Seler (1906; tra-ducción en español: 1963), y los deThompson (1950) eran accesibles acualquier estudiante de arqueologíamesoamericana.

Los falsificadores no son tan tontoscomo para copiar, pues saben que lademostración de plagio prueba la fal-sificación. Gordon Ekholm relataba có-mo se le había mostrado una vasija conuna reproducción de una parte de losfrescos de Mitla, ¡incluyendo los moti-vos borrados! El falsificador debe crear,combinar, inventar, sobre todo en uncampo tan limitado como el de los ma-nuscritos mayas, ampliamente conoci-do por los especialistas. En un ámbitomás extenso, es decir, donde existenmiles de ejemplares, se requiere de in-vención para producir una obra excep-cional, codiciada por los coleccionis-tas. Así, en un contexto en que lasfigurillas ven de frente, aquella que vol-tea la cabeza será particularmente apre-ciada. El arte del falsificador es crear laexcepción siempre y cuando perma-nezca dentro de los límites de lo pro-bable. Entre más cercano esté de los lí-mites, más se buscará su trabajo y serámejor pagado.

Otra ilusión compartida con frecuen-cia por los coleccionistas, curadores yarqueólogos es que las falsificaciones

son de reciente apari-ción en el mercado.Tienden a considerar apriori auténtico a un ob-jeto que se encuentredesde hace tiempo ensus colecciones e ignoranque falsificaciones prehispánicasfueron fabricadas en abundancia des-de finales del siglo XVIII. El único cam-bio se ha producido en el mercado delarte, en donde las piezas pueden alcan-zar precios inconcebibles en otros tiem-pos, lo cual lleva a que las falsificacio-nes sean cada vez más sofisticadas ymás difíciles de detectar. El escultor quetrate de realizar una máscara olmecapuede darse tiempo para estudiar el es-tilo y aplicarse en reproducirlo en jade,dado que una pieza de este tipo pue-de costar más de un ¡millón de dólaresen el mercado!

El Códice Grolier logró engañarnosporque se utilizó una epigrafía mínimano comprometedora, una iconografíahíbrida y un estilo “provincial”. En es-ta discusión no se trata tanto de com-parar los glifos y las imágenes de estedocumento con los de otros (ya seanmayas, toltecas o mixtecos) para eva-luarlo. Es mucho más importante ver,en conjunto y en los detalles, para quépudo servir el Códice Grolier, cómo fun-cionó y si sus textos e imágenes tienensentido, y si este sentido puede entraren una tradición cultural conocida, yasea maya o maya-tolteca. Al final de suartículo, Carlson recomienda efectuaranálisis fisicoquímicos en este docu-mento para obtener pruebas de su au-tenticidad. Me uno a su solicitud, perocon la esperanza contraria de ver defi-nitivamente apartado este códice denuestras fuentes. Thompson (1975, p.7) indica que José Luis Franco le dijo

haber visto “por lo menos seisfalsificaciones de códices dela misma veta del Códice Gro-lier” en los últimos 8 o 10años. Un estudio comparati-

vo de estos documentos se-ría por demás instructivoy terminaría por desen-

mascarar la impostura.

Mi agradecimiento a Mi-chel Graulich por haber leídoeste trabajo y mejorarlo consus críticas y sugerencias.

* El año maya constaba de 365 días;la duración exacta de la rotación

de la Tierra alrededor del Sol es de365.2422 días. Por ello se llama al haabo año solar maya, año vago, es decir,

aproximado al año verdadero.

Traducción: Luz María SantamaríaCopyright: Editorial Raíces,

Mayo 2002

Para leer más…

AVENI, Anthony F., Skywatchers of Ancient Mexico, Uni-versity of Texas Press, Austin, 1980.

BATRES, Leopoldo, Antigüedades mejicanas falsificadas,Soria, México, 1909.

CARLSON, John B., “The Grolier Codex: A Preliminary Re-port on the Content and Authenticity of a Thirteenth-Century Maya Venus Almanac”, en Anthony Aveni yGordon Brotherston (eds.), Calendars in Mesoameri-ca and Peru: Native Computations of Time, BAR, Ox-ford, 1983, pp. 27-57.

Codex Azcatitlan, 2 vols., comentarios de Robert Barlow,revisado por Michel Graulich, Bibliothèque Nationa-le de France et Société des Américanistes, París, 1995.

COE, Michael D., The Maya Scribe and his World, The Gro-lier Club, Nueva York, 1973.

__________ , “A Carved Wooden Box from the Classic MayaCivilization”, en Merle Greene Robertson (ed.), Pri-mera Mesa Redonda de Palenque, Part II, The RobertLouis Stevenson School, Pebble Beach, California,1974.

GRUBE, Nikolai (ed.), Los mayas. Una civilización milena-ria, Könemann Verlagsgesellschaft mbH, Italia, 2000.

SAHAGÚN, fray Bernardino de, The Florentine Codex. Ge-neral History of the Things of New Spain, traducciónde Charles Dibble y Arthur J.O. Anderson, The Schoolof American Research/University of Utah, Santa Fe,1950-1970.

__________ , Historia general de las cosas de Nueva España,4 vols., Editorial Porrúa, México, 1956.

SELER, Eduard, “Venus Period in the Picture Writings of theBorgian Codex Group”, en Bureau of American Eth-nology Bulletin, 28, 1904, pp. 355-391.

__________ , Comentarios al Códice Borgia, FCE, México, 1963.SMITH, Mary Elizabeth, “The Mixtec Writing System”, en

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THOMPSON, John Eric, A Commentary on the Dresden Co-dex. A Maya Hieroglyphic Book, American Philosop-hical Society, Filadelfia, 1972.

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VILLACORTA, Juan Antonio, y Carlos Villacorta, Códices ma-yas, Guatemala, 1977.

WINNING, Hasso von, Pre-Columbian Art of Mexico andCentral America, Harry N. Abrams, Nueva York, 1968.

18 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA

29. Códice Grolier, p. 10. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH

30. Códice Grolier, p. 11. FOTO: RAMÓN VIÑAS, BNAH