Santa María Moyotzingo

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Santa María Moyotzingo: De la legitimación a la resistencia Los discursos de un mito fundador Jaime Raúl Calderón Calderón Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Introducción El estudio compara dos versiones del mito fundador de Santa María Moyotzingo, Puebla, con la finalidad de aclarar el significado de los principales personajes (Xochimatzi y los moyotes) en relación con la situación histórica que se desarrollaba en los periodos Posclásico temprano y tardío en Mesoamérica. En esta interpretación, se identifican los rasgos culturales y literarios del mito que hacen referencia a dichos periodos históricos, para definir las intenciones del discurso que se expresa en cada una de las narraciones por medio de sus personajes. El método consistió en la recolección de diversas versiones de la fundación, un análisis del repertorio de personajes que se mencionan y, posteriormente, una búsqueda de referencias iconográficas. Por último, los datos obtenidos se cotejaron con la toponimia que se conserva en la localidad para definir el posible uso ritual o político que poseyeron los lugares insinuados en la narración. Campo de estudio En la periferia de la amplia zona industrial de San Martín Texmelucan y atravesado por la Autopista México-Puebla, se ubica Santa María Moyotzingo, poblado que muestra como la sobrevivencia de herencias culturales ocurre en medio de una intrincada red de comunicaciones, con relaciones económicas

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Santa María Moyotzingo: De la legitimación a la resistencia

Los discursos de un mito fundador

Jaime Raúl Calderón Calderón

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Introducción

El estudio compara dos versiones del mito fundador de Santa María Moyotzingo, Puebla, con la finalidad de aclarar el significado de los principales personajes (Xochimatzi y los moyotes) en relación con la situación histórica que se desarrollaba en los periodos Posclásico temprano y tardío en Mesoamérica.

En esta interpretación, se identifican los rasgos culturales y literarios del mito que hacen referencia a dichos periodos históricos, para definir las intenciones del discurso que se expresa en cada una de las narraciones por medio de sus personajes.

El método consistió en la recolección de diversas versiones de la fundación, un análisis del repertorio de personajes que se mencionan y, posteriormente, una búsqueda de referencias iconográficas. Por último, los datos obtenidos se cotejaron con la toponimia que se conserva en la localidad para definir el posible uso ritual o político que poseyeron los lugares insinuados en la narración.

Campo de estudio

En la periferia de la amplia zona industrial de San Martín Texmelucan y atravesado por la Autopista México-Puebla, se ubica Santa María Moyotzingo, poblado que muestra como la sobrevivencia de herencias culturales ocurre en medio de una intrincada red de comunicaciones, con relaciones económicas desventajosas y con un influjo continuo de novedades tecnológicas.

En esta localidad, también, se materializa la urgencia de rescatar la tradición oral, registros históricos, vestigios arqueológicos y emprender estudios etnológicos para comprender la mecánica rural de los pueblos que alguna vez fueron componentes de unidades políticas prehispánicas más extensas, su posterior transformación social durante la Colonia y la permanencia de antiguas tradiciones en una población que sufre todos los embates de la vida moderna.

A modo de ejemplo, la desmedida ampliación de la actividad industrial (Corredor Quetzalcoatl) aprobada por las autoridades municipales, estatales y federales; que en el mejor de los casos se desentienden de las labores culturales y científicas, permitió y estimuló el agotamiento de los ricos depósitos de agua que manaban de numerosos jagüeyes y ameyales

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que rodeaban la población hace apenas diez años; ahora todas estas reservas de agua sólo son hoyancos en el suelo yermo.

Una repercusión menos notoria, afecta al patrimonio histórico que constituye la existencia de haciendas abandonadas, después de la Revolución mexicana, ahora convertidas en basureros. A pesar de la progresiva atomización social que experimenta esta población, todavía se pueden contar entre sus habitantes, algunos hablantes de náhuatl lo cual hace interesante emprender un estudio más detallado de esta variante lingüística, por haberse ubicado en una zona de frontera entre varios estados prehispánicos pujantes, en continua confrontación y con una amplia red de intercambios políticos y comerciales.

Versiones del mito fundador

1) La serpiente y los moyotes

Allá por el año 1200, tantito antes tantito después, los huejotzingas hicieron poblar este lugar mediante, un grupo de doncellas jóvenes dirigidas por un señor llamado Xochimatzi, a quien le dieron un ramo de flores para que se hiciera valer como alto jefe, con la finalidad de que no fuera invadido por otras tribus.

Entonces, comenzaron a recorrer todo el terreno y se encontraron con una lagunita, ahí descubrieron que a la hora de salir el sol aparecía una serpiente la cual rodeaba a toda la pequeña laguna. Cuando se metía el sol, ésta se enroscaba y se cubría de “moyotes”.

Así, empezaron a rendirle honores cada quince días. Las jóvenes doncellas le llevaban flores blancas, cantos y bailes. Una vez llegados los misioneros a este sitio y aprendiendo a hablar el mexicano, pidieron al señor Xochimatzi llamar al lugar Santa María, a lo cual respondió “No sólo se llamará, así, sino también, Moyotzingo Iztatulic” quedando por nombre Santa María Moyotzingo Iztatulic.

*Informante Sra. Juana Vázquez Flores, 87 años. Santa María Moyotzingo, Pue.

2) El águila y el moyote

Hace tiempo llegó a uno de los jagüeyes que había cerca del pueblo una águila que se paro sobre un nopal pero el nopal no la aguantó porque estaba muy pesada, el águila se rasgo una pata al caerse. Entonces, se fue para México, pero después, el “moyote” se paró sobre el nopal y este sí se quedó aquí porque el nopal lo aguantó. Por eso se llama Santa María Moyotzingo.

*Informante Sra. Ignacia Flores Vásquez, 72 años. Santa María Moyotzingo, Pue.

Figuras narrativas de la primera versión.

En este apartado, se reconocen los personajes y las acciones que efectúan, en la primera narración, con la finalidad de hacer una interpretación apoyada en bibliografía sobre la religión mexica, ediciones facsimilares de códices prehispánicos, estudios que han abordado la mitología del México central y la geografía registrada en la localidad estudiada.

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Xochimatzi:

Significa en español flor (xochitl) y mano (maitl) más el reverencial náhuatl –tzin. Se puede relacionar a Xochimatzi con el tatuaje facial, en forma de manita o de flor, (motenmacpalhuític) que llevan los dioses Macuilxochitl y Tonatiuh Piltzintecuhtli, ambos patronos de las flores, el amor, el canto y la procreación. En el caso de Tonatiuh Piltzintecuhtli; nacido de la primera relación sexual entre Oxomoco y Cipactonal representaba el renacimiento, después de la muerte nocturna, del joven dios Sol que expresaba la continuidad del ciclo de germinación de las plantas y la vegetación.

Macuilxochitl, al igual que Tonatiuh Piltzintecuhtli, era una advocación de Xochipilli, el príncipe de las flores, representado con un tocado de mariposa, un vestido azul con rojo y el rostro teñido de amarillo lo que le vincula con el oriente, rumbo por donde el sol aparece todas las mañanas.

Un dato que ayudó a corroborar la relación Xochimatzi-Macuilxochitl es la existencia de un ameyal llamado Teopanzolco que significa “En el templo de las codornices”. Según Quezada (1996: 42), en la fiesta solar movible de Xochilhuitl, “El adiós a la rosas”, se decapitaban codornices en honor a este dios.

Fig.1.Tonatiuh-Piltzintecuhtli, con impresión facial de mano y flor. Tonalamatl de los Pochtecas.

Fig. 2. Macuilxochitl, con el tatuaje facial de flor. Tonalamatl de los Pochtecas.

Fig.1 Fig.2

Flores:

En la primera aparición, las flores que ofrecen las doncellas a Xochimatzi, para que este pueda hacer valer sus derechos, indican que se trata de una clase específica de flor destinada al uso suntuario de los gobernantes.

La descripción de la flor que aparece en el mito, encaja con el “eloxochitl” (magnolia) a la cual se le conferían propiedades para aliviar la fatiga por el ejercicio de un cargo público, Heyden (1983:78), motivo por la cual se supone que fue la flor que ofrecieron las doncellas a Xochimatzi.

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En la segunda aparición, se puede relacionar las flores blancas con la “rosa blanca“ (pipiltzintzintli). Según Quezada (1985:107) era un alucinógeno asociado, como su nombre lo indica, a Piltzintecuhtli que servía para conjuros de amores. Posiblemente a esta misma rosa alude el nombre Moyotinzgo Iztatulic (lugar de los lirios blancos), atributo que a relaciona a las festividades dedicadas al potencial de fecundidad donde se unían las fuerzas Calientes (Piltzintecuhtli) y las frías (Xochiquetzatl). Otra posibilidad se establece con el cacaloxochitl (de hojas color amarillo-blanco) usado para hacer guirnaldas en las festividades dedicadas el sol.

En otro plano, las metáforas eran comparadas con flores. Dicha comparación llegó a constituir un género lírico propio (in xochitl in cuicatl) dedicado a la fugacidad de la vida y la fragilidad de todo lo existente.

Doncellas:

Según Ojeda y Rossell (2003: 154) Xochiquetzal era el arquetipo de la mujer joven que se había dado cuenta de que ya no era una niña. Esta deidad femenina, tendía un puente entre los hombres y los dioses de los mantenimientos (Tlaloc, Chalchitlicue, Quetzalcoatl y Chicomecoatl). En consecuencia, las doncellas tienen un papel preponderante en los rituales de fertilidad: danzan, cantan y se muestran obsequiosas a imagen de Xochiquetzal, la diosa del amor carnal, las flores, la procreación y las prostitutas.

Esta diosa, a decir de Quezada (1996:21), es un desdoblamiento del principio de transformación y fertilidad de la tierra representada por Tlazolteotl, intermediaria entre el inframundo y el plano celeste.

Hay que recordar que de la primera relación carnal entre Xochiquetzal y Piltzintecuhtli, nació Cinteotl y con él la tierra (Cemanahuac). Según Graulich (1992), dicho alumbramiento se manifestaba en la festividad de Ochpaniztli “La Gran Barredura” (13 de septiembre-2 de octubre) en la cual se hacía referencia a la renovación y la limpieza en general marcando el fin de la temporada seca.

Tlazolteotl, representa la mujer madura. Códice Laud. Xochiquetzal, arquetipo de la mujer joven y sensual. Códice Laud.

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Un dato que me permitió relacionar a las doncellas con el conjunto de diosas del amor y la fertilidad fue la toponimia de un jagüey llamado Apatlaco lo que puede significar: “sobre el agua de Tlacaeue” (atl= agua, -pan= sobre y Tlacaue= La de en medio) Tlacaue la tercera cara de Ixcuina, advocación de Tlazolteotl, que representaba las edades de la mujer, en este caso a la mujer madura. O bien podría traducirse “Sobre el agua de los mimbres” (atl= agua, -pan= sobre, y tlacotl= una especie de varita de mimbre utilizada para sangrarse la lengua en presencia de Tlazolteotl, durante Ochpaniztli)

Serpiente:

Para los maceguales, la serpiente se relacionaba con la tierra y anunciaba la temporada de lluvias. En la opinión de Castellón Huerta (2002) “La serpiente sintetizaba las materias frías extraídas del mundo subterráneo y la sustancia luminosa y ardiente necesarias para el crecimiento de la vegetación. Esta síntesis también se expresa en el contacto del viento y la lluvia con la Tierra largamente calentada por el Sol durante la época de secas”.

Para los antiguos mexicanos, durante la época de lluvias, Quetzalcóatl se manifestaba con el correr del viento entre los sembradíos, pues, se suponía que la serpiente habitaba en las sementeras y provocaba ese ondulante movimiento. Por ejemplo, en muchas representaciones escultóricas se muestra a la serpiente, enroscada, con plumas verdes y escamas, las primeras eran la representación de las hojas verdes de las milpas y las segundas eran las mazorcas.

El espiral formado por su cuerpo evocaba el desplazamiento entre los planos celestes, terrestres y el inframundo. En este mito, se describe a la serpiente, como un monstruo que vive a las afueras del poblado y se aparece cuando comienza la temporada de lluvias. Esta conducta, observada por los antiguos mexicanos, la asocia a las fuerzas generativas de la vegetación, ya que cada año se cumplía un ciclo de germinación, maduración y cosecha del maíz.

Reforzando lo anterior, según Gonzales Torres (2001: 284), la serpiente quedaba como el “nahual” de Ehecatl- Quetzalcóatl, pues podía remontarse en el viento al plano celeste y regresar en forma de rayo al plano terrestre, gracias al movimiento helicoidal de su cuerpo. Otro elemento que muestra el vínculo entre el viento y la serpiente es el ehecailacozcatl (caracol cortado por la mitad en forma de espiral), un atributo de la indumentaria de Quetzalcoatl, que simbolizaba el movimiento del viento, el movimiento continuo y el sonido ritual que producía.

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Fig.1 Fig.2 Fig.3

Fig.1. Tlaloc con rayo en forma de serpiente. Códice Borbónico p.24

Fig.2. Estas serpientes representan la influencia del plano celeste en fenomenos atmosféricos. También, son el puente entre el cielo y la tierra mientras cruzan el viento. Codice Borgia. Lam.5.

Fig. 3. Tezcatlipoca, representando a Yohualli –Ehectal, con la mascara bucal y el pectoral de concha de caracol cortado por la mitad. Códice Borgia. Lam 35

Interpretación tentativa del mito, en el entorno mesoamericano del Posclásico temprano (900 d.C. -1200 d.C.)

El primer mito narrado por lo habitantes de Moyotzingo, menciona una fecha que cabría tomar en consideración. En la historia mesoamericana, el año 1200, aproximadamente, marca el fin del Posclásico temprano. El principal rasgo de este periodo es la intensa actividad guerrera, movilizaciones de población y disputa de territorios.

Durante los siglos VI y X grupos de habitantes de la Cuenca de México colonizaron Zacatecas, Durango, el Bajío y la Caxcana, aprovechando las condiciones favorables para la agricultura. Sin embargo, según Pedro Armillas (1964), entre los siglos XII y XIV cuando las condiciones climáticas se volvieron más secas, estos colonizadores abandonaron los centros urbanos de Chalchihuites, La Quemada, la Sierra Gorda, entre otros, para después readaptarse a la vida económica de Mesoamérica nuclear. Grupos de nómadas-cazadores volvieron a ocupar los sitios abandonados; se contrajo la frontera mesoamericana y la impronta de la dura vida norteña, la guerra latente, acentuó las prácticas militares en el Centro de México.

La militarización de la vida cotidiana, se debió a la irrupción de estos grupos nómadas venidos del norte junto con poblaciones urbanas desplazadas. Desde la perspectiva de Carrasco (1971), la decadencia y caída de Tula a mediados del s.XII, conllevó movilizaciones cortas, continuas y erráticas provenientes de los centros provinciales del imperio tolteca (nonoalcas, tolteca-chichimecas, colhuas, tepanecas, mexicas, matlatzincas, tlahuicas). La ocupación de Moyotzingo Iztatulic debió darse en este marco de reacomodos territoriales, justo en el momento en que Huejotzingo delimitaba sus límites con la cercana Tlaxcallan.

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En las láminas del códice Boturini, se aprecia a los mexicas partiendo de Aztlán con dirección al sur, en un inicio, en compañía de los huexotzingas. En el mito se registra una posible peregrinación desde algún centro provincial urbano de la decadente Tula, conformada por ex vasallos toltecas, tolteca-chichimecas y nómadas-cazadores para encontrar un lugar que poblar, dentro del ambiente mesoamericano.

Los huejotzingas acompañan a los mexicas en la peregrinación de Aztlán al valle de Anahuac. Tira de la peregrinación Lam.2

Junto con las poblaciones urbanas desplazadas, los chichimecas de Xólotl, nómadas- cazadores, se asentaron en Chalco, Tlaxcala, Huejotzingo, Totomihuacan, Cuauhtinchan y Cuauhtitlan. En la zona del valle Puebla-Tlaxcala, los tolteca-chichimecas (mesoamericanos-norteños) se refugiaron en Cholula donde reinaban los olmeca xicalancas. Más tarde, los tolteca-chichimecas y chichimecas norteños se apoderan de Cholula y se reparten sus territorios. Según Davies (1968:107) el Valle Puebla-Tlaxcala era una zona desde donde partieron varios grupos hacia el oeste y noroeste, a regiones desde donde posteriormente regresaron como reinmigrantes que fundaron Tlaxcallan y Huexotzinco.

Este proceso histórico se expresa en varios códices y mitos indígenas que se refieren a reclamos territoriales de poblaciones que emigraron al norte mesoamericano y regresaban al sur para reclamar sus antiguos territorios. Los relatos y códices de este periodo tratan de legitimar el poder de sus gobernantes apelando a antiguos linajes, surgidos de dioses o de personajes asimilados a dioses.

La peregrinación moyotzinga, se sustenta en un linaje que exige derechos sobre sus antiguos territorios. Es más, apela a la autoridad del mandato divino que confiere legitimidad a la ocupación de Xochimatzi, representante de Macuilxochitl; uno de los principales dioses del agua y la tierra, es decir de los componentes elementales de la unidad política básica en el México antiguo. El simbolismo del altepetl (agua y tierra, constituyentes del territorio) resalta el hecho de que Moyotzingo no fue conquistado, sino fundado por los “legítimos” poseedores del terreno.

Otro aspecto importante, es el hecho de presentarse en varias ocasiones doncellas con flores blancas. Estas dos imágenes son típicas de divinidades agrícolas; las flores no sólo hacían referencia a la belleza, sino también a la guerra florida (xochiyaotl) que las liga al culto solar y a la naturaleza hibrida que las conformaba; el calor y el frío, lo celeste y lo terrestre. Las flores además de ser un elemento que significaba legitimación de la autoridad, hacen referencia a la guerra general en aquellos días.

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La serpiente un ser importantísimo en Mesoamérica, ligado con dioses de la fertilidad, asegura el sustento para los moyotzingas, con su ayuda se cumple uno de los deberes básicos que debe cubrir un “tecuhtli” (señor) para con su pueblo: asegurar el alimento en tiempos de sequía. La serpiente en su territorio afirma que la ocupación es avalada por el mismo universo mítico.

Posteriormente, el mito da un salto hasta la época colonial, donde vuelve a aparecer Xochimatzi en el papel de interlocutor con los ministros de la nueva religión cristiana, lo que denota una negociación de poderes, respecto al establecimiento del nombre oficial de Moytotzingo Iztatulic (en los lirios blancos). Este segundo topónimo pone énfasis en los lirios blancos que crecían en las lagunas cercanas, lo que remite a significados agrícolas anteriores a la conquista, muy enraizados en el culto a los dioses de la fertilidad, rasgo identificable del Posclásico temprano, que reclama la legitimación de la ocupación por antigüedad del territorio frente a los nuevos señores europeos y frente a las demás comunidades indígenas que quisieran aprovecharse del cambio de orden. De esta manera, el futuro se volvía en un reflejo del pasado, pues se argüían derechos ancestrales sobre la población y sus recursos.

En el plano político, el establecimiento del nombre oficial podría tomarse como un reconocimiento de derechos por parte del gobierno colonial hispano, en compensación por la ayuda recibida durante la conquista. La alianza con Cortés dio cierta autonomía a los tlaxcaltecas y huejotzingas para conservar su organización política, ahora plasmada en el sistema de cargos, la sobrevivencia de topónimos y tradiciones orales.

Acerca del Lienzo de Tlaxcala y los derechos territoriales que reclama, comenta Gruzinski (1988 :42) « Tlaxcala était un état puissant, situé entre les terres chaudes du golfe du Mexique et la vallée de Mexico et qui finit par se résoudre á appuyer l’expédition de Cortés après l’avoir combattue. C’est incontestable grâce á cet allié que les en surent gré en lui accordant une autonomie relative au sein de la Nouvelle-Espagne »

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Extensión de la Triple Alianza entre Tenochtitlán, Tetzcoco y Tlacopan a la llegada de los españoles. Se aprecia a Tlaxcala como estado independiente, pero con una extensión que abarca los territorios de Huexotzinco y Chollolan.

Moyotzingo en el ámbito mesoamericano del Posclásico tardío (1200 d.C.-1521d.C.)

La segunda versión no proporciona fechas, si bien, presenta elementos que forman parte del “Estilo internacional”. Estilo que se estableció desde los siglo X-XII d.C, con un paralelismo mostrado entre el área maya Puuc ( Chichén Itzá) y Tula Grande, en el Centro de México, compartiendo un conjunto de símbolos, trabajos artesanales, conceptos rituales, deidades, animales y elementos con características de significado semejante para todos los pueblos participes de este lenguaje contemporáneo y propio de Mesoamérica, más tarde conservado y expandido por Tenochitlán y Mayapán respectivamente.

Así, el estilo internacional, compartía y difundía imágenes comunes del universo mítico; flores, fauna, calendarios rituales, ornamento, insignias y tocados de deidades. Estos significados culturales se reconocían, aunque provinieran de distintos y lejanos puntos de las Mesoamérica posclásica.

Según Ross Hassig (1990: 129), la principal ruta que atravesaba el valle Puebla-Tlaxcala proveniente de la Cuenca de México, Tlaxcala y Cholula, se dirigía a Tuxtepec (en la Mixteca) donde se encontraba una colonia de pochtecas tlatelolcas; desde ahí se dispersaban las expediciones comerciales y militares que iban a Xicalanco, en las Tierras bajas mayas, o a Ayutla, en la Tierras altas mayas.

La principal característica de este periodo fue el incremento de la actividad bélica, que dio paso a una transformación profunda, al grado que los númenes agrícolas ceden lugar o

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comparten importancia con aquellos dioses que representan la fuerza, la juventud guerrera y la audacia; ejemplo de esto son los altares dedicados a Tlaloc y Huitzilopochtli, en el Templo Mayor.

La guerra impacta en la vida cotidiana de las ciudades, se levantan murallas, se cavan fosos, se construyen calzadas con puentes movibles- en Tenochtitlán-, se acelera la expansión militar, se exige tributo, la administración comienza a centralizarse, se capturan victimas para el sacrificio y se impone la fuerza de algunos pueblos que llevan el terror a otros más débiles.

En el caso específico de Moyotzingo, no podemos entender como afectaba su manera de ver el mundo sin saber que sucedía en esos momentos en el Valle Puebla-Tlaxcala. El Posclásico tardío estuvo marcado por las complicadas relaciones que sostuvieron los señoríos de Huejotzingo, Tlaxcala y Cholula entre sí, y las relaciones que cada uno de ellos o en conjunto tuvo con la Triple Alianza, encabezada por Tenochtitlán en los últimos tiempos.

Desde el reinado de Moctezuma I se emprendieron campañas militares para doblegar a la principal potencia del Valle Puebla-Tlaxcala, de fines del s.XIV a fines del s.XV, Huejotzingo. A pesar de la enemistad que había entre Tlaxcala y Tenochtitlán, Huejotzingo tuvo la prudencia de no tomar partido definitivo por uno u otro bando, decisión que le salvó en varias ocasiones del peligro de la hegemonía imperial.

En 1504, con motivo de un diferendo en la frontera de la boscosa zona norte estallaron las hostilidades entre Tlaxcala y Huejotzingo. En esa guerra que continuará hasta 1515, por instigación de Moctezuma II, los tlaxcaltecas invaden repetidamente Huejotzingo, incendian las cosechas, ponen en fuga a la milicia y arrinconan a los pobladores en las faldas de la Sierra Nevada desde donde, el bando pro-mexica, pide ayuda a Tenochtitlán que envía un regimiento de soldados que se aposta en la frontera boscosa norte de Huejotzingo. En los inicios de esta larga guerra, los cholultecas trataron de sobornar a los otomíes de las fronteras tlaxcaltecas.

Una hipótesis de Davies (1968, 92) para explicar el ataque mexica en contra de Atlixco y Huexotzinco entre 1507-1509, seria la discontinuidad de las ofensivas entre Tlaxcaltecas y huexontzincas, de lo contrario estos últimos no hubieran soportado ambas agresiones sobre su fronteras. En 1515, los huejotzingas invadieron Tlaxcala hasta Xiloxochitlan, a una lengua de la capital tlaxcalteca, posteriormente, fueron rechazados hasta Atlixco, donde algunos partieron en calidad de refugiados hacia Tenochtitlán.

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Situación política y militar de Huexotzingo, Chollolan y Tlaxcallan , en el valle de Puebla-Tlaxcala, durante la guerra que sostuvieron discontinuamente entre sí y contra Tenochtitlán de 1504-1519.

Parece que después de la derrota de 1515, los huejotzingas regresaron de su exilio en Tenochtitlán entre 1517-1518. Inmediatamente tuvieron un auténtico acercamiento con los tlaxcaltecas y se enfrentaron junto con ellos y los cholultecas a los mexicas acantonados en el cerro de Aguayecan (Las Mendocinas), en este momento decisivo de la guerra, Huejotzingo tuvo que aceptar la injerencia tlaxcalteca en su política interna, por consiguiente, experimentará el asedio en todas sus fronteras e inseguridad en su territorio.

En 1519, Tlaxcala era el señorío más poderoso del valle, si bien, con un futuro muy incierto, al arribo de los españoles los huejotzingas habían retrocedido en sus asentamientos, mientras el norte del valle de Texmelucan estaba cubierto por bosque, en su mayor parte, y sólo había poblaciones en las laderas de la Sierra Nevada. En el sur del valle Texmelucan se hallaban cultivos y ciénagas que se extendían hasta la frontera con Cholula. La mayor densidad poblacional se concentraba en Huejotzingo, Calpan, Zecalacoayan y los pueblos de las laderas del Iztaccihuatl y el Popocatepetl.

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En este escenario, Moyotzingo se encontraba en la primera línea de defensa huejotzinga, entre dos enemigos demasiado resueltos, con episodios cruentos y una enconada escalda de agresiones que iba desde invasiones punitivas, corte de suministros, desplazamiento de poblaciones, hasta la ocupación del territorio.

Los moyotzingas, apenas protegidos por las lomas de Tepetitla, quizás tuvieron que huir para no perecer en las frecuentes incursiones bélicas de ambos señoríos. Actualmente no hay datos que clarifiquen si los moyotzingas fueron absorbidos por Tlaxcala o si se refugiaron en la zona central de Huejotzingo.

Interpretación de la segunda versión del mito de fundación de Moyotzingo

En esta versión varían los personajes, aunque el tema es compartido por otros mitos de pueblos de filiación nahua asentados a lo largo de toda Mesoamérica: la posibilidad de poder ser la capital de un imperio.

Sin embargo, se presentan dos comparaciones ilustrativas, que van más allá de desear la suerte del prospero, y agresivo. Por un lado está el águila, el doble de Tonatiuh símbolo del Sol y del pueblo del sol: los mexicas, parada en un nopal cuyas tunas simbolizaban los corazones humanos, el cacto no soporta el peso del águila, se rasga el nopal y la deja caer herida.

Por otro lado está el mosquito, insecto endeble un tanto insignificante, que curiosamente surge de un ambiente acuático, come todo, pero que sólo cobra personalidad cuando se junta en enjambre y comienza su vuelo colectivo. Este personaje se para en el nopal después de que el águila se fue herida y al aguantarlo el nopal se queda en Moyotzingo.

Glifo de Moyotzingo donde se aprecia el espiral que forma el vuelo de los mosquitos, el cual los relaciona con el incesante movimiento de Ehecatl (el Viento)

El águila y el mosquito escenifican una broma cósmica que se presenta en diversas tradiciones míticas a lo largo y ancho del planeta: la idea de que el débil le ganará al fuerte, que el poderoso será humillado y el humillado enaltecido. (Douglas, 1998:220)

La caída del nopal expresa la animadversión que les causaba la intrusión y el acoso constante dela Triple Alianza sobre las fronteras huejotzingas y tlaxcaltecas, con la consabida estrategia imperial de infiltrar y enfrentar a estos vecinos entre sí, que dio como resultado que Moyotzingo fuera parte del campo de batalla (ver anexo 1).

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Resulta esclarecedor recordar que los mosquitos comparten con Ehecatl-Quetzalcoatl el movimiento en espiral que evoca al principio dinámico del universo, mostrado en el glifo de Moyotzingo y en el ehecailacozcatl, lo que podría representar el cambio continuo que afecta a la región del valle de Texmelucan, durante el periodo Posclásico tardío.

El movimiento enjambrado del mosquito, en verdad, expresaba los tiempos difíciles que se vivían, además de la importancia de subsistir como comunidad, de lo contrario se disgregarían y perderían los derechos adquiridos sobre los territorios que poseían desde hace por lo menos tres siglos en el valle Puebla-Tlaxcala.

Conclusión

En ambas versiones se presenta un discurso distinto en los rasgos estilísticos. Por una parte, la primera versión invoca a poderes ácueos y terrestres propios de la fertilidad que confieren poder al representante de Macuilxochitl en la peregrinación. Cabe destacar que cuentan con el apoyo de un pueblo guerrero que estaba delimitando sus fronteras : Huexotzinco. Las anteriores características indican que esta versión su compuso a fines del Posclásico temprano, con el explicito propósito de legitimar la posesión de la tierra, el derecho a poblarla y disponer de ella.

Es destacable que no se mencione a alguien que, anteriormente, sentara sus reales en Moytotzingo. Según este discurso, la población comenzó con ellos al momento en que recuperaron o reclamaron lo que les estaba de antemano reservado.

En la segunda versión, se presentan personajes que serían reconocidos por cualquier mesoamericano gracias al “estilo internacional” imperante desde el Epiclásico. La misma potencia dominante del momento, Tenochtitlan, recurre a una versión del mito, con sus debidas adaptaciones, para explicar y justificar la dominación sobre todos los demás pueblos. el águila como símbolo solar cobra demasiada importancia para los nobles mexicas quienes se creían detentadores de la misión de alimentar al sol con la sangre de otros pueblos, de sus enemigos políticos o de sus propios plebeyos.

Los moyotzingas, por medio de esas mismas figuras narrativas, reutilizan el discurso oficial para dar su replica, donde se puede reconocer el estado de cosas imperante en el valle Puebla-Tlaxcala durante Posclásico tardío. En una frontera caliente como la huejotzingo-tlaxcalteca, un numen fundador que evoca el movimiento continuo e inestable, más que justificar la posesión del territorio explica porque la situación se encuentra en constante agitación.

Estas circunstancias sugieren que con esa explicación la comunidad reconoce en el mito sus experiencias personales y las proyecta a un pasado, una tradición unidas a un cumulo de conocimiento compartidos por todos ellos.

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Por ultimo, con la finalidad de mantener latente una resistencia lista para pasar a la acción en el momento apropiado, reformula míticamente y rememora quien se había quedado en Moyotzingo y quienes habían fracasado en la ocupación. Si tomamos en cuenta que el tiempo mesoamericano se concebía como cíclico, el mito proclamaba que los mexicas se caerían del nopal como otras veces.

Anexo 1

Acercamiento de la frontera huejotzingo-tlaxcalteca, donde se detalla las confrontaciones y ocupaciones del Valle de Textemelucan. También, se muestra la desesperada situación de Moyotzingo durante la confrontación entre Huexotzinco y Tlaxcala, agravada por la intervención mexica de 1504-1518.

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Bibliografía

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