Savater-etica de La Alegría

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.l \ I Savater y la ética de la alegría· JULIANA GONZÁLEZ Si la alegría constituye un "escándalofilosófico", como dice Fernando Savater, ello se debe a que, a pesar de las notables excepciones, ante todo de Spinoza y N ietzsche, ha preva- lecido en la historia la que cabe llamar moral del sufrimien- to. Ha dominado, diríamos, la imagen bíblicade laexpulsión del Edén, de lo atormentados hombres que cubren su des- nudez, aterrorizados ante su destino corporal ya la vez mo- ral y mortal. Transidos de muerte. "Fuera del paraíso" signi- ficó fuera de la alegría yde la vida feliz. Lo que ellos se cubren realmente, lo que niegan y pretenden esconder para siem- pre es esa "cosa mala" que es "el cuerpo" --como le llamó e! Fedón platónico-. Yloque temen, en el fondo, ese! hecho de que tal negación es relativa, pues el deseo de felicidad per- vive, ahora transmutado en culpa. Y les aterra, ante todo, su mortalidad, significativamente asociada a su moralidad y a su libertad. Les aterra su vida. De entonces en adelante la moralexhorta"aaprenderamoriryaestarmuertos" --como también dice el Fedón-. La Tierra, el "eternamente verde árbol de la vida" -de Goethe-se ensombreció ymarchitó, se hizo "caverna". Predominó entonces el pesode la muerte, no la profundidad de la vida. y podemos decir que taro Jién Spinoza suscitó en su tiempo escándalo, no sólo filosófico, sino religioso, político y moral. El anatema en su contra -yo diría- fue también anatema contra la alegría, contra esos nuevos valores que * Estos comentarios y reflexiones sobre la Ética de la alegría, tema om- nipresente -<omo bien dice Subirats- en Savater, se refieren no sólo a este significativo texto, sino también a su reciente artículo sobre "La imagi- nación alegre", publicado en La lomada Semanal. proclamaba su Ethica al afirmar que la tristitias es mala y la laetitia, buena: que la naturaleza es buena, que e! cuerpo es bueno yque la alegría, o sea la expansión de la vida, es la per- fección humana, que las pasiones m'ismas son racionales. PeroSpinoza fue condenado al exilio del silencio y del secreto --como lo destaca Savater-. y con él, de algún mo- dofue condenada tambiénsu obra; en todo caso, no ocurrió e! ingreso al mundo de una ética de la alegría. Se produjo una nueva condena de ésta y se dio, incluso, el kantiano rechazo a la equivalencia aristotélica de la ética y la felicidad. Yo añadiría que no fueron los tiempos de Spinoza, por lo demás, tiempos para la ética, sino para el método y la cien- cia. Apareció de hecho un nuevo dualismo donde el hom- bre ya no se concibe como cuerpo y alma, sino como exten- sión y pensamiento; donde el alma ya no es más que une chose quipense. Los tiempos de una ética de la alegría vuelven a ser --como lo sabe muy bien Savater- los reiniciados por Nietzsche ysu llamado a recobrar el sentido de la Tierra y, con éste, a la reconciliación con la Vida y con el Tiempo. "La existencia ---dijo N ietzsche- parece lo bastante santa en sí misma como para justificar de sobra una inmensidad de sufrimiento." Reconciliarse con la Tierra supone asumir la experien- cia de! fondo dionisiaco: implica decir sía la vida, más allá de! abismo. Saber mirar hacia éste, hacia la muerte ylacon- tingencia y, desde ahí mismo, pronunciar el sí originario. Vivir en la cuerda tendida. Imponer la experienciade la vida como principio y fin. Y el sí implica la afirmación apolíneo- dionisiaca de danza ya censo. El sentido de la Tierra es tarea creadora, transfiguradora: tarea ética y estética, ambas inse- 17.

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    I

    Savater y la tica de la alegra

    JULIANA GONZLEZ

    Si la alegra constituye un "escndalo filosfico", como diceFernando Savater, ello se debe a que, a pesar de las notablesexcepciones, ante todo de Spinoza y N ietzsche, ha preva-lecido en la historia la que cabe llamar moral del sufrimien-to. Ha dominado, diramos, la imagen bblica de la expulsindel Edn, de lo atormentados hombres que cubren su des-nudez, aterrorizados ante su destino corporal ya la vez mo-ral y mortal. Transidos de muerte. "Fuera del paraso" signi-fic fuera de la alegra yde la vidafeliz. Lo que ellos se cubrenrealmente, lo que niegan y pretenden esconder para siem-pre es esa "cosa mala" que es "el cuerpo" --como le llam e!Fedn platnico-. Y lo que temen, enel fondo, es e! hechode que tal negacin es relativa, pues el deseo de felicidad per-vive, ahora transmutado en culpa. Y les aterra, ante todo, sumortalidad, significativamente asociada a su moralidad ya su libertad. Les aterra su vida. De entonces en adelante lamoral exhorta "aaprender a morirya estar muertos"--comotambin dice el Fedn-. La Tierra, el "eternamente verderbol de la vida"-deGoethe-se ensombreci ymarchit,se hizo "caverna". Predomin entonces el peso de la muerte,no la profundidad de la vida.

    y podemos decir que taro Jin Spinoza suscit en sutiempo escndalo, no slo filosfico, sino religioso, polticoy moral. El anatema en su contra -yodira- fue tambinanatema contra la alegra, contra esos nuevos valores que

    * Estos comentarios y reflexiones sobre la tica de la alegra, tema om-nipresente -

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    parables. Arte de vivir. Afirmacin del hroe que reside enelalma.'

    Y, a su vez, yo aadira que la reconciliacin con elTiempo implica superar las imgenes e ideas sufrientesde ste: el "Herclito llorn", el "Cronos devorando a sushijos", la expulsin del paraso, la angustia ante la muer-te y la Nada. Implica aceptar la finitud yencontrar el go-ce en la infinitud del instante vital. Recobrar con Sne-ca -como tambin recuerda Savater-la conciencia deque:

    No hemos de preocupamos de vivir largos aos, sino devivirlos satisfactoriamente, porque vivir largo tiempo depen-de del destino, vivir satisfactoriamente de tu alma. La vidaes larga si es plena; y se hace plena cuando el alma ha recu-perado la posesin de su bien propio y ha transferido a s eldominio de s misma.2

    Se trata, es cierto, de transmutar nuestra experienciadel tiempo, de "detenerse en el dintel del instante" -co-mo lo expresa Nietzsche--- y, desde ah, dar el asentimientoincondicional a la vida. Hacer experiencia -diramos-del tiempo cualitativo, de la dure bergsoniana (y prous-tiana), incuantificable, diferenciada por la intensidady cualidad de lo vivido. Tiempo interpenetrable, rever-sible, infinito. Tiempo de la presencia -como le llamaXirau.3

    Recordemos, adems, que ya tambin Dostoievsky pro-pone la reconciliacin con la vida y, con ella, el reencuentro,aqu, en este mundo, con aquello que en verdad es el paraso"terrenal": "La vida es un paraso, y todos estamos en el pa-raso, slo que no queremos enteramos, y si quisiramosenteramos, desde maana el mundo todo sera un para-so. A qu contar los das, si uno solo es suficiente para queel hombre conozca la felicidad."4

    La reconciliacin no es, evidentemente, el regreso alparaso prehumano e indiferente. A ste ya no hay retor-no. Pero tampoco la renuncia a l implica quedar inmer-sos en la caverna platnica. Se trata ms bien de negar quela Tierra sea "caverna".

    I Vase nuestro libro que lleva e te ttulo: El hroe en e!a1ma. AquestaTerrafuNA 1. Mxico. 1994,93 pp,

    2 Cartas a Lucilio. Citado por avater en lica para Amador. Ariel.Barcel na. 1991. p. 50.

    J Juliana Gonzlez. "El tiempo vivido. acerca de 'estar.. en Revista dela Universidad de Mxico, nm. 416. Mxico, septiembre de 1985.

    4 Los hennanos Karamazov.H-VI-H. p. 235 y .

    Il

    Con la realidad misma, descrita por los filsofos, asumidaprecisamente con "realismo" ysin imaginacin, nadie pue-de estar satisfecho y feliz, pues a la realidad -escribe Sa-vater, no sin irona-:

    ... le falta algo. lo e encial ... A la realidad le falta estabili-dad y firmeza; no dura, es transi toria, aparece y desaparececon vrtigo fugaz, le falta tambin veracidad: es engaosa,se oculta, se manifie ta equvocamente; carece de legitima-cin ontolgica, de razn de ser .. ,5

    sta es, ciertamente, la predominante idea ontolgicade la realidad que da fundamento a las razones del ufrimien-to yal reino de los pesare ,a esa tan antigua y constante ne-gacin e invalidacin de la vida.

    Pero tambin e eterno e inextirpable, para FernandoSavater, el afn humano de la alegra. sta se halla, dice, "enla entraa del deseo humano". Yslo la imaginacin crea-dora puede responder a tal deseo yslo por la imaginacinalegre-ya presente tambin de de la ms remota antige-dad-se puede trascender el reino de la insati faccin y lospesares y as gozar del hecho de la vida y literalmentesobre-vivir -categora central en la filosofa de Savater-. In-cluso los hombres ms primitivos, n tanto humanos, soninimaginables -dice- sin g ce de vivir. Y ste no comofuga de la concienciade la muerte, sin al contrario, enasun-cin plenade ella. La alegra supone, as, una paradj ica exal-tacin interna que se expre a en: "Jbilo vital, albricias pordurarsin perecer, felicidad, agradecimiento por estar todavaen el mundo, sintiendo miedo y carencias, esforzndose,conociendo la inminencia irrevocable de lo fatal. En una

    lb J 'de'''6pa a ra ...: Ole vIVre.La posibilidad de una tica de la alegra se funda en

    efecto -paral-en la imaginacin. 7(La alegre, claro est:no aquella que condenaban los epicreos por ser fuente delmiedo y el sufrimiento.) La imaginacin-diramos-en-tendida como un echos o disposicin creadora, que se hallaenelhombre, en tantosujetodel vivir. La alegra misma es, eneste sentido, tica: responde a una acti tud humana, de cadahombre individual, por la cual se asume yse vive la vida: conalegra o sin ella, con imaginacin alegre o sin ella, sobrepa-

    5 "La imaginacin alegre".6 ldern,7 Potencia que tambin es. para Victoria Camps. constitutiva de la

    tica. Vase licade la imaginacin.. ,

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    sando, o no, e! mero "realismo". La vida queda mutada porla creatividad, por e! saber y el valor que se le imprime, por e!significado humano que e! hombre mismo le asigna. La ima-ginacin es esa energa creadora que permite recobrar laalegra de vivir.

    Ello implica ciertamente un vuelco sobre e! sujeto, sobreel hombre mismo. Es de hecho una nueva afirmacin delhumanismo, pero de un humanismo "impenitente"--comole llama Savater- , que afirma la vida y el goce de vivir."Para sentenciar al mundo por ser como es no hace falta msque realismo: para absolverlo y felicitamos por estar en l,necesitamos sin duda imaginacin ... la imaginacin es co-mienzo de toda alegra."8

    Con Spinoza, Savater recobra e! nico ygran manda-miento de la alegra.9 Y con Nietzsche, rehace por cuentapropia el s a la vida, el asentimiento fundamental: "... loms que podemos obtener de la existencia es eso: ganas dedecir s '" conseguir una experiencia de asentimiento a lavida". LO

    y la alegra va unida tambin, en Savater, al igual que enNietzsche, a esa particular vivencia de! tiempo -que hedestacado--: a una significativa entrega al presente y a lapresencia: al nico momento del tiempo que, de hecho,posee plenitud. El tiempo de la tica-habadicho ya el pro-pio Savater-e el tiempo del presente, no de! pasado ni de!futuro, pues "e! presente es el lugar de lo posible".!!

    El tiempo de la tica -reiteramos- implica un cam-bio de valoracin de la vida, por e! cual puede decirse que laextensin de sta cede lugar a la intensidad y felicidad conque se vive la experiencia. Implica e! reconocimiento de lacualidad nica, inconmensurable, del presente. Para Fernan-do Savater en ste se escenifica la vivencia feliz del simple"hecho de vivir", sin ms, con esa gratuidad propia de la dis-posicin amorosa y de la libertad misma.

    ... lo caracterstico de la alegra es que se manifiesta a pesarde todos los pesares, propios o ajenos. No porque los ignore,sino porque los vence ... porque los desconoce aunque losconozca demasiado bien. Los pesares provienen de aquelloque en la vida sucede y la alegra de aquello que la vida es,

    B "La imaginacin alegre". Y la alegra para Savater se halla en elmedio, entre la felicidad y el placer. No equivale a la felicidad porque staes demasiado ambiciosa. Tampoco corresponde al placer, meramente "san-guneo" -aunque de hecho los afanosos del placer sean para Savater pre-feribles que los "transmundanos".

    9 Vase F. Savater, Misterios gozosos, Espasa Calpe, Madrid, 1990,355 pp.LO "La imaginacin alegre".J 1 Misterios gozosos, p. 98.

    del hecho de vivir, ydel perpetuo imaginamos vivos que loacompaa. 12

    y la alegra implica tambin aquello que en Savater esesencial: la reivindicacin del amor /Yropio, del amor a smismo, frente a la inveterada negacin de la dicha propia: e!autosacrificio como dimensin central de la tica del sufri-miento. La alegra, por el contrario, slo se comprende en lareconciliacin cone! propio yo, en la afirmacin fundamen-tal del s mismo, de la vida individual en su singularidad, ensu querer ms propio, ms profundo y ms libre.

    Pero Savater sabe igualmente que e! amor propio y e!amor al otro se complementan: que es falsa la disyuntivaexcluyente. Esta complementacines incluso garanta de laalegra misma: trascendencia de la soledad. En la tica dela alegra, en efecto, el amor propio ye! amor al otro, e! egoyel alter quedan reunidos, implicados, no ya en exclusincomo ha sido en las ticas de la penitencia. Ya tal posibili-dad de vnculo interhumano explica e! "misteriogozoso" delamor y la amistad. l3

    La tica reemprende as, con Fernando Savater, los cau-ces de otra tradicin, contraria en esencia a la moral de larepresin, donde la bondad deja de estar reida con la vida ycon la alegra de vivir. El valor mismo de la vida es la alegra:sta equivale a su perfeccin ---dice expresamente Savater.

    Se recobra as algo que para m tiene una significacinfundamental: la memoria de que la tica nace en Greciacomo camino a la felicidad: va para la plenitud humana,para realizar la aret, la cual coincide con la eudaimona ofelicidad.

    La gran interrogacin que podemos plantear, sin em-bargo, es si el presente abre mejores perspectivas para unatica de la alegra, que las que ha tenido en otras pocas; sital tica puede irradiar en crculos ms amplios y penetrarms profundamente en los mores concretos. Si es posible,digo, despus de todo cuanto la modernidad ha destruidoyconstruido, y vuelto a destruir yconstruir, un nuevo ethoscolectivo de reconciliacin con la vida y con la libertad.

    Porque parecera que, paradjicamente, es ms fcilsufrir que gozar. El goce -si creemos a Savater- implicae! salto imaginativo y.tico; el trascender lo que pasa a loque es, e! soltarse y permitirse la alegra. Yeso es arte cierta-mente, es accin tica, es meta difcil de alcanzar. Es crea-cin, y no gratuidad. Es fervor, no complacencia, dira Gide.

    12 "La imaginacin alegre" (el subrayado es nuestro).L3 Vase el prlogo de Hctor Subirats a la obra as titulada.

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    "Todo cuanto es 'bello' (preclaro) es tan difcil como raro dealcanzar" -afirmq a su vez Spinoza al final de su Ethica.

    y cabe agregar asimismo que, por mucho que el deseode alegra sea universal, parece manifiesta una marcadapropensin humana al sufrimiento, al castigo, a la moral re-presiva. Suele prevalecer--como vio, porejemplo, Fromm-"el miedo a la libertad". Hay una sealada proclividad a loque fue para Nietzsche el "espritu de la pesantez", el hundi-miento en la gravedad y la inercia. La alegra savateriana es,en contraste, energa imaginativa y creadora. No es fcil enverdad atender a ese querer profundo que afirma la vida.Se requiere, ante todo, decisin, y nada hay en e! fondo, pien-so, tan insondable y fundamental como la decisin. Ella esla clave ltima de la vida moral, aquello que es efectiva-mente decisivo en la vida.

    III

    El texto que Savater ha presentado ahora -en soliloquiocon Spinoza-ahonda ciertamente en "el secreto de la ale-gra trgica", en esaparadojafundamental de que e! sa la viday la alegra se produzcan, no en la evasin de la certidum-bre de la muerte --de la muerte individual, claro est-,sino en la plena asuncin vital de ella. 14 O sea, la parado-ja de que la vida se afirma desde la muerte, a partir de ella--como lo subraya Savater-y que dicha afirmacin con-sista en que, sin negar la muerte, sta sea al mismo tiemponegada, por e! solo hecho de vivir. La clave trgica se cifraen que somos vctimas de la muerte y a la vez estamos per-manentemente vencindola. Pese a que somos mortales yhemos de morir, estamos a salvo de la muerte. Basta dete-nemos en el hecho de estar enel ser, de estar vivos: "Elmor-tal es ante todo viviente" --dice Savater.1S

    Elhecho mismo de la vida-aadimO&-esel gran men-ts a la muerte. Mientras hay vida, la muerte queda venci-da. "Mientras yo estoy, ella no llega ..." --deca Epicuro.

    "Cada acto de la vida es una victoria sobre la muerte"--escriba a su vez Eduardo N icol, al refutar expresamenteel existencialismo heideggeriano. 16 Yes laexperiencia con-creta y personal de este "acto" yesta "victoria"-aado--la

    14 Savater hace referencia, en verdad, a la muerte de la individuali-dad, del yo en su unicidad absoluta, irrepetible. Esa individualidad que cadaquien aprehende de s pero tambin de la persona amada. ste es el poderindividualizador del amor.

    15 tica de la alegra (el subrayado es mo).16 Hisroricismo y exisr.encialismo, la, Mxico, 1981,422 pp.

    vivencia fundamental de toda tica vitalista. Vivencia queimplica e! vuelco tico, el vuelco trgico destacado porSa-vater, que no dio la filosofa existencial.

    La libertad del hroe trgico -recordemos- se afir-ma, se conquista a s misma, sobre el destino, aun cuandoste termine triunfando-la traged ia como tal es esa tensincrucial entre destino y libertad-. 17 Yas como el hroe tr-gico vence al destino sin vencerlo, la tica de la alegra trgi-ca -sostenida por Savater desde La tarea del hroe- vencetambin a la fatalidad y a la muerte sin vencerlas, crea elreino del sentido y emerge de! sinsentido de la muerte y la ca-ducidad. "... la alegra aligera la existencia fomentando lalibertad frente.a lo fatal y tambin el sentido -lo humana-mente significativo, lo que entre humano compartimos--frente al absurdo mortfero" -nos ha dicho Savater.

    Quien asume la vida desde dentro, en pleno e ntimocontactocon su vivir, quien se sabe-y se goza-vivo, quienha producido el vuelco interior invierte-ysubvierte--, enefecto, la significacin de la vida y de la muerte. La muerteest ahora "al comienzo" ---como dice Savater-. De ellavenimos y el acontecimiento primordial, el verdaderamen-te importante para el hombre, no es el final mortal, sino elcomienzoenel nacer, yste es triunfo sobre la muerte. "Al na-cer, no nacemos para la muerte ino a partir de la muerte,surgiendo triunfalmente de la tumba eterna de lo que nuncafue ni ser. La muerte puede borrar lo que somos pero no elhecho de que hemos sido y de que an estemos siendo."18

    Yo agregaraque no se trata ---como piensa Heidegger-de "correr al encuentro de la muerte" ni menos aun de que lalibertad sea "libertad para la muerte", sino todo lo contrario:se trata de la alegra vital ante el hecho de nacer a partir de lamuerte, de surgir desde ella y estar en la vida. No la angustia,sino la alegra, expresa la autenticidad existencial. Alegraante el hecho de que "hay Ser y no Nada" -aadiramos.

    La muerte es, adems, inimaginable. Toda imaginacinlo es de algo vivo, versa sobre la vida --dice Fernando Sa-vater-. Se recobra aqu la enseanza de Spinoza de que elsabio piensaen todo menos en la muerte. sta no es "maes-tra de la vida" -insiste Savater-y la filosofa no es "medi-tacin sobre la muerte".

    Ya no lo era para Scrates, pues cabe recordar aqu queeste vuelco hacia la vida tras la certeza oscura de la muerte(cierta pero impenetrable) es uno de los sentidos primor-

    17 Vase del mismo autor La idea del hombre, primera versin, Stylo,Mxico, 1956,498 pp. Y tambin de Fernando Savarer, su obra central: Latarea del hroe, Taurus, Madrid.

    18 tica de la alegra...

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    diales de la docta ignorantia y clave tambin de la tica so-crtica: "Porqu me ocupo de males que no conozco si tengodelante en la vida los que s conozco ... El mal nos alcanzams pronto que la muerte."19

    Es cierto que -como dice Savater- "uno se vuelvehumano cuando escucha y asume ... la certeza de la muer-te".20 Pero esta certidumbre inevitable es, para l comopara Scrates, punto de partida, no para meditar en la muer-te o vivir a la espera de ella, sino para producir la vuelta ti-ca hacia la vida.

    Sinembargo, tambin Savater reconoce que la reaccinlgica y natural ante la muerte suele ser la desesperacin. Y ladesesperacin es la fuente del miedo, de la codicia ydel odio:los tres grandes males humanos que, a pesar de ser fallidos,surgen tambin de la voluntad de vivir y sobrevivir. Es estavoluntad la que se halla en el fondo de dichos males y nouna voluntad maligna. Pero -como lo expresaSavater-"... la mera desesperacin fracasa en el empeo de hacer-nos sentir verdaderamente vivos, an vivos, suficientementevivos pese a la muerte y frente a la muerte".21

    Slo la tica de la alegra-no la fe religiosa que desem-boca siempre, segn Savater, en supersticin-logra tenerxito en vencer la desesperacin y consolidar verdadera-mente la vida.

    Todas las creaciones de cultura, "artificios creadores delibertad y sentido" -como l las llama-, expresan la afir-macin vital y el triunfo trgico sobre la muerte: el arte, lapoesa, el espectculo, la tica, la poltica e incluso la santi-dad. Pero la tica, en especial, como forma ella mismade arte,es la que tiene para Savater una significativa prioridad en latarea heroica de vencer a la muerte y consolidar la vida yla alegra. La tica es "la iniciativa vital ms directamenteopuesta a la desesperacin". Por esoSavaterconcluye: "Sos-tenerse en la alegra es el equilibrismo ms arduo, pero elnico capazde conseguir que todas las penas humanas me-rezcan efectivamente la pena. A eso llamamos tica: a pen-sar alegremente."22

    IV

    Son nuestros tiempos tambin tiempos de la tica. Ellaest en el centro del filosofar contemporneo-y as debe

    19 Platn, Apolog(a... Bud, Pars, 1982.20 Savater, tica de la alegra.21 ldem.22 ldem.

    ser-; ste es, sin duda, un signo de esperanza para el pre-sente y el porvenir del hombre.

    Pero me surge aqu una cuestin decisiva que no puedodejar de plantear: la de si la tica, con todo y su fundamen-tal importancia y su incuestionable misin, basta por s solapara recuperar plena ycabalmente "el sentido de la TIerra".

    Me parece que no, que no basta la tica sola: que la re-forma misma de sta sigue reclamando algo ms all de lapropia tica. Que se requiere transformar tambin nuestraconcepcinde la realidad, la cual, desde los tiempos parme-ndeos y platnicos, se juzga ontolgicamente menguadapor el hecho de devenir; superar, ensuma, el mitode lacaver-na, desde Platn hasta la posmodemidad. O sea que se re-quiere la reforma radical de la metafsica o filosofa primera.

    No basta en este sentido el vuelco radical de la tica dela alegra. Es necesario recobrar la realidad en su plenitudontolgica, como hizo el propio Spinoza, y mutar la visinde ella como mundo de sombras al que le falta ser. Se preci-sa, por tanto, otra ciencia filosfica del ser ydel conocer, delser yel tiempo, otro saber ontolgico de la naturaleza humanay del ser en general. Se requiere una nueva metafsica. Nobasta la tica sola si no mutamos esa idea de la realidad. Escosa, as, de superar, ms all del propio Heidegger, lo queste llam "el olvido del ser".

    y creo que hay en la tica misma de Savater significati-vos aportes para una concepcin distinta de la ontologa delhombre -aunque sta no se proponga como tal-o Basterecordar aqu -para terminar- el revelador pasaje de suInvitacin a la tica, en que sta encuentra su fundamento-yo dira ontolgico-- en un ncleo inmanente al hom-bre y en la propia libertad:

    Llamo tica a la conviccin ... de que no todo vale por igual,de que hay razones para preferir un tipo de actuacin sobreotros, de que esas razones surgen precisamente de un ncleono trascendente, sino inmanente al hombre y situado msall de! mbito que la razn cubre; llamo bien a lo que e!hombre realmente quiere, no a lo que simplemente debe opuede hacer y ... que lo quiere porque es e! camino de la ma-yor fuerza y del triunfo de la libertad.23

    Yes ciertamente "a esta tica de la libertad yde la alegraa la que invita Fernando Savater.

    Enhorabuena, Fernando, por tu alegra y por tu capa-cidad de convocar a ella.

    23 Savater, Invitacin a la tica, Anagrama, Barcelona, 1982, p. 10.

    21.