SEMANA SANTA DE EL BONILLO Santa El Bonillo.pdf · 2018-12-03 · toque renacentista en su...
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SEMANA SANTA
DE
EL BONILLO
Ayuntamiento de El Bonillo Área de Turismo
Las primeras manifestaciones procesionales que identifican a El Bonillo surgen a
finales del siglo XV, con una dimensión natural que llevará a su proliferación en los albores
del XVI. La iglesia asistirá así a la devoción y la fe que, Concilio de Trento arriba, establece
la necesidad de oración y adoración de la iconografía representativa de la muerte y
resurrección de Cristo.
Bien es cierto que durante el período que establece el siglo XIX la disminución de
cofradías es notable. Aún así la historia apoya una manifestación pública que en el Bonillo
pesa de manera notable entre sus vecinos y vecinas.
Para que tengamos una idea real del compromiso social de El Bonillo con su
Semana Santa, podemos decir que la primera cofradía que se conoce surge, con el nombre
de La Vera Cruz, tomado el relevo por la de Jesús el Nazareno en el siglo XVI, con un
claro exponente asistencial entre los hermanos que la componían.
En cualquier caso la historia muestra algo que pertenece, con mayor importancia,
al carácter procesional del pueblo: La ubicación actual de El Bonillo tiene un carácter de
procesión al calvario con el fin de elevar a la población para evitar enfermedades que
podrían diezmarlos. Esta ascensión en la salvación podría ser metáfora del compromiso de
sus habitantes con la idea que la iglesia, algunos años después, instauró en su marca
devocional. Actualmente, los que han estudiado la implantación de la Semana Santa en El
Bonillo manifiestan la importancia de su ubicación en los argumentos que defienden para
poner en valor su carácter.
Pero desde el punto de vista que marca la
actualidad debemos desta-car su carácter de Acon-
tecimiento de Interés Tu-rístico Regional, que le
fue concedido en el año 2011. Podemos decir que
son muchas las cofradías que participan, de manera
importante, en la Semana Santa. Una muy
numerosa participación sirve para decir que El
Bonillo sale a la calle a participar de su Semana de
Pasión, una participación que supera las mil
personas diarias en el acto de procesionar, de un
total de tres mil habitantes, que constituye un
movimiento vecinal de suma importancia.
Destaca también por su relevancia que de las siete cofradías, cada una con sus más
de cien componentes, que participan en la celebración. De estas siete hermandades, cuatro
procesionan con sus pasos a andas o a costal (Armaos, Jesús del Huerto, Jesús Nazareno
y Jesús de Medinaceli).
Una de ellas, la Cofradía de Jesús de Medinaceli, conocida como “las nazarenas”
está compuesta solo por mujeres tanto en la banda como las costaleras. El resto, excepto
una (Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores), también procesión con banda de cornetas
y tambores, que ilustran la pasión por el tambor y la corneta en una aproximación al dolor
y la fe en Cristo.
La Cofradía de los Armados, o
“armaos” como se le conoce
popularmente, data su creación en el siglo
XVI, en estas primeras incursiones a las
que más arriba aludíamos, con un claro
toque renacentista en su vestimenta que
los integra en el propósito cultural que los
cofrades defienden. Acompaña a la
cofradía, algo que veremos como un poso
de tradición también en sus procesiones,
una banda de cornetas y tambores que se
caracteriza por dar nombre a la primera
corneta y el primer tambor que
procesionaron por las calles de El Bonillo.
La Hermandad de la Caída de
Jesús es una cofradía joven en su
conjunto, tanto por la edad de los
cofrades como por su creación, en los
albores de los años 90. La de Ntra. Sra. de
los Dolores, la de Jesús del huerto y Santo Sepulcro, la de Jesús de Medinaceli, conocida
como la de las “nazarenas”, la de Jesús El Nazareno, y la de San Juan Evangelista, componen
el grueso de la participación en la Semana
Santa bonillera. Entre las distintas
cofradías, y sumando el número de
cofrades que las componen, podemos
hablar de una excelente participación
vecinal dentro de los días dedicados a la
pasión y muerte de Cristo, y en la
continuidad de su trabajo a lo largo de todo
el año, que realizan de forma totalmente
altruista, tanto los costaleros como los
integrantes de las bandas.
Si tenemos que destacar alguna
particularidad, de las muchas encontradas,
en las tallas que procesionan, diremos que
la imagen de Jesús de Medinaceli
constituye un hito dentro de la pasión y la
calidad propia de las tallas semana santeras. Mención aparte merece la talla de Jesús
Nazareno, a la que acompañan la hondura y la historia de la cofradía del mismo nombre,
fechada en 1782 y realizada por las excelentes manos de Juan Antonio de Rivas, la Soledad
de Vicente Tena así como la talla del Santo Sepulcro y una imagen de la DOLOROSA
que conserva el rostro y una mano tallados por Salcillo, siendo el resto restaurado con
posterioridad. Los emblemas que acompañan a cada cofradía, distinción que le dan
nombre, son también elementos para el deleite. Los bordados y la simbología que destacan
es una de las razones que dota al ambiente pasional de verdadero arte.
La dimensión popular de la Semana Santa de El Bonillo es un referente de atracción
turística de primer orden.
Desde la puerta de la Iglesia
Parroquial hasta la picota
(antiguo royo de ejecución) la
maravillosa esencia de la
devoción palpita por cada calle,
cada esquina, cada casa, en este
tiempo, engalanadas con los
símbolos de su cofradía.
Antes aludíamos a la
participación de todo un
pueblo en la consecución de su
Semana de la Pasión para dar a entender que el visitante identifica el fervor procesional
con la amabilidad y el acogimiento de sus gentes. Los pasos llevados en andas, constituyen
el armazón de cada talla, están profusamente decorados por los cofrades, dando colorido
de pasión, no sólo a las tallas que procesionan, sino también al pueblo entero. Ocho
procesiones van jalonando los espacios de culto que El Bonillo plantea en su Semana Santa,
ocho hitos que describen el movimiento ciudadano con singular predilección por la
tradición, la memoria, la historia.
En este contexto de fervor, surgen espontáneos los cantos de saetas y la noche del
viernes en la procesión del santo entierro aparecen las manolas, tradicional figura de la
semana santa, que representan a las
mujeres de luto que lloran la muerte y
celebran la resurrección de Cristo y que se
encargan año tras año de mantener la
tradición de la mantilla y la peineta,
elementos típicos de la indumentaria
festiva femenina
En el año 2017 El Bonillo celebra
los 235 años del culto procesional. La
celebración plantea el carácter de camino,
que acompañando al Nazareno, viene
erigiendo a sus vecinos y vecinas en
devotos de la pasión y muerte de Cristo.
Los 235 años han servido, además de para poner hitos en el desarrollo cultural, para
establecer las bases teóricas de lo que ha significado y significa la Semana Santa, para recrear
las características propias de su celebración, para dimensionar el trabajo desinteresado de
todo un pueblo en torno a su semana de la pasión, para describir rutas de futuro.
La música hilada por las bandas de música que acompañan los pasos, descubren al
visitante el compromiso del tambor y la corneta con la devoción, y que cuentan como
antecedente más antiguo con el de los ministriles del siglo XVI.
Para dar entidad a estas interpretaciones musicales, el municipio cuenta con un
Certamen de Bandas que propone a quien asiste un declarado interés por su Semana
Santa, pero también un signo inequívoco de tradición e historia. Este Certamen, con trece
ediciones en el año 2017, singular dentro de la comarca, concluye con un trabajo de
sensibilidad por las Bandas de Cornetas y tambores que, no sólo las propias de la localidad
sino también otras de marcada calidad nacional, aportan un elemento de realce a los
preparativos de la Semana de Pasión. La importancia del Certamen al que aludimos es
grande, no sólo por la repercusión del carácter nacional al que me referí más arriba, sino
porque siembra la simiente para recoger el fruto de la tradición. Todo este trabajo sitúa a
El Bonillo como localidad referente en el mundo de las Bandas de Cornetas y Tambores.
Debemos destacar el compromiso de sus instituciones eclesiásticas y civiles en este
aspecto, recorrer los espacios en los que la resurrección y muerte de Cristo tiene lugar,
asistir al trabajo de sus cofrades con la complicidad de ser uno más de ellos, trasportarse a
la historia de un pueblo, de una vocación, de la pasión, y hacerlo de la mano de un bonillero
o una bonillera. Empezar a sentir la Semana Santa de El Bonillo es empezar a dar cuenta
de la fuerza, la ilusión, el amor a la historia de un municipio vivo, comprometido con los
suyos, adelantado a su tiempo.
El Bonillo parte de la hospitalidad al que lo visita para descansar en el amor a Cristo en las
fechas que marcan la celebración de su Semana Santa. El compromiso es seguir caminando
hacia un horizonte de calidad turística que ya se inició al tiempo de los primeros pasos de
aquella cofradía de la Vera Cruz en los años finales del siglo XV.
Se está haciendo un trabajo excepcional para distribuir el contenido de nuestra Semana
Santa allí donde exista un ser humano interesado en ella, la difusión de nuestra tradición
ha hecho posible que pongamos nuestro esfuerzo en televisar buena parte de las
procesiones, amplificar el contenido visual de las mismas para que disfruten los que nos
sigan a través de Internet y las nuevas tecnologías, con las cámaras Web instaladas en la
plaza mayor centro neurálgico de la localidad y desde donde parten todas las procesiones,
para recoger aquello que El Bonillo va entregando en su Semana Santa.
El rojo, el verde, el azul de las túnicas, el silencio y la fuerza de los tambores, las calles
elevando hacia el cielo los tronos de las tallas, los Bonilleros viviendo la Pasión de la Semana
Santa, la noche y la mañana de los días de Gloria, todo hace necesario que la fuerza regional
que anima a las gentes a visitarnos se detenga en El Bonillo para saber que llevamos con
trabajo y orgullo nuestras tradiciones, que las hacemos necesarias y vivas, que las ponemos
al servicio del mundo.