SEGUNDO PASILLOSEPTIMA HABITACIÓN

La Mazmorra de tu Alma

Estas ubicado en el patio de tu castillo, visualízate cruzándolo en dirección a un rincón muy, muy oscuro en el que se alza una pesada puerta de plomo… Reza una oración que te de paz y armonía y ábrete a la experiencia de penetrar en la sombra de este lugar.

Abre esa pesada puerta de plomo y verás en la penumbra unas húmedas escaleras de piedra… escuchas las goteras, percibes el lugar maloliente.

Baja por esas escaleras, escalón por escalón, uno tras otro, con cuidado para no resbalar y mientras desciendes, el ambiente se pone cada vez más y más oscuro, se hace más frío, más húmedo y más denso.

Te encuentras ahora en el calabozo de tu castillo.

Conforme vas avanzando verás que hay celdas para prisioneros a lo largo de las paredes. En estas celdas se encuentran encerradas todas aquellas personas a las que no puedes perdonar o contra quienes guardas algún resentimiento, rencor o a las que deseas algún mal.

En una están los padres a los que no puedes perdonar, en otra el socio que te engañó y hacia quién aún tienes rencor; en otra un ex cónyuge o un amigo que te traicionó.

A veces las personas de ese calabozo son torturadas por el poder y la negatividad de tus recuerdos, porque los pensamientos, al igual que las oraciones, viajan. No cabe duda de que algunos de tus prisioneros también te tienen encerrado a ti es sus respectivos calabozos.

¿Por qué tienes prisioneros? Investiga junto con tu alma y, como siempre, anota los resultados en tu cuaderno.

Por lo general la respuesta es que tenemos personas o cosas prisioneras porque opinamos que aún no han recibido suficiente castigo por el daño que nos hicieron.

Tú debes recibir lo que te corresponde, todavía estas convencido, o al menos eso te dices a ti mismo, de que tienes derecho a cobrarte una justa venganza.

Tu alma no es, por naturaleza, guardiana de prisiones. Ella te diría: “No encierres traumas ni cólera dentro de mí. No encierres en mi imágenes de venganza creyéndote moralmente superior. No intentes justificarte compadeciéndote de ti mismo y proclamando tu inocencia. Las cosas ocurren por motivos que tu razón no puede alcanzar a entender. Tu reto consiste en desarrollar la fuerza necesaria para aceptarlas tal como suceden. Aprende de ellas y sigue adelante. Tú no eres el Gran Verdugo”

Imagínate a ti mismo en las prisiones del castillo de otra u otras personas, eso es razón más que suficiente para dejar en libertad a todos los prisioneros que tienes encerrados en la mazmorra de tu castillo

Trabajo para el alma:

Estas recorriendo tu calabozo en compañía de tu alma.

Platica con cada prisionero. Uno por uno. Recuerda por qué y cuánto tiempo lleva prisionero encerrado en tu cárcel.Lo que intentas, es descubrir tu necesidad de venganza y justicia personal, así como los obstáculos que te impiden perdonar.

Escoge dos o tres celdas y platica con los prisioneros, uno por uno

No justifiques tus motivos para la venganza con frases como: “simplemente necesito zanjar este asunto” Zanjar suele ser una manera suave de decir: “simplemente necesito disparar la última bala, necesito hacer daño a esta persona y con eso, daré por resuelto este asunto”

Revisa el tipo de energía, pensamientos y emociones que has generado con el paso del tiempo en el interior de tu alma a consecuencia de tener encerrada a esta persona en tu mazmorra.

¿Qué necesitas de cada una de ellas para poder dejarlas en libertad?

Se sincero

¿Necesitas humillarla o hacerle daño?¿Necesitas castigarla por el daño que te causó?

¿Qué necesitas para liberar a estas personas?

Si estas esperando que ellas reconozcan que te hicieron daño, caben muchas probabilidades de que eso no ocurra nunca.

Aquí llegamos a un punto en el que tú tienes que relajarte y… perdonar

Puedes iniciar una plegaria diciendo:

“Ayúdame a perdonar, porque no quiero perdonar. Me siento con derecho a estar enojado, furioso aunque la ira me este matando a mí en lugar de a ellos.

Y la verdad es que a ninguno le importa que yo esté furioso. Me está destrozando la vida a mí, no a ellos.

Deseo castigar a alguien, así que castigo a los seres queridos que me rodean, a personas inocentes que jamás me han hecho daño, porque es mi manera de castigarlos a ellos.

Así que en realidad no quiero perdonar, porque pienso que entonces me olvidaré de todo mi dolor y eso resulta muy injusto.

Pero ¿qué es justo? No hay ningún dolor que sea justo

Pero lo que yo pienso es que la justicia debe girar en torno a mí, a mi verdad, a mi pensamiento, a mis creencias. Yo sé lo que es justo y lo que es injusto, yo y solo yo.

Ayúdame a perdonar, a una persona cada vez. Quiero empezar con… (Di su nombre)”

Esta es una forma de empezar. A partir de aquí, continúa hasta haber vaciado tu mazmorra entera. Te damos unos minutos para que avances lo más que sea posible en este momento.

Cada vez que añadas nuevos prisioneros, tendrás que hacerle otra visita a este tenebroso lugar.

Por lo pronto, da las gracias a tu alma por haberte guiado, orientado e informado acerca de tus prisioneros y las causas por las cuales los tenías encerrados ahí

Sal ahora de este frío, húmedo y lúgubre lugar y dirígete al patio de tu castillo.

Ahora ve a la puerta por la que entraste y prepárate a salir repitiendo en voz alta tu oración:

Soy un canal para la graciaAl abandonar mi castillo

La gracia me rodea y me protegeEntro nuevamente en mi vidaCon la bendición de DiosY permanezco abiertoA los consejosQue pueda darme mi alma