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    VERDAD E IMAGEN9

    EDWARD SCHILLEBEECKX

    DIOSFUTURO DEL HOMBRESEGUNDA EDICIN

    EDICIONES SIGEMEApartado 332S A L A M A N C A1971

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    T rad u j o CONSTANTINO RU IZ- GARRIDO sobre la edicin alemana Gott - DieZukunft des Menschen. C en s o r : GERMAN MARTIL. I m p r m a s e : MAURO RUBIO,obispo de Salamanca, 19 de junio de 1970.Traduccin revisada y aprobada por el autor

    Uitgeverij H. Nelissen 1969 Ediciones Sigeme 1970

    Nm. E d i c i n : E S . 4 7 7Es propiedad Pr in te d in Spain

    Dep. Legal : B . 33635-1970 - Imp. Al tes , s . L . , Barcelona

    C O N T E N I D OPrlogo 9

    1. HAC IA UNA U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENUTICA . 11I. El problema hermenutico 111. El crculo hermenutico 14

    2. El problema para la fe catlica 29II . Algunos principios hermenuticos 321. El pasado a la luz del presente 332. Presente y pasado en el horizon te de la promesa. 483. La permanencia en el presente, pasado y futuro. 51Conclusin 55

    2 . L A SE CU L ARIZ A CI N Y LA F E CR IST IA NA E N D I O S . . . . 5 9I. La secularizacin como consecuencia del descubrimiento y progresiva ampliacin del horizonte decomprensin racional 62

    II . La razn del callar acerca de Dios y del hablar deDios y hablar a Dios 773. E L CULTO SECULAR Y LA LITURGIA ECLESIAL 99

    I. Duda sobre el sentido de la liturgia eclesial . . . 99II . La vida secular como culto 106

    III . El culto eclesial y litrgico 1114. LA IG LESIA COMO SACRAMENTO DEL DILOGO 125

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    I. La nueva autocomprensin de la Iglesia y del mund oex ige int erna men te una Igl es ia d ia loga l . . . . 127I I . El contenido del dilogo entre la Iglesia y el mu ndo. 138

    5. LA IGLESIA, EL MAGISTERIO ECLESISTICO Y LA POLTICA . 151I. Refutacin de algunas objeciones 152I I. La orientacin del evangelio y los signos de lostiempos 1551. U na estructura universal 1562. La estructura especial de las decisiones ticasfactrales 158

    I I I . Sobre la obligatoriedad tica de las declaracionesdel magisterio eclesistico en cuestiones de polticasocial 1756 . LA NUEVA IMAGEN D E D I O S , LA SECULARIZACIN Y E L F U T U RO DEL HOMBRE EN LA TIERRA 181

    I. El peligro de una nueva ideologa 184II . La nueva cultura como ocasin para un nuevo concepto de Dios 191

    I I I . Y la Iglesia? 219

    PRLOGOEl presente libro recoge cinco estudios que be llevadoa cabo en los Estados Unidos. Despus de una exposicingeneral de los principios herm enuticos que han de garantizar una interpretacin del mensaje cristiano: una interpretacin que sea actual, fiel al evangelio y com prensible, vie

    nen algunos trabajos que se refieren a los problemas acercade Dios y de la religin en un mundo que se llama a smismo secularizado.A mi regreso de los Estados Unidos, segu reflexionando acerca de las conversaciones mantenidas all con colegas y estudiantes. De ah naci otra reflexin teolgica,que he recogido en el libro como captulo final o eplogodel mismo (c. 6). T al vez sea conveniente y lo recordamos comenzar la lectura de toda la obra por esecaptulo final. De este modo, el lector podr contemplartodos los dems estudios en su verdadera perspectiva.Mientras tanto, he ido llegando cada vez ms a la conclusin de que la hermenutica basada en las ciencias delespritu, debe entrar en dilogo con la filosofa analticaque pregunta acerca del sentido y de los criterios de lasdeclaraciones teolgicas. En virtud de esto, habra queinvestigar de nuevo los problemas planteados en este libro, siguiendo principalmente la trayectoria marcada enel captulo final: el anlisis de los presupuestos tericosy de las implicaciones de una ortopraxis que se entregue a la realizacin de lo que Ernst Bloch denomina lo

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    10 DIOS, FUTURO DEL HOMBREhumano que se halla amenazado ( be droh t e hum a nu m ) .No obstante, presentamos aqu sin cambio alguno nuestros estudios. En efecto, no se ha probado an que el enfoque filosfico-analtico de los problemas pueda sustituircon tal xito a los esfuerzos hermenuticas, que ofrezcaa priori criterios vlidos para distinguir entre las declaraciones teolgicas que tienen sentido y las que no lo tienen. 1HACIA U NA U TILIZ ACIN CATLICADE LA HERMENUTICA

    I D E N T I D A D D E FE E N L AR E I N T E R P R E T A C I N D E L A F EApenas habr algo ms grotesco que pregonar que misintentos en el campo del pensamiento son la ruina de lametafsica, y servirse al mismo tiempo de mis ideas parahallar caminos de pensamiento y representacin que estntomados de (por no decir que deben su nacimiento a) esasupuesta ruina' .L A nueva hermen utica ha surgido de la pregunta acer-U ca de una acertada proclamacin del mensaje evanglico, es decir , de una proclamacin que, por un lado,

    est resuelta a seguir fiel a la palabra de Dios, y que, porotro lado, desee que esa palabra sea escuchada por loshombres del siglo xx, y sea escuchada de una manera queno quede al margen de la realidad vital de esos hombres.En este punto estn de acuerdo todos los que, desdeR. Bultmann, han tomado en serio la problemtica hermenutica. Tan slo son distintos los caminos que sepiensa que hay que seguir para llegar a una proclamacinactualizada del verdadero mensaje cristiano. En el centroest la reflexin acerca de la orientacin de la teologa

    M . HEIDEGGER, Zur Seinsfrage. Fran kfur t 1956 , 36 .

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    12 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAhacia la realidad. Es legtima la pretensin de que la fey la teologa afectan realmente a nuestra realidad? Nonos aleja, ms bien, la teologa de las realidades vitalesde nuestro existir , para conducirnos hacia un mundo extrao que linda tan slo de un modo irreal con este mundo nuestro? La nueva teologa, con su acento marcadamente hermenutico, no es precisamente una reaccincontra lo que podramos llamar el enfoque esquizofrnico de la realidad, que era propio de la vieja teologa?Sea cual sea el camino que, desde Bultmann, se siga el camino de la teologa de la existencia2 o el de lateologa de la historia 3 (los dos caminos nuevos que,por el momento, se disputan la primaca) , una cosa hayclara. Y es la orientacin fundamental de que la fe hade ser una comprensin creyente de nuestro propio vivirconcreto, y de que ah se pretende despejar el campo paradilucidar la comprensibilidad de Dios y de nuestro hablaracerca de Dios. En este intento, y a pesar de todas lasapariencias, la nueva teologa es el antpoda de la teologa liberal, que incluso Bultmann quiso superar. La nueva hermenutica quiere poner de manifiesto las estructuras ontolgicas de la realidad concebida como totalidad.Es el intento de penetrar en los presupuestos de la pre-

    2 Por teologa de la existencia o teologa existencial (Existenz-theologie), con sus mlt iples variantes , ent iendo yo aquel la teologa que seorienta por el pensamiento de S. Kierkegaard y M. Heidegger, toma comopunto de part ida la existencia humana (cualquiera que sea la interpretacinque de el la se d) y t rata de comprenderla en la fe. Nombres representat ivosde es t a o r i en tac in : segn Bu l tmann , l o son p r inc ipa lmen te H . Braun ,E . Fuchs , G . Ebel ing , H . Ot t , para mencionar s lo unos cuan tos .s Po r teologa de la historias o teologa que con sidera la revelacincomo historia ( Geschichtstheologie), entiendo yo la teologa del grupo que seconcen t ra en to rno a W. Pannenberg , R . Rendtorff, D . R o s s le r , U . W i l c k e n s.La historia misma, en la que no puede hacerse dist incin entre his toria profana e his toria de la salvacin, es el mbito de la revelacin de Dios . Porcontraste con la teologa existencial , que se reduce a ser una simple teologa

    de la revelacin verbal (o revelacin de la palabra), la teologa his tricase concentra en una teologa de la his toria en la cual se real iza de maneraindirecta la revelacin que Dios hace de s mismo. Entre ambas tendenciasapenas ha comenzado el dilogo.

    REINTERPRETACIN DE LA FE 13gunta teolgica acerca de la realidad, en una situacin enque el hombre est alienado de la historia y de la naturaleza, y en que el hombre pregunta sobre la falta de sentido de un mundo creado por la misma genialidad tcnico-instrumental y cientfica: un mundo al que se siente lainclinacin de considerar como la nica realidad significativa.Podremos estar en desacuerdo con la solucin definitiva que tratan de dar a esta problemtica las teologasexistencial e histrica. Podremos, adems, lamentar sussoluciones. Pero todos tendrn que conceder que todosesos telogos tratan de salvar la fe cristiana del procesode prdida de realidad que se va produciendo en nuest ro mundo tcnico4 Podremos plantear la cuestin de siefectivamente la fe cristiana va a salir ntegra de esa reinterpretacin. Pero no podemos negar que, precisamente ,la intencin de esa teologa es ayudar a la fe cristiana asuperar la crisis actual, mientras que la vieja teologa esa teologa que se est repitiendo sin cesar no contribuye en nada a superar esa crisis, y por esto est aventurando tambin (es lo menos que se puede decir) la ortodoxia de la fe, aunque slo sea porque, por la repeticinmeramente verbal de antiguas proposiciones de fe, estcontribuyendo a que las personas se alejen, unas vecescallada y otras ruidosamente, de esa fe.En este trabajo voy a formular el problema con lamayor nitidez posible. Luego analizar las nuevas soluciones y las someter a crtica. Finalmente, por medio deuna hermenutica de la historia, ofrecer una perspectiva

    4 U n anl is is de la moderna p rdida de real idad, nos lo ofrecen,en t re o t ros , l o s s igu ien tes au to res : W. WEISCHEDEL, Wirklichkeit undWirklichkeiten. Berl in 1960; principalmente M. HEIDEGGER (Seinsverges-seriheit olvido del ser) , en tre otras , en su obr a: Die Technik und dieKehre. Pfull ingen 1962; vase H. FREYER, Theorie des gegenw'rtigen Zeit-alters. Stu t tgar t 21963 ; P . RICOEUR, Previsin conomique et choix etique:Espri t 34 (1966) 178-193.

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    1 4 UTILIZACIN CATLICA DE LA HERMENUTICAen la que, a mi parecer, quede garantizada la fidelidad almensaje bblico dentro de una reinterpretacin de la fe.

    IEL PROBLEMA HERMENUTICO

    1. El crculo hermenuticoa) El nuevo planteamiento del problemaDesde hace bastante tiempo sabemos con claridad queno somos interpelados por una nuda vox Dei que cayera

    sobre nosotros verticalmente, expresndose en trminospuramente divinos. La palabra de Dios se nos ha dadoen la respuesta del Antiguo y Nuevo Testamento quehemos de interpretar: hombres creyentes como nosotrosque haban encontrado la razn de su vida en la fidelidadde Dios, testifican interpretando e interpretan testificandola accin salvfica de Dios en Israel y en el hombre Jess,el Cristo, accin que constituye el fundamento de su esperanza en un mundo nuevo. El Dios de la salvacin noshabla en un dilogo interhumano. De este modo se dirigea nosotros la palabra de Dios. Este dilogo humano, porel que Dios se da a entender, est como tal condicionadoesencialmente por la situacin, tiene un Sitz im Leben,un contexto histr ico vital propio. En el Antiguo y en elNuevo Testamento pueden apreciarse distintos contextosnuevos que se van sucediendo unos a otros en la historiadel texto hasta que llega a su forma definitiva: un dilogoanterior pasa a una situacin nueva y es reinterpretado apartir de esa situacin nueva, pero de tal forma que ladireccin la sigue teniendo el contenido del dilogo primitivo; y por consiguiente, incluso fuera de su contexto

    EL PROBLEMA HERMENUTICO 15vital originario, ese dilogo sigue conservando para loscreyentes, en las diferentes situaciones por las que stosatraviesan, su vitalidad y vigor.As que, en la comprensin de fe que los primeros crist ianos tenan de s mismos una comprensin mantenida siempre con fidelidad, que escuchaba, pero que sabainterpretar, no slo nos l lega la alocucin (Anrede),la interpelacin de Dios, sino que en ella nos llega tambin un contenido. Tanto en el mensaje como en su aceptacin interpretativa est actuando el Espritu de Dios, elcual, dentro del mbito eclesial de la Iglesia primitiva, nosest recordando (de forma que penetremos ntimamente : Er-innerung) el acontecimiento y su sentido. La sagrada Escritura es como el archivo cannico por el quetodo el pueblo de Dios, bajo la direccin y compaa delministerio apostlico, examina y revisa la anamnesis incesante de la Iglesia, la cual recuerda la palabra de Diosen situaciones siempre nuevas.Esto encierra en s una grave tensin. U na palabrade Dios, expresada e interpretada dentro de una determinada situacin histrica, se convierte en norma y piedrade toque de nuestra fe cristiana, aun cuando nos encontremos en una situacin histrica completamente distinta.Esto implica esencialmente que slo podremos comprender fielmente esa palabra bblica si la reinterpretamos, sila entendemos en una comprensin reinterpretativa de lafe. Y no ser posible comprenderla de otra manera; no podemos sustraernos a esta condicin. Nosotros no podemoscomprender en s, directa e inmediatamente, el textobblico, como si furamos lectores o creyentes supratem-porales, como si estuviramos sustrados a las circunstancias de tiempo.Al parecer, esta tesis fue formulada por primera vezpor Bultmann y por toda la teologa posbultmanniana.Pero , en realidad y los catlicos no parecen con fre-

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    16 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAcuencia ser conscientes de ello se trata de uno de loselementos esenciales de la teologa catlica, aunque seatesis atemtica: no en conceptos hermenuticos, sino enel trmino de evolucin del dogma, que es la vertientecatlica de la misma problemtica que los telogos reformados denominan problema hermenutico. En efecto,la comprensin catlica del dogma, del dogma cristolgi-co de Calcedonia, por ejemplo, implica que la concepcinbblica de Cristo es reinterpretada desde la situacin de laIglesia y de la cultura universal en el siglo v; pero, almismo t iempo, es reinterpretada de tal modo qu e la nuevainterpretacin expresa realmente el mismo dato de fe quela Biblia nos anuncia, y no otro dato distinto: el mismodato pero en un testimonio que d de l una nueva interpretacin. Qu significa esto sino que la situacin delsiglo v entra esencialmente en la declaracin misma de fe,sin que el verdadero contenido de la fe haya variado?ha misma cosa se expresa de manera diferente, porque eldogma es un artculo de fe, es decir , no una opinin teolgica, sino una proclamacin del dato bblico hecha porla Iglesia. En efecto, el dogma es un asentimiento unasentimiento de fe prestad o po r la Iglesia universal.El camino que va de la Biblia hasta Calcedonia no esesencialmente distinto del que va, por ejemplo, de la imagen inicial de Cristo hasta la imagen que nos ofrece Pabloy los sinpticos y, ms tarde, la imagen que nos ofreceJuan. El problema hermenutico se presenta aqu en todasu magnitud: la situacin de entonces, con su propia comprensin de la existencia, es una situacin hermenutica, y slo en ella y desde ella (no pasndola por alto,o situndonos al margen de la misma) podremos comprender en la fe lo que el mensaje bblico mismo quiere hacernos com prender .

    Esta interpretacin catlica de la evolucin del dogmaimplica de manera peculiar y especfica lo que, basndose

    EL PROBLEMA HERMENUTICO 17principalmente en Heidegger5 , tanto la escuela de Bult-m a n n 6 como algunos filsofos protestantes independientes de el la, como P. Ricoeur 7 , H . -G . G a da m e r8 ,e incluso telogos protestantes como P. Tillich y K. Lb-w i th 9 , denominan el crculo hermenutico. Segn Heidegger, la existencia humana tiene siempre una idea preon-tolgica e implcita acerca de s misma y de sus posibilidades (la llamada Vorverstandnis, comprensin previa) .Esta comprensin previa existencial (existentielles Vorverstandnis9) es el hilo conductor para el anlisis existencial (existentiale Analysc) (o anlisis del hombre: Da-seinsanalyse), anlisis que descubre en esta comprensinuna estructura esencial: la ex-sistencialidad (Existentia-litt) o lo ex-sistencial {das Existentiale10) . Por consiguiente, lo existencial [das Existentielle) es anterior yprecede a lo ex-sistencial (das Existentialle), desde el

    B M . HEIDEGGER, El ser y el tiempo. Fondo de Cu l tu ra Econmica ,Mxico 2 ig 62 , 32, 166 8 .6 R . BULTMANN, Glaubcn und Verstehen, 2. Tbingen 8 i g 6 i , 2 7 7 s . ;I D . , Das Problem einer theolopischen Excgese des Neucn Testaments:Z wischen den Z e i t en 3 (1925) 334 -357 ; E . FU C HS , Hermeneutik. Bad Cann -stat t 3 1963, 118-126; G. EBELING, pr inc ipa lmen te : Die Anfdnge v on LuthersHermeneutik: Z ThK 48 (1931) 172-230.7 P . RICOEUR, Existence et hermneutique: nterpretation der Welt.Fes t schr i f t f r R . Guard in i . Wrzburg 1965 , 32-51; I D . , Hermeneutik derSymbole und philosophisches Denhen: Kerygma und Mythos V I / i . H a m b u r g1963. 45-68, principalmente en la p . 54, donde se habla del circulo de lahermenu t i ca : Habr que comprender para creer , pero hay que creer paracomprender . Cf . ID . , De l'interprtation. Paris 1966.8 H . - G . GADAMER, Wahrheit und Methode. Tbingen a 1965, principalmente 250 s .6 P . TI LLI C H, Systcmatische Theologie, 1 . Tu t tgar t 2 i 9 5 6 , e n t r e o t r a s9. 15 s . ; K. LWITH, Wisscn, Glaubcn und Skepsis. Gtt ingen 1956, 18 s .10 La ex-sis tencial idad (Existentialit'dt) es la s i tuacin nt ica delente que ex-sis te (M. HEIDEGGER, El ser y el tiempo, 22), es decir , es lamanera de ser del hombre que, en su ser , vive autnt icamente, vive desde supropio ser: ex-sis tencia. Lo ex-sis tencial (Existential) es lo que estorientado hacia esa ex-sis tencial idad.En cambio, existencial (Existentiell) es lo que t iene que ver con elhombre (Dasein). Fijmonos, por contraste, en que ex-sis tencial (Existential) es lo que tiene que ver con el existir autntico del hombre o ex-sis tencia (Existens). (N . del T. ) .

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    18 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAcual, a su vez, volvemos de nuevo a lo existencial (dasExistentielle) o Dasein ( = e l hombre) . E l texto queHeidegger analiza, es por tanto el hombre, el existir humano (das menschliche Dasein), en cuanto es una comprensin de s mismo.Pues bien, en lugar de este texto analizado porHeidegger, ha situado Bultmann el texto de la Biblia.Y le ha aplicado la ex-sistencialidad del anlisis existencial o anlisis del hombre. Todo comprender se realiza en un movimiento circular: la respuesta es determinada hasta cierto punto por la pregunta, la cual, a su vez,es confirmada, ampliada o corregida por la respuesta. Y,entonces, de esa comprensin nace una nueva pregunta,de suerte que el crculo hermenutico se va desarrollandoen una espiral que nunca se acaba. A este crculo no puede sustraerse jams el hombre, ya que jams podr fijar deuna vez para siempre la verdad o el contenido de la palabra de Dios. No hay ninguna comprensin definitiva yatemporal, que no suscite ya problemas. El crculo hermenutico encuentra, por tanto, su fundamento en lahistoricidad del existir humano y, en consecuencia, detodo comprender humano. El intrprete per tenece hastacierto punto al objeto que trata de comprender, o sea, alfenmeno histrico. Por eso, todo comprender es unaforma de autocomprensin. En la comprensin creyentedel texto bblico juega un papel hermenutico nuestra propia existencia que crece desde el pasado y est orientadahacia en el presente hacia el futuro. Precisamente a partirde nuestra propia situacin, nueva y distinta, planteamospreguntas a la Biblia y esperamos que ella nos las responda. La comprensin de un texto se efecta en un movimiento circular: en toda interpretacin desempean unpapel la vinculacin a la tradicin transmitida (el texto) ylas posibilidades futuras correspondientes a esta tradicin.La interpretacin es normada por el contenido del texto

    EL PROBLEMA HERMENU TICO 19bblico, el cual, no obstante, slo podr dar una respuestainteligible si est dentro de un nuevo horizonte de preguntas que hace posible penetrar a travs de ellas en eltrasfondo de lo que se dice expresamente en el texto. Larespuesta a una pregunta de nuestra poca no podr sernunca la repeticin literal de un texto bblico o confesional. De lo contrario, el texto que intentamos comprender,no sera una respuesta. Tan slo dentro de nuestro horizonte de problematicidad de nuestras nuevas preguntas,horizonte que se alcanza a travs de nuestra relacin vitalcon la misma realidad que en la Biblia se expresa directao indirectamente (a saber, la existencia humana, con laautocomprensin que en ella se da: por lo menos, en elsentido fenomenolgicamente restringido que Bultmannda a esa existencia), la Escritura puede darnos una respuesta inteligible, porque slo as da respuesta a nuestrosproblemas reales. De este modo, el sentido de un textoest relacionado efectivamente con la pregunta que sehace, y slo en el mbito de esa pregunta puede entenderse el texto de una manera que tenga sentido. La respuesta (que, a pesar de todo, el mismo texto da) superalo que literalmente se halla en el texto. Y, no obstante,el intrprete se deja guiar por el texto para corregir constantemente sus planteamientos de preguntas y sus proyecciones previas con una comprensin acomodada al tiempoy reinterpretadora del texto mismo. En Bultmann, elcrculo hermenutico se resuelve en una rotacin entre laautocomprensin (comprensin de la existencia) y la comprensin de la fe. Y de ah se deriva toda su interpretacin existencial del Nuevo Testamento.

    En oposicin a lo que suele afirmarse a menudo, Bultmann no pretendi que la interpretacin existencial dela Biblia (la interpretacin bblica desde un horizonteexistencial de problematicidad, es decir , tomando comopunto de partida los problemas que ataen a mi existen-

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    20 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAcia) fuera, ni mucho menos, una previa decisin dogmticaque definira qu es lo esencialmente intangible en la fey qu lo mutable . Bultmann lo niega resueltamente 11 ,aunque su restringido concepto de la existencia pueda sercalificado de hecho como una decisin previa perentoria.La interpretacin existencial tiene carcter puramente her-menutico: cmo hay que entender la Biblia?, cules sonlas preguntas adecuadas a la Biblia, de las que se puedeesperar una respuesta bblica que tenga sentido? SegnBultmann, tales preguntas son la cuestin acerca de lasposibilidades de la existencia humana, las preguntas acerca de la comprensin de uno mismo. Las preguntas queBultm ann hace a la Biblia estn planteadas quizs e nmuchos casos, a mi parecer, estn planteadas con toda seguridad sobre una base muy l imitada, demasiado pobre existencialmente: en la Biblia se pueden entender mscosas de las que Bultmann cree que son comprensiblesen ella. Mas, por otra parte, no debemos olvidar que esems cosas tambin ha de ser entendido de manera exactamente igual a las otras; de lo contrario, la fe paraexpresarnos un poco burdamente podra convert irse enun aceptar-como-verdaderas una serie de tesis que contradicen, la legitimidad del pensamiento cientfico modernoy de la actual visin del hombre y del mundo, tesis quelos creyentes consideran absurdas.Sin embargo, la dificultad reside en que, la mayorade los autores que invocan el crculo hermenutico en elque se realiza el comprender humano, han puesto en discusin el problema de la verdad. Acentan con razn lahistoricidad de la verdad, pero no se observa en ellos uninte nto de m ostrar cmo la verdad en esa historicidad es ms que una afirmacin histricamente condicionada que cambia con los tiempos. Es decir , no obser-

    Kerygma und Mythos, 2. Ha mb nrg 1952, 191, vase tambin 189.

    EL PROBLEMA HERMENUTICO 21vamos en el los ningn intento por mostrar que la verdades verdad, y no solamente autenticidad, algo que nopodra apelar al hombre en situaciones constantementenuevas. Podemos preguntarnos si la or ientacin bultman-niana no padece tremendamente el mal que Heidegger, elms perspicaz diagnosticador del pensamiento europeooccidental, llama olvido del ser {Seinsvergessenheit), unpunto ciego en el pensamiento que hace que se caiga, noen el objetivismo, sino en pura existencialidad.

    b ) La antigua solucin:ncleo y revestimientoEn toda esta problemtica, se trata de la mutabilidad e inmutabilidad, de la inviolabilidad o indefecti-

    bilidad del mensaje cristiano, del testimonio y del dogmacristianos. Parece que, expresado as, como un deslindamiento entre lo que es inmutable y lo que es mutable ,el problema es realmente insoluble. Pero, as, est planteado equivocadamente. En el fondo se trata de la identidad de la fe dentro de la nueva interpretacin de esa fe,y no de un momento (o elemento) inmutable de la fe,como si ese elemento pudiera alguien aislarlo. La cristologa bblica {interpretacin bblica de Jess de Nazaret)y la cristologa de Calcedonia (interpretacin creyente dela interpretacin bblica, o sea, una interpretacin nueva)dan claro testimonio de dos contextos vitales y de dosmundos ideolgicos, y, no obstante , test imonian al mismotiempo la fe nica e inmutable en Jess, el Cristo, Seornuestro. Nosotros mismos vivimos hoy en una poca completamente distinta. Qu nos dice a nosotros la palabraen la Biblia? Nos dice lo mismo, pero nos lo dice en unainterpretacin acomodada a nuestro tiempo.

    De acuerdo con la tradicin, se distingue entre el ncleo de la declaracin dogmtica (el id quod) y el revs-

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    22 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAtimiento (el modus cum quo). Lo primero hace referencia al ncleo inmutable, lo segundo a los elementosmutables y cambiables. Otras veces yo mismo he utilizadotambin esa distincin, pero slo lo hice ya fuera implci tamente12 o de manera expresa 1 3 en sentido retrospectivo. En sentido retrospectivo, esta distincin esjusta y tiene sentido, pero nos deja por completo en laestacada cuando ms la necesitamos: cuando queremosinterpretar de forma acomodada a nuestro tiempo la feautntica. Con otras palabras, esta distincin slo tienesentido cuando para nosotros carece de importancia o significado existencial: por ejemplo, cuando se ha dado yauna nueva interpretacin y ha sido aceptada por toda lacomunidad eclesial, es entonces cuando podemos aplicaresa distincin a la interpretacin antigua. As, por ejemplo, podemos considerar como un revestimiento los conceptos aristotlicos sustancia-accidente, cuando miramosretrospectivamente al concepto de transustanciacin de lostelogos tridentinos. En realidad, esto slo significa quelos antiguos podan comprender perfectamente en esta interpretacin el dato real de la fe, que ese dato tena vitalidad para ellos, dentro de esa interpretacin. Si examinamos ahora este revestimiento y lo dejamos al margen,entonces permanece un contenido que tampoco es purocontenido de fe, sino una fiel interpretacin de la fedesde nuestro Sitz im Leben. El contenido puro de la feradica para nosotros en esta interpretacin, y no en unncleo atemporal.

    12 Dogma: Thcol. Woordenboek, I . Roermond 1952, col . 1079-1080.Por pa rte protesta nte, se hace principalm ente desde A. HARNACK, Lehr-buch der Dogmengeschichte, 1 . Tb ingen 4 i9og, 160 esta misma dist incin.A la concepcin catl ica de la evolucin del dogma, la menciona Harnack enotro lugar (Grundriss der Dogmengeschichte. Tbingen 1892, 2) , l lamndolaincluso el ms impresionante intento por dar solucin a esta problemtica.La patrs t ica conoci ya la dis t incin entre el ncleo y la corteza:cf . F. OVEKBEEK, Die Anfange der patristischen Literatur. 2 1954, 63.

    13 La presencia de Cristo en la eucarista. Fax, Madrid 1968, 23-29.

    EL PROBLEMA HERMENU TICO 23Por lo dems, el problema comienza a hacerse difcilcuando la Iglesia se halla en transicin, es decir, est pasando de una interpretacin antigua a una interpretacinnueva, y no hay todava seguridad de que el intento dereinterpretacin sea efectivamente una verdadera comprensin de la fe. En nuestra comprensin actual de la

    transustanciacin, de la figura de Cristo, de la singularsima filiacin divina de Cristo en relacin con el dato dela tradicin acerca del nacimiento virginal, etc. , cules el ncleo autntico y cul nuestro revestimiento? Sabem os a priori que existe tal distincin, porque el elementosocio-cultural no se puede eliminar nunca de nuestro pensamiento y comprensin de la fe. Por tanto, la diferenciaentre el ncleo dogmtico y el momento histr ic o de revestimiento es un dato intangible , pero. . .que casi no nos dice nada, un dato intil , porque esencleo no se nos presenta nunca como ncleo puro (yaque, entonces, no sera ncleo), sino que se encierrasiempre en un modus cum quo histrico. Por lo dems,una afirmacin parcial nunca es completamente verdadera.Por consiguiente, no podemos distinguir entre un ncleoinmutable , completamente cier to, y un revestimiento mutable: lo absoluto est impregnando todas las interpretaciones relativas; lo uno no se da jams sin lo otro. El creeres algo que se efecta siempre como un comprender interpretat ivo. El momento interpretat ivo reside en unaperspectiva notica, nunca tematizable, de la fe, en unestar orientado por la realidad (de la salvacin) haciaaquella realidad que se expresa en la interpretacin dela fe. Lo que se llama ncleo slo es alcanzado en ymediante aproximaciones histricamente perfiladas, igualque cuando se seala con el dedo hacia una determinadadireccin y no hacia ot ra porqu e en esa direccinest la realidad buscada, que no podemos precisar decerca.

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    2 4 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAExistencialmente, la distincin clsica no significa nada ms que lo siguiente y esto es algo extraordinariamente valioso: incluso nuestras interpretaciones de lafe , acomodadas a los tiempos, son intentos inadecuadospor exponer con sentido y objetivamente el misterio, ypor hacerlo, de este modo, vivenciable. Sabemos de ante

    mano que tales interpretaciones han de quedar superadasen el futuro. Porque la desmitizacin que nosotros aplicamos al relato bblico se aplicar luego exactamente igual,y con el mismo derecho, a nuestra exposicin acuada enel siglo xx. La historia contina, y lo nico que hay quepreguntarse es: qu es lo que da continuidad y, por tanto , comprensibilidad a toda esa historia?c) Lo dicho y lo que se quiere decirLa distincin entre el ncleo dogmtico y el revestimiento volveremos a encontrarla en Bultmann en unaperspectiva algo distinta: la distincin entre lo dicho(das Gesagte) y lo que se quiere decir (das Gemein-te ) 14. Lo dicho debe ser medido e interpretado a partirde lo que se quiere decir: de aquello que se pretende ycon lo que el intrprete se halla en relacin vital directao indirecta. As, en la Biblia lo dicho se expresa en lascategoras de lo csico (Dingliche) y de lo accesible(Vorhandene), mientras lo que se quiere decir es unaafirmacin sobre la existencia humana. Por eso, lo dicho en la Biblia debe ser interpretado existencialmentepara dar cabida a una interpretacin existencial de fe 1 5 .Lo que no puede ser explicado existencialmente desaparece; corresponde al revestimiento, lo que significa que

    14 Ent re o t ras obras , vanse : Das Problem eincr theologischen Exegesedes Neuen Testaments, 340, y Glauben und Verstehen I I . T b i n g e n 8 l g 6 i ,211-235; III , 196. 142-150; vase tambin: E. F U C H S : Z ThK 58 (1961) 256 .15 Ent re o t ras obras , vanse : Glauben und Verstehen I I I , 107-121; JessChrisus und die Mythologie. Hamburg 1964 , 50 -6S; Zum Problem derEntmythologisierung: Kerygma und Mythos V I / i . H a m b u r g 1 9 63 , 2 0 - 27 .

    EL PROBLEMA HERMENUTICO 25no tiene nada que ver con la fe. Resulta claro que a estadistincin entre lo dicho y lo que se quiere decir debepreceder una eleccin previa. El dilema es existenciali-dad u objetividad, siendo interpretada esta ltima ensentido cartesiano o neo-kantiano como aquello de lo queel espritu humano puede apoderarse: el dato csico(dingliche Gegebenheit).Como reaccin completamente justificada contra estaconcepcin objetivista se llega de hecho, cuando uno seencuentra ante el citado dilema, a una interpretacin existencial de la Biblia. Pero podra haberse aprendido enHeidegg er e l filsofo que se halla tras la teologa m oderna, igual que Aristteles, a travs de la filosofa rabe , se hall tras toda la teologa moderna de la edadmedia que este dilema previo es falso y que existe unmilagro (el hecho del ser) por el cual no slo es todo loque es y se nos ofrece, sino aquello con lo que el hombreexiste en la forma del pensamiento y de la inteleccin.Muy tpica de la hermenutica bultmanniana es la tesis de que no hay una hermenutica teolgica aislada y deque la interpretacin de los escritos bblicos est sometida a la misma condicin de inteligibilidad que toda laliteratura restante 16 . La interpretacin existencial del serhumano le proporciona a Bultmann no slo los conceptosexac tosI7 para su interpretacin de la historia, del NuevoTestamento y de las afirmaciones teolgicas y dogmticas,sino tambin los conceptos correctos para la predicacin.Entonces, si la hermenutica es en teologa un problemacientfico18 , tiene sentido preguntarse cul es la recta fi-

    16 Glauben und Verstehen I I , 231 ; I , 133 . Los p r inc ip ios fundamenta l esde su hermenutica, los formul Bultmann ex profeso en el ao 1950.Su trabajo se ha recogido con el t tulo de Das Problem der Hermeneutik enGlauben und Vestehen I I , 211 -235 .17 Kerygma und Mythos, I I . Hamburg 1962 , 189 . Resumen en JessChristus und die Mythologie, 63-68.w Kerygma und Mythos I I , 188 .

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    26 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAlosofaI9 . Bultmann la encontr en el joven Heidegger,al menos en el sentido de que halla en ella los existentia-lia del ser humano como estructuras formales de la existencia 20.Contra la opinin de Heidegger (sobre todo en su per odo poster ior), Bultmann concluye e n este punto esya posible una primera crtica a la interpretacin existen-cial de Bultmann 2 1 que la interpretacin ex-sistencial

    18 0. c, 192; cf . tambin: Jess Christus und die Mythologie, 63*20 O. c, 192.21 No slo en el caso de BULTMANH, que enlaza aqu con el primerHeidegger de El ser y el tiempo, sino tambin en los casos de E. F U C H S(Hermeneutik y Zur Frage nach dem histarischen Jess. Tbinge i 1960)y G. EBELING (especia lmen te : Theologie und Verkndigung: HermeneutischeUntersuchungen zur Theologie, 1. Tbingen 1963, y Vort Gottes und Tra-dition. Gtt ingen 1964), los cuales enlazan con el Heidegger posterior(vase : The Later Heidegger and Theology: New Frontiers in The&logy 1,obra publicada bajo la direccin de J . M. ROBINSON y J . B . COBB. New York^9^3* y The New Hermcneutic: New Frontiers in Theology 2. N e w Y o r k1964), no puedo sustraerme a la impresin de que el fi lsofo (en este caso,Heidegger) no se reconocera a s mismo en esta ut i l izacin teolgica de suprimera loso a y de la fi losot a posterior que l desarrol l a part i r de aquel laotra primera. Contrariamente a su propia temtica, pero evidentemente desdesu fe (que, en concreto , es una fe cris t iana-protestante) , estos telogos protestantes han formalizado la autocomprensn del fi lsofo, y de este modohan neutral izado su contenido y lo han desl igado del verdadero horizontede la problemtica fi losfica de Heidegger: tanto la idea de existencia(Hti l tmann) como la idea de ser (el expresar la real idad: Fuchs y Ebel ng)han quedado fo rmal i zadas , para que (o quizs con el resul tado de que?)pueda mostrarse que su contenido (en el sent ido de: lo existencial) se danicamente por medio de la revelacin cris t iana.Estas fi lsofos han pretendido, sobre todo, ser autnt icos cris t ianos . Perode este modo se sustraen a la problemtica propiamente tal que reside en latensin entre la comprensin humana de s mismo y la comprensin de la fe.Y lo hacen en virtud de la interpretacin protestante del principio cris t ianouniversal de sola gratia. Entonces , reemplazan esa tensin por una problemtica ms bien inocua: la fi losofa proporciona las estructuras formales yneutras de la existencia y del ser , la fe proporciona las decisiones existen-ciales acerca del contenido. La fe se convierte de este modo en la superacinde toda metafs ica, aun cuando sta sea de base existencial . La cris is actualde la fe es esencialmente una cris is de la metafs ica. As lo dice acertadamen te H . M. KTJITERT (De realiteit van het geloof. Over de ant i -metafysischetendens in de huidige theologische ontwikkel ing. Kampen 1966). Pero elmencionado autor asiente, s in ms , a l , lo cual evidentemente hace sent irsus consecuencias en el problema protestante de cmo hay que enjuiciar ladoctrina barthiana del posi t ivismo de la revelacin. Podemos preguntarnos

    si la reforma protestante no conduce lgicamente a un desarraigo de todametafs ica, mientras que una concepcin t radicionalmente catl ica acerca dela revelacin parece que corre el riesgo de enterrarse en una metafs ica

    EL PROBLEMA HERMENU TICO 27de la existencia humana pertenece a la filosofa, mientrasque la interpretacin autnticamente existencial pertenecepor el contrario a la fe y a la predicacin 22 . Por tanto, ladecisin existencial de fe n o presup one conocimientos filosficos, mientras que la interpretacin ex-sistencial es fundamental para comprender la Biblia. El criterio para unaautntica interpretacin del kerygma se halla, pues, segnBultmann, en el hombre mismo: en su autocomprensnactual como comprensin previa. Con otras palabras: elprincipio hermenutico no reside en la fe sino en la comprensin humana previa, que se sita sin embargo bajo laautoridad de la palabra de Dios. La revelacin cristianadescubre , pues, e l que (dass) de los contenidos humanospreviamente dados. Afirma que, de entre las muchas posibilidades de existencia, slo nos fue y ser predicada enCristo sta y no otra 2 3 . La revelacin es alocucin(Anrede); puro acontecimiento (Ereignis) que se rea-fea en el creyente. Partiend o de esta concepcin se levantan aqu y all voces que afirman que una facultad teolgica aislada es algo obsurdo. La teologa debera ser unaparte de la facultad de filosofa, puesto que en su interpretacin de la fe no conoce ms normas cientficas quelas de la interpretacin de textos en general (en su aplicacin a la Biblia, los escritos confesionales, etc.)

    Nuevos estudios cientficos, como los ya citados deH.-G. Gadamer , P . Ricoeur y la escuela de H. Diemesencial is ta. Heidegger mismo nos ha puesto en guardia repet idas vecescontra un abuso cris t iano de su fi losofa (vase tambin: Ueber denHumanismus. F r a n k f u r t / M 1 9 4 7; o r i gi n a l m e n te : Platons Lehre van derWahrheit. Bern 1947. principalmente 21 y 35). Pero no existe tambin unametafs ica no-esencial is ta ?22 La diferencia entre existencial (existentiell) y ex-sis tencial(existeritial) se remonta a Heidegger. La comprensin existencial de s mismo seala hacia el encuentro personal y decisivo de cada uno con la real idad. La comprensin ex-sis tencial de s mismo seala hacia el anl is isdescript ivo del hombre, del exist i r humano como tal : cf . El ser y el tiempo, 14 s.28 Ent re o t ras obras : Glauben und Verstehen I , 161, 264 y 157 s . ;Kerygma und Mythos VI , I , 24 -26 ; Kerygma und Mythos I I , 191 y passim.

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    2 8 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICA junto a D ie m 2 4 especialmente Lothar Steiger2 5 hanmostrado, por una parte, que la teologa no posee un lenguaje propio sino que habla la lengua de todo hombre deeste mundo. Por eso se halla bajo las reglas de la inteleccin humana general, de forma que no existe una hermenutica teolgica aislada: cuando se trata de entendercientficamente la sagrada Escritura la hermenutica esneutral en relacin con la fe, ya que el presupuestoespecfico de este entender es la pregunta por nosotrosmismos. Por otra par te , dichos estudios mostraron queesta pregunta se revela como la pregunta que Dios nosdirige y que la teologa, a causa de su objeto especial, tien euna relacin propia e irreducible con esta comprensibilidad general. Por eso, no constituye ningn caso especialen el mbito de la especie universal, pero tampoco esun caso milagroso aislado sin relaciones de ninguna clase con la comprensibilidad humana general. Dicho de otraforma: la teologa habla de forma inteligible para todoslos hombres (cae bajo los principios hermenuticos universales de todo entender), pero sin deducir su inteligibilidadde estos principios generales.

    En esto radica la diferencia hermenutica de la teologa y con esto se suscita la pregunta por las condicionesde posibilidad del entender teolgico. En la aplicacin teolgica de la hermenutica existe tambin un problemadogmtico. La dogmtica, la fe, no cae exclusivamentebajo la hermenutica general. Aunque no se identifican,hermenutica y dogmtica estn indisolublemente unidas.Sin fe no existe una comprensin de la fe, pero sin enten-

    " H . DI EM , Dogmatik. Ih r Weg zwischen His to r i smus und Ex i s t en -t i a l i smus . Mnchen 1955 ; Der irdische Jess und der Christus des Glaubens.Mnchen 1957 , Sammlung Gemeinvers t nd l i cher Vor t rge , n . 215 .25 L. STEIGER, Die Hermeneutik ais dogmatisches Problem. Gtersloh1961. Puede consul tarse tambin, aunque es menos convincente y t iene menorcomprensin para el bultmannismo: K. SCHWARZWLLER, Theologie oderPhonomenologie t Mnchen 1966 .

    EL PROBLEMA HERMENUTICO 29der tampoco existe la fe. P. Ricoeur, especialmente, hamostrado en un profundo anlisis que la verdad no sepuede exponer de forma pura, sino que siempre se hallaen correlacin con el modelo de vida aceptado o con elmodelo cientfico26 . Por eso existen tantas objetividadesy niveles de verdad cuantos modelos cientficos de lectura.El concepto de verdad es pluridimensional. Si se reduceel modelo de lectura teolgico a una interpretacin ex-sistencial (tal como ocurre segn Bultmann en el anlisis ex-sistencial del Dasein en Heidegger y que Bultmann formaliz en categoras ex-sistenciales fundamentales, demasiado neutras, abiertas a todas partes) , se correel peligro de estrechar el modelo de lectura especfico dela comprensin de la fe. Bultmann se sustrae a este peligro,porque como fiel cristiano que es y quiere ser no aplicaconsecuentemente su propio programa de interpretacin.Su fe cristiana le impide, al menos en algunos casos, sacarconsecuencias no cristianas de su propia teologa.

    2. El problema para la fe catlicaTambin el telogo catlico experimenta la Biblia, lasdeclaraciones del magisterio, etc. , como un problema her-

    menutico. Pero quizs viva con ms intensidad an loinverso: el problema hermenutico como cuestin dogmtica. En la praxis catlica de la evolucin de los dogmashay almacenada una gran cantidad de material hermenutico; sin embargo, el telogo catlico casi nunca hapuesto a luz ni ha formulado el contenido de este dep-88 Existence et hermneutique; en este l ibro , Ricoeur hace a Heidegger,y con razn, el reproche de haber t i rado por un camino demasiado corto:tan slo tomando como punto de part ida las hermenuticas apl icadas de las

    diversas ciencias , se puede emprender la reflexin cr t ico-fi losfica de lascondiciones de posibi l idad del comprender. Vase tambin: Histoire et vrit*Pars 1955.

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    30 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAsito de armas lleno de material hermenutico existente ensu propia Iglesia. En parte, este proceso fue impedido poruna interpretacin algo perezosa de un canon tridentino.Porque, segn se pensaba, el concilio haba asentado paralos catlicos el principio hermenutico del modo siguiente : Ecclesia, cuius est judicare de vero sensu et interpre-tatlone Scripturarum sanctarum27 . Pero con esto no sedice de ninguna forma que el ministerio apostlico sea elprincipio hermenutico, sino que este ministerio pronuncia su juicio sobre nuestra hermeneia o interpretacin dela fe y de la Biblia. La relacin entre el recuerdo suscitado por el Espritu Santo (que dirige a la Iglesia en suconfesin unnime de la fe) , la fe de toda la comunidadeclesial y las declaraciones del magisterio apostlico (queacta como diacona y es al mismo t iempo exponenteautntico, determinante, de la fe de toda la Iglesia) constituye sin duda un dato que el catlico ha de tener encuenta en su hermenutica como problema dogmtico.Per o sera ridculo creer que con esto ya se ha resu eltoel problema hermenutico. Al contrario, ahora es cuandose plantea en realidad por vez primera. Por lo dems, estotiene un valor universal: el autor de un texto histricopuede ser completamente digno de crdito y merecer todanuestra confianza, pero lo que l me dice necesita ser entendido interpretat ivamente . U n texto es un docum ento,cuyo verdadero sentido se entiende nicamente sobrepasando su sentido literal, ya que ese texto nos habla acercade algo, acerca de un asunto que tambin nosotros intentamos comprender, y al que hacemos preguntas. Estoes igualmente vlido para los textos conciliares y otrasdeclaraciones del m agisterio, aun cuan do el creyente deposite toda confianza en tales afirmaciones. Aunque las declaraciones del magisterio sean infalibles en ciertos casos (con

    " ' no? (786).

    EL PROBLEMA HERMENU TICO 31las distinciones indicadas por el Vaticano i) es necesariosaber qu se me dice en ellas realmente (aunque se tratede algo infalible). De qu se habla exactamente y a qupodemos y debemos depositar con toda confianza nuestraobediencia de fe?El hecho es que se han debido escribir amplios comentarios para saber lo que opinaba el tridentino, y unaserie de artculos para encontrar en qu puntos el magisterio apostlico de la Iglesia vincula a los fieles a la palabra de Dios. Porque el mismo intrprete se encuentra enla historia. Nuestros modelos de lectura, nuestros problemas, son distintos de los que respondi por ejemplo elconcilio iv de Letrn con sus afirmaciones sobre los ngeles y los demonios, o el tridentino con sus declaracionessobre el pecado original y la eucarista. Y la respuestaa las preguntas planteadas en los siglos xm o xvi (conotras palabras, la repeticin literal de definiciones inequvocamente dogmticas, como las del tridentino) no responde a mis problemas actuales, en los que necesita llegara una comprensin en la fe. Si la respuesta del tridentinono es respuesta a mis preguntas actuales, no he entendidolo que el concilio de Trento quiere decir y no vivo enautntica obediencia de fe. Quien afirma, como hacen muchos, que el tridentino, por haber formulado un dogma,responde a priori con lo expresamente dicho (das Ge-sagte) a mis problemas de hoy, desconoce radicalmente lahistoricidad de mi existencia, de mi problemtica y detodo mi conocer.

    La autntica ortodoxia raras veces se encuentra enaquellos que repiten de modo literal las antiguas afirmaciones, con el Denzinger en la mano como prueba fehaciente. Por suerte, su fe cristiana supera a la inautentici-dad de su ortodoxia temtica. U n telogo de hoy puedesentirse seguro como creyente y vacilante como telogo;as testimonia su reverencia ante el misterio. Muchas ve-

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    32 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAees podramos preguntarnos si la seguridad de muchostelogos no encubre una fe vacilante.

    IIALGUNOS PRINCIPIOS HERMENUTICOS

    Hoy da se plantea por todas partes la pregunta: enqu somos libres y en qu estamos obligados? O hay queconsiderar que nuestra libertad como parcialmente retroactiva, puede captar el pasado para entenderlo en una nueva interpretacin? Se da juntamente en esta libertad laobligacin?El problema hermenutico q u e es desde antiguoel problema de tender un puente de unin entre el textoy el lector se ha acentuado en nuestros das. De hechoest en juego la identidad de fe y el problema sobre lasrelaciones entre la Escritura y la predicacin eclesisticaactual. Podemos y nos est permitido repetir literalmente lo antiguo la Biblia, la tradicin de fe con las declaraciones magisteriales de ayer y de hoy contenidas enellas para no ser infieles al mensaje? O no es acasotal repeticin literal una infidelidad, mientras la fidelidadconsiste, por la esencia misma de la historicidad, en laevolucin del dogma, es decir , en una traduccin interpretadora, acomodada a los tiempos, del antiguo depsito dela fe? Y si esto es as, cmo puede realizarse sin traicionar al evangelio y a la Iglesia que vive de l? Culesson entonces los principios hermenuticos de esta interpretacin traductora o de esta nueva interpretacin?

    En el pequeo espacio de este breve artculo, y portanto audaz, queda excluido el tratar , ni siquiera de pasada, los diversos aspectos de la actual problemtica hermenutica. Pero como preparacin a un estudio ms pro-

    PRINCIPIOS HERMENUTICOS 33fundo de este tema, quisiera referirme a un aspecto delproblema que me parece fundamental: la dimensin histrica de nuestra existencia creyente, que constituye la razde toda hermenutica. Dentro de esta hermenutica de lahistoria deseara centrar toda la atencin en una sola faceta: la importancia hermenutica que tiene la distanciatemporal para lo que podramos llamar interhumanidadhistrica (en oposicin a un encuentro inmediato con unhombre, pero dentro del modelo notico equiesencial delencuentro interhumano): nuestro encuentro con el testigo humano de la fe, que hallamos en la Escritura, entoda la tradicin de fe, en los textos conciliares, etc.Qu importancia hermenutica tiene la distancia temporal para la comprensin de lo all expresado, en cuantocomunicacin que se nos dirige a nosotros, hombres delsiglo xx? De aqu se deducir por qu la ortodoxia vivaslo puede darse en una comprensin de la fe que la interpreta de nuevo y la acomoda a los tiempos, permaneciendo fiel a la interpretacin bblica de la misma. Ya quenunca podemos prescindir de la interpretacin de unainterpretacin ya dada, originariamente bblica, que sloentendemos en su autenticidad cuando la interpretamosde nuevo. En este contexto deseo tratar tres aspectos dela hermenutica de la historia.

    1. El pasado a la luz del presenteLa objetividad especfica, propia de la interpretacinde la historia, est condicionada por la distancia temporalentre el pasado y el presente M . Pero esta distancia no es

    28 Sobre la pecul iar objet ividad y el pecul iar sent ido de la his torio-grrafa, vase principalmente: P. RICOEUR, Histoire et vrit. V a s e , a d e m s :H . MAEROU, De la connaissance historique. Paris *I954 (obra alabada especialmente por Ricoeur, y reconocida en parte, pero tambin cri t icada violentamente, por R. Bultmann, por lo menos en la edicin alenfena de una versin

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    3 4 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAun espacio vaco, sino un suceso que pertenece igualmentea nuestro pasado: la distancia queda llena por la continuidad de la tradicin. El presente, a partir del cual preguntamos al pasado (por ejemplo, a la sagrada Escritura, altridentino) tambin se halla condicionado por el pasadoque se extiende entre la sagrada Escritura o el tridentinoy el da de hoy. A partir de este presente, la interpretacin de la historia da nombre y sentido al pasado que hayque entender, nombre y sentido que no poda poseer cuando an era presente. Es conocido el ejemplo clsico: unperodo de tiempo que cuando era hoy vivo no poda serllamado edad media, es denominado as por nosotros acausa de la distancia temporal que nos separa de l. Estadenominacin est fundada sin duda en el per odo mismo,pero slo es llamado edad media cuando lo interpretamos de nuevo desde nuestro presente . Lo mismo es vistode otra forma en otros tiempos. El hoy pasado (porejemplo, el tridentino) cuando era hoy vivo tena tambin un pasado (los recuerdos de los hombres de entonces,su afincamiento en una tradicin) y un futuro (el futurode entonces, formado de esperas, visiones del futuro, temores, ignorancias, etc.) . Pero visto desde nuestro presente , con nuestro pasado ms amplio en comparacin con elde Trento, el pasado hoy de entonces aparece con nuevaluz con su propio pasado y futuro. Porque el futuro deaquel pasado se nos ha convertido parcialmente en pasado. Por eso podemos esclarecer de otra forma el sentidoespecial de aquel pasado (tridentino) a partir del presente.Esto constituye un serio problema. Porque quien de-publicada anteriormente en ingls , y que se t i tula: Geschichte und Eschato-logie. Tbingen 1958) ; R . ARON, Dimensions de la conscience historique.Par s 1961 ; P . THVANAZ, L'hom me et l'histoire. P a r i s s / a ; H . - G . GADAMER;L . FEBVRE, Combats pour l'histoire. Par i s 1953 ; E . BETTI , Teora generledella interpretazione, 2 vol . Milano 1955; P. A. SOEOKIN, Social and culturalDynamics, 4 vol . New York 1937-1941; E. CASTEI.LT, Les prsnpposs d'unethologie de l'histoire. Paris 1952.

    PRINCIPIOS HERMENUTICOS 35sea entender , por ejemplo, un canon tr identino o un textoneotestamentario debe sumergirse en el pasado y convertir en centro de su investigacin a unos hombres que leson extraos y un per odo pasado. No debemos entender esto en sentido romntico, igual que Schleiermacher,como si pudisemos introducirnos en la vida anmica delos padres tridentinos o de san Pablo y reconstruir asel pasado; el pasado, en cuanto facticidad, es irrepetiblee irreconstruible. Lo que s podemos conseguir con todosnuestros esfuerzos actuales es apropiarnos las perspectivasa partir de las cuales el autor primitivo configur su visin. El lector o intrprete nunca lee lo que est literalmente escrito; siempre interpreta incluso al leer una vulgar novela. Pero debe ser justo con lo que el otro dice:debe situarse bajo la autoridad del texto.Esto es tan vlido para la interpretacin de la literatura profana, por ejemplo Platn o Aristteles, como parala interpretacin de la Biblia. El sentido del texto es lanorma de todo entender. Pero este dejarse-guiar-por-el-texto presupone en el intrprete una actitud y unas ideasque estn condicionadas por el presente en que vive (yeste presente se halla condicionado, a su vez, por un pasado ms amplio en comparacin con el del tridentino oel del texto bblico). El intrprete no puede poner estarealidad la distancia temporal e ntre parntesis. Tampoco lo necesita; incluso le est prohibido, porque entonces sera imposible una comprensin real del texto ensu dimensin futura. Sin un lenguaje de hoy no se puedeentender el pasado en su peculiaridad y diversidad.Por tanto, no insisto en que sea necesaria una comprensin previa, ya que esto es un presupuesto de todoentender; pero s afirmo que para un entender cientficamente fundamentado es indispensable la concienciacinrefleja de la comprensin previa (que de hecho siemprejuega un papel) . As, por ejemplo, apenas es posible en-

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    3 6 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAtender la especial situacin religiosa y la sensibilidad delsiglo xvn en Francia sin tener en cuenta su futuro, quese hizo realidad en el xvni; la reaccin expresada por laIlustracin francesa dio a conocer por vez primera la peculiaridad del siglo xvil, igual que nosotros slo entendemos la rica vida romano-catlica de los aos treinta enHolanda a partir de la inseguridad de los ltimos diezaos. La distancia temporal, que antes era consideradacomo un obstculo para una interpretacin objetiva deltexto y para la explicacin de la historia, es vista hoy msbien como presupuesto ontolgico de su posibilidad. Crt icos como P. Ricoeur , R. Aron, H. Marrou y H. -G. Ga-damer estn de acuerdo en esto, y M. Heidegger ha revelado las estructuras ontolgicas previas de esta visinhistrica.

    Precisamente la distancia temporal, el interim que sedesarrolla por ejemplo entre el concilio de Trento y nuestra poca, deja conocer todo el problema hermenutico;incluso podemos decir que en esto consiste dicho problema. Cmo un ser que est implicado en la historia puedeentender la historia de modo histrico? Ricoeur ha formulado el problema con ms dureza que nadie del modosiguiente: cmo puede la vida humana, mientras se expresa a s misma, objetivarse a s misma, por ejemplo, enun texto? Ms an: cmo hacer brotar la vida humana,al objetivarse de este modo, una serie de contenidos ysignificados q ue posterio rmen te pu eden ser recogidos y entendidos por otro ser histrico y en una situacin histrica diferente? 29 La hermenutica nos muestra lo que nosocupa ensendonos a captar el sentido del mensaje queviene a nosotros a travs de lo dicho por los hombres delpasado 30 . Como ya hemos visto, la distancia temporal noes algo de lo que debamos prescindir sino, al contrario,

    Existence et hermneutique, 34 .M . HEIDEGGER, Unterwegs zur Sprache. PfulHngen 1959, 95-9S.

    PRINCIPIOS HERMENUTICOS 37una condicin previa positiva que hace posible entenderel pasado en cuan to pasado. sta es la causa y ya porrazones hermenuticas de por qu la sagrada Escritura,que en cuanto texto transmitido posee una dimensin futura propia, no puede ser entendida si se descuida la tradicin de fe que ha brotado de ella. El biblicismo es condenado por la historicidad de nuestra existencia y de nuestro entender. La objetividad histrica es la verdad del pasado a la luz del presente y no una reconstruccin delpasado en su facticidad irrepe tible. U na repeticin literalde las antiguas frmulas de fe significa un desconocimiento de la historicidad de nuestra esencia humana y, consiguientemente, un peligro mortal para la autntica ortodoxia bblica.Nadie puede liberarse del espritu de la poca en quevive y de los problemas vitales que brotan de l. Desdeesta perspectiva se interroga al pasado. Por consiguiente,toda poca escribe de nuevo la historia y ve el mismo pa sado, aunque de forma diversa. Con esto se conoce no slolo especfico del perodo investigado e interpretado sinotambin el perodo en el que la historia es escrita y explicada. El historicismo o positivismo ve en esto un defecto,una contraindicacin en relacin con la objetividad de talexplicacin de la historia, y por eso quiere hacer hablar alos textos mismos, sin esclarecerlos desde el presente. Conrazn declara Gadamer (y tambin Marrou) frente a talpositivismo utpico: si se trata realmente de un defecto,resulta necesario reflexionar sobre este hecho inevitable,porque podra contenerse en l una referencia a un principio estructural31 .No se puede partir de un ideal abstracto de verdad.Como ya hemos visto, los conceptos de objetividad y deverdad no se pueden obtener aisladamente, sino que deben

    31 H . - G . GADAMER, Wahrheit und Methode, 483-484.

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    38 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICAser considerados siempre en correlacin con el modelocientfico al que pertenecen y con el modelo de lectura alque han sido acomodados. Por eso es necesario, partiendode la quaestio facti (de la subjetividad realmente dada dela explicacin de la historia) investigar la posibilidadtrascendental de la historia; con otras palabras, investig aren principios generales 32 qu significa el que en todainterpretacin de textos intervengan siempre de hecho J asituacin histricamente condicionada del lector y su Sitzim Leben. Por tanto, lo necesario no es proyectar de forma abstracta y a priori el ideal de una interpretacin delpasado, fundamentada cientficamente, sino investigar cmo es posible de hecho una comprensin del pasado.Todos estn de acuerdo en esto: quien quiere comprender un texto debe estar dispuesto a situarse bajo laautoridad del mismo y no puede modelarlo a su capricho.La interpretacin de textos no puede convertirse en in --gesis. El texto condiciona al entender y constituye sunorma. Esto se basa en principios hermenuticos universales, no en la inspiracin bblica, y es vlido para todotexto: de la literatura profana, de la sagrada Escritura ode documentos concil iares. U n pensador educado herme-nuticamente debe permanecer abierto a priori a la posibilidad de que el texto no responda a sus propias concep

    ciones, deseos y esperanzas. Lo temticamente nuevo dela hermenutica actual radica en la visin de que estaapertura no se consigue con una actitud neutral ante elpropio contexto vital, colocndolo por as decir entre parntesis sino, al contrario, iluminndolo de forma consciente con las fuentes de su propia poca. La exclusin denuestros prejuicios e ideas apriorsticas (es decir, de losjuicios en primera instancia), que todos poseemos por hallarnos en una historia y vivir en el presente desde el pa-32 O. c, 484 .

    PRINCIPIOS HERMENU TICOS 39sado y tendiendo hacia el futuro, no significa que hayaque eliminar por sistema estos presupuestos, sino que debemos ser conscientes de que marchamos hacia el textopartiendo de una inteleccin previa y de que, al haceresto, debemos confrontar el contenido del texto con nuestra propia inteleccin previa. El proceso de comprensinse realiza precisamente en la posible correccin de la preinteleccin. En la comprensin de la fe, que se halla bajola palabra de Dios, esta correccin de la preinteleccintiene un carcter muy peculiar , pero sigue en sus estructuras formales el modelo hermenutico general. Precisamente los presupuestos no concienciados, pero existentes,son los que nos vuelven ciegos y nos impiden una exactacomprensin, por ejemplo, de un texto tr identino. El prejuicio no tiene primariamente un sentido negativo; sucontenido lo hace aparecer como un momento estructuralindispensable de todo entender33 .Por tanto, es de importancia fundamental para la hermenutica la idea de que el hombre, a causa de su historicidad, se encuentra esencialmente en una tradicin y deque su libertad se halla limitada, entre otras cosas, por lafacticidad del pasado. Pero su comprensin del pasado,iluminndolo a partir del presente, no es por ello menoscreadora. El hallarse inmerso en una tradicin, reactivndola, constituye la esencia del hombre 34 y slo existe una tradicin viva si lo ya expresado se interpreta denuevo a la luz del presente y con una orientacin haciael futuro. Pero permanece el problema de saber qu prejuicios son legtimos y cules ilegtimos en este esclareci-

    33 El sent ido de la t radicin y de los pre-juicios (o juicios previos)fueron devaluados , segn opinin de Gadamer, e interpretados desfavorablemente por los fi lsofos de la Ilustracin. Cf. H.-G. GADAMER, O. C, 225 s.31 G. MARCEL, L e dcliri de la sagesse. Pa rs 1954, 43 s . ; v ase, tamb in : E . HUSSERL, Die Frage nach dem Ursprung der Geometrie ais inten-tional-historisches Problem: Revue In tern at . de Philosophie 1 (1939) 203-226, principalmente 207, 212 y 220.

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    miento del presente . Pero este problema no puede decidirlo el intrprete por s mismo. Encuentra la solucin enel mismo proceso de entender, en el dilogo con el otro(aqu, el texto). Gracias a la distancia temporal, por ejemplo entre el concilio de Trento y nuestros das, podemosentender el tridentino desde nuestro presente y tambinpodemos, basndonos en esta distancia repleta por la continuidad de la tradicin, distinguir en nuestra comprensin previa entre los pre-juicios legtimos y los ilegtimos.Precisamente al discernir esos pre-juicios es como se consigue entender el concilio y como logramos situarnos, ala luz del presente, bajo la autoridad del texto tridentino.Tratar de entender fuera de una tradicin es humanamente inimaginable, porque esta tradicin es el fundamentode posibilidad, la estructura ontolgica previa, de todo entender humano. En virtud de la esencia de nuestro ser humano entender significa, en el plano de las ciencias delespritu, entender una tradicin interpretndola de nuevo: una comprensin que se realiza en una nueva interpretacin.Situarnos bajo la autoridad del concilio tridentino significa, pues, proponer una pregunta al texto y esperar del una respuesta. En la pregunta se expresa que nos abrimos a ciertas posibilidades y permanecemos abiertos aellas. No significa que convirtamos nuestra preinteleccinen una tabula rasa, dejando al otro nuestro puesto ennuestra conciencia. Significa, ms bien, que, conscientesde nuestra propia historicidad, marchamos desde el presente hacia el texto transmitido y as, reflexionando sobrenuestra propia historicidad, leemos el texto.De aqu debemos sacar la siguiente conclusin, muyimportante: para todo entender, el presente (la experiencia actual de la existencia) representa una situacin hermenutica. El intrprete queda sumergido en esta situacin, y hasta tal punto que nunca puede penetrarla o ha-

    41cerla completamente traslcida con su pensamiento. Porconsiguiente, antes de poder llegar a la comprensin de untexto transmitido debemos ser conscientes, ante todo, deesta situacin hermenutica; slo as alcanzamos el verdadero horizonte de la pregunta dentro del cual esperamos una respuesta de la tradicin. Naturalmente, el autordel texto transmitido tena su propio horizonte de preguntas. Pero esto no significa que la comprensin histrica implique un cambio de lugar desde el propio horizonte al del autor, como consideraba posible el historicis-m o. No se dan dos horizontes cerrados: el del autor y elnues t ro .A part ir de nuestro horizonte nos entendemos a nosotros mismos y entendemos a los otros hombres pasadoso presentes. La verdad slo puede manifestarse en el mbito de la intersubjetividad humana. Por eso el lenguajees esencial dondequiera que se pretenda que la realidad seesclarezca de verdad. La aceptacin de la verdad se verifica en el dilogo con los hombres del presente y del pasado. Por eso no puede ser suprimida la distancia entreel pasado y el presente. La hermenutica exige que proyectemos un horizonte histrico que se diferencie delhorizonte presente, para que, en la fusin de los doshorizontes (ya que la historicidad es un todo poderosocaptado en su devenir) , nos hagamos conscientes de la diversidad del otro en cuanto otro. Esto significa entenderel pasado 35 . La proyeccin del horizonte histrico slo es,pues, una fase en el proceso de entender y es reasumidapor el propio horizonte de comprensin del presente. Sloas es explicable toda la interpretacin histrico-tradicio-nal de la sagrada Escritura. Los estratos nuevos de latradicin se sedimentaron sobre los ms antiguos, con loque lo ms antiguo fue interpretado de nuevo a partir del

    35 H . - G . GADAMEE, O. C, 289-290.

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    42 U TILIZACIN CATLICA DE LA HERMENU TICApropio presente. Nosotros slo poseemos la redaccinfinal.La importancia del presente como situacin hermenutica es fcilmente reconocible, por ejemplo, por la diversidad en la interpretacin veterotestamentaria y crist iana de los mismos textos del Antiguo Testamento. Enambos casos el Antiguo Testamento es sin duda el librosagrado, pero los cristianos parten de una nueva situacinhermenutica (del kerygma escatolgico del cristianismo)para llegar a una nueva lectura e interpretacin. La situacin hermenutica del Nuevo Testamento es , pues, diversa de la que tomara como fundamento un judo o un exe-geta del Antiguo Testamento. De aqu se deduce una diferencia entre la comprensin veterotestamentaria y neo-testamentaria de los mismos libros del antiguo testamento . Porque los escritos neotestamentarios son en granparte pura consecuencia de una relectura cristiana delAntiguo Testamento hecha desde la nueva situacin hermenutica: el encuentro con el Seor Jess.Tambin dentro del Nuevo Testamento se efecta como proceso teolgico una comprensin reinterpretadorade las interpretaciones cristianas originarias, porque el Sitzim Leben de la Iglesia primitiva se desplaza progresivamente. Es caracterstico para la importancia de cada contexto vital como situacin hermenutica la diferencia queaparece entre la traduccin griega, los LXX y los textoshebreos ms antiguos. Tenemos aqu en dos textos diversos, lo que en la historia de las tradiciones sinpticasslo puede exponerse mediante la comparacin y el anlisis de los tres evangelios sinpticos: logia antiguos, normativos, dilogos y textos son interpretados en un nuevoSitz im Leben y a partir de l. Es un hecho hermenuticocomn, umversalmente humano, que se realiza en la vidade la Iglesia. Sin embargo, el kerygma escatolgico deCristo representa para el cristiano una situacin perma-

    nente que ya no puede quedar superada. Por eso dichokerygma desempea el papel de norma permanente paratoda interpretacin creyente, acomodada a los tiempos,de la Biblia: la identidad de fe ha de quedar salvaguardada dentro de la nueva interpretacin cristiana.El resultado del anlisis anterior es muy importante.La comprensin de un texto transmitido slo se efectaen su aplicacin al presente, no en una especie de interpretacin en-s o en una reconstruccin o represencia-lizacin histrica. Por tanto, entender la Biblia a la luzde la fe es distinto de lo que se llama exgesis. (Todavano veo completamente clara la diferencia entre comentario bblico y comprensin teolgica). Cuando se quiereque una antigua verdad permanezca de acuerdo con suintencin originaria debe ser formulada a partir del presente e interpretada de manera distinta. En el logion deJess: el hombre no puede separar lo que Dios ha unido, dice Mt 19,1-9 que el hombre no puede separarse ,por consiguiente, de su mujer. En el mbito oriental ojudo le era imposible a una mujer tomar la iniciativa deldivorcio. Sin embargo la situacin era distinta en el ambiente greco-romano: segn las costumbres helensticas,la iniciativa poda partir tambin de la mujer. Y as, paraconservar puro el sentido de este logion, esta verdad fueelaborada, actualizada, cuando lleg al nuevo ambiente.La expresin de Jess, entonces, fue: ni el hombre ni lamujer pueden divorciarse (Me 10,10-12) . En la nuevasituacin, la repeticin literal de la antigua frmula habraconstituido una flagrante mentira, ya que entonces contra el sentido profundo de la frase se habra podidoconsiderar legtima la iniciativa de divorcio que partiesede la mujer. Slo en esta aplicacin, con otras palabras,en esta reinterpretacin, qued claro que los cristianoshaban entendido rectamente la antigua verdad. Delmismo modo, la comprensin del dogma tr identino sobre

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    4 4 UTILIZACIN CATLICA DE LA HERMENUTICAla transubstanciacin no se produce en su repeticin literal, sino en una interpretacin acomodada a los tiemposy en una formulacin nueva. A consecuencia de la distancia temporal intermedia, slo se comprende un textocuando es entendido de otra forma no mejor ni peor ,distinta de como se entenda en su tiempo desde un Sitzim Leben que pertenece al pasado. En las situaciones cambiantes debe cambiar tambin la forma de comprender,de lo contrario no se entiende lo mismo.La comprensin est, pues, ntimamente ligada al texto ; ste tiene valor normativo. Pero slo lo entendemoscuando lo aplicamos al presente. La exgesis nunca puedeocupar el puesto del texto. Pero la supervivencia histrica de la transmisin (del texto) consiste en una apropiacin necesariamente nueva. Porque ningn texto nos interpela ni nos dice nada si no se sirve de un lenguaje quenos resulte comprensible. El pasado es ininteligible si noencarnamos su sentido en nuestra existencia vital de hoy;de lo contrario no captamos lo que el pasado quiere decirnos realmente. Sin embargo, el hecho de que en la interpretacin de un texto antiguo desempee un papel insustituible la forma actual de comprendernos, no quieredecir que debamos sumergirnos primero en el pasadohasta entenderlo para despus, en segunda instancia, traducir los resultados a los modos de expresin de nuestraforma actual de comprendernos. Ambas fases marchanjuntas y precisamente en esto se efecta el proceso deinteleccin.

    Por consiguiente, la tarea de la interpretacin consisteen encontrar el lenguaje exacto en el que se exprese eltexto mismo, ya que no existe ninguna interpretacin en--s que sea vlida para todos los tiempos. En el presente,y a partir de l, llega el texto transmitido a su plenitudinterna. Por tanto, la productividad creadora y el vincu-lamiento a la tradicin toman parte igualmente en el pro-

    ceso de entender; porque el intrprete, en la aplicacin alpresente, no es libre ante el texto transmitido y su significado, sino que est ligado a ellos. Por eso puede decirseque la interpretacin interpreta la tradicin de modo fundamentalmente dist into a lo que piden los textos. Aquno basta la distincin de Bultmann entre lo dicho y loque se quiere decir. Porque lo que el autor quiere decirha de estar expresado de algn modo en el texto, aunqueeste modo sea muy insuficiente. Pero este sentido quese pretende (gemeinte Sinn) est incluido en un sentidoque an hay que descubrir (desconocido incluso por elautor) , que permanece oculto en lo expresado, que se esconde implcitamente en todo lo que se expresa juntamente en ese querer decir (meinen) y decir (sagen)y se delata, se manifiesta, sin que temticamente se hayapretendido decir . Pienso, por ejemplo, en el libro en elque J . B. Metz 36 analiza la forma del pensamiento filosfico y teolgico de santo Toms: un dato que exista realmente en los textos de santo Toms, sin que ste hubiesesido temticamente consciente de ello. Slo a la luz delpresente pueden manifestar los textos de Toms este sentido objetivo que fue desconocido durante siglos. Ademsde los aspectos dados existe siempre y fundamentalmentelo impensado (das Unbedachte), lo que hace pensar,pero que nunca es pensado. Lo impensado es el regalosupremo que puede hacer un pensamiento ".

    Partiendo de los textos mismos, la interpretacin sepregunta a travs de los textos y de su sentido porla realidad que, voluntaria o involuntariamente, se testimonia en ellos38 . Qu dicen los textos y de qu realidad30 Christliche Anthropozentrik. Mnch .n 1962 .w M . HEIDEGGER, Was heisst Denken? Tbingen 1954, 72; vase tamb i n : F . WIPI - INGER, IVahrheit und Geschichtlichkeit. Freiburg 1961 .> H.-G. GADAMEE, O. C, 318-319. Tambin santo Toms, en sus comentarios a Aristteles , principalmente a Peri hermcneias, nos ofrece val iosos principios hermenuticos . La propia relacin vi tal con la verdad desem-

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    dan testimonio? Aunque estas dos preguntas no son separables entre s , no por eso son completamente idnticas.Lo que es dicho es ya una interpretacin de la realidad.Por consiguiente, la nueva interpretacin se muestra necesaria en cualquier sitio donde a la vista de lo inmediatamente dicho surgen inquietudes y dudas, o un sentimiento de extraeza ocasionado por la distancia temporal que nos separa de estos textos (por lo dems, esto noquiere decir que quede interrumpida la relacin vital conla realidad expresada en ellos). Lo incomprensible deltexto pide un entender reinterpretador. En definitiva, her-meneia significa literalmente traducir algo que nos llegaen una lengua extraa. Por medio de la traduccin queremos apropiarnos del sentido de eso que nos ha llegadoen una lengua extraa. El fundamento hermenutico deesto es nuestra propia relacin vital con la misma cosao realidad que es expresada en el texto, y la comprensinprevia que ya se da en esa relacin vital.Esto es vlido para todo entender, trtese de la Bibliao de cualquier concilio. Bultmann lo ha observado justamente. La teologa catlica ve en ello un elemento esencialmente estructural de la llamada evolucin de los dogmas. En efecto, lo que a nosotros se nos transmite enprimer lugar no es una doctrina como la de la eucarista sino la realidad eucarstica misma: celebramos laeucarista dentro de nuestra actual perspectiva cristiana.Estamos existencialmente inmersos en ella y, partiendode la celebracin de la comprensin previa que se da enella, interrogamos a los antiguos textos eucarsticos de laBiblia, del tridentino, etc. , que dan testimonio de la mis-pea fundamentalmente en su opinin un papel en la interpretacin deun texto en el que se hace hablar a la verdad. Gadamer, que en su hermenutica (como Fuchs y otros) t iene orientacin griega, habra podido encontrar aqu (y en otros comentarios de santo Toms) una mult i tud demater i a l hermenu t i co .

    ma realidad. En esto no hay que olvidar que tal pre-inte-leccin es intrnsecam ente cristiana y se halla en el m bitode la fe. Por eso, entender la Biblia y entender el tridentino significa siempre un syn-theologein: hacer hablar a larealidad salvfica a travs del dilogo con el otro, presenteen persona o en un documento. La verdad slo resplandece en la intersubjetividad. El que esto se realice en dilogo con una persona viva o con un texto de tiempos muypretritos no constituye una diferencia esencial. Inclusopor motivos puramente hermenuticos, mi comprendercreyente actual no puede prescindir , por tanto, del dilogo con la sagrada Escritura y con toda la tradicin de fe.Quien desea pensar de manera solipsista, a partir de supropia experiencia actual de la existencia, desconoce lacondition humaine incluso en su ser creyente; cierra laspuertas que dan acceso al reino de la verdad. La libertadhumana no se halla en un espacio vaco; se encuentra enuna tradicin y est vinculada al tiempo. Con razn afirma Bultmann, siguiendo a Heidegger, que la libertad seejercita en el presente con la mirada puesta en el futuro.Pero el pasado, aunque es irrepetible en su facticidad, incluye tambin un elemento que excede a esta facticidad.El presente es el futuro q ue se realiza aho ra de loque en el pasado fue una vez presente. El pasado poseeuna dimensin futura que le es propia. A la luz de lahermenutica de la facticidad de Heidegger surgenpuntos de vista inesperados de la antigua problemticasobre el sensus litteralis y el sensus plenior de la Escritura, igual que del problema ecumnico de las relacionesentre el dogma (en sentido catlico) y la Escritura. Se trata del futuro de la Escritura. En el presente y el futurose le comunica al pasado, a travs de nuestra libertad,la plenitud de su autntico sentido. A la luz del presente, el pasado volver a exponerse a s mism o, pero siempre de forma distinta. Adems, el presente no es slo la

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    dimensin futura propia del pasado, sino tambin, como todo t iempo humano, un kairos de la benevolencia divina.2. Presente y pasado en el horizontede la promesa

    La hermenutica de la historia no se cierra con la exposicin anterior. La unilateralidad de la nueva hermenutica, que slo se deja inspirar por la hermeneia delas ciencias del espritu, aparece en su conviccin contrapuesta. Por eso resulta de esa hermenutica una ciertadesfiguracin, precisamente en sus afirmaciones positivas.La nueva hermenutica, sobre todo la de Bultmanny Gadamer , es , pues, unilateral porque se pregunta antetodo por las posibilidades de la existencia humana queya han sido expresadas. No se plantea la pregunta msimportante desde el punto de vista bblico: la que se refiere a las posibilidades futuras, a la realidad nueva inex-presada. Queda sin mencionar el primado bblico del futuro (superior al del presente y del pasado). Ya Pannen-berg 3 9 y Mol tmann4 0 han protestado con razn contraesto. Porque toda interpretacin del pasado a la luz delpresente permanece abierta al futuro, que sin embargo nodebe ser interpretado, sino hecho, y ha de llevar a caboalgo nuevo. Todo dogma debe ser introducido en un horizonte futuro. Esto tiene consecuencias para nuestra concepcin del dogma, pues la verdad se convierte en algoque todava se encuentra en el futuro, mientras su contenido ya realizado se manifiesta esencialmente como pro-

    " W . PANN-EKBEHG, Hermeneutik und Universalgeschichte: Z T h K 6 o(1963) 101 s . , principa lmen te 116.40 J. MOLTMAIN, Teologa de la esperanza. Sgneme, Salamanca iQ'ia,353-393-

    mesa. El presente, que es horizonte de interpretacin delpasado, hay que situarlo en un horizonte de promesa;de lo contrario, se interpreta falsamente el pasado. En definitiva, se trata de poner en marcha al presente y al pasado, orientndolos hacia una nueva realidad, hacia lo queha de venir . El dogma se convierte entonces en proclamacin de la realizacin histrica de la promesa divina que,por su misma esencia, implica la apertura a realizacionesfuturas, histricamente nuevas* 1.En efecto, todos los testimonios bblicos estn orientados a un cumplimiento futuro de la promesa divina,cuya historia narran en la fe. Si se quiere entender la Biblia no hay que dirigir la mirada hacia ella, sino cogerlaen nuestras manos para contemplar el futuro que se nosha encomendado hacer: hacer, pero tambin encomendado. Lo que Bultmann llama el hacia dnde (Worauf-hin) de la interpretacin bblica, no puede ser lo que lentiende bajo este trmino, sino que debe significar: laortodoxia (la recta interpretacin de la promesa, en cuantoque ya se ha realizado en el pasado) como fundamentode la ortopraxis, por la cual la promesa se realiza en nuestro nuevo futuro. Slo en la accin puede llegar la interpretacin ortodoxa a su plenitud interna. La nueva hermenutica ha perdido de vista el hecho de que lo traditumno consiste simplemente en un texto o en las posibilidadesexistenciales expresadas en l; es ms que un depositumcerrado a partir del cual puede sacarse lo nuevo a la luzdel presente. Sin duda existe un depositum fidei, pero sucontenido, a causa de la promesa ya realizada en Cristo realizada, pero que no obstante sigue siendo verdadera promesa, sigue siendo promesa para nosotros, demodo que la interpretacin se transforma en una herme-

    41 Con vaci lacin ha dicho ya esto mismo W. KASPER, Dogma y palabra de Dios. Mensajero , Bilbao 1968..

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    nutica de la praxis* 2 . La Biblia nos recuerda la fidelidadde Dios en el pasado para despertar nuestra confianza enla fidelidad de Dios en el futuro. Lo que ha sucedido en elpasado posee un valor cannico para la comunidad delos fieles orientada hacia el futuro. Dios ser en el futurolo que fue y lo que es: siempre inesperadamente nuevo.Desde Bultmann, el puesto predominante en la nuevahermenutica no lo tiene el futuro sino el presente, estepequeo punto. Historia e interpretacin parecen correrincansables hacia nuestro presente, que es consideradocomo el eschaton de todo sentido y como el principiohermenutico verdadero, determinante. Esta hermenuticadesescatologiza la historia al .elevar el presente a la categora de eschaton. De esta forma se destruye toda tensin hacia un futuro, en el que an es posible una autntica historia salvfica y en el que se siga realizando la promesa; o la historia se convierte en la compaera paradjica de la vida cristiana: la existencia cristiana es entoncesacabamiento de la historia humana, una forma escato-lgica de existencia en la histor ia humana, que continaciertamente, pero no redimida como historia. As, laexistencia autntica es separada tanto de la naturalezacomo de la historia.Me parece que ste es uno de los errores fundamentales de la interpretacin ex-sistencial de la Biblia; seha unido demasiado unilateralmente a la hermenutica delas ciencias del espritu, error fundamental que se da tambin en Gadamer. Y no obstante, quien tiene la palabradefinitiva no es la interpretacin sino la ortopraxis, el quetodo sea renovado a impulsos de la promesa divina. Se

    43 Gadamer, que segua un camino acertado cuando vea en la hermenutica jurdica una significacin ejemplar para toda hermenutica C307-323), no ut iKz esta perspect iva para exponer s implemente el ncleo de lanica hermenutica con la que un telogo, en l t ima instancia, puede t rabajar: la hermenutica del actuar en la fe, basndose en la promesa de Dios .Aqu ofrecemos tan slo una perspect iva que esperamos poder desarrol larms en otra parte.

    trata de estar orientado s, a partir de la anamnesis y en unaaccin creyente, hacia la gracia del futuro, y as hacer verdadero el dogma. Porque la confesin y el dogma anuncian el mensaje de un futuro que debe realizarse en laesperanza y que, por tanto, no es slo objeto de contemplacin sino tarea que hay que realizar. Slo en esta realizacin histrica es interpretado el dogma autnticamente y, gracias a la promesa divina, se garantiza la identidadde fe a lo largo de la historia. Porque el objeto de la fe esDios, y l es en Cristo el futuro del hombre.

    3. La permanencia en el presente,pasado y futuroPor ltimo, la hermenutica de la historia tiene untercer aspecto. Otro defecto fundamental de la nuevahermenutica (no slo de la escuela pos-bultmanniana ydel filsofo Gadamer, sino tambin de Pannenberg y Molt-mann) consiste, a mi parecer, en que ha perdido de vistaotro aspecto decisivo de la temporalidad del hombre: asaber, que nuestra historicidad no es pura temporalidadvivida, sino tambin, simultneamente, conciencia del

    tiempo. Esta conciencia del tiempo, que es por esenciatematizable, significa en cierto sentido un salir de la temporalidad, al menos de la temporalidad vivida. No de forma que nos desprendamos en cierto modo del tiempo ypodamos captar la verdad con una conscience survolante aunque de resplandor muy ten ue , en apariencia,para garantizar as la identidad de fe. Ni siquiera esto sele permite al hombre histrico en la tierra. Lo que estosignifica es que en nuestro ser temporal surge una aperturaverdadera, algo as como un momento transhistrico(la expresin es demasiado fuerte) , aunque no puede ser

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    definida o expuesta positivamente. El pasado se halla enel presente de camino hacia el futuro, que despus, pasando por el presente, vuelve de nuevo al pasado: estatrayectoria conduce de la interpretacin a la accin y ala nueva interpretacin. En este devenir fluyente, dichode otra forma, en este desarrollo de la tradiccin, radicaun aspecto de la estabilidad, una autoidentidad dinmica,que no puede ser captada con palabras en s y por s .En la nueva interpretacin, la perspectiva de la fe,atemtica en s y no tematizable, da un rodeo (a travsdel momento interpretativo del acto de fe) , pero puedeser captada con palabras y puesta a luz en cierto modo,sindole as posible convertirse en una fuerza al serviciode la accin creyente orientada hacia el futuro. Aplicandola idea de Heidegger a la teologa podemos decir: la comprensin de la fe es posible si somos obedientes a lasvoces silenciosas del ser 4 3 . Porque la revelacin es, primariamente, una realidad viva que viene hacia nosotros.La comprensin creyente es dar una respuesta a una llamada objetiva o real; no una pura descripcin de la existencia ni tampoco un proyecto futuro puramente humano.Entonces, nuestra fe, en cuanto a su contenido, sersiempre un hacer-como-si? Nuestra fe, en cuanto a sucontenido, estar siempre condicionada y ser hipottica?Tal actitud sera humana. Pero no aceptara realmente lacondicin h umana . U no no querr a vivir en el presente ,por de pronto porque sabe que existe un futuro que serdist into. Frente a tal desconocimiento de nuestra temporalidad declaramos nosotros que no existen frmulas defe que se mantengan en todos los tiempos como tales,que sean vlidas y tengan vitalidad en todos los tiempos.Relativismo? De ningn modo. Sino permanecer histricamente en la nica fe. Lo absoluto, lo que sirve de

    * s M . HEIDEGGER, Was ist Metaphysikf F r a n k f u r t 7 1955, S -

    norma interna a nuestra fe, eso no lo poseemos de manera absoluta, sino tan slo de manera histrica. Como peregrinos que se hallan en camino, vivimos histricamenteen lo absoluto, orientados hacia lo absoluto, porque loabsoluto nos abarca en su gracia, pero sin que nosotrosseamos capaces de abarcarlo a l. Por tanto, la fe notendr ningn contenido preciso? S que