Saramago - La Cobertura de Diario Perfil

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INVESTIGACION Y ANALISIS ELISA SANTAFE* El escritor portugués y premio Nobel José Saramago murió ayer a los 87 años en su casa de la localidad de Tías, en la isla española de Lanzarote, donde residía, tras una larga enfermedad, a pesar de la cual se mantuvo activo casi hasta el final de su vida. “Hoy viernes 18 de Junio, José Saramago ha fallecido a las 12.30 horas en su domicilio de Lanzarote, a los 87 años de edad, a consecuencia de una falla multiorgánica después de una larga enfermedad”, indicó la Fundación Saramago en un comunicado en su página web. “El escritor murió acompaña- do de su familia, despidiéndo- se de una forma serena y plá- cida”, añadió. La capilla ardiente se instaló en la biblioteca de Tías, a partir de las 17.00 locales y el sába- do un avión militar portugués trasladará su cuerpo a Lisboa, donde se abrirá una capilla ar- diente en el Ayuntamiento de la capital portuguesa y a conti- nuación se incinerarán sus res- tos, precisaron a la agencia de noticias AFP fuentes cercanas a la familia. Esos informantes añadieron que una parte de sus cenizas se depositarán en su ciudad natal, Azinhaga, mientras que otra parte se enterrará junto a un olivo en Lanzarote. Fue un amigo de la Argenti- na, país en el que estuvo varias veces. Saramago admiraba la literatura argentina, a la que calificó como “plural y de una vocación universal”. Leí en for- ma asidua a Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sába- to. El Nobel de Literatura 1998 había sufrido una grave neu- monía a finales de 2007 e ini- cios de 2008. En los últimos años fue hospitalizado en varias ocasiones, sobre todo, debido a problemas respirato- rios. El autor de El Evangelio se- gún Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera vivía en la isla de Lanzarote, en el archipiélago español de Canarias, con su es- posa y traductora, la española Pilar del Río, desde 1993, tras publicar El Evangelio según Jesucristo, que causó polémica entre los fieles católicos. A pesar de su delicada salud en los últimos años, este hom- bre sencillo, afable, de fino sentido del humor y muy ena- morado de su esposa, a quien elogiaba a menudo en sus in- tervenciones, no dejó la escri- tura ni abandonó su activismo en los últimos meses. Siempre sin pelos en la len- gua, en este tiempo apoyó nu- merosas causas en favor de los más débiles y de la dignidad y los derechos humanos, activi- dades que marcaron su vida y a veces demoledora obra, desde su afiliación al Partido Comu- nista desde joven. Tras recupe- FOTOS: CEDOC PERFIL “Simplemente digo que en este mundo hay finales que son también comienzos, muertes que son nacimientos. Y de eso se trata. Se fue, pero se quedó”, Eduardo Galeano, escritor uruguayo Riguroso, mordaz, polémico y un gran amigo de la Argentina El poeta, ensayista y notable narrador portugués José Saramago murió ayer a los 87 años en su casa en Es- paña, tomado de la mano de su esposa, la periodista y traductora Pilar del Río. Había nacido en el campo, en una familia muy pobre, y sólo pudo ir a la escuela hasta los 12 años. En 1998 ganó el Premio Nobel de Literatura. Ateo, comunista y crítico de la Iglesia Católica, reinventó a Jesús en “El Evangelio según Jesucristo”. Saramago es muy leído en la Argentina, un país al que visitó varias veces y cuya literatura admiraba. Otros libros conocidos son “Ensayo sobre la ceguera”, “Caín” y “Memorial del convento”. MURIO EL PREMIO NOBEL JOSE SARAMAGO “Españoles y portugueses compartimos el mismo dolor, pero también el ejemplo que nos deja su legado de solidaridad”, José Luis Zapatero, jefe de Gobierno español PERSONAJE GLOBAL. Saramago fue un escritor muy comprometido con los problemas del mundo.

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El día que Saramago lloró: cuando vio el estreno del film ‘Ceguera’

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INVESTIGACION Y ANALISIS

Elisa santafE*El escritor portugués y premio Nobel José Saramago murió ayer a los 87 años en su casa de la localidad de Tías, en la isla española de Lanzarote, donde residía, tras una larga enfermedad, a pesar de la cual se mantuvo activo casi hasta el final de su vida.

“Hoy viernes 18 de Junio, José Saramago ha fallecido a las 12.30 horas en su domicilio de Lanzarote, a los 87 años de edad, a consecuencia de una

falla multiorgánica después de una larga enfermedad”, indicó la Fundación Saramago en un comunicado en su página web. “El escritor murió acompaña-do de su familia, despidiéndo-se de una forma serena y plá-cida”, añadió.

La capilla ardiente se instaló en la biblioteca de Tías, a partir de las 17.00 locales y el sába-do un avión militar portugués trasladará su cuerpo a Lisboa, donde se abrirá una capilla ar-diente en el Ayuntamiento de la capital portuguesa y a conti-nuación se incinerarán sus res-tos, precisaron a la agencia de noticias AFP fuentes cercanas a la familia.

Esos informantes añadieron que una parte de sus cenizas se depositarán en su ciudad natal, Azinhaga, mientras que otra parte se enterrará junto a un olivo en Lanzarote.

Fue un amigo de la Argenti-na, país en el que estuvo varias

veces. Saramago admiraba la literatura argentina, a la que calificó como “plural y de una vocación universal”. Leí en for-ma asidua a Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sába-to.

El Nobel de Literatura 1998 había sufrido una grave neu-monía a finales de 2007 e ini-cios de 2008. En los últimos años fue hospitalizado en varias ocasiones, sobre todo, debido a problemas respirato-rios.

El autor de El Evangelio se-gún Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera vivía en la isla de Lanzarote, en el archipiélago español de Canarias, con su es-posa y traductora, la española Pilar del Río, desde 1993, tras publicar El Evangelio según Jesucristo, que causó polémica entre los fieles católicos.

A pesar de su delicada salud en los últimos años, este hom-bre sencillo, afable, de fino sentido del humor y muy ena-morado de su esposa, a quien elogiaba a menudo en sus in-tervenciones, no dejó la escri-tura ni abandonó su activismo en los últimos meses.

Siempre sin pelos en la len-gua, en este tiempo apoyó nu-merosas causas en favor de los más débiles y de la dignidad y los derechos humanos, activi-dades que marcaron su vida y a veces demoledora obra, desde su afiliación al Partido Comu-nista desde joven. Tras recupe-

fotos: cedoc perfil

“Simplemente digo que en este mundo hay finales que son también comienzos, muertes que son nacimientos. Y de eso se trata. Se fue, pero se quedó”, Eduardo Galeano, escritor uruguayo

Riguroso, mordaz, polémico y un gran amigo de la Argentina

El poeta, ensayista y notable narrador portugués José saramago murió ayer a los 87 años en su casa en Es-paña, tomado de la mano de su esposa, la periodista y traductora Pilar del Río. Había nacido en el campo,

en una familia muy pobre, y sólo pudo ir a la escuela hasta los 12 años. En 1998 ganó el Premio nobel de literatura. ateo, comunista y crítico de la iglesia Católica, reinventó a Jesús en “El Evangelio según

Jesucristo”. saramago es muy leído en la argentina, un país al que visitó varias veces y cuya literatura admiraba. Otros libros conocidos son “Ensayo sobre la ceguera”, “Caín” y “Memorial del convento”.

muRio El pREmio nobEl joSE SARAmAGo

“Españoles y portugueses compartimos elmismo dolor, pero también el ejemplo que nos deja su legado de solidaridad”, josé luis Zapatero, jefe de Gobierno español

personaje global. Saramago fue un escritor muy comprometido con los problemas del mundo.

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rarse de la neumonía, a inicios de 2008, el poeta, dramaturgo y ensayista escribió dos nove-las: El viaje del elefante y Caín, que publicó en noviembre, y en los últimos meses estaba preparando un libro sobre la industria del armamento.

En abril de 2008, inició el blog El Cuaderno de Sarama-go, que alimentó durante un año, hasta que al concluir Caín anunció su fin para poder de-dicarse a tiempo completo a su decimoséptimo libro.

“Comencé otro libro y quie-ro dedicarle todo mi tiempo. Ya se verá por qué, si todo va bien”, explicó en la última entrada de su blog. El mismo anunció que su nuevo escrito versaba sobre la industria de las armas.

Mientras preparaba este li-bro, recibió en septiembre en su casa de Lanzarote, la visi-ta del escritor peruano Mario Vargas Llosa, y su esposa, Pa-tricia, y en diciembre visitó a la activista Aminatu Haidar, que durante un mes cumplió una huelga de hambre en el aeropuerto de la isla para pro-testar por su expulsión del Sa-hara Occidental por parte de Marruecos.

Saramago apoyó la causa de Haidar y en mayo hizo lo mismo con el magistrado es-pañol Baltasar Garzón, sus-pendido temporalmente para ser juzgado por haber inicia-do una investigación sobre los desaparecidos de la Guerra Civil.

En junio, publicó su último ensayo, Democracia y univer-sidad, en el que afirma que “no se trata sólo de instruir, sino de educar” y “repercutir

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en la sociedad. Aprendizaje de la ciudadanía, eso es lo que creo sinceramente que falta. Porque la democracia está en-ferma, gravemente enferma”.

Premio Luís de Camoes (el Cervantes portugués) en 1995, sus declaraciones a ve-

ces causaban polémica, como su apoyo a la anexión entre España y Portugal para for-mar Iberia, mientras que so-bre América latina denunció a menudo los atropellos a los derechos humanos en países como Cuba o Colombia y en

nobel. Saramago con su esposa, Pilar del Río, y en Argentina, con la presidenta Cristina Kirchner y el escritor Ernesto Sabato.

España apoyó al actual man-datario, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. El pre-sidente de gobierno español envió ayer un telegrama ex-presando las condolencias “de todos los españoles” a la viuda de José Saramago, en el que manifestó su “profundo senti-miento de condolencia” por la muerte se su marido, “escritor de lengua y alma hermanas, cuya palabra le ha convertido muy a menudo en la voz de los más débiles”.

Saramago había nacido en Azinhaga, en 1922, en una fa-milia trabajadora. Antes de de-dicarse a la literatura, trabajó en varios oficios, entre los que él recordaba, cerrajero, mecá-nico y editor. En 1947, publicó Tierra de pecado, su primera novela, recientemente reedi-tada en Portugal, al cumplirse medio siglo de su publicación. Recibió por ella críticas positi-vas, aunque permaneció más de dos décadas sin publicar. “Quizá no tenía nada que de-cir”, se justificó en varias en-trevistas. A finales de los se-senta, regresó con dos libros de poemas, y en 1977 y 1980 sorprendió por su originali-dad con Manual de pintura y caligrafía y Alzado del suelo, respectivamente.

Su reconocimiento interna-cional llegaría a partir de 1982, cuando apareció su legendaria novela Memorial del conven-to, a la que siguió El año de la muerte de Ricardo Reis, La balsa de piedra (1986), Histo-ria del cerco de Lisboa (1989) y El evangelio según Jesucristo (1991). n

* Desde Madrid (AFP).

Una vida plena

Infografía: A.I.

1922Nace el 16 de noviembre en la aldea de Azinhaga (Portugal) en una familia de campesinos pobres. Fue a la escuela hasta los 12 años.

1944Se casa con IldaReis con quientuvo su hija,Violante.

1947Escribe suprimera novelaTierra dePecado.

1969Adhiere alPartidoComunista.

Se divorcia de Ilda Reis.

1982Escribe Memorialdel convento,novela de amorque le dionotoriedad.

1992Su novelaEl Evangeliosegún Jesucristoprovoca unescándalo aldescribir a Jesúsperdiendo su virginidad con Magdalena. Por ello, se radica en la Isla de Lanzaro-te, archipiélago de Canarias en España.

1993Se casa con laperiodista ytraductoraespañolaPilar del Río.

1998Recibe elPremio Nobelde Literatura.

2008Escribe El viaje del elefante y Caín, sus últimas novelas.

Iniciael blogEl Cuaderno deSaramarago.

2010Muere en su casa de la localidad de Tías, en la isla española de Lanzarote,de leucemia que sufría de hace varios años.

Recuerdos jose saramago*

Somos la memoria que tenemos, sin me-moria no sabríamos quienes somos. Esta frase, que me brotó en la cabeza hace muchos años, en el fervor de una de las múltiples conferencias y entrevistas a las que el trabajo de escritor me obliga, además de parecerme, inmediatamen-te, una verdad fundamental, de ésas que no admiten discusión, se reviste de un equilibrio formal, de una armonía entre sus elementos que, pensaba, contribuiría mucho para una fácil memorización por parte de oyentes y lectores. Hasta donde mi orgullo llega, y me apresuro a declarar que no llega muy le-jos, me vanagloriaba de ser el autor de la frase, aunque, por otro lado, la modestia, que tampoco me falta del todo, me susu-rraba de vez en cuando al oído que era tan cierta como afirmar con toda serie-dad que el sol nace por Oriente. Es decir, una obviedad.

Pues bien, hasta las cosas aparentemen-te más obvias, como parecía que era ésta, pueden ser cuestionadas en cualquier mo-mento. Es ése el caso de nuestra memoria, que, a juzgar por informaciones científicas re-cientísimas, está pura y simplemente en riesgo de desaparecer, integrándose, por así decirlo, en el grupo de las especies en vías de extinción. Según esas informaciones, publicadas en revistas científicas tan respetables como Nature y Learn Mem, se ha descubierto una molécula, denominada ZIP (vaya nombre que le han puesto), capaz de borrar todos

los recuerdos, buenos o malos, felices o nefastos, dejando el cerebro libre de la carga recordatoria que va acumulando a lo largo de la vida. El niño que acaba de nacer no tiene memoria y así nos íbamos a quedar no-sotros también. Como decía el otro, la ciencia avanza que es una barbaridad, pero yo, esta cien-cia no la quiero. Me he habituado a ser lo que la memo-ria hizo de mí y no estoy del todo des-contento con el resultado, aunque mis actos no siempre hayan sido los más afortunados. Soy un bicho de la tierra como cual-quier ser humano, con cualidades y de-fectos, con errores y aciertos, déjenme quedarme así. Con mi memoria, ésa que yo soy. No quiero olvidar nada. n

*Extraído del blog Cuadernos de Saramago.

como eScribia

dolor. Sus restos fueron velados en la biblioteca de su casa, en Canarias, y hoy serán cremados en Lisboa, como había dispuesto.

fotos: afp

fotos: cedoc perfil

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relacion. Saramago junto a Alma y sus alumnos del taller literario; con la nieta de su amiga, Violeta, y un testimonio de su afecto.

fotos: claudio attardo

Santiago Farrell“Era un tierno, un hombre de una dulzura y una ternura im-presionantes. Y, además, con un humor constante. Estaba lleno de vida. Quienes dicen que era pesimista es porque no lo conocieron”.

Así evoca a José Saramago su “amiga argentina”, la escri-tora rosarina Alma Maritano, la mujer que después de conocer a fondo la obra, tuvo la opor-tunidad de conocer al hombre que la había creado, y se mara-villó tanto o más.

Rupturas. Lo conoció casi por azar, durante una visita del portugués, diez años atrás, cuando la gente de la editorial la presentó como una gran ad-miradora. Luego de esperar horas bajo la lluvia, Saramago la hizo subir al automóvil en el que iría a su hotel y le pidió que le hablara. Vencida la timidez, Maritano habló y habló, y con-tó cómo se abalanzó sobre su obra luego de leer apenas un párrafo de El Evangelio según Jesucristo y comprender que era algo maravillos. “Cuando me di cuenta de que no podía parar, le dije: ‘ay maestro, có-mo estoy hablando’. Y él me respondió: ‘y yo, cómo estoy

escuchando’”. Cuando llega-ron a la puerta del hotel, Sara-mago pidió una fotografía jun-tos. Había nacido una amistad profunda, a la que rápidamente se sumaría Pilar del Río, la pe-riodista y traductora sevillana casada con el autor y que lo acompañó hasta el final. Un

“Los que dicen que era pesimista se equivocan: Saramago amaba la vida”

aLma maritano, Su mejor amiga argentina

escritora rosarina, Maritano conoció a José Saramago luego de haberse maravi-llado con su obra. Su relato presenta a un hombre alegre, lleno de vida y optimista,

que creía que había razones para luchar. Sus visitas a la argentina, su admiración por Borges y Sabato y su costumbre de privilegiar a los amigos por sobre los

compromisos sociales. Un Premio nobel consagrado que prefería los fideos case-ros y una buena discusión sobre su obra, a los almuerzos con un gobernador.

tino Noé Jitrik, que participaba del encuentro, confesó que “no he leído a Pessoa. Tengo poco tiempo. La última vez que leí mucho fue cuando me rompí una pierna”. “Pues entonces, rómpete una pierna, porque Pessoa lo vale”, fue la respues-ta de Saramago.

Sin pesimismo. De la evoca-ción surge un Saramago que “admiraba profundamente” a Borges y a Sábato, que tenía un gran sentido del humor, y que valoraba mucho la amis-tad (ver recuadro). El Premio Nobel portugués tenía fama de hosco y reservado. De persona-je “incómodo” y de pesimista. Pero Maritano, que organiza talleres sobre Saramago, cree que esa imagen es injusta. “Te-nía una postura frente a la vida profundamente optimista, no en el sentido superficial, sino en el sentido de que hay que hacer cosas, de que se puede actuar, de que no hay que sen-tarse a llorar. Solía decir: ‘yo no tengo la culpa de que si le-vanto una piedra aparece un monstruo’.”

Maritano lo recuerda cami-nando feliz bajo la lluvia, luego de la firma de libros en Buenos Aires; escuchando maravillado a su mujer, Pilar del Río, una sevillana capaz de acaparar horas de conversación durante una cena con autoridades polí-ticas que de otro modo hubiera sido pesadísima, o ejerciendo una elegancia impecable, “que hacía que no pocos lo compa-raran con Cary Grant”.

Otro lugar común sobre el autor de Ensayo sobre la ce-guera es que el valor de su obra era su compromiso político con los más pobres y desposeídos, asumido desde que adhirió al Partido Comunista, en su ju-ventud. Maritano se indigna: “Su compromiso era esencial-mente estético. Por eso estuvo más de veinte años sin escribir luego de su primera novela. No es un autor destacado por su ideología, sino porque produjo una verdadera revolución lin-güística, sintáctica, con unos quiebres temporales maneja-dos de una manera extraordi-naria. Porque volvió a incor-porar al narrador activamente al relato, algo que no sucedía desde Flaubert”.

La muerte. De aquella prime-ra conversación (en realidad un monólogo de Alma) nació un vínculo al que sólo ha inte-rrumpido la muerte del autor portugués. “Cuando volvió y dio una conferencia en el Co-lón, me mandó los pasajes para que viajara a Buenos Aires. Ahí conocí a Pilar, con la que vi la presentación desde un palco. Después, fuimos a comer”. Poco después, llegaron más pasajes, en este caso a Lisboa, donde asistió emocionada a la presentación de una de las úl-timas novelas, Intermitencias de la muerte. “Fue la última vez que lo vi en persona. Estaba es-pléndido, sin ningún rastro de la enfermedad que lo llevó a la muerte.”

Precisamente en Intermi-tencias de la muerte, Sarama-go habla de la muerte, “una muerte muy particular, que re-mite a la película All that jazz, de Bob Fosse”, dice Maritano. “Una muerte sofisticada, súper moderna, muy llena de humor. Que salva de ella misma a un músico. Ese mensaje, que el ar-te, el amor, vencen a la muerte, está en toda su obra. Eso no es pesimismo”. n

día antes, Maritano había asis-tido a una mesa debate en la que Saramago hizo gala de su humor filoso. Gran parte de las discusiones giraban en torno a su obra El año de la muerte de Ricardo Reis, que alude, a su vez, al poeta portugués Fer-nando Pessoa. El autor argen-

S.F.Saramago era un hombre que privilegiaba la amistad. De eso, Alma Maritano no tiene nin-guna duda. Cuando llegó invitado para dar una conferen-cia en el Teatro Colón, la llevó a la cena oficial en uno de los restaurantes más sofisticados de Buenos Aires, don-de él y su mujer, Pilar, la hicieron sentar en un lugar central a pesar de que había varias autoridades. “El prácticamente no abrió la boca. Todo lo decía ella, con un gracejo andaluz delicioso, una gran cultura y un conocimiento político muy profundo”. Años después, durante la visita del portugués a Rosario, para participar del

Congreso de la Lengua, en el que compartió escenario con Ernesto Sábato, volvió a demos-trar su fidelidad. Su agenda estaba plagada de

actividades oficiales y una de ellas era un almuerzo formal con el gobernador. Pero Saramago no iba a desairar a su amiga, que años atrás había hecho más de cien kilómetros sólo pa-ra que le firmara un libro. “Decidió sus-pender el almuerzo con el gobernador, y se vino con Pilar a mi casa. Como ella es

vegetariana, comimos unos fideos amasados por mi hijo, acompañados por alumnos que no podían creer que tenían la posibilidad de hablar con él. Y me regaló el plato oficial que le dieron en el Congreso.” n

Fideos caseros antes que un gobernador

gentileza. Saramago le regaló un plato oficial.

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perín y tomada del libro Soy un comunista hormonal (Editorial Capital Intelectual), Sarama-go recuerda los días en la isla de Lanzarote, a donde llegó en “tristes circunstancias”, como consecuencia de “la censura que sufrí del gobierno portu-gués”. En alusión al veto de su candidatura al premio de literatura europeo, señaló que “no importa si hubiera ganado o no, pero a raíz de una acción manipuladora de alguna gente de la cultura, el gobierno dijo que la novela no podía repre-

sentar al país porque ofen-día las creen-cias del pue-blo portugués, cuya creencia universal es el catolicismo. Los gobiernos s iempre su-ponen tener el derecho de hablar en nom-

bre del pueblo, es una cosa que ya conocemos... Eso me molestó, me indignó, al punto que incluso aho-ra mismo, cuan-do ya han pasado diez años, me si-go preguntando cómo pudo ocu-rrir”.

¿La historia lo absolverá? A

sólo 24 horas de su partida, la muerte tiene ese no se qué, que logra convertir en un “santo” a quién era un “enemigo”. En un comunicado de la Conferencia Episcopal Portuguesa, el padre José Tolentino, su portavoz, di-jo que “lamentaba la muerte de Saramago”, y que el país perdía a un “gran exponente”. El padre Tolentino señaló que “sea como fuera, el diálogo nunca fue cortado y siempre fue positivo”. n

laura gambaleEn 1991, José Saramago publi-có uno de sus libros más polé-micos: El evangelio según Je-sucristo. La obra, en palabras del propio autor, “es como una relectura de los evangelios, es como un viaje al origen de una religión”. Recordemos que la novela describe una historia de ficción alternativa a la vida de Jesucristo tal como se describe en la Biblia, en la que Cristo vive con María Magdalena e intenta evadir su crucifixión. Como es de suponer, la Iglesia Católica salió a d e f e n d e r las Sagradas Escrituras y a criticar la novela, hasta lograr su ob-jetivo: prohi-birla.

Al año si -guiente de su publicación, c u a n d o l a s cr í t i cas y la i n d i g n a c i ó n eclesiástica ya estaba al lími-te, Sousa Lara, subsecretario de Estado de C u l t u r a d e l Gobierno con-servador por-tugués, vetó la candidatura de la obra al Pre-mio Literario Europeo, alegando que el libro constituía “una ofensa para la religiosidad del pueblo portu-gués”.

Saramago, en respuesta, acusó al gobierno de su país de censura. Enojado y decepcio-nado, decidió irse a la isla de Lanzarote, en el archipiélago español de Canarias, con su esposa y traductora, la espa-ñola Pilar del Río.

En una entrevista concedida en 2003 al periodista Jorge Hal-

pedro ylarriEl cineasta Fernando Mei-relles lo miraba de costa-do, atento a cada reacción, ansioso de que termine la proyección de Ceguera pa-ra conocer su opinión. La versión cinematográfica de Ensayo sobre la ceguera es-taba siéndole mostrada a su autor, José Saramago, por primera vez, y el realizador brasileño, quien había de-jado de hacer publicidades para dedicarse por comple-to al cine después de leer el libro, no podía con sus nervios.

Venía de tener duras crí-ticas de la prensa francesa tras el estreno del film en Cannes y los medios de Estados Unidos tampoco lo favorecían. “Estaba ner-viosísimo; pensé: ¡Qué ho-rror!, con esta película se acaba mi carrera, esto va a ser espantoso.” Pero lo que vino después lo tranquilizó, contó en una entrevista con PERFIL en Sao Pablo, publi-cada en septiembre de 2008, “me devolvió la confianza”.

Tras encenderse las luces, lentamente, Meirelles diri-

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el recuerdo de meirelleS

un eScritor comprometido

el día que Saramago lloró: cuando vio el estreno del film ‘ceguera’“el mundo quedó todavía más burro y más ciego hoy”, dijo el cineasta brasileño Fer-nando meirelles cuando se enteró de la muerte del célebre escritor. meirelles llevó

al cine el libro “ensayo sobre la ceguera”. en una entrevista con perFil, en 2008, meirelles había relatado la emoción que la película le produjo a Saramago.

José Saramago se definía como un “co-munista hormonal”, y como tal respal-daba el gobierno de Fidel Castro en Cu-ba. Pero en abril de 2003 tomó distancia del régimen cubano, cuando fueron fusi-ladas tres personas por secuestrar una lancha de pasajeros para emigrar a Esta-dos Unidos. Escribió

una columna para el diario español El País, donde opinaba que “Cuba ha perdi-do mi confianza, ha dañado mis espe-ranzas, ha defrauda-do mis ilusiones”. El texto generó el enojo de Castro, quien ase-guró que el escritor “no entendió ni una palabra de las reali-dades que viven Cu-ba y el mundo”. n

“Cuba ha perdido mi confianza”

Siempre frontal, se peleó con la iglesia, con el gobierno de portugal y se fue a españa

desilusion. Se peleó con Fidel en 2003.

al cine. Julianne Moore fue la protagonista de la película sobre el libro del portugués.

elogios. Saramago y García Márquez se admiraban mutuamente.

tema. Una extraña epidemia de ceguera avanza sin pausa.

gió su mirada al escritor y se dio cuenta de que el portugués estaba conmovido, emociona-do; se dio cuenta que Sarama-go estaba llorando. “Entonces le besé, porque estaba agrade-cidísimo de que a él le hubiera gustado”, añadiría a la agencia española EFE, “eso me tran-quilizó”.

El día que Saramago lloró dejó una marca en Meirelles. Ayer, al conocerse la muerte del escritor, el cineasta recordó a su inspirador como “hombre brillante”, que con su muerte

dejó “más burro y más cie-go” al mundo. “La lucidez en aquel grado es un privi-legio de pocos, no consigo escapar al cliché, pero defi-nitivamente el mundo que-dó todavía más burro y más ciego hoy... Saramago era un hombre lógico, decía que la muerte es simplemente la diferencia entre estar aquí y ya no estar, combatía a las religiones con furia y asi-mismo no consigo dejar de pensar que adoraría que en este momento él tuviese que dar el brazo a torcer al ser sorprendido por otro tipo de vida después de la que tuvo aquí”, expresó en un comu-nicado de prensa difundido por la agencia AFP.

Meirelles, realizador de las reconocidas La ciudad de Dios y El jardinero fiel, entre otras, logró lo que ca-si ningún productor pudo: conseguir que Saramago vendiera los derechos de sus libros para llevarlos a la pantalla grande. Ensa-yo sobre la ceguera narra la historia de una extraña epidemia de ceguera que se propaga rápidamente. n

“dejó una gran contribución para la literatura mundial y para la valorización de la lengua portuguesa”, dijo el presidente de Brasil, lula da Silva

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