SABATO, HILDA La Fiebre Del Lanar, 1850.1890 Cap 1

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1- La cría de ovejas en Buenos Aires Los comienzos A pesar del lugar marginal que ocupaba la cría de ovejas en la primera mitad del siglo, hacia finales de la década del ’20 y durante las dos siguientes, se inició una tarea pionera en ese campo cuando algunos estancieros -en su mayoría extranjeros- importaron de Europa animales de raza para cruzarlos con sus criollos. Estos extranjeros que habían prosperado en alguna actividad mercantil o financiera, buscaban invertir su capital en la producción, y la cría de ovejas era atractiva pues requería escaso capital inicial y no estaba monopolizada por estancieros locales. Muy pronto el mercado internacional comenzaba a abrirse a las materias primas de estos nuevos territorios para el mercado europeo. La participación de este sector en las exportaciones creció gradualmente, hasta que a mediados de siglo el ovino comenzó a desplazar al vacuno del lugar de preeminencia. Sin embargo se debía hacer frente todavía a muchos problemas: los rebaños estaban constituidos por ovejas sin mestizar, de tipo primitivo, cuya alana no era apreciada en calidad. Además, existían problemas de escasez de brazos, y los problemas de índole política y bélica que afectaban a la comercialización de los productos. La naturaleza aportaba una cuota en los problemas con las sequías e inundaciones. En este primer momento se comenzó por industrializar el sebo y se comercializó localmente la carne. La primera crisis y la gran expansión Durante la década del ’50 la ganadería ovina seguía expandiéndose y el mestizaje avanzaba con rapidez, mientras se incrementaba la mano de obra disponible y se introducían mejoras técnicas en la producción, a la vez que se agilizaba el aparato de comercialización. Pero este desarrollo pronto sintió los efectos de su estrecha vinculación con el mercado internacional. El primer impacto fue en 1857-8 provocado por la retracción de Rusia del mercado: los precios subieron, los criadores rioplatenses respondieron expandiendo la producción, pero pronto los precios volvieron a caer al retornar Rusia a su papel de

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SABATO, HILDA La Fiebre Del Lanar, 1850. Ingreso al ISEN, Unidad 3

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1- La cría de ovejas en Buenos AiresLos comienzosA pesar del lugar marginal que ocupaba la cría de ovejas en la primera mitad del siglo, hacia finales de la década del ’20 y durante las dos siguientes, se inició una tarea pionera en ese campo cuando algunos estancieros -en su mayoría extranjeros- importaron de Europa animales de raza para cruzarlos con sus criollos. Estos extranjeros que habían prosperado en alguna actividad mercantil o financiera, buscaban invertir su capital en la producción, y la cría de ovejas era atractiva pues requería escaso capital inicial y no estaba monopolizada por estancieros locales. Muy pronto el mercado internacional comenzaba a abrirse a las materias primas de estos nuevos territorios para el mercado europeo. La participación de este sector en las exportaciones creció gradualmente, hasta que a mediados de siglo el ovino comenzó a desplazar al vacuno del lugar de preeminencia. Sin embargo se debía hacer frente todavía a muchos problemas: los rebaños estaban constituidos por ovejas sin mestizar, de tipo primitivo, cuya alana no era apreciada en calidad. Además, existían problemas de escasez de brazos, y los problemas de índole política y bélica que afectaban a la comercialización de los productos. La naturaleza aportaba una cuota en los problemas con las sequías e inundaciones. En este primer momento se comenzó por industrializar el sebo y se comercializó localmente la carne. La primera crisis y la gran expansiónDurante la década del ’50 la ganadería ovina seguía expandiéndose y el mestizaje avanzaba con rapidez, mientras se incrementaba la mano de obra disponible y se introducían mejoras técnicas en la producción, a la vez que se agilizaba el aparato de comercialización. Pero este desarrollo pronto sintió los efectos de su estrecha vinculación con el mercado internacional. El primer impacto fue en 1857-8 provocado por la retracción de Rusia del mercado: los precios subieron, los criadores rioplatenses respondieron expandiendo la producción, pero pronto los precios volvieron a caer al retornar Rusia a su papel de primer proveedor. Pero en 1865 se produce el boom lanar (fiebre del lanar) debido a que a partir del ’62 la demanda creció generando fuertes ingresos. Los circuitos financieros y comerciales eran ya eficientes, mientras mejoraban las redes de transporte, disminuyendo los fletes. La presencia de vascos, irlandeses, franceses y escoceses aseguraban la mano de obra (farmers). Además esta industria rendía altos beneficios, por lo que atraía capitales tanto privados (estancieros) como el propio Estado que canalizó fondos hacia la región, en caminos y FFCC, así como combatió al indígena. El Estado contribuyó tanto directa como indirectamente al desarrollo de la actividad lanera: si bien los gravámenes de exportación se incrementaron, se mantuvo una moneda depreciada que servía a los sectores exportadores en general. Más específicamente se otorgó asistencial legal y financiera para promover la introducción de animales de raza. En estos años de dictó el Código Rural que contribuyó al ordenamiento social de la campaña, mientras los estancieros comenzaban a organizarse sectorialmente como grupo, lo que quedó expresado en la Sociedad Rural (1866). En sí reinaba en esta

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época el oportunismo. Una crisis sin parangónLa gran crisis golpea de lleno a este sector que va a ser el más afectado. Escasez de circulante y la valorización del peso afectarán negativamente. A ello se sumaba una crisis comercial internacional resultado de la sobreproducción, los precios de la lana cayeron, así como cayó el ritmo de crecimiento de las exportaciones argentinas. Además el sector lanero sufría serios problemas internos, pues el aumento de los rebaños del período anterior no fue acompañado por una expansión equivalente de la frontera, y los campos se sobrepoblaron. La Guerra del Paraguay también afectó la oferta y el precio de la mano de obra, pues los hombres eran reclamados en el frente, aunque los efectos no fueron tan negativos pues aprovisionar el ejército se convirtió en un gran negocio. A estas dificultades que afectaron al sector ovejero, los estancieros consolidaron su organización como grupo de presión a través de la Sociedad Rural. Algunos comenzaron a criticar al liberalismo económico imperante en Buenos Aires y a proponer medidas proteccionistas para promover el desarrollo de la agricultura y la industria para estimular la diversificación de la estructura productiva. Pero esta crítica fue coyuntural y los proyectos (como el de la creación de una fábrica de paños) no prosperaron porque siempre defendieron los intereses de la campaña. Hacia fines de la década la situación comenzó a mejorar para el sector exportador, pero el optimismo ya no era el mismo. Un período de moderada expansiónEn los ’70 el sector siguió en expansión aunque expuesto a los altibajos de su dependencia al mercado internacional, como de los problemas locales. En 1873 nos encontramos con una nueva crisis acompañada localmente por una larga depresión: el precio de los productos había caído en el mercado, se contrajo el crédito y reinó la usura. Hasta que la década del 80 se muestre como promisoria pues los precios volvían a subir, la producción y la exportación crecían, y se consolidaban las estructuras para el desarrollo del capitalismo en Argentina. Luego de tres décadas de desarrollo, la actividad había alcanzado su madurez con la organización de un aparato productivo y de una red comercial y financiera que respondía a sus necesidades. A pesar de todo era un sector estructuralmente muy vulnerable por su dependencia casi total a un oscilante mercado mundial. Si bien siguió siendo el principal ramo de exportación de la provincia, a partir de los `80 la estructura agraria de Buenos Aires experimentó cambios decisivos como el surgimiento de la estancia mixta (agricultura y ganadería vacuna) que desembocaron en la declinación de la cría de ovinos y en el desplazamiento a zonas más alejadas del puerto (como Tandil) a la zona sur de la provincia.